Reseña. La mirada de los gallinazos. Cuerpo, fiesta y mercancia en el imaginario sobre Lima (1649-1895)

July 22, 2017 | Autor: Daniel Carrillo Jara | Categoría: Cultural History, Cultural Studies, Peruvian History, Reseñas
Share Embed


Descripción

arcel Velázquez Castro, uno de los mayores especialistas en la literatura peruana del siglo XIX, es un reconocido crítico literario cuyo trabajo de investigación ha sido reconocido con el Premio Nacional de Ensayo Federico Villarreal (2001) y el Primer Premio del Concurso Nacional de Ensayo Jorge Basadre Grohmann (2004). Es autor de El revés del marfil. Nacionalidad, etnicidad, modernidad y género en la literatura peruana (2002) y Las máscaras de la representación. El sujeto esclavista y las rutas del racismo en el Perú (1775-1895) (2005). Su último libro, La mirada de los gallinazos. Cuerpo, fiesta y mercancía en el imaginario sobre Lima (1649-1895), analiza desde el campo de la literatura y los estudios culturales las diferentes formas de representación que se han hecho de la ciudad de Lima. Constituye así un importante aporte no solo en los campos ya mencionados, sino también una contribución a los estudios históricos en el Perú. En el primer capítulo se traza el marco conceptual que guiará el análisis en los siguientes capítulos, y se propone la categoría que engloba la mirada del sujeto letrado hacia la ciudad de Lima: el gallinazo. El empleo de esta metáfora radica en dos razones: a) La mirada vigilante del ave, que vuela por encima de la ciudad en busca de comida, se emparenta con el lugar –siempre superior o por encima– desde el cual el sujeto letrado enuncia su discurso sobre Lima, y b) La comida que el ave busca –la carroña, las excrecencias, aquello que la ciudad desechase vincula con el propósito del sujeto letrado, ya que la escritura sobre Lima se afana en semantizarla, o lo que es lo mismo, en normar y ordenar la ciudad (criticando, violentando o excluyendo el exceso de sentido: la homosexualidad, la infidelidad, el despilfarro, etc.). En este apartado también se propone que los discursos sobre Lima son claramente utópicos, debido a que buscan construir en el significado una ciudad que no existe aún como realidad material. El análisis del Diario de Lima, iniciado por el sarLIBROS & ARTES Página 28

Cuerpo, fiesta y mercancía en el imaginario sobre Lima (1649-1895).*

LA MIRADA DE LOS GALLINAZOS Daniel Carrillo Jara gento Josephe de Mugaburu y continuado por su hijo –el clérigo Francisco de Mugaburu–, constituye el eje del segundo capítulo. El tiempo abarcado por el diario, de 1640 a 1694, permite reconocer la dinámica social –con clara influencia barroca– en los tiempos de la Colonia; así, Velázquez afirma que esa dinámica se caracteriza por la profunda influencia religiosa, la importancia del espectáculo en la sociedad y las claras divisiones estamentales. El catolicismo puede considerarse como el principio articulador del mundo colonial, ya que las fiestas religiosas funcionaban como elemento cohesionador de la sociedad; sin embargo, también marcaban claramente las jerarquías sociales (de esta manera, se pretendía perennizar el origen étnico vinculado a un determinado lugar simbólico dentro del entramado social). Por otro lado, la importancia del espectáculo no solo es evidente en las fiestas religiosas, también puede apreciarse en el hecho de que los castigos penales devenían en montajes escénicos en las plazas públicas. Luego de analizar la configuración de Lima durante el periodo barroco de la colonia, los dos siguientes apartados del libro se centran en el proyecto ilustrado. En el tercer capítulo, el análisis de diversos textos, especialmente Noticias secretas de América (1747), escrito por Jorge Juan y Antonio de Ulloa, revela que el sujeto ilustrado busca no solo clasificar la diversidad racial, también pretende ordenar y administrar la ciudad mediante su división en unidades administrativas (ambas estrategias deben ser entendidas

como una clara voluntad de control sobre Lima). En el Mercurio Peruano, este sujeto también puede configurarse como un héroe sociocultural: busca el progreso y trabaja fervorosamente por el bien de la comunidad, por lo tanto, necesariamente se liga al trabajo de Estado. Para Velázquez, esta conjunción de ciencia y política constituye la base del proceso civilizatorio que tiene como paradigma la so-

ciedad europea y que condena la inclusión de lo popular urbano (especialmente evidente en la obra de Manuel Atanasio Fuentes). Si en el apartado anterior se había estudiado cómo el proyecto ilustrado busca ordenar y normar la ciudad, en el cuarto capítulo se enfatiza cómo esa misma voluntad recae sobre el cuerpo. Para ese propósito, es importante entender el concepto de biotecnología: una estrategia que permite la representación del cuerpo del otro, pero también su sujeción a la lógica hegemónica. De esta forma, el análisis de la forma cómo se ha representado al homosexual, al jugador y a la tapada permite demostrar que estos constituyen sujetos que impiden la realización del proyecto ilustrado. Por otro lado, los costumbristas (Pardo y Aliaga, Asencio Segura, Rojas y Cañas,

