Los límites dialectales de Castilla-La Mancha

October 1, 2017 | Autor: Cristian Piné | Categoría: Dialectology, Castilla-La Mancha, Dialectología, ALECMAN
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Descripción

Límites dialectales de Castilla-La Mancha TRABAJO DE FIN DE GRADO Grado en Español. Lengua y Literatura

Autor: Cristian Fernández Sánchez Dirigido por: María Pilar Nuño Álvarez Departamento: Lengua española (Variedades del español)

Convocatoria: junio 2013

Vº Bº del director del trabajo

Índice

0. Introducción .......................................................................................................................... 2 1. Estado de la cuestión ............................................................................................................. 3 2. Circunstancias históricas y sociales ...................................................................................... 4 3. Rasgos generales y extensión ................................................................................................ 5 3.1. Rasgos fonéticos ............................................................................................................ 5 3.2. Rasgos morfosintácticos .............................................................................................. 14 3.3. Léxico .......................................................................................................................... 18 4. Conclusiones: propuesta de límites dialectales ................................................................... 24 Bibliografía ............................................................................................................................. 26

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0. Introducción Este trabajo pretende, mediante el análisis de mapas, encuestas y otras fuentes de información, mostrar las características del lenguaje oral presente en Castilla-La Mancha, así como sus límites dialectales interiores. Para ello, se tendrán en cuenta los rasgos definitorios más generales de esta comunidad, lo que supondrá un estado de la cuestión de todos los estudios ya realizados. Estas mostrarán la lengua desde sus distintos niveles: la fonología, la morfosintaxis, y por último el Léxico. Por último, se incluirá una conclusión que reúna lo más llamativo del conjunto, que servirá de propuesta para establecer zonas dialectales. Además, las otras comunidades que circunvalan nuestro objeto de estudio también serán estudiadas para analizar las posibles penetraciones o influencias de sus fenómenos, aunque no se incluirán capítulos específicos para ellas, sino que se comentarán siempre en relación con el tema propuesto. Como parece lógico, las zonas más interesantes y, a su vez, complejas para el dialectólogo son las limítrofes porque se dan en ellas constantes intercambios y roces entre los pueblos. La geografía política, que da lugar a esta parcelación del terreno, obedece a motivos históricos que afectan a toda una sociedad, y en muchas ocasiones, la transforma. La lengua, como medio de comunicación de estos grupos sociales, también se ve afectada por las migraciones y por el contacto. Es inevitable, por tanto, hacer un acercamiento histórico al comienzo del primer capítulo. Así, se unirán en lo que sigue la sincronía y la diacronía, es decir, no se dejará de lado la historia para explicar las situaciones actuales de la lengua, práctica que viene siendo habitual en la dialectología moderna. Serán utilizados para este trabajo manuales de dialectología y estudios monográficos que ofrezcan datos sobre localizaciones mucho más específicas, en ocasiones sobre una sola ciudad. Pero no solo el trabajo será un resumen de lo ya explicado por otros autores, también se realizarán comparaciones e interpretaciones sobre mapas dialectales, incluso a través de las encuestas que sirvieron para la recopilación de datos. Los más usados de todos ellos serán el ALECMAN, como es lógico, y los cuadernos de respuestas del ALPI, a parte de los correspondientes a las comunidades circundantes. Se han integrado los mapas dialectales, algunos de elaboración propia, en el cuerpo del trabajo y no en un anexo para facilitar el cotejo con lo escrito. Y como no se dejará de lado el léxico, también servirán de apoyo los glosarios y 2

recopilaciones fraseológicas, que en Castilla-La Mancha adquieren una gran importancia porque han sido utilizados en la literatura, como es el caso del Quijote, donde Sancho Panza, manchego por excelencia, hace alarde de un conocimiento vastísimo sobre los refranes. Se tratará de exponer en las conclusiones si existe un dialecto manchego como tal o si este se divide a su vez en varias subzonas, así como sus límites geográficos interiores y las penetraciones de otros dialectos en el territorio que comprende en la actualidad la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.

