MARGARITA. Origen etimológico fijado por Enrique Cabrejas

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MARGARITA Origen etimológico fijado por Enrique Cabrejas RPI: B-3851-14 Enrique Cabrejas © 2012 e-nstitut Ideal Nol © 2012

Apreciados Srs.: Me es grato poner en su conocimiento y a través de este comunicado que el nombre singular de género femenino en lengua española MARGARITA, es el resultado de un sintagma ibérico que significa: NECTAR. Su origen etimológico se encuentra en un ACRÓNIMO IBÉRICO. Es una locución para esta flor dada por nuestros antepasados y que ha permanecido desde hace miles de años preexistente en el léxico español. Es el resultado de aglutinar dos participaciones en una frase: el sustantivo ibérico Haqc (MARGA) que significa SEDIMENTO más el sustantivo ibérico qíô (RITA) que significa SACÁRIDO. En otras palabras y que sean más entendibles por todos, digamos “azúcar” o “glucosa”. Ese término en lengua ibérica supondría referirse literalmente a un MINERAL AZUCARADO, y de conjugarse con un verbo expresaría una LIBACIÓN, tal así como por ejemplo: “las abejas liban el néctar de las flores”, lo cual vendría a ser igual: “las abejas succionan margaritas”. El resultado de la denominación en lengua española de MARGARITA demuestra que la lengua española es la legítima heredera de la lengua ibérica y no de un latín vulgar que fue confundido con nuestra verdadera lengua vernácula: la ibérica. Veamos que estos términos ibéricos tienen sus homólogos exactamente iguales en el antiguo griego: μαργαρίτης y que significa “perla”. Lo que desconocíamos es por qué razón y que la palabra asimismo era un sintagma tanto para los griegos como un acrónimo para nuestros antepasados ibéricos y que se nutría de dos raíces. Lo explicaré, verán, el primer vocablo de MARGA es una clase de “roca sedimentaria” y que está compuesta principalmente de arcillas y calcita. Posiblemente marga se adjunte al acrónimo formando margarita a cuenta de una supuesta “piedra preciosa” en sus colores arcillosos blancos o claros. Las margas son fáciles de encontrar en la Península Ibérica, también en Francia e incluso en otros países. Y el segundo vocablo RITA significa "sacárido". Es decir una secreción que dicho en palabras que sean entendibles para todos se trataría sencillamente de “glucosa” o “azúcar”. Quiere significar que es un líquido que se absorbe porque es un bálsamo, un jugo, un zumo, un néctar y en el caso de las flores está ligado estrechamente a la polinización (abejas, etc.) Dentro del centro de las flores denominadas margaritas se encuentra un disco (con pistilos y estambres) con una supuesta apariencia de PERLA y que contienen tubulares, tanto reproductivos como no reproductivos y que los biólogos podrán especificar, sin duda, mejor. Me hago cargo de que esta afirmación pudiera dejarles perplejos, no puede ser de otro modo; pues voy a transmitirles una epistemología que ha estado inédita durante miles de años. Y por raro que parezca, lo que les acabo de desvelar no es una conjetura sino a mi entender, plena certeza. Esta novedosa teoría del conocimiento tiene un razonamiento que puedo sustentar empíricamente.

