NUEVAS PROPUESTAS SOBRE LA TOPOGRAFÍA RELIGIOSA DE LA VALENTIA ROMANA

July 8, 2017 | Autor: M. Machancoses López | Categoría: Roman Religion, Latin Epigraphy, Ancient Roman Topography, Roman Archaeology
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Descripción

QUADERNS DELS MUSEUS MUNICIPALS DE VALÈNCIA

actuacions sobre

el patrimoni arqueològic de la Comunitat Valenciana Actes de les I Jornades d’Arqueologia de la Comunitat Valenciana València, 2015

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IV Jornades d’Arqueologia de València i Castelló (16, 17 i 18 de desembre de 2011) – I Jornades d’Arqueologia de la Comunitat Valenciana (14, 15 i 16 de desembre de 2012). Museu d’Història de València. Ajuntament de València. Alapont Martín, Llorenç; Martí Oltra, Javier; Tendero Fernández, Fernando E.

Editors: Llorenç Alapont Martín, Javier Martí Oltra, Fernando E. Tendero Fernández Coordinador de la serie: Javier Martí Oltra Coordinadora de l’edició: Araceli Guardiola Martínez Maquetació: Pilar Mas Hurtuna Foto de portada: Fragment d’inscripció sobre la divinitat Bellona (Arxiu SIAM) © De l’edició: Ajuntament de València Regidoria de Cultura © Dels textos Els autors ISBN: 978-84-9089-019-6 Depòsit legal: V-921-2015 L’Ajuntament de València no es fa responsable de les opinions manifestades pels autors als seus articles.

Índex

Pròleg................................................

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Presentació........................................

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Estudio geoarqueológico de áreas de aprovisionamiento de sílex en el Prebético de Alicante: Los ejemplos de Penella (Alcoi) y La Fenasosa (Onil)...... 13 Francisco Javier Molina Hernández Andoni Tarriño Vinagre Bertila Galván Santos Cristo M. Hernández Gómez Sanxo Llop. Avanç sobre un assentament costaner de finals del Neolític en el País Valencià............................................. 29 Josep Pascual Beneyto Intervención arqueológica en la cuenca media del río Serpis (BeniarjóRafelcofer, Valencia)............................ 45 Miguel J. Sáez Landete Antonio Sáez Landete Silvia Pidal Pérez Paula Bernabeu Sanz José Luis Casabán Banaclocha El yacimiento arqueológico de la Edad del Bronce de Altet de Palau-Arbocer (la Font de la Figuera, Valencia).......... 61 María Jesús de Pedro Michó Pablo García Borja Últimas intervenciones arqueológicas en la Mola d’Agres (Agres, Alicante)..... 75 Elena Grau Almero José Luis Peña Sánchez Teresa Huélamo Doménech José Morejón Mariano El poblado fortificado ibérico de La Celadilla (Ademuz): proyecto de actuación arqueológica, puesta en valor y primeros resultados.................. 85 Daniel Giner Iranzo Laia Creus Gispert

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Les excavacions arqueològiques en la vil·la romana de Sant Gregori: una porta oberta al coneixement de la badia de Borriana (Castelló) entre els segles I a.C. al IV d.C..................................... 101 José Manuel Melchor Monserrat Juan José Ferrer Maestro Josep Benedito Nuez XII campaña arqueológica en el yacimiento del Palau (Burriana, Castellón)............. 113 José Manuel Melchor Monserrat Josep Benedito Nuez Nuevas propuestas sobre la topografía religiosa de la Valentia romana............ 125 Mirella Machancoses López Recreació de la decoració pictòrica de la vil·la romana del Mas de Baix de Silla.... 135 Llorenç Alapont Martí Pilar Mas Hurtuna Adrià Pitarch Tarramera 6

El vertedero tardorromano de la calle Luis Chorro de Petrer (Alicante). Nuevos datos de la villa Petraria....................... 149 Fernando E. Tendero Fernández El Castellar d’Elx: enigma, proyecto, documento......................................... 159 José Luis Menéndez Fueyo Sonia Gutiérrez Lloret Pierre Guichard La vivienda andalusí en la antigua madinat Unda (Onda, Castellón). Intervenciones arqueológicas 2010-2012. 179 Joaquín Alfonso Llorens Lorenzo Carballo Calabuig Dos nuevas viviendas andalusíes en la antigua madinat Unda (siglos X-XIII): la excavación arqueológica en la plaza de San Cristóbal, 21 (Onda, Castellón)..... 191 Ana Miguélez González Lorenzo Carballo Calabuig Joaquín Alfonso Llorens

