Colección Evento
Reflexionando las disciplinas
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Reflexionando las disciplinas Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Mariana Editor: Luis Alberto Montenegro Mora Fecha de publicación: Agosto 2015 Páginas: 372 ISBN: 978-958-59072-1-8 Info copia: 1 copia disponible en la Biblioteca Nacional de Colombia Existencias Biblioteca Nacional de Colombia
Reflexionando las disciplinas Autor: Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Mariana Editorial: Editorial UNIMAR, Universidad Mariana Fecha de publicación: Agosto 2015 Páginas: 372 ISBN: 978-958-59072-1-8 Edición: Primera Pie de imprenta: San Juan de Pasto, Universidad Mariana, agosto 2015 Descripción: Colección: Evento Materia: Educación Materia de tópico: Humanidades Materia de tópico: Ciencias Sociales Materia de tópico: Investigación Palabras clave: Humanidades, Ciencias Sociales, Educación, investigación País /Ciudad: Colombia/ San Juan de Pasto Idioma: Español Menciones: Ninguna Visibilidad: Página web Editorial UNIMAR, Universidad Mariana http://www.umariana.edu.co/EditorialUnimar/ y http://www.umariana.edu.co/ojs-editorial/ Encuadernación: Rústica El libro se incluirá en el RILVI: Sí Precio en dólares: 7.61 Precio en pesos: $ 23.000 Tipo de contenido: Reflexionando las disciplinas
Universidad Mariana
Hna. Amanda del Pilar Lucero Vallejo f.m.i. Rectora Graciela Burbano Guzmán Vicerrectora Académica
Hna. Marianita Marroquín Yerovi f.m.i. Directora Centro de Investigaciones
Aura Rosa Rosero Mojica Decana Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales Luis Alberto Montenegro Mora Director Editorial UNIMAR Reflexionando las Disciplinas Coordinador General Oscar Valverde Riascos Decano Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales Periodo 2007-2015 Comité Organizador Local:
Rocío Moncayo Directora Programa de Trabajo Social
Francisco Torres Director Programa de Comunicación Social Sonia Belalcázar Directora Programa de Psicología Ricardo Díaz Martínez Director Programa de Derecho
Luis Eduardo Pinchao Coordinador Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales Luz Marina Chaves Tutistar Coordinadora Departamento de Idiomas
Eyner Fabián Chamorro Guerrero Coordinador Colectivo de Lectura y Escritura académicas Compilador General
Diseño 2012 Yaqueline Elizabeth Ureña Prado Coordinadora Académica Programa de Trabajo Social Diseño 2013 y 2014
Eyner Fabián Chamorro Guerrero Coordinador Colectivo de Lectura y Escritura Académicas Compilador General Compiladora Área Psicología
Maria Fernanda Enríquez Villota Docente Investigadora Programa de Psicología Diseño Publicidad
Ángela Marcela Pérez Caicedo Auxiliar de Publicaciones
Imagen de portada –publicidad 2015 Juan Pablo Ortiz –Tuchi Docente programa Comunicación Social Editorial UNIMAR
Luis Alberto Montenegro Mora Director Editorial UNIMAR Ana Cristina Chávez López Corrección de Estilo
David Armando Santacruz Perafán Diseño y Diagramación
Correspondencia Editorial UNIMAR Universidad Mariana San Juan de Pasto, Nariño, Colombia Calle 18 No. 34 -104 Tel: 7314923 Ext. 185 E-mail :
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Biblioteca Hna. Elisabeth Guerrero N. f.m.i. Calle 18 No. 34 -104 Universidad Mariana, San Juan de Pasto.
Biblioteca Alberto Quijano Guerrero, Universidad de Nariño, Calle 18 Carrera 50, Ciudad Universitaria Torobajo, San Juan de Pasto. Las opiniones contenidas en el presente libro no comprometen a la Editorial UNIMAR ni a la Universidad Mariana, puesto que son responsabilidad única y exclusiva de los autores, de igual manera, son absolutos responsables del contenido de la obra, declarando que en su totalidad es producción intelectual propia, en donde aquella información tomada de otras publicaciones o fuentes, propiedad de otros autores, está debidamente citada y referenciada, tanto en el desarrollo del documento como en la sección final de bibliografía. Se autoriza la reproducción total o parcial del material aquí consignado, sin fines comerciales, siempre y cuando se cite la fuente respectiva.
