Racionalidad y primitividad: la \'ceguera\' de la civilización

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Descripción

Pontificia Universidad Católica del Perú

Racionalidad y primitividad: la "ceguera" de la civilización

Presentada como parte del curso Investigación Académica, EEGGLL, PUCP


Dámaris Fanny Herrera Salazar

20130102
INT124-0811
[email protected]

Resumen





Ensayo sobre la ceguera, escrita por Saramago, es una alegoría de la
sociedad de hoy. Los ciegos de la novela nos encarnan. Así, la
investigación aborda el análisis de la alegoría de la ceguera como medio
para ver la realidad primitiva en la que aún vive la civilización a partir
de la teoría psicoanalítica de Eros y Civilización de Marcuse.
Se plantea que la ceguera es un medio, pues suscita el despojo regresivo de
la racionalidad de dominación, que no es sino el reflejo de la actuación de
la naturaleza aún primitiva del hombre. El origen y evolución de este
despojo es analizado mediante Eros y Civilización.
El trabajo se distribuye en dos partes. El primero es el Marco Teórico, que
aborda el papel de la literatura en la sociedad, la ceguera en la
literatura y la teoría psicoanalítica. El segundo es el Análisis, se
establece la relación con el primer apartado con las caracteristicas de la
ceguera saramaguiana y el retorno psicoanalítico en dos escenarios de la
trama: la ciudad y los primeros ciegos y el manicomio. Finalmente, la
investigación confirma que la ceguera mediante el despojo de esta
racionalidad, muestra la realidad primitiva que tememos ver.


























Índice

Introducción……………………………………………………………………………………3
1. Marco Teórico
1. La literatura y su intervención en realidad: Saramago y el uso de la
alegoría en el Ensayo …………………………………………………………………………9

2. La ceguera en Edipo Rey, El Túnel, y El mito de la caverna: Semejanzas
con la ceguera saramaguiana………………………………………………………….12

3. Dialéctica de la civilización: El origen y las consecuencias de la
racionalidad de dominación en Eros y
Civilización……………………………………………………16




2. Análisis

2.1. La alegoría de la ceguera en Ensayo sobre la
ceguera……………………………28

2.2. La ciudad y los primeros ciegos………………………………………………………33

2.2. El manicomio……………………………………………………………………………37

2.2.1. El poder degradante: Discurso y actuacion del gobierno

2.2.2. La horda primitiva: los ciegos malvados

Conclusiones…………………………………………………………………………………….42
Bibliografía………………………………………………………………………………………44







































































































Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.[1]


























































Introducción





Con la marcha de los tiempos,

más las actividades derivadas de la convivencia

y los intercambios genéticos, acabamos
metiendo
la consciencia en el color de
la sangre y en la sal de las lágrimas,

y, como si tanto fuera aún poco,

hicimos de los ojos una
especie de espejos vueltos hacia dentro,
con el resultado,
muchas veces, de que acaban mostrando sin reserva
lo que estábamos
tratando de negar con la boca.
-Ensayo sobre la ceguera, p.25

El origen de esta investigación renace de un conflicto existencial sobre
las paradojas, disparidades, violencia y sufrimiento que caracterizan
estos tiempos modernos.


El mundo de hoy se erige en un avance tecnológico sin precedentes, que
cada vez nos hace la vida más fácil, como agilizar actividades diarias,
de tal manera que podamos tener más tiempo libre. Propicia, también, que
las sociedades estén cada vez más interconectadas, a través de los medios
de comunicación, con énfasis en las llamadas redes sociales.
Aparentemente hoy nos podemos comunicar más que antes. En la nueva aldea
global, los intercambios culturales son más veloces. La cultura de
consumo está al alcance de todos, totalizada, masificante. De igual
manera, la casi totalidad de los países del globo, se rigen bajo el
sistema capitalista. Todos trabajamos para sostenerlo, asumiendo una
función en el mercado. Nos hemos homogeneizados, porque es la única
manera de sobrevivir en esta estructura societaria, pues para disfrutar
de los beneficios que ella nos brinda, el dinero por el trabajo es el pan
de cada día.






No obstante, al mismo tiempo que los niveles de riqueza se incrementan,
los niveles de pobreza crecen; el ser humano ya no es valorado por lo que
es, solo somos valiosos para el sistema en tanto nuestra capacidad
productiva para sostenerlo, y es que la cultura de consumo se volvió la
identidad de todos y la pertenencia hacia un determinado grupo es por lo
que tenemos; en medio de las redes sociales, el ser humano se queja de
sentirse cada vez más solo; y la tecnología no ha traído solo beneficios
para hacer más fácil nuestra vida, sino para destruirla. El llamado
tiempo libre no es más que la inversión en más horas de trabajo, y de
esta forma poder acceder a más beneficios y comodidades, y por ende, más
felices.






Ante este panorama paradójico, de la vida buena feliz que nos ofrece el
mundo, surge la necesidad de averiguar el porqué de esta contradicción
¿por qué aquello que nos hace feliz, es una consecuencia o bien causa de
nuestro sufrimiento y el de los demás? ¿Cómo es posible la ecuación entre
felicidad y sufrimiento? ¿A qué se debe la potencial ola de agresividad,
en un mundo que busca y promueve la paz? Entonces algo está fallando en
la sociedad, pero algo de lo que no somos conscientes, aunque quizás
interiormente lo sepamos, pero tenemos miedo de ver la realidad.






Para abordar la explicación de estas interrogantes, quise realizar un
estudio sobre la post-modernidad o modernidad, un análisis de las
estructuras e ideologías de la sociedad actual; sin embargo, el tema era
extenso, infinito, como la realidad misma; es por ello, como elegí
abordar estas cuestiones a través de una obra literaria, que visibilizara
esta paradoja o que incluso llegara a develarla, ya que la literatura y
sus elementos tienen un carácter más allá de la denuncia, pues en general
las "…obras son creaciones (…) en la medida en que no constituyen meras
proyecciones de los conflictos del artista, sino un esbozo de sus
soluciones" (Ricoeur 2006: 132). Así, la obra literaria, como producción
estética, rompe las cadenas del discurso esclavista opresor, para que
desde adentro y al mismo tiempo desde afuera nos muestre la verdad de la
compleja realidad.






Entonces, antes de presentar el tema y la hipótesis de la investigación,
con el propósito de que el lector comprenda el abordaje de la novela, se
brindará una breve síntesis de la novela. El Ensayo inicia cuando sin
motivo aparente un conductor queda ciego manejando su automóvil. Se
produce una pequeña convulsión entre los transeúntes y los otros
automovilistas. Finalmente, un hombre decide manejar por él, y
acompañarlo hasta su casa, quien después le robaría el auto. El
denominado después, primer ciego, es llevado al médico oftalmólogo por su
esposa, y en la sala de espera "Estaba un viejo con una venda negra
cubriéndole un ojo, un niño que parecía estrábico (…) una joven con gafas
oscuras, otras dos..." (Saramago 2003: 20), que eventualmente también se
volverían ciegos, porque esta ceguera es contagiosa al más mínimo
contacto. El doctor ya ciego se comunica con las autoridades sanitarias
para avisar de esta posible epidemia ciega. Junto con otros casos de
personas que también se quedan sin explicación ciegas. El Estado admite
la nueva alerta de la ceguera, deciden de este modo, colocar en
cuarentena a los ciegos, recurriendo a soluciones arcaicas, son llevados
a un manicomio. En el manicomio, donde arribarán los ciegos y los
posibles infectados, son sometidos a mandatos inhumanos del gobierno y de
sus vigilantes, los militares. La vida del manicomio es degradante. Los
ciegos no tienen nombre, son solo una masa de hombres que con el olfato
en el suelo buscan comida. Seguidamente, entre tanta podredumbre, el
panorama se vuelve más indignante. Surge una autoridad entre los ciegos,
los ciegos malvados, quienes a cambio de comida pedirán mujeres. La
violación es barbárica. Pero hay una mujer entre los ciegos, la mujer del
médico, que es la única que ve. Ella prende fuego al lugar donde se
alojan los ciegos malvados. El fuego se expande, el manicomio se destruye
como en una hoguera. La voz del Gobierno ha desaparecido, los militares
también. Los locos salen. La ciudad está completamente ciega. Pero en
medio de la insostenible situación de la ciudad, recuperan la visión, así
sin más, como cuando la perdieron.






Ensayo sobre la ceguera es pues una alegoría de la denuncia de la
situación crítica de la sociedad contemporánea de hoy, que está ciega de
poder, y por ello no puede ver la realidad primitiva en la que se
encuentra. En ese sentido, los ciegos de la novela encarnan la sociedad.
Estos ciegos padecen una doble ceguera; la que vivían en principio, una
visión gobernada exclusivamente por la racionalidad de dominación, y la
segunda, que es la alegoría de la ceguera blanca luminosa, que pretende,
gracias a sus propiedades en oposición a su naturaleza, la posibilidad de
ver la totalidad de la realidad, que no obstante, el hombre aún gobernado
por las causas de la primera ceguera, se niega a ver, y vuelve a quedar
ciego otra vez.




Sin embargo, la denuncia de esta reiterada incapacidad de ver, se vuelve
al mismo tiempo en una solución de la misma. Por ende, la ceguera
propicia el despojo de dicha racionalidad de dominación a fin de que la
civilización, personificada en los ciegos, pueda ver la realidad
primitiva en la que viven, que no es sino el reflejo de la actuación de
su propia naturaleza aún primitiva.

El proceso del despojo de esta racionalidad será analizado a partir de
la teoría psicoanalítica en Eros y Civilización que plantea Marcuse,
desde dos perspectivas. Primero, dado que la teoría psicoanalítica señala
que el establecimiento de la racionalidad como dominación radica en los
orígenes de la civilización, para que su despojo sea consumado, es
necesario que se destruya la raíz en el principio, por ende, el proceso
es de carácter regresivo. Asimismo, el despojo implica a la vez
liberación, que es la liberación de lo que fue dominado: la naturaleza,
la del hombre mismo, que es el inconsciente, su fragilidad y primitividad
perennes; y la de su entorno.

Este retorno liberador se representa conforme a la linealidad de los
sucesos ocurridos en tres escenarios de la trama, el primero es la ciudad
con los primeros ciegos, donde experimentan las primeras visiones de la
realidad primitiva o consecuencias del despojo; el segundo es el
manicomio, y el ultimo es la ciudad totalmente ciega, donde se ha
destruido por completo el sistema de dominación y finalmente recuperan la
visión, a través, no obstante, de un personaje.



A partir de los tres párrafos anteriores de puede deslindar los objetivos
y por ende, los apartados de cada capítulo. En primer lugar, el objetivo y
el primer subcapítulo del primer capítulo es constatar que el Ensayo como
obra literaria representa a la sociedad contemporánea de hoy. Por ende el
primer subcapítulo señala el rol de salvación de la literatura en la
sociedad, que en el Ensayo, Saramago, hace uso de la alegoría como figura
literaria para esta intervención. El siguiente objetivo alude a la ceguera
en la literatura, pues ha sido un motivo literario recurrente. Se han
elegido tres obras literarias en acorde a la ceguera que se presenta en el
Ensayo, "El Mito de la caverna de Platón", Edipo Rey y El Túnel; pues
comparten características en común, con el propósito de que faciliten la
explicación de algunas características como la blancura, la doble ceguera y
la luminosidad de nuestra ceguera salvadora. Seguidamente, se tratará
propiamente el marco teórico del psicoanálisis de Eros y Civilización desde
el cual se analizará el proceso de despojo de la racionalidad de dominación
de la ceguera. Estos tres apartados conforman el primer capítulo, que sería
el Marco teórico de la presente investigación.




