Ornamentos artísticos y donaciones indianas en el Norte cantábrico”, en SAZATORNIL RUIZ, Luis (coord): Arte y mecenazgo indiano: del Cantábrico al Caribe. Oviedo, 2007, pp. 349-410.

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Descripción

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ORNAMENTOS ARTÍSTICOS Y DONACIONES INDIANAS EN EL NORTE CANTÁBRICO

AURELIO A. BARRÓN GARCÍA 1

Universidad de Cantabria

Pretendemos, con estas páginas, mostrar en su contexto algunos de los objetos llegados de América y conservados en el norte peninsular. Suman una notable cantidad de piezas, sobre todo de orfebrería, a pesar de las guerras, los robos y las necesidades parroquiales, que obligaron a vender o amonedar un considerable número de objetos para acometer obras urgentes como fundir las campanas, reparar o rehacer las iglesias y sus torres. El territorio que analizamos se extiende de la costa cantábrica de Asturias a Guipúzcoa e incluimos también algunas referencias al norte de Burgos, desde cuyo arzobispado se gobernaba, hasta el siglo xvm, Cantabria y Las Encartaciones de Vizcaya. En el pasado no se solía diferenciar entre las montañas bajas -Cantabria- y las altas -Merindades de Castilla- y, en cualquier caso, muchos de sus pobladores se dirigieron a América como tierra de promisión entremezclándose allí con los montañeses que, en la capital de Nueva España, tenían como patrono de su capilla al Cristo de Burgos 2 • También atenderemos, en algún caso, los legados existentes en Navarra y La Rioja, cuyo obispado -Calahorra-La Calzada- incluía buena parte del territorio vasco. Se cuenta con numerosas investigaciones que han rescatado el patrimonio mueble de origen americano en la zona que nos proponemos estudiar, especialmente la platería y en menor medida los marfiles, mientras que las telas y bordados americanos y asiáticos necesitan de investigaciones específicas que apenas han comenzado. Asturias cuenta con la tesis doctoral de la profesora Yayoi Kawamura; Cantabria con las investigaciones de Enrique Campuzano y Salvador Carretero; José Ángel Barrio y José María Valverde han estudiado la platería en Vizcaya y el primero ha dirigido el catálogo de la diócesis de Bilbao, además de haberse referido en numerosas publicaciones mo' Raquel Cilla López, que prepara su tesis doctoral sobre la platería en Vizcaya, ha colaborado en la localización de las piezas conservadas en Vizcaya. Agradezco los datos e identificación de marcas que me ha proporcionado. 2 Aún después de la erección del obispado de Santander, hacia 1775 se envió desde Nueva España un cáliz a la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Consolación de Torrelavega con una larga inscripción en la que se ubica el lugar «en montañas de vurgos». El cá liz se puede ver en el Museo Diocesano de Santillana del Mar.

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ARTE Y C\!ECENAZGO INDIANO. DEL CANTABRICO AL C:AKIBI'

nográficas y locales a las piezas de plata conservadas en la catedral de Bilbao y otras localidades vizcaínas; Ignacio Miguéliz ha dedicado algunas publicaciones a la platería americana conservada en Guipúzcoa, que ha sufrido tan duramente el expolio sobrevenido en guerras y desamortizaciones; por su parte, Rosa Martín Vaquero ha publicado algunos legados conservados en Álava, provincia que cuenta con un catálogo monumental excelente en el que se recogen las piezas de plata y los ornamentos conservados en la provincia; González Cembellín ha recopilado la documentación publicada y referida a donaciones indianas en el territorio del País Vasco; Cruz Valdovinos ha estudiado el conjunto de obras de platería conservado en el País Vasco y La Rioja y ha realizado muy valiosas investigaciones sobre la platería hispanoamericana en Espaüa. A La Rioja ha dedicado sus investigaciones la profesora Arrúe Ugarte y especialmente interesantes son sus publicaciones sobre la platería americana existente en Santo Domingo de La Calzada, Ezcaray y Arnedo. Navarra cuenta con una investigación modélica realizada por Carmen Heredia y las hermanas Mercedes y Asunción Orbe y Sivatte. Lena S. Iglesias ha estudiado, a su vez, la platería hispanoamericana conservada en Burgos, mientras que Rafael Munoa presentó un buen número de obras de la zona con sus marcas y fotografías. Por último, Cristina Esteras, una de las mayores especialistas en platería hispanoamericana, ha dado a conocer numerosas obras de platería americana del territorio estudiado y ha dedicado un estudio monográfico a Luis de Lezana, uno de los escasos plateros cuzqueüos con adjudicación de obras. En los últimos aüos se han incorporado noticias muy interesantes en catálogos de exposiciones: El galeón de Manila, Oriente en Palacio, Filipinas puerta de Oriente, El oro y la plata de las Indias en la época de los Austrias, Los Siglos de Oro en los virreinatos de América, Perú, indígena y virreinal, Iberoamérica mestiza, El país del quetzal ... 3 1

La bibliografía siguiente nos ahorrará repetir citas. Son tantas las obras conservadas en el territorio estudiado

que sería muy prolijo nombrar siempre a quienes estudian o mencionan unas y otras obras. L. ANDF.RSON: El arte de

la platería en México, México, 19.56. B. ARRÚE UGARTE: "Platería hispanoamericana en La Rioja: piezas mexicanas en Santo Domingo de la Calzada y Alfara,,, Artigrama, n." 3, 1986, pp. 215-236. J. A. BARRIO l.ozA: «El brillo de la plata», en La catedral de Santiago. Bilbao. Bilbao, 2000, pp. 155-166. Íd.: «Platería barroca•., Orfebres y plateros. El taller de Eloy García, Bilbao, 2006. E. CnIPUZANO: Arte colonial en Cantabria, Santillana del Mar, 1988. E. CA:vil'UZANO RUIZ: «El arte colonial en Cantabria •., en Los Indianos. El arte colonial en Cantabria, Santander, 1992. S. CARRETERO REBFS: Platería religiosa del Barroco en Cantabria, Santander, 1987. j. M. CRL:Z VALDOVINOS: «Platería hispanoamericana en el País Vasco", en l. ARANA Pr'Rrz (coord.): Los vascos y Aménca. Ideas, hechos, hom!Jres, Madrid, 1990, pp. 106-116. J. M. C:rzuz VALDOVINOS: Cinco siglos de ¡1/atería sevillana, Sevilla, 1992. Íd.: Plateri,1 hispanoamericana en J,a Rioja, l.ogroiio, 1992. Íd.: Platería en la Fundación I.ázaro Galdiano, :V!adrid, 2000. J. M. CRt7 VALDOVINOS y A. ESCALERA: La platería en la catedral de Santo Domingo, Santo Domingo, 1993. El arte de la platería mexicana. 500 mios. México, 1989. C. EsrrnAs MARTÍN: «México en la Baja Extrema dura. Su platería,., Memorias de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, vol. I, 1983, pp. 195-245. Íd.: Platerí.,en Los Indianos . El arte colonial en Cantabria, Santa nder, 1992, pp. 47-51.

