Migraciones Clericales - Un aspecto de la Historia Social y Regional.

September 4, 2017 | Autor: Santiago Peterson | Categoría: Migraciones, Historia política y social siglos XIX y XX
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Descripción

Migraciones Clericales: Un aspecto de la Historia Social y Regional. 1870-1940 El aporte de las carpetas del clero secular incardinado para la creación del discurso histórico

UNIVERSIDAD DE LA REPUBLICA FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN Instituto de Ciencias Históricas Departamento de Historiología Seminario de Técnicas de la Investigación Histórica (Curso 2013) Responsable y Encargado del curso: Dante Turcatti

Monografía:

Migraciones Clericales: Un aspecto de la Historia Social y Regional (1870-1940). El aporte de las carpetas del clero secular incardinado para la creación del discurso histórico

Peterson Pérez, Santiago (4.604.757-5) Quintela Bartel, Guido (4.466.796-3)

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Índice General Introducción General a la Temática…………………………………………………………………2 Primera Parte 1. Los Archivos de Iglesia. ……………………………………………………………………….……….7 1.1. Fuentes………………………………………………………………………………………………………10 1.2. Aspectos Metodológicos. ………………………………………………………………………….12 1.3. Posibilidades, Aportes, Limitaciones para la construcción del discurso histórico. ………………………………………………………………………………………………………….18 Segunda Parte 2. Historia Aplicada. La construcción del discurso histórico sobe las migraciones del clero secular español. …………………………………………………………..23 2.1. La economía española de fines del siglo XIX. 1870-1940………………………..23 2.2. El proceso de Excardinación e Incardinación …………………………………………31 Tercera Parte 3. La inmigración del clero secular español en el Uruguay (1870-1940): Contextualización sobre el „estado de la cuestión‟ en la Iglesia Nacional…….38 3. 1. El Uruguay y La Iglesia Nacional.…………………………………………………………….40 3. 2. La iglesia Uruguaya. ……………………………………………………………………………….44 3. 3. “Estado de la Cuestión” en función a los informes de Mons. Angelo di Prieto………………………………………………………………………………………………………………..47 3. 4. La postura de Di Prieto sobre el clero extranjero. ……………………………..…52 Cuarta Parte 4. Reflexiones finales sobre lo tratado. ……………………………………………………….54 4.1 Primeras consideraciones. ……………………………………………………………………..54 4.2 Algunas interrogantes. …………………………………………………………………………..57 Quinta Parte 5. Anexo Documental: ……………………………………..……………………………………………63 5.1. Bibliografía………………………………………………………………………………………………126 2

Introducción Genérica a la temática del trabajo. Este trabajo intentará realizar un acercamiento al fenómeno de la migración clerical en el contexto de las migraciones generales en el periodo comprendido entre 1870-1940. Asimismo, se enmarcá la temática en la premisa de dilucidar cuales fueron las causas de la movilización sacerdotal como

proceso

jurídico

propio

del

clero

secular

y

adentrarse

en

consideraciones sobre los móviles migratorios de la población en general. Nuestro fin es poder establecer las diferencias y similitudes de la migración del clero secular con la migración civil que arribó a estas costas en el periodo mencionado. De este modo, el tema específico será: La problemática migratoria del clero secular y sus causalidades, en un análisis comparativo con la migración civil en el contexto de las migraciones masivas. Este trabajo intenta abarcar la temática desde diversos enfoques, por lo que se intentó abordarla desde un conjunto de apartados diversos. Bajo la titulación de „Los Archivos de Iglesia‟, se ha intentado recoger las experiencias concretas del relevamiento de archivo y sus posibilidades y limitaciones en la tarea de construcción del discurso histórico. Luego se dedicó un espacio del trabajo a desarrollar la utilidad y funcionalidad de las Técnicas y la Metodología de la Investigación Histórica en relación con la temática que nos convoca. Derivado de este punto se entendió fundamental aportar el esbozo de asuntos relacionados a elementos de la Teoría Histórica. Esto

permitió

generar

conocimiento

a

partir

de

un

proceso

de

estudio/investigación sobre un hecho concreto el cual es fundamental para comprender un segmento del desarrollo histórico de la región y en particular del proceso migratorio del Uruguay. Bien ha señalado Turcatti, las migraciones clericales son parte de un aspecto del modo en el cual se ha desarrollado la evolución del cuerpo social1. A su vez se ha intentado lograr una contextualización genérica acerca de la posición doctrinal de la Iglesia respecto de la cuestión de la migración clerical 1

TURCATTI, Dante. Contribución al análisis de las posturas eclesiales respecto de las específicas migraciones del clero secular: 1870 – 1940. En: Migraciones minoritarias en Uruguay. Cuestiones de Metodología y Fuentes. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la Republica, Montevideo, 2010. p. 163 y ss.

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y el clero latinoamericano, a través de las palabras de documentos emitidos al interior de la misma Iglesia, como han de ser los textos del Padre Dabin y el Delegado Apostólico Mons. Angelo di Pietro. A partir del desarrollo sobre la „cuestión social‟ es que se entendió pertinente incluir a las migraciones clericales en el contexto de los movimientos masivos, realizando el corte fundamental en estos procesos llegado el momento de hacer referencia al trámite de Incardinación y Excardinación como elemento característico y exclusivo del sacerdote secular migrante. Asimismo se intentó trabajar las características y causas de las migraciones del clero secular español, relacionadas con el proceso migratorio de la península ibérica. Por lo cual pretenderemos acercarnos a una comprensión de los problemas originarios de la „partida‟ del cura, las realidades de las iglesias particulares españolas y la actitud del episcopado español respecto de la migración de su propio clero. Turcatti y Sansón refieren a que estos hechos no han sido tratados en su plenitud por la historiografía nacional, dando a entender que aún persiste un gran vacío en el asunto así como en casi todo lo tocante a la Iglesia Católica y su desarrollo en el contexto uruguayo y regional2. No hay una única respuesta de porqué sucede esto, sin embargo este equipo de trabajo ha considerado que tal vez una de las razones tenga cimientos en las características específicas del Uruguay en el período comprendido entre 1860 y 1929, el cual comenzó lenta y paulatinamente el proceso entendido como „Secularización del Estado‟ impulsada por diferentes sucesos políticos, que llevó a los creyentes a vivir sus opciones de fe cada vez más en el ámbito de lo privado, caracterizando para siempre el modo en el cual la religión es percibida desde el aspecto social. Claramente esto implicaría un estudio diferente. Hasta ahora es solo una mención que esperamos puédase abordar en un futuro. Debido a que este trabajo también recogerá aspectos del aluvión migratorio civil, debemos considerar que la migración en tanto concepto no implica un acontecimiento aislado, sino que “responde a patrones de circularidad” 3, es un fenómeno que en última instancia se construye, posee un inicio, un auge y eventualmente para nuestro caso concreto, un declive hasta su cese. 2

TURCATTI, Dante – SANSÓN CORBO, Tomás. Excelente sacerdote de buena vida y costumbres. Aportes del clero secular español en la Iglesia Uruguaya. Librería de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Montevideo, 2005. p. 7 3 PELLEGRINO, Adela. Migración e Integración. Editorial Trilce, Montevideo, 1995. p. 72

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Por otra parte, no debe de olvidares que esta monografía está enmarcada en un trabajo de pasaje de curso del Seminario de Técnicas de la Investigación Histórica y su eje central -o al menos uno de ellos- se agrupa en lo que refiere a la labor documental y archivística que éste implicó. Si bien se dedica un capítulo completo a este hecho, se deben mencionar algunos aspectos relacionados con los documentos en este segmento introductorio y con ello brindar una comprensión holística a lo largo del trabajo. Por ello se anticipa que se ha dividido las fuentes recabadas en dos grupos generales: Aquellos que se enmarcaron como Estudio de Caso, y aquellos que fueron recabados por su pertinencia al trabajo de modo general. La diferencia se estableció de manera simple y fue una acción que surgió naturalmente debido a la propia composición del archivo y su forma de conservación. La razón fundamental para establecer un conjunto de curas en el marco de un Estudio de Caso se debe a que la documentación que estos ofrecen es ampliamente rica en información explicita y por si solos bridan un conjunto de datos que no necesitan complementación. Por tanto, estos clérigos no fueron seleccionados debido a la cantidad de documentación contenida en sus carpetas personales (aunque este si fue uno de los factores que contribuyo), sino más bien por su calidad. Es decir, que la documentación almacenada en las carpetas deja entrever claramente los vaivenes del proceso de Incardinación y Excardinación. Mientras que los restantes documentos seleccionados necesariamente deben de ser contrarrestados entre sí para poder apreciar la información que compete a este trabajo. En

este

punto

destacar

que: Primero,

las

fuentes

contempladas

conjuntamente, tanto aquellas de gran extensión y claridad como las que por diversos motivos ofrecen menor información, revelan el cómo se sucedió el proceso de migración; cuales fueron los elementos que se tuvieron en cuenta dependiendo de las situaciones particulares y las condiciones generales de la región de procedencia y de recepción. Segundo, es posible observar como las disposiciones canonícas penetraron en los curas, si estos las respetaban o no, de qué manera, y que alcance tenían en el interior del clero a la hora de decidir por quedarse en una precaria situación o viajar a „hacer la América‟. 5

Tercero, cómo se establecían las relaciones entre los obispos y los curas seculares, que en muchas ocasiones era tensa y desesperante para los curas y relativamente indiferente a los obispos de procedencia la situación de sus clérigos, lo cual llevó a interesantes desenlaces. A su vez la documentación de los Estudios de Caso permite acercarnos a comprender el modo en el cual los obispos americanos -y en nuestro caso uruguayos- decidieron tratar estos asuntos. No solo con respecto a las disposiciones canónicas sino también a la manera en la que se desenvolvían ante casos anormales, o reaccionaban ante el petitorio del sacerdote de ir a Argentina y utilizar Uruguay como „puente‟ hacia las diócesis de aquel país. Esta documentación particular le posibilito a este equipo ahondar en la comprensión de las diferentes realidades tal como la situación de los clérigos vascos, quienes entendemos merecen un estudio aparte por las características mismas de la región en la cual se desempeñaban. A su vez dependiendo de la zona de la que proviene el sacerdote las fuentes obligan a un estudio sobre la realidad regional para lograr comprender la situación en la cual partía el cura. Por último se entiende pertinente hacer una mención genérica sobre algunos aspectos que surgieron una vez finalizada la tarea monográfica. Primero que nada, se vio esta temática sumamente enlazada al campo del estudio de la Historia Nacional y la Historia Social, y se intentó a lo largo de este trabajo acercarse a ese aspecto. Además puede que un estudio sobre dicho tema ayude a la comprensión del modo en el cual se desarrollaría la sociedad uruguaya de la época y que eso nos acerque a un mejor entendimiento de nuestra propia sociedad uruguaya y nuestro siglo actual. Bien señalo Carr en su ¿Qué es la Historia?, comentando una frase de Croce donde

apoyaba

la

afirmación

de

que

toda

, aludiendo a que la historia es esencialmente el estudio del pasado a través del conocimiento presente y en función a las necesidades del tiempo en que vivió el historiador 4. Quienes escriben creen estar muy lejos de pretender estar en el nivel de lo propuesto por Croce o Carr, pero han intentado tomar a estos historiadores como ejemplo a seguir en el camino de la construcción de esta monografía. Así se ha visto a las migraciones clericales 4

CARR, Edward. ¿Qué es la historia? Editorial Ariel, Barcelona, 1983. p. 28

6

como un número significativo de un grupo particular de individuos que arribó a las costas uruguayas y de mejor o peor manera se fue paulatinamente integrado a la sociedad y siendo uno de los tanto ingredientes de su conformación. Por tanto completamente valida al estudio de la Historia Social y Nacional. Por último decir que al final del trabajo se encontrará un conjunto de interrogantes acerca del proceso migratorio y las realidades en las cuales se vio envuelto el camino que llevo a la construcción de esta monografía. Cabe mencionar, en otro orden, que estamos conformes en contribuir a la bibliografía que estudia la temática, y aunque quizás no se den respuestas específicas sobre el tema trabajado de alguna manera sentimos se ha contribuido a establecer preguntas sobre el asunto. Un paso fundamental en el trayecto de una investigación.

7

Primera Parte 1. Los Archivos de Iglesia. Hemos hecho referencia en la parte introductoria que quienes presentan este trabajo han considerado sustancial dedicar un segmento del mismo a referir sobre todo aquello vinculado a los Archivos, las Fuentes y las Técnicas de la investigación Histórica aquí implicadas. Intentaremos en este primer capítulo, esclarecer cuestiones sobre el archivo visitado y las fuentes allí recogidas. Es por este motivo que consideramos se deben dejar en claro aspectos vinculados a las Técnicas de la Investigación Histórica: Qué se entiende por ellas, y cómo pueden comprenderse y ser útiles al estudio de la historia, son dos centros gravitatorios de este capítulo. El adecuado abordaje de estas temáticas nos permitirá, como estudiantes en proceso de formación, acercarnos a problematizar -quizás esto implique solamente hacer mención de ello- las posibilidades y limitaciones en lo que concierne al estudio de las migraciones clericales en el proceso de construcción del discurso Histórico. Bien a referido Cruz Mundet, que en tendencia general se ha considerado a los archivos como repositorios de un conjunto de depósitos documentales “arrumbados, desorganizados (…) y aún más quienes lo asocian a nociones peyorativas como suciedad, desorden, sótanos, amontonamiento, almacén, etc.”5 El Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo 6 tiene sus orígenes en la Época Colonial, pues su fecha de fundación puede aproximarse a la de la fundación misma de la ciudad de Montevideo 7, transformándolo, tal vez, en uno de los primeros depositarios archivísticos de lo que hoy se comprende como el Uruguay. Por lo tanto en cuanto legado histórico 5

CRUZ MUNDET, José. Manual de Archivística. Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Madrid, 1999. pp. 91 y ss. 6 De Ahora en adelante se referirá al Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo Como ACEAM 7 TURCATTI, Dante. Breve descripción del Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo. En: BRESCIANO, Juan Andrés - PINTOS, María Cristina - TURCATTI, Dante. (Comp.). Metodología y Técnicas del Trabajo Intelectual. Librería de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Montevideo, 2000. p. 163.

8

“sobresale por su importancia en el contexto mismo de los repositorios documentales eclesiásticos, por su antigüedad, por la tradición de la Iglesia de Montevideo y, por lo tanto, por la riqueza de sus fondos.”8 Por otro lado, un archivo puede ser comprendido como un depósito de documentos en el sentido amplio de la palabra, los cuales por su interés o futura funcionalidad son almacenados para consultas posteriores a la fecha de su creación. Se entiende que el valor del ACEAM, no es solo en tanto archivo documental, de valor edilicio por su labor de conservación, sino por la conservación en sí, en la medida que recoge toda una cantidad de fuentes documentales las cuales nos permiten comprender y profundizar sobre las relaciones de la Iglesia Católica como institución y la sociedad uruguaya, ambas interactuando. Por lo cual el Archivo es una institución con valor en la medida

que

permite

al

investigador

acceder

a

aquellos

depósitos

documentales [Fuentes] los cuales son necesarios para la construcción del discurso histórico. Sin Archivo no habría posibilidades de construcción científica de la Historia y a riesgo de estar equivocados creemos firmemente en la anterior afirmación. Cruz Mundet recoge las palabras de Heredia y refiere a los archivos como: “uno o más conjuntos de documentos, sea cual sea su fecha, su forma y soporte material, acumulados en un proceso natural por una persona o institución pública o privada en el transcurso de su gestión, conservados, respetando aquel orden, para servir como testimonio e información para la persona o institución que lo produce, para los ciudadanos o para servir de fuentes de historia.”9

En esta línea se comparte la conceptualización realizada por Turcatti a la hora de entender al ACEAM en tanto cumple el cometido de triple funcionalidad; la de ser un archivo Histórico, intermedio y corriente (o administrativo).10 Este concepto de „cometido triple‟ debe entenderse desde las menciones de Cruz Mundet11, quien refiere a estas tres diferentes „etapas del archivo‟ de la siguiente manera:

8

TURCATTI, Dante. Breve descripción del Archivo… Op. Cit. p. 163. CRUZ MUNDET, José. Manual de Archivística… Op. Cit. p. 93. 10 TURCATTI, Dante. Breve descripción del Archivo… Op. Cit. p. 166. 11 CRUZ MUNDET, José. Los conceptos de Archivo y de Documento. En: BRESCIANO, Juan Andrés - PINTOS, María Cristina - TURCATTI, Dante. (Comp.). Metodología y Técnicas… Op. Cit. pp. 131-138. 9

9

 El Archivo Administrativo o corriente refiere a la documentación que deja de ser utilizada frecuentemente, “cuyo uso para la gestión es hipotético, pero no seguro.”12  El Archivo Intermedio implica la conservación de documentos que prácticamente han perdido ya su utilidad de servir a la gestión. Pasado determinado tiempo en el Administrativo, el documento es remitido a este durante otro periodo de tiempo más o menos similar. En esta etapa se „prepara‟ al documento para el archivo histórico y su conservación

permanente. Es decir, el

Archivo Intermedio se

caracteriza por valorar, seleccionar y expurgar documentos a fin de conservar lo pertinente.  El Archivo Histórico se caracteriza por conservar “…la documentación seleccionada por su valor informativo, histórico y cultural, se conserva a perpetuidad, en condiciones que garanticen su integridad y transmisión a las generaciones futuras (…) constituye parte del patrimonio histórico de las naciones…”13 Por tanto podemos enmarcar el Archivo Histórico del ACEAM desde la época colonial en los primeros años de la ciudad de Montevideo, hasta aproximadamente el año 1919. Éste cuenta con un acervo muy importante que abarca las más diversas categorías teniendo en cuenta el lugar tan importante ocupado por la Iglesia Católica, tanto en el Montevideo colonial, como también, en la vida posterior a la independencia hasta los primeros intentos de secularización del Estado uruguayo en las últimas décadas del siglo XIX. En cuanto al archivo intermedio, éste comprendería la documentación entre 1919 y 1964, vinculada a los gobiernos de Mons. Juan Francisco Aragone, y de Antonio María Barbieri. Dicho archivo es de consulta restringida, teniendo en cuenta que estos documentos estarían en un período de selección y valoración para luego rescatar aquellos que se decide conservar en función a la pertinencia de los mismos. 12 13

Ibíd. p. 35. Ídem.

10

Por último el archivo corriente, corresponde a la documentación desde que se ha producido a partir de 1964 y que va hasta el período presente. 14

1.1. Fuentes Las

fuentes

históricas

son

aquellos

documentos 15

que

sirven

específicamente a la Historia en tanto disciplina científica para la construcción del conocimiento de la misma. Bien refiere Bauer16, que todo aquello que nos proporcione material para la reconstrucción de la vida histórica puede ser considerado como fuente. Según este autor, uno de los modos de entender las fuentes históricas alude a la intencionalidad que a esta se le da, es decir que alguien haya tenido la intencionalidad de recogerlas y conservarlas para un fin en específico, tanto en el presente en el cual fueron redactados como en un futuro. No sabemos si es el caso de nuestros documentos, ni creemos posible saberlo, pues la conservación de los mismos puede haberse dado tanto con intención como por imposición debido a una política de la institución en la cual se enmarcaban. Lo que si creemos, es que existió una intencionalidad de almacenarlos, mas no así, una intencionalidad de verlos como sustento del conocimiento histórico. Creer algo de estas características sería darle a nuestra disciplina una intencionalidad anterior a ella misma, la cual estamos convencidos que no posee. El documento siempre es anterior a la narración histórica y ésta siempre parte de la/s fuentes que se dispongan para tal fin. Por tanto, la diferencia entre Fuente y Documento estriba en una sutileza que quienes escriben entienden como fundamental. La misma estaría en que mientras el Documento es el legado con posibilidad de ser materia prima de la Historia como disciplina científica, la Fuente se presenta como tal en función a que es utilizada por el historiador para determinada construcción del conocimiento histórico. Por lo que, al haber un conjunto de documentos que han sido utilizados para el presente trabajo y han adquirido la característica de Fuente Histórica, los mismos no solo se verán a partir de aquí como fuentes documentales, sino 14

Por una descripción más detallada sobre los contenidos del ACEAM, tanto del Archivo Histórico, Intermedio, y/o corriente ver: TURCATTI, Dante. Breve descripción del Archivo… Op. Cit. pp. 166-171. 15 Por una definición de documento, los caracteres del mismo y su valor tanto primario como secundario ver: CRUZ MUNDET, José. Manual de Archivística… Op. Cit. pp. 99-104. 16 BAUER, Wilhelm. Introducción al Estudio de la Historia. Bosch Casa Editorial, Barcelona, 1957. p. 218

11

que adquieren un valor histórico específico y no genérico. La distinción entre valor histórico específico y genérico se da en función a que el valor genérico de las fuentes documentales está en que pueden ser utilizadas a priori con fin de constituir la narración histórica, mientras que el valor especifico implica necesariamente un proceso de lectura, selección y utilización de tales documentos que permiten el estudio de un tema en concreto. Las Fuentes que se han seleccionado en el ACEAM han sido las siguientes: Cartas personales, y demás documentos relevantes contenidos en las Carpetas Personales del Clero Secular, custodiadas en el fondo Histórico del ya mencionado archivo. Sobre estos documentos se puede considerar que: Primeramente, las respectivas carpetas se encuentran todas ordenadas alfabéticamente según el apellido paterno del Sacerdote17. Estas son de cartón, y en ellas se pueden encontrar los siguientes tipos documentales:  Cartas personales del sacerdote escritas a mano, o a máquina. Destinadas en su amplia mayoría al obispo de su Diócesis de procedencia, o al obispo de la Diócesis en la que pretendía Incardinarse.  Diferentes licencias, y certificados sobre la formación del sacerdote.  Documentación personal diversa del sacerdote, entre otros: fotos, pasaportes, boletos de barco, algunas cartas sobre asuntos diversos.  Documentación eclesiástica administrativa: Cartas entre los diferentes obispos (y en algunos casos sus respectivos secretarios) solicitando licencias varias, o certificados de conducta. En el caso de que se trate de un clérigo no ordenado aún se solicitan los certificados de seminarios y de órdenes menores.

17

Hemos dicho esto pues suponemos que como en la totalidad de los documentos revisados todos poseían dos apellidos el primero era el de origen paterno, pero sabemos las dificultades de la presente afirmación.

12

Tanto las carpetas, como la documentación contenida en ellas, se encuentran casi en su totalidad excelentemente conservadas, lo que no permite lugar a ninguna dificultad -en lo que implica al estado del soporte- a la hora de la lectura de los documentos. Con esto se quiere aclarar que la única dificultad experimentada durante el relevamiento fue la causada por la caligrafía que presentaban algunos sacerdotes y en algunos casos dificultades respecto de ciertas abreviaciones muy específicas del medio eclesiástico. 1.2. Aspectos Metodológicos. En cuanto a la metodología diremos que hemos seleccionado -del total de las carpetas contenidas en el ACEAM- aquellas que corresponden a integrantes del clero secular incardinado en nuestro país procedentes de las regiones norte, noroeste y centro oeste de España; fundamentalmente originarios de las regiones de Galicia, el País Vasco y Navarra, entre 1870 y 1930. El proceso de selección no fue inmediato ni azaroso, sino que se conforma de una combinación: En primer lugar, la simpatía de los estudiantes con documentos particulares y en segundo término la pertinencia de dichos documentos para el presente trabajo. La misma implicó aproximadamente un mes de visitas diarias en horario completo al ACEAM y discusiones internas al equipo sobre cómo proceder en el proceso de selección. Una vez seleccionados y ya familiarizados con la documentación existente pertinente para esta labor -tanto la que había sido elegida y transcripta, como la que fue contemplada pero dejada de lado por falta de completa pertinencia-, se comenzó el enfrentamiento directo con la Fuente/s. Cabe señalar que como base de la selección se tuvieron en cuenta diferentes relevamientos y sistematizaciones cuantitativas realizadas anteriormente. Estos ejemplos o modelos que a pesar de abarcar un marco espacial mucho más amplio que el nuestro, sirvieron de sobremanera a la hora de la búsqueda de los sacerdotes con los cuales se iba a trabajar. En

este

momento,

entendemos

pertinente

mencionar

ciertas

consideraciones a partir de las técnicas utilizadas para el relevamiento: Debemos exponer que nos basamos en la concepción de Aróstegui en cuanto concebimos a las Técnicas de la investigación Histórica como “…un conjunto 13

de reglas comprobadas y repetidas, redundantes, que están subordinadas siempre a los principios metodológicos (...) Las técnicas son “operaciones de campo” y; por lo demás, acostumbran a cambiar con frecuencia en función del progreso de las tecnologías.”18 En esta línea el mismo autor señala una propiedad más que significativa de las técnicas, que ayuda a seguirlas conceptualizando: “Las técnicas se agrupan según sus características en prácticas delimitadas y coherentes – por ejemplo: técnicas gráficas, técnicas estadísticas, técnicas documentales, técnicas de archivo, de encuesta, de muestreo, etc. – que están al servicio del método, o de alguna de sus fases, en la investigación científica.” 19

En cuanto a la manera en la que se interpretan las fuentes, punto más que relacionado con las técnicas, resulta interesante hacer alusión a las palabras de Topolski cuando dice que “El desciframiento de una información sólo puede darse si coinciden el código del emisor y el código del receptor. (…) cuanto mayor sea la coincidencia, mejores serán las condiciones de desciframiento.”20. Esta relación de coincidencia puede ser medida en torno a cuatro variables que este autor enumera de la siguiente manera: 

El código lingüístico, es decir el conocimiento del idioma en el que se encuentra la información contenida en la fuente.



El código del lenguaje del período, referido a los constantes cambios lingüísticos y conceptuales dentro de los idiomas, consecuencias naturales de la evolución de las sociedades.



El código psicológico del autor, sus usos mentales, plasmados en las estructuras lingüísticas, y modismos, que señalan estados mentales del autor de la fuente.



El código gráfico.21

18

ARÓSTEGUI, Julio. La investigación histórica: Teoría y Método. Editorial Crítica, Barcelona, 2001. p. 400 19 Ibíd. p. 401. 20 TOPOLSKI, Jerzy. Metodología de la Historia. Ediciones Cátedra, Madrid, 1985. p. 305 21 Para ampliar: Ibíd. pp. 306-307.

14

Como último punto de esta conceptualización, recogemos nuevamente palabras de Aróstegui refiriéndose a las técnicas de la investigación historiográfica propiamente, y sobre la actitud que debe tener el historiador ante la fuente: “…puede decirse que el campo técnico del historiador es el de la observación documental, la observación mediata. La característica de la investigación historiográfica es, en lo esencial, la de que no puede construir sus documentos. (…) La fuente es una elección del historiador sobre los documentos existentes en los que organiza y selecciona la información que le interesa.” 22

En lo que ha referido a nuestra experiencia concreta en el ACEAM diremos que en un inicio nos encontrábamos en una situación en la cual no existía una respuesta al cómo debía ser abordado el presente trabajo. Concurrimos al Archivo con amplias expectativas de encontrar fuentes documentales que nos respondieran las preguntas que poseíamos a partir del curso de Seminario de Técnicas de la Investigación Histórica dictado por el Prof. Turcatti. Sin embargo, el proceso de trabajo de archivo fue sorprendiendo poco a poco, ya que en vez de responder a las interrogantes anteriores, se fue desviando la atención hacia la comprensión de las fuentes. A partir de que se había culminado con la labor de selección se dedicó un tiempo a pensar cuales eran los motivos que nos habían llevado a la opción de tales ejemplares, los cuales serán presentados en el capítulo final de este trabajo con sus respectivos comentarios si es que así lo merecen. Luego de estos procesos reflexivos, consideramos que la elección de las fuentes documentales que se presentan en este trabajo tuvo como primer intención encontrar la primera carta que estos sacerdotes -o seminaristashubiesen enviado a la Arquidiócesis de Montevideo pidiendo incardinación en la misma y expresando los motivos que los llevaban a tal petición. Generalmente es aquí cuando el cura da a conocer las causas -las cuales ocupan un punto central en nuestro análisis- que lo motivan a pedir trasladarse a estas latitudes. En un segundo momento nos interesamos en la respuesta del Obispo de recepción, o alguno de sus secretarios, ante la petición de los diferentes 22

ARÓSTEGUI, Julio. La investigación histórica… Op. Cit. p. 403.

15

sacerdotes. Aquí cabe decir que cuando en una carpeta no se detectaba esa primera carta, se buscaba la más antigua con la finalidad de poder traslucir las causas que movían al sacerdote a pedir la incardinación. De no encontrarse, este sacerdote era descartado como centro del análisis. Es por ello que se puede afirmar que todos los sacerdotes o seminaristas seleccionados como fuente primaria de nuestro estudio, coinciden al menos en que tienen contenidas en sus carpetas dichas cartas y que esto fue uno de los factores trascendentales al momento de decidir optar por uno u otro. Por tanto nuestro enfoque solo será válido para aquellos curas que expresan sus razones, expectativas y/o intenciones de migrar hacia el Uruguay siendo la respuesta del obispo benévolo favorable o no. Pues consideramos que como fenómeno enmarcado en el contexto migratorio, estos tipos documentales ayudan a demostrar de modo más claro lo que en última instancia tiene este trabajo de trasfondo, que es no tomar a la migración del clero secular como un proceso puramente al interior de la Iglesia Católica, sino como un fenómeno consecuente de una coyuntura socioeconómica, en donde las condiciones materiales de subsistencia en el país de origen obligaban al individuo a adentrarse en la mar con intenciones de un “Hacer la América”. Posteriormente la documentación se vuelve dispar dependiendo de la realidad que vivía cada sacerdote. Aquí nos hemos centrado en aquellos documentos considerados relevantes para entender diferentes aristas que se desprenden de este proceso de movilidad, o que por otro lado, resultan interesantes para considerar determinadas coincidencias entre unos y otros sacerdotes, y entender todas las implicancias del proceso migratorio del clero en su conjunto. Cabe decir, que luego del relevamiento fue posible llenar los „vacíos‟ de algunos sacerdotes haciendo determinados paralelismos con elementos contenidos en la documentación de otro. Por lo tanto se puede entender este trabajo como un intento de hacer dialogar a los protagonistas de todos los documentos analizados. A modo de un primer ejemplo podemos observarlo a partir del caso de dos documentos. Uno, contenido en la carpeta personal de Juan Cruz Echenique,

16

subdiácono navarro y, el otro, que se encontraba entre los documentos contenidos en la carpeta de Román Maritorena, clérigo vasco: El primero expresa: “(…) Resultaron haber producido dicho Don Juan Cruz Echenique cuatro laminas de su pertenencia procedentes de la deuda publica de España, renta consolidada del tres por ciento que representa un capital nominal de cuatro mil quinientos escudos, y producen de renta anual ciento treinta y cinco similes, cuya serie, numero y de mas circunstancias aparecen de las mismas laminas y del expediente, solicitado se apruebe la consigna que hace de los intereses quelas referidas cuatro laminas producen para que le sirva de congrua sustentación y patrimonio Eclesiastico, a cuyo titulo pueda ser promovido a los sagrados ordenes a que aspira. (…)”23

Y el segundo dice: “El que suscribe Román Maritorena y Michelena, (…) humildemente expone, que, no pudiendo ser promovido en su patria a las ordenes Mayores por la ley del servicio militar allí vigente, a la cual estaria sometido por tres años, y por la imposibilidad de constituir el patrimonio, que como titulo de ordenación exige su ordinario a los ordenados (…)”24

Estos documentos, tomados individualmente dejan amplios vacíos. Por otro lado, vistos ambos en estrecha relación en cuanto a la región y las fechas, se completan unos a la hora de intentar dilucidar las causas reales de la migración del clero secular español. De esta manera es que centramos la representatividad de los documentos relevados que van más allá de nuestro centro de análisis. Este equipo solo pudo realizar estas asociaciones después de una lectura profunda de los documentos y de poder comprender la realidad española del período en el cual hemos enmarcado este estudio y la realidad de cada región a la cual se hace alusión. Proceso que implico un fuerte estudio.

