Los secretos artesanales de los lapidarios: instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China

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Descripción

LA NUEVA NAO: DE FORMOSA A AMÉRICA LATINA Bicentenario del Nombramiento de Simón Bolívar como Libertador

Lucía Chen (Hsiao-Chuan Chen) Alberto Saladino García Compiladores

I Universidad de Tamkang Taipei, 2013.

Título:

La nueva Nao: De Formosa a América Latina Bicentenario del Nombramiento de Simón Bolívar como Libertador

Autores: Juan José G. Bracamontes Gutiérresz, René Patricio Cardoso Ruiz, Guadalupe Isabel Carrillo Torea, Karime Castillo Cárdenas, James Yifan Chen, Lucía Chen, Gabriela Correa López, David Alexander De León Salazar, Ana Eduwiges Orozco Aguayo, Yrmina Glorida Eng Menéndez, Lisdey Espinoza Pedraza, Patricia Fournier, Roberto Antonio Garay Saravia, Anabell Romo González, Yadir González Hernández, Zhou Guanru, Sergio Hernández Galindo, Thomas Hillerkuss, Shinji Hirai, Liliana Jiménez Ramírez, Tomás Martínez Saldaña, Dahil M. Melgar Tísoc, Emiliano Ricardo Melgar Tísoc, Edgar Samuel Morales Sales, Francisco Luis Pérez Expósito, Radina Plamenova Dmimitrova, Juan José Ramírez Bonilla, Jenaro Reynoso Jaime, Alberto Saladino García, Salvador Salazar Navarro, Benito Antonio Sánchez Robles, Reyna Beatriz Solís Ciriaco, Hernán G. H. Taboada, Carlos M. Tur Donatti, Carlos Uscanga, Martha Rosas Vilchis, Norma Villagómez Rosas, Alberto Villar Calvo, Elisa Hsiu-chi Wang, Walburga Wiesheu Los capítulos de este libro fueron dictamidos por una comisión de especialistas. Primera edición, Julio de 2013 © 2013 Instituto de Posgrado de las Américas(IPA)de la Universidad de Tamkang. Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático, sin la autorización de los titulares del copyright. ISBN: 978-986-5982-33-1 Diseño portada: Pei-Ru Su Impresión: Instituto de Posgrado de las Américas(IPA)de la Universidad de Tamkang. Jefa de redacción: Luz del Carmen Gives Fernández Responsable de edición: Elena Li-Huey Chang Equipo de edición: Lucía Chen (Hsiao-Chuan Chen) Elena Li-Huey Chang Ning Chien-Ting Shiao

INDICE Página PRÓLOGO …................……….......……………………………………............... I INTRODUCCIÓN………….......……………………………………..................III AGRADECIMIENTOS...........................................................................................V BOLÍVAR EL LIBERTADOR, EN LA LITERATURA Y LA POLÍTICA El icono literario de Simón Bolívar Lucía Chen (Hsiao-chuan Chen)................…........................................................ 3 Simón Bolívar, libertador Alberto Saladino García..................................................................................15 CHINA Y AMÉRICA LATINA: TRADICIONES Y CULTURA Dos civilizaciones antiguas del jade: China y Mesoamérica Walburga Wiesheu........................................................................................25 La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana: su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad Karime Castillo Cárdenas....................................................................................41 De lo religioso a su representación en medios seculares: simbolismo budista y daoísta en la porcelana de la China imperial tardía de consumo en la Nueva España Patricia Fournier....................................................................................................63 El lazo entre el Departamento Marino de San Blas con China Juan José G. Bracamontes Gutiérresz....................................................................81 Los secretos artesanales de los lapidarios: instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China Emiliano Ricardo Melgar Tísoc y Reyna Beatriz Solís Ciriaco.............................93

LOS SECRETOS ARTESANALES DE LOS LAPIDARIOS: INSTRUMENTOS Y TÉCNICAS DE TRABAJO EN MESOAMÉRICA Y CHINA

Emiliano Ricardo Melgar Tísoc Reyna Beatriz Solís Ciriaco Museo del Templo Mayor, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México 

1. Introducción Las piedras preciosas y semipreciosas fueron de los materiales más apreciados por culturas y sociedades de distintas partes del mundo. Estos materiales pétreos fueron empleados como bienes de prestigio, los cuales han sido definidos como artículos de lujo inalienables o preciosidades que no eran abundantes ni de fácil acceso, por lo cual su valor dependía de su escasez;1 manteniendo las diferencias sociales; otorgando identidad y status a su posesión como un medio de control efectivo sobre los demás;2 y con orígenes prestigiosos que remitían al pasado, a los ancestros y los dioses.3 Debido a estas características, su trabajo requería de gran habilidad y destreza por parte de los artesanos lapidarios, por lo cual el oficio muchas veces se enseñaba desde la infancia entre padres e hijos. Por ello, el conocimiento sobre las propiedades del material, el acceso a determinadas herramientas y la ejecución de ciertas técnicas de trabajo muchas veces fueron controladas por los grupos dirigentes. Sin embargo, todavía se desconocen la mayoría de las técnicas y herramientas empleadas por los artesanos lapidarios, ya que casi todos los estudios se basan en lo referido en fuentes históricas, imágenes                                                              1

Robert D. Drennan, “¿Cómo nos ayuda el estudio sobre el intercambio interregional a entender el desarrollo de las sociedades complejas”, en Evelyn Childs Rattray (ed.), Rutas de intercambio en Mesoamérica. III Coloquio Pedro Bosch Gimpera, México, UNAM, 1998, pp. 26-28. 2 Annette Weiner, Inalienable possessions: The paradox of keeping-while-giving, Berkeley, University of California Press, 1992, p. 36. 3 Takeshi Inomata, “The Power and Ideology of Artistic Creation. Elite Craft Specialists in Classic Maya Society”, Current Anthropology vol. 42, núm. 3, 2001, pp. 321.

        

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y algunos contextos arqueológicos de talleres. Por ello, en este trabajo presentaremos una comparación tecnológica de este trabajo artesanal entre Mesoamérica y China, a través de la arqueología experimental y el análisis de huellas de manufactura con microscopía. A partir de ello mostraremos las semejanzas y diferencias entre ambas regiones y la identificación de algunas técnicas e instrumentos de trabajo no referidos en las fuentes históricas ni halladas físicamente en contextos arqueológicos. 2. Las materias primas En el trabajo lapidario, entre los componentes más importantes estaban las distintas piedras aprovechadas como materias primas para la elaboración de objetos ornamentales o votivos. a) En Mesoamérica Gracias a las fuentes escritas es posible conocer la gran variabilidad de los materiales pétreos empleados, aunque el atributo más importante en las clasificaciones y nomenclaturas parece haber sido el cromático (Tabla 1). También se señalan varias características de cada piedra, como su dureza, brillo, localización de yacimientos, su uso y las propiedades medicinales.

