Primera edición del Canto general, de Pablo Neruda

July 25, 2017 | Autor: Luis Héctor Inclán | Categoría: Pablo Neruda, Poesía latinoamericana, Chilean Literature, Poesia Chilena, Chilean Poetry, First Edition Books
Share Embed


Descripción

Éste es el texto definitivo del artículo, mismo que fue publicado en _Testigos del pasado: 30 años del área de Acervos Históricos_. Coords. María Eugenia Ponce y María Isabel Martínez Ateca. 1 México: Universidad Iberoamericana, 2014.

Primera edición del Canto general, de Pablo Neruda Luis Héctor Inclán Cienfuegos Biblioteca Francisco Xavier Clavigero La primera edición del Canto general (México, 1950) es un verdadero tesoro bibliográfico. Se trata de un libro de grandes dimensiones (36 por 24 cm), encuadernado en tela roja. Sobre la cubierta, en relieve, destaca un símbolo dorado compuesto por un pez dentro de una esfera. Alrededor de la esfera se lee el apellido del poeta: NERUDA.

Imagen 1. Cubierta de la primera edición del Canto general, de Pablo Neruda.

La primera guarda despliega un colorido inusual, una disposición plástica más propia de los murales que de los papeles marmoleados con que suelen unirse los libros a sus cubiertas. En

2 ella, se disponen figuras y motivos de aire prehispánico (indígenas, deidades, pirámides, flora y fauna). La guarda posterior muestra a un hombre que emerge de una tierra colorida y sobre un horizonte de luz solar, mientras extiende sus brazos hacia el espectador. También aquí el color y las formas nos dan la impresión de encontrarnos frente una pintura de grandes dimensiones.

Imagen 2. Primera guarda, obra de Diego Rivera.

Imagen 3. Segunda guarda, obra de David Alfaro Siqueiros.

Ambas guardas son, de hecho, obras de los muralistas mexicanos Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, quienes las pintaron ex profeso para esta primera edición. De vuelta en las primeras páginas del libro, la contraportada registra la participación de ambos artistas y cita

3 fragmentos de poemas que corresponden a lo pintado por ellos.1 Arriba de estas citas, aparecen las firmas autógrafas de Rivera, Neruda y Siqueiros. Y en la parte superior de la página, cada uno de los 500 ejemplares de esta primera edición lleva impreso el número correspondiente.2 El ejemplar que resguarda nuestra Biblioteca es el 244, y según se hace constar en un sello impreso en la portadilla fue donado por el reconocido arquitecto mexicano Luis Barragán a la Biblioteca de Arte y Arquitectura de la Universidad Iberoamericana.

1

En su texto “Pablo Neruda: historia de sus libros”, el escritor costarricense Alfredo Cardona Peña señala que Neruda envió las galeras de su libro a los dos muralistas para que escogieran sus temas. “Fue esta una prueba de paciencia para el autor, ya que los pintores prometieron una fecha y la cumplieron meses después. Pero entregaron dos obras maestras”. Una vez recibidas las imágenes, Neruda mismo seleccionó los fragmentos que aparecen en la contraportada a modo de “pie de grabado”. Véase Alfredo Cardona Peña, “Pablo Neruda: historia de sus libros”, Neruda, Universidad de Chile, Web, 12 de mayo de 2012. 2 En el colofón se habla de las características de la edición: “Consta la tirada de 500 ejemplares en papel ‘Malinche’, de fabricación mexicana, numerados del 1 al 500, destinados a los suscritores [sic], llevan las firmas de Pablo Neruda, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Se han tirado, además, 50 ejemplares, en papel ‘Chateau’, numerados del B-1 al B-50, y 50 ejemplares en papel Manila, sin numerar, unos y otros fuera de comercio”. Más adelante me referiré a la ceremonia en que los tres personajes firmaron los 500 ejemplares para los suscriptores. Convendría indicar aquí, sin embargo, que además de esta primera edición en gran formato, la editorial Océano tiró 5000 ejemplares en una versión reducida, de 17.5 por 12 cm. En esta edición “de bolsillo”, las guardas siguen siendo las mismas. Sin dejar de ser una edición admirable (piénsese en la dificultad de diseñar un libro que sea tan vistoso y funcional en dos tamaños tan distintos), es cierto que las pinturas pierden, inevitablemente, su espectacularidad. Nuestra biblioteca también posee un ejemplar de esta edición de la editorial Océano, mismo que perteneció al poeta y querido académico del Departamento de Letras de la Universidad Iberoamericana, Manuel Muñoz Aguado.

