Nuevos hallazgos de bronces visigodos: una aproximación metrológica y de composición metálica

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Descripción

THE JOURNAL OF ARCHÆOLOGICAL NUMISMATICS VOLUME 3 – 2013

CEN – BRUXELLES

JAN 3, 2013, P. 275-304

NUEVOS HALLAZGOS DE BRONCES VISIGODOS EN LA PROVINCIA DE SEVILLA: UNA APROXIMACIÓN METROLÓGICA Y DE COMPOSICIÓN METÁLICA Álvaro Fernández-Flores*, Ruth Pliego-Vázquez** & Gabriel Carvajal-Mateos*** Resumen – Se da a conocer una serie de pequeños divisores de bronce de época visigoda que suponen una importante aportación al conjunto de los ya conocidos. Además se analiza el contexto estratigráfico en el que han sido recuperados y el contexto arqueológico en que se enmarca el conjunto dentro de la dinámica del yacimiento. Por último se realiza una aproximación a la metrología y composición metálica de estas series. Abstract – We discuss a series of small bronze fractions from the Visigothic period that provide an important addition to the corpus of known examples. ﬈is is followed by an analysis of their stratigraphic contexts and the changing associations between the deposits are set within their overall archaeological framework. Finally we offer a reconstruction of the metrology and metallurgy of the series.

introducción

E

l presente trabajo tiene como objetivo presentar un nuevo material de lo que la investigación numismática española viene denominando como ‘cobres visigodos’. Estas emisiones de pequeño tamaño presentan una tipología muy esquemática y de estilo muy tosco, si bien en ellas es posible identificar representaciones humanas, principalmente efigies y bustos. Algunas muestran además leyendas alusivas a la condición urbana de estas acuñaciones, con términos de carácter genérico, como civitas, o aludiendo específicamente a un topónimo, generalmente en forma de monogramas, aunque el único claramente mencionado es el de Ispali. Excepcionalmente, una de las emisiones conocidas parece mostrar el nombre de un monarca visigodo: Erm(enegildo) (Crusafont 1994, p. 108; ver también Pliego 2009, p. 189, fig. 107). El reducido tamaño de estos bronces, unido a su escaso valor en el mercado numismático, explica su tardía entrada en el mundo de la investigación numismática. El interés de un número importante de coleccionistas por el dato histórico más que por el valor crematístico de las piezas ha permitido conservar estas monedas que la Arqueología, hasta hace muy poco, no ha sido capaz de recuperar. Sin extendernos en este asunto, alejado del objetivo aquí perseguido, debemos recordar que ﬔe M. Crusafont quien publicó en 1994 el primer estudio sobre este tema incluyendo algo más de 200 ejemplares que, aunque descontextualizados arqueológicamente, procedían en su mayoría del Aljarafe sevillano [1]. _____________

* Arqueología y Gestión S.L. Proyecto de Excelencia “La construcción y evolución de las entidades

étnicas en Andalucía en la Antigüedad (siglos vii a.c.-ii d.c.) (hum-03482).

** Miembro del Grupo de investigación “De la Turdetania a la Bética (hum-152)”. Proyecto de Exce-

lencia “La construcción y evolución de las entidades étnicas en Andalucía en la Antigüedad (siglos vii a.c.-ii d.c.) (hum-03482). Proyecto “La Producción Metálica de las Sociedades Mediterráneas (ss. vii a.c.-ii d.c.): Valor, Circulación y Cambio Tecnológico (har-2012-33002)”. *** Licenciado en Arqueología. [1] La totalidad del material publicado por M. Crusafont (1994) pertenecía a hallazgos fortuitos, descontextualizados arqueológicamente aunque de procedencia segura. Años más tarde Gozalbes Cravioto (2005) hizo lo propio con los ejemplares hallados en la zona de Málaga conservados en colecciones privadas, aunque desafortunadamente en ese trabajo no se incluyeron los datos ni las imágenes de las piezas recogidas. – 275 –

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A pesar de la inestimable labor de Crusafont, sus atribuciones a las diferentes ciudades de estas emisiones, basadas exclusivamente en el argumento tipológico (Marot 2001-2002, p. 146), así como las cronologías propuestas para cada una de ellas, establecidas con escasa base documental, han sido rebatidas por parte de la investigación posterior. En este sentido ya Marot (1997, p. 176) planteó sus dudas sobre “la atribución, tanto de la autoridad emisora como del lugar de acuñación”. Si bien es cierto que las objeciones sobre los lugares de acuñación, a excepción del caso de Ispali, son indiscutibles (ver también Metcalf 1999, p. 203ss, entre otros), la cuestión sobre la atribución es más compleja. En este sentido el asunto parece haberse centrado en si ﬔeron los reyes visigodos quienes habrían acuñado directamente estos ‘bronces’, lo que nos lleva a plantear la cuestión sobre la regalía, es decir, el derecho a acuñar moneda. Esta regalía, que debió de ser de carácter exclusivamente real en lo que respecta al oro, probablemente no lo ﬔera en lo que al bronce se refiere, lo que implicaría que otros poderes diferentes a la monarquía intervinieron en la acuñación monetaria (Crusafont 1994, p. 64-65) [2]. Cabría recordar que ya este último autor planteó la posibilidad de que estas emisiones se hubieran realizado a instancias de las autoridades eclesiásticas y también T. Marot (1997, p. 176-177; 2000-2001, p. 145-146) propuso que pudieran tratarse de emisiones ciudadanas ante la evidencia de su acuñación en suelo peninsular [3]. Aun contemplando esta posibilidad, consideramos que no existen problemas de base para considerar estas series como visigodas, del mismo modo que la investigación numismática considera francas las acuñadas en ese territorio galo a pesar de que no siempre ﬔeron acuñadas por sus monarcas (Grierson & Blackburn 1986, pp. 5, 90, 472ss) [4]. Si, como hemos visto, la Numismática no ha protagonizado un gran avance en el conocimiento de estas emisiones, el creciente interés de la Arqueología por usar el detector de metales en las excavaciones está arrojando resultados notables y ha llevado a que cada vez sea más habitual la recuperación de estas pequeñas piezas [5]. Esta nueva realidad está demandando la necesidad no solo de un estudio en proﬔndidad de las mismas, sino también de un corpus que permita su clasificación. Confiamos que en un periodo no muy lejano en el tiempo contemos con un trabajo de estas características [6]. _____________ [2] [3]

[4]

[5] [6]

Son varios los pueblos que tuvieron sistemas monetarios bimetálicos o trimetálicos y la regalía no es siempre uniforme. Sobre este asunto ver Grierson & Blackburn 1986, p. 4-6. No compartimos, sin embargo, la afirmación de su probable falta de vinculación con el territorio visigodo (Doménech Belda 2010, p. 740) pues se minusvalora que el lugar donde más han aparecido estas emisiones, con mucha diferencia, es Sevilla, ciudad que nunca estuvo en manos bizantinas y donde no necesariamente aparecen asociadas a moneda vándala y bizantina. Existe un hallazgo italiano en el que las monedas que aquí tratamos han sido halladas junto a bronces de diversas procedencias (Asolati 2006  2008) tal como sucede en otros puntos del territorio peninsular. Su atribución visigoda no es cuestionada por Morrisson 1996, p. 188; Arslan 2007, p. 25  2010, p. 24; Fernández-Flores 2003b; Gozalbes Cravioto 2005, Mora 2005, p. 244-246 y Pliego 2009, p. 188-190, entre otros. Una opinión más ambigua en B. Mora 2007, p. 198 y en Mora 2012 donde se denomina a estas series como ‘monedas de bronce tardoantiguas de Hispania’. Su no adscripción visigoda es defendida con dureza, aunque con argumentos endebles, por Vico et al. 2006, p. 111-116. En este sentido en la intervención de la calle San Fernando se recuperó un total de 255 monedas, mientras que en las fases v y vi del Mercado de la Encarnación se llegó a 900 (ver Fernández-Flores 2003). Aunque uno de nosotros realizó su tesis doctoral sobre la amonedación visigoda (Pliego 2009), en ella se estudiaron exclusivamente las acuñaciones en oro. En este trabajo, aunque se hizo alusión a esta serie planteando la problemática y presentando algún ejemplar inédito (Pliego 2009, p. 188-190), este asunto ﬔe excluido intencionadamente del objeto central de estudio. Ello ﬔe debido principalmente a la consideración, por parte de la autora, de que la emisión en los diferentes metales parte de necesidades diferentes, están destinadas a fines diversos y por tanto presentan una circulación divergente. Por otro lado se pensó que la regalía, es decir, el derecho de emitir moneda, en oro y bronce – también en su caso, en – 276 –

HALLAZGOS DE BRONCES VISIGODOS EN SEVILLA

los conjuntos visigodos en sus contextos estratigráficos En total se incluyen 68 piezas de bronce, de las cuales 63 son visigodas, dos bizantinas, una vándala o bizantina y dos no clasificadas, procedentes todas ellas de varios puntos de la provincia de Sevilla donde se han recuperado, bien en el transcurso de intervenciones arqueológicas, bien de manera fortuita (fig. 25). Es por ello que la información que aporta cada conjunto de monedas viene determinada no solo por el número de ejemplares, conservación, variedad tipológica, etc., sino también por el conocimiento de su contexto arqueológico [7]. Por tanto, la procedencia exacta, la ﬔnción de los yacimientos o espacios donde se recuperan, la cronología de los depósitos en los que se localizan, o las cerámicas y monedas recuperados en los mismos estratos o en superficie, nos permitirán seguir proﬔndizando en el conocimiento de estas amonedaciones [8]. A continuación situamos los conjuntos en su contexto de procedencia describiendo brevemente las piezas, si bien todas ellas quedan recogidas en un inventario al final. Quisiéramos aclarar que en las figuras alusivas a algunos de estos ejemplares, debido al mal estado de conservación de algunos de ellos, se ha utilizado el tipo de una pieza bien conservada, algo que es señalado en cada caso. Para la clasificación tipológica se ha seguido la obra de M. Crusafont (1994), no así su atribución a los diferentes talleres. A excepción de Ispali, a falta de otras alusiones directas a núcleos urbanos visigodos, y sin ser corroboradas por otros datos, consideramos que dichas atribuciones deberían ser revisadas [9]. 1. Intervención arqueológica en la calle San Fernando (Sevilla) En la intervención arqueológica llevada a cabo en la céntrica calle San Fernando de Sevilla se identificaron restos correspondientes a un sector urbanizado a partir de la primera mitad del siglo i c.e., en el que destaca la presencia de un vial en torno al que se dispusieron distintos enterramientos. Aunque se registraron algunos edificios de ﬔncionalidad dudosa que se pueden asociar al tráfico fluvial, como podrían ser almacenes, no se descarta que la mayoría de las estructuras constructivas tuviesen una ﬔnción ﬔneraria, ubicándose a lo largo del vial exhumado. El espacio ﬔe abandonado a partir del siglo iv c.e. _____________

