Nuevas notas acerca de la deshumanización de lo corporal en la prosa satírica de Quevedo

June 15, 2017 | Autor: Susana Artal | Categoría: Francisco de Quevedo
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Descripción

Nuevas notas acerca de la deshumanización del cuerpo humano en la prosa satírica de Quevedo Susana G. Artal Universidad de Buenos Aires

El trabajo que voy a presentar forma parte de un proyecto de investigación cuyo objetivo es estudiar el tema del cuerpo humano en la prosa satírica de Quevedo. Entre los diversos recursos empleados para articular la representación literaria del cuerpo, cobran particular importancia las imágenes que llamaré deshumanizantes. En ellas, el cuerpo humano o una de sus partes (que llamaremos A) se asocia con un elemento no humano (que llamaremos B). Así definido, este conjunto abarca tanto las animalizaciones (imágenes en las que B es un animal) como las cosificaciones (imágenes en las que B es un objeto). La diversidad y complejidad de estas imágenes en los textos considerados impiden que se pueda abarcar el conjunto del sistema en una comunicación. En trabajos anteriores, consideré dos grupos particulares de estas imágenes: aquellas en las que el término no humano de la relación no es explícitamente mencionado y las que expresan una relación de semejanza no circunscripta, en la que el término no humano está explícitamente mencionado1. En esta ponencia, completaré la exposición de las pautas clasificatorias, estudiando las imágenes en las que se establece una relación de semejanza limitada o circunscripta entre los términos humano y no humano. Presentaré finalmente, en forma de cuadro, el conjunto del sistema clasificatorio propuesto. 1 Me refiero a los artículos «Aspectos de la deshumanización del cuerpo humano en los Sueños», RILCE, 9,1, 1993, pp. 9-19; «Animalización y cosificación en la prosa satírica de Quevedo: del Buscón a los Sueños», Filología, XXVI, 1-2, 1991 y «Quevedo, jinete de gaznates. Aspectos de la deshumanización del cuerpo humano en su prosa satírica», en Actas del II Congreso Argentino de Hispanistas, Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, 1989, t. II, pp. 133-144.

Studia Áurea. Actas del III Congreso de la AISO, 111, Toulouse-Pamplona, 1996

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IMÁGENES DESHUMAMZANTES DE SEMEJANZA CIRCUNSCRIPTA Y NO CIRCUNSCRIPTA La diferencia entre las imágenes de estos dos grupos resulta clara si comparamos los siguientes ejemplos: 1) [El carcelero tenía] una ballena por mujer (Buscón, III, 4, p. 225)2. 2) [Los corchetes son] podencos del verdugo (MPD, p. 175). 3) Yo todavía me estaba debajo de la cama quejándome como perro cogido entre puertas (B, I, 5, p. 126). 4) Una tía disparando sobrinas como chispas (DTD, p. 375). En las dos primeras imágenes, la vinculación establecida entre los términos humanos (mujer, corchetes) y los no humanos (ballena, podencos) no está circunscripta por ninguna circunstancia particular. La relación de semejanza se presenta como siempre válida. En los ejemplos tres y cuatro, en cambio, las asociaciones tienen límites precisos: Pablos no es ni parece un perro en cualquier circunstancia, la relación solo se aplica a una situación determinada: cuando el personaje se queja. Las sobrinas del cuarto ejemplo no son ni parecen chispas, la comparación es válida en tanto son disparadas. En los textos analizados3, hemos encontrado dos procedimientos para circunscribir la semejanza entre los elementos A y B. En primer lugar, el límite de la asociación puede estar dado por el desarrollo de una acción. En segundo lugar, la relación puede restringirse a una característica de A. A continuación, trataremos de estudiar cada uno de estos subgrupos. Imágenes deshumanizantes de semejanza circunscripta por el desarrollo de una acción

El mecanismo interno de estas imágenes podría sintetizarse diciendo que, para que la relación entre A y B sea válida, es necesario que el término humano ejecute o sufra una cierta acción. La acción, y por lo tanto la relación de semejanza que el sintagma verbal delimita, puede atribuirse exclusivamente a una parte corporal aislada, lo que acentúa la visión fragmentadora del cuerpo humano tan característica de los retratos de Quevedo. Los ejemplos que siguen ilustran este procedimiento: [Al licenciado Cabra] le sonaban los güesos como tablillas de San Lázaro (B, I, 3, p. 100). 2

Las citas del Buscón, corresponden a la edición de Domingo Ynduráin, Madrid, Cátedra, 1980. Las de los Sueños, a la de Felipe C. R. Maldonado, Madrid, Castalia, 1972. Cito el Discurso de todos los diablos por la edición de A. Fernández Guerra, Quevedo, Obras (en prosa), Madrid, BAE, t. XXIII, 1852 y La Hora de Todos y la fortuna con seso, por la edición de Luisa López Grigera, Madrid, Castalia, 1975. He empleado las siguientes siglas: B -Buscón, SJF =Sueño del Juicio Final, AE ^Alguacil endemoniado, SI —Sueño del Infierno, MPD =Mundo por de dentro, SM =Sueño de la Muerte, DTD =Discurso de todos los diablos, HT=Hora de Todos. 3 Las conclusiones de este trabajo provienen del relevamiento y estudio de las imágenes deshumanizantes contenidas en el Buscón, los Sueños, el Discurso de Todos los Diablos y la Hora de Todos.