4

Imagen 4. Contraportada, con numeración del ejemplar, firmas autógrafas de Neruda, Rivera y Siqueiros, y citas que corresponden a las pinturas de las guardas.

Valga esta descripción para introducirnos a la historia de uno de los libros más importantes de la poesía del siglo XX (no sólo de la poesía latinoamericana), que se gestó en circunstancias tan interesantes como las características de su edición. Cuando Pablo Neruda llegó a México en 1950 con el manuscrito del Canto general bajo el brazo, ya era una de las figuras más importantes de la literatura latinoamericana. En 1924, con apenas 20 años de edad, había publicado un libro que de inmediato recibió elogios de la crítica y el fervor de los lectores: Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Desde entonces, sus

5 versos han sido la puerta de entrada a la poesía para numerosos jóvenes:3 Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos”.4 Pero la fama del poeta no trajo consigo una estabilidad económica. Así que Neruda5 decidió en 1927 unirse al servicio diplomático. Los siguientes cinco años, representó a Chile en países asiáticos como Birmania, Sri Lanka, Yakarta e Indonesia. El puesto de cónsul era honorario, así que la pobreza no menguó y, además, Neruda experimentó una intensa soledad producto de su desconocimiento de las lenguas que se hablaban en esos países y el choque con sus culturas. Estas circunstancias, desafortunadas en lo personal, lo llevaron a dar un giro a su escritura. Dejó los versos melancólicos y amorosos de su primera etapa para escribir otra poesía que reflejaba “la soledad de un forastero empedernido trasplantado a un mundo violento y extraño”,6 la poesía reunida en el primer libro de Residencia en la tierra: Las gentes cruzan el mundo en la actualidad sin apenas recordar que poseen un cuerpo y en él la vida, y hay miedo, hay miedo en el mundo de las palabras que designan el cuerpo, y se habla favorablemente de la ropa, de pantalones es posible hablar, de trajes, y de ropa interior de mujer (de medias y ligas de “señora”) como si por las calles fueran las prendas y los trajes vacíos por completo y un oscuro y obsceno guardarropas ocupara el mundo.7 Residencia en la tierra se publicó en 1933 y confirmó el reconocimiento a la poesía de Neruda, que lo precedió en el camino a España. Ahí fungió como cónsul de 1934 a 1936, al tiempo que se integraba a la vida cultural en una de las etapas más fructíferas de ese país. Eran

3

Si de algo sirvieran los números para imaginar la trascendencia de un escritor, convendría anotar aquí que de Veinte poemas de amor y una canción desesperada se publicaron, en vida de su autor, dos millones de ejemplares. Véase Rita Guibert, “Pablo Neruda”, Latin American Writers at Work: The Paris Review, Eds. George Plimpton y otros, Westminster, Random House, 2003, p. 51. 4 Pablo Neruda, Antología general, Madrid, Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010, p. 42. 5 Neftalí Ricardo Reyes Basoalto se llamó hasta finales de 1946, cuando un juzgado le concedió que su nombre oficial fuera ese seudónimo que escogiera muy joven, para ocultar a su padre su decisión de dedicarse a la poesía. Consúltese la “Cronología” publicada por la Fundación Pablo Neruda en su sitio Web. 6 Pablo Neruda, Confieso que he vivido, 2ª ed., México, Seix Barral, 1974, p. 121. 7 Pablo Neruda, Antología general, p. 114.