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Tabla 1. Ejemplos de materias primas empleadas en la lapidaria entre los nahuas Piedra Descripción Representación chalchihuites: Hay otras piedras que se llaman “esmeralda basta”a chalchihuites; son verdes y no transparentes, “esmeralda en bruto, mezcladas de blanco; úsanlas mucho los perla, piedra preciosa principales, trayéndolas en las muñecas, verde”b atándolas en hilo y aquello es señal de que es “piedra preciosa”c persona noble el que la trae; a los “la que ha sido maceguales no les era lícito traerla perforada”d (Sahagún, 2006, Lib. IX, cap. VIII: 671).

C.F., lib. VIII, fol. 50, p. 300r

quetzaliztli o quetzalitztli: “esmeralda”a “esmeralda, piedra preciosa”b “obsidiana preciosa”d

Las esmeraldas que se llaman quetzalitzli, las hay en esta tierra muy buenas; son preciosas, de mucho valor, llámanse así porque quetzalli quiere decir pluma muy verde, e itztli piedra de navaja, la cual es muy pulida y sin mancha alguna, y estas dos cosas tiene la buena esmeralda, que es muy verde, no tiene mancha, y muy pulida y transparente, es resplandeciente (Sahagún, 2006, Lib. IX, cap. VIII: 670-671).

quetzalchalchíhuitl: “piedra preciosa de color azul o verde”ab “jade fino”d

Hay otro género de piedras que se llaman quetzalchalchíhuitl; dícese así porque es muy verde y tiene manera de chalchíhuitl. Las buenas de éstas no tienen mancha ninguna, y son transparentes y muy verdes; las que no son tales tienen razas y manchas, y rayas mezcladas. Lábranse estas piedras, unas redondas y agujereadas, otras, largas y rollizas y agujereadas, otras, trianguladas, otras, cortadas al sesgo, otras cuadradas (Sahagún, 2006, Lib. IX, cap. VIII: 671). Hay en esta tierra piedra mármol y llámanle aitztli, (que) es como el de España (Sahagún, 2006, Lib. XI, cap. VIII: 673).

C.F., lib. XI, fol. 204, p. 356r

aitztli: “obsidiana blanca”, mármol d piedra blanca e

C.F., lib. XI, fol. 205, p. 357v

C.F., lib. XI, fol. 211, p. 363v

a: Vocabulario de Molina; b: Diccionario de Siméon; c: Vocabulario de Rincón; d: Calepino de Sahagún/Máynez; e: Diccionario de Wimmer; f: Sahagún. C.F.: Códice Florentino.

b) En China En China, al igual que en Mesoamérica, la coloración también parece haber sido una de las características más apreciadas en los objetos (Figura 1), ya que en el caso del jade, llamado yu en chino, las tonalidades que aparecen en los contextos 95

 

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arqueológicos abarcan un amplio espectro de verdes, aunque el blanco fue el color más apreciado por su pureza. También su valor simbólico incidía en su preferencia, ya que era considerado una piedra mágico-religiosa que representaba la esencia del cielo y la tierra, simbolizaba la belleza, gracia, pureza y suerte, con propiedades curativas, cargada de gran energía protectora contra los malos espíritus y enfermedades, ejemplo de perfección y longevidad.4 Debido a ello, fue el material pétreo más ampliamente empleado en una gran variedad de objetos ornamentales (discos, pendientes, placas y cuentas) y en herramientas (hachas y espadas), así como en vestimentas mortuorias para uso de las élites, emperadores o personajes importantes.5 Resulta interesante que los lapidarios chinos también usaron otros minerales verdosos, como la serpentina y la bowenita, pero cuyo trabajo difería de las nefritas de mejor calidad, lo cual parece indicar que distinguían entre las calidades, durezas y características físicas de las materias primas.6

                                                             4

Fred Ward, “Jade. Stone of Heaven”, National Geographic, vol. 172, núm. 3, 1987, pp. 284-315; Angus Forsyth, “Neolithic Chinese Jades. Hemudu to Erlitou Period”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 49-79, p. 53; Chung Tang (ed.), East Asian Jade: Symbol of Excellence, Hong Kong, Chinese University of Hong Kong, 1998; Heber Reginald Bishop, The Bishop Collection. Investigations and Studies in Jade, Nueva York, Mershon Company Press, 1900, pp. 321-370; Richard Gump, Jade: Stone of Heaven, Nueva York, Doubleday & Company, 1962, pp. 20-230; Sidney Howard Hansford, Jade: Essence of Hills and Streams. The Von Oertzen Collection of Chinese and Indian Jades, Londres, Purnell and Sons, 1969, pp. 30-100. 5 Forsyth, op. cit., pp. 53-79; Sun Shoudao y Guo Dashur, “Hongshan Jades - The Origins of the Dragon”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 80-83; Mo Yongkang, “Richesse and Ritual – The Impetus of Liangzhu Jades”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 84-88; Angus Forsyth, “Post-Neolithic to Han Chinese Jades. Shang to Zhou Period”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 89-110; Brian S. McElney, “Han to Song Chinese Jades. The Western Han to Southern Song Period”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 111-126; Yang Boda, “The Glorious Age of Chinese Jades. The Yuan, Ming and Qing Dynasties”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 127-188. 6 Tsui-Mei Huang, The role of jade in the Late Neolithic Culture of Ancient China: The case of Liangzhu, Tesis de Doctorado, Pittsburgh, University of Pittsburgh, 1992.

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Figura1.Ejemplos de materias primas empleadas en China.

3. Los artesanos lapidarios La transformación de las distintas piedras en bellos ornamentos y vestimentas, o en vistosas herramientas, era llevada a cabo por grupos de artesanos experimentados que debieron desarrollar una habilidad y destreza desde pequeños. En este apartado señalaremos algunas de las características que debían de tener quienes se dedicaban a este oficio. a) Los artesanos lapidarios del Centro de México En las fuentes históricas de la época colonial es posible encontrar algunas referencias sobre los artesanos prehispánicos para elaborar objetos en distintos materiales líticos. Según estas fuentes, el lapidario era un artesano toltecatl, “artífice, sabio o maestro de arte, oficial de artes mecánicos o artista de las llamadas artes menores”, 7 cuyo trabajo era considerado el arte de labrar las distintas piedras preciosas y semipreciosas.8 Dice Sahagún que el buen lapidario estaba bien enseñado y examinado en su oficio, tenía gran habilidad y pericia al emplear sus instrumentos y era buen conocedor de las piedras que trabajaba. 9 Entre estos especialistas estaban los tlatecque (cortadores de piedra en general),                                                              7

Fray Juan de Torquemada, Monarquía Indiana. De los veinte y un libros rituales y monarquía indiana, con el origen y guerras de los indios occidentales, de sus poblazones, descubrimiento, conquista, conversión y otras cosas maravillosas de la mesma tierra, México, UNAM, 1975, I, pp. 55 y 350-351. Para otra referencia sobre los lapidarios como toltecas véase también fray Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme, México, Porrúa, 2006, t. I, lib. I, cap. I, p. 9. 8 Torquemada, op. cit., t. II, Lib. VI, cap. XXIV, p. 48. 9 Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, México, Porrúa, 2006, Lib. X, cap. VII, p. 536.

