Maura Reilly and Linda Nochlin, “No Mas Kiss Kiss: Notas sobre el Arte Feminista en el Siglo XXI,” Kiss Kiss Bang Bang: 75 pasos en 45 años de Arte y Feminismo (Bilbao: Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2007)

July 25, 2017 | Autor: Maura Reilly | Categoría: Feminist Theory, Contemporary Art, Feminist Art, The Work of Linda Nochlin
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Descripción


 
 



 Maura
Reilly
and
Linda
Nochlin,
“No
Mas
Kiss
Kiss:
Notas
sobre
el
 Arte
Feminista
en
el
Siglo
XXI,”
Kiss Kiss Bang Bang: 75 pasos en  45 años de Arte y Feminismo
(Bilbao:
Museo
de
Bellas
Artes
de
 Bilbao,
2007),
pp.
61‐67;
265‐268.


No mas kiss kiss: notas sabre el arte feminista en el siglo XXI linda Nochlin vMaura Kelly

A lo largo de la historia, los artistas occidentales -hombres, se entiende- han representado a las mujeres co mo objetos de amor vadulaci6n mientras, al mismo tiempo, las retrataban como victimas indefensas, exhibidas en poses muy sexy para el deleite visual de los espectadores masculinos. lo dijo de fonna inmejorable Regis Miehe~ comisario de la revolucionaria exposici6n Posseder er

deuuire: strategies sexuelles dans /'art d'Occidenr (Poseer y destruir: estrategias sexuales en el arte occidental) presentada en el Museo del Louvre en el aiio 2000. Aprovechando todos los recursos de la colecci6n de dibujos del museo parisino, Michel demostr6 que, desde la epoca de Signorelli y Miguel Angel hasta la de Picasso v Duchamp, los artistes masculinos han ilustrado cuentos de engaiios y de trampas, de secuestros y violaciones, de violencia y asesinato, mediante la representaci6n fonnalmente bella de los cuerpos desnudos-o, como mucho, medio tapados-de las mujeres. Un dibujo de Signorelli fechado en 1801 muestra, por ejemplo, a un hombre desnudo que lleva sobre los hombros una mujer tambien desnuda pero con aspecto de cadaver y de color putrido; en un dibujo preliminar de Degas para la serie Las desgracias de la guerra (1863), vemos a hombres montados sobre caballos disparar a unas mujeres desnudas tumbadas en el suelo. Segun Michel, el objelivo de la exposici6n era sacar de nuevo a la luz aIgo que, a fuerza de ser repetido, se habla convertido en inconsciente: "durente m"cho tiempo, hemos deja do de ver estas imagenes como lo que realmente son: una meu\fora inagotable y despiadada de lo que -valiendonos de una noci6n propagada por el feminismo- llamaremos el dominio del macho. Una vez mas, el viejo humanismo occidental se limita a descubrir el principio de engaiio que le caracteriza" '. En general, el arte occidental, que busc6 sus fuentes de inspiraci6n en la antiguedad clasica y las histo rias de Dvidio y otros, y m6s tarde en los muchos martirios de los santos cristianos y, sobre todo, en la Pasion y la crucifixi6n de Cristo, esta replete de imagenes de mujeres torturadas, violadas, brutalizadas. Pensemos en El rapro de Europa de liziano {1562) o El rapro de Rebeca {1846) de Delacroix (fig. 1) yen las innumerables imagenes que muestran a satiros violando a ninfas. Pensemos, tambi6n, en aquella imagen desgarradora de El Verones en la que Santa Agueda se tapa el pecho con un trapo sangriento despues de que el say6n pagano le

Fif. 1 Eu9in1 Ot11creil

haya cortedo los senos; pero hay mh, muchlsimas m6s, como la

Clflptoh&ti.ca, 18t6. Ol•o sob11 l enio. 103 • 81.9 cm

de Santa Catalina sobre la rueda o la que muestra el momento en

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Th9 Mt1r(ll)Ok1n M>iwum o1 Alt. C.lhtrN

F. Vlau.e: R. Michel. "Possess and Destroy. Sexual Strategies in Western AI1." (en lint1~ tmp:/fNww.ebsoluteans.com/ar n~.hlml IConsulta: 18 mayo 20071