1. Estado de la cuestión Son muchos los estudios sobre dialectología que han tratado el dialecto de Castilla-La Mancha dentro de un panorama general del español europeo. Uno destacable es el capítulo dedicado a Castilla La Nueva de Francisco Moreno Fernández que se integra en el Manual de Dialectología Hispánica dirigido por Manuel Alvar. Allí se da una propuesta de sub-áreas lingüísticas que habrá que analizar en el presente trabajo. Otras obras importantes sobre la dialectología peninsular, como la de Zamora Vicente, no incluyen entre sus páginas el dialecto manchego, ya sea por no considerarlo un dialecto que se aparte de la lengua estándar, o por carecer de una tradición histórica que sí se atribuye al aragonés y al leonés. Muchos trabajos monográficos sobre un aspecto concreto de las hablas manchegas surgen del estudio del ALECMAN y de los apuntes que presentaron los directores de la obra, Pilar García Mouton y Francisco Moreno Fernández, en diferentes congresos sobre geografía lingüística. Con los datos léxicos que del atlas se extraen, Natividad Hernández Muñoz propone unas zonas dialectales dentro de la comunidad autónoma, que serán revisadas, y María Nieves González Pérez, con los datos morfosintácticos de las encuestas, elabora un inventario de variación gramatical muy completo. Muchos organismos dependientes de las distintas localidades y provincias de Castilla-La Mancha, favorecen la publicación de libros donde se recogen los vocablos propios de la zona con el afán de preservar una cultura que se va perdiendo por la progresiva centralización del español. Un ejemplo de este tipo de trabajos es El habla de la Roda de la Mancha elaborado por Teudiselo Chacón Berruga y que está editado por el Instituto de Estudios Albaceteños. Otras veces se hacen estudios monográficos sobre un fenómeno muy delimitado geográficamente, 3

que conllevan un gran rigor porque el campo de estudio es menor que el de un atlas. Un ejemplo claro de este tipo de trabajos es el artículo de Máximo Torreblanca "Estado actual del lleísmo y de la h aspirada en el noroeste de la provincia de Toledo".

2. Circunstancias históricas y sociales A continuación, como ya se ha indicado, se expondrán de manera escueta una introducción histórica y social sobre Castilla-La Mancha y las características generales de su dialecto para después poder profundizar en los límites los rasgos. No se entrará en discusiones sobre la pertinencia de estos rasgos ni de su alcance, sino que se limitará el capítulo a constituir una enumeración de fenómenos dialectales manchegos. Antes de 1982, fecha en la que se fijaron los territorios de las distintas Comunidades Autónomas, se hablaba de Castilla La Nueva y estaba integrada por las provincias de Guadalajara, Toledo, Cuenca, Ciudad Real y Madrid. A partir de esta fecha se separa esta última del conjunto de la comunidad y se establece como una comunidad uniprovincial, centro geográfico y político de la península. También se añade la provincia de Albacete, que por causas históricas había estado muy ligada a Murcia. La denominación se puede remontar al siglo XIV en el que aparece el Común de La Mancha. Se integra tres siglos después dentro del Reino de Toledo. Con anterioridad a la Transición Española, Castilla La Nueva nunca disfrutó de una autonomía, ni de una unidad jurisdiccional, ni siquiera durante el franquismo, exceptuando la revalorización de algunas prácticas de su folclore, por lo que no se puede hablar de un sentimiento castellano-manchego muy marcado. Es cierto que existió entre finales del siglo XIX y principios de XX un regionalismo manchego propio de la región histórica y geográfica conocida como La Mancha, que contenía parte de Ciudad Real, Toledo, Cuenca y Albacete; pero no adquirió la fuerza de otros regionalismos hispánicos. Hay que tener en cuenta que la repoblación durante la reconquista de lo que hoy llamaríamos Castilla-La Mancha se produjo principalmente con órdenes religiosas que provenían de Castilla La Vieja, lo que ayudó a la extensión del idioma castellano y de sus rasgos, considerándolo como dialecto histórico. Socialmente, Castilla-La Mancha se caracteriza por un gran porcentaje de población dedicada al primer sector, lo que se asocia tradicionalmente con un nivel educativo bajo. Contribuye a esto el hecho de que las comunicaciones entre los distintos pueblos de su geografía han sido siempre deficientes, por lo que podemos encontrar una variedad lingüística muy 4

diferente en cada uno de los pueblos vecinos. La densidad de población es de las más bajas de España con una media de veinticinco habitantes por kilómetro cuadrado 1. Se ha asociado tradicionalmente el carácter manchego al del personaje ficticio Sancho Panza, caracterizado por su bondad y su cierta picardía. Las capitales de provincia tendrán un habla más culta y apegada al canon que marca la capital. En general, la norma culta sigue al modelo del español castellano. Siempre se ha considerado a Madrid como un foco de innovación lingüística y se deberá comprobar si es capaz de influir en las poblaciones circundantes. Se debe tener en cuenta su localización de lugar de paso dialectológico y geográfico y su adyacencia a las hablas valencianas, aragonesas, murcianas, extremeñas y andaluzas. Por todos estos motivos, se puede decir que en Castilla-La Mancha convive el arcaísmo con un léxico propio y que su habla oscila muchas veces entre el conservadurismo y la innovación.