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chalchiuhtlatecque (gematistas) y chalchiuhtlacuiloque (“el que trabaja o esculpe la piedra preciosa”).10 Los lapidarios, al igual que otros artesanos (amantecas, escribanos, plateros y pintores), transmitían y heredaban su oficio por parentesco a sus hijos como parte de sus actividades educativas domésticas. La pertenencia a un calpulli, en el que todos sus habitantes compartían y ejecutaban las mismas técnicas y profesiones también favorecía la enseñanza de los padres a los jóvenes y la transmisión del conocimiento de las técnicas de producción y los secretos de los oficios.11 Ello se debe a que había una gran continuidad en la especialidad familiar del trabajo, ya que el desempeño en las profesiones se heredaba por vía paterna, es decir de padres a hijos, como aparece ilustrado en la lámina 70 del Códice Mendocino y explican las glosas mismas (Figura 2): Los oficios de carpintero y lapidario y pintor y platero y guarnecedor de plumas, según que están figurados e intitulados, significan que los tales maestros enseñaban los oficios a sus hijos, luego, desde muchachos, para que siendo hombres se aplicasen por sus oficios y ocupasen el tiempo en cosas de virtud, dándoles consejos que de la ociosidad nacían y se engendraban malos vicios, así de los de malas lenguas, chismosos, y seguían las borracheras y otros malos vicios, y poniéndolos otros muchos aterrores que mediante ellos se sometían en todo aplicarse.12

Figura2.Enseñanza del oficio lapidario de padre a hijo. Códice Mendocino, 70r.

                                                             10

Sobre tlatecque y chalchiuhtlatecque véase a Sahagún, op. cit., adiciones al Lib. IX, cap. XV, p. 502, mientras que para chalchiuhtlacuiloque véase Sahagún, Book 8: Kings and Lords. Volume 8 of Florentine Codex, A General History of the Things of New Spain, Arthur O. J. Anderson y Charles E. Dibble (trads.), Santa Fe, The School of American Resarch/The University of Utah, 1954, pp. 14 y 45. 11 Alfredo López Austin, La educación de los antiguos nahuas, México, SEP-Ediciones El Caballito, 1985, t. 1, pp. 27-29. 12 Frances Berdan y Patricia Rieff Anawalt, The Essential Codex Mendoza, Berkeley y Los Angeles, University of California Press, 1997, p. 70r.

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Otro lugar, aparte de la casa bajo tutela de los padres, donde podía aprenderse y desarrollarse el oficio de las artes mecánicas era en los templos-escuela de los barrios o telpochcalli,13 y en unas enormes casas junto a los templos llamadas cuicacalli o “casa de canto”. 14 En estos centros educativos los mozos de cada barrio tenían maestros y prelados que les enseñaban y ejercitaban en todo género de artes; y cuando les detectaban la inclinación a ellas, los encaminaban hasta hacerlos doctos y hábiles, 15 aunque lo más común era darles la profesión y trabajos de los padres.16 El oficio también podía estar determinado por el signo del día en el que nacían los individuos, poniéndoles las insignias e instrumentos de trabajo que les servirían en el futuro, 17 como aparece ilustrado en el folio 57r del Códice Mendocino.18 De esta manera, de acuerdo con la fecha de nacimiento, había cierta predisposición19 a que muchos artesanos de los oficios mecánicos ejercieran su profesión por haber nacido bajo el signo de xóchitl,20 en el día ce Ozomatli (“1 mono”),21 o en el día ce xóchitl (“1 flor”) dedicado a la diosa Xochiquetzalli.22 b) Los artesanos lapidarios en China Los trabajadores de la lapidaria en China, al igual que en Mesoamérica, también debieron aprender el oficio desde temprana edad, para lograr desarrollar sus habilidades y destrezas con el tiempo. El conocimiento sobre las propiedades de los materiales pétreos, las posibilidades de elaboración de objetos o la predilección por determinadas técnicas era parte del aprendizaje y secretos artesanales adquiridos en cada taller o grupo de trabajo (Figura 3).

                                                             13

Durán, op. cit., t. I, lib. I, cap. V, pp. 48-49. Véase también López Austin, op. cit., 1985, t. 1, pp. 25-27. 14 Ibid., t. I, lib. I, cap. XXI, pp. 190-191. 15 Ibid., p. 191. 16 Fray Gerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica Indiana, México, SEP, 2002, Lib. II, cap. XXIV, p. 242. 17

Durán, op. cit., t. I, lib. I, cap. V, p. 57. Berdan y Anawalt, op. cit., p. 119. Cabe señalar que en esta lámina del Códice Mendocino también hay otros objetos que podían ser ofrecidos dependiendo del sexo, como escudos y flechas para que los niños fueran guerreros y escobas e instrumentos de hilar (malacates, hilo de algodón y cestillas) para que las niñas realizaran actividades propias de la casa. 19 Sin embargo, ésta no siempre era tan tajante ni determinante para la elección del oficio ejercido (María Castañeda, 2013: comunicación personal). 20 Sahagún, op. cit., 2006, lib. IV, cap. II, p. 219; Durán, op. cit., t. I, lib. II, cap. II, p. 232. 21 Sahagún, op. cit., 2006, lib. IV, cap. XXII, pp. 235-236. 22 Durán, op. cit., t. I, lib. I, cap. XVI, p. 152. 18

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a b Figura 3. Enseñanza de secretos artesanales en cada taller o grupo de trabajo (a) y predilección por determinadas técnicas como el corte con cuerdas de metal, tomadas de www.ancientchina.co.uk (a) y de Whitlock y Erhmann, 1949, foto 5.

Según la interpretación de las evidencias arqueológicas de los entierros Liangzhu, las propias élites podrían haber estado directamente involucradas en la producción de los bienes de prestigio en lapidaria, sobre todo de jade. Esta propuesta se basa en que en las tumbas de miembros de la élite se han hallado grandes cantidades de piezas de este material pétreo en proceso de trabajo que no presentan acabados (pulido, por ejemplo) o con marcas sin borrar de las primeras etapas de manufactura. Debido a que controlaban la producción y distribución de los productos terminados, y a que los complicados diseños tenían que ser hechos por quienes conocieran su representación y simbolismo, considerados productos “tanto de mentes como de manos”, se sugiere que los artesanos debieron ser miembros de las élites e incluso los mismos líderes o jefes.23 También existe la propuesta del control de la producción artesanal por los chamanes, quienes eran grandes maestros artesanos en el corte del jade, por lo cual elaboraban las piezas más valiosas para la realización de determinados rituales, permitiéndoles sustentar un monopolio con las entidades sobrenaturales.24                                                              23

Li Liu, “´The Products of Minds as Well as of Hands´: Production of Prestige Goods in the Neolithic and Early State Periods of China”, Asian Perspectives, vol. 42, núm. 1, 2003, pp. 1-19. 24 Ch´in Hsiao-I, “Introduction”, Collector´s Exhibition of Archaic Chinese Jades, Taipei, National Palace Museum, 1995, p. 32.