[7]

[8]

[9]

plata –, no tuvo que emanar de un único poder. Todo ello apuntaba a que el análisis de la moneda de oro podía y debía realizarse de manera independiente. Además de estas motivaciones, en los momentos en los que se analizaba el tremis visigodo, no se contaba aún con un corpus suficientemente amplio de bronces como para abordar su estudio y tampoco había demasiados hallazgos en contexto arqueológico a los que agarrarse. El panorama actual es sensiblemente diferente y llevamos varios años recopilando material y trabajando en este asunto. En este sentido, en ocasiones este tipo de hallazgos fortuitos, muy abundantes en algunos yacimientos de Sevilla, no son contabilizados en los trabajos científicos por ser considerados propios del comercio numismático. Si por un lado la presencia de estos bronces en el mercado es bastante reciente, y no ha alcanzado altas cotas de popularidad entre los coleccionistas por tratarse de piezas poco atractivas, consideramos que la evidencia de abundante material en determinados yacimientos, que sucede sobre todo tras ﬔertes temporales de lluvia, no debe ser menospreciado por la investigación arqueológica en general ni numismática en particular. El hallazgo de estas piezas conviviendo dentro de un contexto arqueológico cerrado (Unidad Estratigráfica) permite establecer un acercamiento a la circulación monetaria del momento, además de posibilitar la relación con un material cerámico concreto, aportándose de este modo un marco cronológico adicional al que ofrece el conjunto numismático. Por los mismos motivos tampoco se ha seguido la propuesta planteada sobre la atribución del grupo e de Crusafont a Malaca en lugar de a Cordoba, como era la propuesta de aquel autor (Vico et al. 2006, p. 113114; Mora Serrano 2009, p. 430; 2012, p. 126-127). – 277 –

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registrándose a partir de estos momentos fosas y paquetes de vertidos procedentes de expolios de material constructivo y depósitos de origen fluvial. Durante el periodo andalusí la zona vuelve a ocuparse quedando intramuros de la ciudad almohade (Hunt et al. 2010, p. 4481-4512).

Fig. 1 – Tipo C de Crusafont (1994) (anv. inv. 42; rev. inv. 43)

Entre el material numismático de época visigoda proporcionado por este yacimiento, recuperado gracias al uso del detector de metales, se pudieron identificar seis pequeños bronces (inv. 1-6). Todos ellos presentan la misma tipología: una cabeza a izquierda en lo que consideramos anverso, y una especie de figura geométrica en reverso (fig. 1: inv. 4243), correspondiente al grupo c de M. Crusafont (1994, p. 143-155). Este autor identificó la figura del reverso con la letra M () – lo que le llevó a atribuir esta serie a Emerita –, mientras que J.S. Huffso﬇ (2006) consideró que esa figura podría ser la representación del pectoral de un busto visto de frente. La reiteración del grupo c en la intervención citada puede estar relacionada con su mayor peso y diámetro y, por tanto, en su potencial para ser registrada frente a las monedas del grupo a y otros numismas de menor peso y calibre, aspecto que hay que tener en cuenta asimismo en el material recuperado en la intervención del Mercado de la Encarnación que trataremos enseguida. En lo que respecta a su cronología, las monedas se recuperaron en contextos datados a partir de fines del siglo v y mediados del vi c.e. exceptuando las piezas 1, 2 y 5 que se localizaron en contextos datados entre los siglos xi y primera mitad del xiii c.e. [10] 2. Intervención arqueológica en el Mercado de la Encarnación, Actual Antiqvarium (Sevilla) El inmueble en el que se desarrolló la excavación arqueológica era un espacio ubicado extramuros en época romana que ﬔe urbanizado en época julio-claudia. En este espacio, las actividades artesanales ligadas a la cercanía del Betis, instaladas en el lugar en un primer momento, dejaron paso a la ﬔnción residencial a partir del siglo ii c.e. Todo el área, no obstante, sufre una intensa remodelación a partir de mediados del siglo v c.e., cuando se abandonaron algunas edificaciones residenciales en algunos casos y se realizaron proﬔndas reformas en otras, lo que dio lugar a un centro de contrastes con edificaciones de notables dimensiones, con pequeñas construcciones asociadas, que convivían _____________ [10]

Aunque las fechas son bastante avanzadas como para proponer que en estos momentos este circulante se mantenga de forma residual, no debemos pasar por alto la convivencia de estas piezas con feluses entre los siglo VIII y IX. Respecto a la convivencia de circulante tardorromano y bajoimperial en el periodo andalusí, al menos en los primeros siglos, ver Doménech Belda & Gutiérrez Lloret 2006. – 278 –

HALLAZGOS DE BRONCES VISIGODOS EN SEVILLA

con grandes espacios baldíos. A partir del primer tercio del siglo vi c.e., se produce el abandono, la destrucción y el desvalijamiento generalizado de este sector. Los materiales recuperados correspondientes a estos momentos proceden de la colmatación de fosas de saqueo, de distinta entidad y proﬔndidad, realizadas con objeto de rescatar materiales constructivos de los niveles inferiores. Según los excavadores, tan solo se han detectado algunas estructuras aisladas asociadas a estos momentos, predominando siempre las actividades de rebusca de materiales constructivos. Así, desde mediados del siglo vi c.e. y hasta el X c.e., nos encontraríamos ante un paisaje deshabitado con una ocupación puntual que apenas ha dejado vestigios, en un ambiente periurbano (González Acuña & Amores Carredano 2006; Amores Carredano & González Acuña 2010). El material numismático visigodo proporcionado por este yacimiento se limita a dos pequeños bronces: uno de ellos con la tipología de busto de frente en anverso y las letras SP, alusivas a Ispali en reverso (inv. 7) (fig. 2: col. fajo) (Crusafont, grupo b) y otro que podría corresponder al d de ese mismo autor – con busto a derecha y cetro en anverso y monograma en reverso (inv. 8) (fig. 3: col. fajo), aunque el mal estado de conservación de la pieza no permite asegurar esta adscripción. En cuanto a la cronología proporcionada a partir del material cerámico, debemos señalar que las monedas se recuperaron en contextos datados a partir de fines del siglo v y mediados del vi c.e.

Fig. 2 – Ispali. Tipo B de Crusafont (1994) (de la col. fajo, Sevilla)

Fig. 3 – Tipo D de Crusafont (1994) (ejemplar de la col. fajo, Sevilla)

Junto a este numerario cabe destacar la procedencia en ese mismo yacimiento, aunque no de la misma unidad estratigráfica, de un nummus Busto/Cruz similar a los acuñados por Justiniano o Hilderico en Cartago (Hahn 2000, tipo 206 a), aunque su mal estado de conservación hace probable que pudiese tratarse de un ejemplar vándalo de Hilderico (inv. 9). En cualquier, caso la unidad estratigráfica en la que aparecieron ha sido fechada a través de los materiales cerámicos recuperados entre fines siglo v y 1ª mitad vi c.e.

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3. Yacimiento La Reguela (Palomares del Río, Sevilla) Este enclave se ubica sobre una colina a espaldas del cortijo del mismo nombre en el borde oriental del Aljarafe y dominando la Vega del Guadalquivir a unos 8,5 km al sur de Sevilla. El lugar posee una posición estratégica por estar ubicado en tierras muy fértiles y por la presencia de un manantial de agua dulce, aspectos a los que hay que añadir algo quizás mucho más determinante para su dilatada ocupación: la presencia de la llanura de inundación del Guadalquivir a los pies de la loma en la que se ubicó el hábitat. Las reconstrucciones paleogeográficas permiten suponer que este sitio se encontraba en época romana en la margen oriental cerca de la paleodesembocadura del Guadalquivir en el lacus ligustinus. El yacimiento ﬔe documentado por primera vez por J. L. Escacena quien, sobre la base a los materiales recuperados en su visita, fechaba la ocupación al menos desde el siglo iii c.e. hasta la actualidad, posiblemente sin solución de continuidad (Escacena 1980, p. 173175). El Inventario de yacimientos arqueológicos de la Provincia de Sevilla, realizado por M.T. Moreno Menayo et al. en 1986, no aportó nuevos datos sobre el lugar, siendo los mismos que aparecen actualmente en la ficha del Sistema de Información del Patrimonio Histórico de Andalucía, donde el yacimiento está identificado con el código 410700005 y aparece bajo la tipología de “asentamiento” sin especificar nada más.

Fig. 4 – Vista del Yacimiento de la Reguela (Palomares del Río, Sevilla)

Los materiales numismáticos y cerámicos que han sido registrados de forma casual en el lugar confirman la ocupación ininterrumpida del mismo desde las fechas antes citadas, aunque se registran materiales previos, como una moneda de Carteia de tipo Delfín/ Timón (Villaronga 1994, p. 420, tipo 68), cuya emisión alcanza el siglo i b.c.e. y que podría evidenciar una ocupación a partir de este momento. Por otro lado, los restos cerámicos documentados en superficie pueden llevarnos a plantear la clasificación del enclave – 280 –

HALLAZGOS DE BRONCES VISIGODOS EN SEVILLA

como una explotación rural, ﬔnción que se ha mantenido a lo largo de su ocupación y hasta la actualidad (fig. 4). En una visita al yacimiento observamos una alta densidad de fragmentos cerámicos y constructivos, aunque en menor grado que en Salteras Noroeste, lugar del que trataremos a continuación. Destaca la presencia del repertorio de cerámicas romanas como sigillatas hispánicas y claras – con tipos que abarcan al menos hasta el siglo vi c.e. –, cerámicas comunes de cocina y servicio, y recipientes de almacenaje y transporte como dolia y ánforas. En cuanto a materiales constructivos se registran abundantes tégulas, ladrillos y algunos ímbrices adenás de cerámicas meladas y vidriadas que abarcan desde el periodo bajomedieval hasta época contemporánea sin solución de continuidad. Constatamos además la presencia de pequeñas cárcavas y regajos en cuyos remansos se aprecian pláceres con concentraciones de abundante material cerámico y metálico de pequeño calibre, pero también abundantes perdigones de plomo en dos de estos remansos así como fragmentos de hierro. Fue en este contexto donde se localizaron las monedas de bronce que aquí presentamos. Procedente de este yacimiento arqueológico hemos conseguido documentar un total de 37 ejemplares de época visigoda que han sido hallados de manera fortuita tras las lluvias invernales [11]. De ellos, 32 corresponden al grupo a de Ispali (Crusafont 1994), de los cuales 29 corresponden a los tipos 1-5, que muestran las letras SP en anverso y cruz sobre gradas en reverso (fig. 5) (inv. 10-37), y 3 a los grupos 6-7, con S en anverso () (fig. 6 = inv. 38-41). Otras dos piezas pertenecen al grupo c – y al menos una al tipo 36 – (inv. 42-43), otras dos al grupo d y tipo 44 (inv. 44-45), y la última podría estar identificada con el E – con reverso de cruz equilateral y extremos biﬔrcados (inv. 46), aunque su estado de conservación hace dudosa la adscripción.

