QUINTA ESCLUSA DEL REAL CANAL DEL MANZANARES: LIMPIEZA, CONSOLIDACIÓN, PROTECCIÓN y CUBRICIÓN

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Descripción

QUINTA ESCLUSA DEL REAL CANAL DEL MANZANARES Trabajos de conservación: limpieza, consolidación, protección y cubrición

Jorge Morín de Pablos Lidia Prieto Martín (Eds. científicos)

MArq Audema 2015 Serie Restauración

Este volumen de Memorias Arqueológicas AUDEMA ha sido publicado por:

MArq REST © de la edición: Área Científica y de Divulgación. Departamento de Arqueología, Paleontología y Recursos Culturales AUDITORES DE ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE, S.A. © de los textos: los autores © de las fotografías y de los dibujos: Departamento de Arqueología, Paleontología y Recursos Culturales AUDITORES DE ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE, S.A. ISBN: 978-84-16450-11-4 Depósito Legal: M-39127-2015 Dirección de la Serie: Jorge Morín de Pablos Diseño y Maquetación: Esperanza de Coig-O´Donnell Diseño Gráfico de la Portada: Esperanza de Coig-O´Donnell Impreso en España - Printed in Spain Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluido fotocopias, grabación o por cualquier sistema de almacenamiento de información sin el previo permiso escrito de los autores



QUINTA ESCLUSA DEL REAL CANAL DEL MANZANARES Trabajos de conservación: limpieza, consolidación, protección y cubrición

MArq Audema 2015 Serie Restauración

TIPO DE OBRA Proyecto de Construcción de Plataforma para el incremento de líneas de Alta Velocidad entre Madrid (Atocha) y Torrejón de Velasco. Tramo: C/ Pedro Bosch (Madrid) y Getafe LOCALIZACIÓN T. M. Madrid ENTIDAD PROMOTORA

EMPRESA CONSTRUCTORA

CONSULTORÍA ARQUEOLÓGICA

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA Trabajos de conservación de la 5ª esclusa del Canal de Manzanares Limpieza, consolidación, protección y cubrición

Equipo Técnico

Dirección Arqueológica: Jorge Morín de Pablos Dirección trabajos de restauración: Lidia Prieto Martín Dirección técnica y cálculos: Diana Castanedo de Lucas Francisco Javier Castanedo de Lucas

Geología y Geomorfología: Fernando Tapias Gómez Documentación: Maria Laura Cantallops Perelló Técnicos Arqueólogos de Campo: Jose Manuel Illán Dibujo Arqueológico: Enrique Navarro y Pablo Guerra Lectura Vertical de paramentos: Pablo Guerra Fotogrametría: Francisco José López Fraile

QUINTA ESCLUSA DEL REAL CANAL DEL MANZANARES Trabajos de conservación: limpieza, consolidación, protección y cubrición

Jorge Morín de Pablos Lidia Prieto Martín Diana Castanedo de Lucas Francisco Javier Castanedo de Lucas

MArq Audema 2015 Serie Restauración

ÍNDICE I. CONTEXTO HISTÓRICO

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II. COMPLEJO HIDRÁULICO DE LA CUARTA Y QUINTA ESCLUSA

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III. LA QUINTA ESCLUSA DEL REAL CANAL DEL MANZANARES

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IV. PROPUESTA DE ACTUACIÓN

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V. CÁCULO DE TENSIONES EN LAS ESTRUCTURAS INMUEBLES DE LA QUINTA ESCLUSA DEL CANAL DEL MANZANARES

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VI. TRABAJOS DE CONSERVACIÓN DE LA QUINTA ESCLUSA: LIMPIEZA, CONSOLIDACIÓN, PROTECCIÓN Y CUBRICIÓN

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1. OBJETIVOS DEL PROYECTO DE CONSERVACIÓN 2. DESCRIPCIÓN DE LOS RESTOS Y ANÁLISIS DEL ESTADO DE CONSERVACIÓN 3. ACTUACIONES DE CONSERVACIÓN 4. CONCLUSIONES

VII. MEMORIA FOTOGRÁFICA 1. FOTOGRAFÍAS GENERALES 2. PROTECCIÓN DEL CANAL Y DE LA CASA DEL ESCLUSERO 3. ACTUACIONES SOBRE EL VASO PRINCIPAL 4. ALMACENAJE DE ELEMENTOS DESUBICADOS 5. PROTECCIÓN DE LA 5ª ESCLUSA

VIII. BIBLIOGRAFÍA

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I. CONTEXTO HISTÓRICO 1. EL REAL CANAL DEL MANZANARES El proyecto del Canal del Manzanares debe encuadrarse en el apartado de proyectos hidráulicos de la Ilustración y el Romanticismo. Como señala el investigador Manuel Díaz-Marta Pinilla el marco histórico que comprende estos dos momentos, es el período que abarca los años de 1746 a 1860 y que a su vez puede dividirse en tres etapas. Estas estructuran la colección de 690 planos de obras hidráulicas que conforman los fondos del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo y que han facilitado el estudio del proyecto de navegación interior del río Manzanares. • • •

De 1746 a 1808: la Ilustración. De 1801 a 1814: la Invasión Napoleónica. De 1814 a 1866: el Romanticismo1.

Durante la Ilustración, los proyectos de obras hidráulicas son catalogados como utópicos, al igual que otros urbanísticos y arquitectónicos, debido a la falta de sinceridad para materializarlos. Resulta llamativa la cantidad de empresas que se ven truncadas por la imposibilidad de llevarlas a cabo; entre ellas, cabe destacar la idea primigenia de unir Madrid con Sevilla a partir de canales de navegación interior, así como el posterior proyecto del Canal del Guadarrama que pretende prolongar esta vía con un canal de unión entre el Guadarrama y el Manzanares. Seguramente, las principales razones que explican esta cuestión son, por un lado, la presencia de ingenieros extranjeros y, por otro, la necesidad del país de abrirse e igualarse al resto de Europa. Hasta los primeros años del siglo XVIII, en España, los ejecutores de los grandes proyectos de obras públicas, no están agrupados bajo ningún centro de formación específica; en general, se trata de arquitectos de la Academia de San Fernando o de maestros de obras, cuya formación 1 Díaz-Marta Pinilla, M. “Realismo y Utopía en los Proyectos Hidráulicos de la Ilustración y el Romanticismo”, en Planos Históricos de Obras Hidráulicas, CEHOPU. P. 12.

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OH 619 Planimetría de Instalaciones del Canala 1772

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técnica y conocimientos de matemáticas son superficiales. La organización de la “ingeniería” sigue siendo la misma que en siglos anteriores, lo que supone apalabrar y contratar las obras a ingenieros extranjeros. A principios del siglo XVIII, en algunos países europeos, concretamente en Francia, se potencia la formación de profesionales en el “arte de la construcción”; esta actividad viene incentivada en un primer momento desde el ámbito militar, siendo éste el primero en recibir esta formación técnica para aplicarla a la guerra. De este modo, los nuevos planteamientos españoles de realización de grandes empresas públicas recurren a los ingenieros franceses, capaces de proyectar y dirigir las obras, ya que durante la construcción es más que necesario tener conocimientos de matemáticas, topografía, contabilidad, etc. Ésta es la realidad que hace llegar, entre otros, al famoso ingeniero francés Carlos Lemaur, convertido posteriormente en ingeniero militar español. En consecuencia, este panorama propicia el carácter utópico de las obras hidráulicas, por una parte por la ineptitud de los profesionales nacionales, por otra, por el desconocimiento topográfico de los extranjeros. Tanto unos, como otros, deben hacerse eco de que: “la única contención para no rebasar el límite admisible del componente utópico de un proyecto, y para no caer en un realismo retardatario, de rechazo a las innovaciones, radica en un mayor estudio que en otras épocas (…) de todos los bienes y males, de cualquier orden que sean, que puedan derivarse de cada proyecto” 2. Paralelamente, la política ilustrada española intenta remediar las desventajas económicas, sociales y culturales del país con respecto a Europa. Desde el punto de vista de las obras públicas se comienza por dotar de nuevas redes de comunicación y transporte al país. A la hora de estudiar el fracaso de algunas empresas de navegación interior, hay que tener en cuenta que hasta la llegada del ferrocarril, el único medio de transporte interior es la carretera, por lo que las ansias de salir adelante cuanto antes, obviando para ello las características topográficas y climáticas propias, marcan el carácter utópico de muchas de ellas. En el caso de las obras para la navegación interior, el escaso caudal de los ríos supone que sólo se lleven a cabo los tramos más viables, quedando truncado el proyecto primitivo. Pese a todo, las inversiones económicas fueron importantes, de esta manera lo recoge el testamento de Floridablanca (1792), en el que se hace eco de las cinco obras con más peso durante su mandato: el canal de Murcia y los pantanos de Lorca, los canales de Aragón y Tauste, el canal de Guadarrama, el canal del Manzanares y el canal de Tortosa. En esta carta Floridablanca3 expone el fracaso económico de los canales de Aragón y de Tauste, además de los grandes gastos que ha supuesto el canal del Manzanares. Los proyectos para hacer navegable el río Manzanares se remontan a la época de Carlos II, cuando todavía éste era menor de edad. La primera propuesta es la de los hermanos Carlos y Fernando Grunembergh, coroneles de los reales ejércitos, que presentan hacia 1670 un proyecto que

2 Loc. cit. P. 27. 3 El testamento político del Conde de Floridablanca es la carta que envía al Conde de Aranda el 5 de mayo de 1792, publicado en El testamento político del Conde de Floridablanca. Madrid, 1962. P. 141 a 157. Citado en: Sáenz Ridruejo, F. “Panorama de un Siglo de Problemática Hidráulica en España”, en Planos Históricos de Obras Hidráulicas, CEHOPU. P. 28-29.

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no llega a materializarse. Aunque a mediados del siglo XVIII se propone hacer navegables los ríos Tajo, Guadiela, Jarama y Manzanares, no es hasta 1770 cuando se conceden los permisos a Pedro Martiniego y Cía.; se trata de la construcción de un canal navegable entre los puentes de Toledo y Aranjuez. Los pleitos interpuestos por los propietarios de las tierras colindantes llevan a este segundo proyecto a replantear las obras y a trazar nuevos planos. De esta fase son los planos de D. Manuel Serrano. En el tramo cercano al Puente de Toledo se ubican el puerto, los almacenes y el granero con las viviendas, además del lavadero del hospital ( plano OH. 619). En 1785 se presenta el proyecto más ambicioso de navegación interior de la mano del ingeniero Carlos Lemaur. La propuesta pretende unir Madrid y Sevilla mediante un canal navegable, pero la compañía del canal tan solo realiza obras hasta el embarcadero de Vaciamadrid. Como tantos otros proyectos de semejantes características utópicas se vio abocado al fracaso. Algunos investigadores, como Eugenio Sánchez Jiménez4, examinan las circunstancias. En primer lugar el volumen de las aguas no es suficiente para empujar el nuevo canal, de hecho además de las aguas superficiales tienen que utilizarse las aguas subterráneas, mediante un complejo sistema de filtraciones. Por otro lado, los desniveles del cauce tampoco son los adecuados, lo que supone abrir 10 esclusas para que puedan navegar los barcos entre el tramo de Puente de Toledo y Vaciamadrid. Todo ello evidencia el nefasto estudio del terreno previo a las obras. Las obras comenzaron con las excavaciones en unos terrenos del Distrito de Arganzuela y Soto de Salmedina, que pertenecían al Ayuntamiento. En el mayorazgo del soto de Luzón estaban implicados el conde de Aranda y el duque de Híjar. El cauce del canal era paralelo al río Manzanares por su ribera izquierda hasta llegar al embarcadero de Vacia-Madrid y para salvar los desniveles existentes contaba con diez esclusas. La cabecera del canal estaba situada junto al puente de Toledo junto a una noria que servía para el regadío de los jardines de los márgenes del canal. También se erigió un puentecillo ornamentado con un león. Desde esta cabecera, y hasta el embarcadero existían anchos paseos con arbolado, creados en su momento por Carlos III. Precisamente se llamó el Paseo del canal del Manzanares al que recorría esta zona, perdiendo su nombre al ampliarse el de Santa María de la Cabeza. Asimismo hubo una Pradera del Canal, que tenía tres kilómetros de largo y 110 metros de ancho. En la zona del Puerto, también en Arganzuela, hubo barcazas y botes, así como diversas instalaciones como almacenes, cuadras y viviendas. Más adelante se instaló el complejo del embarcadero con sus dársenas, talleres y almacenes. El embarcadero fue fruto a lo largo de los años de sucesivas reformas y ampliaciones. Saliendo del puerto a la altura del cruce con el arroyo Abroñigal se levantó la primera esclusa con un sistema de doble represa para salvar el desnivel y que las embarcaciones pudieran seguir su camino. Junto a ésta se erigieron dos nuevos edificios para aserrar y triturar los mármoles que

4 Sánchez Jiménez, E. “Catálogo del Fondo Histórico de Planos de Obras Hidráulicas”, en Planos Históricos de Obras Hidráulicas, CEHOPU. P. 375.