El segundo capítulo es 'El Análisis'. El primer subcapítulo corresponde,
como se ha señalado recientemente al análisis de la figura de la alegoría
de la ceguera, que su comprensión se complementa con la información de la
ceguera tratada en las tres obras. El siguiente es el análisis
correspondiente de la alegoría de la ceguera como el despojo de la
racionalidad de dominación a partir de la teoría psicoanalítica.


Por otro lado, no es posible solo basarnos de nuestras interpretaciones
contingentes acerca del Ensayo, por ende, se ha recurrido a otras fuentes
para su explicación. La primera de ellas es Eros y Civilización de Herbert
Marcuse, que será el segundo libro más importante y eje de esta
investigación después del Ensayo. Basada en la hipótesis de Freud, la
propuesta de Marcuse puede ser percibida como muy abstracta, estudiada solo
por su valor simbólico, pues como el mismo Marcuse señala no ha sido
corroborada por "ninguna prueba antropológica" (1976:67) , pero pese a
ello, "…proyecta, en una secuencia de sucesos catastróficos, la dialéctica
histórica de la dominación y a partir de ella elucida aspectos de la
civilización inexplicados hasta entonces" (1976:67) Es desde esta
perspectiva como debo entenderla el lector, porque acaso el ser humano no
sigue siendo un misterio, cuanto más será investigar su esencia.



Por otro lado, se han hecho uso de tesis, una doctoral y otra de maestría
sobre la literatura, que se relacionan directamente con el motivo de la
ceguera en la novela, artículos de revistas e incluso un artículo en
portugués, en la misma lengua del autor. Y se utilizó el libro de Ricoeur
para entender mejor la hermenéutica del psicoanálisis Estos documentos han
colaborado para corroborar mis interpretaciones referente a la ceguera, de
manera que hay citas que comprueban las conclusiones a las que se ha
llegado e ideas también originales en las que me he basado, particularmente
la información sobre la ceguera en la literatura.



En cuanto a limitaciones del trabajo pienso que de todas maneras, es
imperativo investigar y seguir profundizando en la teoría de los instintos
que se presenta en la teoría marcusiana, pues si bien en la investigación
se propone el despojo de la racionalidad como medio para el reconocimiento,
pero nadie asegura que los ciegos no vuelvan a optar los mismos caminos. Al
respecto, en una entrevista que se le hizo a Saramago, le preguntaron


"El Ensayo sobre la ceguera es una aterradora
historia de nuestro tiempo. ¿Qué
triunfa, la esperanza o la desesperanza? Ni una
ni la otra, porque los personajes de esa novela se
han dado cuenta --eso es lo que intento decir allí--
que nuestra razón está ciega en el sentido de que no
usamos la razón en una forma racional. Es decir, no
usamos la razón para defender la vida, casi
siempre la usamos para destruirla. La experiencia que
viven ellos llega a esto: han vivido el extremo
límite de la ausencia de la razón, todo ese horror, y
retoman la mirada, la posibilidad de ver. Lo que se
trata de saber es si han aprendido con lo que han
vivido y van a cambiar. Por eso el libro no termina
ni con esperanza ni con desesperanza." (Lemus: 1998)



El mismo Saramago, tampoco brinda respuestas a eso, entonces es tarea del
lector descubrir de qué depende esa decisión de cambiar, este escrito es
solamente la introducción a ese mundo de lo inconsciente, de los instintos,
de la ceguera y su develación, pero es ya también responsabilidad del
lector si desea despertar o no.
Capítulo 1

Marco Teórico




Como ya se ha venido anunciado, este capitulo abarcará en primer lugar,
la literatura y los elementos que ella posee para lograr representar,
denunciar e incluso proponer soluciones para la realidad que vivimos, de
tal manera que, se explique el por qué debe considerarse al Ensayo, como
una alegoría de la sociedad contemporánea. En el segundo apartado, a
propósito del mismo tema de la investigación, se quiere profundizar en el
significado y las características de la alegoría de la ceguera. Para ello,
en el proceso de investigación, se halló que la ceguera es un motivo
literario que se ha usado en varias ocasiones en la literatura, que remite
incluso hasta el tiempo de las tragedias griegas; y que, siguen
compartiendo caracteres y significados. Por ello, con el fin de que el
lector se familiarize con la ceguera saramaguiana, para comprenderla mejor,
se explicarán tres relatos y sus respectivas cegueras, para después en el
capitulo segundo establecer la relación con la alegoría de la ceguera del
Ensayo. Por último, se explicará la teoría psicoanalítica de Eros y
Civilizacion, en torno a la racionalidad de dominación y al despojo de la
misma. El contraste con El Ensayo se realizará en el siguiente capitulo del
análisis.




1. La literatura y su intervención en la realidad: Saramago y el uso de la
alegoría en el Ensayo


"Creo que en el arte, la literatura y la música se
vehiculan conocimientos y verdades que no pueden
comunicarse con el lenguaje ordinario, y que con estas
verdades se abre una dimensión íntegramente nueva, que o
bien se reprime o prohíbe en la realidad, por ejemplo: la
imagen de la existencia humana y de la naturaleza; ya no
puede limitarse a las normas del represivo principio de
realidad, sino que lucha por su plenitud y gratificación,
incluso a expensas de la muerte y la catástrofe" (Pliego
Suelto, 2014)

Pareciere que Saramago hubiese puesto estrictamente en práctica la
concepción de literatura que Marcuse alguna vez expuso en una entrevista,
allá por los años 70's. Ensayo sobre la ceguera es pues una novela que, en
pos de la denuncia la realidad primitiva en la que aún vive el hombre,
retrata efectivamente en los ciegos, la imagen represiva del hombre y la
naturaleza, a partir del despojo de la racionalidad y su liberación por
medio de la alegoría de la ceguera. Un proceso sin rodeos, sin más
complejas teorías, sino abierta a todas y todos a través de la alegoría.
Pues a fin de revelar la verdad, no busca la fundamentación de un
conocimiento superior; sino por lo contrario, se extrapola en la
contingencia de la condición humana, en su yo empírico y sus
determinaciones subjetivas, insignificante, acaso hasta llegar a su estado
primigenio que permanece interiorizado, inamovible.

De esta manera, la formalidad y la pulcritud de las acciones de los
personajes y de la misma narración, ya no importan, en el sentido literal,
pues para denunciar este retorno de lo reprimido, es irrevocable recurrir
al panorama funesto y a la descripción detallada, aunque repulsiva, pues es
la verdadera denuncia abierta. Como apuntó con lucidez Theodor Adorno, en
un mundo que ha traicionado a la razón, las obras de arte que no quieran
venderse como fáciles consuelos deben ser igualmente siniestras y absurdas
como la realidad. (Marulanda 2001: 29).

Si se pretende entonces llegar a esta verdad expuesta sin vacilaciones, se
supera el límite de la denuncia, para aproximarse a la solución en nombre
de dicha verdad, como se señaló en la introducción. Por ende, más allá que
la novela sea una crítica al sistema contemporáneo, se propone la ceguera
como un medio para enfrentar la realidad y 'salvarnos' de la
autodestrucción irremediable a la que se dirige la civilización. En efecto,
Saramago, deja a un lado el determinismo pesimista y su 'incapacidad' para
brindar soluciones, como el mismo critica: "La postmodernidad de Lyotard
confunde el lenguaje de mecánica con un presunto eclipse del pensamiento
crítico; ¿podría esto más bien significar el eclipse de una filosofía
burguesa, incapaz de pensar el destino del hombre concreto?" (Espinel 2012:
2)
Conforme a lo anterior, se destaca el rol como intelectual, que asume
Saramago, en pos del bienestar de la humanidad. El nobel no puede ser
considerado como un autor exterior a su obra, sino como adscrito a ella,
pues juega con los convencionalismos, y trastoca el papel del narrador, él
mismo señala,
"Me parece que es una acrobacia un poco complicada.
Es posible que el autor esté al mismo tiempo dentro y
fuera… La novela para mí, en el fondo, es como un
ensayo. Yo a veces digo que a lo mejor ni siquiera
soy novelista, yo soy un ensayista que no sabe
escribir ensayos, escribo novelas (…) encontrar la
forma de atarla a la ficción. Yo quiero que se
perciba que yo estoy ahí. Yo quiero ir mucho más
allá; y a veces digo al contrario de lo que se cree,
el lector no lee para leer, él trata de leer al
novelista". (Lara 2008: 56).

Esta fusión es de peso, pues le otorga un carácter más verídico al tema del
descubrimiento de la realidad primitiva, además de que Saramago llama a su
obra Ensayo. Por consiguiente, la intervención del Ensayo lograr
transgredir los alcances de la literatura, que permanece en un plano
ilusoria, para penetrar en los ámbitos la misma sociedad, en sus distintos
ámbitos. El portugués, se vuelve entonces, un "sujeto axiológico" que como
ciudadano emite una opinión, "cuyas posiciones son categóricas frente a los
sucesos de la sociedad moderna y a los cambios producidos por un sistema
capitalista que enclava sus raíces en una cultura que niega su propio
pasado y del cual no se permite tener memoria. (Espinel 2012: 4)
De lo último, se destaca precisamente, que la crítica es a la sociedad
moderna de hoy, en este contexto, Saramago usa instrumentos literarios
acordes a la propia naturaleza de esta época. Así, se dispone del uso de la
alegoría, que nace en los orígenes de la edad moderna, caracterizándose
por la naturaleza ambigua de la misma. Poetas modernos como Baudelaire la
utilizaron en sus versos, con el mismo fin de denuncia de una realidad que
se tornaba contradictoria, aquel panorama parisiense en la reciente
revolución industrial. De modo que, como señala Fonseca, "la alegoría, que
ya desde el barroco tenía una función de cambio y de representar otras
realidades, dentro de la modernidad, que según Benjamin enuncia Baudelaire,
se vuelve una poderosa herramienta para criticar y debatir sus carencias y
vacíos" (2008: 43)

Dada esa naturaleza ambigua que le permite debatir esas paradojas de la
realidad, implica a la vez la variedad de significados que de ella se puede
desprender, que supera al símbolo quien remite solamente a un significado
inmediato.
Esta última definición de alegoría, que empezó con
los románticos alemanes, es utilizada por Walter
Benjamín en su libro El origen del drama barroco
alemán, en el que da a la alegoría una interpretación
más filosófica que estética al definirla, desde su
propiedad de temporalidad y de cambio, como aquella
figura que muestra la decadencia y la caída de la
historia, es decir, la evolución constante del género
humano a través de una historia catastrófica y
decadente.[2] Por su lado, el símbolo, desde su
estado momentáneo y único, sólo muestra cosas
idénticas e inmutables, cosas que no cambian ni se
transfiguran. (Fonseca 2008: 42)

No cabe duda entonces que la elección de Saramago del uso de la alegoría es
pertinente en todo sentido para abordar el descubrimiento de la realidad
primitiva, pues además de su ambigüedad propia de la modernidad, y sus
distintos significados, en la anterior cita esta figura adquiere un
carácter teleológico, que es propio del regreso psicoanalítico a la
primitividad que evocaremos a través del proceso psicoanalítico de la
función de alegoría de la ceguera.

No obstante antes de abordar el proceso psicoanalítico es preciso conocer
más acerca de la ceguera, ¿es acaso un motivo nuevo en la literatura? ¿O
deviene las desde antiguas tragedias griegas? Los invito a descubrir su
historia.