Fig. 5 – Ispali. Tipo A de Crusafont (1994) (inv. 51)

Fig. 6 – Ispali. Tipo A de Crusafont (1994) (inv. 52) _____________ [11]

Debe ser el mismo yacimiento de Salteras mencionado por Crusafont 1994, p. 17. – 281 –

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Junto a este numerario cabe destacar la procedencia de ese mismo yacimiento de dos nummi bizantinos acuñados por Justiniano en Cartago (inv. 47-48), uno tipo Busto/crismón (Hahn 2000, tipo 206a), y otro Busto/A (Hahn 2000, tipos 192.2-193.1) [12]. Además de estas piezas, hay que señalar la presencia de otros bronces de peso y formato similar pero frustros o ilegibles. 4. Yacimiento Salteras Noroeste, Sevilla

Fig. 7 – Vista del Yacimiento de Salteras Noroeste, Sevilla

Se localiza aproximadamente a 1 km al noroeste de Salteras y 12 de Sevilla, y se encuentra a la izquierda de la carretera que une esa localidad con Olivares, ocupando una considerable extensión en la ladera oeste de una colina. Dicha ladera es atravesada por el Arroyo del Rio Pudio, que nace algo más al norte, dividiendo en dos el sitio. Durante la visita tras las lluvias, al este del arroyo localizamos materiales de época bajomedieval andalusí – cerámicas meladas, meladas con motivos en manganeso, un amuleto epigráfico en plomo de los siglos xi y xii. –, bajomedieval cristiana – cerámicas meladas y plúmbeas datadas entre los siglos xiii-xv –, modernas – cerámicas vidriadas azul sobre azul y estanníferas fechadas entre los siglos xvi y xviii – y contemporáneas – platos de La Cartuja fabricados a partir del siglo xix, además de haberse encontrado una moneda de la Primera República española. Al oeste del arroyo localizamos tégulas y ladrillos romanos por formato y pasta, junto a algunas sigillatas claras y cerámicas comunes de almacenaje. También aquí aparecen materiales medievales, pero más dispersos, y restos de época moderna, por ejemplo una medalla religiosa de cobre. Todos los materiales metálicos se documentaron en los _____________ [12]

Las piezas presentan un deficiente estado de conservación por lo que cabría la posibilidad de que se tratase de acuñaciones vándalas de Cartago. – 282 –

HALLAZGOS DE BRONCES VISIGODOS EN SEVILLA

regajos formados tras las lluvias donde se acumulan junto a innumerables clavos en hierro y restos cerámicos comunes de pequeño calibre. El yacimiento no se encuentra recogido en la planimetría de Arqueos – base de datos desarrollada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico y generada a partir del Sistema de Información del Patrimonio Histórico de Andalucía – por lo que el sitio, al menos hasta este momento, parece que no ha sido catalogado (fig. 7). El material numismático de distintas épocas que ha sido recuperado de forma casual junto a las piezas que se presentan, permiten plantear la hipótesis de una ocupación desde época romana hasta el periodo medieval islámico. Es necesario señalar que la descripción del enclave y su secuencia cronocultural coincide con aquella que proporcionó Crusafont (1994, p. 17) como lugar de origen de las piezas incluidas en su obra procedentes de Salteras, por lo que casi con total seguridad se trata del mismo yacimiento mencionado por ese autor [13]. De época visigoda hemos conseguido documentar, procedente de este yacimiento, un total de 18 bronces además de un fragmento de triente de oro posiblemente acuñado por Chindasvinto en el taller de Eliberri (Pliego 2012, no 542 b) (fig. 8). Al igual que en el caso anterior, la totalidad de las monedas ﬔeron recuperadas casualmente tras las lluvias invernales. La mayoría de ellas presenta un pésimo estado de conservación, por lo que el establecimiento de grupos y tipos resulta en ocasiones dudoso tal como se señala en el inventario adjunto. Aun así creemos haber identificado nueve monedas del tipo de Ispali (Crusafont, grupo a, tipos 1-5, inv. 49-57); tres ejemplares parecen ser del grupo c (inv. 5860) – de los cuales al menos uno podría ser del tipo 32 –, otras tres podrías corresponder al grupo d (inv. 61-63) – una de ellas con alguna duda. Por último un ejemplar dudoso podría ser del grupo c o d (inv. 66), otro del e (fig. 9 = inv. 64), aunque se trataría de una variante, y el último corresponde al grupo f, que presenta busto con casco a izquierda y cruz con los extremos rematados en glóbulos, y con glóbulo central (fig. 10 = inv. 65).

Fig. 8 – Fragmento de tremis visigodo. Chindasvinto de Eliberri (escala 1÷1)

Fig. 9 – Tipo E de Crusafont (1994) (rev. inv. 64) _____________ [13]

Observamos, al igual que en el yacimiento anterior que, dada la naturaleza del terreno, se producen pequeñas cárcavas y regajos en cuyos remansos se aprecian concentraciones de abundante materiales de pequeño calibre, siendo en estos lugares donde al parecer se recuperaron las piezas objeto de estudio. – 283 –

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Fig. 10 – Tipo F de Crusafont (1994) (rev. inv. 65)

Además de estas piezas, hay que señalar la presencia de otros bronces de peso y formato similar pero totalmente frustos debido a su deficiente estado de conservación. Entre estos cabe destacar dos piezas cuyos tipos de anverso no han sido identificados mientras que en reverso presentan sendas cruces, la primera de ellas parece que con los extremos biﬔrcados (inv. 67 y 68). A continuación (fig. 11) se recogen los datos proporcionados por los nuevos hallazgos, incluido el grupo al que pertenecen.

Calle San Fernando (6)

6

grupo (crusafont 1994) c

Mercado de la Encarnación (2)

2

b; d

32

a

2

c

2

d

1

e?

9

a

3

c

3

d

1

cod

1

e

1

f

yacimientos sevilla

nº piezas

La Reguela, Palomares del Río (37)

Salteras Noroeste, Sevilla (18)

Total

63

Fig. 11 – Correspondencia tipológica con Crusafont (1994) de los hallazgos presentados

aspectos metrológicos de las series documentadas En las líneas que siguen se realiza una aproximación a la metrología de los distintos grupos y tipos documentados. 1. grupo a (Ispali) Este grupo se corresponde con el conjunto de piezas claramente atribuidas a Ispali, siendo el que nos ocupa la serie de peso reducido. Su tipología presenta las letras SP o solo S en – 284 –

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anverso, mientras que el reverso es ocupado por una cruz sobre una grada de dos peldaños (ver Fig. 5 y 6). El conjunto de hallazgos ha proporcionado un total de 41 piezas (inv. 1041; 49-57) que presentan un peso medio de 0,30 g y una desviación típica de 0,10 g, con un peso máximo de 0,63 y un mínimo de 0,19 g, concentrándose la mayoría de las monedas en los intervalos 0,20-0,39 g (ver Fig. 23). Para una mayor aproximación metrológica hemos añadido a las monedas que aquí se incluyen todas las piezas del grupo a recogidas por Crusafont (1994), no solo las 52 registradas hasta 1989 – que son las que aparecen reflejadas en su histograma – sino la totalidad de las registradas en su catálogo (78 monedas), lo que hace un total de 119 ejemplares que arrojan una media aritmética de 0,35 g, aunque con una desviación típica del 0,16. Como es posible observar en la Fig. 12 los resultados confirman la tendencia que aglutina los ejemplares en el intervalo de peso de 0,20-0,39 g (con 87 monedas, un 73,1%). Con respecto a otros estudios metrológicos de esta serie, en concreto los realizados por Crusafont (1994) o el más reciente de Mora (2012), observamos que las piezas del grupo a arrojaban en ambos casos una media de 0,37 g. Al ampliarse la muestra este peso desciende ligeramente a 0,35 g, probablemente un valor más real si tenemos en cuenta que en nuestro caso se ha obtenido una mediana más cercana a la media y una desviación típica y coeficiente de variación menores.

número de monedas

35

grupo a

30 25 20 15 10

[1,20-1,25[

[1,15-1,20[

[1,10-1,15[

[1,05-1,10[

[1,00-1,05[

[0,95-1,00[

[0,90-0,95[

[0,85-0,90[

[0,80-0,85[

[0,75-0,80[

[0,70-0,75[

[0,65-0,70[

[0,60-0,65[

[0,55-0,60[

[0,50-0,55[

[0,45-0,50[

[0,40-0,45[

[0,35-0,40[

[0,30-0,35[

[0,25-0,30[

[0,20-0,25[

[0,15-0,20[

[0,10-0,15[

5

intervales de pesos Fig. 12 – Comportamiento metrológico de las monedas del grupo a (SP/Cruz y S/Cruz) de los hallazgos hispalenses, incluyendo las publicadas por Crusafont (1994)