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ARTE Y MECENAZGO INDIA NO. DEL CANTÁBRI CO AL CARIBE

Elorrio (Vizcaya), convento de Santa Ana . Arqueta, hacia 1700.

de Velasco, depositó en el panteón familiar de Medina de Pomar. 19 La tipología de arqueta portuguesa pasó a América, donde se hicieron enteramente de plata -una con las armas del duque de Lerma y marca de México se guarda en el monasterio de San Bias de Lerma y otra arqueta de excelente calidad regaló Pedro Antonio de Barroeta, arzobispo de Lima de 1751 a 1758, a la iglesia de Ezcaray- o bien al modo indoportugués combinando la concha de tortuga con la plata. Aparte de los usos civiles que pudieron recibir, en las iglesias las arquetas se usaron - tanto las de plata como las de concha- como sagrarios para el Jneves Santo y como relicarios. De carey con refuerzos de plata y datables a finales del siglo XVII son una arqueta con abundantes apliques de plata de la iglesia de San Pelayo de Oviedo, otra arqueta de colección particular en Cantabria y una tercera se muestra en el Museo Diocesano de Bilbao pero procede del convento de Santa Ana de Elorrio y originalmente la había donado Diego López de Mallea, caballero de Santiago, al monasterio de Santa Margarita de Ermua. De concha A. A. BARRÓN GACíA: «Arqueta de reliquias », en A. J. MORALES (dir.): Filipinas, puerta de Oriente. De Legazpi a Malaspina. Madrid: Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, 2003, pp. 302-303. 19

ORNAMENTOS ARTÍSTI COS Y DONACIONES IN DI ANAS EN EL NO RTE CA NTÁBRICO

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Santo Domingo de la Calza da, catedral. Copón de nácar. Gujarat, hacia 1660.

de tortuga y madera de ébano es el sagrario, donado hacia 1650 por Diego Díaz de Mendívil, a la iglesia de Mendívil (Álava) que se considera americano. Con incrustaciones de nácar se conservan algunas obras menores como cruces de altar, atriles y marcos de cuadros. El nácar de una madreperla de buen tamaño se utilizó para confeccionar una concha de bautizar adornada con un relieve que representa la Resurrección; se conserva en el Museo Diocesano de Santillana del Mar, llegó a través de una donación reciente y parece obra oriental del siglo XIX. La catedral de Santo Domingo de la Calzada posee un curioso y exótico copón de metal y nácar que pudieron mandar, a mediados del siglo XVII, Gaspar de Ocio y el capitán Domingo Cantabrana que comerciaba con productos transportados por el galeón de Manila . Se inspira en las formas de la platería clasicista de tiempos de los Austrias Menores, pero la copa y su tapa se conforman con pétalos o gaj os de nácar perfectamente ajustados. Como esta obra no está pensada para contener líquidos, las piezas de nácar se encajan en la estructura de metal sin apenas clavos, tan habituales en las piezas de nácar procedentes de Gujarat (India). De este activo centro artístico indo-portugués salieron algunas extravagantes fuentes y

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aguamaniles 20 de uso civil que ensamblan las placas de madreperla de modo semejante a como se hace en el copón de la catedral calceatense que ha de proceder de la India. El puerto de Manila fue una fenomenal encrucijada para los productos asiáticos de la India al Japón. Semejante interés tienen las obras de nácar abierto a buril formando dibujos figurativos que se duda si vincular a Nueva España, a Filipinas y su ámbito oriental o relacionar directamente con las labores indo-portuguesas. El convento de Santa Clara de Medina de Pomar conserva dos cuadros que pueden ser americanos. Son obra del siglo XVIII y representan a la Dolorosa y a santa Apolonia, pero nos interesan sobre todo sus marcos de ébano cubiertos de nácar grabado con abundantes escenas y figuras. En el marco de la Dolorosa abundan santos franciscanos junto a la cruz de Jerusalén y en el de santa Apolonia, que se completa con follaje recortado al aire y confeccionado sobre nácar, dominan las escenas de la vida de María. Para las figuras se siguen modelos de estampas europeas y no se puede descartar que, como los cuadros, los marcos sean novohispanos. Con la misma técnica -madera cubierta por un mosaico de nácar- se realizó la excepcional cruz de Jerusalén que Caja Cantabria guarda en el palacio Peredo Barreda de Santillana del Mar. De grandes dimensiones - algo más de dos metros de alto- se cubre con un completo programa iconográfico que gira en torno a la exaltación de la Inmaculada y de los santos de la orden franciscana. 21 Placas de nácar, con santos franciscanos a los lados de la Inmaculada, adornan una rica cruz de altar con crucificado de marfil colocado sobre un cerco de ráfagas de plata. Cristo está labrado según una tipología habitual en Occidente desde el siglo XVI y no tiene rasgos orientales. Se muestra en el Museo Diocesano de Santillana del Mar y procede de la iglesia de San Sebastián de Reinosa. Puede datarse en la primera mitad del siglo XVIII, y tal vez sea de taller indo-portugués .22 En Europa se apreciaba desde antiguo la seda china que llegaba a través de los puertos mediterráneos del Próximo Oriente donde concluían las caravanas de la China . El tráfico continuó durante la Edad Moderna, dificultado momentáneamente por los cambios político-militares en la zona, la caída de Constantinopla y la fuerte tensión entre los Estados europeos y el Imperio otomano. Los descubrimientos portugueses encontraron una nueva vía directa y la conquista americana y la apertura del trayecto

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Se reproducen va rias fu entes de G ujarat en colecciones portuguesas, así como un conjunto de fu ente agua manil, de una colecció n privad a de Oporto, en N . VASALLO E SILVA (coord.): A heram;a de Rauluchantim, Li sboa, 1996, pp. 199-210. Otra fu ente aguamanil del siglo xv1, en co lecció n lisboeta, una garrafa y otra s bandejas de nácar de Gujarat se expusieron en Exotica. O s descobrimentos portugueses e as cám aras de maravilhas do Reizascimento, Lisboa, 2002, pp. 123-130. Ta mbién, Exotica. Portugals Entdecku ngen iin Spiegel fü rstlicher Kunst- und Wunderkainmern der Renaissance, Wien, 2000. 11 Javier Gómez, que ha estudiado la cruz, la data en to rno a 1700. J. GóMEZ M ARTíNEZ: «Cru z de Jerusa lén ,,, en A. J. M ORALES (dir.): Filipinas, puerta de O riente. De Legazpi a Malaspina. Madrid: Sociedad Estata l para la Acción Cultura l Exteri o r, 2003, pp. 3 10-311. 11 La iglesia de M atu te (La Rioja) posee otra cru z de a irar con Cristo de marfil sobre respl andor de plata y peana arquitectónica en la que el nácar está sustituido por a pliques de bronce, entre ellos una ca lavera . Se ha vinculado con los trabajos ind o-portugueses.