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ETIMOLOGÍA DE MARGARITA Bien, para fijar el nombre común MARGARITA, en esta ocasión, no es plausible emplear el manido recurso de derivarlo del latín. En el caso que nos ocupa existe gran consenso de que Margarita es nombre de género femenino de origen griego: Μαργαρίτης “Margarites”, así que como pueden suponer no funcionaría ni forzándolo, como se ha hecho en tantas otras entradas, lamentablemente. Ahora bien, fíjense por favor porque en nuestra gramática, nosotros no construimos las palabras femeninas con la desinencia -Ης (-e, -es) como así hacen los griegos sino con (-a), y eso ¿por qué? Verán, es una diferencia dialectal de las declinaciones y contrapuestas al griego ático y es que en lengua española que es heredera de la escuela helena frigia, hay cinco fonemas vocálicos. Pero sepamos cuantas vocales tiene la lengua ibérica de los celtíberos: Cinco. Sí, cinco, y son las mismas vocales exactamente iguales que los cinco fonemas vocálicos que tenemos hoy en día en español: /a/ /e/ /i/ /o/ /u/, pero que ellos escribían así: á, è, í, o, U. Con la llegada de los romanos a la península ibérica, cambió la grafía pero ¿saben cuántas vocales tiene el latín? 10 vocales. Si el español fuera continuador del latín, hoy la lengua española tendría 10 vocales. ¿Las tiene? ¡No! A nivel lingüístico el modo por el cual nuestros antepasados ibéricos compusieron MARGARITA coincide morfológicamente con el modo con el cual nosotros escribimos, generalmente, sustantivos femeninos. Es decir, sus nominaciones y nuestros sustantivos se construyen igual. Si son de género femenino finalizan en (-a) tal como MARGARITA. Pero antes una aclaración más para entender nuestra ignota lengua. Miren, se habrán dado cuenta de que tanto MARGA y RITA ambos lexemas finalizan con una (-A) y eso sirve también, por poner otro clarificador ejemplo, la misma regla para AMA y POLA, eso tiene una explicación muy sencilla y es que al ser una lengua la que usaba declinaciones y la nuestra también, sin parecerlo; ineludiblemente ambos casos -los de género femenino- debían concordarse con la letra (-A). Para ser la lengua ibérica una lengua muy extraña, aun es más raro que coincida plenamente con la nuestra. Es mucha coincidencia ¿no les parece? Haqc MARGA

Significa “SEDIMENTO”

qíô

Significa “SACÁRIDO”

RITA

Por fortuna he recuperado la palabra y entera, como ha sido siempre y desde un buen principio en español. Conozco el patrón original ibérico y dispongo del método que lo resuelve y no hay razón para que no se puedan conocer todas nuestras palabras al completo. Naturalmente habrá que rehacerlo “todo” de la A-Z. Ahora ya no hay marcha atrás. Miren, hoy sé que muchos y distintos idiomas se nutren de las mismas raíces pres helenas y cada idioma tiene su particular modo de expresarlo. En absoluto derivan uno del otro ni tampoco entre ellos. Cada idioma lo ordena desde su gramática. En realidad es sencillo de entender pero no tan fácil de exponer y desde luego complicado de apreciar, pero trataré de explicarlo de modo que todos lo puedan comprender. Verán, del mismo modo que los griegos para componer sus palabras emplearon los sintagmas, nuestros antepasados hicieron lo mismo con sus vocablos, y por tanto también sus palabras fueron producto de unirlas en frases, el resultado es igual pero, con otros términos a los que llamaremos acrónimos ibéricos.