23

ACEAM /Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Montevideo. Series: Carpetas Personales del Clero Secular, E1, Echenique, Juan Cruz, 24 ACEAM /Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Montevideo. Series: Carpetas Personales del Clero Secular, M1, Maritorena, Román

17

Por otro lado, quienes escriben encontraron oportuno realizar un seguimiento más cercano de cinco sacerdotes, cuya representatividad se centra a la hora de tener en cuenta todo el trámite que implicaba la incardinación sacerdotal, así como también cada uno presenta determinadas características documentales consideradas relevantes por este equipo. Así resultan muy útiles, también a la hora de considerar similitudes y diferencias con el resto de los migrantes populares. El hecho de realizar Estudios de Caso de determinados sacerdotes, seleccionados previa y deliberadamente, enriquece el análisis en tanto podemos resaltar determinadas generalidades a partir de los documentos contenidos en sus carpetas promoviendo un segundo „diálogo‟ con los documentos elegidos para este trabajo. Ya sea, por coincidencias en las diferentes realidades, o por datos aportados que trascienden a la persona, propios del utillaje mental del sacerdote – como generalidad – inserto dentro de nuestro marco espacio-temporal ya definido. Los

mismos

han

sido:

DE

representantes del clero Vasco,

ARTETA

y

JACA

CORTAJERENA

como

DIEZ Y DIEZ, por su situación de ser

rechazado e insistir en ser incardinado hasta lograrlo, COUCEIRO VIDAL, como reflejo de la situación del clero Gallego o un acercamiento al mismo, y CALVO DEL CANTO, por lo particular de su situación como individuo. En esta línea, para ilustrar nuestra experiencia podemos citar nuevamente a Aróstegui cuando dice: “La “lectura” de un documento, contra lo que pueda parecer, no es cosa fácil. Un investigador no puede leer sin más un documento para captar su sentido superficial, sino que su lectura tiene que estar orientada, y de hecho lo está, hacia la búsqueda de cosas concretas. Otra cosa significaría prácticamente la imposibilidad de superar el nivel de “descripción”. Un historiador no lee “a ver lo que hay”, sino buscando cosas orientadas por un proyecto previo de observación.”25

25

ARÓSTEGUI, Julio. La investigación histórica… Op. Cit. p. 404.

18

1.3 Posibilidades, aportes, limitaciones para la construcción del discurso histórico. Narrar esta experiencia de trabajo permite dejar más en claro un aspecto que se hace fundamental en el proceso de investigación: Las posibilidades, aportes y limitaciones tanto del ACEAM, como de las Fuentes allí escogidas. Las cuales han sido utilizadas para la construcción del discurso Histórico, en el marco de nuestro tema de estudio. En cuanto a los aportes, se entiende que las carpetas personales del clero contienen de primera mano y sin ningún tipo de intermediarios los puntos de vista y las posiciones adoptadas por los dos principales implicados en este tipo de migraciones: el propio sacerdote que solicita incardinarse en nuestro país, y las autoridades diocesanas tanto de origen como de recepción. En esta línea las podemos considerar como casi las únicas fuentes directas que transmiten a los lectores las voces de los mismos sacerdotes, en las que se pueden notar dejos de lo que podía estar sintiendo el cura a la hora de solicitar ser incardinado. Permiten también tener una visión de cómo eran llevadas a la práctica las diferentes resoluciones de la Santa Sede para con la movilización del clero, y sacar conclusiones en torno al acatamiento jurídico de los diferentes actores dentro de todo este proceso. En torno a lo cualitativo, las carpetas personales aportan datos para sistematizaciones centradas en a las causalidades expresadas, o en los orígenes de los sacerdotes; así como también se pueden centrar diferentes análisis en torno a las contestaciones de los obispos benévolos, entre otros. Por otro lado, podemos enunciar que en determinadas ocasiones se debe ser muy cauteloso a la hora de considerar lo contenido en los documentos, ya que el relevamiento ha aportado datos que permiten deducir que no siempre lo expresado por el sacerdote resulta ser realidad (o verdad). Sujetarse plenamente a la sola palabra expresada en el texto es no analizar y bloquear el sonido de los silencios -tan ricos e importantes- que aportan una gran cantidad de nutrientes sumamente interesante en estos casos.

19

Por ejemplo, casi en la totalidad de los casos los sacerdotes utilizaban a nuestro país como nexo para luego incardinarse principalmente en las diócesis de la República Argentina: Diócesis que posiblemente se haya presentado como más austera para con las solicitudes de incardinación, mientras que las diócesis uruguayas ante la necesidad de personal eclesiástico se mostraban más asequibles para con la posibilidad de la inminente llegada de nuevos sacerdotes. No podemos desconsiderar tampoco para este aspecto, las políticas migratorias que tuvieron gran influencia en el periodo para el caso Uruguayo. Esto da pie para dedicarnos a las limitaciones de este tipo documental: Personalmente estimamos a la documentación relevada como muy fructífera para el tipo de análisis que nos proponemos hacer siempre y cuando se tengan en cuenta además apoyos bibliográficos, documentales, doctrinales y jurídicos -provenientes de la Santa Sede- así como también informes de los diferentes Nuncios apostólicos en América26. Que permitan tener un panorama mucho más amplio en cuanto todo lo que implican las migraciones clericales en nuestro país. De esta manera se evita caer en falsas e incompletas conclusiones resultantes de centrarnos solo en un tipo de fuente. Por otro lado se puede decir que las fuentes seleccionadas presentan limitaciones a la hora de que no todas poseen el total de los documentos que implican a los diferentes sacerdotes, ya que cada uno posee diferentes cantidades en su respectiva carpeta, y en ocasiones estas contienen solo un documento que permite hacer un relevamiento escueto y poco profundo de ese sacerdote en cuestión. Por otro lado hay que tener en cuenta la posibilidad de que hayan existido extravíos, deterioros o mala ordenación, que limiten al investigador a la hora de la exhumación. Sobre esto, en función a la citada caracterización de los diferentes niveles de „códigos‟ realizada por Topolski, se puede agregar una limitación y dificultad al momento de realizar un estudio de las migraciones del clero secular incardinado en el Uruguay. Diremos que el presente trabajo debe reconocerse en cierta medida como una porción de la producción del conocimiento sobre el tema, pues el mismo es en tanto producción algo 26

Provistos por el Prof. Dante Turcatti.

20

incompleto -no en sentido negativo de la palabra, sino literal-, pues quienes redactan este texto solo han analizado los documentos existentes en el ACEAM. Sería necesario analizar los de las respectivas diócesis de origen y los informes de la Santa Sede sobre el tema almacenados en el archivo Vaticano. A esto le hemos de sumar las dificultades de lectura de los documentos recabados referido a algunas nomenclaturas y abreviaciones especificas del medio eclesiástico, así como tampoco se tenía conocimiento de la totalidad de pequeños poblados en el norte de España (algunos debido a que ya no existen); elementos que fueron limitación (u obstáculo) en el orden de las posibilidades materiales y lingüísticas a la hora de la trascripción de algunas fuentes. En este sentido consideramos que: “….[Estas] fuentes presentan carencias propias de una documentación que muchas veces no se custodió de la forma adecuada, brindan amplia, interesante y, en ocasiones, apasionante información sobre este tipo particular de inmigrantes que dejaba atrás no sólo su tierra de nacimiento, sino también la pertenencia a diócesis tan distintas de la de Montevideo en la cual solicitaban su incardinación. Riquísimo material, susceptible de enfoques más pormenorizados y profundos.”27

Cabe mencionar también que este tipo documental es sumamente rico siempre y cuando se tenga en cuenta lo mencionado en el cuerpo de éste capítulo, y se trate con la debida profesionalidad y ética a la hora de interpretar tanto las palabras como los silencios, debidamente acompañados de fuentes secundarias y un correcto apoyo bibliográfico. Desde la perspectiva de Bauer, hemos enmarcado las fuentes elegidas para este trabajo en la categoría de fuentes trasmitidas por escrito del orden volitivo28 y que refieren a la vida del espíritu, pues los documentos recabados para este trabajo pueden ser considerados como de asuntos oficiales, dado el proceso de incardinación enmarcado en el Derecho Canónico. Al tiempo que también pueden ser entendidos como documentos que refieren a cuestiones

27

TURCATTI, Dante – SANSÓN CORBO, Tomás. Excelente sacerdote de buena vida y costumbres… Op. Cit. p. 7. 28 Ver: BAUER, Wilhelm. Introducción al Estudio… Op. Cit.

21

específicas y personales del individuo. A fin de cuentas, las fuentes aquí utilizadas pueden ser visitas como cartas de individuos concretos enmarcados en una institución específica. Por lo tanto, para cumplir con el proceso de migración deseado deben dirigir tales escritos hacia los respectivos ordenes que la institución en la cual se ven inmersos así lo exige, pasando estos al plano de la administración 29. Dicho esto, es necesario hacer algunas referencias a la Problemática de la Fuente. Es decir, el trabajo que se está llevando a cabo supone en primer término la identificación de un conjunto de fuentes con valor específico a partir de las cuales se desarrollará una producción escrita. Y, como ya se ha referido anteriormente, si bien estas en muchas ocasiones proporcionaron más dificultades y carencias que aciertos y respuestas, también es cierto que las mismas nos han ido aportando luego de las reiteradas lecturas, la posibilidad de acceder al proceso y la complejidad migratoria de este inmigrante tan característico30. En segundo término, debemos dejar en claro que el proceso de selección tuvo al menos dos momentos: El primero, se basó básicamente en observar y rescatar absolutamente todo aquello que se nos cruzaba por la vista mientras estuviese contenido en las Carpetas Personales del Clero Secular. Un segundo momento constó de retornar al ACEAM ya con un conjunto de conceptos básicos derivados de diferentes bibliografías. Se procuró entonces, releer la documentación al interior de las carpetas, logrando seleccionar documentos pertenecientes a varios curas incardinados en Uruguay. Por tanto, se debe tener un conocimiento previo de la Iglesia Católica y del proceso migratorio en general para lograr un relevamiento útil de carácter específico y no genérico de las fuentes documentales necesarias para el estudio del proceso migratorio del clero secular incardinado en el Uruguay. Por ello el proceso de análisis de las fuentes escogidas implicó que se hiciese desde un análisis anterior y profundo sobre las migraciones generales. Es importante esto ya que este proceso es lo que constituye el

29

TURCATTI, Dante – SANSÓN CORBO, Tomás. Excelente sacerdote de buena vida y costumbres… Op. Cit. p. 222; p. 398 y ss. 30 Ibíd. p. 7.

22

centro neurálgico del trabajo a pesar de que independientemente se intentará desarrollar elementos que pertenecen al ámbito de la Historia Aplicada. De lo que se desprende que todo lo que se derive del capítulo correspondiente a lo que hemos entendido por Historia Aplicada, estará basado en la diagnosis documental, en el análisis profundo de los aspectos externos e internos de las fuentes escogidas y de los documentos que hemos observado y desechado, en la trascripción especifica de determinados fragmentos, o en la totalidad de los mismos y las valoraciones de orden más subjetivo que se hagan sobre las fuentes. Es decir, el capítulo dedicado a la construcción del discurso histórico en forma de Historia Aplicada, no será otra cosa que el reflejo del estudio que han hecho quienes escriben este trabajo sobre las Técnicas y Metodologías que nos permiten producir la narración histórica. Por tanto, creemos que la espina vertebral del análisis es el cómo se da el paso de un conjunto documental determinado a la producción de un discurso sobre el proceso migratorio de los curas seculares.

23

Segunda Parte 2. Historia Aplicada. La construcción del discurso histórico sobe las migraciones del clero secular español. El presente capítulo pretende mostrar de qué modo el proceso técnico y metodológico que hemos desarrollado en el pasaje anterior, puede y debe ser utilizado en la construcción de un determinado tipo de discurso histórico. Es por ello que desarrollaremos los siguientes puntos: Primero, daremos una contextualización general sobre las migraciones masivas, por lo tanto dedicaremos un punto en este segmento a exponer sobre la situación económica de la península ibérica a fines del siglo XIX y las tres primeras décadas del siglo pasado. Cumplido este aspecto consideramos que es imposible entender el fenómeno migratorio de los curas seculares sin poder enmarcar el proceso en el contexto de la posición doctrinal de la Iglesia. Entendemos, debemos dedicar un pasaje a la explicación de las diferencias y particularidades del proceso migratorio de los curas seculares españoles en el período, por lo que nos extenderemos en el desarrollo del trámite de Excardinación e Incardinación, su definición e implicancia y sus desenlaces en la realidad. De este modo quedaría postulado el objetivo del presente capítulo, a saber: Comprender las características y las causas del proceso migratorio de los curas seculares españoles, en función a los documentos que hemos podido analizar en el ACEAM vinculados con el proceso migratorio general, diagnosticando los problemas originados en la „partida‟ del cura, la realidad de la iglesia española a modo general, y la actitud de la Santa Sede a través del proceso de Excardinación-Incardinación. 2.1. La economía española de fines del siglo XIX. 1870-1940 Las migraciones internacionales y a nivel masivo fueron un fenómeno característico del siglo XIX y las primeras décadas del XX, “en el que aproximadamente cincuenta millones de personas, en su mayoría procedentes 24

de

áreas

rurales,

se

dirigieron

hacia

América

y

otros

destinos

transoceánicos.”31 Este proceso estuvo enmarcado en un conjunto de transformaciones sumamente significativo, tanto en la península como en el mundo europeo. Lo primero a destacar es que, el período comprendido entre 1870 y 1939 estuvo caracterizado por transformaciones a gran escala en el contexto de la segunda fase de la industrialización32. A partir de 1914, la hegemonía económica y financiera de una Europa en vísperas de la Primera Guerra Mundial venía con dificultades y en el año 29‟ estallo su punto culmine y caótico desencadenado una de las más profundas crisis del siglo XX 33. Por tanto, hay que comprender al proceso migratorio como un fenómeno que responde a causas sumamente complejas y que no deben ser objeto de interpretaciones apresuradas, “…y a las antes enumeradas habría que agregar otras ligadas con los regímenes agrarios, las características de la estructura familiar o los sistemas de herencia. En cualquier caso, las lecturas más actuales enfatizan la idea de la emigración como parte de una estrategia familiar que aspira a encontrar, aun en el marco de fuertes condicionamientos macroestructurales y en el contexto de una información disponible limitada e incierta, nuevas posibilidades en las economías de ultramar.” 34

Considerar un segmento sobre la evolución económica de España es imprescindible para el presente trabajo: La etapa que comprende desde 1875 a 1940 está dominada por un conjunto de características que intentaremos abordar con el fin de aclarar aspectos relacionados con el proceso migratorio general, para de ese modo, enmarcar el transcurso migratorio del clero secular español para el mismo período. Debido a que las razones que impulsaron

la

migración

de

los

sacerdotes

seculares

coincidían

mayoritariamente con las que motivaban la expulsión de trabajadores tanto rurales como urbanos, podemos decir que se vieron forzados a migrar debido a 31

BARBERO, María Inés. El nacimiento de las sociedades industriales. en: ARÓSTEGUI, Julio – BUCHRUCHER, Cristian – SABORIDO, Jorge. El mundo contemporáneo: Historia y Problemas. Editorial Biblos-Crítica, Barcelona, 2001. p. 108 32 Ver por más info: HOBSBAWM, Eric. Industria e Imperio. Una historia económica de Gran Bretaña desde 1750. Editorial Ariel, Barcelona, 2001. - HOBSBAWM, Eric. La era del imperio, 1875-1914. Editorial Crítica, Buenos Aires, 2004. 33 Ídem. 34 BARBERO, María Inés. El nacimiento de las… Op. Cit. p. 109

25

su “…situación económica deprimida en los pueblos y villas de origen, muchas veces víctimas del hambre y las epidemias, postergación social, ausencia de expectativas respecto de las posibilidades futuras, huida del régimen de servicio militar obligatorio, etc.” 35 Si seguimos la marcha de la economía española de estos cincuenta años e intentamos compararla con la de los países más desarrollados de Europa, veremos que la España de fines del siglo XIX y principios del XX poseía una economía fuertemente agraria y con características de atraso en cuanto a la productividad, teniendo esto como consecuencia un gran impacto en su población. No hay que olvidar que en el período que va desde 1815 a 1914 este país vivió una “época de cambio [que] fue especialmente traumática, [en donde] perdió un imperio sin [poder] asimilar los requisitos necesarios para lograr el progreso económico y político”36 que hubiese sido fundamental para sostener tales cambios. Esta pérdida de gran parte de su territorio colonial no solo afecto directamente su productividad sino también las relaciones de mercado que sostenía hasta entonces. Sin América, la península se vio en grandes problemas para satisfacer sus necesidades interiores y para colocar gran parte de su producción agraria dada su falta de competitividad debido a la poca calidad de sus productos. Situación que llevo a la utilización de medidas proteccionistas. Según García, se destacan desde 1898, sucesivas elevaciones arancelarias, así como diferentes medidas que tendían a restringir la presencia de capitales extranjeros en determinados sectores económicos, por otro lado este autor resalta la búsqueda de impulsar la producción nacional de materias primas y la sustitución de importaciones mediante determinadas políticas de apoyo y estimulo37. Sin embargo, a pesar de los intentos de modernizar la estructura económica de la nación española, durante estos años “en ningún sector eran

35

TURCATTI, Dante (Comp). Las Migraciones Minoritarias en Uruguay. Cuestiones de Metodología y Fuentes. Departamento de Historiología, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Montevideo, 2010. p. 164 36 TORTELLA, Gabriel. El desarrollo de la España contemporánea. Historia económica de los siglos XIX y XX. Editorial Alianza, Madrid, 1998. p 19. 37 GARCÍA DELGADO, José. Industrialización y nacionalismo económico en la España del primer tercio del siglo XX. En: AA.VV. Mercado y Desarrollo económico en la España contemporánea. Editorial Siglo XXI, Madrid, 1986. p. 125

26

más obvias las rigideces institucionales [como lo fueron] en la agricultura”38. Lo cual, en una población cuya base se encontraba en ese rubro terminó por constituir una población que estaba rozando el límite de la extrema pobreza. No pretendemos profundizar en las políticas del Estado español referidas al asunto, pero consideramos que se debe comprender que el XIX es para este país un siglo de perdidas, desde 1815 hasta 1898 se fue derrumbando velozmente lo que alguna vez se irguió como el Imperio español. Al mismo tiempo la península contaba con una población que se caracterizaba por ser mayoritariamente analfabeta y de bajos recursos culturales. “Este estancamiento político, este repetirse de la historia, este retornar de los mismo viejos problemas en circunstancias apenas variadas, es el trasunto del estancamiento económico. Al variar muy poco la economía varía muy poco la estructura social, como refleja por ejemplo el hecho de que la ocupación en la agricultura se mantenga a lo largo del siglo en la misma porción de la población activa: unos dos tercios”39.

Ahora bien, en este marco se consolidaron un conjunto de características a las cuales la Historia entendería como proceso migratorio masivo. Este fenómeno no fue exclusivo de España sino que fue algo característico de toda Europa. Sin

embargo,

aquí contemplaremos esencialmente

el

sector

migratorio de la península ibérica. Como primer punto no se puede evitar hacer un comentario general sobre la evolución demográfica española durante el siglo XIX. Según Vicens Vives, la población de este país aumento de aproximadamente 10 millones de habitantes en 1797, a más de 18 millones en 190040. A pesar del flujo migratorio que se embarcó hacia América, España vivió un movimiento poblacional interno que tuvo consecuencias específicas en determinadas regiones, llegando al punto de „vaciar‟ prácticamente zonas como Galicia generando significativas inestabilidades territoriales. Las bibliografías que hemos consultado para el caso nos permiten confirmar un traslado de gran contingente humano hacia las zonas de incipiente producción 38

TORTELLA, Gabriel. El desarrollo de la España… Op. Cit. p 20. Ibíd. p 27. 40 VICENS VIVES, Jaime. Manual de historia económica de España. Editorial Vicens-Vives, Barcelona, 1964. p. 560. 39

27

industrial, fundamentalmente la región de Cataluña, Madrid y el País Vasco. Este flujo migratorio interno conllevó al el estancamiento demográfico de regiones como Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha, dando como resultado: “… [Un] atraso económico [el cual repercutió en] malas condiciones sanitarias, baja productividad agrícola, escasez de vivienda, una red de transportes insuficientes y cara, ignorancia generalizada, especialmente en lo relativo a las causas y mecanismo de trasmisión de enfermedades, etcétera. La acción combinada de estos agentes generales desencadenaba periódicamente los bien conocidos frenos malthusianos: hambres debidas a las crisis de subsistencia, epidemias recurrentes, y enfermedades endémicas” 41.

De lo anteriormente citado, se desprenden elementos que nos permiten acercarnos a entender por qué la gran mayoría de los curas migrantes al Uruguay procedían de las regiones del norte. Cabe hacer la salvedad del caso Vasco, cuyos numerosos emigrantes responden a otro tipo de realidades más allá de las que se han referido. A este problema de una economía que crecía de modo desigual, el siglo XIX le sumo a España las consecuencias de las guerras napoleónicas, hundiéndola en inestabilidad política (general y regional), guerras civiles y regresión económica. En esta lógica podemos afirmar –como otro tipo de causalidad- que un buen número de personas decidió migrar respondiendo al concepto de „cadena migratoria‟, que puede ser entendido como: “El movimiento a través del cual los futuros inmigrantes conocen las oportunidades y son provistos de medios de transporte y obtienen la primera habitación y emplea a través de las relaciones sociales primarias con inmigrantes anteriores. La cadena, que es un mecanismo parental y aldeano, provee entonces los dos instrumentos básicos para tomar la decisión de emigrar y decidir adónde hacerlo: información y asistencia.” 42

Las ideas que hemos intentado exponer hasta aquí, son en su mayoría referida a la población en su conjunto y especialmente a la que podemos 41 42

TORTELLA, Gabriel. El desarrollo de la España… Op. Cit. p 29. BARBERO, María Inés. El nacimiento de las sociedades… Op. Cit. p. 109

28

quizás entender como „población civil‟. Pero en razón de que nuestro trabajo tiene su marco gravitatorio en el clero secular español y las razones de su migración, debemos afirmar que entendemos validas estas ideas para el caso, pues sostenemos como premisa conceptual el hecho de que la Iglesia es una institución social que se desenvuelve en las lógicas de desarrollo de un conjunto humano especifico. Si nos trasladamos a las fuentes, las mismas nos conducen a mantener esta afirmación: se ha podido encontrar en palabras de aquellos curas, varios de estos motivos económicos y sociales por los cuales solicitaban la incardinación en la región del Uruguay. Hemos entendido pertinente mostrar algunas de esas líneas documentales a efectos de validar nuestra idea, sin embargo, los documentos en su totalidad podrán ser observados en el último apartado del presente trabajo para poder evaluar los mismos en su conjunto: Emilio Jaca Cortejarena, párroco vasco, expresó en su petición de traslado a la arquidiócesis, primero de Montevideo y una vez puesto como teniente cura en Minas solicito incardinación en Buenos Aires pues allí poseía sus únicos parientes quienes habían migrado a aquella ciudad. Dijo en una de sus correspondencias: “Mi único deseo aparte del de la salvación de las almas, era estar cerca de los únicos familiares que me quedan. Yo sé que con esto le habré dado a S.E.I un gran disgusto pero espero me perdonará en vista de nuestra triste situación de desterrados y por los sufrimientos morales tan grandes que hemos de padecer todos los días.”43

En otro documento de este mismo sacerdote se puede observar cómo se corresponde el fenómeno de „cadena migratoria‟: “…Por encargo del Excelentísimo Señor Arzobispo cúmpleme comunicar a usted que habiéndose tenido ante el Representante del Estado Español en ésta, la venida de su joven hermano, la contestación ha sido enteramente desfavorable, ya que de acuerdo con la misma, a partir de los 16 años están actualmente los españoles sujetos a las leyes especiales que impiden su salida al extranjero…”44 43

ACEAM /Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Montevideo. Series: Carpetas Personales del Clero Secular, J1, Jaca Cortejarena, Emilio 44 Ibíd.