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[La mujer casada y rica] jalvegaba, como puerta de alojería, lo rancio de la tez; estábase guisando las cejas con humo, como chorizos [...] (HT, p. 84). No obstante, lo más frecuente es que la relación abarque el término humano en su conjunto, como podemos apreciar en estos ejemplos: [Los padres sin hijos afirman que algunas mujeres] concibieron como comadrejas, por el oído [...] (DTD, p. 362). [Al ver al vendedor de pasteles, Pablos se queda] como el perro perdiguero con el aliento de la caza, puestos en él los ojos [...] (B, III, 2, p. 210). Como señalamos más arriba, en este tipo de imágenes, el término humano puede ser activo o pasivo con respecto a la acción que circunscribe la relación de semejanza. En el primer caso, la dinámica interna de la imagen podría resumirse mediante la fórmula «A realiza la acción X como B», esquema al cual responden los siguientes ejemplos: [Los soldados] corridos de lo que les decían, como unos leones, se entraron en una taberna [...] (SI, p. 112). [Pablos ve a don Toribio] dar vueltas alrededor como perro que se quiere echar [...] (B, III, 2, p. 206). Dentro de este subgrupo, he incluido algunas imágenes cuyo mecanismo interno presenta un matiz ligeramente diferente. Observemos el siguiente pasaje, tomado de la descripción de las posturas de los caballeros hebenes en el Buscón: Cual, para culcusirse debajo del brazo, estirándole, se hacía L. Uno, hincado de rodillas, arremedando un cinco de guarismo, socorría a los cañones. Otro, por plegar las entrepiernas, metiendo la cabeza entre ellas se hacía un ovillo (B, III, 2, p. 204). Las imágenes del ejemplo comparten con las que consideramos más arriba los siguientes rasgos: a) los elementos A y B están explícitamente mencionados; b) la validez de la semejanza entre A y B está circunscripta por el desarrollo de una acción; c) con respecto a esa acción, A es activo. Sin embargo, si las comparamos con atención notaremos que existe una diferencia. En los ejemplos que observamos más arriba la acción que circunscribe la relación de semejanza es común a los elementos A y B: don Toribio da vueltas alrededor como lo hace el perro que desea echarse, etc. En las imágenes del pasaje, en cambio, la acción que circunscribe la semejanza no es compartida por A y B. Los caballeros se estiran, se hincan de rodillas o meten la cabeza entre las piernas. Ni la L ni el cinco de guarismo ni el ovillo ejecutan esas acciones. La misma particularidad se aprecia en la presentación de los licenciados del Sueño de la Muerte, quienes «leen de prisa remedando un abejón» (p. 213). Es obvio que Quevedo

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no sostiene que los licenciados lean como leen los abejones, sino que construye la relación de semejanza apoyándose en dos puntos de contacto: 1) la rapidez con que los licenciados «sobrevuelan» las páginas; 2) la lectura es tan deliberadamente veloz y confusa que parece un zumbido (el cliente no distingue casi las palabras pronunciadas). La descripción de la «mujer tapada» del Discurso de todos los diablos, de quien se nos dice que «estaba hecha un ovillo, liada con su manto» (p. 369), o la de los pretendientes del cuadro XXI de la Hora de Todos, «gandujando sus cuerpos en cincos de guarismos» (p. 109), responden al mismo mecanismo. Quizás, la formulación más precisa en estos ejemplos sea: «A, al realizar la acción X, se transforma en B». No obstante, el hecho de que las imágenes que presentan esta particularidad son poco frecuentes y no manifiestan un comportamiento independiente desaconseja el discriminarlas del resto del subgrupo. En otras imágenes de este grupo, el término humano es pasivo respecto de la acción que circunscribe la relación de semejanza. Tal circunstancia agrega una nota más denigrante a la asociación, ya que A ni siquiera controla el proceso que lo deshumaniza y que está determinado por los actos de otro, como podemos constatar en los siguientes ejemplos: Todos los ajuares del infierno, las ropas y tocados de los condenados, estaban prendidos, en vez de clavos y alfileres, con alguaciles [...] (SJF, p. 86). [...] una madre flechando hijas enherboladas [...] (DTD, p. 375). [Los médicos] mandaron que nos limpiasen con zorras el polvo de las botas como a retablos [...] (5, I, 2, p. 89). Las asociaciones de este tipo podrían esquematizarse a través de la fórmula «A sufre la acción X como si fuera B». Imágenes deshumanizantes de semejanza circunscripta por una característica de A

Como señalamos más arriba, la relación de semejanza entre A y B puede circunscribirse también por el hecho de que la asociación entre ambos términos afecte solo a una característica específica de A. Dentro de este grupo de imágenes, hemos distinguido tres esquemas o formulaciones diferentes, que caracterizaremos a continuación. En primer lugar, existen imágenes en las que la relación de semejanza entre el término humano y el no humano está dada por el hecho de que se atribuya al primero una cualidad propia del segundo. Este subgrupo podría esquematizarse a través de la fórmula «A posee X cualidad propia de B», que ilustran los siguientes ejemplos: Los dientes que ves y la boca era, de puro negra, un tintero [...] (MPD, p. 179). [El mulato era] zambo de piernas a lo águila imperial [...] (B, II, 1, p. 153). Al cabo estaba el maldito Lutero, con su capilla y sus mujeres, hinchado como un sapo [...] (SI, p. 155).