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LOS NOMBRES IBÉRICOS Verán, muchos de quienes siguen mis investigaciones y, que aprovecho la ocasión desde estas páginas para saludarles muy afectuosamente, se preguntan por qué razón no hago mención a otros especialistas, ni siquiera para rechazar sus hipótesis o argumentar en contra. Pero ¿por qué debería hacerlo? En primer lugar, no soy quien para ponderar aquello que no propongo. Y en segundo lugar, desarrollé una fecunda metodología científica para la investigación a la cual denominé: La Teoría de los Acrónimos Ibéricos. Es clave para entender nuestro idioma, y su aplicación me permite explicar todo aquello que nadie hizo jamás; como se debiera, entiéndase. Porque si comprendes cómo se aplicaba el antiguo idioma de nuestros antepasados, conocerás el funcional y actual que usamos nosotros. Una gran parte de las denominaciones en nuestro país y preexistentes en nuestro léxico se dieron en la edad de bronce sino con anterioridad; ya que nuestra lengua es milenaria, sin parecerlo. Dispongo de la mejor herramienta y lo he explicado, y claro, lo seguiré haciendo, tanto como sea necesario; porque percibo que se sigue sin entender cómo se denominaron las palabras, los lugares y las cosas en nuestro país. Únicamente es método para hallar su verdadero origen y así demostrarlo. Verán, no basta saber latín para comprender la lengua castellana; es más y espero que tomen a bien mi franqueza, si sugiero que mucho me temo que desde ahí no es posible. Es imprescindible conocer como denominaban las cosas nuestros antepasados ibéricos. Les doy una clave sustancial y de las muchas que deberán aprender quienes en el futuro deseen entender estos asuntos casi como si pudieran pertenecer a ellos. Determinar correctamente en esta materia supone y es necesario saber que ambos: Latín e Ibérico ciertamente bebían de fuentes pres helenas, sí, pero eso no aclara mucho a la hora de definir a los animales, por ejemplo. El uno y el otro lo hacían por causas concretas y de modo distinto. Del latín ya versarán otros, y lo harán revelando su gran pragmatismo, pero de los ibéricos déjenme que les pormenorice que tenían la costumbre de hacerlo señalando partes llamativas de su semblante o describiendo aspectos concretos de su personalidad. Sí, entiendo que no se esté habituado a ese derroche de intelectualidad de parte de unas tribus toscas y celtas, solo que no eran toscas tampoco celtas ni eran lo que se entiende por unas tribus. Eran pueblos culturalmente helenos y de milenaria sabiduría. Y las palabras españolas no se fijaron en latín, por mucho que algunos se hayan empecinado en hacérnoslo creer durante años. Así que desde ahí no encontrarán nada que no sean brillantes conjeturas. Es a consecuencia de ello, que teníamos con la etiqueta de origen incierto, hasta hoy: un loro, un zorro, un perro, un lobo, un burro, un toro, un caballo, etc. Nuestros ibéricos aplicaban un patrón lingüístico coherente y eso facilita que mi tarea en la actualidad todavía sea más científica, si cabe. Si hubieran denominado a discreción y aleatoriamente sin orden alguno, me lo hubieran puesto más difícil. Pero no lo hacían al tuntún, y observaban con rigor unas determinadas reglas gramaticales. Estar alfabetizado en la lengua ibérica es fundamental. Sorprendentemente y eso incluso concierne tanto al vocablo MARGA como al vocablo RITA por un igual, todavía los podrán encontrar en el griego actual como μαργα y ρίτης. Una "perla", en realidad se trata de otra cosa distinta: un glóbulo de nácar que se forma en el interior de las conchas de ciertos moluscos, como es de sobra conocido por todos, y es posible se asimilara, ya que nuestros antepasados efectivamente denominaban a las cosas por su apariencia con frecuencia, por tanto es plausible que para ellos el resultado de unir los dos lexemas dieran a la vez también el significado en un sintagma del nombre PERLA.

