PEDAGOGÍA DE COMUNIÓN FAMILIAR 2013-04-30)

June 30, 2017 | Autor: Claudia Madero | Categoría: Familia, Educacion, Psicologia
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Descripción

Encabezado: PEDAGOGÍA DE COMUNIÓN FAMILIAR 1






No especificamos "seres humanos" porque queremos que la definición sea válida también para la familia trinitaria, queriendo enfatizar – así – que el hombre es ser familia por haber sido creado a la imagen y semejanza de Dios.
Cada ser humano como ser individual siendo un fin en sí mismo, está completo; ahora bien, a fin de formar una comunidad de amor y perpetuarse dando a luz a nuevos seres, es incompleto y requiere de otro ser de sexo diferente para "completarse".
Esencia, es aquello que constituye la naturaleza de las cosas, lo permanente e invariable de ellas. (RAE)
Naturaleza, es la esencia y propiedad característica de cada ser. (RAE)
La ciencia admite que sí hay personas con alteraciones hormonales, sin embargo, hoy en día son perfectamente tratables.
Se ofrece una traducción en el anexo
Se ofrece una traducción del texto en el Anexo.
Se ofrece una traducción en el Anexo.
Gay Ferriz Ricardo, Idem. Pag. 8-9
Orison Sweet Marden, citado por Martin Irure.
111
PEDAGOGÍA DE COMUNIÓN FAMILIAR

Total number of intended instruction hours



Enhorabuena, excelente índice por su contenido, organización y criterios de jerarquización. Se nota un gran esfuerzo.
Enhorabuena por su trabajo, quizás las conclusiones podrían ser ampliadas y mejoradas tras todo el trabajo desarrollado.

Enhorabuena igualmente por el excelente trabajo de referenciación

CENTRO UNIVERSITARIO VILLANUEVA
ÁREA DE EDUCACIÓN
MASTER EN ASESORAMIENTO EDUCATIVO FAMILIAR





PEDAGOGÍA DE COMUNIÓN FAMILIAR






CLAUDIA MADERO VIZCAYA
MONTERREY, NUEVO LEÓN, 30 DE ABRIL DE 2013










DEDICATORIA


A Dios Padre que, en su infinito amor, al enviarnos a su Hijo Único y darnos a conocer al Espíritu Santo, se nos reveló como un Dios que vive en comunión, en familia.
A María Santísima que, al decir sí a la encarnación del Verbo quedó habilitada para formar una familia humana según el plan original de Dios Padre.
A mis Padres que se esforzaron por acogerme junto con mis nueve hermanos en una familia caracterizada por la comunión desde el ejemplo de su unión conyugal.



PRÓLOGO
Generalmente se aborda el tema de la crisis que actualmente sufre la familia dirigiéndose a los adultos: cursos prematrimoniales, escuelas de padres, talleres y cursos matrimoniales, orientación matrimonial o familiar.
A la vez, muchas veces se ve con escepticismo el poder ayudar a quien creció en una familia desintegrada, violenta, monoparental, anómala. Se piensa que las cadenas generacionales son determinantes en la mayoría de estos casos y, por ello, el aborde anterior – si se ofrece – se hace presagiando el fracaso en un corto o largo plazo.
Nuestra intuición es que quizá la solución raíz se encuentre en proveer al niño, en los centros escolares de: un ambiente cuyas características reflejen las de la familia; unos maestros capacitados también para educar en la comunión y detectar desde una temprana edad, posibles dificultades emocionales o psicológica en el niño a fin de llevar a la vida las actitudes y comportamientos propios del ambiente familiar; unos profesionales, capaces de atender estas dificultades en esa "personita" que es el alumno; aprendizajes experimentales alrededor del valor del amor conyugal, exclusivo y comprometido de por vida; del valor de la fecundidad y de la vida; del valor de la familia.
Esta tesina tesis, por tanto, abarca el investigar sobre este tema para fundamentar la posibilidad de éxito y hacer la propuesta, en su aplicación teórico y práctica, de un proyecto educativo al que llamaremos, Pedagogía de Comunión Familiar.
Quisiera agradecer a quienes, aún sin saberlo, han colaborado conmigo en la elaboración de esta tesina:
A todos mis hermanos que, sin excepción, se han esforzado por formar una familia cristiana unida, personalista y comunitaria.
A todas las familias que a lo largo de mi vida me han hecho creer en la familia.
A Juan Pablo II, el Papa de la familia que, con su Teología del Cuerpo me ayudó a comprender la familia dentro del plan de Dios y su base en la espiritualidad de comunión.
A mis maestros de este Master, a Tere Durán que ha estado cercana con su asesoría y motivación constante; a los correctores que dedicarán su tiempo a estudiar y evaluar esta investigación.





"Mucho de lo mejor en nosotros está ligado a nuestro amor por la familia, siendo ésta la medida de nuestra estabilidad porque es la medida de nuestro sentido de lealtad" Haniel Long

"La renovación de la escuela católica debe prestar una atención especial tanto a los padres de los alumnos como a la formación de una perfecta comunidad educadora." (JPII, FC, 1981)

INDICE GENERAL

1. Introducción 1
2. El Fenómeno a Analizar 3
2.1. La destrucción de la familia y los sistemas educativos actuales orientados a la productividad profesional de la persona. 3
2.1.1. El concepto esencial de familia está deformado. Se ofrecen varios modelos anómalos de familia. 5
2.1.2. Principales modelos actuales de familia. 6
2.1.2.1. Familias divorciadas. 7
2.1.2.2. Familias monoparentales - adulto con niño(s) 9
2.1.2.3. Familias homoparentales - parejas de homosexuales con o sin niños. 12
2.2. El sistema educativo orientado a la productividad profesional 18
2.2.1. Una visión materialista / utilitarista de la persona 19
2.2.2. Suscita, mediante la competitividad, una visión del otro como rival 21
2.2.3. Desarrolla, en algunos, la prepotencia y, en otros, la frustración 22
2.3. Comprendamos los aspectos detrás de las causas y consecuencias de los dos fenómenos 23
2.3.1. La co dependencia entre familia y sociedad como comunión de personas 30
2.3.2. La familia y la educación de los hijos como hombres de bien 31
2.3.3. La educación escolar orientada al desarrollo de competencias profesionales 32
2.3.4. La crisis familiar y su relación con la educación escolar 34
3. Efectos Personales y Sociales 38
3.1. Exploremos las consecuencias sociales de la falta de comprensión de la antropología familiar en la educación escolar 38
3.1.1. Se incrementa la crisis familiar por provocar una falta de valoración o desprecio de la vocación natural de la persona humana a ser esposo(a) y padre (madre). 41
3.1.2. Se pierde la visión trascendente de la persona humana llamada a la comunión por toda la eternidad 43
3.2. Observemos las consecuencias de una educación escolar orientada prioritariamente a la realización profesional de la persona desde estándares universalizados 45
3.2.1. Se destruyen los fundamentos ontológicos de la autoestima en el niño. 45
3.2.2. Se crea una sociedad basada en un sistema axiológico materialista / utilitarista. 49
4 Invirtiendo los Efectos Personales y Sociales 51
4.1 Intuyendo las consecuencias de una educación escolar de comunión familiar 51
4.1.1. Se desarrolla creyendo en sí misma y, por tanto, aportando socialmente desde sus cualidades y talentos. 55
4.1.2. Se encamina a su realización humana a través de su vocación natural de esposo(a) y padre (madre) como ser comunión. 57
4.1.3. Logra una mejor relación consigo mismo y con el mundo que le rodea, base de la paz personal y social. 60
4.2. Investiguemos los valores que postula esta pedagogía 63
4.2.1. La comunicación de bienes 66
4.2.2. La Solidaridad 68
4.2.3. La Magnanimidad. 70
4.2.4. El Diálogo y el discernimiento conjunto. 71
4.2.5. La reconciliación como camino natural de crecimiento en la estima y amistad 73
4.2.6. Optimismo en las aspiraciones de realización personal 74
4.2.7. El crecimiento espiritual 77
4.3. Definamos el Ideario de la Pedagogía de Comunión Familiar y su aplicación . 79
4.3.1. Visión / Misión / Principios Guía 79
4.3.1.1. Visión 79
4.3.1.2. Misión 80
4.3.1.2. Principios Guía 80
4.3.2. Aplicando la Pedagogía de Comunión Familiar 81
4.3.2.1. Sobre la estructura institucional escolar. 81
4.3.2.2. Sobre los directivos, maestros, tutores y asesores. 85
4.3.2.3. Sobre los papás de los alumnos 86
4.3.2.4. Sobre la didáctica y la disciplina escolar. 88
4.3.2.5. Sobre la asesoría. 93
5. Conclusiones 103
ANEXO 106



I. Introducción
Mucho se ha dicho que la familia en nuestro mundo actual está en crisis. A la vez, los sistemas educativos, cuando menos en el mundo occidental en todos los estratos sociales, se enfocan principalmente a desarrollar las competencias académicas que permitirán al niño llegar a ser un hombre productivo profesionalmente hablando. No se ocupan de fomentar en directo el aprecio a la familia y las cualidades que toda persona necesitará, en la edad adulta, para formar una. Nuestro mundo y quienes se ocupan de la educación, no parecen haber reflexionado en la naturaleza de comunión de la persona humana y en la trascendencia que tiene la familia en el desarrollo sano de todo hombre.
Mi intuición es que es posible revertir la crisis de la familia, ofreciendo un sistema educativo de desarrollo personal desde y para "ser familia" considerando que el hombre es un "ser comunión". Juan Pablo II en Novo Millennio Ineunte, nos dice: "hace falta promover una espiritualidad de la comunión proponiéndola como principio educativo en los lugares donde se forma el hombre y el cristiano." (JPII, NMI, 2001)
Esta tesina busca proponer una Pedagogía de Comunión Familiar que marque un camino a las instituciones educativas para realizar lo que se enuncia en la hipótesis anterior.
Para entendernos mejor, definamos los conceptos:
1. Pedagogía: es la ciencia que se ocupa de la educación y la enseñanza. En sentido general, la Real Academia de la Lengua la define como lo que enseña y educa por doctrina o ejemplos.
2. Comunión: del latín, communio, significa participar en lo común. Al hablar de espiritualidad, la Iglesia habla de "la comunión de los santos". Desde ésta, comunión se define como: "Participación que los fieles tienen y gozan de los bienes espirituales, mutuamente entre sí, como partes y miembros de un mismo cuerpo." (RAE)
Queremos desarrollar esta tesina desde la concepción del hombre como un "ser comunión" porque es un "ser familia". En la familia, todos sus miembros, están llamados a participar y gozar mutuamente de los bienes que les da el ser del mismo "cuerpo": familia.
3. Familiar: es en la familia donde se aprende a ser persona.
Toda persona requiere de la familia, constituida por un padre y una madre, para ser criado, crecer y desarrollar una personalidad sana y equilibrada que le encamine hacia su plenitud humana y trascendente.
En la familia, cada uno recibe, no sólo lo material para que su cuerpo subsista y crezca sano, sino también lo que en su espíritu, le permitirá:
Reconocerse como persona, con una dignidad mayor a la de cualquier otro ser creado.
Desear y querer su plenitud en la formación de otra familia. Esto una vez que se ha alcanzado la madurez de adquirir compromisos, por uno mismo y de por vida, sabiendo responder adecuadamente a las exigencias que se desprenden de ellos.
Al hablar de "comunión familiar" nos referimos al ambiente intrafamiliar propicio al desarrollo armónico de cada uno de sus miembros. Las relaciones al interior de la familia se han de caracterizar por el reconocimiento de cada uno como persona, es decir, como un ser trascendente, llamado a la comunión eterna y, por tanto, siendo un fin en sí mismo. Por ello, es merecedor de respeto y estima como ser individual y de todo el cuidado que requiere quien ha de ser guiado a encaminarse desde esta vida temporal a un fin superior.
Por último, al presentar una Pedagogía de Comunión Familiar queremos proponer un sistema educativo que promueva en las instituciones educativas un ambiente propicio, unos valores y los elementos necesarios para enseñar al alumno, desde que es niño, a "ser familia", es decir, a vivir en comunión. Queremos que en estos colegios se sepa apreciar a las personas más por sus talentos particulares encaminados a la comunión y enriquecimiento mutuo, que por su desempeño académico; que todas las personas valoren más la comunión como sentido de vida que la realización profesional.



2. El Fenómeno a Analizar
La destrucción de la familia y los sistemas educativos actuales orientados a la productividad profesional de la persona.
Es claro que la familia se encuentra actualmente sufriendo una fuerte crisis. Es cuestionada en su esencia. La cultura predominante ha enfatizado ciertos valores que, de no usarse correctamente, se descubren incompatibles con los requeridos por la consolidación familiar.
Al hablar de familia queremos pensar en una familia personalista comunitaria. Nos referimos a una comunidad de amor originada por la unión de dos seres con potencialidades diferentes que se comprometen entre ellos de manera vitalicia, a hacerse felices complementándose y completándose como esposo – esposa y perpetuándose en nuevos seres a quienes se donan como padre – madre queriéndose a cada uno por sí mismos, no por sus bienes. Cfr. (Narvarte)
Esos valores que en la actualidad ponen en juego la integridad familiar se ofrecen como requisitos de felicidad y, por tanto, a modo de derechos. ¿Cuáles son?
La realización personal, vista principalmente desde la plenitud profesional.
El disfrute de la vida como requisito de salud física y psíquica, es concebido como liberación de toda ética por considerarla causante de represión de impulsos e instintos.
Un par de principios incompatibles con la capacidad de mantener un compromiso de fidelidad vitalicio al presentarse desde dos premisas equivocadas.
La felicidad humana se encuentra en la satisfacción de los propios gustos, inclinaciones y deseos personales.
Cada hombre ha de procurar su propia felicidad por encima de la de los demás.
Desde éstas, cuando dicho compromiso de por vida como esposo(a) y padre (madre) implica sacrificio a favor de otros, se mira como incongruente con la propia felicidad y se justifica la ruptura del vínculo sin considerar las consecuencias sobre los implicados.
¿Cuál es el resultado de esta mentalidad? Una sociedad formada por hombres que se consideran, cada uno, con el derecho de ver por su ego en primer lugar y de exigir que los demás también lo respeten. Por tanto, es una sociedad en continuo conflicto de "egos", incapaces de ver los unos por los otros o de comprometerse en una alianza de por vida.
Recientemente una persona me compartía la frase célebre de su esposo: "mientras yo esté feliz, que el mundo se pudra." Lo más triste es que ese mundo al que él se refería está conformado también por su mujer y sus cuatro hijos. Para él, ser feliz significa que le dejen dedicarse a sus aficiones, a sus gustos, a sus inclinaciones, sin tener que preocuparse u ocuparse del bienestar de quienes le rodean.


