Pobreza y riqueza en las primeras necrópolis cristianas de Hispania (ss. IV-V): paradojas e indicadores arqueológicos -XLII Incontro di Studiosi dell\'Antichità Cristiana, Roma (2016)

September 14, 2017 | Autor: J. Sales-Carbonell | Categoría: Archaeology, Classical Archaeology, Roman History, Late Antique and Byzantine History, Late Antique and Byzantine Studies, Architecture, Patristics, Early Church, Late Antique Archaeology, Roman Religion, Medieval Iberian History, Early Medieval Archaeology, Medieval Church History, Funerary Archaeology, Late Antiquity, Funeral Practices, Church History, Late Roman Empire, Archaeology of the Iberian Peninsula, Roman Empire, Late Antique Art and Archaeology, Church Archaeology, Late Roman Archaeology, Archaeology of Roman Hispania, Hispania (Archaeology), Ancient Mosaics, Late Antique Religion, Archeologia, Graeco-Roman Mosaics and Wall Paintings, Tombs (Medieval Studies), Arqueología, Funerary Architecture, Antiquity, Church, Patristic Studies, Patristics and Late Antiquity, Funerary Practices, Archeologia medievale, Early Church Fathers, Arqueologia, Hispania, Tarraconensis, Greek and Roman Tombs, Paleochristian and Late Antique Archaeology, Ancient History of the Iberian Peninsula/Hispania, Later Roman Empire, Archeologie, Hispania tardorromana, Roman Funerary Architecture, Roman Architecture, Archéologie, Tarraco, Archeologia Tardoantica E Paleocristiana, Archaeology, Classical archaeology, Greek and Roman history, Greek Colonization (Magna Graecia and Sicily), Material Culture Studies, Funerary Archaeology, Archeologia Cristiana, Catholic Church History, Roman Mosaics, Arqueología romana / Roman archeology, Archeologia Romana, Histoire et archéologie du haut Moyen-âge, Roman Funerary Art, Arqueologia y antropologia forense y fisica, Necropoli Paleocristiane, Roman Necropolis, Paleocristianismo, Necropolis, Iglesia, Early Christian Mosaics, Necrópolis Romanas, Antiquite Tardive, Funeral Rites, historia de la Iglesia, Hispania romana, Archeologia Funeraria, Arqueología, Historia Antigua, Antigüedad Tardía, Roma, Hispania, Mundo Ibérico, Roman tombs and burial customs, Barbarians societies, Late Antiquity, Ethnogenesis, Funerary World, Goths, Vandals, Sueves, Alans, Paleocristiano, Pratiques funéraires, Early Medieval Necropolis, Late antique mosaics, Archéologie funéraire, Sepolture Paleocristiane, Archeologia paleocristiana, tardoantica e altomedievale, Patrística, Latin Patristics, Late Roman and Visigothic Hispania, Nécropoles, Roman Archaeology, Archéologie paléochrétienne, Mosaici Paleocristiani, Arte Paleocristiano, Arte Paleocristiana, Archeology, Rituais Funerário, Historia De Los Cementerios, Paleochristian Church in Spain, Architecture, Patristics, Early Church, Late Antique Archaeology, Roman Religion, Medieval Iberian History, Early Medieval Archaeology, Medieval Church History, Funerary Archaeology, Late Antiquity, Funeral Practices, Church History, Late Roman Empire, Archaeology of the Iberian Peninsula, Roman Empire, Late Antique Art and Archaeology, Church Archaeology, Late Roman Archaeology, Archaeology of Roman Hispania, Hispania (Archaeology), Ancient Mosaics, Late Antique Religion, Archeologia, Graeco-Roman Mosaics and Wall Paintings, Tombs (Medieval Studies), Arqueología, Funerary Architecture, Antiquity, Church, Patristic Studies, Patristics and Late Antiquity, Funerary Practices, Archeologia medievale, Early Church Fathers, Arqueologia, Hispania, Tarraconensis, Greek and Roman Tombs, Paleochristian and Late Antique Archaeology, Ancient History of the Iberian Peninsula/Hispania, Later Roman Empire, Archeologie, Hispania tardorromana, Roman Funerary Architecture, Roman Architecture, Archéologie, Tarraco, Archeologia Tardoantica E Paleocristiana, Archaeology, Classical archaeology, Greek and Roman history, Greek Colonization (Magna Graecia and Sicily), Material Culture Studies, Funerary Archaeology, Archeologia Cristiana, Catholic Church History, Roman Mosaics, Arqueología romana / Roman archeology, Archeologia Romana, Histoire et archéologie du haut Moyen-âge, Roman Funerary Art, Arqueologia y antropologia forense y fisica, Necropoli Paleocristiane, Roman Necropolis, Paleocristianismo, Necropolis, Iglesia, Early Christian Mosaics, Necrópolis Romanas, Antiquite Tardive, Funeral Rites, historia de la Iglesia, Hispania romana, Archeologia Funeraria, Arqueología, Historia Antigua, Antigüedad Tardía, Roma, Hispania, Mundo Ibérico, Roman tombs and burial customs, Barbarians societies, Late Antiquity, Ethnogenesis, Funerary World, Goths, Vandals, Sueves, Alans, Paleocristiano, Pratiques funéraires, Early Medieval Necropolis, Late antique mosaics, Archéologie funéraire, Sepolture Paleocristiane, Archeologia paleocristiana, tardoantica e altomedievale, Patrística, Latin Patristics, Late Roman and Visigothic Hispania, Nécropoles, Roman Archaeology, Archéologie paléochrétienne, Mosaici Paleocristiani, Arte Paleocristiano, Arte Paleocristiana, Archeology, Rituais Funerário, Historia De Los Cementerios, Paleochristian Church in Spain
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Descripción