Si consideramos el grueso de la población en el gráfico adjunto, podemos matizar la observación anterior y señalar la existencia de un importante grupo de monedas que se concentran en torno a 0,30 g – representado por los 106 numismas que se encuadran entre los intervalos 0,10-0,14 y 0,45-0,49 –, que ofrecen una media aritmética 0,30 g con una desviación de 0,07 a pesar de la existencia de una pieza de 0,13 g. Aunque la tendencia es bastante clara, pues supone el 89% de la población, debemos mencionar un pequeño número de ejemplares, en concreto 10, que se concentran entre los intervalos 0,55-0,59 y 0,75-0,79 g. Solo como nota indicativa estas piezas mostrarían un peso medio de 0,64 g con una desviación estándar de 0,07. Por último, hay tres monedas, cuyos valores situados entre 0,90-0,94 y 1,20-1,24 g sobrepasan en tanto el peso de las monedas mayoritarias, que se acercan a los estándares del grupo b. – 285 –

Á l v a r o F E R N Á N D E Z - F L O R E S , R u t h P L I E G O & G a b r i e l C A R VA J A L

La presencia de estos grupos de monedas, de peso muy superior a la media, hace que el coeficiente de variación del grupo a sea bastante notable, alcanzado un 45,71%. No obstante, si seguimos el método de análisis estadístico para muestras numismáticas propuesto por Villaronga (1985), comprobamos que la curva obtenida para el conjunto de piezas, aunque no es simétrica – presentando un punto máximo y ﬔerte inclinación a los lados –, muestra un único pico con un intervalo privilegiado de 0,23-0,32 g (fig. 13).

número de monedas

60

grupo a

50 40 30 20

[1,13-1,23[

[1,03-1,13[

[0,93-1,03[

[0,83-0,93[

[0,73-0,83[

[0,63-0,73[

[0,53-0,63[

[0,43-0,53[

[0,33-0,43[

[0,23-0,33[

[0,13-0,23[

10

intervales de pesos Fig. 13 – Curva metrológica de las monedas del grupo a

Dentro de este grupo hubiéramos deseado analizar los subgrupos S/Gradas y SP/Gradas con la intención de determinar una posible diferencia metrológicas entre ambos. No obstante, debido al escaso número de ejemplares del grupo S/Gradas (3 piezas) frente al SP/Gradas (38), únicamente nos es posible confirmar la tendencia observada en el resultado global, pues los tres ejemplares documentados presentan una media de 0,29 g, con un máximo de 0,47 y un mínimo de 0,20 y 0,21 g, no aportando diferencias significativas con respecto al anterior. Tampoco los ejemplares que presenta Crusafont, cuyos márgenes de peso son más amplios, pues se encuentran entre 0,13 y 0,41 g, aportan indicios pues ofrecen un peso medio de 0,30-0,35. 2. grupo b (Ispali) Únicamente se ha documentado una pieza del grupo pesado de Ispali (inv. 7). Esta tipología presenta en anverso un busto de frente y en reverso un monograma formado por las letras SP en distintas posiciones (ver Fig. 2). El ejemplar aquí representado pesa 1,10 g. Este peso se encuadra en límite inferior del intervalo de valores más frecuentes (1,10-1,19 g) que ya dio Crusafont (1994, p. 48), aunque por debajo del peso medio de 1,44 g que ofrece este grupo. Hemos sumado a esta pieza los 62 ejemplares catalogados por Crusafont en los que se indica el peso, y los publicados por Moll (2005, p. 33-34). El conjunto analizado está formado por un total de 65 piezas con un peso medio de 1,45 g y una deviación típica de 0,36, con un máximo de 2,45 g y un mínimo de 0,63 g, aunque la mayoría de los ejempla-

– 286 –

HALLAZGOS DE BRONCES VISIGODOS EN SEVILLA

7

grupo b

6 5 4 3 2 1

[0,60-0,65[ [0,65-0,70[ [0,70-0,75[ [0,75-0,80[ [0,80-0,85[ [0,85-0,90[ [0,90-0,95[ [0,95-1,00[ [1,00-1,05[ [1,05-1,10[ [1,10-1,15[ [1,15-1,20[ [1,20-1,25[ [1,25-1,30[ [1,30-1,35[ [1,35-1,40[ [1,40-1,45[ [1,45-1,50[ [1,50-1,55[ [1,55-1,60[ [1,60-1,65[ [1,65-1,70[ [1,70-1,75[ [1,75-1,80[ [1,80-1,85[ [1,85-1,90[ [1,90-1,95[ [1,95-2,00[ [2,00-2,05[ [2,05-2,10[ [2,10-2,15[ [2,15-2,20[ [2,20-2,25[ [2,25-2,30[ [2,30-2,35[ [2,35-2,40[ [2,40-2,45[ [2,45-2,50[

número de monedas

res se concentran entre los intervalos 1,05-1,09 y 1,95-1,99 g (fig. 14) [14].

intervales de pesos Fig. 14 – Comportamiento metrológico de las monedas del grupo b. Basado en las publicadas por Crusafont (1994), Moll (2005) y las incluidas en el presente trabajo

Por otro lado, aunque el peso medio es de 1,45 g, es necesario señalar que se observa una agrupación notable entre 1,25-1,30 y 1,60-1,64 g que concierne al 46,7% de la población (29 piezas), que ofrece un peso medio de 1,42 g y una varianza de 0,01. Al igual que vimos en el grupo anterior un conjunto de piezas, en concreto nueve ejemplares, se desmarcan de la tendencia concentrándose en torno a 1,80-1,84 y 1,90-1,94 g por arriba, mientras que algo similar sucede con ocho monedas cuyos pesos estarían entre 1,05-1,09 y 1,15-1,19 g. En este caso, el coeficiente de variación no resulta tan significativo pues los valores están mucho más agrupados aunque alcanza el 24,30%. 18

grupo b

número de monedas

16 14 12 10 8 6 4

[2,23-2,46[

[2,00-2,23[

[1,77-2,00[

[1,54-1,77[

[1,31-1,54[

[1,08-1,31[

[0,86-1,08[

[0,63-0,86[

2

intervales de pesos Fig. 15 – Curva metrológica de las monedas del grupo b _____________ [14]

Los análisis realizados por Crusafont (1994) y Mora (2012) coinciden básicamente con los resultados aquí presentados – 1,45 y 1,44 g, respectivamente –, ya que el número de piezas nuevas es escaso. No obstante, en la muestra analizada en este trabajo la desviación típica y el coeficiente de variación son ligeramente menores a los obtenidos por esos autores. – 287 –

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Este aspecto se pone de manifiesto al analizar la muestra según el método propuesto por Villaronga (1985). En este caso comprobamos que la curva obtenida para el conjunto de piezas resulta bastante simétrica aunque la cúspide es muy amplia. De hecho, el intervalo privilegiado está entre 1,08 y 1,30 g pero la cumbre de la curva nos lleva a establecer unos peso de 1,08-1,99 g frente al peso medio de 1,45 g (fig. 15). 3. grupo c (Busto/M)

9 8 7 6 5 4 3 2 1

[1,95-2,00[

[1,90-1,95[

[1,85-1,90[

[1,80-1,85[

[1,75-1,80[

[1,70-1,75[

[1,65-1,70[

[1,60-1,65[

[1,55-1,60[

[1,50-1,55[

[1,45-1,50[

[1,40-1,45[

[1,35-1,40[

[1,30-1,35[

[1,25-1,30[

[1,20-1,25[

[1,15-1,20[

[1,10-1,15[

[1,05-1,10[

[1,00-1,05[

[0,95-1,00[

[0,90-0,95[

[0,85-0,90[

[0,80-0,85[

[0,75-0,80[

[0,70-0,75[

[0,65-0,70[

[0,60-0,65[

[0,55-0,60[

grupo c

[0,50-0,55[

número de monedas

Pertenecen a este grupo los bronces que presentan en anverso busto o cabeza a izquierda o derecha y monograma M o busto – sin extremidades – si seguimos a Huffstot (ver supra). El conjunto de hallazgos ha proporcionado un total de 11 piezas correspondientes a esta tipología (inv. 1-6; 42-43; 58-60) – aunque dos son de adscripción dudosa (inv. 5-6) –, con un peso medio de 0,88 g, teniendo un máximo de 1,40 g y un mínimo de 0,50 g. Al tratarse de una cantidad de ejemplares tan escasa la representación gráfica de sus pesos resulta poco orientativa, observándose únicamente cierta concentración entre los valores que van de 0,70 a 0,90 g (5 monedas de 11: 45%).

intervales de pesos Fig. 16 – Comportamiento metrológico de las monedas del grupo c. Basado en las publicadas por Crusafont (1994), Marot & Llorens (1996), Fernández-Flores (2003b), Moll (2005) y Mora & Martínez (2008) además de las incluidas en el presente trabajo

Aun sin tener en cuenta las monedas dudosas que se enmarcan en el intervalo inferior, tal vez por su ﬔerte mineralización – pesos 0,50 y 0,60 g (inv. 5-6) –, es evidente que existe una gran variabilidad metrológica, aspecto que ya apuntó Crusafont (1994, p. 49-50) al analizar el conjunto de 36 monedas de su histograma. Para una mayor aproximación, al igual que en lo que respecta a los grupos anteriores, hemos sumado a nuestros 11 ejemplares los 59 registrados por Crusafont [15], los 6 ejemplares catalogados por Marot & Lloréns (1996, p. 173), el ejemplar citado en nota 21 por esas autoras en el mismo trabajo, el ejemplar publicado por Fernández-Flores (2003b, p. 152) procedente de Sevilla, los catalogados más recientemente por Moll (2005, p. 34) de Menorca y el procedente de Málaga e inventariado por Mora & Martinez (2008, p. 201), aumentado la muestra a un total de 82 numismas (fig. 16). _____________ [15]

Los hallazgos de Cullera aparecen sin peso en Crusafont (1994), por lo que no ﬔeron tenidos en cuenta en los histogramas de este autor. En las piezas de Cullera publicadas por Marot & Lloréns (1996) sí se indica el peso. – 288 –