El concepto esencial de familia está deformado. Se ofrecen varios modelos anómalos de familia.
La noción esencial de la familia se altera al presentar modelos extraños que ignoran o cambian alguno o algunos de los elementos propios de la naturaleza de esta institución.
Si la esencia de un ente está compuesta por lo que es permanente e invariable en él, ¿cuáles son estos elementos en la familia? Desglosándolo de la definición que dimos más arriba, serían:
Constituida por dos seres con potencialidades diferentes y complementarias.
Compromiso de unión vitalicia a ser esposo – esposa para hacerse felices mutuamente.
Dispuestos a perpetuarse en nuevos seres a quienes se donarán como padre – madre.
Siendo la naturaleza de un ente su propiedad característica, la de la familia es ser comunidad de amor.
Estos elementos nos permitirán juzgar cuándo un grupo social posee la naturaleza de familia y cuándo se le puede llamar verdaderamente familia por llevar en sí lo específico de su esencia, es decir, todas las características perennes e inmutables que hacen a ese ser lo que es y no otro.
Principales modelos actuales de familia.
¿Por qué hablar de modelos y no de "tipos de familias"? Si entendemos por "tipo" el ejemplo característico de una especie, es decir, de una idea de familia que se representa en el alma de acuerdo a su propia naturaleza, hablar de tipos de familia implicaría dejar de admitir que la familia, por su esencia, tiene características permanentes e invariables.
Departimos, por tanto, de "modelos de familia". Estos – los modelos - son arreglos realizados sobre la imagen de familia y, como arreglos, tienden a desaparecer ya que no pertenecen a la esencia de la imagen original. Los mencionamos a continuación:
Familias divorciadas.
Ciertamente no es un modelo originario de la actualidad pues el divorcio, como ruptura conyugal y, por tanto, familiar, ha estado presente en las diversas culturas desde que el hombre existe.
Lo natural es desear la estabilidad en la unión conyugal; formar una familia, crear vínculos de pertenencia y ofrecerse estabilidad en las relaciones afectivas de la unión familiar. Sin embargo, el hombre no siempre sabe ser fiel a sí mismo y, por tanto, tampoco a los demás, ni siquiera a los que más quiere.
En la historia de la humanidad hay culturas que vetaron el divorcio al experimentar sus consecuencias negativas sobre los afectados y, por tanto, sobre la comunidad. Otras culturas lo han defendido como inherente a la libertad del hombre.
Con la llegada del cristianismo quedó claro que el divorcio era antinatural. Cuando Jesucristo fue interrogado por sus discípulos judíos: "¿Por qué Moisés autorizó que se diera a la mujer libelo de repudio?" La respuesta de Jesús fue contundente: "Moisés les permitió el divorcio por la dureza de sus corazones." (Mt. 19,8) Las comunidades cristianas promovieron la indisolubilidad del matrimonio y esta mentalidad se fue estableciendo en las naciones conforme el cristianismo avanzó. Posteriormente, en el siglo XVI Lutero condenó esta característica de la unión conyugal como inherente a ella y, en los países que se convirtieron al protestantismo no sólo se despenalizó el divorcio sino que se crearon leyes que lo favorecieran a petición de los interesados. Esta mentalidad fue prevaleciendo sobre la Europa católica, favorecida también desde el siglo XVIII por los regímenes totalitarios ateos. El modernismo, poniendo el énfasis en la realización de la persona humana desde su libertad, fue promoviendo el relativismo ético al servicio de la felicidad concupiscente destructora del amor benevolente.
En el siglo XX se consolidó la aceptación del divorcio en las legislaciones de todos los países del mundo.
Actualmente, por tanto, los contratos matrimoniales son susceptibles de ser revocados en cualquier momento. Sólo en México tenemos que el 16% de los que contraen nupcias se divorcian alrededor del 10° año de casados. (INEGI, 2011)
Los efectos dañinos del divorcio sobre los hijos es cada vez más admitido por los grandes estudiosos del hombre, tanto en la ciencia de la sociología como en la de la psicología.
El psicólogo Archibald Hart reconocido escritor y orador americano ha apoyado a varias diócesis católicas en Estados Unidos para minimizar los daños psicológicos y sociales que enfrentan los niños cuando una familia se rompe. Los temas incluyen el manejo de culpa, la ira y la depresión. A causa del divorcio, los niños lamentarán varias pérdidas. Uno de los padres se ha mudado, y dependiendo de la situación financiera, los niños pueden tener que pasar a un nuevo hogar, perdiendo un entorno familiar. Las amistades cambian a veces, los hermanos lloran, el dinero puede ser escaso y el padre con la custodia se puede encontrar herido y enojado también. Todo sentido de la seguridad se ve comprometido en su nuevo mundo aún sin resolver. (Hart, 1997)
A modo de ejemplo relato el caso de una niña, hija única cuyos papás, al tener ella 9 años de edad, decidieron divorciarse. El papá se fue a España a vivir con el abuelo y ella quedó con la mamá en México. En su interior, veía más culpable al papá que a la mamá, sin embargo, deseaba que siguieran juntos y que aquello se arreglara. Cuando la niña terminó de ver que ésa era la nueva realidad de su familia, entró en su cuarto, tomó una foto en la que ella aparecía en medio de sus padres; pensó que debía romperla y se preguntó: "¿Por dónde la rompo? ¿Desecho a papá? ¿Descarto a mamá?" Finalmente se cortó a sí misma por la mitad. A partir de entonces aquella foto partida, reflejaba claramente lo que la separación de sus papás produjo en ella: una ruptura personal desde su interior; una confusión sobre su identidad y pertenencia.
Familias monoparentales - adulto con niño(s)
Algunas parejas prefieren experimentar su compatibilidad como pareja antes de formalizar, civil o religiosamente, su compromiso conyugal y, aunque éste no exista, se permiten comenzar a tener hijos. El resultado es que, con el paso del tiempo, generalmente las mujeres se quedan como "madres solteras" y los niños crecen con un solo padre (de ordinario la madre) y sólo conviviendo con el otro de vez en cuando o perdiéndolo totalmente de vista. En algunos casos la madre va acumulando hijos de parejas diversas. Esta realidad es muy frecuente en las comunidades de escasos recursos económicos en México.
Alrededor de una cuarta parte de los niños estadounidenses viven en hogares monoparentales, 85 por ciento de ellos, están encabezados por mujeres, según datos del Censo de Estados Unidos. Varios estudios muestran que del total de niños que nacen hoy, hasta el 41 por ciento son hijos de mujeres solteras, es decir, aproximadamente 10 millones de madres sin cónyuge.
¿Por qué llegan a ello? Cada una tiene una historia particular. Además de la "madre soltera por elección", la mayoría de las jóvenes no sueñan en serlo. Alrededor de la mitad de ellas están divorciados o separados, un tercio nunca han estado casadas, y un porcentaje menor son viudas.
En 1986 Sara McLanahan, socióloga de la Woodrow Wilson School de la Universidad de Princeton, publicó un libro titulado "Single Mothers and Their Children" (Madres Solteras y sus Hijos). El libro presenta la participación de varias personas en un programa de formación y educación en la ciudad de Nueva York; en él se observa la trayectoria de drogadictos, de madres que viven de la asistencia social, y de estudiantes que abandonan la escuela. Muchos de ellos eran hijos de madres solteras, evidenciándose que las familias monoparentales contribuían al crecimiento de una clase inferior a nivel de patología. (McLanahan, 1986)
La familia así "desmembrada" no provee al pequeño de un auténtico sentido de pertenencia. Sin él, esa personita se encontrará con una base enclenque de identidad personal y, por ende, sin la capacidad de crear vínculos afectivos seguros, confiados y estables con otros seres humanos. De aquí, a llegar a ser un criminal en serie, hay un paso. No que todos los hijos de madres / padres soltera(o)s lleguen a ello, sino que su psicología vulnerable está pronta si se encuentra con la ocasión.
Este modelo de familia se da también como resultado de mujeres solteras que quedan embarazadas de parejas fortuitas o de amantes en adulterio. En el primer caso, generalmente los hijos crecen "sin padre" y, de alguna manera en el fondo, siempre sintiendo haber sido rechazados por él. En el segundo caso, muchos conocen y frecuentan al papá, reciben de él lo que materialmente necesitan y, aun así, se experimentan como de segunda categoría, hijos naturales, nacidos fuera del matrimonio cuyo padre, en muchos casos - sino es que en la mayoría - esconden o niegan sus vínculos filiales con los hijos y desconocen públicamente a la mamá de estos.
Recuerdo el caso de un joven, hijo de una madre soltera, cuyo padre no lo quiso reconocer como hijo. Al tener él 5 años el padre murió en un accidente estando ya casado y con dos hijos pequeños menores que nuestro joven. Los abuelos paternos, al perder a su hijo, decidieron reconocer como nieto legítimo a aquel niño. Su mamá lo permitió. Desde entonces, el niño era invitado los domingos a casa de los abuelos paternos a convivir con sus medios hermanos y, aunque la mamá de estos no lo aceptaba de buen grado, logró respetar a los suegros en ese deseo. Al pasar unos tres años, es decir, teniendo nuestro protagonista 8 años de edad, preguntó a si su mamá podía acompañarlo en la siguiente visita. Los abuelos le dieron una negativa explicándole que la mamá de sus medios hermanos no lo aceptaría. Aquel chiquillo me contaba siendo joven que, con aquella respuesta, sintió vivamente el rechazo que su papá había tenido no sólo hacia él sino hacia su mamá al no haberse casado con ella. Entonces, a su corta edad, explicó a sus abuelos que, si a su mamá no la aceptaban, tampoco a él y que, por tanto, no volvería a visitarlos. Así lo hizo.
En otro caso, una joven, hija de una madre soltera amante de un hombre casado, me compartía su drama interior al ir creciendo y adentrándose en su vida teniendo que ocultar quién era su padre. Ella sabía que él tenía otra mujer y otros hijos a quienes él sí reconocía públicamente y sentía envidia de ellos y, a la vez, un profundísimo rechazo a su papá. Esta experiencia le costó años de lágrimas acompañadas de una resistencia inconsciente a crecer y llegar a la edad madura por no poder aceptar ese comportamiento de los adultos.
En ambas situaciones, se ve cómo los niños sufrieron al ser rechazados por el padre y, por ello, - de alguna manera - por su grupo social. En su mundo interior se escucharía más o menos lo siguiente: "si mi papá me rechaza, ¿qué puedo esperar de los demás?" Esto, porque el niño se siente pertenencia de su papá: "mi papá", con los demás es consciente de no tener vínculos de este tipo.
Presentamos esta tabla estadística de diciembre de 2011 que recoge el número de nacimientos en México, considerando el estado civil de la madre. (INEGI, 2011) Nos dará una idea de cuántas familias caen en el rango de este modelo de familia.
TABLA 2.1
Estado Civil de la madre
Cantidad de nacimientos
Estadística porcentual
Casada
932 044
36.0
Soltera
274 130
10.6
Unión libre
1 151 687
44.5
Separada o divorciada
9 019
0.3
Viuda
6 022
0.2
No especificado
213 385
8.3
TOTAL de nacimientos en familias monoparentales
1,654,243
63.9 % de los nacimientos en México

Familias homoparentales - parejas de homosexuales con o sin niños.
El modelo creado por parejas del mismo sexo es bastante reciente, cuando menos en cuanto a legalización se refiere y, como sabemos, se propugna lograr que sea aceptado por el derecho universal.
Siempre ha habido personas que han sentido atracción hacia otros del mismo sexo, sin embargo, se catalogaba como un movimiento antinatural que debía ser corregido. Nadie sabía cómo hacerlo sino reprimiéndolo y "forzándose" a formar una familia "convencional" tras la que se podría ocultar la libre expresión de aquella atracción desordenada.
Por otro lado, al hacer nuestro mundo actual una promoción del goce sexual en todas las formas posibles, fomenta y aprueba – en ocasiones recomienda – las experiencias homosexuales o lésbicas. Algunos se enrolan en ello con tanta frecuencia, que llegan a adquirir una adicción fácilmente confundible con la atracción a personas del mismo sexo. Científicamente está comprobado que la dopamina, hormona que se produce durante el goce sexual y cae al ser suplida por la prolactina después del orgasmo, puede causar adicción. Cfr. (Robinson M. , 2006)
Por la proliferación de casos abiertos, es decir, no ocultos socialmente, incisivamente – en un deseo de justificarlos - se ha señalado como causa una mutación genética que la persona sufre congénitamente. Se considera irreversible y se recomienda a la persona lo haga parte de su identidad y acepte construir su vida con ella. De aquí brota la defensa mayor a la legalización de matrimonios homosexuales como un derecho de las personas "así nacidas." En el 2011 se detectó que el 0.14% de las parejas que formaron una familia en México eran homosexuales. La edad promedio de estas personas era de 30 a 35 años. (INEGI, 2011)
En las últimas décadas han florecido estudiosos del tema llegando a encontrar circunstancias dolorosas de vida, comunes en los homosexuales y ausentes en los heterosexuales. Quienes así lo investigan, señalan dichas vivencias indeseadas como la causa de una falta de identidad sexual que produce en el interior esa atracción involuntaria. Tomándolo como fundamento, llegan a afirmar que no se trata de una mutación genética irreversible, sino de una afectación psicológica causada por experiencias de vida traumáticas. Por tanto lo definen como una afectación reversible desde el tratamiento terapéutico psicológico adecuado.
Han surgido fundaciones que se dedican a ofrecer este tratamiento. Están logrando llevar, a quienes buscan sus servicios, a experimentarse liberados de dicha afectación y, en su intimidad, con la atracción hacia personas del sexo opuesto. Consiguen así ser capaces de formar una familia con todas las características propias de su esencia.
Quisiera mencionar como ejemplo el caso de Richard Cohen. Inició en el 2007 la "Fundación Internacional de Sanación" (International Healing Foundation) para personas con atracción sexual hacia otros de su mismo sexo. Él mismo cuenta su historia en su página de internet. En síntesis, se trata de un muchacho que anhela enamorarse de una mujer y formar una familia pero sólo siente atracción a otros hombres. Decide pedir ayuda a psicólogos encontrándose siempre con el mismo consejo: "así naciste, así te tocó; acéptalo y construye tu vida en paz con ello." No sin frustración Richard decidió aventurarse a una relación homosexual que sólo duró tres años, dejándolo más roto que antes. Buscó otra vez ayuda hasta que encontró a alguien que le guio a procesar vivencias familiares traumáticas. Al final de este procesamiento se sintió liberado de la atracción al mismo sexo y comenzó a experimentarse atraído hacia las mujeres. Actualmente Richard está casado, tiene 3 hijos y es feliz. Su experiencia le motivó a estudiar psicología e investigar desde esta ciencia, el fenómeno del homosexualismo y lesbianismo. Él ha encontrado que son varias las situaciones traumáticas más comunes en estas personas y que normalmente en ellos se combinan de dos a tres de ellas. El secreto de Richard es ayudar a la persona a trabajarlas y, así, cambiar su orientación sexual.
Quizá al ver la enumeración de dichas situaciones traumáticas pensaremos que "nadie puede librarse" pues, sin duda, todos podemos identificarnos con alguna. Hay que recordar, sin embargo, que en su experiencia, la falta de identidad sexual se da tras la acumulación de varios de estos factores, no sólo de uno. Estos son:
Herencia
Asuntos familiares no resueltos
Predilección por el rechazo
Temperamento
Hipersensibilidad
Naturaleza Artística
Comportamientos no adecuados según el género
Heridas hetero-emocionales
Apego excesivo al progenitor de sexo contrario
Imitación del comportamiento del progenitor de sexo contrario
Heridas homo-emocionales
Desapego del progenitor del mismo sexo
Experiencias de abuso o abandono del progenitor del mismo sexo
Heridas causadas por los hermanos o por la dinámica familiar
Apodos hirientes
Abuso físico, emocional, mental 
Heridas de la imagen corporal
Más delgado / sobrepeso
Más chaparro / más alto de la media.
Maduración física tardía
Discapacidad física.
Abuso Sexual
Iniciación sexual temprana
Comportamientos aprendidos y reforzados
Substituto de afecto y amor
Heridas Homo-Sociales de los compañeros
Preferido del maestro
En los niños: no rudo sino débil
En las niñas: rudas y no débiles
Heridas Culturales
Exposición sexual temprana a través del Internet, medios de comunicación e instituciones educativas
Pornografía
Otros Factores
Divorcio
Muerte de un cuidador de infancia
Adopción
Heridas religiosas
(Cohen, International Healing Foundation, 2007)

Como conclusión al análisis de modelos de familias, diremos que los niños que crecen en estas situaciones, carecen del conocimiento experiencial de lo que es una familia y, por tanto, son altas las posibilidades de que lleguen a repetir el patrón vivido.
Es evidente que ninguno de estos modelos respeta las características particulares e inmutables de la familia en su esencia, según lo describimos en el apartado inicial de este capítulo.
Pasemos a analizar ahora el segundo elemento del problema que estamos planteando.

El sistema educativo orientado a la productividad profesional
Ayudándonos del Diccionario de la Real Academia de la Lengua, entendemos por sistema educativo el conjunto de principios que, bien articulados, se orientan a objetivos pedagógicos a través de las instituciones dedicadas a este fin.
Productividad, en este caso, se refiere a la capacidad de producción profesional que la persona adquiere través de su educación escolar y universitaria.
Por tanto, los sistemas educativos orientados a la productividad buscan articular la educación y enseñanza académica hacia el desarrollo en los niños, de competencias emplazadas a la productividad. En nuestro mundo materialista, se entiende por productividad la capacidad de hacer dinero.
Si es éste el sistema más popular en la actualidad, se evidencia en:
Las evaluaciones tanto de certificación escolar como de admisión universitaria. Ambas miden conocimientos, habilidades, competencias que se esperan necesarias para que una persona alcance la media en su vida profesional o productiva.
El tratamiento que se da a los alumnos que no llegan a aprobar satisfactoriamente estas evaluaciones es normalmente, el que se daría a una persona de "rango inferior" por considerar que socialmente será "poco útil," es decir, poco productiva.
Recuerdo la conversación de un papá con su hijo que le expresaba querer hacer una carrera humanística dedicada a la promoción de la familia. "Con eso no harás dinero en la vida, hijo. Está bien como afición, no para ser productivo."
Esta forma de concebir la educación escolar y universitaria también parte de premisas que promueven consecuencias nocivas en el desarrollo humano. A nuestro parecer, son tres:
Una visión materialista / utilitarista de la persona
Dicho sistema educativo dice tácitamente que la persona qué más produce materialmente hablando es la persona que más vale.
Denise Pope, profesora e investigadora en diversas universidades como Stanford, Yale, y la Universidad de Palo Alto Ca, sigue a cinco estudiantes motivados y exitosos a través de un curso escolar, los involucra en largas reflexiones sobre sus experiencias en la escuela. Lo que emerge es un cuadro de doble cara del éxito escolar.
Estos estudiantes explican estar ocupados en lo que ellos llaman "Hacer escuela." Se ven atrapados en un sistema en el que el logro depende más de "hacer". En lugar de pensar profundamente sobre el contenido de sus cursos y profundizar en los proyectos y tareas, los estudiantes se centran en la gestión de la carga de trabajo y en perfeccionar las estrategias que les ayuden a lograr altas calificaciones. Aprenden a levantar la mano, incluso cuando saben las respuestas a las preguntas de los profesores con el fin de parecer interesados. Algunos se sienten obligados a hacer trampa, a impugnar ciertas calificaciones y las decisiones de sus maestros a fin de obtener los resultados que consideran más beneficiosos para su futuro. Kevin, uno de los estudiantes que participo en la investigación menciona lo siguiente: "Los estudiantes no asisten a la escuela para aprender. Van a sacar buenas calificaciones. Lo que les lleva a la universidad, es el pensar que lograrán tener un trabajo con un sueldo muy bien pagado, que consideran les dará la felicidad."
Los valores normalmente defendidos en las escuelas, tales como la honestidad, la diligencia, y el trabajo en equipo, necesariamente se ponen en tela de juicio cuando los estudiantes deben elegir entre estos ideales y el obtener mejores calificaciones. Es difícil ser un jugador de equipo cuando se está compitiendo con sus compañeros por una A. Es arduo ser honesto cuando hay mucha tarea por hacer y muy poco tiempo para hacerla. La carga de trabajo es tan grande y las expectativas tan altas que estos estudiantes se sienten obligados a renunciar a la recreación y el tiempo de dormir lo reducen, así como muchos aspectos de la vida social con el fin de tener mayor éxito académico.
Eve, una de las estudiantes que participó en la investigación menciona lo siguiente: "Al llegar a la Universidad vi el nombre de todos mis compañeros de clase y me juré que iba a conseguir que mi promedio fuera el mejor de la generación aunque me mate." Su devoción al éxito le lleva a lograr el mejor promedio de su grupo, y aunque la presión para triunfar no la "mató", sí la dejó físicamente enferma.
Eve, al igual que los demás, ha aprendido a hacer "lo que sea necesario" para salir adelante, incluso si eso significaba sacrificar "la individualidad, la salud y la felicidad", por no hablar de comprometer los principios éticos." (Pope, 2003)

Realmente este sistema nos presenta una visión materialista y utilitarista de la persona porque:
Lleva a hacer que el estudiante ponga su énfasis en su capacidad productiva como si este valor material fuera el más grande a desarrollar en su vida.
Le guía a valorar al otro de acuerdo a su capacidad productiva y a darle un tratamiento acorde a esta estimación. Al materializar así la valía de la persona, la utiliza.

Suscita, mediante la competitividad, una visión del otro como rival.
Si el ser capaz de producir se concibe como única opción de la persona para ser socialmente responsable, desde el colegio se lucha por estimularla mediante la competitividad.
En sí misma, ésta no es mala cuando se trata de competir en aficiones. Sí se vuelve nociva cuando estimula al individuo a evaluarse en su capacidad de realización personal a través de la competencia. Entonces, todos se convierten en rivales y, por tanto, en enemigos en potencia. Las relaciones interpersonales se deprecian y el corazón del hombre también, llegando a ser capaz de causar un mal a su rival, sea para quitarlo de en medio, sea para vengarse de él. En otras palabras termina buscando sólo cumplir sus fines personales, fomentando así el individualismo y mermando la conciencia social. Este fenómeno es más peligroso en el varón por su instinto de dominio del entorno.

Desarrolla, en algunos, la prepotencia y, en otros, la frustración.
Según la mentalidad actual, cuanto más produzca una persona, mayor es su estatus, mayor su poder, mayores los honores y reconocimientos que merece.
Ir ganando los primeros puestos en productividad, lleva a la persona a ver en menos a los otros; le puede tornar pre potente y, por tanto, despreciativo en su trato hacia quienes no han alcanzado su nivel.
Por el contrario, ir perdiendo los primeros puestos o ganando los últimos en productividad, da a la persona una percepción de menor estimación de sí misma, se le despierta un fuerte sentimiento de frustración hacia su persona, hacia los demás y hacia la vida.
Luis Miguel Luebs, un destacado entrenador de natación y coordinador de deportes en un colegio al hablar de este tema, me escribió recientemente: "Paradójicamente el triunfo constante sobre otros causa un vacío en el interior de la persona, incrementando así la necesidad de triunfar más y de afirmarse en las razones de su prepotencia. El grave problema es que la excesiva y desmedida necesidad de sobresalir llega a ser como un vicio que lleva a la persona a utilizar compulsivamente cualquier medio posible para conseguir el éxito. Un ejemplo lo tenemos en los deportistas que recurren al doping".
Esta experiencia tan dispar de personas que conviven en el mismo grupo social llega a producir fricciones que, a futuro, son bombas de tiempo en contra de la paz y armonía de los pueblos.
Hay quienes afirman que el que no triunfa es por falta de esfuerzo. Particularmente pienso que no es del todo preciso hablar así; habrá que ver cada caso. En nuestra experiencia, de ordinario se puede deber a dos causas:
Haber sido víctima de traumas emocionales o frustraciones en la vida, que menguan la motivación y, por ello, el esfuerzo.
La falta de habilidad o cualidad en aquello que se requería de él para obtener mejores resultados.
En ambos casos, un tratamiento adecuado evitará que las personas lleguen a ese estado de frustración que termina en postración personal, tan nociva para él y los suyos.
Intuimos que el camino apropiado de tratamiento exitoso ha de empezar desde antes de que se dé el fracaso. Somos conscientes de que presupone un cambio de mentalidad en cuanto a la valoración de la persona y, por tanto, un cambio de organización social y educativa.
He aquí el tema del que quiere ocuparse esta tesina.