A nuestros estudiantes,
que son el combustible de nuestra profesión, el diamante en bruto que está por pulirse. Yaqueline Elizabeth Ureña Prado
Índice Presentación Oscar Valverde Riascos
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IV Congreso Internacional Reflexionando las Disciplinas
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Notas Previas al Evento
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Agosto 27 Trabajo Social
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Diseño de investigación desde una perspectiva crítica Juan Ignacio Piovani
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Aproximación a la investigación social: una respuesta desde el objeto, la historia y la identidad del trabajo social María Inés Pantoja Villarreal
La exclusión educativa en la frontera colomboecuatoriana Liliana Dávila Hidalgo, César Castillo G. y Mónica Hurtado Lomas
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Diversidad, inclusión y educación Ruth Lorena Guerrero Narváez y Paula Andrea Rosero Lombana
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Agosto 28 Comunicación Social
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Inteligencia social de las organizaciones Leonardo Schvarstein
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Agosto 29 Psicología
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Perfiles de los nativos digitales como usuarios de información en contextos académicos Gloria Patricia Marciales Vivas
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Agosto 30 Derecho
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La adopción homoparental en el sistema jurídico colombiano Leidy Susana Fierro Escobar
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Agosto 31 Departamento de Humanidades
La Universidad Mariana pensada desde los imaginarios sociales de los estudiantes Claudia Mercedes Jiménez Garcés, Luis Eduardo Pinchao Benavides y Jessica Andrea Bejarano Chamorro V Congreso Internacional Reflexionando las Disciplinas
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Agosto 27 Trabajo Social La genealogía del Trabajo Social contemporáneo “Complejidad del objeto de investigación/intervención disciplinar” Víctor R. Yáñez Pereira
La sistematización en Trabajo Social: entre la práctica y la investigación María Rocío Cifuentes Patiño Agosto 28 Comunicación Social
Objeto de estudio de la comunicación: debates contemporáneos Elsy Ortega Eraso Agosto 29 Derecho
Perplejidades jurídicas: “el ocaso de un día difícil para el Derecho” Diego Fernando Yanten Cabrera
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VI Congreso Internacional Reflexionando las Disciplinas
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Agosto 25 Derecho
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Palabras de apertura a la Semana de la Facultad 2014 Ruth Magali Tapia Fierro
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Proyección social en el ejercicio del Derecho “Una propuesta desde la Universidad Autónoma de San Luis Potosí” Alejandro Gutiérrez Hernández
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Agosto 26 Comunicación Social
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Prácticas comunicativas, habitus e identidades políticas en procesos de comunicación local Jair Vega Casanova
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Agosto 27 Psicología
Vl Congreso Internacional Reflexionando las Disciplinas. “I Congreso Internacional Escuela y Familia” Programa de Psicología Maria Fernanda Enríquez Villota La reinvención de la autoridad: pensar hoy las relaciones intergeneracionales en la escuela y la familia María Beatriz Greco Trayectorias de vida - trayectorias educativas: desafíos para pensar la institución del sujeto desde la psicología educacional María Beatriz Greco
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La creación de espacios generadores de: “nosotros, los que educamos” Anna Ramis Assens
De habilidades a capacidades y competencias para la vida en la experiencia de fe y alegría Colombia Amanda J. Bravo Hernández Reflexiones sobre el rol de la socialización en la educación de las habilidades para la vida Amanda J. Bravo Hernández
Del aprendizaje implícito al aprendizaje explícito en la crianza: estrategia para fortalecer dispositivos básicos de aprendizaje en la escuela Beatriz Elena Arias Vanegas Género, escuela y psicología: una deuda pendiente María Fernanda Martínez Hoyos
Bienestar psicológico en los niños, retos de la familia y la institución educativa Zeneida Rocío Ceballos Villada Diagnóstico de conductas prosociales en niños escolares en San Juan de Pasto Érika Alexandra Vásquez Arteaga
Programa de educación sexual en el rol de género de niños, niñas y adolescentes de una escuela de Pasto María Patricia González Gómez Agosto 28 Trabajo social
Dilemas do ensino superior brasileiro e impactos na formação e exercício profissional do serviço social frente aos ataques do capitalismo Andreia Agda Silva Honorato Realidades familiares que cambian: Invitación a nuevas comprensiones Maria Eugenia Agudelo Bedoya Piedad Estrada Arango
Agosto 29 Departamento de Humanidades y Colectivo de Lectura y Escritura Académicas Derechos de autor en el ámbito universitario Gloria A. Cajavilca Cepeda
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Agosto 26 Comunicación Social
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Prácticas comunicativas, habitus e identidades políticas en procesos de comunicación local Jair Vega Casanova103 1. Abordando los procesos de comunicación local y comunitaria En este texto quiero proponer una reflexión sobre los procesos de comunicación local. De entrada no tengo un interés de etiquetarlos con alguno de los tantos nombres que Benjamín Ferrón (2006) ha coleccionado para definirlos, dentro de los cuáles los más comunes podrían ser comunicación alternativa, comunitaria o participativa. Simplemente hago referencia a procesos localizados bien sea en un municipio, una comuna, un barrio o por qué no, una región, y generados desde sus propios habitantes. Procesos de comunicación materializados ya sea en medios, como lo son los periódicos, las radios o televisiones comunitarias; o en colectivos de comunicación, nucleados alrededor de la producción audiovisual, la creación artística, o la divulgación comunitaria del cine o del vídeo. Es probable que en ocasiones se haya pensado que este tipo de medios o procesos de comunicación sean muy homogéneos, que todos constituyan ejercicios con una postura alternativa, que estas posturas alternativas estén orientadas más o menos en los mismos sentidos de transformación social, y que lo participativo signifique simplemente que los productos fuesen hechos por los mismos integrantes del proceso -siendo la participación más una condición de entrada que de salida, lo cual los haría a todos participativos-.
