¿Puede explicarse el autoconocimiento íntegramente en términos de las Ciencias Naturales? ¿Jugaría la teoría evolucionista un papel relevante en nuestra comprensión científica de dicha facultad?

September 28, 2017 | Autor: D. Herrera Salazar | Categoría: Evolutionary Psychology, Philosophy of Mind, Embodied Mind and Cognition, Self-Knowledge, Evolutionary theory
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Descripción

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ
ESTUDIOS GENERALES LETRAS


TRABAJO INDIVIDUAL





Título: ¿Puede explicarse el autoconocimiento íntegramente en términos de
las Ciencias Naturales? ¿Jugaría la teoría evolucionista un papel relevante
en nuestra comprensión científica de dicha facultad?



Nombre: Dámaris Fanny Herrera Salazar







Tipo de evaluación: Ensayo 3

Curso: Temas de Filosofía Contemporánea

Horario: 0831

Comisión: 1

Profesor: Pablo Quintanilla

Jefe de Práctica: Andrés Abugattas Escalante



SEMESTRE 2014-1



¿Puede explicarse el autoconocimiento íntegramente en términos de las
Ciencias Naturales? ¿Jugaría la teoría evolucionista un papel relevante en
nuestra comprensión científica de dicha facultad?

Cuéntame algo, lo olvidaré.

Muéstramelo, podré recordarlo.

Sin embargo, implícame en ello y lo comprenderé.


Pienso que no existe una manera única para explicar algo, ya sea un objeto
o un evento, pero sobre todo si se trata del hombre, su capacidad de
agencia y sus expresiones infinitas, hacen de él un ser complejo, inmerso
en una pluralidad de estudios. En ese sentido, cuando nos referimos al
autoconocimiento, propio del ser humano, si bien es cierto las CN (en
adelante me referiré a las Ciencias Naturales como CN) pueden explicarlo,
no obstante, su alcance no es íntegro. El protagonismo de las Ciencias
Humanas también es imprescindible.

En primer lugar, se cuestionará los términos y/o propiedades de las CN, en
relación a su alcance deficiente, y su contraste con un estudio amplificado
que inscriba a las propiedades de las CH (me referiré a las Ciencias
Humanas como CH). Seguidamente, se responderá a la segunda pregunta de la
premisa, afirmando el papel relevante de la teoría evolucionista, pero de
igual manera, se postulará la necesaria convergencia con las CH, a fin de
una comprensión plena del autoconocimiento, en términos de la verdad, la
comprensión, la propiedad relacional y la libertad.

Antes es necesario definir ¿qué entendemos por autoconocimiento? El término
conocimiento refiere a un 'conjunto de creencias verdaderas hacia algo',
auto refiere a la 'individualidad propia'; en ese sentido autoconocimiento
puede definirse como el 'conocimiento de uno mismo', saber el conjunto de
creencias verdaderas que tengo hacia algo.

En base a lo anterior, hablar de autoconocimiento, implicaría referirse a
la verdad misma del sujeto, la constitución del sujeto a través de la
verdad. ¿Y de dónde deviene la verdad? Retomamos entonces el triángulo
davidsoniano, donde sí y solo sí es posible la verdad como tal, si se
cumple que es 'aprobada' por tres instancias: el yo, los otros y la
realidad objetiva. Por consiguiente, la épiméleia, desde una perspectiva de
la verdad del sujeto en sí misma, "…es una actitud con uno mismo, con los
otros y con el mundo" (Foucault 1996:36)

Entonces, ¿en qué medida las CN podrían explicar esta forma de
autoconocimiento? ¿Acaso sus métodos de adquisición de conocimiento abarca
todas sus implicancias? Las CN se contemplan en leyes nomológicas, es
decir, en explicaciones basadas en aspectos externos como los fenómenos
naturales. Es así, como el modelo de la explicación es causal y
sistemático, cada evento está causalmente relacionado con otros y es
consecuente. Por lo que conociendo sus causas, es dable explicar el
desenvolvimiento de un fenómeno en el futuro, es decir, nos permite
predecir (con un alto grado de precisión). Se concluye además que esta
dinámica causal y repetitiva se convierte en regularidades, consagradas en
leyes naturales.