Projecte Benaxuai – 2010. Excavacions arqueològiques a las Cuevas de Benaxuai. Chelva, València......................................... 211 Agustí Ribera i Gomes Alfred Sanchis Serra Juan V. Morales Pérez Manuel Pérez Ripoll Carmen Tormo Cuñat Joaquim Bolufer i Marqués El Castellet de Carrícola (El Palomar, València). Una fortificació andalusina tardana, segles XII-XIII ........................ 221 Anna Lorena Ruiz Soriano Miquel Rosselló Mesquida Josep Maria Burriel Alberich Evolución arqueológica y marcas de cantería de la torre de Santa Caterina del castillo de Santa Bárbara de Alicante..... 241 Silvia Yus Cecilia La pobla de Ifach (Calp, Alicante): una ciudad medieval bajo el poder de los Llúria a la luz de los descubrimientos arqueológicos (siglos XIII-XIV)............... 251 José Luis Menéndez Fueyo Joaquín Pina Mira José Manuel Torrecillas Segura Roberto Ferrer Carrión El poblado medieval de la Llometa del Castellet (Benaguasil, València). Una primera aproximación cronológica y cultural............................................... 267 Víctor M. Algarra Pardo Tomás Hurtado Mullor Miquel Rosselló Mesquida Intervención en la calle Castillo. Fase III. Castillo del Aljau (Aspe, Alicante)......... 283 José Ramón Ortega Pérez Inmaculada Reina Gómez Marco Aurelio Esquembre Bevia Estefania Escandell Jover

Intervención arqueológica en la iglesia parroquial de San Agustín de Valencia. Estudio de arqueología de la arquitectura en el sistema de bóvedas y cubierta...... 301 Víctor M. Algarra Pardo Nuevas aportaciones al conocimiento del cementerio bajomedieval de Petrer (Alicante)............................................ 317 José David Busquier Corbí Fernando E. Tendero Fernández Arqueología en la recuperación de la ermita de San Felipe Neri de Novelda (Alicante)............................................ 325 Concepción Navarro Poveda Daniel Andrés Díaz ¿A Enguera por Cerdà o l’Alcúdia? Dos proyectos de carretera a mediados del siglo XIX............................................. 341 Francisco José Hernández García Francesc Xavier Duarte Martínez Luis Lozano Pérez Defensa pasiva en la retaguardia republicana: el refugio antiaéreo de la plaça de la Creu (Quart de Poblet, Valencia)............................................ 353 Andrea Moreno Martín Pau Olmos Benlloch Actualización del registro arqueozoológico de La Solana del Castell, Xàtiva (Valencia). 363 M.ª Esther Pérez Roig Utilidad de los análisis isotópicos sobre restos esqueléticos en arqueología: dieta, destete y movilidad territorial...... 369 Domingo Carlos Salazar-García

Reconstrucción y representación de los gestos funerarios a partir del estudio antropológico..................................... 381 Llorenç Alapont Martí Pilar Mas Hurtuna Recuperando el castillo de Biar............ 395 Miguel del Rey Aynat Antonio Gallud Martínez Agres como producto cultural: Ruta histórica............................................. 405 Jorge Contreras Mercader Potencialitat didàctica del patrimoni arqueològic i arquitectònic. El cas del castell/palau-fortalesa de Forna, la Marina Alta. Alacant............................. 411 Emili Moscardó Sabater Nuevas tecnologías para la difusión didáctica del patrimonio........................ 427 José Martínez Usó Alicia Cabrera García La interactividad en los museos arqueológicos locales: el proyecto del Museo de la Villa de Sax (Alicante)....................................... 433 Alberto Ochoa García Petrer se viste de luna. Un paseo por los monumentos y la historia de la mano de los antiguos habitantes de Petrer (Alicante)........................................... 447 Fernando E. Tendero Fernández

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Nuevas propuestas sobre la topografía religiosa de la Valentia romana Mirella Machancoses López

Resumen

Abstract

La religiosidad es un tema esencial en cualquier sociedad antigua, por lo que la distribución de sus elementos en la ciudad nos permite analizar de una manera eficaz el funcionamiento de la urbe. Por tanto, el presente trabajo tiene como objetivo realizar una actualización de la topografía religiosa de Valentia desde su fundación (siglo II a.C.) hasta el siglo III d.C. Se revisarán los diferentes elementos −templos, necrópolis, epigrafía−, intentando relacionar su desarrollo con los procesos evolutivos propios de esta ciudad.

