REFLEXIONES SOBRE LA PSICOPATOLOGÍA DE LAS ADICCIONES Y LA VULNERABILIDAD ADOLESCENTE.docx

June 1, 2017 | Autor: Jesús Dapena | Categoría: Donald W. Winnicott, Neurosis, Psicosis, Philippe Pinel, James Cowles Prichard, Autoestima, Vulnerabilidad, Teoria Del Desarrollo De La Inteligencia, Alcoholicos Anonimos, Adicciones, Riesgos En Adolescentes, Morel, Historia De Las Drogas, John bolwby- teoria do apego, Clínica del vacío, Crisis de Identidad en la Adolescencia, PASAJES AL ACTO EN LA ADOLESCENCIA, PSICOPATOLOGÍA DE LAS ADICCIONES, VULNERABILIDAD ADOLESCENTE, INSANIA MORAL, TEORÍA DE LA DEGENERACIÓN, MAGNAN, COMUNIDADES TERAPÉUTICAS PARA ADICTOS, MARATONES TERAPÉUTICAS, SINGULARIDAD DEL CASO POR CASO, USO RECREATIVO DE LA DROGA, LA DROGA COMO INTENTO DE CURACIÓN, PSICOPATOLOGÍA NARCISISTA, CRISIS DEL ADOLESCENTE, PERSONALIDAD BORDERLINE, REBELDÍA ADOLESCENTE, Pensamiento formal , Tedium vitae, Espectro de lo depresivo, Difusión de la identidad, Desequilibrio narcisista, Objetos del self, Psiquesoma, Ética de Stuart Mill, Nora Volkov, Neurociencias y adicciones, TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO DEL ADICTO, Autoestima, Vulnerabilidad, Teoria Del Desarrollo De La Inteligencia, Alcoholicos Anonimos, Adicciones, Riesgos En Adolescentes, Morel, Historia De Las Drogas, John bolwby- teoria do apego, Clínica del vacío, Crisis de Identidad en la Adolescencia, PASAJES AL ACTO EN LA ADOLESCENCIA, PSICOPATOLOGÍA DE LAS ADICCIONES, VULNERABILIDAD ADOLESCENTE, INSANIA MORAL, TEORÍA DE LA DEGENERACIÓN, MAGNAN, COMUNIDADES TERAPÉUTICAS PARA ADICTOS, MARATONES TERAPÉUTICAS, SINGULARIDAD DEL CASO POR CASO, USO RECREATIVO DE LA DROGA, LA DROGA COMO INTENTO DE CURACIÓN, PSICOPATOLOGÍA NARCISISTA, CRISIS DEL ADOLESCENTE, PERSONALIDAD BORDERLINE, REBELDÍA ADOLESCENTE, Pensamiento formal , Tedium vitae, Espectro de lo depresivo, Difusión de la identidad, Desequilibrio narcisista, Objetos del self, Psiquesoma, Ética de Stuart Mill, Nora Volkov, Neurociencias y adicciones, TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO DEL ADICTO
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Descripción

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REFLEXIONES SOBRE LA PSICOPATOLOGÍA DE LAS ADICCIONES Y LA VULNERABILIDAD ADOLESCENTE
(CARTA A ALFREDO ORTIZ FRAGOLA)


JESÚS DAPENA BOTERO


Vilagarcía de Arousa, 16 de julio del 2015

(sábado; 1:41 p.m.)

Recordado Alfredo:

Para que te acuerdes de mí, soy Jesús Dapena, quien estuvo con el grupo de Gradiva en Santiago de Compostela cuando dictaste el seminario sobre psicopatología de las adicciones y vulnerabilidad adolescente.



Soy este para que puedas ubicarme mejor:



He estado revisando las notas que tomé y verdaderamente me alegra que, ahora, los consumidores de drogas, lejos de juicios religiosos y morales, dejen de ser de esa gentuza más, que la Edad de la Razón confinara en el Gran Encierro foucaultiano, con un manicomio destinado a aquellos seres considerados sin razón, locos, libertinos, prostitutas, dilapidadores y pordioseros, aquellos, seres anómalos, que no entran dentro de las desviaciones estándar de la curva de Gauss, convertidos en seres de la otredad, como diría Rodolfo Moguillansky, seres inmundos, que hacen parte de una exterioridad, que se encierra, donde su identidad era atacada, con una pérdida absoluta derechos, con una dudosa efectividad terapéutica, como si fuesen reclusos, dominados por puros funcionarios como la señorita Ratched, the big nurse de Atrapados sin salida o Ones flew over cuckoo's nest, pues no sé cómo se nombraría esa magnífica cinta de Milos Forman en Argentina.

