Música e intercesión divina: rogativas y Te Deum en la Salamanca de la Guerra de la Independencia

July 24, 2017 | Autor: J. Montero García | Categoría: Te Deum, Musica Sacra, Música y Ceremonia, Música y guerra
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Descripción

Cristina Borreguero Beltrán (coord.)

ISBN: 978-84-92572-38-0 Depósito legal: DL-VA 736-2013

La Guerra de la Independencia en el Valle del Duero: los asedios de Ciudad Rodrigo y Almeida. Cristina Borreguero Beltrán (coord.)

2013

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN: 1. Cristina Borreguero Beltrán: Burgos y Ciudad Rodrigo: llaves de la ocupación francesa en la cuenca del Duero, 1807-1813.

CAPÍTULO I: TERRITORIO, ESTRATEGIA Y LIDERAZGO

2. Emilio de Diego García: El Valle del Duero: eje estratégico de primer orden en la Guerra contra Napoleón al sur de los Pirineos. 3. Charles Esdaile: Wellington a las puertas: un balance de la Guerra, 1811-1812. 4. Miguel Ángel Martín Mas: Don Julián Sánchez “el Charro”: hazañas y miserias de la lucha guerrillera. 5. Agustín Guimerá Ravina: Sitios y bloqueos en la Guerra peninsular. 6. Tomás Pérez Delgado: La deportación a Francia de los defensores de Ciudad Rodrigo (1810-1814). 7. Luís A. de Oliveira Ramos: Analogías y diferencias en la situación de Portugal y de España en el curso de la guerra Peninsular entre 1811 y 1814. 8. Donald D. Horward: Massena, guerra de asedios y el sitio de Ciudad Rodrigo 9. David Gates: La estrategia de Gran Bretaña en la península Ibérica. 10. António Pedro Vicente: Errores de Massena en su incursión en Portugal (18101811). 11. Alexandre María de Castro de Sousa Pinto: La estrategia de Wellington en la batalla del Côa, 24 de julio de 1810. 12. Sergio Pardo: Los sistemas de la información geográfica como herramienta en la metodología historiográfica militar. 13. Miguel Ángel Sánchez Gómez: La Troya incendiada. El sitio de Castro Urdiales. Único asedio francés en Cantabria durante la guerra de la Independencia. 14. Joaquim Tenreira Martins: A duas últimas tentaçoes de Massena.

15. Cristina Clímaco: O Vale do Douro e as Linhas de Torres Vedras: Preparativos e constrangimentos de uma Expediçao em 1810-1811 ou como Napoleao perdeu Portugal. 16. Catalina Soto de Prado y Leonor Pérez: Presencia Anglogermana en el valle del Duero durante la guerra de la Independencia.

CAPÍTULO II: GOBIERNOS, JUNTAS Y ACTORES INTERNACIONALES 17. Emilio La Parra López: La titularidad de la Corona española. Reacciones europeas. 18. Francisco Ribeiro da Silva: Las relaciones luso-británicas entre el Pacto de Familia y el bloqueo continental. 19. Enrique Martínez Ruiz: Ciudad Rodrigo: preparación defensiva y actividad política. 20. Antonio Moliner Prada: El levantamiento y formación de las Juntas Provinciales castellanas: la Junta de Soria. 21. Francisco Javier Iglesia Berzosa: La tortuosa trayectoria de la Junta Superior provincial de Burgos durante la guerra de la Independencia.

CAPÍTULO III: PATRIMONIO DE LA GUERRA, CULTURA POPULAR Y VIDA COTIDIANA 22. Ricardo García Cárcel: Las memorias personales y las historias de la guerra de la independencia. 23. Gabriela Gândara Terenas: El cerco de Almeida en las narrativas portuguesas y británicas de la guerra Peninsular. 24. Bertha María Gutiérrez Rodill: Cuando al perro flaco todo se le vuelven pulgas: heridas de guerra, enfermedades y sanidad militar durante la guerra de la Independencia 25. Tereza Caillaux de Almeida: Anda Maria que já abalaram os franceses”: la expresión oral y pictórica del pueblo portugués sobre las campañas napoleónicas. 26. Ángel Luis Calabuig: La pervivencia de las fortificaciones mirobrigenses, legado histórico excepcional.

27. Francesc Pintado i Simó: Armamento utilizado por las tropas imperiales en el asedio de ciudad Rodrigo de 1810. 28. José Ramón Cid Cebrián: La guerra de la Independencia en las canciones tradiciones de la provincia de Salamanca. 29. Jean-René Aymes: El sitio de Ciudad Rodrigo (junio-julio de 1810): La versión francesa de los contemporáneos. 30. Raúl Velasco Morgado: “Hospital Stations”: la evacuación hospitalaria de heridos y enfermos británicos por el valle del Duero durante la guerra Peninsular. 31. Óscar Raúl Melgosa Oter: Recibimientos festivos a Wellington: la recepción del héroe. 32. Dionisio Fernández de Gatta Sánchez: La fiesta de los toros en la época de la guerra de la Independencia. 33. Josefa Montero García: Música e intercesión divina: rogativas y Te Deum en la Salamanca de la Guerra de la Independencia.

