Reflexiones en torno a Los Teatros de lo bélico. Una disección del estado actual de los estudios de historia militar

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Descripción

David Alegre Lorenz Miguel Alonso Ibarra Universitat Autònoma de Barcelona

El propósito de esta presentación es aportar una visión general del estado actual de los estudios de historia militar en la historiografía peninsular partiendo de nuestra experiencia como coordinadores de la mesa-taller Los teatros de lo bélico. En primer lugar, señalaremos los que a nuestro parecer son los principales referentes y piedras de toque en los análisis de la nueva historia militar, de los cuales nos hemos nutrido de forma directa o indirecta y, del mismo modo, trataremos de reflejar la recepción y plasmación que han tenido los principales avances historiográficos a nivel internacional en el seno de nuestra comunidad académica. De igual forma, llevaremos a cabo un análisis bibliométrico que, desde nuestro punto de vista, servirá para justificar el interés del propio taller y poner de manifiesto las inquietudes existentes en la actualidad entre los jóvenes investigadores dedicados al estudio de lo bélico. Finalmente, en relación con esto último desgranaremos los aspectos esenciales de los debates sostenidos a lo largo del encuentro y apuntaremos algunas de las líneas por las que, a nuestro juicio, debería transitar nuestra comunidad historiográfica a lo largo de los próximos años en lo referente a las investigaciones donde la historia militar tenga una presencia relevante. Arqueología de Los teatros de lo bélico. Violencia, memoria, identidad y sociedad de masas A nuestro parecer, tres son los hitos coincidentes en el tiempo que han marcado particularmente la comprensión de lo bélico entre los historiadores peninsulares, introduciendo en nuestra comunidad historiográfica algunos de los principales conceptos y avances metodológicos alumbrados allende nuestras fronteras y, a su vez, aportando categorías y conceptos propios. En primer lugar, podríamos señalar como un punto de inflexión esencial la obra de Xosé Manoel Núñez Seixas, quien ha trabajado in extenso la experiencia de combate, la conformación de identidades en el contexto bélico, el excombatentismo y las dinámicas inherentes a la movilización bélica, profundizando en las relaciones entre frente y retaguardia.1 De hecho, este último elemento fue el eje rector del congreso organizado por Javier Rodrigo, Retaguardia. Violencia, movilización y cultura de guerra, celebrado en Zaragoza en el año 2008, que posteriormente tendría plasmación en forma de dossier en la revista Ayer2 Precisamente, en dicho congreso participó Eduardo González Calleja, quien ese mismo año coordinó para la revista Historia Social el dossier Cultura de Guerra en España. Este trabajo indagaba en algunos aspectos clave hasta entonces poco atendidos por la historiografía, condensados todos ellos 1

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Xosé Manoel NÚÑEZ SEIXAS: ¡Fuera el invasor! Nacionalismos y movilización bélica en la Guerra Civil española (1936-1939), Madrid, Marcial Pons, 2006; Imperios de muerte. La guerra germano-soviética, 1941-1945, Madrid, Alianza Editorial, 2007; o, entre muchos otros, “¿Eran los rusos culpables?: imagen del enemigo y políticas de ocupación de la División Azul en el frente del Este, 19411944”, Hispania, Vol. LXVI, 223 (2006), pp. 695-750. Javier RODRIGO (ed.): “Retaguardia y cultura de guerra, 1936-1939”, en Ayer, 76 (2009).

en una categoría con un fuerte componente interpretativo como es “cultura de guerra”.3 De algún modo, estos tres historiadores han contribuido de forma muy activa a poner los análisis historiográficos peninsulares en la órbita de los principales trabajos y debates que se estaban desarrollando a ambos lados del Atlántico, entre los cuales podríamos destacar la obra colectiva La Violence de guerre 1914-1945 o el rechazo de las teorías de la brutalización de la Gran Guerra por parte de Benjamin Zeimann. 4 Sin lugar a dudas, sus esfuerzos han dado un impulso decisivo a la introducción de los renovadores paradigmas de la nueva historia militar en España. Por esta misma línea han discurrido otras muchas iniciativas que se han sucedido desde entonces, con trabajos desarrollados en paralelo o al calor de los de Núñez Seixas, Rodrigo y González Calleja, entre los que encontramos la obra de José Luis Ledesma, que tuvo su plasmación en el taller Violencia, memoria, trauma y experiencia –como parte del XI Congreso de la AHC celebrado en Granada en septiembre de 2012–. A lo largo de los debates que tuvieron lugar bajo su coordinación se pusieron de manifiesto pequeños conflictos generacionales en el modo de abordar el pasado y el presente, lo cual resulta significativo a la par que alentador. Concretamente, cabría destacar el momento en que varios jóvenes historiadores reivindicaron la vigencia de fenómenos o conceptos analíticos como “violencia estructural” –siempre acompañado de una complejización necesaria y un establecimiento de diferentes tipologías– ante el rechazo de otros colegas de una generación anterior. En cualquier caso, los diferentes aspectos tratados a lo largo de las sesiones del encuentro fueron de lo más variado, yendo desde las diferentes formas de codificación y vigencia del trauma a los nuevos enfoques sobre la naturaleza de la violencia en guerra, mostrando así la efervescencia y vitalidad de nuestra comunidad historiográfica. Precisamente, es justo y necesario reconocer que la iniciativa impulsada por Ledesma se convirtió para nosotros en un prolegómeno, una inspiración y un estímulo para la realización de Los teatros de lo bélico, tanto en su concepción como en su desarrollo. Todas estas actividades se han enmarcado, sin lugar a dudas, en el amplio espectro de iniciativas y trabajos que se vienen desarrollando a nivel internacional.5 Como ya señalábamos, éstas han tenido un impacto muy significativo en el ámbito peninsular como producto del afán innovador de un creciente núcleo de investigadores y, por otro lado, la cada vez mayor movilidad de nuestra comunidad historiográfica, núcleo al que se ha ido sumando de forma muy representativa una nueva generación de jóvenes historiadores. Entre las iniciativas más relevantes que están teniendo lugar en la actualidad fuera de nuestras fronteras cabe destacar el creciente número de congresos y grupos específicos de investigación caracterizados por un predominio de la dimensión socio-cultural, sin la cual los estudios de lo bélico son poco menos que inconcebibles hoy en día. Así, por ejemplo, resultan muy significativo el gran volumen de actividades impulsadas desde la Universidade Nova de Lisboa y, más concretamente, desde su Instituto de História Contemporânea, gracias al trabajo de historiadoras como Maria Fernanda Rollo o Ana Paula Pires, quienes han conseguido con sus propuestas congregar regularmente en la capital lisboeta a investigadores procedentes de las más diversas proceden3 Eduardo GONZÁLEZ CALLEJA (ed.): Cultura de guerra en España, en Historia Social, 61 (2008). 4 Stéphane AUDOIN-ROUZEAU, et al. (ed.): La Violence de guerre 1914-1945, Bruselas, Éditions Complexe, 2002. Por su parte, Ziemann demostró a través del estudio de los soldados bávaros de origen rural que el ascenso del nazismo no fue una consecuencia directa derivada de la brutalización de los combatientes en el marco de la Gran Guerra, de hecho habría sido una generación posterior nacida después de 1900 la que habría nutrido las filas de las SA o las SS. Véase Benjamin ZIEMANN: Front und Heimat. Ländliche Kriegserfahrungen im südlichen Bayern 1914-1923, Essen, Klartext 1997 [disponible traducción al inglés: War Experiences in Rural Germany: 1914-1923] o, más recientemente, Contested Commemorations: Republican War Veterans and Weimar Political Culture, Cambridge, Cambridge University Press, 2013. 5 De hecho, es harto significativo que el propio Enzo Traverso fuese uno de los impulsores de la mesa-taller coordinada por Ledesma, a pesar de que finalmente no pudiese asistir por motivos personales.