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Resulta claro que lo que determina la relación entre los términos humanos de estas asociaciones (la «hermosa», el mulato, Lutero) y los no humanos (tintero, águila imperial, sapo), son características específicas de A (negrura, hinchazón, ser zambo). En otras imágenes de este grupo, la asociación entre A y B se sustenta en la afirmación de que el término humano posee una parte propia del no humano, lo que podría formularse como «A posee X parte propia de B», mecanismo que podemos observar en pasajes como los siguientes: [Los mendigos gritan a don Toribio] ¡Miren el todo trapos, [...] con más agujeros que una flauta, y más remiendos que una pía, y más manchas que un jaspe, y más puntos que un libro de música! (B, III, 2, p. 214). [Uno de los pedigüeños del c. XXII de HT tenía] una barba de cola de pescado (p. 114). [Don Diego de Noche tiene] las carnes de venado (SM, p. 223). Por último, existen imágenes menos interesantes en las que el vínculo entre A y B reside simplemente en que el término humano lleva por nombre al no humano. Ejemplos de este procedimiento (que formularé como «A tiene por nombre B») son los nombres del licenciado Cabra o el de Julián Merluza, en el Buscón. El esquema también se halla en asociaciones cosificantes, como los apelativos que recibe el padre de Pablos (don Navaja y don Ventosa) o el nombre de Fray Jarro, en el Sueño de la Muerte. En estos casos, el efecto deshumanizante es, en general, mucho menor que en imágenes que se apoyan en una relación icónica. Cabe señalar que en el último de los ejemplos citados, la relación icónica se establece pero no por el empleo del nombre en sí sino por la acumulación en el pasaje de otras imágenes que subrayan la identificación del personaje con la bebida: tiene «una vendimia por ojos», «hechas las manos dos piezgos y la nariz espita», etc. (SM, p. 235). CUADRO CLASIHCATORIO DE IMÁGENES DESHUMANIZANTES EN LA PROSA SATÍRICA DE QUEVEDO El cuadro que sigue sintetiza la clasificación propuesta para describir el sistema de imágenes deshumanizantes en la prosa satírica de Quevedo. Como se desprende de él, el primer criterio de discriminación aplicado es el hecho de que el término no humano B sea mencionado explícitamente en la imagen (grupo I) o que aparezca aludido, funcionando in absentia (grupo II). El segundo grupo puede describirse mediante tres esquemas (Il.a., Il.b. y II.c). El primer grupo, en cambio, exigió otras clasificaciones. Hemos distinguido dos subgrupos de imágenes de acuerdo con las características de la relación de semejanza establecida entre los términos humano y no humano (no circunscripta, La., y circunscripta, Ib.). Entre las imágenes del primer subgrupo, definimos cinco esquemas (I.a.l., I.a.2., I.a.3., I.a.4. y I.a.5.). El segundo subgrupo ha sido descripto en las páginas precedentes.

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I d e s h u rr a n i z a n t e s

a. de semejanza no circunscripta I. Con mención explícita deB

II. Sin mención explícita deB

b. de semejanza circunscripta por

1. A (o parte de A) es (parece) B 2. B (por A o parte de A) 3. x parte de A es x parte de B 4. x parte de A es B 5. Al + A2 es (parece) B

1. el desarrollo de una acción

1. A realiza la acción x como B 2. A sufre la acción x como si fuera B

2. una característica de A

1. A posee x cualidad como B 2. A posee x parte propia de B 3. A tiene por nombre B

a. A (o parte de A) + sintagma verbal asociado a B b. A (o parte de A) + modificador asociado a B c. A modifica a un núcleo sintagmático asociado a B

Establecer una tipología de imágenes deshumanizantes no constituye, desde mi punto de vista, un objetivo en sí mismo. El trabajo realizado apunta a poder estudiar la frecuencia con que estos esquemas constructivos aparecen en cada una de las obras estudiadas y en el conjunto del corpas seleccionado. El análisis de esos resultados permitirá sacar conclusiones acerca de la evolución estilística de uno de los recursos más importantes de que Quevedo se vale para articular la imagen de lo corporal en su discurso satírico. Por otra parte, si al finalizar esa etapa del trabajo el modelo resulta adecuado para la descripción del conjunto del sistema de imágenes deshumanizantes en la prosa satírica de Quevedo, podría ensayarse también como instrumento crítico para el abordaje de otros discursos satíricos.

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