Perspectiva oblicua de la experiencia estética contemporánea

October 7, 2017 | Autor: G. Robles Reinaldos | Categoría: Visual Arts, Aesthetic Experience, Art and Neuroscience
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Descripción

Robles-Reinaldos, Gerardo (2013). Perspectiva oblicua de la experiencia estética contemporánea. En: Robles-Reinaldos, G., Simó Mulet, T., Segura Cabañero, J., García Sánchez, A. (2013). “Reflexiones y debates en torno al cine expandido”. ISBN papel, 978-84-15965-34-3 / ISBN epub, 978-84-15965-35-0. Visión Libros. Madrid. Pags. 47-59. Texto publicado online en: http://www.gerardorobles.com (25-09-2013)  

Perspectiva oblicua de la experiencia estética contemporánea. GERARDO ROBLES REINALDOS Facultad de Bellas Artes. Departamento de Bellas Artes. Universidad de Murcia. [email protected]

Desde la estética de la recepción, en la que ya tanto Jauss, Ingarden e Isser pronunciaban las tesis de la ruptura sobre la autonomía de la obra del arte. Se produce un cierre del ciclo sobre la experiencia estética únicamente direccionada hacia el objeto artístico como contemplativo, desde fuera. Así cómo Sánchez Vazquez, indicara en su libro “Estetica de la recepción a la estética de la participación”. El recorrido desde sus fundamentaciones desde la segunda mitad del siglo XX que realiza hasta bien entrado el siglo XXI, es una clara representación del momento de crisis por el que pasa el arte contemporáneo, es especial el concepto de obra esencial y aislada que desde las vanguardias se había venido produciendo. La necesidad imperiosa de la presencialidad en la experimentación estética vuelve a constituirse como una respuesta a la crisis identitaria del objeto, el cual como ya consideraban los teóricos conceptuales, actuaría como un mero soporte ante la recepción del espectador de la idea propuesta por el artista. En este último caso donde el concepto ideario es el único canal de transmisión entre el objeto propuesto como pantalla y el espectador, el papel del artista aunque complejo es esencial. El artista no es un mediador, ni mucho menos un personaje aislado del entorno sino precisamente un visionario comprometido con su tiempo y que es capaz de desplegar en el espectador moderno nuevos imaginarios estéticos que le son propios como idearios pero son adquiridos por el lector en su experiencia única. De este modo el lector construye la idea propuesta por el artista donde este último pierde su protagonismo aislado y el discurso se centra en el concepto de partida propuesto. El cine expandido es una proyección medial de los reposicionamientos sobre el espectador ante la obra desplegada, posibilitando la interpretación o re-lectura de singulares narrativas. El artista es un constructor de ideas singulares puestas a discurso entre los distintos agentes perceptivos, ya sean lectores, espectadores, usuarios o cualquier otro tipo de receptores capaces de construir los conceptos en experiencia propia. Desde este enfoque, el artista propone una idea plegada, libre de toda contaminación formal, no dependiente de recorrido preestablecido. Sin embargo, el artista presenta su propuesta en un tiempo encapsulado, debe ir siempre formalizada en los objetos, símbolos o representaciones mediales diversas. El participante, es capaz de no solo intuir los direccionamientos o discursos narrativos propuestos sino también de ser conector entre el nodos idea, tiempo y materia con el consumo de experiencia estética.

1 Perspectiva oblicua de la experiencia estética contemporánea por Gerardo Robles-Reinaldos se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional. Basada en una obra en http://www.gerardorobles.com/pdfs/Robles-Reinaldos_perspectiva_oblicua_experiencia_estética.pdf.  

Robles-Reinaldos, Gerardo (2013). Perspectiva oblicua de la experiencia estética contemporánea. En: Robles-Reinaldos, G., Simó Mulet, T., Segura Cabañero, J., García Sánchez, A. (2013). “Reflexiones y debates en torno al cine expandido”. ISBN papel, 978-84-15965-34-3 / ISBN epub, 978-84-15965-35-0. Visión Libros. Madrid. Pags. 47-59. Texto publicado online en: http://www.gerardorobles.com (25-09-2013)  