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6 Una obra de referencia para las transformaciones en el ámbito de lo bélico, los equilibrios de poder y sus relaciones con la sociedad durante las últimas décadas en Michael HÅRDT y Antonio NEGRI: Multitude: War and Democracy in the Age of Empire, Nueva York, The Penguin Press, 2004. 7 Su trabajo ha quedado plasmado en obras colectivas recientes como John HORNE (ed.): A Companion to World War I, Chichester, John Wiley & Sons, 2010; Heather JONES, Jennifer O’Brien y Christoph SCHMIDT-SUPPRIAN (ed.): Untold War: New Perspectives in First World War Studies, Leiden, Brill, 2008; Robert GERWARTH & John HORNE: War in Peace: Paramilitary Violence in Europe after the Great War, Oxford, Oxford University Press, 2012; James MATTHEWS: Reluctant Warriors: Republican Popular Army and Nationalist Army Conscripts in the Spanish Civil War, 1936-1939, Oxford, Oxford University Press, 2012 [disponible en castellano con el título Soldados a la fuerza]. Precisamente, de forma completamente inesperada Matthews nos honró con su presencia en la segunda sesión de Los teatros de lo bélico. 8 Un resultado interesante de su trabajo se encuentra en John HORNE (ed.): Vers la guerre totale, le tournant de 1914-1915, París, Tallandier, 2010.

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al futuro dentro de la historiografía peninsular. De igual modo, otra iniciativa que ha puesto en contacto múltiples esferas de la comunidad investigadora dedicada al estudio de la guerra son las diferentes ediciones del Coloquio Internacional de Historia Bélica, impulsadas desde la Universidad de Cantabria. Concretamente, en el mes de diciembre de 2013 organizó su tercera edición, Los conflictos asimétricos en la contemporaneidad: Guerrilla, milicia, insurgencia e insurrección. Este encuentro centrado en las formas de guerra no convencionales no sólo propuso nuevas visiones y miradas sobre el pasado, iluminando cuestiones que habitualmente suelen quedar en los márgenes de la realidad histórica, sino que ofreció herramientas para una interpretación más compleja de los conflictos actuales. Todo este movimiento ha tenido su plasmación a finales de 2013 en la fundación de la Asociación Española de Historia Militar (ASEHISMI), que empieza ahora a dar sus primeros pasos y que reúne desde los más veteranos a los más jóvenes expertos de nuestro país. Por último, otras dos iniciativas que demuestran la pujanza de los estudios en torno a la guerra son, por un lado, el congreso organizado por el Grup d’Estudis República i Democràcia en la Universitat Autònoma de Barcelona, La Gran Guerra y sus consecuencias: las alternativas a la quiebra de la civilización liberal y, por otro lado, el encuentro Posguerras: 75 aniversario de la Guerra Civil española, organizado por la Universidad Complutense de Madrid. En ambos casos, se hace un especial hincapié en los legados de la guerra, entendida ésta precisamente como un punto de inflexión en la vida de las comunidades enfrentadas y, por tanto, como el marco de profundas transformaciones en todos los ámbitos de lo humano. En este sentido, como actividad desarrollada en el marco del IV Encuentro de Jóvenes Investigadores de la AHC, Los teatros de lo bélico es parte de esta creciente inquietud de la historiografía internacional por las cuestiones relacionadas con lo militar, que no es sino uno de los muchos caminos para analizar la naturaleza del ser humano y el lugar de la(s) violencia(s) en nuestra sociedades. Sin ir más lejos, la guerra, máxima expresión de lo militar, no es un acontecimiento residual, sino más bien todo lo contrario, hasta el punto de que podemos llegar a entenderla como la expresión del tiempo concreto en que tiene lugar.9 Un referente esencial en su concepción fue la figura y obra de Raphael Samuel, de ahí el nombre de la iniciativa, que pretende ser un humilde homenaje al historiador británico.10 Procedente de la historiografía marxista, Samuel fue alguien que en su carrera como historiador adquirió un compromiso permanente con la complejidad del pasado, manteniéndose siempre crítico respecto a su posición como historiador en el presente. Insaciable en su afán de conocimientos, el británico supo evolucionar intelectualmente y redefinir su enfoque hacia nuevas fuentes y perspectivas culturales que arrojaron luz sobre los márgenes de la realidad social y el escenario que la envolvía, algo que, hasta el momento, había resultado inaccesible partiendo de los paradigmas dominantes. De hecho, fue él quien nos mostró que el pasado nunca pasa, que siempre está en un eterno discurrir sobre el presente en que se recodifica y reintegra una y otra vez, ocupando diferentes sustratos de nuestra experiencia y nuestro modo de entender la realidad. Sin lugar a dudas, entendemos que esto es algo que se acentúa de forma evidente en todo lo que tiene que ver con lo bélico, siempre presente en la cotidianeidad como experiencia y como trauma, como memoria y como objeto de consumo, que no son sino algunas de las dimensiones que el taller pretendía recoger. Por lo que a nosotros se refiere, siempre hemos tenido bien presente en nuestro trabajo que el historiador es un producto de su tiempo y, por tanto, expresión viva de este, lo cual requiere mantener de forma permanente un enfoque crítico. De la misma for9 Al respecto es fundamental Thomas KÜHNE y Benjamin ZIEMANN: “La renovación de la historia militar. Coyunturas, interpretaciones, conceptos”, SEMATA, Ciencias Sociais e Humanidades, 19 (2007), véase pp. 319-321. [El texto original fue publicado en 2000] 10 Fundamentalmente, nos inspiramos en Raphael SAMUEL: Theatres of Memory: Past and Present in Contemporary Culture, vol. I, Londres, Verso, 1994.

