“Los usos económicos de la cultura en los procesos de renovación urbana” Las políticas de patrimonio y el turismo en el caso del barrio de San Telmo (Casco Histórico de la ciudad de Buenos Aires)

Share Embed


Descripción

IDAES-UNSAM Maestría en Sociología de la Cultura y el Análisis Cultural TESIS DE MAESTRÍA de DHAN SEBASTIAN ZUNINO SINGH Directora: Dra. Hilda Herzer “Los usos económicos de la cultura en los procesos de renovación urbana” Las políticas de patrimonio y el turismo en el caso del barrio de San Telmo (Casco Histórico de la ciudad de Buenos Aires) ™ INTRODUCCIÓN ™ Presentación ¾ Preguntas y problemas de investigación ™ Objetivo de la tesis ™ Marco teórico ™ Hipótesis ™ Aspectos metodológicos

3 9 10 28 29

™ CAPITULO 1 Transformaciones urbanas en el barrio de San Telmo ™ (Primera parte): Breve reseña histórica y caracterización sociodemográfica del barrio ™ (Segunda parte): Signos de renovación urbana en el barrio de San Telmo (2002-2006) ¾ “Boom” turístico en Buenos Aires (post crisis del año 2001) ¾ Principales transformaciones urbanas en San Telmo (2002-2006) ƒ Viejas y nuevas actividades comerciales ƒ El turismo y el mercado inmobiliario ƒ De los hoteles-pensiones a los hostales ƒ Proyecto San Telmo “gayfriendly”. Nuevos inversores, nuevos consumidores ƒ Desalojos y gentrificación ƒ Síntesis

40 45 46 52 54

™ Conclusiones

68

32 40

57 59 67

™ CAPITULO 2: Activación patrimonial y revalorización económica del barrio de San Telmo (Casco Histórico de Buenos Aires) ™ Introducción ™ La patrimonialización en Buenos Aires (tendencias e intervenciones en los centros históricos) ¾

Activación patrimonial. Descripción de los programas de revitalización ƒ Inventario de Patrimonio Urbano (IPU) –Precatalogación 1989-1990 ƒ La dimensión social del patrimonio (un ensayo) ƒ Acciones de remodelación urbana en la renovación del circuito BalcarceChile (Programa de Revitalización San Telmo – Montserrat) ƒ El Plan de Manejo del Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires ƒ Polo Cultural Sur

™ La cuestión de la Identidad y los principales significados construidos alrededor

69 72

78 79 81 83 85 89

¾ ¾ ¾ ¾

El relato identidario como construcción social Objeto-testigo. El predominio de la mirada arquitectónica El sur-origen La cultura amenazada o la construcción de un bien escaso

89 95 97 100

™ La (re)valorización del Casco Histórico como recurso económico ™ Conclusiones

105 108

™ CAPÍTULO 3: La cultura como recurso económico en la relación local-global ™ Introducción: ¿Por qué la cultura como recurso? ™ Estrategia cultural y renovación urbana ™ El proceso de revalorización del patrimonio urbano en la intersección de lo local-global ¾ La globalización como proceso geográfico desigual ¾ La cuestión de lo local

111 113 119 121 123

™ El “patrimonio” de Buenos Aires como identidad/marca ¾ La estrategia de “volver sobre sí mismo” para competir hacia fuera ¾ El patrimonio cultural urbano como mercancía ¾ El turismo cultural como actividad económica global que revaloriza la cultura local (y viceversa)

127 128 130

™ Conclusiones

137

™ CONCLUSIONES GENERALES

139

™ BIBLIOGRAFÍA

144

™ ANEXO IMÁGENES

CD

133

2

INTRODUCCIÓN

™ PRESENTACIÓN Preguntas y problemas de la investigación ™ OBJETIVO DE LA TESIS ™ MARCO TEÓRICO - Cultura - La ciudad moderna como proceso material histórico y la cuestión de la cultura urbana - Renovación urbana - Patrimonio - Patrimonio como construcción social - Turismo - Turismo cultural y su relación con el patrimonio cultural urbano. - Turismo y ocio. Espacios urbanos turísticos y recreativos: ¿Quiénes son sus usuarios? ™ HIPOTESIS ™ ASPECTOS METODOLÓGICOS

PRESENTACIÓN Este trabajo de tesis fue escrito durante el año 2006-2007 en el marco de la Maestría de Sociología de la Cultura y Análisis Cultural (IDAES-UNSAM) y es el producto de una investigación iniciada en el año 2004 bajo la Beca de Posgrado Tipo I de CONICET 1 y de la participación en el Proyecto UBACyT 2004/2007: “Procesos de cambio en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires”, dirigido por la Dra. Hilda Herzer. La investigación surge a raíz de los cambios acelerados registrados en el barrio de San Telmo, especialmente en el sector comercial destinado al turismo, a partir de la devaluación de la moneda argentina en el año 2002 y con el consecuente “boom turistico”. Los primeros signos de cambios se manifestaron en la imagen del barrio, que comenzó a cambiar rápidamente debido a la proliferación de comercios de antigüedades, gastronomía, hotelería y diseño, todo esto sumado a las intervenciones urbanas realizadas por el gobierno local con el propósito de embellecer y renovar el espacio público y las fachadas de los edificios y casas.

1

La beca tiene la Dirección de la Dra. Hilda herzer y la Co-dirección de la Dra. María Carla Rodríguez

3

San Telmo es un barrio ubicado al sur de la Plaza de Mayo, en plena zona central de la ciudad de Buenos Aires, cuyas características más sobresalientes son la antigüedad del mismo, el reconocimiento como Casco Histórico de la ciudad, cierto pintoresquismo asociado a su feria de antigüedades, a su arquitectura del pasado, calles empedradas y callejones. Testigo de varios siglos de historia de la ciudad, San Telmo terminó de consolidarse como un barrio al ritmo de la metropolización de la ciudad de Buenos Aires entre fines del XIX y principios del XX, a partir de los años ‘40 comenzó su decaída y deterioro durante el resto del siglo XX. Al mismo tiempo que caía en el olvido de las políticas urbanas o se buscaba crear un área central modernizada, fue adquiriendo su singularidad pintoresca por su arquitectura (casas y edificios), por los sitios históricos, actividades culturales como la feria de antigüedades de la Plaza Dorrego, algunos teatros y tanguerías, convirtiéndose de a poco en un refugio cultural para artistas y bohemios desde fines de los años ’60. Pero para la década de los ‘80, sectores de bajos ingresos que habían sido desplazados de las villas y asentamientos durante la dictadura militar (19761983), regresaban a la ciudad ocupando inmuebles (públicos o privados) que estaban vacíos o abandonados. Este hecho, sumado a la presencia de antiguos conventillos y hoteles-pensiones, terminó de darle la fisonomía al barrio: un área central deteriorada, con baja densidad, con sectores de bajos ingresos, desinversión por parte del Estado, y al mismo tiempo con una vida sociocultural pintoresca, un acervo de artefactos arquitectónicos del pasado que le da un lugar simbólico en el imaginario urbano como “barrio antiguo”, como así también un lugar en el imaginario social por ser un barrio donde se dieron varios hitos históricos y culturales que van desde la fundación de la ciudad (Parque Lezama) a la vida arrabalera de los conventillos (viviendas colectivas que nacen que nacen luego de la “huída” de las clases altas hacia la zona norte con la fiebre amarilla de 1871, que “abandonaban” sus casonas) o el tango, pasando por la resistencia a las invasiones inglesas 2 . Frente a este escenario que combinaba un área central deteriorada con presencia importante de sectores de bajos ingresos y con un potencial turístico basado en su patrimonio cultural urbano, nos surgía la inquietud acerca de los procesos sociales que podían desencadenar estas transformaciones urbanas. Estos cambios, desatados por variables macroeconómicas, pero también impulsados por la intervención del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, junto a las actividades del mercado orientadas básicamente al turismo, acompañado por mercado inmobiliario dinámico, eran claros signos de renovación urbana. Pero estos signos nos advertían también, como sugiere la literatura especializada, que los procesos de renovación urbana provocan no sólo nuevos usos del espacio sino que llevan al desplazamiento (directo o indirecto) de los sectores socioeconómicos de bajos ingresos que habitan el barrio y la sustitución por nuevos sectores de mayores ingresos, que se transforman en los nuevos sujetos consumidores del espacio renovado (gentrification, castellanizado como gentrificación 3 ). Además de los 2

Una breve reseña histórica y principales características del barrio serán tratadas en el capítulo 1. El término gentrification deriva de la palabra inglesa gentry (“gente bien” o “burguesía”) y fue utilizado por primera vez en los años ’60, por la geógrafa marxista Ruth Glass, para nombrar el proceso de sustitución de sectores de bajos ingreso por sectores de mayores ingresos en los proceso de renovación

3

4

desplazamientos de grupos sociales, los estudios críticos sobre el turismo advierten de los procesos de mercantilización de la cultura y la formación de enclaves turísticos que se limitan a espacios específicos dentro de las ciudades 4 . En el marco de este proceso, nos interesó el papel que estaba jugando el gobierno local, porque aunque estas transformaciones se han dado velozmente en los últimos 5 años, puede rastrearse desde inicios de la década del ‘90 programas de recuperación del área centro-sur de la ciudad, que abarcan el barrio de Montserrat y San Telmo. El objetivo de esta política era revalorizar el área central en términos de su valor histórico, cultural, y arquitectónico que, en tanto eran considerados bienes heredados del pasado había que preservarlos para su traspaso a generaciones futuras, es decir, se rescataban por su valor patrimonial. Nuestro estudio se circunscribió, entonces, a analizar las acciones del actor estatal en la recuperación, preservación y revalorización del barrio de San Telmo a través de las políticas patrimoniales. Lo que fuimos descubriendo es que estas políticas contienen una doble dimensión: una, atañe la puesta en valor de los edificios y casas históricas o el embellecimiento y remodelación del espacio público (fachadas, calles, veredas y plazas); la otra, apunta a preservar la dimensión socio-cultural urbana como las ferias de antigüedades, el tango y la vida barrial como expresiones de la cultural local. En ambos casos, la recuperación se encara con un doble objetivo; por un lado, salvaguardar los objetos heredados (patrimonio) como testimonio del pasado que permiten saber quiénes somos y de dónde venimos (identidad); y por otro lado, se busca no convertir al Casco Histórico (expresión de ese pasado) en un museo sino reinsertarlo en la dinámica económica de la ciudad, dadas las ventajas que ofrece el barrio al estar ubicado en el área central de la ciudad y su potencialidad como atractivo turístico 5 . En el contexto del turismo cultural, la cuestión del patrimonio adquiere un rol preponderante que puede advertirse en diferentes discursos y actores (políticos, mediáticos, económicos); inclusive en el campo académico son cada vez más frecuentes los estudios sobre el tema desde diversas disciplinas (desde la arquitectura a la antropología). En el ámbito académico local, por ejemplo, la arquitectura ha sido predominante en el tema del patrimonio 6 , no sólo porque el bien patrimonial tangible ha sido desde hace tiempo el objeto primordialmente patrimonializable, sino además por la fuerte presencia en la gestión del gobierno local en el área 7 . Aunque también hubo un avance importante desde la antropología, en especial con la introducción del patrimonio intangible y el auge del multiculturalismo, lo que ha aportado visiones críticas al patrimonio monumental y ha abierto el juego a la diversidad cultural, aunque urbana, a partir de allí se difundió ampliamente en la literatura inglesa y norteamericana de los años 70 y 80. 4 El proceso de renovación urbana en San Telmo será analizado en el capítulo 1. 5 La política patrimonial será analizada en detalle en el capítulo 2. 6 La predominancia de la mirada arquitectónica será uno de nuestros ejes de análisis en este trabajo. 7 Un análisis de la relación entre la arquitectura la gestión del patrimonio del gobierno local fue analizado en la monografía “Los arquitectos y la cultura. Análisis sociológico del campo intelectual (arquitectura) y el campo de poder (gestión urbana)” en el seminario del IDAES “Sociología de los Intelectuales”.

5

predominantemente también desde la antropología y la arqueología se ha contribuido al desarrollo y proliferación de la patrimonialización 8 . Desde una mirada crítica a la relación turismo y patrimonio, la geografía ha avanzado en una línea que nuestro trabajo podría adscribir perfectamente 9 . En el campo de la sociología, sin embargo, el tema ha sido abordado tardíamente y aún es incipiente 10 , aunque existen algunos trabajos pioneros en sociología del turismo 11 , y el abordaje desde los estudios de la renovación urbana por parte del equipo del Área de Estudios Urbanos del IIGG (UBA) 12 . También, el gobierno local, las universidades, cámaras comerciales (especialmente del sector turismo) y diversas redes convocan cada vez más a especialistas académicos y técnicos de la gestión urbana para debatir sobre turismo y patrimonio 13 . Con un fuerte liderazgo de la experiencia española sobre el patrimonio urbano y la actividad turística, el objetivo explícito de la política urbana es convertir al patrimonio urbano cultural en un recurso económico donde el turismo, en su forma más específica de turismo cultural, parece ser aquella actividad económica que mejor encaja en la fórmula: “patrimonio como recurso”. Fórmula que se engloba en un movimiento mayor: la cultura como recurso 14 . La fórmula del patrimonio como recurso para el desarrollo económico de la ciudad, implica la posibilidad de que los bienes patrimoniales sean sustentables en el tiempo y que la suma de valor patrimonial de un área y la posibilidad de explotarlo como recurso mejora la calidad de vida de los habitantes. Es decir, que lejos de un proceso de exclusión que supondría la renovación urbana en áreas patrimoniales, y la explotación económica del patrimonio, el discurso patrimonial aboga por un mejoramiento de la vida de los ciudadanos que, al mismo tiempo, garantizan la posibilidad de preservar aquellos bienes (tangibles o intangibles) que hacen a su identidad colectiva y el desarrollo económico. Esta doble dimensión del patrimonio (económica y cultural) se nos presenta como una asociación “armónica” que creemos necesario poner en cuestión, porque parece ignorar la dimensión social del proceso. Esta última dimensión 8

Esto último puede verse reflejado en las jornadas organizadas por el Grupo Naya, donde es abundante el caudal de trabajos que desarrollan y complejizan la cuestión del patrimonio y su relación con el turismo. Sin embargo, algunas miradas más críticas, aún dentro del campo del patrimonio y del turismo cultural, pueden hallarse en los trabajos de Mónica Lacarrieu, como así también en los de Mónica Rotman. 9 Nos referimos a los trabajos desarrollados por el equipo de investigaciones del Prof. Rodolfo Bertoncello en el Instituto de Geografía (FFyL-UBA), por ejemplo Bertoncello et al. (2003). 10 Esto puede verse reflejado en la poca presencia que tiene el tema en los congresos nacionales o latinoamericanos de sociología, a excepción del congreso ALAS de Porto Alegre donde el tema apareció en la mesa dedicada a estudios urbanos, o en las dos últimas Jornadas de Sociología (UBA). 11 Nos referimos a los trabajos sobre sociología del turismo de César Capanegra (2004). 12 Por ejemplo, los trabajos llevados a cabo en el marco de proyectos UBACyT, como el de Rodríguez y Devalle (2000) sobre el barrio de San Telmo, los trabajos sobre renovación urbana en el barrio de La Boca (Herzer et al 2002), o investigaciones de becarios de CONICET sobre política de turismo y patrimonio como los de Mariana Soledad Gómez (2004). 13 En este sentido, podemos nombrar el FORUM UNESCO “Patrimonio y Universidad” del año 2004 llevado a cabo en la Fac. de Arquitectura de la UBA, o la reciente cátedra de Turismo Cultural ofrecida por la UNESCO a la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Pero en especial, nos referimos a las constantes visitas de los catalanes Tony Puig y Jordi Borja, quienes basados en su gestión de Barcelona, difunden estrategias de marketing urbano (este modelo será analizado especialmente en el capítulo 3). 14 El análisis de la cultura como recurso por parte de la política patrimonial será objeto de análisis en el capítulo 3.

6

suele escabullirse entre otros términos como la diversidad cultural, la heterogeneidad, la gente, los vecinos. Por ello, creemos necesario abordar el tema desde el punto de vista de la sociología urbana y cultural, donde la cultura urbana es un campo de tensiones, conflictos, relaciones de poder, que en el discurso patrimonial aparece omitido o solapado. Para problematizar la cuestión del patrimonio urbano, partimos recuperando una mirada crítica sobre la cultura, volviendo sobre autores clásicos, haciendo jugar la dimensión social, económica y cultural no en su armonía sino en sus tensiones constitutivas. En este proceso de renovación urbana, el análisis de la cultura -entendida en varios niveles como valores, red de significados, arte, estilo o modo de vida, etc.- juega un rol fundamental: en primer lugar, porque el patrimonio –tanto en su dimensión tangible como intangible- por definición es un hecho cultural; en segundo lugar, la política patrimonial es una política cultural -enmarcada en la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y en un proyecto político más global que es convertir a Buenos Aires en una “ciudad cultural”; en tercer lugar, el nuevo turismo urbano encuentra asidero en lo que se denomina turismo cultural donde las áreas urbanas de alto valor patrimonial son un objeto de consumo dentro de esta actividad. Estos procesos de activación patrimonial construyen una versión ideológica de la historia y de la identidad, a través de un proceso de selección, interpretación y construcción de un relato sobre un “nosotros” y nuestra historia. Si bien es cierto, que no existe un solo relato sino un campo de tensiones y disputas donde la relación entre diferentes actores construyen diversas identidades en pugna, nuestro análisis se centró en la operación de selección y activación patrimonial en relación a la construcción de un valor cultura y económico –es decir, a su forma mercancía-, más de la versión ideológica que (en nuestro caso) la voz del Estado construya. En este sentido, nuestro eje estuvo puesto en la mercantilización de la cultura, tratando de dilucidar el papel que está jugando la política patrimonial en la creación, no sólo del valor cultural del patrimonio sino de su valor económico. Avanzando más allá de lo dicho acerca de la mercantilización, del patrimonio en tanto recurso económico, trajimos la problemática de la mercancía (desde la perspectiva de la economía política marxista) para comprender esta doble dimensión (cultural y económica) del proceso de revalorización patrimonial y cómo juegan en las estrategias de renovación urbana. El trabajo se dividió en dos partes. La primera parte (capítulo 1) da cuenta de algunos de los cambios ocurridos en los últimos años debido al turismo y caracteriza el tipo de renovación urbana que está teniendo lugar en San Telmo. La segunda parte (capítulo 2), se centra en las políticas patrimoniales 15 haciendo un recorrido de las acciones o intervenciones realizadas, el marco teórico que las sustenta, los tópicos sobre los que construye el valor patrimonial 15 Llamamos política patrimonial al orientación del conjunto de programas, proyectos e intervenciones realizadas por el gobierno local en materia de patrimonio cultural urbano y revitalización del mismo. En la búsqueda de los programas y proyectos que contemplan las políticas del gobierno local con respecto a la renovación del barrio, no encontramos políticas sociales que se articularan con las políticas culturales, urbanas y económicas que sí se aplicaron en el barrio. Nos referimos a políticas sociales destinadas a sectores de bajos ingresos, con problemas de vivienda y trabajo, que garanticen el derecho a la ciudad.

7

y la relación entre la dimensión social, cultural y económica. Finalmente, en el capítulo 3, se interpretan estas políticas patrimoniales en el marco de las estrategias de posicionamiento de la ciudad en la red global, entendiendo que estas políticas pueden ser leídas como estrategias de “marketing territorial”, y deben comprenderse en el contexto histórico de los cambios en la economía capitalista a nivel mundial, de los últimos 30 años, donde la nueva etapa de la economía mundializada relanza a las ciudades como protagonistas del proceso y además donde la cultura urbana se transforma en un recurso económico en muchas ciudades llamadas “posindustriales”. En el marco de este proceso de renovación urbana, de valoración entre turismo y patrimonio cultural urbano, y estrategias de posicionamiento de la ciudad en el mercado global, el proyecto de investigación se inició bajos las siguientes preguntas y problemas. Preguntas y problemas de investigación El rescate y revalorización del patrimonio urbano se convirtió en moneda corriente de las políticas urbanas de los gobiernos locales de varias ciudades del mundo, ¿a qué se debe este auge? ¿Existe alguna relación entre la política patrimonial y una estrategia de fortalecer lo “local” para ingresar a la red global? ¿En qué medida la renovación urbana es una política “hacia adentro” 16 o una política “hacia fuera” 17 ? Es decir, la renovación de los cascos históricos se vincula más con construir una imagen de ciudad para atraer inversiones (marketing territorial) apelando a la singularidad o identidad del lugar como recurso. En los discursos de los gestores de patrimonio se lee comúnmente la consecuente pérdida de lo local ante la homogenización y modernización a ultranza de la globalización, pero, ¿no es lo local lo que se ha globalizado? Algunos autores explican que la cultura se ha convertido en un recurso, ¿no será acaso, el principal interés de la política del gobierno local convertir al patrimonio urbano en un recurso para la economía de la ciudad de Buenos Aires, máxime en un contexto donde el turismo ha crecido enormemente? Por otra parte, las políticas de patrimonio urbano otorgan especial atención a temas como la memoria colectiva, la identidad local y los valores del pasado. Pero, ¿quiénes y cómo definen el patrimonio urbano y bajo qué criterios? ¿Qué papel juega la cuestión de la identidad, el origen, el pasado, en el mercado; especialmente en el mercado turístico? Por lo general, los procesos de renovación pueden mostrar un mejoramiento estético del barrio, un aumento de la actividad comercial, pero también pueden generar desplazamientos de los residentes locales por procesos de gentrificación. ¿Cómo actúan las políticas del gobierno local sobre la renovación del área sur de la ciudad de Buenos Aires, y en especial en el barrio de San Telmo, para evitar estos desplazamientos? En caso de no existir algún 16

Promover la conservación de la memoria colectiva a través de la patrimonialización, mejorar la calidad de vida, revitalizar áreas deterioradas de la ciudad, etc. 17 Es decir, construir un perfil o una imagen para el exterior.

8

tipo de control, ¿la política pública estaría coadyuvando a una dinámica del mercado que tiene consecuencias sociales negativas? Finalmente, ¿no existe una necesidad mutua entre patrimonio y turismo? Es decir, el patrimonio urbano es un objeto de consumo cultural en el marco de la economía del turismo y este mercado lo necesita para capitalizarlo como recurso, y al mismo tiempo, esta condición de “recurso” permite que patrimonio urbano pueda ser revalorado y reconocido socialmente.

OBJETIVO DE LA TESIS En este trabajo buscamos elucidar, desde la mirada de la sociología urbana y el análisis cultural, la relación entre las esferas de la cultura, la economía y la sociedad, expresada particularmente en la manera en que interactúa la política de patrimonio cultural urbano y el fenómeno del turismo cultural, en el marco del proceso de renovación urbana en el área sur de la ciudad de Buenos Aires. El principal objetivo del cual parte nuestra investigación es analizar la dimensión sociocultural de los procesos de renovación urbana, especialmente en el caso de la revalorización del barrio de San Telmo, buscando comprender cómo opera la producción del valor patrimonial tanto en el campo sociocultural como en el económico (en la actividad turística, en particularl). Para ello se indagan las vinculaciones entre las políticas urbanas y el turismo como generadoras del proceso de renovación, analizando especialmente el interjuego entre lo cultural y lo económico, es decir, de qué manera el turismo se nutre del valor patrimonial para generar un atractivo particular, y viceversa, cómo el patrimonio se valoriza a partir de la actividad turística. Los objetivos específicos que orientan nuestra investigación son los siguientes: 1) Analizar los cambios socioterritoriales en el barrio de San Telmo, a partir del 2002 (crisis económica y posdevaluación). Específicamente, cómo se fue plasmando en el espacio barrial el proceso de renovación impulsado por el gobierno local a través de las políticas de patrimonio urbano y por la actividad turística. Describir las transformaciones socioterritoriales (estéticas, comerciales, inmobiliarias, desalojos) recientes en el barrio. 2) Describir y analizar las políticas de patrimonio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que afectan al barrio de San Telmo, interpretar críticamente el discurso patrimonial en los siguientes ítems: la identidad local, el valor cultural y económico del patrimonio urbano, y el rol de la dimensión social en el proceso de revalorización. 3) Establecer la vinculación entre lo cultural y lo económico analizando de qué manera el turismo se nutre del valor patrimonial para generar un atractivo particular, y viceversa, cómo el patrimonio se valoriza a partir de la actividad turística. Analizando este proceso en el marco de la relación entre lo local y la globalización.

9

MARCO TEÓRICO Los conceptos desplegados a continuación orientaron el trabajo de investigación. Estos se enmarcan en teorías de la sociología de la cultura (Williams 1981, 2000; Bourdieu 1998) y de la sociología urbana (Simmel 1986, Wirth 1938, Topalov 1974), y toman aportes de la geografía cultural y social (Crang 1998, Santos 2005, Harvey 2001, 2002, 2003, 2004), recuperando algunas nociones clásicas de Marx (1985) y Weber (1944) sobre economía, sociedad y cultura. Consideramos que un punto de partida teórico basado en la relación cultura, economía y sociedad es de suma importancia para establecer nuevas interpretaciones críticas en el campo del estudio y la gestión del patrimonio y el turismo, donde la relación entre cultura y economía parece fundirse en la fórmula “la cultura como recurso” solapando las relaciones sociales en la economía capitalista y la estructura social.

Cultura Cultura no es un concepto acabado, puede referirse a modos globales de vida, estados de la mente y obras de arte (Williams 2000), por lo tanto su estudio requiere diferentes aproximaciones (Crang 1998). Como indican Auyero y Benzecry cuando se habla de cultura la mayoría de los investigadores refieren a ella como “un repertorio históricamente estructurado, un conjunto de estilos, habilidades y esquemas que, incorporados en los sujetos, son utilizados (de manera más o menos consciente) para organizar sus prácticas, tanto individuales como colectivas” (2002, 35). Raymond Williams (1981) refiere a ella como un sistema significante realizado que en la práctica puede ser identificado como lenguaje, sistema de pensamientos (o conciencia) e ideología (en un sentido amplio como lo entiende la antropología posmoderna). Este sistema de significaciones, creencias y valores es intrínseco a la esfera económica o política. Porque ya sea la cultura, la economía o la política, todas ellas pertenecen a un sistema social. Si bien la cultura está intrínsicamente en otras esferas de la vida social, también es cierto que hay actividades manifiestamente culturales, como las artes. Este sistema significante se desarrolla en diferentes áreas y niveles de transformación social. Williams utiliza la metáfora de la “disolución” de la cultura en prácticas de nuestra vida social. Entre los ejemplos que despliega, encontramos el caso de la vivienda, la cual –entendemos- nos marca un eje para trazar la relación entre lo cultural y lo material: “Una vivienda comienza, no sólo históricamente sino de forma repetida, en el área de la satisfacción de las necesidades más básicas de cobijo. Pero luego es característico que un tipo de vivienda se desarrolle dentro de una cultura determinada, en plenas relaciones no sólo con su entorno físico, sino también con su sistema generacional (parentesco y familia), al cual, por tanto, ya significa. En ulteriores transformaciones, las viviendas llegan a encarar y significar diferenciaciones sociales internas,

10

por su posición y tamaño relativos. En este estadio, que es siempre, la situación mayoritaria, la necesidad básica, en cuanto vivienda, es todavía predominante en términos de relativa comodidad y conveniencia, pero está influida por indicaciones explícitas –un significante de relativa posición social. En algunos casos –palacios, ciertos tipos de -, este factor significante se convierte en un factor importante del diseño; existen casos en los que ha sobrepasado a la función normalmente primaria. La relativa importancia del factor significante se ve también aumentada en aquellos casos, bastante diferentes, en que existe una relación sugerida entre un tipo de casa y un estilo de vida particular (no necesariamente dominante). Una vez más, dentro y más allá de todos los factores, la arquitectura doméstica se convierte en arte consciente, con consideraciones estéticas específicas, y los moradores de la casa participan en deliberados tipos de mejoras, desde la decoración hasta la jardinería. En un caso como éste –y el caso del vestido es del mismo tipo- existe una disolución especialmente compleja de necesidades primarias socialmente desarrolladas, que en un nivel son siempre dominantes, y de una gama de prácticas significantes, algunas de ellas bastantes manifiestas” (1981: 198).

El significado cultural, intrínseco o manifiesto en lo material, estará configurado históricamente por la organización social de la cultura. Es decir, que podemos abordar la cultura como un espacio social diferenciado, producida y experimentada de manera diferencial/desigual por sus agentes, el cual puede ser estudiado en su dimensión socioeconómica (clase social: posición que ocupa en la estructura social) y cultural (status: estratificación simbólica, una lógica de estratificación de la vida social a partir de la distinción y el estilo de vida 18 ). Con Bourdieu podemos abordar la dimensión cultural como un proceso de diferenciación en una sociedad de clases, donde por un lado, el gusto, la disposición estética o el estilo de vida de ciertos grupos sociales afirma el distanciamiento entre las clases sociales –“la disposición estética es una dimensión de una relación distante y segura con el mundo y con los otros, que a su vez supone la seguridad y la distancia objetivas” (1998:53)- y por otro lado, otorga una aparente autonomía de lo cultural con respecto a las condiciones materiales. De esta manera, se naturaliza el gusto o la valoración estética legítimas como propias de una clase social dominante porque en el campo de la cultura se ha diluido la condición material: “Debido al hecho de que unas condiciones de existencia diferentes producen unos habitus 19 diferentes (…) las prácticas que engendran los distintos habitus se presentan (…) bajo la forma de sistemas variaciones diferenciales que, percibidas por unos agentes dotados de los necesarios esquemas de percepción y de apreciación para descubrir, interpretar y evaluar en ellos características pertinentes, funcionan como estilos de vida”. Los estilos de vida son así productos sistemáticos de los habitus 18 “El gusto equivaldría al conjunto expresivo de maneras de ser y de tener, de parecer y poseer, de aparecer y comportarse, de todo aquello que puede ser indicativo, de algún modo, de una situación determinada de prestigio social o de honra social …” (Miceli, 2002: 111). 19 Estructura estructurante, que organiza las prácticas y la percepción de las prácticas, el habitus también es estructura estructurada: el principio de división que organiza la percepción del mundo social es as u vez producto de la incorporación de la división de clases sociales.

11

que, percibidos en sus mutuas relaciones según los esquemas de habitus, devienen sistemas de signos socialmente calificados (como “distinguidos”, “vulgares”, etc.). La dialéctica de las condiciones y de los habitus se encuentra en la base de la alquimia que transforma la distribución del capital, resultado global de una relación de fuerzas en sistema de diferencias percibidas (sobre la que se define y afirma la identidad social), de propiedades distintivas, es decir, en distribución del capital simbólico, capital legítimo, desconocido en su verdad objetiva” (Bourdieu 1998: 170-172).

Como señalan Auyero y Benzecry (2002), con Bourdieu, podemos leer una síntesis de la mirada marxista y weberiana. De la primera entiende que las “ideas” emergen de la práctica: “la producción de ideas, de concepciones, de conciencia, está entretejida de con la actividad material y con el intercambio material de los hombres” 20 . En la perspectiva de Max Weber, la cultura aparece como el motor de las prácticas sociales (acción social con sentido), entre ellas, del comportamiento económico. Si “un acto de economía ‘capitalista’ significa un acto que descansa en la expectativa de una ganancia debida al juego de recíprocas probabilidades de cambio (el lucro)” (Weber, 1996: 12), también es cierto que junto a los intereses materiales que motivan al acción hay motivos ideales (por ejemplo, el “ideal de la vida burguesa” o la “ética del capitalismo”). La mirada materialista histórica sobre la cultura, entonces, hace emerger las prácticas y relaciones sociales en las que se configuran las tramas culturales e históricas, pero sobre todo pone de manifiesto el carácter desigual y asimétrico de las relaciones sociales en la sociedad capitalista y la manera en que la cultura aparece como una esfera autónoma sin anclaje en las condiciones materiales de su existencia.

La ciudad moderna como proceso material histórico y la cuestión de la cultura urbana En un intento de síntesis que busca abrir el juego a las interpretaciones e hipótesis antes que resumir los conceptos en un conglomerado estático y férreo, retomamos el camino iniciado por la sociología alemana 21 para el análisis de la cultura urbana, atendiendo al mismo tiempo la condición material e histórica ya que el nacimiento de la ciudad moderna está ligado a los procesos de cambios en los modos de producción 22 . La ciudad es el lugar de la economía monetaria, afirma la sociología alemana. Para Max Weber, toda ciudad es una ‘localidad de mercado’ (1944: 939), donde no sólo existe una aglomeración de casas sino también una ‘asociación económica’ con propiedad territorial; junto a la propiedad privada –y gracias a esta- se configura históricamente un nueva forma político-administrativa, el 20

Marx citado por Auyero y Benzecry (2002: 37) Donde la ciudad -en la figura de la metrópolis o ciudad occidental- aparece como un nuevo tipo histórico (Weber) o una nueva forma de socialización (Simmel). 22 Proceso histórico que puede verse en el análisis de la acumulación originaria de Marx. La ciudad moderna fruto de los procesos de urbanización capitalista (Topalov 1974) o de la división del trabajo (Lefebvre 1978) o, como señala Singer, de la lucha de clases: “El origen de la ciudad se confunde, por lo tanto, con el origen de la sociedad de clases, sin embargo la precede históricamente” (1979: 31). 21

12

Estado Racional-Burocrático, donde emerge la figura del ciudadano (por otra parte, propietario) como sujeto de derecho. Singer entiende que “la constitución de la ciudad es, al mismo tiempo, una innovación en la técnica de la dominación y en la organización de la producción” que surge de la lucha de clases (1979: 31). Weber repara en que el Estado no sólo asegura la producción y el intercambio, sino que “tan pronto como el mercado trae consigo un asentamiento, también espera sacar ganancias con las rentas del suelo” (1944: 940). Desde una perspectiva estructural marxista, Topalov (1992) entiende que el Estado no es un sujeto dotado de voluntad (no es un sujeto racional que persigue una meta y desarrolla una serie de acciones orientadas por esa meta) sino un conjunto de aparatos que realizan, por un proceso incierto, por un proceso sin sujeto, el interés general de la clase dominante. En particular, en el proceso de urbanización capitalista el Estado garantiza una serie de elementos necesarios para la reproducción del capital, es decir, infraestructura y equipamientos colectivos de consumo necesario para la “formación de efectos útiles de aglomeración”. Clichevsky (1989) indica que el Estado actúa directa o indirectamente, como regulador del sector privado, tanto en la producción de suelo urbano como en su comercialización, actuando también como demandante y ofertante. Su actuación dependerá de las políticas estatales implementadas por los gobiernos nacionales y locales. La cuestión del suelo urbano (el suelo y las mejoras realizadas en él) es importante para el análisis de los destinos turísticos en espacio urbanos, dado que el suelo urbano se ha transformado en la economía capitalista en una mercancía más, pero no es una mercancía “normal”. Harvey encuentra seis características del suelo urbano, comenzando porque, a diferencia de las demás mercancías, el suelo no se realiza como mercancía en la circulación porque no se puede trasladar, al análisis del valor de uso y valor de cambio del mismo: 1. No puede ser trasladado, tiene una localización fija, por lo tanto no circula, lo que le otorga un privilegio monopolista a quien la posee o posee el derecho a determinado uso de dicha localización. Situación que se expresa en la institución de la propiedad privada. 2. Es imprescindible. Es necesario un lugar para vivir, para trabajar, se hace uso de los objetos materiales de un determinado espacio, etc. 3. Cambia con relativa infrecuencia. El valor de uso y el valor de cambio no son iguales en todos los sectores de la economía urbana. En ciertos sectores a pesar de su constante uso, el suelo urbano adopta la forma mercancía con menor frecuencia que en sectores donde el suelo está constantemente comercializado como en el mercado de la vivienda. 4. El suelo es algo permanente y sus mejoras son consideradas en el porvenir. Posee un valor de uso/cambio actual y futuro, es decir que permite almacenar riqueza (valor de cambio potencias actual y futuro). 5. El cambio en el mercado se produce rápidamente mientras que el uso se extiende en el tiempo (necesidad de una fuerte inversión en la compra – valor de cambio- para luego un prologando uso en el tiempo). 6. Diferentes usos para sus usuarios que se excluyen entre sí, basados en el valor de uso y el valor de cambio.

13

Simmel (1986), reconociendo a la ciudad (metrópolis) como el lugar de la economía monetaria, vio en ella el suelo fértil para que se desarrolle la reciprocidad entre economía y entendimiento (o intelecto); es decir, para el surgimiento de una nueva cultura. En la metrópolis, las relaciones sociales del mercado adquieren una objetividad despiadada: la pura objetividad se impone en el trato entre los hombres y las cosas. La cultura moderna es la preponderancia de la cultura objetiva sobre la subjetiva y las grandes urbes son la arena genuina de esta cultura objetiva que trasciende toda vida personal 23 . Pero, lo que Simmel está definiendo como el suelo de la cultura moderna (o mejor dicho, de la cosificación de las sociedades modernas), no es otra cosa que lo que los estructuralistas franceses definirán en los años ‘60 como el resultado del proceso de urbanización capitalista. La urbanización capitalista es una forma de socialización de las fuerzas productivas, que crea las condiciones generales para la reproducción ampliada del capital -producción y circulación de capital, y reproducción de la fuerza de trabajo-. Este proceso encierra una multitud de procesos privados de apropiación del espacio (Topalov, 1974). Nos resulta necesario hacer evidente las condiciones materiales del surgimiento de la metrópolis porque “(...) pensadores (como Simmel) separan las formas vacías aparenciales de su suelo natural capitalista, las independizan y las eternizan como tipo atemporal de posibilidades de relaciones humanas en general”, allí se quedan en una análisis de la “inmediatez de la cosificación”, el problema gira sobre sí mismo, en las “formas aparenciales externas de la cosificación” (Lukács, 1969: 21-22). Porque la condición necesaria del proceso de cosificación, agrega Lukács, “es que toda la satisfacción de las necesidades se cumpla en la sociedad en la forma del tráfico de mercancías (…) todos los presupuestos económicos-sociales de la génesis del capitalismo moderno actúan en este sentido: en el sentido de poner relaciones racionalmente cosificadas en el lugar de las situaciones espontáneas que muestran sin rebozo las verdaderas relaciones humanas” (1969: 17). Para que aparezcan estas “verdaderas relaciones humanas”, es necesario que las relaciones de las personas en sus trabajos aparezcan como tales y no “disfrazadas” como relaciones sociales entre cosas, porque “lo trabajos privados no alcanzan realidad, como partes del trabajo social en su conjunto, sino por medio de las relaciones que el intercambio establece entre los productos del trabajo y, a través de los mismos, entre los productores” (Marx 1985: 89). Agrega Marx, que es sólo en el intercambio donde los productos del trabajo adquieren su objetividad de valor, socialmente uniforme, donde se separa el valor de uso del valor de cambio. En el mercado se intercambian como puros valores el producto del trabajo humano que ha sido equiparado entre sí, de manera homogénea, y es la forma dinero 24 el velo de la heterogeneidad de los productos.

23

La atrofia de la cultura individual por la hipertrofia de la cultura objetiva es motivo de odio a la metrópolis, señala Simmel. Por ello, los predicadores que la odian son amados en la ciudad, porque aparecen como profetas y salvadores de los deseos insatisfechos de los urbanitas (Simmel 1986: 260). 24 Ser indiferente anuda una reacción anímica con la economía monetaria. El dinero no tiene color y es indiferente a ante la singularidad de las cosas, señala Simmel (1986: 252).

14

Si la ciudad es por excelencia el lugar de tráfico o intercambio de mercancías, es entonces el territorio del fetichismo (es decir, de la forma misma de la mercancía). Aquí, el problema del fetichismo de la mercancía cobra vital importancia en las relaciones de forma objetiva y comportamiento subjetivo. Diríamos, que la ciudad, en tanto territorio de la cosificación y espacio de representación de la mercancía, también es un proceso social pero que está velado en tanto que se nos aparece como un objeto acabado, con vida propia, ajeno la voluntad y acciones de los sujetos. Si bien la mirada estructuralista y marxista de la sociología urbana abordó el espacio urbano como una expresión de la forma social o estructura social, devolviendo la dimensión material al análisis de lo urbano que se había diluido en el empirismo y el culturalismo de la Escuela de Chicago –para el caso de Park y Wirth, basadas en las lecturas de Simmel-, no es menos cierto que las preguntas sobre la cultura urbana quedaron relegadas hasta la llegada de los estudios culturales al campo de los estudios urbanos en los años ’80. Volver sobre las preguntas acerca de las nuevas formas de socialización (sociedad y comunidad), la subjetividad del “hombre metropolitano” y los espacio de socialización, puede ayudarnos a trabajar en el análisis de la cultura urbana y en especial sobre las interpretaciones que establece el discurso sobre el patrimonio urbano. La cuestión de la sociedad y la comunidad: “Llamamos comunidad a una relación social cuando y en la medida en que la actitud de la acción social se inspira en el sentimiento subjetivo (afectivos o tradicional) de los partícipes e constituir un todo. Llamamos sociedad a una relación social cuando y en la medida en que la actitud social se inspira en una compensación de intereses por motivos racionales (de fines y valores) o también en una unión de intereses de igual motivación. La sociedad, de un modo típico, puede especialmente descansar (pero no únicamente) en un acuerdo o pacto racional, por declaración recíproca” (Weber 1944: 33)

La distinción entre sociedad y comunidad (Gemeinschaft und Gesselschaft) fue establecida anteriormente por Tönnies, quien, como señala Weber, otorga a la sociedad la especificad de relaciones estrictamente racionales con arreglo a fines. La comunidad, por otra parte, “puede apoyarse sobre toda suerte de fundamentos, afectivos, emotivos y tradicionales”. Pero, sin embargo, la mayoría de las relaciones sociales participan en parte en relaciones de comunidad y de sociedad. Ambas formas de relaciones sociales -que pueden encontrar asidero en el espacio rural o el pueblo para el caso de la comunidad, y la ciudad o metrópolis para la sociedad- suelen ser interpretadas como un proceso de pasaje entre lo rural y lo urbano –léase tradicional y moderno-, sin embargo, debemos abordarlo como una tensión que se conserva en las grandes urbes y que puede servirnos como matriz de análisis para la cultura urbana. La metrópolis, como establecimos, es el lugar del mercado (marketplace), en ella las relaciones sociales han adquirido la “fría” objetividad e indiferenciación de las relaciones entre cosas. La ciudad es una forma de cultura objetivada que

15

se enfrenta a la cultura subjetiva -fenómeno que Simmel llama cosificación de la vida moderna, o hipertrofia de la cultura objetiva que se contrapone al espíritu subjetivo. El sujeto metropolitano pierde las cualidades de todo hombre (el hombre es un ser de diferencias), la multitud es la máxima expresión de una masa uniforme, este nuevo ser social es todo lo contrario al individuo, quien se ve asediado por esta nueva condición. El urbanita (el tipo metropolitano de hombre): crea un órgano de defensa frente al desarraigo con el que le amenazan las corrientes y discrepancias de su medio ambiente externo. Actúa más con la cabeza que con el corazón. Usa el entendimiento en vez de sentimiento, vive en un permanente estado de alerta, es menos sensible y se aleja cada vez más de la profundidad de la personalidad. La racionalidad preserva la vida subjetiva frente a la violencia de la gran ciudad. Impera el cálculo racional por sobre los sentimientos, reduciendo los valores cualitativos a los cuantitativos. El proceso civilizatorio (exactitud y precisión de la vida metropolitana), se conjuga con una estructura impersonal. Pero esta situación promueve una respuesta subjetiva, un fenómeno anímico: la actitud blasée (indolencia, indiferencia, hastío). Se estimulan tanto a los nervios (rapidez y contrastes) que llegan a un punto que ya no reacciona. Por lo que el sujeto metropolitano está determinado a actuar con reservas, no puede reaccionar ante toda situación, ante todas las miradas -no se puede reaccionar internamente ante todas las personas con las que se tiene contacto en la ciudad. Ante la dificultad de hacer valer la propia personalidad en la dimensión de la vida urbana, se acude a la singularidad cualitativa para sí, por estimulación de la sensibilidad de la diferencia. Esto conduce a las rarezas, extravagancias, ser especial, el capricho o el preciosismo, dice Simmel. Por lo tanto, uno debe dar cuenta de sí - ser diferente, destacarse, hacerse notar, para salvarse y ocupar algún sitio- algo que no es necesario en los pequeños lugares. Desde la sociología de Simmel podemos interpretar la cultura urbana o de las grandes urbes –entonces- como sinónimo de la cultura moderna, porque para el autor “la sociedad moderna y las interacciones sociales que se dan en su seno, se confunden con la metrópolis” (Herzer y Rodríguez 2003). En resumen, la ciudad moderna como expresión territorializada de una forma social e histórica está en la cultura y viceversa. Ambas, ciudad y cultura, se producen mutuamente. La ciudad se percibe, como dijimos anteriormente, como un objeto avasallante, impersonal pero, señala Simmel que al mismo tiempo libera al individuo (otorga autonomía) de las relaciones más personales experimentadas en las relaciones de comunidad. En este cambio experimentado durante el proceso de metropolización (pasaje a la ciudad industrial), se contrapone la vida comunitaria (sociabilidad) frente a este nuevo tipo de relación social (asociación) que es la sociedad metropolitana. Basados en la interpretación simmeliana sobre la alienación del sujeto metropolitano, las formas de acción y organización social de los sujetos y grupos sociales en metrópolis, los pensadores de la Escuela de Chicago -Park

16

y Wirth- introducen el estudio empírico de las “comunidades urbanas”, dando especial interés a los procesos de segregación urbana. En un mundo urbano cada vez más numeroso, indiferenciado, de mayores interacciones sociales, el resultado es una profunda heterogeneidad. La cultura urbana es un mosaico de mundos sociales, donde las relaciones primarias (comunidad) se enfrentan a relaciones secundarias (sociedad), dirá Wirth (1938). Ambas formas sociales conviven en la ciudad, y las primeras sobreviven como huellas anteriores de la vida social (comunidad). Entre la heterogeneidad social de la ciudad, nacen los grupos que por interés de clase, étnicos, de gusto, etc. se aglutinan en ciertas áreas urbanas, “cada parte distinta de la ciudad se colorea inevitablemente con los sentimientos particulares de su población. En consecuencia, aquello que al principio sólo era una simple expresión geográfica se transforma en vecindad, es decir, en una localidad con su propia sensibilidad, sus tradiciones y su historia particular (…) El pasado se impone al presente” (Park, 1999: 52). La ciudad, como un área cultural particular (expresión de la naturaleza humana), está arraigada en los hábitos y las costumbres de las personas que la habitan. Como dijimos anteriormente, en el “vecindario” se encuentra una forma de comunidad, de círculo íntimo del sujeto metropolitano, que convive con la forma predominante de la sociedad. Básicamente, se encuentra en al comunidad las relaciones sociales y los valores que parecen haberse perdido en las relaciones sociales metropolitanas. La tensión constitutiva entre sociedad y comunidad es una importante matriz de análisis cultural sobre los discursos acerca del modo en que se desarrolló la ciudad de Buenos Aires, donde históricamente se jugaron en nuestro imaginario urbano oposiciones del tipo centro-periferia, norte-sur, y a las que suma actualmente global-local. Sostenemos que la actual construcción de la cultura urbana local como patrimonio, expresada particularmente en un barrio histórico y al mismo tiempo, convertido este patrimonio en mercancía, no sólo se basa en esas oposiciones sino que contiene varios de los aspectos económicos y culturales utilizados en nuestro esfuerzo de definir la ciudad y la cultura urbana.

Renovación urbana Entendemos a la renovación urbana como una revitalización física y estética, y un cambio en los usos residenciales y comerciales de un área deteriorada de la ciudad (que generalmente se encuentran en el centro de las ciudades), pero que como proceso social implica un desplazamiento y reemplazo de los residentes locales de bajos ingresos por nuevos residentes de sectores con altos ingresos que “retornan” 25 al centro de la ciudad ocupando los barrios obreros/industriales/portuarios/históricos ahora remodelados (Smith 1987, 25

El retorno al centro de las clases sociales de altos ingresos se produce en las ciudades en las que primeramente estas clases ocuparon los suburbios dejando el centro para las clases bajas y obreras. Generalmente este es una forma de suburbanización propia de las ciudades norteamericanas e inglesas.

17

Smith & Defilippis 1999, Kennedy & Leonard 2001, Lees 1994, Zukin 1987, Atkinson 2000, Lind & Hellström 2003, Hannigan 1998). Este proceso ha sido denominado por la literatura anglosajona como gentrification. En la gentrificación convergen procesos sociodemográficos, económicos y políticos. Entre ellos, el crecimiento demográfico, la mayor participación de la mujer en el mercado laboral, el mejoramiento o aumento del capital y el valor del suelo urbano (a través de la diferencia de renta y especulación urbana), desequilibrios entre el mercado laboral y habitacional (por el stock de viviendas o falta de suelo urbano), políticas públicas y privadas como las estrategias de revitalización de ciertas zonas portuarias o políticas orientadas a resolver el problema de la pobreza en las áreas centrales de las ciudades. En el caso de este último tipo de política, el objetivo es reducir la concentración de la pobreza para atraer la llegada de nuevas familias de altos ingresos o mover a los residentes de bajos ingresos hacia otras áreas (Kennedy & Leonard 2001), lo que generalmente significa para los gobiernos locales la posibilidad de obtener mayores ingresos fiscales de los sectores de altos ingresos que residen en las áreas renovadas. Los desplazamientos de los grupos sociales pueden producirse de manera directa (desalojos, muchas veces sin causa alguna) o indirecta (aumento del precio del alquiler, inmuebles o servicios o impuestos) (Atkinson 2000, Lyons 1996). El análisis de la dimensión cultural del proceso de renovación, será abordada en el marco del surgimiento de una economía simbólica de la ciudad, asociada al consumo cultural de clases sociales medias-altas donde el “centro” de la ciudad se transforma en un objeto de consumo (Warde 1991; Zukin 1987, 1998; Zukin & Maguire 2004; Lind & Hellström 2003; Castells 1983). Tanto Marcuse (1995) como Harvey (2004) señalan que la construcción de una imagen ligada a la localización (“domicilio”) actúa como variable de distinción social. La actual fascinación por el embellecimiento, la ornamentación y decoración como símbolo de esa distinción operan en el fortalecimiento de un mercado del gusto, del arte, de lo bello y lo diverso (Bourdieu, 1998). Así los grupos sociales que buscan distinción a través de acumular un capital simbólico lo podrán realizar, por ejemplo, a través de la casa o el lugar donde viven (Zukin 1987, 1998, 1990; Zukin & Maguire 2004). Cohen (2002) señala que también los procesos de gentrificación pueden ser el efecto sociopolítico negativo de políticas de conservación del patrimonio urbano que renuevan estas áreas urbanas para el turismo. En especial, el autor indica que una mala interpretación de la idea de sustentabilidad del patrimonio puede producir procesos de desplazamiento de los habitantes locales que no son “capaces” de preservar el patrimonio. Esto es, aquellos sectores de bajos ingresos que no pueden mantener en bueno estado de conservación los inmuebles afectados como patrimonio se transforman en una “amenaza” para la sustentabilidad del patrimonio, por lo tanto deberán ser los nuevos inversores y el Estado quienes tomen control de determinadas áreas

18

urbanas para garantizar la conservación y la revalorización del patrimonio urbano 26 .

Patrimonio Para el análisis de las políticas patrimoniales que se implementan en el barrio de San Telmo, partimos de los conceptos utilizados por el gobierno local para la gestión del Patrimonio Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (PCCABA). Dichas definiciones también pueden rastrearse en la literatura especializada en gestión patrimonial y en las directrices que imparte la UNESCO a nivel mundial en relación al Patrimonio de la Humanidad. El término Patrimonio proviene del latín "Patrimonium", lo que se hereda de los padres. De este modo, los bienes patrimoniales son la suma de los bienes que poseemos y hemos heredados, y que luego traspasamos en herencia a la próxima generación (Ballart Hernández y Tresserras, 2001). En este sentido, lo que se hereda de generaciones anteriores no sólo relaciona al presente con lo que proviene del pasado –lo que ha sobrevivido en el tiempo- sino con lo que dejamos de herencia a las generaciones futuras. Por lo tanto, existe actualmente un consenso en la gestión patrimonial acerca de que la relación temporal que establecemos con el patrimonio no es sólo entre el presente y el pasado, sino que la recuperación del pasado es fundamental para poder construir el futuro: “Todos tenemos la responsabilidad de protegerlo, acrecentarlo y legarlo a las generaciones futuras” 27 . En esta relación temporal entre pasado, presente y futuro aparecen dos conceptos ligados: identidad 28 y memoria. Existe una valoración ética y política sobre el patrimonio 29 que interpela directamente a la cuestión de la identidad, a la pregunta de dónde venimos y a dónde vamos, se suma la pregunta por quiénes somos. El valor patrimonial no sólo reside en su valor histórico como testimonio del pasado sino en que ese pasado permite un proceso de reconocimiento e identificación. Para ello, es necesario apelar a la memoria colectiva como acción social. Estos dos conceptos aparecen de la siguiente manera en el marco conceptual de la Ley Marco del Patrimonio Cultural: “El PCCABA es el conjunto de bienes muebles e inmuebles, ubicados en el territorio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cualquiera sea su régimen jurídico y titularidad, que en sus aspectos tangibles e intangibles, materiales y simbólicos, y que por su significación intrínseca y/o convencionalmente atribuida, definen la identidad y la memoria colectiva de sus habitantes” 30 .

26

Este tipo de interpretaciones corresponden a los casos de estudios norteamericanos. Marco teórico de la Dirección General de Patrimonio (DGpat) del GCBA 28 Paul Ricoeur (1996) define a la identidad como una narrativa de sí mismo. La forma narrativa en que se construye la identidad, como relato de sí mismo, trabaja en gran parte con el material del pasado (este concepto será ampliado en el capítulo 2). 29 Una de los enunciados en el marco teórico del PCCABA reza lo siguiente: “Un pueblo que no se reconoce es un pueblo vacío”, DGpat, op cit. 30 DGpat, op cit. 27

19

¿Qué cosas se heredan? Como indica Prats (2005), los bienes patrimoniales son el resultante de un proceso de selección y activación patrimonial en el que podemos identificar dos grandes niveles de diferenciación. Primero, entre el patrimonio natural y el patrimonio cultural. El primero refiere a paisajes, geografías naturales, etc., mientras que el segundo apunta a las expresiones y construcciones sociales e históricas, es decir productos de la acción humana que perduran en el tiempo. La definición del patrimonio cultural contiene una doble dimensión: tangible e intangible. La tangible refiere a “aquellas manifestaciones sustentadas por elementos materiales productos de la arquitectura, el urbanismo, la arqueología, la artesanía, etc.”. La intangible “son aquellas manifestaciones que no tienen un sustento material, sino que corresponden a hechos, formas y maneras no físicas que la tradición mantiene”. Ambas dimensiones, la tangible e intangible, “mantienen entre sí una relación dialéctica ya que lo tangible logra mostrarse en toda su riqueza en tanto deja al descubierto su alma intangible. Por su parte lo intangible se vuelve más cercano y aprehendible en tanto se expresa a través del soporte de lo material" 31 . El Arq. Bozzano especifica el contenido del patrimonio tangible de la siguiente manera: “El patrimonio tangible es la manifestación de las culturas a través de realizaciones cuya materialidad se sostiene en el tiempo. A su vez, el patrimonio tangible puede ser dividido en mueble e inmueble. El patrimonio tangible inmueble está constituido por edificios, obras de ingeniería, sitios arqueológicos que poseen especial interés o que atesoran valores históricos, arquitectónicos, artísticos, tecnológicos, ambientales, reconocidos o registrados como tales. Los bienes inmuebles están representados por obras que no son trasladadas de un lugar a otro, ya sea por su inseparable arraigo al terreno, ya por la envergadura de su porte, o por el carácter que las une indisolublemente con el entorno. Este patrimonio puede estar constituido por obras paradigmáticas o manifestaciones de la cultura popular. Puede estar emplazado en un medio rural o en el ámbito urbano. En todos los casos, supone una red compleja de relaciones con otros elementos” 32 .