Corrección de textos: Catalina Soto de Prado Otero Alberto Ausín Ciruelos

MÚSICA E INTERCESIÓN DIVINA: ROGATIVAS Y TE DEUM EN LA SALAMANCA DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

Josefa Montero García Asesora Musical del Archivo de la Catedral de Salamanca

Por orden de las autoridades civiles, los principales acontecimientos políticos y sociales de la España de la Guerra de la Independencia se celebraron con solemnes funciones religiosas en los principales templos. Entre estas ceremonias destacaron las rogativas para conseguir el éxito de los ejércitos o el acierto de los nuevos gobernantes, y los numerosísimos Te Deum entonados en acción de gracias por las victorias de uno u otro signo, según quiénes ocupasen la ciudad en aquel momento. El hecho de que los principales conflictos bélicos de principios de siglo tuviesen como protagonistas a Francia y Portugal, ya fuese como aliados o como enemigos, convirtió a Salamanca en un lugar de paso y establecimiento de las tropas francesas que provenían de Portugal o se dirigían al país vecino, llegando a establecerse en la ciudad alguno de los principales hombres de Napoleón, como el Mariscal Ney. Por ello, en la Catedral salmantina se cantaron rogativas y se celebraron los éxitos de ambos bandos, con la asistencia de las principales autoridades civiles y militares. En estos acontecimientos brillaron piezas de gran calidad compuestas por el entonces maestro de capilla Manuel José Doyagüe (1755-1842) e interpretadas, bajo su dirección, por la capilla musical de la catedral. Entre ellas destaca un Te Deum escrito para festejar la victoria de los aliados en la Batalla de Arapiles (1812), a cuya primera audición asistió Lord Wellington. Esta pieza adquirió gran fama durante todo el siglo XIX y fue interpretada regularmente en la mayoría de los templos españoles. En este trabajo se estudia la función de la música en estos actos oficiales y se reseñan los principales acontecimientos junto con las piezas que allí se interpretaron. Además, se aborda el reflejo de la contienda en los músicos de la Catedral salmantina y en la obra de Doyagüe. Catedral y música a principios del siglo XIX 1. Organización de la actividad musical Como parte esencial del culto divino, la música de la Catedral salmantina se regía por unos principios similares a los del resto de las catedrales, 67 contenidos en el

67

La vida musical de las catedrales se ha estudiado en numerosas publicaciones, que sería demasiado prolijo citar aquí. Entre ellas destacamos Victoria Cavia Naya, Vida musical de la Catedral de Valladolid en el siglo XIX, Valladolid, Diputación Provincial, 2004; Marcelino Díez Martínez, La música en Cádiz. La catedral y su proyección urbana durante el siglo XVIII,

Ceremonial, 68 que regulaba las celebraciones de la misa y el Oficio Divino de las distintas fiestas del año litúrgico, así como las conmemoraciones de acontecimientos extraordinarios de carácter político o social. Con este objeto, los templos contaban con una amplia plantilla de músicos, entre los que se encontraban los componentes de la capilla musical, con su maestro al frente, varios organistas y los salmistas. Los salmistas interpretaban el canto llano o gregoriano, eje de las horas del Oficio, y del resto de la música se encargaba la capilla, que destacaba especialmente en los días solemnes. Casi todos los salmistas estaban ordenados in sacris, y eran dirigidos por uno o varios sochantres, cuya misión era entonar los himnos y salmos y encargarse de la guardia y custodia de los libros del coro. El canto llano solía estar acompañado por el órgano, con lo que algún organista debía asistir al Oficio. 69 La capilla musical, dirigida por su maestro, estaba formada por cantores y ministriles o instrumentistas. Las voces eran tiple (soprano), alto o contralto, tenor y bajo 70 y en la época que nos ocupa se utilizaban los violines, oboes, trompas o flautas, que se encargaban de las partes melódicas, y violón, bajón u órgano para realizar el acompañamiento. Con respecto al capital que se administraba en la catedral, se llevaban dos contabilidades: la Mesa Capitular, de donde percibían sus “raciones” todos los componentes del Cabildo, y la Fábrica, que sufragaba los gastos del mantenimiento del edificio y los inherentes al culto. El maestro de capilla, el primer organista y ocho músicos de voz eran medio racioneros, 71 había seis capellanes de voz 72 y varios

Cádiz, Universidad de Cádiz, 2004; María Gembero, La música en la catedral de Pamplona durante el siglo XVIII, Pamplona, Gobierno de Navarra, Departamento de Educación y Cultura, 1995. 68 Ceremonial de la Catedral de Salamanca, escrito por Diego de Mora, maestro de ceremonias, alrededor de 1700, y completado y organizado por Manuel Mayo en la segunda década del siglo XIX. 2 tomos. Archivo Diocesano de Salamanca: M-753 y M-754. 69 Las obligaciones de todos estos músicos están detalladas en los Estatutos de la Catedral de Salamanca, cuyos contenidos son similares, aunque se han ido actualizando. Por estar copiados durante el magisterio de Doyagüe, tomamos como ejemplo los Estatutos de 1818. Archivo Catedral de Salamanca (en adelante ACS): cj. 30, nº 97. 70 En el siglo XVIII y principios del XIX había dos medio racioneros de cada cuerda, como muestran, entre otros documentos, los estatutos mencionados en la anterior nota. 71 El origen de las medias raciones de música en la Catedral de Salamanca se encuentra en una bula de Sixto IV de 1481, que decretaba la extinción de la primera ración que vacase en la Catedral salmantina, cuyos frutos se dividieron entre las plazas de maestro de capilla y organista, percibiendo cada uno la mitad de la ración. ACS: Cj. 15, lg. 1, nº 32. Posteriormente

