M. Navarro Caballero et al. (2014) : \"La presa romana de Muel (Zaragoza, España): una obra militar ?\", in : Cadiou, Fr. et M. Navarro Caballero, éd., La guerre et ses traces. Conflits et sociétés en Hispanie à l’époque de la conquête romaine (IIIe-Ier av. J.-C.), Bordeaux, 573-597

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Descripción

LA GUERRE ET SES TRACES

- AUSONIUS ÉDITIONS — Mémoires 37 —

LA GUERRE ET SES TRACES Conflits et sociétés en Hispanie à l’époque de la conquête romaine (IIIe-Ier s. a.C.)

textes réunis par

François Cadiou & Milagros Navarro Caballero

— Bordeaux 2014 —

Notice catalographique Cadiou, F. et M. Navarro Caballero (2014) :

La guerre et ses traces. Conflits et sociétés en Hispanie à l’époque de la conquête romaine (IIIe-Ier s. a.C.), Ausonius Mémoires 37, Bordeaux. Mots-clé : péninsule Ibérique ; provinces romaines ; époque républicaine ; guerre ; conquête romaine ; archéologie militaire ; camps romains ; numismatique ; armée romaine ; épigraphie.

AUSONIUS Maison de l’Archéologie Université de Bordeaux - Montaigne F - 33607 Pessac Cedex http://ausoniuseditions.u-bordeaux-montaigne.fr

Directeur des Publications : Olivier DEVILLERS Secrétaire des Publications : Nathalie PEXOTO Couverture : Stéphanie VINCENT PÉREZ

© AUSONIUS 2014 ISSN : 1283-2995 ISBN : 978-2-35613-096-9 Achevé d’imprimer sur les presses de l’imprimerie Gráficas Calima, S.A. Avda Candina, s/n E - 39011 Santander - Cantabria - Espagne

juin 2014

La presa romana de Muel (Zaragoza, España): ¿una obra militar? 1

Milagros Navarro Caballero, María Angeles Magallón, Paula Uribe, Manuel Bea, Rafael Domingo & Javier Fanlo

L

a documentación epigráfica de Hispania y de otras regiones del Imperio demuestra que el ejército, tanto a través de sus ingenieros como de sus soldados, participó en actividades destinadas a construir obras públicas2. De hecho, el Digesto en su libro primero recoge un texto en el que, al hablar de las prerrogativas del gobernador provincial, Ulpiano indica que este, como responsable último del estado de la provincia y de sus ciudades, puede atribuir expertos militares para llevar a cabo obras en las ciuitates que lo necesitaran 3. Tal participación, conocida a través de la firma de las unidades correspondientes en determinados textos epigráficos, estaba provocada por varias circunstancias. Una de ellas era la dificultad de la obra, que necesitaba de la experiencia y habilidad de los experimentados militares4; otra, la necesidad de culminar con rapidez un proyecto público, generalmente en zonas de conquista reciente o de reorganización administrativa, como en Hispania durante el reinado de Augusto. En efecto, el primer emperador había establecido los nuevos límites de las tres provincias hispanas y de las ciuitates que las conformaban5, al mismo tiempo que decidió la creación o restauración de nuevas vías que facilitaran el tránsito y permitieran controlar el territorio. Sin lugar a dudas, las legiones acantonadas en esos momentos en la Península Ibérica, esto es, la IV Macedónica, la VI Victrix y la X Gemina, participaron activamente en la construcción de determinados ejes viarios, concretamente en la calzada que caminaba paralela al Ebro y aquella que desde Caesaraugusta llegaba al Pirineo por Pompaelo y Cara (la actual Santa Cara, Navarra). Este hecho queda atestiguado porque las legiones firmaron varios miliarios realizados entre los años 9 y 4 a.C.6 : uno hallado en Valdecarro, en las proximidades de Ejea de los Caballeros y dos en Castiliscar7. En Vareia (Varea, La Rioja)8, cruce de caminos de dos calzadas, concretamente las llamadas en el Itinerario de Antonio De Italia in Hispanias y Ab Asturica Terracone, fueron hallados dos epitafios de veteranos de la IIII legión. Uno de ellos era Cayo Valerio Donato, un veterano itálico fallecido en el cuarto del siglo I a.C.9, el otro [---] Tercio, originario

1. Artículo realizado con ayuda del proyecto : HAR2011-24390/Hist del Ministerio de Ciencia e Invovación y con ayuda del programa ANR La guerre et ses traces. Conflits et sociétés en Hispanie à l’époque de la conquête romaine (IIIe-Ier s. av. J.-C.). 2. Horster 2001, 168-187; para Hispania, Iglesias 2010, 105. Sobre la participación del ejército en la extracción de piedra y minerales, vid. Hirt 2010, 168-201. No siempre es fácil saber si el ejército trabajaba en la explotación de una cantera, como con seguridad lo hizo en el Mons Claudianus, o si protegía a los hombres, las instalaciones y las riquezas. Algunas raras inscripciones mencionan la participación de una unidad militar en la explotación de una cantera para una obra pública, como la CIL, XIII, 8036 hallada en Bonn: una uexillatio de la classis Germanica “quae est ad lapidum citandum forum c(oloniae) V(lpiae) T(raianae)”. Los militares también intervinieron en la construcción de las obras hidráulicas, tal y como demuestra la inscripción del librator Nonius Datus, ueteranus leg(ionis) III Aug(ustae), librator, que pone de manifiesto la participación directa de personal cualificado con formación militar (CIL, VIII, 2728). Fue hallada en Lambaesis. Este librator fue llamado en 152 p.C. para resolver los problemas que existían con el acueducto de Saldae, que necesitaba de una mano bien experimentada para su proyección. Nonio Dato los solventó con la ayuda de un personal experimentado de procedencia militar (inter classicos milites et Gaesates) que le debía acompañar en sus intervenciones (cum meis) (Zanovello 1994, 75-76). 3. Dig., 1.16.7.1 “(…) curatoresque operum diligentes solemniter praeponer: ministeria quoque militaria si opus fuerit, ad curatores adiuuandos dare”. Sobre esta cuestión, cf. Evans 1994, 147 quien define exactamente un “house style” en diferentes obras construidas por arquitectos formados en el ejército en la Britannia romana. 4. Cf. supra el caso de Nonius Datus. 5. Sobre este tema, con amplia bibliografía, ver sobre todo para Hispania, Le Roux 1994, 37-51. 6. Castillo 1981, 134-140; IRMN, 1, Aguarod & Lostal 1982, 167-218; Lostal 1992 n° 18 , 19 y 20 et 2009, 191-238; Magallón 1987, 141-155; Moreno 2009, 191-238. 7. Lostal 1992, n° 18, 19-20. 8. Recordemos que se trataba del último enclave navegable del Ebro, Plin., Nat., 3.3.21. 9. Marcos Pous 1974, n° 5; Garabito & Solovera 1975, 342 (AE, 1976, 337); Le Roux 1982, n° 13; ERRioja, 20.

– La guerre et ses traces, p. 573 à 598

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de Caesaraugusta10 y desaparecido entre el 40 y el 70 p.C. Estos datos deben ser asociados con la estela hallada en la cercana Calagurris, hito de la sepultura de un soldado itálico de la VI, fallecido en la primera mitad del siglo I p.C.11. Estos militares pudieron pertenecer a un destacamento que habría podido participar en época de Tiberio en la construcción de la vía o en su vigilancia12.