1.2. La ceguera en la literatura
La ceguera ha sido un tema recurrente en la literatura, de tal manera,
que recientes investigaciones tales como "Blindness: Is literature
against us? de Kenneth Jernigan abordan exclusivamente la 'genealogía de
la ceguera' o La peste de la ceguera[3], que como el mismo nombre del
título de la publicación de Jernigan, no necesariamente el uso de la
ceguera ha implicado representaciones positivas, sino por lo contrario,
contradice y reta a la realidad aparente, desea desenmascararla en pos
de la verdad. Así pues, existen distintas obras que la han utilizado, no
obstante para efectos prácticos y pertinentes en relación al tema de la
investigación, se abordará tres relatos puntuales, que nos ayudarán a
entender más adelante el desarrollo y la interpretación de la alegoría
de la ceguera como un medio para ver la realidad. El primero es la
conocida tragedia de Edipo Rey. Este personaje, además de la alusión
psicoanalítica del complejo de Edipo, se rescata "la de la tragedia de
la conciencia en sí" que plantea Ricoeur (2006: 109)




Edipo maldice al hombre que ha traído consigo la peste a la ciudad, pero
"se maldijo a sí mismo, a la vez que excluía la posibilidad de ser él
mismo ese hombre. Y esta negación se debe a la "conciencia presuntuosa"
Por ello la tragedia no es Edipo solamente, sino es Edipo Rey. Pero esta
vanidad es "develada por una figura que detente, por así decir, su
visión en conjunto, quien es Tiresias, la figura del 'vidente' que
representa el poder de la verdad (Edipo pues no es más que la hybris de
la verdad, y esta misma hybris es el verdadero ministro de su condena)
Este es el poder al que Edipo accederá por medio del sufrimiento, ya que
dicho poder atenta contra su orgullo, contra esa verdad hibrida, falsa
en la que él se encuentra inmerso. La conexión entre la cólera de Edipo
y el poder de la verdad es el núcleo de la verdadera tragedia de Edipo,
quien se quita los ojos. Dicho núcleo no es el problema del sexo, sino
el de la luz. (Ricoeur 2006:110)




En contraste con la obra, los ciegos serían una encarnación de Edipo,
quienes dominados por la racionalidad de dominación o la 'conciencia
presuntuosa' no aceptan ver la realidad, que en el caso de los hombre es
la realidad primitiva, y en la de Edipo también, pero en un sentido más
metafórico (en alusión a la epidemia). Los ciegos no obstante no reciben
la verdad, al principio, de un personaje especifico, como Tiresias, sino
que deviene de 'la nada', pero, al final ellos reconstruyen una verdad
por medio de la mujer.

Vale agregar además, que la hybris que Edipo representa es la misma que
los ciegos padecen, entre esa dialéctica de la racionalidad y su
primitividad que permuta en la doble ceguera que padecen. Todo esto se
abordará mejor en el segundo capítulo.




De igual modo, otra obra más contemporánea que aborda el problema de la
ceguera y la dialéctica que la produce es El Túnel de Sábato. En efecto,
como señala Fonseca, "hallamos (…) una serie de temas y de motivos que no
sólo simbolizan la parte oculta de nuestra mente, sino la necesidad de que
el ser humano coexista con su lado más oscuro y menos conocido: su
irracionalidad. (2008:24) En esta obra aparentemente hay un solo ciego,
quien empero, al igual que el 'vidente' de Tiresias, él pueda ver la
realidad, y no está sumido en la lógica de la dominación como Juan Pablo
Castel. El protagonista asesina a María Iribarne, que fue la única persona
que en sus propias palabras, lo comprendió, y paradójicamente a quien
asesinó. Desde aquí se puede ver la actuación irracional de Castel. Castel
se enamora de María, porque fue la única que apreció la escena de la
ventana de su cuadro llamado 'Maternidad' (Sábato 1980: 65)

Dicho cuadro, propio del arte, es un medio de conexión con el inconsciente
del individuo, como se señalará más adelante en la teoría de Marcuse, y que
es parte de la propuesta para armonizar la dialéctica entre lo consciente y
lo inconsciente, ya que esta manifestación del inconsciente es la única que
ha sido apreciada por esta racionalidad dominante, al mismo tiempo que esta
despojada de esta. Con todo, al parecer no es suficiente como se verá en
esta obra, ya que Castel: "…en la búsqueda del amor absoluto o de lo
absoluto, a través de la razón y la lógica del mundo de los objetos. Se
pierde en una cadena de suposiciones y conjeturas sobre la realidad y
elabora apriorísticamente respuestas justificadoras de los hechos concretos
e inmediatos, desechando la intuición de la Verdad que simboliza el
encuentro con María" (Sábato1980: 46). El encuentro del consciente con el
inconsciente, de la racionalidad de dominación con la primitividad. Por eso
Saramago, no se vale del arte esta vez para hacer la denuncia, sino que
sabe que el problema de raíz, es la racionalidad de dominación, y a menos
que esta no desaparezca, a pesar de que se tenga momentos de reconocimiento
con el inconsciente, a través del arte, no es suficiente, para hallar la
verdad y permanecer en ella. Como afirma Ángel Leiva "De nada le sirvió
pintar la ventana para convocar el amor-verdad. Terminará aceptando que
esta vida es y sigue siendo un infierno rodeado de unos muros cada vez más
insalvables y opresivos" (Sábato 1980: 47)

Como se mencionó, en la obra participa un personaje ciego, el ciego
Allende, quien cuando es comunicado por Castel de lo que descubrió e hizo
con María, exclamó "¡Insensato! –aulló el ciego con una voz de fiera (…) y
gritaba esa sola palabra ¡insensato!" (Sábato 1980:164). Al que Castel no
logró comprender a pesar de sus intentos, porque "En estos meses de
encierro he intentado muchas veces razonar la última palabra del ciego, la
palabra insensato. Un cansancio muy grande, o quizá oscuro instinto, me lo
impide, reiteradamente" (Sábato 1980:164). Esto último es interesante,
porque de igual modo, cuando el primer ciego, se queda ciego, en ese
momento de angustia y desesperación ante el reciente deslumbramiento de la
verdad, prefiere evadirse en el sueño; y este oscuro instinto que padece
Castel no es sino la primera ceguera que viven todos, en nombre de la
racionalidad científica.

Por último, se cree pertinente abordar el "Mito de la caverna de platón"
para facilitar la explicación de la segunda ceguera. Al igual que afirma
Berloffa, "los personajes de la novela pueden ser comparados con aquellos
individuos que solo veían sombras proyectadas en el interior de la caverna"
(2011: 6) Y solo ven sombras porque la racionalidad de dominación,
interfiere en la visión total de la realidad. No obstante, cuando, uno de
los individuos de la caverna sale al exterior, y en el caso de los ciegos,
es vislumbrado por la verdad, "El hombre trasgresor recién salido de la
caverna sufre tanto con el nuevo mundo que se siente atraído por la
oscuridad. Para él la caverna parece más acogedora, pues allá es todo
familiar al tiempo que en el mundo de la luz él tendrá que aprender y ese
proceso es muy doloroso. (Pokulat 2011: 7) De igual modo, los ciegos
sufren, e incluso como se verá más adelante, prefieren la muerte o como la
mujer, que sigue viendo, desea quedarse ciega. Por ello ante el miedo de
sufrir vuelven a quedar ciegos.

La ceguera luminosa es entonces un proceso doloroso, pero irremediable para
ver la realidad, es, tal cual afirma Berloffa "el momento de la travesía,
el puente entre la pseudo-realidad y la vida vivida con gravedad" (2011: 9)

Dado este pequeño marco introductorio de la alegoría y la ceguera, será
posible entender mejor su asociación con la teoría psicoanalítica de
Marcuse, que propone el medio para el despojo de aquello que impide ver a
los ciegos: la racionalidad de dominación.


1.3 Dialéctica de la civilización: El origen y las consecuencias de la
racionalidad de dominación en Eros y Civilización

Eros y Civilización es una propuesta de la fusión del psicoanálisis de
Freud con el historicismo de Marx, con el fin de explicar y abordar a
partir de la teoría crítica, la complejidad de los problemas
contemporáneos. El fin de Marcuse con esta teoría es brindar una
explicación al paradójico crecimiento de la ciencia y el pensamiento
científico, que en lugar de erigirnos de manera proporcional como una
sociedad más humana, ha traído consigo solo una ola potencial de
destrucción y violencia.

La teoría no refiere al psicoanálisis desde su enfoque terapéutico, como su
uso común meramente instrumental, sino este psicoanálisis deviene de la
"metapsicología freudiana" (Marcuse 1976: 10), como "la doctrina en la
medida en que posibilita la constitución misma del objeto…una antropología
filosófica capaz de asumir la dialéctica de lo consciente y lo
inconsciente" (Ricoeur, 2006: 96). Es entonces como se adapta a la
hipótesis de que el ser humano pueda ver la realidad primitiva en la que
aún vive, ya que esta no es sino el reflejo de su propia naturaleza, de
modo que, esta metapsicología y/o antropología filosófica a partir del
psicoanálisis, permitirá el estudio de la naturaleza propia del hombre, de
lo no evidente, es decir, la esencia primitiva perenne.

La pregunta es entonces ¿Cómo surge? ¿Qué es la racionalidad de
dominación? ¿Por qué implica una visión ilusoria de la realidad? ¿Qué
desconoce? ¿Cuáles han sido sus implicancias?
La teoría de Marcuse es bastante amplia, de hecho trata en tres apartados
distintos dicha racionalidad de dominación desde el enfoque psicoanalítico,
no obstante, dada la complejidad de la teoría se tratará de explicarlo de
la manera más sintética posible con el objetivo de que el lector comprenda.

El origen de la racionalidad de dominación radica en los propios
orígenes de la civilización. En el principio habitaba la 'horda original',
donde "el padre original monopolizaba el poder y el placer y obligaba a la
renunciación a los hijos" (Marcuse 1976: 27) Mas, los hijos al sentirse
reprimidos, se rebelan contra el padre original y lo asesinan. Sienten una
sensación de placer ante la reciente matanza, y por ende la liberación de
los mismos, sin embargo, el sentimiento de culpa surge, así que el padre es
sacralizado, y sus mandatos y normas son la conformación del principio de
la realidad, que significa su inhibición constante. Es aquí, según Freud,
que nace la civilización, en el mando de los hijos y el clan de hermanos,
se desarrollan como dominación social y política institucionalizada. El
principio de realidad se materializa en un sistema de instituciones"
((Marcuse 1976:27)

El principio de la realidad sustituye al principio del placer, que es la
sustitución de los instintos primarios, la gratificación total y el placer
instantáneo, ya que "dejados en libertad (…) los instintos básicos del
hombre serían incompatibles con toda asociación y preservación duradera:
destruirían inclusive lo que unen (Marcuse 1976:25) Entonces se convierte
en una represión filogenéticamente necesaria, a fin de que el hombre pueda
vivir en armonía con los demás e incluso preservar su propia existencia,
que sino conviviera en grupo, no sobreviviría. El principio de realidad, es
entonces la transformación de los instintos animalescos en humanos bajo la
influencia de la realidad externa. Su original en el
organismo y su dirección básica sigue siendo la misma, pero sus objetivos y
manifestaciones están sujetos a cambio. (Marcuse 1976:24) Es decir, de
todas maneras el principio de realidad lleva la marca de nacimiento del
principio del placer, porque deviene de él, por lo que no implica una
negación y olvido del inconsciente, sino que "protege más que destrona,
modifica antes que negarlo, el principio del placer. (Marcuse 1976: 25)
Estos principios se configuran en el estructura mental de cada individuo,
que es la división tripartita de id, ego y super-ego. Donde el id está
dominado por el principio del placer, mientras el super-ego, representa al
principio de realidad; mientras el ego, es la mediación entre ambos, y
supone las relación con la realidad, los otros dos permanecen en el estado
inconsciente.
De todos modos, el principio de realidad se superpone al principio de
placer al momento de la elección del ego, ya que esta sociedad se
estructura racionalmente en un principio de escasez.
"que significa que la lucha por la existencia se
desarrolla en un mundo demasiado pobre para la
satisfacción de las necesidades humanas sin una
constante restricción (…) para ser posible la
satisfacción necesita siempre un trabajo, arreglos y
tareas más o menos penosos encaminados a procurar los
medios para satisfacer esas necesidades. Por la
duración del trabajo, que ocupa prácticamente la
existencia entera del individuo maduro, el placer es
«suspendido» y el dolor prevalece. Y puesto que los
impulsos instintivos básicos luchan porque prevalezca
el placer y no haya dolor, el principio del placer es
incompatible con la realidad, y los instintos tienen
que sobrellevar una regimentación represiva" (Marcuse
1976:48)


Respecto de esta cita, se pueden deslindar dos nociones: el efecto
contraproducente de la teoría de los instintos, al mismo tiempo, que este
es producido por la otra noción, el germen de la racionalidad de
dominación. En primer lugar, siguiendo la línea del último enunciado de la
cita anterior, se abarcará la problemática contraproducente de los
instintos.