3. Rasgos generales y su extensión 3.1. Rasgos fonéticos La fonética tiene ciertas peculiaridades en el vocalismo. El manchego se ha caracterizado siempre por una vacilación en el timbre de las vocales átonas (AB 5032 [tuƀíyө]3 por tobillo) y por el cierre del diptongo ai en ei o con la palatalización de la primera vocal (CU 606 [bei̯ lár] y [bäi̯ lár] por bailar). También se da en el sentido contrario: en AB306 aceite se pronuncia con la apertura del primer elemento del diptongo ([aθái̯ tə]). Se puede observar una tendencia antihática, ya sea convirtiendo el hiato en un diptongo (CU 206 [âņtjoxérɐṡ] por anteojeras), incluso haciendo desaparecer la vocal débil (TO 414 [âņtoxérɐṡ]), o introduciendo una consonante epentética para separar ambas vocales, como ocurre con el caso de [koƀétə] (CR 405) por cohete. El cierre de la vocal de la sílaba átona inicial, como ocurría con [tuƀíyө] no es tan general

Cuadrado, Luis Alberto. “Sobre el habla regional de La Mancha”, Revista de Filología Románica, vol. 26, 2009, p. 172. 2 Se seguirá la denominación de los puntos geográficos que aparezcan en los dos atlas utilizados para la realización del trabajo: ALPI y ALECMAN. 3 El alfabeto fonético que utilizaré, por ser el que aparece en el ALECMAN, será el AFE desarrollado por Francisco Moreno Fernández y Enrique Moreno Fernández a partir del alfabeto de la Revista de Filología Española ampliado por Manuel Alvar. 1

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como pudiera parecer en un primer momento, y parece ser un rasgo más propio de la provincia de Albacete. En los cuestionarios del ALPI encontramos varios casos de pronunciaciones muy cerradas de la vocal o átona en Valencia y Alicante, tal y como ocurre con las átonas en el catalán y valenciano. Si atendemos al ALECMAN, el resto de los fenómenos vocálicos que ya han sido descritos anteriormente existen de manera aislada en algunos puntos del mapa. La apertura de la vocal fuerte en los diptongos sí que ofrece algunos datos de interés. El siguiente mapa (Mapa 1) ilustra donde se producen las pronunciaciones especiales del diptongo ei de aceite.

/ȩi̯ /

/ai̯ / Mapa 1

La abertura de la vocal e se produce principalmente en el noroeste de Toledo y el sur de Ciudad Real. También se concentra este fenómeno en el curso del Tajo por Guadalajara y el norte de Cuenca. En algunos puntos con la abertura llega a aparecer la vocal a, siendo Guadalajara la provincia donde más se produce este hecho. Como vemos se trata de un fenómeno muy repartido por toda la comunidad, por lo que no resulta útil para establecer una zona dialectal bien delimitada. El proceso contrario, es decir, el del cierra de la vocal fuerte del diptongo se deja sentir bien en Guadalajara con la palatalización de la a de bailar ([a] > [ä]), o incluso el cierre de esta en [e] (Mapa 2). Parece claro que se trata de un fenómeno exclusivo de las provincias orientales de Castilla-La Mancha, por lo que debe interpretarse como un influjo de las hablas aragonesas. En el ALPI puede verse como en numerosos puntos de Aragón y en la provincia de Soria se realiza el diptongo de baile con la a muy abierta. 6

/äi̯ /

/ei̯ / Mapa 2

Se considera la disolución de los hiatos un fenómeno general en todo el territorio de castellano-manchego. En distintos puntos de la región vemos que se produce esta tendencia antihática que se soluciona por medio de una consonante que separa las dos vocales o con la conversión de una de ellas, generalmente la primera, en una vocal débil. Nuevamente en la frontera que separa Guadalajara de Cuenca encontramos numerosos casos, así como en el norte de Guadalajara, en el límite con las hablas aragonesas. Es general en toda la comunidad, el cambio de anteojeras a antojeras, simplificando el hiato a una sola vocal. Sin embargo no está tan extendido es el cierre del sonido /e/ en una semiconsonante /j/, que aparece de forma esporádica. Todos estos procesos no afectan lo más mínimo al sistema vocálico. No tenemos, como en el andaluz, en mayor medida en la variante oriental, una serie de vocales abiertas que constituyen la marca de plural o la segunda persona del singular dentro del paradigma verbal. Este fenómeno se encuentra en muy pocos puntos del ALECMAN, sobre todo en la frontera con las hablas andaluzas y las extremeñas. Lo que sí generaliza es la pérdida de la -s implosiva, como se verá más adelante.

