Pistas para la desobediencia en la pasión - Ponencia

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Descripción

Investigaciones en Educación Artística Integral Foro Académico de la Maestría en Educación Artística Universidad Nacional de Colombia Bogotá, Colombia. 10 y 11 de diciembre de 2014 Título/Title:

PISTAS PARA LA DESOBEDIENCIA EN LA PASIÓN Mesa Temática / Thematic Board:

Relaciones Profesor-Alumno Autor / Author:

D.I. Cristiam Camilo Sabogal Salazar [email protected] Institución u Organización / Institution or Organization:

Universidad Nacional de Colombia Maestría en Educación Artística – Facultad de Artes

Resumen / Abstract ¿En dónde se cruza la inseguridad e ilegalidad que vivimos en las calles latinoamericanas y las narrativas adoptadas en el estilo de vida y las aulas de clase de nuestros espacios académicos? La narrativa del éxito hace parte esencial del modelo económico actual y, por consiguiente, de las estrategias pedagógicas de la gran mayoría de la escuela en occidente. Indagando en este tema me encontré con otra narrativa que, desde mi campo, hace parte del aula en diseño industrial, pero que perfectamente se expande a cualquier otra disciplina: narrativa de la pasión. Ésta da cuenta de la pasión como estrategia pedagógica y el riesgo que representa cuando no es discutida desde el componente político y ético de la disciplina misma. En respuesta a estas narrativas y lo significativas que resultan para la consolidación de un modelo económico que acentúa de la inequidad y, en consecuencia, la inseguridad que vivimos en las calles de las ciudades latinoamericanas, exploro una posibilidad desde mi aula y estilo de vida como alternativa a las formas dominantes: la desobediencia en la pasión. ¿Puede ser la desobediencia a lo dominante, una estrategia para habitar y disfrutar la pasión sin dejar de lado la revisión crítica al componente ético y político de las disciplinas en nuestro entorno social y productivo? Y, en esencia, ¿puede ser a largo plazo herramienta para poder caminar nuestras calles en tranquilidad?

Palabras clave / Keywords: Narrativa del éxito / Narrativa de la pasión / Éxito / Pasión / Narrativa Desobediencia / Inequidad / Inseguridad / Política / Disciplina / Decrecimiento

Introducción Quiero caminar tranquilo. Ya lo hice en otros lugares y me encanta. Pero acá estoy cansado de vivir con temor en cuanto salgo a la calle. Puedo sonar un tanto asocial cuando digo que discuto con quienes buscan la solución a esto en el voluntariado y la caridad. Sé que estos temas tienen un tinte político, pero pienso que resulta incipiente e ingenuo si no se plantea atacando las bases críticas de lo cotidiano. ¿Para qué ese tipo de altruismo si las narrativas que orientan nuestro día a día siguen alimentando nuestra intranquilidad? He acá mi asunto, pues me angustia la mirada de quienes parecieran seguir creyendo en las drásticas sanciones como salida al eterno círculo vicioso de crimen y castigo, mientras aumentan la brecha de inequidad desde su intención por acumular. Éstas son, básicamente, las razones por las cuales he revisado, políticamente hablando, mis prácticas como diseñador-empresario, docente-artista y ciudadano, con motivo de este trabajo de grado. Narrativa del éxito Entiendo por narrativa el conjunto de ideas que constituyen el marco ficcional que elaboramos alrededor de algo y que, asumido como verdad, resulta operativo para la cotidianidad de una sociedad; aquel código cultural compartido que, a la larga, sólo existe en la palabra pero define nuestro actuar. La del éxito, que actúa en la gran mayoría del mundo occidental, da cuenta de la manera en que lo hemos posicionado como propósito central de nuestras vidas y de cómo lo proyectamos en las de nuestros familiares o estudiantes, asumiendo por defecto que es la opción por excelencia para llegar a la felicidad. A saber, dinero, poder, estatus, reconocimiento, etc. Ésta se ha convertido en estandarte del modelo económico vigente que, al estar basado en el imperativo del produccionismo, encuentra provechoso, sólo para unos pocos privilegiados, contar con una gran población de individuos que alcanzan su máximo rendimiento al convencerse de que cualquiera puede conseguir ese éxito si se esfuerza lo suficiente (Verhaeghe, 2014), aun cuando sepa que la estructura social está diseñada para que apenas una gran minoría lo consiga. Como resultado a lo anterior, tenemos una sociedad que vive en su futuro más que su presente, lo que es comprensible si vemos que su día a día es insoportable: caos, inseguridad, estrés, fatiga, etc., únicamente son llevaderos ante la promesa de un porvenir mejor. Sin embargo, el peso del presente es tal que no todos se ven dispuestos a sobrellevarlo, ya sea por fatiga y frustración al ver la escasez de oportunidades, o porque han notado que en la carrera hacia ese éxito, que además es promocionado por los medios y validado por las instituciones, hay atajos “menos virtuosos pero más posibles” (Ospina, 1996). Si bien este contexto ha desencadenado en gran medida, desde mi punto de vista, el asfixiante mar de ilegalidad y delincuencia en que nadamos hoy en día, también representa uno de los puntos frágiles del modelo y por eso éste ha sabido adaptarse a dicha contingencia. Narrativa de la pasión La pasión es entendida popularmente como el apetito o afición vehemente a algo (Real Academia Española, 2014) y en ese mismo sentido lo aplicamos a nuestras disciplinas cada vez con mayor