A pesar de la liberación de las cadenas, que llevara a cabo Pinel dentro del manicomio, las mentalidades tardan en cambiar y a su tratamiento moral, correspondería el desarrollo del concepto de insania moral, que después se transformaría en trastorno de personalidad psicopático y sociopático, aunque Berrios discute que sean conceptos equivalentes y lo hacía con un objetivo forense, para porque piensa que Prichard se refería a trastornos de comportamiento sin delirio, para asociarla más con la melancolía.

Pinel escribiría en su Traite médico philosófique sur l'alienation mentale: Me admiré de ver muchos locos, que, en ningún momento, presentaban lesión alguna del entendimiento y que estaban dominados por una especie de instinto de furor, como si estuvieran dañados en sus facultades instintivas. La falta de educación o una educación o bien un natural perverso e indómito, puede ser la causa de esta especie de enajenación.

Pero, quien verdaderamente acuñaría el término de insania moral, fue James Cowles Prichard en su Treatise on insanity and other disorders affecting the mind, en 1835. Para ambos era una locura sin delirio, que no cumplía con los criterios filosóficos de Locke, quien declaraba que no podía haber manía, locura, furor ni psicosis sin un trastorno delirante, qe afectara el intelecto.

Cuando yo era un adolescente a los marihuaneros, que generalmente, pertenecían a los bajos fondos sociales, antes de que la guerra del Vietnam, popularizase el cannabis con el movimiento hippie, a se hablaba de estos drogadictos como degenerados, supongo que por una herencia de la ideología de Morel, quien partía de lo religioso, un año después de nacido Freud, para postular esa teoría contra la que tanto lucharía nuestro querido maestro. Ellos creían en la tesis rousseauniana del buen salvaje y todo lo que se desviara de ese tipo de perfección innata se consideraba una degeneración de la naturaleza humana, de donde lo moral prevalecía sobre lo orgánico, ya que el cuerpo no era más que un instrumento de la inteligencia, lo cual era subvertido por la enfermedad y creían que eso se transmitía como una tara genética; mientras Magnan le quitaría al concepto la connotación religiosa, para darle un enfoque organicista, basado en las leyes de la herencias y la predisposición a las enfermedades mentales.

Aquí en España, los padres claretianos y los capuchinos se dedicaron a crear comunidades terapéuticas para adictos, que llegaron a Colombia y la de los capuchinos me parecía un horror, por la forma como trataban a los pacientes a los que consideraban unos pecadores viciosos, con una gran inculpación a las familias, porque los claretianos eran un poco más benévolos, a pesar de compartir la misma ideología.

El problema fue que empezaron a pulular centros formados por exadictos, tratados en estos sistemas, que eran sitios, no controlados por el Ministerio de Salud, donde se ejercía un cruel sadismo.

Yo recuerdo, que durante dos meses, estuve substituyendo a una colega, quien había sacado unas largas vacaciones, en una Comunidad Terapéutica Privada de los claretianos, que también tenían otras vinculadas al ministerio de salud y me tocó atender a un muchachito de diecisiete años poliadicto, proveniente de una familia de clase media alta bastante caótica y disfuncional, a quien habían llevado antes a una de esas comunidades y entró en pánico, la víspera de una maratón, que era bastante benigna, y me contó cómo en la otra hacían maratones en una finca de tierra fría, donde los levantaban a las tres de la mañana y los metían desnudos a limpiar un sótano lleno de basura, mientras los reeducadores, los bañaban con mangueras de agua fría. Yo no podía entender cómo dejaban funcionar a instituciones de este tenor.