29

Baltasar Diez y Diez, cura párroco de origen castellano que expresa los siguientes motivos para su incardinación en la diócesis de Montevideo: “M. I. Sr. Secretario mi E. I: Tengo el honor de dirigirme a V. S. para que tenga la bondad de decirme si ahí o en alguna otra diócesis podría dedicarme al ministerio sacerdotal trabajando por la gloria de Dios y la salvación de las almas, pues en España y sobre todo en la Diócesis de León, desde que nos han quitado la nómina a los ecónomos, no podemos vivir, ya que cada dos kilómetros hay un sacerdote y los pueblos son pequeños, un servidor tiene dos pueblos y entre los dos no hay más que doscientas veinte y dos almas”45

Juan Cruz Echenique Indart, cura navarro pidiendo incardinación a fines del siglo XIX diciendo que: “en motivo de hallarse sus hermanos en esa república [Uruguay] a donde piensa también pasar su demás familia trata de fijar su residencia en la misma”46 Plácido Díaz Ruiz, suplica se le acoja en la diócesis de Montevideo debido a “Que dadas las tristísimas circunstancias porque atraviesa nuestra querida Iglesia Española, que hacen imposible la vida económica de numerosos sacerdotes”47 Heraclio Couceiro Vidal, cura gallego que expone en 1932 sus razones para radicarse en Montevideo y ser aceptado por dicha diócesis, el cual deja en claro que como se “sabe perfectamente por la prensa…. Aquí en España….no andamos bien los Eclesiásticos, desde el nuevo Régimen, y en la parte económica peor que antes sin comparación.”48 Es este el caso también de Jesús Calvo del Canto procedente de Castilla y León el cual busca una solución a su agravante pobreza, dice el documento:

45

ACEAM /Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Personales del Clero Secular, D4, Diez y Diez, Baltasar 46 ACEAM /Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Personales del Clero Secular, E1, Echenique Indart, Juan Cruz 47 ACEAM /Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Personales del Clero Secular, D4, Díaz Ruiz, Plácido 48 ACEAM /Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Personales del Clero Secular, C5, Couceiro Vidal, Heraclio

Montevideo. Series: Carpetas Montevideo. Series: Carpetas Montevideo. Series: Carpetas Montevideo. Series: Carpetas

30

“hallándose en suma pobreza, sin poder atender a la subsistencia de sus ancianos padres, y en vísperas de ser demandado por sus deudas, tomó irreflexivamente la resolución de ausentarse sin notificarlo a su respectivo diocesano, dicho acto lo efectuó el 10 de julio de 1910” 49

En

otro

plano,

Faustino

Arrospide,

quien

fue

participe

en

un

levantamiento armado de las provincias del norte: “…Dispensamos saltem ad cautelam a don Faustino Arrospide (…) natural de Toloza, la irregularidad en que haya podido incurrir por haber tomado parte activa y directa en el último levantamiento armado en las provincias del Norte, para que, no obstante dicha irregularidad y con tal de que no tenga otro impedimento canonico, pueda recibir las ordenes menores y ser promovido a los sagrados mayores…”50

Aunque en esta cita en particular no se expresen las causas que precipitan la decisión de trasladarse de continente, la consideramos más que relevante a la hora entender al clérigo como elemento interno al cúmulo total de los habitantes, que sufría la misma realidad, y que por lo tanto gran parte de los causales de su migración son compartidos con el resto de los migrantes españoles de la época. Como se puede observar las características que generaron la expulsión de un gran contingente humano fueron tanto válidas para la población civil como para el clero secular, el cual, debido a su gran inserción en la vida cotidiana se vio afectado por las mismas problemáticas que afectaban a sus paisanos. Esto es una muestra más que nos permite afirmar que, la vida eclesiástica estaba completamente inmersa en la vida social y lejos estaba de ser ajena a las complicaciones cotidianas. En este momento podemos, por un lado, seguir confirmado la relación entre las migraciones masivas y las migraciones clericales consideradas muchas veces como migraciones de menor importancia. Por otro lado podemos reconocer una clara intención de parte del clero español de mejorar 49

ACEAM /Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Montevideo. Series: Carpetas Personales del Clero Secular, C1, Calvo del Canto, Jesús 50 ACEAM /Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Montevideo. Series: Carpetas Personales del Clero Secular, A5, Arrospide, Faustino

31

manifiestamente su situación económica, política, y social además de la búsqueda por ampliar sus posibilidades51. De esto se desprende la necesidad de hacer una referencia a la realidad de la Iglesia española durante el periodo que nos comprende. Según Turcatti52 lo podemos caracterizar como un periodo de inestabilidad, hijo de las primeras arremetidas hacia la secularización53 que desde 1868 se venían intentando, y comenzaron a materializarse de manera paralela a los procesos que nos sirven como eje, y que de alguna manera u otra también inciden en los movimientos de personas. Por otro lado ya desde la caída del Antiguo Régimen se venía dando un proceso de desamortización de los bienes del Clero.54 Ante este contexto, los sacerdotes que nos competen veían más que nada por su origen social la imposibilidad de progresar en sus carreras e incluso peligrar su subsistencia, de modo que la emigración funciona al igual que en las migraciones generales como válvula de escape a los problemas particulares de cada diócesis. Esta situación no era ajena a la Santa Sede y de hecho fue motivo de preocupación en el centro de la máxima autoridad eclesiástica. 2.2. El proceso de Excardinación e Incardinación “El estudio de la mirada de la Santa Sede acerca del fenómeno de las migraciones del clero secular, sobre todo europeo-mediterráneo, entre 1870 y 1940, refiere a una temática compleja con variados y enriquecedores puntos de contacto. Dicho flujo migratorio fue significativo en el período señalado. Trata de un tipo específico de emigrante, que reúne características de tal y, por tanto, puede y debe ser estudiado en el contexto de la Historia Social, que también implica a estos miembros jerarquizados de la Institución Iglesia Católica, por los variados vínculos e integración a la sociedad de la que forman parte.”55

51

Al respecto de este asunto quisiésemos mencionar un documento sumamente demostrativo pero que debido a su extensión hemos entendido que se mencione y se sugiera ver el segmento Anexos Documentales. El mismo esta está compuesto por un conjunto de correspondencias entre el cura solicitante y el Arzobispado de Montevideo. La documentación pertenece a la carpeta de Enrique De Arteta, originario de Vitoria, Provincia de Vizcaya, España. 52 TURCATTI, Dante. Capitulo III. Corresponde a la introducción a dicho capítulo del libro en preparación. “la problemática de la emigración clerical entre 1870-1940”. Las fuentes-el derecho. Material de apoyo a la labor docente, Montevideo, 2013. S/P 53 Para un seguimiento más detallado de las primeras “arremetidas secularizadoras” ver: CALLAHAN, William. Iglesia, Poder y sociedad en España, 1750-1874. Editorial Nerea, Madrid, 1989. pp. 241- 267. 54 Por más detalles sobre este tema ver: VICENS VIVES, Jaime. Manual de historia… Op. Cit. pp. 573-575 55 TURCATTI, Dante (Comp.). Las Migraciones Minoritarias en Uruguay… Op. Cit. p. 163

32

Hemos hecho ya referencia a la similitud entre las migraciones civiles y las migraciones del clero secular. Creemos que ahora debemos enfocarnos en lo que consideramos es la diferencia sustancial en el contexto migratorio. Este es el marco jurídico-institucional en el cual se vio envuelto el clero secular para lograr su migración. Sin embargo, a pesar de esta característica que desarrollaremos debemos decir que el proceso migratorio del clero secular español no fue un fenómeno al interior de la Iglesia Católica, sino que -como hemos intentado dejar plasmado- respondió a un fenómeno coyuntural que implico a toda España. Por razones vinculadas a la tradición y la herencia cultural recibida en estas tierras, las zonas de habla hispana fueron el principal destino de los sacerdotes españoles y en particular la región del Plata en lo que implica a América del Sur. Lo primero que debimos tener presente en este estudio fue que los curas seculares en el momento de emprender su salida hacia América, no dejaban solamente atrás su país, su región y sus vínculos sociales como cada inmigrante, sino que además debían dejar la diócesis a la cual respondían como clero. Aquí entonces es donde entra el juego el proceso necesario para la migración entendido como Excardinación e Incardinación. Aspecto jurídicoinstitucional que implico que se viera a la historia de la migración clerical como un aspecto al interior de la Iglesia Católica. Dicha causa por la cual el sacerdote dejaba de pertenecer a su diócesis de origen implicaba un conjunto de etapas determinadas que desarrollaremos a continuación56: Excardinación: En primer lugar, para lograr el traslado de diócesis debe ser el sacerdote interesado en emigrar quien debería comenzar el trámite necesario, buscando un obispo que lo recibiese en su diócesis al mismo tiempo que solicitaba a su ordinario la petición de excardinación. Posteriormente el obispo de residencia debería de comunicarse con el obispo de recepción nombrado por el solicitante, comunicándole las intenciones de traslado de diócesis por parte del cura. En tercer lugar, el obispo benévolo debía de contestar positiva o 56

TURCATTI, Dante. Capítulo III… Op. Cit. S/P

33

negativamente frente a la solicitud que le hacia el sacerdote y el obispo de residencia, expresando las razones respectivas a su respuesta. En caso de que el cura fuese admitido en la diócesis solicitada el obispo de residencia debería de enviar al de recepción la documentación pertinente, dictando de este modo las “Letras Dimisorias” y expedir el certificado de “Vida y Costumbre”. Las “Letras Dimisorias” es una parte esencial del mecanismo de incardinación, pues es la única manera en la cual el cura podría ejecutar el traslado de diócesis. Del Código de Derecho Canónico de 1917 se desprende que: “un clérigo para ser válidamente incardinado en una diócesis distinta de la suya, ha de obtener de su propio Ordinario letras de excardinación perpetua y absoluta, firmadas por dicho Ordinario, y letras de incardinación, asimismo perpetua y absoluta, del Ordinario de la diócesis a la cual queda adscripto, firmadas por este (c.112)”57.

Esta era la única manera en la cual el cura podía partir hacia una nueva diócesis a continuar con su carrera eclesiástica abriendo en su vida un camino distinto en una nueva iglesia particular del destino que eligiese para migrar y al mismo tiempo continuar ligado a la Iglesia universal58. Sobre el certificado de “Vida y Costumbre” es en donde surgirían complicaciones y quejas por parte de los obispos receptores, puesto que en muchos casos los obispos de residencia encontraban en la migración clerical una válvula de escape al clero considerado „sobrante‟. Sobre esto el trabajo de Turcatti La emigración del clero en el contexto español (1890-1940). La mirada de la Santa Sede ilustra de manera significativa al expresar que: “De la correspondencia examinada se desprende que las normas canónicas a veces no se cumplían en las diócesis gallegas y que la „válvula de escape‟ que significaban las excardinaciones, por un lado, y la necesidad imperiosa de brazos en la iglesia rioplatense, por el otro, hacían que la ligereza con que algunos obispos

se

„sacaban

de

encima‟

a

los

sacerdotes

„problemáticos‟

y

„escandalosos‟, fuera notada por los Nuncios Apostólicos en Madrid y, a través de ellos, por la autoridad romana [ocasionando conflictos al interior de la Iglesia] (…) La falta de disciplina, el bajo nivel cultural de preparación y muchas veces

57

TURCATTI, Dante. Código de 1917 y 1983. Material de apoyo a la labor docente, Montevideo, 2013. S/P TURCATTI, Dante. La emigración del clero en el contexto español. (1890-1940). La mirada de la Santa Sede. Material de apoyo a la labor docente, Montevideo, 2013. p. 2 58

34

el oportunismo de algunos de los curas emigrados, motivaban el nerviosismo de la jerarquía local, que se hacía sentir en Roma”59

Incardinación: “La incardinación hace referencia principalmente al nexo jurídico que ata al clérigo al servicio de una porción específica del Pueblo de Dios bajo la autoridad de la cabeza de una circunscripción eclesiástica. El término procede etimológicamente del latín (cardo-cardinis = «quicio», «límite») y se refiere a la necesidad de que todo clérigo esté vinculado a una comunidad eclesial con densidad suficiente para que pueda cumplir sus fines [clericales]” 60.

Implicaba un proceso indefectiblemente unido al trámite de excardinación con la diferencia de que este debía de estar iniciado por el obispo receptor perteneciente a la diócesis elegida como destino. En primer lugar debía de producirse la recepción de la solicitud escrita, donde se pedía el ingreso a la diócesis por parte de un sacerdote perteneciente a otra. En segundo lugar el obispo de recepción comunicaba al obispo de origen tal solicitud. El obispo de residencia notificaría al obispo de recepción, de la aspiración de su subordinado, dándose la aceptación o no de la petición de incardinación. En caso de que esta fuese aceptada debía de solicitarse la documentación correspondiente. Ya una vez el solicitante arribado a su destino debía de pedirse la solicitud de Licencias y la expedición de las Licencias Ministeriales y por ultimo otorgársele un cargo en la diócesis de recepción. “…me es grato manifestar a V. E. que con el mayor gusto serán aceptados aquí los tres referidos sacerdotes, siempre que V. E. pueda recomendárnoslos como buenos y bien probados. Y para no perder tiempo, si V. E. lo considera conveniente, puede enviarnoslos de inmediato, provistos de la correspondiente documentación de la Diócesis y de la Excelentísima. Nunciatura. Ruego, pues, a V. E. que lo que se digne resolver en este asunto, quiera hacérsele presente a los interesados…”61

59

Ibíd. pp. 2-3 SAN JOSÉ PRISCO, José. Los ministros sagrados o clérigos. en: CORTÉS DIÉGUEZ, Myriam. - SAN JOSÉ PRISCO, José. (Coord.). DERECHO CANÓNICO I. El Derecho del Pueblo de Dios. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2006. p. 205. URL: http://www.mercaba.org/mediafire/profesores%20ups%20%20derecho%20canonico%2001.pdf [Disponible al 07/06/14] 61 ACEAM /Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Montevideo. Series: Carpetas Personales del Clero Secular, D4, Diez y Diez, Baltasar. 60

35

Estas disposiciones tienen un origen histórico que viene desde el siglo XII, pero es recién a partir del Concilio de Trento que se establece y se prohíbe la migración del clérigo sin permiso del Obispo al cual el cura está subordinado. “La medida de la incardinación se convierte así en algo disciplinar, medio de vigilancia y de control.”62. El problema de la excardinación e incardinación recién se flexibilizo a partir del Concilio Vaticano II: “… [A partir del cual se] cambia la perspectiva y devuelve a la incardinación su sentido pastoral y de servicio ministerial original: universalidad de la misión sacerdotal y solicitud por todas las Iglesias que se contrae por el sacramento del orden. Las normas posteriores se orientarán específicamente a dar flexibilidad y facilitar el servicio a las Iglesias más necesitadas. El Código de 1983 hace desaparecer de la disciplina los títulos de ordenación y subraya la doctrina conciliar”63.

Bien menciona el artículo 269 del Código de 1989 que ningún obispo diocesano puede proceder a la incardinación de un clérigo si no es porque a éste lo requiere la necesidad de su Iglesia particular, conste un documento legítimo en el cual ha sido concedida la excardinación y haya obtenido los informes correspondientes del obispo que concedió la excardinación. Los cuales implican el ya mencionado informe de “Vida y Costumbre” y se complementa con el articulo 270 en donde se refiere que solo puede concederse una excardinación con justas causas tales como la utilidad de la Iglesia o el bien mismo del clérigo64. Por lo que el proceso jurídicoinstitucional al que estuvieron adscriptos los curas seculares que tenían intención de migrara hacia América les adjudico una característica particular en el contexto de las migraciones: “El Código pide que para la excardinación existan causas realmente justas que sean de utilidad para la Iglesia o para el propio clérigo. Pueden ser razones de salud, familiares, por pérdida inculpable de la fama, por penuria de clérigos..., pero no serían razones lícitas permitir la marcha del clérigo por inútil, loco o avaricioso” 65.

62

SAN JOSÉ PRISCO, José. Los ministros sagrados… Op. Cit. p. 206. Ibíd. p. 207. 64 TURCATTI, Dante. Código de 1917 y 1983… Op. Cit. S/P 65 SAN JOSÉ PRISCO, José. Los ministros sagrados… Op. Cit. p. 208. 63

36

Sin embargo, insistimos en que esto no debe ser visto como un elemento que separa al cura migrante de la realidad, económica, política y social en la cual estaba sumergida la España de fines del siglo XIX y principios del XX. A partir de la legislatura específica elaborada para los miembros de la Iglesia Católica y especificado el fenómeno de las migraciones puede asumirse que la Santa Sede advirtió de las consecuencias del proceso migratorio de los curas seculares asumiendo el fenómeno, mas no favoreciéndolo. De todos modos, el Código que rigió en el proceso migratorio para el período que estamos trabajando definía la naturaleza de la incardinación como “su vinculación jurídica a alguna diócesis o instituto religioso, de donde resulta para él [clérigo] un lazo de unión especial y permanente con esta diócesis (o instituto) y una dependencia particular al Ordinario del lugar o al superior religioso”66. Sosteniendo aquellas estructuras de vigilancia y control en donde un clérigo para lograr la incardinación a una diócesis distinta a la suya

debía

de

seguir estrictamente

los pasos mencionados con

la

característica de que: “el clérigo que pasa a otra diócesis con licencia de su Ordinario, continua incardinado a su diócesis, y puede ser llamado a ella con justa causa, guardando, empero, la equidad natural. Por otra parte, el Ordinario que recibe en su diócesis a un clérigo extraño, puede negarle el permiso para prolongar su permanencia en su territorio propio, si no le ha conferido un beneficio (c. 114) si se lo hubiese conferido, no podría despedirle, sin antes haberle privado canónicamente del mismo”67.

Por lo que a diferencia de las personas que migraban a „hacer la América‟ y podían romper tantos lazos como así lo quieran con su lugar de origen, el cura secular siempre estaba subordinado a las decisiones de su diócesis de origen y a las disposiciones de la diócesis de recepción, encontrándose siempre en una situación incierta68. Otra de las razones por las cuales era necesario que el cura se rigiera por estas disposiciones tan exactas era con el fin de evitar lo que se conocía en el 66

Ibíd. p. 206. Ídem. 68 No hemos recabado el siguiente ejemplo para nuestro estudio pues no era pertinente al centro del trabajo, sin embargo, hemos visto en las carpetas ministeriales ejemplos de curas los cuales pasaron prácticamente toda su estadía en el Uruguay bajo licencia de renovación y en algunos casos recién después de treinta años se les otorgaba confirmación de estadía perpetua. 67

37

derecho canónico como clérigos vagos o acéfalos. Por lo que la figura del proceso de excardinación e incardinación tenía por fin evitar que los clérigos no tuviesen a un legítimo superior eclesiástico. “Dos perspectivas constituyen presupuesto básico de este examen: es preciso no olvidar, por un lado, “que de la evolución de conjunto del sentimiento religioso y de las prácticas depende el pensamiento de los dirigentes de la Iglesia y que este pensamiento evoluciona como un sistema autónomo”, por el otro, que dichas realidades no pueden ser estudiadas convenientemente por quienes no consideran los procesos eclesiales como integrados a la evolución del cuerpo social.” 69

69

TURCATTI, Dante. (Comp). Las Migraciones Minoritarias en Uruguay… Op. Cit. p. 163

38

Tercera Parte 3. La inmigración del clero secular español en el Uruguay (1870-1940): Contextualización sobre el „estado de la cuestión‟ en la Iglesia Nacional. Introducción La migración sufrió un incremento masivo en la región a partir de fines del siglo XIX, sobre este hecho hemos distinguido al flujo migratorio en dos formas: aquel que puede ser entendido como migraciones generales; y el que puede entenderse como migraciones particulares o específicas. Dentro del segundo grupo es que se encuentran las migraciones del clero secular español para el periodo señalado y pertenecen al primero todos los individuos llegados al Uruguay para los años correspondientes. Las palabras de Leitón nos han parecido apropiadas para referir al modo en el cual se conceptualizaron los inmigrantes del primer grupo: “Expulsada de una sociedad plagada de luchas internas, superpoblada y empobrecida, esta marea humana arriba al país provocando inquietud en las clases dirigentes. No era el inmigrante deseado: el agricultor, el chacrero, la mano de obra calificada, sino el excedente social: los jornaleros desempleados, los desvalidos, los artesanos independientes, los soldados licenciados, los desertores, los ciegos, los músicos ambulantes, los limpiabotas, los mendigos. Se los calificará de arribantes, piratas, rufianes, gringos, mercachifles; e irán a conformar los cinturones urbanos o a agruparse en conventillos y chiribitiles. La sociedad montevideana los mira con recelo. La reacción de la burguesía será indisimulada.”70

Estas referencias se corresponden con los dichos en el informe del Delegado Apostólico Angelo di Pietro, enviado de la Santa Sede, quién evalúa a los inmigrantes como “gente perdida en su mayor parte, exceptuando las familias de los agricultores que emigran de Europa solamente por la

70

LEITÓN FRACCAROLI, Gonzalo. La inmigración del clero secular mediterráneo en el Uruguay (18701940). Cuestiones de metodología y fuentes. Inédito, Montevideo, 2011. URL:http://www.fhuce.edu.uy/jornada/2011/Ponencias%20Jornadas%202011/GT%2027/Ponencia%20GT%2027%20Leit %C3%B3n.pdf [Disponible al 7/06/2014]

39

necesidad y para preocuparse con la fatiga, los medios de supervivencia. Llevan todos los vicios de sus países y pierden alguna virtud, si la tenían.” 71 Sobre el segundo grupo, el equipo ha decidido comprenderlo como un conjunto de individuos que dejaron sus tierras, ansiosos de mejorar su situación o escapando de las míseras condiciones de vida en las cuales se encontraban siguiendo de algún modo el flujo de cadenas migratorias. Con la excepcional diferencia de que se hallaban enmarcados en un estrato jurídico que los hace dignos de ser estudiados –en el marco de las migraciones- como un sector separado del resto de los inmigrantes. Por tanto es un grupo humano que debe de ser objeto de estudio de la Historia Eclesiástica, la Historia Social y la Historia Nacional volviéndolo un centro de estudio que es punto de conexión entre los tres tipos discursivos. La intención de este capítulo es elaborar una contextualización de la Iglesia uruguaya teniendo presente las consideraciones anteriores. Las mismas serán explicadas en su correspondiente momento, mas hemos entendido que debemos comenzar por aquí para dar una base de la situación y un estado de la cuestión sobre el marco en el cual se irían a desenvolver ambos grupos migratorios, siendo siempre el foco de mayor interés el que engloba a los curas seculares provenientes de España entre 1870 y 1940. No hay que olvidar tampoco que en poco más de un siglo la Iglesia Uruguaya sufrió cambios significativos. Intentaremos acercarnos a un conjunto de ideas sobre la situación de la Iglesia Oriental en función a dos tipos documentales específicos. Por un lado el informe del Delegado Apostólico Mons. Angelo di Pietro y por el otro el informe escrito por el Padre Dabin al Mons. Cardenal Pacelli.

71

De Mons. Angelo di Pietro, Delegado Apostólico en Río de Janeiro, ante los países de América Meridional, al Cardenal Secretario de Estado de la Santa Sede, Archivo Segreto Vaticano, Citta del Vaticano, Nuziatura Apostolica, Brasil, fasc. 301, 8 de mayo de 1881, fs. 67-71. Borrador manuscrito

40

3.1. El Uruguay y La Iglesia Nacional Ya hemos hecho referencia a lo complejo de la situación española en cuanto a su economía y sus estructuras sociales y el resultado fue una situación sumamente confusa que atravesó a toda la población afectando negativamente a los estratos más débiles. Entre estos se encontraba el clero secular, el cual compartió gran similitud con la realidad de sus coterráneos. Víctimas de una doble vulneración, la misma que el resto de los sectores más desposeídos de la sociedad española y una situación preocupante al interior de

la

Iglesia

española.

Una

economía

en

derrumbe

con

escaza

industrialización fueron las causales básicas del proceso migratorio general. Los puertos americanos fueron grandes receptores de esta masa desposeída, que si bien no era la que más se fomentaba por estas latitudes fue la que llegó e hizo que para fines del siglo XIX Montevideo fuera una ciudad habitada por inmigrantes, con un porcentaje prácticamente del 50 por cien de la población capitalina había nacido en el viejo mundo. Aunque a pesar de esto, hay que aclarar que recién para 1893 se comenzó a establecer un control más estricto frente al movimiento de pasajeros en los diferentes puertos del país72. “Estamos ante un Montevideo que sólo puede absorber una ínfima parte de esta mano de obra y un medio rural en decadencia por la crisis definitiva del mercado del tasajo, debido a la abolición de la esclavitud en el Brasil. Los planes públicos de colonización no dan resultado. Los planes privados son fraudulentos en casi todos los casos. La suerte del inmigrante quedaba a la deriva” 73.

No fue diferente el destino del clero migrante. “Una masa de pueblo de todas las naciones, de todas las banderas, de todas las religiones, protestantes,

cismáticos,

hebreos,

católicos,

ateos,

materialistas

y

delincuentes huidos de la justicia de los tribunales europeos.” 74 Esta forma de concebir la migración clerical es importante para lograr comprender entre muchos de los aspectos que sugiere, dos que nos parecen imprescindibles. El primero es ver a las migraciones clericales en el marco de 72

ZUBILLAGA, Carlos. La utopía cosmopolita: tres perspectivas históricas de la inmigración masiva en Uruguay. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Montevideo, 1988. p. 33. 73 LEITÓN FRACCAROLI, Gonzalo. La inmigración del clero secular mediterráneo… Op. Cit. 74 De Mons. Angelo di Pietro, Delegado Apostólico en Río de Janeiro, ante los países de América Meridional, al Cardenal Secretario de Estado de la Santa Sede, Archivo Segreto Vaticano, Citta del Vaticano, Nuziatura Apostolica, Brasil, fasc. 301, 8 de mayo de 1881, fs. 67-71. Borrador manuscrito

41

las migraciones masivas y las fracciones que llegaron al territorio uruguayo. El segundo es conceptualizar a este tipo de inmigrante en un –al decir de Zubillaga- conjunto de “espacios geográficos y culturales disimiles hacia una sociedad en construcción, que caracterizo la historia uruguaya a partid de la segunda mitad del XIX” 75. Creemos que este trabajo tiene también por objetivo dar voz a un contingente humano que fue sumamente significativo en el proceso de construcción del país, al cual la historiografía nacional ha dejado de lado salvando trabajos concretos por considerarlo un fenómeno ajeno a la Historia Social y valorarlo como un fenómeno puramente al interior de la Iglesia Católica. Este equipo decidió no tomar esa posición como ya se ha mencionado en más de una ocasión y entiende que el estudio de las migraciones clericales en el Uruguay responde directamente a contribuir desde una perspectiva distinta al conjunto de la Historia Nacional. Montevideo fue erguido vicariato apostólico recién en 1830 prácticamente junto a la independencia del país, en 1878 se convierte en diócesis, en 1897 se creó el Arzobispado de Montevideo y en 1918 el Estado se separa oficialmente de la Iglesia abriéndose un nuevo capítulo en las relaciones entre la población y la religiosidad. Por lo que el período que hemos elegido para trabajar es un tiempo de cambios radicales en las relaciones de la Iglesia con el Uruguay como Estado. El Uruguay tuvo que enfrentar tempranamente el desafío de la secularización, y consideramos que no es un hecho posible de desmerecer en el marco de las migraciones del clero a nuestro país. Además: En el período que media entre la erección del Vicariato Apostólico (1832) y la Constitución de 1918 (que consagró la separación absoluta entre la Iglesia y el Estado), las autoridades eclesiásticas debieron enfrentar un doble desafío que

75

ZUBILLAGA, Carlos. La utopía cosmopolita: tres perspectivas… Op. Cit. p. 58.

42

implicó laborar en aras de su organización institucional y resistir los embates del proceso secularizador.”76

A esto se le sumo el conflicto que generó la introducción de un conjunto de ideas que cambiarían la relación entre la Iglesia y las elites intelectuales de un modo drástico. Las ideas positivistas y en particular las derivadas del Darwinismo que comenzaron a hacerse sentir a partir de la segunda mitad del siglo XIX, aglomeraron a las elites intelectuales y las enfrentaron a las ideas promulgadas por la Iglesia Católica77. “Racionalismo y Positivismo, cada uno en su hora y en sus armas, desafiaron a la Iglesia en una lucha de ideas” 78 “[En una tierra donde] el clero constituía, en los primeros años del siglo XIX, prácticamente el único sector con cierta formación intelectual en la región. Los curas eran los que estaban al tanto de las novedades que en materia ideológica estaban en ebullición en Europa y en Estados Unidos. Eran de los pocos que conocían las obras clásicas de la Ilustración y se encontraban influenciados de ese pensamiento” 79.

De aquí que se revelan nombres como los de Lamas, Pbro. Pérez Castellano y Dámaso Antonio Larrañaga. “La revolución oriental encontró en los hombres de Iglesia a patriotas dispuestos a comprometerse con los intereses de la nación.”80 Por tanto desde la constitución misma del Estado la Iglesia estuvo presente –por intermedio del clero- en la conformación política e ideológica del país hasta que comenzó el proceso de secularización. Cuando Vera asumió el cargo de primer Obispo, una de sus preocupaciones fundamentales fue la que se entendió como „el problema del clero nacional‟, sobre la cual trabajo arduamente en búsqueda de Seminarios que ofreciesen formaciones episcopales. Pues “El Uruguay de la segunda mitad del siglo XIX

76

SANSÓN CORBO, Tomás. “La historia de la Iglesia en Uruguay. Balance historiográfico y estado de la cuestión”. en: Anuario de historia „Res Gesta‟. Pontificia Universidad Católica Argentina, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales del Rosario, Instituto de Historia, Enero-Diciembre 2011, N° 49. p. 75 77 Ver por más info: ARDAO, Arturo. Espiritualismo y Positivismo en el Uruguay. Universidad de la República, Departamento de Publicaciones, Montevideo, 1968. pp. 80- 300 78 Ibíd. p. 164. 79 BOTTACIN, Francesco (Dir.). “Historia de la Iglesia en Uruguay (4)”. en: UMBRALES. Revista de actualidad religiosa latinoamericana. N° 211, Agosto-Setiembre 2010, p. 10. 80 Ídem.

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todavía era un Uruguay que estaba por hacerse.” 81. El Uruguay de Vera, era un país con escasa población, dificultades económicas (las cuales se vieron acrecentadas a partir de la crisis de 1860), grandes problemas de comunicación interna recién comenzados a superar a partir del periodo conocido como modernización del Estado. Un país con una gran inestabilidad política que todavía no prevalecía a la división que se daba entre el medio rural, al decir de Barrán, un Uruguay „pastoril y caudillesco‟ y el medio urbano con una “elite cultural que va teniendo enorme importancia en el desarrollo ideológico y filosófico (…) Un Uruguay todavía débil, mediatizado por potencias vecinas y sin encontrar las fórmulas de convivencia que permitiesen evitar las revoluciones como formas de alcanzar el poder” 82. A grandes rasgos este era el medio en el cual se desarrollaría la Iglesia Uruguaya en tiempos de las migraciones clericales que estamos estudiando. El 4 de octubre de 1859, Vera fue nombrado Vicario Apostólico de Uruguay y asumió el 14 de diciembre. Procuró la renovación del clero y, para ello, en enero de 1860, convocó a los primeros Ejercicios Espirituales de los sacerdotes. Enseguida comenzó un viaje misional por parte de la campaña que duró desde el 25 de abril de 1860 hasta enero de 1861, no siendo este viaje el único que realizo, sino más bien fueron 3 o 4 si se tiene en cuenta que uno lo tuvo que suspender a medio camino por cuestiones de salud y retomar posteriormente83. El 16 de diciembre de 1878 bendijo la primera piedra del Seminario Conciliar de Montevideo, encomendado a la Compañía de Jesús, que recibió sus primeros alumnos en 1880. En este marco se envolvió el „problema del clero nacional‟: “…que planteaba a su vez varios aspectos a atender, como la provisión de vacantes en muchas parroquias del país. Se optó por la práctica de nombrar Curas Vicarios en lugar de Curas Párrocos, ya que de este modo no se daba intervención al Gobierno que reivindicaba para sí el Patronato, y se preveía además situaciones que exigieran la remoción de los Vicarios de sus puestos, sea para destinarlos a otros lugares, sea porque siendo la mayoría extranjeros a 81

ARTEAGA, Juan. Jacinto Vera y su Tiempo. En: AA.VV. Monseñor Jacinto Vera, el reorganizador de la Iglesia uruguaya. Club Católico de Montevideo, Editorial Barreiro y Ramos, Montevideo. 1981. p. 41 82 Ídem. 83 GUADIANO, Pedro. Jacinto Vera y Mariano Soler: Dos constructores de la Iglesia uruguaya. Inédito. Jornadas: A 200 años del nacimiento de Mons. Jacinto Vera 1813-2013, 30 de octubre de 2013, Instituto de Historia, Facultad de ciencias humanas, Universidad Católica del Uruguay.

44

menudo residían por poco tiempo en el nuevo Estado, sea por problemas de disciplina, etc...” 84

A pesar de los intentos mencionados surgió en el Uruguay el problema de la falta de vocación sacerdotal y los esfuerzos no dieron los resultados esperados85. Sobre esto es donde nos interesa analizar los aportes del Delegado Apostólico Mons. Angelo di Pietro y del Padre Dabin, exponiéndolos por un lado como visión sobre el estado de la cuestión en la región y por otro, comparando lo dicho por estos con las referencias sobre el clero que esbozaban los obispos españoles en sus recomendaciones sobre el mismo. 3. 2. La iglesia Uruguaya. “…Circunstancias adversas no permitieron que al institucionalizarse la república en 1830, se estructurara también canónicamente la Iglesia local, para poder acompañar el ritmo del país, prestando la indispensable atención pastoral a la población nativa y a la multitud de los inmigrantes. Por falta de un adecuado cultivo, la fe de muchos se fue debilitando a tal punto que, al llegar luego la avalancha de las ideas liberales y racionalistas traídas de afuera, abandonaron la Iglesia…”86.

