Reseña de Nieve sobre Oaxaca de Gerardo de la Torre

Nieve sobre Oaxaca de Gerardo de la Torre Jesús Nieto Rueda

El género policiaco opera, ante todo, como artificio que sirve de estructura para exponer una visión del mundo. Los asesinatos que dan pie a la indagación en esta novela son un pretexto para presentarnos al personaje central, el profesor jubilado Alfonso Pacheco. De esta manera, De la Torre se explaya en el asunto central de su narrativa: la exploración de la naturaleza humana mediante las oscuridades y las luces del carácter, las acciones y los sueños de los entes de papel. Pacheco se nos presenta como un hombre que procura vivir su vejez con cierto idealismo. Adicto a las novelas de Henning Mankell, se ocupará de apoyar en las labores de investigación a su exalumno, el jefe de la sección de homicidios de la policía local, Samael Santiago. A menudo, Pacheco se enfrenta con el choque generacional y defiende su filiación al socialismo, así como no duda en referir la relación entre los índices de pobreza y los de criminalidad, o en establecer su punto de vista crítico ante la represión del movimiento de los maestros en 2006. La novela incurre en un ejercicio metaliterario al situar a su detective amateur en un escrutinio de la biblioteca personal de una de las víctimas, el sacristán de una parroquia de Oaxaca. Como el barbero y el cura del Quijote, Pacheco tiene ocasión de hacer algunas digresiones, mas no acerca de la novela de caballería, sino sobre los relatos de suspenso que pueblan el modesto librero del muerto. Así, el susodicho capítulo es la ocasión para exaltar las virtudes de Patricia Highsmith, Graham Greene y George Simenon. Podría afirmarse que Nieve sobre Oaxaca es una novela que reflexiona sobre su propio género. Las oscuridades que asedian el alma del profesor, como una aventura de intriga internacional que involucra a un escritor chileno exiliado en Oaxaca y a una bella filóloga, son recurrentes en sus sueños. También en el plano onírico se

cristaliza la obsesión por la muerte de su esposa. En esto, el personaje de Alfonso Pacheco recuerda, inevitablemente, otra novela del autor. Jesús de la Cruz en Muertes de Aurora (1980) no deja de revivir en sus delirium tremens la muerte de su pareja. Sin embargo, en Nieve sobre Oaxaca la muerte del ser amado se contempla desde una serenidad que sólo puede dar la mirada en retrospectiva de la vida; así como la precisión de la prosa y la manufactura tersa de la narrativa, son testimonio vivo de las cuatro décadas del autor en el oficio literario. Alfonso Pacheco ensueña el paisaje del valle oaxaqueño adornado de blanco: Caía la nieve sobre el cauce desaliñado y polvoriento del río Atoyac, sobre las verdes y maltratadas lozas de la Plaza de la Danza. Se abatía incesante sobre las cúpulas de la veintena de templos católicos de la ciudad y sobre los techos de los dos recintos evangélicos. Las calles se hallaban cubiertas por un espeso manto de nieve.

Al igual que en La escritura o la vida de Jorge Semprún, el manto albo funciona como cortina de humo del dolor de la memoria.

Nieve sobre Oaxaca, ganadora del Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos 2009, fue editada bajo el sello Literatura Mondadori en 2010.