INSTITUTO DE ENSEÑANZA SUPERIOR EN LENGUAS VIVAS “JUAN R. FERNÁNDEZ”
TRADUCTORADO EN INGLÉS
RESIDENCIA
Prof. Paula Grosman
Who Needs Us? Inquiring into the participatory practices of others and what
they mean for participatory designers.
Páginas 1-11
Mariana Salgado y Joanna Saad-Sulonen
Traducción: Cynthia y Paula Penovi
Agosto de 2015
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¿Quién nos necesita? Indagación sobre las prácticas participativas de otros y sus implicaciones para los diseñadores participativos Mariana Salgado, Universidad Aalto,
[email protected] Joanna Saad-Sulonen, Universidad Aarhus/Universidad Aalto,
[email protected] RESUMEN En el presente artículo, examinamos prácticas participativas implementadas por otros, es decir, por quienes no están directamente involucrados en el campo del diseño participativo, y nos cuestionamos si nosotros –investigadores y profesionales del diseño participativo– seguimos siendo necesarios. En un intento de acercamiento a la práctica de otros, esperamos entender y articular mejor nuestra propia práctica participativa y nuestro papel futuro. Los resultados que obtuvimos muestran que, de hecho, los diseñadores participativos siguen siendo necesarios, incluso en contextos donde otros profesionales participativos desempeñan un papel más central; es fundamental que aprendamos de esos profesionales y que colaboremos con ellos. Palabras clave: diseño participativo, talleres, métodos, prácticas 1 INTRODUCCIÓN Hasta ahora, las metodologías de diseño participativo se han centrado principalmente en actividades planificadas por profesionales de diseño expertos o por investigadores en diseño en contextos específicos, como organizaciones, la industria, la planificación y el gobierno. El objetivo de esas actividades es, en su mayor parte, posibilitar la participación de diversas partes interesadas en el proceso de diseñar productos o servicios por medio de la ideación y la conceptualización (véase p. ej. Sanders y Stappers 2012; Hultcranz e Ibrahim 2002). Luego, los diseñadores utilizan los resultados de las actividades participativas como disparador de nuevas instancias de diseño y desarrollo. El campo del diseño participativo ha generado una gran cantidad de conocimientos sobre los componentes de las actividades, en especial, sobre las herramientas y técnicas empleadas en esas actividades. Sin embargo, como señalan Light y Akama (2012), no se ha investigado lo suficiente sobre cómo los diseñadores y los investigadores en diseño llevan la participación a la práctica.
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Cuando son los diseñadores quienes se involucran en el diseño participativo, actúan, a la vez, como facilitadores y como promotores del proyecto de diseño. Sin embargo, los diseñadores expertos no son los únicos que emprenden actividades participativas. Muchos otros –entre ellos, activistas civiles, artistas comunitarios e investigadores de otras disciplinas– utilizan técnicas similares para involucrar participantes (p. ej. Wardale 2008; Kolfschoten et al. 2007). En el marco de la observación de actividades participativas relacionadas con el entorno urbano y con el patrimonio cultural de Helsinki, y de la participación en ellas (véase p. ej. Salgado 2009; Saad-Sulonen 2014), hemos identificado actividades participativas de naturaleza similar a las que nosotros promovemos, principalmente en forma de talleres participativos. Quienes emprenden y lideran esas actividades son, en su mayor parte, personas que no se consideran diseñadores, investigadores en diseño ni planificadores urbanos participativos. Más bien, se autodefinen como activistas o artistas comunitarios, o bien facilitadores en proceso de formación, provenientes de diversos contextos. Las observaciones que realizamos de esos profesionales y las interacciones informales con ellos nos llevaron a plantearnos la siguiente pregunta: ¿son necesarios los diseñadores participativos si ya hay otras personas que realizan el mismo trabajo? En el presente artículo, nos preguntamos lo siguiente: ¿qué pueden aprender los investigadores en diseño de otras personas involucradas en la organización de actividades participativas? ¿Cómo pueden colaborar con ellas? Para responder esas preguntas, entrevistamos a seis profesionales participativos que viven en Helsinki y que actualmente trabajan en diferentes campos. Les planteamos una serie de preguntas inspiradas en nuestra propia práctica como investigadores en diseño participativo; en las entrevistas, nos centramos en los talleres como actividad englobadora. Los resultados muestran que podríamos aprender de otros profesionales en lo que respecta a la planificación de actividades participativas para definir y desarrollar mejor nuestras prácticas participativas. También podríamos colaborar con otros profesionales participativos para ahorrar recursos y comunicar prácticas recomendadas, además de abordar problemas como la necesidad de sostener la participación en el tiempo. 2 ACTIVIDADES PARTICIPATIVAS INVESTIGADORES EN DISEÑO