En la estructura caracterizada del principio de escasez, el principio del
placer es reprimido continuamente, ya que el trabajo es necesario para la
supervivencia diaria del hombre. Esta represión total, que ya no lo protege
como la represión filogenéticamente necesaria, sino que lo reemplaza
totalmente, ocasiona una distorsión en las bases del principio del placer,
los instintos. El principio del placer posee dos instintos: Eros y
Tánatos. A pesar de que provienen del mismo origen, por naturaleza Eros
siempre sobresale pues "Inician su función reproductora de la vida con la
separación de las células gérmenes del organismo y la unión de esos dos
cuerpos celulares (…) así ganan contra la muerte "la inmortalidad
potencial" de la sustancia viviente" (Marcuse 1976:38)

Empero, cuando se somete al hombre a esta lógica de la escasez y la
necesidad de un trabajo, la energía para la realización de este último
proviene de Eros, de las pulsiones sexuales. De modo que, la energía de
Eros desciende, se debilita, porque su poder erótico está siendo violado,
hurtado, a actividades que van en contra de su naturaleza, en palabras
mismas de Marcuse "…son mutilados y reducidos a funciones subalternas. Este
proceso logra la desexualización del cuerpo socialmente necesaria: la
libido llega a ser concentrada (…) dejando casi todo el resto libre para
ser usado como instrumento de trabajo" (Marcuse 1976:57) Sus intereses y
valores son transustanciados por la lógica de la escasez, que en un mundo
cada vez más consumista, se necesita trabajar más, más tiempo de inversión,
para tener más dinero y por ende, poder consumir más, y disfrutar de las
satisfacciones que brinda la sociedad.

Ante ello, la misma sexualidad, pulsión de Eros, se pervierte, es sumida a
una actividad meramente de genitalizacion, donde la prioridad de procrear
ha sido sustituido por el placer inmediato, en esta sociedad agitada. Vale
aclarar, para fines de la investigación, que "la organización social de los
instintos sexuales convierten en tabús como perversiones prácticamente
todas sus manifestaciones que no sirven o preparan para la función
procreativa…las perversiones no son meramente detestables, sino también
algo monstruoso y aterrador…" (Marcuse 1976:57)

Por lo que ante el descenso y perversión de Eros, Tánatos surge y se
impone. En efecto, "Las perversiones sugieren la identidad ultima de Eros y
el instinto de la muerte, o la sumisión de Eros al instinto de la muerte"
(Marcuse 1976:59). Y con él se desencadena las fuerzas destructivas y
violentas de modo que "el progreso total de la civilización es hecho
posible solo mediante la transformación y utilización del instinto de la
muerte y sus derivados" (Marcuse 1976:59-60), Esa es la llamada dialéctica
de la civilización, pues en pos del progreso, el avance de la
destructividad es directamente proporcional.

Luego, como se refirió anteriormente, a partir del concepto de escasez,
también surgía el origen de la racionalidad de dominación, que se encuentra
en la misma naturaleza del principio de escasez, en su distribución. La
estructura distributiva del principio de escasez ha sido "impuesta sobre
los individuos…sin que importe cuan útil haya sido para el progreso del
conjunto, esta racionalización permaneció como la razón de la dominación, y
la conquista gradual de la escasez estaba inextricablemente unida con el
interés de la dominación y conformada por él." (Marcuse 1976:49)


Esta racionalidad de dominación, en base al principio de escasez, adquiere
formas históricas, como el mismo Marcuse señala, los componentes históricos
se desprenden de la psicología de Freud, pues "la psicología individual es
así, en sí misma, psicológica de grupo, en tanto que el individuo mismo
todavía tiene una identidad arcaica con las especies". Surgen dos nuevos
conceptos que ejemplifican el nuevo principio de realidad regido por esta
ananké. La Represión excedente que alude a "las restricciones provocadas
por la dominación social. Esta es diferenciada de la represión (básica):
las «modificaciones» de los instintos necesarias para la perpetuación de la
raza humana en la civilización." (Marcuse 1976:48) Es decir, que esta nueva
represión sobrepasa la represión filogenéticamente necesaria. Y el
Principio de actuación, que es la forma histórica prevaleciente del
principio de la realidad; denominado actuación, porque la identificación
del ser humano en el principio de realidad es en tanto su actuación como un
trabajador y productor más de la sociedad.


Estos nuevos principios son regidos por la racionalidad de dominación, que
no hace sino, aumentar continuamente los mecanismos de represión para el
mantenimiento del principio de escasez y por ende, del sistema de
dominación en ese principio. Represión ha desencadenado un efecto
contraproducente en la civilización, porque se liberan las fuerzas
destructivas. Pero lo que trasciende a esta inmersión del id, de la
primitividad al inconsciente, es que el sujeto solo se queda con una parte
de la percepción de la realidad de su naturaleza y su entorno ¿puede acaso
el hombre vivir, ver la realidad, tener una percepción correcta del mundo a
partir de una visión fragmentada de la naturaleza?, que por otro lado, no
es pura, sino que la racionalidad emerge de la primitividad.
Entonces su desconocimiento hace que dicha racionalidad se desarrolle y
trabaje en ella sin que lo advierta, de manera que el hombre posee una
falsa conciencia[4], cree en la racionalidad de dominación, que sin
embargo, actúa sin saberlo, en el crecimiento y permanencia de lo que
piensa que ha desaparecido; como metafóricamente se hace alusión en el
Ensayo "hicimos de los ojos una especie de espejos vueltos hacia dentro,
con el resultado, muchas veces, de que acaban mostrando sin reserva lo que
estábamos tratando de negar con la boca. "La primitividad del hombre sigue
presente, eterno retorno de lo reprimido, en cada actividad o discurso
creado por la racionalidad, y ha crecido al igual que ella." (Saramago
2003: 40)

Entonces ¿Cómo es posible que en esta sociedad regida por esa racionalidad,
pueda proclamar discursos como la libertad, la justicia, la paz, el mismo
concepto y valoración del hombre, si aún permanece en esa primitividad
destructiva, que su condición es la negación de lo anterior? E individuo
paga sacrificando su tiempo, su conciencia, sus sueños; la civilización
paga sacrificando sus propias promesas de libertad, justicia y paz para
todos (Marcuse 1976:101) Es simplemente paradójico. La civilización vive
hasta el día de hoy en esas contradicciones, y la respuesta a que no se de
cuenta de ello, o en todo caso, trate simplemente de evitarlo o
desvirtuarlo, es porque permanece ciego de esa falsa conciencia [5]de la
racionalidad de la dominación. Ya que además la humanidad que ha crecido en
esa falsa conciencia, ha sido un modo de justificación de cada vez más
dominación, donde la figura del hombre se impone por todo y sobre todos, el
inconsciente mismo ha pasado a ser un objeto y en general toda la
naturaleza. Al respecto Honneth, refiere que se establece una "relación
reificante con su entorno, ya no pueden evitar percibir los componentes de
una situación dada sino solo bajo el punto de vista del beneficio que
aquellos podrían producirles para sus cálculos de ganancias egocéntricos"
(2006: 24)

De igual manera, la misma condición del hombre es afectada por esta
racionalidad, que personificada en "…el mando de monopolios económicos,
políticos y culturales, la formación del superego maduro parece omitir el
estado de individualización: el átomo genérico llega a ser directamente un
átomo social" Imperante la importancia del trabajo y la reducción de la
vida del individuo a esta labor, el mismo valor del individuo, pierde
dignidad humana y se asume como la valoración de una maquina en tanto
produzca más. Honneth constata: "…posee "calidad de cosa" tanto el objeto
evaluado cuantitativamente como el hombre tratado como un instrumento, y
también el puñado de habilidades y necesidades propias que son
experimentadas solo en relación con su aprovechamiento económico. Además,
confluye…el egoísmo evidente, pasando por la indolencia, hasta el interés
primordialmente económico (2006: 25) El hombre pierde su identidad, de
ahora en adelante solo valoran su función. Dichas funciones colectivas se
entornan en un poder cada vez más absoluto y corrupto porque no es posible
verlo.
"…con la multiplicación de las funciones, toda la
dominación asume la forma de la administración. En su
cumbre, la concentración de poderes económicos parece
perderse en el anonimato: todo el mundo, inclusive en lo
más alto, parece carecer de poder frente a los movimientos
y leyes del aparato mismo… Los amos ya no tienen una
función individual. Los sádicos principales, los
explotadores capitalistas, han sido transformados en
miembros asalariados de una burocracia, cuyos sujetos se
encuentran como miembros de otra burocracia. El dolor, la
frustración, la impotencia del individuo deriva de un
sistema altamente productivo y eficiente en el que él lleva
una vida mejor que nunca. (Marcuse 1976:99)
En la última frase se puede apreciar la contradicción, las personas ahora
trabajan monotamente sin el reconocimiento de aquellos a los que sirve y
sostiene, no obstante tienen una "vida mejor que nunca".

¿Qué sucedería si se despoja a los hombres de esta racionalidad dominante?
¿Acaso todo se vendría abajo porque las bases de esta civilización
efectivamente se basan en esa racionalidad? Al respecto Marcuse plantea los
supuestos frente al despojo, y por ende la liberación. En primer lugar, "la
liberación instintiva abarca la liberación intelectual, tanto más cuanto
que la lucha contra la libertad de pensamiento e imaginación ha sido
convertido en un poderoso instrumento del totalitarismo, tanto el
democrático como el autoritario" (Marcuse 1976:12) Es decir las estructuras
de poder de la sociedad serían develadas, en tanto que se muestre su
condición autoritaria y represiva frente a los individuos. De igual manera,

"…la liberación del cuerpo de las depravaciones del
trabajo -es inclusive liberación de un cuerpo sensual
hasta cierto punto, que goza de los logros de la
higiene física y la ropa agradable. Pero es, a pesar
de todo la liberación de un cuerpo reprimido, que
actúa como instrumento de trabajo y de diversión en
una sociedad que está organizada contra su
liberación"


De manera que, si se propiciara la absolución del trabajo; la humanidad se
liberaría del cuerpo sensual reprimido, pues la energía de Eros seria
también liberada de la esclavitud del trabajo. Al mismo tiempo que se
despoja la racionalidad de dominación, también lo hace del principio de la
realidad, quien a la vez permite la liberación psicoanalítica de la
memoria, que hace estallar la racionalidad del individuo reprimido (Marcuse
1976: 31-32) Finalmente cuando el individuo recupere su memoria, que ha
estado atrofiada por esta racionalidad, podrá reconocer esa memoria
primitiva arcaica, y dar fin al eterno retorno de lo reprimido, que a pesar
de los avances científicos, la naturaleza primitiva del hombre permanecía.
Primitividad que destruye y no armoniza con su entorno. Por ello "El mundo
de la naturaleza es un mundo de opresión, crueldad, dolor como lo es el
mundo humano; como este, espera su liberación (Marcuse 1976: 159) a
realización del hombre es al mismo tiempo la realización sin violencia de
la naturaleza"