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del Galeón de la China abrió una nueva ruta comercial que beneficiaba directamente a España. Las sedas apenas han suscitado el interés de los investigadores y merecerían un estudio particular. Entre ellas se pueden encontrar obras tan singulares como el terno de la colegiata de Xunqueira de Ambia (Orense) confeccionado con riquísimas sedas, propias de la aristocracia oriental, completamente cubiertas con bordados de sedas de colores que dibujan rameados florales, pavos reales y otras aves exóticas.23 La llega da de sedas chinas a través del galeón de Manila, debió de ser muy frecuente. Unas veces llegaron obras bordadas y completamente terminadas, otras veces se enviaron piezas de seda para ser confeccionadas en España. A lo largo de la segunda mitad del siglo xvn el capitán Cantabrana y Gaspar de Ocio, que comerciaban con China y eran vecinos de Santo Domingo de la Calzada y residentes en Nueva España, realizaron numerosos obsequios a la catedral calceatense y algunos fueron telas de seda. En marzo de 1652 el capitán Cantabrana deseaba regalar un frontal de plata a la catedral y pidió las medidas adecuadas al ca bildo. Aunque había recibido los anchos del frontal con un dibujo hecho por el pintor Jerónimo de Salazar, cambió de opinión y pensó hacerlo de seda en China, junto con un terno completo, pero finalmente, en 1654, el frontal y unas andas para el santo patrón se enviaron de plata y llevan las armas de Gaspar de Ocio, personaje al que Cantabrana representó en varias ocasiones. 24 El 30 de marzo de 1666 el capitán Cantabrana anunciaba al cabildo calceatense la llegada de varias piezas de plata -entre ellas un portapaz de filigrana que se conserva- y señala que le había costado desembargadas del poder del juez que las retenía junto «con la demás ropa que me vino de China el año pasado ». Más tarde, a petición del cabildo de Santo Domingo de la Calzada que deseaba confeccionar capas para los canónigos, Cantabrana envió, en febrero de 1678, seis piezas «de damascos mandarines de China blancos». 25 Ornamentos llegados de China y Filipinas en los siglos xvm y x1x se registran en diversos inventarios de iglesias cantábricas. En 1776 la iglesia de Santillana del Mar poseía un ornamento entero de China al que puede pertenecer una capa pluvial de seda adornada con flores bordadas y con una imagen de santa Juliana en el capillo. Diversos ornamentos envió, desde Manila, Francisco Díaz de Durana, nacido en Durana en 1743 y vicario general y deán de la catedral de Manila. 26 Los ornamentos filipinos se bordan so bre sedas de los colores litúrgicos y reparten flores en ramos delgados y alargados. De los ornamentos enviados por Díaz de Durana, bastantes con inscripción de donación 23 ]. M . MONTERROSO MONTERO: «Terno litúrgico filipino », en A. J. MORALES (dir.): Filipinas, puerta de Oriente. De Legazpi a Malaspina , M adrid: Sociedad Estata l para la Acción Cultu ral Exterior, 2003 , pp. 282-283 . 24 B. ARRÚE ÜGARTE: «Platería hispanoamericana en La Rioja: piezas me jica na s en Santo Domingo de la Calza da y Alfaro», Artigrama, n.º 3, 1986, pp. 2 19-220. 15 M.' T. SANCHEZ TRUJILLANO: El arte hispano-filipino en La Rioja. Los marfiles, Logroño, 1998, p. 45 . 26 M.]. PORTILLA: (dir. ). : Catálogo Monum ental Diócesis de Vitoria. Tom o 111. Ciudad de Vitoria, Vitoria, 1970, p. 111. Tomo Vil. Cuartango, Urcabustaiz y Cigoitia . Vitoria, 1995, p. 225. Torno v11 1. Los valles de Arramaiona y Gamgoa. Por Ubarrundia a la Llanada de Álava, Vitoria, 2001, p. 531. J. M. GoNZALEZ CEMBELLiN: América en el País Vasco. Inventario de elementos patrimoniales de origen americano en la comunidad autónoma vasca (referencias bibliográficas), Vitoria-Gasteiz, 1993 .

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ART E Y MECENAZGO IN D IAN O. D EL CANT.i BR ICO AL CARIBE

Vi ll aescusa . Detall e de la sombrill a, pr imera mitad del siglo x1x . Museo Diocesano de Sa nti ll ana del M a r.

bordada en el interior, se conservan cas ullas en su pueblo natal, Durana (Álava), en la catedral vieja de Vitoria, en Eribe (Ála va ) - una verde de 1776 y otra ro ja de 1805- , en Miífano Mayor (Álava ) - dos casullas blancas y una blanca de 1776- y Ochandio (Vizcaya) - una casulla roja y otra verde- . Simón de Anda y Salazar, goberna dor, capitán general de Filipinas y presidente de la Audiencia, posiblemente donó, hacia 1776 fecha de su fa llecimiento, un terno blanco bordado en seda de la iglesia de San Esteban de Vitoria. Ambrosio de M eabe, residente en M éxico, envió en 1772 a la iglesia de Sa nta María de Uríbarri en Durango un terno blanco junto con varias casullas y capas. Otros ornamentos de seda se conservan en las iglesias alavesas de O ndá tegui, Jócano , Buru aga y Durana donde, aparte de los ornamentos donados en 1776 por el deán de Manila, se conservan otras casullas rega ladas por Juan Santos de Ayala en 1850. Po r las mismas fechas del siglo XIX pudo hacerse la capa pluvial de la iglesia de Santa Ana de Durango (Vizcaya ). Como las casullas de Ochandio, la capa de Durango se guarda en el M useo Diocesano de Arte Sacro de Bilbao. Es de seda blanca y delicadas flores bordadas con sedas de matices. En la segunda mitad del siglo XIX, en Filipinas y

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ORN AME1'1TOS ARTÍSTICOS Y DONACIO NES IN DIA N AS EN EL N ORTE CANTÁBRICO