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Planta del Complejo de la Segunda Esclusa. Octubre de 1841 16

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se utilizaban en la fábrica de porcelanas del Buen Retiro o de La China. Para evitar que se filtrasen las aguas se sobreexcava el canal, a un nivel más bajo que el del propio río Manzanares. Este hecho, obligó a la colocación de esclusas a corta distancia, además de no llevar pendiente suficiente la conducción. La primera de las esclusas del Canal del Manzanares se encontraba a la altura del arroyo del Abroñigal. En la segunda esclusa había incluso un molino harinero y existió otro molino en la tercera, que había sido montado por los franceses, durante su ocupación de la Península. Aguas abajo, el Canal nunca alcanzó el río Jarama, aunque se quedó cerca. Hubo numerosos pleitos y cuando se abandonan las obras, el estado del canal, con las aguas estancadas, es totalmente insalubre. En ese momento, el Ayuntamiento trata por todos los medios de recuperar los terrenos El canal del Manzanares es descrito ya en 1775 por el ilustrado de la Corte de Carlos III, D. Antonio Ponz, quien en 1776 es nombrado por el rey Secretario de la Real Academia de las tres Bellas Artes. En 1790, año en el que dimitió del cargo anterior a causa de su mala salud, fue nombrado consejero honorario por Carlos IV. Ponz cita literalmente (op. Cit. 1785: 419-20): “Se pueden considerar como unidos al paseo del Prado los de las Delicias, que bajan desde la Puerta de Atocha hasta la orilla del nuevo canal del Manzanares, uno para gente de a pie y otro para coches, carruajes, etc. Ambos están plantados con dos líneas de olmos a cada orilla”; y continúa describiendo las inmediaciones del Canal: “Los paseos que se forman en sus orillas con tanta copia de árboles, son ya de los más bellos que pueden verse”. La más temprana descripción del Canal mismo, en la misma obra de Ponz habla de (p. 508): “Esta obra es, por sus circunstancias, una de las más considerables del presente reinado. Tratóse de hacerlo en el del señor Carlos II. Se delineó el territorio por donde había de ir y aún se grabó estampa de él; pero esta empresa, como otras muchas, se quedó en proyecto”, no obstante, sigue diciendo Ponz, sobre las dificultades de su realización, “no podían, por ningún título, estorbar la resolución de que se hiciese, y así la vimos publicada el 15 de mayo de 1770, con las regla y circunstancias que debían observarse, habiéndose acabado ya tres leguas de dicho canal, experimentándose las ventajas que se propusieron en cuanto a los molinos, navegación pesca, etc., dejando a la consideración de cualquiera cuál será la que producirán al pie de dos millones de árboles y arbustos de varias especies que reputan nacidos en sus márgenes”. Posteriormente, ya entrado el siglo XIX, se intentan completar las obras iniciadas por Lemaur para ejecutar el tramo que comprende Madrid hasta Aranjuez, entre éstas cabe destacar el plano firmado por Miguel Ynza, en julio de 1818, (ver plano y leyenda OH. 626). En éste se marca el trazado entre Madrid y la Casa del Mayorazgo de Val. A partir de 1818 se realizaron ampliaciones y obras fundamentalmente ornamentales. En la cabecera del canal se colocó un gran pedestal con un león de mármol y las dos columnas de

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Hércules. Este conjunto seguramente fue diseñado por González Velásquez al igual que otras obras relacionadas con el embarcadero. En este último se levanto una puerta con verja de hierro forjado que daba entrada al recinto. Dentro se encontraban los almacenes y talleres para las embarcaciones y cocheras y caballerizas. A la izquierda de la puerta existía una pequeña iglesia y el edificio de la administración. El conjunto creaba una plaza enfrente de la que se colocó la dársena con dos escaleras para facilitar el embarque. Detrás hacia el río, después de cruzar un pequeño puente sobre el canal se levantaron dos torretas con pequeños cañones para las salvas. Las obras de reparación y mantenimiento del canal continuaron hasta 1830 teniendo que hacer frente a hundimientos como el de la cuarta esclusa que poco a poco sumieron al canal en el abandono. Tras la inauguración de la línea férrea Madrid-Aranjuez en 1851 financiada en parte por el Marqués de Salamanca comenzó una campaña pública para cegar el canal, que según algunos testimonios era una estructura ya arruinada y foco de epidemias. En 1856 los planos de Celestino Espinosa recogían todo el trazado y estudiaban su ampliación pero ya en 1859 se desecó la zona de Arganzuela y los terrenos pasaron a la Hacienda Pública. A finales del siglo XIX los márgenes del Manzanares provocaban verdaderos problemas de higiene. El crecimiento de la ciudad con sus ingentes vertidos y las pequeñas industrias derivadas de este crecimiento provocaban un caudal de residuos del que el Manzanares no podía hacerse cargo. Además los baños y lavaderos incidían en esta problemática. Las últimas noticias que se tienen del canal en uso son de 1891, cuando aún funcionaba el molino de la cuarta esclusa, en un paraje declarado como colonia. Sin embargo, se describen sus aguas como pastosas y putrefactas, en un ambiente malsano. La ejecución de los ambiciosos proyectos hidráulicos viene de la mano de los ingenieros militares. La fundación del Cuerpo de Ingenieros Militares en 1710, por orden del Rey Felipe V, constituye el primer grupo de técnicos organizados, a partir del cual se desarrolla el pensamiento geográfico y científico. Aunque las funciones específicas del cuerpo se centran en la defensa del territorio, a partir de las nuevas construcciones y la reparación de fortificaciones desarrollan también funciones urbanísticas y en obras de ingeniería civil y religiosa. Estos hechos ayudaron a consolidar el estilo neoclásico como tendencia constructiva funcional, frente al barroquismo imperante a principios del siglo XVIII. A medida que el siglo XVIII avanza, aumenta la promoción de las obras públicas y su financiación por parte de la Corona. En estos momentos de crecimiento político (recordemos que en 1749, bajo el reinado de Fernando VII, se establece un plan para ordenar un sistema de transportes que responda a la nueva realidad del país) pero se echan en falta profesionales

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encargados de dirigir las obras públicas. En este contexto destacamos a Carlos Lemaur, igura a la que se dirigen todas las miradas en materia de política hidráulica en el siglo XVIII. Son varios los nombres conocidos con relación a la construcción del canal del río Manzanares y las dependencias proyectadas en sus orillas orillas; unos más lejanos como Lope de Iguña, Manuel Serrano, Louis Loiseau o Mariano Lleopart; otros más cercanos como Miguel Ynza y Pedro Nolasco de Ventura.

EL TRAMO URBANO DEL CANAL DEL MANZANARES El río Manzanares, de 87km. de longitud, nace en la Sierra de Guadarrama, a 2.350 m. de altitud, en el límite entre las provincias de Segovia y de Madrid. El río tiene tres partes: la primera discurre por un tramo montañoso; la segunda, la más degradada, riega el trazado urbano y la última pertenece al tramo suburbano y se dirige hacia Rivas Vaciamadrid. El tramo del río que atraviesa el entramado urbano de la ciudad se realza hacia 1561 cuando el rey Felipe II decide trasladar la Corte a Madrid. En época antigua y medieval los asentamientos romanos y visigodos de la región habían conformado los vértices de la futura ciudad que queda delimitada por tres de los establecimientos principales del interior peninsular, como son Titultia, Miacum y Toletum. A partir del establecimiento de Madrid como núcleo administrativo empieza la decadencia de este río que sin embargo no crece proporcionalmente a la gran ciudad. A partir del siglo XVI, en su tramo urbano, el río se ve engalanado con diferentes puentes, que permiten el paso de ciudadanos y del tráfico rodado. Su construcción sirve de base para los estudios técnicos relacionados con la futura cimentación en los márgenes del río. El puente de Segovia y el de Toledo fueron los primeros en construirse; más adelante se sumaron el puente de San Fernando y el del Rey. El puente de Segovia se levanta en 1574 por “provisión real de Felipe II”; el conjunto del puente se concluye en 1577 y se abre al tráfico en 1785. Se encargan las obras a Gaspar de la Vega y tras su fallecimiento le sucede Juan de Herrera. La importancia del puente radica en el carácter de su construcción como monumento nacional y no como simple obra local; en él confluirán los caminos de toda España: “Castilla la Vieja y León de un lado y Toledo, Guadalajara, Andalucía y Extremadura de otro…”5. Tras la conclusión de las obras del puente de Segovia quedan resueltos los problemas del paso del río y por lo tanto se descuidan los trabajos de mantenimiento del primitivo cruce del río en el puente de Toledo. En 1670 Carlos II toma la decisión de construir uno nuevo cercano al anterior. La construcción se demora debido a problemas financieros, por lo que hasta 1718 el arquitecto Pedro Ribera no se hace cargo del proyecto. La obra finaliza en 1732, convirtiéndose en un monumento característico de la urbe moderna.

5 Fernández Casado, C. “Madrid y el Manzanares: el río, la ciudad y sus puentes”, en: La arquitectura del ingeniero. Madrid, 1975. P.81-82.

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OH 636, Planta del complejo del a Tercera Esclusa del Real Canal del Manzanares

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OH 638, Seccción de la Séptima Esclusa

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El puente de San Fernando empieza a construirse bajo el reinado de Fernando VI y sustituye a un puente de piedra arruinado. Atraviesa el río en una parte en la que existe una isla, por lo que en realidad podemos hablar de dos puentes unidos por un tramo de muros. La construcción primitiva es de 1750, aunque en 1856 se hace una remodelación para reajustar los vanos de la segunda parte del puente, ya que el río se encaja en la margen derecha. Por otro lado, el puente del Rey se levanta con Fernando VII, en 1822. El proyecto lo realiza, casi con seguridad, Silvestre Pérez, el arquitecto que proyecta, durante la ocupación francesa, un plan de urbanización para los alrededores del Palacio Real. Inicialmente, el puente tiene un uso privado, exclusivo de la familia real, comunicando el Palacio con la Casa de Campo. Ya en el siglo XX, entre 1934-35, el Ingeniero de Caminos José María Cano, realiza el ensanche del puente. El ensanche remodela solo el lado de aguas abajo, permitiendo conservar el frente del lado contrario. El tramo del río que comprende los puentes de San Fernando y de la Princesa (construido en el siglo XX, Paseo de las Delicias) se integra el paisaje urbano de la ciudad de Madrid, habiendo sido en siglos anteriores una zona de esparcimiento de los ciudadanos y visitantes. Este trayecto de la margen izquierda del río empieza a consolidarse y los distintos barrios del nuevo entramado urbano toman el nombre de los topónimos naturales, como las colinas disecadas de Moncloa y de Príncipe Pío, el cerro de las Vistillas, sin olvidar la importancia de la iglesia de San Francisco el Grande. La construcción de puentes en el Manzanares durante el siglo XX, introduce nuevos materiales constructivos, como las estructuras metálicas y el hormigón armado, material este último que acaba por imponerse. Entre los primeros puentes estaría el de la Reina Victoria (1910) y el de la Princesa de Asturias, inaugurado en 1909 por Alfonso XIII. Este último resuelve el problema de dar salida directa a la carretera de Andalucía. En 1929 se rehabilita el puente primitivo. La nueva realidad urbana y el aumento de los medios de transporte, provoca que la construcción de puentes solucione, por un lado, el tráfico intraurbano y, por otro, la salida y entrada de la ciudad. El puente de Puerta de Hierro y el de Viveros fueron los primeros construidos por el Gabinete de Accesos y Extrarradio de Madrid, siendo Ministro de Obras Públicas Indalecio Prieto. Durante los años 40 y 50 se decide canalizar y urbanizar las márgenes más degradadas del río; el plan abarca todo el recorrido urbano, aproximadamente 5 Km. Desde las inmediaciones de San Antonio de la Florida hasta el puente de la Princesa, se levantan pequeñas presas y se construyen muros de ribera en hormigón chapados con mampostería granítica, para canalizar el río; el cauce se reduce así a 40 m de anchura. Estas obras condicionan la construcción de los puentes, como la del puente oblicuo del tercer cinturón y la modificación del puente de Toledo, entre otros. Al llegar la canalización a la zona del puente de Toledo, surge el problema de la insuficiencia de esta construcción para absorber el tráfico radial que parte de la ciudad. Entre todas las soluciones posibles se opta por duplicar el puente mediante la construcción de dos pasarelas paralelas de hormigón pretensado aguas arriba y abajo, dejando el antiguo puente como monumento peatonal. Esta propuesta, presentada por Carlos Fernández Casado y Fernando Chueca, se adopta finalmente para resolver la interacción puente de Toledo-tercer cinturón6. 6 Fernández Casado, C. Loc Cit. P.113.