6 los años de la Generación del 27, el grupo de poetas formado por algunas de las voces mayores de la lírica hispánica: Federico García Lorca, Rafael Alberti, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre, entre otros. Aunque estos escritores contaban con unos pocos años más que Neruda, el prestigio de éste los llevo a otorgarle un papel destacado en sus tertulias y proyectos culturales, como la dirección de la revista Caballo verde para la poesía (1935). El poeta chileno adoptaría las simpatías republicanas de sus amigos españoles.8 Es en estos años que tuvo su primer contacto con Miguel Prieto, un joven pintor autodidacta con quien planeó, acompañado por García Lorca, crear una compañía de teatro guiñol.9 Años más tarde, durante su exilio en México, Prieto estará a cargo de diseñar la primera edición del Canto general. La Guerra Civil acabó con esta etapa de manera abrupta, trágica. Lorca fue asesinado por los falangistas; otros amigos de Neruda combatieron en las trincheras, y otros más buscaron exiliarse. De 1937 a 1939, a veces como parte del servicio exterior chileno y otras veces a pesar de él, Neruda trabajó intensamente en Chile, Francia y España para apoyar la causa republicana y, cuando la derrota de ésta ocurrió, organizar el exilio. Fue esta etapa la que dio pie a una tercera transformación de su poesía, caracterizada por sus dimensiones sociales y políticas. Escribió España en la sangre, un libro comprometido con las circunstancias de la guerra. En el poema “Explico algunas cosas” puede apreciarse el cambio: Preguntaréis por qué su poesía no nos habla del sueño, de las hojas, de los grandes volcanes de su país natal? Venid a ver la sangre por las calles, venid a ver

8

Aunque es importante señalar que fue hasta 1945 cuando Neruda se unió formalmente al Partido Comunista chileno. 9 Miguel Prieto relató ese episodio en sus apuntes autobiográficos: "Debía ser por el año de 1934 cuando un grupo numeroso de amigos nos reuníamos por las tardes en la Cervecería Correos de Madrid y entonces surgió la idea de montar un guiñol literario entre Federico García Loca, el poeta chileno Pablo Neruda, que entonces era Cónsul General de su país en España, y yo. Los tres estuvimos varios días tratando de buscar nuestro teatrito, y fue Neruda el que encontró el nombre de La Tarumba, por aquella voz popular que dice ’que de tanto hablar uno se vuelve tarumba’". Véase Juana María Perujo, "Miguel Prieto: identidad vivida", Miguel Prieto 1907-1956: la armonía y la furia, Coords. Miguel Pedrazo Polo y Patricia de la Puente, Madrid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes [México], Museo Nacional de Arte [México], Instituto Nacional de Bellas Artes [México], Embajada de España en México, 2007, p. 34.

7 la sangre por las calles, venid a ver la sangre por las calles!10 El Canto general será la obra central de esta tercera época, y aquella que Neruda considerará años más tarde, en sus memorias, su libro más importante.11 Fernando Alegría ha señalado que al morir el padre de Neruda en 1938, el poeta comenzó a trabajar en un libro que al principio concibió bajo el título de Canto general de Chile.12 Sin embargo, el proyecto fue creciendo y el poeta lo explicará de esta forma en sus memorias: “La idea de un poema central que agrupara las incidencias históricas, las condiciones geográficas, la vida y las luchas de nuestros pueblos, se me presentaba como una tarea urgente”.13 La realización de esta obra le llevará doce años. Como es sabido, en 1940 Neruda fue nombrado cónsul general de Chile en México. Así como había ocurrido en España seis años antes, el poeta encontró en nuestro país una vida cultural efervescente, alimentada por numerosos exiliados republicanos —muchos de ellos sus amigos desde los años previos a la Guerra Civil en España—. Carezco de espacio para detallar la historia de Pablo Neruda en México,14 pero basta decir que la formidable primera edición del Canto general no puede explicarse sin las amistades que Neruda hizo entonces (Siqueiros y Rivera, por ejemplo) o las que reencontró aquí (como Miguel Prieto, aquel pintor amigo de Lorca, exiliado en México luego de la Guerra Civil). Y además, que si bien hubo momentos de gloria para el chileno — se imprimió su poema “Canto de amor a Stalingrado” en carteles que se pegaron sobre los muros de la capital, por ejemplo— también hubo momentos difíciles —el ataque sufrido en Cuernavaca a manos de un grupo fascista, la riña con Octavio Paz—. Tal vez la mejor síntesis de su experiencia mexicana la haya expresado él mismo en el título que escogió para esa época en sus memorias: “México florido y espinudo”, cuya parte final incluye estas palabras que expresan su perplejidad ante lo vivido aquí :