Aquí en España, me produjo gran dolor cuando trabajé en una clínica neuropsiquiátrica a la que remitieron a un muchacho de unos veinte dos años, alcoholizado, de Proyecto Hombre, porque había entrado allí a desintoxicarse y la disciplina era tal, que él chico se fue deprimiendo y encontré un joven con una depresión mayor no psicótica, pero con una gran ideación suicida, por el ataque al sistema narcisista, que lo convertía ante sí mismo en un franco desecho humano y no fue posible que la familia aceptara cambiar de institución por una Comunidad más tolerante y benévola y recordé que una psicóloga colombiana había venido a hacer una pasantía en Mallorca y tuvo muchos problemas, porque no aceptaba aprender las técnicas de terapia del grito, ya que ella era bastante delicada y provenía de una familia bastante influida por el psicoanálisis; pero así funciona el tal Proyecto Hombre y hay otra comunidad terapéutica de una secta protestante, la cual se llama Reto, en la que a los adictos a la heroína, se las quitan de golpe y porrazo, sin ningún agonista, sin importar para nada el síndrome de abstinencia, que hicieran y yo tuve una paciente alcohólica a la que la mandaron a hacer trabajos sociales como sanción penal, cuando era nuestra paciente en el Servicio de Prevención Asistencial de Drogodependencias, en Alcohólicos Anónimos y el director le prohibió el alcohol, de tal manera, que yo tuve que atenderla de urgencia y ponerle clometiazol y triaprizal, para evitar un delirium tremens, porque yo estaba haciendo una desintoxicación gradual, de ir reduciendo de a una cerveza cada día; pero, eso no les servía.

Es todo un logro que hayamos superado el pensar a los adictos como insanos morales, perversos, psicópatas, por ser buscadores de un goce, un placer más allá del principio del placer.

También creo que es toda un logro que en psicoanálisis se haya superado el esquematismo simplón de las etapas del desarrollo psicosexual, sin la complejidad de todo el sistema inconsciente, para dar pie en la psiquiatría a la inclusión de la subjetividad, la farmacología de las substancias psicoactivas y el concepto de comorbilidad haya dado paso al de patología dual, como desde siempre pensé que las adicciones eran síntomas de otras estructuras psicopatológicas, que había que evaluar een la singularidad de cada caso.

De esta manera la comprensión psicopatológica no se limita a la regresión a una zona erógena a secas, sino que es un intento de curación, como toda formación de compromiso, en este caso ante la disolución del self, que tanto nos han ayudado a conceptualizar Winnicott y Kohut.

Y me pareció genial tu proposición de que no hayu que ser afines a ningún ano, para mostrar que no hay que caer en ismos de ninguna naturaleza.

Y sí, aunque la historia de las drogas sea tan larga como lo demuestra este video de History Channel:

https://www.youtube.com/watch?v=CiHWJvAvOnI

Ahora la sociedad capitalista las ofrece como un gadget más, con la promesa de satisfacer el principio del placer; pero, el problema está que pueden conducir a un goce infinito, más allá del principio del placer, ya sea como un intento fallido de automedicación para repararse y gestionar problemas existenciales y ahora hace parte de esa oferta, que intenta llenar el vacío, que se convierte en un elemento fundamental de esa clínica de la que nos habla Massimo Recaltati, en relación con las anorexias, las bulimias, las dependencias a psicoactivos y las psicosis, la cual, sin lugar a dudas es una manifestación de la postmodernidad, como expresión de una psicopatología narcisista.

Y la adolescencia, por supuesto, es una crisis del narcisismo del sujeto, que ocasiona perturbaciones del self, en tanto y en cuanto es algo tan cercano a la vivencia del sí mismo.

Afortunadamente hay crisis benignas, que hacen a lo que Arminda Aberastury y Mauricio Knobel llamaron el síndrome normal de la adolescencia o cuando se dan patologías neuróticas, como un adolescente al que atendí por una paruresis, síntoma, que cedió rápidamente y el chico, quien vivía solo, en el departamento que dejaron sus padres tras la separación, decidió en el tratamiento irse a vivir con la madre a otra ciudad, donde empezó a tener una vida familiar, que había perdido con el divorcio parental.

Pero otros hacen patologías más graves como las borderline o inician procesos psicóticos.

De ahí que me parece muy pertinente que hayas trabajado con nosotros la vulnerabilidad del adolescente, para que bajo transferencia puedan hacer elecciones, que les sirvan más como una liberación, tal como lo plantea Luis Kancyper, cuando habla de las guerrillas tróficas y atróficas, de liberación o de desgaste, las primeras más eróticas y las segundas más signadas por Tánatos, conceptualización de este analista de APA, que me ha sido muy útil; porque creo que aún los chicos con un síndrome normal de adolescente, pueden convertirse en jóvenes en riesgo de destinos más problemáticos, como era el caso de una chica a la que yo llamo la trapicherita, quien por imitación con la pandilla recurría al microtráfico y ella estaba contenta con el tratamiento; pero, los padres bastante opresivos, en particular la madre, se disgustaron porque no veían resultados y la retiraron del tratamiento, porque yo no la rotulaba con un diagnóstico.
Y de ahí al uso, el abuso o el llegar a una adicción propiamente dicha, podía haber sólo un paso; pero, unos padres tan rígidos, como los que tenía, no pudieron tolerar que se estuviera haciendo un tratamiento, por decir algo profiláctico o preventivo.