Comprendamos los aspectos detrás de las causas y consecuencias de los dos fenómenos que analizamos y su relación entre ellos.
Desde nuestro punto de vista, son cuatro estos aspectos y están unidos por lo que llamamos antropología familiar.
Comencemos por explicar este concepto que utilizamos para referirnos a la naturaleza de comunión de la persona humana.
El hombre fue creado como un "ser comunión". Sólo se le puede admitir, en esta vida y en la eterna, en comunión, es decir, en unión con otros seres de su misma naturaleza o de naturaleza superior a la suya.
El hombre, como sabemos, es concebido por la comunión de un hombre y una mujer; nace, crece, se nutre de esa comunión, aprende a vivir en comunión en el seno familiar también con otros miembros de su propia familia. Por tanto, lo connatural al hombre – al ser comunión - es "ser familia".
¿Qué significa que Dios creó al hombre para ser familia?
Dios, en familia - la Santísima Trinidad en pleno -, lo moldeó. "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza… A imagen de Dios los creó". (Gen. 1, 26; 27)
Adán, el primer hombre, no encontró en todas las criaturas, una igual a él. En la Biblia se narra que de este hecho, Dios dijo: "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada a él". (Gen. 2, 18) Y creó a la mujer.
El hombre se reconoce en ella y exclama: "Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne… Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer y se hacen una sola carne". (Gen. 2, 23; 24) "El hombre no puede existir «solo» (cf. Gén 2, 18); puede existir solamente como «unidad de los dos» y, por consiguiente, en relación con otra persona humana. Se trata de una relación recíproca, del hombre con la mujer y de la mujer con el hombre. Ser persona a imagen y semejanza de Dios comporta también existir en relación al otro «yo». Esto es preludio de la definitiva auto-revelación de Dios, Uno y Trino: unidad viviente en la comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo." (JPII, MD, 1988)
Observamos, por tanto, que la persona humana es sexuada por "ser familia".
Sexuada significaría, necesitada de quien le complemente también para ser fecunda. Dicha necesidad se expresa principalmente en el impulso sexual que no es sino una pulsión a la comunión. En la satisfacción de ese impulso la persona experimenta el éxtasis de ser "communio", o, dicho de manera diversa, de "no ser solo". Juan Pablo II, nos dice: "Femineidad y masculinidad son entre sí complementarias no sólo desde el punto de vista físico y psíquico, sino ontológico. Sólo gracias a la dualidad de lo «masculino » y de lo «femenino» lo «humano» se realiza plenamente." …. "su relación (la de los esposos) más natural, de acuerdo con el designio de Dios, es la «unidad de los dos», o sea una «unidualidad» relacional, que permite a cada uno sentir la relación interpersonal y recíproca como un don enriquecedor y responsabilizante. A esta «unidad de los dos» confía Dios no sólo la obra de la procreación y la vida de la familia, sino la construcción misma de la historia." (Juan Pablo II, 1995)
El goce del éxtasis al hacerse "una sola carne" con otro que física, psicológica y espiritualmente le complementa por ser diferente a sí en todos los aspectos de su persona, se presenta en el interior con la intuición de ser vana si no es fecundo, siendo éste el único camino para ser "compartido".
Por ello, surge naturalmente de esta unión el deseo de comunicar vida a otro ser que pueda igualmente llegar a experimentar la plenitud en el gozo de ser comunión. De aquí que Dios haya dado al hombre la capacidad de ser fértil, co-creador con Él de otros seres hechos a imagen y semejanza del Creador, es decir, hechos también para "ser familia". (Cfr. Gen. 1, 28)
Karol Wojtyla puede ayudarnos a comprender más integralmente a qué nos referimos con el término "antropología familiar".
El que llegara a ser Juan Pablo II, fue siempre un enamorado del amor humano, intenso, profundo e inabarcable entre el hombre y la mujer. A entender y promover ese amor ofrendó buena parte de sus inmensas posibilidades como persona. Ante todo como hombre, multiplicando sus amistades y relaciones con jóvenes parejas; como sacerdote, orientando, guiando, aconsejando, consolando, apoyando; como artista y poeta, produciendo obras tan logradas como "El Taller del Orfebre"; como teólogo, creó ese inmejorable ejercicio de intellectus fidei que, ya como Papa, dio a conocer al mundo, semana tras semana, a través de 149 de sus catequesis de los miércoles. Posteriormente éstas quedaron recopiladas y publicadas bajo el título de "Varón y Mujer los Creó". (JPII, TOB, 2006)
Esta obra fue precedida por sus investigaciones como filósofo, del misterio humano. El fruto de su reflexión lo encontramos en "Amor y Responsabilidad" publicado en Polonia en 1960. La génesis de esta obra nos la narra él mismo: "en aquellos años, lo más importante para mí se había convertido los jóvenes que me planteaban, no tanto cuestiones sobre la existencia de Dios, como preguntas concretas sobre cómo vivir, sobre el modo de afrontar y resolver los problemas del amor y del matrimonio, además de los relacionados con el mundo del trabajo (...). De nuestra relación, de la participación en los problemas de su vida nació un estudio, cuyo contenido resumí en el libro titulado Amor y responsabilidad" (JPII, Cruzando el umbral de la esperanza, 1994)
Éste, junto con "Hombre y Mujer los Creó", son un compendio de antropología familiar. Se alzan con la potencia de los clásicos y se muestran capaces de trascender al tiempo por tocar la veta que unifica a los hombres a lo largo de la historia, la esencia radical del amor humano que, en buena medida, es atemporal. Hombre, mujer, amor: son constantes de todas las culturas que han existido y existirán porque lo son de la misma existencia humana. Ahora bien, sólo podemos llegar a ellas a través del amor concreto que hoy - aquí, ahora- vivimos o percibimos, y eso es lo que Wojtyla consigue. Respondiendo a las preguntas de los jóvenes polacos responde a las preguntas eternas, recurrentes, inevitables que toda persona se hace en torno a la sexualidad, al amor y al matrimonio. ¿Qué es el amor? ¿Qué relación hay entre afectividad y sexualidad? ¿Cuál es el papel de la sexualidad en la vida personal? ¿La castidad es una virtud positiva o un comportamiento represivo? ¿Qué es el pudor? ¿Qué estructura deben tener y ante quién responden las relaciones sexuales? ¿Tienen sentido antes del matrimonio? ¿Qué es el matrimonio y cuál sería la justificación de su indisolubilidad? La lista de preguntas podría alargarse notablemente, pues los análisis fenomenológicos que realiza son riquísimos y detallados, pero las apuntadas nos parecen más que suficientes para confirmar la plena actualidad del libro y de sus contenidos a pesar del tiempo trascurrido desde su publicación en 1960, el primero y 1979 – 84, el segundo.
Su primera observación decisiva es la constatación de la desconexión dominante en la reflexión católica entre sexualidad y amor. No se hablaba del amor ni siquiera para explicar el matrimonio. Éste era un contrato, producto de un acto de la voluntad, con el objetivo primario de tener hijos. Por supuesto esto era cierto, al menos en parte, pero ¿tenía pleno sentido humano desconectado del amor? ¿Cabe hablar cristiana y humanamente del matrimonio sin fundarlo en el amor entre el hombre y la mujer? Y lo mismo ocurre con la sexualidad. ¿Tiene sentido reprimir la sexualidad o controlarla, si no es en función de algo tan atractivo y hermoso como el amor interpersonal que crea la comunión? En realidad, no. Frente a las éticas sexuales negativas y casuísticas imperantes, la Teología del Cuerpo, como se le ha llamado a toda esta reflexión de Juan Pablo II, se plantea desde el principio y de manera global como una reflexión sobre el amor humano que apela a la responsabilidad ante ese amor.
"La ética sexual - afirma en el prólogo de la 1ª edición de Amor y Responsabilidad - pertenece a la persona. No puede entenderse nada en esta ética sin entender a la persona, su existencia, su actividad y sus posibilidades. El orden personal es la única plataforma correcta para las reflexiones en materia de ética sexual. La fisiología o la medicina sólo pueden completarlas. Por ellas mismas no crean bases suficientes para la comprensión del amor y la responsabilidad, base de las relaciones mutuas de las personas de sexo diferente. Por esta razón, la totalidad de las reflexiones contenidas en el presente libro tienen carácter personalista". (Wojtyla, 2012)
Concluimos que toda persona, por ser familia, es comunión, de aquí que sea comunicativo y, con la necesidad de ser comunidad. Es de la comunicación del propio ser que los padres se unen – comunión - y en un mismo estado de vida – comunidad - para comunicar la vida a otro ser humano.
La plenitud de la pareja y de esta nueva vida requiere que su unión sea estable – matrimonio -, ya que los padres han de continuar, a lo largo de los años de la crianza del hijo, comunicándole vida.
Es en un ambiente de comunión amasada y amalgamada con el respeto y el amor, que los padres proveen al hijo de las herramientas espirituales que requiere para reconocerse persona, capacitada para comunicarse y crear unión con sus semejantes.
Aunque el objetivo primario de la comunicación es la comunión, por el desorden que llevamos en el interior, el egoísmo, no toda comunicación es comunión, es decir, no necesariamente construye la unión.
La unión matrimonial y familiar requiere de características específicas, para que sus miembros encuentren la unidad de su propio ser en su identificación personal con su naturaleza humana y, cada uno, como persona concreta, es decir, dotada de ciertos rasgos que sólo en sus raíces familiares se explican.
Si esto es así, podemos decir que el hombre y la mujer tienen una vocación natural. Él, a ser esposo y padre; ella, a ser esposa y madre. En la medida en que desarrollen la vida realizando esta vocación natural, alcanzarán la plenitud personal.
Alguien podrá rebatir que hay muchos hombres y mujeres que no llegan a casarse y / o a tener hijos. ¿Qué sucede entonces? ¿Se queda trunca esta vocación y, por tanto, su plenitud personal? La respuesta depende de las circunstancias de vida de cada uno. Por "ser familia", todos necesitamos vivir con y para otros desarrollando, así, nuestra vocación natural. Quien viva sólo consigo mismo y / o para sí mismo, yerra el camino y augura el final de la vida con una profunda insatisfacción y amargura. Observemos, que se puede vivir con otros y para sí mismo, entonces se correría la misma suerte. Opuesto sucederá a quien viva consigo mismo y para los demás.
Desde esta visión queda perfectamente justificada la elección de vida célibe motivada por un amor superior, en el que desarrolla su ser esponsal y, su paternidad / maternidad en la entrega desinteresada a los demás.
Entendida así la antropología familiar, concluimos que al hablar de familia con todas las características de su esencia, sólo podemos hablar de "familia personalista y comunitaria".

La co- dependencia entre familia y sociedad como comunión de personas.
Es en la familia donde se asimila cómo vivir en comunión. Si en ésta reina la armonía entre sus miembros, la persona aprenderá a relacionarse con los demás libre de actitudes defensivas y de una necesidad psicológica de imponerse. Sabrá, por tanto, corresponder de manera que se favorezca la comunión con los demás. Si hay alteridad, estará dispuesto al diálogo, al respeto, a la tolerancia, a la solidaridad.
Por el contrario, si en la familia falta la armonía y, en su lugar, se da la imposición arbitraria de los papás, la indiferencia de unos para con otros, la agresión en cualquiera de sus formas…. en definitiva, si hay tensión, se despertará en sus miembros rivalidad, temor, desconfianza, necesidad de defensa personal, de imposición. Su relación con los otros estará dañada y no será capaz de favorecer la comunión. En este caso, si hay alteridad habrá distancia, rechazo, desprestigio, abandono, en definitiva… la guerra.
Como sabemos, la sociedad está conformada por seres humanos congregados en familias. Por ello decimos que "la familia es la primera célula de la sociedad." De aquí que sea lógico pensar que si en un grupo social prevalecen familias que favorezcan el aprendizaje de la comunión, tendremos una sociedad que sabrá vivir en paz y armonía promoviendo la superación de todos sus miembros.
Si, por el contrario, sobresalen familias no personalistas en las que no se aprenda la comunión, en el grupo social reinará la falta de paz, de seguridad, de confianza. Predominará una tendencia egoísta de sacar cada uno, provecho para sí mismo.
Son por tanto, la familia y la sociedad, dos realidades que se pertenecen y afectan mutuamente.

La familia y la educación de los hijos como hombres de bien.
La primera responsabilidad educativa de los hijos está en los padres de familia. Son ellos quienes han de procurar que los niños aprendan los valores que sustentan la integridad personal; que les inculquen un amor a la vida, un sentido de responsabilidad social, un deseo de salir adelante y realizarse como hombres de bien.
Dice el Concilio Vaticano II: «Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole, y por tanto hay que reconocerlos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Este deber de la educación familiar es de tanta transcendencia que, cuando falta, difícilmente puede suplirse. Es, pues, deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación íntegra personal y social de los hijos." (Pablo VI, 1965) 
Hoy en día muchos papás, para educar a sus hijos, se concretan a inscribirlos en un buen instituto educativo y le dejan a éste la responsabilidad de su educación.
Es necesario aclarar que las escuelas y colegios no son sino centros educativos que colaboran con los padres en la educación de sus hijos como hombres de bien. Juan Pablo II nos recuerda: "Todos aquellos que en la sociedad dirigen las escuelas, no deben olvidar nunca que los padres han sido constituidos por Dios mismo como los primeros y principales educadores de los hijos, y que su derecho es del todo inalienable." (JPII, FC, 1981)
De aquí la importancia de trabajar conjuntamente, el colegio y los papás. Que ellos se cercioren que la escuela fomenta los valores que han decidido inculcar en sus hijos y, si no lo hace, tomar medidas sobre ello.
Igualmente importante es que los papás dediquen tiempo a sus hijos y un tiempo que sea exclusivo para ellos teniendo como objetivo primordial su propia educación. Sabemos que hay muchos papás que pasan pocas horas al día en casa por sus responsabilidades laborales; aún así, el tiempo en el que estén ha de ser avariciosamente aprovechado para convivir con los hijos y continuar inculcándoles lo que ellos ven que les forma como hombres de bien.
La educación escolar orientada al desarrollo de competencias profesionales.
Ya expusimos qué significa que la educación escolar se ocupe de desarrollar competencias profesionales. En este apartado quisiéramos referirnos al hecho de que, en muchas instituciones escolares los educadores se concretan a impartir las disciplinas señaladas en la malla curricular sin ocuparse de la persona.
Ciertamente hay colegios que ofrecen "formación integral", entonces complementan la enseñanza académica con educación deportiva, con formación religiosa, ética o axiológica y, en algunos casos, talleres o clínicas varias en las que el alumno cultiva sus aficiones personales de acuerdo a sus talentos.
En todos los casos, sin embargo, se echa en falta una ocupación más focalizada en la persona humana y sus necesidades concretas como ser comunión / ser familia.
En educación, más que en ninguna profesión, es necesario tener y hacer presente que cada uno de nosotros es portador de un ser para el otro, que al mismo tiempo es un ser a través del otro. Desde una educación personalista hemos de mostrar lo que indica el afirmar que las relaciones sociales, "no son relaciones externas, que se añadan a un ser que ya existe en sí mismo y por sí mismo, sino que su inclusión en un todo mayor pertenece a la misma estructura del hombre… a la luz del análisis, el ser social del hombre se revela en toda su pluralidad: el hombre realiza actos sociales; mantiene relaciones sociales; es un miembro de estructuras sociales y es un tipo social." (Stein, 2007) En gran medida, nuestros sistemas educativos, parecen pasar por alto esta realidad.
Recientemente me comentaba un joven que acaba de iniciar su trabajo en un colegio de educación primaria, que observando al grupo de alumnos de 3° de primaria, identificó a un niño con todas las características de la dislexia y, sin embargo, se le trataba como hiperactivo; era el azote de todos los maestros. Este joven pensó que podría ayudar a sus papás comentándoles lo que él conocía de la personalidad de los niños disléxicos y de sus dificultades de aprendizaje. A la vez, deseaba recomendarles un centro especializado para que lo evaluaran y les ayudaran en estos primeros años de su educación básica. El joven se acercó a la directora del colegio a proponerle hablar con los papás; le explicó las razones que motivaban su petición y su plan. La respuesta de la directora le dejó helado. Poco más o menos le dijo: "Nosotros en el colegio impartimos las clases, los niños estudian y, si no son exitosos, es problema de los papás el atender a sus hijos. Lo que tú ves, no es de nuestra incumbencia, le toca a los papás solucionarlo."
Evidente que esta directora concibe su trabajo de pedagoga como el de cumplir con unos objetivos académicos independientemente de las personitas a quienes se imparten los conocimientos requeridos para llegar a esos objetivos.
Claro está que no todas las instituciones educativas se identificarán con esta directora pues muchas sí brindan a los padres de familia orientación sobre las dificultades de aprendizaje de sus hijos. También en algunas escuelas se ofrecen tutorías o asesorías a los alumnos y a sus padres, para guiarlos particularmente. Estos elementos logran aproximarse a la totalidad de lo "integral" que ha de ser la educación. Sin embargo, desde nuestro parecer hay aspectos que las instituciones educativas deberían atender para que su servicio educativo sea totalmente integral. Estos se refieren a los relacionados con la formación de la persona en su capacidad de "ser comunión / ser familia".
Antes de explayarnos a explicar a qué nos referimos, continuemos hablando de la cuarta y última mancuerna entre dos aspectos que, a nuestro entender, está detrás de las causas de los fenómenos que nos ocupan en nuestro análisis.
La crisis familiar y su relación con la educación escolar.
¿Qué sucede cuando en un grupo social prevalecen los modelos anómalos de familias y las familias no consolidadas como personalistas comunitarias? Ocurre que la familia entra en crisis. Entonces los niños de esa comunidad no aprenden a "ser familia"; tienen dificultades para vivir en comunión, para valorar su vocación natural de esposo(a) – padre / madre.
El fruto son jóvenes que ponen el sentido de la vida en algo diferente a lo que es la formación de la familia; generalmente en su realización profesional.
Se podría pensar que la educación es personal y que no tiene nada que ver con la familia. A este respecto Angelo Scola nos ilumina: "Aunque la relación educativa sea, en última instancia, personal porque se da sólo de experiencia a experiencia, la persona forma parte de un pueblo. En efecto, es imposible separar la persona de la comunidad, del mismo modo que es imposible separar lo masculino de lo femenino y, todavía más, el alma del cuerpo. Alma-cuerpo, hombre-mujer, persona-comunidad son tres polaridades constitutivas de una auténtica antropología que, precisamente por ello, es dramática. En virtud de la polaridad persona-comunidad la educación es siempre personal y comunitaria al mismo tiempo. Más aún, en sentido propio, el sujeto de la educación siempre es una comunidad." (Scola, 2001)
En el año 2001, impartí una clase a 45 chicas de último año de bachillerato, en un colegio en el que se fomentaba una fuerte competitividad académica. Pregunté abiertamente cuántas de ellas se proyectaban casadas formando una familia, sólo levantó la mano una de ellas. ¿Cuántas tenían novio? Ninguna. Queriendo saber más, les pedí me dijeran cómo se proyectaba cada una en su futuro. Recibí respuestas variadas: "Como físico trabajando en la NASA; como médico oncólogo pediatra; como abogado en la ONU; como….." Todas mencionaron profesiones retadoras. Al final pregunté si alguna se sentía atraída al matrimonio y / o a tener hijos. La respuesta más generalizada fue que eso vendría en un segundo momento, de los 35 años para arriba y, siempre y cuando encontraran a un hombre con quien se llevaran bien.
Estaba claro que su prioridad no era formar una familia. Indagando sobre la situación familiar de cada una, encontré que el 60 % tenían familias desintegradas y del 40% restante, un 15 % no trataban casi con alguno de sus progenitores por ausencia. Yo pensé que si éste era el pensamiento de la mayoría de los jóvenes, en breves años tendríamos una sociedad formada por profesionistas activos, no por familias. Además, este panorama auguraba familias transitorias, pues daba la impresión de que estas chicas estaban dispuestas a comprometerse en una causa profesional individual, no en común. Y, es de todos sabido, que cuanto mayor en edad sea la persona que desea comenzar a compartir una vida con otro, más difícil le resulta adaptarse.
En el mes de abril del 2013 se encuestaron a 200 alumnos, 100 mujeres y 100 varones de cuatro bachilleratos diferentes en la ciudad de México. Se perseguía tener un porcentaje actual aproximado de cómo se proyectan los jóvenes en su vida privada en relación al matrimonio y la paternidad. He aquí los resultados.