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POBREZA Y RIQUEZA EN LAS PRIMERAS NECRÓPOLIS CRISTIANAS DE HISPANIA (SS. IV-V): PARADOJAS E INDICADORES ARQUEOLÓGICOS Preámbulo La Arqueología, en tanto que estudio de la historia a través de los restos tangibles, percibe la riqueza desde un punto de vista estrictamente material, donde el silogismo «resto arqueológico rico igual a persona rica» está extendido sin apenas excepción, y ello más aun en el contexto específico del mundo funerario1. Dicho esto, si pretendemos acometer una reflexión sobre cualquier aspecto relativo a la pobreza o la riqueza en relación a las primeras necrópolis cristianas documentadas en Hispania, antes deberemos identificar si la tumba es cristiana, con la cual cosa ya se nos plantea el primer obstáculo. Porqué el problema es que en los siglos IV-V, Hispania, temprana y profundamente romanizada, sobre el papel está también cristianizada; pero sin embargo se produce una paradoja arqueológica por lo que a sus necrópolis se refiere, y es que si desde el punto de vista material la necrópolis o la tumba a analizar es pobre, es decir, no contiene artefactos arqueológicos o elementos identificadores – y ello sucede en la mayoría de los casos –, entonces la arqueología se muestra reacia a catalogarla como cristiana. Sólo aquellas manifestaciones funerarias ricas desde el punto de vista material tendrán la posibilidad de ser identificadas como cristianas, y siempre que sus artefactos o estructuras contengan iconografía cristiana2. Así

1

Este trabajo se ha realizado en el marco de un contrato del programa Beatriu de Pinós, modalidad A, 2ª fase (Secretaria d’Universitats i Recerca del Departament d’Economia i Coneixement de la Generalitat de Catalunya y programa COFUND de las Acciones Marie Curie del 7º Programa marco de investigación y desarrollo tecnológico de la Unión Europea). Así mismo, se insiere en los proyectos de investigación HAR201015183/HIST del Ministerio de Ciencia e Innovación y 2009SGR-1255 de la Agència de Gestió d’Ajuts Universitaris i de Recerca, proyectos ambos dirigidos por el profesor Josep Vilella Masana de la Universitat de Barcelona. 2

Cf. J. Sales Carbonell, Necrópolis cristianas tardoantiguas en el área catalana: estado de la cuestión, Santos, obispos y reliquias. Actas del III Encuentro internacional «Hispania en la Antigüedad Tardía», ed. L. A. García Moreno - E. Gil - S. Rascón y M. Vallejo, Alcalá de Henares 2003 [Acta Antiqua Complutensia, 3], 319-333.