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con seda blanca y bordado de flores, también se realizó un palio del santuario de Santa María la Antigua en Orduña (Vizcaya). En el año 1900 los marqueses de Urquijo donaron a la parroquia de San Pedro de Llodio otro palio de seda blanca bordado con paisajes, figuras humanas, gacelas y mariposas.27 Con anterioridad, para servicio de la iglesia y capilla del Santo Cristo de Manurga (Álava), llegó un magnífico palio bordado con hilos lasos -sin torcer- de seda. El palio, de manufactura china, debió de ser un frontal originalmente y ha de corresponder con el que en 1694 envió Pedro Martínez de Murguía desde Cádiz. 28 Está adornado a la manera de las alfombras y contiene un medallón central alargado, esquinas bordadas y, además, por el resto del campo reparte pavos reales y ramilletes. A la familia Solana González Camino de La Concha de Villaescusa (Cantabria) perteneció una sombrilla y una colcha de seda bordada, ahora en el Museo Diocesano de Santillana del Mar. La sombrilla es de seda roja con figuras orientales en paisajes sugeridos por el tamaño de las flores, los árboles, las pagodas y otros objetos. Esta sombrilla, probablemente bordada en China, tiene eje o mango de marfil profusamente tallado a base de hojas, flores y aves al vuelo. La colcha es de seda blanca y está enriquecida con abundantes bordados: rameados florales, aves y cuatro escenas de caza en medallones de perfil conopial. Los personajes tienen rasgos chinos y la colcha ha de ser china y algo más antigua que la sombrilla, posiblemente de fines del siglo xvm, mientras que la sombrilla se puede datar en la primera mitad del siglo XIX. Hemos comentado que con la sombrilla se llevaba el viático a los enfermos y con la colcha se les cubría al administrarles la extremaunción. La catedral de Santander posee otro gran paño de seda roja bordada con flores , aves y figuras que los investigadores considerar también colcha sacramental. 29 Se dice que debió de hacerse en Filipinas, aunque tampoco se puede descartar a los puertos de China como probable origen. Seguramente se corresponde con «un paño broslado grande de tafetan colorado de ymagenes » que recoge un inventario de bienes de la catedral santanderina en 1778. A lo largo del siglo XIX llegaron en abundante número mantones de Manila -en buena medida chinos-; uno muy hermoso, de flores y pájaros multicolores, se encuentra en el santuario de Santa María la Antigua de Orduña. De Filipinas, o tal vez de América, hubo de llegar una casulla de la iglesia de Ochandio -hoy en el Museo de Arte Sacro de Bilbao- con bordado de flores, uvas y granadas que llenan completamente el campo y que, en el franjón central delantero y trasero, lleva 27 M. J. PORTILLA (dir.): Catálogo Monum ental Diócesis de Vitoria. Tomo v1. Las vertientes cantábricas del noroeste alavés, la ciudad de Orduiia y sus aldeas, Vitoria, 198 8. La parroqui a de Llodio posee una casulla de seda roja y minuciosos bord ados que pueden ser, también, regalo de los dona ntes del palio. 28 J. M. GONZALEZ CEMBELLfN: América en el País Vas co. Inventario de elementos patrimoniales de origen americano en la comunidad autónoma vasca (refe rencias bibliográfi cas), Vitoria-Gasteiz, 1993. M. PORTILLA (dir. ): Catálogo Monumental Diócesis de Vitoria. Tomo v11. Cuartango, Urcabustaiz y Cigoitia, Vitoria, 1995, p. 224. 29 E. CAMPUZANO: Arte colonial en Cantabria, Santillana del Mar, 1988. Íd.: «El a rte colonial en Cantabria ». Los indianos. El arte colonial en Cantabria, Santander, 1992, pp. 47-51. J. J. Pm o SANCHEZ: «El arre mueble en la catedral de Santander hoy>>, en J. L. CASADO SOTO (ed.): La catedral de Santander. Patrimonio m onumental, Santande1; 1997, p. 310.

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óvalos con figuras de trazo somero y elemental. Por el marco de los óvalos, que todavía siguen la forma de los cueros recortados aunque sean esquemáticos, se puede datar a finales del siglo xvn. Mayor interés tiene un terno completo de la catedral de Santiago de Bilbao. Fue confeccionado con una rica tela bordada de compleja elaboración, en la que con hilo de oro se bordan grandes hojas y flores que cubren completamente la tela de base y lo hacen con un ritmo que recuerda las obras de plata peruana. Se obtiene así una pesada y principesca tela de oro con el dibujo imperceptible a cierta distancia a pesar de que algunos perfiles se resaltan con hilo marrón. En el día de hoy se expone en el Museo de Arte Sacro de Bilbao y creemos que se hizo hacia 1650, posiblemente en el Perú . De este origen americano ha de ser sin duda un poncho de lana trabajado a modo de tapiz; se conserva en la casona Cossío de Tudanca (Cantabria). Tiene orla floral, escudos con lambrequines y cimera, flores repartidas por el campo y curiosas escenas taurinas y de caza de aves con escopeta. Se puede datar en el siglo xvm y Campuzano cree que pudo pertenecer a Pascual Fernández de Linares, fundador de la casona donde se guarda. 30 Muy pronto se supo que en el lejano Oriente abundaba el marfil, otro de los materiales más valorados en Occidente. Los objetos devotos realizados en marfil, atesorados con fruición desde la Edad Media, comenzaron a llegar a España nada más abrirse la ruta del galeón de la China. La riqueza del material y el origen oriental de los objetos de eboraria propició una extraordinaria devoción asociada a la santidad del sujeto representado. Se trata sobre todo de imágenes de Cristo expirando en la cruz o muerto en otras ocasiones. 3 1 Frecuentemente se han calificado estos marfiles como hispano-filipinos, pero la documentación aclara muchas veces que vinieron de China y algunos pueden ser de Siam o indo-portugueses. Ciertamente también se hicieron en Filipinas donde se instalaron artesanos chinos, conocidos como sangleses, que llegaron a monopolizar la mayor parte de las actividades mecánicas. A las tierras del Cantábrico llegaron muchos y excelentes marfiles. En 1585, Luis de Landa, tesorero de Felipe II, dotó la capilla de San Juan de Arroyabe (Álava) con un hermoso Cristo de marfil de cuerpo vertical, detallado modelado corporal y actitud expirante conformando una tipología que será habitual en los Cristos llega dos de Oriente. 32 El 4 de noviembre de 1603 se acordó depositar un Cristo de marfil en una capilla del convento de San Francisco de 30 E. CAMPUZANO: Arte colonial en Cantabria, Sanrillana del Mar, 1988. Íd. : «El arte colonial en Cantabria», Los Indianos. El arte colonial en Caiztabria, Santander, 1992. 31 Estudia la escultura de marfil M. ESTELLA: Marfiles hispano-filipinos en las colecciones particulares de Madrid, Madrid, 1972. Íd.: La escultura barro ca de marfil en Espaiia. Escuelas europeas y co loniales, Madrid, 1984. Íd .: Marfiles de las provincias ultramarinas orientales de Espai1a y Portugal, Monterrey, 1997. Otros autores han estudiado aislada mente algunos marfiles del norte peninsul ar. Destacamos el estudio de la extraordi naria colección de marfiles conservada en La Rioja de M .' T. S,\NCHEZ TRUJILLANO: El arte hispano-filipino en La Rio¡a. Los marfiles, Logroño, 1998, y la obra de J. M. CASADO: Museo Oriental de Valladolid. Catálogo JI. Marfiles hispano-filipinos, Valladolid, 1997. 32 Además de la s obras de Margarita Estella citadas arriba, véase G. LóPEZ DE GurnEÑu: Álava, solar de arte y de fe, Vitoria, 1962. M . ]. PORTILLA (dir.): Catálogo Monumental Diócesis de Vitoria . Tomo IV. La Llanada occidental de Álava, Vitoria, 1975, pp. 277-278. E TARAR ANITUA: Barroco importado en Álava y diócesis de Vitoria, Vitoria, 1995, pp. 87-89 . El segundo Cristo de Arroyabe se muestra ahora en el Museo Diocesano de Arte Sacro de Vitoria.