Los bienes patrimoniales que esta definición refiere involucra a: monumentos, sitios históricos, bienes muebles (mobiliarios urbanos, colecciones en museos, etc.) e inmuebles (monumentos históricos nacionales, edificios representativos de Buenos Aires, áreas de protección históricas, arquitecturas espaciales – como Art Deco o Art Nouveau-, museos, plazas, estatuas, murales, vitrales, etc), expresiones o manifestaciones intangibles de la cultura ciudadana (hábitos, costumbres, expresiones de la cultura popular, tradicional “de valor histórico, artístico, antropológico o lingüístico, vigentes y/o en riesgo de desaparición”) 33 . 31

Ibíd. Coloquio publicado en OEI, 2005: p 209. 33 Estas definiciones son acordes a la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, UNESCO, de 1972, donde se entiende por Patrimonio Cultural: Los monumentos "Obras arquitectónicas, de escultura, pintura, monumentales, elementos o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones, cavernas y grupos de elementos que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia." Los conjuntos "Grupos de construcciones, aisladas o 32

20

El barrio de San Telmo ingresa en la definición de Patrimonio Cultural Urbano, tanto en su dimensión tangible como intangible, adquiriendo especificidad a través de su categorización como Casco Histórico de la ciudad definido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: “Los Cascos Históricos son espacios caracterizados por contener ámbitos urbanos de alto valor simbólico, histórico, institucional, arquitectónico y social, constituyéndose en un bien patrimonial único” 34 . En el Coloquio de Quito (1977) se definió a los centros históricos como “aquellos asentamientos humanos vivos, fuertemente condicionados por una estructura física proveniente del pasado, reconocibles como representativos de la evolución de un pueblo”. El centro histórico no sólo incluye la herencia material y física, sino que incluye a la población, sus hábitos, costumbres y actividades productoras, las relaciones económicas y sociales, las creencias y rituales urbanos. Así se establece que centro histórico es un barrio “con características arquitectónicas y urbanísticas particulares en el que se desarrollan actividades económicas, sociales y culturales” 35 .

Patrimonio como construcción social La redefinición de las zonas centrales de la ciudad, el casco histórico, tiende a realizarse desde el punto de vista de la valorización histórica o por su “antigüedad” basada en una historia oficial o institucional (que muchas veces no es puesta en debate público) y desde miradas arquitectónicas, estilísticas, artísticas, donde lo social aparece como un anexo o agregado, siendo que, es la trama social la que da sustento a esos centros. La centralidad, entendida en términos espaciales y no sociales (es decir como relación), hace que el centro se defina por sus atributos arquitectónicos cuya temporalidad es definida por puntos de vistas tecnocráticos, historicistas o reminiscentes. La mirada tecnocrática expresa posiciones conservacionistas a ultranza, la historicista concibe el centro como un testimonio o testigo (inmutable), y la reminiscente es la visión nostálgica de que “todo pasado fue mejor” (Carrión 2000: 12). Carrión (2000) señala que el centro histórico no es una entelequia. Siguiendo su definición, consideramos que el centro histórico es una relación social particular, cambiante e histórica, contenida en un complejo de relaciones más amplio que es la ciudad. El todo de la ciudad, y en realidad todas las ciudades, es histórica dado que son un producto social acumulado a lo largo del tiempo y por ende pueden existir varios centros históricos en una misma ciudad. Esta acumulación histórica y social puede ser entendida como lo que el geógrafo brasileño Milton Santo llama –en su análisis de la “naturaleza del espacio”- rugosidad:

reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración al paisaje es de un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia”. Los lugares "Obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza así como las zonas, incluidos los lugares arqueológicos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico." 34 Citado del Plan de Manejo del Casco Histórico de Buenos Aires, Dirección General de Casco Histórico (DGCH), Secretaría de Cultura del GCBA, 2004: p.11. 35 Citado por (Hardoy y Gutman 1992b: 27).

21

“Denominamos rugosidad a lo que permanece del pasado como forma, espacio construido, paisaje, lo que resta del proceso de supresión, acumulación, superposición, a través del cual las cosas se sustituyen y acumulan en todos los lugares. (…) Aunque sin traducción inmediata, las rugosidades nos traen los restos de divisiones del trabajo ya pasadas (todas las escalas de la división del trabajo), los restos de los tipos de capital utilizados y sus combinaciones técnicas y sociales con el trabajo. Por tanto, en cada lugar el tiempo actual se enfrenta con el tiempo pasado, cristalizado en formas. Para el tiempo actual, los restos del pasado constituyen aquella especie de «esclavitud de las circunstancias anteriores» de que hablaba John Stuart Mill. (…) Las divisiones anteriores del trabajo permiten ver las formas heredadas según una lógica que las restablece en el momento mismo de su producción. Las rugosidades, vistas individualmente o en sus estructuras de conjunto revelan combinaciones que eran las únicas posibles en un tiempo y lugar determinados” (Santos 2005: 112).

Definir qué parte del pasado socialmente construido –los restos- se transforma en patrimonio implica una mediación entre la inmediatez de lo dado y la definición formal o institucional de lo histórico. Para Carrión, la definición de un casco histórico es un proceso político donde los sujetos patrimoniables deciden el proceso de transmisión (de herencia) en un ámbito siempre conflictivo, donde lo heredado debe poder proyectarse a generaciones futuras (es decir, ser sustentable en el tiempo) comprendiendo su relación dialéctica con la de toda la ciudad. Para el autor, los centros históricos contienen tres elementos: tiempo (historia), espacio (físico y social) y lo patrimonial (transferencia sociogeneracional). Prats (2005) llega a la conclusión de que el patrimonio es una construcción social 36 , un artificio resultante de ideas y valores en asociados a elementos de la cultura en un proceso hegemónico. Como el gobierno local lo define, el PCCABA “constituyen el legado y sustento de la memoria histórica y de nuestra identidad cultural como Nación”. La manera en que esta identidad es interpretada y difundida por las políticas culturales, hace de la identidad una cuestión ideológica y política. En rigor, el patrimonio cultural es el resultado de una estrategia política (Prats 2005, Orbasli 2000, Carrión 2000) de selección de un repertorio de bienes y significados compartidos en una sociedad determinada, que son “activados” por una versión ideológica 37 de la identidad. En este proceso de construcción social, una cuestión importante en la definición del patrimonio cultural urbano, y en especial cuando éste refiere a los centros históricos, es saber cómo se define el pasado, porque “El patrimonio está formado por objetos que permanecen a pesar del paso del tiempo, sea en uso, sea en un museo; y ya que el paso del tiempo es la esencia de la historia, es interesante en cierto sentido contemplar al patrimonio como los objetos de la 36

En el capítulo 2 se retomará y extenderá el análisis de este concepto. En términos de la antropología posmoderna de Geertz, hablar de ideología equivale a hablar de la correlación entre ideas y valores, “llama a estos dos extremos «visión del mundo» y «ethos», y propugna que la coherencia entre ellos se da de tal forma que los valores (el ethos) parecen emanar directamente de las ideas (la visión del mundo) y ser su mera consecuencia; mientras que, en lógica correspondencia, las ideas aparecen como plenamente coherentes con los valores, y todo ello (aquí intervienen los principios legitimadores) como puro reflejo de la realidad (Prats 2005: 32).

37

22

historia. Estos son una materialización de la historia; en otras palabras, son algo así como historia materializada” (Ballart Hernández y Tresserras, 2001: 14). Hardoy y Gutman (1992b) proponen ir más allá de definiciones institucionalizadas u oficiales del pasado que considera “histórico” a todo aquello que refiere a acontecimientos de la historia política de las naciones, dejando de lado la historia de la vida cotidiana población. La mirada historicista, continúan los autores, ha fijado lo histórico a la idea de antigüedad con lo cual cuanto más antiguo es el bien patrimonial mayor es su valor. Esto llevó a que en América Latina la mirada estuviera puesta en los objetos del siglo XVI al XVIII, dejando afuera el siglo XIX y principios del XX, momento de expansión y consolidación de las ciudades latinoamericanas y esplendor de su arquitectura. La mirada patrimonial contemporánea avanzó sobre esta diferenta superando la mirada historicista, y comienza a abarcar un amplio espectro de dimensiones (como la cultura popular, por ejemplo), superando la dimensión monumental y salvaguardando la trama urbana y las pequeñas historias o la “diversidad cultural”; en gran parte gracias al aporte de la antropología y nuevas tendencias dentro de la arquitectura. Sin embargo, Hewison (1987), quien fue uno de los primeros críticos de estos procesos de recuperación del pasado durante el período conservador del gobierno de Thatcher en Inglaterra, indica que aún dicha recuperación sigue siendo ideológica, trivial y comercial. Encuentra en las políticas patrimoniales en las que además los bienes patrimoniales son activados para convertirlos en recursos- como una verdadera industria del patrimonio. Los productos de esta industria son sentimentales, nostálgicos y condescendientes con respecto al pasado, borrando así toda huella de los conflictos sociales (la lucha de clases) que configuraron la historia. El pasado, entonces, es “gentrificado”, domesticado y anticuado. Se ha desplazado lo “incómodo” para realizar un negocio y esto permite el collage impresionista con el que se vende el pasado. Como afirma Harvey, siguiendo a Hewinson, “el impulso nostálgico es un medio importante de adecuación a la crisis, es un emoliente social, y refuerza la identidad nacional cuando la confianza se debilita o se ve amenazada” (Harvey: 2004: 107). Corner y Harvey (1991), entienden que la industria del patrimonio es una respuesta ideológica a la crisis del capitalismo, la “cultura” encubre la crisis. Por lo tanto, entendemos que en la construcción del pasado hay una dimensión política, cultural y social que no puede ser descuidada en el análisis del patrimonio cultural. La cuestión del valor histórico es para nosotros otro punto crítico, considerando que la versión del patrimonio que se ha ido consolidando en los últimos tiempos y que aplican los gobiernos locales en sus políticas urbanas, establece que el patrimonio es un factor de desarrollo social y económico. “Durante esta última década el concepto y función del patrimonio cultural en su relación con el resto de esferas que componen la vida civil ha cambiado. Frente a las posturas que acuñaron el concepto moderno del patrimonio histórico como factor de identidad colectiva, expresión de la riqueza cultural de la nación, o simplemente como testimonio de la contribución a la civilización de una cultura determinada, en la última década se ha primado la interpretación social del patrimonio cultural y se

23

han propuesto definiciones acordes económico” (Cortés Puya, 2005: 9).

con

planteamientos

de

tipo

Así, la gestión patrimonial encuentra asidero en la idea de un equilibrio entre conservación y uso: “Entendemos por gestión del patrimonio, pues, al conjunto de actuaciones programadas con el objetivo de conseguir una óptima conservación del los bienes patrimoniales y un uso de estos bienes adecuado a las exigencias sociales contemporáneas” (Ballart Hernández y Tresserras, 2001: 15). Las definiciones contemporáneas del patrimonio cultural urbano, entonces, abarcan una amplia gama de bienes materiales e inmateriales seleccionados por técnicos y especialistas, legislados por leyes de protección y reconsiderados como recursos económicos. Por lo tanto, nuestro marco conceptual para un análisis crítico del patrimonio urbano no refiere a los contenidos y dimensiones internas del patrimonio (lo tangible y lo intangible, o la diversidad cultural) sino al proceso de construcción social y político del patrimonio cultural urbano en el marco de la economía global y local. Es decir, en la manera en que se produce un espacio patrimonial como recurso turístico en el contexto de la competencia. Aquí es donde la valorización de lo histórico puede ser analizada críticamente en el marco de las teorías que abordan la problemática de la autenticidad y la mercantilización de la cultura en el turismo cultural (Havery 2001, 2002; Gotham 2005, Mac Cannell 2001, 2003).

Turismo “… el turismo es el movimiento de gente a destinos fuera de su lugar habitual de trabajo y residencia, las actividades realizadas durante su estancia en estos destinos y los servicios creados para atender sus necesidades. El estudio del turismo será, así, el estudio de la gente fuera de su hábitat usual, de los establecimientos que responden a las necesidades de los viajeros, y de los impactos que ellos tienen sobre el bienestar económico, físico y social de sus anfitriones” 38

Acordamos con Santana, que la denominación “actividad turística” es la más conveniente para dar cuenta de una definición holística de turismo. “Ello involucra las motivaciones y experiencias de los turistas, las expectativas y los ajustes hechos por los residentes del área receptora y los roles jugados por las numerosas agencias e instituciones que interceden entre ellos, además de las culturas de las áreas generadoras, las de destino y las optimizadas para los encuentros cara a cara” (2005: 52). El turismo en un fenómeno social, económico y cultural de múltiples características que ha sido abordado desde diferentes disciplinas (antropología, geografía, economía, sociología) que estudiaron la dimensión de la oferta y la demanda, la interacción sociocultural, la configuración de los destinos turísticos y en relación al turismo cultural: la mercantilización de la cultura. Sobre este último aspecto existen dos tendencias teóricas, la primera refiere a la literatura destinada a la gestión patrimonial, aquella que promueve la relación de 38

Mathieson y Wall, citado por Santana (2005: 1)

24

conservación del patrimonio y su puesta en valor como recurso turístico (por ejemplo, Cortés Puya 2005, Ballart Hernández y Tresserras, 2001); la segunda, sobre la que basaremos nuestro marco teórico, engloba a las teorías que ponen en perspectiva crítica la relación entre la cultura, la economía y la sociedad, y de donde surgen conceptos críticos sobre la autenticidad y la mercantilización de la cultura (Mac Cannell 2001, 2003; Harvey 2001, 2002, Gotham 2005, entre otros). Utilizaremos ambas perspectivas para, por un lado, comprender cómo ha sido definido el turismo cultural y el papel del patrimonio cultural como recurso turístico, y por el otro, cuáles son las posturas críticas al respecto. En nuestro estudio sólo abordaremos el fenómeno desde lado de la “oferta”, es decir, buscaremos comprender el proceso por el cuál se produce un área urbana como destino turístico cultural. En este sentido, puede abordarse la producción del destino turístico –o el turismo en sí mismo- como una verdadera industria, «el agregado de todos los negocios que directamente proveen bienes o servicios para facilitar actividades de negocios, placer y ocio fuera del hogar habitual» 39 . Esta perspectiva analiza la estructura económica y social, la participación de los actores estatales, económicos y sociales que interactúan en el “acto turístico” o en la oferta de un espacio turístico, pero no los usos o la perspectiva de los turistas. En nuestro caso, solamente tomaremos la perspectiva de la demanda para comprender las nuevas pautas de consumo y el tipo de sujeto consumidor al que va dirigida la oferta.

Turismo cultural y su relación con el patrimonio cultural urbano. En este amplio proceso del turismo en general, el turismo cultural ha sido definido desde la mirada antropológica como: “un proceso social que tiene como elemento distintivo la referencia al conjunto de procesos simbólicos que denominamos "cultura", así como a sus productos. El concepto de "lo cultural" está fuertemente vinculado a una idea de "patrimonio" - entendido este, preliminarmente, como el uso o posesión de los bienes producidos como consecuencia de estos procesos "culturales". El "patrimonio" puede constituir una importante fuente de beneficios para las comunidades involucradas en el proceso de turismo cultural, siempre según los "usos" sociales que estos sectores definan y planteen” 40 .

Específicamente el turismo cultural debe ofrecer, según la Comisión de las Comunidades Europeas: “un deseo de conocer y comprender los objetos y las obras, incluyendo a la población local con la que se entra en contacto; el consumo de un producto que contenga e incluya un significado cultural (monumento, obra de arte, espectáculo, intercambio de ideas, etc.); la intervención de un mediador, ya sea persona o documento escrito o material

39

S. Smith (1988: 183), citado por Santana (2005: 49) Esta definición fue tomada de “Turismo Cultural definiciones desde nuestra perspectiva”, publicada por el Equipo Naya (disponible en www.naya.org 40

25

audiovisual, que tenga la función de subrayar el valor del producto cultural, su presentación y explicación, etc.” 41

Richard et al (2001), concuerda con el primer punto de esta definición, en donde se establece que el turismo cultural significa entre otras cosas un proceso de aprendizaje (conocimiento y comprensión) de los artefactos culturales y los modos de vida de la sociedad local o de destino, es decir, tiene un fin educativo. Por ello, explica el autor, se suele confundir el turismo cultural, con turismo específicamente patrimonial, artístico o étnico. Sin embargo, es común que éstos aparezcan mezclados en la idea del turismo cultural ya que por cultura se entiende: 1) las creencias, valores, ideas y actitudes, 2) modos de vida y normas de comportamiento 3) arte, artefactos, producción cultural. Por ello, los especialistas concuerdan en que la cultura se ha convertido en el objetivo del turismo. Los museos o atracciones culturales son marcas distintivas de las ciudades que compiten en el mercado internacional del turismo. Estas marcas no sólo son atractivos turísticos sino que muchas veces son símbolos de la identidad nacional o regional de una sociedad determinada. Junto a la idea de una actividad turística cultural, también fue cobrando importancia el cuidado y preservación en el tiempo del recurso. En este contexto aparece otra terminología que está en boga entre los gestores del patrimonio y el turismo: turismo sustentable. “La sostenibilidad como concepto asociado al establecimiento de algún tipo de límites al crecimiento comienza a fraguarse a comienzos de la década de los 70 del siglo XX. Las primeras formulaciones coincidieron históricamente con los albores de movimiento ecologista. En aquellos años, ya se acuñaban términos como eco-desarrollo, crecimiento intensivo, crecimiento orgánico, crecimiento cero. Las preocupaciones estaban centradas, por lo general, en tratar de establecer límites o frenos a los efectos negativos del desarrollo. El Informe Bruntland, “Nuestro futuro común”, elaborado para la ONU, será el punto de partida del concepto de desarrollo sostenible, que aparece por primera vez en 1987. En este documento se define el concepto de desarrollo sostenible como aquel desarrollo que satisface las necesidades actuales sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades” (Olivera Begazo, 2001).

Turismo y ocio. Espacios urbanos turísticos y recreativos: ¿Quiénes son sus usuarios? Como explica Clézios Santos, el contexto del proceso de urbanización creciente, el sistema industrial y posindustrial de la sociedad contemporánea implicó la aparición o el desarrollo del ocio como necesidad a ser satisfecha. En el momento actual de la globalización, esa búsqueda desenfrenada por ocupar el tiempo libre, como el del ocio, es más visible. El ocio, como necesidad de una sociedad que precisa estar en equilibro y generar nuevas fuentes económicas adquiere un ritmo acelerado. El turismo es una de las formas de 41

Citado por Ballart Hernández y Tresseras, 2001: 202.

26

ocio, que busca organizar y planificar el tiempo libre de la sociedad actual. El turismo viene a exigir nuevos modelos de espacios que corresponden a los nuevos tipos de relaciones sociales, y también de contribuir para la circulación del capital, mejorar la economía de una región y el consumo de los lugares y del medio ambiente (2002: 193-94). El turismo, entonces, es una actividad social y cultural entendida dentro de la esfera del ocio. Aquí debemos advertir lo siguiente, típicamente se ha diferenciado dos dimensiones contrapuestas en la sociedad industrial: el trabajo y el ocio. En esta última, se hace referencia al “tiempo libre” 42 que destina el sujeto a actividades ociosas y placenteras, recreativas o de entretenimiento, aprendizaje o consumo cultural. En el ocio se suele ubicar el espacio no controlado, a diferencia de los espacios de trabajo, donde el sujeto puede expresarse libremente y ser “el mismo”. Cabe recordar que ambas dimensiones son relacionales, el uso del tiempo libre forma parte de la reproducción social y material de los sujetos al igual que el tiempo ocupado en el trabajo. Sin embargo, esta diferenciación clásica, típica de la sociedad industrial donde el trabajo mecánico, compulsivo, controlado y disciplinado, es un trabajo alienado (porque no existe realización humana), comienza a difuminarse en la economía posfordista o posindustrial; donde por un lado, una nueva clase profesional encuentra placer en el trabajo que realiza porque es un trabajo que elijen hacer, cuándo y dónde ellos quieren (esto se expresa más claramente en las actividades relacionadas con el arte, el diseño, la moda, u otras profesiones creativas e intelectuales); por otro lado, existe una racionalidad económica del ocio (industria del ocio), donde el mismo lejos de ser una actividad “libre” se ha convertido también en un espacio regulado y controlado por la industria y el consumo (Richard 2001) 43 . Es decir, trabajo y ocio dejaron de ser categorías puras y excluyentes. Para nuestro propósito, abordar el fenómeno del turismo dentro de las actividades de ocio, nos permite observar a los lugares turísticos dentro de la ciudad como espacios utilizados no sólo por el sujeto que está en condición de turista sino por los locales –los habitantes de la ciudad- que también utilizan eso lugares como espacios de recreación y ocio. Las ciudades ofrecen espacios para un espectro variado de actividades sociales, culturales y económicas, que los sujetos que las habitan realizan en diferentes momentos, y espacios en los cuales el turismo, el ocio y el entretenimiento a veces forman parte de las principales actividades. Estos mismos espacios también funcionan como lugares de encuentro, son la puerta de entrada para los turistas y el espacio que satisface sus necesidades y 42 El tiempo no es entendido aquí como un hecho natural, sino que hablamos del tiempo en tanto institución social (Elías 2000), es decir, como artificio construido social e históricamente para organizar la vida social. 43 Habría que incorporar también los estudios que han reconocido que la división clásica entre tiempo libre y tiempo de trabajo, estaba definida por el trabajo asalariado, a partir de los estudios de género el trabajo no asalariado de la mujer –específicamente el trabajo doméstico- comienza a ser considerado tiempo de trabajo. Entre estas fronteras borrosas, hay una diversidad de actividades que ingresan dentro de la esfera del ocio.

27

demandas –ofreciendo alojamiento, transporte y atractivos. Por lo tanto, en las ciudades donde estos espacios coinciden con los centros urbanos, los usuarios de dicho espacio son turistas y “recreacionalistas”. A ambos usuarios, nosotros denominaremos visitantes -sin perder de vista de que, aunque utilicen el mismo espacio, hay diferencias notables entre ellos en cuanto a los recursos materiales que disponen y los que utilizan (por ejemplo, el alojamiento en un y otro es diferente, la estadía, el gasto o tipo de consumo varía, etc.) Hall (2001: 160).

HIPÓTESIS • La primera hipótesis es de tipo contextual y ayuda a pensar nuestro caso en particular. Sostenemos que el auge de la recuperación y revalorización del patrimonio urbano se enmarca en el contexto de un cambio cultural en las políticas urbanas, donde el pasado ya no es visto como lo viejo y obsoleto que hay que destruir para construir lo nuevo (como en el modernismo). Las ciudades vuelven sobre sí misma, sobre su pasado, sobre las pequeñas cosas y lo cotidiano, lo que representa nuestra identidad, que en el caso de Buenos Aires se sintetiza en el Casco Histórico. Pero estas recuperaciones no sólo se dan por un cambio cultural, sino por razones económicas ya que en la globalización (cambio de modelo de la acumulación capitalista) las ciudades deben competir para formar parte de esa red global, y para las ciudades periféricas como Buenos Aires se adopta como modelo la estrategia local-global (Borja y Castells 1996), y para competir se produce lo que Benko (2000) denomina “marketing territorial”. • El sentido de lo patrimonial juega un papel fundamental en la revalorización del barrio en términos culturales y económicos. Revalorizar el patrimonio se vincula con la preservación de la memoria y la identidad local frente a procesos de cambios sociales y culturales que implica la globalización, pero no como preservación ante una “amenaza” sino en términos económicos: la identidad se convierte en marca, una imagen distintiva de la ciudad que puede ser ofrecida al mercado global. De esta manera el turismo se nutre del valor patrimonial para generar un atractivo particular (auténtico), y viceversa, el patrimonio se revaloriza por ser un atractivo turístico y no así por un mero valor cultural. Tanto para las políticas culturales del Gobierno de la Ciudad que se dirigen a la conservación y revitalización del patrimonio urbano, revalorizar San Telmo y posicionarlo como Casco Histórico es generar un espacio urbano que puede ser explotado como recurso económico. A nivel del espacio urbano, se podría decir que una parte del barrio se ha transformado en una mercancía cargada de simbolismos atractivos. El barrio es un espacio de consumo e inversión para los sectores de mayor poder adquisitivo y los turistas extranjeros. Pero al mismo tiempo, el barrio es un espacio social donde transcurre la vida cotidiana de los residentes locales. Algunos de ellos, son de sectores de bajo poder adquisitivo que son excluidos del barrio directa o indirectamente por políticas de desalojo y por

28

incipientes procesos de revalorización del suelo (aumento del valor y precios del suelo y de los inmuebles construidos). • A nivel sociocultural, sucede que las culturas de las ciudades son interpeladas por el mercado global, es decir, que las ciudades deben usar su identidad para presentarse ante el mundo, y para ello deben apelar a su historia y a lo más singular de sí mismas. Esta interpelación exige un acto de construcción identitaria, narrarse a sí mismas, y en ese proceso de selección del pasado se elimina lo conflictivo, pues lo que se trata de crear es un producto para el consumo, un atractivo para los inversores. Así, tanto el discurso patrimonialista –signado por la mirada arquitectónica- tiende a valorizar un aspecto o un bien de la cultura en tanto mercancía- revalorizan el pasado, la memoria y la identidad de manera esencialista y monolítica. Es decir, se tiende a construir una imagen unificada de la diversidad, a recuperar la Historia de manera ahistórica, y a tamizar las otras historias -conflictivas, heterogéneas y no pintorescas. • Finalmente, en el proceso de renovación del barrio de San Telmo se ha impuesto la idea de que la revalorización de lo histórico/pasado (patrimonio urbano) puede ser explotado como un recurso económico. El discurso patrimonialista fomenta el sentido público del patrimonio urbano y lo resinserta en la dinámica de la ciudad, a la vez que estimula al mercado a que invierta como lo hace el Estado. Pero lo que no que no está dicho en el discuro es que la dinámica de la ciudad es la del mercado, y esto significa que la sociedad se basa en una producción y apropiación desigual tanto de los bienes materiales como de los simbólicos. De esta manera, la política cultural pública podría estar coadyuvando a una dinámica económica que tiende a (re)producir la desigualdad social mientras que el argumento de la política patrimonial es generar un uso público de nuestro patrimonio urbano cultural.

ASPECTOS METODOLÓGICOS El trabajo de campo se realizó durante los años 2004-2006 44 , en él se emplearon técnicas cualitativas y cuantitativas de investigación social como la 1) encuesta, 2) observación participante, 3) la entrevista, y también se trabajó con fuentes bibliográficas y periodísticas, documentos institucionales, objetos de publicidad y fotografías. 1. Se trabajó con la encuesta realizada a vecinos del barrio de San Telmo (año 2005), llevada a cabo en el Área de Estudios Urbanos de Instituto Gino Germani, de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires 45 . La encuesta se aplicó a 235 hogares, a través de un muestreo por cuotas (sexo y edad), fue de carácter no probabilística, y constó de un pool de preguntas cerradas y semi-abiertas con el fin de conocer: 44

La investigación se realizó en el marco de la beca de Posgrado Tipo I CONICET y de la participación en el UBACYT 2004/2007: “Procesos de cambio en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires”, dirigido por la Dra. Hilda Herzer 45 En el marco del proyecto UBACyT, op cit.

29

-

Características sociodemográficas del hogar Hábitat y consumo Transformaciones barriales Inserción en la producción Permanencia en el barrio Participación Situación socioeconómica

Se analizó especialmente en esta investigación las preguntas referidas a las “transformaciones barriales” 46 . Las preguntas semi-abiertas fueron codificadas en un grupo de categorías y analizadas como respuestas múltiples, para su análisis cuantitativo. 2. La observación participante consistió en visitas regulares donde se definieron algunas unidades de observación como circuitos turísticos (calles y sitios históricos principales), circuitos comerciales (Ferias de los domingos, locales gastronómicos, hostales), y nuevas áreas renovadas fuera del circuito tradicional. En particular se registraron y localizaron las áreas de renovación del barrio (y las características de las intervenciones urbanas), los bienes patrimoniales y atractivos turísticos, los usos del espacio urbano y cómo cambiaron, la circulación de personas, los circuitos turísticos, las áreas que siguen deterioradas, principales actividades comerciales, los tipos de residentes locales y diferentes actores (sociales y económicos). Giersig y Aalbers (2004) sugieren que una manera de documentar los cambios en un proceso de renovación es el uso de la fotografía. Obtuvimos con el registro fotográfico un corpus de imágenes para la observación de los contrastes entre la renovación y el deterioro, los lugares que fueron cambiando y ciertos usos del espacio. 2. Se realizaron 15 entrevistas a actores sociales 47 (organizaciones sociales y culturales que actúan en el barrio), económicos (agentes inmobiliarios, comerciantes ligados a servicios para el turismo) y políticos (funcionarios del área de Patrimonio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires). El criterio de selección de los actores sociales y económicos se basó en el reconocimiento público por sus actividades en el barrio y que además tuvieran una participación clave en el proceso de renovación. También se tomó en cuenta a los actores que tienen una larga presencia en el barrio (a los que denominaremos “pioneros” (Giersig & Aalbers 2004), así como aquellos que llegaron al barrio luego del 2001 para realizar inversiones o a vivir (“gentrifiers”). Con la selección de los actores sociales y económicos ligados a 46 Del relevamiento y análisis completo de la encuesta participaron los integrantes del Área de Estudios Urbanos del IIGG: Mercedes Di Virgilio, Carla Rodriguez, Adriana Redondo, Mariana Gómez, Marcela Imori, Fernando Ostuni, Dhan Zunino Singh, Natalia Cosacov, Lujan Menazzi, Paula Rosa, Ana Sofía Stamponi y Leda Pereyra. El procesamiento de la base de datos estuvo a cargo de Paula Rosa y de Mercedes Di Virgilio, a lo que sumó algunos análisis específicos para esta investigación realizado por el autor. 47 Siete de estas entrevistas fueron realizadas en el marco del trabajo de investigación en el UBACyT, op cit.

30

actividades culturales y comerciales (servicios turísticos), y de aquellos que por su antigüedad en el barrio pudieron dar cuenta de los cambios, sirvió para recolectar información sobre las características del barrio y de sus transformaciones recientes 48 . En cuanto a los actores políticos se realizó una entrevista con un funcionario de la Dirección de Patrimonio y de Casco Histórico de Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Las entrevistas fueron semi-estructuradas, realizadas a partir de una guía de pautas. Para el caso de las siete organizaciones barriales, la guía de pautas y entrevistas fueron realizadas por el equipo del Área Urbana del IIGG, y tuvieron el objetivo de: conocer la conformación de las organizaciones, sus vínculos con otro actores barriales y estatales, y las percepciones acerca de las transformaciones del barrio en los últimos años (para ello se tomó como criterio de selección que las organizaciones llevaran más de 5 años actuando en el barrio). En el caso de los actores económicos, culturales y estatales se elaboró una guía de pautas en el marco de esta investigación que contemplaba dimensiones en común como la percepción de los cambios recientes en el barrio (en relación al pasado y al futuro), su vinculación con otros actores, y características de sus actividades o funciones (políticas, culturales, económicas, sociales).

3. Fuentes secundarias: Se realizó una recopilación sistemática de libros y artículos relacionados específicamente con algunos temas urbanos (teoría urbana, estudios de caso sobre renovación urbana), Patrimonio (específicamente patrimonio cultural y urbano), Casco Histórico (estudios de caso, historia, debates), historia del barrio de San Telmo, teoría de la cultura y Turismo (en relación al turismo urbano y turismo cultural). Se trabajó con documentos institucionales (leyes, proyectos, programas y material de difusión) disponibles al público en la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, bibliotecas y páginas web institucionales. El corpus se completó con artículos publicados en diarios y publicaciones digitales en la web relacionado con patrimonio urbano, turismo, actividades culturales y renovación comercial, mercado inmobiliario, desalojos y conflictos sociales en el barrio de San Telmo. Otro corpus de imágenes fue organizado con materiales visuales de publicidad sobre turismo y patrimonio (postales, guías, folletos, etc.) disponibles en comercios, vía pública e instituciones gubernamentales, y se complementó con el material del registro fotográfico del barrio tomado durante el trabajo de campo, que se incluyen en el anexo. 48

Se incluyen como anexo.

31

CAPITULO 1: Transformaciones urbanas en el barrio de San Telmo Primera parte: 1. Breve reseña histórica y caracterización sociodemográfica del barrio

Segunda parte: Signos de renovación urbana en el barrio de San Telmo (2002-2006) 1. “Boom” turístico en Buenos Aires (post crisis del año 2001) 2. Principales transformaciones urbanas en San Telmo (2001-2006) 2.1 Viejas y nuevas actividades comerciales 2.2 El turismo y el mercado inmobiliario 2.3 De los hoteles-pensiones a los hostales 2.4 Proyecto San Telmo “gayfriendly”. Nuevos inversores, nuevos consumidores 2.5 Desalojos y gentrificación 2.6 Síntesis Conclusiones

Primera parte En esta primera parte del capítulo presentaremos una breve reseña histórica sobre el proceso de urbanización de San Telmo, su temprana consolidación como barrio en el área central de la ciudad, para establecer las características anteriores a la renovación marcada por la actividad turística de los últimos 5 años. 1. Breve reseña histórica y caracterización sociodemográfica del barrio El barrio de San Telmo se encuentra situado al sur de la plaza principal –Plaza de Mayo- ocupando 1.3 km2 en el área central de la ciudad 49 . Es reconocido como un barrio antiguo por formar parte del casco fundacional de la ciudad (Plano fundacional de la ciudad de Juan de Garay 50 ), y porque contiene varios testimonios urbanos del pasado que se expresan básicamente en objetos arquitectónicos (iglesias, edificios, casas) y en la trama urbana (calles y callejones), y además sitios o monumentos históricos oficialmente proclamados como tales. El temprano desarrollo urbano del barrio estuvo signado por las vías de comunicación que conectaban la plaza central con el puerto emplazado en el 49

Sus límites actuales son la calle Chile (norte), Piedras (oeste), Av. Caseros y Av. Martín García (sur), Av. Paseo Colón, Av. Brasil, y Av. Ing. Huergo (este). Los barrios que lo limitan son: Montserrat, Constitución, La Boca y Barracas 50 Ver imagen en anexo.

32

sur de la ciudad (en la boca del Riachuelo). La principal calle del barrio era la hoy denominada calle Defensa (antes, “calle real del Puerto”), que además conecta la plaza central (Plaza de Mayo) con el sitio fundacional de la ciudad situado en Parque Lezama. EA medio camino se encuentra la actual Plaza Dorrego (hoy llamada el “corazón del barrio”) que servía de apeadero de las carretas que hacían un alto entre el centro y el puerto 51 . Las construcciones en el barrio fueron mayoritariamente edificios religiosos, de este modo la arquitectura de los templos fue configurando gran parte la característica del área sur antes de la modernización, la construcción en altura o la llegada del tren y el tranvía 52 . También se caracterizó por la presencia de algunos edificios públicos instalados hacia fines del S. XIX como “La Casa de la Moneda, la Facultad de Derecho (actual Museo Etnográfico), la Escuela Hipólito Vieytes, y luego, algunos establecimientos industriales de tipo textil, alimenticios, imprentas, herrerías y ferreterías (como la Ferretería Hirsch, que había encargado su estructura metálica en los talleres de Eiffel –el autor de la célebre torre de París)” (Shmidt, 2004: 17). Finalmente, otra de las características de la temprana urbanización, fue su consolidación residencial, porque básicamente era el lugar de residencia de distintos sectores sociales de la ciudad; y fundamentalmente la residencia de las clases altas de la época, caracterizado por la presencia de grandes casonas, que al día de hoy muchos las llaman casas tipo colonial o casas “chorizos” 53 . Antes de la explosión demográfica de la ciudad de Buenos Aires, resultante de los procesos de inmigración (principalmente de Europa), que comenzara en la década de 1870, el barrio de San Telmo tenía una población aproximada de 5200 habitantes (la misma población que en el censo de 1836). Algunos estudios sobre las partidas de bautismos y matrimonios, de los archivos de la parroquia de San Telmo, arrojan que entre 1845 y 1870, el 75% de la población era genovesa, de modo que el dialecto genovés era común en las casas de familia y en los comercios. Pero luego de la llegada masiva de los inmigrantes, San Telmo tenía 19.514 habitantes, de los que sólo 334 personas eran “no blancas”, y la presencia de los españoles sería cada vez más fuerte (Sanguinetti 1965, Cutolo 1998). El crecimiento poblacional del barrio será sostenido hasta entrada las décadas del siglo XX, al ritmo del crecimiento de toda la ciudad 54 , que entrará en su

51

Los caminos que llegaban a Barracas eran dos. Uno –del que existían referencias en 1735, aproximadamente- venían por la actual calle Defensa hasta la parte sur del hoy Parque Lezama; de allí (por el oeste hasta el oratorio), juntándose con el otro camino de la Ensenada de Barragán y Pampas (sucesivamente calle Larga, Avenida Santa Lucía y Avenida Montes de Oca), única vía por la que se podía llegar normalmente al Riachuelo. […] desde la Plazoleta del Mercado Viejo (Perú y Alsina) partía la línea de diligencias que llegaba hasta Barracas, con intervalos de una hora y cobrando cinco pesos por pasaje” (Puccia, 1998: 36-39). 52 Señala Gutiérrez que cuando en 1875 Ernesto Bunge concluyó el templo de Santa Felicitas en la calle larga de Barracas, Juan Martín Burgos comentaba sobre Buenos Aires: "cuantos templos hay que si no fuera porque tienen una cúpula o un campanario no se sabría lo que son..." (1992: 90). 53 Estas casas eran llamadas “casas pompeyanas” (por D.F. Sarmiento) y luego de su reacomodación, se difundieron como casas chorizos 54 La ciudad triplicó en treinta años la cantidad de habitantes, pues pasó de 81.400 pobladores en 1850 a 286.700 en 1880 (Gutiérrez 1992: 55)

33

primer período de metropolización 55 entre 1880 y 1920, marcado no sólo por el aluvión migratorio sino por la consolidación de Buenos Aires como capital de la República, la anexión de territorio y fijación de nuevos límites, el desarrollo del transporte que irá permitiendo un proceso de suburbanización y la consolidación del centro de la ciudad a través de las obras de infraestructura (agua, cloacas, electricidad, transporte) y proyectos urbanos de ensanches de calles y apertura para avenidas, creación de parques, etc. (Scobie 1986, Gorelik 1998, Hardoy y Gutman 1992). Cuadro 1. Crecimiento poblacional entre 1870-1914 Población

Antes de 1870

1887

1904

1914

San Telmo

5.200

19.514

63.728

73.165

Buenos Aires

187.126

433.373

1.222.738

1.575.814

Fuentes: Elaboración propia basado en Hardoy y Gutman (1992), Cutolo (1998), Sanguinetti (1965), Scobie (1986)

Un importante cambio en cuanto a la composición social del barrio ocurrió entre fines de la década de 1860 y inicios de 1870, producto de un proceso lento de mudanza de las clases altas hacia las proximidades de la Plaza de Mayo y luego hacia el norte de la misma; proceso que fue acelerado por las epidemias de cólera (1867) y fiebre amarilla en 1871, que afectaron fuertemente al barrio 56 . Sin embargo, lejos de producirse un vaciamiento poblacional del barrio se dio un recambio que produjo una mayor densificación del mismo, ya que las antiguas casonas que pertenecieron a los residentes de sectores altos de la sociedad porteña del siglo XIX, fueron reutilizadas como viviendas para los nuevos inmigrantes que venían en busca de trabajo y encontraban en la cercanía al centro de la ciudad y al puerto una ventaja comparativa, aunque las condiciones de las viviendas y el valor del alquiler de las mismas eran muy desfavorables para estos sujetos 57 . Estas viviendas en alquiler fueron

55

El proceso comienza con la federalización de Buenos Aires como Capital de la República Argentina en 1880, y siete años más tarde se establecen los nuevos límites de la ciudad anexando nuevos territorios (18 mil hectáreas). La explosión demográfica causada por la inmigración europea, el crecimiento económico, la inversión en infraestructura y transporte y la suburbanización son parte de los factores que marcan este proceso de metropolización de Buenos Aires, entre los años 1880-1930 (Scobie, 1986 Gorelik, 1998). 56 La epidemia comenzó en el barrio de San Telmo, durante la Presidencia de Domingo F. Sarmiento (1868-1874). Fue la tercera y más grave epidemia porteña, causó una mortalidad de 13.700 personas (el 8% de los habitantes de entonces). Indica su magnitud el hecho que en un solo día, 9 de Abril, murieron 504 personas (Hardoy y Gutman 1992, González 2001) 57 “Estos “conventillos de rezago” constituyeron una primera respuesta social al problema de la vivienda, que debido a las posibilidades laborales que significaba habitar dichos lugares justificaba las pésimas condiciones de vida que se soportaron. Los conventillos fueron una “...respuesta social para el proyecto de hacer la América” (Lecuona, 1993:44). Fue una respuesta precaria y cara, y los trabajadores tuvieron que pagar sobreprecios por habitaciones en malas condiciones que injustamente les impuso el gobierno liberal. Ayudó a la oferta de estos conventillos el hecho de que ciertas familias patricias trataran de desprenderse de estas viviendas porque veían un cierto descrédito social en “el poseer una vivienda en la zona sur”. Los dueños de los conventillos realizaban un excelente negocio inmobiliario a costa de la necesidad de alojamiento del inmigrante ” (López 2000: 36)

34

conocidas como conventillos 58 . La mudanza hacia el norte y la llegada de la inmigración europea, que implicó un recambio de las clases sociales que habitaron el barrio, fue el primer cambio socioterritorial importante y se irá forjando en el imaginario social como hito del barrio, que se reproduce en casi todos los relatos sobre el mismo. A pesar de los cambios que afectaron el crecimiento de la ciudad, especialmente a los barrios de la zona sur, como Barracas y La Boca por su actividad portuaria, y al mismo tiempo la importante actividad del centro de la ciudad, San Telmo quedó atado al destino entre dos mundos contrapuestos: el puerto y las fábricas por el sur, y los ministerios y las oficinas de la city (financiera) por el norte (Aslan et al 1992; Sanguinetti 1965). Pero como señalamos anteriormente, el barrio cumplirá un importante rol residencial para los trabajadores e inmigrantes que encontraban en el centro un espacio de trabajo. En este sentido, San Telmo concentraba un 9.71% de conventillos en relación a las 1256 casas en el año 1887, un número bastante menor al de La Boca y otros barrios del centro de la ciudad por ejemplo; sin embargo, el porcentaje de inmigrantes viviendo en conventillos era mayor (62.8%). San Telmo terminó de consolidarse como un barrio al ritmo de la metropolización de la ciudad de Buenos Aires entre fines del XIX y principios del XX, pero a partir de los años 1940 comenzó su decaída y deterioro durante el resto del siglo XX, influenciado entre otras cosas por la desactivación del puerto en los años 1930, el desarrollo hacia el norte de la ciudad, y el despoblamiento a causa de la mudanza de los sectores trabajadores hacia los suburbios. San Telmo, luego de crecer escaladamente en las primeras décadas del XX (entre 1887 y 1904, pasó de 19 mil a 73 mil), entre 1940 y 1960 su población disminuye (de 96 mil aproximadamente en 1940 a 75 mil en 1960). Frente a un escenario de cierto abandono y desaceleración de crecimiento poblacional, en la década del ‘50 se pensó en destruir el barrio y construir uno nuevo bajo la impronta del modernismo arquitectónico, pero el plan nunca se ejecutó (Hardoy y Gutman 1992). En la década del 70, podemos identificar ciertas acciones tendientes a revalorizar el barrio por su carácter de antiguo, llevadas a cabo por lo que podríamos denominar “pioneros” (Gersig y Aalberbs 2004). Comenzaron a localizarse sujetos que buscaban revalorizar el barrio a través de emprendimientos comerciales (estudios de diseño, anticuarios, algunos bares y restoranes) y cultural (tanguerías, ferias, teatros). Algunos relatos de estos “pioneros” pueden ilustrarnos ese incipiente proceso de revalorización y bajo qué mirada se comienza a recuperar el barrio. Quizás, principalmente fueron las actividades culturales como la Feria de San Telmo y su comercio de antigüedades las que dieron a San Telmo una peculiaridad que se convertiría en atractivo. Así lo relata el Arq. Peña, fundador de la Feria de San Telmo, Director del Museo de la Ciudad y uno de los principales gestores de la normativa U-24: 58

Como indica Gutiérrez, ese momento se produjo la formación de otras tipologías de vivienda de la zona sur, derivadas de la presión del mercado inmobiliario de tierra urbana. En efecto, se generó la subdivisión de los antiguos lotes coloniales y la partición de las viviendas de tres patios produciéndose el partido de la llamada "casa chorizo" (1992: 54).

35

“…ojo, que la recuperación del barrio de San Telmo no fue con la ordenanza de preservación 59 . El barrio se salvó gracias a la feria de San Telmo, porque era un barrio que estaba olvidado por muchas razones que siempre hay que tenerlas en cuenta: el hecho de que después de la fiebre amarilla quedó vacío y quedó estancado, eso es falso, absolutamente falso; que durante un cierto tiempo quedó, venido a menos, que se murió medio barrio; y después muchos volvieron, otros se fueron, no al Barrio Norte como siempre se dice, eso también es falso. Y el barrio cambió de usos, en el siglo XIX, cómo se llama... los primeros, 30 años del XX, hubo mucha inmigración que se instaló en el barrio. Y nunca hubo una preocupación oficial por tenerlo en cuenta (…) El inicio fue muy insólito porque... a mi me habían invitado a formar parte de lo que se llamó la semana de Buenos Aires creada por el mismo intendente que creó el museo (…) Era para que en esa semana los porteños festejaran a su ciudad, la parte oficial iba a hacer cosas también, pero la idea era que nosotros festejáramos a la ciudad (…) y, ¿cómo hacemos?, uno podía llamar a algunas personas, pero habíamos conseguido 30 estructuras de hierro de esas de las ferias francas, toldos de lona grises, inmundos estaban, eran un cosa, porque tal cual lo sacaron del lugar lo llevaron para armar ahí. Y se nos ocurrió hacer un experimento y pusimos en Clarín, La Nación y la Prensa, en los avisos no clasificados, en las columnas de cuatro renglones, que pagamos de nuestro bolsillo porque eso no podía figurar, que decían “¿quiere usted vender sus cosas viejas al aire libre? Informes: Sarmiento 1151, tal cosa” y así juntamos 28 (…) y así fue cómo empezó. Pero empezó siendo un lugar muy insólito, los porteños somos muy introvertidos, muertos de vergüenza, eso era un caos”.

El presidente de la Asociación de Anticuarios recuerda los inicios de la feria y el comercio de antigüedades y su evolución: “R: O sea en realidad el mercado de arte y antigüedades como se lo conoce actualmente, nace en noviembre de 1970, que es cuando nace la feria de antigüedades de plaza Dorrego. P: ¿Ustedes se integraron como comercios (de antigüedades)? R: No. Si, digamos, de hecho muchos de los feriantes después terminaron siendo dueños de acá, de comercios; eso era muy común antiguamente. Y hoy también sucede. O sea, muchos que nacieron con la feria, continuaron con locales comerciales de acá de la zona. Justamente, el área de plaza Dorrego, se fue completando. Primero estos alrededores de la plaza, y después se empezó a extender hacia los costados. Nació en el corazón de la plaza, el centro comercial de arte y antigüedades, y después se fue extendiendo por toda la calle Defensa. P: ¿En esos años ingresan a la feria o ya había algunos locales comerciales? R: No, en esa época había solamente 3 locales de antigüedades nada más. Para que te des una idea, hoy somos 500”.

Luego, vino la acción estatal con la legislación U-24, que hizo que San Telmo a fines de los ‘70 ya apareciera como un área oficialmente protegida y con valor histórico, y también como una atracción turística como pudimos rastrear en una 59

El entrevistado se refiere al distrito U-24, de protección histórica del año 1977, reformulado bajo la normativa APH1 en 1992.

36

guía de turismo del año 1978, que anuncia su apartado “ir de compras” con una fotografía de la Feria de Antigüedades, y dice sobre San Telmo: “Empedradas calles de angostas veredas, esquinas son ochavas, antiguas casonas coloniales de inspiración italiana y española, fuertes y ondulantes verjas, tejas brotadas de hierba y sólidas puertas con cuarterones, devuelven sugestivas imágenes del tiempo pasado” (Buenos Aires. Pequeña Guía Turística, de Alberto Di Pietro, 1978: 35).

Pero frente a la imagen bucólica del barrio y pese a la normativa de protección, la misma política urbana del gobierno militar (1976-1983) llevó a cabo la construcción de autopistas, y una de ellas atraviesa el barrio provocando la ruptura del tejido urbano y social del mismo. “R: ...en el año ‘78 creo que se inaugura la autopista, que es otro grano terrible para el barrio, porque... P: ¿Cómo recuerda ese momento? R: Y... mal porque cortó el barrio en dos. O sea a nivel urbanístico, funcional de la gente, a todo el mundo le puede parecer fantástico, porque imaginate estás en San Telmo estás al pie de la autopista, y bueno nos conectamos con el oeste, el sur, bárbaro; a ese nivel cualquier ciudadano te puede decir fantástico. Pero a nivel barrial nos mató, porque aún hoy, mejor dicho recién hoy se está generando un espacio debajo de la autopista como para que se integre Parque Lezama con Plaza de Mayo, o por lo menos Parque Lezama con plaza Dorrego. Pero vos imaginate el ensanchamiento de las avenidas más el corte de la autopista es “too much”, es demasiado. (…) lamentablemente no se habrá podido hacer de otra manera en ese momento, pero... yo me imagino que en otra ciudad vieja del mundo no hubiese sucedido, hubiesen hecho la traza, desviarla en algún momento...” 60 .

El Arq. Peña, quien participó de la Comisión municipal 61 para la preservación histórica del barrio, asegura que: “La autopista estaba programada hace miles de años pero se concreta en el momento del Intendente Cacciatore y eso fue irreversible, irreversible el ensanche de Independencia, el ensanche de San Juan, el ensanche de, de Belgrano ya había empezado así que ese no se cuando; eran Garay, San Juan e Independencia, ese fue imposible parar, pero si frenamos el ensanche de Perú porque Perú tenía una ordenanza, creo que era del año 1906 que establecía que el ensanche de Perú porque parecía que iba a ser la calle del futuro, Florida, Perú, cosa que no sucedió”.

En la década de los ’80 el barrio fue el destino del reflujo de habitantes con problemas de viviendas y bajos ingresos de la ciudad, que habían sido expulsados por las políticas de erradicación de villas del gobierno militar (19761983). El regreso implica ocupar edificios y casas abandonadas del área

60

Entrevista con Presidente de la Asociación de Anticuarios El arq. Peña dice: “Es decir la comisión tuvo un excelente trato con Cacciatore, un muy buen trato con Suárez Lastra (Intendente durante el gobierno democrático de 1983), no feliz con Del Chopo (Intendente de finales de la Dictadura) que fue el que quiso liquidar la comisión porque no estaba de acuerdo”. 61

37

central de la ciudad. El caso más conocido en San Telmo fue la ocupación del edificio ex Patronato de la Infancia que luego será desalojado en el año 2003. Frente al diagnóstico de deterioro urbano, tugurización, y valor histórico cultural del barrio, se propone desde la Municipalidad de Buenos Aires hacia finales de los años 80, un plan de revitalización que se irá llevando a cabo lentamente a través de la década de los 90 hasta nuestros días. La política patrimonial llevó a reposicionar al barrio como el Casco Histórico de la ciudad, a buscar la consolidación residencial y la reutilización del barrio con fines económicos. Los cambios implementados en el barrio desde el gobierno se vieron potenciados por la reactivación económica post-crisis del año 2001, acelerando y potenciando el proceso de renovación urbana. Antes de ingresar al análisis de este proceso, presentamos algunas de las características sociodemográficas del barrio en los últimos 15 años. De acuerdo a los resultados del Censo del año 2001, la población residente en San Telmo representa alrededor del 1% del total de la Ciudad (N=2.776.138) y el 1.2% de la superficie de la misma. Si se compara con los resultados de una década atrás, del Censo de 1991, encontramos que hubo una variación negativa en el porcentaje de la población de toda la ciudad (-6,4%). Y, en el caso de San Telmo, entre 1991 y 2001, hubo un descenso poblacional del 17.7%. Otra característica es el alto porcentaje de hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). El total de hogares de la Ciudad con NBI en el 2001 es del 7.1%. El barrio de San Telmo en particular, tiene un 18,1% de hogares con NBI. Con respecto de los niveles de desocupación, también altos, son de un 13% en relación a los jefes de hogares en condiciones económicamente activas, y llega al 17% en relación a la población (mayor de 14 años) económicamente activa. En cuanto al tipo de vivienda, la mayoría de los hogares viven en departamentos y sólo 7% de hogares viven en “casas”, en relación a los 9.549 hogares censados en 2001 62 . Además, el Censo informa que la mayoría de las viviendas censadas presentan en general un buen estado de conservación. Datos similares fueron observados en la encuesta llevada a cabo por el Área de Estudios Urbanos del Instituto Gino Germani 63 , en 2005, sobre una muestra de 235 hogares.

62

Se excluye a la población y hogares censados en la calle En el año 2005, el Área de Estudios Urbanos (IIGG-FCS-UBA) encuestó a 235 vecinos del barrio de San Telmo en el marco del Proyecto Ubacyt 2004/2007: “Procesos de cambio en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires”, dirigido por la Dra. Hilda Herzer 63

38

Gráfico 1. Estado de las viviendas

Precariedad dela vivienda (techos y paredes) Estado de la estructura de la vivienda Estado de conservación de la vivienda 0%

20%

40%

60%

80%

100%

Bueno y Muy Bueno

Finalmente, con respeto a la vivienda, se registró en el Censo 2001 sólo 17 hogares en viviendas del tipo “casillas”. Sin embargo, hay una población importante (aproximadamente 2.500 habitantes) viviendo en “piezas en inquilinatos” y “piezas en hotel-pensión”. En síntesis, el barrio presenta características de un área urbana central histórica con bienes y áreas que han sido revalorizados por su valor histórico y arquitectónico, pero al mismo tiempo ha sufrido varias décadas de falta de inversión, estancamiento y pérdida de población. Sin embargo, por su temprana urbanización también muestra inmuebles y servicios urbanos consolidados, proximidad con el centro y atractivos turísticos. Estos elementos, aunque contradictorios, son la base del proceso de renovación y de las políticas de revitalización que se proyecta desde el gobierno local (a partir de los años 90), justamente para tratar de revertir la tendencia histórica.

