Los recipientes de vidrio

July 22, 2017 | Autor: M. Sánchez de Prado | Categoría: Roman Glass, I vetri romani, Verre Antique
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Descripción

Al pie de la vía Augusta El yacimiento romano de Faldetes (Moixent, València) Pablo García Borja, David López Serrano y José Luís Jiménez Salvador (Editores Científicos)

Enagás - Acuamed 2012

La publicación de esta obra ha sido financiada por Enagás y Acuamed. © de los textos e ilustraciones: los autores I.S.B.N.: 978-84-695-2806-8 Depósito Legal: V-809-2012 Diseño y Maquetación: Yolanda Carrión Marco Impresión: Artes Gráficas Alcoy

AUTORES Ferran Arasa Gil

Departament de Prehistòria i Arqueologia de la Universitat de València [email protected]

Marina Bartual Tortajada Arqueóloga [email protected]

Yolanda Carrión Marco

Departament de Prehistòria i Arqueologia de la Universitat de València yolanda.carrió[email protected]

José Luís de Madaria Escudero

Direcció Territorial de Cultura de València [email protected]

Carles Ferrer García

Museu de Prehistòria de València [email protected]

Pablo García Borja

Arqueòleg N. 15.960 del Col•legi Oficial de Doctors i Llicenciats en Filosofia i Lletres i en Ciències de València [email protected]

Manuel Gozalbes Fernández de Palencia Museu de Prehistòria de València [email protected]

Manuel Muñoz Abril

Arqueòleg N. 16.235 del Col•legi Oficial de Doctors i Llicenciats en Filosofia i Lletres i en Ciències de València [email protected]

Maria Ntinou

Hellenic Open University [email protected]

Guillermo Pascual Berlanga

Arqueòleg N. 14.336 del Col•legi Oficial de Doctors i Llicenciats en Filosofia i Lletres i en Ciències de València [email protected]

Guillem Pérez Jordà

GI Arqueobiología. IH. CCHS. CSIC [email protected]

Elena Revert Francés

Arqueòloga N. 16.073 del Col•legi Oficial de Doctors i Llicenciats en Filosofia i Lletres i en Ciències de València [email protected]

Mª Dolores Sánchez de Prado Universitat d’Alacant [email protected]

Alejandro Samper Lasso

Antonio Guilabert Mas

MARQ, Museo Arqueológico Provincial de Alicante. [email protected]

Arqueòleg N. 15.903 del Col•legi Oficial de Doctors i Llicenciats en Filosofia i Lletres i en Ciències de València [email protected]

José Luís Jiménez Salvador

Carmen Tormo Cuñat

Departament de Prehistòria i Arqueologia de la Universitat de València [email protected]

David López Serrano

Estrats, Treballs d’Arqueologia S.L. [email protected]

David Moro Navas

Arqueólogo [email protected]

Tamara Mora Ballesteros Arqueóloga [email protected]

Museu de Prehistòria de València [email protected]

Guillermo Tortajada Comeche Arqueólogo [email protected]

Ana Valero Climent

Estrats, Treballs d’Arqueologia S.L. [email protected]

ÍNDICE PARTE I. PRESENTACIÓN Introducción ......................................................................................................................................................

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David López Serrano y José Luís Jiménez Salvador Contexto geográfico y arqueológico....................................................................................................

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Guillermo Pascual Berlanga y Pablo García Borja

PARTE II. EL SECTOR SUR La excavación arqueológica del Sector Sur......................................................................................... 15 David López Serrano, Pablo García Borja, David Moro Navas, Manuel Muñoz Abril, Antonio Guilabert Mas y Ana Valero Climent Las producciones cerámicas........................................................................................................................ 31 Antonio Guilabert Mas Los hallazgos monetarios............................................................................................................................. 55 Manuel Gozalbes Fernández de Palencia Los objetos metálicos..................................................................................................................................... 59 Guillermo Tortajada Comeche Objetos de adorno personal........................................................................................................................ 65 Ferran Arasa Gil Los recipientes de vidrio................................................................................................................................ 67 María Dolores Sánchez de Prado Los restos de fauna.......................................................................................................................................... 83 Carmen Tormo Cuñat El hueso trabajado........................................................................................................................................... 89 Antonio Guilabert Mas La madera carbonizada..................................................................................................................................... 93 Yolanda Carrión Marco y María Ntinou Los materiales carpológicos....................................................................................................................... 101 Guillem Pérez Jordà

PARTE III. EL SECTOR NORTE La excavación arqueológica del Sector Norte.................................................................................... 107 José Luís Jiménez Salvador, Elena Revert Francés, Alejandro Samper Lasso, Marina Bartual Tortajada y

Tamara Mora Ballesteros

PARTE IV. INTERPRETACIÓN DE LOS CONJUNTOS El Conjunto 2. Un camino de época ibérica.............................................................................................. 119 David López Serrano, Carlos Ferrer García, José Luís Jiménez Salvador, Pablo García Borja, Ferran Arasa Gil y José Luís de Madaria Escudero Consideraciones en torno al Conjunto 3: la vía Augusta a su paso por La CostEra.................................................................................................................................................................. 127 Ferran Arasa Gil, David López Serrano, Pablo García Borja, José Luís Jiménez Salvador y José Luís de Madaria Escudero El asentamiento de Faldetes. Valoraciones finales.......................................................................... 135 José Luís Jiménez Salvador , David López Serrano, Pablo García Borja, Ferran Arasa Gil y José Luís de Madaria Escudero

BIBLIOGRAFÍA....................................................................................................................................................... 143

los recipientes de vidrio Mª Dolores Sánchez de Prado

INTRODUCCIÓN El vidrio, desde el principio de su utilización, permitió conseguir una inmejorable imitación de otros materiales de mayor valor, así podían fabricarse joyas y vasos con un coste menos elevado. A pesar de ello, el objeto de vidrio fue considerado, durante un largo tiempo, como un artículo de lujo que quedaba fuera del alcance de la mayoría hasta que el descubrimiento del soplado, hacia mediados del siglo I a.C., modificó profundamente esta artesanía secular, lo que supuso una auténtica revolución que conllevó un profundo cambio en el ritmo de producción, ahora era posible realizar más cantidad de vasos en menos tiempo. La aplicación de esta nueva técnica terminó por producir una caída en los precios pero, al mismo tiempo, favoreció la rápida divulgación del recipiente de vidrio entre las distintas clases sociales. La vajilla, compuesta preferentemente de elementos cerámicos y de metal, va a ir integrando paulatinamente más recipientes de vidrio, los cuales, dadas sus características de impermeabilidad, transparencia, fácil limpieza y, por tanto, rápida reutilización, llegarán a competir con esos otros materiales hasta imponerse como el contenedor idóneo para la conservación de alimentos, al mantener éstos su sabor inalterable, y para los perfumes o ungüentos, al preservarlos y evitar su rápida evaporación. Por su parte, el vaso de vidrio termina por sustituir al cerámico, convirtiéndose en el recipiente ideal para degustar todo tipo de bebidas.

