LOS PROYECTOS PRODUCTIVOS DE LAS MUJERES RURALES COMO UNA ALTERNATIVA PARA ELIMINAR LA POBREZA

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International Journal of Latin American Studies JANUARY- JUNE 2013 | pp. 33~63

Vol. 3. No. 1

LOS PROYECTOS PRODUCTIVOS DE LAS MUJERES RURALES COMO UNA ALTERNATIVA PARA ELIMINAR LA POBREZA THE PRODUCTIVE PROJECTS OF RURAL WOMEN AS AN ALTERNATIVE TO ELIMINATE POVERTY

Salvador González Andrade El Colegio de la Frontera Norte [México]

Rocío Rosas Vargas Universidad de Guanajuato, Campus Celaya-Salvatierra [México]

Resumen. Este artículo reconoce que la política pública implementada en México dirigida a mujeres rurales pobres se ha caracterizado por el enfoque en su papel reproductivo (madre y esposa). En 1972 se creó el programa llamado Unidades Agrícolas Industriales para la Mujer (uaim). Este esquema tenía como objetivos principales crear uaim con mujeres no ejidatarias mayores de 16 años en cada ejido, dotarlas con una parcela para el grupo, crear trabajo en el sector rural para ellas realizando procesos de transformación de los productos de los ejidos. Las mujeres de las uaim han implementado diversos proyectos productivos tendientes a mejorar sus condiciones de vida. Este documento analiza el desempeño de las uaim en el estado de Guanajuato y determina en qué medida los proyectos productivos han contribuido a la disminución de la pobreza. Con base en una muestra estadística, los resultados indican que las uaim que tuvieron los mayores beneficios son las que recibieron apoyos gubernamentales económicos, de capacitación y de gestión y también que las lideresas juegan un papel relevante. Se concluye que el desarrollo de proyectos productivos ha tenido un pequeño y limitado impacto en el ingreso y en la disminución de la pobreza.

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Abstract. This article recognizes the public policy implemented in Mexico to help poor rural women was characterized by the focus on their reproductive role (mother and wife). In 1972 the program called Agricultural Industrial Units for Women (UAIM) was created. This scheme had as one of its main objectives to create UAIMs for women that are not ejidatarias over 16 years of age in each ejido, by providing them with a parcel for the group, and creates jobs in rural areas for processing products in the ejidos. Women in UAIMs have implemented various production projects aimed at improving their living conditions. This paper aims to analyze the performance of UAIMs in the state of Guanajuato and determine how productive projects have contributed to the reduction of poverty. Based on a statistical sample, the results indicate that UAIMs that had the greatest benefits are those that received government support, training and management. Another result is that women also played an important role. We conclude that the development of production projects had a limited impact on income and reducing a poverty. Palabras clave: Unidad Agrícola Industrial para la Mujer (uaim), actividades productivas, mujeres campesinas, desarrollo rural, trabajo rural femenino. Key words: Agricultural Industrial Units for Women (uaim), productive activities, women farmers, rural development and rural feminine work.

Ⅰ . Introducción. La discusión sobre los elevados niveles de pobreza existentes en México y en el mundo es una preocupación generalizada. Lo anterior es evidente en el compromiso mundial de cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio para el 2015, el primero de los cuales es reducir a la mitad el porcentaje de personas cuyos ingresos sean inferiores a un dólar por día. La importancia de esta aspiración es muy loable, diversas intervenciones promovidas como mecanismos para lograrla, como los programas de microcrédito para desarrollar proyectos productivos han sido documentadas por Buvinic (1986), Mingo (1997) y Enríquez, Kauffer, Tuñón y Soto (2003). Dentro de las metas del desarrollo del mileno de la Organización de las Naciones Unidas (onu), se promueve la igualdad de género y la potenciación de las

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mujeres. Se ha probado que el trabajo reproductivo de las mujeres es muy importante para la supervivencia y seguridad de los hogares pobres (Kabeer, 2006). Este artículo reconoce que la política pública implementada en México dirigida a mujeres rurales pobres, se ha caracterizado por el enfoque en su papel reproductivo (madre y esposa). Uno de los principales programas destinados a las mujeres rurales fue la creación de las Unidades Agrícolas Industriales para la Mujer (uaim), en 1972.1 Ese esquema tenía como objetivos principales crear uaim con mujeres no ejidatarias mayores de 16 años en cada ejido, dotarlas con una parcela para el grupo, crear trabajo en el sector rural para ellas realizando procesos de transformación de los productos de los ejidos. Desde los años setenta las mujeres de las uaim han implementado una serie de proyectos productivos tendientes a mejorar sus condiciones de vida. Actualmente las uaim son reconocidas en la Ley Agraria vigente, pero ya no hay un programa específico dirigido a ellas, de hecho los beneficios de acceso a la tierra para las mujeres se restringuieron ampliamente desde las reformas de 1992. En este documento mediante el análisis de desempeño de las uaim en el estado de Guanajuato, pretendemos determinar en qué medida los proyectos productivos han contribuido a la disminución de la pobreza. Con base en información obtenida por medio de entrevistas a profundidad y de una encuesta estadística, los resultados indican que en las uaim las socias perciben a los proyectos productivos como una fuente temporal de ingreso y de empleo sin probabilidades de ofrecer a las participantes un ingreso permanente. En cuanto a las ganancias económicas, los ingresos obtenidos son escasos y abundan las pérdidas, ya que en la mayoría de las veces apenas compensan las aportaciones de las socias pues el 56.5 por ciento de las unidades dedica su producción al autoconsumo. Pocas unidades llegan a obtener magras ganancias, donde algunas de las socias perciben secuelas de 1

Un año antes la Ley Federal de la Reforma Agraria (LFRA) fue modificada con el fin de otorgar los mismos derechos a los hombres y a mujeres. Además, se crean los mecanismos legales para la formación de las UAIM. La UAIM tiene su origen en las modificaciones a la LFRA de l972 que establecía, en su artículo l03, la obligatoriedad de que cada núcleo de población o ejido reservara una superficie igual a la unidad de dotación en las mejores tierras para el establecimiento de granjas agropecuarias e industrias rurales explotadas colectivamente por las mujeres mayores de 16 años del grupo que no sean ejidatarias.