SEGÚN
LA
PRÁCTICA
DE
LOS
A pesar de que los abordajes participativos son el foco principal de movimientos activistas y ciudadanos, y de que están bastante difundidos en campos como el del arte y el del trabajo comunitario, en el presente artículo nos centramos en el diseño participativo, debido a que ese es el enfoque que ha enmarcado nuestra propia práctica. El diseño participativo es “una práctica de diseño emergente que involucra a diferentes profesionales de otras áreas en actividades diversas de codiseño durante el proceso de diseño” (Sanders et al. 3
2010; p.195) para influir en los resultados del diseño. En la actualidad, la gama de herramientas y técnicas de diseño participativo es bastante variada; incluye collages 2D, maquetas 3D, tarjetas, construcción de escenarios, proyección con objetos (arcilla, bloques Lego, bloques de madera, marionetas), mapas del recorrido del cliente, mapeos de actores, diagramas de servicios (blueprints), visualizaciones, dramatizaciones, representación de situaciones de uso con prototipos y maquetas, y juegos de diseño (Ehn, et al. 1996; Buchenau y Suri 2000; Sanders et al. 2010; Brand et al. 2013). Los talleres son fundamentales para el diseño participativo como formato en el que se organizan actividades participativas y como espacio en el que se implementan herramientas y técnicas diferentes. Se han desarrollado tipos específicos de talleres para implementar en el campo del diseño. Los talleres de futuro –introducidos por Jungk y Müllert en la década de los 70 (1987)– constituyen una técnica útil para involucrar ciudadanos en el desarrollo de ideas y soluciones novedosas para problemas sociales. Los talleres de futuro se perfeccionaron aún más en la década de los 90, en el contexto del diseño participativo de sistemas de información (Kensing y Madsen 1991). Otros tipos de talleres utilizados por diseñadores incluyen los talleres contextuales y de visualización (véase, por ejemplo, Hulcrantz e Ibrahim 2002, Huybrechts et al. 2012). Independientemente del tipo específico, los talleres de diseño participativo siempre consisten en sesiones cara a cara que se llevan a cabo en entornos familiares para los participantes (sus escuelas, hogares, lugares de trabajo, etc.) o en espacios provistos por los investigadores en diseño. Los talleres pueden combinar actividades individuales con otras dirigidas a grupos numerosos o reducidos. Los investigadores y los profesionales del diseño participativo actúan como facilitadores de los talleres. Los participantes desempeñan el papel de "informantes expertos" o incluso "codiseñadores", capaces de enriquecer el proceso de diseño mediante la formulación o evaluación de ideas (Sanders y Stappers 2008). El formato del taller es útil para el diseño y para los investigadores en diseño por diferentes motivos. Según Ehn y sus colegas (1996, p.148), "para toda la organización, el taller sirve como capacitación en cooperación y toma de decisiones. Como tal, puede ser el inicio de una nueva forma de llevar a cabo tareas de desarrollo. El cambio de reglas y la distancia de la rutina y del entorno diarios funcionan como facilitadores". Partiendo de nuestra propia práctica como investigadores en diseño, hemos identificado los siguientes componentes como elementos fundamentales del taller en cuanto a la técnica participativa: 1) establecer metas; 2) invitar y reunir 4