Esta postura podría darse producto de una idea un tanto romántica, no solamente individual sino expresada en toda una generación, creada bien fuese a partir de muchas de las lecturas sobre estos procesos que han tenido esta orientación, y por qué no, por aproximaciones afectivas y comprometidas con muchos de ellos, que han hecho pensar en los procesos de comunicación local como una gran legión homogénea que se levantaba desde lo micro hacia cambios más estructurales. Es posible que una aproximación panorámica desde esta mirada, construida más bien desde fuera sobre el territorio sobre sus habitantes, sus simbologías y sus dinámicas comunicativas, es la que a su vez ha sido tan criticada desde quienes integran estos procesos de comunicación. Aunque generalmente se critican las miradas externas y generalizadoras porque enjuician y estereotipan negativamente, también hay un cuestionamiento sobre aquellas que homogenizan y estereotipan lo comunitario como expresión pura del sentir popular con una connotación eminentemente positiva, vista acríticamente. Esta mirada ha recreado varios mitos en relación 103
Profesor Departamento de Comunicación Social Universidad del Norte.
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con lo comunitario y su participación tales como el de que en todos los casos las comunidades tienen suficiente claridad sobre sus propios intereses, por lo cual pueden expresarlos sin ningún proceso de reflexión e interpelación previos, que sus liderazgos existentes son legítimos y democráticos o que de entrada están preparadas para participar, lo que refuerza el interés en procesos meramente consultivos.
Para el caso de los medios producidos en el ámbito de lo comunitario, ya Clemencia Rodríguez (2001) ha hecho una interesante distinción que ha ganado un importante reconocimiento, al incorporar el concepto de medios ciudadanos para resituar el análisis de estos medios, ya no a partir de quienes los producen –organizaciones comunitarias, colectivos-, del tipo de licencia con que cuentan para operar –comunitarios, por ejemplo-, ni de la condición de diferenciación de aquellos frente a los cuales se sitúan –medios masivos o comerciales-, lo cual les da una definición menos por lo que son y más por lo que no son – medios alternativos-. Esta vez, al incorporar el concepto de medios ciudadanos, Clemencia Rodríguez se concentra más bien, dicho en sus propias palabras “en los procesos culturales y sociales que se desencadenan cuando las comunidades locales se apropian de las tecnologías de información y comunicación” para definir a los medios ciudadanos como “los medios alternativos, comunitarios o radicales que facilitan, desencadenan y mantienen procesos de construcción de ciudadanía, en el sentido del término empleado por Mouffe”, esto es “aquellos que promueven procesos simbólicos que le permiten a la gente designar y expresar el mundo en sus propios términos” (2009).