instrumentistas, que eran asalariados. Todos ellos accedían al puesto por oposición o nombramiento directo del Cabildo. Los medio racioneros percibían su renta de la Mesa Capitular y, como todo lo concerniente a música entraba dentro del culto, los músicos asalariados y los salmistas cobraban de la Fábrica. Por su parte los capellanes percibían sus rentas de fundaciones específicas. Algunos medio racioneros, como el maestro y el primer organista, tenían también ingresos de Fábrica por conceptos como la composición, la enseñanza de los niños o la afinación de los órganos. El maestro de capilla tenía la obligación de dirigir y controlar a los miembros de la misma, y debía incluso multarles cuando incumplían alguna de sus funciones. También estaba obligado a enseñar a los niños de coro y “a todos los capellanes y beneficiados que quisieren aprender”, 73 custodiar el archivo de música y componer la mayor parte de las obras que se interpretaban en la catedral, recibiendo a partir del siglo XVII permisos o gratificaciones por componer los villancicos para las fiestas navideñas o el Corpus Christi y su octava. 74 Ante la contratación de nuevos músicos, o la admisión de niños de coro, el Cabildo pedía siempre informes de los pretendientes al maestro de capilla, quien se encargaba de examinarlos y de emitir el correspondiente dictamen. La opinión del maestro no tenía carácter vinculante, pero era siempre decisiva. Entre las obligaciones de los componentes de la capilla estaba asistir a “fiestas de tabla” de la catedral, que eran de guarda obligatoria, así como a las misas cantadas, las procesiones y las funciones especiales de rogativas o Te Deum. En todos los casos, el maestro de capilla debía proporcionar los “papeles necesarios”, es decir, las obras

se establecieron ocho medias raciones de voz, dos de cada una de las cuerdas establecidas (soprano, alto, tenor y bajo). Estatutos de 1818. Cj. 30, nº 97. Ver también Álvaro Torrente: The sacred villancico in early eighteenth century Spain: the repertory of Salamanca Cathedral, Tesis Doctoral, Cambridge, St. Catharine’s Collage, 1997 y Álvaro Torrente, Salamanca, en: Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana (en adelante DMEH), Emilio Casares (coord. general), vol 9, 2002, pp. 551-562. 72 Los Estatutos recogen también la situación de estas seis capellanías y el “orden que se ha de tener en encomendarlas”. Según consta en este documento, “ordenamos y mandamos que las dos de ellas se encomienden a dos cantores contrabajos, y otras dos se encomiende a dos cantores tenores, y las otras dos, la una de ellas a un cantor que sea tiple, y la otra se encomiende a contralto”. Se ordena también la convocatoria de edictos cuando alguna quedase vacante y el correspondiente examen a los aspirantes. Estatutos de 1818. ACS: Cj. 30, nº 97, p.. 88. Ver Álvaro Torrente, Salamanca, ob.cit., pp.551-562. 73 Estatutos de 1818, ob.cit., f. 85. 74 Las obligaciones de los músicos de la catedral se recogen también en los citados Estatutos.

musicales que debían interpretarse. Si alguno de los músicos no quería cantar los “papeles” del maestro, era inevitablemente multado. 75 2. Situación de los músicos durante la guerra Las tremendas vicisitudes que sufrió el pueblo salmantino durante el primer cuarto de siglo afectaron lógicamente a todos los canónigos y empleados de la catedral, cuya situación se agravó ante la evidente falta de liquidez de la institución, los alistamientos de algunos dependientes catedralicios, entre los que hubo también músicos, y la prisión que sufrieron algunos. La vida musical de la catedral se resintió sensiblemente, como vemos en ejemplos que presentamos en los siguientes párrafos. Entre los músicos alistados al principio de la contienda se encontraban un bajonista, tres salmistas y varios capellanes y mozos de coro, que “estando para salir al ejército dentro de muy poco tiempo, para la defensa de la Patria, Rey y Religión pidieron al Cabildo una ayuda económica. 76 Una vez incorporados a filas, permanecieron un tiempo en Salamanca, durante el cual se retuvo el sueldo a un salmista y un bajonista, que no asistieron a la catedral en el tiempo libre que les dejaba su actividad militar, aunque alegaron estar defendiendo una causa muy justa. 77 Afortunadamente para estos músicos, el Cabildo decidió pagarles cuando partieron alrededor del 12 de agosto de 1808. 78 Unos meses después, en enero de 1809, la catedral recuperaba temporalmente a dos salmistas, Vicente Sabater y Roque de Santa María. Ambos explicaron al Cabildo que fueron incluidos en el alistamiento, estuvieron en el ejército hasta que se dispersaron y retiraron a esta ciudad, donde el primero “enfermó de un golpe en un pie” y suplicaban al Cabildo que les volviese a permitir la entrada en el coro “para continuar su empleo de salmistas”. 79 Después de estudiar la situación, se acordó admitirlos hasta que fueran nuevamente movilizados. 80 Meses más tarde, el bajonista José Aguado exponía que había regresado a su casa con permiso “por no considerarle útil para el servicio militar”

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Reglamento de mayo de 1732, 14º. ACS: Libro de Actas Capitulares (en adelante AC) 52, f. 187. 76 Cabildo Extraordinario (en adelante CE) de 14/6/1808. En ésta y en el resto de las citas, se ha normalizado la escritura con el fin de facilitar la lectura. ACS. AC 66, f. 283v. 77 Cabildo Ordinario (en adelante CO) 3/8/1808. ACS. AC 66, f. 297v 78 CO 3/8/1808. ACS. AC 66, f. 297v. 79 CO 18/1/1809. ACS. AC 66, f. 370v. 80 CO 6/2/1809. ACS. AC 66, f. 371v.