participantes; 3) elegir herramientas y técnicas adecuadas; 4) promover la facilitación; 5) documentar y recolectar retroalimentación de los participantes; 6) evaluar; y 7) aprovechar los resultados (p. ej. integrarlos en procesos de diseño y comunicarlos). A menudo, son los investigadores en diseño quienes desarrollan los componentes. En estos últimos, se manifiesta la naturaleza dual del investigador en diseño como una persona que, por un lado, utiliza ciertas herramientas tradicionales de la investigación científica cualitativa (formularios de consentimiento, etc.), y por el otro, actúa como traductor de lo expresado por los participantes y como facilitador de las actividades participativas (Sanders y Stappers 2008). Los investigadores en diseño elaboran artefactos de investigación que se pueden utilizar en la industria (Zimmerman et al. 2007) y en artículos académicos dirigidos a pares. Analizaremos cuáles de los componentes mencionados siguen siendo pertinentes y cómo se implementan cuando son otros quienes inician y conducen la participación. 3. INDAGACIÓN EMPÍRICA DE ACTIVIDADES PARTICIPATIVAS SEGÚN LA PRÁCTICA DE OTROS PROFESIONALES Nuestra investigación empírica giró en torno de entrevistas a seis personas involucradas en la organización de actividades participativas, principalmente en talleres relacionados con el desarrollo del entorno urbano o servicios públicos de Helsinki. Entrevistamos a una artista comunitaria, una activista local de una asociación barrial, una pasante en un centro juvenil municipal, un diseñador de juegos de realidad alternativa que también es miembro de un colectivo de artes performativas, una investigadora que trabaja en el área de servicios de salud, y a un arquitecto que se define como "facilitador con experiencia en arquitectura". Como la investigación mencionada es preliminar, queríamos seleccionar personas involucradas activamente en actividades participativas provenientes de contextos variados y que tuvieran experiencias diferentes, pero que no se identificaran como diseñadores participativos ni que tuvieran formación en ese campo, a pesar de que pudieran ser diseñadoras. Sin embargo, nos limitamos a entrevistar personas que trabajaran en contextos similares a aquellos en los que nos desempeñamos como investigadores en diseño participativo. Las entrevistas fueron semiestructuradas; las actividades en función de nuestro trabajo en el área de las prácticas participativas constituyeron los temas centrales de debate.
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3.1
PROMOCIÓN Y OBJETIVOS
En su mayor parte, los entrevistados eran los promotores de las actividades participativas que facilitaban. Mientras que, en el caso de los investigadores en diseño, los objetivos y motivaciones de las actividades participativas en general se definen, en mayor o menor medida, en términos de resultados concretos que a menudo están relacionados con el desarrollo de productos o servicios mejores, en este caso, los objetivos y motivaciones de algunos de los entrevistados eran distintos. Por ejemplo, para la artista comunitaria, el objetivo es “lograr un encuentro con el otro”. En ese caso, el foco está puesto en el cambio que el encuentro podría producir en los participantes, en vez de en la utilidad de los materiales reunidos fuera de ese encuentro particular. No obstante, para otros, los objetivos y motivaciones, similares a los de los diseñadores participativos, consistían en reunir material que se utilizara para influenciar un proceso de diseño en el futuro cercano. 3.2
INVITAR Y REUNIR PARTICIPANTES
En los casos que relataron los entrevistados, las invitaciones para participar en los talleres eran abiertas, y los participantes no tenían que registrarse ni pagar la entrada. No había una selección previa de participantes, y solo en un caso los participantes recibieron una remuneración por participar en los talleres. Como suele suceder en las actividades participativas, los participantes generalmente son ciudadanos activos, los miembros más expresivos de una comunidad. Llegar a otros miembros de la comunidad requiere de esfuerzos y publicidad adicionales (véase p. ej. Salgado y Galanakis 2014), y no hay garantía de que asistan a las actividades suficientes personas. Algunos de los entrevistados tenían contacto directo con personas de la comunidad, lo que puede ser útil al momento de reunir participantes. No obstante, debido a su rol de activistas o facilitadores, no se los considera residentes corrientes, lo que significa que a menudo enfrentan los mismos desafíos que los diseñadores a la hora de reunir participantes. Muchos de los entrevistados manifestaron que la falta de recursos les dificultaba el acceso a la infraestructura necesaria (p. ej., un espacio donde realizar los talleres, materiales, refrigerios, etc.), lo que significa que contar con la infraestructura comunitaria existente es fundamental.