I"

el que le sac an los ojos a Santa Lucia. Aunque ese tipo de representaciones busca inspirar temor y pena -objelivo qua suele lograr- tambien, conscientemente o no, tiene que haber provocado un escelofrio de placer sexual en los creyentes masculinos qua se exciteban con las representaciones del abuso y el sufrimiento infligidos sobre mujeres hermosas, igual que hoy los aficionados al cine disfrutan con las pellculas snuffy gore u otros generos violentos que ofrecen como plato fuerte la brutalizaci6n de la mujer. Es precisamante a esta tradici6n de lm,genes del dominio masculine a la que se enfrentan las mujeres artistes de hoy en dla, una tradici6n para la que siempre buscan alternalivas, transformando los valores tanto de la tradicional "belleza· de la representaci6n de los cuerpos femeninos como el disfrute descarado del dolor y el envilecimiento que caracteriza la tradici6n artistica occidental, dominada a lo largo de los siglos por el hombre. Nuestra exposici6n Global Feminisms (Feminismos

f".g. 2 lttcty Mofl•t Lo.,t fA1*11). 2003. !JNH, 21 mill Cortt.i.cltltt.u

Globales, Brooklyn Museum, Nueva York) incluye un video ingenioso e inquietante de la artista austreliane Tracey Moffatt titulado de forma ir6nica Love, realizado en 2003 (fig. 2): una antologla de secuencias de peliculas, desde el casto cine clasico de Hollywood en blanco y negro a las producciones aIgo mas subidas de tono de los aiios sesenta vsetenta, que retratan el amor, el deseo, el anhelo y la venganza de las mujeres. El video arranca con una sucesi6n da escenas repletas de glamour y amor v ardientes besos, protagonizados por parejas guapas y acicaladas que se abrazan, una y otra vez. Pero, unos minutos mh tarde, esas escenas tan romjnticas. tan atractivas. ceden paso a la ira y el aborrecimiento: herolnas enfurecidas, desalinadas, sollozantes que hasta intenten agredir a sus -no hace tanto tiempn- admirados h6roes; las puenas se cierran de golpe, los objetos welan, se ejecutan patadas de karate y, finalmente, se blanden las armas. Estes mujeres no son felices; han tenido que soponar la crueldad emocional, torrentes de palabras brutales. y hasta la violencia fisice -y, sin embargo, aman-. Empalmadas sin interrupciones narratives, estas im6genes. a la vez que -de tan excesivas- nos hacen reir, tambi'n nos hacen reflexionar. iPor qua tantas veces van juntas el amor y el odio7 lPor que el sexo se hace acompa"ar tan a menudo por la violencia? l Por qua sus celos casi siempre conducen a la venganza o la violencia7 lOua es lo que empuja a mujeres

como Joan Crawford, Jane Fonda o Katharine Hepburn - en los melodramas hollywoodiensesa tal grado de ira y de celos que se ven obligadas a recurrir a semejante violencia contta los protagonistas masculinos? En cierto sentido, no parece descabellado afinnar que, al igual que estas mujeres del cine clasico, hoy las mujeres artistas estlln contraaracando, estlln a la ofensiva. Estan poniendo def reves la tradici6n del macho dominante. Se niegan a aceptar las implicaciones def goce sexual masculino y de la degustaci6n estetica que se derivan tanto de la victima abyecta como del desnudo clasico del pasado. Tambien estarn construyendo nuevos sentidos -a menudo transgresores, a veces agresivos- en torno a la representaci6n feminista def cuerpo masculino y del cuerpo femenino. Desde la decada de 1970, cuando empezaron a utilizar sus propios cuerpos en la producci6n de obras de arte, las mujeres artistas vienen cuestionando las representaciones tradicionales del cuerpo femenino, produciendo al mismo tiempo una amplia serie de variaciones alternativas, a veces escandalosas, sobre el tema. Carolee Schneemann saca de su vagina un origami con un texto en la revolucionaria performance Interior Scroll (1975, cat 41); Hannah Wilke coloca gomosas "cicatrices" vaginales sobre su cuerpo en una serie fotografica perteneciente a una performance titulada S.O.S. (Starification Object Series) de 1974-82 (cat. 3); en su litografla Red

