Oscilla. Acerca de cuatro ejemplares conservados en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida

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OSCILLA: ACERCA DE CUATRO EJEMPLARES CONSERVADOS EN EL MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO DE MÉRIDA OSCILLA: CONCERNING FOUR EXAMPLES PRESERVED IN THE MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO IN MÉRIDA

RAFAEL SABIO GONZÁLEZ*

RESUMEN: A través del presente artículo se pretenden dar a conocer cuatro fragmentos de relieves en mármol custodiados por el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida que pueden identificarse como oscilla, esto es, una suerte de piezas destinadas a ser colgadas y girar sobre sí mismas. A lo largo del trabajo y tras una somera introducción, procederán a ofrecerse algunas nociones generales sobre los oscilla y su presencia en la Península Ibérica, para pasar a referirse a continuación cada una de las piezas del Museo, de las que se aportarán número de catálogo, número de inventario, procedencia, descripción, y un somero comentario. El artículo concluirá con unas breves conclusiones sobre la significación de tales objetos dentro del panorama general en el que se insertan, tanto por su tipología como por su calidad o su presencia misma. PALABRAS CLAVE: Oscillum, Relieve, Mérida, Museo Nacional de Arte Romano. SUMMARY: Through this article we intend to raise awareness about four fragments of marble reliefs kept by the Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, that can be identified as oscilla, that is, a kind of pieces intended to be hung and turn on themselves. Along the work and after a brief introduction, we proceed to offer some general notions about the oscilla and its presence in the Iberian Peninsula, referring afterwards to each of the pieces of the Museum, of which we provide the catalog number, inventory number, origin, description, and a short comment. The article concludes with a brief digression on the significance of such objects in a broader perspective, in terms of their type, quality or their very appearance. KEYWORDS: Oscillum, Relief, Mérida, Museo Nacional de Arte Romano. * http://orcid.org/0000-0003-2370-7511

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1. INTRODUCCIÓN El oscillum es sin lugar a dudas un objeto tan singular como extraño. Su identificación misma ha resultado muy tardía dentro del avance de los estudios sobre arqueología clásica, y tras la referencia al primer ejemplar, que data apenas del siglo XVIII, habrá que esperar casi un siglo para ir desentrañando su verdadera utilidad, retrasándose aún más cuestiones más inmateriales, como son su verdadero origen o significado. Como consecuencia lógica a esta trayectoria general en el conocimiento de los oscilla, se puede intuir su lento conocimiento fuera del ámbito de la propia Italia. Y es que, unida a la escasez de materiales, su misma identificación se muestra en casos dificultosa, debiendo basarse en casos en el análisis de pequeños fragmentos que poco pueden decir acerca del contexto original en el que se enclavaron. Sólo un análisis más pormenorizado de determinados indicios o el uso de la simple intuición, unido al hecho de que quien ejerza de catalogador disponga realmente de tiempo para estudiar cada uno de los materiales de una excavación o de un Museo, puede salvarles de ser interpretados como simples relieves. Es quizá la simple casualidad la que nos ha conducido precisamente a descubrir entre las ingentes colecciones del Museo Nacional de Arte Romano, primero uno, y después hasta cuatro ejemplares susceptibles de ser interpretados como oscilla. En el primero obró la búsqueda de piezas con representaciones animalísticas, de cara al acopio de ejemplares asociados a las mismas con destino al posible listado de objetos a incluir en una exposición temporal monográfica sobre el tema. Y únicamente cuando en él se percibió la existencia de un relieve en la otra cara, se procedió a buscarle una explicación a la presencia del mismo. Una vez interpretado como oscillum, el hallazgo de los otros tres ejemplares obedeció simplemente a la búsqueda específica de otros objetos susceptibles de ser asociados con dicha tipología. Paralela a nuestra labor de búsqueda, también fue la casualidad la que dio a conocer desde otro de los ámbitos de estudio de la propia ciudad de Mérida, esto es, el Consorcio de la Ciudad Monumental, dos ejemplares más a vincular con tan singular tipo de objeto. Como gestor de las excavaciones en Mérida desde los años 90, desde el Consorcio se pudo interpretar correctamente la función de estas nuevas piezas, las cuales, en este caso, no sólo contaban con un claro contexto de hallazgo, sino también una forma lo suficientemente característica como para permitir su identificación. Y fue la sorpresa ante los nuevos hallazgos, así como el elevado porcentaje del total de los ejemplares localizados en Mérida por contraste con su representación en el total de la Península Ibérica, lo que nos ha movido a creer de interés general para la comunidad científica el dar a conocer las cuatro piezas conservadas en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano. Pero antes de continuar analizando más particularmente los ejemplares referidos, creemos necesario dedicar unas palabras tanto a determinar en qué consiste exactamente un oscillum, como en ofrecer un estado de la cuestión acerca de lo que se sabe de los mismos dentro del panorama peninsular1.

(1) Para la obtención de la mayoría de los datos expuestos en estos dos apartados preliminares, nos hemos basado en la actualizada, exhaustiva y muy completa obra monográfica realizada por Alberto Bacchetta (BACCHETTA, A.: Oscilla. Rilievi sospesi di età romana. Milano, 2006).

