\"Prefacio\" en Ángel González García, \"El resto. Una historia invisible del arte contemporáneo\", Edición de Miguel Ángel García Hernández, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Museo Centro Nacional de Arte Reina Sofía, 2000.
Descripción
n lh, iIt
Htor Miguel Ansel Garcrr Hernándcz
Muso
de Bellas
Ancs de Biltao
Juan José Avarcz
Inpttión r cnotdtaación Zur€ S. A. @ Angcl GoDzá¡c¿ Garcia,
2ooo
@ pan el pr6logor Miguel rErgcl carcia H.mánd€z,
2ooo
@ para esta edición: Murco dc Bellas tutcs de Bilbao y Museo Nacional Ccntro de Artc Rci¡a Sofia, Madrid, 2ooo
cúdttu fotog.{'cu @ d€ €sta €dición, Museo Nacional Centro de Artc Rcina Sofia, Madrid y Musco de Bellas A¡tes dc Bilbao, @ VEGAP
@
p¡r¡
par: las reproducciones autorizadas, Madrid, 2ooo
Ias ¡.sta¡¡tc¡ rcproduccionG, 106
ISBN;84-87184-57-X Dcp. lesal: BI-2717-m
¡nislas
zooo
Angel Go¡zilez García
el
Resto
UNA HISTORIA INVISIBLE DEL ARTE CoNTEMPoRÁNEo
E¿ítió" n .drgo d¿: Misa.l Anpl García
MusEo DE BELLAS ARTE5 DE BILBAo MUsEo NAcIoNAL CENTRo DE ARTE RE]NA SoFfA
2000
INDIcE P[.EF
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 ll 12 13 14 15 16 t7 18 19 20 2l 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 3s
El
c\o -Miga.l Angel Gaftía
Resto
Gonzál¿z-
13
47
Camino del frente El espejito negro
55
7l
La noche €spañolá Tempestádes de barro Esta república d€ espectros
85
97 103
Malevitch
111
Las negras manos de Derain De como Joan Mirc lleró a Paris y fue €ngañádo por los Retablillo de la enfernedád y la isnonimiá Mohs;eú D¡Jdfon, un héroe de nuestro tiempo Sobr€ la creciente
Los
otros
inposibilidad de Ia fotog¡afia
121
surrealistas
131
141 157
su¡lealista
167
179
barbarie
189
Cálisari €n la Bauhaus M€ditación d€ los cáctus
205
Docunentos de
Rusos
197
217
Un poco soble mda: cont¡á los asj llanados coleccionistas Donde se ás€gura que un piso no es una casa De vu€lta a casa
La
casa
pintura
233 241
249 257
.Ya vuelven los italianos,
Cnñrg el
de
futüro
madre...'
267 275
Vd re¿
283
El
295
lanzallanas Sombreros .B€ber petról€o para escupir
Inventando le
pólvora
307
fuego'
321 331
vida y obra áe Carlos Alcolea. "Hacer equilibrios pa¡a caerse" 34i 389 Fiat Eut, ?eftat nr ¿u'...
Traghüti Stephen McKenna D€ pura sonbrá lleno J. K. la i" ?dtu¿üo Tódn lo verd,d.ró es invisible
NorAs ÍNDrc! oNoMÁsrrco
397
409 413 429 439 471 551
Prefacio MrcuEr, ÁNcEL GARCÍA
qmpo "Así como d Cue vive m tnoto y ¡o tien€ v.ci¡os esconde un tizón m Ia neg¡a ceniza p¡¡a consfla¡ el fuego y ¡o
ten
qüe
esta suerte
i¡ a encendalo a otra pare, de se
cubrió Ulises con la hoja¡asa." HoMLr¡rJ. O¿it¿d
"ln the gloom the gold
gathers the light
agaiñ it", dice uo
de los vusos
d€ Ezra Pornd. El o¡o brilla en la oscuridad porque no es la noche lo que cae, sino la.1uz la que se desplona o el oro. Es co¡no una fuerza de succión, puiante y avasalladora, que recrea perfectan€nte €l descor¡erse de ua cortina o el sumidero de un desasüe. El oro absorbe Ia luz, reclama lo que es suyo, para hacer visible la noche y
que ésta hasa posible su brillo, por 1o que bien pod¡i¿nc decnlo asi: la noche se expande y sus brazos tocar de luz el oro... Malám€nte podría¡nos eno¡t¡¿r los limites de
la luz y la oscuridad, de
1o
visible y
1o
invisible, en el verso de Pound más que
en la superfrcie del oro, y eso por ser éste el lusar donde venos a la vez Io invisible
y larninada en el brillo del oe y lo visible de la oscuridad. Luz que ccuecq oscuridad que brilla... Así que no fue Dios quien dividió la luz de las tinieblas, sino su ojo, hecho de came, sangre y agua, que se deó en el nismo i¡stánte en que Dios fue visto por la luz: .Y dijo Dios: sea la 1u4 y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y sepáró Dios la luz de las tinieblas...". Cono el b¡illo del o¡o, las sombns, y por ello, €sa "luz' "luz primera' que Dios vio está aún confu¡rdidá con por la que se construye m ojo cu¡do antes solo tenia el soplo de ia pálabra. l¿ luz le v€, y Dios !e-.. iPára qué conti¡uár el G,¿r,r cua¡do 1a ceación ya está aplicada! de 1a luz -aplastada
Es Dios quien ha
rar la luz para
penenido el ojo al s€guir rnirando; al ver que .era bueu"; al sepa'
1os ángeles
y las tiDieblás para los demonios, envilrcidos por isual en
la separacióq al convertir su ojo en
u
dispositivo
p-Jrctt
y olvidar el
de absarciin
rl
quc hizo de su oio sansre y cime de l¿ luz cuáodo ed su propia chridád... De
sord. y ht!¡^,
¡hi lo perturbador
úo por I¡ oscuridad
^1¿.jlrse
l¡
luz le vjo. Dios ve, y
del vcrso dc PouDd: pucs la
que b¡ña de luz su superfic;e.