frecuencia. Haciendo una búsqueda rápida en Google, por ejemplo, es posible ver lo pregnante que ha resultado una máxima muy recurrente, sobre todo en espacios motivacionales que usualmente son de carácter pedagógico. “El mundo necesita gente que ame lo que hace”, dice. En principio me declaré de acuerdo e incluso, tácitamente, la apliqué en mi aula como docente de diseño industrial cuando sentía que me enfrentaba a grupos de estudiantes que se mostraban apáticos con su oficio e imposibles de sacudir con lo que estremecía mi mundo de diseño. Pero tiempo después de andar indagando en estrategias para atizar lo que pudiera tener una chispa de pasión en mis ellos, me encontré con otra máxima, esta vez un aula distinta y estando del otro lado: “llamamos libertad a la ignorancia que tenemos de las causas de nuestras pasiones”, parafraseó William Vásquez a Baruch Spinoza en una sesión de Seminario. El giro se dio inmediatamente y de mi intención por alimentar la pasión en mis estudiantes, pasé a discutir las razones de mis pasiones como docente y diseñador. En esta revisión encontré que, primero, mientras la narrativa del éxito tiene instalado su aparataje operativo en los sueños y la proyección futura de cada quien, la de las pasiones lo tiene en el presente, en el disfrute de una cotidianidad, cualquiera que esta sea. Y segundo, que por consiguiente y sin una revisión causal, ambas le resultan útiles a la consolidación del produccionismo. Por ejemplo, que las nuevas generaciones se acerquen a vivir de sus pasiones, hará individuos más productivos, no necesariamente ávidos de ascenso hacia el éxito y, lo que es todavía mejor, podría llegar a operar como ilusión de resistencia en aquellos opositores al modelo económico. Pienso que en la escuela el reflejo de esto no se ha hecho esperar y ha conformado lo que denomino pedagogía de la pasión: una estrategia con alto componente motivacional que se funda en incentivar al estudiante a encontrar su pasión por el hacer y a soñar un futuro brillante -pasión por ser-, casi creyendo que esta receta sí es infalible a la hora de evitar el fracaso. Esto, complementado por insumos muy actuales, propios también de la narrativa del éxito como la innovación, el emprendimiento, la proactividad y la creatividad, aumenta la posibilidad de generar estudiantes y profesionales con grandes competencias laborales. Es decir, de alto nivel productivo, felices con su presente y con bajo interés por tener una actitud crítica con su momento histórico. Esto último, pensaba yo, estaba ligado a que vivíamos una época en que las disciplinas carecían de crítica con respecto a su postura política, y en una conversación con el profesor Walter Mignolo1, preguntándole precisamente por este fenómeno, su respuesta abrió espacio a otra mirada. Según él, no se trata de una carencia sino de una tendencia propia de la modernidad al dar por sentado que las disciplinas, y la formación en éstas, llevan implícitamente su política y su ética. Desde este punto de vista, aumenta aún más el riesgo que representa una pedagogía de la pasión, pues todos los incentivos utilizados para estimularla entran a sumar en la formación de una población convencida de su rol político y ético –sin notar que apenas es accesorio de su título- lo cual además hará enérgicamente desde el disfrute del hacer. En consecuencia, sólo conseguiremos

1

En su visita a la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, en el marco de la 2ª Bienal Internacional Tadeísta de Diseño: Diseño del Sur. Bogotá, Octubre 30 y 31 de 2014.