10

Pablo Neruda, Antología general, p. 157. Pablo Neruda, Confieso que he vivido, p. 245. 12 Fernando Alegría, Prólogo y cronología en Pablo Neruda, Canto general, Caracas; Biblioteca Ayacucho, 1974, p. 1. 13 Pablo Neruda, Confieso que he vivido, p. 197. 14 Una obra a la que puede acudir quien desee una reconstrucción del episodio mexicano es El águila en las venas: Neruda en México, México en Neruda, de Víctor Toledo, Puebla, Universidad Autónoma de Puebla, 2005. 11

8 Cuando decidí regresar a mi país comprendía menos la vida mexicana que cuando llegué a México.15 Neruda abandonó nuestro país en agosto de 1943. Antes, en enero, bajo el cuidado de Miguel Prieto se había impreso una edición privada (100 ejemplares) del Canto general de Chile. En sus breves 16 páginas, esta edición incluyó algunos poemas que más tarde formarían parte del Canto general. En su viaje de regreso a Chile, Pablo Neruda se detuvo en Perú y conoció las ruinas incas de Macchu Picchu. Esa visita resultaría fundamental para retomar su proyecto de un gran poema americano: Me sentí infinitamente pequeño en el centro de aquel ombligo de piedra; ombligo de un mundo deshabitado, orgulloso y eminente, al que de algún modo yo pertenecía. Sentí que mis propias manos habían trabajado allí en alguna etapa lejana, cavando surcos, alisando peñascos. Me sentí chileno, peruano, americano. Había encontrado en aquellas alturas difíciles, entre aquellas ruinas gloriosas y dispersas, una profesión de fe para la continuación de mi canto.16 Aunque fue escrito hasta 1945, dos años después, este viaje fue el origen de “Alturas de Macchu Picchu”, uno de los poemas centrales del Canto general. Entre 1944 y 1948, de regreso en Chile, Neruda se involucró en la vida política del país. No dejó de escribir, sin embargo. Gozaba de una enorme reputación, tanto política como poética. Ganó una senaduría en 1945, y en 1946, ya como miembro del Partido Comunista, se hizo cargo de la propaganda para la campaña presidencial de Gabriel González Videla. Este político había agrupado en torno a su campaña la coalición Unión de Partidos Democráticos de Chile, a la que se sumó la izquierda. Ganó la elección bajo la promesa de gobernar para todos; pero pronto se enfrentó con los comunistas hasta el punto proscribir su partido mediante la conocida “Ley Maldita”, cuyo nombre oficial era “Ley para la Defensa de la Democracia”. Neruda, por supuesto, se le enfrentó desde el senado y la prensa. En octubre de 1947, publicó en un diario venezolano la “Carta íntima para millones de hombres”, donde denunciaba la

15 16

Neruda, op. cit., pp. 230-31. Ibid., p. 235.

9 traición de González Videla. Éste acuso a Neruda de calumnias e injurias, y consiguió su desafuero para poderlo procesar judicialmente. El 5 de febrero de 1948, tres diarios gubernamentales publicaban este mismo encabezado a ocho columnas: “Se busca a Neruda por todo el país”.17 De febrero de 1948 a marzo de 1949, Pablo Neruda vivió en la clandestinidad, perseguido por la policía. Ésta allanaría hasta 63 domicilios durante ese periodo para encontrar al poeta y su esposa, Delia del Carril; la pareja cambió de domicilio por lo menos en once ocasiones, mientras esperaban una oportunidad para salir de Chile. Nuevamente, como había ocurrido en sus años solitarios de cónsul en Asia, una desafortunada circunstancia personal resultó favorable, indirectamente, para la literatura: Neruda contaba, por fin, con tiempo suficiente para emprender una empresa del tamaño del Canto general, que había ido posponiendo por sus ocupaciones políticas.18 Más tarde, él contaría cómo fue escribiendo el libro en circunstancias tan adversas: Los capítulos que escribía eran llevados inmediatamente y copiados a máquina. Había el peligro de que si me descubrían se perdieran los originales. Así pudo irse preservando este libro. Pero yo, en los últimos capítulos, no tenía nada de los anteriores, así que no me di cuenta exacta de cuánto había hecho hasta pocos días antes de salir de Chile [al recibir] una copia especial que pude llevarme en mi viaje.19 En febrero de 1949, Neruda escapó por los Andes, a caballo y protegido por una identidad falsa. Días antes, había escrito una carta a Delia del Carril —quien ya no pudo acompañarlo en