ANÁLISIS DEL MATERIAL Las excavaciones llevadas a cabo en el Sector Sur del yacimiento de Faldetes (Moixent, València) han proporcionado un pequeño lote de vidrios que incluye unos 331 fragmentos de los que, tan sólo, un 24% ha podido ser identificado tipológicamente, correspondiendo a 82 recipientes. Un alto porcentaje son formas abiertas, encontrando unos pocos platos y cuencos frente a un gran número de vasos, mientras que las formas cerradas son muy escasas, habiéndose recuperado los restos de unas

pocas botellas y ungüentarios. Se trata de una vajilla realizada mayoritariamente en vidrio incoloro, así un 73% de las piezas, que corresponden a formas abiertas, ofrecen esa tonalidad, mientras que, por el contrario, un escaso número (17 %) muestra tonos verde-azulado o azul turquesa, siendo todas ellas formas cerradas. El resto presenta una capa superficial muy adherida, quedando el color original oculto bajo ella. Una primera aproximación a este conjunto, nos muestra parte de una característica vajilla de vidrio que se va a ir imponiendo desde finales del siglo I para perdurar en el servicio de mesa hasta bien entrado el III d.C. De ese modo, junto a ciertos modelos que van a mantenerse en uso ampliamente, se van introduciendo nuevos tipos cuya presencia permitirá determinar la cronología de los distintos niveles identificados. Los estratos superficiales Muy escaso, el vidrio procedente de estas unidades (UUEE 1001, 1002 y 1019) se reduce a siete fragmentos de diversos recipientes. Entre ellos hay que destacar algunas formas abiertas, como dos cuencos o platos de amplias bocas exvasadas (fig. 60.1 y 60.2). El primero que ofrece paredes cónicas y borde ligeramente engrosado (fig. 60.1), ha sido realizado en vidrio incoloro traslúcido de apariencia lechosa con cierto tinte verdoso, resultando muy similar a otros recuperados en un gran basurero localizado al exterior de un edificio de tabernas, en Lorca (Murcia) (Sánchez de Prado, 2008: 74, fig. 6.16.3), un nivel de vertidos que se generaría entre época de Nerón e inicios del siglo II d.C. (Sánchez de Prado, 2008: 82). Del mismo modo, se puede relacionar con algunos hallazgos procedentes de Baetulo, fechados en época de Domiciano (Flos, 1987: 45 ss., figs. 17.118 y 18.125), que corresponden a la forma Isings 41 (1957: 57). El otro recipiente presenta una amplia boca bajo la que ofrece un hilo de vidrio aplicado en relieve, a modo de moldura (fig. 60.2). Se trata de un modelo que parece derivar de la forma Isings 42, que se encuadra a partir

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Figura 60. Los niveles superficiales: UE 1002: 1. Cuenco; 4. Base anular; UE 1019: 2. Plato; 3. Base anular; 6. Vaso con pie acampanado; UE 1001: 5. Base anular; 7. Cuenco con decoración tallada.

de finales del siglo I, como demuestran ciertos ejemplares palentinos (Marcos, 2002: 176 y 317, nº 200 y 702), y que perduraría hasta inicios del siglo III d.C. (Isings, 1957: 58). Además, encontramos los restos de diversas bases anulares que muestran un pie de escasa elevación, macizo (fig. 60.4 y 60.5) o plegado (fig. 60.3), que pudieran corresponder tanto a cuencos - formas Isings 41 a 44- (Sánchez de Prado, 2008: fig. 6.9-6.11), o a vasos –formas Isings 32 a 35- (Sánchez de Prado, 2006: figs. 1.4 y 2.6; Bonnet, 1997: AVV45), muy corrientes en esos momentos. Más interesante es señalar la presencia de un pie acampanado realizado en un vidrio incoloro de gran calidad (fig. 60.6), que corresponde a un alto vaso troncocónico, forma Isings 21 (1957: 37 s.), un modelo, realizado en general mediante el soplado al aire libre, característico de época flavia y a lo largo del siglo siguiente, cuando ya dejará de fabricarse, a pesar de lo que debió mantenerse en uso ya que resulta habitual encontrarlo amortizado en niveles de fecha más avanzada. Así, aparece entre el material procedente del basurero de las Termas Monumentales de Segobriga (Saelices, Cuenca), que remite a la primera mitad del siglo III d.C. (Sánchez de Prado, 2004: 81 y 90, fig. 4.7 y 4.8), como en los niveles superficiales y tardíos de la villa de Els Alters, (L’Ènova, València) (Sánchez de Prado, 2006: figs. 1.12 y 3.2). El tipo se encuentra registrado igualmente en el nivel 3 del complejo cultual identificado en Turiaso (Tarazona, Zaragoza), que es fechado hacia el 390 (Ortiz, 2004: 247: fig. 140.4), aunque el conjunto de vidrios incoloros aquí recuperado parece corresponder al nivel de destrucción que remite al 284 d.C. (Ortiz, 2001: 237 s.).

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Finalmente, la recuperación de un pequeño fragmento decorado con entalles circulares y longitudinales (fig. 60.7) nos lleva a destacar la presencia de un nuevo y costoso modelo importado desde alguno de los diversos talleres que lo están produciendo desde fines del siglo II d.C., como los documentados en el área del mar Negro (vid. Paolucci, 1997: 64, nota 6, fig. 29), aunque será en la centuria siguiente cuando alcanza una gran difusión en Occidente (Paolucci, 1997: 100). Se trata de un cuenco que corresponde a la forma Isings 96b (1957: 113 ss.) y se caracteriza por su decoración que muestra tallados ovales dispuestos en todo su registro hasta recubrir por completo su superficie, combinándose, en el fondo, otros oblongos o circulares alrededor de un clípeo. Este esquema decorativo denominado grano de arroz presenta una gran variedad compositiva distribuida en varias líneas superpuestas (Paolucci, 1997: 63 s.). Como muestra, podemos señalar el hallazgo de dos piezas completas muy próximas, una procede de Cartagena (Sánchez de Prado, 1999: fig. 3.2) y fue recuperada en la excavación de una vivienda destruida por un incendio a mediados del siglo III d.C. (Vidal y Miquel, 1988: 443), y otra que formaba parte del ajuar de la tumba 12 de la necrópolis de Tisneres (Alcira, València), fechándose en ese mismo momento (González, 2001: 260, fig. 73.6). Sin embargo lo más frecuente es el hallazgo de pequeños fragmentos que presentan parte de su característica decoración, como los registrados en el basurero de las Termas Monumentales de Segobriga (Sánchez de Prado, 2004: fig. 4.14) o en la villa de Els Alters (Sánchez de Prado, 2006: fig. 2.4), procedente, en este caso, de un nivel relacionado con las reformas que se llevaron a cabo hacia el primer tercio del siglo III d.C. (Albiach y de Madaria, 2006:

Los recipientes de vidrio

70), todo lo que corrobora el claro encuadre que ofrece ese modelo en la primera mitad de esa centuria. Los espacios de hábitat Las excavaciones han permitido identificar parte de 3 estancias, que han proporcionado un escaso material de vidrio, correspondiendo la mayoría de los fragmentos recuperados a los niveles de derrumbe detectados en las mismas. La Estancia 1 Tan sólo se han recogido recipientes de vidrio procedentes de los niveles de abandono (UE 1016) y de derrumbe (UE 1018). Del primero se ha recuperado la parte superior de un cuenco o plato que muestra un borde engrosado que se prolonga al exterior en una corta ala (fig. 61.1), que podría relacionarse con la forma Isings 2 (1957: 17), caracterizada por su cuerpo con doble convexidad, al igual que un ejemplar procedente de la villa de San Cucufate (Vidigueira, Portugal), fechado entre el 130-150 d.C. (Nolen, 1988: 30, est. III, 65). La pieza,

realizada en un vidrio incoloro traslúcido de aspecto lechoso, muestra el borde pulido a torno, características que, además del grosor de sus paredes, remiten a una fabricación a molde. Este tipo formaría parte de la característica vajilla, que surge y comienza a imponerse a partir del 70 d.C., cuando se elaborará en un vidrio incoloro de aspecto “delustrado” que se estaría realizando en diversos talleres establecidos en Italia, pero también en Galia e Hispania (Bonnet, 1997: 12; Ortiz, 2004: 246). Se trata de una producción que se va a mantener en uso hasta el siglo III d.C., como demuestra su presencia en el nivel 3 del santuario documentado en Turiaso (Ortiz, 2004: fig. 140.9), así como en Aventicum (Avenches, Suiza) donde estos mismos platos de perfiles carenados se encuentran en contextos fechados en esa centuria (Bonnet, 1997: 24, AVV25.2). Por su parte, el nivel de derrumbe –UE 1018- ha proporcionado un pequeño conjunto de vidrios, además del fragmento de una varilla (fig. 61.2), que se relaciona con la forma Isings 79 (1957: 94 s.), un hallazgo habitual durante la primera centuria de nuestra era, que disminuye progresivamente durante la siguiente (Alarcão, 1976:

Figura 61. Estancia 1: UE 1016: 1. Plato moldeado; UE 1018: 2. Removedor; 3. Cuenco con alto pie troncocónico; 4. Plato con pie anular plegado; 5. Cuenco; 6. Plato; 7. Vaso con borde reentrante; 8-9. Vasos con borde saliente.

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209). Estas varillas o removedores serían utilizadas tanto para mezclar ungüentos, perfumes o medicinas, como para extraer una pequeña cantidad del interior del recipiente (Biaggio, 1991: 220 s.). En cuanto a los recipientes, hay que destacar la presencia de varias de las formas que formarían parte de esa típica vajilla incolora. Por una parte, encontramos un alto pie troncocónico (fig. 61.3), que correspondería a algunas de las formas abiertas más habituales –formas Isings 5 y 20- que encontramos desde fines del siglo I d.C., pudiendo señalar la presencia de bases similares entre el material recuperado en el basurero al exterior del edificio de tabernas en Lorca (Sánchez de Prado, 2008: fig. 4.3 y 4.4), así como en los niveles flavios de Conimbriga (Alarcão, 1976: 171, pl. XXXVIII, 112-115). La perduración de estos tipos en el servicio de mesa se comprueba a través de algunos hallazgos procedentes de Segobriga (Sánchez de Prado, 2004: 84, figs. 2.8 y 2.9) y de Turiaso (Ortiz, 2004: fig. 141.2), que remiten claramente al siglo III d.C. Además, aparece una base tubular que presenta un alto pie plegado hueco en su interior (fig. 61.4), muy similar a otras procedentes de excavaciones en Baetulo que remiten a la segunda mitad del siglo II d.C. (Flos, 1987: 25 s., figs. 1.9 y 1.16). Se trata de un modelo de plato bien documentado en la necrópolis occidental de Tipasa (Argelia), donde constituyen la Forma 25 y se relacionan con la forma Isings 80 (Lancel, 1967: 20, fig. 29). Por otra parte, aparece la parte superior de dos recipientes, uno de ellos es un cuenco que muestra un amplio borde que se prolonga en horizontal al exterior (fig. 61.5), relacionado con las formas Isings 41/42, mientras que el otro, que parece ofrecer un cuerpo de tendencia semiesférica, muestra un borde engrosado al exterior (fig. 61.6), siendo modelos habituales del siglo II d.C. y primera mitad de la centuria siguiente (Bonnet, 1997: AVV72 y AVV70, respectivamente). Más interesante es destacar el hallazgo de tres vasos que, realizados en vidrio incoloro traslúcido, muestran o bien un borde reentrante, engrosado al exterior (fig. 61.7), o bien saliente ligeramente oblicuo (fig. 61.8 y 61.9), constituyendo una producción que va a surgir en ese tiempo. En general este nuevo modelo se relaciona con la forma Isings 85b (1957: 101 s.), caracterizada por mostrar un cuerpo redondeado y borde engrosado, de tendencia reentrante, como parecen reflejar los primeros tipos (Xusto, 2001: 299, fig. 49c), o a veces vertical (Nolen, 1988: 22, est. II, 42-44; Xusto, 2001: 300, fig. 49a-b; Ortiz, 2001: fig. 22.2-22.5), siendo significativa su base anular que puede ofrecer un doble anillo. Se trata de una variante que se fecha entre el 150/160 al 235 d.C., momento en el que se concentran la mayoría de los hallazgos, pero que se mantiene hasta el 250 d.C.

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(Ortiz, 2001: 159). Este vaso (fig. 61.7) se registra en la cercana villa de Els Alters procedente del nivel de preparación del pavimento de una de las estancias que fueron objeto de reformas a inicios del siglo III d.C. (Sánchez de Prado, 2006: fig. 2.3). El otro tipo muestra un borde oblicuo prolongado hacia el exterior (fig. 61.8 y 61.9), pudiendo quedar liso o aparecer decorado con un sencillo cordón, caracterizándose por presentar en su base un doble anillo (Xusto, 2001: 300, fig. 49d). Se trata de una forma bien registrada en Portugal, como demuestra su presencia tanto en Conimbriga (Alarcão y Alarcão, 1965: est. IV, 110-119 y 121; Alarcão, 1976: pl. XL, 165-168), como en la villa de San Cucufate donde se ha relacionado con la forma Isings 87 (Nolen, 1988: 23, est. II, 49 y 51). Este modelo también es conocido como “copa Airlie” y “copa Baldock”, dados los primeros y más significativos hallazgos en Inglaterra (Alarcão y Alarcão, 1965: 80) que son fechados entre los años 128-139/142 d.C., alcanzando su apogeo durante el período antonino, para perdurar durante la primera mitad de la centuria siguiente (Xusto, 2001: 302). En la villa de Els Alters, esta última variante se ha documentado en diversas unidades relacionadas tanto con las remodelaciones que sufrió la villa hacia el siglo III d.C. (Sánchez de Prado, 2006: figs. 2.2 y 2.7), como en sus niveles de abandono (Sánchez de Prado, 2006: figs. 3.1 y 4.1), un hecho que parece se produjo hacia el primer tercio del siglo V d.C. (Rosselló, 2006: 113). La Estancia 2 Los recipientes de vidrio recuperados en este espacio son muy escasos. Por una parte, en el nivel de uso (UE 1089) se ha encontrado un fragmento de pie acampanado, en vidrio incoloro traslúcido (fig. 62.1). Se trata nuevamente del vaso forma Isings 21 (vid. supra), siendo interesante su presencia en este nivel, cuyo material cerámico remite a mediados del III d.C., lo que corrobora la perduración de este tipo. Por otra, del nivel de derrumbe (UE 1069), tan sólo se recuperó un fragmento informe de vidrio incoloro decorado con un fino hilo aplicado en relieve (fig. 62.2), en realidad un recurso decorativo muy habitual en esos momentos. La Estancia 3 Las excavaciones en este espacio han permitido documentar diversos recipientes que se relacionan con los niveles que completan la secuencia de uso/abandono. Por una parte, procedente del nivel de pavimento (UE 1050), hay que señalar la presencia de la boca de un frasco (fig. 62.3), en vidrio verde-azulado, que se relaciona con la forma Isings 94, un tipo que presenta una