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Pero el papel atribuido al ejército romano en la realización de vías y obras de infraestructura en Hispania aumentó con la publicación en 1981 de las inscripciones descubiertas en el puente de Martorell o Pont del Diable sobre el río Llobregat, el antiguo Rubicatus. Este viaducto permitía el tránsito de la Via Augusta13 junto a la mansio ad Fines: en el estribo oeste se ven aún diecisiete marcas con la letra L, interpretada como l(egio), seguida por el numeral IIII, VI y X, esto es, el de las tres legiones que en época augustea estaban acantonadas en la Citerior14. Como gran parte de dicha calzada, el puente también había sido construido por dichas unidades. Un paso más se dio al publicarse cuatro inscripciones de una construcción exhumada en Zaragoza, concretamente en un muro de lo que pudo ser el puerto de Caesaraugusta (o en todo caso el cierre del foro por su parte nordeste) erigido en época augustea. En él podían leerse cuatro marcas de cantería con los numerales VI y X, transcritos (legio) VI y (legio) X e interpretados como la firma de las legiones que habrían participado en su construcción15. Según los autores que las han estudiado, las unidades militares construyeron el puerto no solo por tratarse de una obra mayor de infraestructura, hecho que requería los conocimientos de los ingenieros militares, sino también porque la colonia se pobló con veteranos de dichas legiones, como se indicó en las monedas acuñadas en la ciudad16. El estudio de dichos conjuntos epigráficos creó un clima favorable entre los investigadores hispanos para la búsqueda de nuevos testimonios sobre la participación militar en la construcción de las infraestructuras hispanas, tanto viarias como urbanas. En este congreso, dedicado a las huellas de guerra y de violencia, proponemos una discusión sobre la posible participación del ejército en un programa de paz, como sería la construcción de una presa romana a finales de época augusta o principios del reinado de Tiberio en el territorio de Caesaraugusta, asociándola a la supuesta participación de los soldados en las obras públicas hispanas.

LAS

CARACTERÍSTICAS DE LA PRESA DE MUEL (ZARAGOZA)

La presa de Muel (Zaragoza) es una gran obra de ingeniería realizada sobre el río Huerva17, destinada a almacenar agua para abastecer a las ciudades y territorios agrícolas cercanos a la colonia Caesaraugusta, de la que dista 30 km (fig. 1) y a la que probablemente pertenecía. Este río es un pequeño afluente del Ebro en su margen derecha. Su cauce se reduce de anchura en la localidad de Muel a causa de los afloramientos calcáreos18 sobre los que se apoyó la presa. El vaso del dique recogió los aportes del río, así como el agua que nacía de los manantiales y surgencias del subsuelo provenientes de la formación kárstica sobre la que estuvo asentada (fig. 3).

10. Espinosa 1990, 11-12 (AE, 1990, 576; HEp, 4, 591); Espinosa & Castillo Pascual 1995-1997, 101-112, n° 2 (AE, 1997, 912). 11. CIL, II, 2983; Le Roux 1982, n° 14; ERRioja, 6 (HEp, 1, 498). 12. Le Roux 1982, 119-125. Sabemos de la existencia de una uexillatio de la legión VII en la cercana localidad riojana de Tritium Magallum, asociada de nuevo a la vía y a la seguridad de la zona (Navarro 1989-1990). Sin embargo, esta unidad pertenece a un contexto histórico muy diferente, ya que parece estar asociada a los problemas provocados por la revuelta de Clodio Albino. 13. Mayer et al. 1984, 282-288, además de un estudio reciente en Gurt & Rodà 2005, 147-155. Se trata de 12 marcas de la l(egio) IIII, 3 de la l(egio) VI y 2 de la l(egio) X. 14. La legión IIII Macedónica tenía su campamento desde el 20/15 a.C. en Herrera de Pisuerga. Cf. Morillo 2000, 609-624 y Gómez Pantoja 2000, 105-117, sobre todo 108-111. 15. Aunque el primer estudio de Aguarod y Erice 2003 presentaba los numerales IV, VI y X, los estudios de Gurt y Rodà 2005 y el más reciente de Beltrán Lloris 2007-2008 han establecido que solo hay dos que corresponden, según ellos, a las marcas de la legio X y la legio VI. Sin embargo, en ninguna de las mismas aparece la L de la abreviatura de legio. 16. RPC, 319 y 326. 17. El río Huerva tiene una longitud aproximada de unos 128 km y mantiene una dirección Norte-Sur bastante predominante. Recoge aguas de una cuenca vertiente de algo más de 1000 km2, escaso aporte si lo comparamos con sus homólogos principales aguas arriba y aguas abajo, el Jalón y el Martín, que tienen cuencas hidrográficas de 9338 y 2110 km2 respectivamente. Esto hecho se debe a que el Huerva carece de afluentes importantes (datos extraídos de la Confederación Hidrográfica del Ebro: www.chebro.es). 18. Recordemos que la zona central del valle medio del Ebro es una llanura de sedimentación donde no abundan las formaciones calizas.

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LA PRESA ROMANA DE MUEL (ZARAGOZA, ESPAÑA): ¿UNA OBRA MILITAR?

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Fig. 1. Situación de la presa romana de Muel (Zaragoza, España)

La pared exterior aguas abajo permaneció siempre relativamente visible, aunque la vegetación la haya invadido durante siglos (fig. 2). Gracias a la visibilidad de esta mole construida íntegramente en opus quadratum, la presa romana se conocía desde antiguo, aunque los primeros estudios científicos no se publicaron hasta el año 195719 o monográficamente en 1964 por Fatás20. Salvo por el interés que han demostrado otros estudiosos de la ingeniería romana en Hispania 21, el gran dique de Muel ha permanecido prácticamente olvidado22, incluso para el mundo de la arqueología23, hasta el inicio de los trabajos arqueológicos que llevamos cabo en el año 2009. Aguas arriba la presa quedó cubierta por los niveles de arcillas y tierra que colmataron rápidamente el embalse romano. En el coronamiento del muro, aprovechando la potencia de la obra romana, se construyó directamente sobre la presa la Ermita de Nuestra Señora de la Fuente, en cuyo interior se encuentran las pinturas de Goya que han dado fama al lugar (fig. 3). El temprano aterramiento petrificó el primitivo vaso del embalse, que ha podido reconocerse gracias a la observación directa del terreno. Hoy en día, aguas arriba de la presa se extiende una fértil vega abrazada por el Huerva en su margen oriental, compuesta por pequeños terrenos de cultivo hortofrutícola, que se disponen en una zona perfectamente llana de forma alargada. Esta vega remonta por el valle unos 2 km por apenas 400 m de anchura, coincidiendo con la curva de 430 s.n.m. Pensamos que ese territorio de cultivo estaría formado por las tierras colmatadas del vaso de la presa (fig. 4).