En esta misma dirección diferenciadora, en la medida en que uno se adentra dentro del universo de los medios y procesos de comunicación locales, van surgiendo preguntas y matices, en tanto se van contrastando los hallazgos que emergen de la práctica del trabajo de campo, del taller de memoria, de la visita etnográfica. Una diferenciación muy importante que aparece es que no todos los medios o procesos de comunicación locales, aunque sean producidos por una comunidad específica -bien sea niños, niñas, jóvenes, o cualquier otra perspectiva adulta, lo cual sociológicamente los pudiese ubicar como comunitarios-, surgen necesariamente con el propósito de ser alternativos o transformadores, ni la lógica con la que se producen los lleva necesariamente a ello. Una categoría que hemos venido proponiendo entonces para el análisis de los medios locales y para comprender sus distintas dinámicas, es el estudio de sus prácticas comunicativas y las perspectivas políticas que las mismas encarnan. Para ello, voy a exponer los principales hallazgos de algunos de los proyectos de investigación en los cuales he participado, bien sea sobre procesos organizativos o sobre procesos de comunicación locales, y los principales aprendizajes que fueron conllevando a la síntesis sobre sus prácticas comunicativas. Una primera aproximación que tuve a medios locales fue precisamente junto a Clemencia Rodríguez y Amparo Cadavid en un “Estudio sobre medios ciudadanos en contextos de Conflicto Armado en Colombia” en el cual hicimos una reflexión conjunta con actores vinculados a procesos de comunicación como la Radio Andaquí, la Asociación de Radios Comunitarios del Magdalena
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Medio AREDMAG y el Colectivo de Comunicaciones Montes de María Línea 21.
Estos casos tenían al menos dos características comunes: la primera, que actuaban en contextos de conflicto armado en Colombia –la cual ya estaba dada al momento de la conformación de la alianza con ellos-, y la segunda, que se constituían en medios ciudadanos –la cual en parte se trataba de documentar-. Para este caso las experiencias con las que se trabajó ya representaban en sí mismo un sesgo, pues se partía de que tenían una apuesta política en relación tanto con los sujetos que las conformaban como con el territorio en el cual se desempeñaban.
Dentro de los principales hallazgos que me interesa destacar para esta reflexión, la mayor parte de ellos recogidos en una publicación colectiva sobre el proyecto (Rodríguez, 2008), están: 1) el involucrarse en los procesos de comunicación ciudadana transforma a los sujetos, 2) el participar en esferas públicas transforma a los sujetos y 3) la participación en procesos de comunicación tiene formas diversas y genera sentidos diversos. Tan solo para ejemplificar, se podría mencionar para el primer caso como en este tipo de medios ciudadanos no importa el rol a través de cual las personas se involucren en procesos de comunicación, finalmente las transforma, pues es el ejercicio ciudadano de la comunicación el que prima durante el proceso. Es el ejemplo de una persona que se vincula a una radio comunitaria a partir de su afición por los radiotransmisores, en principio desde una afinidad que se podría considerar eminentemente técnica, pero en la medida en que la radio comienza a asumir un rol dentro de su contexto local –desde una apuesta como radio ciudadana-, esta vinculación se transforma en una perspectiva más política y de compromiso con los cambios en su contexto. De hecho en alguno de los análisis se ha considerado que la misma emisora comunitaria se convierte en sujeto político (Vega y Rodríguez, 2009). Sin embargo, estas transformaciones, cuando no se producen en el marco de un medio ciudadano, pueden llevar al radialista no necesariamente a un ejercicio comprometido con los procesos locales o comunitarios, pues su rol, que comienza a ser reconocido en el ámbito de lo público lo puede llevar a ser un perfecto aspirante a un puesto de locutor en una reconocida emisora comercial o en otros casos en un candidato a algún cargo de elección popular, donde no hay una garantía de que el interés que represente sea efectivamente ligado a los intereses de la comunidad. La diferencia va a estar en el tipo de prácticas que se privilegien en el proceso organizativo o de comunicación.
Una segunda experiencia casi paralela se dio en el rastreo de los habitus relacionados con ciudadanía y participación política en organizaciones juveniles formales en Barranquilla y en el Departamento del Atlántico (Vega y Escalante, 2007). Dentro de los hallazgos que quiero destacar de este estudio está el hecho de que estas organizaciones juveniles formales actúan en campos de poder donde predominan los sentidos y lógicas adultas y en donde los habitus (Bourdieu, 1989) de participación política de la población juvenil terminan reproduciendo las lógicas adultas en aras de lograr reconocimiento y poder. Reflexionando las disciplinas
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Esta consideración se expresa en ejemplos tales como el hecho de que en los grupos religiosos, los jóvenes que van construyendo poder o liderazgo lo hacen a partir del asumir o imitar los comportamientos, gestos, palabras, así como los contenidos que propone el sacerdote o el pastor. De igual manera los jóvenes que actúan en organizaciones partidistas, de izquierda o de derecha, y en el conjunto de organizaciones juveniles formales que actúan en campos de poder adultos terminan reproduciendo sus habitus para ganar posiciones de poder. Se fortalece entonces la pregunta por cuáles son los espacios en los cuales se construyen y circulan los sentidos de actuación política desde lo juvenil, la cual nos llevó a explorar en estudios posteriores las lógicas políticas de otro tipo de organizaciones juveniles, esta vez, aquellas que no necesariamente son formales y que actúan en campos de poder donde no priman los habitus de la población adulta, y que tienen como centro la posibilidad de la expresión juvenil.
