MEMORIA Y REPRESENTACIÓN EN LOS EXVOTOS DEL SANTUARIO DEL SEÑOR DEL SAUCITO EN SAN LUIS POTOSÍ

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Descripción

II Coloquio de Santuarios y Peregrinaciones del Norte y Centro de México 19—20 marzo 2015, Guadalajara, Jalisco

m e m o r i a s

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Í n d i c e 5. Carlos Eduardo Castillo Cardona. Peregrinación, identidad y conflicto. La peregrinación a San Antonio y los conflictos por la tierra en San Antonio de Coronados, Catorce, slp.

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Resumen

Memoria y representación en los exvotos del santuario del Señor del Saucito en San Luis Potosí

El Santuario del Señor del Saucito, se ubica al noreste de la capital del estado de San Luis Potosí, está dedicado a la advocación del mismo nombre y, es objeto de culto y devoción popular, razón por la cual el Santuario cuenta con una vasta colección de exvotos. Esta devoción comenzó en la primera década del siglo XIX, en el mismo lugar donde se encontrara la imagen, entonces llamado “Las encinillas”. La memoria y las representaciones de su hallazgo en un árbol de sauce dieron origen al nombre que hoy lleva no solo el santuario y su imagen milagrosa, sino a toda una porción del territorio, en donde Pronto se expandiría su devoción. Este trabajo de investigación reflexiona sobre las representación del Señor del Saucito en los exvotos dedicados a este a través de los años y como se ha transformado, proceso que deja ver la apropiación y transformación de la imagen, a través de la memoria e historia de sus representaciones en los exvotos de las seis primeras décadas del siglo XX dedicadas a esta advocación. En esta investigación se busca analizar la memoria colectiva de una parte de la sociedad potosina que ha quedado registrada en dichos exvotos y que da cuenta de este proceso de apropiación. Este trabajo se llevará a cabo utilizando una metodología basada en el análisis semiótico de las representaciones del Señor del Saucito en los exvotos.

Leticia Arista Castillo / Brenda Itzel Ruiz Orellana (Universidad Autónoma de San Luis Potosí)

Palabras clave: historia, memoria, representación, santuario

Abstract

The Sanctuary of the Lord of Saucito, is located northeast of the state capital of San Luis Potosi, is dedicated to the worship of the same name, and is worshiped and popular devotion, why the Sanctuary has a vast collection votive offerings. This devotion started in the first decade of the nineteenth century in the same place where the picture, then called “The encinillas” was found. The memory and representations of their finding in a willow tree gave rise to the name that bears not only the sanctuary and its miraculous image, but a whole lot of territory where their devotion would expand soon. This research reflects on the representation of Lord of Saucito in the votive offerings dedicated to this over the years and it has been transformed, a process that reveals the appropriation and transformation of the image, through the memory and history of their representations in the votive offerings of the first six decades of the twentieth century devoted to this title. This research seeks to analyze the collective memory of a part of the Potosi society that has been recorded in these votive offerings and realizes the process of appropriation. This work was carried out using a methodology based on the semiotic analysis of representations of the Lord of Saucito in the votive offerings. Keywords: history, memory, representation, sanctuary 116