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Lanesrosa (Vizcaya) y .\!lijares (Cantabria). Cristo de marfil.

Castro Urdiales que el capitán Gaspar de Sierralta pensaba levantar. El convento le cedió un espacio, entre la sacristía y el púlpito, para edificar la capilla y el capitán se obligó a colocar «un Christo devotisimo que traxo de la China de que se puede hacer cruzifixo y descendimiento de la cruz y sepulcro santo». Se obligaba también a llevar una «imagen devotisima de Maria Nuestra Señora de marfil que traxo de las Indias a la mano derecha del Christo y a la izquierda el glorioso san Diego ».33 Lamentablemente no se conservan, pero al expresar que con el Cristo se podía hacer crucifijo y descendimiento podemos suponer que el Cristo era semejante al Crucificado de Lanestosa (Vizcaya) que hasta hace pocos años se seguía usando para hacer yacente en Semana Santa, tal como se indica en la donación del Cristo de Castro Urdiales. El Cristo de Lanestosa, expirante y probablemente de taller chino, conserva el color negro del cabello y la profusa efusión de sangre con la que se policromaban; pertenece al grupo de Cristos expirantes que encabeza el de la catedral de Toledo, data ble hacia 1600. El de Lanestosa es muy semejante, en realidad algo menos fino, a otro de la catedral de Santo Domingo

" Archivo de Santa Clara de Medina de Poma1; Signatura 25.22. El capitán Sierralta debía entregar diversos ornamentos para la capilla. Uno de ellos debía ele ser de seda china: «Un frontal costosisirno y muy ncrmoso que traxo de Indias para la capilla y ornato » con la obligación de que el sacrist,ín del convento pudiera adornar el altar nia vor de la iglesia con el frontal en los tres principales días de Pascua y en el día de San Francisco.

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de la Calzada que donó el capitán Domingo Cantabrana en 1693 y lo describe en el envío como «un santo Christo de marfil de mas de dos tercias de alto y la cruz de madera de China ».34 Unos años antes, en 1683, Domingo y Juan de Larrea y Ortiz de Zárate, residentes en México, enviaron a Eribe (Álava), su población natal, otro Cristo frontal y expirante, de la tipología que comentamos. En este último, además de los colores negro y rojo, habituales en la policromía, se ha aplicado dorado en algunos detalles. De finales del siglo XVII -posiblemente donados por Pedro Martínez de Murguía- son otros dos Cristos semejantes de la iglesia de San Martín de Manurga (Álava); uno de ellos está clavado a una cruz de nudos de madera oriental, como el de Eribe. 35 Una obra excepcional por su tipología es el Cristo de Mijares (Cantabria). El crucificado mide noventa centímetros de alto y la cruz más de metro y medio. Un vástago de marfil incrustado se enrosca por el árbol de la cruz que es de madera oriental. Cristo tiene facciones chinas, no lleva corona ni la barba bífida común en los Cristos expirantes del siglo xvn. De elaboración muy delicada, nos parece que ha salido de un obrador chino y lo datamos en las primeras décadas del siglo xvm. De semejantes dimensiones es el Cristo del convento de Clarisas de Villa verde de Pontones pero que procede del convento de la misma orden en Santillana del Mar. 36 Campuzano cree que ambos Cristos pudieron ser donados por algún miembro de la familia Sánchez de Tagle establecido en Nueva España. En el palacio de los Alvarado de Ada! (Cantabria) se conserva otro Crucificado del mismo tipo y de buen tamaño -el árbol, adornado con tallos vegetales de marfil incrustado, mide un metro con veinticinco centímetros y el crucificado pasa de sesenta centímetros-. Está modelado con rasgos achinados, sin corona y barba cerrada. Los trajo a Ada! el fundador del palacio de los Alvarado, Pedro Antonio Alvarado que en 1726 era capitán de una compañía de infantería de los tercios de Manila y en 1733, residente en México, fue general del galeón Nuestra Señora de la Guía sito en Acapulco; regresó a España en 1751 .37 Otros Cristos de menor tamaño pero interesantes, de las últimas décadas del siglo XVII, poseen la iglesia de Santibáñez de Carriedo -ahora en el Museo Diocesano de Santillana del Mar-, la colegiata de Santillana y el convento de dominicas de Santillana. Del siglo xvm es el Cristo de Ruiloba (Cantabria). Otros Cristos de marfil de tamaño pequeño se conservan en las iglesias alavesas de Caicedo-Yuso,

M .'' T. SANCHEZ TRUJILLANO : El arte hispano- filipino en La Rio¡a. Los marfiles, Logro11o, 1998, p. 45. Los Cristos de Eribe y M anu rga se han depositado en el Museo Diocesa no de Arte Sacro de Vitoria. Se estudian en las publicaciones citadas de Marga rita Estella y en el tomo vn del Catálogo Monumental Diócesis de Vitoria. 36 E. CAM PUZANO Ru1z: Los Indianos. El arte colonial en Cantabria, Sa ntander, 1992. 37 La hipotética elaboración chi na de este crucifica do se refu erza con los rasgos, tambi én achinados, de un Sa n José y el N iño del mismo palaci o. San José suj eta una vara florid a con ca pullos en el extremo que Margarita Estella relaciona con fl ores habituales en composiciones del arte chino. En la capilla del palacio de Adal se muestra un pequeño san Antonio de Padua de marfil que debe ser hispano-filipin o de hacia 1700. Estas o bras se dieron a co nocer en A. E. CARRETERO BAJO: «Marfiles hispano-filipinos en el palacio de los Alvarado », Boletín del Museo e Institu to Camón Az11ar, xv, 1984, pp. 82-85. Margarita Estella ha destaca do la semejanza del Cristo de Ada! con el del colegio de los Escoceses de Va ll adolid, M. EsTELLA: La escultura barroca de m arfil en España. Escuelas europeas Y coloniales, Madrid, 1984, t. 11, pp. 123, 278 y 302. 34 35