F/ag(1971, cat 40), Judy Chicago se retrata sacandose un rampaxsangriento de su vagina; en un anuncio de Artforum de 1974, Lynda Benglis luce un enonne consolador que le brota agresivo de la entrepierna como si nos mandara a tomar por culo (fig. 3); y VALIE EXPORT abre bien las piernas rasgadas def pantal6n para descubrir un peludo aparato genital en su Aktionhose:

Ag. 3 Lynda Benglis

Am,1nc.io publiudo lnicf.1lmente en Arr!Mam, ooviembre de 1974

connr."' Chlinl & Reid, ~ Ytwt:

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Genitalpanik (1969, cat 2). En estas obras, las mujeres artistas · reclaman· sus cuerpos, reivindican su derecho como dueilas de sus propios cuerpos. No son objetos pasivos, sino sujetos activos; poseen y construyen sus propias identidades corporates. A diferencia de las anteriores representaciones del cuerpo femenino desnudo realizadas por artistas masculinos, como Gustave Courbet -cuyo lienzo El origen def mundo (1866, Musee d'Orsay, Paris) desde luego ofrece una visi6n de los genitales de la mujer como si se tratara de un entremes colocado sobre una bandeja para consumo masculino- estas mujeres han invertido la estructura tradicional def poder, mediante la apropiacii>n y la recuperaci6n explicitas del cuerpo femenino. Ya nose puede acceder a sus genitales sin la correspondiente invitacii>n. No son estas representaciones saneadas, academicas, idealizadas del cuerpo pasivo de la mujer en reposo que lanza una mirada insinuante, como ocurre en el Nacimiento de Venus (1863, Musee d'Orsay, Pa ris) de Cabanel; aquf no vamos a encontrar a mujeres dispuestas a ayudar al espectador masculino en la visualizaci6n de sus deseos eri>ticos. No; lo que hacen estas artistas, de forma consciente, es despojarse de (o, al menos, complicar) sus cualidades • temeninas" (lease "seductoras") arrasando con la tradici6n del desnudo clasico. Al no someterse a los canones de lo "femenino· - que prima el recato, la dulzura, la !ragilidad, la docilidad-, destrozan el placer visual asociado con la tradicional belleza femenina. la obra

Pin Up I I (cat 20) de Zoe Leonard constituye otro ejemplo de un desnudo clasico travestido. Marilyn Monroe, el icono norteamericano por excelencia de la feminidad, es parodiada por Jennifer Miller, una mujer barbuda y artista que realize performances, cuyo cuerpo desnudo Leonard retrata contra una sabana de saten de un rojo intenso, un rojo de barra de labios. las mujeres artistas se han valido de diversas estrategias, a cual mas ingeniosa, para seguir socavando la autoridad secular del desnudo clasico. tanto en el mundo de la pintura como en el de la escultura. la britanica Jenny Saville, por ejemplo. utiliza el exceso hiperb61ico para destrozar

Ag. 4 Juno.y S1ville luk1Ut1J (fulcro>. 1999, 01110 •obte llenio.. 261.611 411,7 cm 4t l>tootilrl Witf'4 Nutvt Voll

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A1.S Oi Smith TaltttCuentol. 1991. Cert d•aboja, c:.,1 lllicsocrist1!ina. pi;mtl'lloyuttOn piodta, tOJ.• • S8,4x $8.4 c• Cof:~ 0. he. WJdtMlltlft. NUNa Voit

el equilibrio clasico, construyendo superficies mediante manchas y tajadas de pigmento lundido, contraponiendo unos vohlmenes corporates sumamente agresivos y la necesidad de atendar a la superficie cuadriculada; compensa los hermosos elactos logrados mediante unos empastes cargadisimos con imagenes diliciles de sopo11ar de torsos desgarrados, lesionados. mutilados, de cuerpos an6nimos que pa rec an ratorcerse de dolor (fig. 4). la escultora contemporanea Kiki Smith (vease cat 54) ha roto con la tradici6n no solo representando las visceras dal cuerpo y lo qua el cuerpo produce -orina, heces, sangre menstrual, leche- sino tambien exponiendo el cuerpo lemenino totalmente despojado de glamour, reducido a la miseria mas abyecta por el miedo y el dolor. En Tale (1992), una escultura de cera, pigmento y carton piedra, vemos a una mujer desnuda, toscamente modelada, representada a gatas, arrastrandose dolorosamente por el sualo (fig. 5). Aesulta facil entender por que nos cuesta recordar la cabeza o los detalles de la pane delantera de la ligura: toda nuestra atenci6n se centra en el tremendo trasero, las sucias nalgas y el ano, del que emerge literalmente un "rabo" de mierda -- quiza un trozo de intestino-. El juego de palabras del titulo en ingles tiene mucho sentido:

tanto tale, o cuento, como tail, rabo, o ap6ndice trasero, tienen que ver con la luerza de esta imagen