17

Estos datos sobre la vida del poeta durante la persecución fueron tomados de Neruda clandestino, por José Miguel Varas (Santiago de Chile, Alfaguara, 2009). Se trata de un libro que recoge los testimonios de algunas personas involucradas en la operación para esconder al poeta y su esposa, Delia del Carril; en otras, Varas se permite imaginar diálogos a partir de dichos testimonios. En su discurso de aceptación del Nobel, Neruda mismo hizo un relato de su vida clandestina durante este periodo. 18 En 1938, Neruda había comprado una singular casa que le sirviera como estudio y donde pudiera trabajar su Canto general: “Encontré una casa de piedra frente al océano, en un lugar desconocido para todo el mundo, llamado Isla Negra. El propietario, un viejo socialista español, capitán de navío, don Eladio Sobrino, la estaba construyendo para su familia, pero quiso vendérmela. Cómo comprarla? [sic]. Ofrecí el proyecto de mi libro Canto general, pero fue rechazado por la Editorial Ercilla, que por entonces publicaba mis obras. Con ayuda de otros editores, que pagaron directamente al propietario, pude por fin comprar en el año de 1939 mi casa de trabajo en Isla Negra” (Pablo Neruda, Confieso que he vivido, p. 197). No deja de ser paradójico que al final, 10 años después, el libro que había motivado la compra de Isla Negra se terminara escribiendo fuera de ella, en escondites clandestinos donde el poeta debía refugiarse de la persecución. 19 Pablo Neruda, “Algo sobre mi poesía y mi vida” citado por Robert D. F. Pring-Mill, “Neruda y el original de ‘Los Libertadores’”, Actas del Sexto Congreso Internacional de Hispanistas, Toronto, 1980, p. 586.

10 este tramo final— para preguntarle si se había dado una reunión con sus compañeros del Partido Comunista, encaminada a la publicación clandestina del “Mamo” —es decir, el “mamotreto”, como se refería la pareja al abultado manuscrito del Canto general—. Por su parte, el poeta llevaba consigo aquella copia especial. Para evitar problemas con las aduanas, Neruda le hizo una portada al manuscrito. En ella, se asentaba que el título de esos poemas era Risas y lágrimas, y su autor se llamaba Benigno Espinoza. “En verdad no le quedaba mal este título”, dijo Neruda posteriormente.20 De Buenos Aires, Neruda viajó a París,21 donde apareció sorpresivamente el 25 de abril en el cierre del Primer Congreso Mundial de Partidarios de la Paz. Hasta ese momento, el gobierno de González Videla se enteró de que el poeta había burlado a sus persecutores, quienes seguían buscándolo en las casas de simpatizantes comunistas en Chile. En agosto de 1949, Neruda regresa a México acompañado del poeta Paul Eluard para participar en el Congreso Latinoamericano de Partidarios de la Paz. En esas fechas, enfermó de tromboflebitis y debió guardar reposo, lo que le dio oportunidad para terminar algunos poemas, los últimos, del Canto general. En algún momento de su convalecencia se gestó el proyecto de la primera edición del Canto. Tal y como se indica en el colofón, una comisión editora se formó para sacar adelante el proyecto. Dicha comisión estuvo integrada por las siguientes personas: •

María Asúnsolo (1916-1999): militante antifascista, modelo, galerista.22



Enrique de los Ríos: agrónomo y empresario chileno radicado en México. Luis Cardoza y Aragón menciona en sus memorias, El río, que don Enrique era el