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2. LOS OSCILLA 2.1. Identificación, origen y significado El oscillum, partiendo de una consideración puramente formal, puede definirse a partir de tres elementos básicos: su concepción para ser suspendido, su carácter bidimensional y la presencia de motivos decorativos en sus dos frentes. Que eran suspendidos lo sabemos por la existencia de representaciones pictóricas en las que se nos muestran tanto pendiendo de una altura como acoplados desde abajo a un elevado soporte; pero también nos lo verifican algunos de los ejemplares conservados por medio de la presencia de aquellos vástagos que debieron estar destinados a acoplar la pieza, tanto a una cadena o cuerda con la que hacerla pender, como al ya referido soporte vertical. Su carácter bidimensional remite a la forma de placa que presentan, no superando su grosor más que lo necesario en función de la propia naturaleza de la materia en la que se hallen ejecutados. Y en relación a la presencia de motivos por ambas caras, se trata de una pauta general que, de ser estrictos, deberíamos suplir por la alusión a que están labrados por sus dos frentes, con el objeto de poder ser vistos por los mismos. Sin embargo, dado que en la mayoría de los ejemplares identificados lo que destaca es precisamente la existencia de motivos decorativos, en muchos casos de naturaleza figurativa, hemos preferido expresarnos en tales términos. Más allá de eso, tanto su materia como su forma pueden variar. En atención a la primera, debemos decir que los conocemos realizados en mármol y en terracota. Ello, sin embargo, no obsta para que pudiesen haber existido oscilla elaborados en otras materias, sobre todo en sus orígenes. Nos estamos refiriendo más particularmente a oscilla realizados en madera, como los aludidos por Virgilio en su obra poética2. La elaboración de piezas en este material perecedero explicaría la ausencia de ejemplares con una datación temprana, hecho que dificulta de raíz la correcta interpretación de su origen. Respecto a la forma, Bacchetta señala hasta cinco tipos: el circular, el cuadrangular, el de forma de pelta, el de forma de clípeo y el de forma de flauta. En realidad, el circular y el de forma de clípeo comparten un mismo formato, pero el autor los diferencia en función del notorio desarrollo que en un grupo de piezas con dicho perfil muestra su decoración en relieve, en cualquier caso ausente en otros formatos. Por lo demás, de las tipologías señaladas, la más corriente es la primera, seguida de la de forma de pelta y la rectangular, siendo más extrañas las dos restantes3. Como ya hemos indicado, el origen del oscillum resulta muy difícil de concretar. De este problema de partida surgen de hecho las dudas suscitadas en torno a su verdadera utilidad. Se ha querido ver en él un sentido religioso que, en relación al ámbito rural, se concretaría en un culto a Baco. Esta tesis se apoya en la forma de flauta de algunos ejemplares, pero también en la preponderancia de piezas con representaciones alusivas, más directa o indirectamente, al mundo báquico: faunos, animales y máscaras teatrales pueblan una o ambas caras en muchas de las piezas conocidas. Frente a esta hipótesis y ahondando también en el sentido de exvoto de este tipo de pieza en su origen, otra teoría prefiere ver en el oscillum un trasunto

(2) VIRG. Georg. II. 388-392. (3) Bacchetta contabiliza un total de 283 oscilla circulares frente a los 127 en forma de pelta, 61 rectangulares y sólo ya 23 en forma de clípeo y 4 en forma de siringa.

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decorativo de los diferentes tipos de escudos utilizados en una sociedad con un carácter tan marcadamente militar como lo fue la romana. Y es que, en efecto, hubo escudos en forma de pelta, rectangulares y circulares. Pero ello no explica ni el carácter de las representaciones, ni mucho menos la presencia de ejemplares en forma de flauta, esto es, los dos argumentos básicos de la teoría opuesta. Sin querer ahondar en estas cuestiones, para las que nos faltan datos, lo que sí podemos señalar es que el oscillum, ya en época imperial, consiste meramente en un simple elemento de carácter decorativo y, si cabe, recreativo. Ocupando preferentemente el espacio de los intercolumnios, adornaría jardines de mansiones como las de Pompeya, de donde proceden no sólo un notorio número de ejemplares, sino también algunas representaciones pictóricas de los mismos. A este contexto de uso le sigue en importancia su asociación a ciertos edificios públicos, destacando su presencia en el teatro y haciéndose más extraño en otros edificios de espectáculos como el anfiteatro, así como en foros, termas y templos. Finalmente, cabe citar su eventual asociación al ámbito funerario. Tras su incierto antecesor en madera, a partir del siglo I d.C. sufriría un proceso de marmorización paralelo al existente en la decoración arquitectónica en general. Tales ejemplares, unidos a la versión más rudimentaria elaborada en terracota, es de suponer que tendrían la posibilidad, no sólo de pender, sino también de girar sobre sí, y con tal movimiento podrían alternar la visualización de una y otra cara propiciando quizá cierto juego visual de carácter lúdico. En relación a lo dicho, podemos recordar que, en efecto, en un elevado número de casos pueden detectarse ciertas concomitancias temáticas4 o incluso formales5 entre las dos caras de una misma pieza. Hay quienes proponen que la moda del oscillum no fue más allá del periodo flavio, apoyándose precisamente en el caso de Pompeya. Pero ello quizá resulte excesivo, siendo más sensato prolongar su uso hasta por lo menos avanzado el siglo II. La mayoría de los ejemplares proceden de Italia, y al destacado caso pompeyano le siguen en número las numerosas piezas procedentes de Verona. Fuera de Italia, el punto del Imperio donde más abundan los oscilla es en Francia, y más concretamente en Vienne, resultando llamativa la existencia de sólo algún ejemplar aislado en ciudades de la magnitud de Atenas o Alejandría. Tal vez el problema básico es que estamos ante un tipo de pieza difícil de identificar, pero todo apunta a que su difusión fuera de Italia era bastante esporádica, lo que casi nos está insinuando que estamos ante un objeto de origen itálico. Cuando se propaga lo hace en pos de una moda decorativa netamente romana y que casi no parece encontrar aceptación fuera de la misma Italia. De hecho, su difusión parece concentrarse en centros de carácter urbano próximos a la propia Italia y aún podría afirmarse que poblados por colonos de origen itálico. Tal es el caso de Vienne. Pero también de la escasa veintena de ejemplares