Por tanto, la experiencia estética no aparece en el objeto artístico, ni tan siquiera en la figura del artista como productor sino en el espectador que actuando desde la propia recepción, es el que vincula propuesta, disposición y formalización externa con su propia presencia conformando una experiencia propia, única y esencial en el que el tiempo invade lo cotidiano. La experiencia, como indicábamos anteriormente es el producto de relacionar: Espacio-tiempo, la escena y el sujeto. Los tres formalizan cualquier experiencia, pero en su singularidad está que sean retenidas en la memoria u olvidadas. La relación espacio temporal describe el modelo de referencia al que se vincula la escena y el sujeto. El modelo viene definido tanto por la motivación del sujeto, interés, compromiso y capacidad de análisis descriptivo. Por tanto, un sujeto no comprometido difícilmente formará su idea correcta del todo. Pero un sujeto activado, motivado y despierto por el interés si que estará predispuesto a la intervención, y por ello a la experiencia. La escena, en este trabajo se considera desde dos visiones paralelas, objetiva y subjetiva. La primera objetiva es referida al lugar perceptivo resultante de relacionar al sujeto con el modelo espacio-temporal y el motivo de relación. En lo subjetivo la escena sería el conjunto de elementos que habilitan al sujeto a construir una narrativa como experiencia en la que el mismo sujeto es el principal visor, también llamada escena viva. Respecto al sujeto, resulta más complejo realizar un seccionamiento en tanto que como tal es una unidad que se re-construye, evoluciona y adquiere conocimiento a través de la experiencia singular en escenarios de los que se apropia y encierra en modelos espacio temporales determinados. El sujeto relativo a la individualidad respecto al colectivo social al que pertenece, es actor y receptor dependiendo del visor desde donde se proyecte. Por ejemplo, en una intervención artística en la que el público participa en la experiencia estética colectiva (envio de SMS a una pantalla proyectada públicamente), el emisor del mensaje, en el acto propio de la acción de enviar es autor, mientras tanto participa como receptor pasivo en el colectivo donde quizás la presencialidad pueda ser en vinculo último de compromiso con la escena propuesta por el artista. Así pues, enfatizaremos el sentido de punto de vista o más concretamente el nodo desde donde se despliega el interés estético. La representación estética viene dada por tres entidades indisolubles entre sí en la práctica: sujeto, objeto y escenario de expectativas. El escenario se describe como la configuración que aglutina la concepción espacial en el tiempo construido de las relaciones que cohexisten. No obstante, la interpretación del escenario depende del punto de partida, o cono escópico del visor en último término. En todo caso el ejercicio de habitabilidad y coexistencia del colectivo, modulan, alteran o direccionan en determinados grados de intensidad la visión del individuo desde la colectividad. De este modo queda claro que en la construcción del imaginario del individuo se interrelacionan las motivaciones y expectativas propias con las del resto de individuos, interpretados como colectivo. Estas últimas, colectivas, actuarían como pantalla homogénea o escenario en el que se inscribe el sujeto, y es precisamente en la socialización donde se construye el imaginario colectivo en el que los individuos se proyectan y son identificados. El direccionamiento de las motivaciones determinará, por tanto, el modelo de referencia al cual nos acogemos, es preciso determinar un punto de partida para proyectar una dirección de expectativa motivada, y es aquí cuando la entidad temporal dinamiza el escenario construido. Siempre dependiendo del nodo de partida, claro está, activo y reactivo del individuo respecto al grupo. Desde el individuo en su proceso de experimentación social, hacia dentro (es decir lo que el percibe o se hace idea de lo acontecido fuera) considera una distinción entre lo externo y lo interno, o lo que sería lo mismo, lo que el comprende (inspiración) y lo que existe como realidad colectiva (expiración).

2 Perspectiva oblicua de la experiencia estética contemporánea por Gerardo Robles-Reinaldos se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional. Basada en una obra en http://www.gerardorobles.com/pdfs/Robles-Reinaldos_perspectiva_oblicua_experiencia_estética.pdf.  