39

Segunda parte Signos de renovación urbana en el barrio de San Telmo (20022006) Basados en las características de deterioro urbano antes mencionadas de esta área central de la ciudad, a partir de los ‘90 el barrio de San Telmo comienza a ser objeto de acciones del gobierno local dirigidas a la revitalización urbana (Plan de revitalización de los barrios de San Telmo-Montserrat) y a convertirlo al tiempo que lo reposiciona y lo revaloriza- en el Casco Histórico de la ciudad 64 . Sin embargo, a partir del partir del 2002, con lo que se puede denominar el “boom turístico”, se registra un crecimiento comercial (principalmente de antigüedades, seguido de la gastronomía (restoranes, bares y pubs), la aparición de nuevos comercios como las casas de diseño y los hostales, y la expansión de los paseos culturales como las ferias; al mismo tiempo el mercado inmobiliario comienza a dinamizarse). Estos cambios se conjuraron con la renovación edilicia, mejoramiento del espacio público y las políticas culturares (basadas en difusión y concientización del patrimonio cultural urbano) llevadas a cabo por el gobierno local. Por ello, resulta de interés observar en detalle, lo que se puede identificar como un proceso de renovación urbana impulsado por el turismo y la política de patrimonialización.

1. “Boom” turístico en Buenos Aires (post crisis del año 2001) Para comprender las transformaciones urbanas en la ciudad de Buenos Aires, es importante considerar el contexto económico nacional, dado que Buenos Aires es la ciudad capital de la República, sede del poder político nacional, de las casas matrices y filiales transnacionales de los bancos y empresas que operan en el país, es decir, que concentra poder político y económico. Al mismo tiempo, los cambios en la macroeconomía son variables fundamentales para comprender el crecimiento veloz de la actividad turística, que a la vez se convierte en un factor de los cambios urbanos a nivel barrial. En referencia a la producción económica, Buenos Aires es “el eje central del principal aglomerado urbano (Gran Buenos Aires), segundo distrito económico de la Argentina en generación de valor (según el Censo Económico 1994)” 65 . Además, Buenos Aires está inserta en un área metropolitana que excede los límites propiamente dichos de la ciudad. En este sentido, la generación de valor en la ciudad está determinada también por un 40% (aprox.) de trabajadores que residen en el Gran Buenos Aires (distritos municipales pertenecientes a la Provincia de Buenos Aires) pero trabajan en la ciudad. Es decir, que en cuanto a la situación ocupacional de la ciudad, la cantidad de puestos de trabajo es muy alta en relación a la cantidad de habitantes que tiene Buenos Aires.

64

Estas políticas serán analizadas en detalle en el próximo capítulo. Citado del Informe Situación Social de Buenos Aires, realizado por Fundación Observatorio Social, 2004: 18 65

40

El modelo económico neoliberal 66 aplicado durante la década de 1990 en Argentina, impactó fuertemente en la estructura social y económica de la ciudad de Buenos Aires, ya que el modelo favoreció al mercado de servicios por sobre el de la producción de bienes. “Esto explica porque la Ciudad de Buenos Aires, cuya estructura económica se basa fundamentalmente en los servicios 67 , experimentó un incremento mayor que el promedio nacional” 68 . Pero al mismo tiempo, el modelo implicó un aumento en la desocupación y la pobreza. De este modo, la desigualdad social aumentó en la década 19932003, si para el año 1993 la incidencia de la pobreza alcanzaba a 1 de cada 15 residentes de la ciudad, en 2003 alcanzaba a 1 de cada 5. Luego del periodo de recesión económica entre 1998-2001 y que terminó con el modelo de la convertibilidad en diciembre de 2001, sobrevino la devaluación de la moneda nacional (llevando el valor de 1 dólar a 3 pesos). Esto trajo un periodo de caída en la economía durante el 2002, pero para el 2003 Argentina comienza un proceso de reactivación económica marcado centralmente por las ventajas de la devaluación de la moneda nacional para la exportación de bienes locales, acompañado por algunas acciones del Estado que buscaron revertir el modelo neoliberal interviniendo en el mercado a través de cierta regulación de precios, mayores retenciones en las exportaciones y manteniendo un cambio flexible favorable. Nuevamente, esta activación de la economía nacional es acompañada por el crecimiento del Producto Interno General de Buenos Aires, en una tasa similar a la del PBI (8.7%). Las áreas de la industria como la textil y la construcción fueron una de las actividades que más rápidamente se recuperaron 69 . Es importante la influencia del mercado cambiario en la generación de divisas, no sólo en la actividad agropecuaria que se vio altamente favorecida por el precio internacional de la soja, sino también para la actividad turística 70 . El ingreso de turistas extranjeros significa también, ingreso directo de divisas, convirtiéndose el turismo en el cuarto sector generador de divisas del país, como lo indica un informe difundido por el diario Clarín (31/07/2006): ”EL TURISMO YA GENERA MÁS DIVISAS EN LA ARGENTINA QUE LOS CEREALES Y LA CARNE. El sector del turismo producirá este año ingresos por 3.700 millones de dólares.

66

En síntesis, nos referimos al proceso de apertura y desregulación del mercado, que favoreció a las importaciones de bienes y capitales; al tipo fijo de cambio establecido en la paridad 1 a 1 con el dólar; a las reformas del Estado que llevaron al achicamiento del mismo, al alejamiento de la intervención en el mercado, a la privatización de las empresas públicas y al ajuste en el gasto público. Sin embargo, lo que al principio se interpretó como un achicamiento del Estado, no fue más que una reconversión del mismo, siendo un fuerte regulador del proceso a través, por ejemplo, de la apertura del mercado, las privatizaciones, la flexibilización laboral (mediante leyes, decretos, nuevos convenios de trabajo, etc.). 67 En el mismo informe se destaca que el 62.7% del valor agregado generado por Buenos Aires (quien aporta la cuarta parte del PBI nacional) pertenece al sector de servicios. 68 Informe del Observatorio Social, op. cit, p 20. 69 Ibíd. 70 Esto no sólo favorece a los países europeos o de América del Norte, por la fortaleza de sus monedas (euro y dólar) sino a muchos países Latinoamericanos cuyas monedas se ven valorizadas frente al peso argentino. Principalmente, serán los países limítrofes como Brasil y Chile los que comenzarán a vacacionar en Buenos Aires por precio y cercanía. También el turismo proveniente de México cobrará importancia.

41

Durante 2005 el sector generó 3.254 millones de dólares, con lo que se convirtió en el cuarto sector exportador, por encima de los complejos cerealero y productor de carne. La consultora señala que de la variación del producto bruto interno (PBI) prevista para este año, 7,3 por ciento será explicada por el turismo, proporción idéntica a la del año pasado. "Para 2006 se vislumbra un crecimiento del sector en torno de 9,6 por ciento, similar al del año anterior", dicen los economistas”.

La devaluación posiciona a Buenos Aires como un destino “barato” en el mercado internacional del turismo, siendo ésta una de las razones que los turistas (encuestados por los estudios que el propio gobierno local realiza) mencionan como el principal motivo de su visita al país. Por ejemplo, de los turistas españoles, que conforman la mayor parte de los turistas europeos que visitan la ciudad, “el 56% eligió este destino porque es barato, por referencia de amigos lo hizo un 33% y porque tienen familiares aquí 11%” 71 . Esta razón también fue dada por otros turistas europeos encuestados y por los turistas chilenos, que además aducían que era un destino “cercano”. Sin embargo, Buenos Aires presenta especialmente atractivos culturales que la ubican, según revistas especializadas en turismo, entre las primeras ciudades del mundo elegidas como destino. TURISMO: LAS NOTAS PERIODISTICAS IMPULSAN LA LLEGADA DE VISITANTES Buenos Aires gana cada vez más espacio en medios extranjeros En Europa, América y Asia destacan la amabilidad del porteño y su capacidad para sobreponerse a la crisis. Entre los lugares, los más mencionados son San Telmo, Palermo y el Cementerio de La Recoleta. Siempre ha sido una ciudad seductora, pero en la actualidad lo está más que nunca: Buenos Aires ha sabido recuperar su espíritu, signado por las más profundas contradicciones y todos los condimentos que la convierten en una ciudad “afrodisíaca”. La frase no pertenece a un folleto oficial: la publicó la prestigiosa revista internacional Travel + Leisure. Y no es un elogio aislado. En el último año, se multiplicaron las notas de medios extranjeros que promueven el turismo en la Ciudad. La prensa del exterior está descubriendo los encantos porteños y su efecto difusor, coinciden en el sector público y el privado, es tanto o más poderoso que cualquier campaña publicitaria. Desde enero de 2004, más de 40 notas sobre Buenos Aires fueron publicadas o difundidas en medios de la importancia de The New York Times, Le Figaro, Forbes, Vogue, The Independent y el canal de Nueva York de Time Warner. Y se espera que el aluvión siga. "Este verano se triplicaron los pedidos de información de periodistas de EE.UU., Europa y Asia respecto del anterior, y todas esas notas saldrán en el transcurso de este año", comenta Cecilia Nigro, gerente de Relaciones Públicas del Alvear, un hotel de capitales nacionales que realiza intensas promociones en el extranjero de sus instalaciones y del Destino Buenos Aires· (Diario Clarín 14/02/2005).

71

Fuente: “Encuesta de Preferencia, Ciudad de Buenos Aires”, Programa de Estudios de Mercado y Estadísticas Turísticas (PEMET), Subsecretaría de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires, año 2004: p5.

42

Según el informe del Observatorio Social 72 , entre las actividades económicas que crecen post 2002 aparece el turismo, cuya tasa no sólo aumenta en los periodos interanuales, y con respecto al 2002, sino incluso a niveles superiores previos al 2001. No sólo se registra un aumento exponencial en el número de arribos de turistas extranjeros al país, sino la afluencia de turistas locales e internacionales a la ciudad de Buenos Aires, marca aumentos en el gasto diario promedio y tiempo de estadía. Esto no sólo impacta en el sector propiamente turístico (hoteles, agencias de viajes y excursiones), sino que tiene un efecto dinamizador en lo sectores de la gastronomía, espectáculos culturales, compra de ropa, libros, discos y souvenir; generando además puestos de trabajos indirectos. En el marco de un acentuado crecimiento de la afluencia turística a nivel internacional 73 , el país experimenta un crecimiento paralelo 74 , y Buenos Aires 75 comienza a formar parte del destino turístico de los visitantes extranjeros, no sólo como punto de partida para visitar otros atractivos localizados en diferentes regiones del país (como la Patagonía, Mendoza, Salta o Misiones), sino como destino en sí mismo. Asimismo, aumenta el número de turistas internos, nacionales, que visitan la ciudad de Buenos Aires. Con un cambio favorable, Buenos Aires puede explotar su atractivo principal para el consumo de los turistas: el tango. Aunque, siguiendo el informe sobre preferencias, el tango no aparece entre los primeros atractivos una vez visitada la ciudad 76 , sí aparece entre los primeros lugares cuando se pregunta por una imagen con la que asocian a Buenos Aires (las respuestas varían según el país de origen de los turistas). Otras imágenes mencionadas fueron: Evita, el fútbol, Maradona, la noche, entre otras. En una encuesta realizada por el CEDEM, sobre el tango (año 2003), se observa que los turistas que vienen a Buenos Aires por el tango, son en gran medida europeos y norteamericanos (de un total de 208 encuestados). Quienes concurren a espectáculos de tango, suelen estar más de 5 días en la ciudad. Otras actividades relacionadas son las milongas y las clases de tango. Este atractivo repercute en el comercio, ya que el tango promueve la compra de productos relacionados como ropa, zapatos, libros y discos. En general, se observa que el gasto promedio de los turistas en el año 2003, por ejemplo, fue de un total de 656 millones de pesos, de los cuáles el 60% corresponde al gasto del turista extranjero y el 40% al turista nacional. El gasto corriente promedio por día fue de $224 para los extranjeros y $107 para los 72

Op cit De acuerdo con datos preliminares suministrados por la Organización Mundial de Turismo, en los cuatro primeros meses de 2006, se produjo la llegada de 236 millones de turistas internacionales en el mundo, lo que se traduce en un crecimiento respecto al año anterior de 4,5%. En particular, el crecimiento de América del Sur fue superior al promedio mundial, de 8% (Coyuntura Económica de la Ciudad de Buenos Aires, CEDEM, 2006: 196). 74 En el año 2006 (primer trimestre) el aumento interanual de turistas extranjeros fue del 21.9% 75 En el año 2003, la ciudad de Buenos Aires recibe un total de 3.2 millones de turistas extranjeros, un 66% más que en el año 2002. Del año 2002 al 2004, el número de turistas extranjeros que ingresó al país pasó de 1.3 millones a 2.7 millones aproximadamente, alcanzando 3.1 millones en el 2005. (Informe de Coyuntura Turística, CEDEM, Nº 18, 2004: 27) 76 Encuesta de Preferencia, Ciudad de Buenos Aires, realizada por el Programa de Estudios de Mercado y Estadísticas Turísticas (PEMET), Subsecretaría de Turismo GCABA, 2004 73

43

nacionales 77 . Y el promedio de estadía rondaba las 6 noches (Informe Coyuntura Turística, CEDEM, 2004). Entre los turistas extranjeros, cabe destacar que hay una fuerte presencia de residentes en países limítrofes como Uruguay, Chile y Brasil. Si bien, entre los dos primeros países hay muchos visitantes cuyos motivos de viaje son negocios y visitas a familiares, el turista brasileño tiende a venir por motivos vacacionales. La presencia de éstos turistas marca la pauta de que existe un importante turismo regional, en donde no sólo se destaca el destino “barato” sino también la cercanía. En cuanto a los extranjeros de otras regiones de América, están los mexicanos, norteamericanos y canadienses entre los principales. De los residentes en Europa, la mayor presencia es la del turista español 78 . Es el turista extranjero el que realiza un turismo urbano y cultural que tiene fuerte impacto en ciertos barrios de la ciudad, entre los cuales San Telmo siempre está posicionado entre los tres primeros, junto a Recoleta, Puerto Madero, Palermo o La Boca, como lo informa la Encuesta de Preferencia (PEMET, 2004). Quizás, el hecho de que sea un barrio muy visitado se relacione, como lo muestra la misma encuesta, a que la principal actividad mencionada por los visitantes extranjeros es “caminar y pasear”. Estos barrios son, además, como señala Collin (2005), espacios utilizados no sólo por el sujeto que está en condición de turista sino por los locales –los habitantes de la ciudad- que también utilizan esos lugares como espacios de recreación y ocio. La misma Encuesta de Preferencia plantea que los turistas nacionales prefieren en su mayoría el consumo de espectáculos culturales como teatros y cines, y los paseos de compras, antes que caminar o visitar los barrios. Asimismo el turista extranjero encuentra en la arquitectura, los museos, la gastronomía, los barrios y la “gente”, los principales atractivos de la ciudad -una vez que están de visita. Es interesante notar que esta apreciación se acerca bastante a la que los propios vecinos de San Telmo tienen por su barrio. Los vecinos fueron consultados durante el año 2005 79 , acerca de los principales atractivos turísticos de su barrio 80 . Entre los principales atractivos 81 se encuentran los relacionados con la categoría sociocultural del barrio: el tango, lo barrial, su historia, la gente; los servicios turísticos: como los gastronómicos, los muesos y los paseos (incluye a las ferias y antigüedades); finalmente, con el patrimonio

77

Esto corresponde a valor dólar en octubre de 2003 a : U$S 36,7 para los nacionales, y U$S 77, para extranjeros 78 La fuerte apreciación que presentó el euro con respecto al peso argentino durante diciembre de 2003 (y que continuó en los meses recientes), habría influido en la altísima afluencia de visitantes europeos a la Ciudad (representaron el 21,5% del turismo extranjero) (Informe Coyuntura Turística, CEDEM, 2004: 27). 79 Nos referimos a la encuesta realizada por el Área de Estudios Urbanos del IGG, op cit. 80 . Luego que el 98% (N=235) respondiera que Sí, a la pregunta de si considera a San Telmo un barrio turístico. 81 Cada encuestado respondió por más de un aspecto que consideraba un atractivo turístico, por lo tanto las respuestas fueron consideradas como “respuestas múltiples”. Es decir, que 223 encuestados dieron un total de 403 respuestas. El porcentaje refiere a la cantidad de encuestados que respondieron por cada una de las categorías.

44

urbano construido: la arquitectura y la trama urbana de las calles, las cortadas y el empedrado.

2. Principales transformaciones urbanas en San Telmo (2002-2006) “CAMBIOS URBANOS: SOLO EN 2004, LA ZONA RECIBIO 1.171.097 VISITANTES 82 San Telmo, el barrio que crece y se renueva al ritmo del turismo. Gracias al aluvión de extranjeros, la mayoría de los locales están ocupados, hay nuevos comercios y las propiedades se revalorizaron. Pero algunos vecinos se quejan de los puesteros y piden más orden. Esta visión, "sí al turismo, no al desorden", es la que comparte la mayoría de los vecinos, gente acostumbrada a las caras foráneas pero también al espíritu de la vida de barrio. Sólo en 2004 pasaron por San Telmo 1.171.097 turistas. El lado bueno de la "fiebre turística" es el repunte económico. Hoy, la calle Defensa, eje del barrio, tiene el 95,4% de sus locales ocupados. En la mayoría hay anticuarios, rubro distintivo de San Telmo y que, entre 1994 y 2003, sumó 140 negocios. El fenómeno de los anticuarios se inscribe en la tendencia sostenida de apertura de comercios en general que vive el Casco Histórico (también incluye a Montserrat): entre 1993 y 2003 abrió un 53% más de locales (528). Esta "catarata" amplió también la oferta para los vecinos, quienes hoy tienen a su alcance comercios antes "desconocidos", como los bares "fashion" o las casas de venta de ropa de cuero” (Nota del Diario Clarín, 19/07/2005).

El “boom” turístico produjo importantes cambios en el barrio, que pueden observarse a través del crecimiento comercial y la aparición de servicios especializados en ocio y turismo, registrados por diferentes informes oficiales. Asimismo, estos cambios también pueden registrarse a través de las propias observaciones que los vecinos y representantes de organizaciones sociales, comerciales y culturales de San Telmo, tienen sobre las transformaciones que en los últimos años sucedieron en el barrio. Basados en los resultados de la encuesta a los vecinos de San Telmo, llevada a cabo por el Área de Estudios Urbanos del Instituto Gino Germani (UBA), el análisis de las entrevistas a integrantes de diferentes organizaciones locales 83 , a informantes claves en el área de servicio turístico (gastronomía y hotelería), del mercado inmobiliario y del ámbito sociocultural como el Director del Museo de la Ciudad, y las observaciones directas (realizadas durante el año 20042005) buscamos identificar las transformaciones que están implicadas en este proceso para poder explicar las características particulares de la renovación urbana 84 en el barrio.

82 Cabe aclarar que el número total es de turistas extranjeros y nacionales, y que se refiere a los que visitaron la ciudad de Buenos Aires, no sólo ni exclusivamente San Telmo. Como hemos observado en la Encuesta de Preferencias, los turistas nacionales visitan en menor medida los barrios. 83 Las entrevistas a las organizaciones también fueron realizadas en el marco del Proyecto Ubacyt, op cit 84 Recordemos que la renovación urbana como una revitalización física y estética, y un cambio en los usos residenciales y comerciales de un área deteriorada de la ciudad (que generalmente se encuentran en el centro de las ciudades), pero que como proceso social implica un desplazamiento y reemplazo de los residentes locales de bajos ingresos por nuevos residentes de sectores con altos ingresos que

45

2.1 Viejas y nuevas actividades comerciales Los estudios económicos realizados por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires 85 informan en general, un crecimiento comercial del eje de la calle Defensa en el barrio de San Telmo. En el año 2003 se registró un aumento del 35% de la actividad comercial (de 563 locales en 1994 a 784 en 2003) y de servicios orientados al turismo (348 en 1994 a 632 en 2003). “Respecto a la variación de locales de servicios notamos un importante incremento de los servicios de gastronomía que pasan de contar con 121 locales abiertos en 1994 a 223 en 2003 (84,3%). Otro cambio de importancia es el incremento de servicios de hotelería, que pasó de 25 a 36 unidades con una variación del 44%” 86

Uno de las características de este crecimiento comercial que se puede apreciar a simple vista en el barrio, corresponde a la expansión de los locales de venta de antigüedades, que pasaron de 81 a 211 entre 1994-2003. Este cambio está enmarcado en los cambios de la economía nacional, como dijimos en un principio, donde el mercado monetario de cambio flexible favorece el turismo internacional y al mismo tiempo a este tipo de comercio. Así lo describe el Presidente de la Asociación de Anticuarios: “Nosotros vamos paralelo al campo: cuando al campo le va bien, a nosotros nos va bien, cuando al campo le va mal, a nosotros nos va mal; ¿porqué? Porque dependemos del mercado externo. No hay mercado argentino que pueda absorber la cantidad de mercadería que nosotros tenemos, entonces dependemos, somos muy sensibles al mercado externo, al turista o al comerciante (…) Permanentemente vienen exportadores, o sea comerciantes del exterior, que vienen acá y llenan un contenedor con mercadería (…) El domingo es un día de operaciones comerciales, porque el domingo tenemos la gran visita de visitantes extranjeros, básicamente a la mañana, pero también tenemos una gran carga de visitantes locales, o sea, argentinos, pero de provincia, urbanos, mismo de Buenos Aires” 87 .

De los 990 locales comerciales de todos los rubros censados en 1994, el 60% sigue manteniendo su misma actividad, mientras el 22% cambió de rubro y el 14% cerró. De los 1782 censado en 2003, 808 llevaban funcionando hace más de 10 años, mientras que 711 fueron creados en este período. “Respecto a su ubicación geográfica, observamos que ya hacia 1994 se muestra con una alta concentración en los alrededores de la Plaza Dorrego, situación que continuó la tendencia hacia 2003. De tal manera, la distribución de los locales comerciales siguen mostrando un crecimiento y una agrupación en torno a ejes: Defensa, Bolívar y Perú” 88 .

“retornan” al centro de la ciudad ocupando los barrios obreros/industriales/portuarios/históricos ahora remodelados 85 Fueron consultados los informes comerciales del CEDEM, de los años 2005 y 2006; también del mismo organismo el informe Coyuntura Económica de Buenos Aires 2004 y 2006. Los informes de Desarrollo Económicos del año 2004 y 2006 de la Dirección de Casco Histórico del GCABA. 86 “Desarrollo Económico y gestión del patrimonio”, GCABA, 2003: p. 86 87 Entrevista realizada en el marco del Proyecto Ubacyt, op cit. 88 “Desarrollo Económico y gestión del patrimonio”, op cit, p. 78

46

Los informes económicos de los años 2004 (sobre turismo), y 2005 y 2006 (sobre comercio) realizados por el CEDEM, indican un crecimiento comercial en varias zonas de la ciudad. En el eje de la calle Defensa, la tasa de ocupación comercial en 2004 es del 93,4%, y sube 1.1% en 2005. Este aumento es analizado como efecto del turismo. Hacia el 2006, se irá consolidando esta tendencia (si se compara con el año 2003, la variación de la tasa de ocupación comercial creció 4.3%) que se centran en el crecimiento comercial pero también en el cambio de actividades, principalmente concentrándose en el comercio de antigüedades y nuevos servicios turísticos que desplazan a tradicionales actividades comerciales. “El eje Defensa, ubicado en San Telmo, experimentó un marcado crecimiento de su tasa de ocupación durante el año 2003, fenómeno que se revirtió parcialmente durante el 2004 y que nuevamente cambió de tendencia a partir del primer trimestre de 2005. El incremento entre puntas es de 2,6 puntos porcentuales. La particularidad de este eje es el impacto que el turismo ejerce sobre la zona, ya que se está produciendo el cierre de locales “de barrio” y tradicionales, como las casas de antigüedades, para dar lugar a nuevos emprendimientos como alojamientos para turistas, casas de decoración o de diseño, entre otros, que son extraños a la tradicional fisonomía del barrio” 89 .

Los vecinos de San Telmo fueron consultados 90 , entre otras cosas, sobre si ellos percibían transformaciones en el barrio y qué tipo de cambios estaban ocurriendo. Frente a la pregunta 91 : “¿Cómo describiría a San Telmo hoy?”, se puede identificar, entre las características más nombradas, una serie de signos de que el barrio se está renovando y orientando hacia la actividad turística. El 40.9% de los encuestados (N=230) respondió que el barrio se ha convertido en un barrio turístico, al mismo tiempo, que un 25,2% respondió que se nota un crecimiento comercial, en inversiones y dinamismo del mercado inmobiliario; en una proporción similar, se respondió que el barrio es pintoresco, lindo, atractivo y que “combina lo antiguo con lo nuevo”. Sobre éste último aspecto, cabe señalar que un 16% describió al barrio como tradicional, histórico y cultural. A pesar de esta apreciación positiva, hubo un importante porcentaje de casos (31.7%) que respondieron que el barrio está descuidado, es ruidoso e inseguro. “Roberto Beer vive en Estados Unidos y Balcarce desde hace 20 años. Fue testigo de la transformación del barrio desde que la devaluación puso a Buenos Aires entre las ciudades más baratas del Mundo. "No está mal que los turistas nos invadan; el tema es cómo los recibimos —dijo—. La basura es un problema sin solución. ¿No alcanza una sola recolección? Que hagan más" 92 .

89

“Coyuntura Económica Buenos Aires”, CEDEM, 2006: p. 213 Encuesta Área Urbana, IIGG, op cit. 91 Se trata de una pregunta abierta que luego fue codificada en 6 categorías. 92 Cita de la nota del diario Clarín 19/07/2005 90

47

Gráfico 2. Descripción de los vecinos sobre el barrio en la actualidad

31,7% 16,0% 26,0% 25,2% 40,9%

turístico

crecimiento comercial e inmobiliario

pintoresco y atractivo

tradicional/histórico-cultural

descuidado/ruidoso/inseguro

Sin embargo, la mayoría de los encuestados (80% de N=212) coincidieron con respecto a la pregunta sobre los cambios en general observados en los últimos años. La mayoría apuntan a una renovación y reactivación económica, destacando: apertura de locales, afluencia de turistas, compra de inmuebles, nuevos emprendimientos comerciales, actividades de entretenimiento. También es importante la cantidad de respuestas que indican un mejoramiento de la zona, haciendo alusión al cambio del empedrado de las calles, la iluminación y los faroles, las fachadas de las casas y edificios, la mayor seguridad y cuidado, y la conservación patrimonial. En particular, preguntamos si habían observado modificaciones en el uso de los inmuebles en su cuadra y la mayoría (66.7% de N=153) apuntó que se observaban cambios en ciertos usos, como por ejemplo: casas recicladas para bares y hostales, galpones convertidos en muesos, etc. Asimismo cerca de la mitad de los encuestados (45%) también identificó que existe un mayor uso comercial (apertura de restaurantes, bares, cybers, oficina) del área. En menor medida, se apuntó nuevamente a la dinámica del mercado inmobiliario en tanto compra y venta de inmuebles y construcción. Los vecinos también fueron consultados acerca de si habían observado cambios en las actividades que tradicionalmente se desarrollan en el barrio en los últimos 5 años. Aquí, buena parte de los encuestados respondieron que afirmativamente habían cambiado las actividades tradicionales del barrio. Aunque se respondió por una variedad de actividades y en los modos en que se modificaron, la más notoria (43.4% de N=143) fue la respuesta sobre el cambio del uso comercial tradicional por servicio turístico, ocio y entretenimiento (que encierran actividades como las ferias, venta de artesanías, espectáculos de teatro y tango). Simultáneamente, y reforzando la respuesta anterior, un 39.2% respondió que aumentó o aparecieron actividades dedicadas al turismo como gastronomía y hotelería. Un 24.5% de los encuestados señalaron en particular, la venta de antigüedades como una 48

actividad que creció en los últimos años. En esta línea de cambios, aunque en menor medida, algunos encuestados dijeron que hubo un cambio del uso residencial por actividad comercial. También, cabe destacar, que un 12.6% de los encuestados notó que en los últimos años crecieron nuevos servicios comerciales para los habitantes del barrio como almacenes, supermercados, locutorios y cybers, cocheras y rubros varios. Un caso muy particular del recambio de las actividades comerciales y los usos de los inmuebles, que pudimos registrar a través de la observación directa y las entrevistas, es el Mercado de San Telmo 93 . Observemos el relato de dos vecinos que trabajan en un centro cultural del barrio: “(...) algo que se perdió por ejemplo completamente, que es algo histórico en el barrio, es el mercado de San Telmo. Por ejemplo antes era el mercado donde vos ibas a comprar, donde vos tenías tu carnicero, el almacenero, ahora hay un anticuario... (…) yo lo llamaba... yo lo llamaba el shopping de San Telmo, porque vos comprabas todo, desde la ropa, el retazo de tela que necesitabas para algo, la lana, eh... material para hacerle la fiestita al nene del souvenir, ahora vos vas y son pocos los negocios que quedan...” (Integrante de un centro cultural barrial 94 ).

Este cambio se evidencia con mayor fuerza los días domingos cuando funciona la feria de antigüedades. Los puestos del mercado ofertan básicamente antigüedades, mientras las dos carnicerías y tres verdulerías que quedaron en pie cesan sus actividades. Los días de semana el sitio se encuentra prácticamente vacío con sus pocos locales abiertos para abastecer a los pocos vecinos que aún lo utilizan. Aunque el cese de algunas actividades del mercado no parecen ser exclusivamente resultado de la renovación y el turismo. Como indica un entrevistado, el supermercado del ex Hogar Obrero 95 provocó la desaparición de almacenes y de la actividad del mercado. “Entonces, en ese momento el primero que sufre esa aparición es este el mercado de San Telmo, el viejo mercado de San Telmo de fines de siglo XIX; donde había un gran mercado de concentración de alimentos y comestibles, y con la aparición del Hogar Obrero se empiezan a vaciar los espacios, o sea a no ocuparse porque evidentemente no lo podían sostener” (Presidente de la Asociación de Anticuarios).

El mercado es nombrado por las guías de turismo y de patrimonio como patrimonio urbano por su antigüedad, arquitectura y función, pero esta última cambió drásticamente. De ser un espacio de abastecimiento para la comunidad se transforma en un espacio comercial para prácticas de consumo relacionadas con el turismo, el ocio y el mercado del gusto, donde los clientes ahora son turistas, visitantes del barrio. Esto marca un tipo de reconversión comercial donde el lugar se revaloriza por su pasado histórico pero pierde su función principal para transformarse en un nuevo espacio comercial apropiado 93

Ver imágenes en anexo Entrevista realizada en el marco del Proyecto UBAyT, op cit 95 El hipermercado, que ya no lleva ese nombre, se encuentra en Av. Independencia entre Bolívar y Perú. 94

49

por la actividad turística. El Presidente de la República de San Telmo, que tiene su local en una de las puertas del mercado, critica este tipo de uso que los feriantes hacen del espacio. “...y, destrozaron la característica del mercado (...) esto era lo que abastecía a esa gente que te estoy diciendo. Y el barrio estaba bien, bien cuidado... ¿Quién no venía el sábado al mercado a pasear con su hijo?, rompieron eso, para meter algo que “sálvese quien puede”. Porque si vos me decís que es una actividad determinada, pero no, ahí vendés lo que a vos se te canta... El dueño 96 (del mercado) tenía 50 puestos vacíos, ahora no tiene ninguno, y alquila el pasillo, y sigue metiendo puestos... no arregla nada” (Presidente de la República de San Telmo 97 ),

Mientras que para el visitante puede significar pasear y disfrutar de un sitio histórico y para los feriantes y anticuarios significa una manera de expansión de su oferta comercial avanzando sobre un espacio de valor patrimonial, para algunos vecinos el lugar y su uso tradicional adquiere una significación de pérdida. De la encuesta obtuvimos estas respuestas de algunos vecinos acerca los cambios en las actividades comerciales del barrio: “Lo más importante es el cambio de las características del mercado, hoy es casi todo anticuarios” “El Mercado de San Telmo tenía 300 puestos de toda mercadería, hoy sólo hay antigüedades” “Las actividades comerciales antes eran para gente del barrio, ahora son para el turista. Por ejemplo, el Mercado de San Telmo. Antes había productos como carne, fruta, etc. Ahora, anticuarios y productos para el turista y cada vez menos para los sectores populares”.

Entre las nuevas actividades de tipo económicas, los encuestados señalaron en su mayoría (75%) al comercio destinado a ocio y turismo (bares/restaurantes, antigüedades, ferias, tanguerías), un tercio también percibió el crecimiento de los nuevos servicios comerciales para el barrio, y el 24.3% señaló en particular la actividad hotelera (que incluye el alquiler de habitaciones en casas de familia). Cabe destacar que algunas respuestas indicaron la aparición de nuevos tipos de comercios como el del arte y diseño (galerías de arte, la indumentaria y objetos de diseño). La aparición de esto último ha llevado que recientemente aparezca en la prensa notas periodísticas que consideran que San Telmo se está “palermizando”, haciendo alusión a que estas actividades son típicas del barrio de Palermo, que en los últimos años ha devenido en un barrio comercial dedicado a la moda y el diseño, y adoptando el nombre de SOHO para indicar la similitud con el barrio neoyorquino. “TRANSFORMACIONES URBANAS: SEGUN UN ESTUDIO OFICIAL EN UN AÑO CAYO UN 10% LA CANTIDAD DE ANTICUARIOS, LA MARCA REGISTRADA DEL BARRIO. 96 97

El entrevistado se refiere a un nuevo administrador del mercado, de origen mexicano. Entrevista realizada en el marco del Proyecto UBAyT, op cit.

50

San Telmo se "palermiza": abren bares, negocios de moda y diseño Se debe a que el público es similar al de Palermo: turistas y jóvenes con dinero. Los precios, por las nubes: en cuatro años los alquileres comerciales subieron un 300 %. San Telmo, barrio de adoquines, tango y arrabal, se está probando traje nuevo. A los anticuarios y los barcitos de la Plaza Dorrego se le están sumando tiendas de objetos, ropa y restós con cartas en las que hasta la milanesa con puré viene con un salteadito oriental. Casi igualito que Palermo, pero varias manzanas más cerca del Riachuelo. Las casas de antigüedades le están prestando vidriera a otros rubros. Según un informe del Centro de Estudios Metropolitano (CEDEM) entre marzo de 2005 y el mismo mes de este año cerraron siete locales sobre Defensa, la calle de los anticuarios. Su lugar lo ocuparon bistrós, tiendas de diseño y hostel” (Clarín 02/07/2006).

Sin embargo, para un importante agente inmobiliario 98 y promotor de San Telmo como un barrio gayfriendly -dado que en los últimos años se abrieron comercios de indumentaria, gastronomía, inmobiliarias, hostales y se proyecta el primer hotel 5 estrellas del barrio, dirigido a la comunidad gay-, el barrio tiene ventajas frente a Palermo, porque no sólo capta estas nuevas tendencias del mercado sino que ofrece un espacio turístico cerca del centro de la ciudad. - P: Y el fenómeno comercial no está ligado solamente a los anticuarios, ¿verdad? - R: No, no, no. Acá tenemos mucho crecimiento de gastronomía; para mí por ejemplo la calle Bolívar, Perú, se van a transformar en lugares de diseño y decoración, totalmente. Yo estoy recibiendo muchos pedidos de diseñadores fuertes del mercado que apuntan a San Telmo. - P: ¿Eso no se había establecido con la nueva moda en Palermo? - R: Palermo, bueno, Palermo tuvo un crecimiento total y está muy bien organizado y todo pero, sin criticar Palermo porque yo vendo muy bien Palermo también, pero a diferencia de Palermo acá tiene una consistencia mucho más sólida el barrio. Me parece que falta despejar, desalojar muchas casas tomadas indudablemente, pero la historia de San Telmo, el espacio geográfico, pegado a Puerto Madero, la Costanera Sur, Plaza de Mayo, digamos que está mucho más integrado para el turismo que lo que es Palermo. Palermo es un lugar maravilloso para el público local, a mi criterio. - P: Si… porque aparte queda lejos. - R: Está fuera del círculo turístico. Sí, está afuera. Si acá cuando vienen los extranjeros, vienen anotados, vienen y me dicen que quieren comprar en San Telmo, Recoleta, Puerto Madero o las Cañitas, por ejemplo. Entonces yo les muestro y les digo que es totalmente diferente. Salvo el público que es muy calificado, que viene con 200, 300 mil dólares o más y de pronto se queda con Puerto Madero indudablemente, o el público más clásico que se queda con Recoleta, el 90 % del público restante se queda con San Telmo”.

98

Entrevista realizada en el marco de esta investigación.

51

2.2 El turismo y el mercado inmobiliario Las notas periodísticas analizadas y las entrevistas con agentes inmobiliarios, nos muestra que el turismo está impactando en el mercado inmobiliario y que además genera inversiones –algunas más permanentes que otras- de inversores extranjeros que, luego de haber venido de visita, regresan a la ciudad para realizar proyectos inmobiliarios y comerciales o a vivir. “LOS EXTRANJEROS COMPRAN CASA EN BUENOS AIRES ¿Quiénes son, entonces, los que movilizan el mercado de compra y venta de propiedades superando el bajón de 2001? El llamado grupo ABC1 local (el sector con mayor poder adquisitivo) a quienes se les suman los extranjeros. “Desde 1998 vivo en Buenos Aires y me parece un lugar encantador. El primer tiempo alquilé un loft amueblado en la Avenida Caseros y después compré este departamento. Me fascina la ciudad y, como iba a vivir aquí, no tenía sentido seguir alquilando”, dice desde su flamante piso de la calle Estados Unidos, Pierre Tedin. El razonamiento de este francés de 47 años es el mismo que el de otra centena de habitantes foráneos que, a pesar de desconocer cuánto tiempo vivirán en la ciudad, deciden comprar una propiedad. Y, aunque suene increíble, a ciertas personas los tienta mudarse de París a San Telmo, como al propio Tedin. “Hay un nivel importante de extranjeros que compran propiedades. Estamos por encima de la media histórica. ¿Las razones? Hay un tipo de cambio que los favorece y a eso se le suma la diferencia astronómica del valor del m2 de cualquier propiedad en Europa. Entonces el mercado local se vuelve atractivo para ellos”, evalúa Hugo Mennella, presidente Cámara Inmobiliaria Argentina. “Nos dicen que la ciudad les parece bárbara por su cultura, la ven segura y, por supuesto, no les resulta cara”, asegura, por su parte, Fernando Giesso de Giesso Propiedades” (Clarín, 09/02/2005).

Como lo señalaba nuestro entrevistado de la inmobiliaria Giesso 99 , el 90% de su oferta está dirigida a extranjeros. Aquí es interesante observar en el relato de la experiencia de esta inmobiliaria, cómo se puede comportar este mercado en San Telmo. - “R: … nosotros ahora como que somos los líderes de San Telmo, de esta forma hará ocho años aproximadamente. - P: Bastante reciente ¿Y cómo se convirtieron en los líderes de San Telmo? ¿buscaron algún tipo de estrategia? - R: No se, no se. Mira, somos todos profesionales, porque yo soy, hay un arquitecto, un abogado y yo soy contadora, y te digo la verdad que sin promotores y sin nada, pero somos correctos y trabajando seriamente, la gente viene. Aunque la cuestión de “inmobiliaria” es como mala palabra en la sociedad argentina, ¿no? Por eso a veces es preferible decir “estudio” y no inmobiliaria, o sino “espacios habitacionales”. - P: ¿Porqué esa estrategia? - R: “Espacios habitacionales” porque siempre vendíamos espacios atípicos que nada que ver con el departamento tradicional. Después 99

Entrevistado en el marco de esta investigación.

52

-

-

-

-

fuimos cayendo, porque la gente nos va trayendo y vos no podes decir eso lo tomo o no lo tomo; pero en principio vendíamos lofts, o nos atribuían, un espacio atípico nos lo traían a nosotros. P: ¿Pero ahora no? R: Ahora ya no tanto, ahora, es decir, si alguien tiene un espacio atípico nos lo trae a nosotros, pero hay gente que no tiene espacio atípico y decís pero ustedes son serios y son líderes y tenemos confianza así que nos traen, e igual lo vendemos los departamentos. P: ¿Ustedes hacían un, recibían por ejemplo una propiedad y la remodelaban y después la vendían? R: Claro, en principio si. P: ¿Las compraban ustedes? R: Un grupo inversor. P: ¿Ahora no hacen eso? R: En este momento no estamos haciendo construcción, no. No significa que no lo empecemos a hacer en cualquier momento, pero hubo una época que realmente no tenía sentido hacerlo porque no estaba la situación para hacerlo. P: Y en esa primera época, ¿cuál era el tipo de cliente que compraba eso lugares? R: Los chicos que venían con el balde y decían “dámelo como está que yo lo termino”; hacían el revoque y hacían todo. Se vendía como pan caliente. Y ahora San Telmo cambió, el status, tiene otro tipo de gente. P: ¿Cómo podrías caracterizar ese tipo? R: Hay mucho turismo, mucho extranjero y te digo que hasta el mes pasado el 90 % era todo extranjero” 100 .

El siguiente relato de otro agente inmobiliario de la zona ilustra cómo está funcionando este tipo de mercado inmobiliario: “R: Muchos compran para inversión. Ha salido publicado en los principales diarios de Estados Unidos, en Europa, que la inversión en Buenos Aires deja muy buena rentabilidad. Ellos le calculan un 20 % más todavía de los valores del mercado actual. (…) Yo por ejemplo le vendí ahora a una chica de Austria, vino, compró, compró dos departamentos y se va y los dejó alquilados al público local; o sea, no le representa ganancia grande para nada, sí que le mantengan la propiedad, no le demanda ningún gasto y espera a que se venzan los contratos para ver cuál es el valor para volver a venderlos. Y otros, que los rentan desde su lugar de origen, que es muy buen negocio. (...) Hay una pareja de chicos franceses que compraron un loft y lo rentan, no todo el tiempo, pero a 100 dólares diarios desde Francia, desde París, y es mucho más fácil y les resulta muy barato para el parisino, y de pronto ellos tienen un caudal de gente interesante; es muy buen negocio para ellos. (…) Acá mucha gente termina comprando sin haberlo pensado antes. Mucha gente viene a pasear, se encuentra con que le gustó Buenos Aires, le cayó bien la gente, se sorprende con los valores, y realmente no pueden creer lo de los valores. Yo siempre cuento una anécdota que mostré una casa que estaba a 180 mil dólares, que para nosotros tiene todo un valor, y me dice el chico “480, ¿saldrá en 450?” y en realidad yo le había dicho 180, fijate que todavía le resultaba barato; de hecho esa gente compró el departamento, era un PH, 180 mil dólares y pagaron 170 mil dólares y ellos vendieron un dos ambientes en Washington y les 100

Cabe señalar, aquí se refiere a propiedades en venta y en alquiler temporario

53

sobró plata; esa es la diferencia. Y acá compraron 400 metros más 120 de jardín... hay una gran diferencia”.

Desde la perspectiva de un agente que está en el sector turístico, también se observan este tipo de situaciones. “P: ¿Y notás que está llegando gente extranjera a vivir al barrio o alquilar? R: Si, a full. Mira conozco fácil, no sólo el barrio sino Buenos Aires, fácil tenemos 10, 11 ex huéspedes que ya están residiendo acá; o gente que compró, los que tenían plata, vinieron, compraron y se quedaron a vivir. (…) por ejemplo, tenemos una chica de Nueva York que vive seis meses en Buenos Aires y seis meses en Nueva York. Vino, se hospedó acá en un dormitorio compartido, después se compró un departamento y hace eso” (Dueño de un hostal en San Telmo) 101 .

2.3 De los hoteles-pensiones a los hostales 102 Como hemos visto en el capítulo anterior, San Telmo se caracterizó por la presencia de conventillos e inquilinatos para los inmigrantes de bajos recursos, tipología de vivienda colectiva que dura hasta hoy, como lo demuestran los últimos censos. Sin embargo, la aparición de hostales para jóvenes turistas (llamados “mochileros”) en el barrio puede notarse a simple vista por las fachadas de sus edificios, carteles, por el mismo tipo de turista que se pasea haciendo compras en los comercios del barrio o desayunando en algún bar. También pueden rastrearse vía Internet, donde figuran las páginas web de los hostales. A esto, habría que sumarle la modalidad de vecinos que encontraron una salida económica alquilando habitaciones de sus casas para recibir a extranjeros. “Ahora, en la ciudad de Buenos Aires, una nueva tendencia parece querer imponerse: la apertura de alojamientos turísticos alternativos para jóvenes, denominados "hostels y bed & breakfast". Según un informe de la Secretaría de Turismo y Deportes de la Nación, en los últimos dos años la cantidad de albergues juveniles se triplicó. La oferta pasó de 1000 a 3000 camas, sin contar los emprendimientos por inaugurarse que subirán el número de plazas a 4000. "Recibimos dos consultas semanales de gente interesada en invertir en este mercado -comentó Jorge Purciariello, subsecretario de Turismo del gobierno porteño-. En general se trata de profesionales desocupados que, en grupos de dos o tres, alquilan una casona antigua a bajo precio y la reciclan." Otros, también tentados por la devaluación y el auge del turismo, encontraron en los hostales una manera de explotar comercialmente sus propiedades. "Tenía un instituto de inglés en Belgrano y no me cerraban los números -contó Edgardo Flemenson, que en abril está por abrir The Red House, con capacidad para 45 personas-. Mi esposa lo va a regentear y la idea es contratar a estudiantes de turismo para atender a los mochileros. Tengo muchas expectativas." Sin embargo, "este negocio no es para hacerse rico -aclaró Frida Berger, propietaria del Hostal de San Telmo-. Los costos fijos son altos y los 101 102

Entrevistado en el marco de esta investigación. Ver anexo de imágenes sobre los hostales

54

chicos pagan sólo 14 pesos por cama. No podés cobrarles más porque quieren gastar poco, conocer gente y vivir el país desde adentro" (Nota del diario La Nación 22/02/2003).

Como señalaban los vecinos de San Telmo encuestados, la actividad hotelera aparece como una novedad de estos últimos años. Así lo afirma el dueño de un importante 103 hostal de San Telmo: “El turismo nuevo que hay en Buenos Aires es el de los hostales, que es el segmento turístico, de demanda turística, que tuvo mayor crecimiento en función a la devaluación. En San Telmo se concentran los hostales que tienen estrategia de precio; la mayoría de los hostales ilegales están ubicados en San Telmo”

Según un informe de la Subsecretaría de Turismo del GCBA, hay 36 hostales registrados. Por ese motivo, nuestro entrevistado señala que a pesar que aumentaron los hostales muy pocos están habilitados: “y bueno, somos uno de los pocos que tiene algún tipo de habilitación legal para poder funcionar. P: ¿Cuándo decís pocos te referís acá en el barrio? R: No, no, digo en Buenos Aires. Hay 90 y pico de hostales en Buenos Aires, casi cien y habilitados seremos 30. Y puntualmente en San Telmo habilitados seremos 3, el resto es todo ilegal”.

Nombres como The Tango City Hostel-Inn, End of World, Hotel Victoria “casa típica con aire de tango”, Ayres de San Telmo, “Guesthouse Tango Hogar”, aparecen como las nuevas propuestas de hospedajes frente a los tradicionales “hotel-familiar”. Algunos hoteles más exclusivos como “Mansion Dandy Royal Tango Academy”, combinan la oferta hotelera con un salón para clases de tango y milongas. No sólo el tango es un atractivo como se puede leer en los nombres de estos hostales, en las portadas de sus páginas en Internet, puede leerse siempre una referencia al valor patrimonial del barrio, como por ejemplo: “San Telmo posee las calles más antiguas de Buenos Aires. Ellas guardan múltiples testimonios de la arquitectura, la historia, la cultura y la vida cotidiana de sus primeros tiempos. Los fines de semana, nuestro barrio es una congregación de artistas callejeros, una explosión de expresiones populares que le ponen su toque especial a la tradicional feria de Plaza Dorrego. En este histórico barrio, nuestro hostel es una casona de los años 30 que ha sido cuidadosamente reciclada pero manteniendo los rasgos característicos de la época: techos altos, cerramientos sólidos y amplios ambientes decorados con calidez y confort”.

Básicamente, en el barrio, proliferaron los hostales para jóvenes, porque como indica un agente económico del barrio (quien tiene un bar y abrió un hospedaje gayfriendly), las personas mayores no eligen los hostales como hospedaje:

103

Consideramos que es un hostal importante por haberse instalado antes del 2002, estar habilitado (son muy pocos los hostales habilitados en la ciudad), y haber recibido premios y reconocimientos a nivel internacional.

55

“R: … hay un tema con los hostales que, o sea por historia, van jóvenes. Al ir jóvenes llegan a las cuatro de la mañana, en pedo, escuchan música, ruido. Yo he tenido gente que paraba en el bar y me decían “es muy lindo, es barato, pero no podes dormir” porque el movimiento de entrada, salida, entrada, salida, cagándose de risa y que se yo. Después va como cambiando: lo que es breakfast o house, es como una casa, o sea, si venís a dormir pero ningún “vamos a escuchar música a cualquier hora”. Entonces ofreces otra cosa, le cobrás otra cosa también: son más chicos, los hostales son más de cuadrillas de cuchetas; ¿qué es lo que quiere un mochilero?, gastar lo menos lo mismo para poder gastarlo en viajes. En el caso por lo menos de lo que apuntamos nosotros en estos lugares más chicos, hablamos de 4 ó 5 habitaciones, no más, en un ambiente tranqui, y escala chica”.

La estadía promedio en este tipo de hospedajes, como indican nuestros informantes, va de 4 a 6 días. El promedio de ocupación de los hostales en general, durante el año 2005, fue del 67,5%, calculado sobre un promedio de 27 camas disponibles; lo que indica un aumento del 12.3% con respecto al 2004. Como señala el informe sobre el Índice de Ocupación de HoteleroHostels 104 , el turista que predominantemente utiliza este tipo de hospedaje es el europeo, norteamericano o asiático. Sin embargo, el aumento interanual se produjo durante los meses vacacionales de turistas latinoamericanos que comienzan a utilizar los hostales. Aunque se registra el crecimiento de este tipo de actividad hotelera, no pudimos captar un recambio directo con respecto a los tradicionales hotelesfamiliares u hoteles-pensiones, salvo por dos casos puntuales. Uno es el Hotel Carly, ubicado frente a la Plaza Dorrego, que era un tradicional hotel-familiar devenido hotel de mochileros 105 . Otro caso de un hotel-pensión convertido en hostal fue informado por uno de nuestros entrevistados, que es dueño de un hostal: “R: Si, de hecho tenés ahora en San Juan yendo para la 9 de Julio, desalojaron 3 hoteles, desalojaron una pensión e hicieron un hostal. P: ¿Eso cuándo? R: Hace poco. Se llama “End of the world” el hostal, tienen uno en San Juan, casi 9 de Julio, uno en frente a Plaza Constitución y otro en Boedo. P: ¿Y vos estas viendo que hoteles pensiones se están reconvirtiendo en eso? R: Y si, acá tenés un ejemplo. (…) Pero vos tenés este “End of the world”, cobra la mitad que nosotros, es un hotel pensión refaccionado, entre cobrarles 300 mangos a una familia (por mes) y cobrarle $12 a un gringo (por noche)… Ahora si ese tipo paga impuestos, si ese tipo hace la limpieza del agua cada dos meses y análisis de laboratorio, si ese tipo tiene gente en blanco... dudo, porque no le alcanzaría con $12. Lo que sí, también pasa es que la gente va por una noche y después vuelve, prefieren pagar el doble, venir acá antes de quedarse ahí. Por eso, lo otro, es pensión reciclada”.

104 105

Subsecretaría de Turismo del GCABA (2004) Ver imagen anexo

56

2.4 Proyecto San Telmo “gayfriendly”. Nuevos inversores, nuevos consumidores Finalmente, la inversión hotelera importante en San Telmo vino de la mano de los grupos de inversores dedicados al mercado gayfriendly. Observemos los siguientes casos publicados en los diarios: “Buenos Aires, un destino amigable para los gays. MAÑANA TERMINA EL SIMPOSIO INTERNACIONAL DE TURISMO GAY. Unos 100 agentes y operadores de viajes están de visita en la Ciudad para conocerla y difundirla. Lanzaron un circuito turístico "gayfriendly" al que adhirieron 20 locales de San Telmo. Una de las novedades de la presentación fue el lanzamiento de San Telmo como circuito amigable para el público gay. Allí, alrededor de 20 comerciantes quieren convertir al barrio en un punto turístico atractivo para este sector. "San Telmo atrae naturalmente al visitante gay, por su estructura, su geografía y su bohemia. La idea es promocionar la movida, difundirla y contener al turista en un radio determinado", explicó Jorge Bianco, al frente de Bianco Bienes Raíces, una inmobiliaria que está buscando inversores para construir "un hotel 5 estrellas con la experiencia de una empresa que ya administra uno en Barcelona" (Clarín, 26/02/2005). “PRESENTARON UN PROYECTO DE OBRA DEL HOTEL DE LUJO. El primer cinco estrellas gay, todo un show en San Telmo Se llama Axel, es de capitales españoles y abrirá en 2007. Hubo público y champán. La tranquila cuadra de San Telmo estaba conmocionada. Móviles de radio, cámaras de TV, fotógrafos. Una alfombra roja, escoltada por dos jóvenes vestidos de overol y casco —aunque sin manos de albañiles— se adentraba en el derruido edificio de Venezuela 649. Dentro, sillones blancos, copas de champán y música chill out para el acto en el que se puso la piedra fundamental del primer hotel cinco estrellas gay de Latinoamérica. El Axel porteño, que abrirá el próximo otoño, es la primera sucursal del Axel de Barcelona, un hotel creado en 2003 y que según su mentor, Juan Juliá, "fue el primer hotel gay urbano del mundo, porque antes sólo había resorts". En éste habrá 48 habitaciones con todas las comodidades de tecnología y diseño para atraer a turistas VIP. Pero de la comunidad gay, un segmento fuerte del turismo local 106 La inversión será de 3,5 millones de dólares. El español Juliá eligió Buenos Aires en unas vacaciones en las que quedó "enamorado de la ciudad y su gente". Y la elección del barrio tiene que ver con su apertura a la temática gay y la fuerte identificación en el exterior de San Telmo como una marca porteña” (Clarín, 02/06/2006). “PROPONEN DECLARAR A SAN TELMO EL PRIMER BARRIO GAY DE LA CIUDAD.

106

Según Hernán Lombardi, titular de la consultora Alfacrux (que realizó muchos estudios de mercado sobre la comunidad homosexual), por año llegan a Buenos Aires 350.000 viajeros gay. Estos turistas, llamados "dink" (de "doble ingreso, sin hijos", en inglés) tienen algunas características en particular. Les encanta la movida nocturna porteña, consumen mucho arte y diseño, y les gusta ver edificios históricos. A diferencia de otros turistas, que suman al paquete turístico de Capital la Patagonia, eligen ir a la Costa Atlántica, a Ushuaia y a centros de esquí (Chapelco a la cabeza). En su mayoría vienen de EE.UU. y Brasil, seguidos por España y Chile.

57

Un proyecto surgido del ámbito privado busca centralizar la acción de los comerciantes de la zona. La propuesta fue elevada al Gobierno de la Ciudad y responde a una iniciativa del agente inmobiliario Jorge Bianco” (LATINO, Periódico mensual de distribución gratuita, Julio 2004).