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3.3
HERRAMIENTAS Y TÉCNICAS
A pesar de que muchos de los entrevistados habían organizado más de un taller, en las entrevistas nos centramos en un caso representativo. Los temas de los talleres descriptos fueron: planes y sueños del vecindario (la activista, la artista comunitaria y la empleada municipal habían trabajado con ese tema pero no en conjunto, pues no estaban al tanto de las actividades de las demás); utopías urbanas (el diseñador de juegos y artista performativo); inmigrantes y bienestar (la investigadora); planificación urbana (el arquitecto y facilitador). Entre las herramientas y técnicas que utilizaron los entrevistados se encontraban las del diseño participativo, incluidas técnicas de mapeo. También se utilizaron herramientas y técnicas colaborativas generales, como sesiones de lluvia de ideas y debates guiados por un facilitador. En algunos casos, las herramientas y técnicas elegidas reflejaron los intereses personales del entrevistado: el diseñador de juegos y artista performativo utilizó ejercicios de “percepción” en un taller al aire libre cuyo objetivo era lograr que los participantes cambiaran su percepción de la realidad. 3.4
FACILITACIÓN
Al igual que numerosos diseñadores participativos, los entrevistados no contaban con capacitación específica para actuar como facilitadores. Adquirieron sus conocimientos por medio de la experiencia. Algunos ya habían coordinado más de treinta talleres, mientras que otros estaban en proceso de organizar el primero. Ciertos entrevistados comprendían bien su papel de facilitadores que, en el caso del arquitecto y facilitador, incluso constituía la base de su propia identidad. Los enfoques respecto de la facilitación variaban de caso en caso. Estaban los que preferían limitarse a tareas, preguntas y actividades específicas, y los que eran más flexibles. Por ejemplo, el arquitecto y facilitador trata de lograr un equilibrio entre dar a los participantes suficiente espacio y evitar distracciones para obtener resultados que puedan brindar información realista para la arquitectura y el diseño urbano. Para el diseñador de juegos y artista performativo, el facilitador también es un artista que, junto con los participantes, interviene en un juego orquestado que añade otra dimensión a la realidad. En ese caso, el papel del facilitador, que cambia constantemente, es fundamental para el desarrollo del taller. La activista local tenía un enfoque más flexible respecto de ese papel. Ella había planificado una actividad específica para un taller (que cada participante escribiera sus sueños en un mapa), pero como la presentación individual llevó más tiempo del esperado, al final la actividad cambió: los participantes pudieron influir en las actividades pautadas durante el transcurso del taller. Esa decisión funcionó porque uno de los objetivos del taller era llegar a conocer a los nuevos residentes. 7
Mientras que algunos de los facilitadores trabajaban por su cuenta, otros obtenían apoyo de un equipo más numeroso. La manera en que se asignan los roles es importante para el desarrollo de las actividades participativas. Los participantes de los talleres tienen que desempeñar un rol tal como motivar a los demás e influir en el tono de los debates. La pasante del centro juvenil informó que dos empleados municipales de su organización y un residente que participaron en todos los talleres fueron clave para animar los encuentros y asegurar la continuidad durante la serie de talleres. 3.1
DOCUMENTACIÓN, OBTENCIÓN EVALUACIÓN Y USO DE RESULTADOS
DE
RETROALIMENTACIÓN,
La documentación de los talleres participativos y la obtención de retroalimentación de los participantes son componentes fundamentales del diseño participativo, puesto que brindan el material que se evaluará para producir resultados. No fue el caso de los profesionales entrevistados, aunque se compiló parte del material concreto producido en los talleres (por ejemplo, los mapas). No siempre se fotografiaba o digitalizaba el material, o se llevaba a cabo una documentación sistemática de las actividades. El arquitecto y facilitador utilizaba el material producido para diseñar planos arquitectónicos tras cada encuentro y pedía a los residentes que hicieran comentarios