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cias. Entre ellas podríamos subrayar por su importancia ‘German Science’ in Southern Europe, 1933-1945, celebrado en octubre de 2012, que contó con la participación del historiador de la tecnología Mikael Hård, el cual hizo especial hincapié en la importancia de la tecnología militar como fuente de intercambios y diálogos culturales y la guerra como instrumento potencial de transformación a todos los niveles.6 Más centrado en lo estrictamente bélico nos encontramos con el congreso War and Propaganda in the 20th Century, celebrado en noviembre de 2013, donde las dinámicas propias de las narrativas de la movilización y la relación entre frente y retaguardia constituyeron el eje de los debates. Su incansable actividad continuará en los próximos meses del 2014 con otros encuentros científicos como Resisting War in the 20th Century, Europe between the World Wars, The Great War in Africa o, también, Prisoners of War in the Twentieth Century: Actors, Concepts, and Changes A día de hoy, uno de los principales focos productores de estudios en torno a lo bélico radica en Dublín, concretamente en dos instituciones de referencia fundadas en el año 2008 y que a menudo colaboran entre sí: el Centre For War Studies del Trinity College, con John Horne a la cabeza, y su homónimo del University College, dirigido por Robert Gerwarth. Ambos están impulsando seminarios semanales, congresos, publicaciones y, al mismo tiempo, importantes proyectos de investigación a nivel internacional plenamente enmarcados en los paradigmas más punteros de la nueva historia militar, generando en su seno una constante circulación de jóvenes investigadores procedentes de toda Europa que contribuye a una renovación constante de los casos de estudio y los paradigmas.7 Con una tradición mucho más larga a sus espaldas, destaca la labor llevada a cabo en Le Centre de Recherche de l’Historial de la Grande Guerre de Péronne, presidido por el propio Audoin-Rouzeau. Fundado en 1992, ha sido capaz de convertirse en un centro referente a nivel mundial donde se congregan algunos de los principales expertos de la nueva historia militar, entre los cuales se encuentran John Horne, Sönke Neitzel, Henry Rousso, Vejas Liulevicius, Alan Kramer o Jovana Kneåeviü, entre otros.8 En los últimos tiempos, en contacto con todas estas realidades, parece que se está desarrollando un interesante núcleo dentro de la historiografía peninsular en torno a los estudios de lo bélico donde confluyen tendencias que van desde lo más clásico a lo más renovador, desde lo estrictamente descriptivo a lo puramente interpretativo. De hecho, se han intensificado notablemente los contactos entre los diferentes ámbitos de esta emergente comunidad investigadora, generándose una red de intereses académicos que, a buen seguro, dará sus frutos en años próximos. Concretamente, a día de hoy, este intercambio de ideas ha hecho posible una miríada de propuestas entre las cuales cabe destacar la Revista Universitaria de Historia Militar, fundada en 2012 y dirigida por Félix Gil Feito desde la Universidad de Cádiz. Ésta se postula como un punto de confluencia abierto a las diferentes tendencias, metodologías y enfoques en torno a lo militar, dando lugar a un proyecto con múltiples posibilidades de cara

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Análisis bibliométrico de Los teatros de lo bélico Con el fin de dar lugar a una visión lo más omnicomprensiva posible de las actividades que llevamos a cabo en el taller consideramos necesario realizar un análisis sintético de las líneas temáticas, tendencias historiográficas y categorías interpretativas que, a nuestro parecer, reflejan los contenidos más destacables del taller. De este modo, pretendemos ofrecer al lector un tanteo rápido a través de tres gráficas en torno a algunos de los objetos de interés dominantes entre los jóvenes investigadores dedicados al estudio de lo bélico y, a su vez, la forma en que abordan el pasado. En primer lugar, entre los principales fenómenos objeto de investigación destacan por su primacía la guerra civil española y el franquismo, que por sí solos siguen justificando en la actualidad una gran cantidad de monografías, artículos, tesis doctorales y congresos. A pesar de que el call for papers del taller fue ampliamente difundido a nivel internacional, no debe sorprendernos el lugar preponderante de estas temáticas particularmente relacionadas con la historia de España. Esto no sólo tiene que ver con el hecho de que Los teatros de lo bélico se enmarcara en un congreso dirigido fundamentalmente a la comunidad académica peninsular, sino que además es un reflejo del interés existente por la guerra civil a nivel mundial, sólo superado en producción historiográfica por la Segunda Guerra Mundial. Sea como fuere, si bien la mayor parte de las investigaciones siguen teniendo como objeto de estudio aspectos relacionados con la historia de España, lo cierto es que, cada vez más, éstas son abordadas desde nuevas perspectivas, a menudo con la vista puesta en lo que ocurre más allá de los Pirineos. Precisamente, lo que muchos de los autores pretenden es conectar los procesos que tienen lugar en la península con las dinámicas europeas, tratando de romper con la largamente culti

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Gráf. 01 Principales fenómenos históricos abordados (fuente: elaboración propia)

vada visión de la supuesta anomalía española en la contemporaneidad, de ahí las referencias explícitas a acontecimientos como las dos guerras mundiales o el periodo de entreguerras. Asimismo, vemos cómo la dilatada tradición de historiadores hispanistas tiene continuidad en investigaciones como la de Florian Grafl (Universität Gießen), quien plantea una nueva aproximación al fenómeno del pistolerismo en la Barcelona de los años 20 a través de la influencia que tuvieron en la brutalización de la sociedad tanto la guerra colonial en Marruecos como la Gran Guerra. Por lo demás, cada vez en mayor medida, nos encontramos con jóvenes historiadores de nuestra comunidad académica interesados en fenómenos que tienen lugar más allá del ámbito peninsular, lo cual no sólo tiene un valor por sí mismo, sino que además contribuye a enriquecer significativamente nuestra mirada sobre lo acontecido en España y nos aporta nuevos puntos de referencia para el establecimiento de perspectivas comparadas. Un buen ejemplo es el trabajo de Ximena Machado (Universitat Autònoma de Barcelona), quien aborda un fenómeno poco conocido en la historiografía española como son los métodos de resistencia pasiva puestos en práctica por las comunidades judías recluidas en los guetos de Varsovia y Lodz. En cualquier caso, y esto es otra buena noticia, el trabajo de los jóvenes historiadores no se restringe al siglo XX, sino que pone de manifiesto los múltiples lazos existentes entre los diferentes acontecimientos bélicos de la contemporaneidad, decodificando narrativas legitimatorias basadas en conflictos decimonónicos como las guerras napoleónicas o los primeros conflictos coloniales. En este sentido, dos casos destacables son los trabajos de María del Pilar Loranca (Universidad Autónoma de Madrid) y Torben Ibs (Universität Leipzig). En segundo lugar, entre las tendencias historiográficas que han guiado los trabajos que componen Los teatros de lo bélico destacan por su peso la historia local y la historia cultural, si bien los estudios centrados de uno u otro modo en el análisis del lenguaje tienen un peso suficientemente significativo como para ser considerados aquí como una categoría aparte. En este sentido, hay que destacar el trabajo de José Manuel Lafoz (Universitat Autònoma de Barcelona), quien lleva a cabo un análisis centrado en el proyecto revolucionario libertario y la sublimación de la violencia en su discurso durante la guerra civil, todo ello a través de la prensa de la época y la literatura memorialística. De cualquier forma, como ya apuntábamos más arriba, nos encontramos con una importancia fundamental de los estudios locales que, por lo