HALLAZGOS DE BRONCES VISIGODOS EN SEVILLA

A pesar del aumento de piezas, desde las 59 dadas a conocer hasta las 82 analizadas en este trabajo, el peso medio coincide con el obtenido inicialmente por Crusafont (1994) y más recientemente por Mora (2012). Así, la población analizada ofrece una media de 0,87 g – con una desviación típica de 0,28 –, teniendo un peso mínimo de 0,50 y máximo de 1,95 g, que evidencia la disparidad metrológica y la poca credibilidad de la misma (ver Fig. 23). Como se ha adelantado, Crusafont ya observó una enorme diferencia de pesos en este grupo lo que le llevó a plantear la posible existencia de “diferentes emisiones con valores o criterios distintos, probablemente de 2 ½ numus – o nummus pesado – y de pentanumiom”; una de las emisiones estaría en torno a los 0,80 g mientras la de más peso podría estar en torno a los 1,30 g. No obstante, esta lectura no queda reflejada en nuestro gráfico puesto que, a pesar de la evidente dispersión a lo largo de todos los intervalos, se observa una concentración entre los valores que van de 0,50 a 1,00 g, aunque hay varios ejemplares que escapan desde los pesos de 1,25 y 1,99 g. De hecho, el coeficiente de variación es mucho menor que en el grupo a, pues en este caso ofrece un 32,2% frente al 45,7% del citado grupo. Las posibilidades que ofrece la estadística nos podría llevar, siguiendo la hipótesis de Crusafont (1994, p. 48), a matizar su lectura y plantear la existencia de hasta tres grupos, que se perfilarían de la siguiente forma: el primero, con 41 ejemplares, en los intervalos de 0,50-0,54 g y 0,80-0,84 g ofreciendo una media aritmética 0,66 g – con una desviación de 0,08 y varianza y media acotada acordes a la homogeneidad del grupo –; el segundo (con 32 piezas) entre los intervalos 0,85-0,89 g y 1,15-1,19 g, mostrando un peso medio de 0,99 g – y una desviación estándar de 0,09 g, y, al igual que en el grupo anterior, una varianza y media acotada acordes en este caso a los pesos documentados –; y por último un tercer grupo y valor, de peso más alto y que como mínimo duplica el peso inferior, que estaría representado solo por nueve piezas, agrupadas en los intervalos 1,25-1,29 g y 1,95-1,99 g, con un peso medio de 1,44 g y una desviación estándar de 0,25 (fig. 17). peso inferior 0,66 0,66 0,08 0,007 41

grupo c Media aritmética Media acotada 10% Desviación estándar Varianza Población

peso medio 0,99 0,99 0,19 0,009 32

peso superior 1,44 1,44 0,25 0,06 9

Fig. 17 – Hipótesis sobre el comportamiento metrológico de las monedas del grupo c grupo c

20 15 10

intervales de pesos Fig. 18 – Curva metrológica de las monedas del grupo c – 289 –

[1,82-1,95[

[1,67-1,82[

[1,53-1,67[

[1,38-1,53[

[1,24-1,38[

[1,09-1,24[

[0,95-1,09[

[0,80-0,95[

[0,65-0,80[

5 [0,50-0,65[

número de monedas

25

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Este aspecto se pone en parte en evidencia al analizar la muestra a partir del análisis estadístico de la población al igual que se hizo con los grupos anteriores. En este caso, comprobamos que la curva obtenida para el conjunto de piezas es irregular y presenta dos intervalos destacados: 0,65-0,78 y 0,95-1,08 g (fig. 18). Estos intervalos se corresponden con las monedas agrupadas en el cuadro anterior en los pesos medios e inferior lo que, siguiendo a Crusafont, podrían evidenciar la presencia de dos emisiones o valores. No obstante, las piezas que conforman esos intervalos de pesos no presentan diferencias formales con el resto. Retomando el asunto, la posibilidad de que existan distintos valores con esta misma tipología, y tratándose de moneda fiduciaria, nos parece una hipótesis arriesgada si tenemos en cuenta, no solo el número de ejemplares considerados, sino la falta de referencias claras con respecto a un patrón oficial. En nuestra opinión, es más factible plantear una emisión en la que hasta el 73,07% de los ejemplares de la muestra se concentran en unos valores cuya diferencia entre el peso superior y el inferior no sobrepasa 0,50 g – en el intervalo 0,55-1,04 –, con 13 piezas muy cercanas a éste, 10 por encima y tres por debajo, junto a unas ocho piezas que distorsionan el conjunto, fenómeno que se ha observado también en el grupo de Ispali, mucho más homogéneo en sus valores. Por otro lado, en ﬔturos trabajos, sería interesante intentar distinguir en este amplio grupo c, diferencias tipológicas reseñables que nos permita distinguir subgrupos y que muestren una realidad metrológica más precisa. 4. grupo d (Busto/M y Cruz) El grupo d muestra en anverso un busto con cetro a derecha y en reverso una especie de monograma formado por una cruz central circunscrita en sus flancos por vástagos verticales que se unen en la parte superior, formando un vértice sobre la parte superior de la cruz (ver Fig. 3). Los nuevos hallazgos han proporcionado solo cuatro piezas de este grupo además de una pieza dudosa, que a pesar de su peso excesivo, y a la vista de lo observado en los grupos anteriores, no hemos excluido si bien no ha sido incluida en los cálculos. Por tanto las cuatro monedas de adscripción segura presentan un peso medio de 0,80 g con un máximo de 1,09 g y un mínimo de 0,63 g. Al igual que hicimos para los grupos anteriores, hemos añadido a las nuestras las siete monedas incluidas por Crusafont (1994) en las que se indica el peso, las cuatro de Marot & Lloréns (1996, p. 173, más los dos que cita en las notas 19 y 20), la pieza localizada en Sevilla y publicada por Fernández-Flores (2003b, p. 154) y la publicada por Moll (2005, p. 35) procedente de Menorca. Se ha trabajado con un escaso número (19 ejemplares), por lo que los resultados deben ser tomados con suma cautela (fig. 19). Se aprecia, al igual que en los casos anteriores, la existencia una notable variedad de pesos que se presentan dispersos por toda la tabla. Aunque la media resultante es de 0,73 g, con una desviación típica de 0,24, que evidencia la existencia de valores muy distintos, tal vez sea más descriptiva la visión del gráfico en el que se observa cierta concentración entre los valores que van de 0,50 a 0,84 g, lo que representa el 50% del total, dispersándose el resto tanto en los valores inferiores (cuatro monedas), como superiores (cinco ejemplares) (ver Fig. 23).

– 290 –

HALLAZGOS DE BRONCES VISIGODOS EN SEVILLA

3

2

[1,20-1,25[

[1,15-1,20[

[1,10-1,15[

[1,05-1,10[

[1,00-1,05[

[0,95-1,00[

[0,90-0,95[

[0,85-0,90[

[0,80-0,85[

[0,75-0,80[

[0,70-0,75[

[0,65-0,70[

[0,60-0,65[

[0,55-0,60[

[0,50-0,55[

[0,45-0,50[

[0,40-0,45[

[0,35-0,40[

1

[0,30-0,35[

número de monedas

grupo d

intervales de pesos Fig. 19 – Comportamiento de las monedas del grupo d incluidas, además de las incluidas en el presente trabajo, las publicadas por Crusafont (1994), Marot & Llorens (1996), Fernández-Flores (2003b) y Moll (2005)

Al contrastar los resultados del grupo d con los obtenidos en los trabajos anteriores sobre los pesos de este grupo (Crusafont 1994; Mora 2012), observamos como el peso medio se ha visto reducido conforme se ampliaba la población, desde los 0,85 g que mostraban los ejemplares dados a conocer en 1994, a 0,78 g en el trabajo de Mora y posteriormente a 0,73 g en el que nos ocupa. No obstante, hay que señalar que los ejemplares aquí analizados muestran una mayor diferencia entre media y mediana, así como una mayor desviación típica y coeficiente de variación, por lo que es posible que cuando se conozcan más ejemplares y se amplíe la población, los pesos asciendan y sean algo más cercanos a los expuestos por Mora. La escasa muestra no permite más comentario sobre esta serie que presenta una coeficiente de variación de 32,87, por tanto en sintonía con grupo c y ligeramente más alto que el b. 5. grupo e (Busto/Cruz) El grupo e muestra en anverso una cabeza, en ocasiones busto, a izquierda y en reverso una cruz equilateral de extremos biﬔrcados o trifoliados (ver Fig. 9). Los nuevos hallazgos han proporcionado solo dos piezas de este grupo. Las dos monedas presentan un peso medio de 0,69 g con un máximo de 1,10 g y un mínimo de 0,26 g. correspondiendo este último peso a una pieza en muy mal estado de conservación, lo que puede influir en su metrología. Para los cálculos estadísticos también en este caso hemos añadido a las nuestras las seis monedas con indicación de peso en Crusafont (1994), las dos publicadas por Moll (2005, p. 34-35) procedentes de Menorca y las tres inventariadas por Mora & Martínez (2008, – 291 –

Á l v a r o F E R N Á N D E Z - F L O R E S , R u t h P L I E G O & G a b r i e l C A R VA J A L

p. 201). Al igual que en el caso anterior, el número de piezas que manejamos es realmente escaso, por lo que los resultados deben ser tomados con precaución (fig. 20). 3

2

intervales de pesos Fig. 20 – Comportamiento de las monedas del grupo e incluidas, además de los dos ejemplares incluidos en el presente trabajo, las publicadas por Crusafont (1994), Moll (2005) y Mora & Martínez (2008)

Se aprecia, al igual que en los casos anteriores, la existencia de una notable variedad de pesos que se presentan dispersos por toda la tabla. Aunque la media resultante es de 1,23 g, con una desviación típica de 0,56 – que evidencia la existencia de valores muy distintos – (ver Fig. 23), tal vez sea más descriptiva la visión de la Fig. 20 en la que se observa cierta concentración entre los valores que van de 0,75 a 1,19 g, lo que representa casi el 50% del total. La escasa muestra no permite más comentario sobre esta serie que presenta un alto coeficiente de variación de 46,66%, aunque probablemente sea debido al escaso número de piezas. No obstante es necesario señalar que si prescindimos de la pieza de peso inferior que además es dudosa, el coeficiente de variación se sitúa en 39,06%, alcanzando unos valores mucho más cercanos al resto de los grupos, ya que mientras el peso medio sería 1,28 g, la desviación típica desciende a 0,50. Al igual que en el caso anterior, el peso medio de los ejemplares conocidos ha ido disminuyendo a medida que la población ha crecido. Si en 1994 se daban seis pesos con una media de 1,65 g, los 13 ejemplares con que contamos para este trabajo han arrojado un peso medio de 1,20 g, que contrastan con los con los 1,13 g que ofrece B. Mora (2012, p. 131) contando con una población de 24 ejemplares. No obstante, es necesario señalar que en ese último trabajo no se especifica las ﬔentes de donde se extraen los pesos, tanto para este grupo como para los anteriores, por lo que no hemos podido ampliar nuestra muestra hasta esa población. – 292 –