(4) Al margen de la representación habitual de temas báquicos en las dos caras de una misma pieza, en relación a las concomitancias temáticas nos gustaría hacer notar casos como el del oscillum R 12 de Bacchetta, en el que al dorso de una escena erótica se representa a una mujer a la que se le están cortando los cabellos: resulta difícil ahondar en la interpretación temática que algunas escenas podrían tener para sus comitentes, pero es posible que en un caso como éste se atisbe en una cara el castigo al adulterio producido en la opuesta. (5) Dentro de las concomitancias formales, nos gustaría reparar en ciertas piezas en las que lo representado en una cara parece combinar, en su sentido y dimensiones, con lo representado en la opuesta. En tales casos es posible que, ante el giro de los oscillum, se jugara con cierto efecto transformista entre una imagen y otra. No hemos encontrado mejor ejemplo para lo dicho que el del ejemplar 3 de nuestro catálogo, donde la liebre representada en una de las caras parece corresponderse con el grifo de la opuesta, con el que comparte encuadre, postura, posición y dimensiones.

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localizados hasta el momento en España, y sobre los cuales nos vamos a centrar escuetamente a continuación. 2.2. Ejemplares en la Península Ibérica En la monografía de Alberto Bacchetta sobre los Oscilla, de entre los 509 ejemplares recogidos por todo lo ancho del Imperio a lo largo de su completo catálogo, pueden llegar a contarse hasta 21 asociados a colecciones españolas. Como suele ser habitual en las mismas, la práctica totalidad de las piezas custodiadas en ellas proceden del mismo territorio español: la única excepción a ello la constituye un único ejemplar conservado en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid6, del que, al ser de procedencia desconocida, no podría descartarse plenamente, como en otros de los objetos de la institución, una procedencia extrapeninsular. De los datos generales ofrecidos por Bacchetta, destaca por defecto el contraste cuantitativo que ofrece el territorio español en relación al itálico. Pero también conviene reseñar que muestra cierta ventaja en relación a otros territorios del Imperio. Bacchetta organiza su catálogo por tipologías, y en ellas reparte alfabéticamente por procedencia los distintos ejemplares registrados. Recopilando las piezas pertenecientes a las colecciones españolas podremos contar hasta siete oscilla circulares, seis en forma de pelta, cinco rectangulares y tres en forma de clípeo. De este modo y en atención a su distribución geográfica, en la Tarraconense el autor localiza, dentro de la misma capital de provincia, hasta cinco oscilla de formato circular 7 , tres rectangulares 8 y uno en forma de clípeo 9 . También detecta uno circular 10 y dos en forma de clípeo 11 en Cartagena, así como uno rectangular procedente de Llíria12. De Ampurias proceden otros tres, todos ellos en forma de pelta 13 , a los que habría que sumar otro de la misma tipología localizado en Badalona14. En la provincia Bética, Bacchetta refiere la localización aislada de un oscillum en forma de pelta en la antigua capital, Córdoba15, así como de uno más de (6) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 574, nº R 58. La pieza fue publicada con anterioridad en GARCÍA Y BELLIDO, A.: Esculturas romanas de España y Portugal. Madrid, 1949, pág. 431. (7) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 466-468, nº T 158-162. Salvo el tercer ejemplar, citado únicamente con anterioridad en CORSWANDT, I.: Oscilla. Untersuchungen zu einer römischer Reliefgattung. Berlín, 1982, pág. 82, todas las piezas las toma el autor de KOPPEL, E. M.: “Los relieves decorativos de Cataluña”, Empúries, 48-50 (19861989), págs. 8-20. (8) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 570-571, nº R 46-48. Los tres son a su vez publicados en KOPPEL, E. M., Op. Cit., págs. 11-13, así como el primero en GARCÍA Y BELLIDO, A., Op. Cit., pág. 431. (9) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 583, nº C 15. El autor lo toma a su vez de KOPPEL, E. M., Op. Cit., pág. 14. (10) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 417, nº T 38. El primer trabajo en que se publica la pieza fue el de ROLDÁN BERNAL, B.; y MARTÍN CAMINO, M.: “Arqueología urbana de Cartagena”, Revista de Arqueología, 84 (1988), págs. 29-33. Para el resto de los numerosos trabajos en los que figura a partir de entonces, consúltese la obra de Bacchetta. (11) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 578-579, nº C 4-5. El primer ejemplar fue publicado anteriormente en RAMALLO ASENSIO, S.: La ciudad romana de Carthago Nova: la documentación arqueológica. La ciudad romana de Carthago Nova: Fuentes y materiales para su estudio, 2. Murcia, 1989, pág. 97, así como ambos poco después en NOGUERA CELDRÁN, J. M.: La ciudad romana de Carthago Nova: la escultura. La ciudad romana de Carthago Nova: Fuentes y materiales para su estudio, 5. Murcia, 1991, págs. 114-115. (12) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 562, nº R 22, lám. L.4. El autor la toma a su vez de MARTÍN, G.; GILMASCARELL, M.: “La romanización en el Campo de Llíria”, Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, 7 (1969), págs. 1-32 y ARASA I GIL, F.: “L’oscillum d’Edeta (Llíria, el Camp del Turia)”, Saguntum, 32 (2000), págs. 143150. (13) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 511-512, nº P 6-8. El primero fue publicado con anterioridad en GARCÍA Y BELLIDO, A. Op. Cit., pág. 433 y CORSWANDT, I. Op. Cit., pág. 108. A su vez, los otros dos fueron publicados en KOPPEL, E. M., Op. Cit., pág. 15. (14) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 514, nº R 15. La pieza se encuentra recogida en GUITART, J.: Baetulo. Topografía arqueológica, urbanismo e historia. Barcelona, 1976, pág. 172 y KOPPEL, E. M., Op. Cit., pág. 15. (15) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 515, nº P 19, lám. XXXIV.3. Este último autor lo recoge de GARCÍA Y BELLIDO, A. Op. Cit., págs. 432-433 y CORSWANDT, I. Op. Cit., pág. 107.