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4. Los instrumentos de trabajo ¿Con qué instrumentos se tallaban las piedras preciosas y semipreciosas? En este apartado abordaremos algunas de las investigaciones que se han hecho al respecto o las referencias históricas que describen el utillaje empleado. a) Evidencias del trabajo artesanal en Mesoamérica Las fuentes históricas nos señalan algunos de los materiales empleados en el trabajo lapidario. Por ejemplo, los esmeriles, que eran arenas abrasivas hechas de pequeñas piedras coloradas y molidas, procedentes de las provincias de Anáhuac, Quetzaltepec y Totótepec (Figura 4a),25 o el tecpaxalli, pedernales de Huaxtepec molidos hasta convertirlos en polvo o arena, los cuales se utilizaban para pulir las piedras preciosas (Figura 4b).26 También había varias piedras empleadas a manera de percutores y cinceles para hacer figuras grandes o pequeñas.27 Para raspar los espejos de obsidiana se empleaba un abrasivo llamado teuxalli (“arena auténtica”), y para aserrarlos un tipo de betún hecho de estiércol de murciélago.28 Las cañas macizas de ótlatl u otate se utilizaban para pulir piedras,29 aunque los espejos se pulían con cañas o juncos más gruesos llamados quetzalótlatl.30 Para trabajar el cristal (blanco o rojo), el jade y la “esmeralda”, se empleaba arena de sílice y un metal duro, después las perforaban con un punzón de metal y finalmente se pulían, ya fuera con pedernal, con palos o con bambú fino.31 El “pedernal de sangre” se raspaba con agua y una piedra dura procedente de Matlatzinco (Valle de Toluca), luego se labraba con “esmeril” y se pulía con bambú. Otro material que se trabajaba de forma similar, debido a su gran dureza, era la “bola verde”. En contraste, debido a que el “pedernal de colibrí” y la turquesa no eran piedras muy duras, se raspaban y pulían solamente con arena, mientras que para la turquesa se empleaba un instrumento especial llamado “pulidor de turquesas” con el cual se le daba brillo.32

                                                             25

Durán, op. cit., t. II, cap. LVI, p. 425; Sahagún, op. cit., Lib. XI, cap. X, p. 675. Sahagún, op. cit., 2006, Lib. XI, cap. X, p. 675. 27 Durán, op. cit., t. II, cap. XXIII, p. 191. 28 Sahagún, op. cit., 2006, lib. X, cap. XXIII, p. 557. 29 Ibid., lib. X, cap. XVI, p. 547. 30 Ibid., lib. X, cap. XXIII, p. 557. 31 Ibid., adiciones al lib. IX, cap. III, pp. 507-508. 32 Ibid., p. 508. 26

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a b Figura 4. Algunos abrasivos empleados en la lapidaria: esmeril (a) y tecpaxalli (b), tomadas de Sahagún, 1979, III, Lib. XI, fols. 215-216, pp. 367r-368v.

En cuanto a las evidencias arqueológicas sobre el trabajo artesanal en lapidaria, las investigaciones dedicadas a ellas son pocas, debido en parte a la escasez de sus talleres o áreas de producción y porque las evidencias de producción (piezas en proceso de trabajo y residuos) generalmente han sido recuperadas en basureros y rellenos constructivos.33 Sin embargo, existen algunos contextos productivos que pueden ejemplificar el trabajo lapidario prehispánico: En el sitio de Nativitas, Tlaxcala, en el Centro de México, se recuperaron en un contexto doméstico más de 4600 piezas de jadeíta del Motagua, varias de ellas en proceso de trabajo, las cuales estaban asociadas a 1226 perforadores de pedernal y 41 discos de basalto para pulir las cuentas.34 En el valle del río Motagua se han recuperado más de 9 mil evidencias de producción de objetos de jadeíta en varios contextos domésticos de 28 sitios, las cuales estaban asociadas con 401 perforadores de pedernal y varios nódulos de jadeíta, 35 mientras que en talleres de jadeíta de los sitios de Calakmul en Campeche y Cancuén en Guatemala se hallaron lajas de caliza con concavidades en forma de roscas de las mismas dimensiones que las cuentas de jadeíta                                                              33

Hattula Moholy-Nagy, “Middens, Construction Fill, and Offerings: Evidence for the Organization of Classic Period Craft Production at Tikal, Guatemala”, Journal of Field Archaeology, núm. 24, 1997, pp. 293-313; Bertina Olmedo Vera y Carlos Javier González González, “Áreas de Actividad Relacionadas con el Trabajo del Jade”, en Linda Manzanilla (ed.), Unidades Habitacionales Mesoamericanas y sus Áreas de Actividad, México, IIA/UNAM, 1986, pp. 75-101; Carlos Javier González González y Bertina Olmedo Vera, “El Trabajo de la Turquesa”, en Linda Manzanilla (ed.), Unidades Habitacionales Mesoamericanas y sus Áreas de Actividad, México, IIA/UNAM, 1986, pp. 103-114. 34 Kenneth G. Hirth, Mari Carmen Serra Puche, Jesús Carlos Lazcano Arce y Jason de León, “Intermittent Domestic Lapidary Production during the Late Formative Period at Nativitas, Tlaxcala, Mexico”, Archaeological Papers of the American Anthropological Association, núm. 19, 2009, pp. 157-174, pp. 161-166. 35 Erick T. Rochette, “Jade in Full: Prehispanic Domestic Production of Wealth Goods in the Middle Motagua Valley, Guatemala”, Archaeological Papers of the American Anthropological Association, núm. 19, 2009, pp. 205-224, pp. 210-214.

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asociadas y grandes cantidades de navajillas de obsidiana y perforadores de pedernal.36 Cabe señalar que en Cancuén se recuperaron 3528 piezas de jadeíta, la mayoría en proceso de trabajo.37 En el taller de Otumba hay lajas y pulidores de basalto y perforadores de obsidiana y de pedernal. También se propone el uso de abrasivos (obsidiana y pedernal molidos) y taladros huecos de metal por el hallazgo de bulbos en el fondo de las perforaciones.38 (Charlton, 1993:235-239). En el taller de Ejutla en Oaxaca hay lascas de obsidiana, perforadores de pedernal y taladros de cuarzo. También se propone el empleo de carrizos huecos y abrasivos para perforar por el hallazgo de cilindros de onyx y el uso de arena y fibras vegetales para cortes.39 b) Evidencias del trabajo artesanal del jade en China Entre las piezas lapidarias más antiguas halladas en China están las de nefrita, las cuales fueron recuperadas en sitios del Neolítico Medio (70000-5000 a.C.). Se ha planteado que durante esta época el trabajo de estos materiales debió ser muy sencillo y compartía varias técnicas del resto de la lítica, debido a que los adornos elaborados presentaban abrasión y corte. Esta situación cambia drásticamente en la etapa tardía de Era Yangshao hacia finales del Neolítico Tardío (3500-3000 a.C.), cuando en varias culturas ubicadas en las zonas costeras del norte y del sur de China aumentó su complejidad social. Ello estimuló la jerarquización social a través de la demanda de bienes de prestigio para la exaltación social o de parafernalia ritual para la celebración de importantes ceremonias religiosas y