Religiosity is a key topic in any antique society, that is why the distribution of its elements, allow us to analyze in an efficient way the working of the city. The present paper has as an objective the actualization of the religious topography of Valentia since its foundation (2nd century BC) until the 3rd century AD. We will revise the different elements −temples, necropolis, epigraphy−, due to relate its development with the evolution process of the city.

Palabras clave: Roma, Valencia, templo, necrópolis, epigrafía.

Key words: Rome, Valencia, temple, necropolis, epigraphy.

Introducción

− El desconocimiento del área sacra forense, ya que solo conocemos uno de los extremos del foro y este se corresponde con la curia y la basílica.

L

a topografía religiosa de Valentia ha sido tratada desde diversos ángulos a lo largo de los años de estudio arqueológico en la ciudad. No obstante, los avances que se han ido haciendo corresponden a pequeñas parcelas de la misma, sin haber intentado dar una imagen global que nos permita estudiar los lugares de culto como pertenecientes a un mismo conjunto. Esto es así debido a una serie de problemáticas intrínsecas a esta ciudad, y que pueden aplicarse tanto para época republicana como altoimperial. Estas podrían resumirse en los siguientes puntos:

− La descontextualización de la epigrafía votiva, la mayoría de la cual fue reaprovechada en época islámica o moderna. − La fragmentación de los restos arqueológicos debido al carácter de las intervenciones realizadas, que se ven supeditadas a las dimensiones de los solares y a las diferentes cotas a las que puede llegarse en cada una de ellas. Además, al tratarse de una ciudad con una ocupación prácticamente ininterrumpida a lo largo de más de 22 siglos, encontramos que los procesos propios de la misma han destruido total o parcialmente la mayor parte de las estructuras pertenecientes a las etapas históricas más antiguas, o estas han sido

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empleadas para otros fines, como el de su reutilización como material de construcción.

De la fundación de la ciudad a la destrucción pompeyana Valencia fue fundada en el año 138 a.C., siendo cónsul Décimo Junio Bruto, según relata el historiador Tito Livio a través de la transcripción que se hace de él en Periocha 55 (Escrivà, Ribera y Vioque, 2010). La problemática en torno a esta cita ha sido bastante discutida, pero tanto la arqueología como las fuentes parecen reafirmar esta teoría (Ribera, 1998, 99-100). Este primer momento de Valentia queda perfectamente enmarcado entre la citada fundación en el año 138 a.C. y su destrucción a manos de las fuerzas pompeyanas en el año 75 a.C. Esto hace que, pese a las fases que presenta la ciudad, podamos estudiarla como un conjunto cerrado de información. Hay varias consideraciones iniciales que nos ayudarán a comprender el contexto en el que se inserta la ritualidad de la ciudad en este periodo. En primer lugar, los colonos que la fundan eran antiguos soldados que habían participado en la guerra contra Viriato en la Lusitania y que recibieron, a cambio, tierras alrededor

de la ciudad. Estos tenían un origen itálico, concretamente del centro y del sur, lo que queda patente a través de la arquitectura y la numismática, así como en el esquema urbano. También es reconocible en sus costumbres cotidianas, reflejadas tanto en la cultura material –absoluto predominio de las importaciones itálicas– como en la ritualidad. Sobre los ritos fundacionales Para la sociedad romana no solo era necesario escoger un buen lugar para realizar una deductio (fundación), sino que la misma debía ser sancionada por los dioses gracias a una serie de ritos religiosos. Sobre el solar aún intacto, el primer acto oficial que se llevaría a cabo son los llamados sacrificios propiciatorios. Con esta ceremonia se pretendía, mediante las ofrendas de animales −especialmente neonatos, que representaban los primeros frutos del territorio−, comida, bebida y vajilla procedentes del territorio, ofrecer una primicia a los dioses para conseguir su beneplácito, puesto que el lugar iba a ser quebrantado por la presencia humana (Jiménez y Ribera, 2005, 18-21; Marín y Ribera, 2002; Ribera, 2010a, 269). El inicio de cualquier actividad tanto pública como privada en época romana lleva aparejado una serie de

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Figura 1. Plano general de la ciudad con la localización de los depósitos rituales (M. Machancoses).