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similar formato en Carteia 16 . Finalmente, recoge uno custodiado en el Museo Arqueológico Nacional de forma circular, procedente de Fuentetojar17. Se hace notar la ausencia en la selección de piezas recopilada por Bacchetta de ejemplares procedentes de la provincia Lusitania. Podría argumentarse que tal tipo de piezas, quizá sometidas a un comercio de importación, no llegaran al límite occidental del Imperio. Sin embargo, el motivo que realmente creemos que se esconde ante este hecho es simplemente la falta de detección de tales piezas en las colecciones correspondientes a dicha provincia, mayoritariamente portuguesas, en el momento de la redacción del catálogo. Y de ello es prueba el avance que en el conocimiento de la cultura material emeritense se viene produciendo en los últimos años. En las recientes excavaciones practicadas por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, se han localizado y publicado ya hasta dos oscilla, uno de formato circular y el otro, toda una excepción, en forma de siringa o flauta de pan. El primer ejemplar18 destaca por su decoración en relieve, de innegable calidad artística, mostrando en una de sus caras la parte inferior de una figura masculina con una pierna levantada, así como en la opuesta la mitad superior de una nueva figura masculina, en este caso barbada y con la mano izquierda alzada. El sentido de ambas representaciones fue puesto en relación en el momento de su publicación con una iconografía próxima al ámbito báquico. En el segundo ejemplar19, por el contrario, lo que resalta es la forma que adopta, así como su estado de conservación, ya que se ha preservado prácticamente completo. Iconográficamente, sobre la forma de flauta que detenta, muestra por ambas caras un campo rectangular alargado sobre el que se ha esculpido por uno de los lados la figura de una liebre, permaneciendo liso en el opuesto. Al margen de los dos ejemplares mentados, en ocasiones ha sido interpretado también como oscillum una interesante pieza de forma circular hallada en la barriada de Santa Catalina y sobre una de cuyas caras se muestra incisa la figura de un varón barbado, acompañada de la inscripción M. Antius Victor y una cruz con la que se hace innegable su segura datación tardía, ya entre los siglos IV y V20. Sin embargo y tal y como ya se ha indicado, frente a la interpretación inicial se ha impuesto desde el momento del hallazgo de la pieza otra que valora, creemos que adecuadamente, que antes que como un oscillum, ésta funcionó como un plato votivo21. Así lo confirmarían en efecto la ausencia de cualquier tipo de representación por la cara opuesta a la que consta la figura y la inscripción, así como la imposibilidad de verificar cualquier tipo (16) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 514, nº P 16. El ejemplar fue excavado en el transcurso de la campaña de 1967 dentro de la cuadrícula XVII, y actualmente se conserva en el Museo Arqueológico de Sevilla. Con anterioridad a Bacchetta se encuentra publicado en BELTRÁN LLORIS, A.: Augusto y su tiempo en la Arqueología española. Zaragoza, 1976, pág. 29, CORSWANDT, Op. Cit, pág. 115 y ROLDÁN GÓMEZ, L.; BENDALA GALÁN, M.; BLÁNQUEZ PÉREZ, J.; MARTÍNEZ LILLO, S.: Carteia. Madrid, 1998, págs. 102 y 117. (17) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 425, nº T 57. La pieza es conocida de antiguo, siendo publicada por vez primera en RADA Y DELGADO, R.: Catálogo del Museo Arqueológico Nacional, I. Madrid, 1881, pág. 184. El resto de las referencias al objeto pueden consultarse en la entrada de la obra de Bacchetta. (18) PALMA GARCÍA, F.; CASILLAS MORENO, I.: “Fragmento de oscillum”, Foro, 14 (1999), págs. 5-6. (19) HERAS MORA, F. J.; MÁRQUEZ PÉREZ, J.; SABIO GONZÁLEZ, R.: “39. Oscillum”, en El Consorcio y la arqueología emeritense. De la excavación al Museo. Mérida (2012), págs. 134-135. (20) La pieza es publicada como oscillum por ARCE, J.: “Ludi circenses en Hispania en la Antigüedad tardía”, en El circo en Hispania romana. Mérida, 2001 (págs. 273-283), pág. 276. (21) Tal propuesta fue efectuada por la misma excavadora del objeto en MONTALVO FRÍAS, A.: “Intervención arqueológica en un solar de la barriada de Santa Catalina”, Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1997. Memoria 3 (1999), págs. 125-151.