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William J. Folan, Joel D. Gunn y María del Rosario Domínguez Carrasco, “Triadic Temples, Central Plazas and Dynastic Palaces: A Diachronic Analysis of the Royal Court Complex, Calakmul, Campeche, Mexico”, en Takeshi Inomata y Stephen D. Houston (eds.), Royal Courts of the Ancient Maya. Volume Two: Data and Case Studies, Oxford, Westview Press, 2001, pp. 223265, p. 252; Brigitte Kovacevich, “Ritual, Crafting, and Agency at the Classic Maya Kingdom of Cancuen”, en E. Christian Wells y Karla L. Davis Salazar (eds.), Mesoamerican Ritual Economy. Archaeological and Ethnological Perspectives, Boulder, University Press of Colorado, 2007, pp. 67-114. 37 Kovacevich, op. cit., pp. 74-86. 38 Cynthia Otis Charlton, “Obsidian as Jewelry: Lapidary production in Aztec Otumba, México”, Ancient Mesoamerica, 4, Cambridge, Cambridge University Press, 1993, pp. 231-243. 39 Gary M. Feinman y Linda M. Nicholas, “Craft Production in Classic Period Oaxaca: Implications for Monte Albán´s Political Economy”, en Izumi Shimada (ed.), Craft Production in Complex Societies. Multicraft and Producer Perspectives, Utah, University of Utah Press, (Foundations of Archaeological Inquiry), 2007, pp. 105-113.

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mortuorias que permitieron el desarrollo de una industria especializada en la talla del jade.40 Este trabajo artesanal llegó a tener tanto desarrollo y distribución durante la era Longshan del Neolítico Terminal (3000-2000 a.C.), que las culturas han sido denominadas como “culturas del jade”. Llama la atención que las ubicadas en la costa este de China fueron de las primeras en lograr el apogeo en este material pétreo, debido a que en sus cercanías estaban disponibles importantes yacimientos de esta materia prima, mientras que en las zonas interiores fue más tardío y con pocos objetos de menor calidad.41 A pesar de esta generalización en el uso del jade y a que existían algunas formas de piezas compartidas a nivel interregional, en cada región se aprecian diferentes tradiciones artísticas locales asociadas al simbolismo de determinados objetos y diseños.42 Desafortunadamente son pocos los estudios sobre las herramientas empleadas en la elaboración de objetos de jade en China, debido en parte a la escasez de contextos productivos o talleres. Sin embargo, algunas de ellas han podido conocerse debido a los hallazgos en contextos arqueológicos, a lo reportado en las fuentes históricas y a algunas herramientas expuestas en museos regionales (Figuras 5 y 6). Por ejemplo, se han recuperado lajas de arenisca para desgastar en algunos contextos productivos de jade de sitios Neolíticos,43 mientras que el empleo de discos y herramientas de bronce, hierro y acero se describe en algunas fuentes escritas y existen algunas imágenes sumamente detalladas sobre los distintos procesos llevados a cabo.44 En general, el trabajo del jade en China se                                                              40

Mou Yongkang y Wu Ruzuo, “A Discussion of Jade Age”, en Roderick Whitfield y Wang Tao (eds. y trads.), Exploring China´s Past. New Discoveries and Studies in Archaeology and Art, London, Saffron, 1999, pp. 41-49. 41 Walburga Wiesheu, “Culturas tempranas del jade en las civilizaciones de China y Mesoamérica: economía de un piedra ´preciosa´ en las etapas formativas de su desarrollo”, en Lucía Chen y Alberto Saladino (eds.), La Nueva Nao: de Formosa a América Latina, Taipei, Universidad de Tamkang, 2010, pp. 371-389, p. 373. 42 Ibid. 43 Gwen P. Bennett, “Context and Meaning in Late Neolithic Lithic Production in China: The Longshan Period in Southeastern Shandong Province”, Archaeological Papers of the American Anthropological Association, vol. 17, núm. 1, 2007, pp. 52-67, pp. 56-59; Jianfang Lu y Tao Hang, “Prehistoric jade working based on remains at the site of Dingshadi”, en E. Childs-Johnson (ed.), Chinese Jades of Late Neolithic Through Han Periods. Enduring Art of Jade Age China, Nueva York, Throckmorton Fine Art, 2002, vol. II, pp. 31-42; Forsyth, op. cit., pp. 56-57. 44 Sidney Howard Hansford, Chinese Jade Carving, Londres, Lund Humphries, 1950; W. L. Hidburgh, “Chinese methods of cutting hard stones”, Journal of the Royal Anthropological Institute 37, 1907, pp. 189-195; Margaret Sax, Nigel D. Meeks, Carol Michaelson y Andrews P. Middleton, “The identification of carving techniques on Chinese jade”, Journal of Archaelogical Science, núm. 31, 2004, et al., op. cit., p. 1414; Daphne Lange Rosenzweig, “A Chinese

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ha dividido en tres grandes momentos: el Neolítico (6000-1600 a.C.) con el empleo de herramientas de piedra, muchas de ellas desconocidas; la Edad de Bronce (1600-226 a.C.) caracterizada por la introducción de discos y utensilios de cobre y bronce; y finalmente la Edad de Hierro (226 a.C.) al presente, donde el utillaje anterior fue sustituido por piezas de hierro y acero.45 a

b

c

d

Figura 5. Algunas técnicas e instrumentos de trabajo del jade en China: perforador de arco (a), corte con discos metálicos (b), aserrado con cuerdas de acero y abrasivos (c) y discos metálicos para hacer diseños incisos. Ilustraciones de Li Shih-Ch´uan tomadas de Roger Keverne, 1995, p. 45.

                                                                                                                                                                    Chronology”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 42-48, p. 45; Ward, op. cit., pp. 291-293. 45 Forsyth, op. cit., pp. 56-57 y 77; Hansford, op. cit., pp. 91-110; Sax et al., op. cit., pp. 14131414.

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Figura 6. Ejemplos de instrumentos de trabajo del jade en China.

Cabe señalar que en opinión de Mou y Wu, el trabajo del jade constituye un parteaguas en la tecnología lítica, ya que se requieren de técnicas lapidarias desarrolladas y que implican una gran cantidad de tiempo de trabajo invertido. Según ellos, para darle forma se empleaban arenas abrasivas y cuerdas para cortarlos, y que debido a su gran dureza y escasez de material de buena calidad, las técnicas empleadas debían aprovechar al máximo cada bloque.46 También se han planteado que ya desde los artesanos Liangzhu se empleaba un torno de taladrar y una rueda de esmeril de rotación lenta para desgastar, perforar y pulir con abrasivos los objetos lapidarios. 47 Así mismo, el uso de cuerdas hechas de tripas o tendones pudo ser utilizado para los perforadores de arco.48 5. Los espacios de trabajo de los lapidarios ¿Dónde trabajaban los artesanos lapidarios en Mesoamérica y China? En este apartado abordaremos los pocos datos e investigaciones que se han hecho sobre este tema en particular, debido en parte a que los talleres lapidarios identificados arqueológicamente son muy escasos y todavía menos frecuentes los analizados detalladamente. a) En Mesoamérica Son escasas y breves las fuentes históricas que hablan sobre la ubicación de los lugares de trabajo de los lapidarios, aunque en ellas hay alusión a ciertos espacios en los palacios, debido a la presencia de artesanos en los complejos palaciegos. Al                                                              46