y recuperaba su trabajo, pero no su sueldo, que bajaba a 50 ducados frente a los 1825 reales que percibía en 1807. 81 Por orden del Mariscal Ney, varios canónigos y racioneros de la catedral, entre los que se encontraban miembros de la capilla musical y salmistas, fueron llevados a Valladolid en enero de 1810. 82 Ante esta situación, se planteó cómo podía continuar celebrándose el culto divino con tan pocos efectivos en la catedral y se decidió que la mayor parte de las horas del Oficio se hicieran rezadas, en lugar de cantadas. 83 Los presos regresaron pronto, pero a costa de satisfacer el tributo que se les exigía. Por ello, Cabildo expresó su agradecimiento al Mariscal Ney, que no les recibió, pero les hizo saber que su vuelta se debía “a sola su benignidad y clemencia”, aconsejándoles que observasen una actitud prudente y no tratasen asuntos militares. 84 Contrariamente a lo que sucedía con otras plazas de músicos, los últimos tiempos de la contienda fueron buenos para conseguir salmistas, pues muchos frailes, bien preparados en música y canto llano, estaban exclaustrados a causa de la supresión de los conventos y, por tanto, disponibles. Así, en 1813, fueron contratados el jerónimo José Sánchez Castaño y el franciscano Francisco Guerra. 85 Ya en 1814, los antiguos empleados de la Catedral que habían estado en el ejército intentaron recuperar sus puestos. Este fue el caso de los salmistas Santa María y Sabater. El primero de ellos explicaba que estuvo prisionero varias veces, había resultado herido, y “no ha quedado tan útil como es preciso para el servicio de las armas, por lo que le dieron la licencia amplia para que pudiese ejercer su oficio y volver a su destino”. 86 Sabater, por su parte, exponía que había estado prisionero en Francia y deseaba volver a su puesto “en los términos que lo había obtenido y desempeñado”. Por otra parte, al reabrirse los conventos, los frailes

81

CO 12 /6/1809. ACS. AC 66, f. 414v y Expediente cuentas de fábrica de1807. ACS. AC 66, f. 469. 83 CE19/1/1810. ACS. AC 66, f. 469v. 84 CO 9 /2/1810. ACS. AC 66, f. 478. 85 CO 3/12/1813. E:SA: AC 67, f. 487-487v. 86 El Cabildo le readmitió después de escuchar el informe de Doyagüe, que le encontró “algo remoto” en cuanto a su instrucción, debido a la falta de práctica, pero “ le parecía que en poco tiempo se pondría capaz y útil para hacer semanas “. CO 14 y 17/1/1814. ACS: AC 67, f. 504v505 y 506v. 82

que ejercían como salmistas se fueron poco a poco incorporando a ellos, como ocurrió con Castaño 87 y Guerra. 88 A pesar de las dificultades que hemos señalado, la mayor parte de los músicos, entre ellos el maestro de capilla Manuel Doyagüe y el primer organista Francisco Olivares, permanecieron en sus puestos aunque con considerables rebajas en sus salarios, como consecuencia de las grandes pérdidas económicas que sufrió el Cabildo durante la guerra. La tabla 1 y la figura basada en sus datos (figura 1), reflejan cómo influyeron las dificultades económicas de este difícil periodo en los músicos que percibían salarios de la Fábrica. Como hemos visto más arriba, el maestro, el primer organista y los músicos de voz percibían su “media ración” de la Mesa capitular, lo que hacemos constar mediante la palabra “ración” o su abreviatura. Los 1540 y 550 reales que inicialmente percibían Doyagüe y Olivares de la Fábrica eran, respectivamente, por la enseñanza a los mozos de coro y la afinación de los órganos.

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Castaño comunicaba al Cabildo que pronto tendría que incorporarse a su convento y “quisiera conservar el buen concepto que ha conseguido en esta ciudad y lo mismo por parte de este Illmo. Cabildo”. CO 4/7/1814. ACS: AC 67, f. 571v-572. 88 CO 27/10/1815. ACS: AC 68, f. 15v.

Tabla 1. Plantilla musical y variación de los salarios de fábrica en reales 89 1808 de 1.540 + ración

Maestro capilla Primer organista Segundo organista 8 Racioneros voz Sochantre mayor 6 Salmistas

3 violinistas 4 Bajonistas

2 Contrabajo

Violón Total sueldos

89

1809 440 + ración

1810 Sólo ración

1811 Sólo ración

550 + ración

550 + ración

550 + ración

550 + ración

3500

1650

1.100

1.100

S 3A 2T 2 B S 3A 2T 2 B S 3A 2T 2 B S 3A 2T 2 B (ración) (rac.) (rac.) (rac.) 3.300 1.825 (-45%) 1.100 (-40%) 1.655 (+50,5%) 5.500 2 a 4.950 (- 2 a 3.285 (- 2 a 3.935,20 5.500 10%) 33.63%) 1 a 254,82 3.850 1 a 1.460 1 a 1.100 3.371 3 sin sueldo 2.355 2.024 4.400 3.650 (-17%) 1.825 (-50%) 1.825 3.300 2.555 (22 %) 1.825 (-28,6%) 1.825 2.200 1.650 (-25%) 1.100 (-33,3%) 1.100 4.400 3.650 (-17%) 2.920 2.920 4.180 3.285 (- 2.555 (-22.3%) 2.555 4.400 21,3%) 730 (-55,5%) 913 (+25%) 3.900 3.285 (- 2.190 (-14,3%) 2.190 25.3%) 2.555 (34.5%) 1.980 1.460 (- 2 Sin sueldo 1 a 547,5 550 + mozo 26,3%) coro 320 + mozo coro (-41%) 1.465 + capellán 1.100 Sin sueldo 365 62.265 39.335 (-36.8 23.565 (-40 %) 25.670,52 %) (+8%)

Datos tomados de los Expedientes de Cuentas de Fábrica de los respectivos años y Libros de Cuentas de Fábrica. ACS. Cj. 65, lg. 4, nº 7, Libro de Pareceres de Juntas de Señores Seises. Cj. 66 bis, lg. 1, nº 6; Cj. 78, lg. 3, nº 4; Cj. 65, lg. 4, nº 7, f. 86v-87. Las letras SATB representan a músicos de voz y son abreviaturas de alto, tenor y bajo, respectivamente.