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de elemento destinado a su sustentación o aún incluso su avanzada cronología, para la que se desconoce la perduración del tipo de objeto que nos atañe. Fue en paralelo al empeño del Consorcio como desde el Museo, en una revisión de los fondos custodiados en sus almacenes, fueron apartándose hasta cuatro fragmentos de placas decoradas por ambas caras y que, ante un atento análisis de su forma, pudieron identificarse efectivamente como oscilla. El conservador responsable de dicha identificación y autor del presente artículo, localizó el primero de estos ejemplares en el almacén de piezas de gran formato, y a él le fue sumando otros tres, más parcialmente conservados, procedentes del almacén de la Iglesia de Santa Clara, destinado a las colecciones no romanas de la Institución. Y es que tales piezas, ante su parcial estado de conservación y la rudimentariedad de su talla, fueron interpretadas en un primer momento como posibles restos de placas de cancel tardoantiguas. 3. CATÁLOGO DE LOS OSCILLA EN EL MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO Ejemplar 1 (nº inv. 13988, Lámina I,1-2) Procedencia: Mérida, sin procedencia específica. Ingresado en el Museo el 20 de marzo de 1972 por el responsable de las excavaciones arqueológicas en la ciudad. Descripción: Fragmento de placa. Mide 10 cm. de altura máxima por 11 cm. de anchura máxima y 3,5 cm. de grosor. Conserva parte del borde exterior, en el que puede apreciarse cierta curvatura. A partir del borde y en ambas caras se desarrolla una moldura lisa, de 2 cm. de anchura, que sirve de marco a los temas representados en cada una de ellas. Los diferentes motivos están esculpidos en bajorrelieve, con trazos a bisel mediante los que se destacan los detalles de los elementos representados. Cara A: Muestra un motivo ondulado que remata en un semicírculo antes de llegar al borde, acompañado de otros trazos mucho más fragmentarios. Cara B: Muestra una superficie realzada de la que emerge un motivo de aspecto flamígero, a la izquierda del cual se desenvuelve otro aislado, interrumpido por el corte de la pieza. Este último puede identificarse como el brazo de una figura humana, flexionado en ángulo de 90º y orientando su antebrazo hacia arriba. Comentario: En la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, un catalogador anónimo indica que, pese a la anterior clasificación de la pieza como perteneciente a la tardoantigüedad, se duda que pertenezca a la época visigoda, viendo más probable hablar de un pasado romano. En efecto, nos hallamos sin lugar a dudas ante un oscillum que, por la curvatura de su perfil y la posición de los motivos representados, puede interpretarse como de inequívoco formato circular. Pese a su sumario estado de conservación, los motivos representados en la Cara A podrían identificarse con la cola de una figura marina, valorando ciertos paralelos iconográficos 22 . La serie de líneas paralelas que se muestran a la derecha de la supuesta cola podrían consistir, en relación con su aparición junto a esta última, bien

(22) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 456, nº T 135, lám. XXI; pág. 519, nº P 30, lám. XXXVI; pág. 556-557, nº R 6, lám. XLVII.

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en unas alas como las del grifo marino figurado en la cara B del tercero de los ejemplares citados como paralelos, bien en un remo como los que suelen representarse en asociación a figuras como el tritón del mosaico de La Cocosa23. La aparición de remos en oscilla está atestiguada en un ejemplar en forma de pelta procedente de Pompeya24 y otro rectangular de procedencia desconocida, conservado en una colección inglesa25. En relación a la Cara B, la clara identificación de una llama y un antebrazo nos recuerda a la escena representada en un oscillum conservado en el Museo Nacional de Copenhague, en la que figura un sátiro ante el fuego de un rústico altar, simplemente emplazado sobre unas rocas26. En otros dos oscilla, uno procedente de Pompeya27 y el otro de Vaison-la-Romaine28 aparecen nuevamente figuras de miembros masculinos del cortejo báquico ante altares similares, aunque en este caso en el acto de prender el fuego de los mismos. En un ejemplar tipo tondo procedente de Avenches, se muestra a su vez una variante en la que es una figura femenina, una ménade, quien se sitúa danzando ante el altar en llamas29. Y en fin, resulta inexcusable referir que una de las dos piezas publicadas por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida consta un motivo que podría interpretarse como próximo al nuestro, además de compartir con el mismo el formato circular. Ejemplar 2 (nº inv. 26469, Lámina II,1-2 y Lámina III,1) Procedencia: Mérida, vertedero del Puente de Hierro. Ingresado en el Museo el 2 de febrero de 1979 por entrega de Ángel Vivas García. Descripción: Fragmento de placa decorada en sus dos caras. Mide 7 cm. de altura máxima por 12 cm. de anchura máxima y 2,5 cm. de grosor. Conserva parte del borde exterior, en el que puede apreciarse cierta curvatura. A partir del borde y en ambas caras se desarrolla una moldura lisa que sirve de marco a los temas representados en cada una de ellas. En el desarrollo del borde superior, justo en el momento de la fractura de la pieza, se aprecia un orificio oblongo de 2 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor, dispuesto longitudinalmente al sentido de la placa, que se prolonga por espacio de 1,5 cm. hacia el interior de esta última, abriéndose levemente hasta concluir en dos pequeños orificios de perfil circular, en uno de los cuales aparecen restos de óxido de hierro. A partir del borde y en ambas caras se desarrolla una moldura lisa, de en torno a 1 cm. de anchura media, que sirve de marco a los temas representados en cada una de ellas. Los diferentes motivos están esculpidos en bajorrelieve. Cara A: Muestra dos motivos sin relación entre sí y separados por el fondo de la representación, uno situado a la izquierda y el otro a la derecha. El primero consiste en una ancha faja recorrida longitudinalmente por dos acanaladuras y que avanza en diagonal desde el lateral izquierdo hacia la parte superior de la pieza, donde se ensancha para rematar hacia la derecha en una voluta y en el frente opuesto en un semicírculo. El otro motivo, algo similar al anterior, avanza en este caso en diagonal (23) Agradecemos la sugerencia al conservador José Luís de la Barrera Antón. (24) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 532, nº P 58, lám. XLI. (25) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 574, nº R 59, lám. LV. (26) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 508, nº T 283, lám. XXXII. (27) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 455, nº T 131, lám. XX. (28) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 572, nº R 52, lám. LIV. (29) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 577-578, nº C 2, lám. LVI.