Esta Iglesia, que parecía que estaba en una situación de crisis desde 1830, en 1878 (un año después de la aprobación y la reforma escolar) erguía el obispado de Montevideo, designando como su primer obispo a Mons. Jacinto Vera. Son varias las referencias bibliográficas que muestran a Vera como un hombre que entendía que algunos de los males de su pueblo estaban basados en la falta de una cultura religiosa. Entendía que la misma era necesaria pues le daba sentido a la vida de las personas y de la sociedad, y sería por falta de esta cultura religiosa que un pueblo se vería incapaz de protegerse a sí mismo contra

las

„erróneas

doctrinas

foráneas‟

[Positivismo,

Racionalismo,

Darwinismo, etc.] que se habrían enseñoreado en los centros de la cultura y el poder87. Vera baso su obispado en la promulgación de la fe, recorriendo el territorio nacional e incentivando la formación religiosa: por este motivo 84

BOTTACIN, Francesco (Dir.). “Historia de la Iglesia en Uruguay (4)”… Op. Cit. p. 14. Ídem. 86 PARTELI, Carlos. Homilía pronunciada en la misa del centenario de la muerte de Mons. Jacinto Vera, el 6 de mayo de 1981. En: AA.VV. Monseñor Jacinto Vera... Op. Cit. p. 8 87 Ídem. 85

45

designó la formación de un Seminario el cual encargó a los jesuitas. Según Mons. Mariano Soler, “Mons. Vera salvó a la Iglesia Oriental y levantó su espíritu profundamente menoscabando en el clero y en el pueblo” 88. “El objetivo de Vera fue reconstruir la Iglesia uruguaya, organizándola y volverla a convertir en un elemento de aportes dinámicos a la conformación de éste que era un país nuevo”

89

. Con un catolicismo en decadencia, que

luchaba por sostenerse en el centro de las relaciones sociales de una sociedad pluralista y con un Estado en pleno proceso de secularización, la iglesia que dejaba de intervenir en la sociedad a través de estructuras institucionales como la regulación de los matrimonios y los cementerios. Apuntaba para sostenerse y mantener su influencia, adentrarse a la población por medio de la creencia. Vera fue el obispo al cual “le correspondió ser timonel de la barca en la época en que se produce la verdadera revolución que es la ideológica”90, la cual generaría una ruptura dada a partir de las nuevas corrientes ideológicas que se profundiza en la década del 70 con la llegada de la reforma escolar y los aluviones migratorios. Estos conflictos ideológicos quedan bien ilustrados en las lecturas del documento del Padre Dabin enviado a Mons. Cardenal Pacelli, Secretario de Estado de la Santa Sede. En el mismo pueden rescatarse las siguientes observaciones: “Los obispos están gravemente preocupados por la cuestión de la falta de sacerdotes. Las diócesis que no tienen más de 15 o 20 sacerdotes, y menos todavía, no son raras […] Las escuelas apostólicas y los pequeños seminarios presentan un fuerte porcentaje de deserción, lo que quita y disminuye el calor social y religioso, bastante mediocre [es por ello que] sería necesario dirigir numerosos sacerdotes hacia América del Sur donde las posibilidades para el resurgimiento católico son incalculables [aunque] es necesario el número pero también la calidad [ya que] las universidades oficiales en América del Sur profesan el materialismo y el positivismo. Descristianizan profundamente la sociedad. Sería necesario que los sacerdotes pudieran imponer por su

88

Ibíd. p. 13 ARTEAGA, Juan. Jacinto Vera y su tiempo… Op. Cit. p. 40 90 Ibíd. p. 50 89

46

competencia y su cultura, para luchar contra la perniciosa acción de los profesores de las universidades del Estado” 91.

Este documento continúa redactando lo que comprende como el problema ideológico en América del Sur, éste radica según Dabin en el comunismo el cual está completamente inmerso en las masas trabajadoras, problema cuya resolución se encuentra en la aplicación de encíclicas sociales, las cuales muchas veces son ignoradas por los católicos influyentes, “[por lo que debiesen] ser explicadas por el magisterio episcopal y en la enseñanza religiosa en los colegios. La Acción Católica traicionaría su misión, si no trajese paz social. […] Desde el punto de vista de los Cardenales y Obispos con los cuales yo me entreviste [explica referido al conflicto ideológico], la casi totalidad de la masa obrera es comunista. Sin embargo los obreros sudamericanos no adhieren de tal forma al comunismo a causa del ateísmo de sus jefes, sino más bien porque los comunistas y los socialistas parecen ser a sus ojos los únicos medios de obtener una suerte humana, para ellos, sus mujeres y sus niños, mientras que ven en el catolicismo (clero, patrones, prensa) un enemigo de sus más justas reivindicaciones. [Sin embargo] Lo que hay de dramático en estas situación de América del Sur, es que en su mayoría las masas obreras conservan todavía una necesidad instintiva de fe y de religión, y que a pesar de todo esto, sostienen la bandera revolucionaria, para tener pan y condiciones de existencia que no sean más las de las bestias” 92.

Lo dicho por el Padre Dabin puede entenderse aquí como el resultado de una conjunción entre el proceso de secularización del Estado y la falta de clérigos que sacíen las „necesidades religiosas de las masas obreras‟. Esta realidad, conjunto con la difusión del racionalismo que imperaba cada vez más en los ámbitos universitarios, políticos y periodísticos, hicieron de la región un lugar de preocupación para la Santa Sede y la necesidad de una migración clerical. Por lo que, el proceso migratorio del clero secular era en gran medida para las diócesis americanas una necesidad que no podía esperar. Así también la formación de un clero nacional frente al bajo nivel que poseían aquellos enviados por los obispos españoles. Es interesante en este aspecto

91

DEL: Padre Dabin, S. J. enviado del Mons. Cardenal Pacelli, Secretario de Estado de la Santa Sede. Archivo Segreto Vaticano, Lovaina, 14 de diciembre de 1936. 92 Ídem.

47

comparar las referencias del Delegado Apostólico di Prieto con los documentos que hemos recabado en el ACEM. 3. 3. “Estado de la Cuestión” en función a los informes de Mons. Angelo di Pietro Si se comprenden en su conjunto los hechos que hemos mencionado referido a la difusión del racionalismo en los ambientes universitario, político, y de elite, la preocupación del Delegado di Pietro referido a los inmigrantes que al abandonar sus tierras dejaban también de profesar la fe y el proceso de migraciones clericales, podemos acercarnos a ver esto como un fenómeno en donde la Iglesia pretendió responder al hecho de la secularización política y ciudadana empapándose de la realidad local. “La vitalidad que demostró luego la comunidad cristiana uruguaya, el nivel de organización alcanzado en pocos años, la capacidad de respuesta a problemas como la enseñanza, la cuestión social, la participación política organizada del laicado, etc., demuestran cuan necesaria era la presencia de un obispo, capaz de aglutinar esfuerzos, impulsar iniciativas y ser el centro indiscutido de la unidad de la Iglesia particular. Los efectos de la acción del obispo Vera no dejan de alarmar a los anticlericales, que llegan a designar este viento renovador con el término de „avalancha católica‟” 93.

Hemos llegado a intuir, que una de estas „medidas alarmantes‟ refiere a la Carta Pastoral de la Cuaresma de 1879 que emite Vera a todos los fieles de la Iglesia Oriental luego de haber sido designado como obispo de Montevideo, en la cual se dirige a sus diocesanos y al pueblo uruguayo en oportunidad de la Cuaresma, en la reciente erección del obispado montevideano y en circunstancias en que la Iglesia Matriz pasó a ser catedral. La Iglesia Nacional consideró estos eventos como un gran acontecimiento para la historia del país, será visto al interior de la misma como una necesidad requerida que traerá adelanto social y progreso moral a la Nación. Ideas basadas en una construcción institucional que entendía a la religión católica como la que llevaba civilización a los pueblos, inducía al auténtico progreso y a la prosperidad, pues es -para esta postura- la Iglesia Católica quien porta virtud a los pueblos y los Estados necesitan de la misma si quieren conducirse 93

BOTTACIN, Francesco (Dir.). “Historia de la Iglesia en Uruguay (4)”… Op. Cit. p. 15.

48

por los senderos de la civilización autentica. Es por ello que el primero obispo nacional impulsa tan entusiasta idea de la construcción de un clero culto que pueda contemplar las necesidades espirituales del país. Dice Vera en dicha Carta Pastoral: “así como no hay civilización sin moralidad y virtud, tampoco hay virtud sin religiosidad” 94. Según esta Pastoral, las incredulidades no civilizan naciones y éstas serían las ideas antirreligiosas que proliferaron en la época. Atacando fervientemente a una libertad de prensa que según esta postura estaría mal entendida, pues la publicación de „estos malos libros‟ destrozaba la fe, los pueblos, la sociedad, la familia y la juventud95. Según el Obispo Vera, el Estado y la Religión, deberían caminar juntos para lograr la civilización de la Nación. La Carta Pastoral de la Cuaresma de 1879 es un documento extensamente rico que sirve para dar un interesante diagnóstico sobre la sociedad uruguaya de la época y el momento de conflicto ideológico entre las nuevas filosofías imperantes en las elites intelectuales y la Iglesia de entonces. Por lo que nos hemos visto obligado a mencionarlo. Quizás se ha sido demasiado extenso en esto pero es a partir de lo cual logramos observar la visión que de sí misma tenía la Iglesia nacional, asumiendo al pueblo uruguayo como católico [“sobre todo católico”

96

], sin

discusión a pesar del reciente fenómeno migratorio y de la pluralidad que se estaba haciendo notar. “Pues á mas de ser una honra [habla de la erección del obispado] para la Nación, era una necesidad requerida para la definitiva organización canónica de la Religión de Estado que en su inmensa mayoría tienen la dicha y la gloria de profesar los habitantes de esta ilustre República.” 97. Visión que pareciese coincidir con la expresada en el informe del Delegado Apostólico di Pietro en el cual se expresa: 94

VERA, Jacinto. Carta Pastoral de la Cuaresma de 1879. Citado en: VILLEGAS, Juan. Introducción a Carta pastoral de Monseñor Jacinto Vera. Instituto de Filosofía, Ciencias y Letras, Departamento de investigación y Estudios superiores de Historia Americana, (DIESHA), Montevideo, 1981. p. 15. Contenido en: RELA, Walter. Iglesia Católica en el Uruguay 1830 – 1930. Cronología Histórica anotada y documentario. Editorial Aquileo, Montevideo, 2005. p. 279 [Formato CD-ROM, Biblioteca Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación] 95 “no podemos menos que lamentar esas espantosa anarquía que existe en las ideas y conciencias, y la inmoralidad creciente á merced de la propaganda anticatólica”. En: Ídem. 96 Ídem. 97 Ibíd. p. 277

49

“El clero indígena no es numeroso, y su conducta en general es mediocre. Pero 7 u 8 eclesiásticos verdaderamente celosos e instruidos en Montevideo han estado hasta ahora y podrán ser de gran ayuda al obispo. Son muy beneméritas las hermanas italianas de N. Sra. del Huerto, que en número no pequeño asisten a los enfermos en (anexo) hospital. Dirigen asilos, y dan enseñanza. Al pueblo de la campaña no falta espíritu religioso y también en Montevideo se conservan en ciertas clases de la sociedad. La ruina de las Religiones y la multitud de los extranjeros de todas las naciones constituyen una estampa infernal. El diario católico „El Bien Público‟, fundado hace tres años a esta parte, combate con valores a la prensa adversa pero está sólo. /Testado: Ahora el gobierno parece que tiene el propósito de restringir un tanto, por fines solamente políticos el ejercicio de la libertad de prensa/”

98

Tal vez se hayan considerado estas ideas debido a que la gran mayoría de los inmigrantes provenían de regiones evangelizadas en la fe cristiana. Fueron una pequeña minoría aquellos que vinieron de regiones no cristianas. La Carta Pastoral emitida por Mons. Vera, seguía la línea de lo que Barrán en su Historia de la Sensibilidad subrayara tan claramente, “la religión servía no sólo para evitar „las pasiones antisociales‟ (el anarquismo y el socialismo), también era útil para doblegar las „pasiones‟ personales.” 99 Por tanto este documento, no solo responde a una postura de la Iglesia como institución individual, sino que fue aceptada desde una parte de la cultura elitista de ese Montevideo que se encontraba en vías de lograr eliminar la „barbarie‟ que azotaba al país, y pretendía civilizar la campaña. La civilización por tanto implicaba una cultura determinada, que en el Uruguay del XIX se presentaba como la perteneciente a la clase alta tanto urbana como rural y de moral cristiana. “La Iglesia Católica, asediada por el anticlericalismo finisecular, se postuló ante la sociedad toda y sobre todo ante las clases altas, como „freno‟ de los „vicios‟ y la „Revolución‟ social. Es más, acusó a los liberales de equivocados pues por atacarla estaban minando las bases de un orden establecido que, al fin y al cabo,

98

De Mons. Angelo di Pietro, Delegado Apostólico en Río de Janeiro, ante los países de América Meridional, al Cardenal Secretario de Estado de la Santa Sede, Archivo Segreto Vaticano, Citta del Vaticano, Nuziatura Apostolica, Brasil, fasc. 301, 8 de mayo de 1881, fs. 67-71. Borrador manuscrito 99 BARRÁN, José Pedro. Historia de la Sensibilidad en el Uruguay. La cultura „bárbara‟ – El disciplinamiento. Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo, 2009. p. 280

50

era el de todos. […] se postuló como el más firme sostén del orden establecido en sus dos planos, el social y el de las conductas individuales.” 100.

Es importante atender que estas convulsiones que se dieron a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX están estrechamente emparentadas con el modo en el cual se fue paulatinamente desarrollando esta región, bien dice Barrán: “La impronta de la civilización católica fue probablemente menos densa en la Banda Oriental que en otras regiones de América colonial. La tardía colonización española de la Banda Oriental en el siglo XVIII, y la temprana expulsión de los jesuitas en 1767, se combinaron para debilitar los cimientos de la sociedad colonial [de los cuales uno de ellos, y quizás uno de los más fundamentales era la religión]. Los embates y sacudidas de la Revolución, la guerra y desde 1806-07 el contacto acelerado con el mundo no hispano [en conjunto con el gran proceso migratorio que se vivirá en la región a partir de 1870] hicieron el resto.”

101

Siguiéndose el análisis de Ardao, podemos terminar por considerar que el conflicto que surge en el periodo señalado bajo el mandato de Mons. Viera estaría basado en el propio desarrollo de la Iglesia uruguaya, la cual en vista de la tardía colonización de la región no compartió las características propias de la Iglesia colonial impidiéndole a la institución penetrar en lo más profundo de la conciencia colectiva. Lo cual en vistas de los procesos revolucionarios sucedidos en la segunda mitad del decimonónico siglo y las ideas despegadas de estas coyunturas tuvieron eco en el Uruguay debido a que: “ni durante la Colonia, ni durante la Revolución, ni en los primeros tiempos de la Republica, hízose sentir realmente entre nosotros la corriente ultramotora del catolicismo. Apareció recién a mediados del siglo XIX, al influjo de la Compañía de Jesús restaurada para tomar la dirección oficial de la Iglesia, con el advenimiento de Jacinto Vera al Vicariato Apostólico, desde 1859”102

Esta falta de institucionalización del catolicismo hizo que estas luchas ideológicas culminaran en 1917 con la separación del Estado y la Iglesia,

100

Ibíd. p. 282 BARRÁN, José Pedro. La espiritualización de la riqueza. Ediciones de la Banda Oriental. Montevideo. 1998. p. 233 102 ARDAO, Arturo. Racionalismo y Liberalismo en el Uruguay. Universidad de la República, Montevideo, 1962. p. 105. 101

51

cuando en el artículo 5to de la Constitución establecida en aquel tiempo se dice: “El estado no sostiene religión alguna”. La preocupación por la secularización de la población y del Estado, y todo lo dicho hasta ahora, dejaba entrever la intención de la Iglesia particular de lograr párrocos avocados al sostener el proceso evangelizador. “Las relaciones del Representante ante Pontificio con el Gobierno se mantienen buenas y amigables. Uno de los buenos efectos de la erección del obispado se ha visto inmediatamente en la fundación del Seminario, que fue abierto el año pasado en una parte del gran edificio que se está fabricando a expensas de la Curia episcopal y de benefactores particulares. Se nutre de esperanza que este establecimiento, con la buena dirección de los Padres Jesuitas, será prospera”103.

Sin embargo, en una región donde el racionalismo venia en auge dentro de las elites intelectuales, y que además era el último territorio en colonizarse y evangelizarse, podríamos pensar que a diferencia de lo expresado en los citados documentos, Uruguay se erguía como una región de poca tradición católica (“la población del campo carecía de hábitos de práctica sacramental, exceptuando el bautismo.”104) con un clero autóctono casi inexistente y uno que llegaba en preocupante situación cultural, en una región que vivía un influjo migratorio que modificaría la religiosidad del modo vivido hasta entonces, teniendo quizás como uno de sus resultados más impactantes la secularización del Estado. “En esto radica la “originalidad” uruguaya: mientras en los otros países latinoamericanos las élites intelectuales, identificadas con las clases dirigentes locales, terminaron de espaldas al pueblo, que permaneció religioso, en nuestro país el “pueblo nuevo” por la fusión de inmigrantes y orientales, se sintió expresado por los liberales, y éstos encontraron en aquél la base social para sus ideas y su programa. Y la Iglesia, que reivindicaba el derecho de protagonizar las

103

De Mons. Angelo di Pietro, Delegado Apostólico en Río de Janeiro, ante los países de América Meridional, al Cardenal Secretario de Estado de la Santa Sede, Archivo Segreto Vaticano, Citta del Vaticano, Nuziatura Apostolica, Brasil, fasc. 301, 8 de mayo de 1881, fs. 67-71. Borrador manuscrito 104 BOTTACIN, Francesco (Dir.). “Historia de la Iglesia en Uruguay (4)”… Op. Cit. p. 15.

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respuestas a aquellas preguntas acerca de la identidad del Uruguay, tuvo al final que defender simplemente su derecho a existir”105.

3. 4. La postura de Di Pietro sobre el clero extranjero. Si se observa el Informe del Delegado Apostólico, vemos como coincide en muchas ocasiones con la acción de Vera como obispo de Montevideo. Tanto el documento de Di Pietro como en la Carta Pastoral reconocen como un gran problema para la religión las doctrinas foráneas y a las publicaciones „sediciosas‟. Ya mencionamos elementos sobre la Carta Pastoral así que veamos como expresaba el Delegado este problema de la Religión en América: “El mayor enemigo de la Religión y de la Iglesia en estas Republicas, es, como en Europa, el moderno liberalismo aliado a las sectas secretas condenadas por la Santa Sede […] propagan las mismas ideas, se divulgan las mismas calumnias contra la Iglesia, se tiene al mismo fin, por los mismo medios.” 106

Este enemigo de la religión tenía que encontrar, para la Iglesia, una forma de ser combatido. Según hemos podido observar, la solución era la conformación de un clero que pudiese estar a disposición para las necesidades de sus fieles americanos y emigrados europeos. El asunto es que el clero nacional era escaso y el emigrado dejaba mucho que desear sobre su nivel cultural y moral: “Los obispos en general no faltan de buena calidad y sobre todo de celo: pero son como capitanes con muchos soldados, maliciosos la mayor parte, poco diestros y menos disciplinados. El clero es insuficiente por número y faltante de sus deberes. […] De los sacerdotes seculares extranjeros no es de necesario hablar. Ellos pueden hacer más daño que ventajas espirituales. Salvo pocas excepciones, son ignorantes o interesados o inmorales, si no son todas esas cosas juntas” 107.

105

Ídem. De Mons. Angelo di Pietro, Delegado Apostólico en Río de Janeiro, ante los países de América Meridional, al Cardenal Secretario de Estado de la Santa Sede, Archivo Segreto Vaticano, Citta del Vaticano, Nuziatura Apostolica, Brasil, fasc. 301, 8 de mayo de 1881, fs. 67-71. Borrador manuscrito 107 De Mons. Angelo di Pietro, Delegado Apostólico en Río de Janeiro, ante los países de América Meridional, al Cardenal Secretario de Estado de la Santa Sede, Archivo Segreto Vaticano, Citta del Vaticano, Nuziatura Apostolica, Brasil, fasc. 301, 8 de mayo de 1881, fs. 67-71. Borrador manuscrito 106

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Para Di Pietro, las causas del problema de la religión en América estaban en una doble relación, por un lado el liberalismo que se asentaba cada vez más en la realidad americana y por otro la escasez de un clero que pudiese combatir estas secularizaciones constantes en la población. Por lo que la primer medida que debiese tomar la Iglesia era la de aumentar su clero en el continente americano, pero un clero que fuese virtuoso. “Un clero edificante, activo y también numeroso que alcance a las necesidades de cada diócesis podría en el curso de algunos años, con la buena disposición del pueblo, cambiar sustancialmente el estado de los asuntos religiosos” 108.

108

De Mons. Angelo di Pietro, Delegado Apostólico en Río de Janeiro, ante los países de América Meridional, al Cardenal Secretario de Estado de la Santa Sede, Archivo Segreto Vaticano, Citta del Vaticano, Nuziatura Apostolica, Brasil, fasc. 301, 8 de mayo de 1881, fs. 67-71. Borrador manuscrito

54

Cuarta Parte 4. Reflexiones finales sobre lo tratado. 4.1 Primeras consideraciones. Hemos intentado dar cuenta de cómo en realidad la migración del clero secular estaba enmarcada en un conjunto de fenómenos complejos. Por un lado, los sacerdotes debían de responder a la realidad de sus diócesis de origen y posteriormente a la diócesis hacia la cual debían trasladarse. En segundo término, no dejaban de estar envueltos en la realidad social que les tocaba vivir y de hecho, creemos poder afirmar que las causas migratorias que hacían a estos hombres trasladarse fueron en la mayoría de las ocasiones las mismas que sus coterráneos civiles. Cuando este equipo comenzó a trabajar en el asunto de las migraciones clericales, pensó que el proceso migratorio del clero secular –en palabras de Turcatti y Leitón- a primera vista había sido más sencillo que la del inmigrante común que venía “manos atrás” a hacer su América. Esto era debido a que el cura migraba en un contexto institucional determinado. El clero

incardinado

proveniente

de

España

estuvo

-en

primer

lugar-

representado por un número sumamente significativo para el Uruguay y para España, regiones como Galicia fueron literalmente vaciadas tanto de civiles como de funcionarios eclesiásticos. En el caso de los curas seculares que arribaban a estas tierras la complejidad de la inserción fue continua, debido a que los mismos estaban destinados a zonas sumamente alejadas de Montevideo. Con títulos de Teniente Cura o Cura Vicario lo que dificultaba sumamente su relación con las Iglesias particulares y las poblaciones locales debido a que en las zonas a las cuales eran destinados generalmente la población era criolla la cual expresaba un amplio desprecio por los curas extranjeros. Esto se hizo más agravante en el caso de los curas italianos, aunque no por ello para los españoles fue más sencillo, aunque la cuestión idiomática les jugaba a favor. Frente a esto la Santa Sede tomo sus respectivas posturas, intentando conciliar la labor pastoral del cura migrante con comunidades de su mismo origen, sin embargo esta intencionalidad de hacer más ameno el proceso de inserción tuvo escaso alcance. 55

Quizás esto haya tenido que ver con el relativo rechazo que sintieron las autoridades eclesiásticas de las regiones que este clero secular tenia por destino, fundamentalmente porque se sentían despreciados por las diócesis y obispos es pañoles los cuales, mandaban con falsas recomendaciones al clero que consideraban sobrante en sus diócesis particulares. Haciendo que la relación entre el clero y las autoridades locales en ocasiones fuera bastante tensa y poco amena, la cual tenía por solución generalmente destinar a dicho clero a regiones marginales de la Iglesia local, como han de ser para el caso uruguayo las territorios de Maldonado, Rocha, Tacuarembó, Treinta y Tres y Cerro Largo, así como Artigas, Rivera, Salto o Paysandú. Dentro de estas regiones generalmente eran destinados a zonas rurales y alejados,

por

las

hostilidades

del

paisaje,

de

los

centros

urbanos

fundamentales del interior. “En otros casos eran trasladados sistemáticamente de un lugar a otro, hasta dos o tres veces al año, siendo utilizados para llenar espacios vacantes mientras se encontraba a alguien para ocupar el puesto. [Demostrando que la postura frente al clero extranjero era de] un relego importante con relación al clero nacional. En muchos casos los sacerdotes extranjeros eran enviados a zonas apartadas, zonas a las que nadie deseaba concurrir.” 109

Esto puede relacionarse al hecho de que las autoridades locales tuviesen ese conflicto con los obispos españoles quienes, frente a la realidad americana de escasez de clero parecían entender que era para ellos la forma de vaciar sus diócesis de aquellos clérigos de mala formación y costumbres. En general los seminarios españoles no cumplían las expectativas de formación eclesiástica, y se caracterizaban por ser bastante deficientes. En este sentido, es que las autoridades locales jamás enviarían a sus buenos párrocos a zonas tan agrestes como las que hemos mencionado, y por ello quedaban destinadas las mismas para estos curas de baja formación y en algunos casos -como atestigua la documentación- conflictos con la ley, viciosos e inmorales para la perspectiva católica. Esta realidad era ya sabida por los sacerdotes que solicitaban ser acogidos en estas tierras, y en ocasiones en las respuestas de los obispos uruguayos ya 109

LEITÓN FRACCAROLI, Gonzalo La inmigración del clero secular mediterráneo… Op. Cit. p. 6

56

se aclaraban las condiciones en las cuales el mismo se desarrollaría. Por esto es interesante señalar que a pesar de la realidad del país receptor, conociéndola o no, haya sido igualmente la migración la única respuesta a intentar solucionar las penurias en las cuales vivían en sus diócesis de origen. Hemos visto como las causales de las partidas se corresponden con las que llevaron al aluvión migratorio del período. Fundamentalmente la mala situación económica en la cual vivían en sus regiones. Hemos podido observar documentación que no fue recabada con especial atención para este trabajo debido a que quedaba fuera del objeto de estudio, pero que si nos ha permitido concluir que en muchas ocasiones los curas no podían sostener sus necesidades básicas y que frente a la petición de socorro económico en reiteradas quejas a sus obispos veían asomarse las penurias que dejaban aquellos silencios originados por la falta de respuesta. Frente a esta situación de miseria extrema y en muchos casos de olvido literal por parte de sus diócesis de origen, veía el sacerdote como única salida la migración. A pesar de las malas condiciones de ambos lados del océano que podían divisarse, la migración clerical fue un tema de ocupación para las autoridades locales así como para la Santa Sede. Los obispos españoles querían deshacerse de sus curas sobrantes, los párrocos querían intentar mejorar su situación y la escasez de clero nacional hacia inevitable la necesidad de la inmigración. En Uruguay particularmente la Iglesia siempre se vio necesitada de extranjeros por la falta de formación local aunque los casos anteriores a 1870 no pueden considerarse como migración clerical, pues eran extremadamente específicos y venían a cubrir cargos concretos. El proceso migratorio propiamente dicho comenzó bajo el obispado de Vera o quizás algunos años antes. Este fue el periodo que abrió las puertas a la oleada migratoria que se comenzaría a hacer sentir por la década de 1900-1910. Hasta entonces los controles y los informes de la Santa Sede sobre el asunto no eran vistos como necesarios pues no se consideraba al fenómeno aun como algo problemático o digno de interés. Situación que cambiaría también en parte por la acción de León XIII y su gobierno como sumo pontífice. En Uruguay, hasta Mons. Soler, la política respeto del clero migrante era de pase libre debido a una gran falta de clero nacional. Con el gobierno de Soler, 57

se trató de dar impulso a la idea tomada por Vera de un clero nacional numeroso y de alto nivel, sin embargo la documentación revela que el período que va de 1890 hasta 1910 -coincidiendo con sus gobiernos- fue el de más alto flujo migratorio. “Como hemos visto, la inmigración laica hacia la zona platense durante el período estudiado fue enorme. Las cadenas humanas migratorias, en este como en cualquier otro caso, tuvieron una influencia determinante. Un importante número de sacerdotes contaba con parientes o amigos asentados en estas tierras que les impulsaron a decidirse por la emigración” 110

Confirmándose nuestra premisa de que al igual que el migrante común, en su mayoría el clero migro en función a cadenas migratorias con el fin de hacer su América. 4.2 Algunas interrogantes. Consideramos que hemos intentado exponer de manera clara las ideas sobre la migración clerical al Uruguay en el período señalado y que a su vez se ha pretendido brindar herramientas que permitan esclarecer el proceso de movilidad de curas seculares y comprender el fenómeno como integrante de un proceso mucho más grande como lo es el de las migraciones en general, pero que por otro lado, posee elementos que son propios del migrante eclesiástico. Por tanto en este apartado nos centraremos en las conclusiones a las que hemos podido llegar a partir del análisis del dialogo entre las fuentes disponibles con el marco jurídico-institucional proveniente de la Santa Sede, a fin de intentar un acercamiento hacia las siguientes preguntas: ¿Existen en las fuentes indicios acerca de posibles contradicciones entre el proceso de excardinación-incardinación y la realidad?, ¿Desde qué rol se posiciona el sacerdote emigrado: como un marginado en búsqueda de un mejor futuro, o desde otras perspectivas? En un primer momento, se puede constatar que una mayoría considerable de las fuentes disponibles cuentan con indicios que nos conducen a distinguir 110

Ídem.