Figura 1. Evolución de los salarios de los músicos en reales durante la guerra

70000 60000 50000 40000 30000 20000 10000 0 1808

1809

1810

1811

2. La música en celebraciones especiales: rogativas y Te Deum En todas las catedrales e iglesias españolas eran frecuentes las rogativas para pedir la intercesión divina ante alguna situación de riesgo; durante ellas se salía en procesión y se cantaban letanías y una salve. Cuando se habían alcanzado los favores solicitados en las rogativas o tenía lugar un acontecimiento de relevancia nacional o internacional, se interpretaba un Te Deum en acción de gracias, dentro de una función solemne a la que asistían todas las autoridades y personas distinguidas de la ciudad. 90 Aunque esta situación tuvo lugar durante varias centurias, en este apartado nos ceñiremos a los acontecimientos que giraron en torno a la Guerra de la Independencia.

90

La existencia de estas celebraciones se recoge en la bibliografía sobre música en las catedrales.

Figura 2. Esquema de organización de rogativas y Te Deum

En general, era el Ayuntamiento quien solicitaba al Cabildo la celebración de rogativas y Te Deum. En sucesos de especial relevancia, ambas instituciones recibían una carta del rey, o de la autoridad competente, que solicitaba la función; entonces dos representantes del Ayuntamiento se dirigían a la catedral, donde eran recibidos por el Cabildo, y se acordaba la hora y detalles de la celebración, avisando enseguida al maestro de capilla para que dispusiese los “papeles” necesarios. Las funciones se organizaban con gran esmero, y así lo hacían constar los franceses, cuando quisieron celebrar la toma de Ciudad Rodrigo por sus tropas en 1810, manifestando que deseaban una función “con aquella Majestad y esplendor que V. S. I. tiene de costumbre en semejantes solemnidades”. 91 1. Subida al trono de Fernando VII La celebración de rogativas en la Catedral salmantina aparece ligada a los acontecimientos que acabarían desencadenando la guerra. Así, el 12 de abril de 1808, el Deán recibía una carta de “nuestro Rey y Señor Fernando Séptimo”, en la que informaba de que su padre había abdicado “en su Real Persona” y “mandaba al Cabildo hiciese rogativas a Dios para el acierto en el gobierno de estos Reinos”. El Deán exponía que no se podía ejecutar ese día el mandato real, por ser el martes de la Semana

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CE 12/7/1810. E:SA: AC 66, f. 542.

Santa, dejándolo para el lunes de pascua, para el que convocó una reunión extraordinaria del Cabildo, donde se leyeron la carta del Rey y una similar que había enviado el Obispo. Se preguntó al Maestro de Ceremonias cuál debía ser el protocolo de la rogativa, y éste informó sobre lo que se había hecho cuando accedieron al trono Fernando VI y Carlos IV. Así, se acordó Que el martes día 19 de abril se cantase el Te Deum laudamus y enseguida una Misa solemne del Misterio de la Purísima Concepción, con conmemoración del Santísimo, que estaría expuesto todo el día. Que el día siguiente, 20 de abril, se cantase una Misa Solemne a San José, por haber ocurrido el día de este santo el motivo de la abdicación del Reino, sin verterse una gota de sangre, en el Real Sitio de Aranjuez. 92 Los actos se desarrollaron con gran solemnidad, presididos por el Obispo y con la música siempre presente. El Cabildo había invitado a “La Ciudad”, es decir, los miembros del Ayuntamiento, que en esta ocasión no habían recibido carta del Rey, y decidieron acudir en pleno. También asistieron “los Jefes Portugueses que aquí se hallaban, con parte de sus tropas”. 93 Unos días más tarde, se recibía otra carta real desde Vitoria, “en la que [el Rey] manda al Cabildo hiciese rogativa pública a Dios para que le diese acierto en el Gobierno del Reino”. En este caso, sí tuvo carta el Ayuntamiento, por lo que ambas corporaciones obedecieron conjuntamente las órdenes de Fernando VII. Se acordó cantar una misa solemne el 30 de abril, “poniendo al Santísimo Cristo de las Batallas en el Altar mayor, y por la tarde a las cuatro se le sacase en Procesión General por la carrera misma del día del Corpus, cantándose durante ella la Letanía de los Santos” 94 A la misa solemne “de rogativa”, asistieron el Obispo, “la Ciudad” y “varios sujetos de distinción, tanto militares, como seculares”.

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ACS. Cj. 30, lg. 1, nº 96, p.110. Estas rogativas se describen también en AC 676, f. 262v. Ibíd., p. 114. 94 Ibíd., p.117. En las siguientes páginas del libro se describe con detalle el protocolo de esta rogativa. 93

2. Tomas de Ciudad Rodrigo y Almeida (1810) Para ilustrar la preparación e importancia de las celebraciones de acción de gracias durante la ocupación de Salamanca por las tropas invasoras, tomaremos como ejemplo los fastos que se organizaron en 1810 para festejar las tomas de Ciudad Rodrigo y Almeida. En el primer caso, los franceses solicitaron la celebración del Te Deum en su catedral de la siguiente forma: En el día 12 [de julio] pasó un oficio al Cabildo el Prefecto de esta Ciudad, que lo era por gracia del Rey José Napoleón 1º, el Dr. D. Antonio Casaseca, para que a las diez de su mañana se cantase en la Santa Iglesia el Te Deum con toda solemnidad, a que asistiría la Ciudad y Generales franceses que ese hallaban en el pueblo; y que para el día siguiente y hora de las diez se dispusiese el cantar otro Te Deum, y enseguida una misa Solemne en acción de gracias por la toma de dicha Plaza, y a que asistirían los mismos señores que el primero día. 95 El Cabildo, suponemos que muy a su pesar, se vio obligado a aceptar y organizar la celebración, donde “entonó el Preste el Te Deum luego que se llegó a la primera grada, y siguió el coro.” Mes y medio después, se solicitaba una función similar con motivo de la Toma de Almeida: En la tarde de este día [29 de agosto] pasó Oficio al Sr. Deán el Sr. Prefecto de esta Ciudad, D. Antonio Casaseca, a fin de que se tocasen las campanas desde la hora de las cuatro hasta las cinco, y que el día siguiente se cantase el Te Deum, y una Misa Solemne en acción de gracias, a la que asistiría el Sr. General que había en esta ciudad con la Oficialidad de su guarnición, y el Ayuntamiento con sus números. 96 En este caso se cantó el Te Deum después de la misa “por hacerse así en Francia”, a diferencia de las celebraciones españolas, que lo hacían en orden inverso.