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desde el lateral derecho, también hacia la parte superior, ensanchándose nuevamente para rematar, en el único de sus límites conservados, en una superficie redondeada. Cara B: Muestra a su izquierda y recortado sobre una amplia porción del fondo de la representación únicamente un perfil que, dispuesto en horizontal, se inflexiona en un ángulo próximo al recto hacia la parte superior de la pieza, haciéndose perceptible en el desarrollo del contorno del motivo cierta curvatura convexa en cada uno de los dos tramos en los que se divide su recorrido. Comentario: Nos hallamos ante un nuevo oscillum cuya identificación, no sólo deriva de su formato o de la presencia de motivos por ambas caras, sino también de la constatación del orificio para introducir el elemento de hierro con el que se procedería a su suspensión. Su muy parcial estado de conservación nos impide asegurar casi nada acerca de la naturaleza de los motivos representados, y sí apenas que debieron situarse en la parte superior del relieve gracias a la presencia del orificio para el anclaje, que nos facilita su posición exacta. Rastreando las ilustraciones de Bacchetta, sólo en principio hemos podido encontrar cierta similitud entre los dos motivos aislados de la Cara A y la figuración constatada en un oscillum en forma de pelta procedente de Pompeya, en una de cuyas caras se muestra la figura de un sátiro enfrentada a un cayado30: el elemento terminado en una voluta situado a la izquierda dentro de nuestro ejemplar se correspondería en tal caso con el cayado en cuestión, mientras que la otra terminación equivaldría al peinado del sátiro. Un tema similar, aunque algo descentrado, nos lo volveremos a encontrar en el ejemplar hallado en Córdoba31. En relación al motivo de la cara opuesta, sólo se nos asimila de algún modo a una extremidad flexionada en ángulo recto, pero su situación en el conjunto de la composición dificulta tal propuesta. Más viable resultaría en todo caso relacionarlo con la cola de un animal acuático como el que nos encontramos en nuestro ejemplar 1. Ejemplar 3 (nº inv. 13792, Lámina III,2, Lámina IV,1-2 y Lámina VI) Procedencia: Mérida, sin procedencia específica. Ingresado en el Museo el 20 de marzo de 1972 por el responsable de las excavaciones arqueológicas en la ciudad. Descripción: Fragmento de placa, dividido a su vez en dos fragmentos unidos entre sí. Mide 12,5 cm. de altura máxima por 13 cm. de anchura máxima y 2 cm. de grosor. Conserva parte del borde exterior, de recorrido recto e inflexionado en ángulo recto para conformar una de las esquinas de un rectángulo regular. En el desarrollo del borde superior, justo en el momento de la fractura de la pieza, se aprecia un orificio de desarrollo longitudinal y un perfil semicircular de 0,7 cm. de anchura que se prolonga por espacio de 4,8 cm. hacia el interior de la placa, mostrando restos de óxido de hierro en casi todo su recorrido desde su inicio. A partir del borde y en ambas caras se desarrolla una moldura lisa, de en torno a 1,5 cm. de anchura media, que sirve de marco a los temas representados en cada una de ellas. Los diferentes motivos están esculpidos en bajorrelieve, con finos trazos incisos para destacar texturas y matices en las figuras representadas.

(30) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 521-522, nº P 36, lám. XXXVII. (31) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 515, nº P 19, lám. XXXIV.

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Cara A: Muestra la cabeza de una liebre de perfil. La boca de la figura se encuentra entreabierta, se detallan ojo y nariz, y las dos orejas se representan inclinadas hacia atrás, levemente desplazada la una respecto a la otra, así como la más próxima al espectador en relieve y la más alejada con su contorno simplemente insinuado mediante una incisión sobre el fondo liso. La totalidad de la figura, a excepción del ojo, está recorrido por una serie de incisiones que simulan el pelaje del animal. Cara B: Muestra la mitad superior trasera de una figura animal. De ella surge hacia la izquierda la cola, que describe una forma ultrasemicircular para volverse, próxima a su terminación, en el sentido opuesto a su recorrido y terminar en tres líneas en relieve con las que se representa el pelaje de la terminación. Así mismo y de su lomo surge en el punto de la fractura de la pieza un ala que describe la forma de un cuarto de círculo hacia el borde superior de la placa, al tiempo que va adelgazándose hasta terminar en punta. El contorno del ala está recorrido desde su arranque por cuatro líneas incisas que van muriendo paulatinamente a lo largo de su recorrido, al tiempo que otros trazos más cortos, organizados en filas a partir de dichas líneas, hacen figurar las plumas del ala en cuestión. Comentario: El oscillum detenta con claridad un formato rectangular, correspondiéndose lo conservado a aproximadamente una cuarta parte del mismo. Como paralelo iconográfico a la representación de la Cara A, es preciso recordar la existencia de un ejemplar pompeyano, de forma rectangular como el nuestro, en el que se representa a una liebre comiendo un racimo de uvas 32 . El mismo motivo vuelve a repetirse en otros dos oscilla pompeyanos, uno en forma de pelta33 y el otro en forma de siringa34, el segundo de los cuales enmarca el motivo en cuestión dentro de un recuadro rectangular situado en la mitad superior del instrumento. En la Península Ibérica sorprende la aparición reiterada de dicho tema, tanto en uno de los ejemplares en forma de pelta de Ampurias como en el rectangular de Llíria o el oscillum en forma de siringa hallado en la propia ciudad de Mérida en una fecha más reciente35. Respecto a la Cara B, consiste sin lugar a dudas en la figura de un animal mitológico, quizá un grifo o una esfinge. De las dos opciones, quizá prefiramos decantarnos más por la primera, tanto por su constatación en otros oscilla36 como por la postura y la posición guardadas por lo preservado de la figura en nuestro ejemplar37. Ejemplar 4 (nº inv. 9247, Lámina V,1-2) Procedencia: Mérida, vertedero de Las Tenerías. Ingresado en el Museo el 2 de mayo de 1964 por entrega de Ángel Vivas García.