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ma, constituye una suerte de deber moral para con nuestro oficio y condición de seres sociales el estar abiertos a todo aquello que discurre en torno a nosotros, pues de ello se nutrirán las investigaciones que pongamos en marcha. Precisamente, esta es una justificación más que suficiente para emprender una iniciativa como Los teatros de lo bélico. Por todo lo dicho, el objetivo fundamental de nuestro trabajo ha sido y es enmarcarnos dentro de toda una ola de iniciativas y estudios orientados a la renovación de la historia militar, impulsada en muchos casos por jóvenes historiadores. De hecho, hablar de Los teatros de lo bélico es para nosotros hablar de nuestra voluntad por abrir un camino de largo recorrido más que poner una fecha concreta en el calendario o, dicho de otro modo, dar lugar a una impulso intelectual permanente abierto a la transformación, a la participación y construcción colectiva, al intercambio y producción de ideas. Precisamente, el taller constituía un primer intento de acercamiento a lo que se está haciendo tanto aquí como en otras comunidades historiográficas y, al mismo tiempo, una oportunidad para proponer nuevas aproximaciones para el estudio de lo bélico. Al fin y al cabo, creemos que muchos de los enfoques y propuestas vigentes en la historiografía peninsular deben ser seriamente repensados, y es aquí donde creemos que puede rendir un buen servicio la renovación historiográfica en curso a la cual hemos querido hacer nuestra pequeña y humilde contribución. Con Los teatros de lo bélico nuestra intención era pulsar las posibilidades interpretativas de esa nueva historia militar que, en muchos casos, ya es una realidad. Concretamente, nos referimos a una metodología capaz de integrar un amplio y variado número de voces en su discurso por medio de una firme apuesta social y cultural; de dar a lo local una dimensión global y una ambición teórica; de propiciar una vuelta historiográfica al sujeto individual como ente sufriente y codificador de la realidad de su tiempo; y, por supuesto, de conectar con marcos espacio-temporales situados más allá del ámbito local o nacional a través de perspectivas comparadas y transnacionales. En definitiva, una historia que aspira a servir como punto de confluencia de la complejidad inherente al pasado, huyendo del relleno de vacíos temáticos per se o de los enfoques puramente descriptivos que evitan el análisis y la interpretación, muy comunes en los modelos clásicos de historia militar.

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demás, tratan de ir un paso más allá al conectar con las realidades globales en las que se enmarcan, es decir, una “historia desde lo local” que potencia sus posibilidades interpretativas y presenta casos paradigmáticos de estudio que pueden ser extrapolados a otros contextos. Los trabajos de Miguel Ángel Melero (Universidad de Málaga) y David Veiga (Universidade de Santiago de Compostela) constituyen buenas muestras de ello. A través del caso de Antequera, Melero observa las dinámicas propias de la movilización total, la implicación de la población civil en el esfuerzo de guerra y, en consecuencia, la estrecha relación entre frente y retaguardia. Por su parte, Veiga se centra en las redes de sociabilidad y solidaridad de los excombatientes de la División Azul en la provincia de Alicante, así como en los grupos de influencia y presión política tejidos en torno a aquéllas, haciendo un especial hincapié en el caso de la capital provincial. Como no podía ser de otro modo, la historia cultural ocupa un lugar esencial en Los teatros de lo bélico. Así, nos encontramos con estudios como el de Nelly Álvarez (Universidad de Valladolid), quien aborda el teatro de urgencia nacido en la retaguardia rebelde durante la guerra civil como un medio para diseccionar la cultura de guerra de los sublevados y los límites de la movilización total. En tercer lugar, la última de las gráficas nos presenta una detallada muestra de las principales categorías analíticas presentes entre los textos que componen Los teatros de lo bélico. Así, como viene siendo habitual en los últimos años, la violencia tiene un lugar preponderante entre las preocupaciones de la comunidad historiográfica europea, un interés que ha dado lugar a innumerables congresos, artículos y monografías; al fin y al cabo, con sus diferentes tipologías, actores y víctimas ésta se ha convertido en una dimensión o fenómeno inexcusable en múltiples investigaciones, ya sea con una posición central o subsidiaria, dado que en no pocas ocasiones caracteriza, refleja y traspasa todos los ámbitos de la realidad social, política, cultural y económica de la contemporáneidad. Esto tiene su reflejo en el taller, donde se exploran diferentes encarnaciones de lo violento. Por un lado, el trabajo de Pablo Gómez (Universidad de Zaragoza), enmarcado en lo que se conoce como “guerra civil europea” –categoría analítica resignificada en los últimos tiempos por Enzo Traverso–,11 aborda la apropiación y codificación violenta de la realidad por parte de los sublevados en la construcción de una particular cultura de guerra basada, en buena parte, en una imagen movilizadora de la amenaza revolucionaria. 11 Enzo TRAVERSO: A sangre y fuego. De la guerra civil europea (1914-1945), València, PUV, 2009 [2007].