TABLA 2.2

ALUMNAS

Matrimonio
Hijos

Antes de los 25 años
Antes de los 30 años
Desp. de los 30 años
No
Si
No
UNAM
1
9
3
12
19
6
IPN
0
11
1
13
21
4
DEL VALLE
3
10
2
10
20
5
DEL BOSQUE
6
16
1
2
22
3
TOTAL
10
46
7
37
82
18

Es interesante observar que de estas 100 alumnas de bachillerato, el 56% se proyectan casadas antes de los 30 años; el 37% no quieren casarse y el 18% no quieren hijos, por tanto, el 11% quieren tener hijos fuera del matrimonio.
TABLA 2.3
ALUMNOS

Matrimonio
Hijos

Antes de los 25 años
Antes de los 30 años
Desp. de los 30 años
No
Si
No
UNAM
0
0
22
3
24
1
IPN
0
0
23
2
23
2
DEL VALLE
0
0
22
3
24
1
CUMBRES
0
0
20
5
22
3
TOTALES
0
0
87
13
93
7

De los 100 alumnos varones encuestados el 87% esperan casarse después de los 30 años; el 13% no quieren casarse y el 6% quieren tener hijos fuera del matrimonio.
Es significativo encontrar a un 25% más de mujeres que de hombres que no desean el matrimonio y un 9% más de hombres que de mujeres que desean tener hijos.
Por cuestiones de confidencialidad no nos fue permitido indagar sobre la situación matrimonial / familiar de sus padres.

Si dijimos antes que en México hay un índice del 16.4 % de divorcios dentro de los 10 primeros años de casados, es interesante notar que perseveran hasta la edad madura sólo el 15 % de los que no se divorcian antes.
Los niños de padres divorciados tienen un mayor riesgo de sufrir ruptura matrimonial cuando se casan. Un estudio encontró que cuando sólo la esposa había experimentado el divorcio de los padres, sus probabilidades de desunión conyugal aumentaron a un 59 por ciento. Cuando ambos esposos provenían de familias desintegradas, los riesgos de divorcio casi se triplicaron a 189 por ciento. (Zimmerman, 2003)
La experiencia de separación definitiva de los padres también puede generar problemas que no aparecen hasta finales de los años de la adolescencia o en la adultez. En el año 2000 en un libro titulado "El Legado Inesperado del Divorcio", se presenta un estudio de 25 años realizado en la Universidad de California, Berkeley, dirigida por Judith Wallerstein. Ella y sus colegas ofrecen investigaciones detalladas de casos revelando que la mayoría de los adultos, hijos de padres divorciados tienen problemas graves de depresión y en la relación de pareja. (Wallerstein, 2001)


Efectos Personales y Sociales
Exploremos las consecuencias sociales de la falta de comprensión de la antropología familiar en la educación escolar.
Recordemos que por antropología familiar nos referimos a la naturaleza de comunión de la persona humana, es decir, que lo connatural de la persona es ser familia.
Es cierto que diariamente los niños pasan más tiempo con sus maestros en el colegio que con sus papás y, más si estos trabajan. Hay países en los que la jornada escolar es de 6 horas y, en algunos hasta de 8.
Veamos las siguientes dos tablas. En la primera se muestra el horario de la jornada escolar para la educación básica por países. En la segunda, nos hace apreciar la diferencia en el total anual de horas de educación escolar de los 7 a 14 años en instituciones públicas.
TABLA 3.1
JORNADA ESCOLAR ALREDEDOR DEL MUNDO
PAIS
JORNADA
HORAS EN LA ESCUELA
Australia
9:00 a 15:30
6 horas 30 min.
Brasil
7:00 a 12:00
5 horas
China
7:30 a 17:00
9 horas 30 min.
Corea del Sur
8:00 a 16:00
8 horas
Francia
8:00 a 16:00
8 horas
Kenia
8:00 a 16:30
7 horas 30 min
México
8:00 a 12:30
4 horas 30 min.
Rusia
8:30 a 15:00
6 horas 30 min
(infoplease)

TABLA 3.2 Total number of intended instruction hours in public institutions between the ages of 7 and 14 (2012)

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
(OECD ORG)
Como vemos, en nuestro México las escuelas de gobierno han ofrecido una jornada escolar de educación básica muy reducida, sólo 4.5 horas. Sin duda por la dificultad de tener suficientes centros educativos y de verse obligados a brindar turno diurno y vespertino en las mismas instalaciones debido a la alta población estudiantil.
Actualmente se está empezando a implementar un programa de "escuelas de tiempo completo" que implica tener a los niños durante 8 horas diarias en el plantel escolar. Sin embargo, llevará tiempo hasta que se pueda efectuar en todos los centros educativos pues estos, tendrían que duplicarse.
Estos estudios nos confirman que la tendencia en los horarios de educación escolar es que el niño pase más tiempo con sus maestros que con sus papás. De aquí la importancia de que las instituciones educativas tomen una responsabilidad prioritaria en la formación del niño en la comunión familiar.
Es importante recordar que lo que el niño recibe de sus papás siempre tiene más fuerza que lo que se absorbe por algún otro lado. Esto se debe a que el ascendiente moral de los papás en la educación que imparten a sus hijos no depende del tiempo que les dediquen aunque sí es importante. ¿De qué depende entonces? Del lazo afectivo que se da por el sentido de pertenencia a esa familia y no a otra. Nadie se siente más amado por otro diferente a su mamá o a su papá, aunque estos le hagan sufrir. Por esta razón, lo que se recibe en la familia – bueno o malo, favorable o desfavorable – llega a tener en la persona más impacto que lo aprendido fuera de la familia.
Sin embargo, todos tenemos la experiencia de la profundísima huella que ha dejado en nuestras vidas lo absorbido en los años escolares especialmente si nos enriquecieron o si, por el contrario, nos hirieron.
Según expusimos anteriormente, los sistemas educativos actuales se enfocan al desarrollo de competencias académicas y axiológicas que ayuden al niño a abrirse camino en la vida por sí mismo, principalmente a nivel profesional. Algunas instituciones dan importancia a incluir la participación de la familia, sin embargo, no parece haber centros que promuevan el aprecio por la familia y hasta la experiencia – en los alumnos - de lo que se desprende del "ser familia".
A continuación reflexionaremos en tres consecuencias sociales que pueden derivar de esta carencia.
Se incrementa la crisis familiar por provocar una falta de valoración o desprecio de la vocación natural de la persona humana a ser esposo(a) y padre (madre).
La competitividad académica que se fomenta en nuestro mundo, aunada a la promoción de la necesidad de realización profesional de toda persona humana, lleva al niño – desde sus primeros años – a aspirar a ideales y metas profesionales en primer lugar.
Si tuviéramos delante un grupo escolar y les preguntáramos: ¿qué quieres ser de grande? Escucharíamos respuestas como: "bombero, arquitecto, ingeniero que arregla las carreteras, doctor,…." No sé si alguien diría: "quiero ser un esposo y un papá, primero y, después, arquitecto."
Por tanto, la persona crece con la aspiración de "ser alguien" dentro de una profesión. Luego, como algo accidental y añadido, piensa en casarse y, si es el caso, tener familia. Con ésta en un segundo lugar dentro de la escala de valores, llegado el momento, no se compromete uno en totalidad y fácilmente arriesga su estabilidad.
Observo que en México, en las clases sociales más necesitadas en las que esta aspiración profesional es menor, no se duda en iniciar una familia y desde temprana edad. Sin embargo, sin la formación adecuada para afrontar las responsabilidades propias de unos esposos y padres, muchas de ellas se desintegran o nunca llegan a integrarse establemente.
Necesitamos que nuestros sistemas educativos refuercen en la persona, desde su niñez, el conocimiento de su naturaleza como ser familia – ser comunión; que vigoricen la valoración y aprecio por la trascendental vocación - no sólo tarea- de ser esposo(a) y madre / padre.
Se pierde la visión trascendente de la persona humana llamada a la comunión por toda la eternidad.
Al proyectar al individuo como un ser productivo a través de una profesión u ocupación, promovemos que pierda de vista su sentido trascendente como persona humana.
Pero, ¿tiene el ser humano un sentido trascendente? Como sabemos, las personas somos una combinación de cuerpo y espíritu. Por el primero, requerimos cuidados materiales y, por el segundo, contamos con la necesidad de amar y ser amados, de vivir en comunión promoviéndonos a nosotros y a los nuestros a lograr una perfecta comunión con la Verdad, al Bien y a la Belleza.
En una consideración global de la persona y su acercamiento fenomenológico al cuerpo humano nos permite descubrir la riqueza de matices y la importancia que tienen todos los aspectos corporales en relación también a nuestra parte espiritual. Mounier ha expresado brillantemente la profunda imbricación de lo corporal y lo espiritual. "No puedo pensar sin ser, ni ser sin mi cuerpo; yo estoy expuesto por él a mí mismo, al mundo, a los otros; por él escapo a la soledad de un pensamiento que no sería más que pensamiento de mi pensamiento. Al impedirme ser totalmente transparente a mí mismo, me arroja sin cesar fuera de mí en la problemática del mundo y las luchas del hombre. Por la solicitación de los sentidos me lanza al espacio, por su envejecimiento me enseña la duración, por su muerte me enfrenta con la eternidad. Hace sentir el peso de la esclavitud, pero al mismo tiempo está en la raíz de toda conciencia y de toda vida espiritual. Es el mediador omnipresente de la vida del espíritu" (Mounier, El Personalismo, 2002)
Ésta - la vida del espíritu - es lo que nos hace personas para recibir el don de Dios y hacernos don para los demás; es decir, es lo que nos hace ser comunión, ser familia. Quisiera iluminar esta afirmación con una cita en inglés de Christopher West, especialista en la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II. "Man is created as a person first to receive the gift of God's gratuitous love, and then to recapitulate that love by being gift to others. In fact, this call to be gift, "constitutes the fundamental component of human existence in the world" (TOB 15:5) (West, 2007)
Precisamente lo que decíamos arriba, la necesidad que todos experimentamos de trascender enraizándonos en el don nos lleva a buscar la Verdad, el Bien y la Belleza. Y la búsqueda de estos y la lucha por alcanzarlos, no la hacemos solos, necesitamos el apoyo mutuo ya que somos una "unidad de dos". En otras palabras, precisamos vivir en comunión con los demás seres humanos caminando hacia dichos bienes trascendentes. El espíritu comunica a nuestro cuerpo una dignidad superior a lo meramente material, que es la dignidad propia de un ser humano: caminando erguido, en actitud de tener una comunicación amable, de mirar al otro a los ojos, de controlar sus impulsos e instintos en aras del amor. Citando nuevamente a Christopher West: "And God inscribed this call to be gift in the mystery of human sexuality. The complementarity of the body itself as men and female, as the revelation of the innermost being of man, of his subjectivity and freedom, summons man and woman freely to recapitulate the giving and receiving of the divine gift." (West, 2007)
Esto nos hace muy superiores a los animales y a los demás seres materiales. Nuestro mayor elemento de supremacía se encuentra en nuestro sentido de perennidad, es decir, de no querer dejar de existir y de querer existir siempre en comunión.
Como sabemos, todas las culturas de todos los tiempos en el mundo entero, han buscado dejar una huella clara de esta creencia. Como ejemplo podemos mencionar a los beduinos de Jordania: Edomitas del neolítico y los Nabateos del siglo VI a.c., que construían en las peñas del cañón de Petra, hermosos mausoleos, con relieves artísticos pretendiendo que duraran por la eternidad. Sus casas sin embargo, eran unas tiendas de lona pues éstas permanecerían sólo el corto tiempo de sus vidas terrenas que, ocupaban en, gran medida, en preparar su morada perpetua en aquellos mausoleos. (Turismo Jordania)
Es que el ser humano ha sido creado para la inmortalidad; cada persona es un fin en sí misma pues cada una tiene como meta su propia eternidad que fragua en esta vida. ¿En qué consistirá esta perennidad? En ser comunión, en primer lugar con nuestro Creador y, en segundo lugar, con los demás seres humanos. En esto estriba nuestra plenitud como personas.
¿Qué sucede cuando se pierde de vista en ésta el sentido de eternidad? Que se dedica la vida a construir el propio bienestar terreno olvidándose de lo más importante que es vivir como ser comunión, como ser familia.
Es necesario que en nuestros centros educativos fomentemos la valoración del sentido prioritario de la comunión como seres trascendentes, llamados a una existencia eterna.
Observemos las consecuencias de una educación escolar orientada prioritariamente a la realización profesional de la persona desde estándares universalizados

Se destruyen los fundamentos ontológicos de la autoestima en el niño.
Cuando el alumno no es querido por sí mismo sino por sus resultados, se incrementa el número de personas con desequilibrios y frustraciones.
La necesidad de llevar a nuestros alumnos a alcanzar objetivos en disciplinas académicas universalmente estandarizados, hace que las instituciones educativas traten a todos midiéndolos en sus capacidades bajo los mismos parámetros.
¿Podemos decir que hay "educación personalizada"? Veamos cómo García Hoz explica y promueve este término: "La educación Personalizada responde al intento de estimular a un sujeto para que vaya perfeccionando su capacidad de dirigir su propia vida, desarrollar su capacidad de hacer efectiva la libertad personal, participando con sus características peculiares, en la vida comunitaria". (Garcia Hoz, 1970).
Entendiéndola así, necesitamos decir que sí está presente en aquellos centros que se preocupan por ofrecer a sus alumnos una atención particular tanto para su formación académica como para su desarrollo personal.
Sin embargo, quizá este concepto sólo llegue a aplicarse en todo lo que en sí mismo expresa, cuando cada alumno se sienta querido y valorado por sí mismo, independientemente de sus capacidades académicas. ¿Por qué? Porque todo individuo ha sido dotado de unos talentos y cualidades únicos. Si favoreciéramos su expresión sin excepción en nuestros centros educativos, nos admiraríamos de la gama de creatividad que se desplegaría. Y éste no sería el mayor logro, sino el que cada persona haya sido apoyada en el desarrollo de su riqueza particular y, por tanto, en la valoración de sí misma como lo merece.
¿Cuántos genios en la historia han fracasado académicamente? Por mencionar sólo algunos:
Albert Einstein (1874-1955). Premio nobel de física en 1921 y considerado el científico más destacado del siglo XX. Comenzó a hablar a los 3 años, por lo que se pensó que podía tener algún tipo de retraso. Cuando Einstein tenía 15 años. Un nuevo profesor, el Dr. Joseph Degenhart, le dijo que «nunca conseguiría nada en la vida». (Robinson A. , 2010)
Thomas Alva Edison. (1847-1931) Produjo más de 1000 inventos en su vida adulta (en promedio uno cada 15 días), entre otros la lámpara incandescente. En 1855 a los ocho años y medio Edison entra a la escuela. Después de tres meses de estar asistiendo, regresó a su casa llorando, informando que el maestro lo había calificado de alumno "estéril e improductivo". (Alder, 1990)
Winston Churchill. (1874 – 1965) Fue Primer Ministro del Reino Unido durante la segunda guerra mundial; considerado uno de los principales líderes mundiales del siglo XX; recibió el premio nobel de literatura en 1953. En 1880 uno de sus maestros escribió: "Es olvidadizo e irregular. Nunca triunfará". Estudió en el Harrow School, uno de los de mayor prestigio en aquella época. "Churchill no progresó mucho en Harrow, siendo regularmente castigado por su deficiente trabajo y su falta de dedicación. Tenía una personalidad independiente y rebelde y no logró alcanzar muchos méritos a nivel académico, suspendiendo diversas materias, excepto matemáticas e historia, en las cuales con frecuencia estaba colocado entre los mejores alumnos. Pero su negativa a estudiar los clásicos le impidió sacar más provecho." (Manchester, 1996)
Antonio Gaudí (1852-1926) es la máxima figura de la arquitectura catalana. Reconocido mundialmente por su obra maestra "La Sagrada Familia". Desde muy pequeño tuvo grandes dificultades de salud que no le permitían seguir el ritmo ordinario escolar por lo que no destacó académicamente, ni sus maestros pusieron atención en él. Su expediente académico fue regular, con algún que otro suspenso; Gaudí se preocupaba más de sus propios intereses que de las asignaturas oficiales. (Bassegoda i Nonell, 2002) En 1878, Elies Rogent, director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, dijo en el momento de otorgarle el título: "hem donat un tótol a un boig o a un geni, el ítemps ho dirá" (hemos dado un título a un loco o a un genio, el tiempo lo dirá). (Vargas, 2007)
John Lennon. Músico multi-instrumentista y compositor, saltó a la fama como miembro fundador de la banda de rock británica, "The Beatles". En la década de 1960 fue reconocida la más exitosa comercialmente y la más aclamada en la historia de la música popular. Con Paul McCartney se le recuerda como una pareja de compositores prominente del siglo XX. Asistió al Quarry Bank High School en Liverpool, donde era conocido como un alumno «despreocupado», que dibujaba historietas cómicas e imitaba a sus maestros. Al final del tercer año, su informe escolar lo definía: «Sin esperanzas. Un payaso en clase. Hace perder el tiempo al resto de los alumnos.» (Harry, 2000)
Bill Gates fundador de Microsoft menciona en una de las muchas entrevistas que le han hecho: "siempre fui mal estudiante". Por internet circula la siguiente viñeta:

Todos ellos fueron capaces de remontarse por encima de su sentimiento de fracaso y, quizá, con la concepción de sí mismos como tontos. Pero, ¿cuántos no lo han logrado? Hay un refrán que, más o menos reza así: "el que es burro en la escuela, lo será también en el trabajo." Cada vez que lo escucho me pregunto si este "estado de congelación" no se deberá al sello que este individuo recibió en su escuela al encontrarse con un fracaso escolar remarcado también por sus maestros y quizá por sus padres.
Significativo es lo que dice Ken Robinson: (cito en inglés). "Most students never get to explore the full range of their abilities and interests. Those students whose minds work differently - and we are talking about many students here; perhaps even the majority of them - can feel alienated from the whole culture of education. This is exactly why some of the most successful people you'll ever meet didn't do so well at school. Education is the system that is supposed to develop our natural abilities and enable us to make our way in the world. Instead, it is stifling the individual talents and abilities of too many students and killing their motivation to learn."
"... Too many graduate leave early, unsure of their real talents and unsure of what direction to take next. Too many feel that what they are good at isn't valued by schools. Too many think they're not good at anything." (Robinson, Ken, Ph.D.; Aronica, Lou, 2009)
Sería interesante indagar cuántos casos de depresión infantil o juvenil, de baja autoestima, de vidas desarrolladas en medio de complejos y frustraciones no se deba al "sello" que se recibió en la educación escolar o universitaria. Sospecho que nos sorprenderíamos del porcentaje tan alto.
Se crea una sociedad basada en un sistema axiológico materialista / utilitarista.
En continuidad con el desarrollo del apartado anterior, es claro que la selección de disciplinas y valores escolares así como su jerarquización en la malla curricular académica, ha sido definida para procurar – como dijimos más arriba – personas productivas.
Nuevamente citamos a Ken Robinson pues alguno de sus párrafos puede esclarecer nuestro análisis. Copio en inglés: "The education system in ….. most places in the world .... (presents) Three features (that) stand out in particular. First, there is the preoccupation with certain sort of academic ability. I know that academic ability is very important. But school systems tend to be preoccupied worn certain sorts of critical analysis and reasoning, particularly with words and numbers. Important as those skills are, there is much more to human intelligence than that.
The second feature is the hierarchy of subjects. At the top of hierarchy are mathematics, sciences and language skills. In the middle are the humanities. At the bottom are the arts. In the arts there is another hierarchy: music and visual arts normally have a higher status than theater and dance. In fact, more and more schools are cutting the arts out of the curriculum all together....
The third feature is the growing reliance on particular types of assessments. Children everywhere are under intense pressure to perform at higher and higher levels on a narrow range of standardized tests." (Robinson, Ken, Ph.D.; Aronica, Lou, 2009)
Fruto de esto es que la persona crece aprendiendo a anteponer la productividad a la comunión.
Si el alumno es "medido" por su rendimiento escolar, que es algo material y, además, le damos un lugar dentro de su grupo de acuerdo a su desempeño, es claro que le estamos transmitiendo el ser valorado por sus resultados materiales.
El futuro que espera a este conjunto de individuos es el de verse inmersos en un ambiente de competitividad profesional en el que "el más capaz" ocupará los primeros puestos y determinará qué oficio desempeñarán los demás. Cuando ese hombre ya no sirva a los fines productivos de la empresa, se deshará de él sin mayor miramiento a su persona. Sí es verdad que legalmente está regulado lo que materialmente se debe a quien se despide y, en muchos casos se cumple, sin embargo, la huella y el historial profesional de fracaso que queda en su vida y en su ser es imborrable.
No afirmamos con esto que las empresas tengan que mantener entre sus empleados a personas deshonestas o que no favorezcan el crecimiento de la empresa, simplemente decimos que, si desde el colegio se ayudara a cada uno a encontrar su talento particular, quizá no terminaría trabajando en lugares "equivocados" según sus capacidades.
Aseveramos además, que las relaciones interpersonales, sociales, no se han de encaminar a la productividad sino a la comunión. Si cada uno es respetado y valorado desde su talento particular y logra encontrar "su lugar" para contribuir a su grupo social, habrá relaciones más humanas, encaminadas al enriquecimiento mutuo y no tanto a la prepotencia de la competitividad o al interés de la productividad.