ORNAMENTOS ARTfST!COS Y DONAClONES INDIANAS EN EL NORTE CANTÁBR!CO

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Labastida, Bergüenda, catedral de Santa María de Vitoria - que puede tener alguna relación con el ámbito indo-portugués y es de talla experta y muy delicada- 38 y convento de Santa Cruz de Vitoria; todos ellos se pueden datar en el siglo xvrn, salvo los de Labastida y Bergüenda que son del siglo xvn; el de Bergüenda se ha relacionado con Sebastián Hurtado de Corcuera , gobernador de Filipinas vuelto a España en 1650. Se han relacionado con Pedro Lamberto de Asteguieta, cónsul general de Filipinas en 1772, los Cristos expirantes de Orduña (Vizcaya) y Antezana (Álava). 39 Otros Cristos orientales -filipinos según la profesora Kawamura- son los de Cudillero (Asturias), Caoñana (Asturias), Museo de Covadonga - tal vez sea de taller indo-portugués, como otro de la catedral de Oviedo- y convento de San Ju an de Corias. 40 H emos señalado que el Crucificado de la iglesia de Reinosa, sobre pie decorado con nácar, puede ser indo-portugués. El Museo Diocesano de Arte Sacro de Bilbao posee un Calvario con figuras de marfil sobre madera; lleva al pie a san Juan y a la Magdalena en disposición sedente, como en otros calvarios indo-portugueses de la región de Goa. 41 Aparte de los crucificados, en Ca ntabria se conservan otras figuras de marfil extraordinarias. Procedentes de la ermita de Puente San Miguel -ahora en el Museo Diocesano de Santillana del Mar- son las maravillosas figuras de San Miguel - de algo más de 90 centímetros de alto-y la Inmaculada, que pasa de 60 centímetros. Para conformar fig uras tan grandes se usan clavos redondos de marfil para enca jar unas piezas con otras. El autor, seguramente chino de la segunda mitad del siglo XVII, hace un gran esfuerzo por representar los rostros de María, de los angelitos del pie y de San Miguel con rasgos occidentales. Sin embargo, la túnica de María se pliega a la espalda al modo chino o japonés y el demonio que pisotea san Miguel tiene rasgos chinescos. San Miguel viste coraza y fa ldellín de tiras y adopta una postura muy conocida en las imágenes y las estampas renacentistas. Campuzano cree que ambas figuras las pudo donar un miembro de la familia Sánchez de Tagle y que el mismo donante depositaría la imagen de san Ju an Bautista de la iglesia de Villa presente, parroquia a la que pertenecía la ermita de san Miguel. 42 Esta imagen mide lo mismo que la Inmaculada y las 38 Algun os datos comparati vos ay ud an a datar este Crucificado en torno a 1800. Un Cristo de la misma tipología, aunq ue de menor virtuosismo, en vió Fra ncisco J av ier de Lizana, arzobispo de México desde 1802 y virrey desde 1809. Lo remitió poco antes de su fa ll ecimiento, ocurrido el 6 de marzo de 1811, a la parroquia de Arnedo, su pueblo nata l. En el in ventario de 1814 se describe corno «un sa nto C hr isto de marfil con su angel recogiendo la sa ngre del costado y tiene su cruz con pie d e pa lo basta nte fino ». M ." T. SANCHEZ TRUJ ILLANO : El arte hispano-filipino en La Rioja. Los marfiles, Logroí\o, 1998, p. 89-9 1. 39 P. ECHEVERRÍA y J. VÉLEZ: «Cristo. Anteza na de Foronda », en Mirari. Un pueblo al encuentro del arte, Vitoria, 1989, p. 284. 'º Y. KAWAMURA: «Eboraria española e hi spano-fi li pi na en Asturi as », Archivo Espm1ol de Arte, n.º 255, 1991, pp. 397-402. 41 Varios ca lvarios semejantes a l de Bilbao en B. FERRÁO DET AVARES ET AvORA: Imaginaria /uso-oriental, Lisboa, 1983 . .., El profesor Enrique Campuzano se ha referid o a estas im ágenes de marfil, como tambi én a las obras indianas con servadas en Cantabria que aquí presentamos, en diversas publicaciones entre las que destacamos E. CAMPUZANO Ru1z: Los Indianos. El arte colonial en Cantabria, Santander, 1992.

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piezas de marfil que la conforman se encajan con la misma solución técnica. Se aprecia, también, un semejante esfuerzo por reproducir los rasgos faciales occidentales. Las tres imágenes comparten una misma quietud expresiva en el rostro, característica que es bastante general en las imágenes de marfil orientales hechas para consumo de los pueblos de Occidente. El san Juan Bautista de Villapresente se compone siguiendo una graciosa curva prefigurada por la forma del colmillo de elefante. Lo mismo encontramos en las imágenes de la Inmaculada y san Miguel - esta en dirección contraria- de la ermita de Puente San Miguel. La figura de san Juan Bautista se viste con una rizada piel que contrasta con la absoluta ausencia de lana del cordero interpretado muy libremente por el artista chino que realizó la obra. En la colección Manso de Zúñiga de Lequeitio (Vizcaya) se guarda desde antiguo una imagen de san Miguel, casi estático pese a su ademán de combatir con el demonio. 43 Se puede datar en el siglo XVII y lo más curioso es el demonio de cuerpo humano y cola de serpiente que muestra el rostro sin caricaturizar, posiblemente por falta de medios expresivos del artista. Otras imágenes de marfil interesantes son las Vírgenes del Rosario de Cudillero (Asturias), del monasterio de Quejana (Álava) y la imagen de María con el Niño de Caoñana (Asturias). La Virgen del Rosario de Cudillero se ubica en un altarcito de plata y se dispone sobre un resplandor de rayos. Tiene inscripción de donación y fecha: en 1712 la envió Domingo Fernández de Lacantera al convento de Santo Domingo «tierra y patria», que la profesora Kawamura supone acertadamente que ha de ser el monasterio dominico de Oviedo. 44 Sin embargo, el donante fundó poco después una capilla en su pueblo natal y allí permaneció la imagen. Esta obra resume en sí misma la intensa relación que se estableció entre Oriente y Occidente a través del puente americano. Tallada por artesanos chino-filipinos (o tal vez luso-indios) atendiendo una tipología llegada de Occidente, se remitió a Acapulco con el galeón de Manila y, en América, el donante ubicó la imagen en un altarcito de plata novohispana antes de enviarla a España. De los talleres hispano-filipinos del final del siglo xvn o primera mitad del siglo xvm procede la imagen de María con el Niño de la iglesia de Caoñana . De finales del siglo XVII, o mejor del siglo xvm, son dos imágenes de la Virgen del Rosario del monasterio dominico de Quejana. 45 Como se sabe, santo Domingo de Guzmán y los dominicos impulsaron el culto a la Virgen del Rosario, a diferencia de los franciscanos, que promovieron la imagen de María Inmaculada. Las dos tallas llevan abundantes toques de policromía, por influjo de la escultura colonial portuguesa, y son de factura algo elemental y de formas hispanizadas - de mayor valor la que sostiene al Niño vestido 43

M . ESTELLA: La escultura barroca de marfil en España. Escuelas europeas y coloniales, Madrid, 1984, t. u,

p. 262. 44 Y. KAWAMURA: «Eboraria española e hispano-filipina en Asturias», Archivo Español de Arte, n.º 255, 1991, pp. 397-402. Íd.: Arte de la platería en Asturias. Periodo barroco, Oviedo, 1994, pp. 143-144. 45 M . J. PORTILLA (dir.): Catálogo Monumental Diócesis de Vitoria. Tomo VI. Las vertientes cantábricas del noroeste alavés, la ciudad de Orduña y sus aldeas, Vitoria, 1988, p. 806. F. TABAR ANITUA: Barroco importado en Álava y Diócesis de Vitoria, Vitoria , 1995, p. 215.