En el estudio “Organizaciones Juveniles: ¿Espacios de legitimación, resistencia o alternatividad?104” desarrollado con proyectos o experiencias de comunicación juvenil en contextos urbano marginales, se pudo establecer la relación existente entre ciertas prácticas de estos procesos de comunicación con las identidades políticas que se configuran en este tipo de organizaciones juveniles. Retomando a Castells (1999) se caracterizaron prácticas conducentes a identidades políticas legitimadoras, de resistencia y proyecto en los procesos de comunicación de jóvenes.
2. Hacia una conceptualización de las prácticas comunicativas en los medios locales y comunitarios
Es a partir de los hallazgos ya citados de donde surge la preocupación por generar un cuerpo teórico que nos permitiera una mejor comprensión de este tipo prácticas comunicativas. Una primera conceptualización la formulamos en el proyecto “Identificación y caracterización de las prácticas comunicativas de los actores con intereses en el PNN Katíos” elaborado conjuntamente entre la Universidad de Antioquia y la Universidad del Norte. (Pérez y Vega, 2010b; Pérez y Vega, 2010c), clasificándolas como prácticas comunicativas legitimadoras, de resistencia o proyecto.
Una primera referencia la retomamos de Jesús Martín Barbero (2003) en su análisis sobre las mediaciones de la cultura en los procesos contra hegemónicos, y si bien en este caso enfatiza en las dinámicas del consumo, como en el de la televisión, o en el análisis de lo popular como escenario de resistencia creativa, consideramos posible abordar esta vez las mediaciones, como prácticas culturales, en los procesos de producción comunicacional en los ámbitos locales. En el cual participaron experiencias y organizaciones de Medellín, Barranquilla y Bogotá, dentro de las cuales podemos mencionar Pasolini en Medellín (Pérez y Vega, 2010a; Vega y otros, 2011), Corporación Amigos Unidos, Corporación Siglo XXI, Puerta Abierta, Los Buenos Muchachos, Pimentón Rojo, Trewa Arte Urbano, Sueños Films, entre otras.
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Asumiendo a su vez la fundamentación del profesor Martín-Barbero, retomamos el concepto de práctica cultural, entendida por De Certeau (1994), como un conjunto más o menos coherente, más o menos fluido, de elementos cotidianos concretos o ideológicos puestos al día mediante comportamientos que visibilizan socialmente fragmentos de una cultura. Prácticas que se encuentran dispersas en las acciones de un grupo social o de una sociedad, de tal forma que quienes las ejecutan, en gran medida no son conscientes de su carácter sistemático ni hereditario. En este sentido, los procesos comunicativos que desarrollan los diferentes actores constituyen prácticas que encarnan rituales, rutinas, procedimientos, actividades, las cuales, más que procesos simplemente técnicos se constituyen en un conjunto de elementos que configuran direccionalidades, relaciones de poder, etc., que de manera simbólica llevan implícitas posiciones ideológicas. A este tipo de significaciones o referentes simbólicos implícitos en conjunción con los procesos de “hacer la comunicación” que los incorporan es a lo que llamamos prácticas comunicativas (Pérez y Vega, 2010b).