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También está muy extendida la prótesis para alargar el cuerpo fónico de las palabras, sobre todo asociado a algunos vocablos como rascarse (TO 608 [aṙaṡkárṡə]) o agujero (TO 610 [buxérө]), o mediante una -e paragógica muy relajada, especialmente detrás de una -r final ([biƀírə]4 por vivir). La síncopa, asociada a algunas formas gramaticales como el superlativo, hace que la vocal átona desaparezca como ocurre con el superlativo feísimo pronunciado como [feísmө]. En cuanto a los rasgos consonánticos, cabe destacar la pérdida de la -d- intervocálica en hablantes de todos los niveles culturales, sobre todo en el caso de los participios que pertenecen a la primera conjugación (CR 507 [aƀriǥáө]), pero está ya bastante extendida por las otras conjugaciones (GU 212 [teníө]). Si atendemos a su extensión geográfica, podemos decir que está bastante generalizada esta pérdida, por lo que llaman más la atención los puntos en los que no se produce. Algunos informantes del norte de Toledo y prácticamente de toda la provincia de Guadalajara pronuncian [ádө] con la -d- oclusiva o fricativa. Se da en menor frecuencia, y sin corresponder a una zona dialectal concreta, que la última vocal, sobre todo en la primera conjugación, sufra un cierre, llegando incluso a pronunciarse como /u/ tal y como aparece en CR 202 ([kwiđáu]). Fuera del participio, nombres como granada, no sufren la pérdida de la intervocálica en los mismos puntos geográficos. Se pronuncia [graná] en la totalidad de Ciudad Real y Albacete, el sur de Toledo y el sur de Cuenca. En la mayoría de los puntos de Guadalajara se conserva la oclusiva dental sonora. El Mapa 3 muestra los puntos donde esta -d- no se pierde en la palabra cuidado, se dé de forma relajada o no. Fuera del ámbito del participio también se pierda: [piáθө] por pedazo. Se da también la confusión entre los fonemas /k/ y /g/, y así encontramos en AB 600 [kaṙúŝɐ] por garrucha, y otras equivalencias similares como la extendida forma abuela pronunciada como [aǥwélɐ] (CU 605).

Este ejemplo sin marcación geográfica está tomado del artículo de Luis Alberto Cuadrado “Sobre el habla regional de La Mancha”. 4

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ádө / ádө Mapa 3

Las consonantes implosivas -d y -c tienen una pronunciación muy diferenciada dependiendo de la zona dialectal. Cuando esta -d se encuentra en posición implosiva, también le ocurre al sonido /k/, adquiere soluciones diferentes. Vemos otra vez una clara separación entre el norte y el sur de la región estudiada. Mientras que en las zonas septentrionales se opta por la fricativa /θ/, en las zonas meridionales el sonido oclusivo desaparece. La pronunciación en ocasiones se resuelve con una metátesis (CR 104 [paér]). En los puntos en los que aparece, el informante los considera arcaísmos o son registrados fuera del ámbito de la encuesta, es decir, en un ambiente más distendido y conversacional, por lo que tenemos aquí un rasgo sociolingüístico y de registro. Resultan interesante, además, dos puntos que colindan con Alicante que pronuncian una /d/ y una /t/ debilitadas, lo que puede interpretarse como un influjo de las hablas valencianas, que aceptaron siempre con mayor facilidad la apócope extrema. En el punto 772, correspondiente a la provincia de Valencia, se nos transcribe [parét]. Lo misma variedad se da con las sibilantes. La pronunciación de la consonante s cuando se encuentra en interior de palabra y entre vocales ofrece muchas variaciones en cuanto a la 9

pronunciación, que aparecen en el mapa de un modo disperso. Se podría decir que la solución más extendida es la conservadora pronunciación alveolar, sobre todo en Guadalajara, Cuenca y norte de Toledo. En orden de número de apariciones, la segunda pronunciación más habitual es la predorso-dental fricativa sorda. La encontramos en el oeste de Toledo, en correspondencia con las hablas extremeñas, y en el oeste y sur de Ciudad Real. Se realiza una sibilante plana en algunos puntos aislados de toda la comunidad. Alrededor de Madrid se extiende, por constituir un foco normativo, la variante apicoalveolar. Se suele hacer la siguiente clasificación: en las zonas septentrionales predominan las pronunciaciones cóncavas alveolares, mientras que en la parte meridional aparecen las planas y convexas y no alveolares. Esta s en posición implosiva se aspira en gran parte de Castilla-La Mancha o queda debilitada. En Guadalajara, el norte de Cuenca y algunos puntos del centro se conserva el fonema /s/. Atendiendo al mapa del ALECMAN FON-84, lo normal es que se realice la aspiración, que aparece más acusada en las zonas contiguas a Extremadura. También en esta área, el plural, a parte de la aspiración, puede llevar pareja la inclusión de la vocal e, sobre todo en la provincia de Toledo (TO 109 [doh péṙoəh]) y en contados puntos cercanos a las hablas murcianas del sureste de Albacete. En ciertas localidades descubrimos la asimilación con la consonante siguiente, lo que provoca una reduplicación, aunque debilitada (TO 606 [eppéxө]), Resulta curioso como en algunos puntos de alrededor de la capital española ya ha penetrado la pronunciación [exkóƀɐ] (TO 104), tan característica de las hablas madrileñas cuando la sibilante se coloca ante la oclusiva velar sorda. Todos estos fenómenos y sus respectivas localizaciones se pueden observar en la siguiente ilustración (Mapa 4). En los contextos de s seguida de b, d o g, se puede producir la asimilación de -s implosiva a la consonante sonora posterior ensordeciéndola, y así se puede observar en AB 503 ([do φóta] por dos botas). La consonante sonora más sensible a que esto se produzca es la bilabial b, que como hemos visto se realiza de manera bilabial, mientras que el sonido /d/ a lo sumo se vuelve aproximante (TO 610 [dóɹ đjéņtə] por dos dientes), algo que es habitual fuera de las hablas manchegas. Esta asimilación se concentra en las zonas limítrofes con Murcia y en algún punto aislado de Ciudad Real y Toledo, quedando el resto del mapa sin la marca correspondiente a este rasgo.