 
Por consiguiente a la teoría de Eros y Civilización, su relación con la
ceguera, es identificar este proceso del despojo de la racionalidad de
dominación de la civilización. El Ensayo, es pues, la denuncia contra el
antagonismo dialéctico en la que se encuentra la base fundamental del
proyecto de civilización, la oposición entre la conciencia y el
inconsciente, el principio de realidad y el principio del placer, la lógica
de la dominación y la gratificación total. Antagonismo que Marcuse expone
como la "dialéctica de la civilización", a lo que Paul Ricoeur, se referirá
como la negación de lo consciente de su otro, lo inconsciente. Esta
disensión de la forma dual del hombre no es gratuita, pues con el paso de
los tiempos, la brecha ha crecido hacia un abismo inexorable, en nombre de
la racionalidad de la dominación que se traduce en el principio de
actuación y la represión excedente. En ese sentido, ha traído consigo, un
efecto contraproducente, porque la negación del inconsciente, no significa
su desaparición, sino que como señala Marcuse, "rechazado por la realidad
externa o inclusive incapaz de alcanzarla, la fuerza total de principio del
placer no solo sobrevive en el inconsciente, sino también afecta de muchas
maneras a la misma realidad que he reemplazado al principio del placer. El
retorno de lo reprimido da forma a la historia prohibida y subterránea de
la civilización" (Marcuse 1976: 29) De esta manera, atañe a su estado
represivo, que reacciona, a través de la liberación de fuerzas destructivas
y violentas. Y es que, la represión excedente, el poder organizado y
universalizado que hoy goza, ha llegado a trastocar la propia sustancia
del inconsciente, pues Eros que dominaba al inconsciente y era la guía
principal de principio del placer y/o estado del id, ha descendido por la
represión, y a cambio, Tánatos emerge, se impone sobre Eros, y es a partir
de su poder mortífero, que actúa la civilización.

Entonces partiendo de la misma teoría de la negación del inconsciente
y de esa irreconciliable unión entre la razón y los instintos se deriva el
problema del no reconocimiento de la naturaleza primitiva del hombre, que
se materializa en la realidad primitiva en la que aún viven y no se dan
cuenta. El olvido del inconsciente es el olvido de la fragilidad del
hombre, de su historia filogenética, del sentido de culpa; de ahí la lógica
de la dominación como motor de la civilización y su constante
intensificación, que representa la grandeza del hombre. Al igual que Edipo
Rey, como se señala en el apartado de la historia de la ceguera, que
representa la grandeza humana y su vanidad debe ser develada por una figura
que detente una visión de conjunto. Esta figura es el vidente como el
"poder de la verdad", poder al que accederá por medio del sufrimiento.
(Ricoeur 2003: 110). Y es que el ser humano se resiste a la verdad, pues
sería la tercera humillación que padecería, después de la primera que tuvo
lugar la humillación cosmológico que le infligió Copérnico, y que arruinó
la ilusión narcisista del hombre como el centro de las cosas; y la segunda,
cuando Darwin lo equipará como otro ser vivo parte del reino animal. Ahora
el hombre que ya sabía que no era ni el señor de los cosmos, ni el señor de
los seres vivos, resulta que ni siquiera es señor de su propia psiquis
(Ricoeur 2003: 142) Al igual que Apolo insta a Edipo a conocerse a sí
mismo, Freud incita al lector colectivo:

"Te comportas como un monarca absoluto que se
conforma con las informaciones que le dan los altos
dignatarios de la corte, y que no desciende hacia el
pueblo para oír su voz: entra profundamente en ti
mismo y aprende primero a conocerte, solo entonces
comprenderás por qué vas a enfermar, y, quizás,
puedas evitarlo. (Freud 1931: 146).


Siguiendo a Freud, el Ensayo, a través de la alegoría de la ceguera, nos
propone envolvernos en ese camino de autoconocimiento, desea devolver al
hombre su unidad (Sábato 1980: 30). Pues más allá del no reconocimiento de
su fragilidad y de su historia filogenética, el centro es la crisis de
identidad del hombre, desde su estructura fundamental, que padece entre las
murallas que él mismo no puede ver, ni traspasar. Para ello la función de
la ceguera es el despojo de la racionalidad de dominación, que libera al
mismo tiempo al inconsciente, a fin de que el hombre pueda ver la realidad
aún primitiva en la que vive, en tanto el reconocimiento reflexivo de su
dualidad, y realizar la hermenéutica armoniosa entre estas naturalezas. En
efecto "La conciencia se encuentra a si misma al volver a centrarse en su
Otro: cosmos, bios, psiquis. La conciencia se encuentra al perderse; se
encuentra, instruida y clarificada, al perderse como narcisista." (Ricoeur
2008:143)

La liberación del inconsciente involucra dos aspectos. En primer
lugar, el proceso se caracteriza por el sufrimiento. Al igual que Edipo,
los ciegos sufren, porque la liberación del inconsciente, además de la
implicancia de su fragilidad y de las cuestiones humanas trascendentales
impregnadas a lo largo de la obra, representa la "realidad diagnosticada"
(Ricoeur 2008:101), que es su estado actual de deshumanización, como
consecuencia de una identidad humana fragmentada. Entonces vislumbran la
develación de su estado degradado, que en la carrera voraz para llegar al
poder y perfección, permanecían en la dialéctica de la conciencia y el
inconsciente, se volvió un ser ruin; como afirma Sábato: "…uno se cree a
veces superhombre, hasta que advierte que también es mezquino, sucio y
pérfido" (Sábato 1980: 62). Se analiza entonces los poderes represivos, por
el principio de actuación, en tanto los individuos son valorados por su
función, y no por su intrínseco valor de humanos, su dignidad. De acuerdo a
lo anterior, Honneth, refiere la causa principal de esta naturaleza
cosificante: "la difusión del intercambio de bienes, con el establecimiento
de las sociedades capitalistas se ha convertido en el modo predominante del
accionar intersubjetivo" (2006: 24). De manera consecuente, se analizará
la caída de la naturaleza misma del hombre, en tanto su libertad y razón,
como animal político (pues vive en una soledad sórdida), la decadencia del
logos (lenguaje) en relación a su incapacidad para comunicarse y
finalmente, el escape de las fuerzas distorsionadas (perversiones) de Eros.


Asimismo, el segundo aspecto, involucra el desarrollo del psicoanálisis
filogenético, que


"Apenas (…) hace a un lado el velo ideológico y
declina la construcción de la personalidad, es
conducida a disolver al individuo: la
personalidad autónoma de este aparece como la
manifestación congelada de la represión general
de la humanidad. La autoconciencia y la razón
que han conquistado y configurado el mundo
histórico, lo han hecho sobre la imagen de la
represión, interna y externa. Han trabajado como
agentes de dominación: las libertades que han
traído (y que son considerables) crecieron sobre
el terreno de la esclavitud y han conservado la
marca de su nacimiento" (Marcuse 1976: 64)


De modo que el hombre recuerde su historia filogenética, y comprenda
esa lucha entre regresión y progreso, ese eterno retorno, que a pesar de
encontrarse en los más altos niveles de avance tecnológico de la
civilización, la historia sigue siendo cíclica, se cometen los mismos
pecados. Del mismo modo, si bien es cierto, este encuentro regresivo hasta
el estado primigenio es sinónimo de la destrucción total de las estructuras
de poder de la civilización- que confiere un escenario- no obstante, como
refiere Heidegger en el Ser y el Tiempo, "La destrucción es un momento de
toda nueva fundación. La destrucción de los trasmundos es una tarea
positiva" (Ricoeur 2006:144). Así pues, el propósito del Ensayo no solo es
denunciar, sino la propuesta de trasfondo es la reconstrucción de la
civilización, mediante la reconciliación de estas fuerzas antagónicas- que
se separaron en el origen de la civilización- a fin de que el hombre pueda
formar su identidad, y su poder mortífero no renazca más. Una salvación
antes de la autodestrucción, sin saber cómo ocurrió.

Es interesante mencionar que surgieron dudas con respecto a analizar la
deshumanización, y no directamente la "falsa conciencia" o la percepción
unívoca exclusivamente desde la racionalidad de escasez, que establece una
asociación más evidente con la alegoría y de hecho lo es. Pero con el
propósito de aclarar este cuestionamiento que seguramente surgirá en el
lector, la decisión final de abarcar la ceguera como un medio para ver la
realidad primitiva en la que vive la civilización, se debe a la siguiente
afirmación de este hombre literato, que proporciona a sus lectores las
armas de cómo hacer y entender la literatura, justamente aquella que aborda
la complejidad del hombre, entre sus misterios, pasiones y bajezas; Sábato
afirma "Los seres humanos no pueden representar nunca las angustias
metafísicas al estado de puras ideas, sino que las hacen encarnándolas…"
(1974: 173) Por ello, si se alude a la estado primitivo que aún el hombre
posee–que es la materialización de la realidad primitiva en que descansa la
sociedad- se acerca a la realidad inmediata del lector, sin rodeos, está en
su cotidianeidad, en el vivir andar, en las calles, en su propia casa.











































Capítulo 2


Análisis


La división del análisis de la alegoría de la ceguera, se dividirá de
manera secuencial en torno a los escenarios de la novela, ya que los
sucesos corresponden con el orden regresivo del psicoanálisis filogenético
hasta el estado primigenio de los ciegos. En el primer apartado se
explicará la descripción de la ceguera en tanto su forma, blanca luminosa.
El segundo sub capítulo iniciará con el primer escenario, el caso del
primer ciego, se analizará su actitud frente a la ceguera; el
comportamiento de los agentes externos, como los conductores, los
transeúntes, el doctor; la ceguera de los primeros contagiados, hasta su
encierro en el manicomio. Aquí se describirá el tema del sufrimiento, la
lejanía de la autoridad y su valoración netamente instrumental por el
sistema productor. El tercer apartado corresponde a la vida de los ciegos
en el manicomio y se divide en dos tiempos. El primero refiere desde la
entrada de los ciegos y el discurso del Estado, el resguardo de los
militares, donde se advierte las fuerzas represivas, la exposición abierta
de su no-libertad, hasta la llegada al poder de los ciegos malvados. El
segundo, por ende, inicia desde la toma del poder autoritario de los ciegos
malvados, que representan metafóricamente la horda primitiva, en el
principio de civilización gobernada por los hermanos; hasta el incendio del
manicomio, y su posterior destrucción, y la salida de los ciegos a la
ciudad. Aquí se enfocará los temas de las perversiones de Eros, el escape
de los instintos destructivos y nuevamente, el ser humano reducido a un
objeto, un instrumento en la lógica del intercambio del principio de
actuación.
Si bien los apartados se centraran en los temas mencionados, de todas
maneras es imposible evitar la intromisión de otros conceptos, ya que si
hablamos de libertad es imperativo también hablar de paz o de razón o de
justicia, al igual que el ser humano, porque finalmente estos valores, son
en, de y por el hombre, y el hombre es una unidad. Así que si también
nosotros hemos recuperado la visión, por la ceguera, demostrémoslo en el
propio desarrollo de esta investigación, no simplificando, olvidando, sino
uniendo, recordando.

2.1. La alegoría de la ceguera en Ensayo sobre la ceguera
En el segundo apartado del primer capítulo se narró la historia de la
ceguera en la literatura, con el fin, de establecer conexiones con la
presentación de la ceguera en el Ensayo, ya que esta no es un elemento
fortuito. El motivo literario de la ceguera pertenece a una tradición, pues
comparte ciertas características de las cegueras tradicionales, a las
cuales se recurre porque permite entender mejor el significado de su
alegoría.