Los recipientes de vidrio

Figura 62. Estancia 2: UE 1089: 1. Vaso troncocónico; UE 1069: 2. Fragmento con hilo aplicado en relieve; Estancia 3: UE 1050: 3. Frasco/Ungüentario globular; 4. Vaso con borde cortado en aristas vivas; UE 1047: 5. Plato de paredes cónicas; 6. Vaso de base plana; 7. Cuenco con decoración tallada; 8. Cuenta de collar bicónica.

amplia boca, un estrecho cuello y cuerpo globular, ampliamente registrado a partir de la segunda mitad del siglo II d.C. (Isings, 1957: 111). Este frasco aparece entre el vidrio de Conimbriga ya en niveles trajaneos y flavios (Alarcão, 1976: pl. XXXVII, 91 y 93), así como en Aventicum, donde encontramos varios ejemplares que se encuadran, en general, en el siglo II d.C., sobre todo en su segunda mitad (Bonnet, 1997: 39, pl. 17, AVV90-92). Junto a él, parte de un vaso, realizado en vidrio incoloro, que muestra un borde cortado en aristas vivas y el arranque del cuerpo que parece adoptar una forma entre cilíndrica y elipsoidal (fig. 62.4), pudiendo corresponder a uno de los modelos más habituales y corrientes en esos momentos como fue la forma Isings 34, de amplia perduración (1957: 48), sin descartar la relación con las primeras versiones del vaso elipsoidal, forma Isings 96a (1957: 113 s.), que aparece hacia fines de la segunda centuria. Del nivel de abandono (UE 1049) tan sólo se ha recuperado un pequeño fragmento informe de vidrio incoloro, de forma indeterminada. Sin embargo, mayor información ha reportado el nivel de derrumbe (UE 1047), que,

además de una pequeña cuenta bicónica de collar (fig. 62.8), ha proporcionado los restos de tres recipientes en vidrio incoloro. En primer lugar, los restos de la base de un vaso (fig. 62.6) que recuerda otra recuperada en uno de los niveles de reformas identificados en la villa de Els Alters (Sánchez de Prado, 2006: fig. 2.5), relacionada con un tipo muy corriente decorado con depresiones, la forma Isings 32 (1957: 46 s.). Además, encontramos el borde de un cuenco de paredes cónicas que muestra bajo el borde una línea tallada al exterior (fig. 62.5), al igual que algunos recipientes de perfil similar procedentes de Conimbriga (Alarcão, 1976: pl. XL, 159 y 161), y que, en general, se asimilan a la forma Isings 80 que surgiría en la segunda mitad del siglo II (1957: 80). Sin embargo, el hallazgo más significativo en este nivel es un fragmento del cuenco semiesférico –Isings 96b (1957: 114 ss.)- con decoración tallada (fig. 62.7). Se trata de un tipo ya documentado (vid. nivel superficial), aunque, en este caso, muestra una composición distinta distribuida en el campo inferior de su cuerpo que queda delimitado por una línea tallada, bajo la cual se han dispuesto, a intervalos regulares, filas de entalles ovales, de forma simi-

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lar a lo mostrado por algunos fragmentos de Conimbriga (Alarcão y Alarcão, 1965: est. III, 85-87). Dada su composición decorativa, podría tratarse de alguno de los primeros ejemplares importados desde Oriente (vid. Paolucci, 1997: 99 s.), que están llegando a diferentes puertos del Mediterráneo occidental a partir de la segunda mitad del siglo II d.C. (Foy y Nenna, 2003: 277 s.), siendo durante la primera mitad de la centuria siguiente cuando se concentran la mayoría de los hallazgos. Las Fosas Las excavaciones han permitido la documentación de diversas fosas, algunas interpretadas para extracción de arcillas, que, como simples vertederos, irían colmatándose a lo largo de la vida del establecimiento o en su momento final, y otras de finalidad indeterminada, que han proporcionado lotes, más o menos nutridos, de diferentes recipientes de vidrio. Fosa UE 1007 En ella se han diferenciado diversos rellenos (UUEE 1006, 1025, 1029 y 1032) que, en general, han permitido reunir un pequeño conjunto de vidrios que ofrecen gran homogeneidad cronológica al corresponder a formas muy corrientes que estarían en uso a lo largo del siglo II d.C. Procedentes de los rellenos superiores, UUEE 1006 y 1025, encontramos los restos de un recipiente tan usual como fue la botella prismática (fig. 63.1 y 63.3), forma Isings 50 (1957: 63 ss.), que aparece hacia el segundo tercio del siglo I d.C., llegando ser uno de las producciones más comunes durante las dos primeras centurias de nuestra era, pues resulta el contenedor idóneo para el almacenamiento y transporte de líquidos, su función principal. Este recipiente se fabricó tanto por medio del soplado como con la ayuda de moldes, mostrando éstos últimos variadas decoraciones en el fondo, posiblemente las marcas de los talleres que los fabricaban (Foy y Nenna, 2006). Estos niveles han proporcionado dos fragmentos de bases de botellas, una de ellas, lisa (fig. 63.1), soplada al aire libre y en tono verde claro, mientras que otra, en vidrio azul turquesa, muestra los restos de una decoración a molde (fig. 63.3), que recuerda la representación del ave que muestra una botella, procedente del cantón de Tesino, recogida por Biaggio (1991: 182, tav. 36, 139.2.008). Este característico contenedor se mantuvo en uso en periodos más avanzados, como parece demostrar el ejemplar realizado en un tono verde muy claro, una coloración que muestran también los recuperados en el nivel 3 del santuario de Turiaso, que remite, como ya se ha señalado, a finales del siglo III (Ortiz, 2001: 260 s., figs. 65-68).