Ahora bien, con el propósito de ubicar estas prácticas en el marco de la acción política, en su momento retomamos a autores como Servaes (1999), Waisbord (2001) y más recientemente Gumucio-Dragon (2004) y Obregón (2009) en la identificación de algunos paradigmas desde los cuáles se ha asumido la comunicación para el desarrollo y el cambio social, entendiendo que si bien no todas los procesos de comunicación local están direccionados en este campo, el encuadre si constituía una manera de clasificarlos: 1) el paradigma dominante, el cual entiende el papel de la comunicación en la difusión de información “de arriba hacia abajo”, suponiendo que los emisores (países, especialistas, sujetos) son los desarrollados o expertos, quienes utilizan los medios como herramientas de transmisión de información y por consiguiente del ideal del desarrollo. Abordaje criticado por su naturaleza etnocéntrica -por su apuesta de imposición de un modelo-, el fracaso del modelo vertical y jerarquizado de comunicación y la ausencia de proceso participativo; 2) el paradigma de la dependencia, que entiende a la comunicación como instrumento de dominación económica y cultural, viendo a los medios como escenarios de concentración de poder desde los cuáles se transmiten ideologías y valores, constituyéndose en instrumentos de dominación cultural. Desde esta perspectiva el reto es desarrollar y fortalecer procesos de comunicación que enfaticen en la resistencia y que contribuyan a concientizar y a posicionar contra-discursos, buscando que se genere un equilibrio en los flujos de información, paradigma a veces criticado por la sobre-concentración de las problemáticas en casusas externas; y 3) el paradigma alternativo, que concibe la comunicación como un proceso horizontal, de doble vía y que debe contribuir al empoderamiento de los sujetos que participan en los procesos de comunicación y de esta manera posibilitar que cada comunidad o sociedad construya su propia perspectiva del desarrollo (Vega, 2011). Asociadas con estos tres paradigmas, se clasificaron las prácticas comunicativas tomado como referente el tipo de identidades políticas, Reflexionando las disciplinas
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entendidas desde la definición que hace Castells (1999), que se configuraban a partir de cada una de ellas. Esto es, en primer lugar, las que se enmarcan dentro del ejercicio del paradigma dominante se constituirían en prácticas comunicativas legitimadoras en la medida en que son “introducidas por las instituciones dominantes de la sociedad para extender y racionalizar su dominación frente a los actores sociales” (p. 30); en segundo lugar, las prácticas comunicativas de resistencia, que serían las “generadas por aquellos actores que se encuentran en posiciones/condiciones devaluadas o estigmatizadas por la lógica de la dominación por lo que construyen trincheras de resistencia y supervivencia basándose en principios diferentes u opuestos a los que impregnan las instituciones de la sociedad” (p. 30); y, finalmente las prácticas comunicativas proyecto “cuando los actores sociales, basándose en los materiales culturales de que disponen” (p. 30), construyen propuestas comunicativas “que redefinen su posición en la sociedad y, al hacerlo, buscan la transformación de toda la estructura social” (p. 30); estas producen sujetos, los cuales Castells entiende, a la manera de Touraine (1995), como actores sociales colectivos mediante los cuales los individuos alcanzan un sentido holístico de su experiencia.
En un análisis posterior abordamos una nueva lectura de las prácticas comunicativas (Herrera y Vega, 2014), esta vez desde el marco conceptual propuesto por Pierre Bourdieu, el cual nos permitió comprender la forma como estas prácticas comunicativas representan lógicas en la disputa del poder al interior de los campos en los cuales los actores que las desarrollan se desenvuelven. La estructura de éstos campos constituye estados de relación de fuerzas entre los agentes que intervienen en la lucha o distribución del capital allí acumulado (Bourdieu, 1990). Ahora bien, parte del capital de los agentes en disputa son los habitus, vistos como condicionamientos asociados a una clase particular que constituyen sistemas de disposiciones duraderas que generan y organizan prácticas y representaciones (Bourdieu, 1991). Esto es, en cada campo en el cual se desarrolla una experiencia comunicativa, los actores de la experiencia desarrollan un conjunto de acciones prácticas que lejos de ser aisladas o espontáneas, son producto de una lógica de acción, que si bien no es orquestada de manera intencional en cada caso, hace parte de un conjunto de disposiciones del sistema en el cual se desenvuelven y legitiman la posición que asume el actor al interior del campo. “Los habitus son principios generadores de prácticas distintas y distintivas… pero también son esquemas clasificatorios, principios de clasificación, principios de visión y de división, aficiones, diferentes. Establecen diferencias entre lo que es bueno y lo que es malo, entre lo que está bien y lo que está mal, entre lo que es distinguido y lo que es vulgar, etc., pero no son las mismas diferencias para unos y otros” Bourdieu (1997, p. 20).
3. Hacia una caracterización de las prácticas comunicativas en procesos de comunicación locales y comunitarios
Si bien en el texto citado anteriormente (Herrera y Vega, 2014) abordamos una caracterización de las prácticas comunicativas de participación cultural, 226
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mi propósito en este caso es también una caracterización de las prácticas comunicativas, pero esta vez en los procesos de comunicación local y comunitaria, a partir de cuatro elementos: 1) los supuestos de los cuales parten, incluyendo el tipo de sujeto interlocutor que conciben, 2) las prácticas que desarrollan, 3) el propósito que encarnan las prácticas, y finalmente 4) las implicaciones que estas prácticas tienen.