sc
¡
ct-:: e¡,:.
¡l r¿.:
la h¿cia si si¡ viole¡tar su scpá¡á.ión, adquie¡e cfl esc misno insta'rte rus cüálid¡dr.
brillo que ella mismr h¿ succionado... ¿Rrc qué seria de todo ello sin la alitcrucio: del vero, que repite cadencioso csa nism¿ (g", vertida e jnvertida sin desc¿nio "ágainst"? Antes de verlo, lo hemos oido.-. En !u dcramarse, h¿cc vsiL,le el Boteo dc Ia luz sobrc cl oro y ros ¡dviertc, al fnisn1o tiem. po, de su inm;ncnte :gota micnto. Si todo ese vem no se fucra agotando acab¡rirnro.
"slooD, "gold", "sathes", "li8ht",
por olvid¿r o penertir el b¡illo dcl o¡o: creerlo ta¡ fugaz qu€ ni su ausenci¿ len;ú¡ aún para alumbrar los fundamentos del mundo, o u¡ sinholo ta¡ delucido de t¡s ambicio¡es dc los homb¡es que olvidrri.mos que está abi para vcr y deiane ver por la Iuz y Ia oscuridad. Pcro el sonido de su caida, que lo fiia en nuestra memo¡i¡ r lo suspende en su letanin,
rsuúá snando incluso
después dc agotarse el oro:
rcsour.
"v;¡dicación y reivindicación det ojo. ¿No *ria ¡c¿o lá histori. dcl ¡¡¡c moderno la histori¡ de su exclusiónn': así
se abre el primcr capitulo de cste 1ibro, "El €l tratujo, que a mr¡chos p¡r€.crá extraño, de "dcfender al arte d€ si nlismo'. Defendc¡lo del ojor de l¿ homogencidad y claridad que lo hm cqado al quero verlo todo: "¿Cómo tomar partido por un ojo amsado¡ H¡cerlo sería. e¡ realidad. como tomar partido por ¿qucl irlperativo dc transparencia que alentó l¡s revoluciones modemas y ha resultado ser u¡ sinicstro dispoirilo d. subrdinación, sunrión y a¡iquilació¡. El oio abdicó h¡ce ya n]Lrcho ti€ñpo d€ su
res¡o". Y con csta
sp(h¿,
podero..' rn' enid rmhlc
,
fá'o¡ dc e.,e oro que
drce verlo todo cn
ruc.t¡o ¡ombr'
.
"El resto' fue h despcdida d€ Anscl González dc l¡ crítici de arte, pero tanrbién todo un prosrana que él tecorre e¡ este libro co¡ la misma fucrza que ha puesto en res t¿urár csc o,o. Restaurarj que no reco¡stru;; volver a fund¡r en él esi capácidad dc ve¡ con las so¡rbras, c¡ la ,.luz primera,. que el de PouDd recuerda. .La sombr,l "erso es, pmbablerbente, lo que ha sido excluido de l¡ visión,la parte nnldia, el resto intc
ler^blc:. Pú'¿ n¿t¿n¿ pot háber sido exclu;da, pero tanbién por resistirse a scr vistr: "Y e. quc el panóprico modemó no sólo consiste en verlo todo por igual, sino tanl. bión en ser listo por completo'r. Sombra es, pues, de lo que cstán heclras las cosas que se r€sisten alsecuest¡o. De ahí ya lo arr€b¡tador del ve¡so d€ Pound: pues cl oro, al ser solo el limite donde Ia luz se entreea ci¡ usur¿" a la oscuridad, devuelvc ¿l arte su funclón prinera: sasto, exceso, lujo, esplendor... EI ojo se ha convenido er cl gu¡rd¡án del scderro de ¡a mátcriar y ésta, dcsvanccid¡ y f¡ntásm¡I, cn su tcstigoi calcinada y sin brillo rL crtresanc sin sombras al ojo de Dn' Kzpitdl:
.tr
cdj¡ de ná'á.i¿s q¡e
elerib¡dor lhvdba
€l Dineo arsab¡ h estuñ, las
uh
quc €l
a
asr
lcndiñi¡do¡
de
mtu¡e,
pooi¿ a
el
orbón con quc
rca¡ pr¿ €l
iiriF
todoloque dc dllce y d€sabroso shubú hs oñtri¡r ¿e DÁ K¿pit¡l de1 rllar^ rsucros sulfurcori de ahi Io pdurb.rdor d. ur c¿mió¡ d. lruú rcvenhdo po, u¡ no,
piqucte, o dc un
r4
h¡do dc h,.his ¡cud,ilhdo por h polici¡. Pe¡turbádoa dsde
luego.