95

Las palabras Te Deum aparecen subrayadas en el original. ACS. Cj. 30, lg. 1, nº 96, pp. 177178. 96 ACS. Cj. 30, lg. 1, nº 96, pp. 178-179.

3. Rogativas y Te Deum en la Salamanca de 1808-1814 Para ilustrar la frecuencia con que se tuvieron lugar estas celebraciones extraordinarias y su relación con la contienda, insertamos una tabla resumen de las rogativas y Te Deum de la Catedral de Salamanca durante el tiempo que duró la misma. En ella se indica la fecha, el motivo de la función y las ceremonias a que dio lugar, junto con la ubicación de la documentación analizada en el Archivo Catedral de Salamanca.

Tabla 2. Celebraciones extraordinarias relacionadas con la Guerra de la Independencia Fecha

Motivo

Función

Abr 1808

Abdicación de Carlos IV en Fernando Rogativas, AC 66, 262v VII Te Deum, Misa

Jul 1808

Celebración de la Victoria de Bailén

Sep 1808

Desagravio violencia de las tropas Te Deum, AC 66, 320francesas en pueblos de España Salve 321

Oct 1808

Rogativas por la restauración de Fernando VII en su trono, acierto de la Junta Suprema y éxito “contra los enemigos de Nra. Santa Religión”

Ene 1809

Para prestar juramento al Rey José Misa solemne AC 66, 365Napoleón y Te Deum 365v

Mar 1809

Onomástica del Rey

May 1809

Victorias de las armas francesas en Te Deum Alemania

Oct 1809

Victoria española en Tamames

Jul 1810

Toma de Ciudad Rodrigo por los Te Deum el AC 66, 542 franceses día 12, y misa y Te

Te Deum

Ubicación ACS

AC 66, 301

8 días de AC 66, 332misas, 334 procesiones y letanías

Misa solemne AC 66, 390 AC 66, 409

Te Deum y AC 66, 452vMisa 453

Fecha

Motivo

Función

Ubicación ACS

Deum el 13 Ago 1810

Toma de la ciudad portuguesa de Te Deum y AC 66, 565v Almeida Misa

Jun 1812

Victorias del Duque de Wellington

Te Deum

Jul 1812

Jura de la Constitución

Misa y Deum

Jul 1812

Victoria de los aliados en Arapiles

Misa AC 67, 260vsolemne, Te 261 Deum y Salve

Ago 1812

Conquista de Madrid por el ejército Te Deum aliado

AC 67, 269v

Ago 1812

Toma de Astorga por los aliados

Te Deum

AC 67, 276

Nov 1812

Llegada del Rey José Napoleón a Te Deum Salamanca

AC 67, 317

Mar 1813

Onomástica del Rey

AC 67, 359

Te Deum

AC 67, 249v Te AC 67, 258258v

Ago, Sep, Varias victorias conseguidas contra los Te Deum Nov 1813 franceses

AC 67, 395v, 439 y 469-470

Feb 1814

Últimas victorias contra los franceses

AC 67, 515v

Mar 1814

Regreso a España del rey y éxito de su Rogativas gobierno

Te Deum

AC 67, 525

Los Te Deum de la Catedral de Salamanca: Manuel Doyagüe El Te Deum es un himno de acción de gracias que se canta al final de los maitines de los días solemnes y en las ocasiones especiales en que se agradece a Dios los favores recibidos. 97 En la época que nos ocupa, la mayor parte de los Te Deum de los compositores españoles están escritos para varios coros y orquesta, y suelen comenzar

97

Ver Steiner, Falconer y Cadwell (2001). “Te Deum”, en NG, vol. 25, pp.190-193.

por un preludio instrumental, intercalando a lo largo de la pieza varios solos, dúos y partes corales. 98 En el Archivo Catedral de Salamanca se conservan actualmente nueve de estas obras, compuestas por maestros que trabajaron en el principal templo salmantino, con la excepción del boloñés Martini, el catalán Terradellas y el maestro Aragüés, que fue catedrático de música de la universidad salmantina. La tabla 3 muestra un listado de estas obras, junto con sus características. Tabla 3. Los Te Deum de la Catedral de Salamanca 99 Autor

Fecha Plantilla

Antonio Yanguas (1682- 1721 1753)

3 coros: TB, SATB, SATB; orquesta 3 vls org ac

Padre 1784)

1 coro: SATB; orquesta: 2 vls, vla, org, ac

Martini

(1706- s.f.

Juan Martín Ramos (1709- 1746 1789)

2 coros: SSAT, SATB; orquesta: 2 vls 2 clns 2 tps org ac

Juan de Aragüés 1710-1793)

SSAT: 2 vls, 2 tps, ac

Domingo (1711-1751)

(ca. s.f.

Terradellas 1744

2 coros: SSAT, SATB; orquesta: 2 vls 2 obs 2 cls 2 tps vlc org

Mariano Llorente y Sola s.f. (+1802)

2 coros: SATB, SATB; orquesta: 2 vls vla 2 obs 2 tps vlc cb org

José María (1741-1802)

Reinoso s.f.