19. Pellicer 1957, 137-146. 20. Fatás 1964, 174-180. Este autor recuerda las interpretaciones eruditas que le precedieron, comenzado por la de Zurita y siguiendo por Ceán Bermúdez y Traggia: Zurita pensaba que en Muel debía situarse la mansión Sermona citada Sermonae en el Itinerario de Antonino 447.9. Traggia, citando a Zurita, considera que el texto original latino era ad Molem, “hacia la presa”, aludiendo al monumento que estamos estudiando. A partir de la hipótesis de que Muel era Sermo, Traggia 1792, 217 incluso asoció con esta supuesta ciudad una inscripción de Roma en la que precisamente se menciona a una Fons Sermonis (CIL, VI, 151). La concatenación de hipótesis erudita es típica del siglo XIX y en nada ayuda a nuestro estudio, tanto más cuanto que Sermo citado en la inscripción de Roma es seguramente un cognomen (Kajanto 1982, 364). 21. Arenillas et al. 2005a, 61-66; Arenillas et al. 2005b. 22. De hecho, no figura en las obras de catalogación sobre presas antiguas de Smith 1970 y Schnitter 2000. 23. Lostal 1980, 152-153.

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Fig. 2. Aspecto de la pared aguas abajo de la presa a lo largo del tiempo.

Fig. 3. Ubicación de la presa entre dos cantiles calcáreos. Sobre la presa se edificó la actual Ermita de la Virgen de la Fuente (Muel, Zaragoza).

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LA PRESA ROMANA DE MUEL (ZARAGOZA, ESPAÑA): ¿UNA OBRA MILITAR?

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Fig. 4. Posible capacidad del antiguo embalse de Muel. Mapa topográfico 1:25 000.

Los resultados del trabajo arqueológico Dentro del programa de investigación “Presas romanas en Aragón: Análisis de la construcción, procesos de sedimentación y determinación cronológica de la presa romana de Muel y de las presas del Aguasvivas. PI004/08” – financiado por el Gobierno de Aragón– en el 2009 se realizaron dos amplios sondeos que permitieron determinar el estado y la morfología del paramento exterior de la presa aguas arriba. Así mismo, incluida en la intervención de conservación del monumento, se retiró el manto vegetal de la pared exterior aguas abajo (fig. 2). En primer lugar, se procedió a descubrir su coronamiento para conocer el estado actual de la presa aguas arriba (fig. 5). En segundo lugar, y una vez conocida su anchura, se llevaron a cabo dos sondeos arqueológicos. El I se situó en el extremo oriental de la presa y el II en su zona central, tal y como se muestra en la figura24 (fig. 6). Dichas catas permitieron exhumar una importante necrópolis fechada entre los siglos XV y XVI. Tras su excavación, se pudo llegar al muro romano y establecer así las características y las dimensiones de la obra que a continuación describimos. El dique de Muel se configuró como una presa de gravedad sin escalones realizada con fabrica de opus quadratum y listel perimetral. Por razones técnicas de contención del agua y sostén de los muros, los paramentos exteriores recibieron una inclinación decreciente, en forma de talud, cuya pendiente es de 0,95 m en los 9 m de alzado documentados (fig. 7).

24.

La descripción detallada de los sondeos en Uribe et al. 2009, 335-343.

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Fig. 5. Trabajos arqueológicos en la presa de Muel durante las campañas 2009 y 2010 financiadas por el Gobierno de Aragón.

Así mismo, para favorecer la impermeabilización de los cimientos, se dispuso un sedimento de escombros de cantería en contacto con el muro que permitió proteger adecuadamente esta parte de la obra, tal y como se muestra en la imagen (fig. 8). Este nivel es la única unidad estratigráfica (UE 139) de formación antrópica que hemos podido documentar en la excavación de la colmatación del vaso –después de excavar la necrópolis, obviamente–. Esta constituido por materiales sobrantes de la propia construcción que fueron arrojados desde la parte superior de la presa. Este hecho se ha podido confirmar gracias a los estudios de sedimentación realizados por Dr. Muñoz del Departamento de Ciencias de la Tierra, Área de Estratigrafía de la Universidad de Zaragoza25. La altura máxima atestiguada por la excavación, si añadimos la hilada de sillares expoliados para otras construcciones, llegaba a los 10,35 m. Un cálculo aproximado de las hiladas desaparecidas permite suponer que la obra originaria alcanzaba

25. Queremos agradecer al Dr. Arsenio Muñoz su colaboración y entusiasmo en este proyecto así como sus magistrales clases de sedimentación en campo.

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Fig. 6. Trabajos arqueológicos en la presa de Muel durante las campañas 2009 y 2010 financiadas por el Gobierno de Aragón (realizado por Scanner Patrimonio e Industria).

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Fig. 7. Mapa de elevación de la presa (realizado por Scanner Patrimonio e Industria).

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Fig. 8. Impermeabilización de la zona inferior de la presa. Estudios de sedimentación realizados por Dr. Arsenio Muños 2, Fac de Geologá, UZ.

los 13 m. La anchura de la presa oscila entre los 7/8 m en el coronamiento y los 11,54 m en la zona inferior conocida (fig. 9). Su longitud es quizás el dato peor documentado en la actualidad: aunque conocemos el extremo oriental de la obra, el final occidental nos es desconocido porque se halla bajo las construcciones modernas y la carretera pública. No obstante, es posible suponer que, debido a la distancia entre los dos farallones rocosos, la presa pudo alcanzar los 100 m de longitud. Los sillares, paralelepípedos de talla cuidada, colocados normalmente a seco en hiladas horizontales isódomas o pseudoisódomas, son de caliza blanca extraída de la cantera próxima, que también hemos podido excavar26. En los lugares en los que se conservan mejor, se observa que los bloques, dispuestos a soga y a tizón, habían recibido, probablemente en la cantera, un desbastado rápido, destinado a alisar la superficie exterior, mediante la utilización de la labra en espiga –con cincel o con puntero– o bien a través de una terminación denominada “en punteado”, que consistía en una talla simple de las superficies dejando las improntas del puntero marcadas en la piedra (fig. 10). Además, siguiendo un procedimiento típicamente romano, dichas facies exteriores presentaban un almohadillado más o menos prominente y listel perimetral, también denominado anathyrosis externa27.

26. Dicha cantera, situada a 700 m de la presa, se extiende a lo largo de un frente calcáreo situado en la margen derecha del río Huerva, con un recorrido de unos 1650 m, entre las cotas 480 y 440 m s.n.m. según Ferreruela et al. 2010. 27. Asensio 2006, 150.

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Fig. 9. Sección de la presa (realizado por Scanner Patrimonio e Industria)

Fig. 10. Detalle de la técnica constructiva: opus quadratum con listel perimetral.

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El módulo de los sillares varía dependiendo de donde fueron ubicados. Los bloques de las hiladas superiores del coronamiento tienen siempre una menor altura que los inferiores. Se trataba de una precaución que debía permitir aligerar las cargas que un muro de tan considerables dimensiones debía tener. De este modo, entre la primera y la quinta hilada, la altura de los bloques oscila entre 0,52 y los 0,56 m. Los de altura superior se encuentran ubicados entre la sexta y siguientes hiladas oscilando entre los 0,55 y 0,60 m. La anchura varía según la posición de los sillares: aquellos dispuestos a tizón miden entre 0,46 y 0,86 m; aquellos situados a soga entre 1,5 m hasta 2,1 m. La anchura del listel perimetral oscila entre los 24 cm y 45 cm. Consecuentemente, podemos afirmar que la modulación de los bloques estuvo basada en el pie romano de 0,296 m, rondando su altura entre 1 pie y medio y 2 pies (bipedales) y siendo su anchura, para los dispuestos a soga, entre 1 pie y medio y 3 pies y para los de tizón entre los 5 y 7 pies. El estado actual de nuestras investigaciones no permite saber si la presa estuvo rellenada por una masa compacta de opus caementicium o, si por el contrario, la parte interior se realizó toda en piedra. Sí que es posible afirmar que las juntas de los sillares dispuestos en el alzado fueron realizadas a hueso o a seco. Sin embargo, en el coronamiento se observa como los bloques fueron unidos con opus caementicium de muy buena calidad.