Fuentes) expresan la crítica ante diversos elementos que frustran el ordenamiento de la ciudad desde la escritura: los carnavales, los lectores disminuidos en calidad y número, la homosexualidad, etc. El quinto capítulo se interesa por el análisis de las formas de modernización en los primeros años de la república. Se examina, por ejemplo, las formas cómo se ha representado la lectura en dos novelas: El padre Horán de Narciso Aréstegui y Edgardo o un joven de mi generación de Luis Benjamín Cisneros. La representación del proceso femenino de lectura, en la primera novela, revela que se concibe a la mujer como una receptora pasiva, y cuya lectura debe ser reglamentada y encauzada por el ámbito religioso; por el contrario, en la segunda de ellas, el hombre puede escoger libremente los libros que desea leer y estos colaboran en el conocimiento social e histórico, incluso lo motivan a convertirse en un agente activo de la historia. Velázquez percibe que esta oposición constituye una manifestación de la ausencia de correlación entre la modernización social de la lectura –por influencia de la novela de folletín– y la representación de la lectura en las novelas. De la misma forma, al examinar Herencia de Clorinda Matto de Turner el autor llega a la conclusión que la novela deviene en un proyecto frustrado, debido a que no logra constituir un sujeto moderno crítico, a pesar de la representación de una ciudad degrada por el capitalismo y la mercantilización en el primer capítulo. El sexto capítulo continúa con la revisión de los inconclusos proyectos de

representar la modernización social en la escritura, en este caso se centra en las figuras de Ricardo Palma y Manuel González Prada. El fracaso de la representación en las Tradiciones peruanas se manifiesta en la imposibilidad de concebir la historia como un devenir que se proyecte hacia un futuro incierto; por el contrario, la historia se construye de forma ahistórica, es decir, se la concibe como la repetición de conductas y tipos sociales a través del tiempo. Si Palma es incapaz de formalizar la modernización, González Prada la concibe como un engaño o un vacío, ya que es incapaz de dejar atrás la estructura sociocultural propia de la Colonia: se trata, por lo tanto, de una historia que no avanza, sino retrocede, negando así toda posibilidad de modernización. Además, en este último capítulo, se analizan un conjunto de avisos comerciales para demostrar que el mercado constituyó un mecanismo para ordenar y normar la sociedad, así como una forma de distinción de la clase burguesa. Por último, la elección del ensayo como género resulta fundamental: por un lado, permite que el libro sea accesible tanto para especialistas como para público no especializado. Por otro lado, permite emplear un lenguaje cuidadosamente trabajado, así como arriesgar interpretaciones acerca de los vínculos entre los textos y la sociedad. Sobre esto último, también es evidente que una de las premisas del libro es que los discursos no funcionan solo como representaciones; por el contrario, influyen en las ideas y las prácticas de los lectores: se insertan así en la dinámica social de la época. Se puede concluir luego de una lectura atenta que Marcel Velázquez concibe la labor académica de la misma forma: no solo como una visión crítica de las representaciones, también como una forma de actuar directamente sobre la dinámica social.

* Velázquez Castro, Marcel. La mirada de los gallinazos. Cuerpo, fiesta y mercancía en el imaginario sobre Lima (1649-1895). Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2013, 320 pp.

OTRAS DISQUISICIONES Víctor Hurtado Teoría de la ancianidad y la memoria A Matusalén, la crisis de la mediana edad le cayó a los 500 años, pero felizmente tenía toda otra vida por delante. Aun así, lo malo de la longevidad es que de nada nos vale dejarlo todo para después porque el después siempre nos dará alcance. Aún así, lo bueno de la longevidad es que nos dará todos los tiempos del mundo para leer las tetrapentalogías de novelas que se publican nuestros amigos, quienes también son longevos con insistencia. Aun así, lo malo de ciertas tetrapentalogías es que se componen de esos libros que llevaríamos a una isla desierta para abandonarlos allí. Volvamos a Matusalén, aunque –por alguna razón– a él no le importa esperar mucho. Según un relato bíblico (Génesis, cap. 5), Matusalén murió a los 969 años, pero Adán falleció un poco más joven pues solo llegó a los 930. Hay algo de ingenuidad en todo esto: mucho de un candor que pide a la grisácea realidad tomarse descansos en la fantasía. «Son cuentos orientales» decimos los occidentales, pero no dejamos de leer Las mil y una noches. No embargante, los Profesores de Salamanca (Biblia comentada, Biblioteca de Autores Cristianos, vol. I, pág. 125) son más realistas. Ellos nos enseñan que, por la tradición, los redactores del Génesis habían recibido solo diez nombres de patriarcas antediluvianos: desde Adán hasta Noé. Los redactores debieron alargar las existencias de los patriarcas haciéndoles el milagro póstumo de pasear sus vidas por un reincidente déjà vu. Uno se pregunta de qué terminaría hablando esa gente que ya se había contado todo en vidas que

eran adelantos de la eternidad. Como fuere, la longevidad de la imaginación hebrea era de medio minuto comparada con las vidas exageradas de los reyes babilonios antediluvianos (el diluvio no fue una superlluvia, sino la rotura de una presa natural mesopotámica). El helenista Robert Graves nos cuenta (cuenta en los dos sentidos) los años de gobierno de los reyes babilonios Damuzi y Alamar: 36.000 cada uno (Los mitos hebreos, cap. 22). Ya no hay muchos casos admirables como estos, aunque habría que esperar por las rereelecciones de Daniel Ortega.