2 coros: SATB, SATB; orquesta: 2 vls 2 obs 2 clns vlc cb org ac

Manuel José (1755-1842)

Doyagüe s.f.

2 coros: SATB, SATB; orquesta: 2 vls ob 2 tps vln cb org

Manuel José (1755-1842)

Doyagüe 1812

2 coros: SATB, SATB; orquesta: 2 vls 2 obs 2 tps vln cb org

98

Como muestran las plantillas de los numerosos Te Deum conservados en los archivos eclesiásticos españoles. 99 Las cuatro voces principales son soprano (S), contralto (A), tenor (T) y bajo (B). Las partes instrumentales que aparecen son violines (vls), viola (vla) oboes (obs), clarines (clns), trompas (tps), violonchelo (vlc), violón (vln), contrabajo (cb), órgano (org) y ac (instrumentos de acompañamiento). Representamos por medio de “s.f.”, los casos en que desconocemos la fecha de composición de la obra.

Aunque el archivo conservaba varios Te Deum, los maestros de capilla de la época se nutrían fundamentalmente de su propia música para desempeñar su magisterio. Así, podemos asegurar que durante la Guerra de la Independencia, se utilizaron casi exclusivamente las obras del maestro Doyagüe, que alcanzó especial notoriedad con el Te Deum que compuso en 1812, del que nos ocupamos más abajo. El salmantino Manuel José Doyagüe (1755-1842), maestro de capilla entre 1789 y 1842, pasó toda su vida al servicio del principal templo de su ciudad, de la que salió en muy pocas ocasiones. Sin embargo, su música, exclusivamente religiosa, alcanzó una gran notoriedad durante el siglo XIX y sus obras se difundieron a lo largo de toda la geografía nacional, encontrándose ejemplares en Francia y en lugares tan distantes como Hispanoamérica e incluso Filipinas. De este autor hemos catalogado 301 piezas, entre las que destacan el aludido Te Deum, varias misas, salmos e himnos y un elevado número de villancicos compuestos principalmente para las fiestas del ciclo de Navidad, Corpus Christi y la Asunción, a quien está dedicada la Catedral de Salamanca. 100 Es posible que Doyagüe compusiese también alguna pieza patriótica, como se le sugería en septiembre de 1808 desde el Correo Político y Literario de Salamanca, aunque no tenemos noticias de que así fuera. El mencionado diario había recibido una “Súplica de las Señoritas de Salamanca”, que glosaba el valor de la música “para promover el entusiasmo nacional” e incluía un texto patriótico con la sugerencia de que algún compositor le pusiese la música adecuada. El periódico aplaudía la idea y deseaba que la propuesta “ocupe algunos ratos de desahogo a nuestros conocidos compositores, entre otros D. Manuel Doyagüe, maestro de capilla de esta Santa Iglesia, cuyo talento y fino gusto para el arte encantador de la música no se ignoran aun fuera de nuestra nación”. 101 Desde el destacado puesto que ocupaba en la catedral, Doyagüe dirigió toda la música de las ceremonias que hemos mencionado y vivió en primera línea situaciones como el recibimiento que se hizo en la catedral a Lord Wellington, “Duque de Ciudad Rodrigo, General en Jefe de los Ejércitos aliados, y demás señores jefes que le acompañan”, que

100

Doyagüe y su música son el objeto de la tesis doctoral de la autora de este trabajo. Josefa Montero García, La figura de Manuel Doyagüe (1755-1842) en la música española, Madrid, Universidad Complutense 2010, pendiente de lectura. De Doyagüe se ha ocupado, entre otros autores, Emilio Casares, Doyagüe y Jiménez. Familia de compositores salmantinos compuesta por los hermanos Carlos Florencio y Manuel José, en DMEH, vol. 4, 1999, pp. 540-542. 101 Correo Político y Literario de Salamanca, nº 38, pp. 293-294.

acababan de vencer a los franceses en Arapiles (1812). 102 A este acontecimiento, y a la que luego sería una de las obras más famosas de su autor, se refería la prensa con motivo de la conquista de Pamplona en 1813: Comenzó la función con el gran Te Deum, que el célebre maestro de capilla de esta iglesia, D. Manuel Doyagüe, compuso el año pasado para celebrar la memorable Batalla de Arapiles, principio de nuestra libertad; y a cuya primera ejecución asistió el mismo Lord Wellington, Duque de Ciudad Rodrigo, que ganó dicha batalla. Es obra de música muy estudiada y de bello gusto. 103 Una vez fallecido Doyagüe, su discípulo Santiago Tejero incidía en que la mencionada obra fue compuesta “en acción de gracias por la conclusión de la Guerra de la Independencia al regreso de las tropas a esta ciudad”. 104 Éste y el anterior testimonio están de acuerdo en que este Te Deum fue el vehículo con el que autoridades y pueblo salmantino celebraron el fin de la invasión francesa. Posteriormente, esta obra estuvo presente en acontecimientos señalados de la Salamanca decimonónica, como mostramos en la tabla 4. En 1817, cuando Isabel de Braganza, segunda esposa de Fernando VII, estaba a punto de dar a luz al heredero que tanto tiempo había esperado la corona, Doyagüe y el primer organista, Francisco Olivares, quisieron celebrar el acontecimiento ofreciendo a los monarcas unas obras supuestamente compuestas para la ocasión. Se trataba del Te Deum y la Gran Misa en Sol mayor de Doyagüe y una Escena de Olivares. 105 El ofrecimiento fue aceptado y los compositores acudieron a Madrid para dirigir personalmente su música. A pesar de lo que se afirmaba en la carta, este Te Deum era el mismo que se había presentado ante Wellington en 1812 y del que hemos localizado siete copias, una de ellas procedente del Palacio Real, como prueban sus