Introducción

tic encontró un sauz con las características idóneas para su trabajo, pues era de oficio carpintero. Al momento de cortarlo en tres partes, descubrió que un pedazo del tronco y dos de sus ramas formaban una perfecta cruz, como hecha a cordel. Cesáreo, quien era devoto del Señor de Burgos, concibió la idea de aprovecharlas para mandar a tallar la imagen, junto con su padre Juan Lorenzo de la Cruz y su hermano Casimiro, encomendaron a un aficionado tallador y pintor de imágenes, la talla de la imagen del Señor de Burgos. Una vez terminada la talla, está regresó a la casa de Cesáreo, en donde le prepararon una peña de adobe cubierta con una enramada para colocarla. Al poco tiempo la imagen adquirió fama de milagrosa y comenzaron las romerías al Señor de Burgos del Saucito, como fue llamada la imagen pues se había encontrado en un sauz. (Montejano y Aguiñaga, 2009: 7). Sin embargo la talla de la imagen no fue aprobada por el Juez Eclesiástico de la ciudad de San Luis Potosí, por lo que fue llevada con un escultor, quien talló sobre la primera imagen la imagen actual del Señor de Burgos del Saucito, cuyo nombre rápidamente se fue adaptando a Señor del Saucito. Otra creencia popular era que Cristo crucificado se le había aparecido a un vecino de las Encinillas ya que éste al revisarlo, le había encontrado un papelito tras la cruz, cual papel estaba pegado y decía que en cierta parte de la fracción había enterrado dinero, que lo sacara y lo empleara en dedicarle un templo donde el Señor de Burgos quería estar para recibir culto y llenar de bienes y gracias a sus devotos. Este habitante de Encinillas, pobre de recursos, comenzó a recolectar dinero entre los habitantes de Santiago del Río para cumplir el encargo, pero ni por esas, pues la gente poco cooperaba en la creencia de que el Santo Cristo había venido con suficiente dinero cuestas como para costearse su casa en Encinillas (Sáchez, 1993). Lo cierto es que en el año de 1826 se erigió la Ermita del Señor del Saucito, que pronto dejó de ser suficiente para tantos romeros y peregrinos que acudían a visitar al Cristo. Por lo que en 1880 se procedió a iniciar la construcción de un nuevo templo el cual se terminó de construir en 1955. Esta clase de leyendas parecen formar parte de una memoria colectiva que configuran constante este tipo de sucesos, en la que el núcleo narrativo básico normalmente suele responder a la siguiente fórmula: Un Cristo se aparece a unos pastores que comunican a todo el pueblo, o bien a las personas más notables, la noticia de su hallazgo. Deciden, entonces, levantar un altar en el lugar en el que aparece la figura divinizada. Con este motivo se decide la erección de una capilla, ermita o santuario en el lugar del milagro. Es así como el icono religioso, dotado de poderes sobrenaturales, elige, en representación de la divinidad, el lugar de su instalación, vinculándose a la comunidad como elemento protector y

Los santuarios surgen, nos dice Arias de la necesidad de grupos sociales emergentes por legitimar el arraigos en espacios que temporalmente respondían a diferentes épocas en relación a la sociedad católica del periodo virreinal y su geografía sagrada, a la cual estos grupos dieron respuesta con sus mismos recursos, dando lugar a la aparición a finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX de nuevos espacios regionales de devoción católica. (Arias P., 2008: 65) La representación del señor del Saucito no está basada solo en la tradición oral de su aparición en un árbol característico de la región, sino en el de su imagen como objeto de culto milagrosa que ha servido para construir una identidad colectiva no solo del grupo social, sino también en torno al sitio de su aparición, esta construcción espacial apoya la identidad del grupo y legitima su memoria, permite conocer los referentes espaciales y la comprensión del lugar relacionado a las prácticas culturales de conmemoración de la aparición del Señor del Saucito y de sus milagros. Así y en acuerdo con Halbwabch, el espacio es un marco social fundamental para la institución de la memoria. Por lo tanto el espacio del Santuario y el lugar que ocupan los exvotos dentro de este, tienen una gran importancia para la memoria por la permanencia del lugar como de los grupos en dichos lugar y la representación de su espacio en los exvotos del Señor del Saucito permiten la interpretación narrativa de la memoria colectiva.

El Señor del Saucito: aspectos históricos y sociales

El Saucito, es actualmente una fracción perteneciente a la ciudad de San Luis Potosí, se localiza al noreste de la capital potosina sobre la salida a Zacatecas. Esta fracción está formada por diversas colonias que precedieron su fundación como: Mezquital, Mártires, Angostura, Rancho de la Cruz, Los Salazares, Atlas, División del Norte, Rural Atlas, Morelos, Hidalgo. Y recientemente los fraccionamientos: San Ángel, Valle Verde, Villas del Saucito, San Ángel In, Sauzalito, El Sauce, Condado del Sauzal, Los Rocha. En un inicio eran las afueras de la ciudad, sin embrago el crecimiento de la ciudad lo ha dejado rodeado de fraccionamientos y colonias habitacionales. Dentro de esta fracción, ubicado en la Avenida Fray Diego De La Magdalena, se encuentra el Santuario de Nuestro Señor de Burgos del Saucito mejor conocido como El Señor del Saucito. En dicho templo se venera con gran devoción a la milagrosa imagen del mismo nombre, cuya talla corresponde a Cristo crucificado. Cuenta la leyenda que aproximadamente en el año de 1820, el Señor Cesáreo de la Cruz vivía en las Encinillas . Cerca de la antigua Parroquia de San Miguel de Mexqui117