Gráf. 03 Categorías analíticas (fuente: elaboración propia)

Por otro lado, Francisco J. Leira (Universidade de Santiago de Compostela) ahonda de forma implícita en lo que podríamos identificar como la violencia estructural inherente al proceso de movilización total en la retaguardia gallega durante la guerra civil, algo que sirve al autor para poner en tela de juicio el supuesto apoyo incuestionable de la población al golpe de estado. Precisamente, el papel jugado por la población civil en el curso de la guerra –lo cual pone de manifiesto el recurso a la Alltagsgeschichte y un retorno al sujeto individual como objeto de estudio– es otro de los elementos esenciales entre los diferentes trabajos que componen el taller, una dimensión que se aborda in extenso en el texto de Leira. Por último, podríamos decir que las dinámicas e instrumentos que actúan en la codificación y comprensión de la realidad generando diferentes discursos conforman otra de las grandes categorías analíticas de Los teatros de lo bélico. Esto queda patente en el trabajo de Eloísa Zamorano (Universidad Autónoma de Madrid), quien aborda la construcción de una alteridad cimentada en la vulgarización y deformación de la figura de Nicolás II como forma de legitimar la necesidad de la Revolución rusa, mostrando una imagen frívola y extremadamente belicista del zar por medio del cine documental soviético. Los espejos de lo bélico. Debates, paradigmas y futuro de la nueva historia militar A lo largo de las dos sesiones del 11 y 12 de septiembre en las que se desarrolló Los teatros de lo bélico se plantearon múltiples debates que, por lo general, dejaron algunas cuestiones abiertas, sobre todo dada la profundidad y amplitud de los temas abordados y los diferentes enfoques de los participantes. Precisamente, creemos que el valor del taller residió en su condición de punto de partida para ulteriores trabajos y reflexiones, así como en su capacidad para tejer una red historiográfica de sociabilidad y poner a los asistentes en la órbita de nuevas preguntas, debates e intereses, abriendo su trabajo a perspectivas e inquietudes de lo más diverso. Sin ir más lejos, una de las cuestiones candentes en los principales debates historiográficos actuales se centra en la validez y la maleabilidad de los límites por los que las categorías analíticas se definen. De hecho, en pleno siglo XXI, cuando la idea tradicional de conflicto parece

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Gráf. 02 Tendencias historiográficas (fuente: elaboración propia)

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12 Somos plenamente conscientes de las dificultades y riesgos que entraña definir terminológicamente a estos grupos de las más diversas procedencias y naturalezas sin resultar tendenciosos, sobre todo dado que no somos expertos en la materia. 13 Hasta cierto punto se trata de pautas discursivas relacionales o construcciones identitarias presentes en todas las guerras, como se pone de manifiesto en la unión entre fascismo y religión durante el conflicto del 36-39. Véase Miguel ALONSO IBARRA: “Cruzados de la civilización cristiana. Algunas aproximaciones en torno a la relación entre fascismo y religión”, Rúbrica Contemporánea, 3/5 (2014), en prensa.

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tribuciones al esfuerzo de guerra en la retaguardia, delaciones e, incluso, participación directa en las operaciones militares como parte activa de los ejércitos en conflicto. Sea como fuere, sí existió un acuerdo en torno a la necesidad de considerar la violencia ejercida contra la mujer como un caso específico de estudio e interés, sobre todo por la dimensión sexual y de género que esta adquiere en la mayor parte de los casos.14 De algún modo, esto nos pone en la línea de otro de los grandes ejes discursivos de Los teatros de lo bélico: el habitual solapamiento de la condición de víctima y perpetrador en un mismo individuo, lo cual no es sino un reflejo de la complejidad inherente a los contextos de guerra, una de las cuestiones en las que se hizo más hincapié a lo largo del debate. Precisamente, el compromiso del historiador con la complejidad es una de las principales apuestas de la nueva historia militar, y creemos que debe ser uno de los ejes rectores esenciales por los que discurra la historiografía en los próximos años. De hecho, concluimos en los debates que no es sino el perpetrador y la naturaleza de la violencia ejercida por éste lo que da contenido y razón de ser a la víctima como tal, de forma que obviando esta dimensión fundamental seremos incapaces de aprehender la realidad de un modo omnicomprensivo. Así pues, huir de esa absolutización de la víctima per se parece una buena salida frente al impasse en que han caído algunas interpretaciones, para lo cual parece fundamental entender las motivaciones del perpetrador y las direcciones o formas adoptadas por la violencia. Quizás, dicho de otro modo, se trataría de acometer el esfuerzo de establecer un vínculo empático con éste que nos permita ahondar en su realidad emocional, es decir, superar la barrera moral, política, cultural o social que nos separa de él, algo que en otras historiografías se viene haciendo de forma sistemática desde hace casi dos décadas.15 De este modo, podríamos aspirar a entender cómo un individuo llega a ejercer violencia sobre otros superando de forma gradual esos puntos de no retorno impuestos por la ética y la moral y, al mismo tiempo, propiciando una transformación radical sobre sí mismo y su entorno. Entroncando con esto último, se impone como una necesidad perentoria hacer referencia al problema de la periodización de los conflictos, es decir, qué criterios se observan en su conformación, qué realidades delimitan, así como por qué y de qué modo condicionan e, incluso, limitan nuestra percepción y estudio del pasado. Precisamente, decimos que entronca con lo anterior porque a menudo un periodo de guerra convencional –delimitado por la apertura de hostilidades y la firma de una rendición o un tratado de paz– abre paso a un tiempo de desagravios y ajustes de cuentas, en muchas ocasiones caracterizado por tasas de violencia y fracturas del cuerpo social propias de una guerra civil. Por lo que a Los teatros de lo bélico se refiere, constatamos en el curso de los debates cómo los conflictos se extienden más allá de los marcos temporales normativos, haciendo referencia a casos concretos como el de la guerra civil griega (1946-1949), donde existe un amplio consenso historiográfico en torno a la tesis de que las dinámicas que caracterizaron este enfrentamiento fueron abiertas y establecidas por y durante la Segunda Guerra Mundial. Algo similar ocurre en el caso de las grandes expulsiones y desplazamientos forzosos de poblaciones alemanas, polacas y ucranianas, entre otras, que tuvieron lugar en Europa centro-oriental al término de la guerra para el reordenamiento fronterizo y la homogeneización étnica del continente europeo, todo ello marcada por altos 14 En este sentido, es de gran interés Dagmar HERZOG (ed.): Brutality and Desire: War and Sexuality in Europe’s Twentieth Century, Londres, Macmillan, 2009. 15 En el caso alemán fueron decisivos la Wehrmachtausstellung y los debates que giraron en torno a su puesta en marcha y desarrollo, una polémica exposición que demostraba la implicación de la Wehrmacht en una guerra de exterminio en el frente del este. Dicha exposición fue organizada por el Hamburger Institut für Sozialforschung y recorrió muchos puntos centrales de la geografía alemana y austriaca, con un tremendo impacto en ambas sociedades. El evento puso en cuestión el mito de la saubere Werhmacht [limpia Wehrmacht], según el cual los soldados alemanes estarían libres de toda culpa en los crímenes del Tercer Reich y, además, como hombres ordinarios habrían sido una víctima más de la guerra.