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ritos, sacrificios y supersticiones que, en algunos casos, nos dejan un registro arqueológico identificable. Esto ocurre en Valentia, donde parte de los restos que pertenecen a la primera fase de la ciudad solo pueden entenderse de esta manera (Ribera, 2010a, 273-282). Su situación y tipología nos indican qué clase de deposición es, permitiéndonos un análisis más completo de la fundación de la ciudad (Fig. 1). Las dos principales formas en las que se presentan estos restos son las urnas de cerámica con la boca hacia abajo –en cuyo interior se conservan restos de materia orgánica, y que serían ofrendas de alimentos a las divinidades del lugar– y las fosas que acogen los restos de las comidas rituales. Del primer caso destaca el depósito de las Cortes (Jiménez y Ribera, 2005, 19-21; Marín y Ribera, 2002, 290-291) o el del Palau de Cerveró (Jiménez, Ruiz y Burriel, 2007, 116). Y del segundo de ellos, hemos hallado depósitos de este tipo en la calle Roc Chabás (un posible santuario que se analizará más adelante) y en las excavaciones de l’Almoina –muy cerca del cruce entre el cardo y el decumano máximos de la ciudad–, cuyos resultados han sido recogidos en diversos estudios, siendo el más reciente el publicado en 2010 por A. Ribera Lacomba (Ribera, 2010a).

culto a las aguas (Fig. 2), localizado en el lado este del complejo de l’Almoina y, por tanto, muy bien situado dentro de la ciudad republicana –en el cruce de las dos calles principales, muy cerca del foro– (Jiménez y Ribera, 2005, 21-24; Albiach, Espí y Ribera, 2009, 418). De él solo conocemos dos elementos determinantes: un gran pozo y un estanque descubierto o lacus, para abluciones rituales, así como tramos de los muros perimetrales por el norte y el oeste (Jiménez y Ribera, 2005, 21-22; Albiach, Espí y Ribera, 2009, 418-420). Este tipo de santuarios, e incluso su ubicación cerca de las puertas de la ciudad, no es anómalo. Podemos ver un caso similar en Falerii Novi, donde se han identificado santuarios junto a sus puertas y otros adosados a la muralla. También hay santuarios vinculados a las aguas en otras ciudades de época republicana como en Paestum. La función de este tipo de santuarios con piscinas/pozos ha sido relacionada con el culto a Venus Verticodia en Roma (Albiach, Espí y Ribera, 2009, 419).

Los templos

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Tras la fase en la que la ritualidad se expresa fundamentalmente mediante las ya mencionadas fosas y deposiciones de vasijas cerámicas, los edificios religiosos comienzan a tomar importancia en el contexto de la recién fundada Valentia. Sin embargo, desconocemos la situación y morfología de algunos de los que serían los principales templos de la época. Apenas se dispone de datos relativos al foro de la ciudad y la distribución de los edificios públicos que pertenecerían a él. Entre estos estaría el templo principal, aquel dedicado a la tríada capitolina –Júpiter, Juno y Minerva–, y que presidiría el foro por uno de sus lados cortos, seguramente por el norte (Jiménez y Ribera, 2005, 24-25; Jiménez, 2008, 22-23). Esta hipótesis parece verse reafirmada por algunas noticias antiguas que nos hablan de un podio en la calle de la Hierba, aunque no hay documentación gráfica del mismo, y por la aparición, en la misma calle, de una terracota de revestimiento arquitectónico de época republicana que se usaba como protección de las vigas de madera de los templos (Jiménez y Ribera, 2005, 24-25; Ribera, 2002, 311). El Asklepieion El santuario mejor conocido de Valentia en época republicana es el que estaba relacionado con el

Figura 2. Asklepieion en época republicana (Archivo SIAM).

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A diferencia de la mayoría de la ciudad, el Asklepieion es uno de los edificios que no parece sufrir daños durante la destrucción pompeyana, y perduraría hasta época imperial como tal. Esto se debe a que los ejércitos vencedores respetan los recintos sacros y lugares de culto de los vencidos; sobre todo al tratarse de un conflicto civil en el que los contendientes comparten la misma religión. En esos momentos, el santuario, con sus emanaciones y depósitos de agua, tendría una función vinculada al tránsito por la vía, probablemente en relación con una posible mansio cercana (Ribera, 2010b, 262). Calle Roc Chabás En la calle Roc Chabás también se encuentra un conjunto difícilmente clasificable dentro de las estructuras domésticas (Fig. 3), pero cuya adscripción religiosa ha comenzado a plantearse en los estudios más recientes. Se trata de una serie de estancias contiguas, alineadas de sur a norte, con un pozo rectangular de mampostería. Uno de los principales motivos para clasificarlo como un lugar de culto es que aquí se halló uno de los rituales públicos de inicio de la ciudad. Este estaría depositado en lo que podría ser una pequeña plaza porticada o dentro de lo que sería el santuario en sí. Algunos de los hallazgos materiales de esta excavación, en todas sus fases, nos llevan a pensar también en un uso ritual del conjunto. En primer lugar, cabe