Invirtiendo los Efectos Personales y Sociales
Intuyendo las consecuencias de una educación escolar de comunión familiar
Ya dijimos en la introducción que al hablar de "comunión familiar" nos referimos a un ambiente intrafamiliar encaminado al desarrollo armónico de cada uno de sus miembros. Lo fundamental es que en la familia se reconozca a cada uno como persona, es decir, como un ser:
Diferente a todos, que merece todo respeto.
Que es un fin en sí mismo, llamado a su plenitud trascendente, a vivir en comunión eterna.
Con una riqueza individual única e irrepetible que, el desarrollarla y compartirla, es determinante de su realización personal.
Que no puede "ser poseído", y, por tanto, determinado por nadie.
Que necesita de los demás a fin de conocerse a sí mismo y aprender a ser don enriqueciendo y dejándose enriquecer.
Que merece ser valorado por sí mismo, no por su rendimiento y productividad.
La "comunión familiar" ha de ser promovida en cada familia por la pareja que, a su vez han de buscar reconocerse mutuamente como ese ser descrito antes. Los progenitores con los hijos, además, han de comprometerse con el crecimiento de cada uno de sus hijos desde el reconocimiento de las características de su ser personal. ¿A qué nos referimos? Veámoslo ilustrado en una tabla.
TABLA 4.1
Características del Ser Humano
Consecuencias de Padres a Hijos
Diferente a todos, que merece todo respeto.

Ha de ser conocido y tratado de manera particularísima instaurando con él también una relación personal, de tal manera, que se sienta y reconozca único e irrepetible; amado por sí mismo.
Que es un fin en sí mismo, llamado a su plenitud trascendente, a vivir en comunión eterna.

Enseñarle a conocer las características de su persona que le descubren como un fin en sí mismo llamado a la comunión eterna. Desde este conocimiento aprender a desarrollar los valores de su integridad como ser comunión desde su vocación natural a ser familia
Con una riqueza individual única e irrepetible que, el desarrollarla y compartirla, es determinante de su realización personal.

A cada uno ayudarle a descubrir sus talentos y cualidades naturales en los que se encierra su riqueza individual; darle la oportunidad de desarrollarla y de compartirla.
Que no puede "ser poseído", y, por tanto, determinado por nadie.

Ser consciente que el hijo, si bien necesita saberse perteneciente a una familia, tiene la necesidad de ser él mismo y de determinarse por sí mismo. Educar para ello su libertad
5. Que necesita de los demás a fin de conocerse a sí mismo y aprender a ser don enriqueciendo y dejándose enriquecer.
Enseñarle a vivir en comunión, primero dentro de la familia y, luego fuera de ella; descubrir que de todos se puede aprender.
6. Que merece ser valorado por sí mismo, no por su rendimiento y productividad.
Estimarlo por su dignidad de persona humana y no por la calificación de su comportamiento o rendimiento. Saberle reconocer y sentirse apreciado por sus talentos y capacidades particulares.

En la aplicación de la Pedagogía de Comunión Familiar sería necesario hacer una reflexión más extensa de cada una de estas cualidades y sus consecuencias sobre los educadores. Por ahora, sólo precisemos que, idealmente, una familia que tiene éxito en la creación de un ambiente así, suscitará en su seno a personas sanas, con un aprecio sincero por el matrimonio y la familia, por el rol de esposo(a) y de padre (madre).
"Una civilización más sensible a los valores de la persona que a los de la razón geométrica ve en la institución familiar una adquisición definitiva, el medio humano óptimo para la formación de la persona" (Mounier, Manifiesto al servicio del personalismo, 1965)
Somos conscientes que en nuestros días hace falta una extensa y profunda formación de cada persona para que logre, en su proyecto de vida, formar familias así. Éste pretende ser el primer cometido de un centro escolar de comunión familiar, tanto hacia las personitas que son estudiantes como hacia los padres de estos, cuando sea posible.
Desde su diseño particular – "Pedagogía de Comunión Familiar"- fomentará relaciones interpersonales, en todos los niveles, con las características descritas antes, poniendo al niño, en el centro de su labor. Por tanto el esfuerzo ha de ser de todos: de los directivos hacia el personal que labora; de los docentes hacia los estudiantes y hacia los padres de familia; de los estudiantes y de los padres de familia entre sí.
Desde esta Pedagogía, tres son los frutos que se vislumbran para el estudiante.
Se desarrolla creyendo en sí misma y, por tanto, aportando socialmente desde sus cualidades y talentos.
Creer en uno mismo es el fundamento de la autoestima que, a su vez, es la plataforma del desarrollo sano de la persona en toda la extensión de su ser, es decir, en su ser individual, familiar, social, profesional, trascendente.
Me he topado a lo largo de mi vida con personas cuyas formas de vida llevan los signos de quien ha dejado de creer en sí mismo: incapaces de buscar un trabajo que vaya de acuerdo al nivel de su preparación académica; o de ser estables laboralmente por romper con su responsabilidad ante el primer reto; personas humilladas continuamente por su pareja; sin autoridad moral sobre los hijos; hundidos en algún vicio….. Rascando en su historia, vas encontrando situaciones de vida pasada en las que "alguien", o los trató como un objeto o dejó de creer en ellos: un maestro, alguno de sus progenitores, algún familiar, su pareja…. Su comportamiento más común al encontrarse en este estado personal es el autodestructivo. Desgraciadamente, las personas que viven autodestruyéndose hacen daño a quienes los rodean y terminan siendo abandonados por los suyos si no es que aborrecidos.
Tratar a una persona como objeto o dejar de creer en ella, ¿no es lo que hacemos cuando manifestamos estima a un niño de acuerdo a sus calificaciones, es decir, a las metas materiales que le fijamos?
La Pedagogía de Comunión Familiar buscará valorar a cada persona por sí misma, independientemente de sus resultados. Reforzará el "creer en sí mismo" ayudándole a descubrir sus talentos y cualidades naturales y dándole el campo para desarrollarlos y compartirlos.
El descubrir los propios talentos, da un sentido a la vida, refuerza la credibilidad en uno mismo, el interés por el desarrollo personal y el aporte social.
Conocí a una chica de 16 años que, en su infancia, tuvo la desgracia de sufrir maltrato por parte de sus padres. En una ocasión la aventaron por una ventana provocando que una trituradora de basura la dejara sin brazos y sin piernas. Desde entonces la niña creció en una casa hogar, con una amargura más profunda que sus ojos negros siempre en alerta defensiva. Al cumplir 15 años, un matrimonio con 4 hijos, decide adoptarla. ¡Todo un reto familiar fue el lograr que esta niña aceptara confiar y recibir el cariño que le era ofrecido! Después de un año, Rosa había cambiado su actitud ante la vida. ¿Cuál fue el secreto? Sin duda lo más sobresaliente fue el amor lleno de paciencia desinteresada con que la trataron sus papás y hermanos; sin embargo, muy importante fue el interés que el padre mostró al ir creando todo tipo de artefactos para que nuestra protagonista pudiera valerse por sí misma: una silla de ruedas manipulable por ella con sus muñones; unos palillos gigantes y flexibles para comer por sí misma utilizando su barbilla hombro y boca; lo más admirable fue que le encontraron un oficio. También con palillos gigantes y haciendo una serie de malabarismos aprendió a doblar ropa, de tal manera que la contrataron en una lavandería. Poco a poco, el carácter de esta chiquilla cambió; sus ojos ya sonreían y acogían amistosamente. Un día alguien la invitó a contar su historia. Ante un auditorio de 400 papás con sus hijos, Rosa habló y conmovió a todos. A los pocos meses la conocí y me dijo: "Ya sé cuál es el sentido de mi vida. Estoy llamada a dar mi testimonio para que los papás sepan amar a sus hijos, a descubrir a cada uno en sus talentos, y que nadie se fije en lo que el otro no tiene sino sólo en lo que puede aportar a los demás. Todos tenemos algo con qué contribuir al bien de todos".
¡Benditos papás adoptivos que supieron descubrir en ella sus talentos y la llevaron a creer en sí misma!
La Pedagogía de Comunión Familiar quiere invitar a todos los padres y maestros, a tener esta misma actitud creativa aunque tan retadora hacia nuestros niños.

Se encamina a su realización humana a través de su vocación natural de esposo(a) y padre (madre) como ser comunión.
Creer en uno mismo implica, no sólo confiar en las propias capacidades profesionales o académicas sino entender el alto rango de dignidad personal que le corresponde como individuo y, por tanto, valorar el inigualable estilo de vida en familia al que toda su naturaleza humana tiende y aspira como algo propio de su esencia.
Ya dijimos que, ante todo, somos seres – comunión.
Podemos mencionar tres características de la persona que confirman esto.
La diferencia entre un hombre y una mujer. No sólo la diversidad en su cuerpo, sino también en sus especificidades espirituales y psicológicas. ¿Por qué son diferentes? Porque se pertenecen, se corresponden para complementarse, donarse y, así, vivificarse mutuamente a través de su comunión.
Ambos están dotados de un sistema reproductor diferente y que necesita del otro para complementarse a fin de hacerse apto para dar la vida a nuevos seres humanos. Sus órganos genitales diferentes y complementarios permiten a cada esposo proveer el 50% necesario para el nuevo ser. No sólo es esto lo que les lleva a buscar la unión entrambos es también esa necesidad que toda persona sana experimenta de "querer ser fecunda". Y, un hombre o una mujer, por sí mismos, fracasan en el intento; lo mismo sucede a dos mujeres o a dos varones. La fecundidad, por tanto, sólo se puede dar en la unión de las características específicas del hombre y de la mujer.
El esposo y la esposa se desean como compañeros de vida; desean vivir juntos, ayudarse, comprenderse, apoyarse, enriquecerse el uno al otro. Hay en la persona sana una necesidad emocional a rehuir la soledad. El hombre y la mujer, nuevamente, se perciben complementarios y, de alguna manera, necesarios el uno al otro.
De estas tres características concluimos que los varones y mujeres saludables, sienten la necesidad de hacerse pareja de otro que le complemente y complete para su fecundidad, a esto es a lo que llamamos "vocación natural a ser esposo / esposa". No sólo nos referimos al término autentificado por un certificado civil o religioso, sino al concepto que nos revela que en él hay unas características para ser compañero, apoyo, amigo, amante, complemento de una mujer y en ella, lo análogo para él.
De la relación de esposo – esposa, se acentúa el deseo de ser fecundos pues el amor experimenta la necesidad de amar a otro con el amor nuevo que se crea del amor entrambos. Esto es lo que llamamos "vocación natural a ser padre / madre."
La familia inicia con la unión de la pareja que se ofrecen como esposo – esposa para toda la vida, y se completa con la llegada de los hijos. La comunión familiar se origina cuando la pareja se dona mutuamente formando una "comunidad de amor" y, se mantiene al enseñar a sus hijos a entregarse igualmente. Cabría decir, por tanto, que todo niño tiene el derecho de nacer en el seno de una familia, es decir, en la hondura del amor entre un esposo y una esposa; todo niño merece contar, para su desarrollo sano, de la presencia de su padre y de su madre dentro de una familia estable a lo largo de toda su vida.
La plenitud mayor que alcanza un hombre y / o una mujer en esta vida, es en una relación de esposos ocupados mutuamente en darse vida a través del amor y comunión entre ellos y con los hijos, a fin de procurar la felicidad de todos. Se entiende que esta misión de los esposos queda trunca, incompleta y fracasa cuando la comunión entre ellos no es vitalicia, ya que toda persona requiere recibir dicha vida de comunión, que se traduce en experiencia de plenitud, durante todo el tiempo de su estancia en la tierra.
De lo anterior se infiere la importancia de despertar en los estudiantes, desde su primera infancia, aquello que les capacite para formar, en un futuro, familias sanas.
Me permito recordar que en el apartado 2.3 de esta tesina explicamos cómo y cuándo la persona que no forma una nueva familia, alcanza su plenitud personal.
Concluimos afirmando que en la Pedagogía de Comunión Familiar, buscamos que la persona se valore como comunión, por tanto, en, desde y para la familia. Que se valore en su vocación natural como esposo(a) y padre (madre), haciéndose así, más capaz de formar – en el futuro - una familia personalista y comunitaria.
Logra una mejor relación consigo mismo y con el mundo que le rodea, base de la paz personal y social.
Hay un movimiento católico, "Los Focolares" que han fundado alrededor de 12 ciudades en todo el mundo. Las llaman "Mariapolis". En ellas se promueve la comunión. La primera nació en Loppiano Italia, en 1964. Como es de todos conocido, Chiara Lubic tuvo la visión del carisma de este movimiento que es "la unidad" y, lo primero que fomenta, es la integración familiar, como comunión de amor.
¿Cómo nacieron las Mariápolis? En agosto de 1962, en Einsiedeln, Suiza, admirando desde una colina la Abadía benedictina de Einsiedeln – expresión del ideal social de San Benito –, Chiara Lubich había intuido que también la Mariápolis podría encarnarse en forma permanente, como pequeñas poblaciones con todos los elementos de la vida moderna: casas, escuelas, industrias, negocios, etc, que en conjunto expresaran el ideal de una sociedad basada en el amor recíproco.