Indagamos, a través de entrevistas a un par de agentes comerciales que ofrecen sus servicios dentro de esta nueva movida, para conocer este sector del mercado que está invirtiendo y consumiendo en el barrio. “P: ¿Cómo explicas la movida gay en San Telmo? ¿Cómo es que se va armando esta red? Porque está Bianco, hay bares… R: En realidad, a ver, siempre existió. Siempre hubo una población gay muy grande, no se porqué, igual que en Palermo, no sé que es, y alguna vez fue Barrio Norte. Supongo que está más relajado, de cabeza un poco más abierta (…) apareció el año pasado con el gobierno de la ciudad, con el tema de la ley civil. P: Eso fue curioso, lo vi en la página web de la secretaría de turismo. R: Es que primero sacaron lo de la unión civil, como “somos una ciudad avanzada”, que tiene su pro y su contra. Paralelamente a esto, el Gobierno de la Ciudad postula a Buenos Aires como Ciudad de Turismo Gay 2005. Hay una organización de turismo internacional, “International Gay Lesbian Travel Association”, que todos los años elige una ciudad como destino gay del año. (…) el Gobierno de la Ciudad postuló a Buenos Aires con un objetivo económico, o sea hablamos de un target, que no me acuerdo como es la sigla en inglés, pero en español se traduce “Doble sueldo sin hijos”: dos tipos aportantes que no tienen proyecciones de universidad, de familia, de estructura, de ahorros para los hijos... si no, que lo que gana se lo gastan. Entonces lo postulan con ese objetivo”.

El agente inmobiliario que está a la cabeza del proyecto, nos cuenta que se trata de un proyecto económico surgido “casi naturalmente”, en parte por su propia profesión y pertenencia a la comunidad gay, encontró que había una necesidad de que hubiera comerciantes que ofrecieran sus servicios (gastronómicos, hoteleros, inmobiliarios) sin ningún tipo de discriminación. Al mismo tiempo, San Telmo era tradicionalmente un punto de encuentro para gente de la comunidad gay, que antes estaba más solapado pero ahora encuentran que lo pueden hacer público, y además, como afirma el propio agente, “la idea es sumar, no restar” a la oferta de San Telmo. El proyecto se enfoca entonces, como se señala, a no crear un “gueto” sino: “En realidad es difundir y promocionar solamente lo que se dio naturalmente: que San Telmo es un lugar donde la gente puede realizarse, tener actividades culturales, tener todos tipo de actividades sociales, gastronómicas, estudiar, alojarse, vivir, sin ningún tipo de conflicto. Es un barrio donde la discriminación no existe, ni a nivel social ni a nivel sexual, ni a ningún otro nivel; simplemente difundirlo. Y bueno a partir de esta difusión de las notas, empezaron a caer los restaurantes dirigidos al público en general, empezaron a caer diseñadores de ropas, empezaron a caer hoteles, que empiezan a surgir, hotel 5 estrellas, una inversión importante... hay una cadena hotelera que salió en todos los medios, hoteles más chicos... o sea que hay una actividad económica a través de todo esto. Gente que estaba en Palermo que viene acá, a San Telmo, restaurantes de primera línea que estamos buscando lugares”.

58

Este nuevo proyecto económico y cultural tiene correlaciones con varios procesos de gentrificación en ciudades norteamericanas 107 (como San Francisco (estudiado por Castells (1983)), en Manhattan el Greenwich Village, EastVillage y Chelsea en Los Angeles; el Bulevar Santa Monica en West Hollywood), donde la comunidad gay ha sido un sujeto cultural y económico importante para el proceso de renovación, generando una dinámica residencial, comercial y cultural, y de distinción: un ethos consumista o un nuevo nicho de mercado, aunque los procesos a veces se inicien por una legítima demanda de mayor “visibilidad” o uso del espacio público (Aitchison et al, 2000). En el caso de San Telmo, es contundente el rol económico que está jugando este sector sociocultural, aunque resta por ver cuál es su efecto a largo plazo.

2.5 Desalojos y gentrificación En el marco de este proceso de renovación que venimos describiendo, es importante destacar que surgen algunos signos de los efectos sociales negativos que suelen acarrear este tipo de procesos –lo que hemos señalado como gentrificación. Si bien creemos que es necesario llevar un estudio longitudinal 108 para medir el proceso de cambio social que implica la sustitución de sectores socioeconómicos de bajos ingresos por sectores de mayores ingresos, los primeros datos recolectados en nuestra investigación evidencian la existencia de desalojos de inmuebles ocupados ilegalmente. Es importante señalar, aunque las respuestas fueron numéricamente bajas, que en varias preguntas realizadas a los vecinos en nuestra encuesta hicieron notar el hecho de que existen ocupaciones de inmuebles y que se habían producido desalojos en el barrio. En la pregunta sobre los cambios observados en los últimos años, 27 vecinos respondieron que hubo ocupaciones de inmuebles y 6 indicaron que hubo desalojos. Lo mismo sucede frente a la pregunta de cambios en el uso de los inmuebles. Cuando son consultados por cambios observados en la calle Balcarce, 17 vecinos responden desalojos, 7 responden lo mismo para la zona de Av. San Juan hacia Parque Lezama, 4 de Paseo Colón hacia Puerto Madero, 3 de Av. Independencia hacia Montserrat. También hubo un pequeño pero grupo de encuestados (11) que a la hora de nombrar los principales problemas que hay en el barrio o cerca de su vivienda, se refirieron a las viviendas ocupadas A través de la prensa también se puede rastrear que San Telmo sigue ocupando un lugar importante cuando se habla de viviendas ocupadas, a lo que siempre se le asocia la cuestión de la inseguridad antes que la solución al problema de la vivienda. “La Comisión de Vivienda estima que son más de 10.000 los inmuebles intrusados en la ciudad. La mayoría de ellos se concentra en la zona sur, donde San Telmo y Boedo llevan la delantera. 107

Sobre los estudios realizados al respecto, ver Escalona (2000). En este sentido, el Área de Estudios Urbanos del IIGG inició su primer encuesta en La Boca en 1998, la segunda en 2001; luego se aplicó en San Telmo y Barracas en 2005, con el objetivo de obtener una lectura longitudinal del proceso.

108

59

Según arriesga Horacio Cortes Salvagno, vicepresidente de la Cámara de Propietarios argentina, en San Telmo "hay cerca de 25.000 personas viviendo en casas usurpadas". Los vecinos de la zona señalan, aquí y allá, la existencia de casas tomadas: "Sobre la calle México hay un montón", indica Lucía Neznamova, que hace cuatro años atiende un quiosco en Chacabuco al 600. "No puedo asegurar, aunque lo piense, que la delincuencia venga de los habitantes de las casas tomadas", dice Santiago Copello, que trabaja en un hostal lindero a una vivienda usurpada, sobre la calle Piedras. Pero lo que sí está claro es que a nadie le agrada la presencia de usurpadores. Susana Campra, que trabaja en una cerrajería situada en Chile al 500, sintetiza la idea de la mayoría de los vecinos: "A lo mejor no hacen nada, pero cierta inseguridad dan" (diario La Nación, 04/07/2006).

Al respecto, un integrante de la asociación Amigos y Vecinos de San Telmo, situada en el Pasaje San Lorenzo (organizadores de la Feria del mismo pasaje) nos comentaba: “(...) hay algunos inconvenientes porque este barrio es un barrio que está lleno de casa de inquilinatos, y algunas casas tomadas, y entonces hay gente que no entiende a lo mejor que hay sacar la basura de 20 a 21hs, o que hay que cerrar bien la bolsa, por ahí te la tiran del balcón. Yo tengo problemas con los techos, tiran basura... el edifico de al lado, lo tiran al techo mío, se me tapa el desagüe, tengo que subir todas las semanas (...)” 109 .

De manera más contundente, un agente inmobiliario nos informó de algunos procesos de desalojos en los que están directamente involucrados nuevos inversores y los propietarios que ahora desean recuperar sus propiedades (luego de varios años de no utilizarlas) porque han aumentado su valor, o – como comenta el propio agente inmobiliario- la situación de edificios que “fueron inquilinatos, murieron los herederos y a partir de ahí se perdió; y ahora si ya hay desalojo y, yo estoy informado de todo, y me llegan los comentarios que están por desalojar”. - “P: ¿Cómo crees que se resuelve este conflicto en casas tomadas o con gente de sectores de bajos ingresos que aún viven en el barrio? ¿Crees que participan de alguna manera en todo este proceso de cambio, o están quedando afuera? - R: Están quedando afuera porque, en general, el que por esas cosas de la vida terminó siendo propietario por una posesión veinteanial, por una donación, por lo que sea, termina vendiendo porque se encuentra que su propiedad tiene un valor que nunca pensaron que iba a tener; y por otro lado, el que está viviendo en una casa ocupada, los propietarios empezaron a tomar conciencia del valor que tienen las mismas y empezaron a generar los juicios de desalojo, que si bien vienen lentos, vienen muy en concreto, se están dando muchos desalojos; sin ir más lejos yo en la cuadra tengo los próximos dos meses tres desalojos de edificios completos; son 15 familias aproximadamente en cada edificio, por suerte. O sea yo no tengo nada en contra de la gente, pero si en contra del mal mantenimiento 109

Entrevista realizada en el marco del proyecto Ubacyt, op cit.

60

de los edificios, hay peligro de derrumbe, y de pronto son propiedades que tienen mucho valor. Yo acabo de tomar a la venta una propiedad, sin dar la dirección, que actualmente está tomada, y la tomé a 250 mil dólares; son valores que de pronto el que compra una propiedad de esas va a invertir y va a generar un cambio total, social estético, generalmente viene acompañado de una movida cultural”.

En este relato se condensa el proceso de renovación en todo sentido, los sectores de bajos ingresos que ocupan edificios son desplazados por inversores a través de “lentos” desalojos. Las inversiones inmobiliarias se entrecruzan no sólo con la dimensión económica, por ser un negocio, sino con “movidas culturales”. Esto significa que la gentrificación involucra el desplazamiento y el recambio por un nuevo sujeto con mayor capital económico pero también cultural, como lo explica Zukin (2003), que encuentra un espacio de consumo con valor patrimonial pero también renovado al ritmo de las nuevas ofertas culturales de moda. Un caso emblemático de estos procesos de desplazamientos, fue el desalojo del edificio del ex Patronato de la Infancia en el año 2003, por la magnitud del desalojo pero también porque en sus inicios, luego de la ocupación del edificio, se proyectaron estrategias de desarrollo de viviendas para los sectores de bajos ingresos (los ocupantes) y de revitalización de la zona, que nunca se pudieron concretar. El edificio ex Patronato de la Infancia está ubicado a 100 metros del principal atractivo del barrio – La Plaza Dorrego-, frente a la Iglesia de San Pedro Telmo (realizada a mediados del S. XVIII), que ha sido declarada Monumento Histórico Nacional. El ex Padelai, era un edificio que pertenecía al Estado 110 y estaba fuera de uso, se fue ocupando a principios de los años ’80, a finales de la Dictadura militar –lo que significaría el regreso a la ciudad de sectores expulsados por las políticas de erradicación de villas implantada por la misma dictadura. Siguiendo un informe expuesto por el Centro de Estudiantes de Ingeniería (Universidad de Buenos Aires)–quienes serían arduos colaboradores con las organizaciones de ocupantes- entre el mes de noviembre de 1984 y principios de 1985 se produce la ocupación masiva (100 familias, lo que significaba alrededor de 400 personas) del edificio, por grupos de sectores sociales de bajos ingresos que no tenían un lugar para vivir, producto de haber sido desalojados (directa o indirectamente) de otras casas ocupadas, pensiones o inquilinatos. Como indica Rodríguez, al principio el método de ocupación fue a través de un “puntero que introducía a las familias, cobraba y mantenía el orden con métodos coactivos” (2005: 116). “La mayoría de las familias fueron introducidas por Angel Carmona. Este, que vivía en una unidad básica situada en el interior del edificio, elegía a su capricho quién debía quedarse y quien no, de acuerdo al pago de un alquiler (…), ubicaba a las familias en mejores o peores lugares, cobraba la luz con la tarifa exactamente el doble de la de un usuario común, cobraba una cuota especial para refacciones (jamás llevadas a cabo),

110

Perteneciente a la Municipalidad de Buenos Aires y a la Secretaría de Educación en los años ’80.

61

manejaba a su antojo la correspondencia, las cajas de PAN 111 , disponía de una línea telefónica clandestina, seleccionaba a los chicos para poder concurrir a las colonias de la Municipalidad, etc.” (Centro de Estudiantes de Ingeniería, 1991: 87).

Pero luego, se organiza una Comisión Interna que enfrenta este método y se comienza a trabajar en un proyecto comunitario de vivienda que garantice el derecho a la ciudad de los ocupantes, con el apoyo del Grupo San Telmo (Centro de Estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la UBA y Centro de estudiantes del Colegio Nacional Buenos Aires). Así en 1988 se constituye la Cooperativa San Telmo de vivienda, crédito y consumo Ltda., cuyo objetivo es “obtener una solución de vivienda en propiedad, adecuada a las necesidades de composición familiar de cada miembro de la cooperativa, en el inmueble del ex Padelai” (Rodríguez, 2005: 16). En 1991 se logra un convenio con la Municipalidad y el inmueble fue transferido a la Cooperativa para reciclar el inmueble, sin embargo y pese a la escritura firmada por el Intendente y estar inscripto en el Registro de Propiedad, “continúa un “extraño” juicio de desalojo promovido desde una instancia de la MCBA” (Rodríguez, 2005: 80). Las acciones para desestimar cualquier proyecto de vivienda social y aquellas tendientes a provocar un desalojo masivo estuvieron presentes desde el principio de la ocupación (como señalan en el informe los estudiantes de la Facultad Ingeniería). El sitio generó entonces conflictos en el barrio, que durante la década del ’90 se agravó con la estigmatización del lugar en tanto espacio de la delincuencia y la droga. A pesar de todas estas presiones y de que muchas familias se fueron yendo del edificio, el mismo estuvo ocupado por casi 20 años sin que se diera viabilidad a los proyectos que el mismo gobierno local se había comprometido. Lo que sí hizo el gobierno local, el 25 de febrero de 2003 (es decir, en pleno auge del turismo) fue desalojar finalmente el edificio aduciendo problemas (de derrumbes) edilicios. El hecho tuvo una fuerte repercusión mediática por la violencia policial 112 : “UN DIA DE CAOS EN SAN TELMO. YA NO QUEDA NADIE EN EL EDIFICIO Y EMPEZO LA DEMOLICION. El desalojo del ex Padelai terminó en batalla campal Un juez ordenó la desocupación por el riesgo de un posible derrumbe. La gente resistió la medida e intervino la Policía. Hubo cortes de calles, piedras, gases, balas de goma, 14 heridos y 79 detenidos” (Diario Clarín, 26/02/2003).

También pudimos recolectar un testimonio sobre ese desalojo, por parte de un dueño de un hostal ubicado a dos cuadras del ex Padelai, y que demuestra que no todos los vecinos y comerciantes estaban a favor del desalojo: - “R: …cuando la cana reprime en el Padelai, nosotros abrimos las puertas para que entre la gente. Y saltaron varios comercios del barrio a ayudar también. - P: ¿A ayudar? - R: Si, si, acá en San Telmo fue una bomba. 111 112

Se refiere al Programa Alimentario Nacional Ver imágenes en Anexo

62

- P: Y ahora, luego del desalojo del Padelai ¿Sabes si hay gente que quedó viviendo en el barrio? - R: No tenemos contacto. Nosotros lo único que hicimos fue abrir las puertas para que no se coman los palos de la cana. - P: ¿Y entraron varios? - R: Y… entró gente. Yo no estaba en ese momento, pero mis compañeros me dijeron “si, yo abrí la puerta para que entre”. - P: Y vos decís que muchos comercios hicieron lo mismo. - R: Y cuando mis compañeros salieron a la puerta como para tratar de hacer un cordón, contaban que había gente de todas las casas y de comercios que salían a interponerse, porque la cana estaba pegando que daba asco”.

Sin embargo, hasta el día de hoy el predio y el inmueble están cerrados y se proyecta la remodelación del mismo para la construcción de un centro cultural (que en rigor ya estaba proyectado desde el año 1999 113 ), mostrando así la contradicción con el motivo del desalojo, y la falta de interés en la viabilidad de proyectos sociales: “A DOS AÑOS Y MEDIO DEL VIOLENTO DESALOJO Ex Padelai: el futuro del edificio sigue trabado en la Justicia El complejo de Balcarce y San Juan, en pleno San Telmo, está en medio de una disputa. Los antiguos ocupantes quieren volver a vivir allí. Mientras, el Gobierno porteño planea hacer un centro cultural” (Clarín 13/07/05).

Otras opiniones vertidas en su momento por algunos funcionarios del gobierno local refuerzan la tendencia al desplazamiento antes que la integración de los sectores de bajos ingresos 114 “El ex Patronato de la Infancia (Padelai) -ubicado en el barrio porteño de San Telmo- fue, según fuentes de la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno porteño, el predio usurpado más grande de los últimos cinco años en la ciudad. Allí llegaron a vivir casi 200 familias. Es por eso que las autoridades comunales se muestran conformes con el desalojo que se llevó a cabo en el edificio a fines de febrero. No obstante, saben que todavía continúa habiendo viviendas ocupadas en la zona y, por eso, quedan aún tareas por realizar. "En San Telmo hay casas ocupadas. No sé cuántas ni qué cantidad de personas viven en ellas. No existe ningún relevamiento de viviendas usurpadas en la ciudad", indicó un vocero de Desarrollo Social, y puntualizó: "Estamos trabajando para resolver este problema. Lo del ex Padelai fue un claro ejemplo" (Diario La Nación 14/03/2003).

Las interpretaciones sobre el ex Padelai y argumentaciones a favor del desalojo, por parte de ciertos actores locales, fundamentalmente económicos y algunos grupos de vecinos próximos al edificio, fueron las siguientes: - “P: ¿Y hubo algún cambio desde que se desalojó el Padelai?

113

Este caso será analizado luego en relación a las políticas culturales Aunque estas opiniones no se evidencien en el discurso de los gestores del patrimonio, la ausencia o la ambigüedad de soluciones a esta situación social deja entrever que tampoco hay una decisión política clara (este tema será profundizado luego). 114

63

- R: Si, ese es otro ítem importante. O sea fue hito negativo cuando se copó y fue un hito positivo cuando se desalojó - P: ¿Cuándo se copó? - R: Y eso fue justo cuando nace la democracia, en el ‘84. Era un edificio que estaba terminado para habilitarse por el gobierno de la ciudad y metieron a la gente dentro del predio, y estuvieron hasta hace 3 años, o sea que estuvieron casi 20 años. - P: ¿Y qué conflictos trajeron? - P: Y el conflicto es que ahí pasaba de todo: droga, prostitución, ahí no se perdía nada. Un lugar que era prácticamente inaccesible, era como tener una villa de emergencia adentro del barrio. Y después se notó muchísimo digamos eh... en la población. De toda esa gente que entraba y salía generaba mucha sensación de inseguridad, inseguridad real. Al desaparecer ese conflicto el barrio mejoro mucho, si. Si, ése es un hito importante…” (Presidente de la Asociación de Anticuarios).

Cuando consultamos a un importante agente inmobiliario de la zona sobre las políticas del Gobierno de la Ciudad, en dos ocasiones diferentes la respuesta fue la siguiente: - “R: Mira lo único positivo que siento es que sacaron el Padelai, eso fue importante porque era un antro de perdición. Ahora qué iban a hacer tampoco se sabe, entonces para qué este tapiado, cerrado y con un montón de policías, el costo de los policías es grande así que no se qué van a hacer. - P: ¿Conoces las políticas del casco histórico del gobierno de la ciudad? - R: Si. - P: ¿Crees que eso ha beneficiado al barrio en genera o a un sector particular? - R: Y sí, el hecho que se haya ido el Padelai de ahí ya cambió totalmente el clima (…) No es que nos benefició a nosotros, porque a nosotros nos compraban (propiedades), pero a las propiedades de esa zona si, si. - P: ¿Por mayor seguridad? - R: Y porque tener una villa cerca, cerca, no es lo mismo que no tenerla (…) Por la lógica en cualquier barrio, no sólo en San Telmo” (agente inmobiliario).

Lo que interesa destacar de estas interpretaciones, es el sentido que se va construyendo alrededor del desalojo. El hecho tuvo repercusión mediática no sólo por la crónica de un desalojo violento, sino porque en el discurso mediático también se fue afianzando la idea de que el desalojo era necesario. “VIOLENTO DESALOJO DEL EDIFICIO DEL EX PADELAI: 16 HERIDOS Y 52 DETENIDOS Las 24 familias que vivían allí se negaban a irse; varios grupos de izquierda provocaron desmanes • • •

La comuna había advertido que iban a desalojarla Pero un amparo demoró el procedimiento Tres informes aconsejan que el edificio sea demolido a la brevedad

El primer mazazo se escuchó a las 17 y sacudió el edificio. Cerca del efectivo de la guardia de auxilio de la comuna que golpeaba con decisión, dos nenas miraban cómo caían los ladrillos de lo que había sido su ruinoso baño. Ellas estaban allí esperando que sus madres, que

64

habían usurpado ese edificio hace ocho años, terminaran de sacar las pertenencias del cuarto que hasta ayer ocuparon en el ex Patronato de la Infancia (Padelai), que fue desalojado. Todavía olía a gases lacrimógenos cuando las nenas veían caer los escombros. Sus vecinas decían que habían sido golpeadas y que no les dejaban sacar sus pertenencias, lo que no parecía ser verdad: la propia comuna había facilitado camiones a los ocupantes para que pudieran irse, y a los que no tenían subsidios los llevaban al Gobierno de la Ciudad para que pudieran recibir el cheque. Sí, el de ayer fue un desalojo anunciado, pero con graves incidentes, en los que hubo 16 heridos, tres de ellos policías, y 52 detenidos. Un desalojo politizado, tanto que los padres de esas dos nenas estaban presos por haber herido a un policía en un enfrentamiento que comenzó muy temprano en la mañana de ayer. Y, como bien dijeron dos vecinas de estas chicas de ojos grandes, "nosotros no pensamos que lo iban a demoler" (Diario La Nación, 26/02/2003).

También, en los medios se difundió la opinión de algunos vecinos cercanos al edificio. Opiniones que parecen no tener diferencias con las de hace 20 años atrás, sobre lo que la ocupación significaba 115 . Observemos una cita de una nota del Diario la Nación de 1986 y una del 2003: “Ojalá que se vayan todos y que no vuelvan más. Son una auténtica vergüenza; hará algo más de dos años que están en el lugar y no han dejado de hacer un solo mal” (La Nación 12/06/1986, citado por CEI, 1991: 88) “LOS VECINOS DE SAN TELMO VIVEN EN CALMA TRAS EL DESALOJO DEL EX PADELAI Un conflicto superado: quieren consensuar el destino de esos terrenos. Los vecinos de San Telmo viven en calma tras el desalojo del ex Padelai. Cuentan que sufrieron amenazas durante años y que ahora las calles resultan más seguras Dicen que el edificio era un "antro de degradación". El predio permanece tapiado para evitar el reingreso de intrusos Quedan otros inmuebles ocupados. El barrio cambió. La diferencia es evidente. Y no la nota sólo la gente que visita ocasionalmente sus arboladas plazas, sus exquisitos anticuarios y sus tradicionales cafés. También la ven los vecinos -algunos con más de 50 años de residencia en San Telmo-, que se sienten aliviados luego de que el edificio del ex Padelai, en Humberto I y Balcarce, fue desalojado por el Gobierno de la Ciudad el 26 de febrero último. "Ya se advierte la diferencia", asegura el arquitecto Héctor Manuel del Valle, que durante 29 años vivió en la calle Humberto I, entre Balcarce y Defensa. "Este siempre fue un barrio tranquilo, de gente trabajadora. Y durante veinte años no se pudo vivir en paz. En mi edificio robaron cinco veces en un lapso de dos años. Finalmente, hace tres años, me tuve que ir por las amenazas que me hizo una de las personas que dirigía a los ocupantes del edificio del ex Padelai. Un famoso vecino llamado Rubén, 115

“Toda la prensa comenzó desde ese momento una campaña pro desalojo (…) El ex Padelai para los vecino respetables entrevistados en los diarios, ofrecía un a pésima imagen del país a los turistas, desvalorizaba sus propiedades y además pasaba a ser foco de la delincuencia y al violencia que a pocas cuadras de la Casa de Gobierno espantaba la tradicional vida nocturna de San Telmo” (CEI, 1991: 88)

65

que se ofreció a proteger mi casa a cambio de plata. Como me negué me dijo que iba a ser boleta” (La Nación, 14/03/2003).

Como indica Rodríguez (2005), existen una serie de “acciones indirectas de expulsión” que se repiten y son presentadas de manera “calcada” en los medios. Acciones que relacionan el inmueble ocupado y a los ocupantes con la delincuencia. Y aunque, como vimos en el caso de algunos vecinos y comerciantes que brindaron una ayuda a los ocupantes durante el desalojo, lo que se impone hasta el momento es una mirada positiva sobre el hecho, aunque existen reservas con respecto a lo que allí se proyecte. Lo que resta analizar son aquellos desplazamientos indirectos que se producen por el aumento de los precios de alquiler y que obligan a los inquilinos a dejar la zona, siendo sustituidos por nuevos vecinos que pueden afrontar alquileres de alto valor. Otra manera de acercarnos a comprender en qué medida se está produciendo un proceso de gentrificación, es a través de la observación de los vecinos. En la encuesta realizada, preguntamos: “¿Ud. cree que ha cambiado la composición de los habitantes del barrio en los últimos 5 años? A lo que el 71.1%, de 235 encuestados, respondieron que sí. Las caracterizaciones más nombradas de este cambio se destacan en este orden: 1-La llegada de personas con mayor poder adquisitivo (compran casas, reciclan) 2- La expulsión de personas de menores recursos (expulsión de ocupantes de viviendas/) 3- La llegada de extranjeros/turistas 4- La llegada de jóvenes y familias 5- En quinto lugar: la presencia de artistas/famosos/intelectuales; residentes de otros barrios/municipios/Migrantes internos y de países limítrofes. 6- También cabe destacar, que se observa –en mucho menor medida- la llegada de personas con menor poder adquisitivo 116 .

También encontramos que un 6.7% de los encuestados, consideró los desalojos como una de las mejoras que se realizaron en los últimos años en el barrio. Como así también hay percepción positiva sobre la renovación de Puerto Madero, entre otras cosas, porque viene gente de mayor poder adquisitivo (que pasean o hacen compras en el barrio) e inversores.

116

Los 6 puntos arriba mencionados son una apretada síntesis de indicadores de gentrificación residencial y comercial que se desplegarán a lo largo del trabajo

66

2.6. En síntesis, se observa en los últimos años el aumento de la actividad económica, centrada en la ampliación y consolidación del comercio de anticuarios y las ferias de artes, antigüedades y artesanías. Este avance sucede a veces invadiendo espacios que son significativos para los vecinos, como es el caso del Mercado de San Telmo. La aparición de nuevas ofertas comerciales como la hotelería, las galerías de arte, tiendas de diseño, nuevos locales de gastronomía y bares que se suman a los tradicionales. No sólo aumenta la actividad comercial sino que se especializa en distintos segmentos del mercado como el gayfriendly o jóvenes turistas (mochileros), manteniendo la oferta de las ferias como un espacio abierto a un público general. Sin embargo, acompañaron a este proceso, una serie de desalojos de las viviendas y edificios que estaban ocupados de manera ilegal. En el mercado inmobiliario también se registran cambios importantes, las principales inmobiliarias dirigen gran parte de su oferta a compradores extranjeros. Quienes invierten en el barrio generalmente provienen de otras zonas más ricas de la ciudad o del exterior.

67

Conclusiones San Telmo es un barrio ubicado en un área central y en el casco fundacional de la ciudad, se consolidó tempranamente y acumula varios testimonios de diferentes épocas de la ciudad. Sin embargo, luego de su consolidación, entró en una etapa de deterioro y estancamiento que por momentos llevó a las autoridades locales (influidas por la idea de Progreso) a proyectar su demolición por entender que era un barrio viejo y obsoleto a las necesidades funcionales y económicas de la ciudad. Sin embargo, surgieron intenciones de rescatar el barrio de su deterioro a través de la revalorización como barrio antiguo. Las diferentes iniciativas públicas y privadas llevaron a que el barrio forme parte de un área de protección histórica, que se implementaran proyectos para su revitalización y se fuera perfilando de a poco como el Casco Histórico de la ciudad y como atractivo turístico. Esto último, se vio evidenciado con la coyuntura económica posterior al año 2001, en que el modelo de cambio monetario ubica a la ciudad como un destino barato en el mercado mundial del turismo. Este “boom” turístico experimentado desde el 2002, se ve también reflejado en la actividad comercial y de servicios en el barrio de San Telmo. Sumado a las intervenciones del gobierno local en el embellecimiento del espacio público, los mercados inmobiliario y comercial adquieren una importante dinámica que puede percibirse en los cambios de actividades y usos de inmuebles en el barrio, como así también, se percibe un incipiente cambio de la composición social del mismo. En general, la renovación urbana y su consecuente gentrificación no es un proceso lineal ni homogéneo. La renovación a veces no abarca todo un barrio, pero tiene ciertos patrones reconocibles como cambios físicos, estéticos, del uso de los inmuebles, de actividades y de la composición social. Es posible que en San Telmo se reconozcan algunos de esos patrones aunque aún sea un proceso heterogéneo e incipiente. Acelerado por el “boom” turístico, pudo evidenciarse en el barrio un proceso de gentrificación -por un lado de tipo comercial, orientando en gran parte por los comercios y servicios destinados al turismo, reemplazando en muchos casos a los comercios tradicionales; y por otro lado, los procesos de desalojos y la llegada de nuevas inversiones para sujetos consumidores de mayores ingresos, marcan un proceso de gentrificación propiamente dicho. De este modo, como lo plantea Peter Marcuse (1986), la renovación urbana es un proceso heterogéneo, que a veces demora muchos años hasta lograr una cierta homogeneidad. Aunque, si bien aún no se puede hablar de una gentrificación total del barrio, podemos plantear que hay sectores del mismo, a veces cuadras, que se renuevan y cuadras en las que aún existe mucha heterogeneidad. En este proceso de cambio, es nuestro interés indagar en profundidad qué papel jugó y juega la política patrimonial del gobierno local. Este tema será el eje de análisis de los próximos capítulos.

68

CAPITULO 2 Activación patrimonial y revalorización económica del barrio de San Telmo (Casco Histórico de Buenos Aires) Introducción 1. La patrimonialización en Buenos Aires (tendencias e intervenciones en los centros históricos) 1.1 Activación patrimonial. Descripción de los programas de revitalización 1.1.1 Inventario de Patrimonio Urbano (IPU) –Precatalogación 1989-1990 1.1.2 La dimensión social del patrimonio (un ensayo) 1.1.3 Acciones de remodelación urbana en la renovación del circuito BalcarceChile (Programa de Revitalización San Telmo – Montserrat) 1.1.4 El Plan de Manejo del Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires 1.1.5 Polo Cultural Sur 2. La cuestión de la Identidad y los principales significados construidos alrededor 2.1 El relato identidario como construcción social 2.2 Objeto-testigo. El predominio de la mirada arquitectónica 2.3 El sur-origen 2.4 La cultura amenazada o la construcción de un bien escaso 3. La (re)valorización del Casco Histórico como recurso económico

Introducción El barrio de San Telmo ha sido epicentro de políticas de patrimonialización, que pueden rastrearse desde las primeras normativas de preservación histórica en la década de 1970 a la conformación de una Dirección General de Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires (desde el año 2000). La serie de normativas, programas y proyectos que serán analizados a continuación son abordados como procesos de selección y activación patrimonial. “¿Qué significa (…) activar un repertorio patrimonial? Pues escoger determinados referentes del pool 117 y exponerlos de una u otra forma. 117

“Los criterios enunciados (la naturaleza, la historia y la inspiración creativa) vienen a ser como los lados de un triángulo dentro del cual se integran todos los elementos potencialmente patrimonializables en el contexto de una dinámica de inclusión y exclusión considerablemente rígida. Quiero decir con ello que cualquier cosa (material o inmaterial) procedente de la naturaleza, de la historia o de la inspiración creativa se incluye dentro de los límites del triángulo y cualquier otra cosa que no tenga esta procedencia, no. El contenido de este triángulo se constituye, pues, en un pool virtual de referentes simbólicos patrimoniales. Lo cual no quiere decir que todos sus elementos constituyan automáticamente patrimonios, sino que son potencialmente patrimonializables, que es muy distinto. Para constituirse en patrimonios, o, mejor, en repertorios patrimoniales, deben ser activados”. (Prats, 2005: 27).

69

Evidentemente, esto equivale a articular un discurso que quedará avalado por la sacralidad de los referentes. Este discurso dependerá de los referentes escogidos, de los significados de estos referentes que se destaquen, de la importancia relativa que se les otorgue, de su interrelación (es decir del orden del conjunto que integren) y del contexto (en un proceso no exento, a veces, de burdas pretensiones de reducción de los símbolos a signos). De todo ello se deduce que ninguna activación patrimonial, de ningún tipo, es neutral o inocente, sean conscientes o no de esto los correspondientes gestores del patrimonio” (Prats, 2005: 32-33).

El análisis de la patrimonialización involucra una discusión alrededor de la mirada histórica y cultural que subyace a la política patrimonial, ya que el patrimonio no viene determinado por el pasado sino que se construye desde el presente, y como toda lectura del pasado y de nuestra cultura contiene una lucha por el significado o al menos, diversas interpretaciones posibles. Sin embargo, es nuestro interés comprender antes que los contenidos de tales significaciones, cuál es el mecanismo de la activación patrimonial, sus principales dimensiones y cómo se articulan entre ellas. Siguiendo a L. Prats (2005) partimos de que el patrimonio cultural urbano, en nuestro caso en la forma de Casco Histórico, es el resultante de un proceso de selección y activación patrimonial. Si la gestión del patrimonio supone, entre otras cosas, “el gerenciamiento y planificación cuidadosa de recursos limitados y seleccionados” 118 , la primera pregunta que surge, es la siguiente: ¿quién activa ese repertorio de bienes patrimoniales? Carrión (2000) entiende que la patrimonialización surge en un proceso hegemónico resultante de las acciones específicas, correlaciones de fuerza y posiciones, concepciones y ubicaciones diferenciales, de varios sujetos patrimoniales 119 que, dependiendo del caso analizado, pueden involucrar a actores estatales, económicos, sociales, culturales, etc. Para Prats, el principal protagonista es el poder político o el Estado; la representación, la imagen y el discurso sobre el patrimonio, “han sido elaborados por alguien concreto, con nombres y apellidos, y al servicio, más o menos consciente, de ideas, valores e intereses concretos, tan legítimos o tan espúreos como se quiera, pero reales” (Prats 2005: 33). En este sentido, nuestro objetivo en el presente capítulo es analizar cómo operó la gestión patrimonial 120 del gobierno local, y comprender qué papel juega el proceso de activación del patrimonio cultural urbano en relación a la 118

Fethi citado por Orbasli (2000: 17) La noción de sujeto patrimonial “hace referencia a una relación social que contiene tres aspectos: el momento, lo que se hereda y los actores sociales específicos. Conjunción entre objeto, momento y posición social en el proceso (quién recibe y quien transfiere) permite definir el concepto de “sujeto patrimonial” y, además, identificarlo empíricamente. La definición de sujeto patrimonial implica que lo patrimonial existe en la medida en que es asumido por un sujeto que lo reconoce, apropie y proteja como tal. Este reconocimiento iniciado por las elites cultas de las sociedades locales se ha desarrollado progresivamente por grupos cada vez más amplios de la población, dando lugar a una apropiación social y a la democratización del patrimonio” (Carrión, 2000: 36). 120 “Entendemos por gestión del patrimonio, pues, al conjunto de actuaciones programadas con el objetivo de conseguir una óptima conservación del los bienes patrimoniales y un uso de estos bienes adecuado a las exigencias sociales contemporáneas” (Ballart Hernández & Tresserras, 2001: 15). 119

70

construcción del mismo como recurso económico, generando un proceso de renovación urbana y valoración patrimonial en el barrio de San Telmo. Siguiendo a Prats (2005), consideramos que uno de los propósitos de la activación patrimonial hoy en día es la mercantilización del mismo para la actividad turística, lo que lleva a pensar en que cómo se inicia este proceso. La pregunta es, si existe una primera selección patrimonial como fin en sí mismo, y luego una segunda instancia de selección activada por el turismo, o el proceso es a la inversa. Prats destaca que “nace un nuevo tipo de activaciones patrimoniales cuya motivación no es ya de carácter identitario, sino abiertamente turístico y comercial, para lo cual, los referentes activados y los significados conferidos no responden ya a los diversos nosotros del nosotros que pueden representar las distintas versiones ideológicas de la identidad, sino al (sin los) nosotros de los otros, es decir, a la imagen externa, y a menudo estereotipada que se tiene de nuestra identidad (de los protagonistas) desde los centros emisores de turismo” (2005: 42). Asimismo, se advierte que “en función del turismo se procede al rescate patrimonial o, en su defecto, a procesos de activación patrimonial fuertemente asociados, desde su gestación, a la valorización turística (…) Cabe preguntar, en estos casos, hasta qué punto la lógica económica ínsita en el turismo acaba organizando un proceso que, como el de patrimonialización, recurre a argumentos y justificaciones de tipo identitario y cultural, y que se propone como expresión del interés común, por encima de los intereses sectoriales” (Almirón et al, 2006: 101-124). En primer lugar, abordaremos el problema patrimonialización y el turismo a través de una breve reseña histórica que puede ilustrarnos el proceso de activación patrimonial llevado a cabo por el gobierno local, detectando algunos cambios en la orientación de las estrategias políticas, que van desde la valoración cultural (como la identidad colectiva) a valorizaciones económicas, que hacen de la cultura un recurso turístico; analizando en particular cómo juega la dimensión social en esta estrategia de revalorización. El patrimonio cultural urbano entendido, entonces, como el resultado de una estrategia política (Prats 2005, Orbasli 2000, Carrión 2000) de selección de un repertorio de bienes y significados compartidos en una sociedad determinada, que son “activados” por una versión ideológica de la identidad, posee algunas dimensiones qué es necesario identificar: qué bienes se seleccionan, bajo qué criterios, qué significados son construidos por el discurso patrimonial, cómo opera la valorización y quiénes son los sujetos de la patrimonialización 121 . Finalmente, analizaremos cómo la búsqueda de sustentabilidad del patrimonio cultural urbano de Buenos Aires se orienta cada vez más a la explotación del patrimonio como recurso económico, especialmente como recurso turístico.

121

Con respecto a esta última dimensión, siguiendo nuestro objetivo de investigación, nos remitiremos al análisis del actor estatal local, entendiendo que es un actor fundamental en el proceso, pero no el único.

71

Los objetos analizados están conformados por normas, planes de manejo, proyectos y programas implementados por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que afectaron directamente al área del barrio de San Telmo. Si bien entendemos que el proceso de renovación urbana toma fuerza luego del año 2001, con el auge de la actividad turística (disparada por la devaluación de la moneda nacional), es pertinente analizar el período entre los años 1990-2006 (teniendo en cuenta la normativa anterior que afectó al área desde 1977), dado que el conjunto de las acciones estatales que conforman la política patrimonial ha sido llevada a cabo prácticamente por los mismos gestores 122 a lo largo de estos años. Esto nos brinda una línea de continuidad en la gestión y en la construcción y consolidación de una política patrimonial.

1) La patrimonialización en Buenos Aires (tendencias e intervenciones en los centros históricos) Carrión (2000) entiende que los centros históricos son un tema de debate actual de las políticas urbanas en América Latina. Fueron varios los motivos que llevaron a las ciudades latinoamericanas a preguntarse por el destino de los centros históricos. El primero, es el diagnóstico común en cuanto a la degradación por motivos económicos, sociales y naturales que afectaban a estas áreas centrales, deducidos de los problemas de identidad generado por los modelos aperturistas de mercado, las reformas del Estado que implican políticas de ajuste, privatización y descentralización, que instala en los centros históricos la dualidad entre “riqueza histórico-cultural” y “pobreza económico social”. Segundo, una nueva “conciencia” patrimonial que se instala en la agenda urbana y en la planificación, estimulada por instituciones nacionales e internacionales, con asesoramiento técnico y financiamiento para la mejora de la calidad de vida y el respeto a la diversidad cultural 123 . Finalmente, en los últimos años, la tendencia al regreso a la “ciudad construida” 124 estuvo influenciada por los cambios en la economía global, en el desarrollo científico tecnológico y de los medios de comunicación que reconfiguran la cuestión de la centralidad (nodos urbanos) y la transición demográfica (la disminución de la tasa de urbanización, dado que ya se produjo un fuerte pasaje de población del campo a la ciudad). Para orientar nuestro recorrido en el proceso de selección y activación patrimonial, podemos destacar que este “cambio de conciencia” sobre el patrimonio –del que habla Carrión- comienza hacia fines de los años ‘60, en un contexto tendencias a la recuperación de los centros de las ciudades –lo que hoy se denomina Casco Histórico- por sus valores histórico culturales y arquitectónicos y por corrientes conservacionistas a nivel mundial, donde además es notable la fuerte presencia de organismos mundiales como PNUD 125 , UNESCO y otros organismo internacionales, que comenzaron 122

Quien actualmente (2007) es Ministra de Cultura del GCBA, fue la encargada del primer plan de revitalización de San Telmo-Montserrat, el igual que la actual Directora General del Casco Histórico, quien participó desde el año 1992. 123 Como apunta el autor, la nueva democracia ya no se centra tanto en la cuestión de la equidad sino de la diversidad étnico-cultural 124 Lo que el autor denomina un efecto centrípeto, a diferencia del movimiento centrífugo hacia la periferia. 125 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)

72

publicando recomendaciones sobre conservación histórica, realzando la conservación de la cultura y la comunidad en el contexto urbano: “La conservación de ciudades históricas y áreas urbanas es comprendida para definir aquellos pasos necesarios para la protección, conservación y restauración de tales áreas urbanas, como así también su desarrollo y adaptación armoniosa a la vida contemporánea” 126 .

Otro punto importante, es considerar que la cuestión del patrimonio urbano cultural, y en particular de los centros históricos, está fuertemente influenciada por el campo de la arquitectura desde sus inicios. Aunque, como indica Carrión (2000), se ha llegado a una mirada “integral” del patrimonio, el resultado ha sido en general una suma de dimensiones antes que la interrelación de las mismas. Al principio del proceso, puede identificarse la integración de la dimensión física y social, y luego la económica. Sin embargo, y aquí radica el problema de nuestro análisis, lo social suele aparecer bajo dos formas: “como un añadido o suma al objeto físico-espacial preexistente (algo más a lo mismo) o como el análisis social que tiene la función de ‘contexto’ de lo monumental” (Carrión, 2000: 11). Dimensiones del patrimonio Observemos sintéticamente como la cuestión del patrimonio urbano cultural ha sido interpretada en el contexto local y bajo la mirada de los especialistas (arquitectos), para comprender cómo juegan las diferentes dimensiones del patrimonio. La cuestión de la conservación del patrimonio en el campo de la arquitectura ha estado cruzada por diversas posiciones ideológicas desde fines del siglo XIX en Argentina. Atravesada en un primer momento por el valor de antigüedad “ligado al acontecimiento histórico relevante”, la cuestión del valor cultural irá apareciendo de a poco a principios del siglo XX como eje de la recuperación de un estilo “nacional” basado en la arquitectura hispánica y de la época Colonial. Aunque los testimonios arquitectónicos y urbanos iban ganando importancia, la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, creada en 1940, “con la función de clasificar, proteger y conservar los bienes comunes de la Nación, estaba bastante alejada de la salvaguarda de la arquitectura como valor específico, ya en el plano estético, ya en el de la identidad social: se clasificaba como monumento sólo el ámbito físico de valor histórico y arqueológico” (Silvestre, 2004: 52-53). El concepto de patrimonio y la gestión del mismo en Argentina, han cambiado en los últimos años incorporando nuevas dimensiones, como la cultural. Como indica Tartarini, el concepto ha evolucionado desde “los monumentos históricos e históricos artísticos hasta el más actualizado término de bienes culturales”, asimismo, la gestión ha rebasado “los límites restringidos de los organismos especializados en cultura para llegar a manifestar su presencia en otras áreas de similar importancia, como son la planificación urbana y territorial, la gestión del turismo cultural y la realización de obras públicas” (Tartarini, Coloquio 126

The 1976 Recommendations Concerning the Safeguarding and Contemporary Role of Historic Areas, published in both Warsaw and Nairobi. ICOMOS 1987, citado por Orbasli (200: 21) (traducción propia).

73

publicado en OEI, 2005: 212). Gutiérrez, señala además, que la idea del patrimonio cultural es un “criterio abarcante de la identidad”, pero que no es suficiente y se debe pensar la dimensión económica del patrimonio. De este modo, reuitilización, refuncionalización y adaptación a las necesidades sociales y culturales de “nuestro tiempo”, lleva a incluir en el concepto de patrimonio la dimensión social y ambiental (Gutiérrez, Coloquio publicado en OEI, 2005: 24). Como indicaba Carrión (2000), a pesar de los esfuerzos lo social siempre ha quedado adosado y falta aún trabajar sobre la idea de que el centro histórico es una relación social (por tanto, conflictiva y contradictoria que el proceso de patrimonialización debería contener) y no una entelequia. Sin embargo, los intentos de superar una visión meramente histórico-cultural y arquitectónica sobre la patrimonialización de los centros históricos, puede identificarse en el trabajo de Hardoy y Gutman, Impacto de la urbanización en los centros históricos de Iberoamérica. Allí los autores indican que “lo que debería determinar la prioridad de una intervención es el papel del elemento humano en el centro histórico. Pocas cosas hay de deprimentes que un monumento histórico, reconstruido a un alto costo, en medio de la miseria” (1992b: 17). Breve reseña Una breve reseña de uno de los principales coloquios sobre patrimonio urbano, de las organizaciones nacionales e internacionales con sede local y las normativas para la protección de áreas urbanas históricas, puede ilustrarnos cómo se va conformando un clima de ideas y acciones (selección y activación patrimonial) que afectará al área centro-sur de la ciudad de Buenos Aires, especialmente al barrio de San Telmo. En el marco de estas tendencias es importante destacar la presencia de los expertos que intervendrán en los criterios de selección y posterior activación del patrimonio cultural urbano. Como dijimos al principio, hay una predominancia de los especialistas en el campo de la arquitectura 127 ; como por ejemplo, el caso del Arq. Jorge Gazaneo, quien presidió el Comité Argentino de ICOMOS (creado en 1973), el Arq. Ramón Gutiérrez quien dirige la Revista DANA (Documentos de Arquitectura Nacional) que aparece en 1973, o el papel de la revista de arquitectura Summa (en pro de la salvaguarda del patrimonio arquitectónico nacional) (Silvestre, 2004). En 1977 se realiza el Coloquio de Quito convocado por el PNUD y la UNESCO, donde se pautan líneas de trabajo para la recuperación de los Centros 127 Los arquitectos participan de los primeros encuentros internacionales que dan forma a la red internacional de patrimonio. Las políticas de patrimonio, serán diseñadas e implementadas por técnicos (arquitectos, restauradores y arqueólogos, pero también antropólogos e historiadores, especialmente en lo que refiere al patrimonio intangible) y gestores culturales que trabajan en los gobiernos municipales. Se puede identificar como centro de coordinación y promoción a la UNESCO. Existe una cooperación con otros grupos de trabajo en temas relacionados con la conservación tanto dentro de la UNESCO concretamente con la División del Patrimonio Cultural del Sector de Cultura y con la División de Ciencias Ecológicas del Sector de Ciencias, como en el exterior, concretamente con los tres órganos asesores -el ICOMOS (el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios fue fundado en 1965, siguiendo la adopción de la Carta de Venecia, para promover la doctrina y las técnicas de la conservación), la UICN y el ICCROM (que creado en 1956, su sede está en Roma, y es un activo asociado de la Red de Información del Patrimonio Mundial) y con otras organizaciones internacionales tales como la Organización de las Ciudades del Patrimonio Mundial (OCPM) y el Consejo Internacional de Museos.

74

Históricos. La búsqueda de recuperación de espacios urbanos con características históricas, surge del diagnóstico de que dichos espacios se ven asediados por el descuido, la inmigración masiva de población rural, el hacinamiento y la tugurización, fallidas políticas públicas, y actividades terciarias en expansión. En el Coloquio, se definen como centros históricos “a todos aquellos asentamientos humanos vivos, fuertemente condicionados por una estructura física proveniente del pasado, reconocibles como representativos de la evolución de un pueblo” 128 . En un resumen sobre el Coloquio, se señala básicamente que el patrimonio no es simplemente un monumento o un artefacto urbano, sino un área, un entorno o trama “que vale, de por sí, tanto como un documento, un monumento, o cualquier otra obra de arte”. Esta noción trata de no caer tampoco en tipos de conservaciones que sean mero “fachadismo” o que conviertan a la ciudad en “ciudad museo”, sino que se interesan por reinsertar el centro histórico en la dinámica del desarrollo urbano de la ciudad. En este sentido, se trata de mejorar las condiciones de los habitantes (que, en general, son de bajos ingresos) “sin destruir el valor intrínseco del área”, lo que lleva a realizar una obra “de rehabilitación ambiental de toda el área”. Cabe señalar acá, que el turismo es un asunto menor, simplemente se busca desarrollar una actividad que esté controlada, pero no es el principal fin de la recuperación del centro histórico. Este es el momento en el que Carrión identifica la “integración” entre la dimensión física y social, y será en el Seminario de Montevideo (1984), donde se agregará la dimensión económica. En resumen, en la década de los 70, se suma la variable social como entorno y contexto del monumento. Se urbaniza el concepto de centro histórico como conjunto monumental, físico “más” social. “Hay una entrada por adición más que redefinición del objeto, de los temas urbanos, turísticos, viviendísticos y comercio callejero” (2000: 17) 129 . Para esos años, en Buenos Aires, el barrio sur de San Telmo fue objeto de planes que buscaron su renovación y de normativas de preservación. Hardoy y Gutman apuntan que para 1971 se elabora el Plan de Renovación Urbana de la Zona Sur de la ciudad de Buenos Aires, que si bien no se lleva a cabo deriva en una serie de “reglamentaciones que al restringir la construcción de edificios nuevos y remodelaciones, contribuyeron a la desvalorización de los inmuebles y desalentaron las inversiones” (1992b: 477). Bajo la gestión del Brigadier Cacciatore 130 , surge con la ordenanza 34.956 la protección de la zona histórica de la ciudad de Buenos Aires, en el año 1979, llamada Distrito U-24 131 al tiempo que se implementaba un proceso de

128

Citado de “Conclusiones del Coloquio de Quito”, en revista SUMMA Nº 114, julio de 1977, pág. 90. Las negritas son nuestras 130 Intendente designado por la Dictadura militar (1976-1983) 131 Que comprendía los barrios de San Telmo, Catedral al Sur, Montserrat y la Avenida de mayo. Entre las principales disposiciones de la Ordenanza 34.956 figuraban la conservación de la estructura catastral existente, que prohibía subdivisiones e integraciones; el mantenimiento del ancho de las calles y veredas; la preservación del paisaje edilicio, lo cual implicaba la integración de toda la edificación nueva con el entorno previo, la construcción de las fachadas sobre la línea municipal, de medianera a medianera, la 129

75

destrucción de barrios para la creación de artefactos urbanos como las autopistas, que afectaron directamente a los barrios de Barracas y San Telmo, es decir: “Mientras planteaba preservar los ámbitos y edificios de valor histórico, tradicional o arquitectónico salvaguardando sus características, proponía conflictivamente la construcción de un sistema vial de autopistas urbanas –sobre el lecho de un cauce de demoliciones- finalmente concretado” (Silvestri, 2004: 56) 132 . Aunque algunos especialistas acompañaban esta norma, otros hacían oír sus voces en reclamo de un mayor perfeccionamiento de la misma, reconociendo la labor del Arq. Peña por revitalizar el área con sus actividades socioculturales 133 . Desde la Sociedad Central de Arquitectos se critica que los límites del área de protección son confusos y poco estudiados si te toma en cuenta que el área central tiende a crecer, más aún, cuando todavía no se pudo aprovechar el suelo de Puerto Madero. Así, si bien “la iniciativa de conservar el patrimonio arquitectónico y urbanístico es un aporte cultural valioso (…) no puede desconocerse que la delimitación y regulación de tales distritos debe generarse con cuidada precaución, para no generar conflictos adicionales a la necesaria evolución de la estructura urbana (…) es oportuno no confundir las actitudes especulativas con las legítimas transformaciones funcionales que demanda el crecimiento urbano…” 134 . Hardoy y Gutman observan que, “la legislación mencionada evitó de manera eficaz la destrucción indiscriminada de los edificios, pero no avanzó más allá de una protección de tipo pasivo que, además, fue reduciendo su campo de aplicación a raíz de una limitación de su área de incumbencia en 1982 135 ” (1992b: 475). El deterioro urbano y cierto stock de edificios privados y públicos vacíos, alentaba a un avance del mercado inmobiliario para demoler y construir nuevos edificios. “Entonces por ejemplo, yo me acuerdo que era una casa fantástica, creo de 1911, en México, entre Perú y Chacabuco, yendo a Chacabuco, la segunda casa donde ahora hay un estacionamiento muy ancho; era fantástica esa casa, demolieron a los cinco o seis días que se derogó la norma” 136 .

Así recuerda el Arq. Peña 137 , el clima que se vivía en esa época con la presión de los agentes inmobiliarios y desde el gobierno local. “… había infinita cantidad de casas cerradas. Cuando Vinelli 138 hizo un ataque furioso, pero furioso fue, porque había que escuchar las cosas consideración de la volumetría dominante y el límite de la altura máxima fijada en 10 m” (Silvestri, 2004: 56). 132 Dentro de las políticas urbanas implementadas por el gobierno militar, cabe señalar el plan de erradicación de villas que expulsa a ciento de miles de personas de la ciudad. 133 Los diferentes puntos de vista fueron rastreados a través de revistas especializadas de la época (décadas del 70 y 80)): DANA, Nuestra Arquitectura, SUMMA, Dos Puntos. 134 Ibid., pág 111, artículo denominado “Límites y aspectos del Distrito U-24”. 135 Los autores se refieren a los nuevos límites redefinidos por la Ordenanza nº 37.617 que redujo la zona de protección a menos de la mitad. De 113 manzanas a 42. 136 Entrevista realizada en el marco de la investigación, 137 Que en ese momento era integrante de la Comisión Técnica Permanente para la Preservación de Zonas Históricas y Director del Museo de la Ciudad. 138 Principal agente inmobiliario de la zona

76

que Vinelli decía, además sin conocer: que el barrio era un inmenso lupanar en donde todos se drogaban, que las ratas, que esto y salían artículos en los diarios (…) P: ¿Eso en que año más o menos? R: Y por los 80. Fue lo que ayudó a cortar la mitad (de la U-24). Fueron seis meses en el escritorio en la sala de reuniones del Intendente con gente del Consejo de Planificación, en ese momento el Secretario de Gobierno, Secretario de Obras Públicas; todos en contra, menos el de Obras Públicas que hablaba poco, lo demás lo hacían, pero además despectivamente...”