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mejora en su bienestar familiar o personal, pero generalmente las mujeres del grupo no obtienen algún efecto significativo en el bienestar de sus hogares ni en el de algún miembro de su familia. Sin embargo, Ballara, Damianovic y Parada (2010) en un informe para el Fondo de Desarollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem), afirman que las mujeres rurales destinan todos sus ingresos a sus familias, lo que si bien no reduce la pobreza, sí representa un impacto significativo en su bienestar. Adicionalmente, las mujeres de las uaim obtienen otros beneficios no económicos, como la ayuda mutua y el aprendizaje, una escasa capacitación que obtienen en los cursos técnicos y en los talleres de desarrollo humano que reciben. El analisis empirico indica que las uaim que tuvieron los mayores logros son las que recibieron apoyos gubernamentales económicos, de capacitación y de gestión y también que las lideresas juegan un papel relevante. Se concluye que el desarrollo de proyectos productivos ha tenido un pequeño y limitado impacto en el ingreso y en consecuencia en la disminución de la pobreza. Tras esta introducción se contextualiza el papel de los programas de desarrollo para grupos de mujeres y su contribución en la diminución de la pobreza. Posteriormente, se presentan los materiales y el método. Después se examinan los resultados, se describen las características y el desempeño de las uaim en Guanajuato, el papel de los apoyos institucionales y el empoderamiento de las mujeres. Termina con una serie de conclusiones. Programas de desarrollo para grupos de mujeres A partir de la consolidación del movimiento feminista de los años setenta y de la progresiva preocupación y discusión del “tema de la mujer”, es que inicia un proceso de ver a las mujeres como protagonistas del desarrollo, especialmente por la Organización de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (us-aid), entre otras. En ese periodo, se destinan una cantidad importante de recursos a las mujeres y surgen una serie de políticas dirigidas a mujeres. Esas políticas se identifican en dos grandes enfoques: mujeres en el desarrollo (med) y género en el desarrollo (ged). En el primero, la estrategia era integrar a las mujeres al desarrollo, lo que contribuyó a visibilizar su

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potencial productivo. En este enfoque, se enfatiza la orientación de antipobreza y responsabiliza a las mujeres de las necesidades básicas de sus familias y les reconoce su papel como jefas de familia, el problema es que enfatiza más las desigualdades monetarias que las de género, es decir, partía del supuesto de que la desigualdad entre hombres y mujeres no es de género sino debida a la pobreza, por lo que las actividades propuestas eran las consideradas tradicionalmente femeninas, las que surgen de la división social del trabajo, sin incluir nuevas (De Villota, 1999). El segundo enfoque fue el de la eficiencia, donde se les reconoce a ellas como agentes claves del desarrollo y su importancia económica, pero no incluye cambios en su posición social ni reconoce su subordinación de género. El enfoque de empoderamiento implica cambios estructurales más fuertes, ya que se pretende que las mujeres tengan mayor poder (de ahí la palabra empoderamiento), mejorar la posición social y su autoestima; es decir, mejorar sus condiciones de vida y su estatus socioeconómico (De Villota, 1999), por lo que surge la visión de género en el desarrollo (ged), poco popular entre los gobiernos. En México se han propuesto numerosas acciones de gobierno para las mujeres, pero se han quedado más en la visión de med, incluso se han propuesto acciones que se dicen “con perspectiva de género” solamente porque las incluyen. El trabajo de grupos de mujeres ha sido considerado como un mecanismo para mejorar las condiciones de vida de las familias. Particularmente, en los años ochentas, las crisis económicas en los países en vías de desarrollo y los modelos económicos neoliberales promovieron un mayor impulso en la participación de las mujeres en actividades económicas, dando un giro en la orientación de los grupos; de ser vías para canalizar recursos que incrementaran el bienestar de las familias se convirtieron en canales para el desarrollo económico (Buvinic, 1986). ¿Qué entendemos por mujeres en pobreza? La pobreza no es solamente la carencia de satisfactores de índole económica, más bien existe cierto consenso en que se deben satisfacer al menos tres necesidades básicas de alimentación, salud y educación.2 En particular, en la discusión de las 2

La pobreza es un problema ancestral que no se puede resolver de la noche a la mañana. Para reducir la pobreza y la desigualdad es necesario analizar, diseñar, instrumentar y evaluar programas concretos, que tendrían que ver más con la manera de cómo retomar las

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mujeres en situación de pobreza se pueden aplicar diversos criterios y metodologías para estimar los niveles de pobreza. Si bien la adopción de unos u otros conducen a resultados diferentes, estudios recientes coinciden en señalar que la pobreza es un fenómeno multidimensional. En este sentido, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres, 2010) establece que: …una persona se encuentra en pobreza multidimensional cuando no tiene garantizado al menos uno de sus derechos para el desarrollo social, y si sus ingresos son insuficientes para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades. Las carencias sociales que se consideran en las mediciones de pobreza multidimensional son seis: rezago educativo, acceso a los servicios de salud, acceso a seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, acceso a los servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación. (p. 15). Según la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (enigh) 2008, en México las mujeres son más pobres que los hombres. De hecho, 44.5 por ciento o 24.4 millones de mujeres viven en pobreza multidimensional. Ese valor supera en dos millones al número de los hombres pobres. A la vez, los hogares que tienen jefatura de familia femenina, tienen mayores carencias en seguridad social y programas sociales que aquellos que son dirigidos por hombres (Inmujeres, 2010).3 ¿Son los ingresos económicos de las mujeres un mecanismo hacia la

necesidades y capacidades de las personas así como las dotaciones de recursos en las regiones. Por ejemplo, el Progresa-Oportunidades es un programa integral de combate a la pobreza a largo plazo, con ese los miembros de la familia tendrán en unas cuantas generaciones la capacidad necesaria para romper el circulo vicioso de la pobreza. 3 En el estado de Guanajuato hay un gran número de personas viviendo en pobreza: 21.24% de la población económicamente activa (pea) gana entre 1 a 2 salarios mínimos; 22.26% de dos a tres salarios mínimos; 16.54% de tres a cinco salarios mínimos y solamente 7.04% gana más de cinco salarios mínimos; mientras que la pea que no percibe ingresos por su trabajo asciende a 8.66% (Correo de Guanajuato, 2011). La situación se agrava si estos datos son desagregados por sexo e indican que las mujeres se encuentran en peores condiciones.

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reducción de la pobreza? Coincidimos con Sen (1990) cuando menciona que como derivación de los ingresos de las mujeres se mejora su posición fundamentalmente en dos formas, primero, eleva su bienestar y autoestima y, segundo incrementa la percepción de otros miembros sobre sus logros y contribuciones. En el debate acerca del papel de los proyectos productivos como mecanismo para la reducción de la pobreza es relevante el cuestionamiento sobre la correlación con el nivel de ingreso de las mujeres. Es decir, si en un contexto en el que un ingreso pequeño e insuficiente para la adquisición de bienes, característico en las mujeres en el sector rural, la implementación de proyectos productivos tienen el potencial de convertirse en mecanismos de reducción de la pobreza. Riaño y Okali (2008) señalan que salvo excepciones, quienes integran el grupo no perciben algún efecto significativo en el bienestar de sus hogares ni en el de algún miembro de su familia. En este documento, al igual que en los diversos estudios de género, es conveniente reconocer el triple papel de las mujeres, es decir, la distribución del tiempo que ellas hacen en el cumplimiento de sus papeles reproductivo, productivo y de gestión comunal. Más aún cuando en particular se analizan los hogares de bajos recursos. Existe un cierto consenso en que los proyectos productivos conllevan tres problemas trascendentales: 1) son promovidos como microempresas cuando rara vez su potencial es ser una empresa productiva; 2) ciertos programas promulgan usar perspectiva de género, pero cuando es así, lo hacen en forma inadecuada y pobremente implementada en el campo, pues generalmente no incluyen ni sensibilizan a los hombres en este tema; y 3) los programas de microcrédito para proyectos productivos están lejos de promover cambios en relaciones de género desiguales (Riaño y Okali, 2008, p. 135). De igual manera, en la literatura prevalece la percepción de que existen tres razones por las que las mujeres se incorporan en los proyectos productivos: primera y más importante, la obtención de ingresos que les permita mejorar el bienestar de sus hijos e hijas y hogares; segunda, ganar un nivel de autonomía e independencia, y tercera, obtener movilidad.