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Por el contrario, los vasos son numerosos, todos ellos realizados por medio del soplado y en vidrio incoloro, correspondiendo a algunos de los modelos más comunes que se van a elaborar desde mediados del siglo I d.C. Por una parte, hay que referirse nuevamente al vaso troncocónico –forma Isings 21-, que en este caso muestra un borde cortado en aristas vivas y una decoración de líneas talladas (fig. 63.2). Este ejemplar, elaborado en un vidrio de gran calidad, es representativo de su variedad más sencilla frente a aquella más lujosa decorada con tallados de panal de abeja, de clara importación de centros vidrieros egipcios (Paolucci, 1997: 69). Es interesante la recuperación de un vaso igual en Santomé (Orense) en un nivel bajoimperial, un hecho que se explica dado el carácter lujoso de estas piezas por lo que habría permanecido en uso hasta inicios del siglo III d.C. (Xusto, 2001: 290). Por otra parte, hay que señalar la presencia de otros vasos, más corrientes, que ofrecen el borde cortado en aristas vivas (fig. 63.4 y 63.6), un rasgo característico de esos momentos (Sánchez de Prado, 2004: fig. 3.16 y 3.17). Entre ellos, uno de los tipos más habituales es el decorado con depresiones, forma Isings 32/35 (1957: 46 ss.), que ha sido identificado gracias a la conservación de la parte inferior de uno de ellos, en la que se observa el rehundido lateral (fig. 63.7). El tipo, en general, corresponde a un vaso que muestra un borde estrangulado terminado en aristas vivas, cuyo cuerpo adopta forma de tendencia cilíndrica o troncocónica y que ofrece dos variantes según el tipo de base, ya plana o ligeramente cóncava (fig. 63.9), ya con pie anular formado por un repliegue de la propia pared (fig. 63.7 y 63.8). Su característica principal es la decoración de depresiones que muestra el cuerpo generalmente en número de cuatro, obtenidas al modelar la pared del mismo con un utensilio cuando el vidrio estaba aún caliente. En realidad, ambas variantes son muy comunes en toda el área mediterránea y corresponden a un modelo que se introduce a partir de la segunda mitad del siglo I d.C., siendo su registro a partir de época de Nerón, y, sobre todo, durante los Flavios muy frecuente. Ello queda corroborado tanto por el hallazgo de una pieza completa en la canalización de la Palestra del edificio de las Termas Monumentales de Segobriga, junto a abundante material de fines del siglo I d.C. (Sánchez de Prado, 2004: fig. 3.18), como por los diversos ejemplares documentados en el vertedero al exterior del edificio de tabernas de Lorca (Sánchez de Prado, 2008: fig. 5.1-5.7). Ambos modelos perduran ampliamente, como demuestran ciertos ejemplares que remiten al siglo III d.C., documentados en Turiaso (Ortiz, 2001, 238: fig. 49.12) y en el cantón del Tesino (Biaggio, 1991: 112 s., tav. 12,139.2.027-029 y 139.1.036), lo que corrobora el amplio periodo de fabricación de este tipo apenas sin variaciones formales. Fi-

Los recipientes de vidrio

nalmente en uno de los niveles inferiores del relleno, UE 1029, encontramos, nuevamente, un fragmento de vaso que ofrece este característico borde cortado en aristas vivas (fig. 63.10).

Fosa UE 1009 Su relleno, UE 1008, tan sólo ha proporcionado un vaso que conserva la parte superior del cuerpo, remata-

Figura 63. Fosa UE 1007: UE 1006: 1. Base botella prismática; 2. Vaso troncocónico decorado con líneas talladas; UE 1025: 3. Base botella con decoración moldeada; 4-6. Vasos con borde cortado en aristas vivas; 7. Vaso decorado con depresiones; 8. Base anular de pie plegado; 9. Base plana; UE 1029: 10. Vaso cilíndrico con borde cortado en aristas vivas; Fosa UE 1009: 11. Vaso elipsoidal con borde cortado en aristas vivas; Fosa UE 1021: 12. Vaso cilíndrico con borde engrosado; Fosa UE 1023: 13. Base botella con decoración moldeada.

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do por un borde cortado en aristas vivas, realizado igualmente en vidrio incoloro, mostrando, asimismo, paredes muy delgadas (fig. 63.11). Presenta, bajo el borde, dos finas líneas talladas, y cuerpo de tendencia elipsoidal, lo que nos lleva a relacionarlo con una pieza muy similar procedente de Aventicum en un contexto que alcanza la segunda mitad del siglo II (Bonnet, 1997: 30, AVV50), pudiendo corresponder a esos primeros ejemplares de la forma Isings 96a, que comienzan hacia esa fecha. Fosa UE 1021 De su nivel de relleno, UE 1020, procede un pequeño borde ligeramente engrosado al exterior de un vaso realizado en vidrio incoloro traslúcido (fig. 63.12) que recuerda la forma Isings 85b, un modelo muy popular entre la segunda mitad del siglo II y las primeras décadas de la centuria siguiente (vid. nivel de derrumbe de la E.1), aunque, como suele ser habitual para muchos de estos recipientes, sigue apareciendo en niveles más tardíos, como el ejemplar documentado en San Cucufate procedente de una unidad relacionada con la construcción de la villa III, fechada hacia finales del siglo IV d.C. (Nolen, 1988: 22, est. II, 42). Fosa UE 1023 Su relleno, UE 1022, ha proporcionado 14 fragmentos, de los que tan sólo se ha podido identificar parte de una base que, en su parte externa, conserva restos de dos anillos concéntricos en relieve, el resto se trata de pequeños fragmentos informes e indeterminados. La base conservada (fig. 63.13) corresponde a una botella, posiblemente prismática, realizada mediante el soplado en molde, dado el motivo decorativo que muestra. Esta decoración de anillos o círculos concéntricos es un motivo muy común, resultando una solución muy sencilla que mejoraba la estabilidad de la botella, para lo que se utilizaban pequeños moldes de piedra o cerámica, habiéndose identificado recientemente uno de ellos en la provincia de Cáceres (vid. Aguilar-Tablada y Sánchez de Prado, 2006), que se suma a otros muchos procedentes de los diversos talleres occidentales que estarían produciendo este tipo de contenedor (Amrein y Nenna, 2006: 491). Fosa UE 1059 Se trata de una fosa realizada para la extracción de tierra arcillosa, que quedaría colmatada como vertedero hacia el final de estas instalaciones, dado que en sus niveles inferiores -UUEE 1073 y 1077- se han registrado materiales datados en la segunda mitad del siglo III d.C.