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LA LENGUA IBÉRICA Es necesario que sepan que el sábado 21 de abril de 2012 alrededor de las 6h de la tarde descifré la escritura ibérica tras transcribir el texto completo de “El bronce de Luzaga”. Para mi sorpresa descubrí que las tesis y publicaciones que dieron validez a un supuesto origen y lengua celta o celtizada de los iberos y los celtíberos tuvieron que hacerlas sin comprobación. ¡Inaudito! Advertí no eran auténticas transcripciones sino simplemente transliteraciones fonéticas sin significado alguno. Como ustedes saben todo idioma se sustenta en una filosofía del lenguaje que explica su mundo y también todos los mundos posibles, por ello es tan triste perder un lenguaje porque todo un universo explicado se extingue con él, y pude comprender que aun parezca sorprendente la escritura de los iberos y los celtíberos se trataba de escritura helena construida con diversos alfabetos epichorikos, (otras regiones) es decir que cada comunidad lingüística usaba caracteres propios de su territorio y por esa razón los lingüistas jamás pudieron encontrar coincidencias grafológicas en otro lugar que no fuera en ese territorio específico. Esa escritura es anterior al alfabeto griego Milesio o de Mileto, sí, pero no obstante se trataba de una misma lengua hablada. Y pude comprobar que para los celtíberos (íberos septentrionales) se trataba de una lengua proto-griega, para ser más concreto en sus modos: frigio-lidio-dorio procedente de Anatolia. En realidad, la lengua de los celtíberos y la lengua frigia es la misma lengua pero escrita de otro modo, con otros caracteres. Pero lo más sorprendente se lo diré a continuación: Nuestras palabras, las que usamos hoy, pude comprobar que son las mismas que usaban ellos. Naturalmente no están escritas completadas como las conocemos hoy, por supuesto. ¡Ojo! otras sorpresivamente sí que lo están. También muchas se extraviaron en el tiempo, no son de uso corriente y no obstante podemos encontrarlas todavía en el griego antiguo, incluso algunas en griego actual, lo cual no me digan que no es algo sensacional, ahora bien, actualmente nosotros las conocemos escritas con ortografía de patrón latino. ¡Sorprendente! ¿Y qué son los alfabetos epichorikos? Bien, será necesario esclarecer de qué se trata cuando hablamos de alfabetos epichorikos: Verán, son los distintos alfabetos y formas anteriores helenas a la adoptada finalmente en común y denominada Milesia o de Mileto para el idioma griego. En el caso de los caracteres ibéricos, estos tienen sus orígenes en los alfabetos arcaicos locales procedentes de las islas griegas y de la península de Asia Menor. Epichorikos vendría a significar “de las otras regiones”. A partir de comprender como habían sucedido las cosas pude argumentar la teoría de los acrónimos ibéricos. La elaboré a la vez que realizaba numerosos hallazgos y múltiples descubrimientos. La teoría de los Acrónimos Ibéricos o teoría de las frases ibéricas es la que explica la escritura y el idioma de los iberos y los celtiberos miles de años después de que se dejase de usar por nuestros antepasados, y para que nosotros podamos comprenderla, conocerla y estudiarla. Todas las ventajas de su interesante estudio y conocimiento pienso son más que evidentes y no será necesario que aquí las enumere. Trato de comprender su mundo a través de su escritura y comprender su vida captando su filosofía del lenguaje en su pensamiento.

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LA LENGUA ESPAÑOLA Y el latín es una lengua extraordinaria, es un éxito de tipografía, y no obstante, es nuestra lengua ibérica quien provee en todo caso etimológicamente al latín, en cambio. Miren, el latín siquiera existía, cuando la lengua íbera y celtíbera llenaba de significado todas las estelas de la península. Si el español fuera continuador del latín, su gramática seguiría el patrón fijado por esta lengua y en cambio sigue otra distinta: la lengua ibérica. Verán, la semejanza entre el latín y el español estriba en que usan un abecedario latino para escribir textos en sus respectivas ortografías. Eso, por otro lado, es común a un gran número de idiomas europeos y no europeos que también usan el mismo o similar patrón, y que a la vez sus idiomas se conoce que no provienen del latín. Y el español y el latín coincidirán en muchas palabras, sí, en aquellas que el latín haya tomado de las raíces pres helenas y que es nuestro original idioma y escuela, no el latín. Lo pormenorizaré y mejor lo diré, pues les he de anunciar que nuestro idioma es anterior al griego y es heleno, se remonta a la que llamativamente fue denominada como la época oscura del griego frigio. Y el español, sorprendente, es el continuador de la lengua ibérica de los íberos y los celtíberos, porque no sólo nuestras palabras tienen el origen etimológico en éste, como se verá finalmente, sino que además se sirve de un igual modo tanto de pensar como de entender sus palabras. Y no es que las palabras tengan una similar morfología o las pronunciemos parecidas, es que salvo las obvias excepciones y su apariencia en ortografía latina, las decimos hoy igual que se dijeron ayer. Pero ¿qué ocurre, entonces, con las llamadas lenguas romances? Pues, incuestionables, son justo el eslabón necesario entre las lenguas vernáculas y los idiomas actuales. En nuestro caso, desde ibéricas pres helenas que derivaron indefectiblemente en la lengua romance o románica, para revertir después en las contemporáneas que todos conocemos. Lo cual me complace anunciarles aquí para que conste y surta los efectos a que hubiere lugar, convenga y proceda. Afectuosos saludos; Enrique Cabrejas Iñesta Investigador de la Historia del Lenguaje En Barcelona, a 1 de Octubre de 2015.

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