En primer lugar, esta ceguera es blanca y luminosa. Se describe la blancura
de la siguiente manera: "Nada, es como si estuviera en medio de una niebla
espesa, es como si hubiera caído en un mar de leche (Saramago 2003:13);
"…la blancura insondable lo cubría todo" (Saramago 2003:13); "una especie
de blancura lechosa, espesa, que se le agarra a los ojos" (Saramago
2003:27). Y la luminosidad, como "…una albura tan luminosa, tan total, que
devoraba no solo los colores, sino las propias cosas y los seres,
haciéndolos así doblemente invisibles." (Saramago 2003:14)

Al respecto Berloffa, señala que: "Blanco es el color de la luz. En él
están escondidos todos los colores, así como sus posibles combinaciones. Al
descomponerse, a través de un prisma, ella se distribuye en colorido,
propagando todos los colores componentes de la luz blanca y revelando
matices resultantes de la mezcla de tonos. Así es la simbólica ceguera
blanca (2011: 59-60). A partir de las citas del libro, como la opinión de
Berloffa, se puede inferir que la ceguera blanca luminosa, debido a sus
propiedades contrarias a su naturaleza común como ceguera, posibilita la
visión de la totalidad, ya no de fragmentos de colores y/o sombras de la
realidad, sino que la integridad de los mismos. La luz actúa como ese poder
de la verdad, que deslumbra a los ciegos, no obstante, ya experimentaban
una ceguera previa, que no les permite ver, y por ende, permanecen en ese
estado de luz, donde la 'verdad' a través del despojo de la racionalidad
seguirá trabajando.
Por otro lado, la ceguera no es un problema de ojos, sino que de
conciencia. Pues ya apareció la luz de la verdad, el problema es el
'prisma', ese intermediario entre los ojos y la conciencia, dicho prisma es
la racionalidad de dominación. Así como señala el taxista ciego en una
conversación con el doctor "El taxista señala…Apuesto que lo que ha
ocurrido es que se han atascado los canales que van desde los ojos hasta la
sesera (…) Quien sabe, el medico sonrió sin querer, realmente, los ojos no
son más que unas lentes, como un objetivo, es el cerebro quien realmente
ve, igual que una película la imagen aparece" (Saramago 2003:72) Berloffa
concuerda lo mismo "Entre la visión habitual y la posibilidad de visión de
la totalidad, se interpone la conciencia, porque, por medio de ella es
posible que haya un pleno conocimiento de la realidad" (Berloffa 2011: 59-
60) Pero ¿Qué implica esta conciencia? ¿Por qué no quiere ver la realidad?
¿Y prefiere quedarse ciega? En respuesta a ello, se plantea el miedo de
esta racionalidad ante la verdad.

Antes de penetrar en las respuestas de las distintas preguntas, es
necesario primero aclarar a qué se refiere con una ceguera previa ¿acaso
existe en la obra dos cegueras? Es posible; dada la ambigüedad del propio
elemento de alegoría como se señaló en el primer capítulo.

En la obra, cuando uno de los ciegos cuenta cómo se quedó ciego, señala que
fue cuando observó en un cuadro "…un caballo espantado, Con los ojos como
saliéndose de las orbitas (…) me quede ciego cuando precisamente estaba
mirando al caballo" (Saramago 2003:136) A lo que la chica de las gafas
oscuras responde "El miedo ciega… Son palabras ciertas, ya éramos ciegos en
el momento en el que perdimos la vista, el miedo nos cegó, el miedo nos
mantendrá ciegos." (Saramago 2003:136). ¿Pero el miedo a qué? Este miedo se
origina en la conciencia que, como se ha hecho referencia anteriormente, es
falsa, pues solo se basa desde una percepción, que es a través de la
racionalidad dominante, por ende, solo permite ver un reflejo, un halo de
los colores provenientes de la blanca verdad. Por ejemplo, cuando el primer
ciego va al doctor, quien luego entra al baño, se queda mirándose al espejo
durante un minuto largo, Qué será eso, murmuró. (Saramago 2003:23). Él no
se pregunta a sí mismo, no reflexiona dentro de sí, sino que pregunta a ese
reflejo dominado por la racionalidad; y por eso, no recibe respuesta, ya
que el reflejo, la primera ceguera, lo impide.

De igual modo, esta escena puede ser comparable con el interludio literario
del primer apartado de El Túnel, que como se señala, la pintura, en general
todo arte, no deviene de esa racionalidad de dominación, sino que se libera
de este dominio y ella emerge del inconsciente. En la pintura, este puede
ser manifestado y visibilizado. No obstante, al igual que Castel, el ciego,
estaba ciego desde ya, porque pudo haber visto la verdad, que estuvo
representada en el caballo y en la pintura misma, pero prefirió volverse
ciego, al igual que Castel, quien llevado por celos irrazonables mato a la
única persona que había entendido su pintura, su inconsciente, 'la única
persona que lo entendió'. La pintura no es más que un efecto momentáneo de
transición a la verdad de modo que no es perdurable, por eso el pintor o
los espectadores vuelven a quedar ciegos otra vez.
¿Ahora a qué se debe esa visión univoca? Esta visión univoca se refiere a
la represión total que se ejerció a la primitividad, que es el principio
del placer junto a Eros, esclavizados por la racionalidad de dominación, a
fin de mantener el poder de los amos, en este caso de las instituciones y
perpetuar justificadamente la dominación, sin retroceso. Pero en el caso de
despojo de esta racionalidad, las instituciones no son las únicas que
tienen miedo. Sino la humanidad entera. Esto se debe a que la civilización
está regida en todo ámbito por esta racionalidad, la propia configuración
del pensamiento, el propio discurso del ser humano en cuanto a su libertad,
paz y justicia…el despojo de la racionalidad, implicaría el despojo de todo
esto, que falsamente funciona. Por lo que en la liberación, las formas de
la realidad, del propio pensamiento, de la percepción del Estado, del
poder, de los valores humanos, de la función de Eros se develarían en su
estado degradante, porque finalmente pueden ver la realidad de la actuación
de la racionalidad, que en su desconocimiento de la primitividad, desde la
cual ella emerge, actuó, se desarrolló y creció en ella. Por lo que la
apariencia de las cosas era un bienestar ilusorio y las contradicciones
finalmente son evidentes. Este proceso para la humanidad es sumamente
desagradable e implica un sufrimiento que no puede soportar. Se evidencia
en la siguiente cita:
"Un minuto después por esas extrañas dimisiones del
cuerpo, que escoge, para renunciar, ciertos momentos
de angustia o de desesperación, cuando, si se
gobernase exclusivamente por la lógica, todo él
debería estar en vela y tenso, le entró una especie
de sopor, mas somnolencia que sueño autentico, pero
tan pesado como él. Inmediatamente soñó que estaba
jugando al juego Y si fuese ciego, soñaba que cerraba
y abría los ojos muchas veces, y que, cada vez, como
si estuviera regresando de un viaje, lo estaban
esperando, firmes e inalteradas, todas las formas y
los colores, el mundo tal como lo conocía. (Saramago
2003: 15)



Así como el cansancio que le impide ver la realidad al ciego, que se niega,
y por eso sigue en la albura, como Juan Pablo Castel "en estos meses de
encierro he intentado muchas veces razonar la última palabra del ciego, la
palabra insensato. Un cansancio muy grande, o quizá oscuro instinto, me lo
impide, reiteradamente" (Sábato 1980: 164)
Incluso la mujer, en los primeros días del manicomio, a sabiendas del
futuro funesto que les esperaba, desea también ser ciega, porque ella puede
ver. La mujer del médico volvió a su cama, pero no se acostó ya, Miraba al
marido, que murmuraba en sueños, los bultos de los otros bajo las mantas
grises, las paredes sucias, las camas vacías a la espera, y serenamente
deseo estar ciega también, atravesar la piel visible de las cosas y pasar
al lado dentro de ellas, a su fulgurante e irremediable ceguera. (Saramago
2003: 66)

Y otros, sin importar regresar a su estado de falsa conciencia, prefieren
volver a ver "Dios santo que falta nos hacen los ojos, ver, ver, aunque no
fuese más que unas vagas sombras, estar delante de un espejo, mirar una
mancha oscura difusa y poder decir, Ahí está mi cara, lo que tenga luz no
me pertenece." (Saramago 2003: 77). Todavía sigue la negación a la verdad,
y prefiere ver, aunque sea sombras, que es la ceguera inicial. Esto último
se puede compararse con la caverna de platón, cuando ante la salida da la
caverna ven la luz resplandeciente de la verdad y ya no sombras, y desean
volver a las sombras, por eso perciben una ceguera luminosa. Así, pues

"Si una persona queda por mucho tiempo en lo oscuro
y, de pronto, es expuesta a la incidencia de una luz
muy fuerte, no consigue distinguir nada. Ve apenas
una densa neblina. Así, en el texto, los personajes,
inmersos durante años en la oscuridad, en lo pseudo-
real, en la ilusión, negando la existencia de
maniobras sociales destinadas a engañar, son
ofuscados por los relampagueos de la razón,
configurados en la blancura de la ceguera. De pronto,
los personajes se ven delante de la posibilidad del
desvanecimiento de la oscuridad, en la que se
refugiaban, y del descubrimiento de las verdades del
existir...." (Berloffa 2011: 60)


De igual manera, Pokulat corrobora que "La blancura de la ceguera tiene
también propiedades curativas porque el "mar de leche", que inunda la
visión de los personajes, funciona como elemento capaz de apagar todas las
imágenes mentales anteriores, propiciando "nuevos entendimientos del
mundo", sin embargo, "acostumbrarse al nuevo mundo real: ese es el desafío
tanto del habitante de la caverna como de los personajes ciegos de
Saramago". (Pokulat 2011: 6-7)

Pero dado su miedo, se quedan en esa albura de la ceguera- por un largo
periodo, como lo afirma la chica de las gafas oscuras el miedo nos cegó, el
miedo nos mantendrá ciegos." (Saramago 2003: 136)

Este periodo aparentemente largo y digo aparente porque en la obra se
pierde la noción de tiempo_ se puede explicar por el tiempo necesario para
que el hombre regrese hasta su estado primitivo. La regresión a través del
psicoanálisis filogenético. Vale decir que la hipótesis de este retorno
filogenético de la ceguera, que en el mundo de los ciegos se propone para
explicar la inexplicable ceguera:
"con una flecha lanzada hacia arriba, y que, tras
alcanzar el punto más alto en su ascenso, se detiene
un momento, como suspendida en el aire, y empieza
luego a describir la obligada curva de caída, que si
Dios quiere, y con esta invocación regresaba el
comentarista a la trivialidad de las expresiones
humanas y a la epidemia propiamente dicha, la
gravedad tratará de acelerar hasta que desaparezca la
terrible pesadilla que nos atormenta…" (Saramago
2003: 128)

Dado esto último es la falsa conciencia en la que vive la civilización,
desde el origen de la horda primitiva de los hermanos. A continuación se
analizará el regreso psicoanalítico de la ceguera a través de los distintos
espacios de la obra.