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Mapa 45

En el mismo mapa (FON-24) podemos observar el fenómeno del rotacismo en la -s del numeral -también frecuente en el caso del artículo masculino determinado plural- por todo el territorio, más aún cuando la consonante siguiente tiene un punto de articulación dental o alveolar. Si bien podemos leer en CR 202 [doɹ đjéņtəṡ], lo cierto es que está tan generalizado este hecho que lo significativo son más bien los puntos en los que no se produce. Se puede considerar por tanto, un rasgo compartido por toda la comunidad de Castilla-La Mancha. El seseo o ceceo apenas se dan en los límites estudiados. Realmente estos rasgos ni siquiera llegan a ocupar el norte de Andalucía, y lo mismo ocurre con la aspiración del fonema /x/. Es muy probable que estos rasgos se encuentren actualmente en avance, pero eso requeriría un nuevo estudio. Sin embargo, tenemos muestras del paso del sonido /θ/ a /s/ en Guadalajara y la

García Mouton, Pilar y Moreno Fernández, Francisco. “Proyecto de un Atlas Lingüístico y etnográfico de Castilla-La Mancha (ALeCMan)”, Actas del I Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española, 1988, Arco-Libros, Madrid, p. 1447. 5

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mitad norte de Cuenca únicamente en el caso de que la -z esté en posición implosiva. Por lo tanto, mientras que otras regiones optan por aspirarla o por resolver con el rotacismo, las zonas descritas retrasar su posición hasta hacerla sibilante. El fonema /f/, fricativo labiodental sordo, se vuelve bilabial en muchas ocasiones. En la entrada correspondiente a media fanega del ALECMAN se atertigua por todo el territorio la pronunciación [méđja φanéǥa], por ejemplo la tenemos en CR 407. En cuanto a la fricativa velar sorda, el sonido /x/ se mantiene normalmente con la pronunciación prestigiosa castellana como fricativa velar sorda (TO 610 [buxérө] por agujero). La fricativa labiodental /f/ se extiende por todo el territorio sin excepción alguna como bilabial /φ/. Casi tan extendida como la anterior está la pronunciación del fonema /x/ propiamente como fricativa velar, pero hay algunas interesantes excepciones. En los límites con Extremadura, sobre todo en los de la provincia de Badajoz, la j/ge,i se aspira, así como en algunos puntos del sur de Albacete y Ciudad Real y el centro de Cuenca. Centrándonos en las consonantes palatales, cabe destacar la extensión del yeísmo, es decir, la pronunciación indistinta de ll- y de y- como /y/, como sucede en otras zonas de la península la península, está relativamente generalizado. En cuanto a la nasal palatal /ṋ/ correspondiente a la grafía ñ, puede aparecer despalatalizada, pronunciándose como /n/, o con el desarrollo de una semivocal /j/, pero no es lo más usual. En TO 607 aparece cañón como [kaṋjṍn]. El yeísmo está extendido por toda la región en menor o mayor medida. En Toledo y Ciudad Real predomina la no distinción excepto en los pueblos cercanos a las regiones extremeñas y algunos puntos del norte de ambas Provincias. También se da la confusión en el sur de Albacete, pero al norte de esta zona Oriental de Castilla-La Mancha aparecen muchos casos de distinción entre -ll- y -y-. Como apunta Francisco Moreno Fernández, en Alarcón, perteneciente a la provincia de Cuenca, encontramos casos de lleísmo y pronuncian yugo como [l̮ úǥө]. Máximo Torreblanca habla de este mismo fenómeno en la provincia de Toledo, pero es algo que ya prácticamente ha desaparecido6, sin embargo, no hay que olvidar que esta provincia es reducto de algunas rasgos dialectales que no son propios de su entorno. La siguiente ilustración (Mapa 5) servirá de apoyo visual a estas descripciones:

Torreblanca, Máximo. "Estado actual del lleísmo y de la h aspirada en el noroeste de la provincia de Toledo", Revista de dialectología y tradiciones populares 30, 1974, pp. 77–90. 6