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no ofrecer respuestas satisfactorias a la multiplicidad de fenómenos violentos que acontecen bajo el paraguas del concepto “guerra”, resulta de vital importancia extremar las precauciones del historiador en el despliegue de sus instrumentos de análisis. Por ello, en Los teatros de lo bélico se discutió sobre lo que caracteriza los conflictos, es decir, si éstos han de ser definidos cualitativa, cuantitativa, temporal o territorialmente y, por otro lado, se señalaron los múltiples intereses y percepciones de todo tipo que se superponen en la codificación y narración de éstos. Dicha realidad se ha puesto de manifiesto muy particularmente en la denominada War on Terror o guerra contra el terrorismo, la campaña promovida y puesta en marcha desde el año 2001 por el gobierno de los Estados Unidos en colaboración con sus aliados para combatir el auge de los grupos armados islamistas a nivel mundial.12 Este conjunto de políticas, medidas y operaciones militares escapan claramente a los contornos de la guerra tal y como la hemos entendido hasta finales del siglo XX: no hay unos frentes definidos excepto en ciertos momentos puntuales, como por ejemplo la invasión de Afganistán e Irak o la intervención francesa en Malí; a menudo no se da un combate cuerpo a cuerpo entre los contendientes, como vemos en las operaciones con drones dirigidas a miles de kilómetros de distancia, que no es sino la encarnación del videojuego hecho realidad; o, por lo demás, como conflicto no tiene un final claramente definido por su propia naturaleza, sino que muta y se adapta a la evolución y desarrollo de los acontecimientos. Sin embargo, en otras muchas facetas sí muestra las características propias de un enfrentamiento convencional, como por ejemplo en el caso de los discursos legitimatorios y movilizadores que actúan como aglutinantes frente al enemigo común. Precisamente, el hecho de darle la denominación de “guerra” al uso supone una revalorización del concepto como tal, revistiéndolo con un componente de justicia y legalidad: la idea de la “guerra civilizada” portadora de los valores de la democracia frente a un “terrorismo irracional” que reniega de los supuestos beneficios del progreso occidental13 No obstante, es obvio que lejos de las connotaciones negativas que caracterizan el concepto “terrorismo”, los grupos armados islamistas perciben su propia lucha como una guerra legítima al tiempo que, precisamente, califican las acciones de los gobiernos occidentales como una agresión terrorista en toda regla. Por tanto, lo que ocurre en la actualidad nos obliga a repensarnos como historiadores acercándonos a las zonas del pasado en sombra y ampliando nuestros objetos de análisis por medio de nuevos prismas. La noción de víctima es otra de las cuestiones que afloró con mayor intensidad a lo largo de los debates, especialmente poniendo en discusión lo que, a nuestro parecer, ha impuesto unos límites más que claros a la hora de aprehender la realidad: su absolutización en algunos de los relatos historiográficos, una tendencia que parece estar revirtiéndose en los últimos años. Precisamente, quién puede ser considerado como víctima fue uno de los ejes en torno a los que giraron las discusiones, una cuestión que a pesar de conducirnos a un punto muerto por su naturaleza casi etérea –en lo que a la concepción de víctima se refiere– puso sobre la palestra otros objetos de interés. Uno de ellos abordó el papel de la mujer en la guerra, discutiendo a menudo la noción de ésta como víctima por antonomasia y, por tanto, sujeto pasivo sin margen de maniobra real, cuando lo cierto es que en todos los casos se constata una implicación activa de ésta en múltiples facetas de lo bélico: formas de resistencia, colaboracionismos, con-

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16 Véase, por ejemplo, David ALEGRE LORENZ: “«Un mundo desplomado y devenido ceniza». Violencia y trauma en la emergencia y resolución de la ‘cuestión alemana’ en la Europa centro-oriental (1945-1948)”, Historia Actual, en prensa. 17 Para el caso del franquismo y la guerra civil española véase Javier RODRIGO: Cruzada, Paz, Memoria. La guerra civil en sus relatos, Granada, Comares, 2013 y, por otro lado, para el caso del Tercer Reich y la Segunda Guerra Mundial véase Victor KLEMPERER: LTI. Apuntes de un filólogo, Barcelona, Minúscula, 2007 [1946]. 18 Algunos de estos aspectos en David ALEGRE LORENZ: “Formas de participación y experiencia política en el primer franquismo: la pugna por los principios ordenadores de la vida en comunidad durante el periodo de entreguerras (1936-1948)”, Rúbrica Contemporánea, 3/5 (2014), en prensa. 19 Heimatfront y Home Front serían en cierto modo equivalentes, pues ambos tienen unas implicaciones emocionales muy fuertes que hacen referencia al lugar donde uno se reconoce a sí mismo, donde se crió y donde conserva sus lazos sentimentales. Podría traducirse literalmente como “frente interno”, aunque de este modo pierde ese componente emocional y casi familiar que ex-

Reflexiones en torno a los teatros de lo bélico. Una disección del estado actual de los estudios de historia militar D. Alegre Lorenz y M. Alonso Ibarra

Así pues, creemos que nuestro futuro como comunidad historiográfica pasa por convertirnos en algo más que meros receptores y aplicadores de los principales avances metodológicos y conceptuales que se generan más allá de nuestras fronteras –algo que seguirá siendo fundamental, por otra parte–. Más allá de ello, el objetivo debe ser situarnos como productores y exportadores de instrumentos de análisis y conocimientos de interés para el conjunto de la comunidad académica internacional. Así pues, el camino ha de partir de la consolidación, difusión y potenciación de los principales avances conseguidos hasta el momento, y dirigirse hacia la construcción de una red más tupida de afinidades e intereses en torno a lo bélico; el desarrollo de iniciativas abiertas y transversales como los seminarios y workshops; y, finalmente, la integración en los principales circuitos internacionales mediante la participación en congresos en el extranjero y la publicación de artículos de investigación en otras lenguas.20 Finalmente, creemos que la idea de teatros de lo bélico es por sí misma una declaración de principios metodológicos que apunta en el sentido de evitar cómodas explicaciones estructurales en el estudio de lo militar, la violencia y la guerra y, al mismo tiempo, nos invita a analizar estas cuestiones desde la perspectiva del escenario o el contexto. Por ello, defendemos la necesidad de entender los espacios socio-culturales en movimiento y no como estructuras anquilosadas que poco o nada contribuyen al conocimiento del pasado en toda su complejidad. Cada experiencia individual y colectiva es hasta cierto punto irrepetible en tanto que pasa por una serie de trances concretos que las determina en los más variados sentidos, de tal forma que aprehender la experiencia de la guerra es algo extremadamente difícil. No obstante, como historiadores interesados en la historia militar debemos exigirnos tres cosas fundamentales para conseguir avanzar y alcanzar buenos resultados: una búsqueda permanente de nuevas fuentes y una crítica impecable de aquéllas utilizadas, siendo conscientes de la múltiple información que ocultan tras su, en ocasiones, aparente opacidad; la necesidad de la conceptualización y reflexión teórica en torno al objeto de estudio, siendo permeables a otras disciplinas para abordar lo militar en toda su extensión; y, por último, el reconocimiento de los límites que se plantean a lo largo de nuestra investigación, lo cual no sólo es un necesario ejercicio de humildad, sino que además hará más sólidos y fiables nuestros trabajos