20

Idem. Neruda no podía utilizar su pasaporte de senador, así que debió solicitar a su amigo Miguel Ángel Asturias — embajador de Guatemala en Argentina y con quien guardaba cierto parecido físico— que le prestara el suyo para poder viajar al Francia (Confieso que he vivido, p. 261). Asturias recibiría el Nobel de literatura en 1967, cuatro años antes que Neruda, y sería el segundo latinoamericano en recibirlo. El primer Nobel de literatura para nuestra región fue para otra conocida de Neruda, su compatriota Gabriela Mistral, quien lo recibió en 1945. 22 Asúnsolo era una figura importante en la cultura mexicana de esos años. De ella dijo Ermilo Abreu Gómez: "En todo aquello que reclama una ayuda está presente. jamás niega su nombre para algo que sea útil. Hace suyas las campañas más difíciles y más altas. Con ocasión de la Guerra Civil Española, ella lucha contra el fascismo, de la prédica contra los prejuicios raciales, del esfuerzo a favor de los niños abandonados, de los presos abandonados en las cárceles, su ayuda es preciosa. En todo aquello en que hace falta la presencia de una mano amiga o la presencia de un ángel, María Asúnsolo acude solícita y oportuna". En María Asúnsolo en el Museo Nacional de Arte, México, Museo Nacional de Arte, 1993, p. 12. 21

11 mecenas de Neruda.23 •

Ing. César Martino [Torres] (1905-1969): agrónomo, funcionario público, periodista.



Arq. Carlos Obregón Santacilia (1896-1961): entre sus obras relevantes se cuentan los hoteles Reforma, Del Prado, el edificio del Instituto Mexicano del Seguro Social, así como el monumento a la Revolución Mexicana.



César Godoy [Urrutia]: líder sindical y militante comunista chileno que se encontraba en México en esas fechas.



Wenceslao Roces (1897 −1992): abogado, editor, miembro del partido comunista español; formó parte del Fondo de Cultura Económica desde los años cuarenta. Tradujo al español algunas obras esenciales del pensamiento occidental como El capital de Marx y la Fenomenologia del Espíritu de Hegel.

La edición se financiaría mediante suscripción. Así que Miguel Prieto diseñó unos folletos donde se anunciaban las características que tendría el libro: estaría ilustrado por Rivera y Siqueiros; se anunciaba como “Edición original de lujo impresa bajo la dirección de Miguel Prieto, por los Talleres Gráficos de la Nación, en gran papel”. Los primeros 200 primeros ejemplares estarían numerados y autografiados por el autor y los pintores, “y llevarán impreso el nombre del suscriptor”. El costo de los 200 primeros ejemplares firmados sería de 100 pesos; el resto de la edición, en librería y sin firmar, tendría un costo de 150 pesos.24 Además de esta información, en los folletos se incluía la tabla de contenido del libro. Miguel Prieto, además de pintor, fue un destacado diseñador de publicaciones. Ya desde su juventud en España, había participado en varios proyectos editoriales. Había llegado a México en 1940 y en 1947 Fernando Gamboa, en ese entonces subdirector del Instituto Nacional de Bellas Artes, lo llamó para que se haga cargo de las publicaciones del Instituto. Desde ese lugar, 23

Luis Cardoza y Aragón, El río, México, Fondo de Cultura Económica, 1986, p. 701. En un libro más reciente, Pablo Neruda: los caminos de América, de Edmundo Olivares, se hace referencia así de Enrique de los Ríos: “el gran amigo chileno que Neruda ha encontrado en México, ese generoso factótum que era Enrique de los Ríos” (p. 754). La Dra. Patricia de los Ríos, hija de don Enrique e investigadora en nuestra Universidad, me ha comentado que su padre resguardó durante muchos años los ejemplares del Canto general que Neruda dejó en México. Agradezco que la Dra. de los Ríos me refiriese al libro de Cardoza y Aragón, así como su apoyo para comprender el papel de su padre en la empresa que hizo posible este libro. 24 Miguel Pedrazo Polo y Patricia de la Puente (coords.), Miguel Prieto 1907-1956: la armonía y la furia; Madrid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes [México], Museo Nacional de Arte [México], Instituto Nacional de Bellas Artes [México], Embajada de España en México, 2007 p. 314

12 Prieto llevó a cabo una importante labor de renovación e impulso del diseño editorial en nuestro país. Bastaría con señalar, como prueba, que uno de sus jóvenes discípulos en aquella época fue Vicente Rojo, quien a la postre se convirtió en una de las figuras emblemáticas del diseño en todo el ámbito hispanoamericano.25

Imagen 5. Colofón.