Al mismo tiempo se suceden procesos de ocupaciones de edificios, que hemos descripto anteriormente, como la ocupación del ex Padelai, la Manzana de San Francisco y otros edificios de propiedad municipal. Sobre algunos de ellos, como la Manzana de San Francisco, vendrán soluciones en el marco del Plan de Revitalización aplicado por el gobierno local a fines de los años 80 (Rodríguez, 2005). A partir de 1989 la Municipalidad encara un conjunto de iniciativas que buscaban revertir la situación del barrio de San Telmo (deterioro edilicio y urbano, estancamiento económico, “tugurización”, desvalorización, etc.), se inicia la precatalogación de edificios y áreas para su posterior protección bajo la normativa de protección histórica APH1 139 , buscando insertar dinamismo económico, social urbanístico y edilicio al área. Podríamos decir, que comienza aquí la búsqueda de un equilibrio entre conservación y uso, dado que junto a esta normativa comienza un incipiente proceso de renovación impulsado por el Programa de revitalización San Telmo-Montserrat 140 , donde se expresan a través de las acciones algunos de los lineamientos del Coloquio de Quito. Las acciones de selección y activación tomarán mayor fuerza a partir de la autonomía de la ciudad de Buenos Aires (1996) cuando además, estos planes de recuperación patrimonial se enmarcan en la Secretaría de Cultura (2000) y no ya en la de Planeamiento Urbano, donde irá tomando forma el Plan de Casco Histórico 141 . Este desplazamiento dentro de la órbita del gobierno local, denota una primera característica de la activación patrimonial que resulta de interés para nuestro análisis: la política patrimonial como política cultural.

139

Área de Protección Histórica. Este es un nuevo tipo de distrito que se introduce al Código de Planeamiento de la Ciudad como APH1, por la ordenanza Nº45.517 en el mes de diciembre de 1991, sancionada por el Honorable Consejo de la Magistratura de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. El área incluye San Telmo, Montserrat y Avenida de Mayo. Según las características del tejido el distrito se subdivide en once zonas, agrupadas en dos áreas: 1- San Telmo 2- Avenida de Mayo 140 El programa nace en 1989 (Plan de Revitalización) impulsado por la Secretaría de Planeamiento y Medio Ambiente de la Municipalidad del Ciudad de Buenos Aires. 141 Entre 1990-95 se incluyó el plan de revitalización en el marco convenio de la Municipalidad con PNUD, y nace el PROSUR (Programa de Revitalización del Sur). Desde 1995, terminado el convenio con PNUD, continúa el plan en la órbita municipal. Para el año 2000, el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires decide reimpulsar y definir el plan bajo la órbita de la Secretaría de Cultura, creándose la Dirección General de Casco Histórico, dependiente de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural, a la cual se transfieren las competencias, personal, patrimonio y presupuesto asignado al Programa San TelmoMontserrat.

77

Una selección de las intervenciones y programas más relevantes, que confluyen en el actual Plan de Manejo del Casco Histórico, será analizada en detalle a continuación.

1.1 Activación patrimonial. Los primeros programas de revitalización 1.1.1 Inventario de Patrimonio Urbano (IPU) –Precatalogación 1989-1990. El primer caso que analizamos aquí, es el proceso de selección patrimonial realizado a través de la catalogación de los objetos y las áreas urbanas a ser protegidos por la nueva normativa en el Código de Planeamiento (APH1). “Desde 1979 el barrio posee una norma especial de protección edilicia pero el proceso de deterioro económico y social en el país se refleja con claridad en este sector. Surge entonces la necesidad de encarar una política integral de revitalización de San Telmo que rescate la valiosa estructura edilicia y proponga mejor calidad de vida para los habitantes. La Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires ha encarado distintos programas tendientes a recuperar este barrio de fuerte carácter e identidad y poner en valor sus cualidades históricas, culturales, sociales y económicas” (Aslan, 1992: 41)

Las activación patrimonial implementada por la entonces Municipalidad de Buenos Aires, a principios de los años ’90, en el marco de la una nueva normativa como el APH1 y la catalogación 142 (IPU: Inventario de Patrimonio Urbano), parte desde una mirada técnica-arquitectónica que realiza una revaloración del patrimonio basados en valores intrínsecos que posee el barrio de San Telmo. Las acciones para un proceso de revaloración comienzan por la selección de los objetos patrimoniales, delimitando las áreas o tramas urbanas a consolidar. En 1990 se inicia entonces el proceso de “rehabilitación” (rescate y reutilización) de San Telmo a partir de un estudio minucioso que “identifique estructuras y elementos que permitan redefinir el sentido y carácter de área central, conservando sus contenidos simbólicos, pero a la vez otorgando nuevos usos y contenidos a muchos de sus edificios para lograr así una rehabilitación de esta parte de la ciudad”; para ello era indispensable producir un relevamiento que “defina pautas de comportamiento, discriminando aquello se quiere recordar, aquello que se quiere conservar y aquello que se ofrece como alternativa para seguir apostando al futuro” (Aslan et al., 1992: 08). La catalogación de bienes y espacios urbanos se lleva a cabo entonces a partir de los siguientes criterios: •

“Valor histórico-cultural: cuando hayan sido escenario de hechos claves de la historia, rescaten una identidad colectiva o sea son generadores de identidades barriales.

142

Esta reformulación se enmarca en criterios de la UNESCO, dado que la catalogación y plan de revitalización se realizó bajo un convenio con PNUD

78

• •

Valor arquitectónico: cuando posean cualidades arquitectónicas que cualifiquen los espacios urbanos o jerarquicen las partes de la ciudad Valor urbano-ambiental: es la consideración del valor urbano de un conjunto de elementos fundamentales e indispensables en la estructura de la ciudad”. A partir de estos criterios se proponen tres niveles de protección: 1) integral, que se refiere a “piezas irrepetibles que añadan a su valor intrínseco el de servir de testimonios de determinados períodos de la historia de la ciudad”, 2) estructural, refiere a “edificios cuya conservación sea necesaria para preservar determinadas tramas urbanas o ámbitos de elevada calidad…”, 3) ambiental, donde se delimitan “ámbitos de protección dentro del cual todo acto de sustitución de un edificio o una edificación sobre un solar deba ser sometido a un procedimiento especial para garantizar su adecuación al patrimonio edificado circundante” (Aslan et al., 1992: 09).

El Catálogo es considerado entonces un instrumento indispensable para la planificación de la ciudad y recuperación del Patrimonio, ya que como se indica “no es posible planificar una ciudad consolidada como la nuestra, sin reconocer áreas, lugares, sitios que hacen a la identidad de la misma, y que deben ser respetados mediante normas particulares”. Sirve, además, para la implementación de políticas urbanas orientadas hacia la “reconstrucción, consolidación y cualificación de la ciudad que ya tenemos”. De esta manera comienza pensarse a la patrimonialización en un equilibrio posible entre conservación y uso o reutilización 143 , porque la conservación “no debe entenderse como un acto de paralización ya que el patrimonio mejor y más protegido es aquel que se reinserta en la ciudad moderna” y esa reinserción se logra “otorgando nuevos usos y contenidos a muchos edificios para lograr así una rehabilitación de esta parte de la ciudad” (Aslan et al., 1992: 09). Estas activaciones patrimoniales que comienzan a plantear la necesidad de la recuperación y conservación con un fuerte sentido cultural que convoque a una comunidad (a un “nosotros”) -como se dijo, superando el campo de los especialistas- tiene otro objetivo claro que es dinamizar áreas centrales deterioradas integrándolas “al proceso vivo del desarrollo urbano, como único medio que posibilite la financiación de la operación” 144 .

1.1.2 La dimensión social del patrimonio (un ensayo) Cabe señalar que paralelamente a este trabajo de selección y activación, la Municipalidad 145 organizó talleres participativos y audiencias públicas (como el Congreso Abierto de San Telmo 1989), donde participaron instituciones públicas y privadas, junto a vecinos del barrio. En estos encuentros se expusieron los principales problemas del barrio como falta de seguridad e iluminación, deterioro edilicio, abandono de viviendas (por parte de los 143

El equilibrio entre “conservación y uso”, deviene de la definición de gestión patrimonial, de Ballart Hernández y Tresserras, op cit. 144 Cartas de Machu-Pichu. México – Octubre de 1978, citado por Aslan et al 1992: 41. 145 Nos referimos en particular a la Secretaría de Planeamiento y Subsecretaría Consejo de Planificación Urbana

79

propietarios), aumento de baldíos, falta de viviendas dignas, de espacios verdes, de limpieza y mejoras. De los talleres participativos 146 , a pesar de que no tuvieron continuación, surge una organización social de vecinos que gestionan junto a la Municipalidad la mejora de la Plaza Dorrego (Hardoy y Gutman, 1992b). Conjuntamente, y en línea con la recuperación de la dimensión social, surgió la transformación del Centro de Salud Mental en uno de uso polivalente (el actual centro de Salud 15). En ese ámbito las familias ocupantes se presentaron como un actor mas con voz reconocida en la discusión y fue puesto en sociedad el proyecto de rehabilitación del ex Padelai (que suponía, respetando las definiciones del catálogo) reciclar el complejo para realizar un conjunto de 118 vivienda y 60 locales comerciales, atendiendo a las características de desarrollo de la APH, expandiendo el área comercial de la Plaza Dorrego. En este caso, se proponía que el complejo comercial fuera gestionado por un organismo de desarrollo local público-privado conformado por organizaciones del barrio y el GCBA. (Rodríguez y Procúpez: 1997). Es este sentido en que los sujetos patrimoniales son partícipes del proceso de patrimonialización y amplían el concepto de patrimonio dando lugar a la apropiación social del mismo y su democratización, como lo entiende Carrión: “Los habitantes que moran son quienes por sus condiciones de vida determinan la existencia del centro histórico y es el punto de arranque de su puesta en valor. Esto supone la existencia de un patrimonio popular, que reconoce a los sectores populares como (re)constructores de los centros históricos y de su existencia (…) Lo patrimonial encuentra sentido en su democratización y no en la exclusión, en el procesamiento del conflicto y no en el ejercicio de la violencia” (2000: 37)

Además, como mencionamos anteriormente, de la conjunción entre patrimonio y la cuestión de la vivienda social, se produjo la recuperación “de conventillos de la manzana de San Francisco a una cuadra de la Plaza de Mayo” 147 , realizado con el apoyo de la Junta de Andalucía (Gutiérrez, Coloquio publicado en OEI, 2005: 31). Hardoy y Gutman señalan que esta rehabilitación de viviendas finalmente se convierte en un ejemplo de rehabilitación con un mejoramiento real de la calidad de vida de sus habitantes sin erradicación de sus residentes” (1992b: 480). Con el ingreso del tema de la vivienda a la problemática de los centros históricos, se incorpora el llamado ‘pequeño patrimonio’, y se produce un doble cambio: “por un lado, se redefine el concepto de centro histórico, porque su consideración amplía la ‘integralidad’ y le otorga la dimensión social y, por otro, modifica las políticas nacionales de vivienda, que pasan de ser exclusivamente productivistas de vivienda nueva, a desarrollas acciones, primero, de mejoramiento y, luego, de rehabilitación de lo existentes. Además con la vivienda llegan los temas urbanos (suelo, accesibilidad, servicios), económicos (mercado inmobiliario, subsidios, impuestos, producción), sociales (calidad de vida, empleo, sentido comunitario, demográficos), políticos (organización, instituciones, actores), culturales (identidades, barrios, residentes)” (Carrión: 2000: 21). A pesar que éstas fueron intervenciones aisladas, más que la definición de una política general de 146 147

Organizados por el Consejo Vecinal de la zona Se trata de 114 familias residentes, y un plan de obras en dos etapas para construir 92 viviendas

80

vivienda, son ensayos interesantes de la perspectiva de la integración social, física y económica de los sectores de bajos ingresos a los centros históricos 148 . A pesar de estas acciones puntuales y proyectos de integrar lo social como dimensión fundamental del centro histórico, observamos que la preocupación por mantener a los residentes de bajos ingresos en el área central tiende a desaparecer de la agenda actual del patrimonio urbano cultural. En este sentido, lo social, siguiendo a Carrión, tiene éste carácter de anexo a la dimensión cultural, arquitectónica o económica.

1.1.3 Acciones de remodelación urbana en la renovación del circuito BalcarceChile (Programa de Revitalización San Telmo – Montserrat) Cuando a mediados de los años ’90, y con la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires, se avanza con el programa de revitalización (Programa San Telmo-Montserrat), uno de los sectores más beneficiados del barrio de San Telmo es el llamado circuito Balcarce-Chile, convertido hoy en uno de los polos de atracción del barrio como lo es la tradicional Plaza Dorrego. Esta es una de las acciones considerada de mayor importancia por los propios gestores 149 . Con la intervención del gobierno local sobre esa área se buscó desalentar ciertos tipos de usos del espacio urbano a través de reformas arquitectónicas y urbanísticas para generar un espacio público con nuevos tipos de servicios que embellecieran el área, porque –como se argumenta- “la mejora del espacio público genera un fuerte efecto multiplicador […] el circuito (ahora) conecta las áreas de mayor atractivo y consolidación que no tenían buena articulación” 150 . De este modo se trata de dar fin a actividades terciarias y comenzar a darle otro perfil al área 151 : “Se consideró conveniente desalentar el flujo pasante y el estacionamiento favoreciendo la peatonalidad, aprovechando los lugares de mayor ancho y menor circulación para generar paseos que compensen la falta de espacios verdes y/o generen remansos urbanos”, porque “el conjunto tenía una fuerte vocación turística nocturna pero estaba perdiendo vitalidad y, en el horario diurno, existía predominio de las actividades terciarias”. Se nombran, entre otras cosas, que la calzada funcionaba como una gran playa de estacionamiento, y como extensión de talleres mecánicos, además del deterioro general de fachadas, aceras y calzadas, y la mala iluminación. “Todo esto se conjugaba para generar

148

Carrión (2000) señala que el caso de Quito, Recife, Buenos Aires, Montevideo y Bogotá, donde operaron estas acciones aisladas, con el apoyo de la cooperación internacional (Junta de Andalucía, Pact Arim, BID) y recursos municipales, son los modalidades más comunes de intervención en vivienda en los centros histórico de la región. 149 Así lo afirma la Directora General de Casco Histórico del GCBA: “Pero la obra que a nosotros, realmente verifica la hipótesis que teníamos, y es tomada por la institución, es Balcarce-Chile la primera etapa. Eso fue en el año 95”. Entrevista realizada en el año 2006, en el marco de la investigación. 150 Cita de la nota “Renacimiento sobre el empedrado”, en Revista Suma 26, agosto/set 1997, pág. 102. 151 Sin embargo, en nuestras observaciones hemos registrado el uso de la zona como estacionamiento y tráfico vehicular dada la concentración de actividades nocturnas en los bares, tanguerías y locales de espectáculos que se concentraron en el lugar, especialmente éste escenario se observó los sábados a la noche (ver imágenes anexas).

81

un clima poco atractivo, con bajo uso diurno y una sensación de inseguridad”. Las reformas consistieron en poner un nuevo empedrado en las calles, restaurar fachadas, cambiar la forestación de las veredas por árboles que permitieran apreciar las fachadas “de mayor valor patrimonial”, ensanchar las veredas “en desmedro del estacionamiento”, equipar con iluminación el espacio público y los “edificios de valor patrimonial” –que “llevarían una señalización especial que identifica su valor y su grado de protección” (“Renacimiento sobre el empedrado” en revista SUMMA+26 1997: 102-04).

Observando el mapa del circuito intervenido, podemos identificar que las reformas se hicieron en las cuadras donde predominan locales comerciales de gastronomía y espectáculos (tango o pubs), empresas de alta tecnología y entretenimiento (Siemens, Sky-online, TyC Sports ), museos o sitios históricos, etc 152 . En esta fase del proceso de renovación, se observa el desprestigio de ciertos usos del espacio y el fomento a nuevos usos orientados a una renovación comercial y estética que conviertan al área en “más atractiva y segura”. Cuando se implementa este programa, la Revista SUMMA publica un dossier especial sobre el plan de revitalizar la zona sur. Allí, el Arq. Horacio Torres opina que se está dando un proceso al compás de tendencias mundiales que revalorizan ciertas zonas centrales de las grandes metrópolis: “Estas tendencias se refieren básicamente al desarrollo del terciario avanzado, a la aparición de núcleos donde se concentra la oferta de una amplísima variedad de bienes y servicios y a la emergencia de procesos residenciales protagonizados por grupos de alto nivel socioeconómico que “colonizan” zonas centrales anteriormente deterioradas (gentryfication)” 153 . Lo que se observa de modo crítico, es una tensión entre dos aspectos que parecen contradictorios: la protección y puesta en valor del patrimonio histórico (lo que implica restricciones) y, por otra, el aprovechamiento de las ventajas de localización de una zona central cuyo desarrollo, por razones históricas, se mantuvo rezagado con respecto a las zonas simétricas en el norte. Sin embargo, para otros especialistas y al mismo tiempo, vecinos del barrio de San Telmo- las reformas realizadas por el gobierno local contribuían a la construcción de un atractivo en términos no sólo residenciales. Por ejemplo, para el Arq. Giesso, “hay que hacer del barrio un lugar útil, con atractivo, no sólo para la gente del mismo, sino también para el resto de los habitantes de la ciudad y los turistas” 154 . Claude F. della Paolera (arquitecto consultor en ordenamiento territorial y ambiental), señalaba que San Telmo “es un barrio que aspiraba a conservar su historia, han vuelto los jóvenes, jóvenes turistas extranjeros, que vienen a conocer lo que es propio del lugar que visitan, una visión recreada del pasado, del modo de vida de los porteños” 155 . 152

Ver imágenes en anexo En Revista Suma 26, agosto/set 1997, pág. 112. 154 Ibíd., pág. 110. 155 Ibíd., pág. 111. 153

82

Estas intervenciones, entonces, ya eran interpretadas como un mejoramiento del espacio urbano en pos de la creación de un atractivo turístico basado en la “identidad”, “recreación del pasado” 156 . En un estudio sobre el barrio de San Telmo, Rodríguez y Devalle (2000) mencionan que: “En el caso de las instituciones ligadas en forma directa con la actividad económica del turismo, el tratamiento mítico de la historia, refuerza su transformación de cara al desarrollo de esta actividad, de esta manera, el valor simbólico de un “nosotros” barrial aparece tamizado por la lógica del mercado y la ganancia prevista, en función del embellecimiento y el reciclaje. Como una suerte de plusvalor, lo histórico es antes que nada la garantía de una vidriera cultural, y la posibilidad de conjugar en apenas una decena de cuadras “la esencia” de Buenos Aires”.

1.1.4 El Plan de Manejo del Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires La creación de la Dirección General del Casco Histórico (DGCH) en el año 2000, a la cual se le encomienda llevar acabo un plan de manejo para el Casco Histórico, con el objetivo, en primer lugar, de buscar “una mejor calidad de vida para sus habitantes, manteniendo la identidad histórica y sociocultural y protegiendo el patrimonio arquitectónico, urbanístico y cultural” (DGCH, 2004: 40). Pero además se señala claramente que ese mejoramiento de la calidad de vida apunta a afianzar un rol residencial y el desarrollo de actividades económicas, turísticas y culturales. Las diferentes acciones implementadas conllevan a “reposicionar” el Casco Histórico –como lo llama el propio gobierno local Las acciones y programas que se venían llevando a cabo antes del año 2000, confluyen en este nuevo Plan de Manejo, “que es una herramienta, un plan urbano de intervención en un área territorial con una mirada integral, integral porque toma los diferentes aspectos que conforman lo que sería una ciudad, el aspecto económico como el social, por lo cultural, por lo edilicio…” 157 . Se proyectan algunas nuevas intervenciones, pero ante todo se trata de organizar y establecer lineamientos de acción, como así también delimitar el área de acción de influencia de la Dirección de Casco Histórico 158 . Asimismo, esta

156

"... el turista de por si, viene a estos lugares porque si no pasó por San Telmo es como si no hubiera pasado por Buenos Aires. Porque la zona histórica la quieren conocer, entonces hay que preservar (...) acá tiene toda la historia... (...) Yo nada más me dedico, como un hobby particular a San Telmo y hasta el 1910 como máximo y para atrás. No me gusta la parte moderna de San Telmo (...) Y hay cosas que ya te digo, ni se conocen, el porteño ni las conoce. (Quisiera)...que estuviera todo antiguo del 1900, no del futuro. Que inclusive los menúes fueran como eran antiguamente y se presentara la comida como era antes y que todo eso se hiciera acá en Defensa. Que dijera “usted entra en el 1900” y fuera desde acá a Independencia y de Balcarce a San Juan todo decorado y pintado como que uno entra en otra época. Y que se sintiera, como sucede, en Disney World en Orlando, hay sectores donde te muestran el Far West y vos entrás y estás en el Far West, lo mismo." (Asociación de Comerciantes). Citado de Rodríguez y Devalle (2000) 157 Entrevista a Directora de la DGCH 158 El área de influencia de la DGCH avanza más allá de los límites de la APH1, abarcando la totalidad del barrio de San Telmo, Montserrat y la estación de trenes de Constitución.

83

política de patrimonialización es enmarcada en el Plan Estratégico Cultural 159 , que declara el 2003 como el “Año de Casco Histórico”. Existe, en el conjunto de acciones y proyectos tendientes a la revalorización del Casco Histórico (y en especial a lo que concierne al barrio de San Telmo), al menos dos dimensiones importantes para nuestro análisis. Una refiere a las intervenciones concretas en el espacio urbano y otra a las políticas culturales 160 que están en consonancia con un mayor interés en el patrimonio intangible 161 . Junto a otras áreas del gobierno local como las de Planeamiento Urbano, Dirección de Patrimonio y Secretaría de Cultura, y organismos como el Banco de la Ciudad de Buenos Aires, los programas implementados por la Dirección de Casco Histórico van desde recuperaciones de fachadas, mejoramiento del espacio público 162 , regulación del transporte urbano 163 , créditos 164 , hasta acciones que fomentan el patrimonio intangible a través de políticas culturales como los eventos llamados “Espacio Abierto”, la preservación y fomento de oficios 165 . Los programas de “concientización y divulgación del patrimonio” 159

Este Plan será analizado con detenimiento en el próximo capítulo Hacen referencia tanto a la difusión y concientización sobre el valor patrimonial del Casco Histórico, como a diversas actividades como ciclo de charlas, visitas, paseos y espectáculos –que serán detallados más adelante. 161 Recordemos que la DGCH está en la Subsecretaría de Patrimonio Cultural, y en esta órbita se instala fuertemente la idea de avanzar con la patrimonialización más allá de los monumentos y sitios históricos representados en el patrimonio tangible para abordar diferentes expresiones culturales como patrimonio intangible. 162 “La ciudad recupera el casco histórico Restauran calles de San Telmo”, en diario La Nación 18 de noviembre de 2004: “El gobierno porteño invirtió 2.500.000 de pesos en veredas, cestos, rampas y luces. Unas 37 cuadras del barrio porteño de San Telmo fueron restauradas. Hubo arreglos en las veredas, plantación de árboles, a los que se les colocaron protecciones, renovación de papeleros, instalación de bancos de hormigón, colocación de farolas y más de 150 rampas especiales para personas con discapacidad”. 163 En el ciclo de charlas “La problemática actual de los Cascos Históricos” realizado durante el año 2004, en el Salón Dorado de la Casa de la Cultura, organizado por la Dirección General Casco Histórico, Secretaría de Cultura, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se discutió la problemática del transporte urbano sugiriéndose la prohibición del transporte público de pasajeros en colectivos y la ampliación de la peatonalización en el área de San Telmo. “El casco histórico de la ciudad sigue temblando bajo el paso y el peso de los colectivos, a pesar de que el gobierno local hizo algunos ajustes, por cierto insuficientes. El año último, los recorridos de varias líneas de transporte urbano de pasajeros fueron desviados por otras calles de San Telmo. Pero lo curioso del cambio fue que, desde entonces, el paso de los ómnibus se concentra en unas pocas arterias, que se transformaron en una pesadilla para los vecinos”, citado de la nota “A pesar de los cambios Los colectivos son una pesadilla en el casco histórico de la ciudad”, diario La Nación de 04 de mayo de 2004. 164 La Dirección de Casco Histórico abrió una línea de créditos hipotecarios en 1999, otorgados por el Banco Ciudad, para comprar viviendas en el Casco Histórico. Otra línea de créditos se lanzó para empresas de construcción que trabajaran en restauración: “Ayer se lanzó la segunda línea de créditos para pequeñas y medianas empresas de la construcción especializadas en conservación del patrimonio que propongan (…) Las secretarías de Cultura y de Producción, Turismo y Desarrollo Sustentable dispusieron un fondo de 700.000 pesos que distribuirán en préstamos de hasta $ 150.000, con tasas de interés anual del 1 al 6 por ciento, sin hipotecas, y a devolver en 60 meses”, La Nación 14 de julio de 2005. Una línea de crédito a consorcios que deseen renovar las fachadas de sus edificios también fue otorgada por la Dirección: “El monto total destinado al proyecto asciende al millón de pesos, que serán distribuidos según el estado de conservación y la ubicación del edificio. El crédito no podrá superar el 80% del valor total del proyecto presentado, y las tasas oscilarán entre el 0% y el 6%. El plan de obras, que será evaluado por arquitectos expertos en patrimonio, apunta a recuperar aquellos consorcios ubicados en áreas prioritarias para el desarrollo turístico”, La Nación 22 de septiembre de 2004. 165 La protección patrimonial contempla como “patrimonio cultural viviente”. En el 2003 “Distinguen a Sara Bianchi, Carlos Onetto, Alberto Selvaggi y Luis Rodríguez Por primera vez, cuatro personas son declaradas patrimonio porteño. Son una titiritera, un arquitecto, un relojero y un calesitero” (Diario La Nación, 10 de noviembre de 2003). En el 2004 el Gobierno de la Ciudad abrió un registro de “viejos oficios” que sumaron casi 600 artesanos “Son orfebres, bordadoras, vitralistas, luthiers, especialistas en 160

84

incluyen la edición de libros y guías sobre patrimonio 166 , ciclos de charlas 167 y visitas guiadas. Políticas urbanas

Políticas culturales

Créditos

- Recuperaciones de fachadas - Mejoramiento del espacio público - Regulación del transporte urbano - Normativas de protección - Reformas urbanas (empedrados en calles Chile, Balcarce, y Defensa. Bulevar Caseros. Reordenamiento calle Perú)

Ciclo de charlas Visitas y paseos guiados Espectáculos. Eventos: “Espacio Abierto”, - Preservación y fomento de oficios (Escuela Taller) - Publicaciones: Libros Y Guías

- Créditos hipotecarios personales del Banco Ciudad - Créditos para pequeñas y medianas empresas del Ministerio de Producción, préstamo a la empresa para consorcios, edificios catalogados o no - Subsidios a edificios catalogados a través de Fondo Metropolitano de Cultura

-

Durante los últimos cinco años las políticas de patrimonio han tenido una mayor difusión, no sólo a través de intervenciones urbanas de tipo arquitectónica y urbanística que apuntan al mejoramiento del espacio público, sino a partir de las campañas de lo que el propio Gobierno suele llamar “concientización” y “difusión”. Las políticas patrimoniales se convierten en políticas culturales, lo que se ve reflejado en primer lugar por el traspaso del programa San TelmoMontserrat a la órbita de la Secretaría de Cultura, y en el modo que se inserta en el Plan Estratégico de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires (2001). Entre ambos tipos de acciones se va anudando el significado del “valor” que “contiene” el patrimonio cultural urbano seleccionado y activado, a las mejoras físicas del espacio público, edificios y casas (lo que se suele denominar “puesta en valor”). 1.1.5 Polo Cultural Sur Entre los proyectos para renovar el área sur, especialmente San Telmo, el gobierno local busca desarrollar un polo cultural en el área conformada por el Museo de Arte Moderno (MAMBA) y el Museo de Cine 168 , ambos edificios muñecas o en relojes antiguos. Con la devaluación y el boom del turismo recuperaron su fuente de trabajo. Y luchan por transmitir sus saberes” (diario Clarín, 09 de mayo de 2004). Se abrió la Escuela Taller de Artes y Oficios para producir mano de obra especializada en la restauración de edificios patrimoniales. 166

La Comisión para el Patrimonio Histórico Cultural realizó y coordinó jornadas, seminarios, talleres y cursos. Esto se ve plasmado a través de la publicación de la colección “Temas de Patrimonio”, que incluye los siguientes títulos: “Turismo Cultural” en el año 2005, “Artesanía Urbana como Patrimonio Cultural”, 2000, Patrimonio e Identidad Cultural”, 2000; “Nuevas Perspectivas del Patrimonio Histórico Cultural”, 2000, etc.

167 Se realizó un conjunto de charlas y jornadas; II Foro Memoria e Identidad, octubre de 2006 Jornadas de Turismo Cultural septiembre de 2004, etc. En citado Ciclo de Charlas sobre el Casco Histórico en el 2004. 168 “DESARROLLO URBANO: ESPERAN EXTENDER EL MOVIMIENTO TURISTICO DE LA CALLE DEFENSA A OTRAS ZONAS DE SAN TELMO. Reforman dos museos para impulsar un complejo cultural. Son el de Arte Moderno y el del Cine. Los unificarán en un edificio, al que le modificarán las fachadas y

85

lindantes con la autopista que atraviesa el barrio y sobre el eje de la calle Defensa en intersección con Av. San Juan, apenas a 100 mts del edificio del ex Padelai, desalojado en el año 2003. De hecho, el desalojo no es ajeno al proyecto cultural como veremos a continuación. Desde el año 1999, el Gobierno de la Ciudad propuso el desalojo del ex Padelai para crear allí un centro cultural (arte y diseño 169 ), que en un principio iba a ser financiado por el empresario Constantini (fundador del mueso más moderno con el que hoy cuenta Buenos Aires: MALBA). Las noticias anunciaban que: “El edificio del ex Patronato de la Infancia (Padelai), construido en 1887 en el corazón del barrio de San Telmo, será reciclado en los próximos tres años y se convertirá en un moderno centro de diseño y, también, en una atracción turística” (Diario La nación 22/12/2000).

Las autoridades locales demostraban el interés de unir arte, Casco Histórico y turismo como un solo atractivo. Así lo mencionaba una funcionaria del gobierno local encargados de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural: "Esto es parte del plan Casco Histórico San Telmo-Montserrat y se trata de aprovechar y de fomentar un circuito turístico existente y por el que pasan miles de personas, especialmente los fines de semana. "Frente al Patronato -explica- sobre la avenida San Juan, está el Museo de Arte Moderno; a la vuelta, a pocos metros, la Iglesia San Pedro Telmo y, hacia el Sur, Parque Lezama, el Museo Histórico Nacional y Puerto Madero, esto es, varios edificios y atracciones que los turistas y los vecinos van a aprovechar (…)” (Diario La nación 22/12/2000).

Cinco años después (en el 2004), el postergado (debido de problemas financieros: se perdió por problemas de gestión el dinero ofrecido por el BID) proyecto del Polo Cultural Sur volvía con fuerza con la remodelación del Museo del Cine y el MAMBA (éste último a cargo de un arquitecto reconocido quien diseño un llamativo proyecto que cambiaba la tradicional fachada de ladrillo al ser revestida de plantas colgantes): “En San Telmo. Dos museos con la misión de convertirse en un polo cultural. Finalmente el gobierno de la ciudad (GCBA) decidió destinar 20 millones de sus recursos para erigir el Polo Cultural Sur, en la intersección de la avenida San Juan y Defensa. El antiguo proyecto de 12.500 m2, donado en 1998 por el reconocido arquitecto Emilio Ambasz para remodelar y ampliar los museos de Arte Moderno (Mamba) y del Cine "Pablo Ducrós Hicken", comenzará a construirse en diciembre y la obra estará finalizada a fines de 2006.” (Diario La Nación 09/11/2004).

ampliarán las instalaciones. Los trabajos arrancan esta semana y costarán 20 millones de pesos” (Clarín 28/12/2004). 169 El anteproyecto -al que La Nación (diario) tuvo acceso en forma exclusiva-, contempla la creación de un área de exposiciones con atelier y laboratorios de 1300 metros cuadrados; área administrativa de 380 m2; un espacio para biblioteca, hemeroteca y sala de reuniones de 600 m2; bar y restaurante de 400 m2 y cerca de 3000 m2 de parque, patios, áreas de ingreso, circulación y servicios. (Diario La Nación 09/11/2004)

86

“La revalorización del patrimonio artístico del museo va acompañado de una revitalización del edificio apostando a un fuerte impacto estético a través de la renovación arquitectónica (…) además de la propuesta artística, el nuevo edificio dará que hablar: su frente estará envuelto por árboles, enredaderas y flores en la Avenida San Juan y del otro lado, hacia la autopista, se instalará una pantalla que recibirá imágenes de cinco proyectores, tal como lo ideó Emilio Ambasz, un prestigioso arquitecto argentino comprometido con la integración de la arquitectura y la naturaleza” (Diario Página/12, 18/04/2005).

De esta manera se anuda el valor histórico o patrimonial –lo que es singular a un lugar- con las nuevas tendencias arquitectónicas y urbanísticas globales. Apelar a reconocidos arquitectos internacionales para la creación de un museo, la renovación de un puerto o la creación de un rascacielos ha sido moneda corriente en varias ciudades del mundo (El museo Guggenheim de Bilbao realizado por el arq. Foster, las obras del arq. español Calatrava en Sevilla y en Puerto Madero, representan esta tendencia). Lo interesante en este proceso de renovación, es que el proyecto resurge un año después del desalojo del ex Padelai, cuya realidad –como vimos- estuvo lejos de lo que anunciaba la subsecretaria de Patrimonio Cultural de la Ciudad, en el año 1999, quien dijo: "Comenzaremos a trabajar una vez que las 113 familias censadas que viven en el Padelai sean relocalizadas y reubicadas sin problemas, esto es, no se habla de una erradicación compulsiva. Una vez que se logre esto -siguió- comenzaremos con las obras" (Diario La Nación 22/12/2000).

El del Padelai no fue el único desalojo en este proceso de construcción de un polo cultural. Una familia fue desalojada de una antigua vivienda perteneciente al museo 170 . Sin embargo, el debate alrededor del museo parece focalizarse alrededor del diseño del mismo y de la preservación o no de la antigua casa: “CONTROVERSIA POR UN PROYECTO EN SAN TELMO. LA AMPLIACIÓN DE UN MUSEO OBLIGA A TRASLADAR UNA CASA DEL SIGLO XVIII La construcción, que data de 1730, está junto al predio del Museo de Arte Moderno. En un principio se proyectaba derrumbarla. Arquitectos y expertos en conservación se oponen al diseño trazado por Ambasz Afirman que se trata de la vivienda más antigua de la ciudad Mientras el gobierno porteño espera con gran expectativa comenzar el mes próximo, tras seis años de dilaciones, las obras del Polo Cultural Sur, que comprende la ampliación del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba) y del Museo del Cine en San Juan y Defensa, el proyecto donado por el prestigioso arquitecto y diseñador Emilio Ambasz suma una nueva controversia y promete más polémica. Ante la protesta de sectores conservacionistas, que advirtieron que el proyecto preveía el derrumbe de la "casa del Naranjo" -las ruinas de la vivienda más antigua de la ciudad, que data de 1730, según un estudio 170

Ver nota en anexo de imágenes

87

del arqueólogo urbano Daniel Schavelzon-, el secretario de Cultura de la ciudad, Gustavo López, anticipó a LA NACION que para destrabar el conflicto dispuso trasladar las ruinas a un terreno lindero, que será expropiado por el gobierno local. López consideró que no es viable mantener las ruinas de esa construcción colonial en su lugar original -San Juan 338, a metros de Defensa-, ya que el terreno será utilizado para la ampliación del Mamba, una antigua demanda de la institución, que sumará 3800 m2 a su actual superficie de 5000 m2” (Diario La Nación 13/11/2004).

En la perspectiva del gobierno, la renovación urbana a través de la cultura daría por un lado una vinculación de la zona norte y sur de la ciudad a través de un circuito del arte (que tiene mayor peso en la zona norte, especialmente por el MALBA): "Vamos a tener el museo más moderno de la Ciudad", anticipa el secretario de Cultura del GCBA. El nuevo MAMBA “cambiará la cara a San Telmo” y en el Gobierno aspiran a que equilibre la oferta cultural que existe en el Norte de la Ciudad, ya que unirá el área más deteriorada con la de mayor flujo turístico. "Además, servirá para imprimirle al Casco Histórico un alto nivel cultural. La zona se va a revitalizar por completo", pronostica la subsecretaria de Patrimonio” (Diario Clarín 28/12/2004).

Además, esta la acción estatal contribuye a dinamizar el mercado "Ahora este gobierno decidió asumir su financiación porque creemos que la cultura contribuye al desarrollo económico de la Ciudad, y no debe ser postergada", explicó a Clarín Gustavo López, secretario de Cultura de la Ciudad” (Diario Clarín, 09/10/04 “Un lifting de veinte millones para el Museo de Arte Moderno”)

Junto al atractivo que ofrece el barrio de San Telmo por su arquitectura, historia y variedad de manifestaciones culturales como las ferias de antigüedades, tanguerías y teatros, el proyecto del “Polo Cultural Sur” juega un rol importante en la renovación y en la construcción de un atractivo si tenemos en cuenta que el mercado del arte también se vio favorecido por la devaluación y el turismo, y que son los museos de arte uno de los lugares más visitados por los turistas 171 . Frente a esta preocupación, lo social aparece desplazado del objetivo de renovación, y la “cultura” alcanza a ocupar el centro de la escena. Los debates giran en torno a cuestiones de diseño arquitectónico, arte y preservación edilicia, pero no se pone en cuestión que el proyecto debe avanzar para consolidar el barrio como destino turístico.

171

“Este interés por la cultura y el arte argentinos es visible en las salas de los principales museos de la ciudad, rebosantes de norteamericanos, europeos y brasileños que impulsan aumentos de público que oscilan entre el 30 y el 200% respecto de enero pasado. En muchos museos, los extranjeros representan más del 50% del total de visitantes. Un promedio de 1300 personas por día han recorrido durante este mes el Malba, aunque el miércoles se registraron 2100 visitas, de las cuales un 60% eran extranjeros: la colección permanente de arte latinoamericano actúa como un imán irresistible para los turistas y figura, a la par del Bellas Artes y del Museo Evita, como destino turístico impostergable” (“Ávidos de cultura local, los turistas extranjeros llenan los museos porteños”, nota del diario La nación 27/01/2007)

88

2) La cuestión de la identidad y los principales significados construidos alrededor El eje central que atraviesa todos los programas, proyectos y normas implementadas en el proceso de activación patrimonial y la valoración del mismo, es la cuestión de la identidad. “Identidad es la palabra que mejor expresa la intención de mejorar la calidad de vida de nuestra gente con la necesidad de generarle lazos de pertenencia con su patrimonio” (Subsecretaria de Patrimonio Cultural, Plan de Manejo del Casco Histórico, 2004: 06).

La cuestión de la identidad atraviesa y organiza, entonces, el discurso patrimonial. Alrededor de ella orbita una serie de elementos del pasado, que interactúan en la construcción narrativa, como por ejemplo: los objetos arquitectónicos, los sitios históricos, el tango, los cafés, las ferias, el barrio, etc. El área centro-sur, o simplemente la figura del “sur”, permite anclar el relato indentitario a un lugar, que es origen de la ciudad y testigo de los cambios históricos. La cuestión de la identidad no sólo organiza los elementos del pasado para decir de dónde venimos, sino que apunta a responder quiénes somos en el escenario actual y hacia dónde vamos. En esta organización temporal de un destino común, es necesaria la construcción de un nosotros (comunidad) al que el discurso interpela y un anclaje de esa comunidad con el lugar (sentido de pertenencia). Por último, en base a la cuestión de la identidad, el discurso patrimonialista busca que el ciudadano se concientice y valorice el patrimonio, lo cuide y lo respete, y esto se logra a través de la participación en la activación -porque ésta no sólo mejora la calidad de vida de los vecinos sino que además esto trae beneficios económicos.

2.1 El relato identitario como construcción social “Debo aclarar que entiendo que la identidad, del tipo que sea, es también una construcción social y un hecho dinámico, aunque con un razonable nivel de fijación y perduración, y que toda formulación de la identidad es únicamente una versión de esa identidad, un contenido otorgado a una determinada etiqueta (…) El patrimonio, o mejor dicho, las diversas activaciones de determinados referentes patrimoniales, son representaciones simbólicas de estas versiones de la identidad, ya que ésta, como dice Joan Frigolé, no es únicamente algo que se lleva dentro y se siente, sino que también se debe expresar públicamente. Las representaciones patrimoniales pueden afectar a todo tipo de identidades (y así ocurre) pero, por su misma naturaleza, se suelen referir principalmente a las identidades políticas básicas, es decir, locales, regionales y nacionales” (Prats 2005: 31).

Siguiendo a Paul Ricoeur (1996), entendemos que la identidad se construye sobre un relato (identidad narrativa) en donde el “personaje” –dice el autor- se construye a sí mismo al tiempo que construye una trama, una historia. De este modo, es la identidad de la historia la que construye la identidad del personaje. En este sentido, podemos analizar el papel que juega, en la activación 89

patrimonial, el discurso histórico -que al tiempo que organiza una historia sobre el lugar (sea el barrio, el casco histórico o la ciudad) también construye un sentido sobre quiénes somos: “Quizás, lo que provoca el barrio es la posibilidad de reconocerse en intimidades compartidas. Por ello pareciera que cuando mencionamos San Telmo y Montserrat, lo que se comparte intuitivamente, es la historia de Buenos Aires. Como si allí estuviera localizado un pasado común que nos hace sentir cómplices…” (Claudia Shmidt, San Telmo y Montserrat. Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, Secretaría de Cultura, GCBA, 2004: 9)

La identidad es construida por el sujeto al momento de narrar, es decir que no viene dada de antemano sino que se construye –en nuestro caso- en la activación patrimonial. Si, como señala Ricoeur, es el personaje quien realiza la acción en el relato, y al narrar, éste es puesto en la trama, la activación patrimonial no rescata una identidad que está dada sino que la construye en el momento de nombrarla, de narrar la historia de la ciudad, de seleccionar las áreas urbanas y los objetos, las prácticas socioculturales, que son considerados patrimonio cultural. En las definiciones sobre el patrimonio cultural urbano de Buenos Aires se reconoce que cada sociedad construye el patrimonio en un contexto sociohistórico: “Si nosotros tomamos al patrimonio como el legado que recibimos de generaciones anteriores, que debemos tutelar, conservar y acrecentar, para legarlo a las generaciones futuras, diría que esto es, el código identitario, por lo tanto cada generación realizará una valoración. (Arq. Fajre, Coloquio publicado en OEI 2005: 215) “La asignación de valor responde a las necesidades de la sociedad y a los cambios de paradigmas culturales. Resulta (el valor) de reconocer una calidad en el objeto, ya sea originaria (intrínseca del objeto unida a su origen) o adquirida (obtenida por su uso o resultante de un elemento extrínseco)” (Criterios de Manejo e Intervención en Edificios con Valor Patrimonial, DGCH, 2006: 14-15).

Sin embargo, podemos encontrar también algunas definiciones esencialistas sobre la identidad: “Allí, San Telmo y Montserrat son barrios que concentran la atención de miles de visitantes, fascinando, seduciendo con mezcla de tozuda hispanidad, de bohemia afrancesada, de aldea colonial, pero ante todo, con aquella esencia que no encuentra referencias regionales porque hace, precisamente, a lo inmanente de su identidad absoluta” (Secretario de Cultura, Introducción al libro San Telmo y Montserrat. Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, Secretaría de Cultura, GCBA, 2004: 6) “Queremos difundir la historia de la Buenos Aires que conocieron nuestros padres y abuelos, y así mantener viva la esencia de nuestra propia identidad porteña” (Jefe de Gobierno, Prólogo del libro San Telmo

90

y Montserrat. Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, Secretaría de Cultura, GCBA: 2004)

Hay otro punto interesante en la teoría de Paul Ricouer que tiene implicancias en la activación patrimonial. La teoría narrativa media entre una teoría de la acción (poder) y teoría ética (deber). El personaje describe, narra, pero también prescribe. El tiempo narrado no sólo es retroactivo, sino también prospectivo, y no escapa de los juicios morales, valoraciones, apreciaciones o de ideas de justicia, etc. Es esta la dimensión ideológica de la patrimonialización. El tiempo narrado, es un tiempo compartido, es la vida colectiva de todos, es el intercambio de experiencias, la configuración de un proyecto global que va más allá de un plan de vida particular. “Los bienes del patrimonio cultural deben asumir una función activa en la vida de la colectividad, promovida no sólo por las decisiones individuales de sus miembros sino como proyecto político compartido por ellos. Según indica la Carta de Brasilia, “El objetivo de la preservación de la memoria y de sus referentes culturales debe plantearse en función de servir al enriquecimiento espiritual del hombre…”, elevando su nivel de vida y exaltando su sentido de nacionalidad, su pertenencia a una sociedad con unidad de territorio, origen, historia, lengua y cultura, inclinándolo a la comunidad de vida y creando un destino común” (Criterios de Manejo e Intervención en Edificios con Valor Patrimonial, DGCH, 2006: 13) .

El discurso patrimonialista pone de manifiesto cuál es el objetivo del rescate y revalorización del patrimonio, donde uno de los ejes centrales es dotar de sentido o dirección a una comunidad trazando una relación de presente, pasado y futuro. Apelando a una valoración moral, al afirmar que no se puede construir un futuro sin saber de dónde venimos, es decir, quiénes somos. “Vivimos hoy en una sociedad cuyas condiciones de vida se transforman permanentemente. Ante esta situación es importante conservar los testimonios que hemos heredado de las generaciones anteriores, evidencias visibles de la continuidad entre pasado, presente y futuro” (Criterios de Manejo e Intervención en Edificios con Valor Patrimonial, DGCH, 2006: 13).

Finalmente, la apelación a un “nosotros” lleva implícita la valoración del patrimonio a través de la participación, del uso, el compromiso y la toma de conciencia. Se debe cuidar y conservar aquellos testimonios que se expresan en formas materiales e inmateriales y que están bajo amenaza, de la cual debemos tomar conciencia. En este sentido se han dirigido las políticas de difusión (“porque al difundirlo, le estamos dando la oportunidad de asumir ese compromiso de tutela y salvarguarda” 172 ), concientización y sensibilización del patrimonio cultural urbano de Buenos Aires, a través de los ciclos de charlas, publicaciones y actividades culturales 173 .

172 173

Citado de la presentación de la Guía de Patrimonio Nos referimos a las que fueron descriptas en el apartado anterior

91

En el caso del Inventario del Patrimonio Urbano realizado 1990, por ejemplo, se puede observar en la introducción del catálogo, la problemática que afecta al barrio de San Telmo, nombrando las amenazas al patrimonio urbano: “El patrimonio construido de la ciudad de Buenos Aires ha sido objeto de una agresión permanente”, entre los factores agresores se nombra a intereses públicos y privados que “ocuparon parte de nuestra ciudad dilapidando la memoria de la historia”, otros produjeron crecimientos “indiscriminados y caóticos” en aras del “progreso” (Aslan et al., 1992: 8).

Pero lo acción fundamental que amenaza el patrimonio, es la conciencia, lo cual se transforma en una amenaza a la memoria (“memoria de la historia” o “atentado cultural” –como se dice en otra texto). Ahora bien, ¿cómo se logra concientizar sobre el valor patrimonio?

falta de colectiva parte del de este

Uno de los recursos que aparecen frecuentemente como valoración estética y afectiva sobre el patrimonio son las continuas citas literarias (como las de Borges o Rilke, en el caso del Catálogo). Siguiendo el texto, el lector puede observar que se pasa de un registro discursivo técnico (dado que el catálogo es un instrumento de planificación en el marco de una normativa de protección) a uno poético que tiende a anclar la idea de origen a un lugar: el área sur (“el mítico sur”), porque como se indica en otro documento base, “se hacen necesarios la información y la sensibilización hacia el patrimonio cultural, para la posible preservación y protección de la memoria histórica y de los testimonios como medios para la reafirmación de la identidad” (DGCH, 2006: 23). En resumen, la apelación a la participación de la comunidad es involucrarla en el proceso de valorización, partiendo de la idea que la “indiferencia” es una amenaza para el patrimonio: “Sabemos que el obstáculo mayor para lograr una conciencia ciudadana para la protección de nuestro patrimonio es la indiferencia (…) Y nada mejor que proponer a todos los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires, nada menos que en el marco del Año del Casco Histórico, que inicien esta experiencia de mirar, valorar, deslumbrarse y enorgullecerse de lo que tenemos, con el mínimo esfuerzo que implica pasar las páginas del este libro” (Subsecretaria de Patrimonio Cultural, en libro San Telmo & Montserrat, 2004: 07)

Los programas de concientización, a través de la difusión de materiales y actividades culturales, buscan articular la acción del Estado y la sociedad. Como vimos, la información no basta para lograr el compromiso del ciudadano, por lo que es necesario que él mismo se reconozca en ese patrimonio, que sea interpelado en sus sentimientos por el discurso patrimonialista, para lograr la interacción entre el patrimonio tangible e intangible a través de la participación. “Cuando una sociedad se reconoce y es consciente de su patrimonio, es porque ha sabido valorar. Valorando se “construye” el patrimonio (...) Los verdaderos protagonistas de la valoración, y por ende de su conservación deben ser los usuarios, los vecinos, la gente. De nada

92

sirve conservar “paredes”, si no están detrás quienes le den un sentido” (Criterios de Manejo e Intervención en Edificios con Valor Patrimonial, DGCH, 2006: 17) 174 . “El tema de la concientización es un tema tan importante como uno de los brazos de cualquier política de protección del patrimonio. Una de las cosas que tenemos que hacer es que la gente lo conozca, porque es la manera de crear un vínculo afectivo entre ese bien y la población para que luego lo proteja” (Arq. Fajre, Coloquio publicado en OEI, 2005: 220)

Consideramos que aquí se pone en evidencia que lo social no sólo es un anexo o un adosamiento como señala Carrión, sino que forma parte en el proceso de valorización, porque éste precisa de un rol activo de los ciudadanos. Con la participación de los sujetos se obtiene, lo que llaman, un centro histórico “vivo”, por ejemplo, mantienen el barrio en actividad en una mayor franja horario en vez de que éste se vacíe en determinado horario, los vecinos recomiendan al barrio como destino turístico, se transforman ellos mismo en un atractivo -como vimos en el capítulo anterior, y uno de los atractivos de Buenos Aires es “la gente”. Sin embargo, creemos que en la apelación a un “nosotros”, destinatario del discurso patrimonial, hay una problemática ausente. ¿A quién se nombra? ¿Quiénes son los sujetos de la patrimonialización? Como diría Carrión (2000), se pierde la condición histórica, los sujetos patrimoniales que definen el proceso y la conflictividad que encierra. Encubre y evade los conflictos subyacentes en la trama social (como los desalojos), como así también las diferentes apropiaciones y construcciones que otros actores locales hacen sobre la identidad colectiva, el valor patrimonial y sus usos, o incluso el mismo concepto de patrimonio. La “heterogeneidad” (económica, social y cultural) 175 , considerada un valor intangible del patrimonio, confunde la diferencia entre diversidad cultural y desigualdad social (y los conflictos que supone) en los modos de apropiación y producción diferencial de los bienes simbólicos por parte de las clases populares (García Canclini 1984). Omite las posiciones subalternas de las clases populares, por ejemplo. A pesar de los esfuerzos de aumentar el acervo del patrimonio intangible que ha llevado a cabo la Dirección de Patrimonio con la organización de congresos y difusión de libros sobre las culturas populares como los carnavales, las murgas, el culto por los ídolos como Maradona, Evita o Rodrigo, hay evidencias que el patrimonio es un campo de lucha social, política y cultural 176 . 174

Las negritas son nuestras La heterogeneidad (social, económica y cultural) es la característica central de los centros históricos. Un centro destinado al turismo o de hábitat de la pobreza terminará periferizándose. La noción de palimpsesto es la que mejor se ajusta a su realidad. (Carrión 2000: 33) 176 Estas problemáticas están presentes en los trabajos de Rodríguez y Devalle (2000) sobre las organizaciones de la sociedad civil y el gobierno local en los procesos de renovación del barrio de San Telmo. Acerca de los consensos y disputas del espacio material y simbólico del barrio: Cosacov y Menazzi (2007) y Gelfman, Stamponi y Zunino (2005). Sobre las negaciones urbanas en el caso de las organizaciones piqueteras en el barrio de San Telmo (Perelman 2006). Mónica Lacarrieu (1997, 2004) ha trabajado sobre la construcción de los relatos históricos e identitarios sobre San Telmo, detectando grupos en disputa y tensiones ente memoria y patrimonio. Sobre las diversas interpretaciones y evocaciones sobre la Plaza Dorrego, ver (Carman 1997). También hemos analizados la competencia por el uso del espacio en la Feria de Plaza Dorrego, entre anticuarios y artesanos, en Zunino Singh (2005). 175

93

En este sentido, un estudio sobre los relatos e identidades de las clases populares del barrio de San Telmo podría brindarnos una mayor comprensión acerca de cuán representativo es el discurso oficial sobre el patrimonio, y por ende el relato identitario, para estos grupos sociales. En principio, analizando sólo el discurso oficial, lo que se puede encontrar es que prima un pasado que contempla una sumatoria de sectores populares como los inmigrantes europeos o la cultura afroamericana (por el candombe) como un pintoresquismo que ofrece diversidad y posibilitó el mestizaje; sin embargo, los relatos sobre la migración masiva de los años ‘30 177 o el retorno a la ciudad de sectores de bajos ingresos bajo la modalidad de ocupación en los años ‘70, aparecen como un “dato” de la pobreza, la tugurización o el deterioro que sufren los edificios por la falta de recursos de estos grupos para el mantenimiento de los mismos. Por ello, es difícil saber a qué refiere precisamente el discurso patrimonial con la heterogeneidad, la diversidad, la gente, el vecino. Observemos el apartado denominado “La gente”, del Plan de Manejo del Casco Histórico, que describe la heterogeneidad social del barrio: “Los residentes de nivel medio-alto se localizan en las proximidades de la intersección de las calles Balcarce y Chile, sobre la avenida Caseros y en el entorno de la Plaza Congreso, la Plaza Dorrego y el Parque Lezama, sectores que presentan mayor valoración patrimonial”, porque el barrio de San Telmo “atrajo a artistas y profesionales que aprovecharon la potencialidad del área y los menores valores de la propiedad durante el período en que el barrio no era valorado como en la actualidad” (DGCH, 2004:35).

En los hoteles-pensiones y edificios ocupados habitan sujetos que aparecen nombrados cuando se habla del deterioro edilicio: “Los edificios más deteriorados, que en general están habitados por población de bajos ingresos, llegan a esa situación por falta de mantenimiento adecuado, lo que genera condiciones de habitabilidad deficientes para sus ocupantes, pudiendo incluso derivar en la pérdida del patrimonio histórico de los edificios,” 178 . ¿No es acaso esta heterogeneidad contradictoria y conflictiva, como lo hemos observado en los procesos de gentrificación? Sin embargo, la heterogeneidad valorada, creemos, contiene algunas omisiones que la hace rica en diferencias y armónica en relación a la desigualdad.

177

Romero señala que es la época donde la ciudad comienza un nuevo flujo migratorio del campo a la ciudad produciendo la masificación de la misma. “No exageraría quien dijera que la primera sensación fue una extraña mezcla de asco y de desprecio. El que tenía el hábito de ceder el paso quedó azorado frente al que atropellaba para conquistar un lugar, y el que se bañaba todos los días tuvo un gesto de repugnancia frente al que ostentaba indiferente su desaseo. La sociedad normalizada tardó algún tiempo en acostumbrarse a la idea de que se había incorporado a la estructura en que antes se movía ella sola, un grupo diferente que, por el momento, parecía irreductiblemente distinto en cuanto a sus actitudes básicas y en cuanto a las normas a que se atenía” (Romero, 2001: 365) 178 “Los edificios y sus huellas”, Plan de Manejo del Casco Histórico, p 27.

