Presentación

October 15, 2017 | Autor: R. Universidad Si... | Categoría: Literature and cinema, Cinema, Arquitectura, Literatura, Cine y literatura
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Descripción

claudia cavallin. Presentación Estudios 20:40 (julio-diciembre 2012):236-241

El número 40 de Estudios pretende condensar, de forma sucinta, algunos aspectos fundamentales del ejercicio de la lectura de formatos de ficción (literatura y cine) que se generan a partir de las representaciones de la vida urbana, en sus diversas dimensiones. Las observaciones aquí acotadas, acompañan a un recorrido en donde se encuadran y focalizan hechos, protagonistas y escenarios en la ciudad moderna. En épocas pasadas, la literatura se enmarcaba en ambientes donde la representación de las incipientes ciudades reflejaba una atmósfera bucólica, más bien distendida, que si bien mostraba sus condiciones materiales no era suficiente para conferirle carácter protagonista. al principio del siglo XX, sólo una décima parte de la población mundial vivía en las ciudades, estadística que se ha ido multiplicando vertiginosamente hasta la posibilidad cierta de que, para finales de este siglo, el 75 % de los seres humanos habite en grandes urbes. aquí cabe preguntarse, en sincronía con Néstor tirri (2012) si la ciudad, cuando integra una ficción, ya sea literaria o fílmica, se comporta como un mero marco escenógrafo o ambiental, o si el emplazamiento puntual de una acción en un determinado espacio a veces reconoce un correlativo esencial con el asunto y, además, con su impostación narrativa. Existe en los ciudadanos de hoy en día una interacción con su entorno que se acerca a una relación más abstracta, la ciudad es reconocida como escenario del lenguaje y marco de vivencias múltiples y, como señala armando silva, se puede entender a la ciudad contemporánea como “imagen del mundo”, pero también como lo contrario: “como el mundo de una imagen”. Es decir, la ciudad se constituye como efecto del mundo imaginativo, como un imaginario que sirve para representar un ritmo, un tiempo, un modo, en un espacio que escapa de lo real y se convierte a sí mismo en un objeto de ficción. Estas representaciones de la ciudad son captadas de maneras muy diversas por sus habitantes, pero también por escritores y directores cinematográficos que confieren a sus características un carácter simbólico. Una ciudad, entonces, desde el punto de vista de su construcción imaginaria, representa y responde tanto a unas condiciones físicas existentes como a usos sociales y formas expresivas en permanente construcción y expansión. Este punto de vista constituye la mirada de la ciudad y, como en toda observación, se trata de un proceso dual. “El cuadro me mira” es la cita de Henri Matisse que reafirma que aquello que es visto, también nos ve. El sendero vir236

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tual que nos lleva desde la lectura o visualización de una escena al pensamiento, requiere de una complicidad de este último para dar sentido a un lenguaje. a partir de allí comprendemos que las narrativas contemporáneas incorporan la representación de lo urbano en otra dimensión, puesto que contemplan no sólo la lectura planimétrica del diseño y ubicación de los espacios sino que, además, incluyen el juego de miradas que se intercambian entre ciudades, ciudadanos y espectadores. El lenguaje en el cual se traduce esta mirada contrasta con aquél en donde la palabra está “extraordinariamente destilada, con un tiempo concentradísimo y un espacio de enorme densidad” (argullol en: Pfeiffer: 1999, 19) que constituiría el lenguaje poético del texto. El lenguaje que sugiere recorridos y secuencias, se nutre de la visión como experiencia directa e intenta suministrar información para una máxima aproximación de la realidad. se trata de un lenguaje multidimensional, integrado por una mayor cantidad de códigos, de índole verbal, no verbal, visual y acústica. En el caso del cine, además de la poeticidad, el lenguaje cinematográfico se expresa mediante del uso de figuras que van más allá de la significación de las palabras. El filme es el lugar de un trabajo sobre la materialidad del significante. No es difícil identificar, en las unidades del análisis fílmico (fotogramas, planos, secuencias, etc.), un conjunto de marcas visuales y de patrones icónicos reiterativos, normalmente transmitidos por la historia narrada, que ponen de relieve la propia naturaleza de la imagen: la manipulación de los puntos de focalización, el encuadre técnico, la iluminación modificada, la gradación cuidadosa del cromatismo y las referencias transgenéricas de otras imágenes (tanto cinematográficas como pictóricas o arquitectónicas, etc.) contribuyen a reforzar la evaluación poética del filme. si bien es cierto que el cine posee, también, ciertas convenciones estéticas como las que rigen la descodificación del texto poético –como la hipersignificación de los componentes visuales (no habría fotograma insignificante puesto que ha sido seleccionado y montado, y ello lo carga de sentido), la unidad estructural de la obra (el filme es un todo orgánico, un contenido entre los títulos iniciales y los créditos) y la relación necesaria de la estructura fílmica con una tradición o contexto –, todas estas condiciones están supeditadas a la supremacía de la imagen.(cfr. Pérez Bowie: 2008,28).