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destacar que en niveles republicanos se recuperó una antefija (Ribera, 1995, 194). Además, en época imperial presenta un gran mosaico de opus signinum, que podría indicar un uso ritual durante toda la época, ya fuese dentro del conjunto del foro o como espacio diferenciado (Jiménez y Ribera, 2005, 25). Pero el hallazgo más significativo es el de una inscripción dedicada a la divinidad Bellona (Fig. 4), que nos plantea una doble problemática epigráfica y arqueológica. El fragmento apareció reutilizado en un muro de época islámica. Esto hace imposible la aseveración de que la inscripción hubiese pertenecido originalmente al edificio romano construido en esta zona, aunque resulte ilustrativo del mismo si lo incorporamos a los otros datos ya aportados. La divinidad Bellona pudo llegar a Valencia, fundamentalmente, desde dos puntos: la península itálica o el interior de Hispania (zona emeritense). Según la inscripción hiciera mención a “(divi)na Bellona” o a “Ma Bellona”, estaríamos ante una muestra de un caso o del otro. Las recientes interpretaciones de F. Arasa Gil (en prensa) nos llevan a pensar que nos encontramos ante un epígrafe dedicado a la “divina Bellona”, una divinidad de origen itálico con fuertes connotaciones mistéricas a partir de época imperial. Pese a lo que se había creído hasta hace poco, el edificio sí llega a destruirse en el año 75 a.C. con la entrada de las tropas sertorianas, mostrándose un nivel de incendio paralelo al que aparece en otras partes

Figura 3. Las tres fases del posible templo de la calle Roc Chabás. De izquierda a derecha: republicana, augustea e imperial (M. Machancoses).

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Figura 4. Inscripción sobre Bellona (Archivo SIAM).

de la ciudad. Este edificio se reconstruirá en una época temprana para lo que ocurre en el resto de la ciudad, y además mantiene gran parte de su urbanismo primitivo. Por tanto, en este caso los datos arqueológicos concordarían con la inscripción ya que esta dice refecit, lo que podría referirse a la reconstrucción del lugar de culto en época augustea. Su temprana reconstrucción –la ciudad no se reconstruye en extensión hasta época flavia– con materiales nobles como el gran mosaico que presenta desde un primer momento, contrasta con la aparición de un horno en una de las estancias, que quizá nos indicara un lugar de fabricación de figuritas de culto. No obstante, esta fase dura poco, ya que se reformará en época flavia, con un buen programa decorativo, inexistente en otras partes de la ciudad. Será en los niveles de amortización de esta fase en los que se encontró la figurita de un danzarín.

sonificación de Roma o incluso a Bellona (Jiménez y Ribera, 2005, 25). Plaza de Cisneros, 6 Aquí aparece una estructura de forma rectangular (Fig. 5) con un hogar, que está asociada a material un tanto especial. Entre las piezas recuperadas se encuentra una de las más conocidas de la ciudad: la cerámica ibérica llamada “El vaso de la Vida”. A falta de más información sobre las excavaciones, dejamos aquí la hipótesis de que pudiera ser un pequeño templo, asociado (o no) al foro (Serrano, 2000). Las necrópolis Las necrópolis suponen, en sí mismas, un tema muy interesante de estudio respecto a la ritualidad de una ciudad. Desde la elección del lugar hasta el tipo de

En atención a este conjunto de evidencias tanto de época republicana como imperial y, sobre todo, a la inscripción de la “divina Bellona”, que haría referencia a la divinidad itálica, podemos pensar que estaríamos ante un lugar de culto que pudo ser establecido por los itálicos fundadores de la ciudad, y que probablemente en época imperial ha adquirido las nuevas connotaciones mistéricas. Quizá esta advocación de Bellona, teniendo en cuenta la temprana creación de este espacio y su rápida reconstrucción ya en época augustea, correspondiera a la divinidad protectora de la ciudad. La única posible representación es la cabeza con casco de una divinidad que aparece en las primeras monedas acuñadas por la ciudad y que podría pertenecer a la per-

Figura 5. Posible templo de la plaza de Cisneros (M. Machancoses).