ORNAMENTOS ART(STICOS Y DONACIONES IN DIANAS EN EL NORTE CANTÁBRICO

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y camina sobre un remolino de nubes-. Características de la producción hispano-filipina fueron las imágenes de vestir con alma de madera, cabeza y manos de marfil y riquísimos vestidos bordados. Se hicieron durante toda la dominación española, desde el siglo xvr y en la costa cantábrica se ha localizado una imagen de esta tipología con alguna variante, pues sustituye las ricas vestimentas por la madera tallada. El dominico Ramón Martínez Vigil, obispo de Oviedo de 1884 a 1904 que había servido como misionero en Filipinas, regaló a la iglesia de Pola de Siero una Virgen de madera con el rostro, las manos y los angelitos del pie de marfil. 46

La plata americana

La inmensa mayoría de los objetos artísticos llegados de América a la costa cantábrica, como al resto de España, fueron de plata. 47 Lo conservado es fruto casi exclusivo de donaciones y legados a iglesias. Los donantes enviaban frecuentemente el legado en vida y otros lo dejaban ordenado en sus respectivas mandas testamentarias. El regreso a España de quienes habían hecho fortuna era buen momento para traer preseas a las iglesias o santuarios de la tierra chica. Así, Vicente Antonio Miñón, al volver de Nueva España en 1791, vino con algunos regalos para la ermita de Pedrajas en Poza de la Sal, a la que manifiesta su agradecimiento por la buena suerte que había tenido. 48 Unos años antes, Luis Antonio de Foronda, al regresar de las Indias, donó una lámpara de plata, un terno y tres casullas a la iglesia de Asteguieta (Álava). A menudo el donante toma la iniciativa para realizar el don, pero algunos legados estuvieron condicionados por peticiones inducidas y responden a necesidades concretas de las parroquias. Las medidas del arco de plata que cobija la figura de santo Domingo en la catedral de Santo Domingo de la Calzada son tan precisas que requieren envío previo de las medidas a México y un carteo entre el cabildo y el donante, semejante al que se conoce para la realización del frontal de plata que donó Gaspar de Ocio a la misma catedral y se hizo conforme a un diseño enviado por el cabildo catedralicio. La catedral calceatense recibió de 1649 a 1763 más de 70 piezas de plata -algunas de extraordinario peso y tamaño- con las que enriqueció el templo de un modo que parece planificado y sistemático, mediante regalos inducidos que evitan la repetición. Los obsequios adornaron algunos puntos significativos de la catedral -como la tumba de santo Domingo de la 46 Y. K AWAMURA: «Eboraria española e hispa no-filipina en Asturias », Archivo Español de Arte, n.º 255, 1991, pp. 397-402. 47 En Navarra se ha calculado que las piezas de plata superan el 90 % de los objetos venidos de América. M.' C. HEREDIA M ORENO : «Platería hispanoamericana en Navarra», Príncipe de Viana, un, 1991 , anejo 13, pp. 201-222. 48 «Haviendose regresado del reyno de Nueva España al que pasó en busca de fortuna desde esta villa [Poza de la Sal] en cuia yglesia fu e baptizado en reconocimiento de haverlo conseguido y atribuyendolo al auxilio de Maria Santissima Nuestra Se11ora a quien se encomendó por su a bogada y protectora vajo el titulo de Nuestra Señora de Pedrajas hizo donación a su santuario y hermita». L. S. I GLESIAS Rouco: Platería hispanoamericana en Burgos, Burgos, 1991, p. 22.

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Za ld ua/Za ldívar (Vizcaya). Sagra rio , ha cia 1660. Museo Diocesa no de Arre Sacro, Bilbao.

Ca lzada- y, so bre todo, cubrieron las necesidades de la lit urgia sagrada: se recib ieron ob jetos para la celebración de los sacramentos, para el adorno del altar, para la fiesta del Corpus Cbristi, para la reserva del Jueves Santo y para el transporte procesional del sa nto patrón.49 El archivo de la ca tedra l conserva bastantes cartas ele la correspo ndencia epistolar que sostuvo con vecinos pudientes y generosos insta lados en N ueva España y en las que se trata de las propuestas y ele los envíos. Las so licitudes de cola boración a vecinos qu e se habían trasladado a América fueron relativamente frecuentes. Los indianos seguían en comunicac ión con sus parientes y la natural inclinación de los a usentes por la mejora ele sus lugares de origen fu e facilitada por los párrocos que los mantuvieron muchas veces corn o parroq ui anos alejados tempora lmente. Se ha publicado cómo, al acometer obras en la capi lla de San Fermín en la iglesia de San Lorenzo de Pamp lona, se escr ibió a la globa lid ad de los navarros fuera del Reino que respondieron con m uestras ele gran generosidad y devoción. A nivel local '

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B.

A RRÚE U GARTE:

«Pla tería hispa noamericana en La Rioja: piezas mejica nas en Sa nto Domi ngo de la Cal zada

Alfara », Artigrama, n.º 3, 1986, p. 217.

ORN AM ENTOS ARTISTI COS Y DO NACIONES INDIA N AS EN EL NORTE CA NT ÁBRICO

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sucedió otro tanto; párrocos y familiares de los indianos trataron, a cambio de ayudas para las obras más variadas (retablos, pórticos, construcción o reparación de torres y campanas ... ), sobre la cesión honorífica de sepulturas y preeminencias en la asistencia a los ritos religiosos de los indianos o de sus padres y familiares. A los donantes generosos se les cedían capillas o se les nombraba mayordomos ad honorem, como sucedía en la zona de Orduña, aunque el cargo lo desempeñaran familiares residentes en la localidad. Buena parte de las gentes que emigraron y alcanzaron fortuna lo hicieron hacia América y por ello el grueso de las donaciones realizadas a templos del Cantábrico son indianas, pero si algunos lugareños se enriquecieron o desempeñaron cargos importantes en la corte, en Andalucía o en los diferentes territorios europeos que administraba la monarquía hispánica también se acordaron de sus lugares de origen y las obras americanas se mezclan con otras llegadas, principalmente, de Madrid y Sevilla - como una custodia en Délica (Álava) y otra en Yermo (Cantabria) o dos jarros aguamaniles: uno en el santuario de Loyola y otro en Azpeitia (Guipúzcoa), por citar obras sevillanas tempranas del siglo XVI-. En el País Vasco se conservan obras de platería llegadas de Países Bajos desde el siglo xv 50 y en la iglesia del Salvador en Oviedo se guarda un cáliz -adornado con virtuosa decoración de roleos esmaltados- que debió de labrarse en Países Bajos o Alemania. Menos comunes son las obras llegadas de Sicilia entre las que destaca un hermoso copón barroco marcado en Palermo en 1696 y que donó a la iglesia de Sierrapando (Cantabria) Francisco de Obregón, caballero de Santiago y secretario del reino de Sicilia. También de arte panormitano son dos cajitas de plata y coral que fueron donadas a la catedral de Oviedo por el obispo Juan de Torres y Osorio (1624-1627). 5 1 A la parroquia de Lazkao (Guipúzcoa) Ambrosio Domingo de Albisu, prior de Belate y canónigo de la catedral de Pamplona, envió desde Roma una afiligranada custodia en 1743 , fecha de la muerte del donante. Miguéliz Valcarlos opina con razón que la obra es siciliana y la relaciona con otras de la ciudad de Mesina. 52 La unión de los reinos peninsulares con Felipe II favoreció la comercialización de objetos indo-portugueses en la ruta del galeón de Manila y la interrelación cultural del Oriente hispano y portugués. También hizo posible la ocupación de cargos en Portugal y el consiguiente envío de objetos desde allí: Rodrigo García de Lago y 5º J. A. BARRIO LOZA y J. R . VALVERDE PEÑA: Platería antigua en Vizcaya, Bilbao, 1986; J. M. CRUZ VALDOVINOS: Platería europea en España (1300-1700), Madrid, 1997 . A. A. BARRÓN GARCIA: «Platería gótica », en Orfebres y plateros. El taller de Eloy García , Bilba o, 2 006. 51 Y. KAWAMURA: Arte de la platería en Asturias. Periodo barroco, O viedo, 1994, pp. 153-154. J. M . CRUZ VALDOVINOS: Platería europea en España (1300-1700), Madrid, 1997, pp. 266-268. Relaciona las cajitas, con reser-