2.1. La ciudad y los primeros ciegos
El primer ciego se queda ciego manejando un auto. Como se mencionó
anteriormente, este primera aparición de la ceguera es verdaderamente
dolorosa, porque deslumbra la realidad aparente derrumbándose y con ello su
propia lógica de pensamiento.
Se visibilizan los primeros signos de angustia y desesperación en la
expresión de su rostro " Los párpados muy abiertos, la piel de la cara
crispada, las cejas repentinamente revueltas, todo eso que cualquiera puede
comprobar, son trastornos de la angustia" (Saramago 2003: 10); en la
calamidad expresada en sus palabras "Estoy ciego, estoy ciego, repetía con
desesperación mientras le ayudaban a salir del coche…" p.10, "Yo sé muy
bien lo que es esto, una desgracia, sí, una desgracia" (Saramago 2003:11),
"Si voy a quedarme así para siempre, me mato" (Saramago 2003:18); , y en el
sentir de su cuerpo, "intento contener la aflicción que le agarrotaba la
garganta" (Saramago 2003:12) "…nervioso…a punto de lanza un grito de
socorro" (Saramago 2003:12)
La misma situación ocurre con el familiar del ladrón ciego: "…percibió la
fatalidad que le entraba por la puerta cuando un marido desecho en lágrimas
cayo en sus brazos" (Saramago 2003: 34)

Por otro lado, la ceguera implica el destape de la percepción del
hombre en cuanto su función, en la distribución de la escasez, la
estructura de la racionalidad de la dominación. La ceguera, es la pérdida
de valor del individuo por la sociedad, ya que se vuelve un 'inútil' para
la sociedad racionalmente organizado en el trabajo y la producción. Se
constata en las siguientes citas, cuando el primer ciego le dice al médico
"que después lo acompañó un hombre hasta casa, porque él no podía valerse"
" (Saramago 2003:21) o cuando el médico se queda ciego, y "Realmente un
oftalmólogo ciego no servía mucho, pero tenía que informar a las
autoridades sanitarias." (Saramago 2003: 36)

De otra parte, como se señaló en la teoría de Marcuse, se produce una
crisis en la configuración del pensamiento, un cambio de la percepción del
mundo, de la memoria y convenciones acerca de ello. El primer ciego hablaba
"Balbuceando, como si la falta de visión hubiera debilitado su memoria"
(Saramago 2003:11) Cuando dedujo una analogía simple "…y sin reparar en lo
absurdo del enunciado, se congratuló por haber sido capaz, en medio de su
desesperación, de formular un razonamiento lógico" (Saramago 2003:19-20). O
que a partir del momento que quedo ciego, "…no sabrá cuando el semáforo se
pone rojo" convención social (Saramago 2003:11) Finalmente siente "…como si
todo estuviera diluyéndose en una especie de extraña dimensión, sin
direcciones ni referencias, sin norte, ni sur, sin bajo ni alto" (Saramago
2003:14)
Su misma percepción a través de los sentidos cambia "Abajo, en el portal,
la mujer encendió la luz … para él la luz, esta luz, se había convertido en
ruido" " (Saramago 2003:18) Hecho que se constata más adelante en la
percepción de los ciegos, cuando ya en el manicomio, el doctor dice que
"Sobre todo por la voz, la voz es la vista de quien no ve…reconoce al viejo
con el parche negro" (Saramago 2003:124)
Por otra parte, el doctor ahora ya no pregunta a su reflejo como lo hace
cuando aún ve, sino que "esta vez no pregunto Qué será esto, no dijo Hay
mil razones para que el cerebro humano se cierre, solo extendió las manos
hasta tocar el vidrio, sabía que su imagen estaba allí mirándolo, la imagen
lo veía a él, él no veía la imagen" (Saramago 2003:36). Él, en aras del
despojo de la racionalidad
, ya no puede ver su imagen, un reflejo de la realidad, o sea esa
Pseudorealidad; porque ha sido cegado por la verdad que procurará solo la
percepción de la verdad en el hombre, quien de ahora en adelante se verá
inmerso en el sufrimiento en pos de ella.
Inclusive, empieza a destapar la imagen 'universalizada' de las
autoridades, como se señala en la teoría de Marcuse,
"La lógica y la eficacia mandaban que su
participación de lo que estaba ocurriendo se hiciera
directamente, comunicándolo lo antes posible a un
cargo alto responsable del ministerio de la Salud,
pero no tardo en cambiar de idea cuando se dio cuenta
de que presentarse solo como un médico que tenía una
información importante y urgente que comunicar no era
suficiente para convencer al funcionario médico…"
(Saramago 2003:39)


Si bien es el inicio del despojo del pensamiento de la racionalidad,
pero como vemos en este párrafo, se da cuenta inmediatamente que no es
posible actuar de este modo, ya que se da cuenta del estado 'ajeno' y
'lejano' de la autoridad.

Seguidamente llega a hablar con el funcionario, quien, no obstante, se
niega a comunicarlo con su superior inmediato (Saramago 2003: 39) y termina
denigrando su condición de doctor. Al respecto, el doctor, descubre una de
las primeras verdades de esta primitividad: "Después como si acabase de
descubrir algo que estuviera obligado a saber desde mucho tiempo antes,
murmuró, triste, De esa masa estamos hechos, "mitad indiferencia mitad
ruindad" (Saramago 2003:40)." Esta acotación final es fundamental en la
obra, pues se desprenden dos significados. El primero, de manera más
directa, alude al comportamiento del funcionario frente al doctor, que pasó
inmediatamente antes. Pero la frase va más allá, pues no está refiriéndose
exclusivamente a este personaje, sino que señala "de esa masa estamos
hechos", que envuelve a la entera humanidad. Asimismo, alude a un
descubrimiento que ya conocía, como un conocimiento inconsciente que se
libera después de un proceso psicoanalítico, pues recién lo enfrenta y lo
dice abiertamente, pero le duele, pues lo murmura, y así evoca la
indiferencia y la ruindad que compone al hombre. Dicha indiferencia refiere
a esa racionalidad de dominación que se olvida de sus orígenes primitivos,
y que en lugar de desaparecer perdura, por lo que esta y la primitividad
crecen a la par, esta última sería la llamada 'ruindad'. De esta manera, se
aprecia el primer acercamiento directo a reconocer esta realidad que aún es
primitiva, de modo que, se constata la propuesta hipotética de esta
argumentación.

Se refleja también la caída del discurso de libertad y paz que siempre
emana el Estado, pues deciden meter a los ciegos en un manicomio sin ningún
de reconocimiento de sus derechos,
"…La ocurrencia había brotado de la cabeza del ministro mismo (…) una idea
feliz, incluso perfecta, tanto referente a los aspectos meramente
sanitarios del caso como a sus implicaciones sociales y a sus derivaciones
políticas…serian recogidas y aisladas, para evitar así ulteriores contagios
que (…) se multiplicarían según lo que es matemáticamente es costumbre
denominar progresión geométrica. Quod erat demonstrandum, concluyó el
ministro. En palabras al alcance de todo el mundo, se trataba de poner en
cuarentena a todas aquellas personas, de acuerdo con la antigua práctica,
heredada de los tiempos del cólera y de la fiebre amarilla, cuando los
barcos contaminados, o simplemente sospechosos de infección, tenían que
permanecer apartados cuarenta días, Hasta ver…"…el presidente de la
Comisión de logística y Seguridad (…) debería encargarse del transporte,
aislamiento y auxilio a los pacientes" (Saramago 2003: 46)
Se compara a los hombres ciegos como simples objetos y cantidades, pues el
ministro está tratando con el de la Comisión de la logística". Se eligen
métodos arcaicos, que remiten a la era der cólera. Prueba de este retorno
de lo reprimido perpetuo.

Por último manejados por la lógica "sacar el mayor beneficio con el
menos costo posible" Desdeñan el "cuartel [que a pesar de que es] el que
ofrece mejores condiciones de seguridad, Naturalmente, Tiene, no obstante
un inconveniente, es demasiado grande, y la vigilancia interna será difícil
y costosa. (Saramago 2003: 46) Por consiguiente, "Queda el manicomio, Sí,
señor ministro, el manicomio, Pues el manicomio, Sin duda es el edificio
más adecuado, porque aparte de estar rodeado de una tapia en todo su
perímetro, tiene la ventaja de que se compone de dos alas, una que
destinaremos a los ciegos propiamente dichos, y otra para los contaminados,
aparte un cuerpo central que servirá, por así decir, de tierra de nadie,
por donde los que se queden ciegos podrán pasar hasta juntarse a los que ya
lo están." (Saramago 2003:46)

2.2. El manicomio

En el manicomio se distinguirán dos eventos esenciales. El discurso del
Estado, y a partir de este, la consecuente degradación de los individuos.
Sumidos sin libertad, ni derechos, como se denominan ellos mismos o se
dirigen hacia ello como "perros con rabia". Ellos ya no poseen nombres
propios, se presentan de acuerdo a su función, para después ser nombrados
simplemente como ciegos, sin particularidad, masificados, que refiere a la
represión excedente. Situación actual que vive el hombre bajo el paroxismo
del dominio de los monopolios económicos y culturales, en tanto que se han
sumergido en la socialización primaria del individuo humano a la
constitución misma de la esencia del ser humano, convirtiéndolo en un ser
enajenado y masificándolo como un sujeto-objeto. No tienen identidad en
tanto el discurso de lo humano, basado en los principios de la razón, el
libre albedrío, y valores como la justicia y/o la paz. Su identidad
masificada es en cuanto su función y el valor productivo que esta genere
para el sostenimiento de la estructura racionalmente organizada del
principio de escasez. Los ciegos aun ciegos no se dan cuentan, solo la
mujer del médico piensa al respecta. Ella es la única que piensa (explícito
en la obra) porque ella no está ciega, está lúcida. Y el otro escenario es
la llegada y el dominio de los ciegos malvados. Estos ciegos representan el
último escalón de la regresión del psicoanálisis filogenético, pues
encarnan la horda primitiva de los hermanos, la destrucción de los mismos,
en un incendio, es la caída del manicomio, la caída de la civilización.

1. El poder degradante: discurso y actuacion del Gobierno

El Estado se ejerce como ese padre universalizado que ordena el castigo de
los hijos.
"Atención fue pronunciada tres veces, luego empezó la voz, El Gobierno
lamenta haberse visto obligado a ejercer enérgicamente lo que considera que
es su deber y su derecho, proteger a la población por todos los medios de
que dispone en esta crisis por la que estamos pasando, cuando parece
comprobarse algo semejante a un brote epidémico de ceguera,
provisionalmente llamado mal blanco, y desearía contar con el civismo y la
colaboración de todos los ciudadanos para limitar la propagación del
contagio, en el supuesto de que se trate de un contagio y no de una serie
de coincidencias por ahora inexplicables (Saramago 2003:50)
Este padre cubre su deseo de deshacerse de ellos, dado que ya no 'sirven',
no poseen ni desempeñan una actividad productiva, bajo los discursos de "el
civismo y colaboración", que no es sino, el sometimiento de su no libertad-
justamente lo contrario a lo que se entiende por civismo – deshumanización.
He ahí las primeras evidencias de las vicisitudes de la realidad primitiva.



En seguida, "El Gobierno conoce plenamente sus responsabilidades, y
espera que aquellos a quienes se dirige este mensaje asuman también, como
ciudadanos conscientes que sin duda son, las responsabilidades que les
corresponden, pensando que el aislamiento en que ahora se encuentran
representará, por encima de cualquier otra consideración personal, un acto
de solidaridad para con el resto de la comunidad nacional (Saramago 2003:
50). ¿Conscientes? Apelan a esa conciencia falsa que no da cuenta que
estaba perdiendo su libertad, en pos de los demás, una concepción
evidentemente utilitarista, ya que el 'resto de la comunidad nacional',
tienen que seguir sirviendo a la dominación a través del trabajo, de modo
que no es conveniente, que se llegasen a contagiar.