exigiendo de ésta un sistema ritualizado de cultos periódicos en el nuevo espacio sagrado. El espacio sagrado es en todos estos mitos fundacionales el “rasgo semiótico excepcionalmente marcado” (Lisón, 1983: 55). El Cristo, que ha aparecido en un espacio concreto, constituye una imagen inseparable del emplazamiento, una figura inherente al espacio elegido; razón por la cual, para que no queden dudas del potencial divino del lugar, habrán de efectuarse sucesivas dramatizaciones de carácter religioso: milagros y bendiciones. En estos mitos de origen, las leyendas cumplen, entre otras, la función justificadora de la ubicación de una imagen sagrada en un espacio social o natural determinado y el establecimiento de una red de interdependencias entre la comunidad y la sobrenaturalidad (Velasco, 1989: 404). Con la escultura del Cristo se produce un paso decisivo de la mera representación a la presentación; es decir, de ver un objeto que tan sólo representa al Cristo se pasa a verlo a Él realmente en el objeto. (Freedberg, 1992: 46) Según afirma Honorio M. Velasco: “el valor (verdad) de tales relatos no podría ser cuestionado sin cuestionar a la vez la credibilidad de la comunidad como tal”. La comunidad se convierte entonces en testigo comprometido de una verdad de fe local, particularizada.” (Velasco, 1989: 406)

Los romeros se dirigen al santuario para entrar en contacto con lo sagrado, realizar las peticiones y cumplir promesas. En este sentido, las peregrinaciones, que incluyen una amplia gama de fenómenos y acciones diversas, conforman un haz de prácticas en torno a deseos centrales de las personas. Una de las costumbres tradicionales de la romería como práctica religiosa es visitar el santuario en peregrinación individual o colectiva. El santuario se constituye en el punto de referencia de los romeros, lo cual les exige hacer el camino andando (Roscales Sánchez, 1999: 91). Se conoce en el Santuario del Señor del Saucito la existencia de numerosos exvotos, ofrecidos al Cristo tanto por personas que habitan la fracción y sus colonias como por devotos que viven en los estados de Monterrey y Tamaulipas. Actualmente los exvotos se conservan en una capilla dentro del Santuario, llamada Capilla del Calvario, así como en la Sacristía y la Oficina Parroquial. Los exvotos pintados sobre metal se encuentran dispuestos a manera de exposición sobre mamparas de madera que permiten a los visitantes observar los milagros por los cuales se dedicaron dichas ofrendas. Dentro de la tipología establecida por Rodríguez Becerra, podemos decir que estos exvotos pertenecen a los “figurativo-narrativos” que describen razones por las que el devoto invocó a los poderes sobrehumanos. Siguiendo con la clasificación se encuentran los exvotos “simbólicos u objeto-testimonio”, que comprenden una enorme variedad de objetos, a través de los que se representa o simboliza la acción milagrosa (Rodríguez, 1989: 126-134). Los exvotos son una muestra más del poder de las imágenes; cuando se habla de fabricar exvotos, el factor psicológico fundamental es el deseo de dar gracias por haber sido salvado de una enfermedad o un desastre; gracias que son percibidas como una intervención divina (Freedberg, 1992: 171). El cumplimiento de una promesa, por medio de la entrega de los exvotos, se realiza como compensación de los favores recibidos, lo cual supone un sistema de obligaciones recíprocas: “doy para que me des”, basadas en un principio de intercambio (don/contra-don). De tal manera, que el papel de los fieles consiste en hacer, y cumplir, sus votos y el del Señor del Saucito en conceder las gracias y milagros y proteger a sus fieles de los infortunios.