Cronología y datación de la presa Teniendo en cuenta las características de la presa, los estudiosos que nos habían precedido28 le atribuían una cronología temprana. La datación por Carbono 1429 confirma dicha hipótesis. En el sondeo 2 se pudieron obtener muestras de carbones depositados en los sedimentos. He aquí los datos obtenidos, siendo MC1 la muestra obtenida con mayor profundidad en el sondeo 2. MUESTRA

MATERIAL

FECHA OBTENIDA MEDIANTE C-14

CRONOLOGÍA

Muestra MC 1

Carbón

1950 +/- 40 BP

41 a.C.-129 p.C.

Muestra MC 3

Carbón

1990 +/- 40 BP

0- 40 d.C.-80 p.C.

Muestra MC 6

Carbón

1690 +/- 40 BP

249 a.C.-226 p.C.

Según se desprende de la datación de los sedimentos, la presa se construyó probablemente en época augustea. Esta cronología fue avalada con el hallazgo del fondo de una fuente o plato de terra sigillata itálica durante la limpieza del cantil calcáreo de la zona este. La cerámica ha sido identificada como una forma Conspec. 12, cuya cronología abarcaría la horquilla temporal de los años 15 a.C-20 p.C30. Localizada a una cota de -112 cm, apareció mientras se limpiaban pequeños fragmentos de mortero adosados a la roca natural. La presa quedó prácticamente fuera de servicio ya a finales del siglo III p.C. debido a los aportes de los aluviones del Huerva que la colmataron rápidamente.

28. Arenillas 2003; Arenillas et al. 2005. 29. Muestras de C-14 analizadas por el laboratorio Beta Analytic en diciembre del 2009 y calibradas mediante el programa Petroria Calibration Procedure según la base de datos de INTCAL09 y oxacal Online de la Oxford Radiocarbon Accelerator Unit (University of Oxford). 30. Roca et al. 2005, 95.

LA PRESA ROMANA DE MUEL (ZARAGOZA, ESPAÑA): ¿UNA OBRA MILITAR?

LAS MARCAS EPIGRÁFICAS DE LA

PRESA DE MUEL

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(ZARAGOZA)

Ubicación de las marcas en su pared exterior aguas arriba

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El sondeo I se realizó a 10 m del farallón rocoso oriental, siendo este el más cercano al cantil calcáreo (fig. 6). Con 7 m de longitud, permitió alcanzar hasta 5 metros de profundidad con respecto al borde de la presa. En total se exhumaron 11 hiladas (fig. 11). En la novena aparecieron las inscripciones 1 y 231. Ambas en posición vertical se encuentran en sendos sillares contiguos dispuestos a tizón. Para su correcta interpretación, la inscripción 1 se debe leer de abajo a arriba y la 2 al contrario, esto es, de arriba abajo. El Sondeo II estuvo situado en la parte central de la presa, entre la ermita y el cantil calcáreo este, a 5 m del Sondeo I (fig. 6). En él se pudo alcanzar una mayor profundidad que en el Sondeo I, llegando a los 9,44 m respecto al borde de la presa y documentándose 15 hiladas. Los trabajos arqueológicos tuvieron que finalizarse a esta profundidad a causa de la aparición del nivel freático. En este sondeo la primera inscripción (fig. 12), que en nuestro catálogo hemos denominado como n° 3, se encontró en la misma hilada que las inscripciones anteriores del Sondeo I, esto es, en la 9. La inscripción dispuesta horizontalmente debe leerse de derecha a izquierda. Dos hiladas más abajo, es decir, en la hilada 11, se documentaron las inscripciones n° 4, 5 y 6. Todas ellas estuvieron dispuestas horizontalmente y ubicadas en sendos sillares contiguos. Cabría recalcar que la inscripción n° 5 se elaboró sobre el sillar más sobresaliente de la presa, tal y como se muestra en el mapa de elevación (fig. 7) y que, aunque las tres estuvieron ubicadas correlativamente, no fueron realizadas ni con el mismo texto ni de la misma forma. Finalmente, en la hilada 13 se conoce la última marca atestiguada por el momento en la pared exterior aguas arriba. La inscripción n° 6 se situó horizontalmente, realizándose su correcta lectura de izquierda a derecha.

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Fig. 11. Sondeo I con las inscripciones.

31.

Ver el comentario en las fichas epigráficas expuestas a continuación.

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Fig. 12. Sondeo II con las inscripciones.

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Análisis epigráfico. SONDEO 1. HILADA 9 N° 1. (Fig. 13)

Soporte: Sillar paralelepípedo. Material: Caliza local. Descripción: El sillar estuvo colocado a tizón y desbastado toscamente. Decoración: anathyrosis en su extremo lateral oeste.

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Lugar del hallazgo: Muel. Contexto local: Presa romana. Circunstancias del hallazgo: Primer sondeo arqueológico realizado aguas arriba de la antigua presa, durante la campaña de excavaciones del 2009. Lugar de conservación: In situ (parque de Muel), en la hilada n° 9. Dimensiones: 49/29 cm (del sillar).

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Campo epigráfico: Ocupó la parte inferior del bloque en su cara frontal, sin ningún tipo de preparación del campo epigráfico, sobre una superficie debastada por la técnica de “punteado”. La lectura correcta se realiza de abajo a arriba. Estado de conservación: Bueno. Medidas: 32/14. Cronología: finales del reinado de Augusto. Justificación: Contexto arqueológico con datación de C 14. Escritura: Capitales cuadradas irregulares. Características: La inscripción se realizó rápidamente y sin preparación con un utensilio de punta afilada que dejó un surco en V de trazo continuo. La primera letra, de tamaño inferior, se sitúa en el ángulo inferior dejado por la V. LVIP l(oco) VI p(ublico ?) Comentario: Como en el caso de la marca siguiente, idéntica, el último signo paleográfico está compuesto por un trazo vertical seguido de un segundo elemento también dispuesto verticalmente, aunque algo inclinado hacia el interior, paralelo por su parte superior, pero cuya longitud es solo la mitad del precedente. No puede tratarse de la expresión de la mitad, cuyo símbolo era una S (recordemos además que el sistema fraccionario romano era duodecimal y constaba de símbolos propios). Consecuentemente, se trata de una letra de tipo cursivo, realizada de forma rápida y algo descuidada. Una F se adecuaría perfectamente a los rasgos conservados, pero los paralelos encontrados en las otras marcas permiten sugerir que se trataba de una P. El desarrollo de la P, justificado infra, es hipotético. Nuestra propuesta se basa en el contexto y en los elementos paleográficos presentes en la marca n° 4.

Fig. 13a. Inscripción n° 1 tal como aparece en la presa.