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El siglo XVIII será para Madrid un periodo de grandes reformas y actuaciones urbanas, realizadas en su mayoría durante el reinado de Carlos III. No obstante, durante el reinado de Felipe V y su hijo Fernando VI se produjo la ordenación urbana de la periferia. Así, en un primer momento y bajo el corregimiento del Marqués de Vadillo (1715-1730) se ordenó la zona sur-occidental. El objetivo era crear una nueva relación entre la ciudad y el río, por lo que se construyó un camino que comunicaba con el nuevo Puente de Toledo (1719-1732). Otras actuaciones vinieron a completar la remodelación y arbolado de los caminos de la periferia, como los paseos del sur (1775-1780), la terminación de los accesos de la Puerta de Atocha y la solución final que adoptó la caminería de este último lugar para comunicar con el Canal del Manzanares. Pese a estas realizaciones urbanas, orientadas más que nada a mejorar los entornos palaciegos, lo cierto es que la ciudad apenas había crecido, y sólo se pudieron ocupar los espacios semiurbanos que quedaban junto a la cerca de 1625. Las cifras hablan por sí mismas, pues tan sólo se sumaron 100 hectáreas a las 700 que tenía la ciudad en 1625, y eso que la población había alcanzado algo más de 150.000 habitantes a mediados del siglo XVIII, para alcanzar los cerca de 190.000 a finales de la centuria. El momento económico y político propicio llegó con Carlos III. En 1770 se libró Real Cédula a favor de don pedro Martinengo para construir un canal navegable que partiendo de un embarcadero cerca del puente de Toledo llegase hasta Aranjuez. Estas obras se levantarían en terrenos de la dehesa de Arganzuela pero por la confusión en los límites con propietarios particulares se llegaron a producir una serie de pleitos para delimitar con precisión los límites de la dehesa. Tras fracasar varios intentos tanto de particulares como de la Administración, el Banco se hizo cargo de la obra. El siglo XVIII fue fructífero en proyectos que pretendieron hacer de la ribera del Manzanares una ciudad moderna. Muchos de esos proyectos corresponden a proyectos de ingeniería hidráulica, como el de la creación del canal navegable; otros corresponden tan solo a construcciones para dotar de mayor funcionalidad a la ciudad. Es obligado citar la tesis de Gabriel Ruiz Cabrero7, “Un proyecto de construcción del Manzanares”, en la que el arquitecto, a partir de documentos y planos del siglo de la Ilustración, dibuja la ribera del Manzanares. Ruiz Cabrero se sirve de los escritos y reflexiones de Mons y Atauri sobre unos planos conservados de Madrid8, que comprenden la zona situada al sur y al oeste de la ciudad y que queda limitada por el río Manzanares y la línea de la antigua cerca de Felipe IV9. Los planos conservados por Mons y Atauri pertenecen a proyectos de Lope de Iguña y Nicasio Ruiz de Obregón, entre otros, ambos implicados en los proyectos del Real Embarcadero del Manzanares y la Fábrica del Oro y de los Metales.

7 Ruiz Cabrero, G. Una tesis dibujada. Ed. Pronaos.1993. 8 Los planos recogen plantas y alzados de edificios que no se han conservado, trazados de caminos, etc. Están dibujados con técnicas y formatos muy diversos. Los escritos sobre estos planos forman parte de un trabajo de recopilación de Mons y Atauri. Dicha documentación se encontró en unos arcones en los desvanes de una casa de sus familiares. 9 Ruiz Cabrero, G. Loc. Cit. P. 11.

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OH 647, Sección de una Esclusa de Seguridad

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El plano conservado de los Caminos del Manzanares responde a un proyecto urbanístico de avenidas trazadas en la parte de la ciudad correspondiente a la Puerta de Segovia, desde la cerca de Felipe II hasta el río. Carlos III impulsa este proyecto con el fin de sanear la ciudad de Madrid, ya que para la nueva dinastía borbónica, es importante fijar la capital como representación del poder central absolutista. En el interior de la cerca viven los individuos marginados y tienen lugar las procesiones de penitentes siendo, en definitiva, los “bajos fondos” de la ciudad. El proyecto nunca llega a realizarse en su totalidad y lo ejecutado no coincide exactamente con lo dibujado en los planos. En este territorio se proyectan unos caminos que se cruzan con plazas y glorietas circulares y semicirculares, componiendo figuras geométricas. Apoyadas a éstas, se disponen pequeñas colonias de frutales y flores que intentan evocar el jardín islámico. Se trata, en general, de hacer de la ribera del Manzanares un área lúdica, de paseo para los ciudadanos10. El Real Embarcadero aparece ya proyectado en los planos anteriores, por lo que podría deducirse que el autor de los Caminos del Manzanares es el mismo: Lope de Iguña. El proyecto llega a construirse (la mayoría de diseños conservados datan de 1766) y tiene un uso frecuente hasta que se incendia, momento recogido por un dibujo a tinta china de Juan Zayas (1782). La construcción del embarcadero mantiene semejanzas con las formas arquitectónicas de otras fábricas reales, especialmente con la del Buen Retiro. A orillas del Manzanares se proyectan otras construcciones que dejan entrever el crecimiento de Madrid como ciudad moderna, a la vez que se afianza como capital. Entre otros edificios, se plantea la construcción de la Real Fábrica del Oro y de los Metales. Los planos que se conservan de la fábrica, proyectada por Nicasio Ruiz de Obregón, son copias posteriores, realizadas por el mismo arquitecto y correspondientes a la última década del siglo XVIII y a la primera del siglo XIX. El complejo que se establece en la ribera del Manzanares está formado por un recinto pentagonal, a modo de fortificación, en el que se inscribe el edificio principal de planta cuadrada. Mons y Atauri plantea, en torno al año 1922, la construcción de La Compañía Filantrópica, un plan de viviendas para los agricultores y obreros que debe edificarse en los solares de la calle Cambroneras. El proyecto pretende rescatar al proletariado de la infravivienda y darle la oportunidad de vivir en habitáculos modernos, funcionales y autosuficientes en los que desaparezcan las estancias obsoletas como las cuadras y el granero y se incorpore, por ejemplo, el cuarto de baño. La colonia, de la que tan solo llegan a abrirse las zanjas para las cimentaciones y el saneamiento del terreno, se articula en torno a un espacio principal, dominado por una iglesia, que hace a la vez las funciones religiosas y civiles propias de un ayuntamiento. Alrededor de este espacio central se distribuyen los edificios comunitarios y los edificios de servicios públicos, como las caballerizas.

10 Ibidem. P. 29-30.

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EL TRAMO EXTRAURBANO DEL CANAL DEL MANZANARES Con anterioridad se ha descrito el tramo del Real Canal Navegable del Manzanares que discurría por la zona más urbana y cercana a la ciudad de Madrid. En esa parte, los datos son mucho más conocidos, gracias, tanto a las fuentes documentales como a los restos que, en algunos casos, aún permanecen. Esta zona era la más visible para la población y por lo tanto, se intentó engalanar con la utilización de mejores materiales y una arquitectura mucho más cuidada. Muchas zonas, como el embarcadero, pretendían servir como escaparate de un proyecto de gran envergadura por el que apostaba el régimen existente. En cambio, los tramos más alejados de la ciudad fueron objeto de reiteradas reparaciones debido a los materiales y técnicas más perecederos que se utilizaron. La documentación existente se refiere sobre todo a los puentes y esclusas con sus construcciones asociadas. En cambio, lo que es el propio trazado del canal es poco conocido y es apenas intuido por la planimetría histórica, que en pocas ocasiones se ajustaba a la realidad. La excavación realizada muestra materialmente como sería construido la mayor parte del Canal. En relación a los materiales utilizados existen textos como el siguiente, donde se enumeran: “Obra de Maderas de distintas clases, Cal, Piedra, Cantería, Pedernal, Ladrillo, Utensilios, Clavazón, Herramientas, cinco barcos con todos sus pertrechos, y otros dos Barcos construidos, Cobertizos, y una porción de Madera labrada en Los Montes: todo lo qual está satisfecho por los Emprendedores, cuyo valor excede de trescientos setenta mil reales de vellón”11. Como se comentaba, el Real Canal Navegable del Manzanares necesitó de un continuo mantenimiento, que en ocasiones se hizo insostenible para las arcas del estado y terminó ocasionando su abandono total. A continuación se hace referencia a partes de un mismo texto donde se enumeraron las reparaciones que culminaron en 1825 y que resultan esclarecedoras para el entendimiento de lo hallado durante la excavación, al explicarse los sistemas constructivos utilizados, materiales, etc. “La escasez de fondos que experimentó esta Real empresa desde el mes de diciembre de 1820, en que a virtud de los decretos de las llamadas Córtes se la quitaron las asignaciones que tenía para su conservación y adelantamientos, ocasionó el general deterioro de sus obras; y para persuadirse del estado en que se hallaba al restablecimiento del gobierno legítimo del Rey nuestro Señor bastará la siguiente manifestación de las fechas desde aquella época, en que se la devolvieron la mayor parte de las citadas asignaciones, hasta el fin del año próximo.

11 Real cedula de S.M. a consulta del Consejo, aprobando la propuesta hecha por D. Pedro Martinengo, y Compañía, para el establecimiento de trescientas acciones de á quince mil reales vellon cada una para la Real Obra del Canal de Manzanares. Madrid : por D. Joachin Ibarra…, 1771.

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[…]Los puentes de madera de la primera y segunda esclusas, y otro sobre el arroyo llamado de Ballenas, inmediato á la quinta, que sirven para facilitar la comunicación de uno á otro lado estaban inutilizados, y todos tres se han construido de nuevo. En mucha parte de los nueve trozos se han puesto nuevos los entablonados y estacados que sirven para mantener los escarpes, se han perfeccionado estos y ensanchado las mesillas que por algunos parages apenas podía pasar la mula que tira de los barcos. […] A la izquierda del noveno trozo se filtraban las aguas, y habían formado un charcon de bastante extensión, que aun en el invierno contribuía á hacer mal sanan aquella parte de terreno por la fetidez que exhalaba, y se ha terraplenado con tierra arcillosa, de modo que no se vuelva á formar en lo subcesivo. […] Cuatro barcos existian para la navegación, pero inútiles, y á fin de no privar á la empresa del producto de este ramo, sin embargo de la corta extensión del Canal, se han construido igual número nuevos de los cuales el último se echará al agua en el próximo mes de febrero. El ramo de arbolado esperimentó tambien un atraso considerable. La escasez de riegos ocasionó la destrucción de casi todas las plantas nuevas. Las faltas no se pudieron reponer en su totalidad: y los grandes viveros y semilleros carecian de los trabajos mas necesarios para su fomento y conservación. A todo se ha acudido oportunamente, y en el dia presenta un aspecto mas agradable. Concluidas las obras de reparación y corriente la navegación en la distancia de tres leguas, sin desatender las que de contínuo necesitan hacerse en esta clase de empresas para mantenerlas siempre en el mejor estado, se ha dado principio á los trabajos de la prosecución del Canal por la construcción de la décima esclusa que es la única obra de consideración que se presenta hasta el pueblo de Vaciamadrid, para la cual se ha hecho la excavación, se están clavando las estacas, concluyendo el emparrillado, y conduciendo todos los materiales necesarios; y cuando esta obra esté ya á punto de concluirse se empezará la apertura del cauce del Canal con toda la actividad que permitan los fondos de la empresa, no siendo posible verficarlo antes porque los trozos que se abriesen no se les podría echar el agua ántes de concluir la citada esclusa, y se inutilizarían, como sucedió al décimo, por la falta de uso. Madrid 14 enero de 1825” 12 Uno de los grandes problemas que se debieron afrontar en los tramos extraurbanos del Canal del Manzanares fue el uso tanto de técnicas como de materiales muy deteriorables con el transcurso del tiempo y el uso del que se debieron aprovechar, en ocasiones ilícitamente, la población que vivía y trabajaba en las inmediaciones. Aún en la actualidad, muchos agricultores que continúan con su actividad, comentan como usurpaban terrenos al canal al ser mucho 12 Protección del Real Canal de Manzanares: relación sucinta…1825, Madrid. Autor: El duque de Alagón. Barón de Estés.