Peregrinos, milagros y exvotos

Muchos han sido los milagros que se atribuyen al Señor del Saucito desde su aparición. La mayor parte de ellos relacionados con devolverles la salud a enfermos, librar de operaciones quirúrgicas, salvar de accidentes y desastres naturales, devolverles la libertad a personas encarceladas injustamente y traer con bien a los migrantes. La existencia de sucesivos hechos milagrosos justifica la existencia del santuario y refuerza la valía y el poder sagrado del mismo, heredado del milagro primigenio, del proceso fundacional y de los hechos acontecidos a lo largo de su desarrollo histórico. El poder milagroso del Señor del Saucito santifica el lugar, que cuenta entre los miembros de su comunidad con una imagen sagrada de probada eficacia; imagen, que dirige, condiciona, aconseja y participa de la vida común, transmitiendo su santidad y beneficiando al establecimiento religioso, constituido en espacio devocional con gran poder de atracción de fieles devotos (Miura, 1989: 456-457). Todos estos sucesos forman parte del corpus de prestigio del santuario, del “capital simbólico” resultante de las acciones de gracias de él derivadas, que hacen que el santuario del Señor del Saucito, en el que se guarda y venera una imagen sagrada con importante aceptación popular, congregue una gran atracción de fieles y de peregrinos, que se acercan al santuario a fin de ver cumplidas sus peticiones, efectuar sus meditaciones y agradecer milagros concedidos.

La memoria colectiva

La memoria para Ricoeur (2013) es un nivel del tiempo a la vez que de la narración que se hace. Para Halbwachs (2004), la memoria de un individuo depende de las ideas y de los valores transmitidos por el grupo al que se vincula, por lo tanto la memoria de la imagen del Señor del Saucito está vinculada a sus feligreses no solo por los favores recibidos sino por la representación que de él se hace el grupo. 118

lee sus recuerdos. Así, cada objeto tiene la marca de su origen y la del grupo social que lo generó. (Robertazzi, 2013) Los exvotos son objetos fuente de lectura de la memoria colectiva, pues dan cuenta del modo de percibir por parte del grupo la imagen del Señor del Saucito y el espacio que lo envuelve. Halbwachs nos dice que el espacio es un marco social fundamental para la institución de la memoria. Por lo tanto el espacio del Santuario y el lugar que ocupan los exvotos dentro de este, tienen una gran importancia para la memoria por la permanencia del lugar como de los grupos en dichos lugares, por lo que no existe memoria colectiva que no se desarrolle en un marco espacial. El espacio forma parte inherente de la vida del grupo, y se ve reflejado en las representaciones que de este, se hacen en los exvotos, donde se representa el santuario tanto interior como exterior, que representa el plano material y evoca al espacio como una escena.(Robertazzi, 2013)

Y si afirmamos que los recuerdos transmiten historia e identidad, pues reflejan valores, ideales y representaciones del mundo de una determinada cultura. La narración de los favores recibidos en los exvotos se constituyen en nociones tanto de personas como de hechos singulares ubicados en un espacio-tiempo por lo que son históricos, además que dejan ver pensamientos comunes a todo el grupo formando un marco de lazos sociales, tal como se definen en una sociedad y en una época, pero poseen su propia lógica, fisonomía y rasgos esenciales. La memoria de la imagen y representación del señor del Saucito en los exvotos, ha ido cambiando, en función de las nuevas experiencias e impresiones del mundo del grupo social, de tal forma que encontramos representaciones con nuevos conceptos tanto materiales como de experiencias. Halbwachs (2004) define a la memoria como una labor de reconstrucción que se apoya en el presente para recuperar el pasado, que denomina los marcos sociales de la memoria: el lenguaje, el tiempo y el espacio, considerándolos como los elementos indispensables que funcionan como soporte para la existencia de la memoria misma (Dornier-Agbodjan & Conill, 2004). Así el presente nos proporciona puntos de referencia para interpretar la memoria de las representaciones del Señor del Saucito en los exvotos.