distanciarnos más de la revisión política y ética de la estructura produccionista en que estamos inmersos. Desobediencia en la pasión Por favor, no me malinterpreten. No considero que la pasión o los sueños sean perjudiciales para la sociedad. Por el contrario, hallo en ellos una gran potencia. El asunto es que, al igual que la utopía o la educación misma, son elementos que dependen directamente del proyecto de sociedad que los utiliza. Por eso redundo en la importancia de una revisión causal. Encuentro importante pasar de una pedagogía de la pasión –promover una actitud apasionada como mecanismo para salvaguardarse del fracaso en el modelo produccionista- a una desobediencia en la pasión –reconocer la pasión como detonante de transformación política-, puesto que no se trata de abandonarla sino de habitarla con criterio. Es posible que le temamos de entrada a la desobediencia, sobre todo desde la docencia, por pensar que vulnera nuestra autoridad, pero tomarla en consideración puede ponernos en alerta con respecto a qué elementos del modo de vida actual es importante desobedecer. En mi revisión, encontré que mis pasiones originales, nombre que doy a aquellas en esencia relacionadas con un querer hacer –diseñar carros y jugar baloncesto-, habían quedado sin espacio tras las pasiones despertadas por los trabajos conseguidos en las áreas a las que pertenecen – docencia en diseño, diseño como emprendimiento, maestría en educación artística, entrenar un equipo de baloncesto, etc.-, y que todo el trabajo que estas últimas demandaban, había desplazado aún más otras pasiones que nunca consideré menos importantes, pero que me permitían dejarlas para después –mi familia, mi pareja, mis amigos, yo, mi autonomía, cocinar, tocar guitarra... Habitar la pasión con criterio ha significado, entonces, una desobediencia a las pasiones que he construido en mi afán de producir, ya sea por salario, reconocimiento, estatus, etc., para abrirle espacio a las originales y sociales, y poder vivir disfrutando de ellas. De esto se trata mi trabajo de grado: disminuir mis proyectos laborales y el afán al recorrer la ciudad para cumplir compromisos; no aspirar a tener una empresa de diseño reconocida, sino una que redistribuya el trabajo y el capital; recudir el afán por producir que la maestría misma me demandaba cuando no conseguía administrar mi tiempo; mejorar mi autonomía recuperando el tiempo para cocinar en el trajín de la de la semana; tener una sesión de dibujo de carros, mi pasión original, al menos tres veces a la semana -así me haya tocado durante clase de la maestría; y contar ya quince domingos –salvo el pasado por obvias razones- en que no trabajo y visito a mi señora madre y mi abuela. Eso sí, lo que aún me resulta complicado es desobedecerle a la pasión por dibujar carros, pero créanme, en eso estoy. Esto puede sonarle facilista a quien escucha. Si es así, es normal: las narrativas del éxito y la pasión están operando todo el tiempo y seguro están susurrándole que nada tiene sentido si no está enfocado a ser más productivo. Si quiere intentarlo de nuevo, piense en un trabajólico, alguien adicto al trabajo; dejar de operar bajo estas narrativas es similar a alejarse de un vicio. Eso sí, lo primero que hay que hacer, es reconocerlo: “Buenos días, mi nombre es Cristiam Sabogal Salazar, diseñador y docente en diseño industrial, y en mi aula y oficio ha estado presente la narrativa de la pasión”.

Caminar tranquilo ¿Qué tiene que ver esto con poder salir a caminar tranquilo? En la medida en que se alimenten los afanes produccionistas y los cánones de éxito actuales por medio de la pasión por el hacer, se hará más difícil disminuir la ambición por la acumulación de capital y, en consecuencia, la inequidad e ilegalidad que hace de la calle un lugar para temerarios. Por el contrario, la construcción de nuevos cánones de éxito y de pasiones por la redistribución del trabajo y el capital, daría pie a nuevas opciones de vida para las generaciones venideras que disminuyan la brecha de equidad que padecemos. Dar opciones, a la larga, es democracia. Vuelvo al principio: he tenido la dicha de caminar tranquilo por la calle, a cualquier hora de la madrugada, en lugares menos míos. Fue magnífico. Allí comprendí que mi sueño no era tener suficiente dinero para poder irme a vivir a esos lugares. Mi sueño, sencillamente, es poder caminar tranquilo. Bibliografía Ospina, W. (1996). ¿Dónde está la franja amarilla? Bogotá: Literatura Random House. Real Academia Española. (08 de 12 de 2014). rae.es. Obtenido de http://buscon.rae.es/drae/srv/search?id=8VTZkeiFUDXX21UKkrLL Verhaeghe, P. (29 de Septiembre de 2014). The Guardian. Obtenido de Neoliberalism has brought out the worst in us: http://www.theguardian.com/commentisfree/2014/sep/29/neoliberalism-economicsystem-ethics-personality-psychopathicsthic Votruba, M., Dejcmar, V. (Productores), Votruba, M., Dejcmar, V. (Escritores), Votruba, M., & Dejcmar, V. (Dirección). (2011). I'm Fishead [Película]. Recuperado el Septiembre de 2014, de http://www.fisheadmovie.com/

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