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enterramiento elegido nos muestran la cultura de los habitantes de una manera profunda y, en muchos casos, definitiva. Entre todas las necrópolis que han sido documentadas en la ciudad de Valentia, es especialmente destacable para época republicana la aparecida en la calle Quart, ya que constituye uno de los principales hallazgos del periodo romano republicano con una importancia que transciende la esfera local (Alapont, 2002; Ribera, 2008). Para poder interpretarla de una manera definitiva se deben analizar las excavaciones más en profundidad (hasta ahora las publicaciones se limitan a dar una visión interpretativa más que descriptiva), realizando un estudio antropológico completo de todos los restos humanos, así como de los objetos rituales que acompañan los enterramientos, lo que permitiría precisar la cronología de cada tumba y limitar las fases de la necrópolis. De las tumbas encontradas cabe destacar los cinco hipogeos excavados en la arcilla, en los que el esqueleto iba acompañado de ánforas greco-itálicas, strigiles y vajilla variada (Ribera, 2008). Estos rituales han sido relacionados por algunos estudiosos con épocas más antiguas y ambientes culturales no itálicos –griegos, etruscos y púnicos–. Ribera insiste en buscar los referentes itálicos para esta misma época.

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La mayor parte de las sepulturas de la fase republicana son, a diferencia de las ya nombradas, en fosa y sin ajuar, semejantes a las del cementerio de época samnita de la puerta de Stabia, en Pompeya, y a la necrópolis de Castiglioncello, en la costa etrusca (Ribera, 2009, 64). Además, algunos de los ritos documentados tienen clara relación con el mundo itálico. Los más destacados son los de la Porca Praesentanea y la Porca Praecidanea, que son prácticas ligadas al culto de Ceres y que se remontan a los mismos orígenes de Roma, tal y como nos cuentan algunos autores antiguos (Ribera, 2009, 63-65). En la necrópolis de la calle Quart podemos identificarlos gracias a las ofrendas de cabezas de suidos que han aparecido en algunas de las inhumaciones. La otra zona de necrópolis que puede adscribirse a época republicana es la necrópolis septentrional, en torno a la calle Sagunt. Las excavaciones que se han llevado a cabo desde el año 1994 han ido mostrando una nueva zona, con la que para época republicana no podemos relacionar ninguna tumba. No obstante, se encontraron los restos correspondientes a un posible ustrinum. Además, en zonas cercanas apareció una fina fosa con restos de cremaciones donde se habían depositado cinco dracmas de Arse y un denario romano del siglo II a.C. (Ribera, 1996).

De la refundación a la crisis del siglo III d.C. Valentia es destruida por las tropas de Pompeyo (75 a.C.), lo que supone un antes y un después en la historia de la ciudad que nos permite partir con claridad el periodo republicano del imperial. Sin embargo, entre ese momento y la recuperación de la ciudad a comienzos del siglo I d.C., los datos son bastante controvertidos. Si nos atenemos a las fuentes escritas, estas solo narran el episodio de la destrucción, aunque sabemos que en la segunda mitad del siglo I d.C. la ciudad aparece en los tratados geográficos de Pomponio Mela y Cayo Plinio (Dolç, 1981), así como en los itinerarios de las vías romanas (Vasos de Vicarello). Arqueológicamente hablando encontramos tanto muestras de la ruptura entre periodos como continuidad ininterrumpida, como hemos señalado al hablar del Asklepieion de época republicana. Las dudas principales vienen al analizar la duración del abandono y el tiempo y la manera de reconstrucción de la entidad urbana (Ribera, 2010b). Será a partir de la segunda mitad del siglo I d.C. cuando los signos de recuperación urbana se harán patentes de una manera inequívoca. La época flavia fue una época de expansión para las ciudades hispanas, y Valentia no se queda fuera de esta tendencia. En ese momento vemos una ciudad completamente reconstruida, con la que será su forma en época altoimperial –aunque sufre reformas en muchos de sus edificios durante época antonina– (Fig. 6). El siguiente episodio traumático para la ciudad tendrá lugar en el último tercio del siglo III d.C., en el que encontramos una serie de destrucciones que van, poco a poco, cambiando el paisaje urbano de la misma. Nuestro análisis en el presente artículo terminará en este momento en el que la ciudad se transforma en profundidad, también en el tema religioso −destrucción o reestructuración de lugares de culto, aparición de nuevas necrópolis−. Epigrafía religiosa La epigrafía −una de las fuentes más fiables para designar los lugares de culto de una ciudad romana− en Valencia comienza a extenderse a partir del siglo I d.C. El gran problema que tenemos aquí es que la mayoría de los epígrafes aparecen descontextualizados, ya sea por pertenecer a hallazgos antiguos o por haber estado reutilizados en época árabe. Tratando la epigrafía desde un punto de vista meramente cuantitativo, nos encontramos con que los dioses más representados son los orientales (Serapis, Isis), así como el dios de la medicina Asclepio, seguido por las ninfas y otros dioses “menores” (hados, Fortuna). La tríada capitolina está poco representada.

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131 Figura 6. Plano general de la Valentia imperial con los templos destacados (M. Machancoses).