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más fértiles y extraían materiales (maderas, ladrillos, etc.) de la antigua estructura del canal para la reparación de acequias, casas de labranza, etc. Estas serían unas tareas que debieron ser comunes desde la construcción del canal y por las cuales se crearon ordenanzas que intentaban evitar el uso no reglado de las instalaciones del Real Canal. “Capítulo Primero. De la conservación del Canal del Manzanares, sus obras y arbolado. Articulo 1.º No será lícito hacer represas, pozos o abrevaderos dentro de la jurisdicción del canal, en los que este atraviesa, ni a las bocas de sus puentes, ni en la inmediación de sus malecones. Los contraventores incurrirán en la multa de cincuenta á doscientos reales, además de subsanar el perjuicio causado. […] Art. 5. º El que rompa ó de cualquier modo cause daño en las obras constituyentes del canal, en su arbolado, en los edificios de su dependencia, ó permita que le liagan sus caballerias ó ganados, pagará el perjuicio y una multa de veinte á cien reales. Y al que robase los materiales acopiados para las obras ó cualquiera efecto perteneciente á estas se le asegurará y presentará á la autoridad competente para que se le castigue con arreglo á las leyes. […] Art. 10. No se permitirá pescar en el canal á persona alguna que no se halle autorizada con la competente licencia, ni en otra forma que la establecida por la misma; los contraventores serán castigados con la multa de treinta reales por la primera vez y doble por la segunda, recogiéndoles en ambos casos los instrumentos de pescar que se les hallaren. Art. 11. Se prohibe á los pescadores bajar á los escarpes, hacer en ellos rozas ó asientos para su comodidad ó clavar estacas para sujetar las cañas; los que faltaren á estas prevenciones pagarán una multa de veinte á cincuenta reales y serán obligados a reparar el daño que cáusaren.” 13

13 Ordenanza para la conservación y policia del Canal de Manzanares. 1845.

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II. COMPLEJO HIDRÁULICO DE LA CUARTA Y QUINTA ESCLUSA

CUARTA ESCLUSA La Cuarta esclusa medía 28 metros de largo, incluyendo el ensanche que hacía de “recibidor” y que tenían todas las esclusas del Canal, de aproximadamente 5 metros a la entrada y 5 a la salida. En dicho “recibidor” solía ir el aliviadero o desagüe del cuérnago, necesario este para disminuir la presión de las aguas sobre la compuerta de entrada cuando esta estaba cerrada y así lo exigía la técnica hidráulica. Las esclusas del Canal fueron diseñadas para permitir su navegación y salvar el desnivel. La navegación podría hacerse aguas arriba o aguas abajo. Cada sistema de esclusas debía poseer una pareja de compuertas que vaciara o llenara la esclusa para subir o bajar la embarcación. Son muy pocos los restos que quedan de la Cuarta Esclusa, tenemos una descripción de ella en el diccionario de Madoz. A 4,319 pies de long., está situada la cuarta esclusa tambien de antigua construcción, pero en buen estado. Tiene 91 pies de long., por 163/4 de lat., [...] En el año 1831, con motivo de un hundimiento que se manifestó en el trasdos del muro derecho de la esclusa, por causa de la mala y viociosa construcción de su almenara, introducida en el mismo muro; se reformó este y se puso suelo nuevo a la esclusa. Con este motivo, el director entonces Don Pedro Nolasco de Ventura, y su ayudante el espresado Don de Herrera de la Calle, concibieron el proyecto de construir una almenara de desagüe, que dejando en seco el cuarto tramo, volviese las aguas al quinto, sin empeorarle, condujese las sucias y légamos al río, é introdujese de este aguas nuevas que refrescasen y aumentasen las del canal, para lo cual serviría también la caseta de compuertas que se halla construida. Verificaron las correspondientes nivelaciones y demas trabajos preparatorios y tuvieron el gusto de que estos correspondiesen a sus deseos. Formaron su proyecto, y se ejecutaron las obras hasta el punto en que se hallan en el dia; pero no se concluyó esta, tan importante y útil para el canal, por haber empezado a faltar en aquella

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época, parte de las asignaciones de caudales que les estaban señaladas. En la actualidad se ve lo que era el embarcadero, que es la zona destinada a las barcazas que pudieran llegar por la noche. Un remanso de aguas apresadas por la primera compuerta y liberadas o bien por el desagüe o por la propia esclusa. Este lugar sería usado después para probar los primeros prototipos de barcazas con motor de vapor. Junto al embarcadero se levantaba el Molino de Cartón que, con una rueda exterior vertical introducida en el vaso de la esclusa, movía las muelas en su interior. El molino es posterior a la esclusa (1.84X) y posiblemente su funcionamiento comenzó después de que el Canal dejara de ser navegable, ya que este modo de operar es muy poco probable con la circulación de barcazas por la esclusa. Parece entonces que el molino fue posterior a la esclusa y que se levantó encima de su pared izquierda. Los sillares de esta construcción, así como sus muelas, fueron repartidas por los campos para distintos fines. En los años 60, quedando en pie tres de sus paredes, fue derribado por amenazar ruina. Hoy nos queda la bóveda de cañón donde encajaba el árbol de la rueda, y los cimientos, ladrillo con argamasa, mezclados con la propia pared de la esclusa. Se puede apreciar claramente además, el aliviadero o cuérnago del que habla Madoz (almenara), que vertía las aguas del embarcadero o embalse, fuera de la esclusa, regulando de esta manera el flujo de agua que llegaba a su primera compuerta. Este aliviadero fue reformado al menos una vez, ya que vicios en su construcción, quizá por

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hacerse muy cerca de la pared de la propia esclusa, provocaron el derrumbe parcial de la misma. Una vez reformado y reconstruida parcialmente la esclusa, las aguas dejarían seco el tramo cuarto por este aliviadero, pasando por el cuérnago hasta una caseta de compuertas, de mayor antigüedad. Desde este punto las aguas posiblemente eran saneadas de toda la inmundicia arrastrada y volverían en parte al Río y en parte al tramo quinto del Canal. La obra de reforma del aliviadero y cuérnago, aunque practicada, nunca llegó a estar concluida, al cesar los fondos de la Casa Real para el Real Canal del Manzanares, como podemos leer en el diccionario de Madoz. El canal del aliviadero, exterior al Canal del Manzanares (cuérnago), conserva intacta su estructura de puentes para permitir el tránsito de aguas, lo que se ha venido llamando caseta de compuertas. Tanto esta casa de compuertas, como el molino, fueron sin duda las construcciones más elevadas del entorno. Hoy de la caseta de compuertas sólo queda su interior, un distribuidor de ladrillo con argamasa para las aguas que sigue funcionando.

CASA DE LA CUARTA ESCLUSA En la esclusa número cuatro del Real Canal del Manzanares, se levantaba (y sigue en pie) el edificio de los trabajadores de esta infraestructura del Canal. Las esclusas servían para nivelar artificialmente el agua y poder así navegar con las barcazas o chalupas. Hoy se conservan junto a la casa vestigios de lo que fue. También encontramos los restos (sillares, puentes y muelas) de lo que en su día fue el Molino de Cartón. Del Real Canal del Manzanares en este punto solamente queda su estructura, cubierta de huertos, y un pequeño valladar. En momentos más recientes se convirtió en cuartel de las tropas del Comandante del Ejército Popular de la República Española, Enrique Lister. La Casa fue espacio militar avanzado durante la rebelión militar que dio origen a la Guerra Civil Española. En tal época fueron nacionalizados todos sus elementos, especialmente los que eran de madera, para calentar o dar de comer a los milicianos que se extendían a lo largo de los escarpes de La Gavia. Las tierras pasaron a producir alimentos para las tropas del frente, durante los tres años del conflicto. Es mencionada por Pascual Madoz en 1.848, Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. A 4,319 pies de long., está situada la cuarta esclusa tambien de antigua construcción, pero en buen estado [...] é inmediata á ella la casa de recreo, destinada para SS. MM. y AA., y delante de ella un magnífico emparrado sostenido por su armadura y pies derechos de madera, pintado todo al óleo, de color verde. Á 112 pies distancia de esta casa y paralela al canal, á 104 se ha construido en el año de 1830 un edificio, solo de planta baja, en el cual está la habitación para el guarda, ó peon conservador, una caballeriza con 24 plazas, pajar, pieza para la cebada, y una gran cocina con hornillas, hogar, horno y pieza para repostería, y otra para guardar ropas,

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Vista aérea de la excavación arqueológica del Secadero de Cartón

Excavación arqueológica del Secadero de Cartón

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bagilla y demás del servicio para las mesas [...] Es muy complicado saber hoy cuales fueron las estancias reales en la Casa de la Cuarta Esclusa. De hecho Madoz habla de al menos dos bloques de edificios, estando hoy sólo uno en pie. La edificación que hoy podemos ver, tiene tres cuerpos: el más amplio, central, con los abrevaderos, y dos cuerpos laterales. Uno está acondicionado como residencia y en el otro se conserva un horno con su pequeña cocina. Es muy probable que todo esto fueran en realidad las estancias reales y la intendencia necesaria para ellas de las que habla Madoz. Junto a aquella construcción, hoy quedan apenas restos de otra, anchos muros y bases de pilastras muy anchos hacen pensar que la obra ofreció cierta solidez, siendo probablemente su función principal la de almacenaje, pajar, caballerizas,... Hoy los grandes huecos de la pared, a modo de amplias puertas para paso de ganado o maquinaria, se encuentran rellenos y transformados en ventanas, lo que lleva a suponer que cambió su función en un punto indeterminado del tiempo. Tras el comienzo de la guerra, la casa fue ocupada por el ejército republicano y asediada por el nacionalista desde la línea que pasaba por el Cerro de los Ángeles (Cerro Rojo). La gente que vivía en la casa fue desplazada a las Cuevas de la Magdalena, donde llegaron a vivir unas cuarenta personas en unas condiciones realmente extremas. En pie sólo queda la estructura de la propia Casa, junto a la cual se levantan los restos de un tejar que se proveía del barro de una finca colindante. Sobre ella existía un Almacén de la Casa que muy probablemente sirvió de secadero para el Molino de Cartón y que antaño pudo formar parte del palacete.

MOLINO DE CARTÓN Frente a la Casa se levantaba el Molino de Cartón, unido por una estructura de piedra a ella. El Molino se introducía en el interior del Canal para aprovechar la fuerza de sus aguas. Sin embargo existe y es visible hoy en día otra estructura aparejada a este, una serie de puentes y túneles para derivar el agua cuando no se quería que pasase por el Molino. Aunque este desagüe se construyó exclusivamente para la navegación a finales del s XVIII, el Molino de Cartón las reutilizó después, sobre mediados del siglo siguiente, cuando fue construido. Madoz menciona el sistema hidráulico del molino con detalle, con motivo de la destrucción de la pared derecha de la esclusa, cuando su desagüe o, más técnicamente, su cuérnago, arrasó la construcción de la esclusa, probablemente en alguna avenida: [...] En el año 1831, con motivo de un hundimiento que se manifestó en el trasdos del muro derecho de la esclusa, por causa de la mala y viociosa construcción de su almenara, introducida en el mismo muro; se reformó este y se puso suelo nuevo a la esclusa. Con este motivo, el director entonces Don Pedro Nolasco de Ventura, y su ayudante el espresado Don de Herrera de

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OH 644 Perfil longitudinal

la Calle, concibieron el proyecto de construir una almenara de desagüe, que dejando en seco el cuarto tramo, volviese las aguas al quinto, sin empeorarle, condujese las sucias y légamos al río, é introdujese de este aguas nuevas que refrescasen y aumentasen las del canal, para lo cual serviría también la caseta de compuertas que se halla construida [...] Formaron su proyecto, y se ejecutaron las obras hasta el punto en que se hallan en el dia; pero no se concluyó esta, tan importante y útil para el canal, por haber empezado a faltar en aquella época, parte de las asignaciones de caudales que les estaban señaladas. Esta derivación parece aprovecharse aguas abajo para regar huertas alejadas del canal. Se potencia de esta manera el uso del canal para el riego de los abundantes campos de labor que debía tener el valle del Manzanares.

QUINTA ESCLUSA “(…) Y a 1,209 pies del mismo, está la Quinta esclusa de ant. construcción, y reedificado el mismo año el muro del lado del R. Tiene 81 pies de long., y 161/2 de lat.: y asi en esta como en la Cuarta, se han construido los gallipuentes a su continuación como en la Segunda. A la izq. a 30 varas de la esclusa, está la casa del peon conservador, y otros apartamientos, para dependientes del ramo de arbolado, que cuidan el gran vivero que hay desde dicho puente hasta la misma esclusa (…)” La infraestructura de la Quinta Esclusa, como la mayor parte de los complejos hidráulicos del canal, data de del siglo XVIII, en su segundo tercio, estando Carlos III como monarca regente. No obstante en general, no se realizó ningún canal importante en España en el siglo XVII, con-

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trastando con la actividad constructora de canales que se dio en este mismo siglo en la vecina Francia. Como posibles causas están los intereses de los dueños de los numerosos molinos hidráulicos que había en España, así como los de las tierras que atravesarían el canal, que a veces trataban de disfrazar con razones más o menos pintorescas, como las que expuso una junta nombrada para analizar un proyecto de canales en el Tajo y el Manzanares: “(…) Si Dios hubiera deseado que ambos ríos fueran navegables, con sólo un fiar lo hubiera realizado, y sería atentatorio a los derechos de la Providencia mejorar lo que ella, por motivos inescrutables, había querido que quedase imperfecto (…)” Los proyectos que sirven de base a los estudios de ingenios hidráulicos en el centro peninsular corresponden a la colección de 690 planos de importantes obras hidráulicas proyectadas en el período 1746-1866. Formada con los fondos del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, esta colección abarca épocas tan interesantes como la Ilustración, la invasión napoleónica y el Romanticismo. A lo largo de estas épocas hubo acontecimientos políticos de gran trascendencia y avances considerables de las ciencias y las técnicas. Estos, a su vez, produjeron los cambios conceptuales y tecnológicos que pueden advertirse en los planos. Su estudio, con la ayuda de las notas de D. Eugenio Sánchez Giménez, autor de su ordenación y catalogación, permite al ingeniero interesado en la historia de su profesión, y al simple curioso, conocer la evolución de la ingeniería hidráulica durante la época considerada.

