Los Ritmos del Diseño [Español] (2014)

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LOS RITMOS DEL DISEÑO Por: Alfredo Gutiérrez Borrero [email protected] Columna revista proyectodiseño (PD) No. 88, enero de 2014 Páginas 51-52 Versión impresa (página 3 de este PDF en adelante) Ritmo corresponde por etimología a cualidad, a orden acompasado en la sucesión o acontecimiento de las cosas. Ritmo es movimiento en el tiempo y del tiempo a través del espacio. Flujo medible de oscilación, proporción, simetría, arreglo, orden, forma, disposición. Ritmo es ir y venir, relacionado con sonidos que escuchamos, con imágenes que vemos, con repetición de aspectos e intervalos entre los elementos de lo que asumimos como un todo. Todo proyecto y proceso de diseño tiene sus ritmos regulares, similitudes y patrones en los accidentes compositivos, ondulaciones orgánicas, o progresivas en secuencias particulares e identificables. De hecho, al involucrar diversos actores, y formas de vivir tiempos y espacios, cada ejercicio proyectual implica pluralidad, multiplicidad de ritmos, pues durante todas sus etapas mezcla acciones y negociaciones. El concepto mismo de ritmo, experimenta variaciones, dependiendo de la época, del discurso en el que esté incluido, de la persona que lo emplee y del instante en que cada quien lo haga. La elección de las estrategias, de las palabras y materiales, el encuentro y desencuentro de las razones, las discusiones y decisiones de quienes están implicados en la construcción y la configuración de lo que va a ser diseñado, siguen sus ritmos. Quienes diseñan requieren conseguir acuerdos entre numerosos actores interesados con variopintas interpretaciones, intenciones e intereses. El ritmo bueno, procedente, es el que recibe la denominación de euritmia, y es aquel en el que la cualidad (del diseño en este caso), es útil y apropiada, adecuada para el fin para el que fue concebido; en contraste, la carencia de ritmo y de cualidad es la arritmia. Las naciones, las ciudades, las organizaciones, los procesos, las instituciones, tienen sus ritmos, y quienes diseñan requieren ser sensibles y estar atentos a toda esa gama rítimica: religiosos, económicos, estatales, comunales. La interpretación de los ritmos, implica un cierto ritmo interpretativo, la capacidad de articular con sentido, de explicar circunstancias en medio de las cuáles se pretende realizar un proyecto. Encontrar rumbos o sentidos, hacer circular recursos es cuestión de ritmo. Al respecto me fascinan las ideas del médico y psicoanalista argentino Luis Chiozza para quien el corazón es el marcador por excelencia del ritmo de la vida. Las palabras bisilábicas, primeras que los bebés pronuncian, trasladan al habla el compás del metrónomo que llevamos en nuestros pechos, transportan a los labios el eco de aquel núcleo vital del cual la sangre es expulsada continuamente y al cual regresa sin cesar, mientras vivimos. Así, en el vocabulario español más infantil sobresalen ‘bebé’, ‘nené’, ‘mamá’, ‘teté’, ‘papá’, ‘pipí’, ‘popó’ y otras palabras similares que incorporan a la inicial sonoridad discursiva de niñas y niños el pulsante tic-tac del tambor existencial. Más aún, en una extraordinaria manera de trazar un paralelo entre lo que acontece en los proyectos de diseño que tienen una fase analítica y otra sintética, relaciono algunas ideas de Chiozza al ejercicio proyectual. En razón de ello, la diástole (que significa ‘dilatación’) en tanto ensanchamiento analítico del espectro de posibilidades y coincide con lo que proviene, transcurre y procede, está asociada a lo que se recoge, al recuerdo que vuelve al corazón por las venas, como muestra de lo que fue, pues por la vena viene el pasado. Entre tanto, la arteria conduce al futuro, lo

 

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que se presiente al palpitar en la corazonada que corresponde a la sístole (que significa ‘contracción’), aquel movimiento que impulsa la sangre hacia todo el organismo mediante una reducción o encogimiento del músculo cardiaco y de las paredes arteriales está asociado a la síntesis de lo que sucede, deviene, perdura, y al deseo, como movimiento afectivo hacia algo que se apetece, como búsqueda de lo que se anhela que llegue. Cuando el recuerdo, como historia y trayecto, motivo y porqué, armoniza, y está en concordia con el deseo como aspiración, y vibración del para qué el proyecto alcanza su dignidad y lleva a un porvenir satisfactorio. En caso contrario hay discordia, proyectos ‘indignos’ donde hay muy poco deseo o desidia, y una baja tensión (presión) contra las paredes de las arterias; o proyectos ‘indignados’, donde la tensión del deseo contra las paredes arteriales es excesiva; o proyectos varicosos, donde el análisis inicial se atasca en el resentimiento. Por supuesto más que proyectos, hay proyectistas y situaciones. De cualquier forma y como señala Chiozza en las páginas de su obra Corazón, Hígado, Cerebro, tres maneras de la vida (2009) el resentir o recordar (por las venas) no es el retorno del pasado, ni el presentir (por las arterias) la anticipación del futuro. Son el recuerdo, y la nostalgia de lo que fue valioso para quien diseña, lo que establecen el pasado y los antecedentes del proyecto; de una manera análoga al modo en que lo presentido como aquello deseado (y su contracara de lo ‘temido’), es prefigurado en el ritmo, que genera un grado de “anticipación” y “adivinación” de lo porvenir, para crear una idea de futuro. Los grandes proyectos se dan cuando lo recordado es insólito y lo presentido conduce a las consumaciones más inesperadas. El ayer que el proyectista decide abordar para su proyecto, tal como el mañana al que se encamina, no son realidades físicas sino históricas o argumentales que esquivan los sentidos y sólo existen como ideas que nos sirven para amplificar lo presente y significarlo al atribuirle importancia. El presente proyectual es presencia y acto. Presencia, en tanto alteración de las cosas para producir a partir de ellas modos diferentes, y acto, porque produce efectos sentidos que inciden en el proyectista, y en todos los involucrados, como el grado de satisfacción o insatisfacción para alcanzar de su propósito. El modo como cada propuesta de diseño es argumentada, producida y comunicada tiene un ritmo donde en lo diseñado se presentan y encuentran lo que fue y lo que será. Parafraseando aquella canción que interpretaron Sophy, Sergio Vargas y luego The Sacados, por allá en los años 1980 y 1990: “Con los ritmos del diseño proyectarás hasta que el artefacto logres plasmar, resuelve los problemas y a diseñar”.

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