Pero dejando al margen la cantidad, hay algunos epígrafes que son mucho más ilustrativos que otros. Solo dos de ellos –Hércules y Marte– citan la existencia clara de un templo, ya que se recogen las donaciones dadas al mismo. Por la ubicación del hallazgo de la inscripción a Marte −en uno de los extremos de lo que fue el foro romano, al lado de la actual catedral−, quizá estemos ante la advocación de uno de los templos forenses. Aunque no de manera directamente explícita, podemos deducir la existencia de un templo en otros dos epígrafes. Por un lado, tenemos la conocida inscripción a Isis, que nombra a una hermandad (colentes). Para que esta existiera tuvo que haber un espacio de culto donde reunirse. Se ha especulado con la posibilidad de que fuera un edículo cerca del puerto –la inscripción se halló en el lecho del río, cerca del puerto fluvial de la ciudad– (Corell, 1997, 64-66), pero pudo estar integrado en el templo de Asclepio o en sus proximidades, documentado arqueológicamente en las excavaciones de l’Almoina, en un modelo similar al seguido por Ampurias. Por otro lado, encontramos las inscripciones a Asclepio –las dos fueron halladas en la misma zona, en la plaza de l’Almoina– y parecen res-

ponder a advocaciones hechas en el templo salutífero allí documentado y que trataremos más adelante. Mención aparte requiere el fragmento de inscripción en el que se puede leer una invocación a la divinidad Bellona, que nos plantea una doble problemática epigráfica y arqueológica, y que ya hemos tratado al referirnos al templo de la calle Roc Chabás. Plaza del Marqués de Busianos Una de las novedades correspondiente al periodo imperial es la encontrada en 1995 en las excavaciones llevadas a cabo en el nº 5 de la plaza del Marqués de Busianos. En ella se halló una gran estructura que fue identificada por sus excavadores como un mausoleo templiforme (Arnau et al., 2003). Las grandes dimensiones del edificio y su importancia llevaron a ampliar la excavación a la plaza contigua, lo que permitió ver una gran parte del mismo. Se trata de un edificio cuadrangular, que presenta una longitud máxima documentada de aproximadamente 13 m, por una anchura total de 6,37 m. En él se podrían distinguir de norte a sur tres espacios bien diferenciados: el acceso y dos habitaciones. Este se encuentra rodeado por un muro perimetral, que funcionaría a modo de temenos (Fig. 7).

M. Machancoses

Figura 6. Esqueletos humanos asociados al nivel de destrucción.

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Figura 7. Posible templo de la calle Marqués de Busianos (Arnau et al., 2003).

En este espacio se han hallado una serie de inhumaciones con un carácter un tanto particular, ya que contienen un ajuar con caparazones de tortuga (quizá fuesen tumbas de músicos que portaban una lira). Esto, unido a la aparición en el interior del edificio de dos huecos que podrían haber actuado como loculi, hizo que fuera interpretado como un mausoleo funerario de un personaje importante, alrededor del cual se fueron realizando enterramientos. No obstante, no hay pruebas que permitan aseverar que en el interior de estos espacios hubiera habido enterramientos y, en ese caso, que fuesen de la cronología del edificio. Un reestudio pormenorizado de los distintos niveles y documentación de la excavación, ha llevado a ver la desarticulación entre el edificio −claramente datable a finales del siglo I-principios del siglo II d.C.− y las tumbas de su alrededor (cuyo ajuar no se puede fechar con exactitud). El análisis topográfico también nos ayuda a determinar su posible utilización, ya que nos encontramos ante un espacio elevado, justo donde se juntan los dos brazos del río Turia que aún fluían en ese momento. Esto le da una preeminencia importante sobre el acceso oeste de la ciudad.

Todo esto nos lleva pensar que estamos ante un templo periurbano, del estilo que fue el de Dodona (Dakaris, 2000, 8-12). Se encontraría en una pequeña isla cercana a la vía de acceso a la ciudad, lo que le dotaría de un entorno inigualable. Las tumbas parecen ser, tanto por tipología como por relación estratigráfica, ya del siglo III, por lo que nos hallaríamos ante un reaprovechamiento del espacio, que adquiere un nuevo significado en época tardía. Roc Chabás El templo de la calle Roc Chabás sería uno de los que continuarían desde época republicana. Remitimos a lo ya comentado más arriba. Asklepieion En el siglo I d.C., a la vez que se da la expansión de la ciudad, el templo amplía su recinto y se construyen probablemente dos fuentes al norte (de las que solo conservamos una), además de cambiar los pavimentos. Seguirá en uso hasta comienzos de época musulmana. Quizá en este santuario se llevaban a cabo diferentes cultos de carácter oriental, al estilo del santuario de