[2,05-2,10[

[2,00-2,05[

[1,95-2,00[

[1,90-1,95[

[1,85-1,90[

[1,80-1,85[

[1,75-1,80[

[1,70-1,75[

[1,65-1,70[

[1,60-1,65[

[1,55-1,60[

[1,50-1,55[

[1,45-1,50[

[1,40-1,45[

[1,35-1,40[

[1,30-1,35[

[1,25-1,30[

[1,20-1,25[

[1,15-1,20[

[1,10-1,15[

[1,05-1,10[

[1,00-1,05[

[0,95-1,00[

[0,90-0,95[

[0,85-0,90[

[0,80-0,85[

[0,75-0,80[

[0,70-0,75[

[0,65-0,70[

[0,60-0,65[

[0,55-0,60[

[0,50-0,55[

[0,45-0,50[

[0,40-0,45[

[0,35-0,40[

[0,30-0,35[

1

[0,25-0,30[

número de monedas

grupo e

HALLAZGOS DE BRONCES VISIGODOS EN SEVILLA

aspectos metálicos de las series documentadas Aunque los grupos son muy dispares y los resultados por tanto deben tomarse con cautela, no quisimos desaprovechar la oportunidad brindada para analizar un importante grupo de estos bronces. Los análisis de Fluorescencia de Rayos X [16] se realizaron a un total de 54 monedas [17]. En primer lugar, no parece haber grandes diferencias en la composición de los distintos grupos, aunque obviamente, los casos de los grupos e y f, en los que solo contamos con una pieza, no pueden considerarse representativos. En general destaca la alta proporción de plomo en el conjunto de monedas cercanas al 40-50%, proporción que se hace extensiva a las dos piezas atribuidas a Justiniano. En segundo lugar, dentro de cada grupo se observa una notable variabilidad. La distinta proporción se hace más evidente en el grupo a, con algunas piezas cuya proporción alcanza el 83% de cobre frente a otras que se quedan en torno al 17% (fig. 21). En cualquier caso, no se ha conseguido establecer una relación directa entre aleaciones y tipos dentro de los grupos, aunque respecto a esta cuestión hay que tener en cuenta que el estado de los numismas hacía imposible, en muchos casos, una adscripción exacta a un tipo u otro. grupo a b c d e f media

Cu % 48,28 – 55,92 49,55 43,24 43,57 48,74

Pb % 41,65 – 40,37 43,17 49,64 50,83 42,25

Sn % 10,19 – 4,63 4,63 7,12 5,6 9,22

nº ejemp. 41 – 5 6 1 1 54

Fig. 21 – Medias sobre la composición ternaria de los diferentes grupos tipológicos

A continuación exponemos los datos obtenidos a través de un diagrama ternario en el que se han considerado los valores de cobre (Cu), plomo (Pb) y estaño (Sn) [18] (fig. 22). Los bronces ternarios Cu-Sn-Pb presentan un amplio intervalo de inmiscibilidad en la fase líquida – indicado mediante una línea continua en el diagrama –, en el cual se segregan dos líquidos, uno rico en cobre (Cu) y otro rico en plomo (Pb). La mayoría de las monedas analizadas presentan una composición comprendida en ese intervalo de inmiscibilidad de la fase líquida. Cuando se prepara una aleación dentro de este intervalo, la proporción relativa de los dos líquidos vertidos en el molde puede variar significativamente durante la colada, produciendo así cospeles con diferentes proporciones de Cu y Pb. La introducción de porcentajes importantes de plomo abarata sensiblemente el costo de producción, tanto por el coste de las materias primas como por los procesos metalúrgicos involucrados – ﬔsión a menor temperatura y menor dureza de la aleación que facilita el proceso de acuñación. Sin embargo, la variabilidad que introducen en la composición de las monedas dificulta la búsqueda de patrones internos de comportamiento. En cualquier caso, los altos porcentajes de plomo observados reﬔerzan el carácter fiduciario de estas monedas, producidas con aleaciones de muy bajo coste. _____________

[16]

[17] [18]

El equipo empleado ha sido el FISCHERSCOPE X-Ray XAN 120. Las muestras se tomaron en zonas de la moneda que se encuentran libres de pátina. Sobre técnicas instrumentales aplicadas a la numismática ver Compaña 2011. Se han analizado 41 de Ispali-grupo a, 5 del grupo c, 6 del grupo d, 1 del grupo e y 1 del grupo f. Agradecemos a J. Manuel Compaña Prieto su ayuda a la hora de realizar el diagrama ternario, así como en la interpretación del mismo. – 293 –

Á l v a r o F E R N Á N D E Z - F L O R E S , R u t h P L I E G O & G a b r i e l C A R VA J A L

Fig. 22 – Diagrama ternario sobre los valores de cobre (Cu), plomo (Pb) y estaño (Sn) en las emisiones de bronce visigodas grupo

media

media acotada 20%

a

0,35

0,32

0,31

0,027

0,16

1,22

0,13

1,09

45,70%

119

b

1,45

1,44

1,46

0,13

0,36

2,45

0,63

1,82

24,82%

65

c

0,87

0,84

0,82

0,07

0,28

1,95

0,50

1,45

32,18%

82

d

0,73

0,73

0,79

0,06

0,24

1,18

0,34

0,84

32,87%

19

e

1,20

1,21

1,04

0,31

0,56

2,08

0,26

1,82

46,6

13

mediana varianza

desv. típica

peso max. peso min.

rango

coef. de total variación monedas

Fig. 23 – Metrología de la moneda de bronce visigoda

sobre el sistema metrológico en bronce en la bética visigoda La ampliación de la población y el hallazgo contextualizado de los denominados bronces visigodos está permitiendo un acercamiento más certero a la metrología de los mismos. Aunque parece evidenciarse una gran irregularidad de pesos en los distintos grupos, ésta siempre se encuentra dentro de unos márgenes que permiten vincular estos bronces con la moneda bizantina y vándala circulante en el siglo vi c.e. en la Península Ibérica como ya apuntó Crusafont (1994, p. 46-47). Tanto este autor como Mora (2012, p. 123) más recientemente, buscaron un patrón metrológico bastante estable, con pesos entre los distintos grupos que responderían a la emisión de valores múltiplos y divisores entre sí. Para Crusa– 294 –

HALLAZGOS DE BRONCES VISIGODOS EN SEVILLA

font (1994, p. 63-64), los pesos de los grupos fluctúan, e incluso lo hacen dentro de un mismo grupo – como sucedería con el grupo c –, puesto que en su opinión las emisiones no son coetáneas, ni siquiera en el caso de Ispali. Para este autor, la primera emisión correspondería a los tipos más ligeros del grupo c, acuñados con valor 2 ½ nummi. A éstas les seguiría la emisión del grupo a, con valor de 1 nummus, para a continuación acuñarse valores más pesados en ambos grupos, las emisiones más pesadas del grupo c y el grupo b de Ispali. En efecto, para Crusafont en esta última se abandonaría la emisión ligera y se pasaría a batir valores pesados, pentanumi, materializados en la emisión del grupo b. Por su parte, en este momento el grupo c – para el autor, la emisión de Emerita – no cambia el tipo pero sí el peso y se incorpora la leyenda Civita completa. En este mismo momento se iniciaría el grupo e con el mismo valor y, por último se acuñaría el grupo d con valor 2 ½ nummi. En opinión de Mora (2012, p. 125) los trabajos de Arslan (2010, p. 22) sobre la evolución del peso del nummus a lo largo del siglo vi c.e. pueden orientarnos sobre la cronología de la emisión ligera de Ispali, coincidente con el peso del nummus en torno al 565-578 c.e. – que según Arslan sería de 0,36-0,33 g – y la posibilidad de que ﬔesen unidades de un sistema metrológico que se completaría, en el caso de Ispali, con la emisión de piezas con valor 4 nummi, que conformarían el grupo b. La falta de numerario menudo habría llevado a la acuñación de piezas de 1-2-4 nummi (Mora 2012, p. 125-126). Siguiendo esta propuesta metrológica, y suponiendo que las emisiones son coincidentes en el tiempo, el grupo a proporcionaría el valor de 1 nummus, los grupos c y d entrarían en las emisiones con valor 2 nummi, y el grupo b de 4 nummi. El grupo e se quedaría descolgado, o bien respondería a un múltiplo 2 o 3 de la unidad en momento anteriores al establecimiento del peso del nummus en 0,35 g. Desde nuestro punto de vista habría que afrontar dos cuestiones imbricadas entre sí, la variabilidad de pesos dentro de cada grupo y la posible relación metrológica entre los mismos. A este respecto, el análisis comparativo de los pesos correspondientes a los grupos antes descritos muestra con claridad dos valores para las piezas atribuidas a Ispali, uno de peso reducido – con una media de 0,35 g, pero que se mueve en el intervalo de 0,20 a 0,39 g –, correspondiente al grupo a, y otro de peso más elevado – 1,45 g y amplio intervalo entre 1,05 y 1,99 g –, con toda probabilidad múltiplo del anterior, representado por el grupo b. Como hemos indicado supra, para Mora (2012, p. 126), que supone que ambas emisiones ﬔeron coetáneas, el peso reducido sería la unidad o nummus y el mayor un tetranumium, que basándose en los pesos medios y siguiendo a Hann (2000, p. 68) dataría en la segunda mitad del siglo vi. Sin poder afirmar si las emisiones de los grupos a y b son coetáneas o bien se trata de emisiones consecutivas (Crusafont 1994, p. 51), parece evidente la presencia de una unidad y un múltiplo, probablemente con valor de 4 nummi. Frente a estos pesos encontramos los grupos c y d que se encuentran entre los 0,73 y 0,87 g – con intervalos frecuentes entre 0,65-0,78/0,95-1,08 g y 0,50-0,84 g, respectivamente – y que si admitimos que todas las emisiones (grupos a, b, c y d) responden al mismo sistema metrológico y unidad, podrían corresponder a una emisión con valor 2 nummi. Por su parte el grupo e, que Crusafont (1994, p. 50) consideró como una emisión de pentanumion coetánea al b y al c pesado, dado que con los ejemplares disponibles obtenía un peso de 1,65 g, presenta un valor de 1,20 g – 1,13 si tenemos en cuenta el resultado de Mora (2012, p. 131-132) –, peso que lo sitúa en un valor intermedio entre el grupo b y los grupos c y d. Dado que el número de ejemplares aún es muy reducido solo haremos notar aquí la necesidad de analizar estadísticamente el grupo con una población mayor (fig. 23 y fig. 24). – 295 –