Este método de las CN es incompatible con el proceso del autoconocimiento,
puesto que, si bien es cierto al relación del yo, los otros y el entorno,
recrea una relación causal, pero el resultado en el yo (que es el
conocimiento que nos interesa) es distinto para cada uno de los individuos.
Es decir, si pertenecemos a una determinada cultura, compartimos ciertas
creencias, poseemos esquemas estructurales de lenguaje parecidos,
entendemos la hermenéutica intencionalista; en conjunto, una apreciación de
la realidad bastante aproximada, pero no igual. Por lo que las
regularidades científicas no son aplicables en la explicación íntegra del
autoconocimiento.

Ahora cabe preguntarse ¿por qué la influencia de los otros y el entorno
difieren en cada individuo? Esto nos remite a un principio fundamental que
constituye al ser humano, como un ser único en relación a los otros
animales, nuestra capacidad de ser agentes. No es viable entonces, estudiar
al hombre como otros 'engranajes en el mecanismo de la naturaleza', al
igual que las CN. Nosotros podemos decidir, ser partícipes autónomos de
nuestras acciones, sin ningún estímulo ni control biológico: poseemos el
libre albedrio de 'cambiar nuestro futuro' si así lo deseáramos.

En ese sentido, el autoconocimiento necesita de un estudio que pueda
explicar esta relación tripartita, sin recaer en regularidades. Las CH
intervienen con su método de comprensión, ya que no solo pretenden explicar
nomologicamente sino comprender. La comprensión significa involucrarse en
la subjetividad del otro, reconocer sus estados mentales y participar
desde adentro (creencias, deseos, afectos) a fin de cumplir nuestra
capacidad de agencia. Por consiguiente, esta relación triangular se ve
inmersa en la intersubjetividad, la atribución de estados mentales
particulares que se le otorga al singular sujeto, que únicamente puede ser
llevada a cabo a través de la comprensión.

No obstante, ¿Qué genera esta capacidad de comprensión de los seres humanos
frente a los demás? Es así como encontramos orígenes básicamente
científicos. La teoría de la evolución, nos permite hablar del surgimiento
de los mecanismos de metarrepresentación (metacognición y mind-reading) y
la simulación. Nuestra capacidad metarrepresentacional surge como un medio
de supervivencia en nuestros antepasados, pues aquello que supuso la
supremacía de los homo sapiens en relación a los neandertales, fue su
inteligencia social, la capacidad de entablar una buena relación con la
comunidad para poder realizar actividades y protegerse mutuamente, como la
caza. Y para ello fue indispensable cooperar y empatizar con el otro, a
través de la atribución de estados mentales a los otros y la repercusión en
los de uno mismo, como señala Carruthers, la lectura de mentes es
precedente a la metacognición, es gracias a la interacción con los demás,
que podemos concebir una percepción de nosotros mismos. En otras palabras,
"sabes tan poco de los demás, sabes tan poco de ti mismo".

Por otro lado, la simulación, nuestra capacidad de salir del mundo real
para crear mundos alternativos, fue indispensable, para nuevamente recurrir
a la creación de mecanismos pro supervivencia en la sábana africana. Ante
lo explicado, el homo sapiens, se vio primeramente obligado a desarrollar
una inteligencia social para sobrevivir en comunidad, adaptando su
capacidad de metarrepresentación, y posteriormente a imaginar otras formas
de supervivencia, la simulación, que connota su individualidad en beneficio
de su grupo. Estas adaptaciones se reflejan concretamente en el crecimiento
del lóbulo frontal del cerebro, donde se ubica la inteligencia social, a
diferencia del cerebro de los neandertales, pues su lóbulo frontal no
evidencio crecimiento.

Ahora, ¿la evolución biológica presumirá una explicación determinante? Por
supuesto que no, dado que hemos evaluado el significado del
autoconocimiento, el método eficaz de su estudio, y sus orígenes,
observamos que su análisis abarca ambas ciencias, en el mismo nivel de
importancia. Por lo que aún nos falta, profundizar en las implicancias del
autoconocimiento, pues esta aparente nominación que se refiere a un
conocimiento de uno mismo, puede conllevar a otros objetos de estudio.