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Es así como, desde la imagen y el texto, nos enfrentamos al análisis de los artículos que componen este volumen titulado Trópicos del celuloide: Cine, arquitectura y literatura en las ciudades del Gran Caribe. iniciando con Caos hecho cantos. Arquitectura, deterioro y basura en Los olvidados, escrito por el profesor rafael jackson-Martín, este número se adentra a las representaciones urbanas dentro de la cinematografía de Buñuel. Géneros aparentemente contradictorios como documental y surrealismo (pues se entiende que el primero debiera subrayar la realidad mientras que el segundo la descompone y la proyecta), se funden para recrear una realidad simbólica en perfecta ecuación. En el artículo se destaca la teatralidad de la puesta en escena que acompaña al cine cuando se trata de representar la cotidianidad urbana. En palabras del autor:” al contraponer la inestable estructura del jacal con las magnas obras de la civilización occidental, Buñuel parece apuntar que lo pretendidamente bello es una escenografía bajo la cual se oculta lo horripilante como sinónimo de lo real”. a través de una brutal descripción de la vida de los niños en la calles de la ciudad de México, la película se erige como una inquietante mezcla de reportaje y oscura imaginería surrealista que es aprovechada por jackson-Martín para desentrañar el poder simbólico de la incipiente estructura arquitectónica moderna. Luego, Mitologías de las apariencias: Sujeto, ciudad y representación en el cine latinoamericano, ensayo escrito por el profesor alfredo rivas, utiliza las representaciones de ciudad para aproximarse al sujeto político que la habita. En el marco de la cinematografía latinoamericana, se vuelve sobre el problema de la reproducción, que confiere cualidades míticas a la imagen de lo representado. Partiendo de la estética neorrealista y transitando por diferentes sistemas de representaciones teatrales, o simuladas, que abordan desde una visión inmediata de lo real hasta el discurso publicitario en el cine comercial, el autor rescata el carácter político de algunas producciones cinematográficas en años recientes. ante la evidencia, no duda al declarar la existencia de una notoria“crisis de la realidad, y consecuentemente, una devaluación de la mitología de lo real en el significante cinematográfico”, al tiempo que propone “acercamientos que de alguna manera puedan repensar el cine latinoamericano como escenario de realidades simuladas”. trata, entonces, de analizar la representación de ciertas ciudades latinoamericanas que funcionan como una suerte de experimento antropológico; re238

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latos teñidos por lo popular, repletos de mitos suburbanos y narrativas en donde se erigen personajes que simbióticamente se relacionan con el entorno. arquitecturas de arrabal, vivencias carnavalescas, espectacularizantes caracterizaciones de la pobreza, son algunas de las condiciones destacadas en las representaciones escogidas por el autor. En ambos ensayos introductorios, el estudio del cine no atiende simplemente a lo exterior, sino que se sirve de la ubicuidad de la cámara para observar los desplazamientos, movimientos y relaciones; en donde un transeúnte inmóvil (el espectador) asiste a la concatenación de los eventos y completa el sentido del lenguaje utilizado. Posteriormente, las profesoras aileen Estrada Fernández y teresa Previdi, presentan El peso narrativo de la arquitectura en la cinematografía puertorriqueña: género y sexualidad en Maruja y Miente, donde se redimensiona el estudio de la ciudad desde las perspectivas de lo humano. Es así como el diseño de la escenografía toma protagonismo como un cuerpo, en las historias de Maruja (1959) y Miente (2009), a través de un análisis feminista. Una vez más, se trata de cómo vemos y cómo somos vistos por medio de representaciones cinematográficas. En el análisis, aspectos como las fachadas soportan su doble significación arquitectónica y moral, los intrincados recorridos son, al mismo tiempo, planimétricos e indecorosos, y así la desbordante sexualidad afrocaribeña de las protagonistas de ficción se ve representada en el diseño del espacio. En el caso de Maruja: “Los edificios del filme no son meros símbolos neutrales de la historia. su arquitectura no se sitúa en el mundo físico, sino en el ámbito complejo de lo pulsional”. Luego, en Miente, “el espacio arquitectónico se utiliza como una expresión de la sexualidad y la psicología de los personajes”. La idea del paseante contemplativo vuelve de nuevo, esta vez, como una suerte de voyeur o espectador de un acto íntimo. reiteradamente el transeúnte inmóvil y silencioso es testigo de cómo la composición de la ciudad orienta su lectura hacia un plano ambiguo y desconcertante; la hipersexualidad de la mujer caribeña que se inicia en una lectura del cine de los 50’s y que se esconde luego en la representación más moderna de un cuerpo femenino objetivado. conectando con la representación de Puerto rico que dejamos atrás en el artículo anterior, el profesor rubén Darío jaimes propone un Trazado de la me239