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Fig. 24 – Comparación gráfica de los pesos entre los distintos grupos de bronces visigodos

En cuanto a la disparidad de pesos dentro de cada grupo no contemplamos la posibilidad de la presencia de diferentes emisiones con distinto valor dentro de cada uno de ellos. En nuestra opinión intentar ajustar estas series de bronce plomado – se consideren fiduciarias o no [19] – a patrones metrológicos estrictos puede dar pie a equívocos importantes y de hecho la comparación con emisiones de esta misma aleación y de otras épocas arrojan resultados similares, como pudiera ser la moneda de bronce de la Hispania republicana (ver Gozalbes 2012), o los denominados feluses de la invasión (Frochoso 2001), que aparecen en grandes cantidades y que muestran una diversidad en sus pesos semejante a la observada en estas series visigodas. Pero además, la diferencia de pesos entre ejemplares del mismo reinado y ceca en lo que respecta al tremis visigodo también es enorme, aún tratándose de acuñaciones en oro y de factura más cuidada con, además, un claro peso teórico al que ajustarse, el del tremis bizantino de 1,516 g, al que en raras ocasiones se acercan (ver Pliego 2009, p. 202 ss). conclusiones Hace ya una década, uno de nosotros realizó una comparativa entre los hallazgos numismáticos – y otros elementos de pequeño tamaño – recuperados en excavaciones arqueológicas que usaron el detector de metales como herramienta complementaria, frente a las que no lo hicieron (Fernández-Flores 2003). Los resultados mostraban cómo la inmensa mayoría de las monedas y otros objetos metálicos no se recuperaban en aquellas excavaciones en que la tierra no era cribada. Pero además, en este último caso, era posible recuperar _____________ [19]

Sobre este tema aplicado a las emisiones de bronce en la Hispania romano republicana, ver el reciente trabajo de Gozalbes (2012). – 296 –

HALLAZGOS DE BRONCES VISIGODOS EN SEVILLA

el objeto gracias a la criba, aunque se desconocía su localización exacta y dispersión dentro de un depósito o sobre una interfacie. En contraposición, su localización previa con el detector permitía plasmar en la planimetría la ubicación y dispersión exacta de los materiales metálicos facilitando la reconstrucción de los procesos que dieron lugar a la formación del registro estratigráfico. Las características de las monedas aquí presentadas, ﬔndamentalmente debido a sus pequeñas dimensiones y su peso ligero, son difícilmente rescatables en las excavaciones a no ser que en éstas se use el detector de metales, como son los casos que aquí nos han ocupado. Por otro lado, las peculiaridades de ciertos terrenos, y a unas condiciones meteorológicas determinadas, hacen que piezas de esas características queden en la superficie, por lo que podría estar indicado en determinados yacimientos registrados en el Inventario de yacimientos arqueológicos de la Provincia de Sevilla, la prospección con detector de metales y la recogida de material superficial con el consiguiente registro en los museos. Ello permitiría que gran parte de este material no se perdiera para la investigación, o se dejara de incluir en algunos estudios. La publicación de este nuevo material de bronces visigodos viene a confirmar que su distribución en la provincia de Sevilla se produce ﬔndamentalmente en la cornisa del Aljarafe. La cronología de entre fines del siglo v y siglo vi para este material ratificaría la obtenida en otras excavaciones arqueológicas así como la opinión generalizada de la investigación que las ha tratado. No obstante, consideramos que estos bronces requieren un estudio proﬔndo puesto que son muchos los temas que aún deben ser analizados con detenimiento, no solo una posible cronología más extensa en el tiempo, sino también el cuerpo social que realizó la acuñación, así como aspectos más puramente técnicos. En este sentido, el establecimiento de los grupos debe ser ampliado ya que hay tipos incluidos por Crusafont como ‘Inciertos’ que comienzan a ser abundantes. Por otro lado, con los datos actuales no es posible reducir estas emisiones a diferentes talleres, a excepción del caso de Ispali que parece estar ﬔera de dudas, no solo por la claridad de las letras que conforman sus monogramas S/SP, que además confirman los hallazgos, sino por la mayor homogeneidad que muestran sus monedas, con dos valores diferentes muy claros – uno ligero en torno a los 0,35 g y otro más pesado alrededor de 1,45 g –. Los análisis metrológicos realizados a las distintas series evidencian una enorme disparidad de pesos entre ejemplares con la misma tipología, más evidente en, por ejemplo, el grupo c y probablemente en el d, si bien en este último caso el escaso número de ejemplares aquí registrados no nos ha permitido llegar a conclusiones más ajustadas. Aunque se ha planteado la posible existencia de varias emisiones dentro de un mismo grupo metrológico, consideramos que la variabilidad de pesos responde a las mismas características de estas series, cuyo ajuste a un teórico peso oficial queda ﬔera de lugar. Contamos además con numerosos paralelos cuyo comportamiento metrológico es similar, como pudiera ser la moneda de bronce de la Hispania republicana, o los denominados feluses de la invasión, que presentan una semejante diversidad metrológica que las series que nos ocupan. No obstante, el paralelo más cercano es el de los tremises visigodos que, a pesar de ser de oro y de acuñación más cuidada, muestran una notable disparidad en los pesos, en este caso en lo que sabemos que son series coetáneas cuando son producidas por el mismo monarca, observándose una variedad similar en las emitidas por la misma ceca. Poco podemos decir sobre la composición metálica de la muestra aparte de que se trata de bronces ternarios con una composición de cobre, plomo y estaño. En ella el plomo aparece en una alta proporción, lo que indica que se trata de aleaciones de bajo coste cuya aleación facilita el trabajo de acuñación con unos cospeles de tamaño tan reducido como los que nos ocupan, lo que encaja con el resto de las características formales de estas emisiones. – 297 –

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Fig. 25 – Localizaciones de hallazgos de bronces visigodos en Sevilla y su provincia presentados en este trabajo

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Ispali. Crusafont 1994. grupo b. 7. 1,10 g – 10,40 mm – 2,60 mm – 0. Código maps 06/36/12773-11749.

inventario [20] Calle San Fernando (Sevilla) a r

a r

Cabeza a izquierda. Delante leyenda CIVI / TA Monograma  con volutas (). Crusafont 1994. grupo c. Tipo 32. 1. 1,40 g – 11,50 mm – 2 mm – 8. Código maps 04/17-1076-1489. 2. 0,80 g – 10 mm – 2 mm – !. Código maps 04/17-1073-1964.

Moneda Bizantina o vándala a r

Crusafont 1994. grupo c. Tipo indeterminado. 3. 1,30 g – 10,10 mm – 2,40 mm – %. Código maps 04/17-1047-2005. 4. 0,50 g – 9,50 mm – 1,40 mm – ?. Código maps 04/17-1430-1481. 5. 1,10 g – 9,00 mm – 2,70 mm – ?. Anverso Frustro. Código maps 04/17-1076-1488.

Busto a izquierda Cruz potenzada Similar tipológicamente a Hahn 2000, 231. 9. 1,70 g – 11,20 mm – 2,5 mm – # Código maps 03/07-5208-0.

Yacimiento La Reguela (Palomares del Río, Sevilla) a r

SP en campo.

a r

S en campo (P con bucle caído). Orla semicontínua. Cruz equilateral sobre dos gradas crecientes hacia arriba. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipo 3. 11. 0,36 g – 6,38 mm – 2,11 mm – 0 (Cu 34,42%; Pb 65,58%).

a r

SI en campo. Cruz equilateral sobre dos gradas crecientes hacia arriba.

Crusafont 1994. ¿grupo c? 6. 0,60 g – 8,80 mm – 1,90 mm – ?. Muy mal conservada. Código maps 04/17-906-843. Mercado De La Encarnación (Sevilla) a r

Frustra ¿Monograma? ¿grupo d? 8. 1,90 g – 12,00 mm – 3 mm – ?. Código maps 03/7-2188-0.

Busto de frente. Cruz latina. S y P bajo brazo horizontal de la cruz.

_____________ [20] Los datos se han dispuesto según el siguiente orden : peso, diámetro, grosor y posición axial de los cuños. Desafortunadamente no se han podido conseguir las imágenes para ilustrarlas aquí de las piezas recogidas en el inventario con los nos 1-9.

– 300 –

Cruz equilateral sobre dos gradas decrecientes hacia arriba. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipo 2. 10. 0,39 g – 6,27 mm – 1,86 mm – # (Cu 66,75%; Pb 26,68%; Sn 6,04%).

HALLAZGOS DE BRONCES VISIGODOS EN SEVILLA

Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipo 3 vte. 12. 0,25g – 5,42 mm – 1,48 mm – , (Cu 46,99%; Pb 37,16%; Sn 11,36%).

r

a r

 en campo. Cruz equilateral sobre dos gradas crecientes hacia arriba. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipo 3 vte. 13. 0,22 g – 5,28 mm – 1,73 mm – 2 (Cu 44,64%; Pb 21,39%; Sn 32,63%).

a r

S en campo. Orla semicontínua. Cruz equilateral sobre dos gradas decrecientes hacia arriba. Orla semicontínua. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipo 4. 14. 0,32 g – 5,32 mm – 1,91 mm – # (Cu 60,80%; Pb 34,59%; Sn 4,61%).

a r

Ispali. Crusafont 1994. grupo a. ¿Tipo 5? 19. 0,40 g – 6,48 mm – 1,69 mm – % (Cu 40,79%; Pb 47,41%; Sn 10,54%). 20. 0,26 g – 5,71 mm – 1,59 mm – 0 (Cu 51,92%; Pb 27,88%; Sn 20,20%). 21. 0,24 g – 6,17 mm – 1,35 mm – 0 (Cu 30,99%; Pb 58,35%; Sn 10,48%). 22. 0,22 g – 5,43 mm – 1,69 mm – 8 (Cu 58,38%; Pb 29,57%; Sn 12,04%). 23. 0,19 g – 5,01 mm – 1,91 mm – 0 (Cu 46,96%; Pb 36,38%; Sn 16,43%). a r

P en campo. Cruz equilateral sobre dos gradas iguales. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipo 5 vte. 24. 0,25 g – 5,39 mm – 1,47 mm – % (Cu 33,14%; Pb 58,43%; Sn 8,44%).

