Palabras en la presentación del libro Mafalda: historia social y política (Buenos Aires, FCE, 2014), 21 de mayo de 2015.

Palabras de presentación Mafalda: historia política y social (FCE, Buenos Aires, 2014) en Eterna Cadencia, Buenos Aires, 21 de mayo, 2015.

Quiero agradecerles a todos ustedes por estar aquí y por acompañarme en esta presentación y celebración y, además, quiero agradecerles porque muchos de ustedes, han estado cerca, han compartido, ayudado, en diferentes momentos de la producción de este libro. No puedo mencionarlos a todos pero sé que cada uno sabe de mi gratitud. Por último quiero darles las gracias al Fondo –por el interés en publicar el libro- y por organizar esta presentación por lo que también quiero deseo agradecerle a Eterna Cadencia, esta preciosa librería. Marcela y Daniel han hablado del libro –y me ha dado enorme satisfacción que les haya gustado a ellos, calificadísimos lectores pero además muy exigentes lectores-. Lo han presentado extensamente así que no creo necesario referirme en esta ocasión –lo he hecho en otras- en las interpretación o las cuestiones metodológicas. Pero sí quiero compartir un par de reflexiones sobre la hechura del libro.

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Lo primero que quiero decir tiene que ver con las condiciones de posibilidad de este libro que comenzó como una especie de desvío, una punta de un ovillo que quise desenredar hasta el final (o más bien hasta mi final). Y, si pude seguir esa exploración, fue, en primer lugar, por mi condición de investigadora de CONICET y, como tal, el libro es también para mí una apuesta por el valor de nuestra producción –una producción poco aplicada pero no por eso no menos significativa en sí misma en términos sociales -. Y una apuesta también por el valor del libro, como formato y como soporte de nuestra producción que juega un lugar central en términos intelectuales y académicos -que paradójicamente es escasamente valorado por las evaluaciones institucionalespero, también, en términos de la circulación social del conocimiento que producimos. En segundo lugar, al pensar esas condiciones de posibilidad, quisiera referirme al momento singular del campo de estudios –o más bien de diferentes campos de trabajo- que están atravesando un momento de enorme dinamismo –quizás demasiado vertiginoso, en ciertos sentido a veces demasiado competitivo- pero sin duda también enormemente estimulante y con dinámicas de colaboración y diálogo en los que este libro y mi trabajo se nutre. Incluso es un campo con cada vez mayores conexiones a escala regional las que fueron, por cierto, decisivas para ciertas partes de la investigación.

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Lo segundo que quisiera compartir con ustedes es algo que noté en el momento en que se produce ese desprendimiento con el texto, cuando uno se da cuenta que ya no es posible modificar nada, es decir, cuando entra a imprenta. Fue en ese momento en el que entendí que en el libro terminaron confluyendo diferentes preocupaciones, obsesiones diría en confianza, que fui descubriendo, transitando, en diferentes etapas de mi formación –por supuesto que el libro está relacionado fuertemente con mis líneas actuales de trabajo sobre la familia y la infancia, mi interés en los medios de comunicación y los años sesenta pero también existen trazas más antiguas, con preocupaciones que descubrí aún cuando era estudiante de grado como la memoria, las políticas de los regímenes dictatoriales en el espacio cultural e incluso la sensibilidad ante la muerte-. Darme cuenta de la confluencia de esos diferentes sedimentos significa para mí notar el entrelazamiento de diferentes ámbitos académicos e intelectuales en los que fui descubriendo y transitando esos problemas, en distintos momentos de mi formación, con disímiles exploraciones historiográficas y metodológicas. Esto me produce la sensación de que el libro es una especie de tejido en el que se entramaron diferentes hilos de mi recorrido, de mi historia, y eso es algo que ahora me resulta especialmente grato de este libro.

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Lo último que quisiera compartir es una reflexión sobre la experiencia de investigar un fenómeno que ocupa un lugar de mucha importancia subjetivas para muchas personas –no todas, por cierto, lo sé bien- pero sí para muchas personas –varones y mujeres- de diferentes edades y países e, incluso, algo que no esperaba inicialmente, también de diferentes sectores sociales –aunque por supuesto esto no significa desconocer el componente clasemediero-. Esta significación, que noté por cierto al comienzo del trabajo, no dejó de sorprenderme a lo largo de la investigación e incluso ahora me sigue sorprendiendo con la circulación del propio libro. Me he beneficiado de esa implicación subjetiva que me abrió puertas y facilitó el trabajo (las anécdotas y las historias fluyen solas) pero que también asumí en términos de un desafío: el de evitar una historia anecdótica o celebratoria y tratar de poner en juego los procesos sociales, económicos y políticos que hicieron posible esa significación, esa implicación personal, ideológica, estética.

Ustedes dirán … si lo logré.

Muchas gracias!

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