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Mapa 57

Dentro de las realizaciones de /y/ también hay variación dependiendo de varios factores fonéticos. En Ciudad Real y Albacete, y en las zonas de Guadalajara y Cuenca donde hay yeísmo, se prefiere la pronunciación central fricativa sonora, pero en el centro y norte de Toledo se escoge la variante alveolar fricativa sonora, de tal manera que aparece en TO 310 este alófono ([žamár]). En relación con este hecho, las anteriores pronunciaciones son las que se siguen para la realización de las palabras comenzadas por hie-, excepto en Cuenca donde se ha registrado la exclusividad de la pronunciación [gjél], por ejemplo, en CU 606. La palatal nasal /n̮/ no ofrece una excesiva variación en el ALECMAN, siendo solo el punto CR 507 donde se realiza una alveolar nasal con tendencia a hacerse palatal ([aráȵɐ] por araña). Como apunte aparte, solo destaca en este mapa (FON 1) la metonimia que realizan los hablantes cuando dicen telaraña por el insecto araña. Francisco Moreno Fernández señala que la despalatalización se encuentra al este del sur de Toledo y en el norte de Ciudad Real y en el este de Cuenca. La inclusión de una semivocal /j/ tras la n prácticamente no aparece. La confusión entre /r/ u /l/ en posición implosiva también se ha considerado un rasgo del consonantismo de Castilla-La Mancha. Más frecuente es el paso de /l/ a /r/ como ocurre en CR 605 con la palabra mar ([mál]). En la dirección contraria, es decir, de /r/ a /l/, se da sobre todo cuando aparece -r a final de palabra (AB 600 [ṡuʰpirál]). Esta -r de final de palabra puede perderse en algunas ocasiones como en CR 307 donde se puede leer [kaé] por el infinitivo caer.

Alvar, Manuel. Manual de dialectología hispánica: El Español de España, 1996, Ariel Lingüística, Barcelona. p. 222. 7

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Resulta interesante un fenómeno, el de la neutralización de las consonantes líquidas -l y -r en posición implosiva, porque en parte sirve como resumen de algunas de las zonas dialectales que hemos delimitado. El paso de -l a -r se da tanto a final de palabra como en el interior de esta, y el paso de r a l es más frecuente en posición final. El proceso l > r lo tenemos de manera acusada en el sureste de Albacete y en distintas zonas de Ciudad Real y Toledo, aparte de ejemplos puntuales que en no aparecen en Guadalajara o Cuenca. Sí es cierto que en el ya mencionado curso del Tajo por Guadalajara, que como hemos dicho que constituye un área particular, ha penetrado la neutralización. El artículo masculino determinado el sufre esta transformación solamente en las zonas en contacto con Murcia (AB 504 [er kúrɐ]). Con un vistazo al Mapa 6, se confirma que la oposición se trata más bien de un fenómeno propio del oeste de Casilla-La Mancha.

Mapa 68

3.2. Rasgos morfosintácticos Algunos rasgos se sitúan en la frontera entre lo fonético y lo morfosintáctico. Así ocurre con la ya mencionada prótesis con una a- afija que nos da palabras como arrascarse, y con el sufijo

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Alvar, Manuel. op. cit., p. 220.

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de los adjetivos superlativos en -ismo (feísmo 9). El diptongo ei en cualquier forma verbal conjugada suele reducirse a i. Este hecho afecta sobre todo al presente de indicativo en la segunda conjugación (agradecís) y al pretérito perfecto compuesto de indicativo (reistis). A veces la pronunciación relajada de las formas verbales acaba en la pérdida de las consonantes intervocálicas, dando formas como tié por tiene. Más habitual resulta la pérdida de -d- en la desinencia del participio (comprao), así como la desaparición de la -r final en el infinitivo y de la -d del imperativo (tené, pedilo). Las partículas tampoco se libran de transformaciones a causa de las desapariciones fonéticas sufridos: adelante, ande, antier, después, mu, pa, ende, contri, manque y pos. También se dan prótesis en las partículas como es el caso de endispués. El cierre vocálico provoca la aparición de pronombres nusotros y vusotros. En la formación verbal se han registrado casos del uso de la desinencia -iba aplicada a la segunda y a la tercera conjugación en el pretérito imperfecto de indicativo (teniba). Se dan arcaísmos en el mismo ámbito, aunque de forma aislada, con la aparición del sufijo -íe en el imperfecto de indicativo y en el condicional (queríe y querríe), y con el uso de una -i final para marcar el imperativo (coméi). Como en muchos puntos de la península, se hace uso de una -r final en lugar de la normativa -d para el imperativo de segunda persona del plural (cantar por cantad). En el sistema pronominal aparece la segunda persona del plural en función de objeto como sus o sos; mos y los para la primera del plural. No ha desaparecido por completo el arcaísmo sotro procedente de esotro. Los siguientes fenómenos, en cambio, no se derivan directamente de las evoluciones fonéticas. Los típicos sufijos del manchego para el diminutivo son -ico (mesica), -ete (perrete), -ejo (piedreceja) e -illo (cafetillo). También son característicos los despectivos -aco (solaco), -ucho (perrucho) y -uco (piedruco). La variación de la marca morfológica del diminutivo da claridad a la delimitación de las zonas dialectales. En Toledo se utiliza el sufijo -ito, mientras que en Ciudad Real prefieren -illo, al igual que en Guadalajara, pero al oeste de ambas provincias se deja sentir la influencia extremeña con el diminutivo en -ín o -ino. En la parte oriental de Cuenca y Albacete, tenemos la variante -ete, que procede de las hablas catalanoaragonesas. En cuanto a la sintaxis concuerdan en masculino algunas palabras de género femenino que se refieren a nombres de materia como en el arena delgado. Como en cualquier dialecto peninsular, la gramática no sufre variaciones muy notables con respecto a la lengua estándar, 9

Véase nota 4.