(32) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 569, nº R 42, lám. LIII. (33) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 529-530, nº P 53, lám. XL. (34) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 590, nº S 4, lám. LXI. (35) Nos preguntamos si la reiterativa presencia del tema descrito dentro de la corta serie peninsular esconde una preferencia por dicho motivo que pudo tener algún tipo de relación con la creencia constatada, ya en época romana, de que el mismo topónimo de Hispania tenía origen en un término púnico que quería decir “conejo”. (36) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 568-569, nº R 41, lám. LIII. (37) En la misma ciudad de Mérida y labrados sobre una escultura de mármol por una escuela local, quizá nos sirvan de referente los dos grifos en relieve representados en la coraza de una de las thoracata del Museo (inv. 90). De ella hemos tomado el perfil sugerido en la recreación de la figura del animal utilizada en el dibujo que de la pieza se incluye en nuestro artículo.

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Descripción: Fragmento de placa. Mide 8,5 cm. de altura máxima por 11,5 cm. de anchura máxima y 2,5 cm. de grosor. Conserva restos de decoración en ambas caras. Los diferentes motivos están esculpidos en bajorrelieve, con trazos a bisel mediante los que se destacan los detalles del elemento representado en la Cara B. Cara A: Muestra la representación, de cierta intencionalidad realista, de lo que podrían considerarse como unos pliegues o pelajes ondulantes, con especial volumen en uno de sus puntos, y otros trazos que tratan de simular un segundo plano junto al mismo. Tras un intervalo sin relieve se aprecia igualmente la mínima porción de otro motivo, también en relieve, y en este caso con cierto desarrollo lineal. Cara B: Muestra una serie de largos trazos destacados en relieve sobre el fondo, planos en su superficie y rematados en un semicírculo algo apuntado. Todos ellos se hallan recorridos longitudinalmente por un trazo a bisel que los divide en dos partes iguales hasta el inicio de su remate semicircular y, en uno de los casos, en el total de su desarrollo. Igualmente, los trazos se unen entre sí por un breve corte que los separa en bloque del fondo en cuestión, haciendo de ellos un conjunto coherente frente a este último. Comentario: El contexto de hallazgo de la pieza, en un vertedero moderno bajo el que sabemos que existió uno anterior, nos lleva a pensar que, como sucedió con las dos piezas publicadas por el Consorcio, nos hallamos ante un ejemplar cuyo destino final pudo ser un área de residuos urbanos colindante a las antiguas murallas por el sector del río. En función del análisis de la pieza, y más especialmente de los motivos representados en ella, debemos conjeturar que estaríamos ante la porción central de un oscillum de formato indeterminado. El análisis iconográfico del ejemplar se hace difícil debido a su parcial estado de conservación y la ausencia de referentes para la determinación de la posición e interpretación exacta de los trazos conservados. En todo caso, los centrales de la Cara A nos recuerdan a los pliegues de la piel felina portada a modo de manto por ciertos miembros del cortejo báquico en representaciones como la de un oscillum circular hallado en el teatro de Parma38, otros del mismo formato procedentes de Pompeya39 o uno más de procedencia desconocida conservado en Cambridge40. Curiosamente, es precisamente la cara opuesta de los ejemplares citados la que nos podría dar la clave para el motivo representado en la Cara B de nuestra pieza, pues en la misma aparecen, en relación a figuras también del cortejo báquico, una serie de formaciones rocosas cuya representación puede estar dotada de un esquematismo mayor o menor según el caso, pero siempre con cierta intencionalidad abstracta. De este modo, en nuestro ejemplar, la sucesión de trazos longitudinales podría corresponderse con una prominencia formada por lajas de piedra superpuestas, cuyo tratamiento se muestra elocuentemente similar al que detentan las de la cara B del último de los oscilla mentados. 4. CONCLUSIONES El presente trabajo, aunando sus esfuerzos a los ya emprendidos por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, pretende llenar un vacío en lo que a los oscilla se refiere dentro del contexto de la Lusitania, así como más específicamente de su

(38) BACCHETTA, A., Op. Cit., pág. 438, nº T 93, lám. XIII. (39) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 441 y 442, nº T 99 y T 100, lám. XV. (40) BACCHETTA, A., Op. Cit., págs. 490-491, nº T 237, lám. XXVIII.