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horripilante. En la actualidad, hay mujeres allistas capaces de "transvalorar" los rasgos negativos impuestos por la autoridad patriarcal en el pasado sin recurrir al cuerpo; prefieren explotar la propia potencialidad aleg6rica del medio que utilizan. Para la pintora Angela de la Cruz, por ejemplo, tanto el caracter considarado destructivo de la mujer en general, como el suyo, el de Angela de la Cruz en pa11icular. se convienen en la base de un nuevo tipo de construcci6n pict6rica (fig. 6). En una serie de obras de una gran sensualidad y belleza abstracta, retuerce, desgarra, rompe y arruga las superficies pict6ricas sobre los bastidores para crear objetos ambiguos que no son en rigor ni cuadros ni instalaciones, sino algo intermedio que resulta sumamente dilicil de definir; son obras que demuestran su propia auto·destrucci6n. El cuadro acabado, segun De la Cruz, se libera asi de la pasividad que tradicionalmente le ha afactado como una superficie plana que cuelga en una pared y que se somete abiellamente a la voluntad estetica del artiste. Al combinar la ira con la elegancia, la obra de esta mujer a11ista nos recuerda que, al

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igual que el cuerpo humano, el arte tiene un ciclo vital, v que sus lienzos violados constituyen pruebas de que el mismo arte puede sufrir vmoor. las artistas contemporaneas, en definitiva, crean contra·historias alternativas a las narrativas tradicionalos dol dominio masculino, al negarse a aceptar el papel de victima indefensa. En algunos casos, asumen el rol estereotipico de mujeres

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histericas precisamente para echarlo abajo mediante la hiperbole, como ocurre en la obra de Sam Taytor·Wood Hysteria (1997, fig. 7). En otros. las artistas mujeres documentan o reconstruyen de forrna minuciosa ejemplos concretos de abusos. un procedimiento qua pone al espectador en una relaci6n c6mplice, o compleja, con respecto a un toma tan duro vdificil. En Los Angeles, en el aiio 1977, a lo largo de unas tres semanas, Suzanne Lacy y Leslie labowill realizaron una serie de

performances sobre la violencia contra las mujeres (cat 49); Nan Goldin so fotografio caracterizada como una mujer victima do la violencia de genero (cats. 52 y 53); Ana Mendieta recro6, una y otra vez, tanto en locales corrados como al aire libre, la violontisima escena de la violacion y posterior asesinato de una estudiante de la Universidad de Iowa. En una performance, invit6 a sus compaiieros de cfase a su apartamento, donde, al llegar. so encontraban el cuerpo semidesnudo y sangriento de la artista atado a una mesa; una serie de fotografias de 1973 documenta su propio cuerpo, con aspecto de cadaver, tirado como si fuese basura en distintos paisajes vlugares (cats. 50 y 51). De modo parecido, la escultura de Sue Williams

Irresistible, de 1992, coloca al espactador en el lugar del agresor. que contempla el cuerpo desnudo, magullado, con las huellas de reiteradas patadas, tirado en el suelo, marcado con frases del tipo: "Mira lo que me has obligado a hac.e r y ·isabes? Creo que te gusta ..." (fig. 8). De todas las formas posibles en quo las artistas desafian hoy en dfa las narrativas tradicionales del dominio masculino, resulta especialmente impactante la asunci6n