a r

SP en campo. Cruz equilateral sobre dos gradas crecientes o decrecientes hacia arriba. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipos 2-4. 25. 0,62 g – 8,04 mm – 2,44 mm – , (Cu 60,72%; Pb 28,00%; Sn 7,06%). 26. 0,47 g – 6,59 mm – 2,41 mm – ? (Cu 16,85%; Pb 76,47%; Sn 6,73%). Reverso frustro. 27. 0,29 g – 5,52 mm – 1,77 mm – , (Cu 18,83%; Pb 73,49%; Sn 7,30%). 28. 0,22 g – 6,13 mm – 1,48 mm – 8 (Cu 59,83%; Pb 29,81%; Sn 10,44%). SP en campo. La forma de la P no se aprecia en

a

a r

P en campo. Cruz equilateral sobre dos gradas crecientes, decrecientes o iguales. La forma de la P no se aprecia en todas. Orla semicontínua. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipos 2-5 vte. 33. 0,33 g – 6,54 mm – 1,77 mm – , (Cu 49,02%; Pb 41,15%; Sn 9,83%). 34. 0,25 g – 6,18 mm – 1,94 mm – 0 (Cu 70,26%; Pb 22,43%; Sn 6,63%).

a r

S en campo. Orla semicontínua. Cruz equilateral sobre dos gradas crecientes o decrecientes hacia arriba. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipo 3-4. 35. 0,40 g – 7,03 mm – 1,89 mm – ? (Cu 20,84%; Pb 71,87%; Sn 6,78%). 36. 0,34 g – 6,33 mm – 2,23 mm – 4 (Cu 68,26%; Pb 20,93%; Sn 10,81%). 37. 0,27 g – 5,45 mm – 1,85 mm – , (Cu 65,31%; Pb 28,95%; Sn 5,40%).

a r

 en campo. Orla semicontínua. Cruz equilateral sobre dos gradas crecientes hacia arriba. Orla semicontínua. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipo 6 vte. 38. 0,47 g – 6,79 mm – 2,08 mm – , (Cu 63,06%; Pb 24,95%; Sn 11,48%).

a r

S en campo. Orla semicontínua. Cruz equilateral sobre dos gradas decrecientes hacia arriba. Orla semicontínua. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipo 7. 39. 0,21 g – 5,44 mm – 1,60 mm – # (Cu 17,27%; Pb 74,58%; Sn 8,15%). 40. 0,63 g – 7,68 mm – 2,32 mm – ? (Cu 33,16%; Pb 47,45%; Sn 18,76%). SP? en anverso?

a r

S en campo. Orla semicontínua. Cruz equilateral sobre dos gradas crecientes o decrecientes hacia arriba. Orla semicontínua. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipo 6-7. 41. 0,20 g – 5,58 mm – 1,35 g – ? (Cu 55,40%; Pb 35,30%; Sn 9,29%).

a

Busto a izq. con manto cogido al centro del vestido rayado en vertical. Delante leyenda CIVI / TA Monograma  con volutas (). Crusafont 1994. grupo c. Tipo 36. 42. 1,02 g – 10,81 mm – 2,00 mm – % (Cu 59,68%; Pb 35,97%; Sn 4,35%).

S en campo (P con bucle caído y separado del

vástago). Orla semicontínua. Cruz equilateral sobre dos gradas iguales. Orla semicontínua. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipo 5 15. 0,27 g – 5,78 mm – 1,76 mm – # (Cu 58,81%; Pb 29,43%; Sn 18,94%). 16. 0,24 g – 6,25 mm – 1,74 mm – 0 (Cu 39,92%; Pb 48,55%; Sn 11,53%). 17. 0,23 g – 5,51 mm – 1,72 mm – , (Cu 55,94%; Pb 35,48%; Sn 8,58%). 18. 0,23 g – 5,52 mm – 1,65 mm – ' (Cu 51,66%; Pb 37,33%; Sn 10,14%).

todas. Orla semicontínua. Cruz equilateral sobre dos gradas crecientes, decrecientes o iguales. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipos 2-5. 29. 0,42 g – 6,49 mm – 2,13 mm – , (Cu 22,40%; Pb 70,74%; Sn 7,06%). 30. 0,35 g – 6,00 mm – 1,76 mm – 0 (Cu 53,44%; Pb 38,17%; Sn 7,77%). 31. 0,26 g – 5,33 mm – 1,16 mm – ? (Cu 75,77%; Pb 20,21%; Sn 4,02%). 32. 0,19 g – 4,86 mm – 1,33 mm – ? (Cu 42,43%; Pb 45,08%; Sn 12,49%).

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Á l v a r o F E R N Á N D E Z - F L O R E S , R u t h P L I E G O & G a b r i e l C A R VA J A L

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Cabeza a izquierda. Delante leyenda CIVI / TA Monograma  con volutas (). Crusafont 1994. grupo c. 43. 0,85 g – 9,57 mm – 1,77 mm – ? (Cu 78,32%; Pb 17,96%; Sn 3,72%).

a r

Busto a derecha con cetro. Cruz entre vástagos que se unen sobre la parte superior de aquella. Crusafont 1994. grupo d. Tipo 44. 44. 0,51 g – 9,10 mm – 1,48 mm – 8 (Cu 36,37%; Pb 54,37%; Sn 9,26%). 45. 0,63 g – 7,75 mm – 2,14 mm – 8 (Cu 49,05%; Pb 45,91%; Sn 5,03%).

a r

Cabeza a izquierda. Cruz equilateral con extremos biﬔrcados. Crusafont 1994. grupo e. Tipo 45. 46. 0,26 g – 8,11 mm – 0,97 mm – !?.

56. 0,26 g – 6,00 mm – 2,00 mm – % (Cu 36,78%; Pb 52,51%; Sn 10,71%). 57. 0,23 g – 5,50 mm – 1,50 mm – . (Cu 49,33%; Pb 36,96%; Sn 13,71%). a r

Cabeza a izquierda. Delante leyenda CIVI / TA Monograma  con volutas (). Crusafont 1994. grupo c. 58. 0,75 g – 10,10 mm – 2,00 mm – 8? (Cu 34,98%; Pb 58,40%; Sn 6,62%). 59. 0,71 g – 11,10 mm – 2,00 mm – ? (Cu 42,86%; Pb 57,14%). 60. 0,70 g – 10,10 mm – 1,00 mm – ,. ¿Tipo 32? (Cu 63,78%; Pb 32,38%; Sn 3,85%).

a r

Busto a derecha con cetro. Cruz entre vástagos que se unen sobre la parte superior de aquella. Crusafont 1994. grupo d. 61. 1,09 g – 10,00 mm – 3,00 mm – 8. ¿Tipo 44? (Cu 32,18%; Pb 61,45%; Sn 6,37%). 62. 0,79 g – 9,00 mm – 2,00 mm – 6 (Cu 40,98%; Pb 41,14%; Sn 17,88%). 63. 0,72 g – 10,00 mm – 1,00 mm – ? (Cu 63,95%; Pb 32,30%; Sn 3,75%). Probablemente grupo d.

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Cabeza a izquierda. Cruz equilateral con extremos biﬔrcados. Crusafont 1994. grupo e. 64. 1,10 g – 11,00 mm – 1,85 mm – 8/, h (Cu 43,24%; Pb 49,64%; Sn 7,12%). Tipo 47.

a r

¿Busto a derecha? Cruz equilateral rematado en glóbulos dobles. Crusafont 1994. grupo f. Tipo 53. 65. 1,59 g – 11,10 mm – 3,00 mm – # (Cu 43,57%; Pb 50,83%; Sn 5,60%).

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Frustra. ¿Monograma? Crusafont 1994. ¿grupo c o d? 66. 0,79 g – 9,00 mm – 1,50 mm – ? (Cu 74,81%; Pb 23,87%; Sn 1,32%).

a r

Anverso no identificable. Monograma similar a cruz con extremos biﬔrcados. No identificada. 67. 0,23 g – 7,00 mm – 1,00 mm – ? (Cu 33,76%; Pb 61,35%; Sn 4,89%).

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Anverso no identificable. Cruz. No identificada. 68. 0,45 g – 6,00 mm – 3,00 mm – %/2 (Cu 52,43%; Pb 35,79%; Sn 11,78%).

Monedas Bizantinas a r

Busto. Crismón. Hahn 2000, 206a 47. 0,29 g – 6,55 mm – 1,39 mm – ? (Cu 53,15%; Pb 43,81%; Sn 2,95%). Hahn 2000, 192.2-193.1 48. 0,36 g – 7,82 mm – 1,26 mm – ? (Cu 23,34%; Pb 63,47%; Sn 13,20%). Salteras Noroeste, Sevilla

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S en campo. Orla semicontínua.

Cruz equilateral sobre dos gradas crecientes hacia arriba. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. ¿Tipo 3? 49. 0,38 g – 7,00 mm – 1,50 mm – ) (Cu 35,33%; Pb 56,83%; Sn 7,84%). 50. 0,35 g – 7,00 mm – 2,00 mm – , (Cu 45,94%; Pb 46,20%; Sn 2,44%). S en campo. Orla semicontínua.

Cruz equilateral sobre dos gradas iguales. Orla semicontínua. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipo 5 51. 0,31 g – 7,00 mm – 1,40 mm – 0 (Cu 83,18%; Pb 16,82%). Ispali. Crusafont 1994. grupo a. ¿Tipo 5? 52. 0,31 g – 7,00 mm – 2,00 mm – ! (Cu 44,22%; Pb 46,40%; Sn 9,38%). 53. 0,29 g – 6,00 mm – 2,00 mm – ? (Cu 33,11%; Pb 59,57%; Sn 7,33%). 54. 0,27 g – 6,00 mm – 2,00 mm – . (Cu 56,95%; Pb 32,93%; Sn 9,69%). 55. 0,21 g – 6,00 mm – 1,00 mm – . (Cu 79,81%; Pb 15,86%; Sn 4,38%). SP en campo. La forma de la P no se aprecia en

todas. Orla semicontínua. Cruz equilateral sobre dos gradas crecientes, decrecientes o iguales. Ispali. Crusafont 1994. grupo a. Tipos 1-5.

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HALLAZGOS DE BRONCES VISIGODOS EN SEVILLA

láminas (todas las monedas están ilustradas a escala 2:1)

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