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El relleno UE 1073 ha permitido recuperar una pequeña base provista de un pie generado por un repliegue de la propia pared (fig. 64.1) y un galbo decorado con dos hilos aplicados en relieve (fig. 64.2), ambos en vidrio incoloro. Pocos significativos, ambos fragmentos remiten a producciones habituales bien contextualizadas en el siglo III d.C. Más interesante es el material procedente del nivel inferior, UE 1077, que ha aportado un nutrido conjunto de recipientes, destacando la presencia de unos pocos contenedores, todos ellos en tonos verdes o azulados. Hay que señalar la documentación de dos fragmentos correspondientes a sendas bases cuadrangulares de botellas (fig. 64.3 y 64.4) –forma Isings 50-, junto a la parte inferior de dos depósitos de ungüentarios (fig. 64.6 y 64.7), que parecen adoptar forma piriforme o cónica, lo que nos lleva a relacionarlos con la forma Isings 28a/b (1957: 42 s.), uno de los tipos más característicos del siglo I d.C. en uso durante un amplio período. Además, se ha recuperado la parte superior de otro, que muestra un estrecho cuello cilíndrico y borde exvasado cuyo extremo se pliega hacia su interior (fig. 64.5), que se relaciona ya con el ungüentario de candelero -forma Isings 82A1 (1957: 97 s.), una variante que se encuadra desde el 70/80 d. C. hasta la primera mitad de la centuria siguiente (Biaggio, 1991: 149, fig. 25). Todos estos mismos contenedores los encontramos amortizados en el basurero al exterior del edificio de tabernas de Lorca, que se generaría en esos momentos (Sánchez de Prado, 2008: figs. 6.12 y 6.13 y 7.1-7.10), perdurando en uso, al menos, hasta el siglo III d.C. como indica su presencia en niveles tardíos de la villa de Els Alters (Sánchez de Prado, 2006: fig. 1.1., 1.2 y 1.11). La forma predominante en este nivel son, nuevamente, los vasos, todos ellos realizados mediante el soplado al aire libre y en vidrio incoloro. Se trata de formas ya conocidas como el vaso con depresiones, del que se ha recuperado la parte inferior de un ejemplar (fig. 64.18) que permite distinguir claramente esa característica decoración. Corresponde a la forma Isings 32, al presentar una base plana con ligera concavidad, un tipo muy común durante los Flavios, aunque este mismo modelo seguirá en uso ampliamente, como corrobora su presencia, ya apuntada, en Turiaso (Ortiz, 2001). Otros fondos podrían relacionarse con este tipo, pudiendo corresponder tanto al modelo anterior con base aplanada (fig. 64.19) como al que presenta base anular (fig. 64.21-64.23), la forma Isings 35, una variante también de amplia perduración (Biaggio, 1991). Junto a éstos, encontramos cuatro ejemplares que muestran paredes de tendencia recta y borde ligeramente engrosado (fig. 64.8-64.11), que se pueden relacionar sin dificultad con el vaso cilíndrico – forma Isings 85b-, que puede aparecer tanto liso como

Los recipientes de vidrio

Figura 64. Fosa UE 1059: UE 1073: 1. Base de pie plegado; 2. Fragmento decorado con hilos aplicados en relieve; UE 1077: 3-4. Bases de botellas prismáticas; 5-7. Ungüentarios; 8-11. Vasos cilíndricos con borde engrosado; 12-13. Vasos de borde saliente; 14. Vaso troncocónico de borde engrosado; 15. Cuenco semiesférico; 16-17. Bases anulares de pie aplicado; 18-19. Vasos decorados con depresiones; 20. Plato; 21-23. Bases anulares de pie plegado.

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decorado con hilos, mostrando uno de estos ejemplares un fino cordón aplicado bajo el borde (fig. 64.11). Nuevamente aparece la variante que ofrece una amplia boca exvasada, de la que se han recogido dos piezas (fig. 64.12 y 64.13), conservando una de ellas un fino cordón en relieve, aplicado en la parte superior del cuerpo. Se trata de dos modelos que encontrábamos en los niveles de derrumbe de la E.1 (vid. supra), y que hay que poner en relación con los hallazgos procedentes de la villa de Els Alters, donde se encuentran entre el material procedente tanto de sus niveles de reformas como de abandono (Sánchez de Prado, 2006). Por otra parte, hay que señalar la presencia de un vaso troncocónico que ofrece un borde ligeramente engrosado (fig. 64.14), un tipo que empieza a popularizarse en el siglo III d.C., para imponerse de forma rotunda en época bajoimperial (Isings, 1957: forma 106, 126 ss.). Junto a los vasos, un cuenco semiesférico de borde simple, reentrante, y base aplanada, realizado en vidrio incoloro con cierto tinte verdoso (fig. 64.15). Una forma que recuerda al típico cuenco semiesférico –Isings 96acaracterístico de los siglos III y IV d.C. (Isings, 1957: 113 ss.), cuando se populariza, habiéndose documentado ampliamente en la necrópolis de La Olmeda (Palencia), encuadrada en esa última centuria (Abásolo et al., 2004: 13, fig. 5.4). Finalmente hay que indicar la recuperación de la parte inferior de un recipiente, en vidrio incoloro traslúcido de aspecto lechoso, provisto de un pequeño pie anular constituido por un grueso anillo de vidrio aplicado (fig. 64.20), además de otras dos bases anulares (fig. 64.16 y 64.17), que habrían de corresponder a los platos y cuencos más corrientes en esos momentos, todavía elaborados en molde. Fosa 1 Rellenada por diferentes estratos, tan sólo se han recuperado recipientes de vidrio en las UUEE 1080 y 1081. El primero de ellos ha proporcionado un vaso casi completo de forma cilíndrica cuyo borde se prolonga al exterior, conservando dos finos hilos aplicados en relieve que decoran la parte superior e inferior del cuerpo, presentando un anillo, igualmente aplicado, que sirve de apoyo a la pieza (fig. 65.1). Se trata de una de las variantes ya apuntadas de la forma Isings 85b, conocida como copa Airlie (vid. supra). Sus hallazgos son numerosos, pudiendo citar algunas piezas similares que presentan un fino cordón bajo el borde y otro en la transición entre el cuerpo y la base, en la villa de Baños de Riocaldo (Orense), donde se relacionan con el comienzo de su ocupación bajoimperial, un momento que se sitúa entre finales del siglo II o inicios del III d.C. (Xusto, 2001: 300, fig. 49d),

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también en la de Els Munts (Altafulla, Tarragona), encuadrada entre el 100 al 250 d.C., cuyo nivel de destrucción se lleva al 268 d.C. (Price, 1981: 627, fig. 40.11) o en la ciudad de Mérida (Caldera, 1983: fig. 19b). En realidad, se trata de uno de los vasos que resultan más frecuentes en Occidente entre el último cuarto del siglo II y primeras décadas de la centuria siguiente, no sólo en las regiones septentrionales y continentales del Imperio sino también en el área mediterránea (Foy y Nenna, 2003: 282 ss.), lo que queda, además, corroborado por su numerosa presencia en el pecio de las Embiez Oeste 1, en el sur de Francia, donde se documentaron las dos variantes de este vaso cilíndrico, tanto el que presenta borde recto como el de borde exvasado, cuya característica esencial es el pie aplicado a la base de la pieza, un rasgo que suelen presentar las importaciones de origen oriental (Foy et al., 2005: 122, fig. 1.1 y 1.2), siendo un detalle que muestra nuestro ejemplar. Otro tipo de vaso documentado es el que ofrece un cuerpo de tendencia troncocónica que aparece decorado con un sencillo hilo de vidrio aplicado bajo el borde exvasado (fig. 65.2), que recuerda otro procedente del nivel de construcción de la villa III de San Cucufate, fechado en el siglo IV d.C. (Nolen, 1988: 20, est. II, 31). Además, en este relleno encontramos restos de cuencos o platos, que ofrecen paredes de tendencia cónica con perfiles más o menos sinuosos y borde ligeramente engrosado (fig. 65.3-65.5 y 65.7), correspondiendo a modelos que se registran en contextos de los siglos II y III d.C. (Alarcão y Alarcão, 1965: 79, est. IV, 108-109), pudiéndolos encontrar amortizados en niveles posteriores, como en el citado de la villa de San Cucufate (Nolen, 1988: 32, est. III, 76, 79-80). Finalmente, dos bases anulares (fig. 65.6 y 65.8) que podrían corresponder a algunos de los tipos registrados. El estrato de relleno UE 1081, ha proporcionado un pequeño conjunto de recipientes que corresponden a formas ya vistas. Por una parte, encontramos dos fragmentos de bases de botellas (fig. 66.1 y 66.2), de las que se evidencia su forma prismática, al conservarse un ángulo de las mismas, ofreciendo ambas el habitual tono verde-azulado que caracteriza estos contenedores. Por otra, algunas formas elaboradas en ese vidrio incoloro de aspecto traslúcido, como el vaso de cuerpo redondeado y borde ligeramente engrosado al exterior (fig. 66.3) que corresponde a una de las primeras modalidades del tipo Isings 85b, junto al que se han recuperado diversos fragmentos de la variante que ofrece un cuerpo de tendencia cilíndrica o redondeada y un pequeño borde que se prolonga en oblicuo al exterior, de la que encontramos ejemplares lisos (fig. 66.5 y 66.6) o decorados con un fino cordón aplicado en relieve en la parte superior del cuerpo (fig. 66.4). Además, los restos de un vaso con