94

2.2 Objeto-testigo. El predominio de la mirada arquitectónica En el análisis de los diferentes planes, proyectos y programas de patrimonialización, encontramos que no cualquier aspecto del barrio de San Telmo es seleccionado y activado para la construcción de un discurso patrimonial. La selección y la primera valoración se realiza bajo la mirada arquitectónica que considera que los espacios físicos o construidos contienen o expresan un “alto valor patrimonial” intrínseco. Por ejemplo, en el Catálogo los diferentes objetos arquitectónicos o “elementos urbanísticos” como casas, plazas, iglesias o edificios que han perdurado a través del tiempo son considerados “testimonios” de “nuestra identidad”, son “señas” o símbolos del “carácter” y personalidad” de una ciudad. El sentido de “testimonio”, de valor patrimonial para la memoria y la identidad colectiva, comienza a ser organizado por el saber arquitectónico con el objetivo de que el inventario no sea para especialistas sino que sirva de divulgación para los ciudadanos en general, “ya que el reconocimiento de los hechos urbanos que forman parte de su vida cotidiana permite reafirmar valores culturales” (Aslan et al, 1992:). El valor patrimonial como testimonio radica en primer lugar en su antigüedad, porque la mirada historicista ha fijado lo histórico a la idea de antigüedad 179 con lo cual cuanto más antiguo es el bien patrimonial mayor es su valor (Hardoy y Gutman 1992b), pero también conviven criterios técnicos (“morfológicos”, “tipológicos”) como el de estilos arquitectónicos del pasado o porque fueron realizados por ciertos arquitectos relevantes o por ser representativos de ciertas técnicas de construcción, ciertos tipos de materiales e inclusive de ciertos modos de habitar. En cualquiera de los casos, es el objeto el que actúa como testimonio, símbolo o seña; expresión de una cuidad y una sociedad: “como soportes de la memoria y de los valores simbólicos, constituyendo la identidad cultural de las sociedades” 180 . A pesar de los avances en ampliar las dimensiones del patrimonio, la arquitectura sigue jugando un papel fundamental. Como señala el Arq. Ramón Gutiérrez, la arquitectura “constituye un documento histórico pero es un documento histórico absolutamente excepcional, no es la carta o el papel escrito que siempre dirá, más allá de las interpretaciones que queramos darle, estrictamente lo que allí está escrito. La arquitectura nos habla, no sólo de como fue concebida en el origen sino como fue modificada a través del tiempo por la sociedad, como cambiaron los usos, las funciones, como cambiaron los valores simbólicos y de relación. De tal forma, que si nosotros sabemos capaces de una lectura inteligente podemos entender en la arquitectura los cambios de los modos de vida, las transformaciones de la sociedad, las formas de relación entre las culturas y las comunidades. Por ello la arquitectura constituye en forma acumulada y sedimentada un testimonio fundamental de esa identidad, un testimonio que, en definitiva, nos está expresando a través del tiempo esa posibilidad de una lectura clarificada” (Coloquio publicado en OEI, 2005: 23). 179

Hardoy también refiere al valor que adquiere lo antiguo por sí mismo. Aparentemente lo “viejo” se vuelve valioso más allá del varo “real” social, estético, afectivo, económico, etc., que tuviese. 180 Sigfried Giedion, citado en “Criterios de Manejo e Intervención en Edificios con Valor Patrimonial”, op cit, p. 12

95

En el Documento Base de los Criterios de Manejo e Intervención en Edificios con Valor Patrimonial, el patrimonio edificado “son todas aquellas obras que índole arquitectónica relacionadas con la historia y la cultura de la ciudad”. Por ello, más allá del valor arquitectónico (que refiere al estilo, morfología, tipología, etc., del objeto), lo sitios, los lugares y las edificaciones son “testigos o escenarios” de un acontecimiento histórico; lo que se denomina valor HistóricoCultural (DGCH, 2006: 16). También se puede encontrar en los principales libros y guías de difusión del patrimonio cultural urbano un gran basamento en el acervo patrimonial arquitectónico y urbanístico. Si bien es cierto, que la mirada patrimonial ha avanzado mucho en la activación del patrimonio intangible (especialmente desde la Dirección de Patrimonio del GCBA, con los congresos y publicaciones), predominan en las principales publicaciones el objeto, el sitio o el lugar. “Esta no pretende ser una guía tradicional de Buenos Aires, por eso no comienza por la historia fundacional ni por la geografía, sino que profundiza en aquellos edificios, sitios, conjuntos y paisajes, que la Dirección General de Patrimonio considera de valor patrimonial por ser emblemáticos y singulares para los especialistas y para todos los porteños” (Directora General de Patrimonio en Guía del Patrimonio Cultural de Buenos Aires, 2003: 11) “Es nuestra historia, personal y social, la que está grabada en paredes, empedrados, veredas y estaños. En nuestra identidad la que emerge de fachadas, cúpulas y de esquinas sin ochavas” (Secretario de Cultura, en Guía del Patrimonio Cultural de Buenos Aires, 2003)

Esta fuerte presencia del objeto, como testigo que debe ser reconocido por los ciudadanos como objetos propios porque hacen a su identidad, nos lleva a concordar con Carrión (2000) que lo social sigue siendo un adosamiento. Sin embargo, deberíamos agregar que es fundamental para el proceso de valoración, la participación y compromiso de la comunidad porque la vitalidad del bien patrimonial radica en su uso, en prácticas sociales que le den un significado. Por ello: “Un trabajo conciente y efectivo en el manejo del Casco Histórico implica trascender una noción puramente edilicia de patrimonio. Una adecuada gestión contempla el punto en el que se contactan los usos y costumbres con los bienes patrimoniales y organiza sus actividades, obras y eventos en función de una búsqueda común: mejorar la calidad de vida de la gente” (Directora de Casco Histórico, en Plan de Manejo, DGCH, 2004: 7)

Al objeto se añade, y se potencia por lo tanto, con el patrimonio intangible: los usos y costumbres, las historias y las manifestaciones artísticas, etc. Lo que lo otorga “vitalidad”, o lo que los gestores denominan “patrimonio vivo”. Aunque, recorriendo los artefactos urbanos patrimonializados 181 es simple ver que en 181

Las notas de los recorridos fueron llevadas a cabo durante el trabajo de campo (2004-2006). Ver imágenes en anexo

96

cada cartel que ha colocado el Gobierno de la Ciudad en la puerta de las casas y edificios catalogados, el texto que describe al objeto es básicamente un discurso de tipo técnico que describen si el edificio tiene “bóvedas de ladrillo” o si pertenece al “estilo neocolonial”, materiales con los que fue construidos, etc., a lo que se suma una breve reseña del suceso histórico que tuvo lugar allí. Las guías de turismo y patrimonio repiten estos datos, mencionando en muchos casos, como parte de su valor patrimonial, a los arquitectos diseñadores de esas obras. La ciudad aparece como objeto cultural donde lo tangible, lo físico, la obra, es lo más valorado en primer lugar. Aunque también las costumbres, la diversidad y los modos de vida local son tenidos en cuenta, siempre vienen a llenar el espacio arquitectónico o urbano, son el contenido de la obra o de un lugar. Pero, en las tendencias a acrecentar el acervo cultural incorporando el patrimonio intangible, sobrevive el peso de los arquitectónico y lo sociocultural queda en tensión con el objeto. Entendemos, como observamos anteriormente, que la presencia de la dimensión social en el patrimonio está dada porque es un factor de valorización, cuando lo social significa participación de los sujetos en la concientización, valoración, inversión, etc., y no cuando éste significa problemas de hábitat popular, derecho a la ciudad o conflictividad.

2.3 El sur-origen La activación patrimonial en Buenos Aires necesita un lugar de origen para poder anclar la identidad colectiva, para ello no sólo selecciona bienes patrimoniales sino que configura y delimita áreas urbanas que contienen esos bienes, o que adquieren significado en su “trama urbana” –como suelen llamar los especialistas. Estas áreas son presentadas como expresiones de nuestra identidad porque están cargadas de valor simbólico -como expresa Prats, “el factor determinante (del patrimonio) es su carácter simbólico, su capacidad para representar simbólicamente una identidad. Esto es lo que explica el cómo y el porqué se movilizan recursos para conservarlo y exponerlo” (2005: 22). Un aspecto a discutir es la manera en que se determina el área denominada Casco Histórico en la Ciudad de Buenos Aires. Hemos observado que desde la creación del Distrito U-24, sus modificaciones posteriores, la APH1 y la actual área de influencia del Casco Histórico, los límites de demarcación del área han variado por diferentes modos de gestión y coyunturas, poniendo en relieve, ante todo, de que la cuestión de la delimitación del área no viene dada de antemano sino que es un acto de política urbana (Carrión 2000). Según el Plan de Manejo definido por la Dirección General de Casco Histórico, el centro histórico abarca varios sectores que podríamos caracterizar como un eje institucional que va desde la Plaza de Mayo a la Plaza de los dos Congresos, es decir, desde la Casa de Gobierno hasta el Congreso de la Nación, conectado por la Av. de Mayo. Este sector abarca apenas dos cuadras de cada lado de dicha avenida. Otro sector, abarca desde la Plaza de Mayo hacia el sur atravesando los barrios de Montserrat y San Telmo, pero sólo ingresan a este sector 4 calles de norte a sur, de dichos barrios.

97

Hoy en día, el área del Casco Histórico se ha extendido abarcando casi la totalidad de los barrios de San Telmo y Montserrat, es decir, superando el APH 1, sin que esto signifique que esta nueva área tenga las mismas propiedades que el APH. Sin embargo, con ello sigue quedando afuera el sector norte de la Plaza Mayo, como si no pudiera pertenecer al “relato” del centro histórico. Si tomáramos como referencia la traza fundacional y la superponemos con el área del Casco Histórico veríamos que, en rigor de la “forma”, el modelo fundacional no está incluido en su totalidad en el área de protección histórica 182 . Entonces, ¿cómo se definen los límites de un centro histórico? La delimitación, como indica Carrión (2000), es un acto de política urbana, que implica la acción de un sujeto patrimonial (una sociedad o un grupo) con voluntad consciente. Lo que resta ver es ¿bajo qué conceptos, atributos urbanos o arquitectónicos o de las relaciones sociales, convierten los convierten en un centro histórico? Una ciudad, por otra parte, señala el autor, puede tener uno o más centros históricos. En rigor, toda la ciudad es histórica. En el caso de Buenos Aires, el APH1 –que será la base del Casco Histórico- se establece sobre el área delimitada por el Distrito U-24. “La premisa fundamental considerada para la determinación de una Zona Histórica para la Ciudad fue la de detectar un sector en el cual el proceso Histórico-Cultural-Arquitectónico, en sus diferentes etapas se encontrara vigente (…)” 183

Evidentemente ha habido un proceso de selección en el criterio de determinar cuál y por qué cierta área es el centro histórico de la ciudad. En este sentido, el saber tecnocrático y el Estado, y no especialmente la sociedad ciudadana, determinaron el área que se considera patrimonio urbano. El centro histórico es el resultado de una política “desde arriba” que los ciudadanos pueden aceptar y “hacer suya”. O en términos de Carrión (2000), el área histórica entra en el juego de los sujetos patrimoniales, y por lo tanto se transforma en una relación social y no en una entelequia. En el caso de San Telmo (y el Casco Histórico) se puede observar que, además de ser un barrio que contiene objetos arquitectónicos y elementos urbanísticos del pasado o sitios históricos, posiblemente su valor reside en que el conjunto de esos elementos permite la construcción de un relato sobre “sí mismo”, es decir sobre la identidad de la ciudad; dado que se expresa a través de ésta área urbana un relato sobre el origen y el pasado de Buenos Aires, movilizando aspectos, que podríamos llamar, “afectivos” con el “sur”. Observemos los siguientes ejemplos que pertenecen a diferentes programas, planes y proyectos, de los últimos 15 años, que afectan al área centro-sur:

182

Ver imágenes en anexo Comisión técnica permanente para la preservación de zonas históricas de la ciudad de Buenos Aires, “Zona U 24”, en Nuestra Arquitectura, Nº518, 1983: p.34 183

98

“Ciudad y nación, describirán sus orígenes, su sentido, su identidad en el casco fundacional, en los primeros arrabales, en San Telmo, La Boca, Barracas (…) Aproximarnos a éstos lugares que existen en la memoria topológica de la ciudad, es ir al encuentro de un espacio consagrado por la mitología porteña: el sur, el arrabal, la orilla…” (Aslan et al, 1992: 10/ 26). En la Guía de Patrimonio Cultural de Buenos Aires 184 , se señala que los lugares patrimoniales son “puntos de referencia porque los elegimos para un encuentro […] Sus orígenes y fundaciones hablan de la paulatina construcción de esta ciudad, de cómo forjó su imagen imponente”. El Secretario de Cultura menciona en el Plan de Manejo del Casco Histórico 185 que “la historia, y también la mitología que construye los relatos de nuestros orígenes, demarcan en la zona sur de Buenos Aires un conjunto de manzanas que contienen en su interior otro tiempo. Es el Casco Histórico de la nuestra ciudad, lugar único de Buenos Aires, pues concentra como ningún otro los hechos de nuestro pasado y los símbolos de nuestra identidad”. “Es que el denominado de la ciudad de Buenos Aires, es generalmente reconocido como el área , el reservorio del contacto con el pasado colonial cuyo acento está dado por una cierta pátina nostálgica que permite poner en evidencia la antigüedad, como condición necesaria para dramatizar el dato básico del paso del tiempo. Sin embargo (…) excede su propia condición porque concentra de modo único, la densidad de cuatro siglos de una dinámica en la historia urbana de tan intensidad, que aún nos encuentra inmersos” (Claudia Shmidt, 2004: 9)

En este proceso de activación patrimonial, y al mismo tiempo construcción social de la identidad, los bienes patrimoniales son difundidos a través de libros y guías, no sólo para tomar “conciencia” de su valor, sino porque el trabajo de difusión tiene un fuerte carácter de “sensibilización” del ciudadano con los objetos que fueron seleccionados y activados por los expertos como parte del pasado común, de la memoria, y por lo tanto la identidad del sujeto ciudadano. Es por ello que en los diferentes prólogos e introducciones a los programas y acciones de revalorización patrimonial se puede identificar un discurso que articula recursos poéticos o metafóricos que construyen una imagen sobre lo antiguo, el sur, y los objetos del pasado; también es frecuente los relatos históricos que cuentan la historia de la ciudad y el papel que jugó el barrio desde sus orígenes; finalmente se expresa el valor que tiene el pasado para el presente y futuro de la ciudad. Por lo tanto, la acción de puesta en valor, no debería entenderse limitadamente a las intervenciones arquitectónicas o urbanísticas, sino comprenderse como un efecto del discurso.

184 185

op. cit. Op cit, p. 5

99

2.4 La cultura amenazada o la construcción de un bien escaso Un aspecto importante en la activación patrimonial, es el carácter escaso o en peligro de extinción del bien (tangible o intangible). Las amenazas pueden ser naturales, sociales, económicas, materiales y culturales. Podemos identificar en la historia de la Modernidad, que el patrimonio –en sus diferentes versiones: el pasado, lo histórico, el origen, la herencia, el lugar, la cultura folk, etc.- se construye sobre binomios. Hoy podemos hallarlo en el binomio local-global, pero antes que la globalización, las acciones llevadas a cabo en nombre del progreso o civilización, también fueron leídas como un factor de amenaza de aquellas expresiones culturales que configuraban nuestra identidad. Peter Burke (1991), por ejemplo, analiza cómo surge el concepto de cultura popular en la Europa periférica a fines del Siglo XVIII, gracias a la acción de los intelectuales del movimiento romántico. La misma aparece como una construcción ideológica que se contraponía a la idea de cultura entendida como civilización o ilustración 186 , idea que irradiaban las nuevas ciudades del capitalismo (inglesas, francesas o de los países bajos) y que amenazaba con destruir las culturas locales. Existía un modo de vida provinciano o rural, con sus formas tradicionales de cantar y narrar sus historias, formas culturales que identificaban al pueblo y que debían ser salvadas de la amenaza 187 . Este movimiento intelectual, recolector de historias y canciones populares, tradujo esas fuentes heredadas y que se conservaban lejos de las ciudades, y las puso en circulación a través de los textos para que los habitantes de las grandes urbes (los ciudadanos) no olvidaran sus “orígenes” y preservaran esta herencia, muchas veces, como identidad nacional 188 . “Incluso antes de la revolución industrial, el crecimiento de las ciudades, el desarrollo de las vías de comunicación y la difusión de la alfabetización estaban socavando la cultura popular tradicional. En otras palabras, el centro estaba invadiendo la periferia” (Burke, 1991: 53). En la propia literatura sobre el patrimonio puede encontrarse el importante papel que jugó el Romanticismo en “la eclosión de una conciencia patrimonial moderna”: “Con el Romanticismo el patrimonio deviene una forma de sensibilidad. El Romanticismo, que es contemporáneo al gran cambio, al reivindicar las emociones del ser humano, reconcilió las mentes con la memoria y acercó los individuos a la historia (…) En muchos países, a partir de 1820, eruditos locales y académicos interesados en formar sociedades conservacionistas –históricas, arqueológicas, anticuarias-. No sólo se empezaba a discutir el valor de lo local (anunciado por precursores como Herder, Goethe o Rousseau, valedores del particularismo), así como el carácter distintivo y original del arte medieval en Europa (…), 186

“Este movimiento fue también una reacción contra la Ilustración tal como la definía Voltaire” (46) Ante la amenaza externa florece la identidad nacional como escudo cultural: “La atracción por la cultura popular a finales del siglo XVIII en España fue una forma de expresar la oposición a Francia” (46) 188 “Lo que es nuevo en Herder, en los hermanos Grima y sus seguidores es, en primer lugar, el énfasis puesto en el pueblo y, en segundo lugar, su creencia en que , formaban parte de un todo que, a su vez, expresaba el espíritu de una determinada nación. En este sentido el objeto de este libro fue descubierto -¿o quizás inventado?por un grupo de intelectuales alemanes a finales del siglo X.VIII”. (43) 187

100

sino también que aparecían a la luz los mismos orígenes remotos de las sociedades europeas en el presente, gracias a la arqueología” (Ballart Hernández y Tresserras, 2001: 43-44).

Es imposible ignorar el hecho que la propia idea de Kultur se forma como contraposición de la Civilización (Zivilisation), donde ésta última, como forma moderna de cultura, engloba un universo de sentido relacionado con el extraordinario aumento de la población a partir de la revolución industrial y la concentración urbana resultante, al tiempo que se diluyen los órdenes tradicionales de la sociedad, “por efecto de la ratio como razón y cálculo racional” (Adorno y Horkheimer, 1969: 93). La ciudad es expresión de la nueva técnica, su forma manifiesta un estado de mayor racionalización y burocratización (Weber, 1996). La Kultur, por el contrario, se manifiesta como producto y forma del ‘alma’. No es casual que Kultur refleje una idea de comunidad (Tönnies) o provincianismo (Heiddegger) o enfrente el campo a la ciudad: “El hombre de la cultura, formado espiritualmente por el campo, se convierte en propiedad e instrumento de su propia criatura, de la ciudad, y a la postre es sacrificado por ella” 189 . La tensión de estos binomios pueden leerse en las interpretaciones sobre el modo en que Buenos Aires se convirtió en una metrópolis, ya que históricamente se plantearon dicotomías del tipo centro-barrio, norte-sur, europeismo-americanismo, modernismo-historicismo. Quizás, no deberíamos pasar por alto en esta secuencia de dicotomías, a aquella que es constitutiva del proyecto modernizador argentino: civilización y barbarie. El hombre de la ciudad y el hombre del campo serán las figuras que modelarán el lenguaje político de Sarmiento. Podemos encontrar en sus descripciones la dicotomía entre el hombre sencillo de campo, rudo, salvaje, “brazo” o “motor” de la independencia, y la figura del sujeto urbano, del gentleman, del frac, del hombre cultivado. Aquí, civilización y cultura se asemejan en tanto educación y refinamiento de las costumbres y acumulación del saber, como así también la moda (dinamismo de la cultura) y el cosmopolitismo (universalización). “El hombre de la ciudad viste traje europeo, vive de la vida civilizada, tal como la conocemos en todas partes; allí están las leyes, las ideas de progreso, los medios de instrucción, alguna organización municipal, el gobierno regular, etc. Saliendo del recinto de la ciudad todo cambia de aspecto: el hombre de campo lleva otro traje, que llamaré americano, por ser común a todos los pueblos; sus hábitos de vida son diversos, sus necesidades peculiares y limitadas; parecen dos sociedades distintas, dos pueblos extraños uno de otro. Aún más: el hombre de la campaña, lejos de aspirar a semejarse al de la ciudad, rechaza con desdén su lujo y sus modalidades corteses; y el vestido del ciudadano, el frac, la silla, la capa; ningún signo europeo puede presentarse impunemente en la campaña. Todo lo que hay de civilizado en la ciudad está bloqueado allí, proscripto afuera; y el que osara mostrarse con levita, por ejemplo, y montado en silla inglesa,

189

Spengler, La decadencia del Occidente, citado por Adorno y Horkheimer (1969: 93).

101

atraería sobre sí las burlas y las agresiones brutales de campesinos” (Sarmiento, 1999: 68).

los

Las imágenes de la ciudad, que Sarmiento narra en el Facundo, permiten encontrar una primera ligazón entre civilización y ciudad, y por supuesto su contraposición, campo-barbarie: “...en el concepto de civilisation: de un lado sirve para acuñar un concepto a contrario, con el que oponerse a otra situación de la sociedad, a la situación de la ” (Elías, 1993: 93). “La clasificación que hace a mi objeto es la que resulta de los medios de vivir del pueblo de las campañas, que es lo que influye en su carácter y espíritu”. “La ciudad es el centro de la civilización argentina, española, europea; allí están los talleres de las artes, las tiendas de comercio, las escuelas y colegios, los juzgados, todo lo que caracteriza, en fin, a los pueblos cultos” (Sarmiento, 1999: 66). En esta oposición, que hace de la ciudad el escenario de la vida moderna y civilizada, uniendo muchas veces, el término civilización con urbanidad, se configura en un horizonte político cultural de reforma social. La oposición vive en las tensiones socioculturales del proceso de constitución de un Estado Nación. Pero la ciudad, convertida en una verdadera metrópolis, despertó el rechazo de poetas, intelectuales y arquitectos que desde sus respectivos campos ilustraron una ideología contraria a la idea del progreso. Entrado el siglo XX la metrópolis naciente fue rechazada por su cosmopolitismo producto de la inmigración masiva y por la cosmética europea de la elite. Desde los movimientos literarios se construyó una mirada negativa a este proceso y la ciudad misma sería “maldecida”. En los primeros poemas de Borges (“Fervor de Buenos Aires”) extrañará la ciudad orillera de casas modestas con pequeños patios interiores –"el declive por el cual se derrama el cielo en una casa"- y minúsculas ventanas "donde Dios mira a las almas" -nostalgia que construirá una ciudad ficcional pero que signará el imaginario porteño, quizás hasta el día de hoy 190 . El llamado a los orígenes también se hizo sentir y la nostalgia por la Gran Aldea (Lucio López) y la época colonial se manifestó en movimientos como el americanismo de Rojas y el neocolonialismo del Arq. Noé 191 . “Ricardo Rojas, en "Cosmópolis" (1908), ataca a Buenos Aires por el olvido de sus tradiciones, su pasado y por el babelismo de sus actividades, y propone una ciudad equilibrada. En el "Diario de Manuel Quiroga", Gálvez critica a la ciudad en tanto lugar de la innovación: 190

“En Borges pueden darse, a veces simultáneamente, la añoranza del pasado que se pierde para siempre, y la inquietud por lo nuevo, por la modernidad, así como, a la vez, una valoración simultánea de todo ello. La ciudad de Buenos Aires, que conservaba todavía muchos rasgos del pasado colonial y republicano, empezaba a transformarse, aunque Borges se empeñaba todavía en verla como era antes en los bordes y en el centro. El pasado se conservaba aun en las calles del suburbio, del borde urbano, y ese espacio es el que Borges describe una y otra vez, empeñándose en ver a Buenos Aires como una ciudad horizontal y baja, con edificios de uno a dos pisos” (Capel 2002) 191 La casa de Rojas, realizada por el Aqr. Guido, tiene la fachada de la casa de la Independencia, en Tucumán, algunos elementos y una vaga organización colonial y detalles internos incaicos y tiahuanaquenses . Martín Noel, por su parte, proyectó para Larreta una casa (hoy Museo) decididamente española. El neocolonial, confundido con modelos hispánicos, se difundió con rapidez y ocupó un lugar importante en las revistas especializadas.

102

Buenos Aires es una ciudad desdeñosa de su carácter colonial de antaño,... es apenas una imitación ridícula de aquellas capitales europeas,... se toma de prestigios ajenos” 192 .

A pesar de estas reminiscencias, modas y estilos tradicionales que buscaron “otra” modernidad, la modernización urbanística guiada por la idea del Progreso no se detuvo en Buenos Aires y por lo contrario, acompañó el crecimiento económico, urbano y poblacional con la llegada de inmigrantes europeos (entre fines del XIX y principios del XX). La ciudad crecía y la modernización se comprendía como: avanzar hacia lo nuevo destruyendo lo viejo 193 . La urbanización de Buenos Aires claramente evidenciaba en su segregación urbana dos zonas diferenciales, el norte rico y el sur pobre. A esto cabría sumarle: norte, rico y nuevo, por un lado, y sur-obrero-pobre-viejo, por otro. En la década de 1970, la tesis de corte histórico-urbana de James Scobie (1986) no sólo marcaba esta separación, sino el desarrollo urbano fuertemente diferenciado entre el centro y los barrios. Ahora bien, lo que se observa hoy en día es que se construye el valor patrimonial sobre bienes heredados que también están bajo amenaza o riesgo. En nuestro caso de estudio, la globalización aparece como una amenaza y se la relaciona como expresión de los cambios acaecidos en la década del ‘90 bajo las reformas neoliberales sobre la economía y el Estado (Roberts 2005, Mattos 2002). Las transformaciones socioterritoriales de los años ‘90, se expresaban en los megaproyectos urbanos (Cuenya 2004), junto a las nuevas vías comunicación como las autopistas, nuevos centros de consumo y entretenimiento (shopping), la suburbanización como los barrios privados y countries (Torres 2001), al tiempo que la brecha social entre los sectores de mayores y bajos ingresos se agrandaba y se expresaba territorialmente en el crecimiento de villas y asentamientos, o en la pobreza urbana intersticial. La ciudad comenzó a ser interpretada como un espacio urbano fragmentado, dual o de diversas temporalidades 194 (Shapira 2001, Ciccolella 1999). En este 192

Clementi, 1988, pág. 47, citado por Iglesias (2003). Esta es la conciencia modernizadora de la que habla Harvey (2004) que se puede encontrar en figuras como la de Haussman durante el Segundo Imperio en París o Robert Moses en Nueva York después de la Segunda Guerra Mundial. En esas posiciones se aprovecha siempre para atacar al urbanismo modernistas como el de Le Corbusier. El Arq. Peña (Director del Museo de la Ciudad y creador de la feria de Antigüedades de la Plaza Dorrego) sostiene que “para ellos (los modernizadores), demoler lo viejo y construir lo nuevo en su lugar ha sido un acto de suprema importancia” (1977: 26) 194 Ciccolella (1999) analiza las consecuencias de una megaciudad periférica como Buenos Aires atravesada por la economía global, y observa que el impacto de la globalización e inversiones extranjeras, y la creación de nuevos artefactos urbanos (como las autopistas, countries y centros comerciales) en Buenos Aires a nivel territorial produce diferentes temporalidades o velocidades: “Una doble trialéctica parece imponerse en la reorganización del espacio metropolitano de Buenos Aires en el fin de siglo. Por un lado, virtudes europeas, vicios norteamericanos y contrastes latinoamericanos. Arquitectura, urbanismo, trama urbana y calidad del espacio público acorde con su origen europeo; procesos de ruptura del tejido en algunas áreas centrales y suburbanización satelital posmetropolitana y el desorden y mixtura de situaciones urbanísticas propias de las grandes ciudades latinoamericanas, pero también de ciertos suburbios y barrios degradados norteamericanos. Por otro lado, una ciudad a tres velocidades: una primera ciudad just in time, on line, en tiempo real, conformada por el 10 o 15% de su población que se desplaza velozmente por autopistas informáticas y de concreto; otra formada por la mayor parte de la población, quizá un 60 % que se mueve aún según tiempos fordistas por avenidas y calles de tránsito 193

103

marco de fuertes transformaciones se establece como lectura posible, por parte de los gestores del patrimonio, la interpretación de la globalización como amenaza de lo local: “La década del ’90 marca los desafíos de una transformación profunda, caracterizada por la apropiación y el uso de la ciudad en forma diferencial según las distintas clases sociales. Con un discurso globalizante y prácticas segregacionistas, la ciudad se fue partiendo, fragmentando y segmentando en sus aspectos físicos y sociales. El mercado determinó la asignación de los bienes y servicios, de manera de ver casi desaparecer los rasgos que la caracterizaron hasta mediados de los ’60, la inclusión social y el valor simbólico del uso de su espacio público que enorgullecía a sus habitantes” 195 .

En ese proceso tiene lógica la recuperación del centro, el reposicionamiento del Casco Histórico –como lo denominan sus gestores- frente a otras áreas de la metrópolis, a través de estímulos que buscan captar a los sectores de altos ingresos para que residan en el centro de la ciudad o fomentar el turismo. "El casco histórico es un punto estratégico para el desarrollo de la ciudad". "Por eso, mantener la vitalidad en el área es fundamental porque, además de comercios, hace falta que la gente elija ese lugar para vivir" 196 .

Pero lo que cabe destacar aquí, es que en el marco de estas políticas urbanas, la cuestión de la revalorización patrimonial ante la globalización se presenta en primer término como una cuestión cultural antes que económica, política y social. La nueva dinámica global de la economía es interpretada como un proceso de transformación cultural, refiere a una pérdida de valores y significados locales, tradicionales, que hacen a nuestra identidad y que son erosionados por nuevas costumbres, estilos de vida, prácticas de consumo y una arquitectura homogeneizadora, que en conjunto ponen en peligro “quienes somos”. Esta es la argumentación fundamental de la política patrimonial: lo que entra en crisis con la degradación del patrimonio cultural urbano es la identidad colectiva. Las transformaciones urbanas en el marco de la globalización representan la pérdida de identidad, en cambio la recuperación del patrimonio urbano permite guiar el proceso, porque organiza un modo de interpretar la relación pasado-presente-futuro. La recuperación del patrimonio permite decir y saber de dónde venimos, quiénes somos y adónde vamos. “El patrimonio representa una herencia común distintiva que explica u origen, razona su presente y ofrece un proyecto de futuro generador de bienes y recursos” (Ballart Hernández y Tresserras, 2001: 167).

Sin embargo, aunque el discurso patrimonialista tiene ecos de las dicotomías que presentamos brevemente, subyacía antes una tensión política e ideológica lento; y por último la ciudad inmóvil de los que ni siquiera pueden desplazarse, entre un 25 y un 30% de la población”. 195 Citado del Plan de Manejo del Casco Histórico 196 Entrevista a funcionaria del Dirección de Casco Histórico del GCBA, citado del diario La Nación, 24 de noviembre de 2003.

104

que hacía de lo cultural un campo de lucha que oponía dos formas de vida. Posiblemente, como señala Harvey, se defendía “la conservación del pasado como impulso de conservación de nuestro ser. El impulso nostálgico es un medio importante de adecuación a la crisis, es un emoliente social, y refuerza la identidad nacional cuando la confianza se debilita o se ve amenazada” (Harvey, 2004: 107). Pero la pregunta que surge en el contexto de esta tensión entre lo local y lo global, es en qué medida la cuestión de la preservación de la identidad colectiva es un fin en sí mismo (cuestión cultural) o un medio para otro fin: es decir, ser un recurso económico. En este segundo caso, los bienes antiguos y amenazados pueden cobrar valor por su escasez, pueden expresar autenticidad por su antigüedad (ser testimonios del pasado) 197 .

3. La (re)valorización del Casco Histórico de Buenos Aires como recurso económico “Hemos evolucionado desde la concepción de la valoración a partir de lo estético, pasando a lo histórico, llegando a lo documental y simbólico (…) Pero existe un aspecto o una faceta poco profundizada: el valor económico y el potencial de los bienes de valor patrimonial como dinamizador de recursos, es decir, como factor que contribuye al desarrollo económico. (…)” 198

Lo interesante de la operación del discurso patrimonial, es que articula al mismo tiempo la patrimonialización del lugar por su valor histórico-cultural, con el potencial valor económico que tiene esta área central. La activación patrimonial presupone no sólo la conservación sino la reutilización y reinserción del patrimonio a la dinámica de la ciudad. “Desde la gestión pública del patrimonio como recurso económico en el área del Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires (…), se han generado programas que concurren a estos objetivos: la sustentabilidad, la atractividad y la rentabilidad de los bienes” 199 .

El Plan Urbano Ambiental 200 , por ejemplo, contiene en su proyecto la revalorización del área central como “centro cultural de la diversidad”, porque “es el espacio urbano capitalino que concentra más atracción; es el sitio que atesora los hitos de la memoria, de la reminiscencia y del afecto, capaces de apuntalar la identidad; refleja la jerarquía alcanzada por el país y muestra su identidad y potencial económico” 201 . La estrategia discursiva que se hace sobre el valor de los barrios del centro-sur de la ciudad constituye uno de los aspectos centrales para el análisis del discurso y su efecto en la revalorización, ya que a diferencia de las acciones o intervenciones en el espacio urbano -a través del embellecimiento del espacio 197 En el capítulo siguiente, analizaremos la relación local-global en detalle para profundizar este segundo aspecto 198 Prólogo, informe “Desarrollo económico y gestión del patrimonio”, GCBA, 2003, p. 7 199 “Áreas urbanas de valor patrimonial: Potencialidades y dinámica económica”, GCABA (2006:15). 200 El Plan fue diseñado en base al Artículo 29 de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es un documento base o marco al que debería ajustarse la normativa urbanística y la obras públicas 201 En revista SCA Revista de Arquitectura Nº 203, Diciembre de 2001, pág. 61.

105

público u obras de infraestructura-, la política cultural se basa en la “concientización y sensibilización” acerca de nuestro patrimonio cultural urbano. Es decir que, por un lado se ofrece información, se toman medidas proteccionistas o de puesta en valor edilicio, se señala o indican cuáles edificios o áreas son relevantes y por qué, lo que en definitiva es un discurso técnico y político que define una estrategia sobre el lugar desde una perspectiva objetiva, pero al mismo tiempo el discurso está cargado de valoraciones subjetivas. Esta valoración cultural activada por la política del gobierno local, hacen de estas mismas áreas patrimoniales, lugares de valor identitario al que debemos conocer, cuidar y valorar, al mismo tiempo que marcan que éstos espacios son oportunos de ser explotados como nuevo recurso para renovar la actividad económica de la ciudad. Esta línea argumentativa está muy bien resumida en la declaración de la principal funcionaria que lleva a cabo la política patrimonial, donde se articulan los elementos que venimos analizando de manera condensada: “Identidad es la palabra que mejor expresa la intención de mejorar la calidad de vida de nuestra gente con la necesidad de generarle lazos de pertenencia con su patrimonio. Sólo un ciudadano comprometido con su ciudad, consciente del valor de sus edificios, sus usos y costumbres, puede valorar lo que lo rodea, cuidarlo, hacerlo atractivo para otros vecinos y para el turista. A diferencia de otros Cascos Históricos, que se han degradado o sufrido intervenciones que han terminado por desnaturalizarlos, el de la ciudad de Buenos Aires presenta gran vitalidad, fuerte identidad, alto valor simbólico e histórico y un gran potencial turístico y residencial. En San Telmo y Montserrat (…) palpita una rica actividad en sus bares notables, librerías, teatros y centros culturales. Condensan, en gran parte la esencia urbana, con su diversidad y capacidad de encuentro” (Subsecretaria de Patrimonio Cultural, Plan de Manejo del Casco Histórico, DGCH, 2004: 06).

Desde inicio de los años ‘90, el proceso de activación patrimonial se plantea la re-utilización del bien patrimonial, reinsertarlo a la dinámica de la ciudad, promoviendo el cambio de uso de ciertos espacios, buscando la consolidación residencial, etc., dando así por entendido que la puesta en valor “no es exclusivamente entendida como intervención edilicia” 202 Analizando los informes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sobre la dimensión económica del patrimonio cultural urbano 203 , encontramos en primer lugar, la preocupación por medir el impacto de la política patrimonial en la actividad económica y la relación entre la inversión pública y la privada. Al mismo tiempo, se destacan las potencialidades económicas del patrimonio, especialmente a través de la actividad turística. En suma, se van construyendo

202

DGCH, 2006, op cit, p. 21 Nos referimos específicamente al informe de “Desarrollo económico y gestión del patrimonio” del año 2003 (se complementa estos informes con las notas recogidas durante el Ciclo de Charlas año 2004, Dirección General de Casco Histórico) y “Areas urbanas de valor patrimonial: Potencialidades y dinámica económica” del año 2006. Ambas ofrecen un análisis de la actividad económica del Casco Histórico desde 1994 al 2006. 203

106

nuevos lineamientos “que mejoren y aceleren los procesos de rehabilitación y revitalización de bienes y áreas patrimoniales” 204 , porque: “La conservación, preservación, sostenimiento y sustentabilidad de la oferta patrimonial física es el medio apto para propiciar las actividades sociales, culturales, de recreación y turismo. Esto incrementa el capital social manteniendo la identidad y la memoria colectiva a nivel local y urbano, genera empleo y riqueza mediante la optimización de las relaciones internas del tejido social, revitaliza usos degradados o no productivos y mejora la oferta urbana comercial en general para conseguir la ciudad de hoy y del futuro que se desea para los ciudadanos y para los visitantes” 205 .

Para el análisis sobre el impacto económico de la política patrimonial, el gobierno local realiza una medición sobre la inversión privada (observando la variación de los locales comerciales y de servicios, el mercado inmobiliario, construcción, stock vacante y la normativa del sector) 206 , en la que el crecimiento de la actividad comercial y de servicios entre 1994-2003 fue del 35%. Lo que demuestra que el “carácter patrimonial no es incompatible con la actividad comercial ni con el desarrollo de la actividad turística”: “Esto se evidencia particularmente en el área de San Telmo donde se concentra una alta proporción de parcelas catalogadas -lo que supone mayores restricciones a las posibilidades de uso de los bienes- y no obstante la actividad comercial, en este caso ligada a la venta de antigüedades y otros servicios al turismo, se han mantenido y consolidado a lo largo de los años considerados. El crecimiento en el porcentaje de comercios en parcelas catalogadas que pasa de 14% a 35% es el indicador más concreto que apuntala esta conclusión” 207 .

Uno de los resultados difundido por los funcionarios encargados de la gestión patrimonial, es que la inversión privada supera ampliamente a la realizada por el gobierno en las áreas patrimoniales. Esto es entendido como un efecto de la acción del Estado, porque “beneficiado en su entorno (el sector privado), apuesta a una mejor presentación de su oferta comercial o a lograr un mayor valor inmobiliario de su residencia” 208 . "Estas obras tienen como fin favorecer el ambiente para quienes residen en estos barrios, para los turistas que nos visitan y para los emprendimientos gastronómicos y comerciales de la zona", aseguró el jefe de gobierno porteño. Por su parte, la subsecretaria de Patrimonio Cultural, dijo que "está comprobado estadísticamente que por cada peso que invierte el gobierno en la recuperación del espacio público, el sector privado responde invirtiendo entre cinco y ocho pesos” 209 . 204

Informe Areas urbanas de valor patrimonial, op cit, 13 Informe “Desarrollo económico y gestión del patrimonio”, op cit, p 7. 206 Algunos de los resultados de los informes fueron expuestos en el capítulo 1, sobre la renovación comercial de San Telmo. 207 Informe “Desarrollo económico y gestión del patrimonio”, op cit, p. 101. El subrayado es nuestro 208 “Áreas urbanas de valor patrimonial”, op cit, p. 16 209 Se refiere a la restauración de 37 cuadras del barrio de San Telmo. “La ciudad recupera el casco histórico Restauran calles de San Telmo”, en diario La Nación 18 de noviembre de 2004. En el informe del 2006, se aclara que esta relación de 1 a 5, se estimó en base de la reconversión del Circuito de Balcarce y Chile. Aunque no se especifica como se realiza el cálculo, se afirma que según Informe de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural sobre obras de inversión del GCBA en calle Balcarce y Chile. 1995205

107

Lo que se evidencia aquí, más allá del modo en que se realiza el cálculo de las inversiones públicas y privadas, es la manera en que se piensa al patrimonio como un recurso y el papel que está jugando el Estado estimulando y promoviendo al mercado para la inversión y explotación del mismo.

Conclusiones El proceso de selección y activación patrimonial que afecta a San Telmo en el periodo de 1989 a la actualidad, muestra un carácter flexible en relación a la anterior normativa de protección, incorporando nuevas dimensiones como la económica y la social, llevando a cabo programas de revitalización urbana, difusión y concientización del valor patrimonial, y estimulando al mercado a la inversión y al reconocimiento del patrimonio como un recurso económico. Esta última dimensión ha predominado en los últimos años, revalorizando la dimensión cultural y subsumiendo lo social al proceso de mercantilización de la cultura. La tendencia a la explotación del patrimonio como recurso, no sólo pasa por el cruce entre la inversión por parte del Estado (en el mejoramiento del espacio urbano) y la del mercado (fundamentalmente en comercio y servicios turísticos), sino también por el papel que juega la cultura o lo cultural en la actividad turística como atractivo. Es en el marco de esta actividad, que la política patrimonial conjuga la construcción de una identidad con la posibilidad de ser explotada como atractivo, porque del patrimonio cultural urbano “es fundamental potenciar su singularidad y la cualificación de sus características. Este atractivo debe estar basado en la autenticidad y la originalidad del producto que garantizará su rentabilidad. Es indudable que estas características están presentes en las áreas (del Casco Histórico)” 210 . En este punto, la cuestión de la identidad tiene mucho que decirnos acerca de la cultura como recurso económico y sobre la doble dimensión del valor patrimonial: cultural y económico. Es decir, por un lado vimos que la activación patrimonial apuntaba a la revalorización estética, histórica, social, arquitectónica y ambiental del bien patrimonial; pero, por otro lado, lo que surge aquí, es que “la apreciación de contenidos simbólicos e ideológicos se complementan con la dimensión económica, como bienes considerables por ser escasos e interesantes para el consumo. El Área Histórica es altamente estimada en su condición de agotable, irremplazable y singular” 211 . Resumiendo, la cuestión de la identidad debe ser entendida como un eje de la política patrimonial porque permite la afirmación de lo singular, esto a la vez produce diferencia y diversidad, potencia el sentido de autenticidad y de 2001 sobre una inversión de U$S 80.000, se estima que generó un inversión privada del orden de los U$S 5.000.000. 210 “Áreas urbanas de valor patrimonial”, op cit, p. 15 211 Ibíd.

108

originalidad. El discurso patrimonialista sobre la identidad hace de los bienes históricos los portadores de una memoria colectiva, reconstruyendo un relato de origen, afirman (al tiempo que construyen) el carácter auténtico, original, singular, único, irrepetible y, por haber sido bienes deteriorados y amenazados, escaso y agotable del recurso. Si bien, en este proceso se parte de una activación sobre el bien patrimonial tangible, en el momento de pensar en la sustentabilidad y revitalización, por un lado, se recurre a la dimensión social –la participación ciudadana para vincular el patrimonio tangible con prácticas socioculturales-, y por otro, a la dimensión económica, porque “para que la vitalidad de esos bienes patrimoniales logre una sustentabilidad en el tiempo que impida su deterioro, se necesita incorporar la variable económica en la estrategia del manejo” 212 . En el horizonte de esta política está la idea que la conjunción de la conservación, la puesta en valor, la concientización y participación de la comunidad, y en suma de la reutilización de esos bienes en la dinámica económica de la ciudad, supera la dimensión meramente arquitectónica, histórica y cultural del patrimonio, incorporando la dimensión social. Sin embargo, y a pesar de los ensayos de una verdadera mirada integral del patrimonio, donde lo social llevaba a una redefinición del patrimonio (en términos democráticos), hoy aparece incorporado como una dimensión de valorización del patrimonio. Por lo tanto, juega un papel activo cuando la comunidad, los vecinos, la gente, es convocada por el discurso a tomar conciencia, proteger, conocer y valorar el patrimonio, para sí mismos y para los otros (visitantes). Pero al mismo tiempo, es negado su carácter conflictivo y contradictorio. O en el caso puntual del proyecto del Polo Cultural Sur, lo social es desplazado directamente por el interés en lo cultural. Consideramos que esta negación es parte del proceso de cosificación de lo social, donde la comunidad heterogénea que da vida al patrimonio es una comunidad armónica o a-conflictiva. Y este proceso de cosificación es parte de un proceso de mercantilización de la cultura, donde la participación ciudadana es parte del discurso y justificación necesaria para que esa ciudadanía consuma y mercantilice los productos culturales. En síntesis, al no tener en cuenta lo social como dimensión constitutiva y conflictiva, la ’retórica’ de la participación de la comunidad está planteada en la practica del consumo, y en definitiva deviene en una dimensión económica. La activación patrimonial, por tanto, está jugando un papel en la creación de nuevos bienes económicos basados en el valor cultural de los mismos. La contracara, es comprender el valor económico que tiene la cultura, y en especial la cuestión de la identidad, en el mercado –en particular, el mercado del turismo 213 .

212 213

“Áreas urbanas de valor patrimonial”, op cit, p. 13 Sobre el turismo y la autenticidad profundizaremos en el capítulo siguiente.

109

“El Casco Histórico aparece en los tres primeros lugares de preferencia de los turistas cómo áreas atractivas para recorrer y visitar 214 . “Las palabras tango y cultura, que son las referencias más utilizadas para reconocer al país, resuenan en sus calles que ofrecen una amplia variedad de actividades recreativas y culturales que permite alternar caminatas, disfrutar de un paseo de compras en la Feria de Artesanías de Plaza Dorrego, visitando locales de venta de antigüedades en un entorno que conserva lo típico original del barrio y que en algunas zonas continúa su oferta hacia la noche en sus tanguerías, bares notables y en restaurantes con ofertas orientadas a público de variado nivel socio económico. Las áreas estudiadas cuentan con los edificios más significativos de la Ciudad, además de contener espacios de gran valor urbanístico y arquitectónico” 215 .

Comprender el valor que tiene la cultura (como fuente de autenticidad y atractivo) en la economía de las ciudades, puede ilustrarse de mejor manera si lo analizamos en el marco estructural de las transformaciones de la economía mundial. Desarrollaremos para tal fin, en el próximo capítulo, el papel que juega la revalorización del patrimonio cultural urbano en la relación entre la globalización y lo local, en especial, veremos cómo las características del turismo cultural, una actividad globalizada, está potenciando la activación patrimonial.

214 215

Anuario turístico 2002. PEIET. CEDEM. Secretaría de Desarrollo Económico. GCBA. Informe “Desarrollo económico y gestión del patrimonio”, op cit, p 24

110

Capítulo 3 La cultura como recurso económico en la relación local-global

Introducción: ¿Por qué la cultura como recurso? 1. Estrategia cultural y renovación urbana 2. El proceso de revalorización del patrimonio urbano en la intersección de lo local-global 2.1 La globalización como proceso geográfico desigual 2.2 La cuestión de lo local 3. El “patrimonio” de Buenos Aires como identidad/marca 3.1 La estrategia de “volver sobre sí mismo” para competir hacia afuera 3.2 El patrimonio cultural urbano como mercancía 3.3 El turismo cultural como actividad económica global que revaloriza la cultura local (y viceversa)

Introducción: ¿Por qué la cultura como recurso? En primer lugar, la revalorización del patrimonio cultural urbano y su uso como recurso económico –especialmente para el fomento al turismo- debe entenderse como el resultado de cambios producidos en el campo de la planificación urbana, de las tendencias del turismo en el contexto internacional, y en la economía, la política y la cultura en general. George Yúdice (2002) señala que hoy en día existe una fuerte creencia de que la cultura es el mejor factor de desarrollo de una sociedad, porque se gestan nuevas transformaciones basadas en el uso de la cultura urbana local como estrategia de desarrollo económico de las ciudades, y como factor de mejoramiento de las condiciones sociales, la tolerancia multicultural, los derechos culturales y los de ciudadanía. Evans (2001) entiende que las estrategias de producción de imagen son ahora evidentes en pueblos, ciudades y regiones de Estados desarrollados, emergentes o menos desarrollados, ya sean históricas o nuevas ciudades, que buscan sustentarse a futuro en la llamada era posindustrial (o mejor dicho, en la nueva era industrial). Más aún, en el contexto de la globalización, donde el capitalismo tardío ve a los bienes simbólicos como nichos de mercado, y a las artes y la cultura como grandes negocios para los mercados locales y para el comercio internacional y turístico. Por ello, George Yúdice señala que, la cultura lejos de ser un modelo de enaltecimiento o de distinción o jerarquización de clases o un estilo de vida

111

integral 216 , en épocas de la globalización, la cultura es entendida como un recurso. Este es un uso creciente que se utiliza para “el mejoramiento tanto sociopolítico como económico en esta era signada”, entre otras cosas, “por el surgimiento de lo que Jeremy Rifkin (2000) denomina ” (2002: 23). En esta nueva línea de pensamiento, Francesco Bandarin, del World Heritage Center de UNESCO, sostiene que las ciudades deben cuidar y preservar su herencia cultural y arquitectónica a medida que crecen: “Identidad, ubicación, orgullo, valores y futuro, son los productos de la preservación histórica urbana. Una ciudad sin pasado ni belleza no es un lugar, es un sitio que hoy existe y mañana puede desaparecer. Una ciudad enraizada en su pasado es un sitio donde la gente se quiere quedar, invertir y hacer crecer a sus familias para ver el futuro que les espera. Es la cuna del desarrollo social, humano y económico” 217 .

En este contexto, la salvaguarda de lo local bajo las políticas patrimoniales, lejos de ser una protección que paraliza el desarrollo urbano 218 , se ha convertido en una forma de dinamizar áreas de la ciudad, otrora deterioradas o abandonadas por las políticas urbanas. Es así que la construcción del patrimonio urbano como recurso económico, especialmente como recurso turístico, se ha convertido en moneda corriente en la gestión urbana de los gobiernos locales que buscan reposicionar determinadas áreas urbanas dentro de la ciudad y al mismo tiempo, reposicionar a la ciudad en relación a la región y a la red global. Observando, por ejemplo, la literatura dirigida a profesionales y técnicos responsables de la gestión patrimonial, se puede encontrar que el punto de partida para explotar el patrimonio como un recurso económico, es el marco de un mercado global. “En el mundo globalizado de hoy el patrimonio confiere a los que quieren y saben apreciarlo, que cada vez son más, afortunadamente, un elemento distintivo y diferenciador que es muy fácil de transformar en foco de atracción y en lugar de encuentro” (Ballart Hernández y Tresserras, 2001: 8). Hemos visto que en esta línea se ha desarrollado la activación patrimonial en Buenos Aires, en una articulación, al menos “armónica” a primera vista, entre cultura, sociedad y economía. Sin embargo, entendemos que las activaciones patrimoniales y las políticas culturales conforman estrategias de (re)posicionamientos de Buenos Aires en un marco de mayor competencia entre ciudades. Primero, como analizamos anteriormente, se reposicionan ciertas áreas urbanas –en nuestro caso de estudio áreas centrales con valor

216

Conceptos de cultura que fueron desarrollados por teóricos como Raymond Williams o Bourdieu. Declaraciones tomadas del artículo “Ciudades: la nueva frontera”, publicación digital del Banco Mundial en www1.worldbank.org 218 “Si queremos conservar la identidad del patrimonio que es un conjunto interactivo de elementos tangibles e intangibles, no cabe encerrarse en posturas maximalistas”, señala la Presidenta de ICOMOS España, en relación a formas de proteccionismo que no permiten el uso del patrimonio. En la Guía de Patrimonio Cultural de Buenos Aires (2003), el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dice que “La conservación no tiene por qué ser un concepto estático”. 217

112

patrimonial- y luego éstas políticas de patrimonialización se insertan en estrategias de marketing para crear una imagen de ciudad. Uno de los fenómenos que envuelve este proceso es la utilización de la cultura como un recurso, especialmente un recurso económico 219 . Por lo tanto, buscamos primero introducir en este capítulo aquellas políticas estratégicas que buscan posicionar a Buenos Aires en la competencia regional y global, donde el patrimonio cultural urbano está jugando un rol clave. Segundo, analizar el contexto internacional en el que éstas se desarrollan para abordar el proceso desde una perspectiva global. Y, tercero, comprender en este proceso, las características de la cultura como mercancía y la relación entre la dimensión social, cultural y económica. Analizaremos en primer lugar, el Plan de Estrategia de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, donde delinea en gran parte el rol que jugará el patrimonio cultural urbano en la estrategia de marketing. Luego, abordaremos el proyecto presentado ante la UNESCO de declarar a Buenos Aires Patrimonio de la Humanidad en la categoría de Paisaje Cultural. Finalmente, introduciremos un análisis acerca de la globalización para entender el rol de la patrimonialización de las áreas centrales con valor histórico en la producción de lo “local”, y su utilización como recurso económico.

1. Estrategia cultural y renovación urbana ¿Qué relación guarda el Plan Estratégico de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con las políticas de patrimonio y con la renovación urbana en el barrio de San Telmo? La respuesta puede ser orientada por el concepto de marketing territorial 220 (Benko 2000), es decir el modo en que se construye una imagen de ciudad para reposicionarse con respecto a otras ciudades de la región y competir en la red global, para atraer bienes y capitales -a través del turismo, por ejemplo. Las ciudades han salido a la búsqueda de transformar su imagen y atractivo y de esta manera recualificarse como capitales culturales por primera vez –tales como la ciudad de Bilbao con la construcción del museo de Guggenheim (Evans 2001, Harvey 2002, Benko 2000) Evans (2001) analiza la relación entre las estrategias culturales y la renovación urbana, en Cultural Planning: Urban Renaissance?, partiendo de la idea de que en el marco de un capitalismo globalizado, cada vez más interesado en la explotación de los bienes simbólicos, del arte y la cultura. Aquí la cultura se convierte en recurso de la planificación y distribución económica e industrial.

219

Tal como fuera inicialmente planteado en el capítulo anterior. Las nociones básicas del marketing, aquellas de mercado, de clientes, de competidores, de oferta o de precios, tienen una realidad cotidiana para los representantes de las ciudades. Parece, pues, más que nunca necesario adaptar los principales fundamentos de la estrategia de marketing al campo de la conceptualización: el "marketing territorial", derivado del marketing que al principio se aplicaba únicamente a los productos de gran consumo. El marketing urbano constituye una nueva etapa en la evolución del marketing "clásico". Probablemente es uno de los últimos campos de aplicación de esta disciplina microeconómica. 220

113

Existen dos aspectos de la estrategia cultural, uno es proveer servicios e infraestructura cultural como un beneficio social para la sociedad local –y aquí aparece la cultura relacionada con los derechos y la equidad; y otro, es el lugar que tiene la cultura en la planificación y renovación urbana, y en la relación local-global 221 . Es en este segundo aspecto que más ciudades buscan en la cultura reafirmar su identidad, atraer y retener su parte de ganancias de la industria cultural (y turistas), participar en la competencia entre ciudades, y contribuir al diseño y adaptación de la esfera pública y el consumo en la sociedad.