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pues, a primera vista, o hablando sólo desde un punto de vista estrictamente arqueológico, parecería que los primeros cristianos hispanos identificados en las necrópolis, pertenecientes a los siglos IV-V3, fueron pocos y ricos. Nada más lejos de la realidad. Veamos muy resumidamente como se puede haber forjado esta imagen arqueológica, distorsionada a mi entender, relativa al mundo funerario de los cristianos hispanos del Bajo Imperio. Los testimonios en las fuentes Desde el punto de vista de las fuentes, como indica E. Rebillard, parece que «la Iglesia no impone ni propone ritual alguno para los funerales de un cristiano en los siglos IV y V», y «la pastoral de estos siglos no tiene la pretensión de controlar todos los aspectos de la vida de los cristianos». Por ello, es la familia del difunto la que asume la responsabilidad de los funerales, «lo que explicaría no sólo que los cristianos siguieran las practicas funerarias tradicionales, si no también que la Iglesia no las prohibiera»4. Dentro de este panorama, y que sea útil desde un punto de vista arqueológico, sólo Agustín, manifiesta de manera clara que, desde una perspectiva escatológica cristiana, la pompa de los funerales por los muertos es un acto inútil, y que poco importa la sepultura – y en consecuencia, si es rica o pobre – para la vida eterna: «todo lo tocante a las honras fúnebres, a la calidad de la sepultura o a la solemnidad del entierro, constituye más un consuelo de los vivos que un alivio de los difuntos. Si al hombre sin religión le sirve de provecho una costosa sepultura, al piadoso le sería una desventaja la ordinaria, o el no tener ninguna. Brillantes funerales a los ojos humanos le brindó la muchedumbre de sus servidores al famoso rico purpurado. Pero mucho más deslumbrantes ante el Señor le ofreció al pobrecillo ulceroso el ejército de los ángeles, quienes no lo colocaron en un alto y marmóreo túmulo, sino que lo depositaron en el regazo de Abrahán»5. Más adelante (III, 5), refiriéndose el de Hipona a una eventual falta de alimento y de vestido de los difuntos cristianos (en una clara alusión a la costumbre funeraria pagana), concluye que «¡Cuánto menos han de sentir3

No disponemos de testimonios materiales para los siglos anteriores en Hispania. Un marco teórico general para la irrupción del cristianismo en las necrópolis durante los siglos II y III en E. Muñoz Grijalvo, La cristianización del espacio funerario en los siglos II y III dC, en ARYS: Antigüedad, Religiones y Sociedades 5 (2002), 123-131. 4 E. Rebillard, Religion et sépulture. L’Église, les vivants et les morts dans l’Antiquité tardive, Paris 2003, 8-9. 5 Aug., De cura pro mort. ger. II, 4, a cura de T. C. Madrid, Madrid 1995, 442 (Obras completas de San Agustín XL).

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se desgraciados estos justos si les llegan a faltar los cuidados que se suelen emplear en los funerales y en el entierro de los cuerpos difuntos, estando ya ellos en la paz de las escondidas moradas de los santos!»6. En suma, a pesar de que no se puede negar cierta continuidad en los usos funerarios, y que un cierto cuidado material por la tumba cristiana viene justificado por una natural piedad hacia el cuerpo de los difuntos, de los principales textos patrísticos antiguos se deduce que la tumba del cristiano, al igual que su vida, en términos generales debería ser preferentemente pobre – o cuanto menos, debería aborrecer la pompa –. Ahora bien, ¿qué sucede a nivel de testimonios arqueológicos respecto a estos planteamientos doctrinales? Los indicios arqueológicos Es sabido que la sepultura cristiana se caracterizaba por la inhumación del cuerpo, en contraste con las incineraciones de tradición pagana, y que, poco a poco, las inhumaciones fueron ganando terreno también entre los paganos; de tal modo que son ya rarísimas – por no decir inexistentes – las incineraciones en los siglos III-IV. Ahora bien, las excavaciones arqueológicas de necrópolis tardoantiguas en Hispania adolecen, como parece ser que sucede también en anchas regiones del Imperio7, de una gran imprecisión cronológica, por lo que con frecuencia una inhumación del siglo III no se diferencia, a nivel formal, de una del siglo V o de una del siglo VII. Ello es debido, principalmente y precisamente, a la ausencia de ajuares y ofrendas que tan frecuentes habían sido durante la Antigüedad, donde la muerte pagana era un viaje para el que el difunto tenia que ir preparado y provisto de objetos materiales, y donde la riqueza era una garantía adicional para acometer el viaje al más allá en las mejores condiciones. Al problema derivado de esta ausencia de ajuares y ofrendas por el cambio en las costumbres, se puede añadir que muchas de las tumbas que pudieron contener artefactos arqueológicos identificativos y cronológicamente definitorios no siempre han llegado intactas hasta nosotros, siendo muy frecuente la expoliación de cementerios durante la Antigüedad, incluso dentro de los propios recintos eclesiásticos8, lo que contribuye notablemente a la distorsión del dato arqueológico, de por sí ya exiguo y poco explícito.