Mariápolis Lía, en O'Higgins, (Buenos Aires, Argentina), inició en enero de 1968, y cuenta hoy con 220 habitantes estables, distribuidos en tres barrios, con sus casas, industrias e infraestructura para actividades sociales y culturales, incluida la Escuela Gen, a disposición de quienes quieren conocer o compartir esta experiencia de acuerdo a sus posibilidades. Sobre todo ha sido, desde el comienzo, una escuela de formación en la cultura de la unidad, por la que en estos 44 años de vida han pasado, entre otros, más de 4000 jóvenes en su curso anual y más de 1.000.000 de visitantes.
Entre los 220 habitantes estables de la ciudadela hay profesionales, obreros, jóvenes, adultos, familias, consagrados, aunados por el mismo propósito de constituir un boceto de sociedad renovada por el mandamiento del amor recíproco. Su proveniencia es de lo más variada, pero en particular de América Latina. Vinculados de distintas maneras en grupos comunitarios, además de las tareas de cada uno en actividades productivas, culturales, religiosas o recreativas, propias de toda convivencia humana, en conjunto están al servicio de todo el Movimiento y de cuantos quieran interesarse en este estilo de vida. En efecto, además de los habitantes estables, hay un constante sucederse de personas y grupos que, por períodos más o menos breves, encuentran en la ciudadela los espacios ideales para convivencias, congresos, campamentos, cursos, como también períodos de descanso y reflexión. Para ello la Mariápolis cuenta con casas de huéspedes con capacidad de albergue para 500 personas.
Algunos de los testimonios de los alumnos de la Escuela Gen 2012 son los siguientes: "Aquí descubrí que puedo ser un don para los demás y que la fraternidad es posible. Por eso, ahora que vuelvo a mi país no sé todavía qué actividad haré, pero sé que sin duda, adonde vaya, puedo ser semilla de este nuevo mundo que aquí experimenté". A su vez Silvio se lleva la experiencia de "una familia muy grande que me ayudó a descubrir el sentido y el valor de mi vida y de la de los demás, arrancándome del egoísmo". Mariana destaca la posibilidad que fue para ella de "crecimiento constante como persona en una formación integral, no sólo académica, sino en el trabajo de convivir día a día en la diversidad, que por otra parte entusiasma". Es la desafiante perspectiva que abren estos exalumnos 2012 a los jóvenes que inician la Escuela 2013. (Mariapolis)
A casi 50 años de distancia de la fundación de este pueblo podemos constatar ciertas características que no encontramos en nuestras urbes modernas: personas más sanas psicológicamente; mejor dotadas de una inteligencia emocional que favorece las relaciones interpersonales. Es un pueblo en el que se respira "paz" y se aprende la comunión y, por tanto, se promueve la fraternidad.
No pretendemos decir que donde no haya rupturas familiares dejará de haber personas trastornadas, pues sabemos que existen patologías que no dependen del ambiente familiar.
Lo que sí podemos augurar es que si logramos a través de la Pedagogía de Comunión Familiar formar sociedades conformadas por seres humanos más identificados con su ser comunión, en camino de experimentar su realización humana en la familia, tendremos un mundo más feliz; en el que las personas se relacionarán con más paz y serenidad. Sociedades más sanas, más armónicas, de comunión pacífica.
Investiguemos los valores que postula esta pedagogía
Todos ellos se orientarán a la responsabilidad familiar. ¿Qué queremos decir con este concepto? Es la conciencia de la necesidad de educar a la persona dentro de un sistema de valores acorde con la dignidad humana y la sustentabilidad ecológica familiar.
Idealmente los estudiantes que así sean formados, podrán - a futuro – lograr que se adopte dicho sistema de valores como base operacional en todos los ámbitos de la vida: económico, laboral, profesional, legal … etc.
Expliquemos los términos mencionados en la definición de responsabilidad familiar:
Sistema de valores:
Sistema: conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí.
Valor: cualidad de algo, en virtud de la cual, al poseerlo le enriquece material o personalmente.
Sistema de valores: conjunto de cualidades que enriquecen al ser que las poseen.
Dignidad humana:
Dignidad: se refiere al valor esencial que algo o alguien posee ontológicamente.
Humano: es lo que pertenece al hombre.
Dignidad humana, es el concepto con el que nos referimos a aquellos valores que corresponden ontológicamente a la persona humana y, sin los cuales, su realización y plenitud personal quedaría destruida.
Sustentabilidad ecológica familiar:
Sustentabilidad: sustantivo que expresa sostener, mantener en la vida algo a lo que va ligado.
Ecología: la ciencia que se ocupa de proteger la destrucción irracional del ambiente natural.
Ecología familiar: Término inferido de "ecología humana", mencionado por Juan Pablo en la Centéssimus Annus al hablar de la necesidad prioritaria de proteger la destrucción irracional del ambiente humano. "Nos esforzamos poco para salvaguardar las condiciones morales de una auténtica ecología humana" Y, más adelante: "La primera estructura fundamental a favor de la «ecología humana» es la familia, en cuyo seno el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende qué quiere decir amar y ser amado, y por consiguiente qué quiere decir en concreto ser una persona. Se entiende aquí la familia fundada en el matrimonio, en el que el don recíproco de sí por parte del hombre y de la mujer crea un ambiente de vida en el cual el niño puede nacer y desarrollar sus potencialidades, hacerse consciente de su dignidad y prepararse a afrontar su destino único e irrepetible. En cambio, sucede con frecuencia que el hombre se siente desanimado a realizar las condiciones auténticas de la reproducción humana y se ve inducido a considerar la propia vida y a sí mismo como un conjunto de sensaciones que hay que experimentar más bien que como una obra a realizar. De aquí nace una falta de libertad que le hace renunciar al compromiso de vincularse de manera estable con otra persona y engendrar hijos, o bien le mueve a considerar a éstos como una de tantas «cosas» que es posible tener o no tener, según los propios gustos, y que se presentan como otras opciones.
Hay que volver a considerar la familia como el santuario de la vida. En efecto, es sagrada: es el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano. Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la cultura de la vida." (JPII, Centesimus annus, 1991)
Por tanto, ecología familiar se refiere a proteger la destrucción irracional de la familia, considerada ésta, "como el hábitat o ecosistema del ser humano: la cuna, casa y escuela de la vida humana."
Al referirnos a la "sustentabilidad ecológica familiar", queremos decir que se requiere un sistema de valores que mantenga viva la lucha por evitar la destrucción irracional de la familia.
Deseamos, por tanto, lograr que los alumnos que se eduquen bajo la Pedagogía de Comunión Familiar, adquieran - por ósmosis – la responsabilidad de promover y defender la familia en sus vidas personales y en todos los ámbitos específicos en los que la persona desarrolla su vida personal y social: educativo, legal, médico, recreacional y deportivo, ….
El sistema de valores que hará posible que adquieran esta responsabilidad son los siguientes:
La comunicación de bienes.
Se refiere a valorar a cada persona como un ser comunión, lo cual significa fundamentalmente reconocer en él dos aspectos:
Su necesidad del amor y don particular de los demás.
Juan Pablo II en su primera Enciclica Redemptor Hominis menciona que "El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente." (JPII, Redemptor Hominis, 1979)
Las investigaciones demuestran que cuando al ser humano le falta la experiencia de ser amado, se hace un desconocido para sí mismo y, termina sintiéndose tan despreciable, que prefiere la muerte.
La persona se reconoce a sí misma, con su valía personal y su trascendencia a través de los demás. Es desde el amor que la persona aprende a creer en él, a encontrar sentido a su vida, a saberse valioso, a querer aportar.
Por tanto, todo hombre, desde su primera infancia necesita de los demás. Quienes le rodean han de hacerse don para ese niño y para esa persona, cuando madure.
La Pedagogía de Comunión Familiar, propone un ambiente escolar en el que el estudiante, no sólo sea atendido desde la enseñanza y educación colegial por sus maestros, sino que se experimente amado, es decir, valorado por sí mismo; que experimente el don de quienes le tratan a él como persona.
El segundo aspecto a reconocer en la persona por la comunicación de bienes es:
Su riqueza particularísima por la que se hará don único e irrepetible constituyéndose así como un ser indispensable en su mundo.
Con mucha frecuencia he escuchado que "nadie es indispensable en la vida." Esto se afirma cuando se quiere hacer alusión a la indiferencia de que una persona u otra se ocupe del mismo oficio. Sin embargo, si consideramos que la vida no es ocuparse en oficios sino enriquecerse mutuamente y que cada persona es única e irrepetible, tenemos que aceptar que, todos somos indispensables.
Esta realidad se hace más patente cuando en una familia, cada hijo es particular. Si fallece uno, nadie se atreve a decir: "no importa, al fin que tienes otros; o ya vendrá algún otro hijo". Aunque se tengan o vengan más, cada hijo es tan particular que no se le puede sustituir por nadie.
Lo mismo podrían decir los hijos respecto a sus padres, si falta uno de ellos, nadie puede suplirlos. Aunque llegara alguien a ocupar su lugar, el progenitor perdido será siempre alguien faltante, alguien recordado por sus características particularísimas e irrepetibles.
Por tanto, si podemos afirmar que cada hijo y cada padre de familia es indispensable o insustituible en su mundo, también lo es en "el" mundo. ¿Qué sería de los avances tecnológicos si en el mundo no hubiésemos tenido a un Einstein; o en la medicina no contáramos con la contribución de Alexander Fleming o Robert Koch, o en la música con Beethoven o Mozart; o si Juan Pablo II o Madre Teresa de Calcuta no hubieran existido? Es verdad que una infinidad de personas mueren en el anonimato, sin embargo, cada una dejó una huella – para bien o para mal – en el mundo al que pertenecieron. Todos fueron indispensables e insustituibles.
En la Pedagogía de Comunión Familiar deseamos que cada persona sienta que su contribución es única porque su riqueza personal es diferente a la de todos los demás y, quienes formamos parte de su mundo, necesitamos de ella al igual que él, necesita de la nuestra.
La Solidaridad:
"El principio de la solidaridad es el de la ayuda mutua en orden a fortalecerse mutuamente. La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de la persona humana, a la igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres y de los pueblos hacia una unidad cada vez más convencida. Nunca como hoy ha existido una conciencia tan difundida del vínculo de interdependencia entre los hombres y entre los pueblos, que se manifiesta en todos los niveles" (Santa Sede, 2005)
Es interesante recordar que los Mayas expresaban el concepto de unidad y solidaridad en un saludo diario: "In lak'ech" que significa: "yo soy otro tú", al que contestaban: "hala ken", es decir, "tú eres otro yo."
Si "yo soy otro tú" y "tú eres otro yo", está claro que estaremos los dos dispuestos a hacer el uno por el otro lo que haríamos por nosotros mismos.
En África del sur de origen Zulú y Xhosa (Africa Fundación) usan también un concepto que refleja su concepción de la vida como de un camino en el que se avanza conjuntamente. El término es, "Ubuntu" y significa: "soy porque nosotros somos"
Esta expresión debería poder decirla cualquier hijo en su familia: "soy porque nosotros somos." Es decir, mi identidad personal viene de mi experiencia de pertenencia a mi familia; mi seguridad personal se deriva de la protección recibida en mi familia; mi objeto de vida y la fe en mi capacidad de realizarme procede del sentido trascendente mamado en mi familia.
Solidaridad, por tanto, es una virtud social que brota de haber captado que las personas somos interdependientes. Nadie puede por sí mismo alcanzar metas sociales; es necesario apoyarse los unos en los otros. Ser solidario es ser capaz de "meter el hombro" junto con el otro. Es contraria al egoísmo y se refleja en el servicio que busca el bien común apoyándole en sus carencias espirituales o materiales.
"La solidaridad implica afecto: la fidelidad del amigo, la comprensión del maltratado, el apoyo al perseguido, la apuesta por causas impopulares o perdidas, todo eso puede no constituir propiamente un deber de justicia, pero si es un deber de solidaridad."
Un análisis del valor de la solidaridad nos ofrece los siguientes componentes esenciales:
Compasión: porque la solidaridad es un sentimiento que determina u orienta el modo de ver y acercarse a la realidad humana y social, condiciona su perspectiva y horizonte. Supone ver las cosas y a los otros con los ojos del corazón, mirar de otra manera. Conlleva un sentimiento de fraternidad, de sentir la empatía por el dolor de los otros.
Reconocimiento: no toda compasión genera solidaridad, sólo aquella que reconoce al otro en su dignidad de persona. La solidaridad así tiene rostro, la presencia del otro demanda una respuesta.
Universalidad: "La desnudez del rostro", la indefensión y la indigencia es toda la humanidad y simboliza la condición de pobreza de esfera intimista y privada." (Bonhome)
Vivir en comunión presupone la solidaridad y, por tanto, la disposición de fidelidad.
La Pedagogía de Comunión Familiar ha de fomentar la solidaridad en todas sus formas, de tal manera que los alumnos la aprendan no sólo teóricamente sino en la vida diaria.
La Magnanimidad.
Entendida como "grandeza de ánimo", ha de caracterizar las relaciones familiares. "Es la virtud por la cual se aspira a cosas grandes y se llevan a cabo a pesar de las dificultades. La persona magnánima mira siempre lejos, amplía horizontes, se enfrenta a peligros reales y grandes sin titubear en el sacrificio incluso de la propia vida. …. El magnánimo:
Menosprecia las pequeñas aspiraciones que desgastan el alma en empresas sin envergadura.
Está por encima de las vicisitudes del mundo.
No se desanima ante la adversidad ni aspira a los premios puramente humanos.
Desprecia el reconocimiento del mundo.
No se desalienta por el deshonor y olvida las afrentas.
Tiene capacidad de sacrificio, y renuncia a las cosas del mundo antes que abandonar la virtud.
Sabe perdonar y devuelve bien por mal.
Los padres magnánimos son los mejor capacitados para "hacer familia"; para hacer de la casa un lugar de amor y de confianza. Un lugar al que todos – cónyuges e hijos – desean volver. Los padres magnánimos son los que verdaderamente llevan a la práctica la auténtica "ecología familiar".
A través de la Pedagogía de Comunión Familiar, queremos promover en los maestros y alumnos estas actitudes de tal manera que sepan comprometerse en sus relaciones intrafamiliares y hacer que su solidaridad sea auténtica, hasta el final. Sólo así, los alumnos llegarán a ser esposos y padres magnánimos.
El Diálogo y el discernimiento conjunto.
El ser humano experimenta en su interior una aspiración, nunca satisfecha, de búsqueda de la verdad. El hombre quiere y siente la necesidad de caminar en su vida hacia su realización personal: "ser un hombre de bien"; "llegar a ser un hombre de provecho". "Dejar un grano de arena en esta vida." En la Verdad, se encierra el Bien que su corazón anhela y la Belleza, fuente de gozo y armonía interior.
Todo el esfuerzo que la humanidad ha hecho de ofrecer centros de educación, van encaminados a ayudarnos mutuamente a despertar nuestras facultades y encaminarlas por el sendero de investigación a fin de que "la humanidad", no sólo cada individuo, avance en su aproximación a la verdad.
Por tanto, el ser humano como "ser comunión" prefiere andar con otros los escarpados caminos del estudio e indagación. Es necesario para ello aprender a escuchar y dialogar. Éste comienza al aceptar que el otro tiene, como yo, la capacidad de acercarse a la verdad; que – desde su habilidad – accede a ella aunque desde perspectivas diversas de las mías. Si los dos nos escuchamos, iremos enriqueciéndonos para adentrarnos en profundidades cada vez mayores.
Una persona que no sabe dialogar, ni aceptar la alteridad, es un pobre individuo que se moverá en el reducido espacio de su limitación personal. Sin embargo, quien acepta enriquecerse de otros, ampliará sus posibilidades y llegará más lejos.
La familia que no sabe dialogar termina en una ruptura.
Discernimiento significa reflexión ponderada sobre un asunto, buscando comprenderlo, hasta donde nuestra limitación permita, en su mayor amplitud y precisión posible.
El discernimiento es conjunto cuando dicha reflexión se toma como proyecto común. Por supuesto, este discernimiento es inútil si no se reconoce en los otros su capacidad de aportar válidamente; si no se está dispuesto a escucharlo y acoger su visión y opiniones; si no se tiene la apertura para admitir cambiarse de perspectiva hasta "entender" al otro y, así, corregir lo propio o, contribuir a engrandecer lo ya recibido del otro.
En la Pedagogía de Comunión Familiar se buscará que maestros y alumnos sean capaces de valorar a todos independientemente de sus mayores o menores cualidades. De esta manera, se promoverán ambientes de enseñanza que promuevan la investigación en grupo en el ejercicio continuo del diálogo y discernimiento conjunto.
Esperamos así que, al formar una familia, los alumnos estén mejor capacitados para dialogar con sinceridad, abiertos siempre al mayor bien de todos haciendo imperar la verdad.
La reconciliación como camino natural de crecimiento en la estima y amistad.
Las relaciones interpersonales son indispensables en la vida de las personas. Un "ser comunión" no puede comulgar con otros si no se relaciona con ellos. El hombre – lo hemos dicho ya muchas veces – es un ser dialogal, un ser social. Necesitamos, por tanto, formar expertos en el diálogo y en las relaciones humanas no como diplomacia sino como compromiso de valoración sincera del otro.
Es verdad que los conflictos, los desacuerdos, los enojos …. entre las personas son lo más común. Hay muchos factores que intervienen. Quizá contribuye a ello un sistema educativo y de vida en el que hace que cada uno aspire a ser el mejor. El orgullo personal se exacerba cuando anida en el interior la necesidad de verse superando a los demás. Desde este ángulo, es difícil aceptar:
Aprender de otros, mucho más cuando están debajo de mí o los considero menos preparados o con menos experiencia. La falsa creencia de que el que más sabe es el que más vale, nos hace sentirnos "perdedores" al aceptar que el otro me aporta.
Que alguien nos corrija o participe con una opinión contraria, nos hace sentir disminuidos o devaluados porque creemos que, al no reconocerse que llevamos la razón, se nos coloca en una posición inferior frente al grupo.
Ceder por el bien de la verdad o por ser aspectos intrascendentes y accidentales o porque, de no hacerlo, la relación con el interlocutor se verá dañada. El creerme superior a los demás o querer verme así, nos hace sentir que el ceder – por cualquier de estas razones – es permitir que el otro "quede por encima de nosotros" y esto es perder.

Optimismo en las aspiraciones de realización personal.
Hay un librito de Palabra Ediciones escrita por Martín Irure sobre los optimistas que puede iluminarnos para reflexionar en este valor. Comentemos brevemente algunas ideas de las que él ofrece. El vocablo "optimismo" viene de "óptimo" que es el superlativo de bueno pasando por lo mejor. Por tanto, lo óptimo es lo bueno por excelencia.
¿En dónde nace? En el corazón de la persona que confía y cree en sus propios valores. Entonces crece la esperanza y produce frutos de amabilidad, servicio y bondad. El optimismo da sentido a la existencia, ve las situaciones, las cosas y las personas de manera positiva - sin apartarse de la realidad -, pone un tono sereno y sencillo en lo que realiza, da equilibrio a sus cualidades y se comporta con afecto y entrega a los demás.
Algunas características del optimista:
Mira el lado bueno de las personas, situaciones y acontecimientos.
Tiene más éxito en el trabajo, supera mejor las adversidades.
Prefiere pertenecer a grupos de amigos, de trabajo y de diversión.
Da gracias a la Vida, a las personas con quienes convive y a Dios, si es creyente.
Vive el momento presente que es lo único que puede disfrutar. (Irure, 2010)
"El optimismo es un elemento vigorosamente constructivo cuya influencia en el individuo equivale a la del sol en la vegetación." Es claro que creer en uno mismo es la fuente de la luminosidad y gozo en la lucha de la vida.
"El optimista cree en los demás y el pesimista sólo cree en sí mismo." (Chesterton, 2012) Esta frase de Chesterton me parece que hunde sus raíces en la convicción de que el pesimista no ha encontrado quien crea en él y, como defensa personal, se aísla menospreciando a los demás con el temor de ser menospreciado.
Mucho he reflexionado en cuánta fe en uno mismo podemos robar a los alumnos cuando sólo encuentra fracasos académicos y se le enfatizan y se ve evidenciado frente a sus compañeros. Tengo la convicción de que hay causas, de los más variadas detrás de estos casos y, desgraciadamente, he encontrado muy pocas instituciones educativas que se comprometan sinceramente con los alumnos para identificar las raíces de su falta de éxito y ofrecerles un camino de superación o alternativo que alimente la fe y credibilidad en ellos mismos. Al no hacerlo ignoramos la dignidad de la persona y manifestamos no creer que él posee – en sus cualidades y talentos – una riqueza única e irrepetible que todos necesitamos.
A través de la Pedagogía de Comunión Familiar, deseamos comprometernos con cada alumno ayuda a adquirir una alta credibilidad en sí mismo conociendo el camino por el que ha de alimentar esta fe en él. Esto implica:
Indagar sus áreas más fuertes de triunfo personal. Diseñar una estrategia para que tenga la oportunidad de expandir su creatividad en esa área, todo lo que sea posible.
Buscar el origen de sus faltas de éxito académico o en alguna otra área, plantear un programa de mejoramiento efectivo hasta donde sus capacidades lo permitan.
Asegurar que sus áreas de triunfo le comunican una experiencia interior de fe y credibilidad en sí mismo y le abren caminos en los que pueda encontrar su pasión de vida.
Desterrar de los métodos didácticos y pedagógicos toda evidencia de fracaso, de menosprecio o menos valoración en relación con sus compañeros y con sus posibilidades en la vida.
Ayudar a los papás a no centrar su interés en un triunfo académico del hijo sino en proporcionarle los medios para que sea un triunfador desde sus posibilidades personales.
Será de gran utilidad a estos fines que las instituciones educativas con una Pedagogía de Comunión Familiar sean de inclusión y, por tanto, eduquen a sus maestros y alumnos a respetar y ofrecer a cada niño con capacidades diferentes los medios para que triunfe desde sus posibilidades personales.


El crecimiento espiritual
La persona humana es una unidad de cuerpo y espíritu. Gracias a éste es un "ser comunión", un "ser familia", creado para una existencia eterna en comunión con su Creador y, desde él, con toda la familia humana.
Esta comunión significa unión de visión, de intereses, de principios de vida, todos ellos en consonancia con la dignidad de la persona que, en sí misma, experimenta la necesidad de conocer la Verdad, vivir en el Bien y disfrutar de la Belleza. En filosofía, a ésta tríade, se le denomina: "los trascendentales". Su nombre proviene del reconocimiento de que estos tres grandes Bienes están más allá de la capacidad natural de la persona para llegar a poseerlos y, por tanto, sólo se les abrazará plenamente cuando termine la vida temporal y comience la eterna. Sin embargo, el hombre encuentra en sí como una brújula que le pide buscar, ir en pos – continuamente – de estos trascendentales. ¿Cómo hacerlo? Fomentando la comunión porque ella nos aporta, en sí misma, verdad, bien y belleza.
Todo lo que nos acerque a estos trascendentales nos aproxima a nuestra plenitud y, por tanto, a Dios.
La vida espiritual es, por tanto, el camino por el que la persona busca poseer la Verdad, el Bien y la Belleza, es decir, busca a Dios y el tener una experiencia particular de Él.
Juan Pablo II nos dice: "La estructura misma del ser humano comporta una necesidad de verdad en su obrar."
¿Qué relación hay entre la necesidad de poseer estos trascendentales y el ser comunión? Juan Pablo II nos puede ayudar a responder con estos párrafos.
"Con la institución del matrimonio uno e indisoluble, Dios ha querido hacer partícipe de sus prerrogativas más altas al hombre, que son su amor por los hombres y su facultad creadora. Tiene por ello una transcendente relación con Dios, en cuanto que viene de Él y está ordenado a Él. ….. El matrimonio, nacido del amor creador de Dios, encuentra su ley fundamental y su valor moral en el auténtico amor recíproco, por el que cada uno de los cónyuges se compromete con todo su ser a ayudar al otro; en el deseo común de interpretar fielmente el amor de Dios, creador y padre, engendrando nuevas vidas."
Sería muy largo seguir copiando textualmente lo que continúa diciendo el Beato. Parafraseándolo, afirmamos que es en la relación con Dios donde los esposos encuentran la fuerza para saber vivir una caridad auténtica: primero hacia Dios, hacia los hijos y la caridad mutua, "por la que", - continúa el Papa – "cada uno procura el bien del otro y se adelanta a sus deseos, sin imponer arbitrariamente su propia voluntad." (JPII, La familia cristiana en las enseñanzas de Juan Pablo II, 1989)
La Pedagogía de Comunión en su labor de desarrollar la vida espiritual en los alumnos pretende:
Despertar la conciencia de la existencia de un ser supremo que es, La Verdad, El Bien y La Belleza que el hombre, en su sed de comunión aspira alcanzar.
Enseñarle a vivir su vida en una relación de diálogo con Él que busca llevarlo a experimentar y participarle el don de sí mismo por el amor y su capacidad creadora.
Hacer que la apertura a la Verdad, al Bien y a la Belleza se viva en "comunión" y luzca igualmente su fruto en el amor a los demás, manifestado en el don de uno mismo para la felicidad del otro.
Desde esta visión, todos los valores descritos ahora podrán germinar en el interior de la persona casi por sí mismos.
De aquí se podría hacer una reflexión hermosa sobre la base de ecumenismo que la Pedagogía de Comunión Familiar puede propiciar. Además, desde estos principios, comunes a todo hombre, se puede ahondar en la comprensión del propio credo.
Al final se anexa una aplicación de esta concepción de la vida espiritual, a la fe cristiana como ejemplo de reflexión para trasvasarlo a otras creencias.

Definamos el Ideario de la Pedagogía de Comunión Familiar y su aplicación.
¿Qué se entiende por Ideario? Es el repertorio de las principales ideas de un autor, de una escuela o de una colectividad. En nuestro caso, el conjunto de creencias y principios sobre los que se asienta el programa educativo y didáctico. Se expresa en los siguientes tres elementos.
Visión / Misión / Principios Guía
Visión
La Pedagogía de Comunión Familiar visiona grupos sociales conformados por familias personalistas comunitarias, que respeten las características esenciales de la familia y en las que las personas sean valoradas y promovidas desde su esencia como personas, y no desde parámetros materialistas y utilitarios.
Misión
La Pedagogía de Comunión Familiar promoverá centros educativos organizados alrededor del concepto de la persona como un ser comunión. Se ofrecerá a los alumnos el ambiente adecuado para estimar a la persona más por su capacidad de comunión que de productiva profesional; que cada alumno llegue a valorarse a sí mismo desde su riqueza particular con el deseo prioritario de desarrollar su vida desde su vocación natural a ser familia como esposo(a) / padre (madre).
A la vez la Pedagogía de Comunión Familiar propiciará un alto nivel académico combinado con la oportunidad de desarrollar las habilidades y talentos particulares de cada niño.