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Ⅱ . Materiales y el método. En este trabajo se analiza el desempeño de las uaim del estado de Guanajuato para estimar el impacto de los proyectos productivos sobre el ingreso y la disminución de la pobreza de las mujeres.4 Primero se hizo una revisión de la literatura sobre el tema, posteriormente se procedió a recabar información directa por medio de entrevistas a profundidad y de una encuesta probabilística. Las entrevistas a profundidad son útiles para explorar el funcionamiento general de las uaim y para darles voz a las mujeres que las integran. A principios del 2005, se levantaron 15 entrevistas en San Miguel Eménguaro, Cupareo y Santo Tomás ubicadas en el Municipio de Salvatierra. A su vez, la encuesta probabilística del tipo descriptiva-explicativa se usa con el fin de recabar las características de las unidades, evaluar los beneficios obtenidos y determinar la problemática enfrentada en el desarrollo de la actividad productiva. En esta encuesta se incluyen tres cédulas de diagnóstico para las uaim activas, para las no activas y para las mujeres integrantes de las uaim activas. El proceso para realizar la encuesta estadística fue el siguiente. A partir de la información obtenida en la Procuraduría Agraria (pa) de Guanajuato, que incluía un directorio con el nombre y la ubicación de las 210 uaim registradas en la entidad, se procedió a seleccionar una muestra estadística de tamaño n=63 unidades o 30 por ciento de la población.5 De acuerdo a la muestra seleccionada, las uaim se hallan en 29 de los 46 municipios del estado. La organización por regiones fue necesaria para hacer más sencillo el levantamiento de datos (cuadro 1).

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Este estudio formó parte uno más amplio de corte histórico, que analiza la participación de las mujeres guanajuatenses en la tenencia de la tierra desde finales del siglo XIX hasta el 2005 (Rosas, 2007). 5 Otras instancias gubernamentales muestran cifras diferentes, la Secretaría de la Reforma Agraria [SRA] (1998) registraba 174, y según el Registro Agrario Nacional existen 267 uaim en el estado. A la vez, la Procuraduría Agraria de Guanajuato no tiene información de cuales son los ejidos en los que nunca se creó una uaim ni tampoco sobre cuales son las unidades que actualmente continúan en funciones.

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Cuadro 1. Municipios de Guanajuato con uaim activas, por zona, 2006 Zona Bajío I: Acámbaro Apaseo Yuriria Juventino Rosas Comonfort Salvatierra Zona San Felipe: Ocampo San Felipe Dolores Hidalgo

Zona Bajío II: Valle de Santiago Pénjamo

Zona de la Sierra: San Luís de la Paz Victoria San Miguel Allende San José Iturbide

Fuente: Elaboración propia con base en el trabajo de campo, Guanajuato, 2006.

Durante el mes de mayo del 2006 se aplicaron tres encuestas: cédula de diagnóstico para las uaim activas, cédula para cada una de las mujeres integrantes de las uaim activas y cédula de diagnóstico para las uaim no activas.6 En esta fase se visitaron los ejidos seleccionados, se obtuvo información de 126 mujeres de las unidades, se recopilaron notas de comentarios de las entrevistadas y de los ejidatarios así como diversas observaciones emitidas por funcionarios públicos. En particular, en las uaim activas se entrevistaron a once presidentas, una secretaria y también a las socias. A la fecha de levantamiento de las encuestas sólo 38 por ciento (24 unidades) estaban activas realizando algún tipo de proyecto productivo.7 Por el contrario, 62 por ciento (39 unidades) estaban inactivas, es decir no realizaban actividad productiva y en tres cuartas partes de estas en ningún momento tuvieron alguna actividad. El mayor número de uaim activas se concentra en dos zonas en el norte del estado, en el municipio de San Felipe y en la región de la Sierra. 6

El trabajo de campo fue financiado por el Instituto de la Mujer Guanajuatense (imug) como parte del proyecto “Análisis cuantitativo y cualitativo de las uaim en el Estado de Guanajuato”. 7 A nivel nacional la situación es todavía peor. Una publicación de finales de los años noventa de la SRA (1998, p. 139), indicaba que 23.6% de los núcleos agrarios tenían una uaim, pero sólo 29.6% de éstas (2,004 de 6,772) reportaba alguna actividad.

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Ⅲ . Resultados. Desempeño de las Unidades Agrícolas Industriales para la Mujer en Guanajuato Las mujeres tienen derecho a poseer tierras y salir de la pobreza, pero la tierra de las uaim es limitada. “Las mujeres pobres también necesitan que se transformen las estructuras que las mantienen sojuzgadas; les hacen falta cambios radicales en las leyes, los derechos de propiedad y otras instituciones que perpetúan el control que los hombres ejercen sobre ellas” (Zapata, Townsend, Rowlands, Alberti y Mercado, 2002, p. 39). Actualmente las instituciones son predominantemente controladas por los hombres, en este sentido, las acciones y los resultados que de ellas se deriven benefician más a los varones. La sociedad en general, las mujeres y, en mayor magnitud y profundidad, las mujeres organizadas en las uaim, históricamente han enfrentado serios problemas a causa de …las desigualdades en el terreno doméstico [las cuales] se entremezclan con desigualdades en instituciones aparentemente neutrales en materia de género como los mercados, el Estado y la comunidad, y hacen de la desigualdad de género un fenómeno que afecta a toda la sociedad, (Kabeer, 2006, p. 22). Si bien la Ley Agraria de 1992, indica que las uaim deben tener la mejor tierra del ejido y que debe estar ubicada cerca del núcleo ejidal, en el estado de Guanajuato es una realidad que una cuarta parte de las unidades carecen de parcela y en el resto casi en todas ellas tienen tierras de mala calidad y de una extensión muy limitada. Tanto la extensión como la calidad de la tierra son factores que condicionan el éxito o el fracaso en el desarrollo de la actividad productiva en las uaim. Ello se evidencia en el hecho de que en el caso de las inactivas 41 por ciento carecen de parcela. Con relación a la superficie, la extensión mínima de las parcelas de la mujer, tanto de las uaim activas como de las inactivas, es de una hectárea, mientras que la máxima es de 15 para las activas y de 17 para las inactivas (lo que no implica mucho, ya que no tienen actividades productivas). La parcela promedio para las activas es de 5.83 hectáreas y para las inactivas de 2.6 (cuadro 2). Dichas cifras son

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similares a la extensión de tierra que posee un ejidatario, con la diferencia de que en el caso de las uaim es una sola parcela que usufructúan un grupo de 15 o hasta más mujeres. Cuadro 2. Guanajuato: Extensión de la parcela de las uaim activas e inactivas, 2006. Número de uaim Extensión mínima de la parcela, hectáreas Extensión máxima de la parcela, hectáreas Promedio, hectáreas

uaim activas 23 1 15 5.38

uaim inactivas 39 1 17 2.6

Fuente: Elaboración propia con base en el trabajo de campo, Guanajuato, 2006.