Fernando Benítez, el reconocido periodista y promotor cultural, pidió a Prieto diseñar 25

Ver Juana María Perujo, op. cit., p. 65.

13 México en la Cultura, el suplemento más importante de la vida intelectual de México en los años cincuenta. A Prieto y a Neruda, como dijimos anteriormente, los unía una amistad desde los años previos a la guerra civil española. Luego, durante la etapa de Neruda como cónsul en México, Prieto se hizo cargo de diseñar los carteles del “Canto de amor a Stalingrado” que aparecieron en las calles de la capital, así como la pequeña edición del Canto general de Chile. Resultaba natural, entonces, que él tuviera a su cargo la edición de la obra más importante del poeta. Sin lugar a dudas, un talento como el suyo resultaba necesario para resolver con maestría todas las dificultades que implicaba conjugar la extensión del libro con la monumentalidad de su diseño.26

Imagen 6. Logo de Pablo Neruda, diseñado por Miguel Prieto.

La nómina de quienes se suscribieron a la edición —y que se incluye en las páginas finales del libro— nos muestra un retrato de los personajes más importantes de la época para la cultura y la política de México y el mundo. No puedo incluir aquí a todos, pero puedo señalar a manera de ejemplo algunos: de México contribuyeron, entre otros, Manuel Ávila Camacho, Fernando Benítez, Lázaro Cárdenas, el Dr. Ignacio Chávez, Gabriel Figueroa, Carlos Pellicer,

26

Miguel Prieto diseñó, para esta edición del Canto, el logotipo que aparece en la portada: el pez en medio de una esfera armilar. A ciencia cierta no se sabe cuál es su significado, pero Hernán Loyola y Enrique Robertson han señalado recientemente que su antecedente se encuentra en las tarjetas que Prieto diseñó en 1934 para anunciar el nacimiento de Malva Marina Reyes Hagenaar, la hija de Pablo Neruda (“Esfera, pez y hexagrama”, Nerudiana No. 3, 2007, p. 4). Esta niña había nacido con un defecto congénito y moriría en 1943; sus padres se habían separado antes, en 1936. Luego de su aparición en la cubierta del Canto general, este logotipo se incluiría en las publicaciones posteriores de Neruda, y es hoy el emblema de la Fundación que lleva el nombre del poeta (véase imagen 6).

14 Dolores del Río, y Jesús Silva Herzog; de Brasil, Jorge Amado; de Cuba, Nicolás Guillén; de Francia, Louis Aragon, Paul Eluard y Pablo Picasso; de la República Española,27 Rafael Alberti y Luis Buñuel. Como se había ofrecido, los ejemplares de los suscriptores fueron firmados por Neruda, Rivera y Siqueiros. Lo hicieron en casa del arquitecto Carlos Obregón Santacilia, en Tlacopac, el 3 de abril de 1950. Después, en uno de esos episodios que marcan la ambivalente relación de Neruda con México, dejó el país sin más reacción en torno a una publicación tan importante en su carrera. El testimonio del costarricense Alfredo Cardona es éste: Pocas semanas después, Neruda se embarcaba para Europa sin recibir un solo homenaje escrito por su publicación, ni siquiera un artículo más o menos interesante. Con excepción de quien esto escribe, nadie se ocupó de la obra. ¿Asombro, temor, curiosidad por saber quién sería el primero en criticar el gran poema? Creo que todas estas circunstancias se barajaron. En general, una frialdad desventurada cayó sobre el esfuerzo de quien era, indiscutiblemente, el primer poeta americano. Mas los estudios vendrán, indudablemente, desencadenados por la misma lógica de los hechos. Ante obra así no es preciso esperar el comentario inmediato. "Crecerá con los años", ha dicho Joaquín García Monge a propósito del poema. Pero Neruda sintió un vacío sospechoso y abandonó el país.28

Imagen 7. Neruda, Rivera y Siqueiros firman los ejemplares del Canto general en la casa del Arq. Obregón Santacilia. Foto de John Roberts. Colección de la Galería López Quiroga.