acerca de ellos. Después de un taller, la activista local elaboró un collage que mostraba algunas ideas relacionadas con el diseño de un parque que habían surgido durante el taller. Esos resultados implican un compromiso posterior por parte de los profesionales con las ideas y el contenido de los talleres, y dan lugar a actos de interpretación y de planteo de soluciones. La única entrevistada que documentaba los talleres y analizaba esa documentación de un modo más sistemático fue, lógicamente, la investigadora. Durante los encuentros, ella y sus colegas tomaban apuntes, los cuales enviaban a los participantes por correo electrónico. Algunos de los participantes enviaban retroalimentación, lo que llevó a la investigadora a modificar sus notas: una práctica eficaz de investigación participativa que garantiza que los investigadores y los facilitadores no malinterpreten a los informantes. Sin embargo, para la mayoría, no era pertinente llevar a cabo un trabajo de documentación y de análisis sistemáticos. La artista comunitaria se centró en llevar a cabo un encuentro situado con los participantes y en el enriquecimiento personal que el taller les podía aportar. En cierta forma, los objetivos que establece para sus talleres son más duraderos; los objetivos de los talleres que 8
dirigen los investigadores en diseño son mucho más concretos y de un plazo mucho menor. En el caso de la activista local, el material concreto que se obtiene en los talleres no necesariamente constituye la única forma en que las ideas y los resultados de los talleres pueden influir en el vecindario y en sus actividades futuras. Como miembro de la comunidad, ella adopta un papel activo –a veces sin darse cuenta– a la hora de comunicar los resultados de las actividades participativas. En ese sentido, ella actúa como “facilitadora interna”, en los términos de Wardale (2008). Rara vez se documentaban los talleres con fotografías o grabaciones audiovisuales. Algunos de los entrevistados pensaban que la existencia de grabaciones podría alterar la atmósfera del taller. Algunos no han considerado cómo se podría utilizar esa documentación en el futuro y prefieren concentrarse en la situación presente. Parece existir una correlación entre la falta de documentación audiovisual y el hecho de que la mayor parte de los profesionales entrevistados no se adentran en un análisis sistemático del material recolectado. Respecto de la retroalimentación, algunos de los profesionales solicitaban a los participantes que brindaran retroalimentación en forma colectiva, mientras que otros les pedían que lo hicieran de manera individual. No todos los entrevistados documentaban la retroalimentación obtenida. 4.
APRENDER DE OTROS
Los investigadores y profesionales del diseño participativo se centran en los resultados concretos de las actividades participativas que ellos mismos planifican. Lograr resultados concretos y documentar las sesiones es un objetivo en sí mismo, puesto que el material y su posterior análisis tienen consecuencias en el campo del diseño. Según nuestras entrevistas con la artista comunitaria y con el diseñador de juegos y artista performativo, parecería que los investigadores en diseño participativo no prestan tanta atención al encuentro mismo con el participante. Si nos centramos demasiado en cómo reunir y utilizar información, podríamos pasar por alto la riqueza del momento en sí y perder de vista el aprendizaje social y personal que ocurre. También es posible aprender de otros profesionales en lo que respecta al establecimiento de objetivos para las actividades participativas. Por ejemplo, el objetivo de la artista comunitaria era brindar un espacio para el enriquecimiento personal de los participantes del taller; partiendo de ese enriquecimiento personal, los participantes podrían influir en la ciudad en el futuro. El diseñador de juegos y 9
artista performativo dio la siguiente explicación: "La idea es cambiar a la persona, no a la ciudad, porque la persona es la ciudad". Entonces, el plazo para cumplir los objetivos de la participación es mucho más extenso que en el caso de los proyectos de diseño o de investigación y desarrollo (PID). Como diseñadores participativos, deberíamos tener en cuenta propósitos de ese tipo y los beneficios que brindan. 5.