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pero sí hay algunos datos de interés que nos pueden ayudar a delimitar las penetraciones y focos de los fenómenos lingüístico de la zona a estudiar. En cuanto al género, vemos que prácticamente se ha extendido por toda Castilla-La Mancha el femenino de la calor. La forma arcaizante la fantasma también está presente por todas las provincias, pero hay una ligera tendencia a la forma en masculino (el fantasma, un fantasma) en el norte de Toledo, el este de Guadalajara, o lo que es lo mismo, en las zonas que rodean la capital hispana. Más significativo es el caso del género en los nombres femeninos de materia, los llamados incontables, que hacen uso del plural, lo que responde a un resto del neutro de materia propio de las hablas de Asturias y Cantabria. Como ilustra el Mapa 7, en el que cada punto representa un registro de este neutro de materia, el fenómeno llega a la totalidad de Toledo y algunas zonas de Guadalajara y Ciudad Real. En Pulgar (Toledo) se recogió el siguiente ejemplo: La carne lo echábamos en la máquina y salía pica[d]ito.

Mapa 710

Bastante más extendido es el leísmo, el laísmo y el loísmo, esto es, el uso de le para hacer Fernández Ordóñez, Inés. Del Cantábrico a Toledo: El “neutro de materia” hispánico en un contexto románico y tipológico. 2006-2007, Universidad Autónoma de Madrid, p. 19. 10

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referencia a un complemento directo, normalmente de persona (le vi)11, y el uso de la y de lo como sustitutos de un sintagma preposicional con función de complemento indirecto (la dije que viniera), que responde a la necesidad del hablante de marcar el género, posibilidad a la que el español normativo no da lugar. Todo parece indicar que el fenómeno tiene su foco en la capital y que se está extendiendo a su alrededor. En el mapa SIN-28, encabezado por la frase A la madre no le (la) dieron la limosna, vemos que el uso de la para el complemento indirecto de persona aparece en casi toda la provincia de Toledo, salvo algunos puntos del sur y del este de la misma, y por la mitad este de Guadalajara. Con el Mapa 8 se puede observar de un modo gráfico las zonas por donde se extiende este laísmo. El loísmo, como en toda la península no es tan frecuente y solo lo encontramos en TO 605 en la frase Al niño le (lo) pusieron unos pantalones. Esto ocurre porque le se interpreta siempre como masculino, mientras que, si el complemento indirecto de persona hace referencia a una mujer, utilizan la para marcar el género femenino.

A la madre no la dieron limosna Mapa 8

Este uso, cuando se trata de complemento directo de persona, está admitido como no vulgar según el Diccionario Panhispánico de dudas de la RAE. 11

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El leísmo, es decir, la utilización de le para hacer referencia al complemento directo de persona cuando éste es masculino, está prácticamente admitido en la lengua estándar, por lo que lo podemos encontrar en muchas zonas del territorio manchego. Si observamos el mapa SIN23, donde se utiliza la frase A Miguel lo (le) cogieron preso, se puede decir que por lo general, en Toledo se utiliza le, igual que en la franja de Guadalajara más cercana a la Comunidad de Madrid. En el resto de los territorios se emplea lo. Lo que sí es general es la posición de los clíticos de la secuencia se me. Oraciones como me se cayó del bolsillo, correspondiente al Mapa SIN-21 del ALECMAN, están por todas las localidades manchegas, y en los casos en los que aparece se me, también aparece la otra forma vulgar. Sin salirnos de la sintaxis, encontramos la aparición de a la que como nexo subordinante temporal correspondiente a cuando (a la que vengas, me iré) y la de mucho por muy (mucho deprisa). Se observan otro tipo de variaciones sintácticas: dequeísmo (le dije de que me esperara) y queísmo (me acordé que había venido) en algunas construcciones, alternancia sin atender al significado entre deber y deber de, concordancia del verbo con el complemento directo en construcciones impersonales de haber (habían muchas personas) y de hacer (hacían muchos días que lo le había visto), uso de contra/-i más en lugar de cuanto más (contra más duermo, mejor me siento). En la denominación de las personas destaca el uso de la forma artículo + nombre propio + de + (artículo) nombre de la madre o padre (el Miguel de Paquito, José el de la Manuela). En esta estructura y sus respectivas variantes también tienen cabida los apodos (la de los Rubiales), los diminutivos y la anteposición del artículo al nombre propio o apodo (el Eusebio, el Algarrobo), posesivos en el caso de que exista un parentesco cercano del interlocutor con el referente de la expresión (mi Matilde).