Por otra parte, estos planos aportan datos e informaciones de gran valor para el investigador

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Plano 625.Tierras de regadía entre la Quinta y la Séptima Esclusa

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de la historia económica, no sólo de las actividades hidráulicas y de las obras públicas en general, sino también de otros sectores de la economía, tan importantes como el transporte, la agricultura de regadío y el desarrollo urbano. El plano 619 que aparece en este volumen, representa el tramo del canal del Manzanares cercano al Puente de Toledo donde se asientan el puerto, los almacenes con la entrada de yates por la rampa y el lavadero del hospital. El número 623 se titula “Plano del puente pasando debaxo del canal Real del Manzanares por hacer correr el agua viniendo de la Montaña de Variecas a lugar llamado Bal de Mongones”. De él es autor Louis Loiseau, según se dice en el plano, que está firmado por Juan Coster y Mariano Lleopart y fechado en 1777. Tanto el autor como los firmantes eran técnicos franceses llegados a España en la segunda mitad del siglo XVIII. El plano número 626 incluye el trazado del canal del Manzanares, desde Madrid hasta la casa del Mayorazgo de Vallecas, tramo que se haya abierto “ (…) y su continuación a “Vaciamadrid (…)” marcado con línea de puntos, así como el trazado de la Real Acequia del Jarama “(…) desde Baciamadrid hasta los tejares de la Belilla en el Tajo. De éste se dibuja el tramo primero desde Baciamadrid a Ciempozuelos, punto de donde salen las aguas para las caceras de Medialuna y Valenciana, que riegan las tierras bajas de Aranjuez (…)”. Está firmado el 5 de julio de 1818 por el Comisario de Caminos honorario de Guerra y Director del Canal del Manzanares, Miguel Ynza el 5 de julio de 1818. Pertenece, pues, a una segunda tanda de proyectos, todos del siglo XIX, producidos entre los años 1818 y 1863, que tratan de completar el tramo de Madrid a Aranjuez, empezado a finales del siglo anterior, como parte del vasto plan de navegación entre Madrid y Sevilla. Del

Casa de la Cuarta Esclusa. 42

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mismo grupo forman parte los proyectos de esclusas, proyectadas y construidas en número de 10 entre el Puente de Toledo y Vaciamadrid durante el reinado de Fernando VI, así como los proyectos de puentes, acueductos, alcantarillado, embarcaderos, dársenas, varaderos y otras obras complementarias del canal. Floridablanca deja noticia en su escrito de cinco grupos de obras punteras de su época: el canal de Murcia y los pantanos de Lorca por un lado, los canales de Aragón y de Tauste por otro y, además, los canales de Guadarrama, Manzanares y Tortosa. Como única ausencia notable en su análisis habría que citar la del canal de Castilla. Floridablanca viene a reconocer el fracaso del canal de Murcia, tal vez su obra preferida. Alienta en cambio la esperanza de que lleguen a buen término las obras de los pantanos de Lorca. En los canales Imperial de Aragón y Real de Tauste es en los únicos en que Floridablanca puede, al final de su gestión, apuntarse un éxito desde el punto de vista técnico; pero debe dar cuenta del fracaso económico de la empresa, de las deudas que deja y de los múltiples incobrados que quedan pendientes. De los canales del Manzanares y del Guadarrama, trata pasando sobre ascuas. Notifica los grandes gastos habidos en el primero de ellos y expresa la esperanza de que se haga cargo de las obras y los gastos el Banco de San Carlos, concesionario del canal de Guadarrama. Respecto a éste, se limita a consignar la voluntad regia de otorgar los terrenos de la Casa de Campo, necesarios para su prosecución.

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III. LA QUINTA ESCLUSA DEL REAL CANAL DEL MANZANARES El complejo hidráulico denominado Quinta Esclusa está formado por tres unidades estructurales: el canal hidráulico, el vaso y el puente. Debe quedar claro que todo el conjunto no puede entenderse sin alguno de estos elementos, formando un todo indivisible ya que los sistemas de represado desde el siglo XVI hasta nuestros días necesitan de estos ingenios para que la esclusa tenga éxito en sus funciones.

EL CANAL El canal de navegación se encuentra ejecutado por medio de un tablestacado de 9,70 metros de ancho en el entronque con la esclusa. El ancho varía a lo largo de su traza, entre los 9 y los 11 metros. Su construcción se basó en el sistema de puntal-chapa, apuntalando un cajeado que previamente se efectúa en el suelo para conseguir la caja de caudal deseada. La profundidad de los puntales puede llegar a los 2 metros, mientras que los tramos de chapa oscilan entre los 2 metros y los 50 centímetros. Menos distancia hay entre puntales a la altura del entronque con el embarcadero aguas arriba, ya que en esta sección se abre sobre el nivel natural un contrafuerte apuntalando el tablestacado. Aguas abajo el canal coge mayor cota de profundidad (aproximadamente 3,50 metros). El tablestacado enjarja con el contrafuerte por medio de dos calzos formados por estacas, muy endeble pero que debieron llevar consigo alguna argamasa de traba. Los tablones, al igual de aguas arriba, quedan dispuestos en tableros de madera sólida estilo puntal-chapa. El ancho de este punto no es posible determinarlo, ya que no se ha concluido la excavación de la planta en este punto. La correcta documentación del canal se completa con el registro de la profundidad de flujo o talante, es decir, la profundidad máxima desde el eje central del calado del canal con la cota

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Planta y sección de la zona excavada, en la Quinta Esclusa

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La quinta esclusa del Real Canal del Manzanares

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Interior del vaso y muro este

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La quinta esclusa del Real Canal del Manzanares

Reconstrucción en 3D de la Esclusa y el Puente

en superficie. Al no encontrarse completa la excavación, ni aguas arriba, ni aguas abajo, ni en el centro del vaso de la esclusa, es imposible conocer, entre otros, el área mojada (superficie de cauce habitual en la dirección del flujo) ni la profundidad hidráulica (relación entre el área mojada y el ancho del cauce), ni la descarga de fondo (vaciado constante de la esclusa para mantener el cauce limpio), datos vitales para conocer la realidad del funcionamiento de este ingenio hidráulico.

LAS COMPUERTAS Y EL VASO Durante el proceso de excavación se documentó, formando parte del complejo, un represado a modo de tablones de madera dispuestos a través y acuñados con madera. Este represado se ha interpretado como un parcheo posterior, empleando los mismos tablones del fondo del vaso, actuando como una sencilla cortina. La pérdida de los materiales metálicos de los que estarían expresamente construidas las compuertas viene explicado por la reutilización del metal para otros usos, como es el armamentístico. El vaso, o zona de contacto entre las dos secciones del canal, acapara la mayor parte de la superficie del yacimiento. Compuesto por dos muros en “L” dispuestos en paralelo (también llamado empotramientos), el vaso podría tener una profundidad aproximada de 5 metros desde la rasante de las compuertas hasta el fondo del calado, aunque en la actualidad quedan

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Aspecto del Puente aguas abajo

Detalle de la tarima principal de la Esclusa

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La quinta esclusa del Real Canal del Manzanares

Panorámica de la Esclusa y Canal aguas arriba

excavados 2,50 metros. La singularidad del edificio reside también en las diversas edilicias empleadas, acorde con las modificaciones que ha sufrido. Por un lado destaca la sillería monumental de los refuerzos esquineros y de los encajes y módulos de las compuertas. Intercalado se encuentra un aparejo de ladrillo macizo atizonado y trabado con mortero, el cual queda completado con una mampostería de bloques de yeso y mortero del mismo material. Formando parte del muro oeste se identifica un aliviadero, el cual conecta el parapeto de la esclusa con el interior del vaso por medio de un sistema de arquetas en galería. Sigue el prototipo de una obra de derivación común a modo de almenara moderna o también llamada desagüe de cuérnago, el cual abastecería a las edificaciones aledañas tales como molinos o acequias de riego. Las compuertas de las esclusas conocidas se accionan por medio de pistones hidráulicos o de forma mecánica, como es este caso. Las puertas en sí son del tipo “mitra”, accionadas por medio de un cabestrante el cual iba encajado en el ingenio mecánico situado en la zona de los morros y recatas. Estos elementos, situados en el centro del vaso y con refuerzos de madera, permitían la limpieza, el llenado y el vaciado de la esclusa. Lo normal es que la guillotina (parte superior de las compuertas) tuviese un acceso para el personal de mantenimiento de las mismas.

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Detalle de anclage de la esclusa y grafito aislado.

Estribo izquierdo del puente aguas abajo.

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La quinta esclusa del Real Canal del Manzanares

EL PUENTE Finalmente el puente remata el conjunto en la unión del vaso con el canal hidráulico aguas abajo. Apoya directamente sobre los muros este y oeste, enjarjando los estribos de sillería y aparejo de ladrillo con la mampostería principal de la esclusa. De la plataforma conservamos tan sólo la base de ladrillo, ya que originariamente debió tener un camado de grava o algún tipo de enlosado. El arco es de medio punto rebajado un 30% (elíptico), con un aparejo de ladrillo a sardinel. La luz es de aproximadamente 3,50 metros. La cota de excavación alcanzada es de casi 3 metros, no obstante al no llegar al lecho del canal no es posible conocer la flecha exacta de la estructura.

Alzados principales del vaso y represado.

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IV. PROPUESTA DE ACTUACIÓN En este apartado se enumeran los trabajos a realizar que conciernen a la consolidación y protección de las estructuras relacionadas con la Quinta Esclusa del Real Canal Navegable del Manzanares. Todas las medidas de restauración tomadas intentan seguir los parámetros avanzados en la resolución dictaminada por la Dirección General de Patrimonio Histórico, en la cual se determinó: • •



Consolidación de los restos aparecidos, muros y elementos de madera que conformaban el sistema de retención de agua. Consolidación y protección del puente descubierto, a fin de que en las posteriores labores de compactación no sufra ningún daño. Se podrá instalar un sistema de recalce y entibado en el centro del puente a fin de evitar posibles roturas. Los muros y otros elementos de madera deberán ser cubiertos con geotextil u otros materiales y áridos de grano fino a fin de evitar su deterioro y posible aparición de hongos, sales, etc., dado que la es una zona inundable y la existencia de humedad es continua.

De este modo, la Resolución deriva en una labor de consolidación in situ de las estructuras pertenecientes al antiguo canal del Manzanares. Estudiaremos los diversos tratamientos en función de los materiales y estructuras a tratar:

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Propuesta de actuación

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MADERAS Las maderas, aparentan buen estado de conservación debido a que la celulosa en un medio saturado de humedad, va disolviéndose en sustitución del agua que se convierte en el elemento de cohesión, dándole estructura y forma. El agua, se convierte en el elemento de composición; su pérdida por evaporación con el medio implica que la madera se rompa, produciéndose una pérdida irreversible tanto en peso como volumen. De la rápida intervención, dependería su buena estabilidad; ya que un ambiente seco y las altas temperaturas junto con la alteración de medio en que se encontraban, ya había provocado un deterioro irreversible en los primeros tablones aparecidos. El éxito de su conservación, se centra en la buena hidratación de las maderas, fundamental para frenar su secado. Para ello, se propone utilizar un polímero termoplástico, obtenido por polimerización del óxido etileno. Concretamente, se utilizará el Polietilenglicol (PEG 400); muy eficaz en la consolidación de madera en medio saturado de humedad. Se aplicará por pulverización, en disolución acuosa; comenzando con bajos porcentajes (5-10%), aumentándolos paulatinamente hasta la saturación de la madera con la resina. Cada 48h, se aumenta el %, asegurando así la estabilidad de la madera, reduciendo al máximo la alteración de su estructura original. Para garantizar la estabilidad de las maderas, el tratamiento se aplicará por estructuras; siguiendo el proceso de excavación. Tras la consolidación, si fuese necesaria la extracción de algún módulo se procedería de la siguiente manera: se protegerían previamente los tablones con un engasado de Paraloid B 72 al 20% en acetona; sobre ellos se colocaría papel aluminio y posteriormente se aplicaría la espuma de poliuretano, catalizando en 24 horas y permitiendo una extracción segura del material, así como su posterior traslado al museo. Tratamientos, todos ellos preventivos y temporales que deben ser reforzados, con una actuación en el laboratorio, capaz de garantizar la estabilidad de la madera.