Con relación a la baja calidad de las tierras, las uaim activas poseen las parcelas menos peores, no obstante ello sólo una tiene riego, cuatro son de riego y temporal y el resto son sólo de temporal (cuadro 3). En el caso de las uaim inactivas la situación es aún más critica pues 16 de ellas no cuentan ni siquiera con una parcela asignada y en el resto sólo tienen tierras de temporal y, tanto peor, en dos casos poseen terrenos cerriles sin la posibilidad de realizar labores de cultivo. Aunado a la baja calidad de los terrenos, la falta de riego condiciona a que en casi todas las unidades con parcela, aún en el mejor de los casos, sólo pueden obtener una cosecha al año. Cuadro 3. Guanajuato: Calidad y tipo de tierra en las parcelas de las uaim, 2006. Tipo de tierra (Calidad) Temporal Temporal y riego Cerril Riego No tiene parcela Total

uaim activas uaim inactivas (Número) (Número) 17 17 4 2 6 1 16 24 39

Suma

Porcentaje

34 4 8 1 16 63

53.9 6.4 12.7 1.6 25.4 100

Fuente: Elaboración propia con base en el trabajo de campo, Guanajuato, 2006.

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El siguiente testimonio muestra la opinión de las mujeres de una uaim sobre el tipo de tierra que les dieron: La uaim fue la primeritita vez que tuvimos tierras, que ni cuenta nos dábamos, ni cómo ni por qué. Esto de la uaim lo supimos hasta 1981, pero nos dieron lo pior [de la tierra]. Nosotros les decíamos: que ¿cómo nos íbamos a ir?, ¡más que traíamos señoritas! Nos mandaban pa´l cerro (mujer de San Miguel Eménguaro, marzo de 2005). Las mujeres de la uaim de San Miguel de Eménguaro se enteraron de que tenían derecho a poseer tierras en 1981, 10 años después de que se decreta la igualdad jurídica de hombres y mujeres para poseer tierra, igualdad que sólo era efectiva en papel para la mayoría de las mujeres de las uaim. De la muestra seleccionada tres cuartas partes de las uaim poseen una parcela (47 unidades), y de esas actualmente sólo sobrevive la mitad, es decir, son 24 unidades activas las que aún trabajan la tierra. En el resto dejaron de trabajar las parcelas por las siguientes razones: escasez y limitado acceso a créditos, mala organización, poco acompañamiento de las instituciones que ayudaron a crearlas, escaso acceso a diversos apoyos para proyectos productivos, oposición de los hombres de la comunidad y de las instituciones y también por impedimentos administrativos varios que manifiestan el acceso desigual de las mujeres a los recursos. Las mujeres de las unidades han tenido una importante participación en actividades productivas, pero muchas de ellas, como afirman López y Ordoñez (2006), no tienen poder de decisión en sus familias y además las relaciones familiares se caracterizan por la violencia. Es decir, pueden trabajar pero las decisiones económicas y las de otra índole no las toman ellas, además cuando el marido o el padre no lo permite ellas no pueden salir a trabajar o son violentadas en sus actividades productivas. Un ejemplo de lo anterior es la uaim de San Miguel Eménguaro, en donde las mujeres han sufrido una constante vejación u acoso a su trabajo productivo y a su persona (Rosas y Zapata, 2005), como se muestra en el siguiente testimonio: En el mes de octubre se seca el pasto del cerrito, todo. La yerba, todo se seca, la yerba y todo se secaron, tá bien seco. Le metieron fuego, ya el nopal estaba muy bonito, muy prendido, lo chaponeaban [lo

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cortaban, como si fuera hierba mala]. Ya el nopal estaba así [crecidito] y cuando ya lo íbamos a fumigar para que no se enfermara, porque lo fumigábamos para que no se enfermara. Pero cosa que ¡amanece el cerrito quemado, le metieron lumbre al pasto seco, a todo y se asaron los nopales!. Pero desde antes lo chaponeaban, nos los hacían cachos los ejidatarios pues ¡quién más!. Nos sentimos muy mal cuando quemaron los nopales. Porque fíjese ya nuestros nopalitos re bonitos, ya con hartas penquitas y nos los queman, nos los asan, ya no hicieron nada [los nopales]. Todavía hay una orillita que ahí no le alcanzó el fuego, porque el camino se le atravesó, no se quemaron esos. Hay harto nopal por la orilla (mujer de San Miguel Eménguaro, marzo de 2005). Es preocupante el caso de esta uaim, ya que han enfrentado violencia por parte de los ejidatarios, a diferencia de las otras unidades donde si bien no las apoyan tampoco las han agredido de esta forma. Las acciones involucradas en el caso de los nopales quemados, y en otras acciones contra ellas como la destrucción de la milpa, son maltrato. Pero si para el reclamo se opta por la vía penal, además de desestimar las declaraciones de las mujeres, hay una notoria insistencia por parte de las autoridades para que se perdone al agresor. En el mejor de los casos le hacen pagar una fianza. Las que optan por la vía civil tienen dificultades en probar los actos de violencia y convencer a los jueces. Además los juicios son lentos y costosos. Las mujeres violentadas que intentan alguna acción legal encuentran distintas barreras que van desde la escasa credibilidad que se da a su palabra (las quejas se trivializan o de plano se ignoran) y la falta de perspectiva de género, tanto en el cuerpo mismo de la ley como de la mentalidad de los funcionarios encargados de su aplicación, para que se haga posible que los procedimientos legales sean herramientas eficaces contra la violencia (Torres, 2004). Si bien este trabajo centra la discusión en las unidades activas, es conveniente indicar los tipos de proyectos productivos que desarrollaron las uaim inactivas. De las 39 uaim inactivas sólo una cuarta parte de ellas (10 unidades) al inicio de su creación o en algún momento realizaron una sola actividad productiva, de tipo agrícola principalmente, en tres criaron pollos y en una sola se produjo linaza (cuadro 4). Al paso de los años las unidades dejaron de realizar actividades principalmente por cuatro razones: i) nula o

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poca ganancia obtenida; ii) constante oposición de los hombres de la comunidad a que las mujeres continuaran trabajando, argumentaban que ellas debían cumplir con las tareas “propias” asignadas a las mujeres, pues suponen que su principal tarea es cuidar a los hijos, al hogar y atender a las necesidades y demandas de los esposos; iii) baja calidad de la tierra en las parcelas, pues se caracterizan por ser terrenos de temporal, cerriles y de agostaderos pobres, en ningún caso hubo parcela que contara con riego; y, iv) la cosecha o algunas pocas ganancias, cuando se lograban obtener, debían dividirse entre un gran número de integrantes del grupo, en promedio 20 socias, incluso una uaim se formó con tres veces ese número de mujeres. Cuadro 4. Guanajuato: Actividades productivas que realizaron las uaim inactivas, 2006. Actividad Productiva Maíz Cría de pollos Linaza Maíz y trigo Maíz y sorgo Maíz y cría de pollos Maíz y frijol Sub total No tuvieron actividad Total UAIM inactivas

Número

Porcentaje

1 3 1 1 1 1 2 10 29 39

2.6 7.7 2.6 2.6 2.6 2.6 5.1 25.6 74.4 100

Fuente: Trabajo de campo. Guanajuato, 2006.

Por su parte, en cuanto a los proyectos productivos de las uaim activas al igual que en el grupo anterior, estos son principalmente agrícolas (en 95% de ellas). En general, la producción de básicos en el campo mexicano se caracteriza por el nulo o poco valor agregado en los productos obtenidos en las pequeñas unidades de producción. Esta situación también se encuentra en los recursos obtenidos en las parcelas de las uaim, o en el ejido mismo, donde no se agrega valor mediante la transformación o industrialización, la excepción es en sólo dos unidades en las que realizan procesos básicos de envasado del producto (cuadro 5).