Nuevas propuestas sobre la topografía religiosa de la Valentia romana

Asclepio de Ampurias. La inscripción a Isis antes mencionada quizá perteneciera también a este conjunto, aunque hubiera quedado muy desplazada. Las necrópolis La distribución de las necrópolis en época imperial continúa con el modelo anterior, si bien se incorporan nuevas zonas con el crecimiento de la ciudad. Nos encontramos con tres zonas principales de enterramiento para el periodo que transcurre entre el siglo I y el siglo III d.C.: la ya citada necrópolis de la calle Quart, la necrópolis de la calle Sagunto y la necrópolis sur. A esta se añade en época un poco más tardía (finales del siglo II-principios del siglo III) la necrópolis de la Boatella (Ribera, 1996, 85-90). La saturación del área cementerial de la calle Quart-Misericordia −donde para esta época comienzan a verse varias capas de enterramientos, en las que llegan a cortarse unas tumbas con otras y que parece continuar en uso hasta finales del siglo III− parece que lleva a abrir una nueva zona de enterramiento a finales del siglo II en lo que se ha denominado tradicionalmente necrópolis de la Boatella. Sin embargo, las cuestiones alrededor de su cronología exacta siguen sin resolverse dado que las tumbas carecen de ajuar (Albiach y Soriano, 1996a). Lo que he llamado la necrópolis sur, que bajaría por la vía Augusta, y que hasta ahora no estaba muy clara, comienza a definirse. Se han hallado unos restos, aún en estudio, en la calle San Vicente Mártir, 22-26 (intervención por publicar) que marcarían la existencia de esta zona de enterramiento. Además, siguiendo por la misma calle, se ha encontrado un posible mausoleo (plaza Mariano Benlliure, 8) integrado en la muralla árabe (Roca, 2007). Esperemos en futuros estudios poder definir mejor esta área y aportar datos más concretos. La necrópolis norte, en torno a la calle Sagunt, se ha visto mejor definida con las excavaciones de los últimos años (calle Sagunto, 10-18 y calle Sagunto, 26) (Van Andriga et al., 2007). Sería una necrópolis cercana a la ciudad, y que dispondría de algunos monumentos funerarios, con tumbas de mayor entidad que las halladas en la necrópolis de las calles Quart-Misericordia. Dos zonas se muestran como necrópolis posiblemente pertenecientes a villas periurbanas, aunque estas no se han encontrado. Hablamos de las necrópolis de Orriols (Albiach y Soriano, 1996b, 136-138) y Portal de Ruzafa (Ribera, 1996), cuya cronología, además, es bastante tardía (siglos II-III d.C.). En cuanto al ritual funerario, cabe señalar que desde finales del siglo II-inicios del siglo III d.C. hay un

predominio casi total de la inhumación, lo que cuadra con el esquema tópico (Ribera, 1996, 91-93). Esto contrasta con las etapas anteriores, en las que parece que el predominio de la inhumación es casi exclusivo desde el cambio de era, en un momento cronológico en el que esto no es demasiado habitual.

Conclusiones El análisis de la topografía religiosa en la Valentia romana no es un tema fácil de abordar, ya que existen numerosas incógnitas difíciles de despejar con la información que poseemos en la actualidad, que sigue siendo escasa. Estas limitaciones no tienen por qué indicar una pobre imagen monumental, sino más bien la consecuencia de más de 22 siglos de ocupación. No obstante, por medio de la conjunción de evidencias arqueológicas y epigráficas, es posible trazar unas líneas generales sobre las que podrán incorporarse datos resultantes de futuras investigaciones. La topografía religiosa de la Valentia romana entre su fundación y el siglo III d.C. muestra una continuidad en la mayoría de sus espacios: foro, templo de la calle Roc Chabás, Asklepieion, necrópolis... En época imperial podemos ver una extensión de las áreas religiosas, seguramente fruto del mayor tamaño de la nueva ciudad. Todos estos datos indican algún tipo de perduración de los espacios en la ciudad, aunque sea en el imaginario colectivo de aquellos que luego la refundarán a comienzos del siglo I d.C. No obstante, conviene señalar que muchos de los lugares propuestos como templos en el presente artículo aún no pueden ser confirmados, por lo que hay que dejar abiertas las discusiones a nuevas aportaciones de las investigaciones arqueológicas referidas al solar de la Valentia romana.

Mirella Machancoses López Becaria FPU-Universitat de València [email protected]

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