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del papel atlpico de domina1rix ode castigadora de victimas sumisas. Siguiendo a feministas pioneras de los ailos

setenta como Sylvia Sleigh, Joan Semmel y otras que volvieron la vista hacia el cuerpo masculino desnudo, en los videos de su serie Le Cycle masculin (1998-2007) la artista Aude du Pasquier Grall utiliza reiteradamente al modelo masculino desnudo como un objeto sexual, tomando para si misma el papel de sujeto dominador (fig. 9). A lo largo de la serie, hace fotografias de sus modelos, obligandoles a adoptar diversos poses, tanto cotidianas como er6ticas, mientras les habla en un tono ronco y provocativo que les acaba excitando sexualmente. Sin embargo, en su papal de mujer dominadora, Grall les dice que no esta permitido que ellos tengan erecciones sin su permiso. Su dominio sobre los hombres resulta palpable a lo largo de la serie; tambien resulta evidente la pasividad de estos y la (a veces) humillaci6n a la que se les somete. Como dominatril(, Grall desafia la tradici6n del dominio masculino arrogandose el

F"111. !I Aud• du PQC11;1iCf Grel

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papel de amo, poniendo asi patas arriba la clasica estructura estereotipada de poder.

En definitiva, dificilmente podria haberse buscado un titulo mas adecuado para una exposici6n de esta naturaleza: Kiss Kiss Bang Bang. Como anillo al dedo. Durante siglos, en Occidente los artistas masculinos han representado a las mujeres como objetos de amor y adoraci6n mientras, al mismo tiempo, las han presentado como victimas, desplegadas en poses

sexy para el consumo visual del espectador masculino; hoy, sin embargo, las artistas mujeres de nuestro tiempo aprovechan todo tipo de medios para cuestionar tradici6n tan degradante, como si quisieran gritar: 1Se acab6 el kiss kiss; ya solo queda bang bang! Mucho cuidado, chicos. 1Estas chic as van armadas y son peligrosasl

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rlo mas Kiss Kiss: notas sabre el arte feminista en el siglo XXI (Kiss Kiss 110 Mo1~ Notes un feministArt i11the21st Ce111ury)

lindaHacillin andMauia Reilly Vios1ttrn artists, mole understood, hovo hlsto(ic;allv 101Hesented \von1on 11s objects ot love and udulation at tho so1uo 1in10 a s they have dop1ctod thorn as abjacl v;ctims, deployed io IUlfY poses for

tho visual delectauon ot male vie\vers. Cun11or Rdgls Michel rnndo tJus point b1illiantlv In his 1ullh· btoBkin{J exhibition Possl11/ur 01 d01r11ira: s1ro1lgies sexuollos dans /'art d"Occidenc (Pos.sess and Oaslroy: Sexual S1t11agies in

Wostorn Ard prosontod at tho louvre in 2000. Using the immense resources of lhe museum's

drawing collactlon. Mlchol demonstrated thnt fron1 tho limo of Signorelli and Micholungolo to that of Picasso and Duchamp. male arti.sts have illustfated talcs ot uictery and entrapment. nbduc1ion and ttlllll, violonca and 1nurdor in lho1r tormallv bcautilul 101>1esentation ot v1omen's llgluJv draped or nude bodies. In u Signorelli drl\'1ing from 1801 fl naked mafo carries a putrid colored, corpse·lik:o not ed female over his shoulder; in a Degas sko1ch for T/,e Afisl onunes of Wn r 11863), n1on on horseback shoot several nokod v1omcn who lav 1uone below. Michel's airn wilh the exhibibon, he claimed. was to resurrect what had become unconscious v11 repetition:

"fo1 a long timo we have stopp1td 1oeino these inu1gcs as what they arc: an inexheustiblc and c:ruu1 mota1)hor of what v10 call with a Fominis1 word. male domination. The old Western

h111nt1nis111 r-uvoal!i only (once again) ilS fJrinciplo of doception." 1 Tho hjs1orv of Western art. i.n generel, lnspbed in clessk:al antiquity by tho stories of Ovid and others. and tater by tho numerous martyrdoms of Christian s11lnts, and abovo llll, by the Passion and crucifixion of Chris1. has boon flllod with in1agos of tortured, roped. and brutalized women. One thinks of Titian's Rape ol EIJfape 11562) and DelacrOIX's Abduction of Rubacca (1846, filJ. 1J and ot 1110 countless images of nymphs boings ro1>cd bv satyrs. Ono thinks. too, of Veronese's hoalt·rttnding imago ol Saint Agatha hold!ng a bloody clolh up to her chost oiler the cutting off of her brOISt$ by the pagan oxocutioner, but there are many, many others, lit e Saint Cntharino brokon at 1ho Wheel or Su int Lucy having hor oyos pluckud out. Allhough moont to inspiro nwc and pity...which they \11cll may have-they also,