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Cuadro 5. Guanajuato: Actividades productivas de las uaim activas, 2006. Nombre de la uaim Hacienda de Ortega Inchamácuaro

Primera Molino Cempasúchil

Jaral de Berrios Maíz/ Frijol La Fragua San Miguel Eménguaro NCP Ventilla Santa Anita Salto del Ahogado Ibarra Andocutin El Castillo Jesús Ma. la Petaca La Vivienda Zambrano Cerritos Cieneguilla El Carmen el Burral El Carretón Emiliano Zapata Juan Lucas La Esmeralda Landín Manzanillas Pozo hondo San José la Grande Total

Actividades productivas Segunda Tercera Cuarta Conservas/ Maíz / Sorgo Maíz/ Frijol elaboración de pan Trigo Maíz Sorgo Maíz/Frijol/ Alfalfa Borregos Alfalfa Elaboración de pan Invernadero Maíz/ Frijol

Cría de pollo Producción y venta de tuna para Apiario exportación Maíz/ Cría de Conservas pollos

Tortillería

Maíz/ Frijol

Maíz

Maíz

Trigo

Cebada

Maíz/ Frijol Maíz/ Sorgo Nopales

Cebada Maíz Chivas

Avena

Cebada

Maíz/ Frijol

Maíz/ Frijol Molino Maíz Molino Maíz/Trigo/Cebada Maíz/ Frijol Maíz/ Frijol Maíz Sorgo Sorgo Maíz/ Frijol Maguey Maíz/ Frijol Maíz/ Frijol Maíz 24

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8

Fuente: Elaboración propia con base en el trabajo de campo, Guanajuato, 2006.

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La mitad de las uaim activas desde su formación, o desde que iniciaron, no han sabido ni han podido diversificar su actividad productiva, pues realizan una sola y, casi siempre, mantienen el mismo patrón de cultivo; solamente cinco unidades han tenido hasta cuatro actividades productivas (cuadro 5). En particular, la uaim de San Miguel Eménguaro ha realizado varios proyectos productivos, pero ello se explica por dos factores: la unidad recibió orientación y apoyo de la Confederación Nacional Campesina Independiente (cci); segundo, la presidenta de la unidad muestra capacidad, liderazgo e iniciativa para obtener recursos y para realizar las actividades productivas. Esa situación podría sugerir que las uaim no han sido adecuadamente apoyadas para iniciar o detonar nuevos proyectos ni por los asesores ni por los funcionarios públicos encargados de implementar los programas de apoyo. Además, las mujeres de las unidades afirmaron que no sabían o no conocían de manera suficiente sobre las instancias y programas que brindan apoyo a proyectos productivos de mujeres. Las socias enfrentan la falta y el acceso a la información adecuada sobre programas específicos a los que pudieran acceder para desarrollar y para obtener financiamiento para efectuar nuevas tareas productivas. Existen o han existido numerosos apoyos para los grupos organizados, sean de hombres o de mujeres, pero los femeninos son quienes menos apoyo reciben, sobre todo por la falta de información y los ataques de los grupos de varones quienes pretenden acaparar los recursos: …es feo decir que de nuestra misma comunidad nos atacan, había un señor que trabajaba ahí en Recursos, o ahí andaba, entonces ahí me hicieron firmar, todo mi grupo fue y firmó las hojas ya de entrega; ya nada más yo tenía que llevar el camión. Entonces yo fui a Recursos Hidráulicos a Salvatierra para que me lo fueran a recoger (un tractor), les dije que si me ayudaban, que si me daban ese apoyo para írmelo a recoger. Ellos tienen donde menearse y que cuánto me iba a costar. Me dijeron que nada, pero cuando ellos fueron, ya el señor había ido por él, así es dijeron en Recursos Hidráulicos, se lo habían llevado (Ángela, Santo Tomás, 15 de abril de 2005). Con relación a los apoyos institucionales que recibieron las uaim y en

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cuanto a los logros que obtuvieron encontramos que a lo largo de la existencia de las uaim activas sólo una cuarta parte de ellas recibió sustentos y recursos de diversas instancias gubernamentales y del ejido mismo en el que se localizan. Este último les aporta recursos en especie, tales como trabajo o dotación de agua. No obstante a que tres cuartas partes de las uaim activas (74.1%) afirman no haber recibido sustentos, para el resto de ellas (25.9%) el papel desempeñado por algunas instancias gubernamentales ha sido relevante para el desarrollo de su actividad productiva. En este grupo se identifica o se recuerda en primer lugar el financiamiento otorgado por el Banco Nacional de Crédito Rural (Banrural, 8.7%) (gráfica única). El segundo lugar lo ocupan otras instancias como la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa antes Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos o sarh); la Secretaría de la Reforma Agraria (sra); el gobierno estatal; y, el ejido (4.3% en cada caso). Gráfica única. Guanajuato: Instituciones que apoyaron el desarrollo de actividades productivas en las uaim activas, 2006.

Fuente: Elaboración propia con base en el trabajo de campo, Guanajuato, 2006.

Algunas unidades también han recibido recursos económicos del Programa de Apoyos Directos al Campo (Procampo), es el caso de tres uaim activas, ubicadas en el municipio de Salvatierra, mientras que sólo una unidad ha percibido del gobierno estatal otros recursos para proyectos productivos. Si bien son pocas las uaim que han diversificado sus actividades

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productivas, ello sólo ha sido posible gracias a los apoyos que recibieron de distintas instancias gubernamentales, tales como financiamiento, capacitación, materias primas (plantas de frutales, maguey o nopal) y materiales para la construcción de corrales principalmente (cuadro 6). No obstante, destacan dos aspectos, el primero es que sólo la mitad de las uaim activas recibieron apoyo. El segundo es que la capacitación que recibieron sólo se orientó a cuestiones técnicas, tales como asesorías sobre el manejo y el control fitosanitario de cultivos, como el nopal, y a la prevención y tratamiento de enfermedades de animales de traspatio. Cuadro 6. Guanajuato: Tipos de apoyos recibidos en las uaim activas, 2006. UAIM Andocutín El Castillo Hacienda de Ortega Inchamácuaro Jaral de Berrios Jesús María la Petaca La Fragua La Vivienda Landín Manzanillas NCP Ventilla Santa Anita Zambrano

Tipos de Apoyos recibidos por las unidades Capacitación Planta de nopal Financiamiento Materiales para Financiamiento Capacitación construcción Financiamiento y planta de maguey Financiamiento Dotación de agua Financiamiento Materiales para Capacitación / Financiamiento construcción materiales Financiamiento Financiamiento Financiamiento Capacitación y Capacitación gallinas Financiamiento/asistencia técnica

Fuente: Elaboración propia con base en el trabajo de campo, Guanajuato, 2006.