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Fig. 13b. Inscripción n° 1. Fotografía expuesta en el sentido de la lectura.

LA PRESA ROMANA DE MUEL (ZARAGOZA, ESPAÑA): ¿UNA OBRA MILITAR?

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N° 2. (Fig. 14) Soporte: Sillar paralelepípedo. Material: Caliza local. Descripción: El sillar estuvo colocado a tizón y desbastado toscamente. Lugar del hallazgo: Muel. Contexto local: Presa romana de Muel. Circunstancias del hallazgo: Primer sondeo arqueológico realizado aguas arriba de la antigua presa durante la campaña de excavaciones del 2009. Lugar de conservación: In situ (parque de Muel), en la hilada n° 9. Dimensiones: 49/29 cm.

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Campo epigráfico: Ocupó la parte lateral este del sillar en su cara frontal, situándose “boca a abajo” en una superficie debastada por la técnica de “punteado”. La lectura correcta se realiza de arriba a abajo. Estado de conservación: Correcto. Medidas: 38/16. Cronología: Cambio de Era, época augústea Justificación: Contexto arqueológico con datación C 14. Escritura: Capitales cuadradas irregulares. Características: La inscripción se realizó rápidamente y sin preparación previa con un utensilio de punta afilada que dejó un surco en “V” de trazo continuo y profundo. La L es bastante más alta que el resto, cuyas dimensiones son similares. LVIP l(oco) VI p(ublico ?). Comentario: La interpretación es idéntica a la precedente (ver n° 1).

| Fig. 14a. Inscripción n° 2 tal como aparece en la presa.

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Fig. 14b. Inscripción n° 2. Fotografía expuesta en el sentido de la lectura.

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SONDEO 2, HILADA 9 N° 3. (Fig.15) Soporte: Sillar paralelepípedo. Material: Caliza local. Descripción: El sillar estuvo colocado a tizón y fue desbastado toscamente. Decoración: anathyrosis lateral este e inferior. Lugar del hallazgo: Muel. Contexto local: Presa romana. Circunstancias del hallazgo: Segundo sondeo arqueológico realizado aguas arriba de la antigua presa, durante la campaña de excavaciones del 2009. Lugar de conservación: In situ (parque de Muel), en la hilada 9. Dimensiones: 56/45 cm.

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Campo epigráfico: Ocupó la parte inferior del sillar en su cara frontal, situándose el texto en posición horizontal. La lectura correcta se realiza de derecha a izquierda y de abajo a arriba. Sin preparación del campo epigráfico, las letras aparecen sobre una superficie tallada por la técnica de “punteado”. Estado de conservación: Correcto. Medidas: 24/13. Cronología: Cambio de Era, época augústea Justificación: Contexto arqueológico con datación C 14. Escritura: Capitales cuadradas irregulares. Interpunción. Características: La inscripción se realizó con un utensilio de punta afilada que dejó un surco en V de trazo continuo. Los apéndices adoptan también la forma de V provocada por un golpe final de buril. P con panza triangular de tipo cursivo. LII·P l(oco) II p(ublico ?). Comentario: La primera letra, esto es, la L, está al revés, el primer trazo es horizontal, mientras que el segundo es vertical. Este error se debe seguramente a un fallo de orientación de la persona que inscribió la marca, probablemente, porque no sabía leer y copió un letrero que le habían dado inscrito en una tablilla. A pesar de todo, y como no estaba destinada a ser leída públicamente, cumplía perfectamente su misión que era la de registrar los bloques. Esta marca presenta un símbolo de interpunción entre la P y los signos paleográficos que la preceden, marcando así una separación semántica.

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Fig. 15a. Inscripción n° 3 tal como aparece en la presa.

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Fig. 15b. Inscripción n° 3. Fotografía expuesta en el sentido de la lectura.

LA PRESA ROMANA DE MUEL (ZARAGOZA, ESPAÑA): ¿UNA OBRA MILITAR?

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HILADA 11 N° 4. (Fig. 16) Soporte: Sillar paralelepípedo. Material: Caliza local. Descripción: El sillar estuvo colocado a tizón y fue desbastado cuidadosamente, creando una superficie lisa en su cara frontal. Decoración: anathyrosis lateral este y oeste. Lugar del hallazgo: Muel. Contexto local: Presa romana. Circunstancias del hallazgo: Segundo sondeo arqueológico realizado aguas arriba de la antigua presa, durante la campaña de excavaciones del 2009. Lugar de conservación: In situ (parque de Muel). Dimensiones: 71/57 cm.

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Campo epigráfico: Ocupó la parte inferior del sillar en su cara frontal, situándose el texto en posición horizontal. La lectura correcta se realiza de derecha a izquierda. El campo epigráfico parece haber sido preparado con el alisamiento de la superficie en la que se inscribió la primera línea. La segunda, al parecer olvidada, se añadió abajo. Estado de conservación: Bueno. Medidas: 1. 28/13; 2.15/0.8 Cronología: Cambio de Era, época augustea Justificación: Contexto arqueológico con C 14. Escritura: Capitales cuadradas irregulares. Interpunción circular. Características: Cada línea presenta un ductus diferente, fruto de iniciativas diversas. Los signos paleográficos de la primera fueron inscritos profundamente de forma cuidada en comparación con el resto de las marcas. A la claridad de las letras, de surco totalmente triangular, se añade la precaución de añadir el punto para indicar correctamente la separación entre la palabra y el numeral. Las letras de la segunda línea se inscribieron más rápidamente, como si hubieran sido olvidadas. Su ductus es mucho menos profundo, sus alturas más irregulares. La P, triangular de panza abierta, presenta una imagen arcaica y cursiva. Ediciones epigráficas: Uribe et al. 2010, 335-343; Uribe et al. 2012, 75-83 donde se interpreta L.IIII como L(egio) IIII. L·IIII PVI l(oco) IIII, pub(lico ?).

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Fig. 16a. Inscripción n° 4 tal como aparece en la presa.

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Fig. 16b. Inscripción n° 4. Fotografía expuesta en el sentido de la lectura.

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Comentario: En la interpretación de las marcas propuesta infra, esta aporta un elemento esencial. Se trata de los signos paleográficos que aparecen tras la letra P, ausentes en las restantes marcas, que han ayudado a proponer la hipotética restitución publico. N° 5. (Fig. 17) Soporte: Sillar paralelepípedo. Material: Caliza local. Descripción: El sillar estuvo colocado a tizón y fue desbastado toscamente. Por el momento, es el único que sobresale del muro de la presa.

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Lugar del hallazgo: Muel. Contexto local: Presa romana. Circunstancias del hallazgo: Segundo sondeo arqueológico realizado aguas arriba de la antigua presa, durante la campaña de excavaciones del 2009. Lugar de conservación: In situ (parque de Muel), en la hilada n° 11. Dimensiones: 84/64 cm. Campo epigráfico: Ocupó la parte superior del sillar en su cara frontal, situándose el texto en posición horizontal sobre una superficie desbastada por la técnica de “punteado”. La lectura correcta se realiza de izquierda a derecha. Estado de conservación: Bueno. Medidas: 30/0.9 Cronología: Cambio de Era, época augustea Justificación: Contexto arqueológico con datación C 14. Escritura: Capitales cuadradas irregulares. Signo de interpunción. Características: La inscripción se realizó con un utensilio de punta afilada que dejó un surco en V de trazo discontinuo, ya que se pueden observar aún la marca triangular dejada por los golpes del buril. Panza cerrada de la P. L·IIIP l(oco) III p(ublico ?).