6

Ibid., 444.

7

C. Treffort, L’Église carolingienne et la mort, Lyon 1996, 17.

8

V. Neri, I marginali nell’Occidente tardoantico. Poveri,‘infames’ e criminali nella nascente società cristiana, Bari 1998, 308-309.

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Por otro lado, así como las tumbas de cristianos se documentan muy tempranamente en otros lugares del Imperio – Roma, por motivos obvios sería el paradigma –, sin embargo en Hispania no es hasta principios del siglo IV que disponemos de los primeros testimonios arqueológicos seguros de manifestaciones funerarias cristianas, a pesar de que la presencia de cristianos se atestigua literariamente a mediados del siglo III – Carta n. 67 de Cipriano de Cartago del año 254 a las comunidades de Astorga-León9, y martirio de Fructuoso de Tarraco en el año 25910 –. Tenemos pues un desfase de prácticamente medio siglo entre el primer dato literario y el primer dato arqueológico. Y de nuevo resulta necesario insistir en la dificultad arqueológica que supone la distinción – dentro de estas cronologías – de una inhumación cristiana frente a una pagana, ya no por las similitudes formales, sino también porqué paganos y cristianos, en estos primeros siglos seguían enterrándose juntos, a pesar de la progresiva tendencia cristiana a reagruparse. Por ejemplo, para mediados del siglo III, resulta muy significativo el testimonio ya citado de Cipriano de Cartago, cuando refiriéndose al obispo hispano Marcial (uno de los lapsi hispanos), reporta que éste frecuentaba los banquetes de un colegio pagano y que sus propios hijos habían sido enterrados a la manera pagana como miembros de este mismo colegio, y entre tumbas paganas11. Nótese, pues, la casi imposibilidad que tendría un arqueólogo para diferenciar físicamente unas tumbas de otras. Por lo tanto, en Hispania, arqueológicamente hablando, sólo documentamos de modo seguro tumbas y/o necrópolis – o sectores de necrópolis – propiamente cristianas a partir de momentos inmediatamente preconstantinianos y de modo muy escaso (Girona, Astorga); luego, a lo largo del siglo IV y V, lo hacen un poco más profusamente. Pero a pesar de disponer de mucha documentación arqueológica de estos siglos por lo que a necrópolis se refiere, éstas sólo son catalogadas como cristianas cuando encontramos materiales arqueológicos poco habituales como: - Laudas sepulcrales con iconografía y/o formulario cristiano. Para los siglos IV-V hablaríamos sobre todo de laudas musivas, de las que disponemos de un total que no excede la treintena para todo el territorio peninsular (fig.);

9 Cypr., Ep. LXVII (CCSL 3C, 446-462); Véase también R. Teja Casuso, La carta 67 de S. Cipriano a las comunidades cristianas de León-Astorga y Mérida: Algunos problemas y soluciones, en Cristianismo y aculturación en tiempos del Imperio Romano, ed. A. González Blanco y J. Mª Blázquez Martínez, Murcia 1990 [Antigüedad y Cristianismo VII], 115-124. 10

P. Franchi De’Cavalieri, Las actas de San Fructuoso de Tarragona, en Boletín Arqueológico de Tarragona 65-68 (1959), 3-70. 11

Cypr., Ep. LXVII, 6.2 (CCSL 3C, 458).

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también algún caso de laudas inscritas sobre piedra, pero estas son más propias de los siglos VI-VII en adelante12. - Sarcófagos con iconografía cristiana. Más numerosos respecto a las laudas sepulcrales13. - Ajuares y/o objetos de uso personal. Con iconografía o uso específicamente cristiano: anillos signatarios, jarritos litúrgicos, etc. Muy pocos, porcentualmente hablando14.