Plan Estratégico de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires En el año 2001, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lanza el Plan Estratégico de la Cultura, con el fin de definir orientaciones “estables, previsibles, democráticas y participativas” a mediano y largo plazo para la ciudad y su cultura 222 . Parte del desafío de encontrar un equilibrio entre la tradición y la novedad (tensión que le ha dado a la ciudad, aseguran, una dinámica “tan singular y activa en el plano cultural”), y de potenciar los recursos culturales y el lugar simbólico que ocupa la ciudad en relación a la Nación, para “representar al modelo cultural y simbólico” de la misma, porque “Buenos Aires es la primera imagen que proyecta el país”. En este sentido, la ciudad tiene una doble proyección, hacia adentro del país y hacia fuera. El Plan es una operación de marketing cumpliendo con las pautas de establecer las “oportunidades y amenazas”, y los “puntos débiles y fuertes” 223 : “La primera etapa de la estrategia de marketing aplicada a la ciudad”, señala el autor, “consiste en definir su posición actual (puntos fuertes/puntos débiles) y en relación con los territorios competidores, en términos de oportunidades y de amenazas. El objetivo para una entidad territorial como la ciudad consiste en poder identificar y desarrollar una ventaja competitiva”, continúa Benko, “la dimensión económica juega aquí un papel mayor, pero una ciudad tiene también la posibilidad de fundar su ventaja competitiva a partir de elementos históricos y culturales” (Benko, 2000)

Resumimos a continuación algunas de las características que establece el Plan, para comprender el lugar que ocupa la cuestión patrimonial. •

Puntos Fuertes Buenos Aires históricamente fue una referente cultural en Latinoamérica



Puntos Débiles Falta de posicionamiento claro que defina su perfil (más allá del Tango)



Oportunidades Regionalización: Buenos Aires liderazgo cultural en el MERCOSUR





Amenazas Concentración de poder económico en países centrales Hegemonía

221

Agrega, además, que aunque los productos culturales y las ciudades e industrias diseñadas a través de su atractivo cultural reciben más atención de parte de los análisis históricos y contemporáneos, la infraestructura en servicios culturales (como educación) suelen ser las que más se aplican y perduran en el tiempo. 222 Lo que incluye arte, música, diseño, teatro, museos, patrimonio urbano, entre otros. 223 Se ha utilizado para configurar el plan, el análisis D.A.F.O.

114

• •





Arte y creatividad Riqueza patrimonial (tangible e intangible) Respuesta positiva del sector privado a los incentivos del patrimonio Diversidad de la oferta cultural



• •

Desequilibrio de la oferta cultural (entre norte/sur de la ciudad) Poca conciencia sobre el valor patrimonial Falta de control sobre patrimonio







Autonomía municipal y descentralización de funciones del Estado Nacional Tendencia mundial a la revalorización del patrimonio y la cultura local Crecimiento del mercado turístico y cambio cualitativo

• •

cultural, concentración de los medios de comunicación Alto costo de vida en Buenos Aires 224 Inseguridad

El Plan, además, establece una relación “insoluble” entre cultura y ciudad (ésta entendida como “centro, como “espacio de todos”), por tanto la política cultural no sólo involucra a las industrias culturales, al arte y el conocimiento, sino a la “identidad común y el sentido de pertenencia”. La política cultural encierra tres ejes: permanente, temporal y eventual. El primero refiere a la “recuperación y valorización del patrimonio cultural tangible e intangible de la ciudad” 225 . El segundo, al fomento del arte; y el tercero, al uso y disfrute del espacio público. Entre los recursos culturales con los que cuenta la ciudad, se mencionan: “acontecimientos” como la Feria de Antigüedades de San Telmo; patrimonio urbano (sitios históricos, lugares, monumentos e inmuebles); espacios culturales que van desde las bibliotecas, museos a teatros y cafés; productos de turismo cultural como 13 circuitos y vistas temáticas guiadas, entre otros como el arte, música, teatro, literatura y museos. En el Plan se plantea claramente el uso de la cultura como base para el desarrollo económico y social, de una sociedad que debe renovarse e integrarse a la globalización, la cual se presenta como un proceso inclusivo y excluyente al mismo tiempo, que presente una amenaza (para la cultura local) y una oportunidad (si se protege y afianza la cultura local para afirmar la identidad cultural propia para diferenciarse de otras ciudades). El equilibrio entre lo tradicional y lo nuevo, se traduce como contacto con el mundo cambiante afianzándose en las raíces (a través de la participación del individuo en el espacio público). En este ingreso al mundo globalizado afianzado en lo local, el Plan cumple con el rol de orientar políticas que configuren una imagen y un perfil de ciudad “diversa”, “capital cultural” de MERCOSUR, América Latina o mundo de habla hispana 226 . El Plan busca hacer de la cultura el eje de desarrollo de la ciudad:

224 Cabe señalar que este Plan fue lanzado en el año 2001, antes de la crisis económica, de modo que algunas estimaciones económicas financieras han quedado un poco desvirtuada. Uno de los ejemplos, es que Buenos Aires no es más un destino caro para los turistas extranjeros, aunque sigue siendo alto el costo de vida para los habitantes locales. 225 Plan Estratégico Cultura, GCBA (2001), p. 10 226 “Buenos Aires, centro de creación, producción y difusión de la vida cultural de Latinoamérica y del mundo de habla hispana”, Plan, p. 35. “Buenos Aires tiene el perfil y los recursos necesarios para convertirse en la capital cultural del Mercosur”, p. 21

115

“Buenos Aires es un referente cultural en Latinoamérica y el mundo de habla hispana, tiene los recursos para potenciar este hecho y la capacidad de decisión para actuar, hay ideas, creatividad y actividad, pero le falta un desafío común… hacer de la cultura el eje de desarrollo de la ciudad” 227 .

Entre las líneas estratégicas a futuro (a aplicarse entre 2002-2006), la estrategia “Buenos Aires Crea Identidad” tiene como objetivo reforzar las políticas patrimoniales 228 para “hacer uso y explotación” del patrimonio “como principal factor de atractivo y orgullo ciudadano” y alentar el uso del espacio público para actividades culturales. Finalmente, la línea estratégica “Buenos Aires Crea en Latinoamérica” es para la promoción exterior (junto con la Subsecretaría de Turismo) y “estandarte de la imagen externa de la misma (ciudad) y contribuye a su posicionamiento como polo cultural latinoamericano” 229 . En esta estrategia se involucra la generación de una gama de festivales y eventos, la promoción de “creadores”, y “ser reconocida en Latinoamérica como una ciudad de turismo cultural de calidad”. Los mismos objetivos se repiten en el eje “Buenos Aires Crea en el Mundo de Habla Hispana”.

Buenos Aires, Paisaje Cultural En febrero de 2007 fue presentada la candidatura de Buenos Aires Paisaje Cultural como Patrimonio de la Humanidad ante la UNESCO. Durante este mismo año, se realizó una fuerte campaña de difusión 230 en la vía pública 231 con personajes famosos y la imagen de vecinos “comunes” tendiente a generar la simpatía del público con gobierno que hace de la cultura un eje fundamental de su gestión. En este sentido, la estrategia difusión nuevamente apunta a la “sensibilización” y no sólo a la concientización acerca del patrimonio. En rigor, apunta a generar “orgullo” del ciudadano con respecto a su ciudad: “Busca que los ciudadanos de Buenos Aires, se sientan orgullosos de su Ciudad. Porque la candidatura misma ya es un reconocimiento importante, más allá de la decisión final de la UNESCO” 232 . El Informe técnico de elevación para ingresar a la lista indicativa nacional (CONAPLU) fue elaborado y presentado en sociedad en el año 2004. “INICIATIVA PARA DECLARAR PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD A PARTE DE LA CAPITAL Buenos Aires y un proyecto ambicioso

227

Plan Estratégico, op cit, p. 35 Como las que hemos analizado 229 Plan Estratégico, op cit, p 39 230 En el marco electoralista por la elección del Jefe de la Ciudad. Cabe aclarar aquí, nuevamente, que el grupo de gestores que lleva a cabo esta política cultural y activación patrimonial se mantuvo vigente en diferentes funciones durante los últimos años, lo que permite que los programas o estrategias implementadas también perduraran. El actual Jefe de Gobierno, fue Secretario de Cultura durante la elaboración del Plan Estratégico, por ejemplo. 231 Ver anexos de imágenes 232 Campañas, gobierno de la ciudad disponible en www 228

116

Impulsan que la Unesco catalogue como "paisaje cultural" a 37 km de costa. Estiman que la zona elegida reúne las condiciones naturales y culturales necesarias. El año próximo comenzará un plan de acción con los vecinos. Muchos vecinos pensarán que es una broma, una ironía. Pero no. Ayer, mientras las esquinas de la ciudad amanecían "decoradas" con torres de bolsas de basura, en el microcine del Palacio Municipal la Secretaría de Cultura presentaba en sociedad las bases de lo que podría convertirse en el proyecto más ambicioso de su gestión: lograr que, en 2005, a más tardar en 2006, la Unesco declare a Buenos Aires Patrimonio de la Humanidad. Nada más y nada menos. La presentación, de la que participaron diversas organizaciones vecinales, fue conducida por la arquitecta Nani Arias Incollá, de la Dirección de Patrimonio, y por Juan Manuel Abal Medina, encargado de coordinar la iniciativa que despegará de los papeles el año próximo, cuando se pongan en marcha las actividades diseñadas para divulgar entre los porteños el significado de la propuesta. Esta, una vez acordada, será elevada formalmente al Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO” (diario La nación 23/12/2004).

El proyecto que busca posicionar a Buenos Aires como “Patrimonio de la Humanidad” ante UNESCO, “basado en sus valores patrimoniales ambientales y construidos de valores históricos y culturales, pero articulados con su vida social y cultural –que es reconocida universalmente por su multiplicidad” 233 . El objetivo de presentarlo en la categoría de “paisaje”, responde a la idea de que Buenos Aires es una obra conjunta del hombre y la naturaleza. Pero lo que resulta de interés aquí, es por qué Buenos Aires, a diferencia de otra ciudad, debería ser declarada Patrimonio de la Humanidad. Es decir, cuál es la singularidad, lo que la distingue de otras ciudades. La respuesta que se puede encontrar en el Informe es la siguiente: “Su “singularidad” en el concierto de las ciudades americanas es su imagen europea. Buenos Aires es el mejor exponente del desarrollo de una ciudad americana en esta interfase del siglo XIX al XX y los elementos patrimoniales de su arquitectura y urbanismo así lo evidencian. “Su valor universal excepcional” se manifiesta en la articulación de las dos grandes manifestaciones naturales: el Río de la Plata y la llanura pampeana que configuran una primera identidad de la ciudad. La traza de base geométrica, la centralidad de las funciones a partir de la Plaza Mayor, los procesos de integración arquitectónica en un paisaje urbano que se aproxima al modelo de las grandes capitales europeas, la apertura de grandes avenidas (Avenida de Mayo y 9 de Julio) y la formación de una gran “Reserva ecológica” sobre el río y muy próxima al centro de la ciudad, le dan el carácter de “excepcionalidad”. Su valor universal se refleja en la capacidad de integrar las diversidades culturales, articulando formas de expresión cultural propias reconocidas universalmente en su música (tango), su literatura, la densidad de sus actividades culturales y los modos de vida variados y expresivos de esas variadas vertientes étnicas” 234 . 233 234

Citado del Informe Técnico. Informe Técnico, op cit. p. 7)

117

Naturaleza, arquitectura, urbanización y sobre todo el patrimonio intangible, es lo que le da la característica de ciudad “diversa”, léase heterogénea. Esto es lo que le otorga a la ciudad su identidad: “En Buenos Aires esa identidad es reflejo de lo heterogéneo y diverso”. Por ello, su atractivo es la conjunción de lo natural 235 (la llanura, la pampa, la barranca, el río), lo construido y las prácticas sociales –porque recordemos que: “Más allá de los valores específicos de las obras de arquitectura, de los escenarios urbanos, de los conjuntos monumentales, aquello que le confiere el carácter patrimonial está en la articulación de esos valores artísticos e históricos con una comunidad que se identifica con ellos, los usa, mantiene, y revitaliza permanentemente. En esta vertebración de los patrimonios es donde radica la fuerza y vitalidad que hace de Buenos aires un sitio de excepcionalidad reconocida por ciudadanos de distintas partes del mundo que admiran y desean compartir con los porteños sus puntos de atracción, sus sitios, sus lugares de encuentro y hasta las metafóricas ficciones de unas letras de tango o ensayos literarios que les han hecho conocer a esta ciudad antes de vivirla” 236 .

La construcción de Buenos Aires como paisaje cultural tal vez sea hasta el momento el proyecto de activación patrimonial más completo porque anuda estas dimensiones de lo natural, construido y sociocultural de manera más compleja y extensa, y apuntando a ser reconocido mundialmente. Sin embargo, la idea de paisaje 237 , tan ligado a la naturaleza, y en cierta distancia con el sujeto, entra en tensión con la idea de cultura que hemos postulado en nuestro marco teórico. Por ello, sostenemos que esta unión entre paisaje-cultura implica una forma de cosificación de lo social en lo que podemos denominar un “fetichismo de la cultura”. Esto se debe porque, lo que aparece configurado como paisaje en el discurso patrimonio, es un orden u ordenamiento de los elementos diversos de la ciudad “hacia la armonía”: la construcción de una totalidad, de la variedad del mundo reconocida como tal, pero ordenada (Silvestri y Aliata 2001). Porque efectivamente la diversidad es reconocida pero no en su carácter contradictorio y conflictivo, sino como suma de variedades. “La experiencia se confunde, pues, con un paisaje, con el “cuadro” que oculta la ciudad misma. “El nacimiento de la ciudad paisaje se verifica con tanta mayor facilidad por cuanto el reacondicionamiento del espacio y los relatos que lo rodean dotan a la metrópolis y a su región de una poderosa imagen unificadora, las convierten en un paisaje. La ciudad 235

Silvestri y Aliata (2001) señalan que Latinoamérica es un paisaje construido por la mirada europea, porque unifica y habla de un solo paisaje latinoamericano cuando en realidad era variado y en muchos casos desconocido. La interpretación se redujo a dos clisés: el paisaje virgen y el paisaje sublime –el de la gran dimensión. Tanto europeos como americanos absorbieron esos clisés. 236 Informe Técnico, op cit, p. 147 237 La definición más convencional de paisaje: apunta doblemente a un espacio exterior al hombre y a una mirada particular sobre él: es decir, el aspecto del territorio deliberadamente recortado por una “ventana”, y la porción del territorio apreciado desde un punto de vista singular. Denota siempre un escenario y un espectador; una serie de valores depositado en el escenario y una serie de técnicas desarrolladas para representarlo y transformarlo. Silvestri y Aliata (2001: 35).

118

antigua, lugar de entrecruzamiento de las historias sociales más diversas, polo de reunión de los contrarios, fuente única de todas las diferencias, ofrece la figura mítica ideal capaz de fundar la diversidad de las formas culturales, tan apreciada por la pequeña burguesía cultural. Así, la figura de la ciudad constituye tal vez el horizonte mítico de las grandes metrópolis de comienzos del siglo XIX, invita a la transmutación del espacio urbano en ciudad paisaje” 238 .

Lo que prima en la idea de paisaje (especialmente en la del paisaje patrimonial), señalan Aitchison et al. (2000), es una idea romántica, ideal e imaginaria, de la relación entre hombre y naturaleza. Los autores mencionan el ejemplo de las tierras altas de Escocia, que forman parte del mito de la identidad nacional escocesa a la vez que se han convertido en un atractivo turístico. Por ello, al mismo tiempo que se muestra la ciudad en su diversidad se la convierte en un paisaje, como dice la cita anterior, se convierte en un cuadro que oculta la ciudad misma. A la vez que se expone también oculta. En este sentido, la cultura y la sociedad urbana aparecen cosificadas como una nueva imagen de ciudad cuya forma es el paisaje cultural. La política entra de este modo en un límite difuso entre activación patrimonial y marketing territorial.

2. El proceso de revalorización del patrimonio urbano en la intersección de lo local-global Hemos observado, como indica Carrión, que uno de los factores por los cuáles se retorna al centro de las ciudades es el contexto de globalización. Por un lado, debido al nuevo rol de la centralidad urbana en la red de ciudades globalizadas (un efecto de “introspección” y por otro lado, la nueva centralidad urbana pone en tensión una cuestión cultural entre centro urbano y centro histórico, donde éste último sería el garante de un sentido de comunidad que se pierde frente a la sociedad de flujos (globalizada). Por ello, “la gestión debe construir un equilibrio en el mercado para que los centros históricos no sean sólo históricos sino centros urbanos (…) Los centros históricos deben internacionalizarse para poder rehabilitarse, para lo cual tienen que construir competitividad (ventajas en el mercado) y su posicionamiento (ubicación dentro del sistema de nodos). Impulsar las infraestructuras de punta, encontrar nichos de mercado, articularse en red con otros centros y mejorar las condiciones de accesibilidad (conexión), entre otras” (Carrión 2000: 32-34) La política patrimonial del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que como hemos dicho, es un modelo flexible que busca el equilibrio entre conservación y uso, también se ha construido sobre esta coyuntura de la globalización, en un doble sentido: globalización como amenaza 239 y oportunidad.

238

Michel Conan, “Les villes du temps perdu”, Le Débat, nº 81, septiembre-octubre de 1994 citado por Mongin (2006) 239 Como se analizó en el capítulo anterior, la globalización es una forma de amenaza al patrimonio

119

“En el contexto de un mundo cada vez más , dominado por presiones económicas cada vez más poderosas, la tendencia a regularizar todos los aspectos de la vida representa un factor de riesgo indudable para el patrimonio histórico (…) Sin embargo, queda la esperanza de que en algunos lugares, esta misma tendencia a la provoque, por el contrario, una nueva toma de conciencia acerca de la importancia de los monumentos 240 como testigos de la identidad regional y nacional” (Ballart Hernández y Tresserras, 2001: 166).

La política patrimonial , como vimos, fue encauzada como política cultural -cuyo objetivo es proteger y fomentar la identidad y la memoria colectiva- en consonancia con un pensamiento de tendencia mundial basado en la idea de que el fomento del patrimonio cultural local fortalece los lazos de los sujetos con el lugar y contrarresta los fuertes cambios producidos por la globalización – aunque nunca se define con precisión a qué se refieren con globalización: si lo global ha sido tomado como una norma, un dato o un argumento 241 (Cuervo González, 2003). En este tipo de discursos los espacios patrimoniales aparecen como áreas de protección de la diversidad y la singularidad de la cultura local frente a la amenaza de lo global. Se sostiene, por ejemplo que, “las formas tradicionales de expresión de varias sociedades están siendo muy alteradas o modificadas por el fenómeno de la globalización” 242 . Por su parte, la Subsecretaria de Patrimonio Cultural se refiere, en la introducción a un libro de difusión del patrimonio cultural, a “…la importancia que adquiere no sólo el rescate del patrimonio material sino el relevamiento, registro y gestión de formas de expresión cultural que se encuentran, con certeza, en riesgo en el marco de una sociedad agudamente globalizada” 243 . De este modo, el discurso patrimonialista se estructura en primer lugar sobre una base dicotómica (globalización e identidad), como lo demuestra la Presidenta de ICOMOS España 244 : “Globalización e identidad pueden ser consideradas hoy en día como dos términos antagónicos con los que es preciso aprender a convivir, sabiendo situarlos en su justa medida y contexto. (…) Sin embargo, la magnitud alcanzada hoy en día por la globalización y la presión que ésta genera a escala planetaria hacen tomar una conciencia creciente del

240

No sólo los monumentos deben ser preservados. Los autores agregan luego el patrimonio intangible, como tradiciones artísticas y artesanales, y la diversidad cultural. 241 Cuando se toma la ciudad global (definida por Sassen 1999) como punto de partida, donde se analiza si la ciudad estudiada se aleja o se asemeja de esa definición, la ciudad global es entendida como norma. Cuando se la toma como dato es un mero descriptor, donde globalización se entiende como la dimensión internacional del desarrollo o evolución urbana reciente. En cambio, si se la considera como argumento, la mirada sobre lo global está marcada por la capacidad crítica, la interrogación y la sugerencia de nuevas maneras de ver lo mismo, nuevas interrogaciones o, simplemente, matices y variaciones creativas e inteligentes a lo predominante. 242 Marco teórico de la política de patrimonio cultural del GCBA. Proclamación de Obras Maestras del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Resolución 23 adoptada por la Conferencia General de la UNESCO en su 29° Sesión, citada en el Marco Teórico de la Dirección General de Patrimonio, GCBA. El subrayado es nuestro 243 AAVV, 2003: 9. El subrayado es nuestro 244 Suárez-Inclán Ducassi, s/f: p. 3

120

riesgo que entraña para la salvaguarda de la identidad del hombre contemporáneo”.

Sin embargo, la globalización no sólo se expresa como amenaza de la cultura local sino también como oportunidad. “Es preciso encarar la globalización como un proceso en el que nos hallamos inmersos, discernir los riesgos y aceptar también las ventajas que ofrecen sus nuevas técnicas, sabiendo adaptarlas a nuestra realidad. Se trata de observarlas desde nuestro punto de mira, incorporando mejoras de calidad de vida a los valores tradicionales que conforman la identidad de nuestro patrimonio” 245

Consideramos, entonces, que problematizar el argumento de las políticas patrimonialistas en la construcción y revalorización del patrimonio cultural urbano, permite comprender el modo en que se produce un recurso económico explotando la identidad local como “materia prima”. Para ello, cabe preguntarnos, cómo se relaciona la renovación de los cascos históricos con la construcción de una imagen de ciudad para atraer inversiones (marketing territorial). Es decir, cómo opera la relación entre política patrimonial y economía global, lo que se traduce en: cómo el fortalecimiento de lo “local” invocación a la singularidad de la identidad- permite construir una imagen auténtica que distinga a la ciudad de otras ciudades, para ingresar y posicionarse en la red global. Creemos que para el análisis de la relación, en clave cultural y económica, del patrimonio cultural urbano (local) y la globalización, es conveniente abordar el proceso por diferentes entradas: primero, establecer a qué se está refiriendo cuando se habla de globalización y segundo, cómo surge lo local como estrategia frente a la globalización. Luego, deberíamos tratar de dilucidar la lógica del mercado global por la cual las ciudades buscan competir volviendo sobre sí mismas para construir un atractivo –en particular, analizaremos la construcción de un atractivo turístico.

2.1 La globalización como proceso geográfico desigual La globalización marca una nueva etapa de acumulación en la economía capitalista y un cambio en la división mundial del trabajo -registrado por lo menos desde hace 30 años-, expresándose como un proceso de restablecimiento de “la lógica unilateral del capital”. Este restablecimiento -post caída del Muro de Berlín- no inaugura, como en otros períodos del capitalismo 246 , una nueva fase de expansión de la economía, sino por el contrario, produce “una espiral de estancamiento, en la medida en que la búsqueda de la máxima rentabilidad provoca (…) la profundización de la desigualdad en la distribución de las riquezas” (Amin, 2001: 22). El nuevo momento del ciclo capitalista debería ser leído como una profundización en la relación jerárquica o en la participación desigual entre territorios (sean urbanos 245

Ibíd., p. 11 Amín se refiere a los periodos de expansión capitalista como el Imperialismo (fase superior del capitalismo) 246

121

o regionales) en la red global. La globalización es un proceso que se expresa como un “desarrollo geográfico desigual”, si partimos de la base de que “el capitalismo no puede mantenerse sin sus ” -dado que “una y otra vez, ha recurrido a la reorganización geográfica (a la expansión y a la intensificación) como solución parcial a sus crisis y puntos muertos (…) por lo tanto, construye y reconstruye una geografía a su propia imagen” (Harvey 2003: 72). Benko (2000) también afirma que “asistimos a una modificación de la escala geográfica en lo que concierne a las actividades económicas. Los años 80 y 90 se han caracterizado por un cambio considerable en las relaciones entre las escalas local, nacional e internacional”. En este proceso de cambio, sin demasiada precisión, se ha llamado ‘ciudades globales’ 247 a importantes centros urbanos en el mundo que de alguna manera forman parte de la producción y el intercambio de la nueva fase de la economía mundial, que se dispersa geográficamente al mismo tiempo que genera una nueva forma de centralidad de administración y control financiero (Sassen 1999, Friedman 1997). Ha sido entonces en este marco de cambio donde algunas ciudades importantes del mundo (New York, Tokio, Londres, Frankfurt), como destaca Sassen (1999, 2003), se convierten en las protagonistas del proceso. Lo global debe ser entendido como una red de metrópolis donde se concentra el poder financiero y político más influyente del mundo, con servicios tecnológicos que son el soporte de dicha red. La mundialización de la economía entre ciudades y enclaves territoriales se produce a través de corporaciones transnacionales que avanzan de la mano de la desregulación de los mercados nacionales, al mismo tiempo en que los países ingresan en un proceso de privatización de los servicios del sector público (los Estados transfieren bienes y servicios hacia el sector privado) con reformas neoliberales (Roberts 2005, Amin 2001). En su dimensión política, entonces, “la lógica de la mundialización capitalista es, ante todo, la del despliegue de la dimensión económica a escala mundial y la sumisión de las instancias políticas e ideológicas a sus exigencias” (Amín, 17). “Las operaciones estatales”, señala Harvey, “han sido firmemente disciplinadas por el capital-dinero y el sistema financiero más que nunca”. Los llamados ajustes estructurales y la austeridad presupuestaria “se han convertido en el nombre del juego”. Sin embargo, esto no significa que el Estado desaparezca, al contrario, “tiene que penetrar incluso más profundamente en ciertos segmentos de la vida política y económica, y volverse en algunos aspectos aún más intervencionista que antes” (2003:84). “Restablecida la lógica unilateral del capital, ésta se expresa en la implementación de políticas que presentan las mismas características en todos lados: tasas de interés elevadas, reducción del gasto público social, 247

"Ciudad global" puede referirse, o bien a una clase de ciudades que juegan un rol conductor en la articulación espacial del sistema económico global, o puede dar nombre a una dimensión de todas aquellas ciudades que, en una medida variable, están integradas a este sistema. Ambos significados pueden reconciliarse bajo el principio de jerarquía global -o sistema jerárquico- de ciudades, donde cada una ocupa una posición que refleja su importancia relativa en la articulación espacial de actividades económicas y financieras o, para ponerlo más sencillo, su poder económico relativo (Friedman 1997)

122

desmantelamiento de las políticas de pleno empleo y prosecución sistemática del restablecimiento de la desocupación, desgravación fiscal en beneficio de los ricos, desregulaciones, privatizaciones, etc. (…) Esta lógica funciona en beneficio exclusivo del capital dominante y, singularmente, de sus segmentos más poderosos -que son también los más mundializados-, el capital financiero” (Amin, 2001: 22). Una de las características fundamentales de este proceso, por lo tanto, es que los cambios en el modo de producción capitalista y la revolución tecnológica favorecieron principalmente al sector financiero (mercado de capitales), a través de la circulación a nivel planetario y en tiempo real del capital y la información -ya que “el capitalismo está siempre sometido al impulso de acelerar el tiempo de rotación y la circulación del capital y, en consecuencia, revolucionar los horizontes temporales del desarrollo”, pero también, “el capitalismo está sometido al impulso de eliminar todas las barreras espaciales (…) pero sólo lo puede hacer mediante la producción de un espacio adaptado. El capitalismo produce, entonces, un paisaje geográfico (de relaciones espaciales, de organización territorial y de sistemas de lugares vinculados en una división del trabajo y de las funciones) adecuado a su propia dinámica de acumulación en un momento particular de su historia, sólo para tener que destruir y reconstruir ese paisaje geográfico y adaptarlo a la acumulación en una fecha posterior” (Harvey 2003: 76-77). Aunque el rol de las ciudades siempre fue fundamental para la economía mundial -de tal modo, que podemos entenderla como una red de ciudades (Roberts 2005)-, en este desarrollo geográfico desigual, algunas ciudades funcionan como centros de mando (Sassen 1999) de la economía mundializada y dicha centralización trae consigo un proceso de transformación urbana que da como resultado espacios concentrados (concentración masiva de recursos en las urbes) con una arquitectura espacial particular y un auge del sector de servicios. Borja y Castells (1996) han llamado a estos espacios, nodos urbanos, y han identificado que el proceso de globalización conforma una red pero no de ciudades sino de nodos (partes de esas ciudades), dejando al resto de la megalópolis por fuera del proceso de globalización, produciendo una fractura interna en la ciudad: espacios conectados a nivel global que tienden a ser homogéneos y espacios heterogéneos desconectados o fragmentos urbanos a nivel local.

2.2 Lo cuestión de lo local De la relación desigual entre ciudades en la red global y la fragmentación al interior de las mismas, surge la preocupación de cómo realizar una gestión urbana que integre a los sectores sociales y territoriales que quedan fuera del proceso de mundialización de la economía, de la sociedad de información y de flujos, de la revolución tecnológica y que se encuentran en muchos casos en un proceso de desindustrialización. Para Borja y Castells (1996), la gestión de las ciudades periféricas que ingresan a la economía mundial debe lograr situarse en dicha red en condiciones óptimas para afrontar la competencia global. Lo importante es lograr la conectividad en la red, la innovación de conocimiento,

123

de recursos humanos, de centros de investigación ligados a la economía, y de una calidad de vida para los profesionales; una flexibilidad institucional donde los gobiernos locales trabajen con empresas globales y como una de ellas. Es importante para ello el anclaje en los ciudadanos, se los debe integrar y estructurar en este nuevo modelo. Democracia, descentralización y participación serán ejes fundamentales para gestionar los cambios. La ciudad es de los ciudadanos y la gestión se construye “desde abajo”. A las redes de empresas globalizadas, los autores proponen crear redes de municipios. Por ello mismo su estrategia pasa por la negociación, la flexibilidad de los gobiernos locales, la innovación y la conectividad. “En fin, al mismo tiempo que las ciudades se sitúan en la economía global, deben también integrar y estructurar a su sociedad local (…) En este sentido, lo local y lo global son complementarios, no antagónicos” (Borja y Castells, 1996: 23). En resumen, estas estrategias (local-global) tratan de suplir los cambios que se dan en las ciudades periféricas en el marco de la globalización Pero lo interesante para nuestro análisis cultural, es que la tensión entre lo local y lo global también se expresa culturalmente porque, como indica Harvey, la globalización “se ha convertido en un término clave para organizar nuestras ideas respecto a cómo funciona el mundo” (2003: 71). Marcuse por su parte, comprende que la globalización políticamente tiene un uso mistificado y ambiguo que permite su conversión en algo con vida propia, convirtiéndolo en una fuerza, un fetiche con una existencia independiente, ajena a la voluntad de los seres humanos, irresistible e inexorable 248 (Marcuse 2000; Marcuse & Van Kempen 1999). Borja y Castells (1996) reconocen que en la “era de la información”, la sociedad de flujos escapa a los controles gubernamentales pero que los conflictos, en contra o como reacción a los flujos globales, se da en el territorio a través de la “afirmación de la identidad, histórica o reconstruida”, que para los autores puede devenir en un “fundamentalismo concreto frente a globalización abstracta”. Señalan que la identidad de los estados naciones está en crisis y que “lo gobiernos locales y regionales están emergiendo, en todo el mundo, como entidades flexibles, pegadas al terreno de sus identidades, potencialmente capaces de negociar una adaptación continua a la geometría variable de los flujos de poder” (Borja y Castells, 1996: 22). Sin embargo, advierten sobre el riesgo de caer en localismo político o tribalismo cultural si la defensa de la identidad se convierte en fundamentalismo. Harvey (2002) asegura que dado que los capitalistas son fácilmente seducidos por las posibilidades lucrativas de los poderes monopólicos, se puede inmediatamente percibir una contradicción entre lo local y lo global: ya que hasta los más ávidos globalizadores sostendrían el desarrollo local –que tiene para ellos la capacidad de producir

248

Recordemos que Simmel (1986) ya definía a la ciudad como cultura objetivada; y que libertad y amenaza se conjugan en la ciudad moderna, experiencia de los sujetos que viven en una red de relaciones impersonales que se les aparece como impuestas y que se transforman en el medio por el cual viven en sociedad.

124

renta monopólica 249 - incluso si el efecto de tal sostenimiento es producir un clima político local antagónico a la globalización 250 . Interpretaciones como las de Stuar Hall (1991), proponen a lo local como una forma de resistencia a lo global (una resistencia desde los márgenes): “Es precisamente un respeto por las raíces locales lo que se trae a colación para enfrentar el mundo anónimo e impersonal de las fuerzas globalizadas que no podemos comprender: No puedo hablar del mundo, pero puedo hablar de mi aldea. Puedo hablar de mi barrio, puedo hablar de mi comunidad”. En el año 2004 se realiza el forum UNESCO en Argentina, denominado “Universidad y Patrimonio. La gestión del patrimonio: centralidad y periferia”. La particularidad que presenta este espacio de debate es que dentro de la órbita de lo global, aparece una distinción entre centro y periferia poniendo de manifiesto las contradicciones de este desarrollo geográfico desigual. La interpretación de la relación centro y periférica puso de relevancia la posición de aquellos que marcaron la periferia no como una simple distancia con el centro sino como relación subordinada con los países del primer mundo. En las conclusiones del taller prevalecieron argumentos como los siguientes: “Se ha señalado (…) que mientras el centro siga dominando el debate y fijando la agenda para el cambio, la periferia debe continuar en su esfuerzo por hacer oír su voz, para asegurar que los valores y prácticas de las comunidades locales y los sistemas de gestión tradicionales sean respetados y conciliados en los modernos planes de manejo” 251 .

Estas tensiones que se encuentran tanto en el campo cultural, académico, el de la gestión gubernamental y en la política en general, ponen de manifiesto otros conceptos que van ligados y que subyacen a la idea de lo local y lo global. En la geografía y en la antropología puede leerse como la tensión entre espacio y lugar 252 , y en la sociología entre sociedad y comunidad. En la filosofía puede rastrearse en la dialéctica de lo universal y lo particular. Green (2001) analiza varias posturas frente a la relación local-global, en las que encuentra la idea común de que ésta es una relación dialéctica. Señala, por ejemplo, que para Stuart Hall (en su idea de la armonía de la diversidad) lo global está lejos de ser algo que, de manera sistemática, envuelve todo creando similitud, sino que lo global opera a través de la particularidad, negocia espacios particulares, etnicidades particulares, movilizando identidades particulares, de este modo siempre hay una continua dialéctica entre lo local y lo global. Para Giddens (1995), la globalización no es un proceso que actúa de manera uniforme sino que son tendencias mutuamente opuestas. Mc Grew retoma esta idea y analiza en profundidad cómo se dan 249

Este concepto será discutido en detalle más adelante Por ejemplo, dice Harvey, fomentar la autenticidad y pureza de la cultura local de Balí puede ser fructífero para la industria del turismo, pero al mismo tiempo hay movimientos que resisten violentamente a la comercialización por ser “impura” y erosionar la autenticidad de la cultura local. 251 Resumen del Taller 1: PATRIMONIO CENTRALIDAD Y PERIFERIA – Marco General, Forum UNESCO, FADU-UBA, octubre de 2004. 252 Entre las interpretaciones más recientes se encuentra la del antropólogo Marc Augé, quien lleva la oposición al binomio lugares y no-lugares. 250

125

estas tensiones y las encuentra manifiesta en dicotomías o relaciones binarias como las de homogeneización y diferenciación o integración y fragmentación (citado por Green, 2001). Lo que resulta interesante de estas dicotomías es que por un lado, se define a lo local como localidad o lugar donde los sujetos pueden definirse a sí mismos a través de un sentido de pertenencia. Mike Crang (2002), señala que el lugar, a diferencia del espacio, está significado, dice de dónde venimos y quienes somos. El lugar es un anclaje de experiencias compartidas a lo largo del tiempo, esa densidad temporal liga a los sujetos permitiéndoles la construcción de un relato que organiza pasado-presente-futuro. Lo que indefectiblemente va ligado al lugar no son sujetos aislados sino relaciones sociales de comunidad. Por otro lado, el espacio es la configuración territorial de las relaciones de sociedad, aquellas que están dominadas por la razón instrumental. El espacio, por ejemplo, está representado por esa arquitectura racional, homogénea, estandarizada bajo la industria en masa. En síntesis, se ve manifestado en el modernismo que subsumía la forma a la función, despojado de adornos y volúmenes eclécticos, que en su manifestación más lujosa deriva en el rascacielos vidriado, y en el ámbito de la vivienda obrera en monoblocks. (Crang 2002, Harvey 2004) 253 . Como señalamos en nuestro marco teórico la distinción entre sociedad y comunidad (Gemeinschaft und Gesselschaft) marca una tensión constante entre dos formas de las relaciones sociales que conviven en toda metrópolis, antes que una superación o pasaje de una hacia otra: es decir, de la comunidad a la sociedad. Recordemos que la sociedad, cuya especificad son las relaciones estrictamente racionales con arreglo a fines y la comunidad, por otra parte, “puede apoyarse sobre toda suerte de fundamentos, afectivos, emotivos y tradicionales”. Lo que se define generalmente como “lugar” son estas relaciones sociales de comunidad anclados y enlazados con determinados espacios físicos (éstos enlaces emocionales son creados por procesos de larga duración, un día a día, una relación cara a cara, que forja lazos entre individuos específicos). Mientras, que por otro lado, como vimos, el “espacio” parece representar las formas sociales de las relaciones de sociedad. Pero lo que prevalece en las interpretaciones sobre lo local-global, no es sólo la dicotomía, sino la amenaza constante de la globalización que erosiona a la comunidad. En el mundo contemporáneo y con la decadencia de los grandes relatos y las concepciones universalistas respecto de las naciones y los Estados, se observa una vuelta a lo local. “en nuestras sociedades posmodernas, la institución abstracta de la identificación secundaria 254 es experimentada cada vez más como un marco externo, puramente formal, y no 253 Las obras de la arquitectura moderna representadas en el “estilo internacional” y el “funcionalismo” (la forma sigue a la función, arquitectura sin ornamentos) fuertemente difundidas por la industria en masa, pero también por políticas estatales como las que tomaron para la reconstrucción de ciudades europeas luego de la Segunda Guerra Mundial (Harvey 2004). 254 El autor retoma este concepto de Hegel, el cual refiere a la identificación con el Estado-Nación, mientras que habría una identificación primaria relacionada con círculos sociales más cercanos como la familia, la religión, la comunidad o la etnia. Si una está en el polo del universal, la otra refiere a lo particular.

126

verdaderamente vinculante, de manera tal que cada vez más se busca apoyo en formas de identificación primordiales, generalmente más pequeñas (étnicas y religiosas)” (Zizek, 1998: 167/68). Desde una perspectiva política, Mohan y Stokke (2000), detectan en ciertas vueltas hacia lo local un riesgo de esencialismo de la comunidad, es decir, como un espacio social armónico, una visión romántica que es compartida desde el “revisionismo neo-liberal” al “posmarxismo”. Este regreso a lo local, también va a ligado a procesos políticos –por ejemplo, la delegación de funciones a los municipios (funciones que antes cumplía el Estado nacional), como así también a organizaciones de las sociedad civil. Lo que en principio brindaría la posibilidad de una mayor participación ciudadana, un ámbito donde se acortarían la distancia entre Estado y Sociedad Civil y donde prevalecerían las relaciones de comunidad. Sin embargo, también es cierto, que sumado a esto se dan procesos de privatización o desregulación, que en definitiva –como indican los autores- es un gran movimiento hacia mecanismos propios del mercado, porque se puede generar una geografía local descentralizada frente a la totalidad del mercado, mientras que el nivel nacional no es considerado en estas perspectivas políticas. Como señala Zizek “esta regresión a la identificación con comunidades orgánicas, ya está mediada: se trata de una reacción contra la dimensión universal del mercado mundial, y como tal, ocurre en ese contexto, se recorta contra ese trasfondo”. Por ello, “el esfuerzo teórico más alto de la dialéctica de la vida social está allí: no en describir el proceso de mediación de la inmediatez primordial –por ejemplo, cómo una comunidad “orgánica” se desintegra hasta tornarse una sociedad individual “alienada”-, sino en explicar cómo ese mismo proceso de mediación característico de la modernidad puede dar origen a nuevas formas de inmediatez ‘orgánicas’” (1998: 168-170).

3. El patrimonio de Buenos Aires como identidad/marca. Habiendo planteado la tensión entre lo local y lo global, quisiéramos retomar el papel que puede jugar la cultura en la revalorización económica, para comprender la lógica de la patrimonialización en la relación local-global. Decíamos anteriormente que existe un sentimiento de pérdida de lo local, el temor a que las formas ‘auténticas’ de lo local estén siendo desplazadas por las formas de los productos comercializados en masa –esto es la cultura de masas o la mercantilización de la cultura-; un temor, por cierto, que puede rastrearse por lo menos desde el movimiento romántico del siglo XVIII y XIX. Sin embargo, la encrucijada que se plantea hoy está dada por una industria como la del turismo que crea lugares atractivos basados en la autenticidad de los mismos para atraer visitantes (y por lo tanto, consumo y ganancias), lo cual significa que la autenticidad ya no pertenece exclusivamente al ámbito de la comunidad-localidad, sino que pueden ser cooptadas, producidas y reproducidas por la racionalidad instrumental de la economía.

127

Con este fenómeno global, no se puede decir que los lugares producidos carecen de carga simbólica o son inauténticos porque –por ejemplo- el fachadismo o la estandarización de estos productos los hace superficiales, sino todo lo contrario, la constante recuperación del pasado, de recreación de mitos y tradiciones, muestran que cada vez más hay una “sobreconcentración de símbolos” (Crang 1998). Aunque, la ‘conciencia’ patrimonialista ha advertido sobre estos tipos de usos del patrimonio como el fachadismo 255 , no ha renunciado a la posibilidad de explotar el patrimonio como recurso económico, y encuentra en el turismo cultural una forma de equilibrio entre uso y preservación. Como señalábamos en un principio, los gestores del patrimonio ven también a la globalización como oportunidad. Lo que resta analizar es cómo opera esta forma de mercantilización de la cultura local, bajo la lógica patrimonialista, en el contexto de la globalización: En primer lugar, el discurso patrimonialista apela a la cuestión de la identidad, porque no sólo los objetos están bajo amenaza, sino ‘quiénes somos’, pero ¿qué significan estos ‘regresos’ y búsqueda de nuestra identidad a la luz de la competencia global? Segundo, un análisis teórico de la cuestión de la mercancía y la renta monopólica puede ayudarnos a comprender cómo el proceso de mercantilización de la cultura contiene esta tensión entre lo local y lo global como constitutivo del valor cultural y económico del patrimonio cultural urbano. Finalmente, una exposición del mercado del turismo como espacio expresión de la relación economía global y la cultura local, nos ayuda a entender porqué el turismo se convirtió en una de las formas en qué mejor se explota al patrimonio como recurso económico.

3.1 La estrategia de “volver sobre sí mismo” para competir hacia afuera Creemos que es necesario comprender que estas recuperaciones del pasado no sólo se dan por un cambio cultural sino por razones económicas. Nos surge la pregunta de saber qué significan estos “regresos” cuando la reconversión del capital a nivel global “casi no dejó a las ciudades más importantes del mundo capitalista avanzado otra opción que la de competir entre sí fundamentalmente como centros financieros, de consumo y de entretenimiento” (Harvey, 2004: 113). En general, las políticas y reformas orientadas a la renovación urbana y el posicionamiento como ciudades con atractivos culturales e históricos, forman parte de lo que Georg Benko (2000) llama marketing territorial. Un ejemplo de estas políticas en el caso de Buenos Aires, son el Plan Estratégico de Cultura y el proyecto de Buenos Aires, patrimonio de la humanidad como paisaje cultural. 255

La actual Ministra de Cultura de la Ciudad dijo, mientras era funcionaria de la Dirección de Patrimonio, que “hay que promover la zona, pero apuntalando su identidad. San Telmo no tiene que ser escenografía. El desarrollo impulsado por el turismo no debe expulsar vecinos”, en Clarín, 19 de julio de 2004.

128

Esto nos da una clave para comprender la revalorización de lo “histórico” o lo “antiguo” en estas ciudades competitivas, dado que construir una imagen basada en un relato identitario necesita de elementos que hacen a una ciudad singular o particular. En Buenos Aires se puede construir esa síntesis en la figura del “barrio”, “el sur”, o el “Casco Histórico”. Pero no podemos ignorar que en muchas ciudades del mundo se repiten procesos de renovación urbana basados en modelos exitosos de ciudades que tuvieron una historia de desindustrialización y debieron reestructurarse. Muchos de estos procesos involucraron la recuperación y renovación de sus áreas urbana históricas. Gorelik señala que, si bien, ya en la década del ’60 la cultura europea “comienza a a su ciudad histórica, reconsiderada como ”, en la década del ’80 se produce un relanzamiento del espacio público de la ciudad “después de un largo período de estancamiento y decadencia de los centros urbanos, a través de políticas novedosas que identifican en el patrimonio público de la ciudad tradicional un plus político, cultural y también económico para la competencia de las ciudades como nuevos agentes de la economía global (Perulli [1992], 1995). Los ejemplos de París de Mitterrand, la Barcelona de los Juegos Olímpicos y la Berlín de la reunificación muestran esa nueva configuración, en la que la cultura está llamada a jugar un papel determinante como vanguardia de la movilización económica, lo que ha sido puesto en práctica por parte de los teóricos del (Borja y Castells, 1997)” (2002: 18). Lo que podemos decir siguiendo este análisis, es que, lo que se ha globalizado en esta última década como modelo de gestión urbana es la vuelta a lo local, apoyada en la cuestión de la identidad colectiva o la cultura local. Benko (2000) apunta que existe un “horrible neologismo” denominado glocalisation que “expresa a su manera esta sinergia entre instituciones locales infranacionales y la competitividad que se aprecia en los mercados internacionales”. Entonces, “globalización no significa por lo tanto homogenización del espacio mundial sino, al contrario, diferenciación y especialización” 256 . La construcción de lo patrimonial juega así entre ser un fin en sí mismo y un medio. Entre la preservación de nuestra identidad y ser un recurso económico. En otras palabras, podríamos decir que el patrimonio juega su papel en tanto valor de uso y de cambio. El patrimonio es identidad y marca al mismo tiempo –ambas, son dos caras de un mismo proceso. “El patrimonio es un arma de identidad y en definitiva su singularidad contribuye a generar una imagen de marca” (Ballart Hernández y Tresserras, 2001: 206). En este sentido, Carrión observa que en la “necesidad de construir un diálogo entre monumento y espectador, que se expresa en la producción de un ‘valor de imagen’”, ésta se termina imponiendo “al valor de uso (con esto cambia el significado del derecho a la ciudad, y del peso y contrapeso de los sujetos patrimoniales)” (2000: 20).

256

Veremos en detalle como juega este proceso de diferenciación en el turismo.

129

En la década de los ‘90 el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires promovió tanto los proyectos que delineaban la configuración de los nodos urbanos conectados a los flujos globales (Puerto Madero y el proyecto Retiro), como el reposicionamiento del Casco Histórico. La zona centro-sur de la ciudad fue seleccionada como la zona a recuperar porque era un anclaje identitario, pero ¿al mismo tiempo no opera como el elemento singular para ofertar un producto diferente en el mercado?

3.2 El patrimonio cultural urbano como mercancía. Reconocemos que el patrimonio es una construcción social cuyos elementos culturales pertenecen a un repertorio disponible dentro de una hegemonía sociocultural (Prats 1997). Sin embargo, el patrimonio cultural urbano no es sólo una construcción sociocultural, porque eso siempre fue así. El patrimonio, señala Harvey (2001), siempre estuvo entre nosotros, forma parte de nuestra vida social y cultural, y su definición siempre es el resultado de una selección y una determinada interpretación. Una cuestión particular en el modo en que construimos patrimonio en la Modernidad, es que éste ha sido secularizado y democratizado, diseñado para atraer a las masas. La peculiaridad de este proceso de patrimonialización, fundamentalmente en el marco del turismo, es que el patrimonio se construye como mercancía. Por ello vemos necesario detenernos en el siguiente análisis teórico para comprender la mercantilización de la cultura local, en especial del patrimonio cultural urbano, en el marco de competencia global entre ciudades. Con el análisis de la mercantilización de la cultura, no sólo nos referimos al modo en que aparece manifiesta en la política patrimonial -convertir al patrimonio en un recurso económico- y al marco de competencia global, sino que nos focalizamos en aspectos de la mercancía, porque ello echaría luz a la relación, a la vez antagónica y complementaria, que se mantiene entre el aspecto cultural y económico del patrimonio. En definitiva, esto nos permite analizar a la política patrimonial como una forma de crear “sentido de autenticidad” de un lugar a la vez que opera como generadora de valorización económica. Partimos del problema planteado por David Harvey en The Art of the rent (2002), donde analiza el rol significante que tiene el monopolio de la renta 257 para comprender cómo se relacionan los procesos de globalización de la economía con lo local y las formas culturales. Básicamente toda renta está basada en el poder de monopolio de los propietarios privados sobre ciertas porciones del “globo”, el monopolio de la renta se forma cuando ciertos actores sociales logran mantener un aumento en sus ingresos a lo largo del tiempo en virtud de su exclusivo control sobre algún artículo “directa o indirectamente comerciable”, el cual es en algún sentido “único y no reproducible”. Hay dos situaciones en la que la renta monopólica puede surgir, y aunque estás situaciones pueden estar superpuestas, para nuestro propósito es importante entender sus diferencias sobre todo con respecto a los lugares. Una 257

Esta categoría es un concepto extraído de la economía política.

130

situación, son los casos indirectos de renta monopólica que se basa en el control de algún recurso, mercancía o locación de cualidad especial, por parte de algunos actores sociales que extraen renta monopólica de aquellos que desean usar estos recursos, mercancías o lugares. En el caso de éste último, cabe aclarar, que la renta monopólica indirecta no está en la tierra, en el recurso o locación única, sino en la mercancía y los servicios producidos a través de su uso (uso del suelo o uso del espacio). En el segundo tipo de situación, es donde se capitaliza o explota la tierra o el recurso de manera directa, creando “escasez” a través del no uso del recurso 258 con propósitos especulativos. Pero hay sitios que no pueden ser explotados de esta manera – Harvey da el ejemplo del Palacio de Buckingham-, pero sí pueden ser explotados a través de prácticas de marketing por la industria del turismo 259 . En general, en el turismo urbano se producen ‘lugares’ atractivos como mercancías. Gotham (2005) y Harvey (2002) concuerdan que el lugar o destino turístico-urbano es una mercancía particular, porque el suelo urbano es una mercancía fija que no circula, a diferencia de otras mercancías que se consumen en el ámbito de la circulación, por lo tanto su realización como mercancía no se produce en la circulación sino en el mismo lugar de producción; dado que el consumidor (el turista) está obligado a desplazarse hacia el destino para realizar su práctica de consumo. El destino turístico es a la vez, espacio de la producción y espacio del consumo. Ahora bien, la potencialidad del concepto de la renta monopólica está en las contradicciones que conlleva. Una contradicción 260 refiere a lo siguiente: Considerando al espacio urbano (en particular las áreas declaradas patrimoniales) como una mercancía más, éste entra en la lógica de equivalencia propia de toda mercancía. Los productos al estar en el mercado compiten con otros objetos cuyos valores están equiparados por el valor de cambio. Harvey (2002) ejemplifica esto diciendo que “ningún objeto que quiera ser comercializado puede ser demasiado único o especial, para que un cuadro de Picasso sea mercantilizado debe tener un valor monetario como lo tiene uno de Monet –y Manet, el arte indígena, objetos arqueológicos, edificios históricos, monumentos antiguos, templos budistas, la experiencia de rafting en el Colorado, estar en Estambul o en la cima del Everest”. En el mercado, señala Marx en el Carácter fetichista de la mercancía (1985), los productos pierden su lugar de origen y singularidad para tornarse universales a través de la lógica de la equivalencia. La lógica de la equivalencia en el mercado iguala a todas las mercancías a través del valor de cambio, todos los productos son equiparados y reducidos al dinero. El mercado mismo tiende a destruir las cualidades únicas. Pero esta homogeneización atenta contra la renta monopólica, por eso cada capitalista –señala Harveybusca persuadir al consumidor de las cualidades únicas e irrepetibles de sus 258

Tierra, mercancías, suelo urbano, inmuebles, pero también sucede con las obras de arte, por ejemplo. Veremos esto en detalle, en el próximo apartado 260 La otra contradicción que Harvey describe, ya fue expuesta en este capítulo, refiere a la globalización. La contradicción surge de la competencia capitalista que tiende al monopolio (u oligopolio), y en un mundo global donde se celebra la liberación del mercado y la libre competencia se produce al mismo tiempo una gigantesca concentración del capital. 259

131

propias mercancías (de allí, las campañas publicitarias, los nombres o marcas y el gusto). Entonces surgen estrategias que garantizan la particularidad y singularidad de las mercancías. Aquí es donde se insertan las prácticas de marketing territorial, que describimos anteriormente. Harvey enfatiza que garantizar el monopolio se vuelve en muchos casos un efecto del discurso 261 , y obviamente, también como resultado de la lucha en la competencia y de la calidad del producto. Sin embargo, el lenguaje juega un papel fundamental en la afirmación de la cualidad particular e irrepetible de un producto, es decir, su autenticidad. Cuando mencionamos la cuestión sobre el carácter fijo de la mercancía “destino turístico urbano” nos abre la pregunta acerca de cómo compiten estos espacios en el mercado global del turismo. ¿Qué es lo que circula? (porque, recordemos, que toda mercancía se realiza en el intercambio). Mac Cannell (2001, 2003) señala que no es necesario el objeto real para la práctica de consumo turístico sino simplemente su representación. Justamente, es pura representación –signos- lo que se consume como autenticidad, porque sólo en una representación puede darse un mundo unificado (léase, reconciliado) como el que propone el discurso patrimonial. Es aquí donde la imagen de ciudad producida por el marketing territorial, o si se quiere por el discurso patrimonialista, juega un papel fundamental en la valorización cultural -que se reproduce a través imágenes, signos o representaciones sobre los destinos turísticos, organizadas en diferentes discursos y materializadas en folletos, guías, páginas web, etc 262 . Estos elementos permiten hacer circular este tipo de mercancía. El turista comienza a realizar su acto de consumo en la búsqueda y selección del destino, ya existe en ese momento la mediación de los vendedores (agencias de viajes, etc.), los destinos turísticos compiten y se posicionan en el mercado través de las ferias de turismo, los magazines internacionales, convenciones, etc263 . Entendemos, entonces, que en el marco de la economía global, del turismo, de la competencia entre ciudades y las estrategias de marketing territorial, producir un lugar atractivo de destino turístico consiste en producir algo que diferencie a un lugar del otro y eso se logra acentuando la singularidad –lo más auténtico de una ciudad. La patrimonialización del espacio urbano es una de esas estrategias. Las políticas culturales, como la que hemos analizado en el caso de Buenos Aires, van tomando forma como estrategia de reposicionamiento de la ciudad, ya sea como la París de América 264 , como la 261

Aquí, entendemos al discurso como una “puesta en sentido” (Benveniste, 1980), y siguiendo a Foucault (1983) consideramos al discurso como un dominio de saber que permanece en el tiempo, que es continuo y que produce un orden que organiza la realidad e impone una voluntad de verdad 262 Según la Encuesta de Preferencia, realizada por el GCABA, uno de los principales medios por los cuáles los turistas extranjeros se informaron sobre el destino (Buenos Aires) fue Internet, además del uso más tradicional de las agencias de viajes. Un importante número de encuestados respondieron que conocieron de antemano el destino a través de amigos y familiares. 263 Buenos Aires apareció recientemente en el segundo lugar elegido por los lectores de la revista Travel + Leisure, en un ranking mundial, por su arte y arquitectura. 264 En una de las varias visitas (invitado como consultor) del ex Vice- Alcalde de Barcelona Jordi Borja, dijo “Buenos Aires tiene una calidad de vida urbana como ninguna otra ciudad de América Latina, debe apostar a ser la París de América Latina. La ciudad tiene capacidad para ofrecer cultura, lo cual atrae

132

capital cultural de Latinoamérica 265 o del MERCOSUR 266 , así como el reciente proyecto de proponer a Buenos Aires como Paisaje Cultural de la humanidad ante la UNESCO. De este modo, la cultural local y la tradición son absorbidos por el cálculo racional de la economía política, lo que plantea la cuestión sobre cuánto del actual interés en la renovación de la cultura local y la resurrección e invención de las tradiciones locales no traen consigo el deseo de extraer y apropiarse de la renta monopólica.