Mou y Wu, op. cit., pp. 41-42. Mingda Wang, “A Study of Jades of the Liangzhu Culture”, en Rosemary Scott (ed.), Chinese Jade, London, Percival Foundation of Chinese Art, 1997, pp. 37-47. 48 Sax et al., op. cit., p. 1414-1425. 47

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respecto, Sahagún señala que en el totocalli o “casa de las Aves” del palacio de Moctezuma II, se reunían los artesanos que producían artículos de lujo, como pintores, orfebres, oficiales de pluma y lapidarios.49 Debido a que laboraban en el palacio real, eran vigilados muy de cerca y seguramente se les proveía de todos los insumos e instrumentos que demandaban, siendo recompensados o castigados si cumplían o no con el trabajo en tiempo y forma. Ello puede inferirse a partir de Durán, quien refiere que cuando los maestros artesanos eran convocados por el rey para llevar a cabo encomiendas especiales, como elaborar joyas, las ofrendas y los regalos para la fiesta de coronación, eran alimentados durante la realización del encargo, aunque al mismo tiempo recibían amenazas de castigos, e incluso el destierro, si no cumplían a tiempo con los designios del rey.50 Por el contrario, si completaban su trabajo satisfactoriamente, recibían como justa recompensa cargas de maíz, frijol, calabaza, cacao, sal y algodón, además de mantas, ropa y esclavos para su servicio.51 En el Mapa Tlotzin, aunque no se indica la localización específica de los espacios de trabajo, se puede destacar las imágenes de siete artesanos ejerciendo sus oficios ante la presencia del gobernante más conocido de Texcoco, Nezahualcóyotl. Se trata de (un pintor de manuscritos, un moledor de pigmentos, un mosaiquero, un orfebre, un trabajador de plumas, un lapidario y un ebanista).52 Esta escena ilustra cómo este huey tlatoani reunió a los mejores artesanos de esa ciudad para trabajar en el palacio y convertirlo en un atractivo centro cultural para el cultivo y desarrollo de las artes.53 Si uno revisa las imágenes que ilustran a los lapidarios en el libro IX del Códice Florentino, es posible apreciar que los espacios de trabajo estaban en lugares abiertos, al aire libre, como patios y terrazas con pisos de mosaico, los paisajes de montañas, vegetación y edificios utilizados como fondo.54 Un entorno que coincide con el de los talleres lapidarios identificados arqueológicamente en distintos sitios mesoamericanos, en el Norte de México y en el Suroeste de los Estados Unidos. Estos han sido hallados en espacios abiertos (plazas y patios) y                                                              49

Sahagún, op. cit., 2006, Lib. VIII, cap. XIV, p. 450. Durán, op. cit., t. II, cap. XXXI, pp.245-246; cap. XLII, p. 323; cap. XLIII, p. 341; cap. XLIV, pp. 346-347 y cap. XLVIII, p. 373. 51 Ibid., t. II, cap. LXIX, p. 507. 52 Elizabeth Hill Boone, Relatos en rojo y negro. Historias pictóricas de aztecas y mixtecos, México, FCE, 2010, p. 211. 53 Ibid., pp. 212-213. 54 Sahagún, Códice florentino. El manuscrito 218-220 de la colección Palatina de la Biblioteca Medicea Laurenziana, 3 vols., México, Giunti Barbéra-Archivo General de la Nación, vol. II, p. 56r; Carmen Aguilera, Ensayos sobre iconografía, México, INAH, 2010, t. I, pp. 32-33. 50

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están asociados a arquitectura doméstica o cívico-ceremonial, como en Teotihuacan, Tula, Copán, Alta Vista, Cañón del Chaco y el valle del río Motagua. b) En China Se han identificado lugares de producción lapidaria en varias regiones de China, como el taller de orejeras de Quijia en el curso superior del río Amarillo, el taller de piedra y jade de Shijiahe en la cuenca media del Yangtsé y en varios espacios de trabajo con piezas en proceso de manufactura en sitios Liangzhu, como Mopandun, Daijiashan y Dingshadi.55 En este último sitio se recuperaron láminas de pizarra que pudieron ser empleadas para darle lustre a los jades.56 Cabe destacar uno de los contextos analizados con mayor profundidad, el cual se encuentra en Anyang, a 450 km al sur de Beijing, en el asentamiento de Yinxu que fue la capital tardía del estado Shang (1220-1050 a.C.). En este lugar fueron halladas varias piezas en proceso de trabajo y residuos de trabajo en concha, mármol, jade y bronce dentro de dos estructuras muy elaboradas próximas al complejo palaciego de Daliankeng y Xiaotun, por lo cual fueron identificadas como talleres multiartesanales.57 Debido a su cercanía al palacio y templo principal del sitio, así como estar dentro del recinto amurallado del sitio, se considera que el rey y la corte estatal Shang debieron centralizar los talleres para supervisar muy de cerca de los artesanos, al mismo tiempo que establecieron un fuerte control en la adquisición, producción y distribución de los objetos de concha, lapidaria y metales.58 Así mismo, debido al tipo de piezas elaboradas, las cuales muestran una gran inversión de trabajo y habilidad de los artesanos, se considera que estos últimos debieron tener un gran status o aprecio en la corte, sobre todo porque los objetos elaborados por ellos fueron los que tuvieron la mayor carga política como bienes de prestigio exclusivos del rey y su corte en la región.59 Desafortunadamente, no se dan muchos detalles del trabajo de la concha o incluso de otros materiales como el jade, debido a que se centra la atención en el                                                              55

Paola, Demattè, “Longshan Era Urbanism: The Role of Cities in Predynastic China”, Asian Perspectives, vol. 38, núm. 2, 1999, pp. 119-151; Zhouyong Sun, “Reconstructing Manufacturing Technology and Technological Organization at the Quijia Jue Earring Workshop in Western Zhou (1046-771 BC) China”, Indo-Pacific Prehistory Association Bulletin, núm. 27, 2007, pp. 28-36; Liu, op. cit., pp. 1-15. 56 Demattè, “The Chinese Jade Age: Between Antiquarianism and Archaeology”, Journal of Social Archaeology, núm. 6, 2006, pp. 202-226. 57 Yung-ti Li, “Co-Craft and Multicraft: Section-Mold Casting and the Organization of Craft Production at the Shang Capital of Anyang”, en Izumi Shimada (ed.), Craft Production in Complex Societies. Multicraft and Producer Perspectives, Utah, University of Utah Press, 2007, pp. 200-203. 58 Ibid., pp. 213-215. 59 Ibid., p. 216.