TRABAJAR CON OTROS
No siempre son los diseñadores participativos quienes están al frente de la planificación de las actividades participativas. Podrían colaborar con las actividades participativas impulsadas y planificadas por otros aportando, por ejemplo, su competencia en la documentación y el análisis de tales actividades: un componente que, como ya describimos, a menudo se deja de lado cuando los objetivos o los procedimientos de las actividades participativas no se encuentran del todo determinados, o cuando se busca que los resultados contemplen a comunidades o a grupos autorganizados en lugar de a empresas. La implementación de prácticas basadas en la investigación podría respaldar el trabajo de comunidades y de profesionales participativos con menos experiencia. Al mismo tiempo, adaptar nuestras prácticas de documentación y de análisis a nuevos contextos podría ayudarnos a ir más allá de los confines del ámbito académico y de los entornos tradicionales de diseño de proyectos. Los profesionales que abordan temas similares o que trabajan en el mismo entorno se beneficiarían del acceso a los hallazgos, la documentación y las experiencias de los demás. Crear repositorios locales de herramientas, técnicas y prácticas recomendadas, así como del material recolectado y analizado podría ser una manera de tomar ese rumbo. Todos los profesionales, incluidos los investigadores en diseño, deberían ser más conscientes de que los datos reunidos en las sesiones participativas podrían ser útiles para otras partes interesadas y en otras situaciones y etapas. Todos deberíamos conservar, compartir y generar metadatos del material en crudo recolectado durante las actividades participativas y almacenarlos en bases de datos permanentes. Los datos reunidos en esos talleres pueden interpretarse de diferentes maneras según los intereses y la competencia de los profesionales. La estandarización de los procedimientos utilizados para recolectar datos y documentar talleres podría ser importante para investigaciones, iniciativas de activismo cívico y emprendimientos artísticos futuros. Es importante integrar las actividades participativas iniciadas por otros cuando se trabaja con comunidades, en particular cuando esas comunidades incluyen miembros que ya organizan y facilitan actividades participativas. Esa convergencia volvería difusos los límites entre nosotros, en cuanto somos facilitadores u organizadores profesionales, y los participantes, lo que a su vez profundizaría nuestra sensibilidad a las diferentes capas de interpretación de una 10
actividad participativa determinada. Si tenemos en cuenta quiénes impulsan actividades participativas, participan de esas actividades o se benefician con ellas, así como los objetivos establecidos por nosotros u otras personas (Vines et al. 2013), podemos rearticular nuestros roles, reconocer nuestras limitaciones, e idealmente, trabajar con otros para superar esas dificultades. Trabajar con otros no significa que nosotros, los diseñadores, ya no debamos planificar actividades, pero es importante considerar diferentes alternativas según la situación. Montar nuestras propias actividades podría tener sentido cuando necesitamos establecer una relación de confianza con los participantes que comience con la invitación y que se desarrolle lentamente a lo largo de los encuentros participativos. Esa relación podría ser beneficiosa para mantener la colaboración durante etapas futuras del proceso de diseño. Por último, se ha debatido ampliamente sobre cómo sostener la participación más allá de las actividades montadas por diseñadores (véase, por ejemplo, Botero y Saad-Sulonen 2013). Mediante el desarrollo de herramientas y prácticas para colaborar con otros profesionales y con miembros activos de comunidades, podríamos garantizar formas de participación más duraderas y una mayor colaboración a lo largo del tiempo. 6
CONCLUSIONES
La presente investigación surgió porque percibíamos que muchos otros profesionales se entrometían en nuestra actividad como investigadores y profesionales del diseño participativo. Iniciar y montar actividades participativas, en especial talleres, parece haberse vuelto una práctica frecuente. Por lo tanto, nos preguntamos si todavía somos necesarios. Conforme a entrevistas realizadas a una serie de profesionales participativos en Helsinki y al análisis de sus prácticas, podemos afirmar que seguimos siendo necesarios. Sin embargo, lo que debemos hacer es rearticular nuestros roles, en especial en contextos nuevos como organizaciones comunitarias y autogestionadas e iniciativas de activismo cívico, donde son otros quienes desempeñan el papel central a la hora de planificar la participación. Las entrevistas demostraron que los demás profesionales participativos no siempre operan en todos los contextos en los que los investigadores y profesionales del diseño participativo somos más activos (por ejemplo, en los aportes de información a organizaciones, la industria y el campo de la investigación y del desarrollo). Sin embargo, una de las áreas que tenemos en común son las actividades participativas dirigidas a comunidades o a grupos de ciudadanos. En esos casos, nuestras investigaciones revelan que podemos aprender de otros profesionales y que debemos colaborar con ellos. En particular, podemos aprender a valorar mejor los encuentros con los participantes mientras 11
se producen y a establecer metas a más largo plazo. Como investigadores y profesionales del diseño participativo, también recomendamos diseñar nuevas modelos de colaboración con otros profesionales participativos. Podemos contribuir con nuestra competencia en la documentación y el análisis de los talleres, así como en la comunicación del material generado o reunido. Al colaborar con otros, estaremos mejor preparados para involucrarnos en el diseño participativo para las comunidades y junto con ellas (DiSalvo et al. 2013), y para enfrentarnos a los desafíos de posibilitar una participación sostenible. 7
AGRADECIMIENTOS
Quisiéramos agradecer a todos los entrevistados por su tiempo y dedicación. 8
REFERENCIAS
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