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Propuesta de actuación

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MUROS DE PIEDRA Y LADRILLO Las estructuras documentadas en la fase de excavación (muros de piedra y ladrillo) que forman el vaso del canal así como la propia esclusa se encontraron en un buen estado de conservación. Solo se considera necesario aplicar una consolidación a nivel material. Este proceso consiste en la aplicación de ciertos productos que devuelven a los materiales originales la consistencia interna perdida por el paso del tiempo. Para llevar a cabo este tipo de consolidación se propone el empleo de Estel 1000 ® de la casa CTS, aplicado por pulverización directamente sobre la superficie a consolidar. Se trata de un consolidante de tipo inorgánico, a base de silicato de etilo diluido en White Spirit D40; afín física y químicamente al material pétreo y latericio, y más duradero que el de tipo orgánico. Es muy posible, que en las primeras hiladas de los muros sean necesarias algunas reintegraciones. Esto consistiría en reubicar elementos sueltos, en zonas que estaba clara su posición original o, por otro lado en la reconstrucción de ciertas zonas que se habían derrumbado o perdido. En cuanto a la reubicación de elementos sueltos, se llevará a cabo en las hiladas superiores de los muros del vaso del canal y en los estribos del puente. En cuanto a la reintegración, se hará de forma más puntual en casos concretos. Hay que señalar que en los casos de reubicación de elementos, creación de refuerzos o reintegraciones, se colocará un fragmento de geotextil entre la zona original y la nueva a modo de capa de intervención. Se trata de GEOFIM un tipo de geotextil no tejido punzonado de 150 gr./m², formado por fibra corta de poliéster, que permite la filtración y el drenaje (ver ficha adjunta).

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Propuesta de actuación

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PUENTE Como excepción y debido a su singularidad, la actuación a realizar en la zona del puente tendrá un tratamiento específico. Se propone la realización de un encofrado perimetral del conjunto, tras haberlo protegido previamente con fibra geotextil. Este encofrado se rellenará con mortero md 250 fluido y sulforresistente. De esta manera se protege este elemento tan significativo de los ataques químicos que pudieran surgir en caso de presencia de sulfatos en las filtraciones del terreno, así como establecer una estructura monolítica con la resistencia adecuada para proteger el elemento encapsulado de las nuevas cargas inducidas por la nueva infraestructura.

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Propuesta de actuación

FICHA DE LOS PRODUCTOS UTILIZADOS

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Propuesta de actuación

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V. CÁCULO DE TENSIONES EN LAS ESTRUCTURAS INMUEBLES DE LA QUINTA ESCLUSA DEL CANAL DEL MANZANARES

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Informe de protección de los restos

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VI. TRABAJOS DE CONSERVACIÓN DE LA QUINTA ESCLUSA: LIMPIEZA, CONSOLIDACIÓN, PROTECCIÓN Y CUBRICIÓN 1. OBJETIVOS DEL PROYECTO DE CONSERVACIÓN Los restos arqueológicos de la Quinta Esclusa del Canal del Manzanares quedarán bajo el talud de la nueva plataforma para la ampliación de dos a cuatro vías de LAV entre Madrid (Atocha) y Torrejón de Velasco. Por este motivo, la presente intervención ha tenido como principal objetivo la protección de los mismos para su preservación futura. Frente a la práctica común de la musealización de yacimientos arqueológicos, otro método muy habitual para su conservación es el re-enterramiento de las estructuras, ya sea temporal o definitivo, solución por la que se opta cuando no existen las condiciones materiales para su puesta en valor (financiación, acuerdo político, etc.) o cuando el yacimiento no es lo suficientemente interesante desde el punto de vista arqueológico, académico o documental. Este sistema garantiza la conservación a largo plazo del yacimiento, puesto que lo aísla de los agentes de deterioro externos como el clima, animales, acción humana, etc. En el caso de la Quinta Esclusa, tras el estudio de distintas soluciones se optó por este método de salvaguarda, que ha tenido una dificultad añadida y es que el sistema de tapado no sólo debía proteger los restos, sino además servir de base para un proyecto constructivo de gran envergadura. Por tanto, los métodos adoptados han debido fundamentarse en el consenso entre arqueólogos, restauradores, arquitectos e ingenieros. Por otro lado, previamente a la cubrición de las estructuras se han llevado a cabo las correspondientes actuaciones de consolidación, con el objetivo de devolver a las mismas la resistencia perdida por el paso del tiempo y por la acción de los agentes de deterioro propios de los bienes arqueológicos.

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Estado del conjunto tras el proceso de excavación.

2. DESCRIPCIÓN DE LOS RESTOS Y ANÁLISIS DEL ESTADO DE CONSERVACIÓN 2.1. AGENTES DE DETERIORO DE LAS ESTRUCTURAS ARQUEOLÓGICAS Los procesos de degradación que actúan en los yacimientos arqueológicos son distintos según el momento por el que pasen las estructuras: a. Desde su construcción hasta el enterramiento, etapa en la que se producen las alteraciones propias del uso y/o del abandono. b. Durante dicho enterramiento, periodo en que intervienen factores de degradación muy variados: los ciclos de rehidratación y recristalización de las sales existentes en el terreno, los movimientos de raíces vegetales, la acción de animales, el pH del subsuelo, etc. Aun así, factores como la humedad relativa alta, la ausencia de luz, la escasez de oxígeno, las temperaturas templadas o la presión por sedimentación, se mantienen invariables o se modifican de manera muy lenta y gradual, de modo que el bien cultural permanece en un estado de estabilización respecto a su entorno que suele favorecer su conservación.

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c. Tras la exhumación y extracción de los restos arqueológicos, siendo éste el momento en que más daños se producen, puesto que se inicia un proceso de cambios bruscos que rompen el equilibrio mantenido durante el enterramiento. El nuevo entorno, aéreo, es cambiante y está influido por las variaciones climáticas, estacionales y diarias, que condicionan las características (grado de humedad, agentes químicos provenientes del suelo y de la contaminación atmosférica, temperatura, sales solubles e insolubles, radiaciones lumínicas, etc.) a las que el objeto tendrá que volver a adaptarse. Los materiales constituyentes del propio objeto o estructura también pueden convertirse en causa de alteración. La naturaleza de los mismos, la tecnología de su fabricación, sus características físicas y/o químicas, etc., unido a esa tendencia a estabilizarse con el entorno, va a provocar una serie de transformaciones físicas y químicas en ellos que condicionarán su conservación o su degradación. En el caso de las construcciones antiguas, la razón de su vulnerabilidad se debe a la disgregación del mortero de unión o de los propios materiales de construcción (ladrillo, piedra), debido principalmente a la acción de las sales solubles, que sufren procesos constantes de recristalización y rehidratación por la acción de la humedad presente en el subsuelo. Los factores de alteración extrínsecos al propio objeto pueden clasificarse en dos grandes grupos:

AGENTES DE DETERIORO NATURALES Los agentes de deterioro naturales más comunes son los factores climáticos (cambios de temperatura, precipitaciones, viento, etc.), el agua (de lluvia, niveles freáticos) y la vegetación. Los factores climáticos inciden directamente sobre los materiales arqueológicos, pudiendo provocar daños superficiales y estructurales en los mismos. Así, nos encontramos con daños como la erosión o disgregación de los materiales, provocadas por el viento, la lluvia, la acción mecánica del hielo durante los ciclos estacionales o las oscilaciones térmicas diarias. La humedad, la temperatura, las sales solubles y, sobre todo, la relación que se establece entre ellas, constituyen agentes de degradación potencialmente dañinos para las estructuras a conservar. El agua, ya sea procedente del subsuelo o de las precipitaciones, daña los materiales por su acción solvente y mecánica (acción del hielo y sales solubles). Ambas conllevan igualmente la disgregación y el desgaste superficial de determinados materiales como morteros, revocos, suelos originales, pavimentos o muros. Por otro lado el agua favorece el crecimiento de vegetación, que afecta a las estructuras tanto a nivel visual o estético, como a nivel mecánico, debido a los movimientos propios de su desarrollo. Las filtraciones provocan la arenización de los materiales, creando zonas donde enraizar

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y favoreciendo por tanto el desarrollo de plantas y musgos, que pueden llegar a atravesar los muros originando nuevas vías de acceso para otros agentes nocivos.

AGENTES DE DETERIORO NO NATURALES Los daños de origen no natural son principalmente los provocados por la fauna y por el hombre. En cuanto a los primeros, nos encontramos con la acción tanto de pequeños animales -insectos, roedores, etc.- que crean cavidades o redes subterráneas que favorecerán la penetración de agua y vegetación, como la de animales de mayor envergadura que pueden provocar daños a mayor escala como el desgaste de pavimentos o derrumbes de muros. Los daños derivados de la acción del hombre también pueden originar graves deterioros en los yacimientos arqueológicos. Durante las labores de excavación, conservación o restauración de las estructuras resulta imprescindible tanto el diálogo por parte de los diferentes profesionales que van a intervenir sobre el yacimiento (ingenieros, arquitectos, historiadores, arquéologos, restauradores) como una concienciación social que evite acciones vandálicas.

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2.3. DESCRIPCIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN DE LOS RESTOS Los trabajos de consolidación y tapado de la Quinta Esclusa se han centrado en las tres unidades estructurales que forman el complejo: el canal hidráulico, el vaso y el puente. Por otro lado, se ha procedido a la cubrición de los restos de la denominada “casa del esclusero”, así como a la reubicación para su conservación de los sillares y maderas que no pudieron reintegrarse en la estructura principal de la esclusa.

Diferentes elementos que forman el conjunto:

A. EL CANAL El canal de navegación consiste en una construcción a base de un tablestacado de madera de 9,70 metros de ancho en el punto de entronque con la esclusa, variando esta medida a lo largo de su traza entre los 9 y los 11 metros. La profundidad es variable, alcanzando los 3,50 metros aguas abajo. Al inicio de los trabajos esta parte del complejo se hallaba totalmente inundada, tanto aguas arriba como aguas abajo (en mayor medida en el último caso), repitiéndose esta situación al inicio de cada jornada debido a la proximidad del suelo arqueológico con el nivel freático. Por este motivo, no fue posible realizar un diagnóstico preciso del estado de conservación, pero teniendo en cuenta que durante el tiempo transcurrido desde la excavación estas maderas no habían llegado a secarse, se puede concluir que su estado era bastante aceptable, manteniéndose incluso la disposición original de los tablones y los postes.

B. EL VASO Se trata de la estructura que articula todo el complejo, ocupando la mayor parte de la superficie del yacimiento, en la parte central del canal. Está constituido por dos muros en “L” dispuestos en paralelo, de manera que por el lado largo forman el vaso propiamente dicho, y por el corto actúan como parapeto de la esclusa. Ambos presentan distintos tipos de aparejo, algo que responde a las sucesivas reparaciones y modificaciones de que fue objeto la estructura: sillería monumental de granito y caliza en los refuerzos esquineros de los encajes y módulos de las compuertas, aparejo de ladrillo macizo atizonado y trabado con mortero, así como mampostería de bloques de yeso y mortero del mismo material. El vaso podría tener una profundidad aproximada de 5 metros desde la rasante de las compuertas hasta el fondo del calado, aunque la cota de excavación alcanzó únicamente los 2,50 metros. Formando parte del muro Oeste existe un aliviadero, construido con sillares y losas de granito, que conecta el parapeto de la esclusa con el interior del vaso por medio de un sistema de arquetas en galería, sirviendo de abastecimiento a edificaciones aledañas como molinos o acequias de riego.

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El estado de conservación de los muros era diverso según las zonas, siendo los aparejos de ladrillo las partes más debilitadas. En general, además de la presencia de pequeñas plantas y acumulación de tierras en recovecos, muchos elementos se encontraban sueltos (sobre todo ladrillos, aunque también algunos mampuestos) debido a la arenización de los morteros originales de unión, existiendo algunas zonas con pérdidas o faltantes pero siendo la alteración más grave la presencia de grandes grietas en el muro Oeste (en los paramentos de ladrillo) que hacían peligrar su integridad, principalmente bajo el puente. En este mismo muro destaca también un gran faltante o corte realizado en época moderna en la parte central, con un parcheado de hormigón, posiblemente para el desvío de agua para regadío. No se ha considerado apropiada la retirada de este hormigón por encontrarse fuertemente adherido al paramento original de ladrillo, con lo que esta acción podría resultar muy dañina para la conservación del mismo. Por el lado Norte toda la estructura se cerraba en origen con un represado de tablones de madera, que sí se habían conservado durante el proceso de excavación pero no al inicio de los trabajos de conservación, hallándose entonces dispersos por el canal. Estas maderas se encontraban en peor estado, puesto que en este caso sí habían sufrido procesos de secado y rehidratación, encontrándose por tanto agrietadas e hinchadas. Tampoco se habían conservado los tablones del entarimado de la parte delantera de la esclusa (embarcadero) descubiertos durante la excavación, sino que únicamente permanecían in situ algunos de los travesaños que formaban el suelo en esta zona.