58

intentos de respetar el proceso en sí. En el sentido de que se pueden encontrar dentro de las respectivas carpetas las documentaciones necesarias expedidas por los obispos de origen, así como casos en donde existe documentación procedente del Arzobispado de Montevideo pidiendo por esta como paso previo al traslado de los clérigos. A modo de ejemplo citaremos los siguientes pasajes: “…Por encargo de mi Excmo. Sr. Arzobispo, me dirijo a V. E comunicandole que el Pbro. Heraclio Couceiro Vidal (…) acaba de manifestar deseos de trasladarse a esta Arquidiocesis. Más antes de acceder a tales deseos, mi Excmo. Prelado desea saber si el referido sacerdote es persona recomendable por su virtud, buena conducta, buen carácter, laboriosidad, y docilidad para con sus superiores y si no ha pertenecido a ninguna orden o congregación Religiosa. Que si todas estas condiciones y buenas cualidades reúne el Pbro. Couceiro, pláceme comunicar a V.E que se le recibirá aquí con el mayor gusto, siempre que venga provisto de las licencias de V. E y de la Excma. Nunciatura y traiga toda la 111

documentacion de practica en debida forma…”

Por otro lado, las fuentes arrojan determinados elementos que nos permiten visualizar ciertas contradicciones dentro del proceso las cuales están relacionadas con sacerdotes que llegaron al Uruguay de una manera que no era del todo admitida por el derecho canónico. Como lo es el caso de Jesús Calvo del Canto quien expresa que: “hallándose en suma pobreza, sin poder atender a la subsistencia de sus ancianos padres, y en vísperas de ser demandado por sus deudas, tomó irreflexivamente la resolución de ausentarse sin notificarlo a su respectivo diocesano, dicho acto lo efectuó el 10 de julio de 1910” 112 Intentando hacer una línea de sucesiones con los documentos referentes al citado párroco, podemos encontrar como este intentó ser admitido en la Arquidiócesis de Montevideo a pesar de no haber respetado el protocolo:

111

ACEAM /Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Montevideo, Series: Carpetas Personales del Clero Secular, C5, Coucerio Vidal, Heraclio. 112 ACEAM /Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Montevideo, Series: Carpetas Personales del Clero Secular, C1, Calvo del Canto, Jesús

59

Carta desde Montevideo dirigida al Obispo de la Diócesis de León: “Pide (…) que lo certifique acerca de su conducta y al efecto indica, que ha estado sirviendo en un Colegio de Hermanas en Buenos Aires y en dos casa de beneficencia y Hospitales en este país y habiendo pedido informes a los Capellanes o Superiores de esos establecimientos si bien del primero se comunica que allí mostró genio violento en un arrebato de ira, por lo cual salió, ni de allí ni de las otras casa le he observado nada en contra de su conducta moral y religiosa. (…) De ninguna manera podría yo incardinarlo aquí, pero podría permitirle permaneciese en algún lugar que no sea conocido para que celebre y ayude en lo que pueda. En cuanto a licencias superiores y darle cargo de Teniente, para eso tendría que saber de V. Iltma. si cree que tenga recto criterio y virtud suficiente para que se pueda confiar en él y no desdiga por una parte o acto del decoro propio del ministerio sagrado. Mis dudas y temores a este respecto nacen naturalmente del proceder habido en esa, pero además me los inspiran el arrebato de que he hecho mención y además el ver entre sus papeles el de la liberación del servicio militar en que se constata que fue considerado inútil ni expresar la causa; por lo que hace sospechar que puede padecer alguna enfermedad física o moral…”

113

Carta desde León al Administrador Apostólico del Arzobispado de Montevideo: “…Mi venerado hermano: tengo el gusto de contestar la muy atenta carta de V. Señoría ilustradísima y reverendísima. Diciéndole que cuanto le ha expuesto D. Jesús Calvo del Canto es cierto. Pues es verdad que ha ejercido la cura de almas en este obispado todo el tiempo que él dice y que para marchar a América no tuvo otra causa que la excasez de recursos y, creo, también las muchas deudas a que le obligaron principalmente las personas de su familia, las que, como sabe V. S. ilustradísima Suelen abusar del pobre sacerdote, exigiéndole con frecuencia más de lo que puede. Es cierto también que marchó sin permiso, pero esto se puede explicar, a parte de su poco talento, por las dificultades que aquí se ponen a todo sacerdote que desea marchar de la Diócesis y a no poder esperar el tiempo que en esta Curia se hubiera necesitado para cumplir con lo preceptuado por la Santa Sede sobre los

113

ACEAM /Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Montevideo. Series: Carpetas Personales del Clero Secular, C1, Calvo del Canto, Jesús.

60

trámites que deben seguirse para autorizar la marcha a América de los sacerdotes de esta y de todas las Diócesis.”

114

A partir de esto podemos mencionar una posible aproximación al hecho de que en realidad sí existieron violaciones a los postulados del derecho canónico en tanto al proceso de excardinación-incardinación se refiere. Pero por otro lado, notamos un intento por parte del sacerdote por “rehabilitar” su situación de tal en el Uruguay. Personalmente consideramos que lo citado anteriormente nos da algunas pistas sobre una práctica -que pudo haber sido masiva o no– existente. El caso de Calvo del Canto es bastante particular, pero las fuentes correspondientes a los clérigos minoristas nos dejan en claro que era una práctica bastante común. De todos modos, no podemos dejar de lado el hecho de que las principales causantes de las movilizaciones de los sacerdotes pasan por un lado no pastoral, que los llevan a un comportamiento ilegal según lo contenido dentro de los códices legales doctrinales de la Iglesia Católica. Tampoco se puede obviar el hecho de que este tipo documental está contenido en el archivo de la curia eclesiástica. Entonces, sus contenidos refieren a clérigos que decidieron migrar desde su profesión de tales, y que aunque no hayan respetado el marco jurídico correspondiente, se notificaron a las autoridades eclesiásticas de turno para poder „rehabilitar‟ sus diferentes situaciones. Esto presumimos que se daba de este modo debido a la vocación de fe que poseían los involucrados, ya que de no ser de así no vemos que existiese la necesidad de notificar su decisión de trasladarse y dejar la diócesis de origen no respetando las normativas del derecho canónico. Es decir, que las propias características de las fuentes nos limitan para conocer realidades de curas migrantes que no hayan respetado las exigencias del derecho canónico y que tampoco se hayan notificado para rehabilitar su situación. En tanto a nuestra segunda pregunta, consideramos que la documentación disponible nos acerca a determinado tipo de respuesta. Ya que podemos afirmar que la gran mayoría de los sacerdotes que lograban ser incardinados en el Uruguay, al poco tiempo partían hacia la República Argentina.

114

Ibíd.

61

Casi la totalidad de los curas seleccionados parte, o intenta partir hacia la vecina República tarde o temprano: “…Montevideo, Julio 19 de 1932. Sr. Pbro. D. Heraclio Couceiro Vidal (…)Me complazco en comunicar a Vd. que el Excmo. Sr. Arzobispo ha resuelto conceder a Vd. la gracia de ser admitido en esta Arquidiocesis, por lo tanto, así que esté Vd. provisto de todos los documentos indispensables, puede vd. embarcarse para ésta cuando guste. Dejando así cumplida la disposición de mi Excmo. Prelado, me es grato suscribirme de Vd.…”115 “Buenos Aires Enero 12 de 1934 A S.E. Rvma. el Señor Arzobispo de Montevideo Mons. Dr. Francisco Aragone. Excmo. Señor: Tengo el honor de dirigirme a V.E Revma. Rogándole quiera remitir a esta curia informes reservados “de vita et moribus” del Sacerdote HERACLIO COUCEIRO VIDAL, adjuntando también datos sobre su carácter o temperamento para vivir como Coadjutor interno en parroquias y si ha pertenecido a Orden o Congragacion religiosa alguna. En caso de ser favorables, agradecería a V.E Revma. Que se dignase comunicar su conformidad para que el citado sacerdote pueda residir temporalmente en esta Arquidiócesis…”116

“Santa Fe, Noviembre 19 de 1935 Ecxmo. y Rdmo. Señor Arzobispo de Montevideo. Ecxmo. Señor: Habiendo solicitado el Señor Pbro. Don Baltazar Diez de esa Diocesis de Montevideo para ingesar a ésta nuestra Diocesis de Santa Fe (Rep. Argentina) ruego a V.E quiera tener la bondad de enviarme las letras secretas “de vita et moribus” del expresado Sacerdote, de acuerdo con las prescripciones del Derecho…”117

115

ACEAM /Archivo de Carpetas Personales del 116 Ibíd. 117 ACEAM /Archivo de Carpetas Personales del

la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Montevideo. Series: Clero Secular, C5, Coucerio Vidal, Heraclio. la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Montevideo. Series: Clero Secular, D4, Diez y Diez, Baltazar.

62

“Montevideo, 1917. Los papeles del Pbro. D. Jesús Calvo del Canto que existían en esta carpeta le fueron entregados cuando tomó la resolución por su propia voluntad de retirarse de esta Arquidiócesis e irse a la de la Plata (R.A) El OBISPO.”118

Lo que por un lado nos lleva a inferir el hecho de que el Uruguay era concebido como un país „de paso‟, tal vez más abierto y asequible a la inmigración europea que sus vecinos, los cuales podrían tener otras consideraciones cuando el pedido de incardinación llegaba desde nuestro país. Por otro lado podemos entender el hecho de que el Uruguay no se presente como un país muy prospero en cuanto a las expectativas que cada sacerdote pudo haber tenido en el momento en el cual partió para estas tierras y por lo tanto estos buscaron en Argentina un mejor futuro 119. De este modo quedan planteadas algunas posibles respuestas que se desprenden de todo nuestro análisis. A partir del mismo, quedan planteadas nuevas preguntas propias del avance en los terrenos del análisis histórico de un fenómeno tan grande como lo es el de las migraciones del clero y el de las migraciones generales. Preguntas que son fruto también de las posibilidades y limitaciones propias de un estudio de este estilo, de este mismo modo quedan abiertas infinidad de puertas para futuros análisis centrados en otro de los tantos aspectos de este mismo fenómeno universal de la población del mundo.

118

ACEAM /Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de Montevideo/, Montevideo. Series: Carpetas Personales del Clero Secular, C1, Calvo del Canto, Jesús. 119 Ver: Emilio de Arteta, Docs.: 4-5-6.

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Quinta Parte 5. Anexos Documentales. 5.1 Estudios de Caso CALVO DEL CANTO, Jesús. Número de Carpeta: C1 Cantidad de Documentos en la carpeta: 12 Cantidad de Documentos seleccionados: 10 Origen del Cura: León, Castilla y León, España. Descripción General: Carta del citado Sacerdote a Mons. Ricardo Isasa. Soporte papel, amarillento, bien conservado. Escritura a mano, bastante legible. Escritas ambas solo en el anverso. Los reversos están en blanco. “[f.1.a] Ilmo. y Rmo. Monseñor Dr. Dn. Ricardo/ Isasa. Montevideo. Ilmo. Señor/ El que suscribe Jesús/ Calvo del Canto, Pbro., natural de Castrotierra./ Diócesis de León ante S.S. Santisima con el debido/ respeto expone: Que habiendo ejercido el minis/terio sacerdotal por el espacio de siete años encar/gado de las parroquias de Castro del condado/ Cain, Soto de Valdeon y Valsurvio/ y hallándose en suma pobreza, sin poder/ atender a la subsistencia de sus ancianos padres, y/ en vísperas de ser demandado por sus deudas, tomo/ irreflexivamente la resolución de ausentarse sin no/tificarlo a su respectivo diocesano, dicho acto lo efectuó/ el 10 de julio de 1910. Lamentando después el paso/ dado, ha escrito a su diócesis comunicando la causa de su/ partida y su actual precaria situación, y ha tenido actua/cion favorable, como lo demuestran las cartas que adjunta./ Deseando de corazón el volver a ejercer el sagrado ministe/rio, se dirige a su S.S. Santisima en la seguridad de que su bondad/ fraternal se compadecerá de un pobre extraviado pero no/ rebelde. Los datos que puede darle para tomar los/ [f.2.a] informes de la vida y conducta, que crea convenientes: son/ los siguientes. En la unión (asilo de mendigos), y en esta/ en el Hospital de Beneficencia, donde se encuentra en calidad/ de enfermero desde el día once 64

de diciembre de mil novecientos/ diez. En el deseo de poder rehabilitarse, esta dispuesto a llenar todos los requisitos que S.S. Santisima. Juzgue/ convenientes para ese fin./ No extrañe que en vez de presentarme, me dirija, por/ medio de esta a SS. Ilma. No conociendo en esa a nadie./ y siéndome difícil dejar esta y gastar en viajes aprovecho/ la ida del Señor Capellán Pbro. Miguel B. Lacroix Esain./ Es quien podrá darle mas detalles, porque tiene conocimiento/ de mi desventura./ Desearía pues, Ilmo. Señor, se dignara tener en cuenta mi/ deseo y saber la resolución en este asunto para mi lleno de a/marguras, esperando que su corazón de padre bondadoso, me ayu/dará a salir de mi angustiosa situación./ Esperando su pronta y favorable contestación para recabar/ del Ilmo. Señor Obispo de León, las debidas licencias, saluda/ con el mayor respeto a S.S. Ilma. y queda humilde siervo/ en Cristo/. Jesus Calvo del Canto./ San José de Mayo 3,18,1911./ Santisimo y Reverendisimo Monseñor Dr. Dn. Ricaro Isasa/ Montevideo.” --------------------Descripción General: Documento en soporte papel, bien conservado. Con impresiones personalizadas del “Colegio pio IX” en Buenos aires. “[f.1.a] Buenos aires, 13 de Mayo de 1911/ P.P Miguel B Lacroix Esain, Cap. Del Hospital/ S. Jose de Mayo (Uruguay)./ Reverendo Padre:/ Tenemos el agrado de comunicar a su/ R. que la carta certificada con los docu/mentos del Pbro. Jesus Calvo del Canto, de/ las averiguaciones hechas resuelta que está/ detenida en la oficina central de correos/ de Montevideo, donde le rogamos comunicar/ al interesado que la haga retirar/. Saluda a S. S R. muy atte./ S. S. S./ Pbro. Lorenzo Massa./ ---------------------

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Descripción General: Carta escrita por Juan B. Carreras. Soporte papel (pequeño), muy bien conservado. Escrito a mano, letra muy legible, 1 foja, escrita tanto en el anverso como en el reverso. “Ilmo. Señor: Tres veces he conversado con el Sr. Calvo:/ en la primera me contó su historia, no obstante/ mintiendo el haber pensado atentar contra/ su vida; desesperado, según dijo, por haberle/ dicho un confesor, que no tenía perdón. En las demás me ha hablado de su actual/ situación y de las esperanzas o temores que/ tenía de su rehabilitación. De su conversación/ y de una carta que me escribió he formado/ esta idea: que la raíz de una falta se debe a un/ carácter algo altanero y algo jugado de si mismo;/ si bien la adversidad por lo menos lo ha/ doblegado: que está con frecuencia abatido/ por la adversidad y le hace un tanto suspi/caz./ [f.1.r]Esto es Santisimo. Sr. Lo que me ocurre sobre/ el Sr. Jesús Calvo./ Dios Guarde a S.S Rvma./ Juan B. Carrera/ N. Lo de la intervención policial no me/ lo ha contado, me dijo haberse fugado del/ Colegio y que habiendo reclamado los papeles/ se habían negado a entregárselo. --------------------Descripción General: Carta de Jesús Calvo a Mosn. Isasa. Soporte papel, bien conservado. Escrito a mano, letra cursiva, legible. Fechada en San José, junio 9, 1911. “[f.1.a] Ilmo. y Rvmo. Señor/ Dr. D. Ricardo Isasa/ Montevideo;/ Ilmo. Señor:/ Por el Pbro Lacroix he/ sabido que mis documentos no aparecieron aún y con/ el fin de averiguar de una vez donde podrán estar, soli/citaré, del superior de Almagro el recibo de certifica/cion de la carta que dicho Padre me envió con esos/ documentos en fecha 4 de marzo ppdo., lamentando/ semejante demora, y que sentiría terminara esto en/ un extravio./ 66

Como se me presenta una oportunidad/ para desempeñar el cargo de enfermero y poco des/pues el de practicante en el regimiento de esta, desearía/ saber si S.S Ilma., caso de que no aparecieran mis/ documentos, me rehabilitaría, previa licencia de mi/ diocesano de León, en caso afirmativo, dejaría enseguida/ el cargo de enfermero que estoy ejerciendo en este hospital/ desde el 11 de diciembre de 1910 con el deseo de colocar/me aunque sea de sacristán en alguna Parroquia si/ posible fuera de la Capital, para asi irme preparan/do en todo, mientras llegara de León la debida licen/cia./ Espero de S.S Ilma. Se sirva contestarme a la/ Brevedad posible, pues mi situación es angustiosa y qui/siera saber su resolucion definitiva./ Sin mas, saluda a S. S. Ilma. Con la mayor/ consideración y besa su pastoral anillo./ Jesús Calvo del Canto/ San josé, junio 9/911” --------------------Descripción General: Papel Pequeño, con 2 cartas, una de 9, junio, 1911 Firmada por Ricardo Isasa. Otra 15, junio 1911 Firma ilegible. Soporte papel, bien conservado, amarillento por el paso del tiempo, escrito a mano, letra cursiva, inclinada, Medianamente legible. “[f.1.a] Revdo P. Director del Colegio de San/ Carlos en Almagro/ B‟ Ayres/ Montevideo junio 9 de 1911./ Muy apreciado Padre pídale se sirva/ manifestar al que de esta cual ha/ sido la conducta del Sr. Jesus Calvo/ del Canto durante su permanencia/ en ese Colegio, y si le consta que/ es Sacerdote a fin de informar/ a los efectos que haya lugar al/ ordinario de su procedencia./ Ademas hágame el favor de/ decirme en que fecha certifico o/ [ilegible] los papeles que le enviaba/ de ordenación y licencias, que aun/ no le han podido encontrar, y si/ tuviera el recibo de la recomendación/ de remitirlo para reclamar en el/ correo./ Agradeciendole anticipadamente/ estos servicios le es grato saludarle/ [f.1.r] con toda consideración./ 67

Su afo. S.S/ Ricardo Isasa (…)/ Ilmo y Rvmo. Señor:/ El señor que se apellidare Jesús/ Calvo y presento documentos/ de sacerdote que fueron extraviados/ por el correo sin traer adjuntos/ los que comprobaran la identidad per/sonal que hoy día se exige por la V./ Curia Metropolitana de esta, pasó aquí/ como adcto a los servicios de la casa/ aproximadamente dos meses. Expresiones graves salidas de sus labios y/ referentes a atentados contra su vida/ alarmaron a sus compañeros de/ trabajo u obligaron a ésta dirección/ [f.2.a] a acudir a la fuerza policiaca/ para evitar un hecho bochornoso/ para el instituto como para el/ señor Jesús Calvo de quien V. I/ pide informes./ Dios guarde a V. Ilma./ Buenos aires junio 15 de 1911/ [firma ilegible]/ El recibo que S.S. pide, está en poder/ del jefe de la oficina expedidora, que está/ tramitando la devolución del [ilegible] en cue/stion” --------------------Descripción General: Documento en soporte papel, con renglones bien conservado, algo amarillento, escrito a mano, letra cursiva, inclinada, legible. “[f.1.a] Union junio 20 de 1911./ Iltmo. y Rvdmo./ Monseñor doctor Don Ricardo/ Isasa./ Iltmo. y Rvdmo. Señor:/ Este su humilde ser/vidor pasa á decirle que no vió,/ conoció, ni habló, al señor Jesús/ Calvo del Canto, la Superiora/ afirma que mientras dicho Sr./ permaneció en el establecimien/to, se porto bien./ Besa con piedad filial/ el añillo pastoral de su Señoria/ su amante en Cristo hijo y Servidor/ Miguel A. de Leon.” --------------------Descripción General: Carta al “Ilmo. Sr. Obispo de León, España”. Fechada en Montevideo, Julio 16 de 1911. Soporte papel (con renglones) estilo biblia, 68

bien conservado. Escrito a Mano, Letra cursiva, medianamente legible, muy desprolija y tachada en algunas partes. A veces la calidad del papel hace que se confundan las palabras con las que hay del otro lado y dificultan la lectura. [f.1.a] Ilmo. Sr. Obispo de León, España/ Montevideo julio 16 de 1911/ Se ha presentado en esta curia el Sr. Jesús/ Calvo del Canto que declara ser sacerdote ordenado/ en esa diócesis en la que ha ejercido el ministerio/ durante siete años y ocupado el cargo de cura Ecónomo/ en una parroquia a cuyo efecto presente los papeles de su/ ordenación, título del cargo, licencias, etc; que hallán/dose con deudas y en vísperas de ser demandado tomó irreflexivamente/ la resolución de ausentarse de esa Diócesis, como lo efec/tuó el 10 de julio de 1910, [TACHADO] pedir la licencia a/ Diocesano, de lo que mucho le pesa, aunque nunca/ ha sido rebelde; que ha escrito a esa Curia dando explicaciones y alegando descargos [tachado: presentando excusas], y que en/ contestación ha obtenido la promesa de que [TACHADO]/ estaba dispuesta a rehabilitarlo si se le dan buenos informes/ para lo cual exhibe dos cartas del Pbro. D Ramón/ Henares./ Pide en consecuencia que lo certifique acerca/ de su conducta y al efecto indica, que ha estado/ sirviendo en un Colegio de Hermanas en Buenos Aires/ y en dos casa de beneficencia y Hospitales en este país/ y habiendo pedido informes a los Capellanes o/ Superiores de esos establecimientos si bien del primero/ se comunica que allí mostró genio violento en un arrebato/ de ira, por lo cual salió, ni de allí ni de las otras casas/ [f.2.a] le he observado nada en contra de su conducta/ moral y religiosa./ Todo esto lo pongo en su conocimiento por si/ cree bien rehabilitarlo para celebrarlo./ De ninguna manera podría yo incardinarlo/ aquí, pero podría permitirle permaneciese/ en algún lugar que no sea conocido para que/ celebre y ayude en lo que pueda./ En cuanto a licencias superiores y darle cargo de Te/niente, para eso tendría que saber de V. Iltma./ si cree que tenga recto criterio y virtud su/ficiente para que se pueda confiar en él y no/ desdiga por una parte o acto del decoro propio del mi/nisterio sagrado./ 69

Mis dudas y temores a este respecto nacen/ naturalmente del proceder habido en esa, pero/ además me los inspiran el arrebato de que he/ hecho mención y además el ver entre sus pa/peles el de la liberación del servicio militar en que se/ constata que fue considerado inútil ni expresar/ la causa; por lo que hace sospechar que puede/ padecer alguna enfermedad física o moral./ En vista de lo expuesto V. Ilustradísima resolverá/ lo que sea procedente en justicia en cuanto a/ lo principal y en cuanto a lo referente a la/ inclusión a esta

arquidiócesis

le

suplico

me/

[f.2.r]

haga

reservadamente

las

observaciones/ del caso para saber a qué atenerme./ Saluda con tal motivo a V. Ilustradísima/ con consideración./ [Firma Ilegible] --------------------Descripción

General:

SELLO:

Obispado

de

León.

Soporte

papel,

excelentemente conservado. Mecanografiado. Legible. Carta de “Ramon Obispo de Leon” al Administador Apostolico de la arquidiócesis de Montevideo. [f.1.a] Ilustradísimo y reverendísimo. Sr. Obispo T. de Anemurio y Administrador/ Apostólico de La Archidiócesis de Montevideo en S. V. /y de las Diócesis de Salto y de Melo. Mi venerado hermano: tengo el gusto/ de contestar la muy atenta carta de V. Señoría ilustradísima y reverendísima./ Diciéndole que cuanto le ha expuesto D. Jesús Calvo del/ Canto es cierto. Pues es verdad que ha ejercido la cura/ de almas en este obispado todo el tiempo que él dice y/ que para marchar a América no tuvo otra causa que la ex/casez de recursos y, creo, también las muchas deudas a que/ le obligaron principalmente las personas de su familia,/ las que, como sabe V. S. ilustradísima Suelen abusar del pobre sacer/dote, exigiéndole con frecuencia más de lo que puede. Es cierto también que marchó sin permiso, pero esto se/ puede explicar, a parte de su poco talento, por las dificul/tades que aquí se ponen a todo sacerdote que desea marchar/ de la Diócesis y a no poder esperar el tiempo que en esta/ Curia se hubiera necesitado para cumplir con lo preceptua/ [f.1.r] do por la Santa Sede sobre los trámites que deben seguirse/ para

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autorizar la marcha a América de los sacerdotes de/ esta y de todas las Diócesis. Puedo asegurar a V. S ilustradísima y reverendísima que D. Jesús es Sa/cerdote obediente y respetuoso para las autoridades ecle/siásticas, que aquí, aunque no se pueda poner por modelo,/ se portó bien, que es trabajador y poco exigente para la/ recompensa. No puedo, sin embargo, omitir que es de muy cor/ta inteligencia, por lo tanto de escaso criterio. Pero es/tando al lado de un buen Sacerdote, ya podrá ayudar y es/toy seguro que trabajará con buena voluntad. Aquí siem/pre tuvo corrientes sus licencias de celebrar, confesar y/ predicar y nunca se oyó decir nada sobre la deficiencias en/ el ejercicio de estos Sagrados ministerios. Con estos informes V. S. ilustradísima verá si puede, dadas las/ circunstancias de ese país, autorizarle para que se ejerci/te en los cargos de su sagrado Ministerio. Saluda con tal motivo a V. ilustradísima y reverendísima con toda con/sideración Su atento S. S. y hermano en Cristo. Ramón, Obispo de Léon León (Santa Visita Pastoral), 15 de Agosto de 1911. --------------------Descripción General: Soporte papel con renglones, bien conservado, escrito a mano, letra cursiva, inclinada. Medianamente legible. “[f.1.a] Iltmo. y Rvmo. Mons./ Dr. D. Ricardo Isasa./ Montevideo./ Ilmo. Sr.:/ Se adjunto la carta del/ R. P. Lorenzo Massa, por la que S. S. Ilma se/ enterara de que la carta con mis documentos esta/ detenida en Montevideo./ Se adjunto también otra para el Sr./ administrador de correos pidiéndole se sirva entre/garle dicha carta y por si fuera necesario hacer/ una declaración del contenido, hagole saber que/ los documentos son los siguientes:/ Partida de Bautismo (…)

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Certificado de ordenes (por Don Enrique Alvarez y Santos/ Obispo de Palencia)/ Licencias de Confersar por Dn. Manuel Sanz y/ Sarabia Obispo de Leon./ Sin mas saluda a S.S.I con el debido/ respecto S.S.S que B.S.A.P/ Jesus Calvo del Canto.” --------------------Descripción General: Documento en soporte papel con renglones, letra cursiva, inclinada, legible. “Montevideo, 1917. Los papeles del Pbro. D. Jesús Calvo del Canto que existían en esta carpeta le fueron entregados cuando tomó la resolución por su propia voluntad de retirarse de esta Arquidiócesis e irse a la de la Plata (R.A) El OBISPO.” ------------------

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COUCEIRO VIDAL, Heraclio Número de Carpeta: C5 Cantidad de Documentos en la carpeta: 12 Cantidad de Documentos seleccionados: 9 Origen del Cura: Santiago de Compostela, Galicia, España. Descripción General: Carta Mecanografiada de Heraclio Crouceiro a “Don Ramón Oliveras” Soporte papel, excelentemente conservada. 2 fojas. Contiene en el anverso de la f1: en el margen superior izquierdo, un impreso personalizado que dice: “HERACLIO COUCEIRO VIDAL, PARROCO, RAJO (PONTEVEDRA)” “Día 5 de Agosto de 1932 Don Ramón Oliveras Prebístero Montevideo [f.1.a] Muy señor mío de mi mayor consideración y respeto: Dos letras para diri/girme a usted un atento y afectuoso saludo, comunicándole que ya hice la corres/pondiente “nota marginal” del Matrimonio a que usted Alude en la presente comunicación/ Aunque no tengo el honor de conocer a V. personalmente, sin embargo el ser/ hermanos en el Sacerdocio, me permitirá hacer a su buena persona la siguien/te manifestación./ [f.1.r] Como ya usted sabe perfectamente por la prensa…. Aquí en España….no/ andamos bien los Eclesiásticos, desde el nuevo Régimen, y en la parte econó/mica peor que antes sin comparación./ Un servidor de usted es Párroco ordenado: tengo 26 años de edad,/ me gusta el trabajo apostólico, predicar, confesar, catequesis, todo lo de un/estro Sagrado Ministerio, a mi me encanta, y en la parroquia que poseo, no tengo/ nada que hacer, aquí no hay piedad alguna, hasta casi no hay fé ni voluntad/ de adquirirla, es una parroquia fría e indiferente por completo./ Por lo tanto yo desearía el ir para esa de Montevideo, iria muy conten/to. En vista de las razones que le expuse, le ruego haga V. el favor de es/cribirme e

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informarme si pudiendo ir a esa, obtendría en Montevideo Hualqui/er plaza, coadjutoría, capellanía, en fin una colocación cualquiera./ Y le suplico a usted que me diga, que tal están las cosas por esa comarca; mejor que/ [f.2.a] aquí estará desde luego, en todos los sentidos./ Yo en esta parroquia no estoy contento por los conceptos dichos/ y aunque tengo buena carrera y tuve suerte en Concurso, ahora no puedo cambiar/ de parroquia, y aun cuando cambiase…… aquí ahora se está mal./ Por lo tanto hace usted una obra de caridad si se molesta usted por/ hacer los medios en buscarme ahí en su diócesis una colocación eclesiástica/ cualquiera. Voy aunque sea de Sacerdote simple a hacer lo que se me mande./ Perdone usted el atrevimiento que tengo que en hacerle esta petición,/ se la hago porque lo necesito, y espero de su amable y atenta persona el que/ me escriba lo antes posible, y me dé detalles de eso, : ojalá que pueda ir yo/ a esa; Dios lo quiera, si es para gloria suya y bien de mi alma./ [f.2.r] Sería para mi un alegrón si fuera para esa, y no le molesto más a usted/ Ya abusando de su bondad. Perdoneme V. tantas molestias./ Ya sabe que estoy siempre a su disposición. Reciba anticipadamente, las más expresivas gracias usted Mande/ a este su capellán, affmo. Seguro servidor q.b.s.m. Heraclio Couceiro. --------------------Descripción General: En soporte papel, bien conservado, mecanografiado. “[f.1.a] Montevideo, Junio 1° de 1932/ Exmo. Y Rmo. Sr. Obispo de la Diocesis de Tuy./ Monseñor Dr. D. Manuel Ma. Vidal y Boullon./ Excmo. y Rmo. Señor:/ Por encargo de mi Excmo. Sr. Arzobispo, me dirijo a V. E comu/nicandole que el Pbro. Heracli Couceiro Vidal. Párrocp de Rajó/ (Pontevedra), acaba de manifestar deseos de trasladarse a esta/ Arquidiocesos./ Más antes de acceder a tales deseos, mi Excmo. Prelado de/sea saber si el referido sacerdote es persona recomendable por/ su virtud, buena conducta,

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buen carácter, laboriosidad, y docili/dad para con sus superiores y si no ha pertenecido a ninguna or/den o congregación Religiosa./ Que si todas estas condiciones y buenas cualidades reúne/ el Pbro. Couceiro, pláceme comunicar a V.E que se le recibirá/ aquí con el mayor gusto, siempre que venga provisto de las licen/cias de V. E y de la Excma. Nunciatura y traiga toda la documen/tacion de practica en debida forma./ Dejando en manos de V.E este asunto, me complazco en sa/ludar con el más profundo respeto a V.E a quien Dios guarde/ muchos años./ ANTONIO S. ARDOINO/ Vicario General.” --------------------Descripción General: Carta mecanografiada desde Santiago de Compostela hacia

el

Vicario

del

Arzobispado

de

Montevideo.