memoria es un lienzo donde los poderosos dibujan los recuerdos de los otros; o sea, de nosotros (para la alta política, los otros somos nosotros). Sócrates ya se asustaba de que la escritura matase el arte de recordar, mas quizá solo quería decirnos que perder a los ancianos es perder mucho de la memoria; que sumarlos a la vida es alargar la nuestra. El viento entre los árboles Junto con Noé, Tagtug fue el otro único hombre que se salvó del diluvio universal y de quien descendemos cual de un árbol populoso. Moraleja: Eso de

desuso como si fuesen el sánscrito de la teología. Las leyendas de los sumerios aseguran que los dioses acordaron deshacerse de la humanidad mediante un diluvio universal. A veces, para los dioses, la humanidad es esa gente que está de más. Las leyendas no son muy confiables aunque sean leyendas, pero se presume que algunos malos pensamientos habían divertido previamente a la humanidad porque un diluvio universal no nos cae así, no más, por cualquier cosa. Es obvia la similitud de ese único diluvio con un segundo único diluvio, narrado en el Génesis,

Por su parte, en uno de sus amenos ensayos (valga la redundancia), Tagtug y el árbol del conocimiento, G. K. Chesterton señaló que los orígenes míticos de la humanidad se vinculan a los árboles. Empero, no míticamente, Charles Darwin incluyó una sola ilustración en su libro El origen de las especies: el «árbol» de la evolución y la separación de dichas especies. Así, cuando los biólogos imaginan hoy de dónde venimos los mamíferos, se ponen a pensar en las musarañas; es decir, en un mamífero parecido a las musarañas y contemporáneo de los dinosaurios. La pequeñez y la adaptación de tan sucinto abuelo nos salvaron. A la naturaleza le encanta violar la «ley» del más fuerte. Al fin, sobreviven quienes se adaptan: id est, quienes comprenden los cambios; quienes saben otear los vientos que sacuden los árboles.

Matusalén y sus hijas.

M

El libro La mente errabunda (cap. 43), del escritor y químico Isaac Asímov, resalta el valor de los ancianos en las sociedades ágrafas (faltas de escritura). En ellas, los ancianos retienen las experiencias de toda la sociedad y las transmiten mitificadas pues los recuerdos mejoran con los olvidos. Los ancianos de aquellas sociedades son hoy el periódico de ayer; son los documentos que se leen solos pues nadie sabe leer; son como la gente que memoriza libros en Fahrenheit 451, la novela de Ray Bradbury que nos asusta con el cálido horror de una sociedad que mata con fuego los libros porque una sociedad sin manijas para la

que no se puede escoger a los parientes no es cierto pues uno podría gustar más de Tagtug que de Noé –un simple civil, francamente– porque Tagtug fue después elegido un dios por los sumerios. Los sumerios vivieron en la Mesopotamia hace ya tanto tiempo, que hoy solo aparecen en las páginas sociales de The National Geographic. Los sumerios eran tan antiguos como los antiguos egipcios, pero no caminaban de perfil. A juzgar por sus autorretratos, los egipcios fundaron el tango. Volviendo a Tagtug, el mero hecho de haber sido deificado, al final no le sirvió de nada porque es hoy un dios de una de esas religiones que han caído en

aunque las leyendas sumerias son mil años más antiguas. Después del diluvio, Tagtug vivió en el paraíso terrenal, donde todos estaban sanos, no se envejecía y nadie moría. Hoy, más que paraíso, todo eso parece el programa de gobierno de un candidato derrotable. Aunque no lo parezca, los paraísos terrenales todavía existen, pero ahora se llaman fiscales. El dios Elki prohibió a Tagtug comer del árbol de la cacia, pero este desobedeció, de modo que Tagtug y toda la humanidad fuimos castigados con enfermedades y la muerte. Así lo cuenta, más o menos, el arqueólogo Samuel Kramer en su libro En el país de Sumeria (cap. V).

Hércules, confirmador de instintos Hércules tuvo doce trabajos. Si los realizó simultáneamente, se debió a las crisis económicas, que obligan a uno a desempeñar cualquier oficio, como, por ejemplo, ser actor de la clase C en películas de la serie B. Al parecer, Hércules había caído en una situación que los economistas titulan ‘pluriempleo’. El pluriempleo es el arte de estar desempleado varias veces a la vez. Los economistas son esas personas que usan expresiones arquitectónicas, como «reingeniería financiera», «techo del dólar», «ventana de oportunidad» y «nicho del mercado», de modo que, si a uno le va mal en la economía, puede probar en la arquitectura. Los ingenieros informáticos también son creativos pues hablan de los «usuarios fiLIBROS & ARTES Página 29

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.