Robles-Reinaldos, Gerardo (2013). Perspectiva oblicua de la experiencia estética contemporánea. En: Robles-Reinaldos, G., Simó Mulet, T., Segura Cabañero, J., García Sánchez, A. (2013). “Reflexiones y debates en torno al cine expandido”. ISBN papel, 978-84-15965-34-3 / ISBN epub, 978-84-15965-35-0. Visión Libros. Madrid. Pags. 47-59. Texto publicado online en: http://www.gerardorobles.com (25-09-2013)  

La importancia de la temporalidad en la definición del escenario estético contemporáneo radica en el establecimiento de modelos referenciales y axiomáticos donde se identifican estas tres potencialidades indisolubles pero manifiestas siempre. El rol de cada potencialidad se determina por la motivación, interés o expectativa hacia donde se desplaza tanto el individuo como el colectivo. Así que, se desvela ahora sí, el carácter de nodos por los que se establecen las relaciones. Llamamos nodos a los conceptos latentes singulares y que pueden ser motivados por otros similares del espectro cognitivo. Nodo es la unidad conceptual de entidad singular que conecta con el resto de unidades, como puede ser una idea, concepto, neurona u otro elemento singular de partida. Un nodo se relaciona con el resto mediante conexiones de intereses, es decir en relación a las motivaciones que desde el nodo anterior se proyectan en los siguientes. De este modo y visto desde su conjunto en la experiencia y adquisición del conocimiento, ciertamente se produce una narrativa como forma y establecimiento en la memoria singular. El nodo es un elemento conceptual primario que tiene características únicas y distinguibles en contraste con otros elementos. Por tanto es una entidad que expresa un pensamiento, idea o grafía más bien abstracta, y que se va concretando por la acción o participación del lector. En la intertextualidad las relaciones entre textos configuran el escenario posible y es el lector quien traza el recorrido cognitivo lineal donde los nodos de interés propuestos por el artista actúan como neuronas y el lector sería el flujo eléctrico que las recorre. Queda por ello establecido por un lado la autonomía de los nodos como reflejos de la propuesta artística y por otro las expectativas que se abren al lector en la multitud de posibilidades que se le presentan en su lectura. Nuestro cerebro es en esencia un contenedor de experiencias vitales y emocionales donde se imprimen en mayor medida aquellas más intensas y que en su singularidad nos son más íntimas e identitarias, o lo que es lo mismo nos referencian en el colectivo. Desde la literatura se asentaron los primeros reposicionamientos sobre la recepción de la obra, en la que su autonomía queda en cuestión y el sujeto lector cobra un papel determinante en el proceso de recepción estético. La obra funciona como objeto o nodo de partida desde donde el lector comienza a construir su propia interpretación narrativa navegando por los nodos de conexión que presenta o dispone el artista y la intuición o tentativa final que determina las motivaciones o intenciones del lector. Quede claro que la representación de la realidad no es como tal un proceso externo al sujeto, sino interno. En lo común todos comparten similares morfologías fisiológicas pero aún con mis dudas, porque creo que la fisiología es adaptativa y evoluciona desde los principios de uso, capacidad y percepción. Pero lo que comprendemos como realidad no es un producto externo, aunque si lo es todo aquello que distinguimos como externo y nos ubica referencialmente desde un sistema, ya sea emocional, social, cultural, económico, religioso, etc. Nuestra capacidad de recepción y comprensión de la realidad depende del andamiaje previo con el que traducimos los estímulos externos a nuestra memoria que traduce en conocimiento cognitivo emocional. Por ello es sumamente importante la evolución del sujeto desde su infancia ya que ello predispone los criterios y valores posteriores, así como su comportamiento y expectativas ante la sociedad. El sujeto contemporáneo precisa del establecimiento de relaciones intensas sociales, porque en un mundo globalizado como es el actual el sujeto para representar singularidades debe recomponer la crisis actual de identidad, social y lo esencialmente vital. Es de notable importancia el definir los planteamientos aquí presentados no como su terminología historiográfica nos indica, sino más bien como el conjunto de los conceptos que se entrecruzan dentro del sistema de representación que estamos esbozando. Tal configuración constituiría el escenario en el cual el sujeto interpreta proyectándolo como escena viva. La diferencia entre la constitución del escenario exterior objetivo y la creación de la escena singular por parte del sujeto deriva de la subjetividad y otras complejidades con las que los imaginarios se despliegan tanto individualmente como en grupo. Así pues, el escenario actuaría no tanto como una realidad de concretos aislada, sino más bien como el hábitat en el que lo elementos en su relación presentan multitud de posibilidades de lectura. Por ello el aislamiento de 3 Perspectiva oblicua de la experiencia estética contemporánea por Gerardo Robles-Reinaldos se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional. Basada en una obra en http://www.gerardorobles.com/pdfs/Robles-Reinaldos_perspectiva_oblicua_experiencia_estética.pdf.  