C. EL PUENTE Se encuentra situado en el lado sur del vaso, y consiste en un único arco que apoya directamente sobre los muros Este y Oeste. Construido mediante un aparejo de ladrillo dispuesto a sardinel, forma un arco de medio punto rebajado, presentando en la cara sur dos estribos de sillares de granito a los lados del arco, que descienden hasta el canal. El estado de conservación del puente era bastante malo, sobre todo el intradós del arco, donde los ladrillos se encontraban muy deteriorados, habiendo alcanzado un alto nivel de pulverización del material debido a la acción continua de la humedad. Así, la superficie presentaba numerosos faltantes y roturas, existiendo en algunos puntos eflorescencias salinas, además de un importante ataque biológico (numerosos nidos de insectos y arañas) que había llevado a la disgregación de los morteros de unión. El perfil del arco orientado al norte presentaba una importante laguna en el punto de unión con el muro Este, habiendo perdido varios ladrillos. Por otro lado, el estribo Oeste había sufrido el desplazamiento de dos de los sillares superiores, coincidiendo este daño con la existencia de grandes grietas tanto en el punto de apoyo sobre el muro Oeste como en el perfil Sur del propio arco.

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Trabajos de conservación de la Quinta esclusa

3. ACTUACIONES DE CONSERVACIÓN 3.1. CRITERIO METODOLÓGICO La metodología empleada durante las actuaciones sobre el complejo de la Quinta Esclusa responde a los criterios aceptados internacionalmente en el campo de la Conservación-Restauración: --

Total respeto hacia la obra original, preservando su autenticidad. Así, los tratamientos se han limitado exclusivamente a aquél que requería la estructura (principio de mínima intervención), y los métodos de aplicación empleados garantizan tanto su integridad física como sus cualidades históricas, estéticas y documentales. Sólo se han realizado reintegraciones en los casos en que la laguna interfería en la comprensión de las formas originales, o bien era necesaria una consolidación estructural.

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Preservación del valor del resto arqueológico como documento, que lo convierte en testimonio y base de la investigación arqueológica y de otros campos afines. De este modo, se han aplicado tratamientos que no enmascaran la autenticidad del bien, evitando así el falseo de las labores de investigación. Por ejemplo, se han evitado las reintegraciones en los casos en que se desconocía la forma original de la estructura.

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Compatibilidad y estabilidad de los productos empleados, que son de naturaleza conocida y aptos para este tipo de intervenciones. Se trata de sustancias afines a los materiales originales, tanto en sus características físico-químicas como en su aspecto externo, además de la capacidad de envejecimiento armónico con los materiales constitutivos del bien.

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Reversibilidad de métodos, técnicas y materiales, de modo que se permitan intervenciones futuras. Se han empleado productos que admiten su eliminación sin perjuicio de la integridad física de la estructura original ni de ninguno de sus valores, incluso después de sufrir un proceso de envejecimiento.

3.2. INTERVENCIÓN SOBRE EL CANAL DE NAVEGACIÓN Y LA CASA DEL ESCLUSERO: PROTECCIÓN Y CUBRICIÓN La primera intervención realizada sobre los restos de la Quinta Eslcusa se centró en la cubrición de los restos del canal de navegación aguas arriba, puesto que al encontrarse inundado dificultaba los trabajos sobre el resto de estructuras (el suelo en el interior del vaso permanecía constantemente anegado); de modo que se contendría el agua y sería posible la ejecución de las labores de consolidación tanto del vaso como del puente. El método de protección de esta estructura (tanto del canal como del estribo del mismo, ubicado junto al parapeto de la esclusa) consistió en la cubrición con distintos áridos, separados

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entre sí y de las estructuras originales con diferentes capas de geotextil1, del siguiente modo (de abajo a arriba): geotextil + bolo2 + geotextil + zahorra3 Algunas de las piezas más superficiales del estribo del canal, construido también en madera, se retiraron previamente a la cubrición de esta estructura para evitar ser dañadas por el peso del árido, y serían posteriormente almacenadas junto a otros materiales en el propio yacimiento (lo cual se describirá más adelante). También la zona colindante al canal, en su lado Noreste, ha sido cubierta con este sistema, puesto que igualmente se trata de suelo arqueológico. En cuanto a la casa del esclusero, durante la ejecución de la presente intervención únicamente se ha procedido a la cubrición de sus restos con geotextil, habiendo permanecido tras la finalización de dichos trabajos a la espera del vertido de los áridos correspondientes sobre estas estructuras.

1 Geotextil: material textil sintético plano formado por fibras poliméricas, similar a una tela, de gran deformabilidad, que permite la separación, filtración, drenaje, refuerzo, impermeabilización y protección; se suelen utilizar separando áridos de diferente granulometría par estabilizar el terreno. 2 Bolo: fragmentos irregulares de hormigón ya fraguado; su uso se ha visto motivado por la necesidad de hacer firme el terreno. 3 Zahorra: arena arcillosa mezclada con pequeños cantos rodados, cuya propiedad esencial es su capacidad para retener el agua.

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Trabajos de conservación de la Quinta esclusa

Las propiedades del geotextil que resultan beneficiosas para la cubrición de yacimientos arqueológicos son: capacidad de separación y filtración, evitando la mezcla de materiales con propiedades físicas y químicas distintas así como la contaminación; drenaje, gracias a su estructura tridimensional; capacidad de refuerzo, mejorando la calidad del suelo al aumentar la capacidad portante y la estabilidad; protección, gracias a su alta resistencia mecánica, en especial ante el punzonamiento, evitando las perforaciones y el desgaste prematuro; además de su alta resistencia a agentes químicos como ácidos, bases o sales, normalmente presentes en el terreno; resistencia a agentes biológicos como bacterias, hongos, insectos y pequeños animales; resistencia a la putrefacción y nula toxicidad. El estado inundado en que permanecía la parte del canal aguas abajo hizo que no fuese posible el acceso a esta zona durante la ejecución de los trabajos, por lo que actualmente permanece a la espera de ser cubierto con áridos que retengan el agua y hagan firme el suelo.

3.3. INTERVENCIÓN SOBRE EL VASO PRINCIPAL En el caso de las estructuras que conforman el vaso principal, se fueron llevando a cabo las labores de limpieza, consolidación y tapado de forma paralela, según las necesidades de cada momento.

LIMPIEZA Y DESBROCE En un primer momento se efectuó una limpieza mecánica manual de las estructuras, para poder emitir un diagnóstico preciso de su estado y definir el tratamiento más adecuado: qué partes iban a necesitar una consolidación, dónde sería necesaria la reubicación de elementos sueltos o reintegraciones, etc. Además estas labores sirvieron para hacer acopio del material descontextualizado, que por un lado podía emplearse para posteriores reintegraciones o por otro lado, tenerlo listo para su almacenamiento. La limpieza se realizó con ayuda de herramientas propias de la metodología arqueológica como cepillos, paletines, catalanas y piquetas. De este modo, se eliminaron los agentes extraños que entorpecían la lectura y podían resultar dañinos, como raíces, plantas, nidos de insectos, telarañas, morteros descompuestos, tierras, etc. y además se prepararon las superficies para la consolidación. Una segunda fase de limpieza se llevó a cabo tras la consolidación, con el objetivo principal de eliminar los restos de mortero, manchas de cal, etc. producto de la intervención, además de los restos de lodo presentes aún en las partes bajas de los muros. En este caso la limpieza fue de tipo físico y químico, humectando abundantemente las superficies con agua y eliminando las manchas con ayuda de esponjas, cepillos suaves y espátulas.

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CONSOLIDACIÓN Los trabajos de consolidación tuvieron por objetivo devolver a las estructuras la estabilidad perdida, de manera que se garantice su conservación a largo plazo. En este sentido, estos trabajos se centraron en la fijación de elementos sueltos (ladrillos o mampuestos), la reubicación de elementos desplazados cuya posición original era fácilmente deducible, el refuerzo de zonas debilitadas o la reintegración de faltantes con materiales del propio yacimiento. El alto contenido en humedad de las estructuras y el hecho de que tras su tapado esta situación no va a ser diferente, por la ya mencionada cercanía del nivel freático, hicieron que no se considerase viable la aplicación de ciertos consolidantes. Por un lado, consolidantes inorgánicos para el tratamiento de material pétreo y latericio, como el silicato de etilo, cuya aplicación debe llevarse a cabo en ausencia total de humedad, y por otro lado los orgánicos como el polietilenglicol, usado tradicionalmente para los tratamientos de madera sumergida, pero que es soluble en agua. Además, en el caso de las maderas se ha evitado el engasado o refuerzo con resinas acrílicas o vinílicas puesto que este método sólo puede aplicarse de forma temporal, ya que si no se retira en un determinado espacio de tiempo la madera puede pudrirse interiormente. Todo ello responde al criterio de mínima intervención mencionado más arriba. En todas las labores de consolidación se emplearon por tanto morteros tradicionales, que son altamente afines al material original, estables en presencia de agua o humedad y con un envejecimiento armónico con las estructuras arqueológicas, usándose diferentes tipos según la zona a consolidar. En la mayoría de los casos se aplicó un mortero bastardo o mixto de cal, cemento blanco y arena de río en proporción 1:1:6, y de manera puntual un mortero de cal y arena de río en proporción 1:3. Es pertinente anotar ciertas cuestiones respecto al uso del cemento. En términos generales, y vistos los efectos de las intervenciones en las que se empleó este conglomerante durante la primera mitad del siglo XX, su uso está totalmente desaconsejado para la rehabilitación de monumentos o la restauración de estructuras antiguas, pero cabe anotar que este dictamen hace referencia más bien al hormigón (cemento portland + arena + canto rodado). No es extraño en cambio el actual uso del cemento combinado con cal para la consolidación de estructuras arqueológicas, ya que este tipo de morteros presentan mayor resistencia mecánica que los tradicionales de cal, cualidad primordial en el caso que nos ocupa. A su vez, las ventajas que presenta el mortero mixto frente al cemento son: mayor adherencia, plasticidad, permeabilidad al vapor, disminución de eflorescencias, menor retracción y fisuración. Por todos estos motivos, se ha empleado un mortero mixto de cal y cemento blanco para la fijación de elementos sueltos (partes superiores de los muros y resto de estructuras), la reubicación de elementos desplazados (ladrillos, mampuestos y algunos sillares), el refuerzo de zonas debilitadas (aplicación de mortero en las juntas de los paramentos y relleno de grietas) y la reintegración de faltantes (arco del puente orientado al Norte, lado Este del puente, algu-

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nos esquinazos en los paramentos de ladrillo, grandes lagunas en los paramentos delanteros de la esclusa y zonas agrietadas del muro Oeste). En algunas zonas este tipo de mortero se ha utilizado en forma de lechada, para consolidar los originales existentes. Por otro lado, y a pesar de todas estas ventajas, bien es verdad que la cal es mucho más compatible con los criterios de restauración que el cemento, motivo por el cual se ha empleado un mortero sólo de cal en la zona más problemática del yacimiento: el intradós del arco del puente, sin duda el elemento en peor estado de conservación. Las ventajas de los morteros de cal son principalmente: buena plasticidad y trabajabilidad, ya que la cal envuelve la superficie entre los áridos evitando el rozamiento y mejorando el deslizamiento; ausencia de retracción debido a la estabilidad volumétrica frente a la humedad; adaptación a las deformaciones y bajo riesgo de agrietamiento debido a su elasticidad; permeabilidad al vapor de agua debido a su porosidad para permitir la carbonatación del óxido cálcico, que confiere transpirabilidad y evita las condensaciones, además de proporcionar un buen aislamiento térmico; no provoca eflorescencias ya que no contiene sales solubles; permite realizar capas más finas que los morteros de cemento; garantiza el sellado y estucado; es resistente a la penetración de agua de lluvia; funciona como desinfectante y fungicida natural debido a la alcalinidad de la cal; es ingnífugo y no produce gases tóxicos. Se empleó este tipo de mortero para crear manualmente una capa de intervención que protegiese la superficie del intradós frente al macizado que se va a practicar como refuerzo del puente, cubriendo y homogeneizando dicha superficie. De esta forma, el mortero a emplear para dicho macizado no penetra en la estructura del puente y no provoca tensiones que puedan llevar a un mayor deterioro. Los conglomerantes empleados para la elaboración de los morteros mencionados han sido: -Hidróxido de calcio CL-90 S de la marca Calcasa®. -Cemento blanco Portland Valderribas® BL II/A-L 42,5 R (UNE 80305 DCE-3425).

REINTEGRACIONES PUNTUALES En este apartado se quiere únicamente anotar que durante el proceso de excavación ya habían sido reintegrados varios sillares de cantería en los muros Este y Oeste, interponiendo fragmentos de geotextil para señalizar la intervención. Durante las labores de conservación únicamente pudo reintegrarse un gran mampuesto de yeso en el muro Este y los dos sillares desplazados del estribo Oeste del puente, que no habían llegado a deslocalizarse.

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La imagen superior señala la zona intervenida en los trabajos de consolidación-restauración. La inferior indica la zona donde se almacenó para su conservación el material del yacimiento no reintegrado.