presa en alemán y en inglés. En cualquier caso, se trata de una idea que pretende extender el frente de combate al interior de los propios hogares en la retaguardia, apelando a los lugares a los que se sienten vinculados cotidiana y existencialmente todos y cada uno de los miembros de una sociedad dada: un barrio, un pueblo o una región concretas. 20 Antonio Cazorla apuntaba cuestiones interesantes al respecto en “Las historias que no escribimos. Una reflexión”, en Óscar RODRÍGUEZ BARREIRA (coord.): Franquismo desde los márgenes. Campesinos, mujeres, delatores, menores… Espai/Temps, 62 (2013), pp. 45-56.

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niveles de mortalidad y variadas formas de violencia.16 Evidentemente, esto exige por parte del historiador extremar las precauciones en lo que a los orígenes de las políticas de la violencia se refiere y, por ello, hay que poner mucho cuidado frente a una posible equiparación de las víctimas que pudiera ser entendida a modo de exculpación. No es ésta la tarea del historiador. Sin embargo, sí lo es entender que la masividad y el carácter irreversible de los fenómenos de violencia étnico-política acontecidos al final de la guerra en Polonia, los Países Bálticos, Checoslovaquia o las fronteras occidentales de la URSS fueron concebibles y realizables gracias al proyecto racial del nacionalsocialismo y las diversas políticas implementadas para su realización, sufridas precisamente por los habitantes de estos mismos territorios. En este sentido, creemos que la Segunda Guerra Mundial o, al menos, las dinámicas abiertas por ésta –lo que podríamos denominar “legado del nacionalsocialismo”– se extenderían de forma muy clara hasta los años 1948-1950, determinando en buena medida la configuración actual del continente europeo. En último lugar, un punto de especial interés en el taller fue el debate en torno a la percepción y recepción de lo bélico por parte de la sociedad, tanto en época de guerra como a posteriori, fenómeno que, constatamos, se vehicularía por medio de una serie de ideas-fuerza presentes en todo espacio de circulación ideológica, a modo de collage. De alguna manera, se hizo presente el viejo debate historiográfico muchas veces abordado por Peter Burke sobre el origen y el proceso de configuración de las culturas y relatos imperantes en la sociedad, en nuestro caso sobre la idea de comunidad en guerra y los diferentes discursos movilizadores. Tal y como defendiera el historiador británico, los debates apuntaron hacia la hipótesis de que dichos discursos se configuran desde arriba y desde abajo, con la participación activa de una sociedad que se implica de múltiples formas en su construcción llegando a modificarlos.17 Por ejemplo, esto se constata en múltiples aspectos como la construcción mediante suscripción popular de monumentos conmemorativos y, a menudo, sublimadores de la guerra como motivo de orgullo comunitario; la contribución al esfuerzo de guerra a través del envío de ropas de abrigo a los combatientes en el marco de campañas impulsadas por el estado; o la legitimación del racionamiento en la retaguardia como forma de solidarización con los soldados en el frente.18 Sea como fuere, gran parte del interés se centró en el papel clave jugado por el estado en la conformación de los discursos movilizadores, rol que se ve notablemente intensificado por el impacto de lo que Benjamin denominó la “era de la reproductibilidad técnica” o, dicho de otro modo, la modernidad, que hace posible una difusión masiva de dichos discursos. De hecho, constatamos que el concepto “retaguardia” tiene un componente claramente proactivo en alemán e inglés, Heimatfront o Home Front, algo que pretende transmitir una visión muy concreta de la realidad destinada precisamente a implicar a la población civil como parte activa y crucial en el esfuerzo de guerra.19

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[Francisco José Rodrigo Luelmo, Andrés Sánchez Padilla, Miguel Í. Campos, David Del Castillo Jiménez, David Díaz Sánchez, Cristina Luz García Gutiérrez, Imanol Herreros Chandro, David Manzano Cosano, David Mota Zurdo, Zorann Petrovici, Alberto Sevillano Sánchez, Lidia Fernández Fonfría, María Gajate Bajo, Irene González González, Mariam Gracia Mechbal, Eva Touboul Tardieu, Olga Glondys, Noemi de Haro García, Jesús Ferrer Cayón, Magdalena Garrido Caballero, Luiza Iordache Cârstea, María del Pilar Loranca de Castro, Antonio Muñoz Sánchez, Eva Nieto McAvoy, Francisco Javier Rodríguez Jiménez, David Alegre Lorenz, Miguel Alonso Ibarra, Nelly Álvarez González, Pablo Gómez Nogales, Florian Grafl, Torben Ibs, María del Pilar Loranca de Castro, Ximena Machado, Miguel Ángel Melero Vargas, David Veiga Chousa, María Eloísa Zamorano Rodríguez, Hernán Rodríguez Velasco, Aritz Ipiña Bidaurrazaga, Sergio Cañas Díez, Alejandro Muñoz Rumbero, Germán Ruiz Llano, Víctor Sánchez Martín, Julián Paniagua López]

2015

RELACIONES EN CONFLICTO. NUEVAS PERSPECTIVAS SOBRE RELACIONES INTERNACIONALES DESDE LA HISTORIA Enrique Bengochea Tirado, Elena Monzón Pertejo y David G. Pérez Sarmiento (coord.)