Soporte

Papel,

excelentemente conservado. Posee en el margen superior izquierdo del anverso una impresión personalizada que dice “Archidiócesis de Santiago de Compostela”. Fechada el 27 de Junio de 1932. “[f.1.a] 27 de junio de 1932/ Ilmo. Sr. Vicario Gral. Del Arzobispado de Montevideo/ Muy SR. mio, de mi distinguida consideración: El SR. Obispo/ de Túy me remite la atenta carta que V. le ha dirigido con fecha 1°/ de los corrientes pidiendo informes del Pbro. D. Heraclio Couceiro Vi/dal, por ser éste oriundo de esta Arquidiocesis, donde se halla ejer/ciendo el cargo de Párroco./ Con mucho gusto comunico a V. que el citado Pbro. Párroco de S./ Gregorio de Rajó, es sacerdote de buena vida y costumbres, de buen/ carácter y laborioso. Dadas las circunstancias anormales en que se/ halla nuestra nación, el excelentísimo y reverendisimo Prelado no hará oposición a/ los que de ella quieran salir, como no está dispuesto a denegar el/ permiso al Sr. Couceiro Vidal, permiso que en otras circunstancias/ no le concedería. No ha sido religioso y ha servido siempre en es/ta Archidiocesis durante pocos años que lleva de ordenado./ Con este motivo me es grato ofrecerme de V. ato. S.S y cap./ q.b.s.m/ El gobernador Ecco. S.P/ 75

Dr. Eulalio Iriberri” --------------------Descripción General: En soporte papel, bien conservado, mecanografiado. “[f.1.a] Montevideo, Julio, 19 de 1932./ Ilmo. S. Gobernador Ecco. S. P. de la/ Arquidiocesis de Santiago de Compostela,/ Monseñor Dor. D. Eulalio Iriberri./ España-/ Illmo. Señor:/ En contestación a su muy atenta de fecha 27 del Junio ppdo., y/ en atención a los buenos informes que el SR. Pbro. D. Heraclio/ Couceiro Videal se ha dignado a trasmitirme, me es grato manifes/tar a V. S que mi Excmo. Sr. Arzobispo está dispuesto a recibir/ en ésta al mencionado sacerdote el cual puede venir, cuando/ gusto, provisto de los permisos y demás documentación de prácti/ca./ Aprovecho

esta

oportunidad

para

saludar

con

mi

más

distin/guida

consideración a V. S:, quedando de V. S./ S. S y hde. Capella,/ Q. B. S. M./ ANTONIO S. ARDOINO./ Vicario General./ --------------------Descripción General: En soporte papel, bien conservado, mecanografiado. “[f.1.a] Montevideo, Julio 19 de 1932./ Sr. Pbro. D. Heraclio Couceiro Vidal./ Párroco de S. Gregorio de Rajó./ Pontevedra.- España./ De mi consideración:/ Me complazco en comunicar a Vd. que el Excmo. Sr. Arzobispo/ ha resuelto conceder a Vd. la gracia de ser admitido en esta/ Arquidiocesis, por lo tanto, así que esté Vd. provisto de todos/ los documentos indispensables, puede vd. embarcarse para ésta/ cuando guste./

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Dejando así cumplida la disposición de mi Excmo. Prelado,/ me es grato suscribirme de Vd./ S.S. y C./ ANTONIO S. ARDOINO./ Vicario General.” --------------------Descripción General: En soporte papel, bien conservado, mecanografiado. “NOS, Etc…. Rinde examen de Idoneitate el 21 de noviembre de 1933. (hay dos copias del mismo documento) --------------------Descripción General: En soporte papel, bien conservado, mecanografiado. En el margen superior izquierdo tiene una impresión personalizada que dice: “Arzobispado de Buenos Aires.” “[f.1.a] Buenos Aires Enero 12 de 1934/ A S.E. Rvma. el Señor Arzobispo de Montevideo/ Mons. Dr. Francisco Aragone./ Excmo. Señor:/ Tengo el honor de dirigirme a V.E Revma. Rogán/dole quiera remitir a esta curia informes reservados “de vi/ta et moribus” del Sacerdote HERACLIO COUCEIRO

VIDAL,

adjun/tando

también

datos

sobre

su

carácter

o

temperamento para vi/vir como Coadjutor interno en parroquias y si ha perteneci/do a Orden o Congragacion religiosa alguna./ En caso de ser favorables, agradecería a V.E/ Revma. Que se dignase comunicar su conformidad para que el/ citado sacerdote pueda residir temporalmente en esta Arquo/diócesis./ Saluda a V.E Revma. con toda consideración./ [Firma ilegible] --------------------Descripción General: En soporte papel, bien conservado, mecanografiado.

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“[F.1.a] POR LAS PRESENTES declaramos que el Sr./ Presbitero Don Heraclio Couceiro Vidal, durante el tiem/po de su permanencia en esta Arquidiocesis ha gozado de/ facultades corrientes cumpliendo satisfactoriamente sus/ deberes sacerdotales./ Dadas en Montevideo a los catorce dias del mes de Enero de/ mil novecientos treinta y cuatro.” --------------------Descripción General: En soporte papel, bien conservado, mecanografiado. “RECIBI, del Sr. Pbro. D CARLOS PONSETI, Secretario general de/ la curia, los papeles sacerdotales que traje al ingresar en la/ Arquidiocesis de Montevideo./ Montevideo, Enero 15 de 1934./ Heraclio Couceiro Vidal.” ------------------

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DE ARTETA, Enrique. Número de Carpeta: D1 Cantidad de Documentos en la carpeta: 21 Cantidad de Documentos seleccionados: 19 Origen del Cura: Vizcaya, Vitoria, España. Descripción General: Documento en soporte papel cuadriculado, Bien conservado. Escrito a mano, letra cursiva, redonda. Medianamente Legible. Fechado en Guethary (B. P), Francia, 21-10-1937 “[f.1.a] M. I. Sr. Vicario General/ del Arzobispado del Uruguay/ M.I.Sr.: Habiéndome/ enterado por conducto del/ Excmo. Sr. D. Mateo Mújica/ Obispo de Vitoria de que/ necesitan en la Diócesis/ de su digna regencia al/gún sacerdote joven y que/ quiera trabajar me tomo/ la libertad de ofrecer mis/ servicios y ponerme a las/ órdenes de V. R/. Tengo 35 años, he sido/ Párroco de barranzas durante/[f.1.r] cuatro años y en la actualidad era Coadjutor de Algorta (Vizcaya)/ (de Vitoria) por espacio de ocho años./ Soy de Bilbao y he hecho/ mis estudios en el Seminario/ de Vitoria (…)/ El asunto de quintas lo tengo/ arreglado así que no hay/ ninguna dificultad por esta/ parte para el pasaporte./ Únicamente me tendrían que adelantar/ el pasaje que luego yo lo pagaría/. Le ruego me perdone V. E./ este mi atrevimiento pero/ [f.2.a] lo hago a indicación del Sr./ Obispo de Vitoria./ Esperando las gratas órdenes/ de V. E. R. queda affmo. S. S./ y cap./ Enrique de Arteta/ Francia/ Hotel Itsasoan/ Guethary (B. P)/ 21.10.37/” --------------------Descripción General: En soporte papel, Mecanografiado, bien conservado. “[f.1.a] Montevideo, 17 de noviembre de 1937/ 79

Excelentísimo Sr. Administrador Apostólico de la Diócesis de/ Vitoria./ Excelentísimo Señor:/ Por especial encargo del Excelentísimo Sr. Arzobispo Mons. Dr. D. Juan Fran/cisco Aragone, mi Prelado, tengo el honor de comunicar a V.E. que a/caba de dirigirse por nota, a esta Curia, el Sr. Pbro. D. Enrique de/ Arteta, domiciliado actualmente en el Hotel Itsasoan-Guethary- (B.P)/ Francia, solicitando ser admitido en esta Arquidiócesis./ Si V. E. lo conoce bien y nos lo recomienda como buen sacerdote,/ no habrá inconveniente alguno de nuestra parte en admitirlo./ En tal caso, ruego a V. E. nos mande cuanto antes./ El Pbro. De Arteta pide se le adelante el pasaje, cuyo importe pa/garía él después./ Esta Curia no tendría dificultad en adelantar dicho pasaje; pero/ si, para ganar tiempo, ahí se

le pudiera facilitar, con la misma con/dición, se

simplificarían las cosas./ De todos modos, ruego a V. E. quiera hacernos saber, por vía aérea/ si el mencionado sacerdote ha de venir, en qué vapor y la fecha del/ embarque, para llenar los requisitos legales exigidos por la Dirección/ de Inmigración./ Aprovecho esta oportunidad para saludar con el más profundo respe/to a V. E., a quien Dios guarde muchos años./ ANTONIO S. ARDOINO./ Vicario General/” --------------------Descripción General: En soporte papel, Mecanografiado, bien conservado. Contiene en el margen superior izquierdo del anverso una impresión personalizada de “El vicario General y Provisor del Obispado de Vitoria” “[f.1.a]10 de diciembre de 1937 // Ilmo. Sr. Vicario General,/ del Obispado de/ MONTEVIDEO/ Ilmo. Sr.; en contestación a la atenta carta que V.I. tuvo a bien/ dirigir el 17 de noviembre último al Excmo. Sr. Administrador Apostoli/co de esta diócesis, en la que interesa tenga a bien informarle acerca del Sr. Presbistero D. Enrique Arteta y Orbe, que ha pedido ser admitido/ en esa Archidiocesis, me 80

es muy grato manifestar a V. I., en ausencia de/ mi Rvmo. Prelado, que el Sr. Arteta es un excelente sacerdote, de trein/ta y cinco años, de buena vida y costumbres, culto y fiel cumplidor de/ sus deberes ministeriales. En su vida de sacerdote ha desempeñado con/ plausible celo, con reconocida competencia y a satisfacción de sus Supe/riores los cargos de Cura Ecónomo de la Parroquia de Pando (1925-29), de/ sacristán de la iglesia filial de San Ignacio, de Algorta (1929-31) y el/ de coadjutor de la iglesia parroquial de San Nicolás de Algorta, en cu/yo puesto estaba desde 1931, hasta que, por sus ideas nacionalistas, hubo/ de emigrar este año de 1937, residiendo actualmente en Francia./ Con esta misma fecha le escribo rogándole tenga bien a faciltar a/ V. I. los datos que me pide acerca de la fecha de su viaje y el vapor en/ que ha de hacerlo, pues aquí lo ignoramos, y, contestado el directamente,/ pueden conocerlos ahí con algunas fechas de anticipación./ Como el Gobierno Español no permite girar dinero al extranjero, no/ [f.1.r] veo medio hábil de hacer llegar a manos del Sr. Arteta la cantidad/ que necesita para su viaje./ Si además de esos datos, fueran necesarias Letras Discesoriales,/ puede indicármelo V. I. y se cumplirá cuanto prescribe el Decreto/ “Magni Sempre” de la Sagrada Congregación Consistorial de 30 de diciem/bre de 1918, excepto en la que atañe a la licencia de la Nunciatura/ Apostolica, a no ser que para cuando se extiendan esas letras haya/ nombrado la Santa Sede Nuncio en España con todas las atribuciones/ propias de tan elevado cargo./ Agradezco su saludo y se lo devuelvo muy afectuoso y cordial al pro/pio tiempo que me ofrezco de V. I. afmo. S. s. y Cap./ [Firma ilegible] --------------------Descripción General: Soporte papel, Bien conservado, Escrito a mano, Letra cursiva, Redonda, Muy pequeña, Medianamente legible. [f.1.r] y [f.2.a] vacios. “[f.1.a] Hotel Itsasoan-Guethary 27 – 12- 1937/ M. I. Sr. Vicario General del Obispado/ de Montevideo/

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M. I. Sr. Hace ya mucho tiempo que/ escribí a V. E. y cuando ya no esperaba noticia/ alguna de tan lejanas tierras acabo de recibir/ en esta fecha la siguiente carta del Obispado/ de Vitoria que copio literalmente:/ “El vicario General y [ilegible] del Obispado de Vitoria/ 10 de diciembre de 1937: Sr. Dn. Enrique Arteta orbe/ Muy estimado señor mío: en carta que se ha reci/bido en esta Curia del Ilmo. Sr. Vicario General/ del arzobispado de Montevideo (Uruguay) se ruega al/ Excmo. Administrador Apostólico, entre otras cosas/ “quiera hacernos saber – son palabras del Sr. Vicario/ de Montevideo- por vía aérea si el mencionado/ sacerdote (se refiera a V.) ha de venir, en que/ vapor y la fecha del embarque, para llenar los/ requisitos legales exigidos por la Dirección de Inmi/gración./ Como V., no nosotros, pueda facilitad con exacti/tud esos datos (una vez que por este Obispado se/ han dado informes favorables) ruego a V. Escriba/ a la posible brevedad al Ilmo. Sr. Vicario General/ de la archidiócesis de Montevideo comunicándole/ noticias de su viaje. Por nuestra parte le remi/to Letras Comendaticias que presentará V. En la/ Curia de Montevideo./ Esperando que seguirá V. Siendo tan buen sa/cerdote como hasta la fecha y que no dejará de/ trabajar en aquella lejana República en su acostum/brado celo, queda de V. Afmo. S. s. y Cap. = Antonio/ María P. Ormazabal = rubricado=/ Me apresuro pues a escribir a V./ Repitiéndole que iría muy gustozo a trabajar/ por Dios y por su Iglesia a esa Diócesis pero/ antes de salir para mi viaje tan largo/ me complacería saber varias cosas./ [f.2.r] El problema personal

de los sacerdotes vascos/ está resuelto

indefinidamente porque hemos sido/ muy bien acogidos por los Sres. Obispos de/ Francia, Bélgica e Inglaterra, así que nuestro/ caso personal está bien resuelto mientras/ duren las circunstancias actuales y en adelante estaremos/ mejor porque gracias a Dios, la/ verdad se está abriendo camino./ Pero [ilegible] desde Francia no puedo ayudar econó/micamente a los de mi casa, madre viuda/ y seis hermanos menores, dos de ellos semi/naristas. Me había decidido a ir a América/ para, en primer lugar, trabajar por la/ palabra de Dios y la salvación de las almas y/ dar contento a V. E. R y también ayudar a/ mi pobre y numerosa familia./

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Así que ruego a V. E. R. que, perdonando/ mi franqueza y mi sinceridad, me comunique/ si, satisfechos mis gastos personales, pudiera/ sostener a mi familia, en una palabra, en/ qué condiciones económicas pudiera ir a/ trabar a esa. Lo del viaje, sería lo de menos/ pues o pediría por aquí, o me podrían adelan/tar e iría pagando como indicara V. E. R./ Le repito a V. E. que tengo 35 años, mucha práctica/ parroquial (12 años) y muy aficionado a la predi/cación./ Perdone V. E. mi sinceridad/ queda V. E. R. afmo. S. s. y cap. q./ b. s. m./ Enrique de Arteta. --------------------Descripción General: En soporte papel, Mecanografiado, bien conservado. “[f.1.a] Montevideo, 8 de enero de 1938/ Rev. Sr. Pbro. D. Enrique de Arteta/ De mi mayor aprecio:/ Acabo de recibir su atenta carta de fecha 27 de diciembre de 1937, por la/ que me hace saber que estaría dispuesto a venir a esta, pero que antes/ quiere enterarse de las condiciones económicas en que vendría a trabajar. Presentada su carta a mi Excmo. Prelado y cambiadas las ideas del ca/so, creo necesario indicar a Vd. Que las ventajas económicas que podría/ Vd. reportar de sus trabajos ministeriales es esta serían tan escasas, que/ no le sería a Vd. Posible solucionar sus problemas familiares./ Acaso se encontraría Vd. Mejor, en este sentido, en la Diócesis de/ Buenos Aires, República Argentina, a cuyas autoridades Eclesiásticas po/dría dirigir Vd. Su solicitud/ Aprovecho esta oportunidad para saludar a Vd. Con mi más distingui/da consideración, quedando de Vd./ S. S y affmo. en Xto./ ANTONIO S. ARDOINO/ Vicario General. --------------------Descripción General: Soporte papel, Bien conservado, Escrito a mano, Letra cursiva, Redonda, Medianamente legible. Escrita solo en los anversos, todos

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los reversos vacios. A partir del Documento 7 se sabe que está fechada el 28 de junio de 1939. “[f.1.a] M. I. Sr. D. Antonio S. Ardoino/ Vicario General del Arzobispado de/ Montevideo/ M. I. Sr.:/ Vuelvo otra vez a molestar su/ atención. En su carta del 8 de enero de 1938/ me decía “Presentada su carta a mi Excmo./ Prelado y cambiadas las ideas del caso, creo/ necesario indicar a Vd. Que las ventajas/ económicas que pueda Vd. Reportar de sus tra/bajos ministeriales en esta serían tan escasas/ que no le sería a Vd. Posible solucionar sus/ problemas familiares”/ Supongo que causaría en su ánimo/ mala impresión mi deseo de conocer las/ posibilidades económicas, creyendo que mis/ miras estarían solamente puestas en eso/ y que por eso quisiera quitarme de la/ voluntad el ir a esas lejanas tierras a/ donde deseo ir a trabajar por la causa del/ Señor y al mismo tiempo ahorrar unas/ pesetas para ayudar a mi madre/[f.2.a] viuda y cinco hermanos menores, uno de/ ellos terminando la carrera sacerdotal./ Como los dos compañeros que llegaron a/ ese arzobispado escriben que están muy/ bien considerados ardo mas en deseos de/ ir yo también a ponerme al servicio del/ Sr. Arzobipso de Montevideo./ Tengo en mi poder las letras discesoriales/ y comendaticias del Sr. A.A. de Vitoria y/ en su poder tienen Vds. Certificado de/ buena conducta de mi personal (como me/ dice en carta el Sr. Vicario General de Vitoria)/ Para no [Ilegible] mucho a repetirle/ que tengo 36 años de edad: notas de/ meritosísimas en casi todas las asignaturas/ de la carrera; he sido Párroco de dos/ parroquias durante 4 años; y desde el 1929/ 1° coadjutor en Algorta (Vizcaya) Parroquia/ de 12 mil almas; profesor de Latín; per/ más me gusta la vida parroquial; sobre/ todo la predicación a la que me he dedicado un poco/[f.3.a]. En la actualidad en esta Parroquia/ estoy a cargo espiritual de todos los/ refugiados y ayudo al Sr. Párroco como/ Vicario: (Le adjunto mi foto llevando el Señor en la procesión del Corpus de/ Guethary)/ Estoy dispuesto a ir a ponerme a la/ disposición del Sr. Arzobispo de Montevideo/ si Vds. lo juzgan oportuno./ 84

En caso afirmativo, como soy pobre, le/ ruego me manden el pasaje en una/ línea de vapores que no toque ni España ni en Portugal (luego lo reinte/graré en el modo y manera que parezca/ conveniente al Sr. Arzobispo.)/ Creo que hay una compañía que sale/ de Marsella; de todos modos hare lo que Vds./ Me ordenen./ Al mismo tiempo les ruego me/ concedan el permiso de desembarco en/ esa y yo por mi parte estaré con el/ Sr. Consul de esta, Si Vds. Me lo/ indican.” --------------------Descripción General: En soporte papel, Mecanografiado, bien conservado. “[f.1.a] Montevideo, 3 de Agosto de 1939./ Sr. Pbro. D. Enrique de Arteta./ Guethary./ De mi mayor consideración:/ Acaba de recibirse en esta Vicaria/ de la que recientemente me he hecho cargo, su carta de fecha/ 28 de junio, en la que reitera sus propósitos de venir a esta/ Arquidiócesis./ Cúmpleme comunicarle por la presente que se acepta/ su ofrecimiento, debiendo, a la brevedad posible, conseguir/ de la Nunciatura Apostólica en España y de su propia Dióce/sis los documentos necesarios./ En este mismo sentido, escribo hoy al Sr. Vicario/ General de Vitoria. Una vez en ésta, se le confiará una Tenencia en/ alguna de las Parroquias de esta Arquidiócesis./ De acuerdo con su pedido, deberá embarcarse en/ Marsella, si es posible el próximo 23 de Agosto, o bien el/ 7 de setiembre, fechas en que zarpan de ese puerto los bar/cos de la Compañía Navifrance, que son el “campana” el “Al/sina”, el “Mendoza” y el “Florida”/. El pasaje ha sido pagado en esta, importe que lue/go podrá ir reintegrando paulatinamente. Ea [error de mecanografiado] adquisición del/ pasaje es comunicada telegráficamente por la agencia esta/blecida en ésta a su correspondiente de Marsella./ Rogándole active sus gestiones, queda a sus gratas/ órdenes./ Arzobispo T. de Macra- Coadjutor/ Y Vicario General de Montevideo./” 85

--------------------Descripción General: En soporte papel, Mecanografiado, bien conservado. “[f.1.a] Montevideo, 3 de agostos de 1939./ Sr. Vicario General y Provisor del Obispado de/ Vitoria./ Ilmo. Señor:/ Con fecha 28 de Junio Del corriente añoha vuelto a/ recibir esta Vicaria de La Arquidiócesis de Montevideo, de la/ que me he hecho cargo recientemente, una carta del Pbro. Enrique/ de Arteta, insistiendo en venir a esta Arquidiócesis./ De acuerdo con los informes recibidos de esa Ilmma. Vi/caría, por carta de fecha 10 de diciembre del año 1937, hemos/ decidido aceptar al mencionado sacerdote, a quien se le confía/rá una Tenencia en alguna de las Parroquias de esta Arquidiócesis./ Con este motivo, ruego a su Sría. Quiera gestionar de/ la Nunciatura Apostólica las licencias necesarias así como los/ documentos de esa Vicaría./ Este este mismo correo aéreo, se es cribe también al/ mencionado sacerdote en este mismo sentido, manifestándole, ade/más, que se abonará el pasaje correspondiente de la Compañía/ naviera Navifrance, a fin de que pueda embarcarse en Marsella/ el 23 del corriente mes de agosto, y si esto no es posible, el/ 7 de setiembre, fechas en las cuales zarpan vapores de Marsella,/ pertenecientes a la mencionada Compañía./ Con este motivo y muy agradecido a la atención del Sr./ Vicario, queda a sus gratas órdenes./ Arzobispo T. de Macra-Coadjutor/ Y Vicario general de Montevideo.” --------------------Descripción General: En soporte papel, Mecanografiado, bien conservado, Letra azul. “[f.1.a] Guethary, 20 de Agosto 1939/ Muy I. Sr. Vicario General de la Archidiocesis de Montevideo/ Montevideo/ Muy I. Sr.:/ 86

He recibido carta de V.E. en la que me comunica que he/ sido admitido al servicio de esa Archidiócesis. Al mismo tiempo/ recibo de la casa consignataria de Marsella el “appel” del pasaje./ Muchas gracias por todo. Hubiera sido mi gran deseo embar/carme en la fecha que V. E. me indica muy a pesar mío no pue/do hacerlo. El cónsul de Uruguay en Bayona, me dice que no puede/ embarcarme hasta que tenga concedido el permiso de entrada en Mon/tevideo por las autoridades del ministerio de Relaciones y Direcci/on de Inmigración de esa./ Al mismo tiempo me indica que tiene que hacer unexpedien/te sobre mi personalidad: mi certificado de buena conducta expedido/ por el Muy I. Sr. Vicario General de la Diócesis de Vitoria e infor/mes favorables que yo poseo y que obran también en esa Vicaria de/ Montevideo desde el año 1937, no han servido para hacerle cambiar/ de opinión. La certificación del Sr. Obispo de Bayona, en la que/ consta mi buena conducta al servicio de la Parroquia de Guethary/ –vicario interino durante 6 meses- tampoco ha surtido efecto./ Conozco varios casos en los cuales el expediente tramita/do por este funcionario consular ha tardado más de 4 meses, y gas/tos cuantiosos./ Como mi deseo y el de V. E. es el de que salga inmediata/mente para Montevideo, ruego a V. E. active la obtención del permiso/ de mi entrada en el Uruguay y mandándome por via aérea pueda con/seguir salida rápida e inmediata./ Muy agradecido a las atenciones de V. E. R. que de V. E./ affm s. s. que su anillo pastoral besa/ ENRIQUE DE ARTETA/ Pbro.” --------------------Descripción General: En soporte papel, Mecanografiado, bien conservado. “[f.1.a]Montevideo, 29 de agosto de 1939./ Sr. Pbro. D. Enrique de Arteta./ Guethary./ De mi mayor consideración:/

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He recibido su carta fecha del 20 del corri/ente en la que expone las dificultades que encuentra para obtener los documen/tos necesarios de entrada al país. Esta Curia se ha puesto al habla de inmediato con el Minis/terio de Relaciones Exteriores, donde se nos aconseja lo siguiente:/ Que se presente al Cónsul Uruguayo en Burdeos con un docu/mento de buena conducta (pueden servir los que ya posee de su Vicario/ General y del Obispo de Bayona) y un documento que certifique que Vd. No/ pertenece a ningún partido extremista (rigores del trámite a seguir)./ Con esos documentos pida al Sr. Cónsul envíe por via aérea/ a nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores los documentos necesarios,/ a fin de que, de acuerdo con la concesión obtenida, envíe el mencionado/ Ministerio el documento de libre desembarco./ Si encontrara nuevas dificultades, escriba de inmediato,/ a fin de obtener en el Ministerio el medio de allanarlas./ Con este motivo, saluda a Vd. Atentamente,/ Arzobispo T. de Macra-Coadjutor/ Y Vicario General/ P.S: Esta carta y la anterior pueden servirle para probar que Vd. Es/ llamado por el Excmo. Sr. Arzobispo de Montevideo, donde tendrá asegu/rada su congrua sustentación en el ejercicio de su Ministerio.” --------------------Descripción General: En soporte papel, Mecanografiado, bien conservado, Letra Violeta oscuro. “Guethary, 19 de setiembre 1939./ Muy ilustre Sr. Vicario General del Arzobispado/ de Montevideo./ Muy ilustre Sr./ He recibido su grata del 29 del pasado mes, en la/ que se me indica me dirija al Sr. Cónsul General en Burdeos./ Por las actuales circunstancias no me puedo despla/zar a Burdeos y he estado con el Sr. Cónsul de Uruguay en Ba/yona, quien me ha dicho será él quien cursará los documentos/ necesarios y abrirá un expediente para conseguir del

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Sr. Mi/nistro del Interior de Uruguay el permiso necesario para en/trar en dicha República a la mayor brevedad posible./ Por mi parte ruego a V. E. activen en el Ministerio/ dicha autorización y que una vez conseguida la envíen direc/tamente al Sr. Cónsul de Uruguay en Bayona Bajos Pirineos-/Rue Gentil Ade- Villa Argian- por el procedimiento más rápido/ posible, por cablegrama o como a V. E. y a las autoridades les/ parezca más conveniente/. De esta carta le enviaré una copia tan pronto como/ comience el servicio aéreo/ En espera de sus noticias queda de V. E. su affmo./ S. S. y capellán./ ENRIQUE DE ARTETA/ Mi nueva dirección -. Enrique Arteta Orbe/ Vicario accidental de la parroquia d e/ GUETHARY-Bajos Pirineos/ France.” --------------------Descripción General: En soporte papel, Mecanografiado, bien conservado. Montevideo, 11 de Noviembre de 1939./ Sr. Pbro. Enrique de Arteta/ Guethary/ De mi mayor consideración:/ Tengo el agrado de acusar recibo de/ su carta fecha 19 de setiembre ppdo., referente a las gestio/nes que realiza ante el Cónsul del uruguay en Bayona./ De acuerdo con lo que se nos ha informado en/ el Ministerio de Relaciones, el Cónsul de Bayona (o el que/ sea) deberá iniciar el expediente en esa, para remitir luego/ esa documentación a nuestro Ministerio; y recién entonces, el/ Ministerio concede el permiso./ Apenas pues, llegue al Ministerio la documenta/ción remitida por el Cónsul de Bayona, nos encargaremos de ac/tivar el envío del permiso correspondiente./ Trate, pues, de su parte, de apresurar los trá/mites en Bayona, usando, en lo posible, el correo aéreo para/ las comunicaciones con ésta./ Con este motivo, y esperando tenerlo pronto/ entre nosotros, saluda a Vd. Con toda consideración./ Arzobispo T. de Macra-Coadjutor/ Y Vicario General.” 89

--------------------Descripción General: Soporte papel, Bien conservado, Escrito a mano, Letra cursiva, Medianamente legible. “[f.1.a] M. I. Sr. Vicario General del/ Arzobispado de Montevideo./ Muy I. Señor: Siguiendo su consejo/ me presenté ante el Sr. Cónsul General del Uruguay/ en Burdeos, quien me ha arreglado el/ viaje, así que saldré (D.m.) el 7 de Marsella/ y llegaré (Si Dios quiere) a fines de diciembre/ por un barco de la Compañía que me/ enviaran el pasaje. Llevo el certificado de/ Viaje, Certificado Político Gral. Permiso del/ Obispo de Vitoria; de la Nunciatura./ Les ruego pues si hay algo que arreglar/ en el Ministerio, lo hagan Vds. Para que/ no tenga inconveniente para desembarcar:/ aunque el Sr. Cónsul me dijo que no tendría/ dificultades. Muchas Gracias. Tengo mucho/ deseos de ser útil al Señor y a V. E. R./ que tan bien se han portado conmigo./ De V. E. R. humilde servidor/ que su anillo pastoral besa./ Enrique de Arteta/ Guethary 17-11-39.” --------------------Descripción General: Soporte papel, Bien conservado, Escrito a mano, Letra cursiva, Medianamente legible. “[f.1.a] Marseille 6-12-39/ Muy Iltre. Señor/ Vicario General del/ Arzobispado de Montevideo./ Obra en mi poder/ su atenta del 11-11-39. /Como ya le he escrito/ por mis ordinarios, le/ repito por correo aéreo/ seguir sus deseos./ Obedeciendo su grata,/ me presenté al Sr./ Consul General de Uru/guay en Francia, Burdeos, quién me/ arregló todos los papeles/ “certificado políticosocial”,/ certificado de viaje y el/ visado del pasaporte para/ [f.1.r] embarcar

en

Marseille:

estuvo

cari/ñosísimo

conmigo.