102

Con este motivo se cantó un Te Deum en la catedral. CO 28/6/1812. AC 68, f. 249v-250. Diario del Gobierno de Salamanca y su Provincia, nº 112. Martes 9/11/1813, pp. 506. 104 Santiago Tejero, Noticia de algunas obras del Señor D. Manuel José Doyagüe, en El Salmantino. Periódico de Ciencias y Literatura. 29/4/1843. 105 Doyagüe y Olivares exponían en su carta que “a efecto de su conmoción y gozo por el deseado alumbramiento de la Reina N. S. se han dedicado a componer en música, con toda orquesta, un solemne Te Deum y Misa, con una escena a dúo de carácter serio. Suplican a V.M. se digne admitirles dicha obra”. Esta solicitud y los trámites a que dio lugar se encuentran en el Archivo General de Palacio. Reinado de Fernando VII. Caja 425/25. 103

características. 106 Así, la obra de Doyagüe que más vincula a su autor con la llamada Guerra Peninsular, fue la que le abrió las puertas de una fama que duró hasta comienzos del siglo XX.

Tabla 4. Ejemplos de interpretación del Te Deum de 1812 en Salamanca durante el siglo XIX Fecha

Lugar

Motivo

Referencia prensa

ACS

Ene 1854

Catedral

Parto de Isabel II

AC 75, 206v

Mar1855

Catedral

Proclamación del dogma Inmaculada AC 75, 291v. Concepción

Dic 1875

Catedral

Subida de las aguas del Tormes

La Época 10/12/1875

Oct 1882

Catedral

Centenario de Santa Teresa

AC 77, 94.

y

La documentación de la Catedral de Salamanca, que raramente especifica qué obras se interpretaban en cada ocasión, sugiere que a partir de 1812 este Te Deum se escuchó en la práctica totalidad de las celebraciones de acción de gracias por nacimientos reales, obtención de buenas cosechas u otros favores concedidos por la Divina Providencia después de las rogativas. Por otra parte, las copias de esta obra conservadas en otras catedrales españolas atestiguan su habitual interpretación fuera de Salamanca durante prácticamente todo el siglo XIX. A partir de la promulgación por el Papa Pío X del Motu Proprio (1903), 107 que contenía una serie de disposiciones sobre la música que se debía cantar en los templos, se fue abandonando paulatinamente la interpretación de las obras de Doyagüe y otros autores contemporáneos, por considerarlas demasiado ampulosas e incluso profanas. Así, este

106

Una de ellas, cuyo papel y caligrafía coinciden con otras piezas del Palacio Real, se encuentra en la Biblioteca del Conservatorio Superior de Música de Madrid. 1/7041 (12). 107 Motu Proprio. Tra le sollecitudini (22 de noviembre de 1903).

autor que gozó de gran fama y prestigio pasó prácticamente al olvido ya en las primeras décadas del siglo XX. Debido a ello, cuando se cumple el bicentenario de los hechos que relatamos en este artículo, son muy pocos los españoles, e incluso los salmantinos, que conocen la existencia de Doyagüe y de aquella pieza, que en su interpretación ante Fernando VII, mereció “el voto unánime de aprobación de los maestros más severos de la corte, que ofrecieron cada uno sus respetos al gran maestro, confesando su superioridad”. 108 Afortunadamente, en los últimos cinco años el otrora famosísimo Te Deum ha vuelto a sonar en la Catedral de Salamanca (octubre de 2005), a cargo de “Los Mvsicos de Sv Alteza”, dirigidos por Luis Antonio González Marín, y en la Iglesia de San Ginés de Madrid (marzo de 2009) con “La Grande Chapelle” bajo la batuta de Albert Recasens. En el primer caso, el concierto se encuadró en el marco de la celebración del 250 aniversario de la conclusión de la Plaza Mayor de Salamanca y, en el segundo, dentro de los actos organizados por la Fundación Dos de Mayo, con música de la época de la Guerra de la Independencia. En ambas ocasiones se utilizó una transcripción y revisión de la obra realizada por la autora de este trabajo. Conclusiones Como el resto de las catedrales del Antiguo Régimen, el principal templo salmantino fue escenario de grandes celebraciones relacionadas con la Guerra de la Independencia. Fue, además, un destacado foco musical, con una plantilla estable de músicos que intervenían tanto en los actos ordinarios de la liturgia como en las ocasiones solemnes. Todos los intérpretes estaban a las órdenes del maestro de capilla, que componía y dirigía la música necesaria para el culto. La disminución de rentas del Cabildo a consecuencia de la guerra ocasionó una reducción de la plantilla musical de la catedral, favorecida por los alistamientos de algunos de sus miembros. A pesar de ello, la música brilló en las numerosas funciones de rogativas y Te Deum, que se sucedieron casi sin interrupción, para conmemorar los principales acontecimientos bélicos. En todos estos actos brilló la música del maestro de capilla Doyagüe, que gozaría de gran prestigio durante todo el siglo XIX.

108

Santiago Tejero, Noticia de algunas obras del Señor D. Manuel José Doyagüe, ob.cit.

Entre las obras más apreciadas de Doyagüe se encuentra un Te Deum, compuesto en 1812 para celebrar el triunfo de los aliados en la Batalla de Arapiles, que cinco años más tarde dirigió el propio compositor ante Fernando VII. Este Te Deum, que abrió a su autor las puertas de la fama, se interpretó habitualmente en España durante el siglo XIX y, recientemente, ha podido escucharse en Salamanca y Madrid en una transcripción y revisión realizada por la autora de este artículo.

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