En cuanto a la cosecha obtenida en las uaim, esa se dedica mayormente al autoconsumo en el interior del hogar (56.5%), en menor cuantía algunas unidades realizan pequeñas transacciones comerciales, la excepción es sólo una de ellas, en la que una parte importante de la cosecha se destina a la venta y se obtienen considerables recursos monetarios. Por su parte, Ballara et al. (2010) en un estudio para el Fondo de Desarollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem) encuentra que las mujeres rurales de América Latina aumentan su participación en la Población Económicamente Activa

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(pea) aunque sigue siendo inferior a la masculina. Lo interesante del hallazgo es que las mujeres rurales dedican sus ingresos, monetarios y en especie, al bienestar de su familia. De ahí la relevancia de las uaim analizadas, en donde los productos agrícolas obtenidos en las parcelas tienen un importante impacto en el bienestar de las familias de las mujeres integrantes de estos grupos. Las uaim que tuvieron proyectos productivos como elaboración de pan, conservas y/o crianza de gallinas, en la fecha del trabajo de campo ya no los manejaban, no habían tenido éxito y solamente sembraban sus tierras. A los pocos logros económicos obtenidos por participar en el desarrollo de las actividades productivas en las unidades, se agrega una circunstancia aún más grave, el gran número de horas al día que las mujeres se encuentran ocupadas, ya sea en actividades productivas y reproductivas (cuadro 7). Sin embargo, cabe reconocer que algunas de las mujeres mencionaron haber adquirido nuevos conocimientos y movilidad, luego de su participación en estos grupos. Si bien a lo largo de la historia las mujeres rurales han contribuido en el sector productivo es en las últimas décadas que, al igual que en el resto de las mujeres, además de realizar las actividades reproductivas se han visto orilladas a aumentar su participación en el mundo laboral masculino. Sin embargo, esos cambios no tienen eco en la organización social, ya que las tareas domésticas siguen siendo principalmente realizadas por las mujeres; mientras que los hombres en lo substancial no han cambiado las suyas, pues son pocos los que “ayudan” con algunas tareas consideradas femeninas (Carrasco, 2010). En consecuencia, las mujeres rurales organizadas en las uaim tienen una doble participación, en el cuidado del hogar y en el mercado laboral; esto es lo que algunas autoras han llamado la “doble presenciaausencia” (Carrasco, 2010, p. 32) o “doblemente presentes” (Zapata, Suárez y Flores, 2011, p. 23). Las mujeres rurales son quienes sienten con mayor intensidad la pobreza por ello, han desplegado numerosas actividades para aliviar un poco el peso de la misma (Ballara et al., 2010), en el caso de las mujeres de las uaim, el trabajo en la parcela lo ven como una de las múltiples tareas que despliegan en el sostenimiento de sus familias. Los trabajos que hacen las integrantes de las uaim están relacionados con lo que culturalmente se considera el deber ser y hacer de las mujeres. Se dedican principalmente a actividades

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reproductivas, y las que tienen que ver con lo productivo también están relacionadas con sus quehaceres domésticos. Hierro (2003) afirma que los rasgos que se consideran positivos en las mujeres son los que están ligados al modelo de madre, por lo que la identidad femenina se articula mediante las funciones de esposa y madre, siempre dependiente de las expectativas que tienen sobre ellas los hombres en sus familias. Más del 90 por ciento de las mujeres encuestadas dedica en promedio entre 8 y 9 horas diarias al trabajo doméstico, pero además muchas de ellas realizan labores en el traspatio y en la parcela familiar, lo que les deja poco espacio para dedicar a actividades remuneradas o para realizar tareas y trabajos al interior del grupo de mujeres. A esa situación se agrega el control masculino sobre el uso de su tiempo, pues casi siempre ellas tienen que pedir permiso al esposo para poder salir de su hogar. A pesar de que muchas de estas actividades realizadas por las mujeres no son consideradas en los ingresos monetarios porque …no son remunerados ni tienen asignado un valor económico, generan valor para la sociedad y para quienes se benefician de dichos trabajos. El tiempo que demandan estas tareas limita la posibilidad de destinar tiempo para otras actividades, como puede ser la participación en actividades comunitarias o en el trabajo remunerado (Ballara et al., 2010, p. 30). Cuando las mujeres participan en proyectos productivos, un aspecto negativo es la enorme carga de trabajo. Esa es una consecuencia de la falta de acompañamiento y capacitación que les proporcione herramientas para negociar las labores domésticas al interior de sus familias (Martínez y Martínez, 2003). Las mujeres de las uaim realizan una serie de actividades a lo largo del día y prácticamente no tienen tiempo para descanso o recreación. Las horas dedicadas a la realización de proyectos productivos se suman como una carga de trabajo más, con la limitante de que en la mayoría de los casos no obtienen ganancias monetarias. El papel subordinado de género que desarrollan las mujeres se ilustra en las actividades que ellas desempeñan, pues esencialmente invierten su tiempo en trabajo reproductivo, ya sea en la preparación de alimentos o en la realización de actividades domésticas, si a ese le agregamos el trabajo productivo y agrícola, las mujeres trabajan en

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promedio 15.2 horas al día (cuadro 7). Cuadro 7. Guanajuato: Tiempo dedicado a las actividades realizadas por las integrantes de las uaim activas, 2006. ACTIVIDAD

Horas dedicadas/día Número mujeres Mínimo Máximo Media

Cuidado de animales

66

0.08

10.0

1.8

Preparación de alimentos

114

0.50

8.0

2.7

Actividades domésticas

116

0.67

13.5

4.7

Descanso, ocio y cuidado personal

49

0.25

6.5

1.4

Trabajo agrícola

19

0.28

6.5

3.2

Mandados

28

0.02

0.1

0.033

Actividades remuneradas

44

0.02

0.2

0.1

Actividades religiosas

10

0.50

2.5

0.9

Cuidado de hijos e hijas

23

0.17

6.0

2.3

1

4.00

4.0

4.0

Labor administrativa de la uaim* Total de mujeres entrevistadas

126

Promedio de horas trabajadas/día: 15.2 Fuente: Elaboración propia con base en el trabajo de campo, Guanajuato, 2006. Nota: Algunas mujeres no cuantifican o consideran el tiempo dedicada a la administración, otras no realizan esa actividad debido a que se dividieron los surcos (el terreno) –los que trabajan los hombres de sus familias, es el caso de 14 unidades ubicadas al norte del estado– o bien porque rentan la parcela a esposos de las integrantes.

Si bien en el aspecto económico las uaim no lograron el desarrollo agroindustrial esperado, ello se explica fundamentalmente porque las políticas públicas de apoyo no alcanzaron la redistribución de recursos ni implementaron cambios reales en el campo (Mercado, 1993). Las expectativas sobre las uaim como generadoras de empleo en el sector rural no se cumplen, así lo indican las evidencias y experiencias analizadas en este documento. La producción de las parcelas casi siempre resultó ser insuficiente para satisfacer las necesidades de las participantes en la unidad y, muy ocasionalmente generan excedentes que permiten emplear a otros miembros de la comunidad. Una queja generalizada de las mujeres son las