Robles-Reinaldos, Gerardo (2013). Perspectiva oblicua de la experiencia estética contemporánea. En: Robles-Reinaldos, G., Simó Mulet, T., Segura Cabañero, J., García Sánchez, A. (2013). “Reflexiones y debates en torno al cine expandido”. ISBN papel, 978-84-15965-34-3 / ISBN epub, 978-84-15965-35-0. Visión Libros. Madrid. Pags. 47-59. Texto publicado online en: http://www.gerardorobles.com (25-09-2013)  

los concretos es utópico, así como su estudio. En este esquema que se esboza se determina con la tercera característica que vincula el sujeto al escenario, que es el tiempo relativo al mismo. En primer lugar debemos definir por un lado el sujeto, el escenario (exterior concreto) y el tiempo o duración relacional. Es sujeto se hace idea de su escena desde la propia interpretación del escenario concreto. Retiene una experiencia estética única a modo narrativo lineal pero subjetivo, en su relación con el colectivo. El escenario, pudiera ser la obra propuesta por el artista, plegada o empaquetada, quizás contemplativa desde fuera, y en un tiempo encapsulado, pendiente de formalización. El artista, planifica y propone con los concretos objetivos su discurso narrativo, donde la subjetividad y los niveles de interpretación y comprensión determinarán la experiencia estética. El tiempo, como entidad relativa, conceptualmente se manifiesta con la presencialidad, la participación del sujeto o colectivo en el escenario. Que es referido al transcurrir entre los coexistentes y los elementos propuestos por el artista. De hecho se presenta encapsulado, metafóricamente por supuesto, porque dicho estado es referido al periodo de latencia en el que el escenario no está habitado. El tiempo encapsulado es referenciado a un tiempo mecánico y desvinculado de la materia, simplemente axiomático, pero con expectativas propias preestablecidas por el artista en el proceso creativo, donde los concretos pueden aparecer como ideografías relacionadas y abstractas liberadas de su forma cotidiana, con el objetivo de que producir múltiples lecturas en el sujeto, tanto desde la expectativa como individuo así como la convivencia con el grupo o colectivo social formado en la conjunción entre escenario sujeto y temporalidad. El tiempo encapsulado retiene una multitud de posibilidades pendientes de ser formalizadas como experiencia estética, el artista es el que idea el escenario y lo pone en cuestión ante el espectador. Sin embargo el tiempo encapsulado se refiere al tiempo de consumo estético de la propuesta planteada por el artista. Este encapsulamiento es fraccionado por el participante en un ejercicio de apropiacionismo en el proceso creativo que despliega e interpreta de la pieza escenario. En la necesidad perentoria de comprender y resolver los cuestionamientos, el lector interviene desde dos dimensiones, la vital que tiene que ver más con el carácter innato de comprensión mental personal, y otra dimensión de construcción social en la que participa en el imaginario colectivo social al que pertenece. Aunque la participación es simultánea entre individuos, la construcción de la escena es distinta en un lector y otro. El artista interviene en la experiencia estética del sujeto, modulando cuestiones como nodos o puntos de partida desde los que comenzar la lectura interpretativa. El tiempo o duración que de la experiencia estética se distingue del cotidiano, es un tiempo invasivo. Dicho carácter no se preestablece con parámetros objetivos o predeterminados sino que corresponde solo al ejercicio creativo asociado a la propia experiencia vivida, memorizada con una estructura lineal en la memoria y persistente en el tiempo de modo único.