Al principio dije que el autoconocimiento alude al sujeto constituido en la
verdad en sí mismo y su comprobación intersubjetiva, como también de su
necesaria propiedad relacional con los demás. Sin embargo, esta verdad de
uno mismo y el papel del mediador en ella, de los otros, para calificarla
como tal, también admite transgresiones a la moral y la libertad.

Al respecto Foucault, "plantea una revisión sistemática del conocimiento de
uno mismo en el pensamiento griego, romano, cristiano" (1996: 16) al
dirigir sus lineamientos con Nietzsche, en redescubrir una nueva critica de
valores morales para cuestionar el autoconocimiento en aras de una nueva
ética. Es así como Foucault, se entrega a un trabajo del "inconsciente
histórico y social de los valores" (1996: 18) intrínsecos en el
autoconocimiento en términos de su objeto principal de estudio, la
transgresión de los límites de la libertad (y la moral), los juegos de la
verdad y las prácticas del poder.

Asimismo, se niega la teoría de la concepción del ser humano naciente como
una "tabula rasa" (Aristóteles), es decir, que los conocimientos que
provengan desde el exterior delimitaran completamente nuestra forma de ser,
un autoconocimiento basado en la revisión de la ignorancia. En el marco de
una filosofía contemporánea, se sabe que el hombre posee una cultura a
partir de una transmisión genética y "desde el momento mismo del nacimiento
y quizá incluso desde antes, estas dimensiones comienzan a entrelazarse,
integrarse (…) e influirse mutuamente" (Quintanilla 2014: 5). Por ende, "la
práctica de uno mismo [el autoconocimiento como actividad] se impone (…)
sobre un fondo de error. Más que de la formación de un saber se trata de
algo que tiene que ver con la corrección, con la liberación que da la
formación de un saber. Es (…) en este eje en el que se va a desarrollar la
práctica de uno mismo" (Foucault 1996:52)

Lo anterior también se respalda por el psicoanálisis, una de las más
grandes rupturas de paradigmas en la filosofía, que en base a una terapia
del inconsciente logra que este sea consciente, es decir, aquello que
estaba reprimido se libera, para finalmente ser parte de un saber y
conformar parte del autoconocimiento, y ante una nueva verdad, modificar
nuestro comportamiento.

Finalmente apoyando el concepto del autoconocimiento como propiedad
relacional y no introspectiva, mencionaré la postura de Carruthers, que
además cumple un rol esencial en la línea del pragmatismo y su relevancia
en el debate filosófico de hoy y la revolución pragmática del lenguaje
(Noam Chomsky).

Según Carruthers, las decisiones que tomamos no se contemplan
intrínsecamente en uno mismo. "Sólo las conocemos a través de una
interpretación que procede inconscientemente de la misma manera que cuando
averiguamos las decisiones de otras personas". (Fricke 2011: 284) Con ello
se afirma la teoría evolucionista, que refiere a la aparición eventual de
la metacognición ante la actuación del mind-reading.

En conclusión, se define el autoconocimiento, más allá de un proceso
meramente sistemático, como en las ciencias naturales, o meramente
subjetivo como en las Ciencias Humanas, el autoconocimiento es como el
sujeto, complejo, y por ende exige una convergencia para la comprensión
plena. No puede ser entendido como una sustancia sino una forma que se
adapta de distintas maneras en contextos distintos, y el conocimiento de sí
mismo se explica a través de los vínculos que mantiene con su entorno, como
señala el epígrafe del inicio, "implícame en ello y lo comprenderé".





Referencias Bibliográficas

FOUCAULT, Michel

1996 Hermenéutica del sujeto. Altamira: Argentina

FRICKER, Martin – Francisco

2011 "Autoconocimiento y la psicología experimental". Ludus Vitalis.
México: Universidad Nacional Autónoma de México, vol. XIX,
num. 36, 2011, pp. 281-285

QUINTANILLA, Pablo

2014 "La universidad y las ideas de cultura". Mural de Letras. Lima:
Pontificia Universidad Católica del Perú, número 14, pp. 4-
5
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