con1c1ou.sty ct not. must have produced a ftisson of sexual plea5Uro 1n maJe believe ts \'tho got tumed on by the depiction ot the abuse and suffering ot pretty wo1111u1, tis 1novie·goo1a todnv onjoy snuff nnd slasho1 films or olher violonl genres in which tho bru1ali1ation of women is the featured dtsh on the mnnu. 11 is this tradition ol i1naoos of n1alo don1inotion 1ho1 COfltemporary woman artists today fnco up 10 and create (llternaLivos tor, t'ansvalusting both tho 1r1dhion11I 'beauty' of tho roprcsenu1tio11 of fomalo

bodios and the outright ttnJovmen1 of i.vomon's phed horsolf ns n hnllorud wo1n1111 (cut. uus. 52, 53); Ana Mendiota rocrootod, ovor nnd over again, Uie scene of a violent rapo·n1111dur ol a University of lovo'a sludonl. indoou1 11nd outdoo1s (col. nos. ~. 511. In a performanco work, sho invilod closs-males lO he1 ap11rt1ner11 who10 thoy unexpectedly cncountoutd hor btoodiod, l111lf·nnkod body tiod to a table; in a scnos of photographs from 1973 she documented her own co1pso·hke body sue~"" U1 tho landscopo, llko cost ·Off dacntus. Similarly, Sue Williams·s sculpture. lrresist1bla, lrom 1992. places 1ho viewer into 1he position of batte, er looking do\11n at hor nnkod. bruised, kick·nu1rk· covered bodv laying prone on the floor below. branded v1i1h phrnsos llko "look \vlnu you rnade n1e do,"' und "I think you llkc II .. .'' (f1u. 81.

1m

Ono of tho mos1 1>owudu1 v1ays thal women artists todav 010 chnllonging the traditiooal n11rr111ivos of mnlo do111lnutlon Is by nssumlng lho atypical rolo or dcunlno101 01 vic1imi1.er. Follo\vino in the footsteps of 1970s Feminist ploncors like S~·l vi a Sleigh, Joan Sornmol aru.I uthurs v1ho turned their gaze on tho nakod mnlo body, ii Aude Ou Pasquier

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I

Grall's vidoo sorios, Los Cyclos n1asculins 11998-2007), the urllst corllinuallv positions her nnkcd n111lo n1odot na soxool objoct ond hor solf ns controlling subjoc1 (fig. 9t. Throughout tho series. she shoots pho1ogra1,hs of he1 1oodels, instructing t hem to hold various qoolidian ondfo1 orotic poses. white simullanooustv speaking to them in a provoca1We. ttwoary voice. v..tuch causes each of them to got prog1ossivtty sox1J.11lly a1oused In her 1ole as fcmalo domint11or, however, Grall informs lhen1 that they cannot havo erections without her permission llor don1inn1lon ovor lho mnles is palpable 1hrouohou1 tho series'; ond their passivity and (1.11 timesl h11111lllutlu11 evidu11t, as well. Grall·as· dominotrix is r.hnllonnh1{1 tho undilion of 1111110 dornin11tion by usl111>ing its niastor role, throwing 1he s1ereoty1>lcal r1owor slructura into disarrav. Tho lillo ol 1hls cuclublt1on thon is n po11icula11v apt one: Kiss Kiss 811na Bario. Thato \VO have it in a nutshell. While wostorn 1nale artists have h1storicallv pgn,avcd \'/Oman 1s ob,octs ot lovo and \l/Orship at the same 1Wt11 as they have depie-ted them as inct11ns, deplovod 1n sexy poses fo1 the visull consumpc.ion of malo YNlWGIS, lho women anists of today, in a \vide v11iety of media. have called 1n10 qucs1lon this degr~d1ng tradition. dacla1ing in offoc1 NtJ n1oro kl.ss kiss; only bang bang! Wntch out, guys. Thosu grnls an1 fighting back I I F.Vi311t; It MiuhoI '11QS.lt ll l!UJ OU.tll(IV SUA\ml

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