Ya planteado como marco, la determinación de la limitación de sus
libertades, se dan las instrucciones: primero, las luces se mantendrán
siempre encendidas y será inútil cualquier tentativa de manipular los
interruptores, que por otra parte no funcionan (Saramago 2003: 50-51); para
favorecer la vigilancia; segundo, abandonar el edificio sin autorización
supondrá la muerte inmediata de quien lo intente (Saramago 2003: 51);
incluso el atentado contra su libertad llega al punto de determinar si vive
o no, los propios términos de su vida; tercero, en cada sala hay un
teléfono que sólo podrá ser utilizado para solicitar del exterior la
reposición de los productos de higiene y limpieza, (Saramago 2003: 51);
solo referencia a elementos concretos ¿acaso son suficientes para la vida
digna que siempre proclama el Estado?
Sexto, tres veces al día se depositarán cajas con comida en la puerta de
entrada, a la derecha y a la izquierda, destinadas, respectivamente, a los
pacientes y a los posibles contagiados, (Saramago 2003: 51); Como si
fuera un tipo rutina de alimentación de animales, y quizás esto se ve
normal, porque de tal manera nuestro accionar diario en tanto el trabajo
que la mayoría de la gente realiza está mecanizado, pues la misma
estructura racionalizada de la sociedad determina este modo de actuación
entre los individuos, entre sus sirvientes.

Séptimo, todos los restos deberán ser quemados, considerándose
restos, a todo efecto, aparte de la comida sobrante, las cajas, los platos,
los cubiertos, que están fabricados con material combustible, (Saramago
2003: 51); Esos restos aluden también a cuerpos de humanos, ese finalmente
es el valor del hombre en la sociedad, siguiendo a Honneth, si el hombre es
valorado por su productividad, al igual que cualquier máquina, cuando deja
de producir o funcionar, es desechado, como un resto. Y he aquí la
semejanza más clara de este grado de deshumanización. Esta regla se
constata con la duodécima, "…en caso de muerte, cualquiera que sea la
causa, los internos enterrarán sin formalidades el cadáver en el cercado"
(Saramago 2003: 51);

Décimo, en caso de incendio, sea éste fortuito o intencionado, los
bomberos no intervendrán, undécimo, tampoco deberán contar los internos con
ningún tipo de intervención exterior, en el supuesto de que sufran
cualquier otra dolencia, y tampoco en el caso de que haya entre ellos
agresiones o desórdenes, (Saramago 2003: 51); Muestra clara de una total
indiferencia frente a su bienestar, al que supuestamente se dignaron a
procurar en el poder, y en el pacto social.

Decimoquinto, esta comunicación será repetida todos los días, a esta
misma hora, para conocimiento de los nuevos ingresados. El Gobierno y la
Nación esperan que todos cumplan con su deber. Buenas noches. (Saramago
2003: 51-52); En general, la tergiversación del discurso se encuentra en la
introducción fálica del inicio, como el saludo final de la "voz" donde se
cubre con el velo de un bien común y se apela a los deberes ciudadanos
(obviando los derechos) De esta manera aparentemente puede llegar a sonar
una propuesta justificable e incluso admirable, por el papel de mártir que
ejercerían los ciegos ¿pero acaso es necesario incurrir a este 'sacrificio'
por la 'comunidad nacional'? ¿Acaso la vida de los ciegos vale menos que la
'comunidad nacional'? Esto se constata con lo mencionado anteriormente, los
ciegos dejaron de tener valor, desde dos percepciones. La primera porque su
condición de ceguera, les impide trabajar, movilizarse, y segundo, porque
sometidos a este despojo de la racionalidad de dominación, se liberan del
yugo del trabajo y su liberación es por Eros, como se señaló en la teoría
de Marcuse.

Además del gobierno, las autoridades que lo representan en persona,
son los militares, quienes tambien demuestran una actitud déspota,
indiferente e inhumana a los ciegos. Por ejemplol cuando uno de los ciegos
está herido y en aras de perder la vida. La mujer del médico y el doctor,
van a pedir ayuda a los militares, solicitando si podrían traer medicinas
para el moribundo. No obstante, la respuesta proveniente será negativa.
"Si la infección se agrava (…) el caso puede acabar de la
peor manera posible, Eso no es cosa mía, Hable entonces con
sus superiores, dígaselo, Mire, ciego, con quien voy a
hablar es con usted, y le voy a decir una cosa, o vuelven
usted y esa ahora mismo ahí dentro, o les pego un tiro,
Vamos, dijo la mujer, no hay nada que hacer, no tienen
ellos la culpa, están llenos de miedo y obedecen ordenes,
No quiero creer que esté ocurriendo esto, va contra toda
regla humana, Mejor es que lo creas, porque nunca te has
encontrado ante una verdad tan evidente (Saramago 2003: 70-
71)


La mujer vidente señala la razón por la que los militares no los
quieren ayudar. "No tienen ellos la culpa, están llenos de miedo y obedecen
órdenes" (Saramago 2003: 70-71) El miedo es que ellos también temen conocer
la realidad primitiva, y al verlos cegados por ella, tienen miedo de ese
'contagio' de la verdad de la realidad; por ello prefieren seguir órdenes,
que proviene desde el poder de la estructura racionalmente organizada de la
sociedad, las cuales impiden que ellos salgan de la Pseudorealidad y así
evitar el sufrimiento. Es interesante, porque aquí se constat que el
predominio de esta racionalidad, no es producida directamente por el hombre
comun, sino que es parte de la penetración completa de la sociedad y sus
poderes en la configuración del pensamiento del hombre, como se ha
apreciado en primer apartado de este segundo capítulo. Asimismo, se aprecia
la respuesta del doctor, que no puede dar crédito a esta indiferencia que
atenta contra la dignidad humana, a lo que la mujer responde que no es más
que la 'verdad tan evidente'. La sorpresa del doctor se sigue debiendo a
que aún el proceso de despojo está iniciando, mientras la mujer que ve,
solo constata esta verdad.


Vale decir, que cuando están aproximándose al despojo casi total de la
racionalidad, ya pueden ver a todas luces la actuación inhumana del Estado,
pues lo que aparentemente alude a un discurso de valores, no es sino
totalmente lo contrario. Esto se constata con la llegada del viejo con el
parche negro, quien trae una radio, y están escuchando las noticias: "Las
noticias no fueron alentadoras, corría el rumor de que se iba a formar de
inmediato un gobierno de unidad y salvación nacional. (Saramago 2003: 137)"












Conclusiones






1. La literatura gracias a sus elementos que le permiten evadir lo
ordinario, representar a la realidad desde una perspectiva funesta, que
no es sino la denuncia de la misma y que además dispone de figuras como
la alegoría, que originaria de la modernidad, abarca la ambigüedad de
esta realidad, y evidencia estos vacíos y contradicciones de la época
actual. Asimismo permite transgredir el límite entre la realidad y la
fantasía, porque Saramago juega con el papel del narrador, con el título
mismo de la obra, convirtiendo en sujeto axiológico e inmiscuyéndose en
la realidad abierta. De esta manera el tema y la hipótesis de esta
investigación es posible, pues planteamos el problema de los ciegos como
si ellos encarnaran la civilización.






2. Las características de las cegueras en Edipo Rey, El Tunel y El mito de
la caverna, permiten deslindar y entender a profundidad el significado de
la alegoría de la ceguera en el Ensayo. El primero remite al miedo del
hombre de reconocer su fragilidad; la caverna nos ayuda a comprender el
por qué los ciegos se quedan ciegos, porque al verse deslumbrados por la
verdad, el miedo hacia ella, que es la caída de las convenciones del
mundo que ellos creían conocer, prefieren quedarse ciegos, e incluso
desean regresar al mundo de las sombras; incluso la mujer del médico, que
es lúcida, en momentos de desesperación y dolor desea volverse ciega.
Finalmente la obra de Sábato, ayuda a la propia hipótesis de la
investigación y a la comprensión de la obra de Saramago, al plantear el
despojo de la racionalidad del hombre, porque de otro modo, medios como
el arte, pese a que implican momentos de conexión con ese inconsciente,
es instantáneo y vuelven a quedar ciegos otra vez, de ahí la necesidad de
'atacar el problema desde la raíz', que es el hombre cegado por el poder
racional.






3. Finalmente, la teoría de Marcuse propone que el origen de la
racionalidad de dominación o de la conciencia, inicia con la horda
primitiva de los hermanos, reforzada por el principio de escasez,
representada en la represion excedente y el principio de actuacion, como
condición de progreso de la civilización. Dado ello, el principio del
placer, nuestra primitividad, que yace en el inconsciente tiene que ser
necesariamente reprimida, pues sus características no son acordes a este
progreso. De esta manera, esta racionalidad se olvida y reprime su
naturaleza primitiva. No obstante, dicho estado arcaico no desaparece,
sino permanece y por ende, el origen de la racionalidad proviene de ella
(la teoría de Marcuse de que el ego proviene del id) y permanece en ella.
Entonces los principios de esta racionalidad, que conforman los
principios y la conciencia de la civilización son falsos, pues desconoce
su origen y las implicancias que esta puede tener al ser reprimida, ya
que como se ha visto, el efecto es contraproducente. De esta manera, el
discurso de lo que es el hombre, la humanidad, las bases de la
civilización, y en ellos los valores de la libertad, la paz, la justicia;
están fundados y regidos por la primitividad originaria; de ahí que
existan contradicciones en el presente en torno a estos principios y
valores en el que se funda la civilización, pues finalmente estos valores
siguen al servicio de una racionalidad de dominación que perpetúa la
primitividad. El Ensayo, como pocas obras literarias de estos tiempos, no
hace sino develar esta falsa conciencia, de una racionalidad que
desconoce su origen primitivo, para que la civilizacion pueda ver
finalmente la realidad primitiva en la que aun vive.









Bibliografía


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Diciembre 2011
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FONSECA, Marco Antonio
2008 La ceguera como motivo en Ensayo sobre la Ceguera de
Saramago e Informe sobre ciegos de Sábato.
Tesis de Doctorado en Teoría de la Literatura y Literatura comparada.
Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona, Departamento de Filología
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Honneth, Axel
2007 Reificación : un estudio en la teoría del reconocimiento. Buenos
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Lemus, Silvia.
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http://go.galegroup.com/ps/i.do?id=GALE%7CA20304371&v=2.1&u=centrum&it=r&p=G
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Marcuse, Herbert
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2001 "La novela según Saramago (o lo que va del contar al decir)",
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PLIEGO SUELTO
2014 Entrevista a Herbert Marcuse, 1979 [Videograbacion]

POKULAT, Luciane
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literária.
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Ricoeur, Paul
2006 El conflicto de las interpretaciones: Ensayos de hermenéutica.
Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Sabato, Ernesto
1980 El Tunel. Madrid: Ediciones Cátedra S.A.

SARAMAGO, José
2003 Ensayo sobre la ceguera. Barcelona: Editorial Sol 90.





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[1] MONTERROSO, Augusto
1994 Obras completas (y otros cuentos). Santafé de Bogotá: Editorial
Norma.
[2] Las cursivas son mías

[3] FERRERO, Cándida
2001 "La peste de la ceguera* Notas a Ensayo sobre la
ceguera de José Saramago". Faventia. Bellaterra (Barcelona), 2001, 23/2, 87-
96. Consulta 16 de setiembre de 2014:

[4] La falsa conciencia es una denuncia de "los maestros de la sospecha",
nombre acotado por Ricoeur, que son Freud, Nietszche y Marx, quienes desde
distintas perspectivas, desde la psicología, la filosofía y la sociología,
proponen que la civilizacion vive engañada por una falsa conciencia. Para
más información, se pueden consultar directamente los libros de los autores
o del propio Ricoeur, quien establece ese parámetro, en su libro "El
conflicto de las interpretaciones: Ensayos de hermenéutica", que es citado
en la investigacion.
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