Toda

la

docu/mentación que medio la ha certifica/do el Sr. Cónsul de Marseille, quien/ me ha dado el visado de embarque,/ así que gracias a Dios, salgo el 9/ en el vapor “Florida” (…)/ Supongo que si/ hubiese alguna dificultad/ a última hora (cosa que no/ creo) pues todo está en regla)/, la solucionaría V. E./ 90

Con muchos deseo/ de trabajar en esa Archidió/cesis y dando muy muchas/ gracias a V.E.R queda/ S.S y Capellán/ ENRIQUE DE ARTETA.” --------------------Descripción General: En soporte papel, Mecanografiado, bien conservado “[f.1.a] Montevideo, 27 de Diciembre de 1939./ Sr. Ministro del Interior,/ Dr. D. Manuel Tiscornia/ Presente./ Señor Ministro:/ El que suscribe, Arzobispo de Montevi/deo, solicita de ese ministerio el libre desembarco/ en nuestro puerto, del Sacerdote Enrique de Arteta,/ quien viaja en el Vapor “Florida”, próximo a llegar./ El mencionado Sacerdote viene requerido por/ este Arzobispo, para desempeñar su ministerio, te/niendo, en consecuencia, asegura desde ya su congrua/ sustentación./ Con anticipadas gracias, saluda al Sr. Minis/tro, esperando que, de acuerdo con el art. 6° de la/ Ley de Inmigración de 23 de Noviembre de 1937, conce/da el permiso solicitado.” --------------------Descripción General: En soporte papel, Mecanografiado, bien conservado “[f.1.a] Santiago de Cuba 9 de Julio de 1940/ Excmo. Y Rmo. Sr. Mons. Juan Francisco Aragone, Arzobispo/ de Montevideo./ Montevideo./ Mi venerado Hermano:/ El Sr. Pbro. Enrique Arteta, que presta sus servicios en/ la Parroquia de Paso Molino de esa Ciudad, tiene dos compañeros/ aquí, y he sabido por ellos que vendría contento a trabajar en/ esta Archidiócesis, si V. E. Rma. No tuviera necesidad e él./ Realmente tengo verdadera necesidad de dos sacerdotes, uno/ para el Seminario, y otro para una Parroquia, y me he toma la/ libertad de escribirle y decirle que, si V. E. Rma. le da su li/cencia, puede venir./ 91

Ruego a V. E. Rma. no lo lleve a mal, y si no tiene mucha/ necesidad de ese sacerdote, le de permiso para venir./ Quedo de V. E. Rma. Afmo. Heramo./ Valentin Zubizarreta./ Arz. De Santiago de Cuba” --------------------Descripción General: En soporte papel, Mecanografiado, bien conservado “[f.1.a] Montevideo, 19 de Julio de 1940./ Excmo y Revmo. Mons. Valentin Zubizarreta./ Arzobispo de/ Santiago de Cuba./ Excmo y Revmo. Señor:/ Tengo el agrado de acusar recibo de su/ atenta carta fecha 9 del corriente, en la que maniesta [error de mecanografiado] la/ necesidad que tiene de sacerdotes, y el deseo de conseguir al/ Pbro. D. Enrique de Arteta, si no hubiera necesidad de él en esta/ Arquidiócesis./ ¡Cuánto lamento manifestarle que me es imposi/ble acceder a los deseos de V. E. Revma.!/ Puedo asegurar a V. E. que hay varias parro/quias vacantes y no pocos sin llenar, por carecer del/ clero suficiente; y que de continuo, estoy buscando y solici/tando la venida de sacerdotes, que nos ayuden en las múltiples/ tares del ministerio./ Nuestro seminario, a pesar del gran impulso que/ se le ha dado, y de las muchas vocaciones que, a Dios gracias,/ tenemos, no llena aún las necesidades de esta Arquidiócesis./ Con este motivo, me complazo en saludar a V. E./ con los sentimientos de mi mayor consideración y fraternal esti/ma./ JUAN F. ARAGONE./ Arzobispo de Montevideo” --------------------Descripción General: En soporte papel, con renglones, bien conservado, Escrito a mano, Letra cursiva, Redonda, Legible. “[f.1.a] 92

Excmo. Y Rvmo. Monseñor/ Enrique de Arteta, presbí/tero, Teniente Cura de las Parroquias de la/ Inmaculada Concepción en el Paso del/ Molino, a V. E. Rvma. Humildemente/ expone:/ Que habiendo sido admitido en/ la Arquidiócesis de Santiago de Cuba/ para desempeñar un cargo en el Semina/rio Diocesano y necesitando licencia de/ V. E. Rvma., a tenor de lo que dispone el/ decreto “Magni Semper” de las S. Congregación/ Consitorial, Cap. 1. N. 7/ Suplica el consentimiento de V. E. Revma./ Gracia que espera al/canzar de V. E. Rma., cuyo anillo pastoral/ reverente besa./ Enrique de Arteta./ Montevideo, 25 de Julio de 1940./ Excmo. Y Rvmo. Monseñor Dr. Dn. Juan Francisco/ Aragone, Arzobispo de Montevideo.” --------------------Descripción General: En soporte papel, Mecanografiado, bien conservado “[f.1.a] POR LAS PRESENTES, certificamos que el/ Sr. Pbro. Don ENRIQUE DE ARTETA, del Clero de la Diócesis/ de Vitoria (España), ha permanecido en esta Arquidiócesis/ desde el 2 de enero del corriente año de 1940 hasta la fe/cha, habiendo desempeñado durante ese tiempo el cargo de/ Teniente Cura de la Parroquia del Paso Molino en esta ciudad./ ASIMISMO certificamos que el mencionado sacerdote/ tiene corrientes todas las licencias ministeriales y que/ a pedido del mismo, se ausenta definitivamente

de la Arqui/diócesis, para trasladarse al Arzobispado de

Santiago de/ Cuba, a requerimiento del Prelado Metropolitano./ DADAS en Montevideo, a veintitrés de agosto de mil no/vecientos cuarenta./ Arzobispo T. de Macra- /Coadjutor y Vicario General de Montevideo.” ------------------

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DIEZ Y DIEZ, Baltasar. Número de Carpeta: D4 Cantidad de Documentos en carpeta: 9 Cantidad de Documentos seleccionados: 4 Origen del Cura: La Serna, Castilla y León, España Descripción General: Documento en soporte papel, bien conservado. Escrito a mano, letra cursiva, inclinada. Medianamente ilegible. Muchas abreviaciones. Fechada en La Serna, 6 de marzo de 1932 “[f.1.a] M. I. S. Secretario/ Montevideo/ M. I. S. Secretario mi E. I : Tengo el honor de dirigirme a V. S./ para que tenga la bondad de decirme si ahí o en alguna otra diócesis/ podria dedicarme al ministerio sacerdotal trabajando por la gloria de Dios/ y la salvación de las almas, pues en España y sobre todo en la Diocesis de/ León, desde que nos han quitado la nomina a los ecónomos, no pode/mos vivir, ya que cada dos kilometros hay un sacerdote y los pueblos son/ pequeños, un servidor tiene dos pueblos y entre los dos no hay mas/ que doscientas veinte y dos almas; pero no me deja marchar el Sr. Obispo/ sino me incardino en otra diócesis, si por allí hay algun Sr. Obispo/ que me acepte, le agradecería en el alma tuviera la amabilidad de envi/arme la aceptación lo más pronto posible, me urge porque si ahí no/ puede ser deseo dirigirme a otra parte./ (…) Baltasar Diez. (…) --------------------Descripción General: Documento adjunto al anterior, Mecanografiado. Fechado en Montevideo, Abril 13 de 1932. “[f.1.a] Señor Presbitero Don Baltasar Diez/ La Serna./ Muy señor mío:/ 94

Acuso recibo, en nombre del Sr. Arzobispo, de/ su carta fecha 6 de marzo último, en la que Vd. Le manifiesta/ sus deseos de venir a esta Arquidiócesis./ Monseñor agradece su ofrecimiento, pero no le es/ posible aceptarlo, por cuanto no tiene puesto alguno disponi/ble que ofrecer a Vd./ Dejando así cumplida la orden emanada de mi Pre/lado, me es grato saludar a Vd. Con mi mayor consideración./ EUSEBIO RIUS/ Pro Secretario. --------------------Descripción General: Documento en soporte papel, bien conservado. Posee sobre el margen inferior izquierdo un sello que dice “PARROQE [BORRADO]S PEDRO A D-VINC :: FRESNEDO =” Escrito a mano, letra cursiva, inclinada, medianamente legible. Fechado en “Fresnedo, 19 de Septiembre de 1932” “[f.1.a] Excelentísimo y Reverendísimo Señor Arzobispo de Montevideo Baltasar Diez y Diez, Presbítero, Cura-Ecónomo de/ Fresnedo de la Serna, Diócesis de León (España), de/ treinta y cinco años de edad a V. E. humildemente/ expone:/ Que deseando pasar a esa archidiócesis de/ su digno cargo a trabajar en pro de nuestra religión/ católica y ____ mejor a las necesidades de la/ ________ sustención, a V. E. Reverendísima./ Suplica respetuosamente se digne concederle la/ admisión, extendiendo la certificación oficial corres/pondiente al objeto de cumplimentar las dispo/siciones canónias.(ESTABA ASI)/ Es gracia que el firmante no duda obtener/ del bondadoso corazón de V. E. Reverendísima, cuyo/ anillo pastoral besa./ Dios guarde a V. E. Reverendísima. Muchos años/ Baltasar (…)” --------------------Descripción General: Documento en soporte Papel, bien conservado. Mecanografiado. Fechado en Montevideo, Octubre 17 de 1932.

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“[f.1.a] Excelentísimo y Reverendísimo Señor Obispo de la Diócesis de León/ Doctor Don José Alvarez y Miranda./ España./ Excelentísimo y Reverendísimo Señor/ por especial encargo de mi Excelentísimo Prelado, debo comunicar a V. E./ que acaban de dirigirse a esta Curia, solicitando ser admitidos/ en esta Arquidiócesis, los Sres. Presbiteros DON GERMAN COBOS DIAZ; DON/ BERNARDINO MARTINEZ CAPETERO y DON BALTASAR DIEZ Y DIEZ./ Desde luego, me es grato manifestar a V. E. que con el mayor/ gusto serán aceptados aquí los tres referidos sacerdotes, siempre/ que V. E. pueda recomendárnoslos como buenos y bien probados. Y/ para no perder tiempo, si V. E. lo considera conveniente, puede en/viarnoslos de inmediato, provistos de la correspondiente documenta/ción de la Diócesis y de la Excelentísima. Nunciatura./ Ruego, pues, a V. E. que lo que se digne resolver en este asunto,/ quiera hacérsele presente a los interesados./ (…) ANTONIO S. ARDOINO Vicario General.” ------------------

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JACA CORTEJARENA, Emilio. Número de Carpeta: J1 Cantidad de Documentos en carpeta: 18 Cantidad de Documentos seleccionados: 13 Origen del Cura: Vitoria, País Vasco, España. Incardinado en Minas, No hay Carta de solicitud de incardinación, pero si hay documentos interesantes. Descripción General: Documento Mecanografiado, bien conservado, un poco amarillento sobre los márgenes por el paso del tiempo. “[f.1.a] Montevideo, 5 de setiembre de 1938./ Señor Presbítero Domingo Jaca Cortejarena./ Teniente cura de Minas./ De mi mayor consideración:/ Por encargo del Excelentísimo Señor Arzobispo/ cúmpleme comunicar a usted que habiéndose tenido ante el Repre/sentante del Estado Español en ésta, la venida de su oven her/mano, la contestación ha sido enteramente desfavorable, ya que/ de acuerdo con la misma, a partir de los 16 años están actual/mente los españoles sujetos a las leyes especiales que impiden su salida al extranjero./ Lamentando no poder acceder a sus deseos, queda a/ sus gratas ordenes./ Secretario general.” --------------------Descripcón General: Documento en soporte papel, Mecanografiado, bien conservado. “[f.1.a] Montevideo, 19 de diciembre de 1938./ Sr. Prbo. D. Domingo Jaca-Cortejarena./ De mi mayor consideración:/ Por encargo del Excmo. Sr. Arzo/bispo cúmpleme acusar recibo de su última carta, referente a su traslado para la Diócesis de La Plata./

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Manifiesta el Prelado que bien conocía el sus/ intenciones por habérselas manifestado en diversas circuns/tancias; de suerte que el motivo de su tarjeta obedecía a/ pedirle que aplazara, por el momento, su retiro de la Arqui/diócesis, por la situación especial porque pasa esa parro/quia y por la carencia de personal para sustituirlo./ Con ese motivo, queda a sus gratas órdenes/ LUIS R. DE SANTIAGO Secretario General.” --------------------Descripción General: Escrito a mano, letra muy difícil de leer, cursiva, inclinada (Muy apretada). En soporte papel. Muy pequeño. “[f.1.a] Buenos Aires 21 de febrero de 1940/ El obispo titular de augusta auxiliar del Emmo. Señor/ Cardenal y Arzobispo y Vicario General del Arzobispado. Antonio Rocca/ saluda atentamente a S. E. Rma. Mons. Dr./ Juan Fransisco Aragone (…) y le ruega quiera enviarle informes de/ vita et moribus del Pbro. Jaca Cortejarena/ actualmente teniente Cura de Minas,/ porque tiene parientes muy próximos (…) --------------------Descripcón General: Soporte papel, tipo biblia, escrito a mano, letra redonda, Legible. Se trasluce un poco por la calidad de papel, a veces dificulta la lectura. “[f.1.a] Merlo 23 de Febrero de 1940./ Excmo. e Iltmo. Sr Ar/zobispo de Montevideo/ Excmo. Señor acabo de reci/bir de parte de Monseñor roca en Buenos Aires, la noticia de que se me ofrece la Parroquia de Liniers,/ como teniente o en calidad de te/niente./ Como S.E.I se imaginara/ no he podido menos que aceptar es/ta proposición, ya que mi único de/ seo aparte del de la salvación de las/ almas, era estar cerca de los únicos/ familiares que me quedan/ [f.1.r] yo se que con esto le habré/ dadoa S.E.I ungran disgusto/ pero espero me perdonará en vis/ta de 98

nuestra triste situación de/ desterrados y por los sufrimientos/ mrales tan grandes que hemos de/ padecer todos los días./ Nunca podré agradecer lo debido/ todo lo que S. E. I ha hecho por mi/ y si he procedido así, lo he hecho/ con bien grande pena, pero nuestra/ triste situación me ha obligado a ello./ Continuaré rogando por su E. I/ a Dios en mis oraciones y pido/ a S. E. I perdón por esta pena que me veo obligado a darle, beso/ humildemente el anillo pastoral/ de S. E I cuya vida Dios guarde/ muchos años./ Domingo Jaca-Cortejarena. --------------------Descripción General: Documento mecanografiado, en soporte papel, bien conservado. “[f.1.a] Montevideo, 23 de Febrero de 1940./ Excelentismo y Reverendísimo Monseñor Doctor Don Antonio Rocca/ Obispo T. de Augusta, Auxiliar del Emmo. Señor/ cardenal Arzobispo y Vicario General del Arzobispado de/ Buenos Aires. Excelentísimo y Reverendísimo Señor:/ Recibí su apreciada carta anteayer, por/ la que me pide informes reservados acerca del Presbítero Don Domingo/ Jaca Cortejarena, el cual desea pasar a esa Arquidiócesis./ Juntamente con ella, me llegó una misiva aérea del/ mismo sacerdote, en la que me dice que se le ha ofrecido la tenen/cia de la parroquia de Liniers./ Desde Luego, debo manifestar a V.E que me extra/ña sobremanera la actitud de este sacerdote, cuya venida a América/ nos ha costado enormemente, ante las autoridades civiles del Uru/guay; entre otras, adelantando el dinero para el pasaje, tramitar/ toda ante su superior eclesiástico, el Sr. Obispo de Bayona, la/ compañía de Vapores etc., y aun prepararle el ambiente, entre nos/otros, por su condición de miembro del clero vasco./ Una vez llegado a esta capital, desde su arriba al/ Puerto hasta este instante; le hemos tratado con verdadera cari/ño, hospedándolo en la casa Arzobispal y dándole, luego, un cam/po de actividades en la Parroquia de Minas, que muchos nuestres/ hubieran querido para sí./

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[f.1.r] Seguramente que él se valió de nosotros para llegar a esta/ tierra, con la idea ya preconcebida de preparase el camino para/ ésa; pero ha procedido incorrectamente y hoy aumenta su incorrec/ción dando este paso y dejándome, como él bien lo sabe, si lo rea/liza, en una situación desesperante; pues él conoce que no tene/mos ni un solo sacerdote para suplirlo, en el puesto que ocupa./ Por tales motivos, yo no me atrevería a dejarlo salir de/ esta arquidiócesis; pues conceptúo que falsa con ella y con las e/normes atenciones que se le han dispensado para sacarle de la si/tuacion de desterrado y perseguido en que se encontraba./ Guiado por tales motivos me atrevería a suplicar a V.E/ se dignara persuadirlo de su regreso, como él me dijo que volvería/ pues me habló,al despedirse, que había iniciado, con gran satis/facción y consuelo, unas obras de propaganda catequística, que re/anudiaría, con nuevos brios, a la vuelta de su viaje a Buenos Aires./ El motivo que aduce es sumamente futil; pues estamos a un/ paso de esa capital y con numerosos y fáciles medios de llegar a/ ella. De manera, que él puede visitar a sus parientes con alguna/ frecuencia./ Por lo que dejo dicho, cemprenderá V. E. que se trata de/ un buen sacerdote, que siempre ha pertenecido al clero secular./ Muy agradecido de antemano a cuanto Vuecencia haga en favo/ de esta Arquidiocesis dentro del caso que ocurre, me complazco en/ saludarle con gran estima y ponerme a sus gratas ordenes./ JUAN F. ARAGONE/ Arzobispo de Montevideo” --------------------Descripción General: Documento mecanografiado, en soporte papel, bien conservado. “[f.1.a] Montevideo, 1º de marzo de 1940/ Señor Presbítero/ Domingo Jaca Cortejarena/ Minas./ De mi mayor estima:/ 100

En nombre de Excmo. Sr. Arzobispo de Montevideo/ Dr. D. Juan Fransisco Aragone, me dirijo a Vd. Para finiquitar el/ asunto de su deseo de radicarse en Buenos Aires, puesto que quizá/ Vd., en su petición, fue movido por un mal entendido, que me com/plazco en aclarar./ En su carta de usted, fechada el 23 de febrero nos/ dice que “Monseñor Rocca… me ofrece la Parroquía de Liniers, como Teniente o en calidad de Teniente”. Ahora bien, esta curia/ acaba de recibir una carta del Excelentísimo Señor Antonio Rocca, Obispo/ Auxiliar en Buenos Aires en la que leemos: “aquí ni se le ha/ ofrecido ni se le ofrecerá cargo eclesiástico alguno”, añadiendo/ que se interesó por él el Sr. Párroco de Liniers./ Hemos creído bien hacerle esta comunicación, para/ que Vd. Siga trabajando en paz en esta Arquidiócesis, donde tanto/ se le aprecia y donde tanta falta hacen los obreros de la viña del/ Señor./ Aprovecho esta oportunidad para saludar a Vd. con/ mayor consideración y aprecio en Cristo./ Arzobispo T. de Marca-Coadjutor/y vicario general.” --------------------Descripción General: Documento mecanografiado, en soporte papel con renglones, bien conservado. “[f.1.a] Minas 18 de Marzo de 1940/ EXCMO Y REMO SR. DR. D. ANTONIO MARIA BARBIERI/ ARZOBISPO T. DE MACRA-COADJUTOR Y VICARIO GENERAL DE MONTEVIDEO/ Excmo. Sr.: En contestación a su atenta carta del 1°/ de Marzo, bedo manifestar a S.E.R. que lamento profundamente el no/ haber podido obtener autorización de S.E.R. Dr. D. Fransisco Aragone,/ Arzobispo de Montevideo, para trasladarme inmediatamente a Buenos Ai/res, puesto que por ello he tenido que hacer un sacrificio costoso al/ perder una ocasión de colocarme en un puesto que tan bien me venía/ por mis asuntos de familia./ Doble ha sido mi objeto al hacer este sacrificio; Agradecer/ los beneficios recibidos de esa Curia, y evitar el problema que plan/teaba con mi inmediata partida./

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Para evitar pues este inconveniente y a fin de que S./ E. R. tome las medidas oportunas, participo a S. E. R que he deci/dido trasladarme a aquella Diócesis para mediados del mes que viene,/ esperando que la bondad de S. E. R que reconocerá la razón de mi/ petición y prestará voluntariamente su autorización que es lo que/ exige Monseñor Rocca./ Beso reverentemente el Anillo Pastoral de S. E. R./ cuya vida guarde Dios muchos años./ Domingo Jaca-Cortejarena. --------------------Descripción General: Documento mecanografiado, en soporte papel, bien conservado. “[f.1.a] Montevideo, 20 de marzo de 1940/ Sr. Pbro. D. Domingo Jaca Cortejarena./ Minas./ De mi mayor consideración./ Acuso recibo de su carta, fechada el/ 18 del corriente, en la que comunica a esta curia su resolución/ de ausentarse definitivamente para la Arquidiócesis de Buenos Ai/res, hacia mediados de abril. He comunicado su decisión al Excmo. Sr. Arzobispo de Montevi/deo, Monseñor Dr. D. Juan Fransisco Aragone, quien me encarga de/ contestarle que por ahora esta curia no está dispuesta a conceder/le la licencia que solicita./ Vd.conoce bien la penuria de sacerdotes en esta Arquidióce/sis, penuria que ha sido atenuada por la muerte de varios miem/bros del Clero. En estos momentos no disponemos de personal para/ sustituir a Vd. en el puesto que ocupa; y por eso le pedimos quie/ra desistir, por ahora, de su propósito, sin prejuicio de que, más/ adelante, cambiando las actuales circunstancias, se le conceda el/ permiso que pide./ Todas las atenciones que esta Curia ha tenido para con Vd./ nos hacen esperar fundadamente que aceptará esta decisión impues/ta por las circunstancias./ Entretanto me es grato reiterar a Vd. los sentimientos de/ mi más elevada consideración y cristiana estima./ Arzobispo T. de Macra, Coadjutor/ y Vicario General de Montevideo. 102

--------------------Descripción General: Documento mecanografiado, en soporte papel, bien conservado. “[f.1.a] NOS, etc./ POR LAS PRESENTES, certificamos/ que el Sr. Pbro. Don DOMINGO JACACORTEJARENA, de/ la Diócesis de Vitoria, se dirige a la República/ Argentina, para fijar allí su residencia. ------/ ASIMISMO, dejamos constancia que el mención/do sacerdotetiene [error de mecanografiado] corrientes sus licencias ministe/riales y que ha permanecido en esta Arquidiócesis/ desde el 18 de febrero de 1938 hasta la fecha, ha/viendo desdempeñado, en ese interin, a ententa satis/facción nuestra, la Tenencia de un importante Curato/ del interior y habiendo observado una conducta inta/chable.----------------------------------------------------------------------------------------/ DADAS en Montevideo, a los treinta dias del mes/ de diciembre del años mil novecientos cuarenta.------/ ANTONIO M. BARBIERI,/ Arzobispo de Montevideo./ Por mandato de Su Excia. Revma. JOSE F. ELIZALDE./ Secretario ad hoc.” --------------------TRES DOCUMENTOS IGUALES: Todos en la misma condición: Documento mecanografiado, en soporte papel, bien conservado. .-Relativos al envio de las letras Dimisorias del Sacerdote a Argentina. --------------------Descripción General: Documento mecanografiado, en soporte papel, bien conservado, un poco amarillento sobre los márgenes por el paso del tiempo.

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.-Documento que se infiere es del año 1938 o 39, por su contenido, pero la carta no está fechada. .- Se infiere también que sea la respuesta al Documento: “Montevideo, 19 de diciembre de 1938” “[f.1.a] EXCELENTISIMO E ILUSTRISIMO MONSEÑOR DOCTOR/ D. FRANSISCO ARAGONE./ ARZOBISPO DE MONTEVIDEO./ Excmo.e Iltmo. Sr: He recibido la carta que S.E.R/ se ha dignado a dirigirme y con sumo respeto debo manifestarle,/ que me ha extrañado no poco, que S.E.R me diga, que ha oído que/ deseo trasladarme a otra Arquidiócesis, cuando planteé dicha/ cuestión a S.E.R dos veces por palabra y la última vez no/ hace mucho./ No he querido , pues ni debía proceder en esto a es/paldas de S.E.R a quien debo mucho y a quien nunca agradece/rpe debidamente, la atención que S.E.R ha prestado a mi humilde persona./ Lamento en gran manera que S.E.R haya interpretado/ mi deseo de trasladarme a la Diocesis de La Plata, como un acto/ descortés y de desagradecimiento, cuando todas las personas a/ quienes he consultado mi caso, me han dicho que es muy natural/ que lo haga. Si no hubiera sido por demostrar mi agradecimiento, no hubiera quedado todo un año en esta Parroquia, cuando me in/vito Monseñor Alberti (q.e.p.d) y precisamente por agradecimien/to a S.E.R he querido servir durante un año largo./ Por lo demás el paso está dado y no creo haya motivo/ para volver atrás./ En cuanto a la falta de personal, yo reconozco Monseñor/[f.1.r] la razón de S.E.R, aunque en mi lugar pudiera traer otros sacer/dotes más santos y competentes que este humilde servidor./ Agradezco infinitamente a S.E.R las atenciones que por/ este siervo ha tenido y lamento de todo corazón no poderle satis/facer sus legítimos deseos./ Queda de S.E.R su humilde servidor y besa con pie/dad su anillo pastoral./ Dios guarde a S.ER muchos años./ Domingo Jaca-Cortejarena.” -----------------104

5.2. Documentación General AGUERRIZÁBAL, Emilio. Número de Carpeta: A1 Cantidad de Documentos en carpeta: 19 Cantidad de Documentos seleccionados: 4 Origen del Cura: Usurbil, Guipuzcoa, País Vasco, España. Nace el 5 de Agosto de 1891. Estudio en el seminario de Comillas, Santander. Ordenado Sacerdote en Santander el 19 de diciembre de 1919. De la Diócesis de Vitoria. Licenciado en Teología. Cargos ocupados en Montevideo: 18-11938: teniente cura de Pocitos. 5-11-1940: teniente cura de la Metropolitana. 14-3-1960: capellán del Sacre Coeur (Carrasco) Descripción General: Documento mecanografiado, en latín. 30 de Agosto de 1937. Firmado por Mattheus Mugica y Urrestarazu, Obispo de Vitoria. Contiene: En el anverso: En el Margen inferior izquierdo: Sello del Obispado de Vitoria. El obispado de Vitoria se comunica con el Obispo en Montevideo Francisco Aragone atestiguando la “buena vida y costumbres” del solicitante. --------------------Descripcón General: Documento en trozo de papel, mecanografiado “[f.1.a]Pbro. Emilio Aguirrezabal: Buen Sacerdote, sin mayores condiciones; trabaja pero es un poco raro y ferviente separatista vasco.” --------------------Descripción General: Documentos de carácter administrativo, en soperte papel, mecanografiado: “[f.1.a] Montevideo, 24 de Noviembre de 1956 Excmo. Y Rvmo. Monseñor D. Hildebrando Antoniutti Nuncio Apostólico de España. Excmo. Y Rvmo. Monseñor: Habiendo terminado el mes de agosto de/ 1946 el período de mis licencias para residir en esta Arquidióce/sis de Montevideo, previa anuncia del Excmo. 105

Sr. Arzobispo de Mon/tevideo, Monseñor Dr. Antonio María Barbieri, me hago un deber en / solicitar, por la presente, una nueva prórroga de diez años, para seguir ejerciendo el ministerio sacerdotal en este ambiente de li/bertad y de paz, para mayor gloria de Dios y provecho de las almas./ Esperando obtener esta gracia de la benevolencia del V. Excia. Rvma. me es grato suscribirme muy atento y seguro servidor en Cris/to neustro Señor. Fdo. Emilio de Aguirrezabal.” “[f.1.a] Montevideo, 8 de enero de 1957. Sr. Pbro. Emilio Aguirrezabal. De mi mayor consideración: En el día de hoy ha llegado hasta esta/ Curia Eclesiástica un documento de la Nunciatura Apostólica de/ España por el que se autoriza a Cd. A permanecer en la Aquidió/cesis de Montevideo, hasta el 13 de diciembre de 1966. Los derechos son los siguientes: Nunciatura 462 pts., Obispado de Vitoria 35 pts., total 497 pts. Que Vd. Se encargará de hacer llegar a los interesados. Aprovecho la oportunidad para saludar/ a Vd. con cristiana estima. Omar Mangado/ Secretario General.” --------------------Descripción General: Documento en soporte papel, mecanografiado. Contiene: En el margen superior izquierdo: papel personalizado: “Arzobispado de Buenos Aires./ Prot. 907/62”, Luego del texto: sello del arzobispado de Buenos Aires “[f.1.a] Buenos Aires, 16 de mayo de 1962. Ilmo. Y Rvmo. Señor Vicario General. ARZOBISPADO DE MONTEVIDEO Ilustrísimo Monseñor: Tengo el agrado de dirigirme a S.S / Ilma., para rogarle tenga la amabilidad de enviar a ésta,/ el informe “de vita et moribus” del Sr. Pbro. Emilio de/ Aguirrezabal, que ha solicitado su admisión en esta Arqui/diócesis. 106

Al agradecer cordialmente la atención/ que dispense a la presente, me complazco en saludar a S.S Ilma., con sentimientos de distinguida y fraternal estima en el Señor. Jose M. Maliena Vicario General.” ------------------