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Fig. 17. Inscripción n° 5.

LA PRESA ROMANA DE MUEL (ZARAGOZA, ESPAÑA): ¿UNA OBRA MILITAR?

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Comentario: La interpretación de la inscripción es justificada de forma conjunta con las demás cf. infra.

N° 6. (Fig.18) Soporte: Sillar paralelepípedo. Material: Caliza local. Descripción: El sillar estuvo colocado a tizón y fue desbastado toscamente. Decoración: anathyrosis en los laterales y en la zona inferior.

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Lugar del hallazgo: Muel. Contexto local: Presa romana. Circunstancias del hallazgo: Segundo sondeo arqueológico realizado aguas arriba de la antigua presa, durante la campaña de excavaciones del 2009. Lugar de conservación: In situ, en la hilada n° 11. Dimensiones: 73/57 cm. Campo epigráfico: Ocupó la parte superior del sillar en su cara frontal, situándose el texto en posición horizontal sobre una superficie desbastada por la técnica de “punteado”. La lectura correcta se realiza de izquierda a derecha. Estado de conservación: Bueno. Medidas: 36/11. Cronología: Cambio de Era, época augústea Justificación: Contexto arqueológico con datación C 14. Escritura: Capitales cuadradas irregulares. Ductus bastante descuidado. Características: La inscripción se realizó con un utensilio de punta afilada que dejó un surco en V de trazo continuo. Los apéndices de las letras también tienen forma de V, creados por un golpe de buril. P con panza triangular de tipo cursivo. L·IIIP l(oco) III p(ublico ?).

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Fig. 18. Inscripción n° 6.

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MILAGROS NAVARRO CABALLERO, MARÍA ANGELES MAGALLÓN, PAULA URIBE, MANUEL BEA, RAFAEL DOMINGO & JAVIER FANLO.

HILADA 13 N° 7 (Fig. 19). Soporte: Sillar paralelepípedo. Material: Caliza local. Descripción: El sillar estuvo colocado a tizón y con la cara frontal alisada. Decoración: anathyrosis laterales y en la zona inferior. Lugar del hallazgo: Muel. Contexto local: Presa romana. Circunstancias del hallazgo: Segundo sondeo arqueológico realizado aguas arriba de la antigua presa, durante la campaña de excavaciones del 2009. Lugar de conservación: In situ (parque de Muel), en la hilada n. 13. Dimensiones: 51/59.

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Campo epigráfico: Ocupó la parte superior del sillar en su cara frontal alisada, sin delimitaciones, situándose el texto en posición horizontal. La lectura correcta se realiza de derecha a izquierda. Estado de conservación: Bueno. Medidas: 33/16. Cronología: época augústea Justificación: Contexto arqueológico con datación C 14. Escritura: Capitales cuadradas irregulares. Características: La inscripción se realizó con un utensilio de punta afilada que dejó un surco en “V” de trazo, en este caso, punteado. LVIP l(oco) VI p(ublico ?).

Comentario: Como en el caso de la marca n° 3, la L está la revés. En este caso, todo el texto además está al revés, hay que leerlo de derecha a izquierda, como el reflejo de un texto en un espejo, lo que indica que la persona que lo inscribió lo copió sin saber exactamente lo que significaba.

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Fig. 19. Inscripción n° 7.

LA PRESA ROMANA DE MUEL (ZARAGOZA, ESPAÑA): ¿UNA OBRA MILITAR?

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He aquí un cuadro recapitulativo de las marcas y su interpretación

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HILADA

INSCRIPCIÓN

N° 9

01. LVII’= LVIP

02. LVII’=LVIP

N° 11

04. L·IIII/PVI

05. L·IIIP

N° 13

07. LVII’=LVIP

03. ްIII’=LIIP

06. L·IIIP

HILADA LAS

LEGIONES Y LAS MARCAS DE LA PRESA DE MUEL: UNA NUEVA INTERPRETACIÓN

La forma irregular del ductus de las letras, realizadas en superficies sin preparar, simplemente repiqueteadas para desbastar y alisar toscamente la superficie, los errores en la inscripción de los textos, con letras al revés, y la disposición aleatoria en la obra de los sillares con letrero permiten afirmar que las inscripciones de la presa de Muel no estaban destinadas a ser leídas una vez la obra terminada. No eran, por tanto, firmas de las personas o unidades que hicieron el dique y que, de forma ideológica o propagandística, querían así difundir su autoría. Consecuentemente, el mensaje de los textos formaba parte del proceso constructivo que se iniciaba con la extracción de piedra y terminaba con la disposición definitiva del bloque en la obra. Pensamos, en efecto, que los textos leídos en el muro aguas arriba de la presa de Muel eran marcas de cantero, como seguramente lo eran también aquellas halladas en el puerto de Caesaraugusta. Para interpretarlas, es necesario preguntarse cómo y dónde se cortaron los bloques y cómo y dónde fueron colocados en la presa32. Como en otras marcas de otros lugares, es indudable la presencia en Muel de la L en todos los textos y esta letra, tanto más cuanto aparece a veces junto a los numerales IIII, VI y X, pudiera ser la abreviatura de l(egio). Así lo hemos sugerido en dos publicaciones anteriores33. En efecto, hablábamos al comienzo de este artículo de la participación de las legiones en las tareas públicas: si los investigadores las asocian a la construcción de monumentos, entre ellos los hidráulicos34, es posible afirmar que también participaron en la explotación de canteras, evidentemente en las de mármol que pertenecieron al emperador, pero también en otras más modestas de piedra caliza cuando la situación lo requería. Partiendo de este punto, las tres legiones estacionadas en la Península Ibérica pudieron ocuparse de extraer los bloques que luego dispusieron en la presa y si así fue, lo hicieron dentro de su participación al esfuerzo de realizar las infraestructuras necesarias para la vida romana en la nueva provincia de Hispania citerior. Sin embargo, aunque dada la dificultad del dossier esta hipótesis nunca deba ser abandonada por completo, las marcas demuestran que la situación era mucho más compleja. En efecto, la L no solo acompañaba a los numerales asociados con las legiones acantonadas en Hispania en época augustea, esto es, el IIII y el VI, sino que también acompaña al II y al III. Además, la L no es la única letra en los textos de Muel, ya que aparece con seguridad la P. Consecuentemente, la interpretación de las legiones no explica todo, bien al contrario. Parte de las incógnitas presentadas por las marcas de Muel se pueden resolver asociándolas, como en otras partes del imperio35, al ya mencionado proceso de extracción y de disposición arquitectónica. Hasta el momento, no existe trabajo

32. Sobre el significado de las marcas aludiendo tanto a las canteras como a su disposición en las obra, Saigne 1999, 79-80. 33. Uribe, Fanlo, Magallón et al. 2010, 335-343; 2012, 75-83. 34. Sobre la actividad de las legiones en la construcción de obras hidráulicas de interés público vd. supra n. 2. 35. Vd. de nuevo Bessac 1996, 293-295 y Seigne 1999, 79-80. Recordemos que, en época republicana, fue muy frecuente, sobre todo en los sillares de opus quadratum, la presencia de letras aisladas grabadas en algunos o en buena parte de los bloques. Su interpretación sigue siendo controvertida: topónimos, cifras, abreviaturas de nombre de cantero u otros signos convencionales (Luigi 1957, 200). También se encuentran en Hispania en esta época. Sea cual sea el signario utilizado, tiene sin lugar a dudas un carácter itálico Asensio 2006, 117-159.