Yo creo que valdría la pena hacer un trabajo de talleres con padres, como una labor de salud mental, que ayude a estos a comprender que la adolescncia es una crisis, que produce, como tú dices un desajuste de los sistemas reguladores:

La identidad,
Del cuerpo y sus funciones vitales, la sexualidad, el sueño y la alimentación.
El humor.

Y La conducta sobre todo cuando se dan ruidosos pasajes al acto.

Puesto que la dimensión narcisista de estos jovencitos, se encuentra tremendamente sacudida, por circunstancias que hacen:

A la autoestima vacilante.

Por la idealización/denigración de los padres, de quienes se aíslan o enfrentan con una dosis variable de rebeldía, tanto en el ámbito de lo cualitativo, como de lo cuantitativo, a los cambios cognitivos, de los que nos hablaba ya Jean Piaget, cuando nos hablaba del pasaje de las operaciones concretas al pensamiento formal o abstracto.
Por una idealización del mundo exogámico.


El tædium vitæ, del que se quejaba Ida Bauer (Dora) a Freud o que haría a la protagonista de la novela de Françoise Sagan saludar la nueva mañana, con un bonjour tristesse.



Más aquella irritabilidad, aquella impulsividad y esa búsqueda continua de estima.
Sin lugar a dudas, todo ello, hace al adolescente vulnerable, sobre todo si tenemos en cuenta aquellos clásicos duelos juveniles, que tan magistralmente nos enseñara Arminda Aberastury.

Y el jovencito también puede tener afectos depresivos, que podrían avanzar hacia una persistente continuidad y profundidad, con una psicopatología, que podría ubicarse en cualquier punto del continuum o espectro de lo depresivo, con sus defensas maníacas, que pueden agravarse con su tendencia a la acción.

Pueden darse fantasías distorsionadas acerca de los padres con una minimización o maximación de los rasgos de los padres reales, que pueden traer mayores dificultades, al echar mano de los propios recursos personales.
Y ante la disforia, que produce el malestar en la cultura, viene el trapichero con su oferta química, que puede aumentar la despersonalización, por la difusión de la identidad, de la que nos hablara Otto Kernberg, lo que puede llevar a reacciones megalomaníacas, con la consecuencia expansión del self, con la que el chico equipara su yo representación con un yo ideal y así sus inhibiciones y sus timideces parecen irse al diablo, en la medida que pueden pasar de la pasividad a la impulsividad y ante el aislamiento, viene la solución mágica, de la pandilla de consumidores.

O ante la clínica del vacío pueden buscar un estímulo satisfactor permanente, que los hace mucho más vulnerables.

Pero también puede inhibir la sociabilidad, como se da en el caso de los síndromes amotivacionales.

En fin, todo ello, nos corrobora que estamos ante un gran desequilibrio narcisista, como ya habíamos visto.

Y el adolescente, también busca en aquél caos, que se le pongan límites, para lograr una mayor coherencia en su sí mismo.

Los psicoanalistas hemos podido pasar de la pasividad de la etapa oral 1, descrita por Karl Abraham, al concepto de simbiosis y ahora estamos enfrentándonos con la clínica del vacío, con sus fracasos introyectivos, que permitan soportar el dolor psíquico y que hacen que el joven salga a buscar excitaciones sin fin.
Y también, tenemos que tener en cuenta los trastornos del apego, sobre los que tanto nos enseñara John Bowlby.

Más problemático resulta aún cuando la familia cuenta con padres consumidores ellos mismos, quienes son insuficientes como objetos, como Otros, que pueden constituirse en objetos del self malos, para reunir a Heinz Kohut con Melanie Klein, en todo caso, una madre consumidora, difícilmente podrá ser una madre con capacidad de rêverie, si seguimos a Bion, o una madre suficientemente si vamos con Winnicott, que brinde sostén y cumplimiento de acciones específicas, que es como entiendo yo el handling, que no me gusta traducir como manipulación o manejo, por la ambigüedad de estos términos; pero que de todas maneras contribuye a la creación de un psiquesoma, capaz de discriminar lo real de lo fantasioso, que permite una coherencia, una coordinación, una experiencia corporal, primordial para la constitución del sí mismo, en tanto que ayuda a la constitución del sujeto como persona.