Asociación de Historia Contemporánea. Universitat de València

“Relaciones en conflicto. Nuevas perspectivas sobre relaciones internacionales desde la historia” ISBN: 978-84-606-5873-3 Coordina: Enrique Bengochea Tirado, Elena Monzón Pertejo y David G. Pérez Sarmiento Edita: Universitat de València. Valencia, 2015 Asociación de Historia Contemporánea Diseño y maquetación: Carles Rodrigo Monzó (www.carlesrodrigo.es) Autores: Francisco José Rodrigo Luelmo, Andrés Sánchez Padilla, Miguel Í. Campos, David Del Castillo Jiménez, David Díaz Sánchez, Cristina Luz García Gutiérrez, Imanol Herreros Chandro, David Manzano Cosano, David Mota Zurdo, Zorann Petrovici, Alberto Sevillano Sánchez, Lidia Fernández Fonfría, María Gajate Bajo, Irene González González, Mariam Gracia Mechbal, Eva Touboul Tardieu, Olga Glondys, Noemi de Haro García, Jesús Ferrer Cayón, Magdalena Garrido Caballero, Luiza Iordache Cârstea, María del Pilar Loranca de Castro, Antonio Muñoz Sánchez, Eva Nieto McAvoy, Francisco Javier Rodríguez Jiménez, David Alegre Lorenz, Miguel Alonso Ibarra, Nelly Álvarez González, Pablo Gómez Nogales, Florian Grafl, Torben Ibs, María del Pilar Loranca de Castro, Ximena Machado, Miguel Ángel Melero Vargas, David Veiga Chousa, María Eloísa Zamorano Rodríguez, Hernán Rodríguez Velasco, Aritz Ipiña Bidaurrazaga, Sergio Cañas Díez, Alejandro Muñoz Rumbero, Germán Ruiz Llano, Víctor Sánchez Martín, Julián Paniagua López.

ÍNDICE 1. Historia de las relaciones internacionales: nuevos actores, nuevas fronteras geográficas y cronológicas Francisco José Rodrigo Luelmo y Andrés Sánchez Padilla – La historia de las relaciones internacionales: nuevos actores, nuevas fronteras geográficas y cronológicas. Miguel I. Campos – Francia ante la guerra civil española: del compromiso de ayuda oficial a la no intervención relâchée. David del Castillo Jiménez – España entre EEUU y Japón durante la II Guerra Mundial: problemática de una relación a tres bandas. David Díaz Sánchez – España en el exterior. El papel del ejército español en las misiones internacionales. Cristina Luz García Gutiérrez – Relaciones económicas de España con las dictaduras chilena y argentina (1973-1983). Imanol Herreros Chandro – El camino hacia Berna: España en el proceso de internacionalización de las leyes de propiedad intelectual. David Manzano Cosano – El Pacífico y la colonización del mundo “occidental”. David Mota Zurdo – El PNV de la II Guerra Mundial a la Guerra Fría (1945-1950) Antón Irala y la doctrina política de “burujabetza”. Zorann Petrovici – La corona española: promotora de la comunidad iberoamericana de naciones. Alberto Sevillano Sánchez – Una aproximación al mundo nórdico-báltico: algunas notas sobre su concepción y su utilidad para el estudio de España a finales del siglo XIX. 2. España-Marruecos: pasado, presente y futuro de las relaciones bilaterales Lidia Fernández Fonfría – Políticas religiosas oficiales de Marruecos dirigidas a la población emigrada. María Gajate Bajo – El establecimiento del Protectorado hispano-francés en Marruecos. Una visión local. Irene González González – Escuela y colonización: el caso del Protectorado español en Marruecos (1912-1956). Mariam Gracias Mechbal – Instituciones científicas durante el Protectorado: La Escuela de Estudios Árabes (CSIC). Eva Touboul Tardieu – Los judíos sefardíes, ¿una herramienta para la colonización? Filosefardismo en los principios del Protectorado. 3. España y la Guerra Fría cultural Olga Glondys – España y la Guerra Fría cultural. Noemí de Haro García – La imagen de España en la Guerra Fría: arte, oficialidad y disidencia. Jesús Ferrer Cayón – Del Hollywood Bowl a los Festivales de España: José Iturbi o Bienvenido Mister Marshall. Magdalena Garrido Caballero – La propaganda soviética en el exterior. Luiza Iordache Cârstea – Los repatriados españoles de la URSS en el marco de la Guerra Fría (1954-1960). María del Pilar Loranca de Castro – España y la Guerra Fría cultural: la influencia

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estadounidense en el cómic durante el franquismo. Antonio Muñoz Sánchez – Dos no bailan si uno no quiere. La socialdemocracia alemana y el socialismo español en los años sesenta. Eva Nieto McAvoy – Arturo Barea, ¿un bevanista en la BBC? Exilio y tercerismo en la guerra fría. Francisco Javier Rodríguez Jiménez – “¿otro tentáculo más del imperio?” Sindicatos estadounidenses y españoles durante el franquismo. 4. Los teatros de lo bélico Miguel Alonso Ibarra y David Alegre Loren – Reflexiones en torno a los teatros de lo bélico. Una disección del estado actual de los estudios de historia militar. Nelly Álvarez González – El teatro como arma de combate durante la Guerra Civil en la España sublevada (Valladolid, 1936–1939). Pablo Gómez Nogales – España en lucha contra la revolución. Florián Graf – A new approach to the Pistolerismo? The influence of Wars on ‘experts of violence’ in 1920s Barcelona. Torben Ibs – Remembering the Völkerschlacht (battle of the nations) 1813 an its monument from 1913 in the 21th century. The Leipzig commemoration activities in 2013. María del Pilar Loranca de Castro – La imagen de la Guerra de Independencia española durante el franquismo. Ximena Machado – ¿Cómo ovejas al matadero? Formas de resistencia pasiva de los judíos en los guetos de Varsovia y de Lodz (1939-1942). Miguel Ángel Melero Vargas – “Tomando la palabra… y empuñando el fusil: la participación ciudadana en la guerra civil. La ocupación sublevada y la represión. Un caso andaluz, Antequera”. David Veiga Chousa – La Hermandad Provincial de la División Azul de Alicante: un análisis a través de su boletín Blau Division. Eloísa Zamorano – Imagen y castigo. Documentos gráficos de Nicolás II. Lo que el cine grabó y el viento no se llevó. 5. Historia militar Hernán Rodríguez Velasco – Alguna novedad en el frente: la historia militar hoy. Aritz Ipiña Bidaurrazaga – De la institución al frente. Participación del funcionariado municipal y provincial vizcaíno en el esfuerzo bélico republicano: 1936 - 1937. Sergio Cañas Díez – Militares españoles en la Unificación de Italia: los diarios de operaciones como fuentes historiográficas. Alejandro Muñoz Rumbero – La Segunda Guerra Sino-Japonesa. El Conflicto Olvidado 1937-1945. Germán Ruíz Llano – La Milicia alavesa de Acción Popular durante la Guerra Civil Española (1936-1939). Víctor Sánchez Martín – De rebeldes derrotados y revoluciones triunfantes. La sublevación del Ejército Expedicionario en 1820: del fracaso militar al éxito político. Julián Paniagua – El contrabando de armas durante la guerra del Rif, 1921-1927.

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