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tierras escasas para un gran número de socias. Por ejemplo, la uaim de La Ventilla, municipio de San Felipe, cuenta con 19 integrantes y poseen sólo 14 hectáreas de temporal, mismas que se dividen por surcos entre ellas. Pero además, la tierra es de mala calidad, por tanto la producción que se obtiene es reducida y no alcanza para solventar las necesidades del grupo doméstico de cada socia. El siguiente testimonio da cuenta del escaso terreno asignado a un grupo de mujeres, lo que imposibilita que ellas puedan obtener ganancias económicas: …quedamos 15 personas. Tenemos la parcela gracias a la señora Lupe, la parcela es de tres hectáreas de riego y dos de temporal. Mi abuelita todavía firmó y llegó bien feliz porque decía ‘ya ganamos para las mujeres’ (Tomasa, uaim Santo Tomás, 16 de marzo de 2005). Las mujeres ven a las unidades agroindustriales como una mera estrategia de sobrevivencia, pero sin lograrlo, ya que los proyectos que han realizado no han sido exitosos.8 No obstante, pese a que las uaim no son rentables económicamente para las socias, esas se han convertido en un espacio de recreación, esparcimiento e intercambio de ideas. Estos resultados son importantes, pero no suficientes, lo ideal sería que además de satisfacer las necesidades de productos específicos, les permitieran obtener ingresos. Así cuentan sus experiencias las mujeres de las uaim en Salvatierra: Para los becerros primero nos dieron un préstamo en la Reforma Agraria esa vez vendimos, pero nos quedaron ganancias, después ya no volvimos a engordar animales (Tomasa, uaim Santo Tomás, 16 de marzo de 2005). Si bien los ingresos que obtienen las mujeres por su participación en las actividades de las uaim no alcanzan para disminuir la pobreza de sus hogares, al ser esos destinados por completo a sus familias, ayudan a elevar, 8

Resultados similares encuentra Mercado (1993) quien analiza la situación de las mujeres de las uaim ubicadas en los estados de Tlaxcala e Hidalgo.

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de alguna manera, el bienestar familiar. Por ejemplo, tienen maíz en determinada época del año, por lo que ya no destinan recursos monetarios a la compra de tortillas o maíz y éstos pueden destinarlos a satisfacer otras necesidades, esto es lo que algunas autoras han llamado el trabajo invisible (Ballara et al., 2010; Cooper, 2010). La falta de conocimiento sobre los canales adecuados de mercadeo también ha propiciado el fracaso de los proyectos emprendidos por las mujeres. Las unidades han enfrentado problemas con la comercialización de sus productos, lo que refleja una escasa capacitación en el tema, pues los asesores que las han acompañado han enfatizado solamente el aspecto técnico de la producción. Es el caso de la uaim de El Español, municipio de Acámbaro, cuyas integrantes emprendieron el proyecto de producción de huevos, sin embargo, no supieron como comercializarlo y enfrentaron elevadas pérdidas económicas. A esas, se sumaron los daños sufridos en el patrimonio de la granja ocasionados por algunos habitantes del pueblo. Los problemas de comercialización también influyeron en la disolución de las uaim. Los técnicos llevaban los apoyos y proyectos sin tomar en cuenta las necesidades reales de las mujeres, ni los recursos naturales que las uaim poseían. Además, las mujeres no tenían capacitación técnica, ni administrativa para llevar los proyectos de manera exitosa, aunado a ello se enfrentaron también a poderosas empresas, como en el caso del mercadeo de pollo y huevo y en la elaboración de pan, lo que provocó rápidamente la quiebra de las unidades. Por otra parte, es conveniente indicar en qué medida ha habido empoderamiento de las mujeres de las uaim. Diversos estudios coinciden en que en el empoderamiento de las mujeres influyen factores como el contar con tierra, realizar actividades remuneradas, lograr una mejoría en los niveles de educación y capacitación, participar en organizaciones, entre otros (Kabeer, 2006; Townsend, 2002; Sen, 2000). Si bien las mujeres de las uaim cuentan con tierra, esta es de baja calidad y de una superficie muy limitada, peor aún cuando el producto obtenido se tiene que dividir entre más de 10 mujeres. Es por ello que los proyectos productivos por ellas emprendidos, no les dieron los suficientes recursos para alcanzar la sobrevivencia de sus familias, menos aun para eliminar la pobreza en la que viven. En cuanto a la capacitación que han recibido, esa ha sido escasa y sólo de tipo técnica, no han recibido capacitación sobre sus derechos agrarios ni de sus derechos

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como mujeres, ni de organización y resolución de conflictos al interior de sus unidades. A lo anterior se suma el problema de los bajos niveles de escolaridad de tan sólo 1.9 años de estudio formal, ello se explica porque la mitad de las mujeres no saben leer ni escribir y, solamente seis, de las 126 encuestadas, tienen la primaria completa; el panorama es aún más desolador si se considera que son 53 años la edad promedio de las mujeres (Rosas, Zapata, Alberti, Martínez y Castellanos, 2009) lo que limita la posibilidad de aumentar sus niveles de preparación. Sin embargo, algunas de ellas, sobre todo las dirigentes de los grupos, han obtenido la confianza para salir y gestionar proyectos ante las instituciones gubernamentales, pero esta situación no es generalizada. Si el empoderamiento de las mujeres lo impulsan factores tales como las actividades fuera del hogar, la capacitación sobre sus derechos, la autogestión, la identidad de grupo, las habilidades para hablar en público, entre otros (Zapata et al., 2003) podemos afirmar que a través de la participación en las uaim las mujeres no tienen o no han podido adquirir poder. Aunque ese no era ningún objetivo del programa. Sin embargo, tampoco se han cumplido los principales objetivos ya señalados arriba otorgar tierra de calidad y crear empleos para las mujeres. En suma, no se han obtenido los beneficios que se esperaban con dicha figura organizativa debido, sobre todo, a los pobres resultados de las políticas públicas de apoyo al programa, pero también debido a la falta de solidaridad y a la fuerte oposición de los hombres de la comunidad. El programa de las uaim, como uno de los más importantes dirigidos a las mujeres rurales, aún persiste en el país, pero la Ley Agraria vigente no considera la formación de nuevos grupos de mujeres organizadas en esta figura. Pero si contempla a la parcela de las uaim como necesaria para el desarrollo de la vida comunitaria (Artículo 63) y por tanto forma parte del área irreductible, inembargable, inalienable e imprescriptible de las tierras del ejido (Artículo 64). No existen estadísticas oficiales vigentes sobre el tema, consideramos que el presente estudio es el más completo y actualizado sobre la realidad de las uaim en el estado de Guanajuato. En base a los resultados obtenidos en el trabajo de campo, y también en los hallazgos recientes de otros autores, podemos identificar algunas características sobre la situación presente, lo que ha sucedido en los últimos seis años en las unidades.

