Relación religión-política en Yucatán. De católicos a protestantes

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Relación religión-política en Yucatán. De católicos a protestantes

Ezer R. May May La Conquista de los mayas peninsulares no sólo fue política, también fue espiritual. La subyugación indígena por parte de los colonizadores no hubiera sido posible si no se sustentaba junto al dominio religioso. Por tanto, la religión y la política eran uno mismo. Este hecho ocasionó que cualquier creencia religiosa sea entendida inherentemente como portador de alguna ideología política, por lo cual la intromisión de los protestantes a finales del siglo XIX fue un fenómeno polémico, tanto que su presencia en América Latina (sin excepción de México y Yucatán) estuvo relacionada con los movimientos independentistas; en este sentido, encontraron en el protestantismo una forma de oposición a la subyugación católica. Fue tal la amenaza de los protestantes al establishment católico, que fueron acusados de ser agentes del imperialismo norteamericano. Por lo tanto, el protestantismo podría ser factor de democratización por los ideales liberales de quienes conformaban estas agrupaciones; es decir, eran grupos que promovían el cambio socio-político en las sociedades latinoamericanas caracterizadas por el corporativismo y clientelismo. Incluso, se ha demostrado que los protestantes históricos tuvieron un papel relevante en la Revolución Mexicana. Una perspectiva contraria nos indica que los protestantismos se encapsulaban en comunidades pequeñas que rechazaban al mundo y por ende a la política por ser concebido como pecaminoso, al considerarlo corrupto. En ambos sentidos, los protestantismos hacían honor a su nombre en cuanto representaban núcleos de protesta hacia las condiciones políticas de desigualdad y crisis social; esto debido a que la organización protestante se diferenciaba de la católica al ser menos jerárquica y rígida, sin establecer divisiones entre los designados por Dios y los neófitos. Después de haber logrado con las Reformas Juaristas la separación Iglesia-Estado, fue hasta el gobierno de Salinas, cuando se modifica la relación entre el gobierno y la Iglesia Católica, al invitarlos a participar públicamente en su toma de posesión de la presidencia. En el año 2001 el Congreso discutió la Ley de asociaciones religiosas y culto público. Enseguida, surgieron los pronunciamientos del clero católico contra los protestantes, que exigían no ser tratados por igual. Si bien esta ley que entró en vigor el 15 de julio de 1992 permitió el reconocimiento legal de las iglesias protestantes, aunque también benefició en gran manera a la Iglesia Católica. Los símbolos católicos tuvieron más injerencia en lo público, los políticos se declaraban y actuaban como católicos, los valores católicos intervenían en los debates de la política, así también en las contiendas electorales. No obstante, esto ha permitido que lo grupos evangélicos se involucraran con plena confianza en la esfera política. Este escenario se intensificó en los dos sexenios panistas, cuando Fox en 2002 besó el anillo del Papa y Calderón después de su toma de protesta asistió a la basílica de Guadalupe. A pesar de que la historia de Yucatán está íntimamente relacionada con el poder católico como institución reguladora de los valores morales y sociales, no es menos cierto que su situación numérica reciente se encuentra en crisis. El censo de 2010 del INEGI reporta que el 14% se declara perteneciente a alguno de los protestantismos (protestantes históricos, pentecostales y para-protestantes); es decir, ya no se identifican como católicos. Esto significa que la Iglesia Católica ya no es referente de pertenencia cultural ni social, en el que antes ocupaba un lugar primordial como imagen e identidad de México. Este escenario

significa que los grupos católicos y protestantes ejercen una igualdad de fuerzas en los ámbitos públicos. El ejemplo más claro es la elección del primer gobernador protestante (presbiteriano) de Yucatán, Rolando Zapata Bello. Este hecho ha tenido poco eco público y social; tal vez porque el mismo gobernador ha preferido minimizarlo o invisibilizarlo. No obstante, la creciente participación de agrupaciones y ligas protestantes (como la Comunidad Evangélica de Yucatán) en la política ha sido significativa. Desde su aspiración a la diputación federal, Rolando Zapata señaló en una cena particular con la Comunidad Evangélica del Estado en 2009 que “la libertad de culto es uno de los signos del México moderno y debe hacerse efectivo en todas sus expresiones”. La clara posición del actual gobernador era dotar de espacios a los evangélicos, los cuales supieron aprovechar. Hasta hoy, el gobernador ha participado en las actividades de este sector religioso, como el de la Comunidad Evangélica y de la Convención Nacional Bautista de México. Apenas el 24 de abril de este año Rolando Zapata asistió a la clausura de un evento pentecostal, nombrado “Explosión Juvenil”. Así mismo se han realizado pláticas por medio de la Subsecretaría de Desarrollo Social y Asuntos Religiosos sobre el registro de asociaciones religiosas con público exclusivamente evangélico. Por medio del trabajo de campo y seguimiento periodístico con diferentes sujetos evangélicos pude encontrar que durante la campaña electoral del actual gobernador se echó mano de organizaciones evangélicas para ser medios y recursos de proselitismo. La visita a diferentes templos de la ciudad de Mérida, así como los constantes “desayunos” ofrecidos a los pastores, en los que el gobernador emitía un discurso, fueron mecanismos para conseguir la simpatía de la base electoral. Si bien, en los medios, Rolando Zapata ha tomado una actitud de no explicitación de su identidad religiosa puede decirnos una de dos cosas: el respeto a no anteponer su condición protestante a su figura de gobernador constitucional de Yucatán o bien, ser simplemente un protestante nominal, en la que su identidad religiosa solamente fue estratégica en su campaña. Por un lado, el mismo hecho que existan probabilidades de que un protestante ocupe un puesto alto en el nivel estatal refleja los cambios religiosos por las que está pasando la sociedad yucateca; por otro, notamos que los evangélicos están más dispuestos a ser minorías religiosas activas. Sin embargo, esperemos que el gobernador Rolando Zapata no pierda esa esencia que se encontró en los protestantismos mexicanos del siglo XIX; es decir, la de cambio socio-político y de democratización con una posición de protesta ante las crisis sociales. Fecha: 16-07-2014 Periódico Por Esto! http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=1&idTitulo=336584

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