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ALCIBAR ARECHOULAGA E IRONDO, Francisco. Número de Carpeta: A1 Cantidad de Documentos en carpeta: 55 Cantidad de Documentos seleccionados: 1 Origen: Vizcaya, País Vasco, España Descripción General: Documento en soporte papel, bien conservado. Escrito a Mano, letra cursiva, bastante legible. Contiene: en el centro de la F1 una cruz, un una anotación con lápiz (hecha posteriormente por el archivista) que dice “N=163 Sobre el margen izquierdo contiene el sello del obispado de Vitoria. Documento que contiene la solicitud y la concesión a dicho Sacerdote de “El Exeat” y “Natione Originis”. -Solicitud fechada en Vitoria a 6 de julio de 1900. -Concesión fechada en Vitoria a 16 de Agosto de 1900. Contiene también certificados varios: Diploma de Seminario cursado entre los años 1894 y 1899 en Salmanticensis. Certificado de Bautismo y Confirmación. Carta Al Arzobispo de Montevideo, Dr. D. Mariano Soler. Fechada en Montevideo: 18 de Octubre de 1900. Escrita por Francisco Alcibar. Soporte papel, bien conservado, con renglones. Escrita a Mano, letra cursiva, legible. (…) [f.1.a] Fransisco de Alcibar Arechuluaga e/ Irondo, originario de la parroquia de/ San Andres de Echevarria, de veinte, y/ tres años de edad e hijo de (…) ante V. E. reverendisima se presenta y expone:/ que habiendo venido a esta ciudad de Mon/tevideo y fijado su residencia en ella, y/ siendo sus deseos terminar la carrera eclesi/Astica a que se siente llamado por el señor/ a solicitado y obtenido de su obispo de/origen el correspondiente Exeat y testimoniales originales (…) ------------------

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ALFARO Y LATASA, Santos Número de Carpeta: A1 Cantidad de Documentos en carpeta: 20. A destacar Varios certificados, de seminarios, y de buenas costumbres, de confirmación. Cantidad de Documentos seleccionados: 3 Origen: Pamplona, Navarra, España Descripción General: Documento en soporte papel, bien conservado. Contiene en el anverso: Sobre el Margen Superior Izquierdo un sello de: Secretaria de Cámara del obispado de Pamplona. Escrito a mano por: Firma ilegible. Letra cursiva no muy legible. Fechado en Pamplona: 4 de Diciembre de 1897. Se solicitan al obispo de Pamplona las licencias para trasladarse a Montevideo, y terminar allí los estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar de esta ciudad. “El excmo. E Iltmo. Sr. Obispo/ de la diócesis, acudiendo a los de/seos de ud. Se ha dignado conce/derle la licencia oportuna para/ trasladarse a la ciudad de

Mon/tevideo (América) y culminar/ sus estudios eclesiásticos en el

se/minario conciliar de aquella/ diócesis. (…)” -----------------Descripción General: Carta al Arzobispo de Montevideo, pidiendo la incardinación. Soporte papel, con renglones, bien conservado, algunas manchas de tinta menores. 1 foja escrita tanto en el anverso como el reverso. Escrita a mano, muy mala caligrafía, poco legible. Fechada en Montevideo: 11 de Febrero de 1898. “Excmo. e Iltmo. Sr. Arzobispo de Montevideo. Excmo Sñor. El clérigo Santos Alfaro y Latasa, natural/ de [Ilegible] diócesis de Pamplona a V. E. humildemente dispone que: Habiéndolo estudiado y aprobado 2 años de gramática en el colegio de Maojon dio/secis de Zaragoza, el 9° y 1° de Filrrojia/ en el de Barlastio diócesis de 109

Huesca: y vuelto/ a confirmar los estudios a la formación mayor aprobándolo al efecto los dos cursos restante/ de Filosofía, seis de Teología dogmática y/ dos de moral. y habiendo permanecido dur/ante toda mi carrera en clase de alum/no interno tanto en los colegios extradioce/sanos dependientes de la jurisdicción de/ la congregación de hijos del [Sagrado Corazón de Marra][f.1.r] como en un diocesano dependiente a su ser/ del seminario conciliar de Pamplona (…) A este fin expendo esta solicitud pa/ra que dada su generosidad admita en/ su diócesis (…)” --------------------Descripción General: Seguidamente se encuentra la contestación del Arzobispo (Dentro del mismo documento). Escrita a mano, letra legible. Fechada en Montevideo: 12 de febrero de 1898. “Montevideo Febrero 12 de 1898 Recibido hoy y sube al despacho. Arzobispado de Montevideo. Montevideo Febrero 12 de 1898. En merito de los documentos presentados/ concedemos nuestra licencia para que el minoris/ta Don Santos Alfaro y Latasa ingrese en nues/tro Seminario Conciliar en calidad de seminarista interno hasta su ordenacion…” (…) Mariano Arzobispo de Montevideo” ------------------

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ARROSPIDE, Faustino. Número de Carpeta: A4 Cantidad de Documentos en carpeta: 4 Cantidad de Documentos seleccionados: 3 Origen: Vitoria, Alava, País Vasco, España Descripción General: Escrita a mano, letra cursiva. Legible. Soporte papel, bien conservado. Contiene en el anverso: en la esquina superior derecha un Nº 2, y en el centro una cruz. En el reverso: al lado de la firma de Dn. Ignacio Hernández, un sello de la diócesis de Vitoria. Documento Firmado por Dn. Ignacio Hernández (“Dr. Dn. Ignacio Hernandez Rodriguez, Presbitero Abogado de los tribunales, canonigo doctoral de la Santa Iglesia Catedral de esta Ciudad, Provisor y Vicario general de la Diocesis, por el Exelentisimo e Ilustradisimo Sr. Dr. Dn. Diego Mariano Alguacil Rodriguez, obispo de ella S. S”) en Vitoria, a 11 de setiembre de 1876. (…) [f.1.a] Dispensamos saltem/ ad cautelam a don Faustino Arrospide, ton/surado, natural de Toloza, la irregularidad/ en que haya podido incurrir por haber tomado/ parte activa y directa en el último levanta/miento armado en las provincias del Norte,/ para que, no obstante dicha irregularidad/ y con tal de que no tenga otro impedimento/ canonico, pueda recibir las ordenes menores/ y ser promovido a los sagrados mayores, in/cluso el presbiterado, usar de todos los pri/vilegios anejos a ellos y desempeñar los oficios/ que les son propios, asi como tambien obte/ner y retener beneficios eclesiásticos (…) levantando/ [f.1.r] como levantamos al citado don Faustino/ Arrospide cualquiera inhabilitación que/ sobre él pudiera pesar por razón de la in/dicada irregularidad. Dadas en Vitoria a once de setiembre de mil ochocientos setenta y seis. Dr. Ignacio Hernandez. --------------------Descripción General: Documento en soporte papel, bien conservado, escrito a mano, letra cursiva, legible. Con una anotación al margen que ocupa casi la 111

mitad del documento. Contiene en el Anverso: en la esquina superior derecha un Nº 1. Un sello del obispado de Vitoria. Fechada el 30 de setiembre de 1876. Exelentisimo e Ilustradisimo Sr. Ovipo de Vitoria [f.1.a] El que suscribe a nombre y representa/cion de D. Faustino Arrospide tonsurado, na/tural de Tolosa en esta Diocesis y residente en/la actualidad en Montevideo, a V.E.I con/ el respeto debido expone: que deseando ser pro/mobido a los ordenes sagrados, solicita se le/ expida el exeat para que en su sitio pue/da ser ordenado por el Prelado de aquella/ Diocesis. (…) Vitoria 30 de Setiembre de 1876 Antonio de Verástegui. Al margen: Vitoria 30 de setiembre de 1876. Por este nuestro decreto conce/demos el exeat que el recurrente Don/ Faustino Arrospide Solicita, pu/diendp desde luego hacerce subdito/ del prelado Diocesano de Montrevi/deo, asi para la recepcion de los or/denes menores y mayores has el/ presiterado inclusive, previos, los/ requisitos canonicos que deberá ha/cer constar en su expediente de/ vita et moribus ante su indicado nue/vo Prelado, como para el ejercicio/ y desempeño de sus respectivos mi/misterios sagrados para los que se/ le quiera destinar: y aentamos a/ la ves que el dicho D. Faustino Arrospide es sujeto de buena con/ducta sin impedimento canonico ni civil que sepamos. Diego Mariano, obispo de Vitoria --------------------Descripción General: Documento escrito a mano por Faustimo arrospide, letra cursiva, legible. En soporte Papel, bien conservado. Montevideo, Fechado 15 de Mayo de 1877. Contiene: En el Anverso/En el Margen izquierdo: Un grabado del escudo nacional. Una estampilla/sello de “25 centesimos”. Un sello de Contaduría General de la Republica (1877) 112

En el margen superior derecho: un Nº 3 [En el centro] Ilustradisimo Señor: [f.1.a] Faustino Arrospide clerigo tonsurado originario/ de Tolosa en la Diocesis de Vitoria ante V. S. S se pre/senta y expone: que habiendo venido a esta ciudad y/ fijado en ella su residencia con sus padres, a causa/ de los sucesos politicos de España, y siendo sus deseos ter/minar la carrera eclesiastica a que se siente llamado/ por el Señor, ha solicitado y obtenido de su obispo de/ origen el correspondiente exeat y testimoniales, que/ originales adjunta, para poder fijar su residencia en/ este Vicariato y agregando a su clero recibir las ordenes/ menores y sagradas hasta el Presbiterado inclusive: asi/ mismo expone que habiendose hallado en armas en/ la ultima guerra de España solicitó ad cautelam la/ correspondiente dispensa de la irregularidad en que por/ esa causa ha podido incurrir, cuya dispensa ha obteni/do como consta el documento que tambien adjunta. (…) Montevideo y quince de/mayo de mil ochocientos setenta y siete Faustino Arrospide Inmediatamente después, casi terminando la carilla: Ilustradisimo señor Obispo (…) Vicario general de la Republica. Mon/[f.1.r] tevideo Mayo 15 de 1877. Por preseantar con los documen/tos de la referencia: cometerse al Notario/ Mayor Eclesiastico la correspondiente informa/cion de vita et moribus. El Vicario Por Mandato de S. Señoria Ilustradísima. Rafael Iregui En seguida paso este expediente a la/ Notaría Mayor Eclesiastica a los efectos del/ decreto presedente. Conste. Iregui.(…) -----------------113

ARSUAGA, Ignacio Ramón Número de Carpeta: A5 Cantidad de Documentos en carpeta: 2 Cantidad de Documentos seleccionados: 2 Origen del Cura: Vasco. Descripción General: Documento mecanografiado, soporte papel, bien conservado. Fechado en Saint Jean de Lier, 8 de marzo de 1940. “Ilustrísimo señor:/ [f.1.a] Soy un sacerdote vasco salido de mi tierra por/ los azares de la guerra y que quisiera establecerme en país/ de lengua castellana para poder ejercer mi ministerio./ Hasta ahora he trabajado en mantener la fe a mis/ hermanos vascos a quienes se quería alejar de la Iglesia/ o mas bien de hecho se alejaba de la iglesia por la política/ y esto terminado, quisiera recomenzar mi ministerio ordi/nario./ S.S. podrá obtener informes de D. Ignacio Aristimuno presbítero/ y espero que S.S. Ilustrísima me ayudará a poder seguir ejerciendo/ mi ministerio hasta la muerte. Por amor de Dios y de la/ virgen santísima no desoiga mis súplicas y espero que/ hallará para mi un rinconcito en que poder continuar mis debe/res sacerdotales./ Besando el anillo de S.S. Ilustradísima. S. in Domino./ Ignacio Ramón Arsuaga/ Presbitero --------------------Descripción General: Contestación, en las mismas condiciones de soporte, letra y conservación. Fechada en Montevideo, 12 de abril de 1940. “[f.1.a] Señor Presbitero Don Ignacio Ramón Arsuaga./ Saint Jean de Lier./ De mi mayor consideración:/ En nombre del Excelentísimo Señor Arzobispo/ Monseñor Doctor Don Juan Francisco Aragone, tengo el agrado de ac/usar recibo de su carta fecha 8 de marzo, llegada a ésta el día/ 10 de abril./ 114

Manifiesta el Prelado que es condición indispón/sable para su recibimiento en esta diócesis, que remita el be/neplácito del Ordinario y la autorización del Sr. Nuncio Apos/tólico en España. Con este motivo, queda a sus gratas órdenes./ Secretario General. ------------------

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DÍAZ RUIZ, Placido. Número de Carpeta: D4 Cantidad de Documentos en carpeta: 10 Cantidad de Documentos seleccionados: 1 Origen de Cura: Burgos, Castilla y León, España. Descripción General: Documento en soporte papel, bien conservado. Escrito a mano, letra cursiva, medianamente legible. Fechada en Robledo de Zamauras 24 de Agosto de 1932. “[f.1.a] Excmo. Sr. Plácido Díaz Ruiz, Presbítero, de cuarenta años de edad,/ natural de Gredilla de Sedano, actualmente cura Párroco de Roble de/ Zamauras, Diócesis y Provincia de Burgos, (España)/ con diez y siete años de ejercicio parroquial a V. E. I. hu/mildemente expone:/ Que dadas las tristisimas circunstancias por que atra/viesa nuestra querida Iglesia Española, que hacen impo/sible la vida económica de numerosos sacerdotes, y desan/do el que subscribe dedicarse solo y por entero a trabajar en/ la viña del señor, cuyo servicio abrazó con decidida voca/ción V. E. I./ Suplica se digne admitirme entre el benemérito clero de/ esa Diócesis V. E. I., tan acertadamente dirigida y digna/mente gobernada por V. E., a los fines deseados./ Es gracia que el recurrente espera alcanzar del bondadoso/ corazón de V. E. I. cuya vida guarde Dios muchos años/ para bien de la Santa Iglesia./ (…) Plácido Díaz Ruiz Excelentísimo e Ilustradísimo Señor Obispo de Montevideo. ------------------

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ECHENIQUE INDART, Juan Cruz. Número de Carpeta: E1 Cantidad de Documentos en carpeta: 18 Cantidad de Documentos seleccionados: 3 Origen del Cura: Gerzain, Valle, Pamplona, Navarra, España. Descripción General: Contiene una cantidad my significativa de certificados de cursos de seminario conciliar en San Miguel de Pamplona. Carta Firmada por “Don mariano Saenz de Cenzano Presbitero Abogado de los tribunales nacionales, Canonigo Doctoral de la Santa Iglesia Catedral de esta Ciudad, Gobernador ___ en-cargos de este obispado, sede vacante.” Dirigida al Arzobispo de Montevideo. Documento en soporte papel, bien conservado. Escrito a mano, letra cursiva, inclinada, Legible. Fechado en Pamplona, 10 de setiembre de 1873. Contiene en el reverso: En el margen inferior izquierdo: un grabado circular con inscripciones en latin “SIGILLUM ECCLESIAE PAMPILONENSIS SEDE VACANTE”

[f.1.a] Al excelentísimo e ilustradísimo señor Arzobispo de Montevideo/ demas señores que las presentes vieren, hacemos/ saber: que por parte de Don Juan Cruz Eche/nique (…) se ha acudi/do a nosotros exponiendo: que en motivo de/ hallarse sus hermanos en esa republica a donde/ piensa tambien pasar su demas familia trata/ de fijar su residencia en la misma, a cuyo efec/to solicita le cencedamos nuestro permiso y el Exeat/ correspondiente. (…) por el presen/te le concedemos la licencia necesaria para ausen/tarse de este obispado y el correspondiente Exeat (…) --------------------Descripción General: Carta de Juan Cruz Echenique. Documento en Soporte papel, bien conservado. Escrito a mano, Letra cursiva, Medianamente Legible. Contiene: en el anverso, sobre el margen izquierdo un sello/estampilla que dice “24” (Similar a la de “25 centésimos” que se ve en otros documentos”); y un sello de “Contaduria general de la Republica (1873)” [f.1.a] Ilustradísimo Señor. 117

Juan Cruz Echenique subdiácono patri/monista del Obispado de Pamplona ante V.S.S/ se presenta y expone que por las razones/ que expresan las testimoniales que tiene/ el honor de presentar ha venido a este vicaria/to animado del deseo de recibir los sagrados/ ordenes del Diaconado y Presbiterado

cuando/

V.S

Ilustradísima

lo

halle

por

conveniente,

prometien/do desde ya someterse a la jurisdicción de V. Ilustradísima/ por medio del juramente de domicilio y cumplir/ todo lo que V. S. Ilustradísima se sirviere ordenar. En Gracia. Juan Cruz Echenique.” --------------------“(…) Resultadon haber producido dicho Don Juan Cruz/ Echenique cuatro laminas de su pertenencia proceden/tes de la deuda publica de España, renta consolidada del/ tres por ciento que representa un capital nominal de/ cuatro mil quinientos escudos, y producen de renta anual/ ciento treinta y cinco similes, cuya serie, numero y de/mas circunstancias aparecen de las mismas laminas/ y del expediente, solicitado se apruebe la consigna que/ hace de los intereses quelas referidas cuatro laminas pro/ducen para que le sirvan de congrua sustentación y/ patrimonio Eclesiastico, a cuyo titulo pueda ser promo/vido a los sagrados ordenes a que aspira. (…) ------------------

118

FERRERAS IGLESIAS, Manuel Número de Carpeta: F1 Cantidad de Documentos en carpeta: 20 Cantidad de Documentos seleccionados: 2 Origen del Cura: Navatejera, León, Castilla y León, España

Descripción General: Documento en soporte papel, Mecanografiado con letra azul. Bien conservado. Contiene en el anverso: En la parte centro-superior: un sello

ovalado

del

obispado

de

León,

y

un

encabezado

(impresión

personalizada) que dice: “NOS el Dr. D. José Álvarez Miranda,/ Por la gracia de Dios y la Santa Sede Apostólica,/ Obispo de León, Conde de Colle. Señor de los Lugares/ de las Arrimadas y Vegamián, etc., etc.” Sobre el margen izquierdo un sello redondo del consulado de la República Oriental del Uruguay. La Coruña. “[f.1.a] Habiendo acudido a Nos el Rdo. Presbitero de esta Diócesis,/ DON MANUEL FERRERAS IGLESIAS, solicitando la oportuna licencia pa/ra trasladarse al Arzobispado de Montevideo (República del Uruguay)/ y prestar en el mismo los servicios de su sagrado ministerio; tenien/do en cuenta que por las letras expedidas por el Excmo. Señor Arzobispo/ ad quem ha sido aceptado y se halla dispuesto a encargarle de algun/ ministerio eclesiástico, condición precisa que deben concurrir en/ los clérigos seculares de Europa que emigran a las Diócesis/ de América, según se dispone en el Cap. I del Decreto de la Sagrada/ Congregación Consistorial del 30 de diciembre de 1918, para que se /les expidan las correspondientes discesoriales./ (…) [f.1.r] José, Obispo de León --------------------Descripción General: Documento en soporte papel, Bien conservado, Mecanografiado. Contiene en el anverso, sobre el margen inferior izquierdo, un sello ovalado del obispado de León. Fechada en Obispado de León (España), 27 de Junio de 1932.

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“[f.1.a] (…) M. Ilustre Señor: tan pronto recibi su atenta del 16 de Mayo ul/timo se comunico a los Presbiteros de esta Diócesis (…)/ y Don Manuel Ferreras Iglesias el contenido de la misma, por/ la cual el Excelentísimo Señor Arzobispo se digna admitirles en la Archidió/cesis, ofreciéndoles los puestos de que se puede disponer./ Don Manuel Ferreras Iglesias ha contestado manifestando que, por/ las circunstancias en que nos hallamos en esta, acepta de buen grado el/ trasladarse a esa, y que lo hara D. m. en el próximo mes de Octubre/ o Noviembre. Este sacerdote tiene 29 años de edad, y lleva cinco de/ ordenacion sacerdotal dedicado al ministerio parroquial, desempeñando/ en la actualidad los cargos de parroco de Felechas y Encargado al/ mismo tiempo de la parroquia de Veneros; su conducta ha sido [papel roto solo en esa parte de la línea, por contexto se deduce: „siempre‟/ buena, dócil y laborioso, si bien algo afectado de presunción, aun/que en pequeño grado./ (….) José, Obispo de León. (…) ------------------

120

LARREA LECUMBERRI, Alberto. Número de Carpeta: L2 Cantidad de Documentos en carpeta: 17 Cantidad de Documentos seleccionados: 1 Origen del Cura: Puente de la Reina, Pamplona, Navarra, España. Descripción General: Documento de Alberto Larrea al Arzobispado de Montevideo. Documento en Soporte papel, Bien Conservado. Escrito a mano, letra cursiva, inclinada, medianamente legible. “[f.1.a] Alberto Larrea y Lecumberri/ natural de la villa de Puente de la Reina/ (Españan, Navarra), y Acolito de la Diocesis de/ Pamplona V.S.I con el debido respeto humildad/ y sinceridad expone: Que habiendole sido negado el/ derecho a matricula en el Seminario Conciliar/ de Pamplona (Navarra) (ignorando las causas/ de esta negativa) el curso pasado de mil ochosien/tos noventa t tres al noventa y cuatro (…) [f.1.r] mas debe advertir a V.S su sier/vo [TACHADO] repetidas suplicas ha conseguido el/ ___ o consentimiento natione originis de su/ Prelado para la diócesis que quiera; y como/ posee este su siervo en su Diocesis dos amigos de/ alma Cecilio Señorena y Apolinar Armendariz subditos de V.S quienes conocen los sentimientos/ de este su siervo y podrán informar a V.S/ si desea, de mis procederes (…) ------------------

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MARITORENA, Román. Número de Carpeta: M1 Cantidad de Documentos en carpeta: 25 Cantidad de Documentos seleccionados: 1 Origen del Cura: Vitoria, Álava, País Vasco, España. Descripción General: Carta a Mariano Soler, Arzobispo de Montevideo. Fechada en Buenos Aires, 24 de Agosto de 1900. Documento en Soporte Papel, Muy amarillento, pero bien conservado. Escrito a mano, letra cursiva, inclinada, medianamente Legible. Presenta extensa cantidad de certificados de seminarios, etc. [f.1.a] Excelentísimo Señor Doctor Don Mariano Soler, Arzobispo de Montevideo. Excelentísimo Señor: El que suscribe Román Maritorena y Michelena, clerigo/ minorista, natural de Irún en Guipuzcoa , Diocesis de Vitoria/ (España) en cuyo Seminaria ha terminado la carrera eclesias/tica, a V. S. humildemente expone, que, no pudiendo ser promo/vido en su patria a las ordenes Mayores por la ley del servicio/ militar allí vigente, a la cual estaria sometido por tres años, y/ por la imposibilidad de constituir el patrimonio, que como titu/lo de ordenación exige su ordinario a los ordenados, espera/ de la amabilidad de V.E se sirva adscribirle al clero de la/ Arquidiócesis, que tan dignamente dirige (…) Vine a esta Republica dirigido por un sacerdote español/ amigo mio adscrito a la Diocesis de la Plata, quien en vista/ de las dificultades con que tropezaba en mi patria para el/ logro de mis santas aspiraciones (..) Me presentó a Mons Espi/noza; pero este nos expreso su sentimiento al no poder acceder a/ mis deseos, a causa del exceso del clero y seminaristas en su Dio/ [f.1.r] cesis (…) ------------------

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MARTÍNEZ CARRETERO RODRÍGUEZ, Bernardino Número de Carpeta: M1 Cantidad de Documentos en carpeta: 4 Cantidad de Documentos seleccionados: 1 Origen del Cura: León, Castilla y León, España. Descripción General: Documento en soporte papel, bien conservado. Escrito a mano, petra cursiva, redonda. Medianamente Legible. Fechada en “Orille a veinte de Septiembre de mil nove/cientos treinta y dos./”. Resulta interesante porque no expone causas. Pero en la carpeta se encuentra un documento mecanografiado, fechado en Santa fe a 3/10/1933, en el cual se expresa que dicho sacerdote solicito incardinarse en Santa Fe, estando ya en Montevideo. “[f.1.a] Excelentísimo Señor:/ Don Bernardino Martinez Carretero Rodri/guez cura párroco de Orille, Diocesis y/ Provincia de León (España), de cuarenta/ y cuatro años de edad a V.E con el/ mayor respeto expone:/ Que deseando pasar a esa archidiócesis/ de su dignísima direccion a ejercer su/ divino ministerio/ Suplica a V.E se digne admitirle en/ la archidiócesis de si digno cargo./ [Fecha y Lugar] Bernardino Martinez Carretero./ (…) ------------------

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ORDOÑEZ, Jesús. Número de Carpeta: O1 Cantidad de Documentos en carpeta: 1 Cantidad de Documentos seleccionados: 1 Origen del Cura: Azuelo, Navarra, España. Descripción General: Soporte papel, Bien conservado, Escrito a mano, letra cursiva, inclinada. Legible. Fechado en Azuelo, Navarra; España 6-5-1931 “[f.1.a] Excelentísimo Señor Arzobispo de/ Montevideo. Muy distinguido Señor mio: Sabiedo/ que V.E. se encuentra necesitado/ de sacerdotes, y no teniendo inconvenien/te en ponerme a su dispocion, si a/cepta mis servicios, desearia saber en que/ condiciones he de ingresar en su dio/cesis, para, de encontralas aceptables, em/barcarme con rumbo a esa a correo seguido/ [f.1.r] los testimoniales que acreditan mi/ humilde persona, se las remitiré a/ V.E. cuando me los devuelva el señor/ secretario de la Real Colegiata de/ Roncesvalles, a donde las envié, ___/ hacer oposiciones a la Canongía Ma/mistral, oposiciones que se han suspendi/do indefinitivamente, en atención a las/ circunstancias criticas ppor que atraviesa/ la Madre España. (…) ------------------

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VILLAR PÉREZ, Manuel. Número de Carpeta: V2 Cantidad de Documentos en carpeta: 8 Cantidad de Documentos seleccionados: 3 Origen del Cura: Gijón, Asturias, España. Descripción General: Documento en soporte papel, bien conservado. Escrito a Mano, letra cursiva, inclinada, medianamente legible. Fechada en Gijón, 24 de mayo de 1930. “[f.1.a] Manuel Villar Perez, Presbítero a V. Excelentísima, Ilustradísima y Reverendísima/ con el debido respeto expone:/ Que no siendo necesarios sus servicios en esta Diócesis/ “[algo en latín]” y teniendo deseo de trabajar/ en su ministerio a V.E.I y Reverendísima humildemente/ suplica se digne incardinarle en esa archidiocesis/ ó por lo menos admitirle Temporalmente a prueba./ Gracia que el exponente desea obtener/ del celo y discreción de V.E cuya inspirante vida/ Dios guarde muchos años./ [fecha y lugar] Manuel Villar Perez] (…) --------------------Descripción General: Adjunto se encuentra otro documento, fechado en mismo día y lugar. Escrito a mano, misma letra, cursiva, inclinada, medianamente legible. Fechado, 6 de mayo de 1930 “(…) [f.1.a] Ruego a V.E me permita una aclaración. Mi determinación se funda en/ que, hayandome en perfecto estado de salud, considerándome util para ejerzer aun/ a distancia y con dificultades, suponiendo fé en esas gentes y con deseos de tener avili/dades, y como por otra parte en estas tierras, aprecio poco estima a Sacerdotes, y como en/ lo humano mi porvenir, aquí, no es halagüeño y ahi acaso sea mas necesario (por la/ escased de clero, por esto y sobre todompara mayor gloria de Dios y mayor provecho de esas almas, (…) 125

[Fecha y Lugar] Manuel Villar Pérez. --------------------Descripción General: Documento en soporte papel, bien conservado, amarillento por el paso del tiempo. Escrito a mano, letra cursiva, inclinada, medianamente legible. (Misma que las anteriores). Fechada en “Gijón, Asturias 19 de Junio de 1930” “[f.1.a] M.I Señor Secretario de Cámara del arzobis/pado de Montevideo./ Recibí la contestación negativa de mi escrito/ (…)/ Encarezco de S. S. la gracia, de fijar su consideración/ en los motivos de mi insistencia: 1º que no tengo/ pretenciones y me daria por servido, de una coad/jutoría, capellanía de Monjas o Jovenes., no pongo/ condiciones y me dispongo a someterme a toda/ obediencia. Mi aptitud obedece, a que estoy/ avergonzado y me falta la entereza de soportar/ ante los conocidos el bochorno de verme reducido/ entre ellos a un cargo deprimente (a mi edad y carre/ra) por otra parte dispongo de recursos para regresar/ [f.1.r] si asi lo acordase la Superioridad. por todo lo cual/ ruego a V.I. que por caridad tome mi petición/ con cariño y proponga a V. I acceda a mi deseo/ Resignado estoy, pero me parece licito intentar/ valorar ese obstaculo, y exponer aun la vida al/ anhelo de ser mas util a las almas mediante/ la mayor tranquilidad, que conseguiria./ (…) Manuel Villar Pérez.

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Montevideo/, Montevideo, Series: Carpetas Personales del Clero Secular, C1, Calvo del Canto, Jesús  ACEAM

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Montevideo/, Montevideo, Series: Carpetas Personales del Clero Secular, C5, Couceiro Vidal, Heraclio  ACEAM

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Eclesiástica

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Montevideo/, Montevideo, Series: Carpetas Personales del Clero Secular, J1, Jaca Cortejarena, Emilio  ACEAM

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Montevideo/, Montevideo, Series: Carpetas Personales del Clero Secular, M1, Maritorena, Román

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 Mons. Angelo di Pietro, Delegado Apostólico en Río de Janeiro, ante los países de América Meridional, al Cardenal Secretario de Estado de la Santa Sede, Archivo Segreto Vaticano, Citta del Vaticano, Nuziatura Apostolica, Brasil, fasc. 301, 8 de mayo de 1881, fs. 67-71. Borrador manuscrito  Padre Dabin, S. J. enviado del Mons. Cardenal Pacelli, Secretario de Estado de la Santa Sede. Archivo Segreto Vaticano, Lovaina, 14 de diciembre de 1936.  VERA, Jacinto. Carta Pastoral de la Cuaresma de 1879. Citado en: VILLEGAS, Juan. Introducción a Carta pastoral de Monseñor Jacinto Vera. Instituto de Filosofía, Ciencias y Letras, Departamento de investigación y Estudios superiores de Historia Americana, (DIESHA), Montevideo, 1981. Contenido en: RELA, Walter. Iglesia Católica en el Uruguay 1830 – 1930. Cronología Histórica anotada y documentario. Editorial Aquileo, Montevideo, 2005. [Formato CD-ROM, Biblioteca Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación]

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