PROTECCIÓN Y CUBRICIÓN El sistema de cubrición del vaso se llevó a cabo de manera similar al del canal, pero empleando áridos diferentes según las necesidades de cada zona. Así, en la parte delantera de la esclusa (el embarcadero), al existir un suelo con travesaños de madera, material más frágil que el resto de estructuras, se empleó un árido mucho más pequeño, también por el sistema de capas, del siguiente modo: geotextil + morro4 + zahorra

4 Morro: cantos rodados de tamaño medio-pequeño.

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El resto del vaso se cubrió con diversas capas en distintos momentos de la intervención, con el objetivo de ir rellenando toda la estructura según iban avanzando los trabajos de consolidación de los muros. Los materiales empleados fueron: geotextil + escollera5 + geotextil + zahorra Este sistema se empleó de forma repetida; es decir, sobre la última capa de zahorra se volvió a aplicar la misma sucesión de áridos en posteriores momentos de la intervención. En cuanto al puente, se envolvió todo el arco con varias capas de geotextil una vez se hubieron completado los trabajos de consolidación. A la finalización de los mismos, tanto los muros como los contrafuertes y el resto de estructuras permanecían a la espera de ser cubiertos por la parte superior con geotextil, como método de protección y separación de los áridos con que será cubierto todo el yacimiento.

3.4. ALMACENAJE DE ELEMENTOS DESUBICADOS Ya hemos mencionado previamente que algunos elementos constituyentes de la estructura de la esclusa no pudieron ser repuestos en su lugar de origen; se trata de 19 sillares de cantería de las partes superiores de los muros y unas 13 piezas de madera entre postes y tablones, que formaban parte del canal y del represado anterior de la esclusa. Dichos elementos han sido almacenados en el propio yacimiento para evitar su extravío y facilitar posibles intervenciones futuras de reintegración. Se empleó el hueco existente entre el muro Oeste y el terraplén natural del yacimiento, cubriendo el suelo previamente con una capa de geotextil. Los sillares y travesaños de madera se colocaron aprovechando los espacios entre los contrafuertes y resto de estructuras de esta zona, de forma que se evitan posibles movimientos de estas piezas. Por último, se cubrieron con otra capa de geotextil para protegerlas de los áridos de cubrición que serán vertidos.

5 Escollera: piedra de tamaño medio-grande, empleada para hacer firme el terreno.

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4. CONCLUSIONES Las labores de conservación in situ de restos arqueológicos suelen verse influidas por factores ajenos a la propia metodología de la restauración, desde agentes naturales como el clima, las condiciones de temperatura y humedad, las características del terreno o del medio que los rodea -a los que resulta inevitable tener que adaptarse-, hasta todo aquello relacionado con la acción humana. Aparte del problema del alto contenido en humedad de las estructuras y el agua presentes en el yacimiento de manera casi constante durante la ejecución de los trabajos, que no han permitido, como ya dijimos, la aplicación de ciertos consolidantes, el mayor compromiso ha derivado del hecho de que el sistema de tapado debía servir como base para el proyecto constructivo. Los sistemas de cubrición de yacimientos arqueológicos son muchos y muy variados, pero una característica común a todos ellos es que no deben aportar demasiado peso ni tensiones a las estructuras, para evitar posibles daños. En el caso de los restos de la Quinta Esclusa, se ha instalado un sistema de cubrición por capas en el que los áridos empleados se corresponden con los propios de las obras de construcción, es decir, de mayor tamaño y peso que los usados habitualmente para la cubrición de yacimientos (donde suelen usarse arenas, arcillas dilatadas, puzzolanas, la propia tierra del yacimiento, etc.), debido a que este relleno

Protección de las estructuras previa a su total cubrición

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debía hacer firme el terreno y soportar la presión ejercida por la nueva plataforma para las vías del AVE. Las labores de vertido de dichos áridos, por tanto, han sido efectuadas siempre bajo la vigilancia y directrices de personal especializado en conservación de bienes arqueológicos; se han colocado en todos los casos capas intermedias de geotextil a modo de protección y se ha intentado en todo momento llegar a un acuerdo entre las necesidades del proyecto constructivo y las del proyecto de conservación de la esclusa. Para la ejecución de los tratamientos de conservación ha primado la consolidación estructural frente a la restitución estética o visual. Se ha optado por el método de la consolidación mediante morteros porque se considera que resulta muy efectivo a largo plazo, teniendo en cuenta sobre todo que el yacimiento va a permanecer de nuevo enterrado y por lo tanto las condiciones del medio van a ser relativamente constantes. Este hecho evitará por ejemplo uno de los mayores agentes de deterioro de los materiales inorgánicos como es la cristalización de sales solubles. Al igual que las estructuras, estos morteros no van a sufrir los daños propios de los bienes arqueológicos, que suelen catalizarse con su exhumación y acentuarse por la acción cambiante del clima. De hecho, está demostrado que los restos arqueológicos de fácil deterioro sobreviven más tiempo en ese ambiente constante proporcionado por la tierra y el agua circundantes que siendo sometidos a la exposición atmosférica. Por último se quiere apuntar que actualmente, tras la finalización de los trabajos de conservación, se ha dejado el yacimiento preparado para su total cubrición, ya que permanecen pendientes de ejecución el macizado del puente y el vertido de las últimas capas de relleno.

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VII. MEMORIA FOTOGRÁFICA A continuación se presenta el resumen fotográfico de los trabajos realizados durante las tareas de restauración y cubrición de los restos de la quinta esclusa del Real Canal del Manzanares y de la casa del esclusero.

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1. FOTOGRAFÍAS GENERALES

Estado inicial del complejo (visto desde el lado Norte)

Estado durante las labores de cubrición

Estado inicial del complejo (visto desde el lado Sur) y estado durante las labores de cubrición

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Memoria fotográfica

2. PROTECCIÓN DEL CANAL Y DE LA CASA DEL ESCLUSERO

Primera capa sobre el canal: protección con geotextil. Segunda capa sobre el canal: bolo de hormigón para hacer firme el terreno

Tercera capa sobre el canal: separación de áridos con geotextil

Cuarta capa sobre el canal: zahorra para retener el agua y compactar el terreno

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Cuarta capa sobre el canal: zahorra para retener el agua y compactar el terreno

Segunda capa sobre el suelo arqueológico colindante al canal: bolo de hormigón

Capa final: zahorra apisonada. Cubrición de la casa del esclusero con geotextil (vista desde el lado Norte)

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Memoria fotográfica

3. ACTUACIONES SOBRE EL VASO PRINCIPAL

Estado inicial (interior del vaso)

Primera capa: cubrición del suelo con geotextil. Detalle del estado inicial (zona del embarcadero, con suelo de madera)

Detalle de la primera capa: protección con geotextil

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Segunda capa sobre la zona delantera: cubrición con morro o canto rodado. Tercera capa sobre la zona delantera: cubrición con zahorra

Segunda capa sobre el vaso: cubrición con escollera para hacer firme el terreno

Tercera capa sobre el vaso: separación de áridos y protección de los muros con geotextil

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Memoria fotográfica

Cuarta capa sobre el vaso: zahorra para retener el agua y compactar el terreno. Protección con geotextil y cubrición con escollera en la zona Sur del vaso

Estado inicial del muro Este (parapeto de la esclusa)

Detalle de la limpieza. Aplicación de mortero en la zona superior del muro

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Estado del mismo tras la consolidación

Estado inicial del paramento de ladrillo del muro Este. Fijación de elementos sueltos en las hiladas superiores

Detalle: reintegración de laguna. Estado final del paramento de ladrillo

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Memoria fotográfica

Inicio de los trabajos de limpieza del paramento de mampostería del muro Este. Detalle: aspecto del muro tras la limpieza

Proceso de consolidación de las hiladas inferiores

Proceso de consolidación de las hiladas superiores. Detalle del mismo

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5ª esclusa del Real Canal del Manzanares. Trabajos de consevación: limpieza, consolidación, protección y cubrición

Limpieza del muro Este tras la consolidación. Aspecto tras la consolidación (zona Norte del muro)

Aspecto tras la consolidación (zona central del muro). Comparativa: detalle del estado inicial del muro Este

Comparativa: detalle tras la consolidación. Comparativa: detalle del estado inicial del muro Este (al exterior del vaso)

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Memoria fotográfica

Comparativa: detalle tras la consolidación. Reubicación de elementos sueltos en estructura aneja al muro Este, al exterior

Estado final de la misma

Estado inicial del muro Oeste (parapeto de la esclusa). Proceso de consolidación

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Inicio de los trabajos sobre la zona superior y exterior del muro Oeste

Detalle del estado final de la misma zona. Labores de limpieza del muro Oeste, al exterior

Proceso de consolidación (humectación previa a la aplicación de mortero). Detalle del muro tras la consolidación

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Memoria fotográfica

Estado final del muro Oeste, al exterior

Comparativa: estado inicial del muro Oeste, al exterior. Comparativa: estado final

Comparativa: estado inicial del muro Oeste (contrafuerte). Comparativa: estado final

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Estado inicial de uno de los paramentos de ladrillo del muro Oeste (Norte), al interior del vaso. Estado tras la limpieza. Estado tras la consolidación

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Memoria fotográfica

Estado inicial del muro Oeste, al interior del vaso

Limpieza mecánica previa a la consolidación. Consolidación del muro (rejunteado y reubicación de elementos sueltos)

Limpieza química de la superficie del muro. Estado final

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Consolidación de la zona superior del muro Oeste (aplicación de mortero en forma de lechada)

Estado inicial del muro Oeste, al interior del vaso

Proceso de consolidación y reintegración de faltante (derecha)

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Memoria fotográfica

Estado de uno de los paramentos del muro Oeste (Sur) tras la limpieza

Proceso de reintegración de faltante. Aplicación de mortero en una grieta

Labores de consolidación

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Limpieza tras la consolidación

Estado final del mismo paramento

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Memoria fotográfica

Proceso de consolidación del muro Oeste, bajo el puente

Estado final

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Limpieza y reubicación de elementos sueltos en el extremo Oeste del puente. Estado del mismo tras la consolidación

Preparación del muro Este para la reubicación de mampuesto de yeso. Aplicación de mortero mixto para la fijación del mismo

Reubicación del mampuesto

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Memoria fotográfica

Estado inicial del puente: sillares del estribo Oeste desplazados Estado final

Estado inicial del puente: sillares del estribo Oeste desplazados

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Limpieza previa a la reubicación de los mismos. Retirada del sillar superior

Limpieza de la zona y retirada de cascotes. Aplicación de mortero mixto para la fijación del sillar inferior

Recolocación del mismo. Relleno del hueco para la correcta fijación del sillar superior

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Memoria fotográfica

Recolocación del mismo

Estado tras la reubicación de los dos sillares

Detalle de la zona. Relleno de grieta y reintegración de laguna. Limpieza del intradós del arco del puente

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Estado tras la limpieza

Instalación de apoyo temporal para la reintegración de una laguna (consolidación estructural). Aplicación manual de mortero de cal como capa de intervención

Desarrollo de los trabajos bajo el puente

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Memoria fotográfica

Estado final: capa de intervención en el intradós del arco. Comparativa: estado inicial del puente

Comparativa: estado final

Protección del arco del puente con geotextil. Detalle de la protección

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Memoria fotográfica

Montajes fotográficos en los que se muestra el estado final de ambos muros

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4. ALMACENAJE DE ELEMENTOS DESUBICADOS

Adecuación de la zona destinada al almacenaje. Zona totalmente protegida. Geotextil como capa de intervención.

Almacenamiento de sillares. Almacenamiento de maderas

Cubrición de los elementos almacenados para su protección

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Memoria fotográfica

Vista general durante el desarrollo de los últimos trabajos: a la izquierda, almacenaje de elementos desubicados; en el centro, cubrición del fondo del vaso con áridos; a la derecha, fijación de elementos sueltos.

5. PROTECCIÓN DE LA 5ª ESCLUSA 5.1. PROCESO DE RELLENADO Una vez finalizados los trabajos de limpieza y consolidación, se procediío a la protección y cubrición de la Quinta esclusa. El vaso y el canal se rellnaron con bolo y arena de miga.

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Memoria fotográfica

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5.2. ENCOFRADO Y HORMIGONADO El gallipuente de la Quinta esclusa ha sido objeto de una protección y una cubrición especial, embebiéndolo en un macizo de mortero de cal. Esta estructura está separada del puente por un geotextil especial que deja una cámara de dilatación de 2 cm. El proceso es totalmente reversible si fuera necesario, ya que la estructura podría ser demolida mediante la utilización de medios mecánicos.

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Memoria fotográfica

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Memoria fotográfica

5.3. DESENCOFRADO Una vez finalizado el proceso de fraguado del mortero de cal se procedió a la retirada del enconfrado. En este sentido, señalar que se realizaron los pertienentes controles de claidad del mortero con el objetivo de que éste no sufra por la presióndel terraplén de la infraestructura.

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