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mármol, el cual se considera el más valioso de todos los bienes producidos en el sitio.60 6. Las técnicas de manufactura En este apartado abordaremos las distintas investigaciones enfocadas en la tecnología empleada por los antiguos artesanos lapidarios. a) Estudios tecnológicos de la lapidaria en Mesoamérica Todavía son pocos los estudios que abordan las técnicas de elaboración de los objetos lapidarios mesoamericanos, ya que la mayoría se basa principalmente en lo que señalan las fuentes históricas o se asumen como hechos comprobados las propuestas sin experimentación de algunas investigaciones realizadas hace varias décadas. Sin embargo, muchas de las supuestas técnicas y herramientas empleadas no han sido corroboradas desde esas perspectivas. Parte del problema radica en que para determinar filiaciones culturales, cronologías y procedencias geográficas a las piezas, varios arqueólogos e historiadores del arte prehispánico le han dado demasiado peso a los atributos morfológicos y estéticos.61 En contraste con esta tendencia destaca la publicación del libro Técnicas Lapidarias Prehispánicas de Lorena Mirambell,62 donde plantea el estudio de los objetos lapidarios a través de su observación con microscopía estereoscópica y propone las técnicas y herramientas que pudieron haber sido empleadas en su elaboración, –siguiendo las definiciones de estos procesos hechas por José Luis Lorenzo63 en su estudio de artefactos de Tlatilco-. El mayor aporte del libro son sus ilustraciones, ya que ejemplifican las secuencias de manufactura que la autora supone debieron seguirse. Desafortunadamente, esta riqueza gráfica ha sido tomada por otros investigadores como hechos demostrados sin previa comprobación experimental, 64 por lo cual sus propuestas sobre las técnicas de                                                              60

Ibid., pp. 201-203. Matthew Williams Stirling, “The olmecs artists in jade”, Essays in Pre-Columbian Art and Archaeology, vol. 4, 1961, pp. 43-59; Miguel Covarrubias, “Tipología de la industria de piedra tallada de la Cuenca del Río Mezcala”, IV Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología, México, SMA, 1948, pp. 86-90; Carlo T. Gay, Mezcala Stone Sculpture: The Human Figure, New York, The Museum of Primitive Art, 1967, pp. 5-37; Carlo T. Gay y Frances Pratt, Mezcala. Ancient sculpture from Guerrero, New York, Balsas Publications, 1992, pp. 10150; Daniel Rubín de la Borbolla, “Escultura precolombina de Guerrero”, en Escultura Precolombina de Guerrero, México, UNAM, 1964, pp. 5-25; Rosa María Reyna Robles, La cultura arqueológica Mezcala, México, INAH, 2006. 62 Lorena Mirambell, Técnicas Lapidarias Prehispánicas, México, INAH, 1968. 63 José Luis Lorenzo, Los artefactos de Tlatilco, México, INAH, 1965. 64 Julie Gazzola, “La producción de cuentas en piedras verdes en los talleres lapidarios de La Ventilla, Teotihuacan”, Arqueología, núm. 36, 2007, pp. 52-70, 53-63; Adolphus Langenscheidt, “Lapidaria mesoamericana, una reflexión sobre los abrasivos posiblemente usados para trabajar los chalchihuites duros”, Arqueología, núm. 36, 2007 pp. 179-206, pp. 184-202. 61

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manufactura empleadas deberían matizarse. De igual forma, pocos estudios retoman el clásico trabajo de tecnología prehistórica de Semenov,65 por lo cual no realizan comparaciones sistemáticas de las piezas con microscopía y como carecen de experimentos que les permitan identificar qué herramientas producen los rasgos observados, sus propuestas no pasan de meras suposiciones. Por ello y para resolver las problemáticas anteriores, en el 2004 da inicio el proyecto “La lapidaria del Templo Mayor: estilos y tradiciones tecnológicas”, dentro del cual se crea un taller de arqueología experimental en lapidaria con sede en el Museo del Templo Mayor. En dicho taller se han estado realizando las modificaciones que presentan estos objetos (cortes, percusiones, desgastes, perforaciones, incisiones, calados y acabados), con base en el tipo de materia prima manufacturada y empleando para ello las herramientas y procesos que, por diversas fuentes de información (fuentes históricas, contextos arqueológicos y propuestas de investigadores), es posible suponer que fueron utilizados por los pueblos del México prehispánico (Tabla 2):66 TABLA 2. TIPOS DE MODIFICACIONES Y HERRAMIENTAS EMPLEADAS MODIFICACIÓN HERRAMIENTAS Desgastes de superficies Basalto, andesita, riolita, arenisca, caliza y granito, adicionando agua y ocasionalmente arena. Cortes Arena, agua y tiras de piel o cuerdas vegetales. Herramientas líticas de pedernal y obsidiana Perforaciones Abrasivos (arena, ceniza volcánica, polvo de obsidiana, polvo de pedernal y polvo de cuarzo), animados con ramas de carrizo, adicionando agua. Herramientas líticas de pedernal y obsidiana. Calados Abrasivos (arena, ceniza volcánica, polvo de obsidiana, polvo de pedernal), animados con ramas de carrizo de gran diámetro, adicionando agua. Incisiones Herramientas líticas de pedernal y obsidiana. Acabados Pulido con abrasivos, agua y trozos de piel. Bruñidos con trozos de piel en seco. La aplicación de ambos acabados.

Posterior a la fase experimental, son analizadas y comparadas las huellas experimentales con las presentes en las modificaciones de las piezas arqueológicas, utilizando para ello los niveles de observación planteados por Velázquez para el proyecto “Técnicas de manufactura de los objetos de concha                                                              65

Sergei A. Semenov, Prehistoric Technology, an Experimental Study of the oldest Tools and Artefacts from traces of Manufacture and Wear, Londres, Cory, Adams & MacKay, 1964. 66 Sahagún, op. cit., pp. 334-339; Olmedo y González, op. cit., pp. 88-95; Kovacevich, op. cit., pp. 74-86.

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del México prehispánico”, 67 los cuales son: macroscópico (simple vista), microscopía óptica (10x y 30x) y Microscopía Electrónica de Barrido (100x, 300x, 600x y 1000x). Cabe señalar que esta última es la que ha ofrecido los mejores resultados para caracterizas huellas superficiales, como su topología, rugosidad, porosidad y presencia de líneas o bandas. De esta manera han podido identificarse algunos patrones tecnológicos en los objetos lapidarios ofrendados en Tenochtitlan, pero también han podido estudiarse con esta misma metodología objetos de otras colecciones y sitios mesoamericanos que han permitido distinguir diferentes tradiciones de manufactura (Figura 7).68

a

b

Figura 7. Análisis tecnológico de una perforación de una cuenta de turquesa del Templo Mayor de Tenochtitlan (a) y su comparación con una horadación experimental con buriles de pedernal (b).

b) Estudios tecnológicos de lapidaria en China Si bien se han realizado descripciones detalladas de las herramientas metálicas empleadas por los artesanos chinos actuales, solamente conocemos un caso en el que se hayan estudiado a detalle las huellas de manufactura de jades chinos. Ese estudio fue realizado por personal del British Museum sobre una colección de ocho objetos de distintos períodos de China, como de las culturas Hongshan y                                                              67

Adrián Velázquez Castro, La producción especializada de los objetos de concha del Templo Mayor de Tenochtitlan, México, INAH, 2007. 68 Emiliano Melgar y Reyna Solís, “Caracterización de huellas de manufactura en objetos lapidarios de obsidiana del Templo Mayor de Tenochtitlan”, Arqueología 42, 2009, pp. 118-134. Emiliano Melgar Tísoc, “Una relectura del comercio de la turquesa: entre yacimientos, talleres y consumidores”, en Janet Long Towell y Amalia Attolini Lecón (coords.), Caminos y mercados de México, México, UNAM-INAH, 2010, pp. 153-168. Sofía Martínez del Campo Lanz (ed.), La Máscara de Malinaltepec, México, INAH, 2010; Emiliano Melgar Tísoc, Reyna Solís Ciriaco y Ernesto González Licón, “Producción y prestigio en concha y lapidaria de Monte Albán”, en Emiliano Melgar Tísoc, Reyna Solís Ciriaco y Ernesto González Licón (eds.), Producción de bienes de prestigio ornamentales y votivos de la América antigua, Miami, Syllaba Press, 2010, pp. 6-21.