Punto en el espacio. Nodo en el escenario. Línea en el espacio que depende de dos puntos en nuestro caso dos nodos relacionados. Tres puntos no lineales por tanto formalizan un plano, donde la referencialidad y propiedades son definidas por los elementos y sus relaciones de un mismo nivel o lenguaje. La dimensión temporal, relativa a la coexistencia se define como tiempo invasivo en la experiencia estética, y dicha dimensión es perpendicular al plano escenario. El carácter de perpendicularidad frente al plano otorga un distanciamiento respecto al mismo, así como una dependencia directa con el participante. El escenario que se describe objetivamente en el plano contiene el tiempo encapsulado, congelado o en latencia. No es dinámico sino estructuralmente estático y solo el participante en su condición de visor móvil es afectado por el tiempo, invadiendo sugerencias en el completamiento del discurso narrativo. Desde este prisma visual el lector actúa construyendo en la memoria su escena, que es en definitiva un reflejo incidente en el

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Robles-Reinaldos, Gerardo (2013). Perspectiva oblicua de la experiencia estética contemporánea. En: Robles-Reinaldos, G., Simó Mulet, T., Segura Cabañero, J., García Sánchez, A. (2013). “Reflexiones y debates en torno al cine expandido”. ISBN papel, 978-84-15965-34-3 / ISBN epub, 978-84-15965-35-0. Visión Libros. Madrid. Pags. 47-59. Texto publicado online en: http://www.gerardorobles.com (25-09-2013)  

escenario y proyectado hacia el cono visor resolviendo las expectativas presentadas. Se otorga al sujeto participante de un tiempo de acción desplegado, intimo y relacional con otros sujetos actores. Se confiere a los nodos como estacionarios y desde donde el lector determina los impulsos o intencionalidades en la interrelación con otros nodos afines, cercanos o en la periferia. De este modo se configura el proceso de comprensión o interpretación temporal, donde el pasado se convierte en un axioma preestablecido y que condiciona la predisposición del actor en el presente, así como direcciona su atención hacia las expectativas o motivaciones futuras. Podrían obtenerse referencias al conceptualismo en el que la idea liberaba al objeto de su funcionalidad, deslocalizándolo de la cotidianidad y dotándole de otras posibilidades de lectura ulteriores. Pero aunque en el proceso o discurso estético si se manifestaba la presencialidad de un tiempo invasivo, este consistía en un inserto temporal dilatado por el espectador. Este último utilizaba como nodo de partida el objeto deshubicado pero conservando las connotaciones que le son propias al objeto para iniciar el proceso de diálogo entre la idea y su significación nueva. El objeto se convierte en nuevo símbolo representacional de la propuesta. En el proceso de construcción del imaginario colectivo esta nueva simbología se imprime con fuerza no solo en el lector a modo individual sino también como nueva formulación singular y aceptada por el colectivo social. El presente trabajo no establece un punto de partida definido, sino múltiples. A diferencia del conceptualismo que conservaba rasgos sobre la autonomía del objeto respecto al espectador. En el arte conceptual la lectura tenia una estructura en forma arbórea, siendo el tronco el objeto propuesto y desde donde se inicia el discurso conceptual. De lo que se trata aquí es de la configuración de estructuras neurales, donde el estímulo está motivado por el artista pero las posibilidades se presentan en nodos conceptuales con una estructura reticular por niveles. El establecimiento de la sinapsis entre nodos neurales lo decide el participante que profundiza con su experiencia viva en intensidad, colaboración o cooperación con el resto de actores. Un ejemplo podría ser la estimulación visual procesada como impulso eléctrico y direccionada hacia una activación neural determinada. La emulación con el proceso fisiológico adquiere sentido en tanto que se presenta una adaptación y adecuación con los procesamientos neurológicos que hoy día desde la neuroestética se han demostrado esenciales en la apreciación estética y proceso creativo. Aún así, ciertamente el camino apenas está iniciado pero es necesario entablar un discurso poliédrico y multidisciplinar en el que el científico y el artista intervengan en equipo. Nuestro cerebro, como constructor de escenas que cristalizan en la experiencia y se imprimen en la memoria de modo lineal y narrativo, plantea grandes interrogantes. Se precisaría nuevos enfoques desde otros ámbitos circundantes, más que poner el foco desde una sola disciplina. La evolución humana progresa en el cambio no en la repetición, esta última sienta las bases sobre las que seguir planteando nuevas visiones, retando al lastre de la historiografía en un mundo contemporáneo reticular, complejo y más que nunca comprometido con la sociedad. La crisis actual de la representación pone a debate todas las consideraciones que fueron desde la segunda mitad del siglo XVIII establecidas como normas y transmitidas por la nueva academia universitaria como verdades absolutas.

25-09-2013

 

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