Principios Guía
Servimos al niño, a su familia actual y a la que vaya a formar en un futuro.
Reconocemos que la persona, por tanto cada niño, vale por sí mismo, no por sus logros. Todos necesitamos vivir en comunión y, por tanto, cada uno merece ser amado y valorado por ser un fin en sí mismo llamado a su plenitud en la comunión eterna.
A ser comunión se aprende principalmente en y desde la familia. En el colegio reproduciremos los valores más propios de ésta, para educar a crear familias personalistas comunitarias, que sean verdaderas comunidades de amor.
El niño llegará a ser el esposo(a) / padre (madre) que nosotros forjemos. Ésta es la vocación natural e inmutable de toda persona como ser comunión y es condición de realización personal. (Cfr. Apartado 2.3 de esta tesina).
Estamos comprometidos con cada niño, único e irrepetible. Esta unicidad constituye su máxima riqueza y la de quienes vivimos en comunión con él.

Aplicando la Pedagogía de Comunión Familiar
Sobre la estructura institucional escolar.
Todos los elementos que conforman estos colegios, han de favorecer el que las personas que accedan a ellos, capten el ambiente que se ha de vivir en una familia. Caracterizado por los valores descritos anteriormente. (Cfr. Apartado 4.2)
Para ello se procurarán los siguientes recursos específicos:
Directivos y docentes capaces de valorar a la persona humana en su totalidad; que vivan realizando su vocación natural de esposo(a) padre (madre) y estén interesados en promover la familia.
No significa necesariamente que estén casados sino que, como ya hemos afirmado, comprendan la antropología de la persona humana; que quieran comprometerse con cada niño y con cada familia a ser comunión, a descubrir su riqueza particular y desarrollarla para encontrar su plenitud personal.
Docentes que funjan como asesores.
Estas escuelas dedicarán a tantos docentes cuantos sean necesarios para que den un seguimiento particularizado a cada alumno(a) y a cada familia en todos los ámbitos de sus personas. A ellos les competerá asesorar a los papás sobre la vivencia de los valores intrínsecos en la Pedagogía de Comunión Familiar para que, en base a ésta, elaboren un proyecto educativo familiar y personal con cada hijo.
Los asesores además se especializarán en la orientación familiar y matrimonial comprendiendo que el crecimiento del niño comienza en la armonía conyugal de sus papás y en la buena relación con cada uno de ellos. Se esforzarán, hasta donde sea posible, para que cada familia sea personalista comunitaria.
Departamento de psicología pedagógico de comunión familiar.
Formado por un equipo de psicólogos especializados en el área educativa – pedagógica auxiliados por terapistas familiares que hayan hecho suyos los valores y principios de la Pedagogía de Comunión Familiar. Su principal cometido será:
Apoyar a los docentes para conocer al niño en sus características personales, en sus cualidades y talentos; detectar las causas de cambios emocionales significativos o de una baja en su rendimiento académico o de una dificultad en sus relaciones interpersonales. En todos los casos se esforzarán por ofrecer caminos de mejora.
Complementar el trabajo de los asesores con los matrimonios que requieran una atención más especializada y / o terapéutica de manera puntual o periódica.
Especialistas en la formación espiritual
Nos remitimos a lo que se expuso en el apartado 4.2.7 de esta tesina. Se trata de contar con personas que logren captar lo que allí se expone para guiar a los alumnos a hacer una experiencia de la vida espiritual entendida de esa manera.
La Pedagogía de Comunión Familiar quiere fomentar colegios en los que quepan familias y, por tanto, alumnos de todos los credos acordes con la familia personalista comunitaria. Luego, cada colegio, de acuerdo al número de papás interesados en que sus hijos reciban una formación más específica de su credo particular, podrá organizar clases con esta materia. En México prevalecen los católicos y no sería extraño que un número significativo de papás deseen que sus hijos reciban una formación en la fe católica. Esto es perfectamente compatible con la Pedagogía de Comunión Familiar.
Educación de diferenciación parcial.
La familia está constituida por personas de ambos géneros y, es por eso que en los colegios de la Pedagogía de Comunión Familiar se desea recibir a niños y niñas indistintamente. Sin embargo, debemos considerar que el proceso de aprendizaje de los varones es diverso al de las mujeres. Está comprobado que el aprovechamiento académico de los alumnos en la etapa escolar es mayor cuando la enseñanza de las disciplinas curriculares es diferenciada.
Tuve la experiencia en un colegio al que me tocó entrar cuando los nuevos dueños decidieron manejar grupos diferenciados por género después de haber funcionado durante 15 años con clases mixtas. Los maestros serían los mismos. Se determinó que pre escolar y los dos primeros años de básica se conservarían mixtos. A partir de tercero de básica serían grupos diferenciados. Los dos últimos años de bachillerato se manejarían nuevamente mixtos para bajar costos pues tendían a elevarse por la separación por áreas de estudio. Durante 9 años permanecí en ese colegio, primero como docente y posteriormente como directora. Mi observación fue muy significativa. En resumen:
A los 6 meses de haber comenzado, los maestros de 6° de básica en adelante comentaban que habían tenido que adaptar su didáctica a cada grupo según su género. Las maestras decían que las niñas asimilaban mejor con ellas y, sin embargo, les costaba hacerse entender por los varones. Los maestros hacían la misma observación pero a la inversa. Poco a poco los docentes se fueron adaptando y logrando mejores promedios de grupos al ser homogéneos en cuanto a género. Al año siguiente decían que no deseaban cambiar a la enseñanza mixta.
Los niños de pre escolar y primero de básica no presentaban ningún problema para convivir, jugar y aprender juntos. No así, los de segundo de básica. Aquí los niños no soportaban a las niñas y viceversa. En el patio de juego eran continuos pleitos y en los salones de clase querían estar separados. Las niñas contaban los días que les quedaban para pasar a tercero y estar "sin los niños."
En 2° y 3° de bachillerato, los primeros meses el rendimiento académico bajaba mucho tanto en ellos como en ellas. Al poco tiempo, las niñas se desencantaban de los niños pues los encontraban inmaduros y dejaban de mezclarse con ellos. Entonces el promedio de ellas subía. En los dos años, ellos generalmente mantenían su promedio más abajo que el de ellas. Los maestros lo atribuían a que, al encontrar más receptivas a las niñas, adaptaban su didáctica a ellas.
Paralelamente pude ahondar en el estudio del tema y comprobar que nuestras observaciones eran objetivas. De hecho, por esta razón, en muchos países se está volviendo a promover la educación diferenciada.
En los colegios de la Pedagogía de Comunión Familiar deseamos respetar este proceso natural de aprendizaje y tener los grupos de enseñanza académica y deportiva diferenciados a partir de 2° de primaria. El resto del tiempo, cada colegio podrá organizar sus actividades mixtas según se presenten las circunstancias y las conveniencias.
Instalaciones adecuadas.
Éstas han de favorecer el impartir, no sólo lo académico, sino toda una gama de actividades que ayuden al niño a descubrir y desarrollar sus talentos y cualidades y a fomentar su creatividad. Así mismo, han de fomentar la convivencia "en familia". La construcción evitará ofrecer edificios institucionales fríos; se preferirá un tipo de arquitectura que haga resonar el calor de un hogar. Se podría considerar, por ejemplo, el tener un edificio por cada nivel de enseñanza con un patio central agradable. Las fachadas se asemejarán más a una casa que a un edificio. Los lugares donde atiendan los directivos y maestros serán asequibles a todos y acogedores como lo sería la estancia de un hogar. Se evitarán lugares cerrados para procurar la apertura que favorezca la transparencia, la comunicación, la convivencia y, por tanto, la comunión. Queremos que los alumnos se vean expuestos al contacto con la belleza de la naturaleza armonizada con la hermosura del buen gusto arquitectónico familiar.
Sobre los directivos, maestros, tutores y asesores.
Han de comprender muy bien qué es y en qué consiste la Pedagogía de Comunión Familiar y las exigencias de su aplicación. Para ello:
Se les impartirá un curso de inducción teórico – práctico en el que estudien, reflexionen y hagan ejercicios de aplicación sobre lo que conlleva la Pedagogía de Comunión Familiar.
Se les ofrecerán tests de conocimiento personal para identificar los propios talentos y cualidades, analizar si las están desarrollando y, en su defecto, proponerles que lo hagan.
Los coordinadores de área se mantendrán cerca de cada uno para evaluar y asesorar su trabajo.
Cada año se tendrá un curso de profundización en la materia.
Sobre los papás de los alumnos
Han de conocer lo que implica la Pedagogía de Comunión Familiar y, aceptar – desde el inicio – a participar en la formación que se les ofrezca a fin de ser activos en crear un ambiente de comunión en su familia y lograr con sus hijos una relación que propicie la misión que el colegio busca.
No se piensa que sea conveniente cerrar el ingreso a familias desintegradas, que no sean personalistas comunitarias; se propone admitirlas si se distinguen por valores acordes a los que promueve el colegio y por la disposición de colaborar con la educación que se desea impartir.
En los colegios en los que se aplique la Pedagogía de Comunión Familiar los padres de familia, principalmente quienes más lo necesiten, sabrán que pueden beneficiarse del apoyo de los asesores que también son orientadores matrimoniales y / o familiares.
Es cierto que debemos buscar que haya congruencia entre lo que se vive en casa y lo que se enseña en el colegio, sin embargo, la Pedagogía de Comunión Familiar pretende ayudar a las familias a mejorar y a los alumnos a comprender qué requiere una persona para ser capaz de vivir la comunión familiar de manera estable y armónica. Verdad es que esto llevará al estudiante a adquirir un espíritu crítico de comunión frente a sus padres y, quizá le mueva también a ayudarles y a optar por vivir, en su vida adulta, de manera diversa a lo que recibió de sus padres.
Quisiera ejemplificar esto con dos casos. El primero se trata de una familia de 4 hijos cuya madre fue alcohólica; el padre, por su parte, buscó en otra mujer lo que no encontraba en ella hasta que la dejó. Nunca se desentendió de los hijos pero sí rompió su matrimonio. Los cuatro hijos, educados en un colegio católico, fueron capaces de darse cuenta de la problemática de sus padres antes de que rompieran. Motivados por el hermano mayor, estudiante de secundaria, se reunían semanalmente para formarse sobre lo que debía ser un matrimonio y para ver qué podían hacer ellos para ayudar a su mamá a dejar el alcohol y al papá a quererla. Fue muy edificante ver cómo estos cuatro muchachos continuaron reuniéndose a pesar de que el papá los dejó y no abandonaron la lucha por lograr que su madre dejara de beber. Lo consiguieron unos años antes de que muriera víctima de cáncer. Posteriormente el hijo mayor siguió el camino del sacerdocio y propuso a su padre recibir el sacramento del matrimonio con su nueva mujer. Él mismo los preparó y bendijo su unión. Los otros tres hijos formaron cada uno una familia armónica y estable, personalista comunitaria. Estos tres matrimonios son felizmente abuelos de varios nietos y gozan viendo las familias que sus hijos están formando. ¿Cómo fue esto posible? Porque detrás de ellos estuvo un asesor que les dio seguimiento, les orientó para que conocieran lo que era una verdadera familia y despertó en ellos el deseo de alcanzar ese ideal después de ayudar a sus padres en sus vidas personales.
El segundo caso es el de un niño que se encuentra con sus dos hermanas en una casa hogar. Su padre los abandonó cuando él era un niño. Lo ven de vez en cuando y saben que es un bebedor que deambula por las calles sin hacer nada. Su madre, sumida en depresión no ha logrado hacerse cargo de ellos. Este niño de 10 años me comentaba recientemente que él quería en el futuro casarse, que deseaba ser fiel a su esposa, tener hijos y, entre los dos, darles lo que necesitaran para salir adelante. ¿Qué ha sucedido en este niño? Él ha visto a las mujeres que le cuidan en la casa hogar felizmente hablando de sus esposos y de sus hijos; ha conocido niños en la escuela que viven felices con ambos padres. Él desea ser así.
En resumen, la Pedagogía de Comunión Familiar quiere hacer un esfuerzo para romper la cadena de modelos anómalos de familias en los casos de alumnos que tengan experiencias de desintegración familiar. Quiere formar en ellos un sentido de comunión, crítico de todo aquello que la destruya y no la promueva, con la capacidad de apreciar y decidido a luchar por formar una familia personalista comunitaria.