vas, con el pla tero Tomm aso Amodeo. Cruz Valdovinos estudia en la publica ción citada varias obras europeas en Navarra, La Rioja y Norte de Burgos: una custodia siciliana en Ca lahorra, dos custodias de Ámsterdam en Briviesca (Burgos) y G a inza (Guiplizcoa) y un co pón de Augs burgo en Alfaro que también estudia la profesora B. ARRÚE ÜGARTE: «El arte de la platería en la iglesia colegial de San Miguel Arcángel ele Alfara», Graccurris. Revista de Estudios Alfareñ.os, 2 , 1993, pp. 132-133 . 52 Se conserva en el Museo Diocesa no de San Se bastián. l. MIGUÉLIZ VALCARLOS: «Aprox imación al estudio de la orfebrería ba rroca en Gipu zkoa: una custodia siciliana en Lazka o », Ondare, 19, 2000, pp. 601-609.

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Sierra envió, en 1601 , a la iglesia d~ Nuestra Señora de Oneta, en el concejo de Navia, un hermoso cáliz con campanillas realizado en Évora. 53 Las aportaciones de los indianos llegaron en forma de dinero en pequeñas partidas para ayuda parroquial o en grandes y continuadas sumas que sufragaron íntegramente; así lo hicieron, por citar el caso de algunos adinerados indianos establecidos en Lima, Andrés de Madariaga que sufragó con 20 000 ducados la renovación completa de la iglesia y los aposentos del colegio de los jesuitas en Vergara (Guipúzcoa) de 1673 a 1678, Juan de Urdanegui, que pagó la erección de la iglesia y colegio de los jesuitas en Orduña (Vizcaya) 54 en el último tercio del siglo xvn, y Juan Antonio de Tagle, primer conde de Tagle, que hizo levantar una monumental iglesia en Cigüenza (Cantabria), su pueblo natal, a partir de 1743. Pero siendo tan abundante la plata en América es lógico que los indianos enviaran todo tipo de objetos de metales ricos. Además, las custodias, lámparas, o servicios de altar perpetuaban la memoria del donante. Si las piezas para uso religioso se enviaban desde el lejano Perú, donde la plata para iglesias no quintaba, se obtenía un premio complementario y hasta cabe la sospecha de que por tratarse de objetos religiosos y tal vez consagrados pensaran que podían hacer la travesía con mayor seguridad. Muchas veces las iglesias vendieron los regalos para hacer frente a necesidades más perentorias. A iglesias sin torre firme, sin campanas o con el tejado arruinado o ni siquiera asegurada la posibilidad de realizar el rito sin riesgo, llegaban lámparas u otras piezas de extraordinario peso en plata cuando faltaban vasos sagrados decentes o usaban cruces de madera y vinajeras y crismeras de plomo o estaño. 55 Los donantes, por haber sabido de la enajenación de piezas o por sospecha e información de sus parientes, pretendían asegurar la donación con cláusulas de donación -a veces recogidas en largas inscripciones en las mismas obras- que impedían prestar, enajenar e, incluso, sacar del templo los objetos donados: Manuel de la Brena regaló a la iglesia 53

Y. KAWAMURA: Arte de la platería en Asturias. Periodo barroco, Oviedo, 1994, pp. 134 y 180. M.' J. ARAMBURU EXPÓSITO: «El antiguo colegio de la Compa11ía de Jesús en Bergara. Historia de su construcción» Ondare, 19, 2000, pp. 257-267. J. A. BARRIO LOZAel. MADARIAGA VARELA: «La arquitectura de los jesuitas en Bizkaia», en La Compañía de Jesús en Bizkaia, Bilbao, 1991, pp. 53-74. Andrés de Madariaga, al concertar el sufragio de las obras, recoge las intenciones habituales de los donantes: por servicio de Dios, sufragio de su alma y la de sus padres y afición a su villa natal. La donación de Urdanegui se estudia en otro capítu lo de este libro. 55 Fue muy frecuente el envío de lámparas de plata y casi no se conservan. Con recursos propios solo las adquirían parroquias ricas y grandes. En 1665 llegó a Vitoria una lámpara ele 53 libras y, en 1571, otra a San Sebastián de 3 arrobas. Francisco Ruiz de Larrea, vecino de Lima, mandó una lámpara de 106 marcos a la iglesia de Garayo (Álava) que en 1666 se vendió para reparar el campanario. La historia se repitió en Zuazo en 1714 con una lámpara que había llegado en 1695. Otra lámpara de 150 marcos llegada a Llanteno se vendió en 1706 para reconstruir el santuario de la Blanca. Para construir una nueva iglesia en !barra se empleó la lámpara que Juan de Ubao había donado a finales del siglo xv11. En 1716 se vendió otra lámpara en Elguca para construir las bóvedas de la iglesia ... Otras muchas se fundieron en 1794 y 1808. Otro tanto ocurrió en el resto del territorio cantábrico: cuando el monasterio de San Pelayo de Oviedo recibió un arca de plata de cuarenta marcos, donada por el obispo de Huanchaca, Diego ele Hevia, la empleó para hacer una custodia. La pobreza de las iglesia s y aldeas de los valles montañosos y el fuerte contraste entre lo que poseían y lo que recibían de América se puede significar con las circunstancias de la iglesia de Oquendo que en 1777 recibió una magnífica custodia desde Querétaro y otros dones de plata, pero que solo disponía, en 1723, de una custodia de madera con luneta ele bronce. 54

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Comillas (Cantabria). Bandeja, 1 715. Museo Diocesano de Santillana del Mar.

del lugar de San Esteban en el valle de Carranza un cáliz mexicano muy sencillo, labrado de 1791 a 1818, en el que hizo grabar las prohibiciones de «vender, enaxenar ni estraer ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo por escrito de Ediciones Trea, S. L.

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