PAUL VERHAEGHE ON ESTELA WELLDON / EL PSICOANALISTA PAUL VERHAEGHE OPINA SOBRE ESTELA WELLDON

PAUL VERHAEGHE ON ESTELA WELLDON
Putting forward the combination between motherhood and perversion made Estela famous - to my knowledge, she is the first clinician who has demonstrated time and again that perversion can only be understood if we look at the mother, meaning that we have to reconsider female perversion as well. The importance of this clinical insight cannot be overrated, and it testifies to three things. First of all, to her intellectual courage. Secondly, to her sense of humanity. And last but not least, to her clinical finesse.
To publish a book about motherhood as the seat of perversion in a feminist time and place is just another way of trying to commit suicide by proxy. With hindsight, it is almost a miracle that the book was actually published and read. It goes against two visceral certainties: that mothers are always saints and that women are never perverse. Estela confronts us with another reality, not caring about being politically correct, as long as it is clinically correct. And correct she was and is - beyond the romantic mainly boyish ideals of a saint motherhood and the feverish phallic masculine ideals of a sexy femininity, there are real women with real problems that are totally different from both the romantic and the erotic universe of the male, but it takes courage to put that forward against both traditional patriarchal and then contemporary feminist views.

EL PSICOANALISTA PAUL VERHAEGHE OPINA SOBRE ESTELA WELLDON
(traducción: Manuel Esbert)

Estela se ha hecho famosa al asociar las nociones de maternidad y perversión: por lo que sé, ha sido la primera clínica que ha demostrado con meridiana claridad que para comprender la perversión hay que tomar en consideración a la madre, lo que conlleva también dar entrada a la noción de perversión femenina. Estos hallazgos clínicos son de una importancia crucial y atestiguan tres condiciones: en primer lugar, su indudable coraje. Luego, su profundo sentido de humanidad. Y por último pero no menos importante, la finura de su ojo clínico.
Crear una teoría que toma la maternidad como el basamento de la perversión en una época dominada por el feminismo no deja de ser como un intento de suicidio por poder. A toro pasado, parece milagroso que sus libros hayan llegado a publicarse y que se lean con asiduidad, puesto que van contra dos certezas muy arraigadas, a saber, que las madres siempre son santas y que las mujeres no se ven afectadas de perversión. Estela nos pone delante de otra realidad muy diferente sin que le importe ser políticamente incorrecta en tanto en cuanto mantenga la corrección clínica. Y ha sido y es correcta al afirmar que, más allá de los ideales infantiloides de una sacrosanta maternidad y de los fálicos ideales calenturientos de que la feminidad es toda sexy, existen mujeres reales con problemas reales que se apartan completamente del universo imaginario masculino, ya sea romántico o erótico. Requiere verdadero coraje sostener hoy en día esa visión contra las ideologías patriarcal y del feminismo contemporáneo.