Narrativa simbólica en los exvotos

La representación de imágenes sacras se remonta a los primeros siglos del cristianismo, cuando los muros de las templos se decoraban para enseñar a los feligreses el contenido de la religión de una manera iconográfica. Es a partir del año de 1310, que las representación adquiere un aspecto peculiar gracias al surgimiento del retablo como resultado del Concilio de Treveris. (Sánchez Lara, 1990: 23) El exvoto, como muestra de agradecimiento por favores concedidos por alguna divinidad, tiene raíces antiguas tanto en México como en otras partes del mundo. Según Raquel Tibol (1981), a la par de la producción artística culta o superior (perteneciente a La Academia), que se dio a principios del siglo XIX en México, se desarrolló otra libre de las perspectivas y de la vigilancia académica. Se refiere a un conjunto incalculable de exvotos, escenas domésticas o públicas y retratos familiares o de personajes notables, en los que la población más humilde reflejó su fisonomía, sus quehaceres, sus creencias, sus alegrías e infortunios. Las lagunas producidas por la falta de conocimientos y técnicas de los creadores, quienes han sido llamados artistas populares, se contrarrestaron al dar pie a su fantasía y a su talento natural. En muchas ocasiones fueron artistas anónimos por lo que se tienen pocos datos sobre ellos. -20Los exvotos, pinturas votivas o “retablitos” como también son llamados, generalmente son pinturas que contienen el testimonio de la fe del hombre: son el conducto de los fieles para comunicarse con la Divinidad a través de un agradecimiento al Santo, Virgen o Cristo por el favor recibido (Lage de la Rosa, 1997); se ofrecen como una ofrenda para que se cumpla un deseo o cómo reconocimiento a alguna gracia obtenida (Lavín & Balassa, 2001). Son el testimonio de los milagros, de ahí la expresión ex-voto suseto “por el voto recibido” (Luque Agraz & Beltrán, 1996, pág. 9), aplicada tradicionalmente a este tipo de objetos.

El espacio y la memoria

La memoria colectiva, está compuesta de experiencias vividas y no de comportamientos documentados o escritos como en la historia (Hawalbach, 2004). Para Christlieb la memoria es en un principio, actos, ideas, imágenes, sentimientos, experiencias sensibles, que no poseen pasado ni futuro porque de hecho no duran más que su propia aparición, siempre existen por una sola vez.” (Fernández, Christlieb, 1994: 99) Así, mientras que unos experimentaron los acontecimientos y los convierten en memoria, otros los conceptualizan en historia, dichos acontecimientos dan continuidad, pues las experiencias se enlazan unas con otras otorgando identidad, a tal punto que el mismo futuro surgen a partir de la memoria, (Robertazzi & Cazes, 2013) ya que esta busca continuidad, así las celebraciones de las fiestas del Señor del Saucito rememoran, recuerdan y conmemoran. De esa manera se da una continuidad del pasado con plena actualidad en un espacio-temporal. Para hacer memoria nos dice Robertazzi que el pensamiento colectivo recorre las fechas y los lugares donde se hallan los objetos, lo que otorga identidad, seguridad, continuidad y proyecto. Sin embargo el pensamiento social, en permanente fluidez, requiere de aspectos más estables, como los objetos y las convenciones. Es en esos objetos donde la comunidad 119

Durante el siglo XIX se produjeron millares de exvotos hechos en su mayoría por artistas populares llamados exvoteros (Oettinger, et.al., 2009: 17-19) aunque también se tiene registro de algunos pintores conocidos que realizaban esta labor. A dichos pintores acudía la persona mostrada en el exvoto, o amigos o parientes cercanos, quienes encargaban el exvoto narrando la historia del hecho por el cual estaban agradecidos. Raramente se encuentran firmados. Las pinturas exvoto consisten en tres elementos básicos: 1. Una escena describiendo la tragedia o alguien con una grave enfermedad 2. Un Santo, Virgen o Cristo que intervino para “arreglarlo todo”. 3. Un texto describiendo el trágico suceso y dando gracias por la intervención. En cuanto a lo material la base era lámina de hojalata, en lugar del lienzo o la lámina de cobre utilizados en exvotos más formales encargados por personas adineradas. Los fieles depositaban la pintura que habían encargado en el altar del santo cuya intervención habían obtenido quedando ilustrada y documentada en la pintura. En los exvotos dedicados al Señor del Saucito se encuentran los siguientes elementos: 1.- La representación del Señor del Saucito. 2.- La escena que ilustra al donante o al intercesor en actitud de plegaria. 3.- Un texto que describe el suceso y agradece la intervención, y en ocasiones 4.- Una escena que ilustra el momento de la invocación al Señor del Saucito.