Sobre la didáctica y la disciplina escolar.
Llamamos didáctica al método o los métodos de enseñanza que un maestro puede usar para asegurar el aprendizaje de sus alumnos.
Entendemos por disciplina el conjunto de requisitos que los docentes piden a sus alumnos a fin de favorecer un ambiente y un comportamiento adecuados para la convivencia y el aprendizaje sanos.
Ambas dos se verán como herramientas que apoyan la formación del niño en su capacidad de comunión, también familiar. No son, por tanto, un fin en sí mismas. De serlo, se pondrían por encima de la persona, es decir, se harían inflexibles y no adaptables a las necesidades del mayor bien del alumno visto bajo el prisma de los valores que la Pedagogía de Comunión Familiar propone. Los directivos, por tanto, han de velar para que en el uso de estos medios:
Se favorezca la comunión de cada alumno con su familia. Supondrá estar atento a las necesidades familiares y facilitar al estudiante su aprovechamiento académico en caso de tener que ausentarse más de lo debido. Un ejemplo contrario: en un colegio, un alumno reprobó varias materias porque su papá enfermó y falleció durante sus exámenes finales. El reglamento no permitía el cambio de fecha de exámenes y establecía que quien obtuviera más de cuatro materias reprobadas, perdía su derecho a admisión. Éste fue el caso de ese muchacho. Cuando el reglamento está antes que la persona se cometen muchas injusticias como ésta.
Hará hincapié en dinámicas de enseñanza orientadas a la resolución de problemas o a la consecución de objetivos en relación a la comunión y que abonen al bien común. De esta manera los individuos aprenderán a ser agentes de cambio. Para ello se ha de dejar a los niños pensar libremente en la búsqueda de la verdad y del bien común, interactuar entre ellos, discutir ideas y llegar a conclusiones apropiadas o cometer errores juntos y buscar resoluciones conjuntas.
El directivo velará también para que se incluya dentro de la malla curricular y / o extracurricular del colegio disciplinas optativas, tan variadas como diversas puedan ser las aficiones y oficios de esa población estudiantil: artes musicales y visuales; artes lúdicas y deportivas; actividades de cultura; de lectura y otras que sean necesarias.
Se impulse la visita por parte de los alumnos, a museos, exposiciones de arte, obras de teatro, bailables y otras que sean de provecho y despierten y formen en los alumnos en el sentido de lo estético.
Los maestros fomenten la creatividad en todas sus formas.
Los docentes se hagan expertos en favorecer todo lo que:
Promueva el aprendizaje de la comunión y lleve a experimentar la armonía, la belleza, la paz que conlleva ésta.
Enseñe al alumno y a los papás a reflexionar, a dialogar, a aceptar las diferencias de los demás, a reconocer el propio error y a buscar más la solidaridad que el beneficio particular.
Haga que el estudiante se sienta valorado, comprendido, considerado con justicia y en su necesidad particular también cuando deba reconocer una falta objetiva por parte suya y sus consecuencias.
Permita al alumno encontrar algún área, de acuerdo a sus talentos, en la cual triunfe y experimente su pasión de vida.
En cada disciplina evalúe al alumno de acuerdo a sus capacidades y esfuerzo personal.
Permita que el alumno se ejercite en horarios extra escolares en aficiones sanas que le lleven a experimentar y desarrollar sus cualidades y talentos.
Esté dispuesto a adaptarse en su enseñanza académica a algún alumno que se desarrolle de manera profesional en algún oficio.
Exponga al alumno a tener oportunidades para ejercitarse en:
Buscar la verdad, optar por ella y saber transmitirla y defenderla.
Originar ambientes de armonía y belleza que creen bienestar.
Practicar el bien en todas sus formas.
Cada uno de los valores propios de la Pedagogía de Comunión Familiar.
Sea creativo para desarrollar lo expuesto hasta ahora.
Evidentemente nada de lo anterior ha de obstaculizar el seguimiento de la malla curricular oficial asegurando que los alumnos van haciéndose acreedores de los certificados de cada nivel educativo.
Tampoco se descarta la aplicación de un reglamento que ayude a tener claridad sobre los mínimos requeridos en la práctica de los valores de la Pedagogía de Comunión Familiar, a fin de poder pertenecer a esa comunidad educativa. Las reglas se sustituirán por principios de conducta que se desprenden de la ética natural según nos lo revela la dignidad humana. Se procurará así quitar las restricciones hacia el pensamiento crítico, fomentando al uso de la reflexión, la adhesión de la propia afectividad a dichos principios y el ejercicio de la voluntad en la opción libre por ellos, siempre motivado por el bien que acerca a una mayor comunión.
Las sanciones a las acciones contrarias a estos principios, cuando lo ameriten, se aplicarán de tal manera que a la persona se le ayude a revisarse en su convicción, su adhesión y su opción por dichos principios. De esta forma se apoyará a cada alumno transgresor a "rehabilitarse" hacia la comunión. Podríamos decir que al diferente hay que tratarlo de manera diversa; o a cada uno, de acuerdo a las características de su sensibilidad, de su sentido de responsabilidad, de su capacidad de opción libre. El asesor, en estos casos, más que quedarse en la falta cometida buscará penetrar en las causas que movieron al alumno a cometerla y en su grado de responsabilidad personal. Desde aquí juzgará el tratamiento que se le ha de dar a ese alumno desde su propósito prioritario de promoverlo a que llegue a vivir en coherencia con su ser comunión.
Por último, en este apartado trataremos el tema de los premios y la competitividad. Como ya se dijo anteriormente, (apartado 2.2.2.) la Pedagogía de Comunión Familiar desea promover valores como la solidaridad (apartado 4.2.2.) y la cooperación. Sobre este término, recientemente en la exposición de un proyecto de Preparatorias Técnicas de la Universidad de Nuevo León, decía una de las diapositivas: "La cooperación es la convicción de que nadie puede llegar a la meta si no llegan todos". Me pareció muy apropiada hablando de la comunión.
En los colegios de la Pedagogía de Comunión Familiar sí se quiere reconocer las cualidades, talentos, triunfos de los alumnos como un medio de valoración personal y de toma de conciencia de la riqueza particular a favor del bien común. De esta manera se pretende que, cada alumno, tome conciencia de su capacidad de contribuir al enriquecimiento mutuo y, así, fomentar la comunión. No se descarta otorgar premios particularizados como medio de reconocimiento personal. Dentro de éstos se ha de tomar en cuenta a quienes destacan por su esfuerzo, por la práctica de alguno de los valores que específicamente se promueven en la Pedagogía de Comunión Familiar, por su contribución al bien común… Idealmente cada alumno debería recibir un reconocimiento particular y diferente. De esta manera se fomentará que todos se alegren por los triunfos de los otros y, a la vez, que cada uno esté contento por lo alcanzado por él.
Si pensamos en quienes han obtenido un "Premios Nobel" encontramos características similares: son personas únicas, que han tenido una contribución muy particular a la humanidad. La reacción que produce en los demás es de admiración, de gratitud y de apertura a aprender de él. Raramente habrá quien sienta rivalidad o envidia a menos que se haya encontrado a su nivel queriendo destacar en lo mismo.
Respetando las distancias, la Pedagogía de Comunión Familiar desea suscitar a través de sus reconocimientos admiración, gratitud y deseo de aprender; no rivalidad malsana. Esto se logrará cuando se reconozca a cada uno su riqueza particularísima y única.
Sobre la asesoría.
Los docentes asesores recibirán la capacitación adecuada para dar un seguimiento particularizado a cada alumno y a su familia y asegurar que van haciendo suyos los objetivos de la Pedagogía de Comunión Familiar.
En la práctica, a cada asesor se le asignarán de 20 a 30 alumnos. Podrá un mismo asesor atender a todos los hijos de un mismo matrimonio y, por tanto, también dará seguimiento a éste. En caso de que diferentes asesores participen en la asesoría de varios hermanos, se ha de pedir al matrimonio en cuestión que elija con cuál de ellos tener el seguimiento. En los dos casos, se respetará siempre la libertad de conciencia en cuanto a la elección del asesor sea por parte del alumno o de los papás. Sin embargo, se comprenderá que cada asesor no deberá sobrepasar el número de 30 alumnos.
José Manuel Cervera y José Antonio Alcázar en su libro, "Hijos, Tutores y Padres" nos ayudan a entender cuál es la responsabilidad de los asesores. En lo que exponemos a continuación, no sólo nos basamos en ellos sino que lo complementamos con aspectos de la Pedagogía de Comunión Familiar que es necesario tomar en cuenta.
Ser consciente y hacer a los padres y alumnos conscientes de que la escuela ha de ser una extensión de la casa. Los padres son los primeros educadores de sus hijos y a ellos les compete elaborar el proyecto de formación familiar y particular de cada hijo. A la vez, el colegio aportará a la familia para que ésta crezca en todas las características que conforman su esencia y, de esta manera que haya una continuidad de una a otra y viceversa. Más concretamente:
Al asesor le toca ahondar en los valores y principios que sustentan la unión matrimonial y el proyecto educativo familiar. Sólo así podrá identificar si en esa familia existen todos los elementos para ser una familia personalista y comunitaria; si se puede estar gestando en su seno un futuro rompimiento; si los padres saben vivir en comunión y enseñar a sus hijos los valores de la Pedagogía de Comunión Familiar. Todo esto permitirá al asesor diseñar un programa de crecimiento para la familia a través de entrevistas particulares con los padres y los hijos; podrá a su vez, intervenir a tiempo ofreciendo la ayuda de un orientador matrimonial o familiar, si fuera necesario.
Le compete proponer, diseñar, actualizar y desarrollar con los padres el cómo y el cuándo del proyecto personal de formación que convenga a cada hijo. Ha de cuidar de no suplir vacíos familiares de padres que no quieren asumir su responsabilidad. Cuando esto se dé, ha de invitarlos a afrontar su misión de determinar libremente las convicciones en que quieren que se eduquen sus hijos; aportándoles el asesor, la orientación y ayuda oportuna.
Es el asesor, el nexo entre el colegio y la familia, procurando una relación personal velando por la unidad de criterios y de acción educativa del hijo por parte de los padres.
Indagar, junto con los padres, las aficiones del hijo, sus inclinaciones más pronunciadas de acuerdo a sus talentos, cualidades y potencialidades; ayudarles a saber facilitar al hijo su desarrollo y triunfo en este campo.
Le compete informarles sobre el avance académico de su hijo y qué hacer para apoyarlo adecuadamente en este campo. Ayudarles a ser conscientes de que la responsabilidad de los estudios no recae sólo en el hijo y la escuela, sino también en los padres. Se trata de asimilar que el estudio es el trabajo del estudiante, por tanto, como se afronte aquél se afrontará éste.
El asesor procurará que los padres tomen conciencia de que son ellos quienes:
Enseñan a los hijos a vivir en comunión velando para que su familia sea una verdadera comunidad de amor.
Determinan los pequeños o grandes objetivos para cada hijo admitiendo que en cada etapa descubrirán posibilidades de enriquecimiento y nuevos retos.
Velan para que el hijo sea y se sienta amado por él mismo. Que aprenda a pensar con espíritu crítico desde parámetros de Verdad y de Bien; se convenza que sólo dentro de estos valores, su vida se desarrollará de acuerdo a su dignidad de persona humana hacia su plenitud; sepa optar por vivir con ellos como fundamento; adquiera la capacidad de discernimiento para ser una persona de criterio propio; alcance un nivel cultural aceptable; desarrolle el sentido de lo estético como "el olfato" de lo que es verdadero y bueno; desarrolle su capacidad de vivir en comunión.
Crean en la familia un ambiente de superación y de trabajo bien hecho como principal motivación de estudio para los hijos: un lugar apropiado y tranquilo para estudiar; un ambiente familiar que le anime al estudio; un horario que no se interrumpe; el control sobre distractores como la televisión o el uso excesivo del internet; que anoten sus tareas diarias y fechas de exámenes; que se fije metas.
Se interesan por las aficiones y gustos de los hijos, por las habilidades que desarrolla a partir de éstas; por sus materias de estudio y por el método que usa al estudiar. Ir por encima del resultado académico del hijo reflejado en sus notas, buscando que los motivos, convicciones y preferencias de cada hijo se encaminen libre y responsablemente al esfuerzo por superarse encontrando su riqueza y el campo para desarrollarla y compartirla; sólo así se educa al hijo en la libertad y no en el adiestramiento; en que la persona es lo prioritario y no el resultado objetivo de su trabajo.
Se valen de las boletas escolares para reflexionar y dialogar con el hijo y buscar soluciones que mejoren su trabajo – estudio desde una exigencia que: sea coherente con las capacidades reales de cada hijo; se centre en el esfuerzo y en el desarrollo de la personalidad completa del estudiante. En relación al esfuerzo de superación, los padres han de: comprender y exigir más que reprimir; motivar más que incentivar con recursos; esperar de la responsabilidad de los hijos más que desconfiar.
Dan a los hijos otros trabajos, como: encargos del hogar; relaciones sociales y familiares.
Fomentan en casa otros medios por los que, interactuando con los hijos, potencian sus habilidades intelectivas: juegos y aficiones comunes que desarrollen el lenguaje y la inteligencia y favorezca el crecimiento personal y la salud mental; la sociabilidad y apertura a los demás; la lectura y conversaciones en familia sobre los libros leídos.
Se adelantan en la formación acerca del sentido de la sexualidad para el amor humano.
Por su intimidad, estos temas son los que más unen a padres e hijos y es, a ellos – los padres – a quienes compete la educación en esta área. A los padres se les formará en la Teología del Cuerpo para que sepan abordar estos temas desde una visión personalista comunitaria.
Les enseñarán a vivir desde pequeños con naturalidad detalles prácticos de pudor y modestia para llevar una vida limpia y alegre; para encauzar la afectividad sin reprimirla.
La interrelación del asesor con los padres es un enriquecimiento mutuo y, más, si sabe ser un orientador familiar. Es importante que en esta relación, el asesor logre: una comunicación fluida; la unidad de criterios entre el ambiente escolar y familiar en un clima común de cariño, atención personal, alegría y amable exigencia.
En relación a cada alumno el asesor ha de dar un tratamiento particular que haga al alumno sentirse amado por sí mismo, que potencie su credibilidad en sí mismo, que desarrolle su gusto y habilidad por vivir en comunión, tanto en el colegio como en casa. De acuerdo a las características personales de cada alumno y procurando el desarrollo pleno de su personalidad, el asesor procurará conocerlo desde la penetración de las causas que mueven sus decisiones y acciones más profundas a fin de orientarlo positivamente hacia el Bien y la Verdad. Para esto es necesario que el asesor ayude a cada uno a: conocerse; hacer recto uso de su inteligencia y de su libertad en la toma de decisiones acertadas - en ningún caso suplantará el asesor la responsabilidad del alumno sobre sus propias decisiones y acciones, tomando el papel que le corresponde a su juicio de conciencia. Sí ha de ayudarle a adquirir los principios que brotan de la ética natural y que se desprenden de la dignidad de la persona humana y, a la vez, enseñarle a consultar, escuchar y secundar a su conciencia guiándole al Bien y a la Verdad.
El asesor ha de tratar a cada estudiante de acuerdo a la irrepetible singularidad de su persona. Por tanto, será consciente que no puede haber criterios estereotipados de rígida aplicación; hay principios guías para adaptarlos a las características únicas e irrepetibles de cada caso. Se ha de preferir siempre el diálogo sobre la imposición; la escucha sobre el adoctrinamiento; la imparcialidad y confianza sobre la acusación y enjuiciamiento "a priori"; en una palabra, todas aquellas actitudes que sean acordes a la dignidad de la persona humana.
Cualidades del asesor:
A nivel personal:
Esfuerzo por vivir la comunión haciendo suyos los valores de la Pedagogía de Comunión Familiar en un deseo eficaz de formarse.
Madurez y equilibrio emocional; discreción y capacidad conciliadora en las relaciones humanas.
Es testigo, es decir, trata de vivir lo que enseña y sabe rectificar si se equivoca; piensa, dice y hace con coherencia.
Es un modelo cálido, cordial, humano, asequible procurando siempre dar buen ejemplo para cobrar autoridad moral.
Con el alumno a través de la orientación personal establece una relación de amistad caracterizada por la comprensión y confianza. Por tanto, buscando el asesor formar hombres íntegros, ha de esforzarse:
En su relación con el alumno, por:
Ser el amigo que se adelanta para prevenir, estimular y ayudar a esforzarse por alcanzar los objetivos de trabajo, de mejora del carácter y de conducta que interesen en cada momento.
Saber descubrir los aspectos positivos del carácter y personalidad del alumno.
Contar con el tiempo y paciencia de repetir muchas veces según lo necesite cada uno, sin considerar a nadie como caso perdido.
Saber ganar su confianza, queriéndolo, comprendiéndolo, siendo paciente y disponible, guardando el silencio de oficio, siendo coherente, transmitiendo seguridad y serenidad, sabiendo ilusionarlo.
Demostrar al alumno que se le quiere, que le interesa sinceramente su persona y formación.
Saber escuchar hasta ser capaz de ponerse en el lugar del otro y ver las cosas desde su perspectiva.
Facilitar a los alumnos la espontaneidad.
Transmitir alegría.
En su labor formativa, por:
Enseñar a amar la verdad y vivir de modo coherente con ella como garantía de sosiego, armonía interior y libertad.
A los alumnos de 11 – 15 años, adquirir principios y convicciones de vida acordes a su dignidad humana; encauzar según estos su aspecto afectivo emocional; adquirir la capacidad de decidir a favor de ellos y desarrollar hábitos de conducta que orienten decisivamente su voluntad al Bien y a la Verdad.
Promover la formación humana llevándolos a adquirir los valores de la Pedagogía de Comunión Familiar.
Abrir horizontes de servicio y trabajo fomentando el deseo de superarse y adquirir un buen nivel de competencia en lo que constituye la riqueza personal del alumno.
Velar por una buena formación espiritual que ha de respetar la libertad personal. Por ello los medios de formación y atención espiritual en el colegio, han de ser optativos cuando no están en curriculum.
En las entrevistas periódicas, según la frecuencia que cada uno necesite en la etapa concreta en la que se encuentra y con el contenido apropiado a ésa, ha de procurar:
Explicar el porqué y el fundamento ético de las cosas.
Formar en todas las facetas de la personalidad y no sólo atender problemas y dificultades personales.
Ir hablando con cada alumno sobre: su familia, su relación con cada uno de sus miembros y su participación en la vida familiar; el empleo de su tiempo libre y los ambientes que frecuenta; el uso de los medios masivos de comunicación; relaciones con amigos y amigas.
El rendimiento académico no ha de ser el primer tema solicitado, más bien se ha de buscar que el alumno experimente: la satisfacción por la obra bien hecha; la capacidad para trabajar bien; el esfuerzo libre por aprender en todos los ámbitos; el dominio de la lengua a través de las buenas lecturas, de escribir bien, hablar en público y a dialogar sabiendo expresar las opiniones y argumentando sin violencia. Aprender a descubrir la riqueza de los demás y ejercitarse en dejarse enriquecer y compartir de lo suyo propio también.
Fijar con claridad algunos puntos de lucha.
Al concluir la entrevista ha de experimentarse una sensación positiva, de ilusión porque se ve avanzando.
Defectos de los que el asesor ha de huir: hablar mucho, escuchar poco; indiscreción; sobreprotección paternalista; rigidez en la exigencia; falta de tiempo; indicaciones taxativas.
Los colaboradores del asesor:
Los padres, en primerísimo lugar, reconociéndoles siempre su protagonismo en la educación de los hijos. No nos explayamos más en hablar de ellos pues lo dicho hasta ahora parece suficiente.
Con el equipo educador a fin de coordinar la acción educativa, el asesor:
Recibe la información oportuna sobre el alumno en cuestión en las reuniones periódicas de evaluación docente de cada grupo.
Informa a este equipo sobre aspectos importantes del alumno.
El departamento de orientación escolar, asesora y coordina la tarea de asesoría, mediante:
La realización de pruebas psicopedagógicas para tener datos objetivos de la personalidad del alumno, sus cualidades, talentos y aptitudes de aprendizaje.
Apoyando al asesor para no encasillar al alumno y, en caso de necesitarlo: atender a alumnos con necesidades especiales; orientarlos a descubrir su riqueza personal, sus talentos y habilidades más destacadas; aplicar pruebas de grupo; completar la evaluación inicial de los alumnos y contrastarla con el conocimiento que se tiene de él; cuando el alumno ha de hacer elecciones en su vida.
Compete al asesor informar a los padres sobre los resultados de lo que aplique este departamento.
Cfr. (Cervera, José Manuel; Alcázar, José Antonio, 2007)
El asesor ha de educar a cada uno de sus alumnos en la pasión por buscar la Verdad, el Bien y la Belleza. Para ello, es conveniente recordar que:
1. La orientación educativa personal es la ayuda permanente al educando para que tome conciencia de la responsabilidad de sus actos y adquiera la madurez personal en la coherencia de vida según su dignidad de persona humana.
3. El profesor como educador sólo educa cuando se auto-educa permanentemente, es decir, cuando: mantiene vivo el compromiso de luchar honrada y lealmente para ajustar la vida a la verdad hallada y ofrece generosamente a los demás la verdad hecha vida en la práctica infatigable del bien. Por esto, el profesor enseña a aprender y educa transmitiendo actitudes, normas y valores.
¿Por qué así? Partimos del hecho de que el educador educa al educando. Son dos personas en una relación humana trascendente, tanto por su punto de partida como por la finalidad que persigue. El punto de partida: un acto humano del educador que, por la actividad hacia la que lo dirige, deducimos que se considera capaz de ser benefactor. La finalidad: beneficiar la vida y persona del educando. Esta meta nos descubre que no se busca favorecer a un objeto o pertenencia del beneficiario sino a la persona misma del agraciado, es decir, a su ser particularísimo y trascendente.
Ahora bien, sólo beneficia a una persona quien le aporta en su verdad, es decir, en su dignidad y según su dignidad de persona humana. Sólo cuando los actos humanos son acordes a la dignidad humana, es decir, a su verdad, tienen la capacidad de agraciar y enriquecer la verdad de otra persona humana. Por tanto, si el acto humano del educador dirigido a beneficiar a otro – el educando - es contrario a la verdad, por tanto a la dignidad de quien lo realiza y de aquel a quien va dirigido, dicho acto humano, no beneficiará – educará - sino que perjudicará (mal formará) a aquel a quien se dirige (el educando).
Se ha de recordar que quienes no viven lo que predican, siendo maestros pero no testigos, no despiertan convicción en quien recibe su enseñanza y por tanto, será como paja que cae y se pierde. Es decir, su labor es igual a nada.


Conclusiones
Mucho se ha podido ahondar en esta investigación bibliográfica sobre el tema que nos ha ocupado: la importancia de crear un sistema educativo que considere todas las áreas de la persona, principalmente enfocado a desarrollar en él su ser comunión como ser familia. Se propone abordar por este camino una necesidad imperante en nuestro mundo actual: que toda persona, desde la edad infantil, valore lo que es vivir en comunión, aprenda a vivir en comunión, quiera vivir en comunión y logre así formar una familia personalista comunitaria que le lleve también a su realización plena.
Un análisis histórico nos evidencia que, después de la promoción de ideologías materialistas desde el siglo XVIII, que cosificaron a las personas atentando contra todos los derechos de su dignidad humana, se creó una confusión profunda sobre quién es el hombre, cuál es el sentido trascendente de su vida y por qué camino vivir integrando a su plenitud su necesidad de amar y ser amado. Este desconcierto provocó una depreciación en el ser humano de su conciencia de ser familia. Por ende, se están permitiendo estilos de vida individualistas, hedonistas, materialistas, utilitaristas y, no se piensa que los sistemas educativos deban ocuparse en devolver a la persona el verdadero sentido de sí mismo.
Si Juan Pablo II hacía un llamado general a la institución primaria de la sociedad diciendo: "Familia sé lo que eres", (JPII, FC, 1981) parece que debemos ahora llamar a la educación a ayudar al hombre a ser lo que es. ¿Cómo va a ser la familia lo que es, si el hombre ha perdido el rumbo sobre sí mismo? ¿Cómo va la educación a ayudar al hombre a ser lo que es, si lo valora principalmente desde sus logros académicos orientados al desempeño profesional para una mayor riqueza material?
La Pedagogía de Comunión Familiar pretende promover una espiritualidad de comunión proponiéndola como principio educativo en los lugares donde se forma al hombre. (Cfr. (JPII, NMI, 2001) De esta forma busca que el hombre descubra su grandiosidad como ser familia y acepte vivir en familia.
Toda esta investigación nos hace pensar que, a futuro, donde se adopte este sistema educativo, se irá revirtiendo la crisis de la familia, logrando sociedades más sanas, más alegres, más en paz.


ANEXO
Traducción de textos en Inglés.
Apartado 3.1.2
"El hombre es creado como persona, en primer lugar para recibir el don del amor gratuito de Dios y luego para recapitular ese amor siendo don para los demás, De hecho, este llamado a ser don, "constituye el component fundamental de la existencia humana en el mundo" (TC 15:5) (West, 2007)
-----------------------------
"Y Dios inscribió este llamado a ser don en el misterio de la sexualidad humana. La complementariedad del cuerpo mismo de hombre y mujer, como la revelación del ser más íntimo del hombre, de su subjetividad y libertad, reúne al hombre y a la mujer libremente para recapitular el dar y recibir el don divino." (West, 2007)
Apartado 3.2.1
"Muchos estudiantes nunca llegan a explorar el rango completo de sus habilidades e intereses. Aquellos cuyas mentes trabajan de manera diferente – y hablamos aquí de muchos alumnos; quizá la mayoría de ellos – pueden sentirse alienados de la totalidad de la cultura educacional. Ésta es exactamente la razón por la que muchas de las personas más triunfadoras que puedas llegar a conocer, nunca les fue bien en el colegio. La Educación es el sistema que debería de desarrollar nuestras habilidades naturales y capacitarnos para abrirnos camino en el mundo. En su lugar, está debilitando los talentos y habilidades individuales de tantos estudiantes y destruyendo su motivación de aprender."
"Muchos universitarios dejan su carrera inconclusa, inseguros de sus verdaderos talentos y de qué camino seguir. Muchos sienten que aquello en lo que son buenos, no es valorado en el colegio. Muchos piensan que no son buenos en nada." (Robinson, Ken, Ph.D.; Aronica, Lou, 2009)
3.2.2.
"El sistema educativo en muchos lugares del mundo …. (se presenta) con tres características particularmente sobresalientes. La primera, es que hay una preocupación por cierto tipo de habilidades académicas. Sé que la habilidad académica es muy importante. Sin embargo, el sistema escolar tiende a preocuparse por el análisis crítico y de razonamiento, sobre todo de palabras y números. Sin dejar de reconocer la importancia de estas destrezas, hay que decir que para la inteligencia humana hay mucho más que esto.
La segunda característica es la jerarquía en las materias. Al inicio del orden jerárquico están las habilidades de matemáticas, ciencias y lenguaje. En el medio están las humanísticas. Al final se encuentran las artes. Y entre las artes, hay otra jerarquía: música y artes visuales normalmente tienen un estatus más alto que drama y danza. De hecho, cada vez más colegios están quitando totalmente las artes de su curriculum.
La tercera característica es la creciente credibilidad en cierto tipo de evaluaciones. En todos lados los niños viven bajo la intensa presión de alcanzar niveles cada vez más altos en un estrecho rango de pruebas estandarizadas." (Robinson, Ken, Ph.D.; Aronica, Lou, 2009)


Bibliografía
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