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capital provincial, que es donde cabía encontrar una mayor concentración. La contribución aportada por las nuevas piezas del Museo eleva la cifra general en la ciudad a un total de seis ejemplares, una cantidad que, en el contexto general de la Península Ibérica, apenas se ve superada por la de nueve contabilizada en la ciudad de Tarragona. La clara hegemonía numérica de la serie concentrada en la urbe levantina no debe extrañarnos, considerándose la mayor relevancia de esta durante los primeros siglos del Imperio, así como su contacto más directo con el ámbito Mediterráneo, derivado de su privilegiada situación. En todo caso, la cifra de piezas contabilizada hasta el momento en Mérida, ya de por sí se antepone a la de la tercera capital provincial hispana del Alto Imperio, Córdoba. Y ello sin contar con que, ante la mejor identificación del tipo, cabe augurar el reconocimiento de nuevas piezas entre las ya excavadas en la ciudad, por no mentar los posibles hallazgos futuros. Del contexto de los ejemplares analizados por nosotros poco podemos decir. El Museo es una institución antigua, y muchas de las piezas ingresadas en el mismo detentan problemas variados en lo que a la consignación de sus circunstancias de hallazgo se refiere. Así, dos de las piezas (la 1 y la 3) declaran proceder de Mérida, pero sin llegar a precisarse el lugar exacto en el que fueron halladas, mientras que de las otras dos dice la persona que las entrega, Ángel Vivas García, que las recogió respectivamente en los vertederos del Puente de Hierro y Las Tenerías. Ambos vertederos eran los que estuvieron en uso en la ciudad durante gran parte del Siglo XX, pero hemos de notar que se superponían por lo general a los antiguos romanos. Y si las piezas bien pudieron haber sido arrojadas en los mismos ya en la Edad Contemporánea, como producto de alguna obra no controlada en la ciudad, también es igualmente posible que se hallaran ya en el entorno desde época romana, como nos lo confirmaría el hallazgo en contextos semejantes de los dos oscilla publicados por el Consorcio. La posible aparición de tales objetos en vertederos antiguos, además, no contrastaría con lo habitual para otro tipo de piezas relacionadas con el mobiliario doméstico, dado que, de no existir una circunstancia excepcional por la que se sellaran en su lugar de uso, lo normal es que, tras sufrir desperfectos irreversibles, fueran depuestas en los vertederos más cercanos, por lo general en solares a las afueras del recinto amurallado. En lo que al aspecto formal se refiere, nos encontramos con un único formato reiterativo: el circular, representado por los ejemplares 1 y 2. En la obra de Bacchetta se prueba que éste es sin duda el dominante, con lo que la aportación de Mérida no hace sino redundar en lo ya constatado, y más de sumárseles a nuestras dos piezas una de las publicadas por el Consorcio, también de formato circular. El ejemplar 3 es por contraste de formato rectangular, y de la última de las piezas estudiadas por nosotros, el ejemplar 4, no podemos determinar el formato, aunque sí que no era en forma de pelta o, en función de su relieve, de las que Bacchetta refiere como en forma de clípeo. Con ello nos queda un vacío en la ciudad por el momento para el segundo formato con una mayor representación según Bacchetta, el de los oscilla en forma de pelta, y para los que contabilizaba en la Península Ibérica la nada desdeñable cifra de seis ejemplares, entre los veintiún totales. Tampoco se constata por lo tanto ninguno en forma de clípeo. Pero por contraste destaca la presencia, junto a nuestro sobresaliente ejemplar rectangular, de la pieza en forma de siringa publicada por el Consorcio, de escasa representación aún en el conjunto del Imperio.

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Estilísticamente, que es por lo que destaca nuestro ejemplar 3, nos encontramos con un fuerte contraste entre dicha pieza y las restantes, en las que se reproduce la ruda talla a bisel y el estilo esquemático por el que suelen caracterizarse en general los oscilla. Y es que en dicho ejemplar, especialmente la liebre es representada con un realismo y una minuciosidad que llaman la atención para lo que es habitual aún en las mejores piezas del Imperio. Ahora bien, el mármol en el que se halla ejecutada parece ser de procedencia local, lo que nos llevaría a considerar su manufactura, como caso aislado, por uno de los extraordinarios artistas activos en los talleres emeritenses desde el Siglo I d.C. y de cuya mano salieron piezas de una calidad tan innegable como los retratos privados estudiados por Trinidad Nogales41. Concluyendo con el aspecto iconográfico de las piezas, poco podemos aseverar en función de los restos preservados de tres de las cuatro estudiadas, pero sí podemos si es caso conjeturar de los exiguos restos preservados de la decoración en los ejemplares 1, 2 y 4 la posible reiteración de una temática báquica que, una vez más, viene a aproximarse a lo atestiguado en los oscilla recogidos por Bacchetta. Como excepción a ello, señalar si es caso la posible representación de un ser marino en la Cara A del ejemplar 1 y, por supuesto, la liebre y el posible grifo del ejemplar 3, figuraciones todas ellas igualmente bien testimoniadas en los oscilla repartidos por el resto del Imperio, así como puntualmente en el mismo solar hispano. BIBLIOGRAFÍA ARASA I GIL, F.: “L’oscillum d’Edeta (Llíria, el Camp del Turia)”, Saguntum, 32 (2000), págs. 143-150. ARCE, J.: “Ludi circenses en Hispania en la Antigüedad tardía”, en El circo en Hispania romana. Mérida, 2001 (págs. 273-283). BACCHETTA, A.: Oscilla. Rilievi sospesi di età romana. Milano, 2006. BELTRÁN LLORIS, A.: Augusto y su tiempo en la Arqueología española. Zaragoza, 1976. CORSWANDT, I.: Oscilla. Untersuchungen zu einer römischer Reliefgattung. Berlín, 1982. DWYER, E. J.: Pompeian domestic sculpture. A study of five Pompeian houses and their contents. Roma, 1982. GARCÍA Y BELLIDO, A.: Esculturas romanas de España y Portugal. Madrid, 1949. GUITART, J.: Baetulo. Topografía arqueológica, urbanismo e historia. Barcelona, 1976. HERAS MORA, F. J.; MÁRQUEZ PÉREZ, J.; SABIO GONZÁLEZ, R.: “39. Oscillum”, en El Consorcio y la arqueología emeritense. De la excavación al Museo. Mérida (2012), págs. 134-135. KOPPEL, E. M.: “Los relieves decorativos de Cataluña”, Empúries, 48-50 (19861989), págs. 8-20.

(41) NOGALES BASARRATE, T.: El retrato privado en Augusta Emerita. Badajoz, 1997.

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LÁMINA I

1. Ejemplar 1, Cara A (L. Plana).

2. Ejemplar 1, Cara B (L. Plana).

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LÁMINA II

1. Ejemplar 2, Cara A (L. Plana).

2. Ejemplar 2, Cara B (L. Plana).

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LÁMINA III

1. Ejemplar 2, detalle del orificio de anclaje (L. Plana).

2. Ejemplar 3, Cara A (L. Plana).

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LÁMINA IV

1. Ejemplar 3, Cara B (L. Plana).

2. Ejemplar 3, detalle del orificio de anclaje (L. Plana).

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LÁMINA V

1. Ejemplar 4, Cara B (L. Plana).

2. Ejemplar 4, Cara B (L. Plana).

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LÁMINA VI

1. Dibujo de las dos caras del ejemplar 3 (R. Sabio).

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