Como se deduce a primera vista, en los tres casos se trataría de tumbas ricas, o cuanto menos clasificadas como ricas por la Arqueología. Luego podríamos discutir el grado de riqueza desde los parámetros o el punto de vista del cristianismo primitivo, pero éste es ya decididamente un terreno muy pantanoso para quien suscribe este texto, que no es teóloga. Y en medio de todo este panorama existirían casos singulares de tumbas cristianas decididamente pobres como las recientemente documentadas en la villa romana de Veranes, en Gijón; una villa que empezó a ser ocupada por una necrópolis a partir del siglo V – a partir de siglo VI se documenta también una basílica –, y en el sillar de una de cuyas tumbas se documentaron unos interesantes símbolos grabados, que se han interpretado como crismones15. Y podríamos encontrar otra circunstancia que también nos permitiría identificar tumbas cristianas de carácter pobre: se trataría, genéricamente, de las tumbas sin elementos ni iconografía explícitamente cristiana pero asociables, estratigráficamente hablando, a edilicia cristiana tardoantigua. Y éstos también son muy pocos casos, porqué tenemos problemas graves de 12 El catálogo más completo para Hispania, al que cabría añadir los hallazgos recientes de Emporion, Caesaraugusta y Sigarra, es el de J. Gómez Pallarés, Epigrafía cristiana sobre mosaico de Hispania, Roma 2002. 13 Las obras de referencia para los sarcófagos cristianos hispanos siguen siendo las de M. Sotomayor, principalmente: Sarcófagos romano-cristianos de España. Estudio iconográfico, Granada 1975, y la pionera de G. Bovini, Sarcofagi paleocristiani della Spagna, Città del Vaticano, 1954. Más recientemente: J. M. Noguera Celdrán; E. Conde Guerri (eds.), El sarcófago romano. Contribuciones al estudio de su tipología, iconografía y centros de producción, Murcia 2001. 14 No existe para Hispania una obra de referencia sobre artilugios y objetos de uso personal con iconografía cristiana procedentes de tumbas. Un ejemplo individual, ilustrativo de este tema, en R. Coll Monteagudo; R. Járrega Domínguez, L’anell signatori de la necròpoli paleocristiana de Santa Anna (Premià de Dalt. El Maresme). Dades i problemàtica d’un jaciment poc conegut, en Hispània i Roma. D’August a Carlemany. Congrés d’homenatge al Dr. Pere de Palol, vol. II, Girona 1996-97 [Annals de l’Institut d’Estudis Gironins 37], 1069-1080. 15

C. Fernández Ochoa - F. Gil Sendino - J. Salido Domínguez, Nuevas evidencias del cristianismo en Asturias: los crismones de la villa romana de Veranes (Gijón), en Gerión 31 (2013), 385-416.

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conservación e identificación de la primera edilicia cristiana en Hispania que no podemos detallar aquí16. Pero en todo caso resulta cierto, como reza el título de un artículo reciente, que «las sepulturas e iglesias en la Hispania tardoantigua mantienen una relación difícil»17, y el resultado final es, a día de hoy, un notable desequilibrio, siempre por lo que a los siglos IV y V se refiere, entre los edificios de culto – poquísimos –, y las necrópolis – muchísimas –. Y esta relación no se detectará de manera generalizada, hasta el siglo VI. Llegados a este punto, vale la pena comentar muy brevemente un par de casos para comprobar, como decíamos al principio, que existen reticencias reales por parte de la arqueología a considerar que tal o cual necrópolis pueda ser cristiana, a no ser que aparezca algún objeto indudablemente identificativo del nuevo credo. Empezaríamos por el caso fácil y conocido: el de la archiconocida Necrópolis Paleocristiana Tarragona. Se trata de una de las necrópolis cristianas antiguas más extensas de Occidente, con más de 2000 tumbas conservadas; asentada sobre una necrópolis anterior pagana, funcionó hasta el siglo VI18. Aquí, la atribución cristiana de la fase final de la necrópolis vino facilitada por la tempranísima presencia (casi desde el minuto cero de la excavación) de sarcófagos y epigrafía sepulcral que, por fortuna, contenían iconografía y/o formularios cristianos; y todo ello documentado de un modo amplio. El de Tarragona sería el ejemplo más claro, el que no ofrece dudas, el paradigmático de la primera Hispania cristiana por lo que a necrópolis se refiere, donde además parecen convivir sin problemas tanto tumbas ricas como pobres. Y por lo que se refiere a las primeras, señalar que Tarraco es una de las poquísimas ciudades del Mediterráneo occidental que produce su propia escultura funeraria durante la Antigüedad Tardía, lo que sería el claro reflejo de una aristocracia local plenamente cristianizada a inicios del siglo IV. El segundo caso a comentar, de características totalmente diferente, es el de una necrópolis sin atribución cristiana inicial. Se trata del caso del Municipium Sigarrense (actual Prats de Rei, a unos 70 quilómetros de Barce16 Varios ejemplos en J. Sales Carbonell, Las construcciones cristianas de la Tarraconensis durante la Antigüedad Tardía. Topografía, arqueología e historia, Barcelona 2012. 17 M. A. Utrero Agudo, Sepulturas e iglesias en la Hispania tardoantigua. Una relación difícil, en Contextos funeraris a la Mediterrània nord-occidental (segles V-VIII), Sant Cugat del Vallès 2009 [Gausac 34-35], 17-34. 18 La ingente bibliografía sobre esta necrópolis se ha visto enriquecida con la publicación de los trabajos arqueológicos realizados en el vecino “sector septentrional del Francolí”, una basílica con necrópolis que funcionó dentro del siglo V – cf. J. López Vilar, Les basíliques paleocristianes del suburbi occidental de Tarraco. El temple septentrional i el complex martirial de Sant Fructuós, Tarragona 2006, 2 vol.