Los exvotos dedicados al Señor del Saucito, además de ser testimonios de agradecimiento a la divinidad por los milagros concedidos, también permiten conocer la narrativa simbólica de la comunidad conformada por los donantes, está operación narrativa que se presenta en los exvotos, determina el proceso de la memoria. Principalmente la escena representada en el exvoto puede figurar el interior de un espacio, como lo es el altar del Santuario o el interior de una habitación, donde el proceso de plegaría religiosa los transfigura en espacio sagrados. Esto se sabe al observar al Señor del Saucito, en ocasiones, pintado entre nubes a manera de rompimiento de gloria, acompañado en la mayoría de los casos por la cama en donde se encuentra el enfermo. Cuando el Señor del Saucito se representa dentro del templo aparece pintado entre elementos arquitectónicos que aluden al altar, paredes, columnas y escalones que sitúan al Cristo en un espacio sagrado y a una altura mayor a la de los donantes. Por el contrario, cuando la escena sucede al exterior se advierte la presencia de vegetación, vistas de caminos y paisajes, en donde el Señor del Saucito también aparece entre nubes. Sin embargo, existe una tercera espacialidad en la que el donante, o exvotero, no proporciona los datos suficientes para distinguir entre el interior y el exterior, podemos decir que existe una trascendencia de situación, enfrentando el ser del hombre con el mundo y la existencia divina. En estos casos el Cristo siempre aparece entre nubes y sin estar apoyado sobre una superficie, por lo que se entiende que se encuentra flotando en el aire en lo infinito. Se puede hablar entonces de un dentro y un fuera, en el interior se expresan los límites humanos del espacio, y por el otro, el exterior uno espacio metafísico inconmensurable, divino. Se puede concluir que en los exvotos en los que se intenta representar el interior se identifican líneas en la composición a manera de perspectiva que invita al observador a ubicar el espacio. En tanto que en los exvotos en los que el Señor del Saucito se representa en el exterior se puede observar vegetación y paisaje.

Entre los principales motivos por los cuales se invocó al Señor del Saucito que se pueden constatar en sus exvotos se encuentran los siguientes temas: accidentes, enfermedades, violencia familiar, desastres naturales, injusticia, migración.

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Según la clasificación mostrada anteriormente se puede afirmar que la representación del Señor del Saucito se encuentra íntimamente ligada a la espacialidad según los temas narrados. De tal forma que si el exvoto trata sobre enfermedades y violencia familiar la representación del Cristo se realiza al interior, tanto del Santuario como de una habitación. En cuanto a que en los temas de desastres naturales y accidentes se relacionan directamente con la representación del Señor del Saucito en el exterior, pues en estos casos es dónde se vive la invocación en el momento preciso en que ocurre la invocación. Por otro lado, es frecuente encontrar exvotos que sitúan al Cristo en una espacialidad indefinida, es así en los temas de injusticia y migración donde se sitúan estos. La promesa y el exvoto son formas de expresión religiosa ampliamente difundidas entre las clases populares, aunque no es exclusivo de ellas, que responden a necesidades básicas que aquejan a un grupo social en específico; los donantes. Estas relaciones, básicamente religiosas por cuanto parten del reconocimiento de inferioridad del hombre frente a los seres sobrenaturales, son forzadas por aquél, condicionando las ofrendas a una previa actuación favorable de las imágenes a la llamada angustiosa del hombre. Pudiera hablarse de una verdadera relación contractual, asimétrica desde luego, en la que el hombre pide el favor al tiempo que hace la oferta, condicionando su cumplimiento a la acción positiva del ser sobrenatural (Rodríguez Becerra, S. 1985). Por este sistema de relación, los creyentes han recibido, o creen recibir, la curación de muchas enfermedades, especialmente las más graves, y han salido ilesos de numerosos percances. Los miles de exvotos que se exhiben en el Santuario del Señor del Saucito lo confirman.

de historias. El espacio primero ocupado y más tarde representado da cuenta de la memoria colectiva, de la historia y de la representación. Este espacio cultural y sagrado es la forma en que aparece la memoria.

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Reflexión

El espacio de las creencias o de la cultura, es un espacio que se va haciendo lugar a sí mismo, que va creando el mundo en el que se va a creer. La fuerza que se siente en las creencias, es la que empuja, es la que anima, es la que permite en definitiva, que el mundo no sea un mundo manipulado y utilizado, sino un mundo creído, sentido íntimamente como real y verdadero. (Fernández Christlieb, 2005) La creencia en el poder sobrenatural del Señor del Saucito y el convencimiento de que Él actúa en favor de sus feligreses por la súplica y la ofrenda de sacrificios y de bienes, determinan una especial relación entre esta imagen y sus creyentes, configura un espacio, un lugar que les da identidad y les permite recorrer y depositar los objetos de culto. El espacio que recorren los devotos para llegar al Santuario, para llegar al altar, no es el mero espacio físico, es un ámbito que está poblado de memoria, de creencias 121

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