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alguno que reúna la totalidad de las marcas de cantero conocidas que no fueran las del rico mármol imperial. Esto, unido al hecho de que en cada extracción el inventario utilizó referencias locales y no preestablecidas, con elementos abreviados que o eran conocidos por sus responsables, dificulta el análisis de las marcas. La arqueología y la epigrafía muestran que algunos bloques, tal vez los primeros o los últimos de una serie, podían ser marcados de forma diversa. Sin embargo, la mayoría de las interpretaciones, con el desarrollo posible de ciertas abreviaturas, son hipotéticas. Cada caso de inventario de canteras y de enumeración de partes de una construcción es un unicum y concierne a la propia organización de la extracción y de la obra, lo que impide toda extrapolación. Sin embargo, algunos elementos pudieran ser habitualmente comunes y se hallan en los bloques de Muel.

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En efecto, un símbolo paleográfico encuentra numerosos paralelos: se trata de la letra L, que bien pudiera, de hecho pensamos que es, la abreviatura de l(oco)36, del lugar donde se extrajo el bloque, puesto que se conservan en otros lugares marcas en las que aparece de forma íntegra, loco, o parcial, loc(o) o lo(co)37. Nos hallamos, por tanto, con marcas de cantero cuya indicación principal es toponímica; indican el lugar donde se extrajo el bloque en cuestión. Esta interpretación de l(oco) en ablativo de origen concuerda perfectamente con los textos de Muel, en los que la L al inicio de cada marca es una constante seguida de un numeral. Dichas referencias numéricas se repiten en varios sillares. Consecuentemente, no indican el número de orden del bloque. Además, no son elevadas (recordemos que son II, III, IIII y VI), lo cual parece demostrar que están denominando a un emplazamiento en la cantera38. Así interpreta el sentido de locus Bruzza ya en el siglo XIX39. Pensabene define los loci de las marcas de cantero como “singoli siti estrattivi”40. La palabra locus indica un lugar que puede ser la cantera, un afloramiento, una división de este 41, como el frente de talla o incluso un nivel. No tiene un sentido jurídico preestablecido, todo depende de la repartición y, consecuentemente de la clasificación, del trabajo en la extracción de piedra. Sea como fuere, no tenía, como en las canteras de propiedad imperial y gestionadas por el estado42, como en Dokimeion o en Simithus43, un sentido jurídico preciso. J.-C. Bessac ha demostrado que las canteras eran explotadas por pequeños grupos de trabajo que se situaban en un emplazamiento determinado44, cuya identificación y, consecuentemente su numeración, dependía de la disposición del afloramiento rocoso. En un caso conocido, el de Héral-Nègre, este investigador ha encontrado numerales inscritos en la cantera: IX y X fueron tallados a cierta altura en dos frentes distintos45. En el caso de Muel, y a la espera de realizar el estudio de las marcas que empiezan a aparecer tras la limpieza del muro aguas abajo de la presa, cuatro son los emplazamientos conocidos, el II, el III, el IIII y el VI. Las marcas representaban indicaciones referidas al inventario de los bloques tras su extracción, destinadas al control o pago del trabajo realizado por el equipo del emplazamiento. Resta ahora comprender el significado de la P inscrita en todos los textos conocidos hasta el momento. Para ello, a pesar de que es necesario insistir en el hecho que toda interpretación debe ser hipotética, puesto que nunca sabremos con seguridad cómo se llevó a cabo el inventario y la clasificación de los bloques pétreos destinados a la presa, dos son los ejes de explicación posibles para esta letra en las marcas de Muel: el primero es considerar que la P pudiera aludir al

36. Como, por ejemplo, en una placa de Itálica, cuya foto fue publicada por Pensabene 1998, fig. 8.3. La marca, situada en la parte posterior de un bloque, dice así : loco CCCC. 37. Las tres posibilidades son atestiguadas en las marcas de Dokimeion, Hirst 2010, n° 1-437. 38. Un paralelo significativo se halla en el teatro de Carthago Noua, en determinados bloques de travertino extraídos de la canteras de Mula: a pesar de que también aquí hay ciertos elementos aún por interpretar, la indicación toponímica es evidente, así como la interpretación L en l(ocus), y eso a pesar de hallarse a veces junto al numeral IIII, cf. Soler 2005, 154-155 et Soler et al. 2012, 750-751. 39. Bruzza 1870, 106-204. 40. Pensabene 1998, 342. 41. En los textos más complejos de las canteras de mármol imperiales de época antonina, concretamente en las canteras de Dokimeion, locus es una subdivisión de la cantera, e incluso un número de orden según Fant 1989, 30. 42. Suetonio menciona una medida de apropiación por parte del emperador Tiberio (Suet, Tib., 49) de las minas. Esta mención ha sido extrapolada a la de las canteras de mármol, cuyas inscripciones muestran que desde el reinado de Tiberio pertenecían al fiscus. La bibliografía sobre el tema es muy abundante. El esencial estudio de Fant 1989 sobre las inscripciones de Dokimeion quedó obsoleto con la publicación de nuevas marcas por parte de Drew-Bear 1994 y de Christol & Drew-Bear 1987. Sobre las inscripciones del Mons Claudianus, el estudio esencial sigue siendo el de Peacock & Maxfiel 1997. Para el resto, sobre todo los hallados en Italia, salvo la aportación de Pensabene 1994 y Dolci 1995 para Luna, los corpora seguían siendo antiguos: Bruzza 1870 y Dubois 1908. El reciente estudio de Hirt 2010, 370-445 recoge todas las marcas conocidas halladas en las diferentes canteras imperiales de mármol. Se trata de 1283 inscripciones clasificadas topográficamente. 43. Todas las marcas en Hirst 2010, n° 1 a 437 y n° 787 a 929 respectivamente. 44. Bessac 1996, 297-299; Bessac & Sabrayrolles 2002. 45. Bessac 1996, 294-297. En este caso concreto, y según Bessac, los numerales podían identificar el frente pero también el nivel de la talla, importante en la calidad de la piedra.