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lona). En éste núcleo romano, su necrópolis más antigua conocida – con una imprecisa cronología establecida a partir de época bajoimperial en base a la aparición de tumbas de tegulae, sarcófagos sin decoración y otras tipologías – se extiende alrededor de la actual iglesia parroquial, citada en la documentación desde mediados del siglo X19. La necrópolis se excavó muy parcialmente en los años 70’ del siglo XX, en diferentes actuaciones, y resultado de todo ello fue la aparición del correspondiente cementerio parroquial, con fases modernas y medievales, pero también con una serie de tumbas más antiguas que genéricamente se fueron fechando dentro de la Antigüedad Tardía, y que en su momento se clasificaron como “pobres” por falta de ajuar o otros elemento materiales, y cuya potencial atribución cristiana ni tan siquiera fue planteada. Afortunadamente, 40 años después, concretamente en febrero de 2013, durante el seguimiento arqueológico de unas obras de mejora de servicios, aparecieron más tumbas, y entre ellas una cubierta con una lauda musiva que, aunque muy deteriorada, afortunadamente para nuestro argumento, conservaba parte de un crismón, lo que ha hecho cambiar radicalmente el panorama y la percepción del yacimiento, y de un día para otro hemos pasado a tener otra más de las pocas necrópolis cristianas tardoantiguas hispanas fechadas dentro de los siglos IV-V20. Y no sólo esto, sino que dicha lauda sepulcral señalaría la presencia de una aristocracia local convertida al cristianismo, probablemente a partir de época teodosiana. En definitiva, con este caso del municipium Sigarrense sólo quiero poner de manifiesto la aleatoriedad del dato arqueológico, y cómo un simple pero afortunado hallazgo de unos pocos centímetros cuadrados – como es el de los restos de la lauda musiva con crismón – permite cambiar la interpretación de un yacimiento de muchos metros cuadrados. Y dicho todo esto, recalcar que casos de necrópolis como la de Sigarra, a los que sólo les faltaría el hallazgo clave tipo crismón, existen a centenares en Hispania; y en mi opinión, sólo es cuestión de tiempo y de un poco de suerte que se vayan definiendo e identificando más necrópolis cristianas antiguas. Vistos los casos de Tarraco y Sigarra, nos podemos preguntar cuántos ejemplos de necrópolis cristianas seguras, fechadas dentro de los siglos IV y 19 N. Salazar Ortiz, L’ager del Municipium Sigarrensis: poblament i xarxa viària entre la Prehistòria i l’Antiguitat Tardana, Barcelona 2012. 20

Véase N. Salazar Ortiz et alii, De Sikarra a Prats de Segarra: noves descobertes arqueològiques al Municipium Sigarrense (Els Prats de Rei, Anoia) entre la Primera Edat del Ferro i l’Edat Mitjana, en Tribuna d’Arqueologia 2013-2014, Barcelona, en prensa. El mosaico aparecido se debe fechar, en base a los poquísimos paralelos conocidos, entre finales del siglo IV y la primera mitad del siglo V – véase J. Gómez Pallarés, Epigrafía cristiana, 31-32, 59-61.