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Algunas uaim han dejado de trabajar, es el caso de la del ejido El Castillo ubicada en el municipio de Apaseo el Grande, donde la mancha urbana llegó hasta el ejido, al año 2006 se había vendido casi toda la tierra, a pesar de que la ley lo prohíbe. A la vez, en la unidad de El Español, ubicada en el municipio de Acámbaro, en el levantamiento de la información estaban a punto de dejar de trabajar porque no obtenían ganancias. Otra situación es que varias de las socias fundadoras han sido sustituidas por sus hijas o nietas, las que ya tienen un nivel académico mayor, lo que podría suscitar un repunte o bien un abandono de las actividades agrícolas de las unidades. En la uaim de Santo Tomás, ocurrió que las actividades agrícolas las realiza solamente la presidenta de la unidad, quien paga una renta por la tierra, la cual se divide entre las socias originales del grupo (Arreguín y Rosas, 2010). En esta, como en otras unidades del norte del estado, ya no funcionan de manera colectiva. Se encontró que ya se habían repartido la tierra en surcos, ahora la trabajaban los maridos o padres de las socias. Es una realidad que muy pocas uaim han logrado consolidarse y triunfar como formas alternativas de empleo e ingreso para la mujer rural porque la política de apoyo necesaria no se ha podido llevar a la práctica cabalmente. Sin embargo, esta figura organizativa ha tenido significativos aportes en la vida de las mujeres. Las unidades trastocaron las relaciones sociales y de género dentro de las comunidades, pues constituyen un espacio público de trabajo para las mujeres rurales. Además, sirvieron para demostrar que las mujeres son igualmente capaces de organizar y dirigir sus propios proyectos productivos, aún con los problemas que les acarreó con los hombres de la localidad. Otro avance significativo es que las uaim se convirtieron en lugares específicamente femeninos, no debemos olvidar que dentro de las comunidades es poco común encontrar espacios lúdicos para mujeres y menos aún como parte de una actividad económica fuera de la familia. Esta situación implicó cambios profundos y conflictos en las relaciones de género y en la subjetividad femenina de algunas de las integrantes. Aunque de manera limitada, las mujeres de las uaim han tenido voz y voto en las asambleas ejidales. Es una situación muy desigual pues toda la uaim – formada por al menos diez integrantes– posee solamente el voto de un ejidatario. Finalmente, las mujeres de las uaim han obtenido mayor movilidad, al trabajar fuera de sus casas y algunas de ellas al negociar

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recursos para sus unidades. Aunque esta situación fue difícil de aceptar para los varones de su familia y los de su comunidad.

Ⅳ . Conclusiones. Este trabajo analiza las actividades y el desarrollo de proyectos productivos realizados por mujeres organizadas en las Unidades Agrícolas Industriales para la Mujer (uaim) en un estado del centro de México. Con base en la información estadística recopilada y en las entrevistas realizadas es posible señalar al menos cinco aspectos: primero, el recurso tierra que recibieron es escaso y de mala calidad; segundo, las socias carecen de conocimientos técnicos, financieros y administrativos para el buen desempeño de las actividades; tercero, los recursos y servicios gubernamentales recibidos son limitados, escasos y no siempre responden a las necesidades enfrentadas; cuarto, enfrentan una fuerte oposición de los hombres de las comunidades como una de las consecuencias de la división sexual del trabajo que considera no propias la realización de actividades productivas por las mujeres; y, quinto, las ganancias económicas derivadas de sus actividades productivas han sido escasas, se han enfrentado a la pérdida de sus activos productivos como la quema de nopales y apiarios y a la destrucción de infraestructura productiva lo que merma aún más las posibles ganancias, sin embargo, los productos y los pequeños ingresos monetarios obtenidos contribuyen a elevar el bienestar de las familias de las socias. Este escenario ha tenido como consecuencia la disminución en el número de las unidades activas, la desmoralización de las mujeres y el regreso de las mismas a las actividades reproductivas; ello redunda en un atentado en contra de sus derechos básicos al trabajo y a una vida libre de violencia. En las mujeres rurales y, en particular, en la vida de las mujeres de las uaim prevalece la desigualdad de género. Poseen tierra, pero es un grupo que posee una parcela similar a la de un ejidatario; a muchos grupos les dieron la peor tierra del ejido; varios grupos han tenido que enfrentar la violencia que se ejerce hacia ellas y contra sus milpas; no poseen la suficiente calificación académica y laboral que les permita poseer buenos ingresos; su edad ya es mayor lo que las imposibilita a intentar nuevos

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emprendimientos productivos; la competencia de grandes empresas ha quebrado sus negocios; además carecen de acompañamiento de técnicos o asistentes gubernamentales para que las orienten en la gestión de recursos y les brinden capacitación, entre otros. Este panorama desolador muestra no sólo la pobreza, no sólo el fracaso de los proyectos sino una enorme desigualdad de género en la que viven día a día. Esta situación de las mujeres de las uaim también es violencia de género, es violencia estructural en un sistema que legitima las desigualdades. En el desarrollo de los proyectos productivos para mujeres, además de considerar la dotación de los recursos disponibles y las necesidades regionales, también son importantes las aspiraciones de las mujeres. Hace falta una mayor sensibilización de los planificadores de política sobre las necesidades prácticas y estratégicas de género y sobre la equidad de género. También es necesaria la sensibilización de los ejidatarios y de los habitantes de los poblados sobre el papel de las uaim a las que consideran como competidoras por los recursos, aún cuando solamente tienen una parcela para más de 10 mujeres. En la discusión multidimensional de la pobreza uno de los determinantes es la falta de capacidades de las personas, medidas por el nivel educativo, el acceso a la salud e incluso por la edad, entre otros factores. Las mujeres de las uaim no alcanzan en promedio el segundo año de primaria, peor aún la mitad son analfabetas, y el promedio de su edad supera el medio siglo, esto limita mucho su acceso a la información, a la capacitación y, con ello, la posibilidad de obtener un mejor empleo. Adicionalmente, muchas de ellas no han salido de sus pueblos, son sólo las lideresas quienes lo hacen, y eso también es otra limitante. No obstante, las mujeres han adquirido conocimiento “sí podemos, sí somos” afirma una de ellas, han fortalecido los lazos de solidaridad entre las socias. La falta de recursos monetarios y bienes ocasiona que las personas sean pobres y por tanto carentes de capacidades. En este sentido, las iniciativas gubernamentales son necesarias para romper el círculo vicioso ya que no pueden adquirir esas capacidades y sin ellas no pueden salir de la pobreza. Si bien las actividades realizadas por las mujeres dentro de los proyectos productivos en las uaim han sido útiles para reunir y para que socialicen las mujeres, para ascender, para adquirir un mínimo grado de empoderamiento en algunos casos y para obtener recursos económicos o en

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especie, el impacto sobre el ingreso de las mujeres ha sido casi siempre nulo. En el contexto actual, el desarrollo de proyectos productivos en las uaim dista mucho de tener un impacto real en la disminución de la pobreza rural, aunque dicho esquema bien podría reformularse. Finalmente, previo a la implementación de un proyecto productivo en las uaim bien podría realizarse un ejercicio conocido como análisis o matriz foda (FortalezasOportunidades y Debilidades-Amenazas). Ese esquema es útil, por un lado, para identificar y reconocer las fortalezas que diferencian al grupo de la competencia así como para identificar las oportunidades en el mercado y, por el otro, para reconocer las debilidades con el objetivo de plantear estrategias para superarlas así como las posibles amenazas o hechos externos al grupo que pudieran enfrentar en el desarrollo de su actividad. Ello podría redundar en una tasa de mayor éxito en las iniciativas gubernamentales orientadas a apoyar la actividad de las mujeres organizadas en las uaim.

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Recibido el 1 de septiembre del 2012. Aceptado el 8 noviembre del 2012.

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Salvador González Andrade. Doctor en Economía por El Colegio de Postgraduados. Profesor investigador en el Departamento de Estudios Económicos de El Colegio de la Frontera Norte. Correo electrónico: [email protected] Rocío Rosas Vargas. Doctora en Desarrollo Rural por El Colegio de Postgraduados. Profesora investigadora en el Departamento de Estudios Sociales de la Universidad de Guanajuato, Campus Celaya-Salvatierra. Correo: [email protected]

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