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lugar donde el bloque debería ir situado en la obra final, como, por ejemplo, p(osterior), haciendo alusíon a la fachada posterior siguiendo un sistema de referencia topográfica que nos es desconocido 46; el segundo eje, el que consideramos más certero, parte de la consideración de que la P pudiera ser un complemento a la indicación del lugar de extracción. En dicho contexto, es relativamente difícil admitir aquí la habitual abreviatura p(robatum)47, que alude a un proceso jurídico y técnico más típico de las canteras imperiales, en las que se indicaba el nombre del responsable del sector, de la cantera e incluso de la provincia48. Es necesario observar que en las marcas 1, 2, 3, 5, 6 y 7 la P es el final del texto, que no va seguida por un numeral. No indicaba, por tanto, un elemento cuantitativo. Esta conclusión debe ser aplicada a la marca n° 4. En ella, la mejor conservada, se observan con claridad dos partes que coinciden con dos líneas diferentes fruto de manos diversas. Al parecer, la segunda hilera, que empieza por la letra P, fue añadida posteriormente por dos posibles razones: porque el objetivo era otro, tal vez el lugar de destino del bloque, o porque una indicación había sido olvidada en la primera línea. Sea como fuere, en un segundo momento, se añadió PVI. Puesto que la P no está acompañada de números en las otras inscripciones, hay que suponer aquí que VI eran aquí la segunda y tercera letra de una palabra que complementaba la de l(oco). En latín, solo una palabra comienza por Pui(---). Se trata de un topónimo: Puilia saxa, unas rocas situadas cerca del puerto de Tiber49. Consecuentemente, es necesario considerar que la I no era sino el inicio de una letra sin terminar por razones de rapidez y porque el mensaje epigráfico ya estaba completo. Numerosas son las posibles restituciones de este signo paleográfico, bajo las que hay que reunir aquellas letras cuyo primer trazo era vertical. Entre todas las hipotéticas restituciones, y aunque la prudencia sea cada vez más necesaria, un adjetivo pudiera ser asociado a locus en el contexto de extracción de canteras : se trata de p(ublicus). En el establecimiento de un inventario del trabajo realizado y de los bloques extraídos, las marcas indicarían que determinados sectores o zonas de sectores eran públicos, probablemente propiedad de la ciudad Caesaraugusta en la que estaba situada la cantera. Bessac ha demostrado que aquellas que no pertenecieron al fiscus, como aquella en la que se extrajeron los bloques de Muel, eran explotadas por los particulares pero también por las ciudades50, como especifica la jurisprudencia51. Las marcas epigráficas también confirman esta situación jurídica: así, antes de pasar a manos del emperador Tiberio, las canteras de Luna pertenecían a la colonia, como se indicaba en los sillares con las siglas COL52. Incluso algunas canteras imperiales podían ser explotadas parcial y temporalmente por las ciudades53. En este sentido, es interesante e instructiva la reflexión realizada por F. Beltrán en su análisis de las marcas de cantero de un monumento público del siglo I a.C. de la antigua Osca54. Cuatro de los sillares de una esquina llevan la marca L. M., creada con letras capitales pero irregulares de 18 cm altura situadas en una cara sin desbastar. Con toda la prudencia necesaria, Beltrán propone la siguiente interpretación L(oca) M(unicipi)55. Si el ablativo para la primera palabra nos parece más conveniente, (l(oco) m(unicipi)),

46. Otra posibilidad sería p(ars), pero necesitaría estar completada por un número y no es el caso en los textos de Muel. 47. Pensabene 1998, 359. 48. Nos parece inapropiada la interpretación p(es/edes) propuesta por Bruno 2012, 710 aludiendo a las dimensiones del bloque, ya que el número de pies no aparece indicado a continuación. 49. Oxford Latin Dictionary, Oxford, 1966, 1516, mencionados por Festo, 250 M al hablar de Fabio Pictor. 50. En casos excepcionales, estas podían incluso extraer mármol de las canteras imperiales, como ponen de manifiesto algunas marcas del Dokimeion que aluden a las oficinas urbanas, como por ejemplo officina Ephesii, Christol & Drew-Bear 1986, 69. Un ejemplo de interpretación interesante pero arriesgada y dudosa es el que de una marca de la cantera del Mèdol, en Cataluña realizan Mar & Pensabene 2010, 513 : consideran que BVCOLI sería la abreviatura de B(rachium) V col(onia) I(ulia). Consecuentemente, la colonia de Tarraco explotaría la cantera. Sin embargo, esta interpretación es no solo hipotética sino también dudosa: además de la falta de paralelos, brachium es un término que solo aparece utilizado en las marcas del Dokimeion. 51. Los textos del Digesto que aluden a la propiedad y a la explotación de las canteras por las ciudades, pero sobre todo por los particulares, fueron recogidos por Bedon 1984, 205-211. La bibliografía hispana en Soler 2005, 153. 52. Hirt 2010, 438-439, n° 1147 a 1156. 53. Ver supra n. 50, sobre la explotación de las canteras de Dokimeion por algunas ciudades. 54. Juste & Palacín 1989, 134; Juste & Palacín 1991, 363; Juste 1995, 78. Se encuentran actualmente en el Museo de Huesca. 55. Beltrán 1997, 282. La interpretación de Mayer (2006, 452), quien lee L(egio) M(acedonica), se adecua a la corriente interpretativa sobre el papel de las legiones pero no al proceso extractivo ni constructivo de una obra pública, sobre todo de la fecha en la que fue construido. Estas marcas, aunque sin interpretación, en Díaz Ariño 2008, C 108.

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esta explicación concuerda perfectamente con la que nosotros podemos realizar en Muel: existían canteras o frentes de extracción pertenecientes a las ciudades. La marca L M, a veces acompaña por los numerales II y IIII, ha sido observada recientemente en algunos bloques del acueducto de la ciudad romana de Los Bañales56. Una interpretación próxima a la de Osca nos parece probable57.

Para concluir, el análisis de las marcas inscritas en los bloques de la presa de Muel invita a una prudencia extrema a la hora de interpretar una documentación epigráfica cuyos paralelos son mínimos y han sido interpretados siguiendo las hipótesis históricas en boga en un momento determinado. Es cierto que en época augustea las legiones acantonadas en Hispania participaron a la construcción de obras de infraestructura y de interés público en general, puesto que las fuentes jurídicas y la epigrafía así lo confirman. Sin embargo, ¿es posible afirmar que toda gran construcción de esta época fuera erigida por las legiones IV, VI y X como parece considerar una parte de la bibliografía actual? Dicha afirmación no resiste al análisis pormenorizado de la documentación epigráfica: a la hora de estudiar las marcas de cantero, no solo hay que considerar los posibles autores, sino sobre todo el proceso constructivo que comienza en la propia cantera. Este proceso parece privilegiar la interpretación de la L como loco y no como legio en Muel y posiblemente en otros lugares. A la hora de estudiar las marcas de cantero, hay que considerar también la función de dichas marcas, modestas y rudimentarias, que no estaban destinadas a la propaganda imperial, lo que implicaría una visión majestuosa y eficaz, sino al simple control del trabajo. En este contexto se sitúa nuestra interpretación de las marcas de Muel, que aludirían a los lugares de extracción en la cantera, tal vez alguno de ellos públicos, aunque esta interpretación deba ser considerada con extremada cautela58. La documentación epigráfica no demuestra que la presa de Muel sea un residuo del trabajo del ejército en tiempos de paz. De hecho, su autoría sigue siendo una incógnita. Las inscripciones de la presa son en cambio un ejemplo significativo de las huellas paleográficas del proceso constructivo de una gran obra de ingeniera.

56. Jordán 2001, 327 y 330, números 77-330. 57. Existen otras marcas en los pilares del acueducto, generalmente letras que bien pudieran aludir a la disposición de los bloques, aunque, como en cada caso de este tipo, la interpretación es extremadamente compleja. 58. Hay que reconocer que el adjetivo tras el numeral es raro, ya que debía acompañar a loco.

LA PRESA ROMANA DE MUEL (ZARAGOZA, ESPAÑA): ¿UNA OBRA MILITAR?

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