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V, tenemos en Hispania. Pues bien, a día de hoy hablaríamos de unas pocas decenas de casos, y casi todos ellos localizados en ámbitos de tipo urbano – existiendo un vacío manifiesto en los ámbitos rurales21 –: Cartago Nova, Caesaraugusta, Corduba, Barcino, Gerunda, Ilerda, Emporion, etc. A todas luces, unos testimonios exiguos y poco acordes con la realidad histórica de una Hispania tardorromana nominalmente cristianizada. Conclusiones Llegamos a las conclusiones con más preguntas que respuestas para las primeras necrópolis cristianas de Hispania, pero algunas de las ideas que se pueden sintetizar son las siguientes. Durante la tardoantigüedad, los cristianos, según se deduce de las genéricas recomendaciones reseñadas en las fuentes, se deberían enterrar preferentemente sin pompa, cosa que en Hispania parece que se cumpliría, pues la inmensa mayoría de tumbas tardoantiguas que se han excavado no contenían materiales arqueológicos. Ahora bien, deberíamos preguntarnos si esta situación es debido a los efectos de la cristianización, o simplemente a una situación general de pobreza. Sea como fuere, lo que resulta incuestionable es que esta ausencia de riqueza y/o artefactos arqueológicos consigue despistar cronológica y culturalmente al arqueólogo, y la pobreza raramente es interpretada como un indicador del potencial carácter cristiano de estas necrópolis. Y sólo la aparición – siempre escasa y arbitraria – de elementos “singulares” como sarcófagos decorados, o laudas sepulcrales explícitamente cristianas nos sacan de la duda. Pero decididamente la exigüidad de estos hallazgos no es

21

Un buen ejemplo de este vacío en el mundo rural lo encontramos en la Baetica, una de las provincias romanas más primitiva y profundamente cristianizadas. En un estudio reciente sobre necrópolis tardoantiguas de la provincia de Granada, de un total de 35 necrópolis relacionadas, ninguna es atribuida explícitamente a población o individuos cristianos. Es más, en una ocasión, la posibilidad de que una inscripción funeraria de finales del siglo VI sin contexto arqueológico y perteneciente a un presbítero pertenezca a una de estas necrópolis (la de Valderrubio) es descartada «dada la pobreza en la construcción de la mayoría de las tumbas y su número exiguo, que parece apuntar a un grupo aislado relacionado con la explotación agrícola de la zona» (J. M. Román Punzón, El mundo funerario rural en la provincia de Granada durante la Antigüedad Tardía, Granada 2004, 69-70). El mismo autor confiesa que le «resulta sorprendente no haber encontrado en la provincia granadina ninguna necrópolis vinculada a edificios religiosos» (ibid., 87). A tenor de los datos conocidos, el fenómeno se puede hacer extensivo a toda la Baetica – véase S. Carmona Berenguer, Mundo funerario rural en la Andalucía tardoantigua y de época visigoda. La necrópolis de El Ruedo (Almedinilla, Córdoba), Córdoba 1998 –, y a toda Hispania.

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ni mucho menos significativa de la realidad histórica y social que se estaba viviendo en la Hispania de los siglos IV-V. El resultado final es que en Hispania, para los siglos IV-V – y el problema se extiende incluso a los siglos VI y VII –, la mayor parte de las necrópolis conocidas permanece sin clasificar, sin disponer de una atribución religioso-cultural por carecer de objetos arqueológicos y/o ajuares funerarios que definan su potencial esencia cristiana. Y ello lleva a que no se acepte, y que a menudo ni tan siquiera se plantee, la posibilidad de que estas necrópolis, efectivamente, puedan ser cristianas. En mi opinión, el déficit de necrópolis cristianas en suelo hispano se está convirtiendo, si es que ya no lo es, en un fenómeno sospechoso para unos momentos en que sabemos que Hispania se encuentra en un grado de cristianización razonablemente maduro, cuanto menos por lo que a espacios urbanos se refiere, y siempre según se desprende del marco histórico y las fuentes literarias. En conclusión, a partir del marco histórico, las fuentes y los resultados de los ejemplos arqueológicos aquí expuestos, me pregunto si resulta lícito plantear la adscripción religiosa de estas necrópolis al revés de cómo se ha venido haciendo hasta ahora. Es decir, planteo si sería razonable proponer que las necrópolis hispanas de los siglos IV y V – obviamente más las del V que las del IV, y cuanto menos las urbanas – sean consideradas cristianas por defecto hasta que la arqueología sea capaz de demostrar lo contrario. JORDINA SALES CARBONELL

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Ejemplos de laudas sepulcrales cristianas en Hispania

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