Prácticas comunicativas legitimadoras
Este tipo de prácticas comunicativas en los medios locales y comunitarios, en general parten de varios supuestos: En primer lugar, de que los sujetos interlocutores son vulnerables, carentes, pasivos o “en riesgo”, en parte por el rezago que tienen frente a los procesos comunicacionales modernos o de una manera más general por su falta de inserción a las dinámicas de desarrollo de la sociedad. En el mismo sentido conciben el desarrollo como modernización, a la cual se propende accedan los sujetos con quienes se interlocuta o a quienes se considera participantes en los procesos.
Por lo anterior, las prácticas comunicativas están orientadas a la difusión de información y en muchas de ellas se replican de manera acrítica las prácticas de los medios masivos comerciales, los cuales son considerados como el ideal aspiracional de quienes participan. Cuando se trata de jóvenes, se utilizan argumentos tales como la búsqueda de una adecuada ocupación del tiempo libre, esta vez haciendo productos de comunicación, y en muchos de los casos no importa si existe o no canal para la difusión pues el supuesto es alejar a la población de los riesgos que pueden conllevar otro tipo de actividades propias de la lógica de la calle. En los casos en que estas prácticas incluyen “transferencia tecnológica” por lo general se hace acríticamente privilegiando la fascinación por el medio o por el proceso tecnológico, más allá de los sentidos que se proponen o que se transforman. En general se privilegia solo el acceso a la tecnología y el consumo de contenidos, como por ejemplo el del internet. El propósito que finalmente prima en este tipo de prácticas es el de incorporar al sujeto en el sistema de tal forma que se puedan prevenir los riesgos a los que está expuesto en sus propios contextos, tales como embarazos no deseados, enfermedades, drogadicción, violencia, incorporación en grupos armados, etc.
Esto hace que finalmente se den situaciones como: 1) cooptación institucional de las personas participantes y sus organizaciones, 2) el ejercicio comunicativo termina reproduciendo las características del modelo dominante de comunicación, 3) en lo político se terminan reproduciendo de las prácticas del ejercicio político tradicional tanto en la contratación con el Estado como en el clientelismo, por ejemplo y 4) en el caso de los procesos con poblaciones de niños, niñas y jóvenes se terminan imponiendo las lógicas adultas. Reflexionando las disciplinas
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Ahora bien, uno de problemas más críticos de este tipo de prácticas comunicativas es que muchas veces se naturalizan y se constituyen en lo que Bourdieu llama la doxa, esto es “todo la que se admite como natural, y en particular, los sistemas de clasificación que determinan lo que se juzga interesante o falto de interés, aquello de lo que nadie piensa que valga la pena contarse, porque no hay una demanda” 1990, p. 104).
Prácticas comunicativas de resistencia
En las prácticas comunicativas de resistencia se parte de la concepción de que el modelo dominante de comunicación no representa a los distintos actores sociales como sujetos, en la medida en que estereotipan y estigmatizan su territorio, sus imaginarios, sus sentidos y significaciones. A partir de esta consideración sus prácticas están orientadas a crear sujetos críticos que sean actores participativos de transformaciones desde lo local. Los procesos de comunicación se conciben como horizontales y de doble vía, de tal forma que se pueda involucrar a los distintos sujetos.
Estas prácticas se expresan en la elaboración, a través de distintos procesos comunicativos, de contra-discursos frente a los hegemónicos de los medios y canales dominantes. En este sentido, los contenidos y los discursos que se proponen se consideran lo central del proceso de comunicación, en la mayoría de los casos se desarrollan procesos participativos para la construcción de los contenidos y para su circulación se privilegian los canales y medios alternativos. Dentro de las prácticas comunicativas de resistencia importa mucho el canal pues es la manera en que el contra-discurso entra en circulación y contribuye a la resistencia, bien sea a través del canal de televisión, la emisora o el periódico comunitario, el perifoneo, el periódico o la obra de teatro, entre otros. El propósito central de estas prácticas es el posicionamiento de contradiscursos alternativos frente al modelo dominante, la generación de una postura crítica por parte de las comunidades, lo que se espera se refleje en su fortalecimiento y el de sus organizaciones -esto es, lo comunitario frente a lo social-, así como generar espacios, herramientas y capacidades desde la comunicación para la participación y el empoderamiento de las comunidades, lo cual es una manera de consolidar a los sujetos como actores críticos.