27

Como es de imaginarse, usar el nombre de “República Española” en 1950 es un gesto de Neruda con sus amigos españoles, que mantenían vivo el espíritu de esa República en el exilio y después de que había sido derrotada en 1939. 28 Alfredo Cardona, “Pablo Neruda: historia de sus libros”, Neruda, Universidad de Chile, Web, 12 de mayo de 2012.

15 El Canto general que se encuentra en nuestra Biblioteca fue donado, como hemos dicho ya, por el Arq. Luis Barragán, el único mexicano que ha obtenido el premio Pritzker, el galardón más prestigiado en la arquitectura mundial. El nombre de Luis Barragán aparece en el listado de los suscriptores mexicanos del Canto, por lo que cabe suponer que éste se trate de su ejemplar personal. En un artículo sobre la biblioteca que se encuentra en la casa museo de este arquitecto, Alfonso Alfaro no refiere que en ella se encuentre otro. Nuestra colección de libros antiguos y raros posee otros treinta y cuatro volúmenes, que con mucha probabilidad fueron donados por el arquitecto para la constitución de la Biblioteca de Arte y Arquitectura en 1955. Estos libros fueron publicados entre 1917 y 1950, y cubren temas de pintura, teoría del arte, y unos pocos de arquitectura.

Imagen 7. Sello donde consta que el ejemplar fue donado a la Biblioteca de Arte y Arquitectura de la Universidad Iberoamericana, por el Arq. Luis Barragán.

Bibliografía Alegría, Fernando. Prólogo y cronología, en Pablo Neruda, Canto general. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1974. Cardona, Alfredo. “Pablo Neruda: historia de sus libros”. Neruda. Universidad de Chile. Web. 12 de mayo de 2012. Cardoza y Aragón, Luis. El río: novelas de caballería. México: Fondo de Cultura Económica, 1986. “Cronología”. Fundación Pablo Neruda. Web. 7 de mayo de 2012. Guibert, Rita. “Pablo Neruda”. Latin American Writers at Work: The Paris Review. Eds. George Plimpton y otros. Westminster: Random House, 2003, pp. 47-65. María Asúnsolo en el Museo Nacional de Arte. México: Museo Nacional de Arte, 1993.

16 Neruda, Pablo. Antología general. Madrid: Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010. ---. Canto general. México: Editorial Océano, 1950. ---. Canto general. México: Talleres Gráficos de la Nación, 1950. ---. Confieso que he vivido. 2ª ed. México: Seix Barral, 1974. Olivares, Edmundo. Pablo Neruda: los caminos de América. Santiago de Chile: Arces-Lom, 2004. Pring-Mill, Robert D. F. “Neruda y el original de los ‘Los Libertadores’”, Actas del Sexto Congreso Internacional de Hispanistas. Toronto. 1980, pp. 587-89. Pedrazo Polo, Miguel, y Patricia de la Puente, Coords. Miguel Prieto 1907-1956: la armonía y la furia. Madrid: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes [México], Museo Nacional de Arte [México], Instituto Nacional de Bellas Artes [México], Embajada de España en México, 2007. Perujo, Juana María. "Miguel Prieto: identidad vivida". Miguel Prieto 1907-1956: la armonía y la furia. Coords. Miguel Pedrazo Polo y Patricia de la Puente: Madrid: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes [México], Museo Nacional de Arte [México], Instituto Nacional de Bellas Artes [México], Embajada de España en México, 2007, pp. 25-68. Robertson, Enrique y Loyola, Hernán. “Esfera, pez y hexagrama: el logo [sic] de Pablo Neruda”. Nerudiana No. 3. 2007, pp. 1-7. Toledo, Víctor. El águila en las venas: Neruda en México, México en Neruda. Puebla: Universidad Autónoma de Puebla, 2005. Varas, Miguel. Neruda clandestino. Santiago de Chile: Alfagurara,2009.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.