¿Qué objeto logran presentar unos padres adictos a su bebé?

Es lamentable que tanto la familia, como la sociedad con su violencia puedan brindar vínculos más sanos, no tan distorsionados.

Por ello, es preciso hacer algún trabajo con la familia y la cultura, en la que se mueven nuestros adolescentes, para permitir una verdadera salida exogámica, tras la desidealización de la endogamia, una cultura que pueda ofrecer buenos referentes, dentro de una ética al estilo de la de Stuart Mill, con objetos buenos, que sean útiles a la juventud.

De otro lado, tendríamos que sostenernos en contra de la banalización del consumo, porque bien sabemos, especial con Nora Volkov a la cabeza, que éste puede conducir a serios riesgos, en muchos sentidos, así el adolescente alce los hombres y nos grite:

¡Por mis cojones, que seguiré fumando porros y ya verás que seré un excelente universitario!

No entro en discusiones inútiles ante una conducta de esa naturaleza, simplemente me quedo contento de al menos habérselo dicho, tal vez a posteriori, podrá hacer el chico algún insight al respecto.
Tampoco hay que hacer concesiones a la glamourización del consumo, como algo que nos hace especiales.

Eso es muy claro con el tabaquismo, seguramente imágenes como estas nos hicieran fumadores.








Y hay que tener en cuenta lo neurobiológico; en estos días vi en la televisión un excelente trabajo sobre la genética en el consumo de cannabis.

No hay que olvidar la existencia del núcleo accumbens, ni de la influencia de las drogas sobre el eje hipotálamo-hipofisierio y sus vínculos con los trastornos afectivos, de ansiedad y adicciones y la influencia sobre los neurotransmirores, que producen placer y nos alivian de los displacentero, como bien lo señalar.

Los terapeutas debemos estar preparados para enfrentar el caos inicial, que nos ofrecen estos pacientes, ya que muchas veces, vienen cargados de arrogancia, de rabia, con toda la exhibición de su falso self, que nos impide a acceder fácilmente a la realität del sujeto o vienen aparentemente tan dispuestos como si el Zelig de Woody Allen se identificara con nosotros, para aplacarnos y no los jodamos demasiado.

Pero Kohut, quizás nos pueda ayudar a comprender las transferencias narcisistas, que establecen, sean idealizadas o especulares; por ello, debemos recurrir, muchas veces, a estrategias bastante heterodoxas, puesto que estamos pisando un terreno no exento de dificultades, tendremos que tratar de montarnos en un todoterreno, mientras llegamos a carreteras más cómodas y, de una manera, muy bioniana, tendremos que navegar por todo un archipiélago de incertidumbres, que ocasionan las disfunciones emocionales que enfrentmos, en las que tenemos que tener presente la insoportable levedad de estos seres, a sabiendas que no podemos ofrecer ni fast food, ni a un bajo precio, si queremos llegar al mundo interno de nuestros pacientes, mientras vamos haciendo cambios en los tonos interpretativos de la transferencia, sin caer en su banalización, ya que debemos ser madres suficientemente buenas, con capacidad de rêverie, que brindemos sostén, que cumplamos con acciones específicas e interpretaciones pertinentes, dentro de un marco, que permita al sujeto lograr cada vez más un mayor insight.

Lo que si tendremos que tener presente es:

No minimizar, banalizar o negar el problema; pero, tampoco magnificarlo y tomar medidas exageradas, siempre, como bien nos lo señalara nuestro padre Freud, ir entre el Escila y el Caribdis, de tal manera que buenos Hércules, poder pasar por el justo medio entre los peñascos del autoritarismo y del laissez-faire, algo que tenga suficientemente aprendido.

De todas maneras quería agradecerte ese magnífico encuentro que tuvimos, que me da sostén para mantener una labor, que debo ejecer en mi práctica cotidiana, al trabajar en un Servicio de Prevención Asistencial de Drogodependencias.

Ahí te mando además algunos artículos que he escrito sobre el tema de las adicciones, como el que te prometí como presentación de caso, el que llamé Buen futuro, Guillermo, otro sobre el goce del adicto y otro sobre el síndrome amotivacional.

Quedé muy motivado con el caso que comenté sobre la paciente poliadicta, que ha dejado la heroína completamente, que ya no está con metadona y anda en camino de dejar el alcohol, a quien dije que si la curaba me darían el premio Nobel y cuando lo escriba, lo titularé Camino de Estocolmo.

Un abrazote y mil gracias por tus enseñanzas.

Jesús




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