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Liangzhu del Neolítico (4000-2500 a.C.), las dinastías Zhou Oriental y Occidental (siglos XI al III a.C.) y las dinastías Ming y Qing (siglos XIV al XX).69 Para identificar las huellas de manufactura que deja cada herramienta llevaron a cabo algunos experimentos empleando utensilios metálicos como discos y cuchillos de cobre y acero, siendo los primeros movidos por energía eléctrica. Los rasgos producidos fueron observados y comparados con los presentes en las piezas arqueológicas con ayuda de un Microscopio Electrónico de Barrido (MEB), amplificando las imágenes hasta 40x. Para agilizar el estudio se realizaron réplicas de las modificaciones con moldes de silicón, para poder ser cubiertos con iones de oro y observados al alto vacío en el MEB.70 De esta manera pudo confirmarse el empleo de herramientas metálicas, sobre todo los discos, en las piezas de las dinastías Zhou Oriental y Occidental, así como en las dinastías Ming y Qing (Figura 8). Así mismo, se determinó el empleo de seis técnicas en la manufactura de los jades chinos: perforación y corte con herramientas giratorias (discos), así como corte con lasca, corte con arco y cuerda tensa, incisión y abrasión puntual. 71 Desafortunadamente, no pudieron identificarse las herramientas empleadas en las piezas Neolíticas. Otro estudio dedicado al análisis de la tecnología empleada en el jade es el de los geólogos chinos Wen y Jing, quienes proponen cómo los antiguos lapidarios lograron darles colores blanquecinos y matices amarillentos a varios de los jades hallados en Liangzhu. Según ellos, los artesanos sometieron las piezas a temperaturas mayores a 900 grados, lo cual provocaba su “blanqueamiento” y favorecía su trabajo para elaborar complicados diseños.72

                                                             69

Sax et al., “The identification of carving techniques on Chinese jade”, Journal of Archaelogical Science, núm. 31, 2004, pp. 1413-1428, p. 1415. 70 Ibid., pp. 1416-1421. 71 Ibid., pp. 1418-1426. 72 Wen Guang y Zichun Jing, “A Geoarchaeological Study of Chinese Jade”, en Rosemary Scott (ed.), Chinese Jade, London, Percival Foundation of Chinese Art, 1997, pp. 105-122; Wen Guang y Zichun Jing, “Chinese Neolithic Jades: A Preliminary Geoarchaeological Study”, Geoarchaeology, vol. 7, núm. 3, 1992, pp. 251-275.

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a b Figura 8. Análisis tecnológico de jades chinos, en donde se identificaron huellas de disco de metal (a), pero no pudieron identificarse los materiales líticos empleados en jades Neolíticos (b). Tomado de Sax et al., 2004.

También ha habido experimentos encaminados a identificar el uso de materiales abrasivos más duros que el cuarzo, como el corindón y el polvo de diamante, para pulir piezas de jade, así como puntas de diamante para realizar los diseños incisos. A partir de estos análisis, su comparación con las huellas de manufactura de hachas de jadeíta Liangzhu, y a la existencia de yacimientos locales de estas materias primas, se ha sugerido que los lapidarios Liangzhu pudieron emplear estos abrasivos desde el 2500 a.C.73 Conclusiones Como podemos apreciar en la información anterior, en ambas regiones las materias primas de la lapidaria fueron consideradas de los bienes más preciados, elaborando una gran variedad de ornamentos y algunas herramientas y vestimentas, destinando su uso principalmente a los grupos de élite o a personajes importantes. También los artesanos lapidarios aprendían el oficio desde edades muy tempranas para desarrollar sus habilidades y destrezas con el tiempo. Incluso hay propuestas de que estos trabajadores pudieran ser parte de las élites o los mismos jefes y chamanes. Así mismo, debió existir un control de la producción y distribución de estos bienes de prestigio, los cuales reforzaban las diferencias sociales y el monopolio de relacionarse con las entidades sobrenaturales.                                                              73

Peter J. Lu, et al., “The Earliest Use of Corundum and Diamond in Prehistoric China”, Archaeometry, vol. 47, núm. 1, 2005, pp. 1-12.

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En cuanto a los talleres de lapidaria, son escasos los estudios detallados que estén enfocados en la tecnología empleada en la elaboración de las piezas. Al respecto, se han llevado a cabo estudios tecnológicos de las huellas de manufactura en piezas tanto de China como de Mesoamérica. En ambos casos se han realizado experimentos de acuerdo con el nivel tecnológico particular de cada región (herramientas líticas solamente para Mesoamérica y herramientas metálicas para China), cuyos rasgos resultantes han sido comparados con los presentes en las piezas arqueológicas. Estas observaciones se han hecho con MEB, empleando mayores aumentos en el caso mesoamericano, hasta 1000x frente a los 40x de las piezas chinas. Así mismo, la comparación de piezas entre grupos mesoamericanos ha permitido identificar varias tradiciones de manufactura. En cambio, las piezas chinas estudiadas con MEB, al carecer la mayoría de contexto arqueológico y comparación regional, solamente permiten corroborar determinadas herramientas sin poder discutir estilos o tradiciones regionales. Quizás si se pudieran aplicar estos estudios a un mayor número de piezas y sobre todo, de contextos arqueológicos, podrían aportarse nuevos datos sobre preferencias tecnológicas regionales o locales y sobre la organización de la producción de los jades chinos. Para finalizar, este tipo de estudios permiten revelar los secretos artesanales de los lapidarios al identificar con bastante precisión las herramientas empleadas en las piezas, al mismo tiempo que contribuyen a delimitar de manera más adecuada preferencias por determinados materiales en sitios y regiones, lo cual ofrecerá nuevos datos sobre las características de estilos y tradiciones lapidarias del México antiguo, así como poder identificar “recreaciones” (imitaciones) de piezas de estilos particulares. Quizás algo similar podría aplicarse en el estudio de la lapidaria china para los diferentes grupos que habitaron en el Neolítico o apreciar cambios tecnológicos y no solamente morfológicos en las dinastías posteriores. Agradecimientos Este estudio no hubiera sido posible sin la ayda de Gerardo Villa del Laboratorio de Microscopía Electrónica de Barrido del INAH y de las enseñanzas del análisis tecnológico de Adrián Velázquez del Museo del Templo Mayor. Fuentes Aguilera, Carmen, Ensayos sobre iconografía, México, INAH, 2010, vol. I. Bennett, Gwen P., “Context and Meaning in Late Neolithic Lithic Production in China: The Longshan Period in Southeastern Shandong Province”, Archaeological Papers of the American Anthropological Association, vol. 17, núm. 1, 2007.

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