Como lo demás, tanb;én el a¡tc
6
una p¿rdid,:
ss
que silba en una g¡ieta dcl
rsüa que Botea po¡
plonor un¡ runt¿; polvo de oro qúe el saco no Ftiener man¿n¡i¡l dandstino de áeite o de .afó... U¡a p&dida inspenda, nilagroe, qüe unas itcs llumrna y ord baña. lubrica, onatiz¡... lérdida por excelencia: luente y lusá de cuanto de dulce y obrcso tiene
,¿r
&l/¿/
secucstr¡do o cnvilecido,l.
Nunca ha lublado Angel González más claro de su t¡ab^jo
+e en.l. K. ld
, : r¿¡¿di¡a",y no sólo pot la defens¿ de la i¡reductible hetcrogeDeidad del arte, suce::cn de fugas que pursar un circuito honogéneo tl de uná visibilidad hipertrofia :2. el continwn áe la historja o las canerias de r¿r L4¿,¡¿l-, sino po¡ la necesidad
i:
r:lor de uso, sus gozosas cualidades y atributos, representándose. cono .espacio el de la historia, como .espacio de la materi¿". Basta coD oir La ::i dne, rareria perderse para bacerh visible y neno¡able; eso djce tanbién el verso de ::und y asi se comicnza a ¡efau¡al €l ojo... El tintineo de esa pérdida, sonora y confantemente repetida en este libro, r¿s lcces como agua €¡ l¿ fuente y otras a mrrtiLlazos, libm ahora eD mi fteno¡ia ¡escatar su
:i¡o quc casi habia olvidado. Mi abuelo. joyero. trabajaba sol¡re una platafo¡ma de ::dera que tenia las juntas de Las tablas ligeran€nte separad¡s par¿ que sc deposita:: ¿lli el oro que caia :1 limar o pulir y poder reutlliza¡lo. E¡ el ci¡cuito cer¡do de
¡:
rabajo, donde vivjó ajcno al brillo y caloL del oro, aquellas srietas que jlxmina-
::r h nocLe eran para los niños de la casa un tesoro que no consiguicron nunca alcan ::: ¡l 1¡tentár tocarlo cl poho se mezclaba con €l oro... A tle¡tas e¡ la oscuridad, r:iaron una noche en aquellas grictas y um nube dc poho ¿e olo ct\tÁ rclempa.::arte la habitación. Nunc¿ lo tuvieron e¡tre sus manos, pero supieron verdadera -.n¡e de su presencia, de su inupugrable contlgüidad, del 1um;noso dsafio que cl :¡lro lanza al oro... En h tarina del joyero h historia deja un rastro de oro suspen ::jo en el airq rastro que no huella, luesto que no €s p:ra refituirlo al circuito del
::¡¡ro
por lo que los niños soplan, sino para devolver a su bLillo el poder de hac* .:ibie su contigüidad con el poLvo..- En medio de la nocbc cL polvo s€ confunde con :irro. -v sólo en esa confusión la h*toria del rrte pueáe sef h!tuú¿¿e / apryinció" . ',r,ú ¿¿ tu ena,ci?¿ti¿". Enancipación de una materiá pérdid¡, de u¡ /¿Jt , que
l ¡
s. hará v;sible arastrando con eLla a1 polvo... Ésa fue una noclie de prod;gios. l¡:én lo hubiera dudado al ver las grietas vacías y a los niños dormr er su habita::::,btnados en poho de orol Aquella noche, única y perfecta, cl poho de la listoria
--::o sobre sus cuerpos su trabajor .La verdádera imag€n d€l pas¿do tr¿nscur¡e ¡ápi:;:r.trre. Al pasado sóLo puedc ¡ctcnérselc en cuanto imasen que relampaguea, para ,rr¡ ,r. de.u . oero..:b, ,d"o . . o..I*.lo deBeni"n,n :,:: buscrr esa "inagen, y su .instante' se quiebran alre el poluo dc oro, poryte s\
:::o Jl mnmo dijo. y no se cá¡só de persesuir. la hktoiia es el lugar donde.el ::-ió encuentra al A-hor¡ en un relánpago pára fornrar una co¡steláción'", en la :i.i¿ del jóre¡o ese "insta¡lc' relampasuc¿ de tal mancra que ya no podeños s¿ber ., : l¡i¿do es el oro perdido del circuito co¡tinuo del trabajo y cl polvo el Ahota ::: lo ¡pelmaza o si es, jufamente, a la invesa... Seguranente bastaria con decirlo :: :i oro encuentra al polvo y ést€ al oro, y al hacerlo el Abora y el Pasado se encuen:¡ .ir¡e !i. pero tán co¡fun
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