Ahora bien, dado lo polisémico del concepto de participación, en estas prácticas la participación muchas veces termina no siendo lo suficientemente incluyente pues la postura de resistencia se asume tan solo como el contenido del discurso y no necesariamente con la manera participativa como pueda ser producido, o la manera como pueda involucrar a diferentes actores en los procesos de movilización. Esto hace que en muchos de los casos la comunicación termine siendo igualmente instrumental, ya no a favor de un discurso dominante sino de otro discurso de resistencia, es decir, se interpelan los discursos, pero no se interpelan las prácticas comunicativas. Un ejemplo de este tipo de prácticas se da en procesos comunicativos que involucran en los contenidos temas como la inclusión de género, pero en las prácticas no se 228
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generan las suficientes condiciones para que las mujeres puedan participar en igualdad de condiciones en los procesos.
Prácticas comunicativas proyecto
En estas prácticas se parte de la concepción de que la mejor crítica al modelo dominante es construir propuestas alternativas más allá de la resistencia, la cual sería considerada como una postura aún apegada al modelo dominante. Conciben que los sujetos se transforman no solo en las prácticas discursivas y los contenidos que se proponen, sino en el hacer mismo de la comunicación, en las prácticas cotidianas que se desarrollan en los procesos, incluyendo las prácticas comunicativas. Más allá de lo mediático entienden la comunicación como procesos que articulan cultura, estética y política.
El ejercicio comunicativo apunta por un lado a la reflexión del sujeto sobre la manera como hace la comunicación y como el proceso le ayuda a reconfigurar su mirada, la mirada de sí mismo, de su territorio, de sus simbologías y como puede a través de la práctica social construir procesos alternativos a los que propone la ideología dominante, que incluyan en la misma práctica el sentido transformador. Se fundamentan en procesos como la investigación acción participativa y la etnografía visual, entre otros. Por otro lado, más allá del proceso reflexivo, este tipo de prácticas se fundamentan en la vivencia y en la experiencia de procesos disidentes, que pueden partir de la misma corporalidad y que sin que sean necesariamente conscientes, contribuyan al ejercicio de la libertad, la autonomía y la dignidad.
Dentro de los propósitos de este tipo de prácticas está la transformación del sujeto en el mismo proceso de hacer comunicación, incluye transformaciones hacia la construcción de autonomía en la toma de decisiones, la inclusión de todo tipo, incluyendo las de género, el reconocimiento y valoración de las diferencias, el establecimiento de relaciones más incluyentes y equitativas, además de la reconfiguración de imaginarios dominantes sobre los sujetos, sus imaginarios, su territorio y sus sentidos y simbologías. Estas prácticas comunicativas proyecto generalmente logran gran incidencia social en la medida en que al ser prácticas sustentadas en procesos culturales –conectadas con la música, las estéticas, el performance, las experiencias- tienen más posibilidades de apropiación y permanencia.
Podríamos afirmar que tanto las prácticas comunicativas de resistencia como las prácticas comunicativas proyecto constituyen lo que Bourdieu (1990) llamaría la heterodoxia al interior de los campos. Esta herodoxia es la ruptura crítica que pone en cuestión a la doxa, en el caso de las prácticas comunicativas de resistencia de una manera confortativa y en el caso de las prácticas comunicativas proyecto, a manera de disidencia. Entendiendo la disidencia como la transformación del campo, en la medida en que se comienzan a desarrollar prácticas sociales con lógicas y referentes distintos a la ideología dominante, superando la mera contraposición discursiva a ella. Reflexionando las disciplinas
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Para concluir, es importante destacar que al hablar de prácticas comunicativas no estamos haciendo referencia a procesos micro-sociales que a la postre tendrían pocas implicaciones en el conjunto de la sociedad. Anthony Giddens (1995) en su teoría de la “estructuración” de la sociedad, asume el concepto de “práctica social” como unidad de análisis, a diferencia del de la “acción social” en sentido weberiano y del de la “estructura social”, de tal forma que no fundamenta su teoría ni desde lo microsocial ni desde lo macrosocial. Para Giddens la estructura social si bien condiciona también está en permanente cambio y es en la práctica social donde se materializa, y en esa misma práctica social el agente puede marcar una diferencia que a su vez tiene implicaciones sobre la estructura. Desde este punto de vista, es en la reflexión sobre este tipo de prácticas comunicativas donde se pueden identificar rupturas o disidencias frente a las posturas hegemónicas, las cuales a la postre pueden tener implicaciones estructurales.
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