3.4 El turismo cultural como actividad económica global que revaloriza la cultura local (y viceversa). El turismo, en tanto actividad globalizada, es un buen ejemplo de cómo funciona la relación de la cultura local como recurso para la construcción de un atractivo o una marca de distinción en la competencia global. Para Kevin Gotham (2005) el turismo es un fenómeno complejo y contradictorio, aunque las interpretaciones sobre su impacto en la cultura local suelen ser extremas y antagónicas, dado que están quienes, por un lado, encuentran en el turismo una actividad que amenaza a la cultura local y por otro, quienes ven en el turismo el marco del desarrollo local y de la diversidad cultural. Ciertamente, el turismo es un espacio social que anuda la relación siempre tensa entre lo local y lo global, una forma particular en la que se expresa la tensión de la mercancía antes mencionada. Al igual que David Harvey, Gotham afirma que mientras lo global representa la fuerza homogeneizadora de la industria del turismo, lo local es el portador de la diversidad y la singularidad que hace "atractivo" a un determinado lugar. Por lo tanto, ambos aspectos en conjunto interactúan en la actividad turística. Es por ello que en el marco de las competencias por la atracción de bienes y capitales entre ciudades, se han producido procesos de transformación urbana con base en la construcción de una “infraestructura para el entretenimiento” y una sinergia que se expresa en los espacios de ocio y turismo de la ciudad a través de una diversificada oferta cultural: museos (históricos, artísticos), paseos costeros, paisaje urbano, ciudad vieja o casco histórico, gastronomía regional, danzas, megaeventos culturales (convenciones) y deportivos (olimpíadas), eventos de moda y diseño, teatros, espectáculos nocturnos, y festivales (Judd 2003; Evans 2001) 267 . servicios financieros y turismo” (“El renacimiento de las ciudades”, entrevista publicada en La Nación, Arquitectura, diciembre de 2001). 265 En las últimas y anteriores campañas a Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires se ha visto y oído hablar a candidatos de diferentes partidos políticos de posicionar a Buenos Aires como capital cultural. Sólo para citar la más reciente (2006), en la página web (www.ciudadpro.com) del partido del electo Jefe de Gobierno puede leerse como propuesta cultural: Nuestra meta es hacer de la ciudad de Buenos Aires la Capital Cultural de América Latina. 266 Es cierto que en el marco de las Mercociudades, Buenos Aires jugó el papel de capital cultural hasta el 2001. 267 Recordemos en este sentido el Plan Estratégico de Cultura, antes analizado, donde el objetivo es crear esta “sinergia cultural” a través de diversos festivales y eventos (tango, cine, libros, arte, diseño, moda, etc.) y de políticas patrimoniales.

133

Junto a las infraestructuras para el turismo, Judd (2003) señala que la imagen de la ciudad juega un papel importante en la construcción del atractivo turístico. El imaginario urbano que se produce cuando el patrimonio cultural urbano es una mercancía, es el de una ciudad armónica, sin conflictos, allí inclusive en lugares identificados con el deterioro urbano o el delito como los distritos de Harlem 268 y Chinatown (en donde el atractivo es la “experiencia exótica”). Hannigan (1998) ha utilizado el término de disneyficación (disneyfication) de la ciudad, la que refleja una tendencia social general hacia la mercantilización de la experiencia: hoy la gente compra y colecciona (o acumula) “experiencias de ocio” (leisure experiences) de la misma manera que consumen bienes. La búsqueda de experiencias auténticas por parte de los turistas, señala Mac Cannell (2003), se produce ante todo sobre la base de una crisis del sujeto moderno. Es decir, que existe una tendencia por la cual a través del consumo cultural se puede paliar la alienación o fragmentación de la vida moderna 269 , encontrando en el otro un mundo organizado, completo, cerrado y entero. En una sociedad cada vez más indiferenciada, la identidad se transforma en un producto que puede ser ofertado a quien busca una experiencia auténtica (es lo que en el turismo cultural aparece como aprendizaje del otro, una experiencia de intercambio cultural). Ante la pérdida de su propia vida, el sujeto moderno pide la vida “real” de los otros, se produce una fascinación por lo otro, deseo que lleva al turista a desplazarse hacia otro lugar y experimentar la vida cotidiana del sujeto local. Y lo que se produce del otro lado, es justamente una reconversión de lo real y verdadero para el consumo del visitante. Siguiendo la teoría del interaccionismo simbólico de Goffman, Mac Cannell dice que lo que los actores locales y receptores del turismo ofrecen como imagen auténtica es el “front”, la representación social (compartida) que tienen sobre sí mismo los “nativos”, guardándose para sí el “back”. “Mac Cannell trabaja con las nociones de “back” y “front” de Erwin Goffman. Éste último concepto hace referencia a lo que se muestra a los visitantes; en el caso de las comunidades locales, ese espacio es donde se toma contacto con el turista. Por lo general, esto se reduce al área de servicios, como hoteles, lugares donde se sirve comida o se venden diferentes productos. El “back”, por su parte, refiere a las zonas privadas de la vida de los nativos, que quedan lejos de la vista de los turistas. Al igual que en la vida cotidiana de cualquiera de nosotros, la hipótesis que sustenta la división entre back y front es que nos comportamos de manera diferente en cada ambiente, según lo consideremos público o privado. De acuerdo a MacCannell, el turista desea acceder a esa vida “auténtica” del nativo, pero jamás consigue ese objetivo, ya que ese entorno sólo se da en el back, lejos de la mirada de los visitantes. Por lo tanto, los turistas sólo tendrán acceso a una experiencia desprovista de autenticidad, y que se encuentra armada con fines turísticos y comerciales” (Gobbi 2005).

268

Sobre la experiencia de renovación y gentrificación en Harlem ver Hoffman, Lily (2003): “The Marketing of Diversity in the Inner City: Tourism and Regulation in Harlem”, en International Journal of Urban and Regional Research, Volume 27: 286-99 269 Esta idea de una vida moderna alienada (Simmel) ha sido esbozada en nuestra definición de ciudad.

134

Aunque, como indica Judd (2003b), hay turistas que buscan escapar de las burbujas o enclaves turísticos y se arriesgan a conocer más allá de los límites de los enclaves en búsqueda de la “verdadera” ciudad. En cierto sentido, San Telmo permite esta deriva del visitante por el barrio dado que el mismo no se ha configurado como un enclave, aunque tiene circuitos de paseo sobre el eje de la calle Defensa. Su cercanía con el centro, permite entre otras cosas, acceder caminado al barrio, aunque también existan los tours guiados en el que los turistas llegan en buses a determinados lugares 270 . Como vemos, el turismo es una de las actividades globales más reconocidas, y adquiere nuevas dimensiones como el turismo cultural. Allí donde los gestores del patrimonio mencionan que encuentran a la globalización también una oportunidad, se refieren básicamente a la actividad turística. La cual, por cierto, también es leída como una amenaza de deterioro del patrimonio, ya sea por la masificación de turismo (sobre todo en el caso de sitios arqueológicos), el fachadismo, la aculturación, etc. El discurso patrimonial sostiene al turismo cultural como un equilibro entre preservación y uso, que permite un desarrollo económico sustentable. Orbasli, en su estudio sobre ciudades históricas de Europa, señala que si bien el turismo puede ser una amenaza para el patrimonio cultural urbano, puede actuar como oportunidad –dependiendo fuertemente de la gestión local-, porque el turismo brinda vitalidad y dinamismo cultural y económico a los lugares y al patrimonio le trae los beneficios de la apreciación, la preservación y la conservación (2000: 3). Si por un lado el discurso de la gestión patrimonial promueve la transformación del patrimonio en recurso turístico, porque “el patrimonio cultural constituye uno de los recursos básicos para la configuración de un destino turístico que debemos valorar y transformar en un producto al servicio de un desarrollo local duradero” (Ballart Hernández y Trasserras, 2001: 203), al mismo tiempo se sostiene que debería existir un compromiso ético para que el patrimonio no se convierta únicamente en una atracción y evitar los efectos negativos del turismo sobre la naturaleza o medio ambiente, los sitios históricos, los habitantes locales, etc. La subsecretaría de Patrimonio Cultural dijo “hay que promover la zona, pero apuntalando su identidad. San Telmo no tiene que ser escenografía. El desarrollo impulsado por el turismo no debe expulsar vecinos” (“San Telmo, el barrio que crece y se renueva al ritmo del turismo” en diario Clarín 19/07/2004).

El turismo cultural parece surgir como una alternativa dentro del campo del turismo, donde la cultura local tiene la oportunidad de negociar su particularismo dentro de esta actividad global, porque se convierte en el atractivo principal del turista. Confer y Kerstetter (2000) señalan que según TIA (Travel Industry Association), entre 1991-1995 el turismo cultural creció en un 16%, reportándose una cantidad de 54 millones de visitantes a sitios históricos 270

Un estudio de los usos del espacio barrial, puede consultarse en Zunino Singh (2005), y una descripción de los mismos se encuentra en el Anexo.

135

y museos en el mundo, en el año1999. Para el año 2002 el 80% de los turistas americanos (146 millones) había realizado visitas (museos, sitios históricos) o actividades culturales en sus viajes (Nicholls et al, 2004). Un aspecto interesante de esta actividad económica-cultural, es que el tipo de visitante (“turista patrimonial”) suele tener mayores ingresos económicos y nivel educativo, pasar más tiempo en el lugar y gastar más que un turista promedio (Confer y Kerstetter 2000, Nicholls et al, 2004). Las agencias internacionales como Organización Mundial del Turismo (OMT) o UNESCO, postularon al turismo cultural como una “buena forma” de turismo el cual podría ayudar a contrarrestar las “malas formas” del turismo de masa. El turismo cultural es presentado por los expertos de la OMT como propicio para el renacimiento de la cultura en las sociedades receptoras (del turismo), ya que estimula en las poblaciones locales un orgullo e interés en sus tradiciones amenazadas por la modernización (Picard 1996, citado por Richards 2001: 19). El turismo se convierte cada vez más en una forma de consumo cultural (Harvey 2002), donde las fronteras entre cultura y economía tienden a borrarse (Green, 2001): de este modo el aumento de políticas de patrimonialización se corresponde con el aumento de la oferta cultural para la actividad turística (Richard 2001), en donde el valor de uso turístico del patrimonio cultural urbano viene precedido por el valor patrimonial –convencionalmente establecido por alguna una institución-, “para que pueda existir una del patrimonio, debe haber primero una del mismo” 271 .

271

Bazin (1995), citado por Cortés Puya 2005. p 14.

136

Conclusiones Pudimos reconocer en la cultura moderna una tensión entre el polo de la “igualación-indiferenciación-universalización” y el de la “diferenciaciónsingularidad-particularismo”, expresada como vimos en espacio-lugar y sociedad-comunidad. Esta tensión constitutiva de la cultura moderna se expresa también en la tensión global-local que hemos analizando. Sin embargo, aquí los opuestos son al mismo tiempo antagónicos y complementarios en el siguiente sentido: a la homogeneización de la globalización se opone la diversidad cultural, cuando al mismo tiempo en la competencia global se requiere de la diversidad (basada en la autenticidad) para garantizar una renta monopólica. Las ciudades en el ámbito de la competencia global (o regional) tienden a la igualación en tanto mercancías, pero al mismo tiempo buscan diferenciarse apelando a su origen, autenticidad o historia particular para ser más atractivas que otras. Es así que el patrimonio cultural urbano se convierte en un recurso para ser explotado económicamente a través de las estrategias de marketing territorial como los planes y proyectos que hemos analizado, los cuales son generadores de discursos sobre el valor cultural y auténtico del patrimonio, y éste valor cultural tiene un efecto de valorización económica al actuar como atractivo. Las políticas patrimoniales cumplen la tarea de producir un lugar auténtico dentro de la ciudad y de garantizarlo; por un lado, a través de legislaciones proteccionistas, de intervenciones urbanas destinadas al mejoramiento del espacio público y de las fachadas (es decir, sobre los objetos patrimonializados como edificios, museos, casas, barrios, etc.); y por otro, a través de políticas culturales que tienen como objetivo concientizar, recopilar y difundir el patrimonio tanto el tangible como el intangible, generar actividades culturales para uso del espacio patrimonializado, y sobre todo afianzar un discurso sobre el valor patrimonial. A la vez, ambos aspectos ingresan en las estrategias de posicionamiento de la ciudad a nivel regional o mundial. En este contexto, el sentido de lo “histórico” juega un papel fundamental en la revalorización de la ciudad en términos culturales (porque permite la construcción de un relato identitario) y también en términos económicos (porque el mercado global requiere de ‘lugares auténticos’). Revalorizar las áreas urbanas que contengan “alto valor” histórico/pasado en un sentido patrimonialista, como hemos visto, aparece primero como la preservación de la memoria y la identidad local frente a procesos de cambios sociales y culturales que implica la globalización. Pero si bien se parte de la idea de preservar ante la “amenaza” de la globalización, en términos económicos la globalización también significa oportunidad. Allí, entonces, la identidad local se convierte en marca, una imagen distintiva de la ciudad que puede ser ofrecida al mercado global. En síntesis, podemos decir que con la globalización -surgida de la revolución tecnológica y la nueva etapa de acumulación del capitalismo sostenida en la apertura de mercados- la nueva economía requiere de un fuerte papel de las ciudades y una transformación del espacio urbano, que es leída bajo la mirada

137

patrimonialista como una nueva amenaza contra la identidad local pero al mismo tiempo una oportunidad de combinar preservación y nuevos usos del patrimonio. Entonces, la intención de proteger áreas de singular valor histórico (luego convertidas en patrimonio cultural urbano) se articula indefectiblemente con una estrategia de lo local, en donde el regreso sobre sí mismo no es un atrincheramiento frente a la amenaza global, sino que es la articulación entre la escala local y global mediante –entre otras cosas- la construcción de un “perfil” o “imagen” o elemento distintivo que le permita a la ciudad atraer capitales y competir regional o globalmente. Aquí la estrategia económica, no significa un medio de sustentabilidad del patrimonio, sino que se convierte en un fin en sí mismo.

138

Conclusiones generales La política patrimonial apunta a (re)posicionar el área histórica (centro-sur) de la ciudad de Buenos Aires convirtiéndola en un recurso económico para la ciudad y augurando que con revalorización cultural y económica se mejora la calidad de vida de sus ciudadanos. Lo antiguo no significa exclusivamente ni “viejo” ni “obsoleto”, por el contrario, es revalorizado como elemento constitutivo para una narración identitaria, para saber de dónde venimos, quiénes somos y adonde vamos. Pero además, permite mostrar(nos) a los otros, decir quiénes somos y cuál es nuestra singularidad, lo que nos hace distintos y a la vez atractivos. Preservar y valorizar el acervo del patrimonio cultural urbano, que representa esa identidad colectiva, se ha vuelto una meta político cultural y urbana del gobierno local. Al principio de nuestra investigación nos preguntábamos porqué este auge de lo patrimonial en la gestión urbana. Y anticipábamos nuestra respuesta a esta pregunta a través de la explicación de un “giro cultural”: el auge de la recuperación y revalorización del patrimonio urbano se enmarca en el contexto de un cambio cultural en las políticas urbanas, donde el pasado ya no es visto como lo viejo y obsoleto que hay que destruir para construir lo nuevo (como en el modernismo). Las ciudades vuelven sobre sí mismas, sobre su pasado, sobre las pequeñas cosas y lo cotidiano, lo que representa su identidad, que en el caso de Buenos Aires se sintetiza en el Casco Histórico. Efectivamente un cambio en la “conciencia” en la planificación urbana, como lo llama Carrión (2000), ha instalado en la agenda urbana la cuestión del patrimonio urbano y los centros históricos, a lo largo de las tres últimas décadas. En el capítulo 2 abordamos este cambio como un proceso de activación cultural que se fue plasmando en programas y proyectos puntuales a nivel de intervenciones urbanas, a través de normas y legislaciones, y finalmente, se manifestó como una política cultural. En ese recorrido pudimos observar cambios dentro del campo patrimonialista, donde se fueron sumando nuevas dimensiones al concepto de patrimonio, que estaba centrado en un principio en lo físico y en lo monumental. La tendencia de cambio se dirigió hacia una concepción integral del patrimonio introduciendo la cuestión social como una problemática de los centros históricos latinoamericanos. Las políticas de renovación de estas áreas implicaba la incorporación de los sujetos que trabajaban y habitaban allí para que en su efectiva participación en el proceso de renovación se garantizara su derecho a la ciudad. En la práctica hubo ensayos de este tipo en los inicios de los programas de revitalización del barrio de San Telmo –un barrio que presentaba características urbanas de deterioro físico, de ser un barrio con valor histórico cultural, pero también con sectores en situación de vulnerabilidad social. Estas primeras intervenciones superaron una visión puramente conservacionista y arquitectónica para modelar un nuevo tipo de política patrimonial más flexible y dinámica. Sin embargo, esto no pasó de una intervención puntual, y los

139

programas de activación patrimonial continuaron otro rumbo. Primero, orientados a la revalorización física de los artefactos arquitectónicos y ciertas áreas urbanas con el fin de lograr la “consolidación residencial” y nuevos usos del espacio. Estas acciones demostraban el interés de lograr una dinámica económica del área central apoyada en la puesta en valor del patrimonio urbano de la misma. En este sentido, las dimensiones histórico-cultural, arquitectónica y económica comenzaron a ser primordiales en la política patrimonial, y sobre éstas dimensiones se articuló el nuevo modelo de gestión del patrimonio que buscaba un equilibrio entre conservación y uso. A pesar que, en términos de proyecto y modelo de estrategias, la política patrimonial ya apuntaba a la explotación del patrimonio como recurso, y a la vez, ésta política patrimonial formaba parte de una estrategia cultural que buscaba construir un perfil de Buenos Aires como ciudad cultural, no fue hasta el escenario del “boom” turístico (post 2001) que la articulación entre la acción estatal y la del mercado desató un proceso de renovación fuerte en el barrio de San Telmo y conjugó de manera sólida el vínculo entre lo cultural y lo económico, entre lo turístico y lo patrimonial, entre el patrimonio y el atractivo turístico. El objetivo económico de la política patrimonial quedó de manifiesto en la idea de la sustentabilidad del patrimonio cultural urbano: en el proceso de la revitalización y revalorización de los objetos y modos de vida auténticos (patrimonio tangible e intangible) de la ciudad, éstos pueden ser explotados como recursos económicos porque la economía funciona como soporte de la sustentabilidad del patrimonio, pero a la vez éste ofrece el material sobre el que se puede configurar una imagen de autenticidad atractiva en el mercado. En este sentido, planteábamos como hipótesis que estas recuperaciones de lo patrimonial no sólo se daban por un cambio cultural en el campo de las políticas urbanas, sino por razones económicas y urbanas ya que en el contexto de la globalización las ciudades deben competir para formar parte de la red global, y para las ciudades periféricas como Buenos Aires se adoptan modelos de estrategias local-global (Borja y Castells 1996), y en ese marco se produce lo que Benko (2000) denomina “marketing territorial”. El Plan Estratégico de Cultura es muy evidente en este sentido, pero aún más interesante es la iniciativa de postular a Buenos Aires como Patrimonio de la Humanidad ante UNESCO por su Paisaje Cultural, porque en esta iniciativa se pone de manifiesto la idea de lograr un reconocimiento internacional (universal) de lo único e irrepetible (singular) que tiene o es Buenos Aires. En este sentido, consideramos que la etiqueta de Patrimonio de la Humanidad funciona como un sello de calidad del producto, garantizando la autenticidad del mismo. Estas estrategias que buscan posicionar a Buenos Aires en el mercado regional y global, nos abría la pregunta acerca de: en qué medida la renovación urbana es una política “hacia adentro” 272 o una política “hacia fuera” 273 . Y la 272

Promover la conservación de la memoria colectiva a través de la patrimonialización, mejorar la calidad de vida, revitalizar áreas deterioradas de la ciudad, etc. 273 Es decir, construir un perfil o una imagen para el exterior.

140

respuesta es que la renovación urbana basada en el valor patrimonial significa ambas cosas. En la medida en que se revaloriza un área por su valor histórico cultural y se le otorga oficialmente el sello de Casco Histórico y se promociona como lugar auténtico de origen de la ciudad y su cultura, se interpela hacia adentro en términos culturales, inclusive ideológicos al construir una versión de la historia, de nuestra identidad y de cómo debe ser cuidada frente a amenazas externas; pero además, se muestra hacia fuera la identidad provee una imagen de ciudad distinta de otras ciudades, porque remarca lo singular o particular de una ciudad, que a la vez la hacen única y atractiva. Es decir, la identidad es identidad pero también es marca. O podríamos decirlo al revés, hoy la marca de una ciudad se construye sobre la identidad de la misma –en la medida que esta indebida haya sido construida y legitimada por la activación patrimonial y el marketing territorial. Nuestro análisis del modo de construir la narración identitaria por parte de la política patrimonial, no abordó los conflictos del campo cultural e ideológico en la construcción social de la identidad. Es decir, que no abordamos a otros actores que interactúan en la definición del patrimonio cultural urbano, especialmente de San Telmo como Casco Histórico. No desconocemos las tensiones y “consensos” construidos alrededor de los valores históricos culturales del barrio y la ciudad, pero quisimos comprender, antes que el contenido de la narración identitaria en el proceso de la selección y activación patrimonial, cómo operaba la misma en la mercantilización de la cultura, porque nuestra hipótesis apuntaba a que: tanto para las políticas culturales del Gobierno de la Ciudad que se dirigen a la conservación y revitalización del patrimonio urbano revalorizar San Telmo y posicionarlo como Casco Histórico significaba generar un espacio urbano que puede ser explotado como recurso económico. De esta manera, la oferta turística (sea privada o pública) se nutre del valor patrimonial para generar un atractivo particular (auténtico), y viceversa, el patrimonio se revaloriza por ser un atractivo turístico (especialmente en el turismo cultural) y no así por un mero valor cultural. Por ello, lo que el gobierno local interpreta como una consecuencia directa de su política patrimonial en sus informes económicos, antes que un efecto de la política cultural o un cambio de conciencia ciudadana, fue la posibilidad de establecer negocios relacionados con el turismo en áreas urbanas históricas porque éstas resultan un atractivo. La explotación del patrimonio como recurso económico y una revitalización del área aparecieron claramente en la renovación comercial de San Telmo a partir del año 2002 (si se mira especialmente: una cantidad importante de inmuebles catalogados están ocupados por locales comerciales de antigüedades y gastronomía). Es así que en nuestra hipótesis anticipábamos que una parte del barrio se transforma en una mercancía cargada de simbolismos y atractivos, en un espacio de consumo e inversión para los sectores de mayor poder adquisitivo y los turistas extranjeros. Pero al mismo tiempo, el barrio es un espacio social donde transcurre la vida cotidiana de los residentes locales. Algunos de ellos,

141

son de sectores de bajo poder adquisitivo que pueden ser excluidos del barrio de manera directa a través de los desalojos. Efectivamente, en el capítulo 1 encontramos evidencias de que este proceso de desplazamiento, de gentrificación, se está produciendo en San Telmo. Por ello, creemos que el Estado está contribuyendo a estimular al mercado a que explote el recurso patrimonial, ofreciendo un mejoramiento y protección del área como así también una amplia difusión del valor cultural de la misma, pero la pérdida de la dimensión -como la expresión de la desigualdad social, los problemas de hábitat popular, etc.- en la política patrimonial es evidente, especialmente en la falta de políticas sociales integradas al Plan de Manejo del Casco Histórico (donde se supone que se articulan todos los programas de renovación del área). Más allá de los enunciados de la política patrimonial sobre el mejoramiento de la calidad de vida de todos los vecinos, resta por profundizar el análisis acerca de qué sujeto se beneficia con estas políticas y quienes no 274 . Lo que observamos en este estudio es la ambigüedad de lo “social” en el discurso patrimonial. La gente o los vecinos, ese “nosotros” aparentemente universal, es interpelado por el discurso a la hora de tomar conciencia sobre el valor cultural del patrimonio. Para los gestores del patrimonio, se avanza en la medida en que los vecinos nombran a San Telmo como Casco Histórico. Se avanza cuando los agentes del mercado invierten, cuando “la gente” participa visitando, comprando, difundiendo a otros el valor cultural del barrio, y sobre todo, cuando la presencia de la “gente” en el barrio (su heterogeneidad), garantiza un atractivo. Por ello, a pesar de las primeras acciones puntuales y proyectos de integrar lo social como dimensión constitutiva del centro histórico, observamos que la preocupación por mantener a los residentes de bajos ingresos en el área central tendió a desaparecer de la agenda del patrimonio urbano cultural, restringiendo de esta manera un sentido amplio de la heterogeneidad. De este modo, lo social, siguiendo a Carrión, adquiere ese carácter de “anexo” a las dimensiones primordiales como la cultural, arquitectónica o económica. Aunque podemos ir más allá, y señalar que en realidad no se tiene en cuenta lo social en su dimensión conflictiva y contradictoria, la retórica de la participación de la comunidad no desaparece del discurso patrimonial, está presente en la práctica del consumo y en definitiva, deviene en una dimensión económica o se reduce a ella. Sostenemos que esta dimensión social a-conflictiva, o su cosificación como heterogeneidad armónica, es parte del proceso de mercantilización de la cultura. La cultura como recurso se ha convertido en un fetichismo de la cultura. Esta cobra vida propia ocultando las relaciones sociales que le dan vida. Y esta imagen armónica de ciudad, consumible e intercambiable como mercancía, se expresa de manera contundente en la idea del Paisaje Cultural. 274

Creemos que otros estudios han comenzado a trabajar sobre los actores barriales para conocer el rumbo del proceso desde la interacción de los mismos. Asimismo, pensamos seria interesante poder abordar esta problemática desde las relaciones sociales entre los actores siguiendo un marco teórico como el planteado en esta investigación

142

La cultura podría aparecer como un mero objeto de contemplación –una característica de la cosificación, dice Lukács- si no fuera porque el patrimonio como atractivo turístico requiere de la participación de los sujetos locales para dar “vida” a lo patrimonial, para no transformar al barrio histórico en un museo al aire libre. La estimulación de la política patrimonial a generar un “patrimonio vivo” se articula perfectamente con la actividad turística donde el visitante –que realiza su práctica de consumo en el lugar de la producción, porque el Casco Histórico (suelo urbano) es una mercancía que no circula (salvo, como dijimos, a través de sus representaciones)- consume experiencias auténticas en su práctica turística. Finalmente, nos preguntábamos al principio si no existe una necesidad mutua entre patrimonio y turismo. Es decir, el patrimonio urbano es un objeto de consumo cultural en el marco de la economía del turismo y este mercado lo necesita para capitalizarlo como recurso, y al mismo tiempo, esta condición de “recurso” permite que patrimonio urbano pueda ser revalorado y reconocido socialmente. En este sentido, la renovación urbana en San Telmo expresa esa “alianza exitosa” entre patrimonio y turismo, que parece legitimarse en la opinión pública, especialmente cuando se compara San Telmo con Palermo. La idea de que San Telmo se ha modernizado pero respetando su historia, no expresa más que nuevas pautas de consumo, es decir, de un segmento del mercado culturalizado. Aquí, creemos, la política patrimonial ha sido transparente al proponer reinsertar el patrimonio en la dinámica de la ciudad en forma de recurso económico, porque la dinámica de la ciudad es también la del mercado y los sujetos valoran el patrimonio como valor de uso y valor de cambio. Por ello es necesario que la política patrimonial contemple políticas económicas que regulen las relaciones desiguales del mercado para minimizar los efectos sociales negativos. En la medida en que el Estado sólo se limite a estimular al mercado, es decir el valor de cambio del patrimonio cultural urbano, entrará en contradicción con la definición del patrimonio como un bien de todos, porque no se puede negar las relaciones de poder que se establecen en la producción y apropiación de bienes materiales y simbólicos en la sociedad capitalista. De esta manera, la política cultural pública podría estar coadyuvando a una dinámica económica que tiende a (re)producir la desigualdad social, mientras que el argumento de esa misma política es generar un uso público de nuestro patrimonio urbano cultural. Octubre de 2007

143

BIBLIOGRAFÍA • AAVV (2003) “El espacio cultural de los mitos, ritos, leyendas, celebraciones y devociones”. Introducción de III Jornadas de Patrimonio Intangible, Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Secretaria de Cultura, GCABA • Adorno, Theodor y Korkheimer, Max (1969) “Cultura y civilización”, en La sociedad. Lecciones de sociología, Proteo, Buenos Aires • Almirón, A.; Bertoncello, R. y Troncoso, C. (2006) "Turismo, patrimonio y territorio. Una discusión de sus relaciones a partir de casos de Argentina", en Estudios y Perspectivas en Turismo, 15(2): 101-124, CIET, Buenos Aires • Amín, Samir (2001) “Capitalismo, imperialismo, mundialización”, en José Seoane y Emilio Taddei (comps.) Resistencias mundiales. De Seattle a Porto Alegre, CLACSO, Buenos Aires • Atkinson, Rowland (2000) “Measuring Gentrification and Displacement in Greater London”, en Urban Studies; Jan/2000, Vol. 37 Issue 1, p149-165 • Aitchison, C.; Macleod, N. & Shaw, S. (2000) Leisure and tourism landscapes: Social and cultural geography, Routledge, London • Auyero, Javier y Benzecry, Claudio (2002) “Cultura”, en Altamirano, Carlos (director) Términos críticos de sociología de la cultura, Paidós, Buenos Aires • Bajtín, M. (1985) “El problema de los géneros discursivos” en Estética la creación verbal, Siglo XX, México • Ballart Hernández, J. & Tresserras, J. (2001) Gestión del patrimonio cultural, Ariel, Barcelona • Benko, G. (2000): “Estrategias de comunicación y marketing urbano”, EURE (Santiago) [online]. dic. 2000, vol.26, no.79 [citado 22 Julio 2004], p.67-76. • Benveniste, E (1980) “El apartado formal de la enunciación”, en Problemas de la Lingüística general, Siglo XXI, México • Bertoncello, R; Castro, H. y Zusman, P (2003) “Turismo y patrimonio: una relación puesta en cuestión”. En: R. Bertoncello y Ana Fani Alessandri, Procesos territoriales en Argentina y Brasil, Buenos Aires, Instituto de Geografía, FFyL, UBA • Bomfim, Zulmira and Urrutia, Enric (2005) “Affective dimension in cognitive maps of Barcelona and São Paulo”, en International Journal of Psychology; Feb/2005, Vol. 40 Issue 1, p37-50 • Borja, J. y Castells, M. (1996) Local y global. La gestión de las ciudades en la era de la información. UNCHS, Hábitat II, Estambul • Bourdieu, Pierre (1995) Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo literario, Anagrama, Barcelona • ……………… (1998) La distinción. Criterios y bases sociales del gusto, Taurus, Madrid • Burke, Peter (1991) La cultura popular en la Europa moderna, Alianza Editorial, Madrid • Capanegra, César (2004) “”Turismo Cultural”, causas, desarrollos y efectos de una antigua práctica”, en Turismo Cultural editado por Comisión para la Preservación del

144

Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Secretaria de Cultura, GCABA • Capel, Horacio (2002) “El camino de Borges a la cosmópolis: lo local y lo universal”, en Scripta Nova Revista electrónica de geografía y ciencias sociales, Vol. VI, núm. 129, 15 de noviembre de 2002, Universidad de Barcelona • Carman, Maria (1997) “El patrimonio cultural y la construcción de una fiesta sin revés. El caso de la feria de la Plaza Dorrego”, ponencia presentada en V Congreso de Antropología Social, La Plata - Argentina • Carrión, Fernando (2000) “Lugares o flujos centrales: los centros históricos urbanos”, Serie Medio Ambiente y Desarrollo, CEPAL, Santiago de Chile • Castells, Manuel (1983) “Cultural identity, sexual liberation and urban structure: the gay community in San Francisco”, en M. Castells The City and the Grassroots: A Cross-Cultural Theory of Urban Social Movements, pp. 138-170, Edward Arnold, London • Ciccolella, Pablo (1999): “Globalización y dualización en la Región Metropolitana de Buenos Aires. Grandes inversiones y reestructuración socioterritorial en los años noventa”, Revista EURE, vol. XXV, Nº 26, pp. 5-27, diciembre, Santiago de Chile. • Clichvesky, N. (1989) “Ciudad y tierra urbana” en Lungo, M comp. Lo urbano, SGCUCA, San José, Costa Rica. • Cohen, E. (2002) 'Authenticity, Equity and Sustainability in Tourism', in Journal of Sustainable Tourism, Vol 10, No. 4: 267 – 76 • Confer, John C., Kerstetter, Deborah L (2000) “Past Perfect: Explorations of Heritage Tourism”, en Parks & Recreation, Feb2000, Vol. 35, Issue 2 • Corner, L. y Harvey, S. (1991) Enterprise and Heritage. Crosscurrents of National Culture, Routledge, London • Cosacov, Natalia y Menazzi, Luján (2007) “Revalorización y exclusión en el barrio de San Telmo. Algunas reflexiones para comprender el consenso” en Herzer, H (comp) “Con el corazón mirando al sur”. (en prensa) • Crang, Mike (1998) Cultural Geography, Routledge, London • Cuenya, Fidel, Herzer (2004). “Grandes proyectos y teorías sobre la nueva política urbana en la era de la globalización. Reflexiones a partir de la Ciudad de Buenos Aires”, en Cuenya, Fidel, Herzer (comp.) Fragmentos Sociales. Problemas urbanos de la Argentina, Siglo XXI, Argentina • Cuervo González, L. (2003): Pensar el territorio: los conceptos de ciudad-global y región en sus orígenes y evolución, en Serie Gestión Pública, CEPAL, Santiago de Chile, noviembre de 2003 • Cutolo, Vicente (1998) Historia de los barrios de Buenos Aires, Editorial Elche, Buenos Aires • De Certeau, Michel (2004) A invençâo do cotidiano, Editora Vozes, Petrópolis • De Paula, Alberto (1977): “Los centros históricos y las ciudades contemporáneas: el Coloquio de Quito 1977”, en revista SUMMA, Nº114, Buenos Aires, julio de 1977 • Elías, Norbert (1993) El proceso de la civilización, FCE, Buenos Aires • ……………… (1997) Sobre el tiempo, FCE: México

145

• Escalona García, Emilia (2000) ““Del armario al barrio”: aproximación a un nuevo espacio urbano”, en Anales de Geografía de la Universidad Complutense, 2000, 20: 437-449 • Evans, Graeme (2001) Cultural Planning: Urban Renaissance?, Routledge, London • Friedman, John (1997). "Futuros de la ciudad global. El rol de las políticas urbanas y regionales en la región Asia–Pacífico", en EURE, 23, 70: 39-57 • Foucault, Michel (1983) El discurso del poder, Folios Ediciones, Buenos Aires • Galindo, Ma Paz and Hidalgo, Ma Carmen (2005) “Aesthetic preferences and the attribution of meaning: Environmental categorization processes in the evaluation of urban scenes”, en International Journal of Psychology; Feb2005, Vol. 40 Issue 1, p19-26 • García Canclini, Néstor (1984) “Cultura popular”, en Las culturas populares en el capitalismo, Nueva Visión, México • Gelfman, Julia; Stamponi, Sofía y Zunino Singh, Dhan (2005) “San Telmo: Usos y apropiaciones sociales y simbólicas del espacio urbano. El rol de los actores barriales en el proceso de renovación urbana”, ponencia presentada en III Jornadas de Jóvenes Investigadores del IIGG (FCS-UBA), Buenos Aires, septiembre 2005 • Giddens, A. (1995) Modernidad e identidad del yo, Península, Barcelona • Giersig, Nico and Aalbers, Manuel (2004) “Gentrification”, en Visual Paths through Urban Europe, Blackwell, Oxford • Gobbi, Jorge (2005) “La identidad autenticada: el debate sobre las relaciones entre identidad, autenticidad y vida cotidiana en el turismo”, ponencia presentada en Taller Internacional: Desplazamientos, contactos, lugares, Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 11, 12 y 13 de mayo del 2005 • Godoy, Paulo (2004): “Uma reflexão sobre a produção do espaço”, en revista Estudos Geográficos, Rio Claro, 2(1): 29 -42 , junho - 2004 • Gómez, Mariana (2004) “Patrimonio, turismo y renovación: políticas de desarrollo turístico en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires”, en Turismo Cultural editado por Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Secretaria de Cultura, GCABA • Gorelik, Adrián (1998) La grilla y el parque. Espacio público y cultura urbana en Buenos Aires, 1887-1936, Universidad Nacional de Quilmas, Buenos Aires • …………….... (2002) “Ciudad”, en Altamirano, C. (director) Términos críticos de sociología de la cultura, Paidós, Buenos Aires • ……………… (2004) "Imaginarios urbanos e imaginación urbana. Para un recorrido por los lugares comunes de los estudios culturales urbanos ", en Bifurcaciones [online]. núm. 1, verano 2004. World Wide Web document, URL: . ISSN 0718-1132 • Gotham, Kevin (2005) “Tourism from Above and Below: Globalization, Localization and New Orleans’s Mardi Gras”, en International Journal of Urban and Regional Research, Volume 29.2 June 2005 309–26 • Green, Michael (2001) “Urban Heritage Tourism: Globalization and Localization”, en Richards, G. (Editor) (2001). Cultural Attractions and European Tourism. Cambridge, CABI Publishing, MA, USA: • Gutiérrez, Ramón (1992) Buenos Aires. Evolución histórica, Escala, Bogotá

146

• Hall, Colin (2001) Geography of Tourism & Recreation: Environment, Place& Space, Routledge, London • Hall, Suart (1991) "The local and the Global: Globalization and Ethnicity", en King, Anthony D. (ed.) Culture Globalization and the World-System. Contemporary Conditions for the Representation of Identity, Macmillan-State University of New York at Binghamton, Binghamton • Hannigan, John (1998) “Fantasy cities”, en New Internationalist, Dec/98, Fascículo 308 • Hardoy, José E y Gutman, Margarita (1992) Buenos Aires. Historia urbana del área metropolitana, MAPFRE, Madrid • ………………………………………… (1992b) Impacto de la urbanización en los centros históricos de Iberoamérica. Tendencias y perspectives, MAPFRE, Madrid • Harvey, David (1992) Urbanismo y desigualdad social, Siglo XXI, México • ……….……. (2001) “Heritage Pasts and Heritage Presents: temporality, meaning and the scope of heritage studies”, en International Journal of Heritage Studies, Vol. 7, 4: 319 - 338. • ……………… (2002) “The art of rent: globalization, monopoly and the commodification of culture”, en Socialist Register 2002: A World of Contradiction, disponible en http://socialistregister.com/recent/2002/harvey2002 • …..………… (2003) “Desarrollos geográficos desiguales”, en Espacios de esperanza, Akal, Madrid • ……….….… (2004) La condición de la posmodernidad. Investigacion sobre los orígenes del cambio cultural, Amorrortu, Buenos Aires • Herzer et al (2002) “¿Revalorización de áreas centrales en la ciudad de Buenos Aires? El caso de La Boca”, en Revista Sociedad. Nota de investigación. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires. • Herzer, Hilda y Rodríguez, Carla (2003) “Algunas notas para la noción de ciudad en Simmel, visto desde hoy”, en revista electrónica Mundo Urbano, Año 2003/Número 19 - Marzo - Abril de 2003 • Hewison, R (1987) The heritage industry: Britain in a climate of decline, Methuen, London • Hoffman, Lily (2003): “The Marketing of Diversity in the Inner City: Tourism and Regulation in Harlem”, en International Journal of Urban and Regional Research, Volume 27: 286-99 • Iglesias, Rafael (2003): “Modernismos, modernización y modernidad en el habitar argentino: 1915-1930”, CEHCAU, FADU-UBA, Buenos Aires • Jameson, Frederic (1991) Ensayos sobre posmodernidad, Imago Mundi, Buenos Aires • Judd, Dennis (editor) (2003) The infrastructure of play. Building the tourist city, M. E. Sharpe, New York • ……………………… (2003b) “El turismo urbano y la geografía de la ciudad”, en Revista EURE, vol. XXIX, Nº 87, Sept/2003, Santiago de Chile • Kennedy, Maureen & Leonard, Paul (2001) “Dealing with neighborhood change: a primer on gentrification and policy choices”, en The Brookings Institution Center on Urban and Metropolitan Policy, disponible en www.brookings.edu/urban

147

• Lacarrieu, Mónica (1997) “Narrando historias 'se cuecen' identidades”, ponencia presentada en LASA, Guadalajara, abril 1997 • ……………………. (2004) “El patrimonio cultural inmaterial: un recurso político en el espacio de la cultura pública local”, ponencia presentada en el VI Seminario sobre Patrimonio Cultural, DIBAM, Santiago de Chile • Lees, Loretta (1994) “Rethinking Gentrification: Beyond the Positions of Economics or Culture”, en Progress in Human Geography, Jun/94, Vol. 18, No. 2, pp. 137-50. • Lefebvre, Henri (1978) El Derecho a la ciudad (tomo I y II), Ediciones Península, Barcelona • Lind, H. & Hellström, A. (2003) “Market rents and segregation. Working Paper”, en Division of Building and Real Estate Economics, KTH, Stockholm • López, E. (2000) La construcción de la vivienda como proceso de construcción de la ciudadanía -Una posibilidad histórica-, tesis de maestría, UNLP y Universidad de San Pablo, disponible en http://www.trabajosocial.unlp.edu.ar/tesis/Tesis%20%20Maestria%20Eduardo%20Lo pez.doc • Lukács, G. (1969) “La cosificación y la conciencia del proletariado” en Historia y conciencia de clase II, cap.1, Ed. Grijalbo, México • Lyons, Michal (1996) “Gentrification, Socioeconomic change, and the geography of displacement”, en Journal of Urban Affairs, Volume 18, Number 1, pp. 39-62 • Mac Cannell, D. (2001) “Tourist agency”, en Tourist Studies, Vol 1 (1): 23 – 37 • ………………… (2003) El turista, una nueva teoría de la clase ociosa, Editorial Melusina, Barcelona. • Mattos, Carlos de (2002) “Transformación de las ciudades latinoamericanas. ¿Impactos de la globalización?” EURE (Santiago) v.28 n.85 Santiago dic. 2002 • Mohan, G. y Stokke, K. (2000) “Participatory development and empowerment the dangers of localism”, en Third World Quarterly 21/1:247-268 • Marcuse, Peter (1986) “Abandonment, gentrification and displacement: the linkages in New York City”, en Smith, N. and Williams, P. Gentrification of the city, Unwin Hyman: London. • ………………… (1995) “Not Chaos, but Walls: Postmodernism and the partitioned City”, en S Watson and K Gibson (ed) Postmodern Cities and Spaces, Blackwell, Oxford • …………..…… (2000) “The Language of Globalization”, en Monthly Review: An Independent Socialist Magazine; Jul/Aug 2000, Vol. 52 Issue 3, p23 • Marcuse, Peter, and Ronald van Kempen, eds.(1999) Globalizing Cities: Is There a New Spatial Order?, Blackwell, Oxford • Marx, Karl (1985): “El carácter fetichista de la mercancía y su secreto”, en El Capital, Cap. 1, Libro 1, Parte 4, Siglo XXI, México. • Miceli, Sergio (2002) “Gusto”, en Altamirano, Carlos (director) Términos críticos de sociología de la cultura, Paidós, Buenos Aires • Mongin, Olivier (2006) La condición urbana. La ciudad a la hora de la mundialización. Paidós: Buenos Aires • Nicholls, S.; Vogt, C.; Jun, S. (2004) “Heeding The Call For Heritage Tourism”, en Parks & Recreation; Sep2004, Vol. 39 Issue 9, p38-47

148

• OEI (Organización de Estados Iberoamericanos) (2005) “Patrimonio Cultural tangible e intangible”, Coloquio publicado por OEI, Buenos Aires. • Olivera Begazo, Marcos (2001) “Turismo sostenible y las Agendas 21”, ponencia presentada en Perspectivas del Turismo Cultural. La gestión del turismo y sus problemáticas desde visiones sociales, Grupo Naya, 2001, disponible en www.naya.org • Orbasli, Aylin (2000) Tourists in Historic Towns: Urban Conservation and Heritage Management, Spon Press, London • Park, Robert Ezra (1999) La ciudad y otros ensayos de ecología urbana, Serbal, Barcelona. • Peña, José M. (1977): “Nuestro ex pasado arquitectónico”, en revista SUMMA, Nº 114, Buenos Aires, julio de 1977 • Perelman, Mariano (2006) “Demanda y negociación del Espacio público. El Caso de dos MTDs de la Ciudad de Buenos Aires”, en Actas del Seminario Latinoamericano “Teoría Política sobre Asentamientos Informales”, ICO-UNGS. Buenos Aires, 8 y 9 de noviembre de 2006. • Prats, Llorenc (1997) Antropología y patrimonio, Ariel, Barcelona • Procúpez V. y Rodríguez M.C. (2001) “Bringing it all back home. The experience of homelessness and alternative housing policies among urban squatters in Buenos Aires, Argentina”, en Valerie Polakow (comp.) Homlessness, University of Michigan • Puccia, E. (1968): Barracas su historia y sus tradiciones. 1534- 1936. (s/e), Talleres Gráficos Fabril Financiero, Buenos Aires • Richards, G. (Editor) (2001). Cultural Attractions and European Tourism, CABI Publishing, Cambridge, MA, USA • Ricoeur, Paul (1996) Sí mismo como otro, Siglo XXI, España • Roberts, Bryan (2005) “Globalization and Latin American Cities”, en International Journal of Urban and Regional Research, Volume 29.1 March (pp110–23) • Rodríguez, M. Carla y Devalle, Verónica (2000) “¿Exclusión social? Percepciones de organizaciones sociales e identificación de "lugares" de disputa, en contextos de renovación urbana”. Artículo de informe de investigación Tramas de organizaciones sociales y gobierno local: identidades y relaciones en el contexto de procesos de renovación urbana dirigido por María Carla Rodriguez (Programación UBACYT 2000), (mimeo) • Rodríguez, M. Carla (2005): Como en la estrategia del caracol… Ocupaciones de edificios y políticas locales de hábitat en la ciudad de Buenos Aires, El Cielo por Asalto, Buenos Aires • Sanguinetti, M., (1965), San Telmo. Su pasado histórico, Ediciones República de San Telmo, Buenos Aires • Santana, Agustín (2002) “Mirar y leer: autenticidad y patrimonio cultural turístico”, ponencia presentada en 6º Encontro nacional de turismo com base local. Campo Grande, MS. 20-23 Octubre de 2002 • ……………………. (2005) Antropología y turismo, Ariel, Barcelona • Santos, Clézio (2002) “Globalização, turismo e seus efeitos no meio ambiente”, en Terra Livre São Paulo Ano 18, n. 19 p. 191-198 jul./dez. 2002 • Santos, Milton (2005): La naturaleza del espacio, Ariel, Barcelona

149

• Sarmiento, Domingo F. (1999) Facundo, Losada, Buenos Aires • Saskia Sassen (1999): La ciudad global, Eudeba, Buenos Aires • ……………..… (2003) “Localizando ciudades en circuitos globales”, en EURE Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales, v.29 n.88 Santiago dic. 2003 • Scobie, James (1986) Buenos Aires. Del centro a los barrios. 1870-1910, Ediciones Sola, Buenos Aires • Shmidt, Claudia (2004) “San Telmo y Montserrat. Intimidades compartidas”, en San Telmo y Montserrat. Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, publicado por Secretaría de Cultura del GCABA • Shapira, Marie France (2001) “Fragmentación espacial y social: conceptos y realidades” en Perfiles Latinoamericanos, Año 10, numero 19, Diciembre. Revista de la sede de México de la FLACSO, México. • Silva, Armando (1992) Imaginarios urbanos. Bogotá y Sao Pablo, cultura y comunicación urbana en América Latina, Ediciones Tercer Mundo, Bogotá • Silvestri, Graciela (2004) “Patrimonio”, en Liernur, F. y Aliata, F (dir.) Diccionario de Arquitectura en la Argentina, Clarín Ediciones, Buenos Aires • Silvestri, Graciela y Aliata, Fernando (2001) El paisaje como cifra armónica, Nueva Visión, Buenos Aires • Simmel, Georg (1986) “Las grandes urbes y la vida del espíritu”, en El individuo y la libertad. Ensayos de crítica de la cultura, Península, Barcelona • Singer, Paul (1979) “A modo de introducción: urbanización y clases sociales” en Economía política de la urbanización, Siglo XXI, México. • Smith, Neil and Defilippis, James (1999) “The Reassertion of Economics: 1990s Gentrification in the Lower East Side “, en International Journal of Urban & Regional Research, Dec/99, Vol. 23, Fascículo 4 • Smith, Neil (1987) “Gentrification and the rent gap (Comentary)”, en Annals of the Association of American Geographers, 77(3), pp. 462-78 • Torres Horacio (2001) “Cambios socioterritoriales en Buenos Aires durante la década de 1990”, en EURE. Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales. Vol. XXVII, nro 80. • Topalov, Christian (1979) La urbanización capitalista, Edicol, México • Warde, A. (1991) “Gentrification as consumption: issues of class and gender”, en Environment and Planning, Society and Space 9, pp 223-232 • Weber, Max (1994) Economía y Sociedad, FCE, México • ….……….. (1996) La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Editorial Entrelineas, Buenos Aires • Williams, Rymond (2000): Marxismo y Literatura, Península, Barcelona • …………………… (1981): Cultura. Sociología de la comunicación y del arte, Paidós, Barcelona • Wirth, Louis, (1938) “El urbanismo como modo de vida”, en American Journal of Sociology, vol 44, junio • Yúdice, George (2002) El recurso de la cultura, Gedisa, Barcelona

150

• Zizek, Slavoj (1998) Multiculturalismo, o la lógica cultural del capitalismo tardío, Paidós, Buenos Aires • Zukin, Sharon (1987) “Gentrification: culture and capital in the urban core”, en Annual Review of Sociology, 13, pp. 129-147 • ………………. (1998) “Urban lifestyles: diversity and standardisation in spaces of consumption”, en Urban Studies, May/98, Vol. 35, Fascículo 5/6 • ……………… (1990) “Socio-spatial prototypes of a new organization of consumption: the role of real cultural capital”, en Sociology; Feb/90, Vol. 24 Issue 1, p37 • Zukin, Sharon and Maguire, Jennifer (2004) “Consumers and consumption”, en Annual Review of Sociology; 2004, Vol. 30 Issue 1 • Zunino Singh, Dhan (2005) “Turismo, patrimonio y renovación en el barrio de San Telmo. Estudio del espacio social en los procesos de renovación barrial”, ponencia presentada en Taller Internacional: Desplazamientos, contactos, lugares, Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 11, 12 y 13 de mayo del 2005 Documentos e informes analizados •

Marco teórico y Proyecto de Ley de Patrimonio cultural de la Dirección General de Patrimonio (DGPat), Ministerio de Cultura, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Disponible en http://www.dgpatrimonio.buenosaires.gov.ar



LEY MARCO DE PATRIMONIO CULTURAL: LEY N° 1.227 Sanción: 04/12/2003 Promulgación: Decreto Nº 2799 del 24/12/2003 Publicación: BOCBA N° 1850 del 05/01/2004



Inventario de Patrimonio Urbano (IPU): Aslan, L., Joselevich, I., Novoa, G., Saiegh, D., Santaló, A. (1992) Buenos Aires. San Telmo 1580-1970, Buenos Aires



Plan de manejo del Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires (San TelmoMontserrat), Dirección General Casco Histórico (DGCH), Subsecretaría de Patrimonio Cultural, Secretaría de Cultura, GCABA, 2004



Criterios de Manejo e Intervención en Edificios con Valor Patrimonial, DGCH, GCABA, 2006



Guía de Patrimonio Cultural de Buenos Aires. Dirección General de Patrimonio, Secretaría de Cultura del GCABA, 2003.



San Telmo y Montserrat. Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires. Libro de fotografías publicado por Secretaría de Cultura del GCABA, 2004.



Plan Estratégico de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Informe Ejecutivo de la Fase I: Diagnóstico y Formulación de Estrategias. Secretaría de Cultura, GCABA, 2001



Buenos Aires, Paisaje Cultural. Informe técnico de elevación para ingresar a la lista indicativa nacional CONAPLU, Julio 2004. Secretaría de Cultura, Subsecretaría de Patrimonio Cultural, GCABA

151



Áreas urbanas de valor patrimonial: potencialidades y dinámica económica, publicación realizada bajo el Programa de Gestión del Patrimonio como Recurso Económico (GEPRE), Subsecretaría de Patrimonio Cultural, Ministerio de Cultura, GCABA, 2006.



Desarrollo económico y gestión del patrimonio, informe realizado por CEDEM, GEPRE, DGCH del GCBA, 2003



Encuesta de Preferencia, Ciudad de Buenos Aires, realizada por el Programa de Estudios de Mercado y Estadísticas Turísticas (PEMET), Subsecretaría de Turismo GCABA, 2004



Coyuntura Económica de la Ciudad de Buenos Aires, informe del CEDEM, GCABA, 2006.



Informe de Coyuntura Turística, CEDEM, Nº 18, GCABA,2004



Informe sobre la actividad comercial en la Ciudad de Buenos Aires, CEDEM, GCABA, años 2005 y 2006



Anuario turístico 2002. PEIET. CEDEM. Secretaría de Desarrollo Económico. GCBA



Índice de ocupación hotelero-hostels, año 2005. Informe de Área de Estudios de Mercado y Estadísticas Turísticas de la Subsecretaría de Turismo del GCABA.



Suárez-Inclán Ducassi, María Rosa (s/f) “Etica, patrimonio e identidad. Una cuestión de valores y una solución de equilibrio evolutivo”, disponible en http://www.agrileira.com/NotasPDF/Castellano/7Cnota2.pdf.



Actas del 9º SEMINARIO INTERNACIONAL FORUM UNESCO UNIVERSIDAD Y PATRIMONIO / La gestión del Patrimonio. centralidad y periferia, FADU-UBA



Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda, INDEC 2001.



Informe Situación Social de la Ciudad de Buenos Aires, realizado por Fundación Observatorio Social en el marco del proyecto URB-AL 10 “Metodologías y herramientas para la creación de observatorios de inclusión social” – GCABA

152

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.