Los recipientes de vidrio

Figura 65. Fosa 1: UE 1080: 1. Vaso cilíndrico con borde saliente decorado con hilos aplicados en relieve; 2. Vaso acampanado decorado con hilo aplicado; 3-5 y 7: Platos y cuencos de paredes sinuosas y borde engrosado; 6. Base anular de pie plegado; 8. Base anular de pie aplicado.

cuerpo de tendencia troncocónica y borde ligeramente engrosado (fig. 66.7), un tipo que surge hacia inicios del siglo III cuando será elaborado en vidrio incoloro, junto al que seguimos encontrando ese tan corriente caracterizado por su borde cortado en aristas vivas (fig. 66.8), claramente ya residual. Finalmente, un plato de paredes de tendencia cónica y borde ligeramente engrosado (fig. 66.9), que recuerda las formas ya registradas en la UE 1080, además de la base de un posible cuenco o vaso, de tipo indeterminado (fig. 66.10).

CONCLUSIONES Las excavaciones llevadas a cabo en el yacimiento de Faldetes han permitido recuperar un interesante lote de vidrios, en el que encontramos producciones muy características cuya elaboración se inicia hacia finales del siglo I d.C. En esos momentos, tras unos primeros tipos moldeados que adoptaban perfiles cerámicos intencionadamente coloreados y fabricados en talleres de Italia,

se produce un profundo cambio en la vajilla que será elaborada en un vidrio incoloro de apariencia casi traslúcida, constituyendo una producción de “estilo internacional” que será fabricada, además, en un gran número de talleres occidentales, perdurando su uso hasta inicios del siglo III d.C. Un análisis detallado del conjunto permite constatar la presencia del plato de perfil con doble convexidad provisto de un alto pie (fig. 67.1), que se localizó amortizado en el nivel de abandono de la E.1, siendo uno de los últimos recipientes que encontramos fabricado a molde y que todavía se inspira en formas cerámicas. Además, se han registrado, en el nivel superficial, cuencos y platos de amplia boca exvasada (fig. 67.2 y 67.3) junto a otros de borde vuelto al exterior (fig. 67.4 y 67.5), procedentes de los niveles de derrumbe o de los rellenos que colmataban alguna de las fosas, que serían elaborados ya mediante el moldeado o el soplado. Se trata de algunos de los recipientes auxiliares que se utilizaron de forma habitual en el servicio de mesa a lo largo de todo el siglo II d.C. e incluso durante parte de la centuria

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Figura 66. Fosa 1: UE 1081: 1-2. Bases de botellas prismáticas; 3. Vaso con borde engrosado; 4-6. Vasos con borde saliente; 7. Vaso troncocónico; 8. Vaso con borde cortado en aristas vivas; 9. Plato de paredes cónicas; 10. Base plana.

siguiente, de ahí su registro en los niveles relacionados con la etapa final de este establecimiento. Junto a éstos y en gran número, encontramos diversos modelos de vasos que van a surgir hacia finales del siglo I d.C. Entre ellos, el vaso troncocónico provisto de un pie acampanado de escasa elevación, cuya variante más lujosa ofrece una cuidadosa decoración tallada de panal de abeja y la más sencilla, como la aquí registrada, simples líneas talladas (fig. 67.6). Es interesante señalar su presencia en el nivel de uso de la E.2 y en una de las fosas, lo que demuestra que, aunque dejara de fabricarse hacia mediados del siglo II d.C., al tratarse de un producto de cierto lujo debió perdurar un tiempo, de ahí su documentación en estos contextos de cronología más avanzada.

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Además, otros vasos más corrientes, funcionales y sencillos, que ofrecen cuerpos cilíndricos o elipsoidales, lisos o decorados con simples y finas líneas talladas (fig. 67.7 y 67.8) y con depresiones laterales (figs. 67.9 y 68), en realidad una simple solución para evitar que la pieza pudiera resbalar de las manos. Todos se caracterizan por mostrar un borde cuyo labio queda cortado en aristas vivas, resultando modelos muy habituales a lo largo del siglo II d.C. Es interesante destacar la recuperación, en el nivel de pavimento de la E.3, de un vaso que podría corresponder a uno de los primeros modelos de cuerpo elipsoidal, una producción que no comenzará hasta la segunda mitad del siglo II d.C., lo que corroboraría el inicio del funcionamiento de estas instalaciones en esos momentos.

Los recipientes de vidrio

Figura 67. Repertorio de Faldetes: 1. Plato de borde en ala (Is. 2); 2. Cuenco de borde saliente (Is. 41); 3. Plato de amplio borde exvasado (Is. 42). 4-5: Platos de borde vuelto al exterior; 6. Vaso alto troncocónico (Is. 21); 7-8. Vasos con borde cortado en aristas vivas (Is. 34/96a); 9. Vaso con depresiones (Is. 32/35) 10. Botellas prismáticas (Is. 50); 11. Frasco/Ungüentario (Is. 94); 12. Ungüentario piriforme (Is. 28); 13. Ungüentario de candelero (Is. 82A1); 14. Vaso de cuerpo redondeado (Is. 85b); 15. Vaso cilíndrico (Is. 85b); 16. Vaso con borde saliente (Is. 85b var./87); 17. Vaso troncocónico (Is. 106); 18. Cuenco semiesférico liso (Is. 96a); 19. Cuenco con decoración tallada “grano de arroz” (Is. 96b).