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moria urbana de San Juan y Santurce en la cuentística de Carmen Alicia Morales. Esta vez se trata de analizar el conflicto de la modernidad desde las letras y la voz que pretende narrativizarlo. La memoria intenta espacializar el recuerdo, a través de la reconstrucción idealista de una geografía mnemónica. En palabras del autor, en la obra de carmen alicia Morales “identificamos una pulsión escritural que, ante la vivencia de una realidad esquizoide de sus raíces urbanas caribeñas, levanta un imaginario que confirma el carácter terapéutico de la literatura sobre la historia”. Y es que el imaginario no solamente acude en auxilio de la construcción identitaria de una ciudad, sino que también le confiere rasgos inconfundibles a su gentilicio. Los textos de Morales permiten conocer la razón de ser del puertorriqueño. así como se puede reconocer una ciudad a través de su proyección imaginaria, que se nutre indiscutiblemente de la memoria, detenerse y recordar confiere atributos a los citadinos que instauran su cuerpo simbólico. En otro escenario, el profesor Humberto cavallin describe y analiza: Ciudades Frías. La representación de las ciudades en el cine de Hollywood durante la Guerra Fría. claramente vemos cómo el simbolismo en ciertas representaciones cinematográficas, que circundan el período de mayor tensión entre los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión de repúblicas socialistas soviéticas, contribuyó a establecer premeditadamente la configuración de la ciudad del enemigo. igualmente señala el autor cómo, posterior al momento de mayor conflicto, surgen mutaciones institucionales, políticas y urbanas que permiten revisar, incluso en clave de humor, la funambulesca Guerra Fría. como señala H. cavallin: “El lenguaje cinematográfico, utilizado en la representación de las ciudades en muchas de las películas producidas durante la Guerra Fría, ayudó a construir una concepción maniquea de esos lugares. Mediante el uso de aspectos tales como el color, el estilo de los edificios, los tipos de vehículos e incluso las condiciones climáticas, los escenarios seleccionados para el cine hollywoodense durante la Guerra Fría construyeron en el espectador la imagen ambiental de aquellos buenos y malos en esta guerra.” El dilema entre lo visible y aquello que no se ve, la versión no mediática de los hechos, se resuelve fácilmente al entregarnos a las evidencias dramatizadas del combate a través del cine. Finalmente, hacemos un aparte especial a la contribución presentada por la profesora alison Fraunhar y traducida por la escritora y bloguera raquel 240

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rivas rojas. Las ruinas de la modernidad: La Habana imaginaria es un texto inédito que recrea los múltiples significados de la ciudad abandonada, que se desmorona ante los ojos del espectador. “La mejor manera de describir mi primera impresión de la Habana es usando términos cinematográficos”, es el enunciado de la autora que propone la tensión entre la realidad y la ficción como la combinación exacta para referir la persistencia de La Habana como ciudad y como representación simbólica. La categoría de “ruina”, así vista, cobra inestimable valor al referir al resultado de una serie específica de condiciones ambientales, ideológicas y económicas, incluyendo una tradición centenaria de caótica planificación urbana; y a la idea de una huella histórica que identifica a la ciudad, en palabras de antonio josé Ponte, como “la única capital del mundo que está en ruinas, sin que por ella haya pasado la Guerra”. como señala la autora, mientras La Habana real se desmorona otra ciudad se levanta: La Habana imaginaria creada por sus ciudadanos. La conclusión del artículo podría servir, igualmente, para cerrar las reflexiones aquí expuestas acerca de la indisoluble relación entre la ciudad real y aquella imaginada, entre los elementos materiales y el lenguaje simbólico que los representan: “Las edificaciones y los imperios pueden desmoronarse y caer, pero con sus mentes y sus cuerpos la gente construye palacios de agencia y afecto”. Bibliografía Didi- Huberman, George (2004) Lo que vemos lo que nos mira. Buenos aires: Ediciones Manantial. Maci, Guillermo a. (2011) La escena y el ojo. Semiótica de la puesta en escena de la palabra. Buenos aires: Letra Viva. Pérez Bowie, josé antonio (2008) La teoría literaria en la teoría cinematográfica. Ediciones de la Universidad de salamanca. Pfeiffer, Michael (1999) El destino de la literatura. Barcelona: El acantilado silva, armando. (2000) Imaginarios urbanos. santafé de Bogotá: tercer Mundo Editores s. a. tirri, Néstor (2012) El transeúnte inmóvil. Buenos aires: Paidós.

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