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Otra de las producciones frecuentes a partir de fines del siglo I d.C. serán ciertos modelos de contenedores, que, en general, aparecen en número muy reducido dado su uso comunal. Todos ellos, salvo uno, se han recuperado en las distintas fosas, tratándose de piezas ya residuales. Uno de los más corrientes en estos momentos fue la botella prismática (fig. 67.10) de la que se han encontrado diversas bases lisas, prueba de su elaboración mediante el soplado al aire libre, mientras que otra conserva parte de un motivo decorativo en relieve, obtenido mediante el soplado en molde, un rasgo frecuente y característico que responde a la marca de los diversos talleres que las fabricaron. Además, unos pocos ungüentarios, como uno globular (fig. 67.11), una pieza recuperada en el nivel de pavimento de la E.3 junto al vaso anteriormente citado, u otros dos que muestran un cuerpo piriforme (fig. 67.12), uno de los tipos más frecuentes a partir de entonces tanto en ambientes funerarios como de hábitat. Éstos se hallaron en el nivel inferior de la fosa UE 1059 junto a un modelo algo más avanzado, el ungüentario de candelero (figs. 67.13 y 68), del que encontramos una de sus primeras variantes que surgirá en época flavia. Como se ha podido constatar en otros conjuntos próximos, estos contenedores -tipo botella o ungüentario- destinados a contener o escanciar líquidos, ya vino, aceites o perfumes, suelen ser producciones salidas de pequeños talleres que estarían trabajando a nivel local, ofreciendo siempre una gran homogeneidad tipológica o formal, siendo característica su elaboración

en un tono azulado. En realidad, son tipos que habrán de perdurar ampliamente sin apenas cambios formales como demuestra su amortización en las fosas documentadas, un hecho que queda corroborado por su presencia en los niveles tardíos de la villa de Els Alters o en el santuario de las aguas de Turiaso, donde, sobre todo, los restos de botellas prismáticas siguen siendo numerosos en esos niveles del siglo III d.C. Hacia la segunda mitad del siglo II d.C. se introduce un nuevo modelo de recipiente destinado a beber que llegará a imponerse a inicios de la siguiente centuria. Se trata del vaso cilíndrico con pie anular, plegado o aplicado, que puede aparecer liso o decorado con finos cordones, del mismo tipo de vidrio, que quedan en relieve distribuidos a modo de finas molduras por su cuerpo (fig. 67.14-67.16). Es el tipo más representado en este conjunto, habiéndose identificado al menos 17 ejemplares, que responden a diversas modalidades, las cuales se encuentran ampliamente difundidas por la parte occidental del Imperio. Ello llevó, en un principio, a que su procedencia se relacionara sólo con talleres centroeuropeos, algo actualmente modificado al conocerse importaciones orientales cuya característica esencial es la presencia del pie anular aplicado sobre la base del objeto, una peculiaridad que muestra alguno de estos ejemplares. Entre las variantes registradas, una que presenta el borde reentrante y cuerpo redondeado, relacionándose con los primeros modelos que, aunque en un principio se rea-

Figura 68. Detalle de algunas piezas: Vaso con depresiones (1025-81); Ungüentario de candelero (1077-372); Cuenco tallado (1001-27); Vaso cilíndrico, base con hilos aplicados (1080-49).

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Los recipientes de vidrio

lizaron en un tono verde-azulado, pronto se fabricarán en vidrio incoloro (fig. 67.14), mostrando, en general, un aspecto traslúcido quizá por su fabricación mediante el moldeado en talleres occidentales hacia mediados del siglo II d.C. Junto a ella y participando de características técnicas similares, otra que ofrece, en cambio, cuerpo de paredes rectas (fig. 67.15). A ellas se une una nueva variante, alejada de las anteriores tanto por la técnica, al haber sido fabricada mediante el soplado, como por la forma, ya que muestra el borde vuelto al exterior y una base anular obtenida por la aplicación de un grueso anillo (fig. 67.16), un rasgo que remite a su fabricación en centros orientales. Todos estos modelos presentan una cronología similar que alcanza las primeras décadas del siglo III d.C., siendo, pues, significativa su presencia en los niveles de derrumbe de la E.1, así como en las distintas fosas localizadas, destacando la pieza recuperada en la UE 1080 (fig. 68), un nivel de relleno que ha proporcionado un material muy homogéneo cronológicamente, al reducirse a algunas de las formas más habituales durante esos momentos, que han de relacionarse con el proceso de deterioro y abandono de estas instalaciones. Las últimas producciones aquí registradas quedan representadas por el vaso troncocónico, caracterizado por mostrar un borde ligeramente engrosado (fig. 67.17), del que se han recuperado dos fragmentos, y por el cuenco semiesférico (fig. 67.18-19), correspondiendo a dos nuevos tipos que se introducen en la vajilla a partir de inicios del siglo III d.C. Es interesante destacar los cuencos aparecidos que responden a dos modelos muy diferentes. Por una parte, una variante muy sencilla, lisa, que ofrece un borde ligeramente reentrante (fig. 67.18), procedente de uno de los rellenos de la fosa UE 1059; por otra, una segunda más lujosa que muestra una cuidadosa decoración tallada conocida como grano de arroz, siendo un recipiente de gran calidad y alto coste que está llegando a nuestras costas durante la primera mitad de esa centuria. De este tipo (fig. 67.19) se han documentado dos ejemplares, que ofrecen una composición decorativa diferente, uno procedente de los niveles superficiales (fig. 68, UE 1001) y el otro del derrumbe de la E.3, siendo su presencia determinante para corroborar el abandono del yacimiento de Faldetes en un momento situado hacia

finales del siglo III d.C., lo que queda ratificado, además, por la completa ausencia de cualquier recipiente de vidrio de cronología más avanzada. En definitiva, se trata de una vajilla compuesta mayoritariamente por vasos destinados a beber, ya que este recipiente, dada su transparencia, se convierte en el preferido para degustar tanto bebidas frías como preciados vinos al permitir mostrar fielmente su color, apreciar su aroma y consistencia al no sumar sabores adicionales. En menor número, unos pocos recipientes auxiliares destinados a servir y presentar alimentos, como son los cuencos y platos, mientras que resultan realmente escasos los contenedores, representados tan sólo por los restos de alguna botella prismática y otros que corresponden a pequeños ungüentarios. Nos encontramos ante un repertorio que guarda una estrecha relación con la vajilla de vidrio incoloro, vitreamina, que se habría utilizado en el santuario de Turiaso y durante la Fase I de la villa de Els Alters, habiéndose registrado en ambos sitios formas muy similares, pues corresponden a producciones muy corrientes elaboradas en diversos talleres occidentales destinadas a cubrir la demanda de una clientela próxima y, en general, poco exigente. No obstante, hay que señalar la presencia de unas pocas piezas que habrían sido importadas desde diversos centros vidrieros localizados en la parte oriental del Imperio, algunas más sencillas, como el vaso decorado con líneas talladas o con cordones en relieve, otras de mayor exquisitez como el cuenco con decoración tallada de grano de arroz, sólo una pequeña muestra de esos recipientes que, por medio del comercio marítimo, están llegando a Hispania para posteriormente comercializarse a través de las principales rutas terrestres como la que ofrecía la vía Augusta, con la que hay que relacionar este yacimiento y la villa de Els Alters, muy cercana a la antigua Saetabis, dos interesantes enclaves que habrían de coincidir temporalmente lo que explica las similitudes encontradas en ambos repertorios de su instrumentum domesticum. Sin embargo cada uno sufrió una trayectoria distinta, pues mientras estas instalaciones quedaron en desuso a finales del siglo III d.C., la villa se mantendría sin cambios hasta la segunda mitad del IV, para abandonarse, ya definitivamente, a principios de la centuria siguiente.

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