3.3. Léxico El léxico es el aspecto desde un punto de vista morfológico que más inmediatamente muestra los influjos de las localizaciones circundantes porque su identificación es bastante más fácil que en el caso de los aspectos fonéticos y los morfosintácticos. Además, el vocabulario se asocia más a la cultura propia de cada pueblo y a los intercambios entre las distintas culturas. En este apartado no vamos a tratar de analizar las palabras que provienen de otros dialectos porque eso 18

se hará en la propia delimitación de las zonas dialectales de los siguientes capítulos, pero sí se hará un breve muestrario de algunas palabras propias exclusivamente de las hablas de CastillaLa Mancha12. Buena parte de este vocabulario exclusivo se incluye en el campo semántico de la agricultura y lo relacionado con la naturaleza. Vocabulario de las labores del campo: estallicar ‘destallar, quitar los tallos inútiles de la vid’, varijada ‘vara que sirve de apoyo al labrar con el arado y, sobre todo, para despegar tierra y hierba de la reja con su extremo férreo; vocabulario relativo a los animales y a las plantas: bolero ’pájaro que no ha escapado del nido’, chasa ‘pájaro más pequeño y de plumaje más oscuro que el gorrión , que hace su nido en los majanos, en cuyas piedras, canta en primavera y en verano’, hitona ‘oveja que ha sido ahijada por otra’, margarite ‘dátil pequeño y redondo con forma de perla’, sancho ‘cerdo’. Otros términos del manchego hacen referencias a prácticas o a características del ser humano, o a las actividades y objetos que le rodean y de los que hace uso. Es muy numeroso el grupo relacionado con la personalidad y la actitud vital: abisinio ‘dícese de los hombres con barba muy larga o poblada’, asobinado ‘dícese del gañán recién levantado que todavía tiene sueño o está espeso esa mañana’, bacín ‘inoportuno’, cirio ‘niño que aún no ha cumplido un año’, licenciado ‘persona que se mete donde no le llaman dándoselas de enterado’, estopón ‘persona de malos modales y dudosa moral, tunante ‘persona demasiado espabilada, algo sinvergonzona o granuja’. La gastronomía del área manchega también da un buen número de vocablos propios: atascaburras ‘guiso de patatas cocidas y machacadas, bacalao, ajo y aceite’, duelos y quebrantos ‘fritada de huevos con torreznos’, escabeche, aceitunas, huevos cocidos, aceite crudo, vinagre y sal, zurra ‘sangría’. El dialecto manchego, a menudo considerado como conservador, guarda, por lo tanto, algunos arcaísmos que se han perdido en otras zonas de la península. El carácter rústico de sus pueblos y la falta de comunicación entre ellos contribuyen a este hecho. Sirvan como ejemplo los siguientes: atacarse ‘abrocharse’, cristianar ‘bautizar’, curioso ‘aseado’, duz ‘dulce’ liévada ‘levadura del pan’, regüeldo ‘eructo’. También quedan algunos arabismos en el léxico común de Castilla-La Mancha: alcauce ‘cangilón de noria de hoja de lata’, algarabía ‘planta con la que se hacen las escobas’, alcabalén ‘dinero que los padres dan como regalo a los novios’, Existe una buena muestra de vocabulario exclusivamente manchego en el capítulo “Léxico popular manchego” de Luis Alberto Hernando Cuadrado incluido en la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares y en dos página web no académicas llamadas “El bien hablao” , que está dirigida por Ángel de Mora Ródenas, y “Glosario Manchego” . 12

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jabeca ‘recipiente de barro cocido de base estrecha y boca ancha, zafarache ‘estanque’. Con motivo de los repoblamientos tras la reconquista, quedan algunas palabras de origen mozárabe: capacho ‘bolsa de esparto donde comen las caballerías’, fachetas ‘medias o calcetines grandes que se caen’, faisa ‘venda ancha para coger los pañales y mantilla del bebé13. El estudio de la extensión del léxico es la forma más certera de estudiar las distintas zonas dialectales, porque la identificación dialectal es más inmediata y porque los estudios del léxico tienen una tradición más larga que la de los aspectos fonéticos. Se intentará ahora determinar la rutas seguidas por algunas palabras, tanto de fuera hacia dentro como de dentro hacia afuera, así como los estudios realizados a este respecto. La mayoría del vocabulario que ofrece datos de interés por su variación pertenecen al ámbito rural: animales, plantas, útiles de la agricultura et cetera. Castilla-La Mancha, como zona de transición entre varias hablas sufre la penetración de mucho vocabulario. De las hablas leonesas vienen palabras como alporrio ‘cosa inservible’, camella ‘curva interior del yugo’, flama ‘llama’, lamber ‘lamer’, pina ‘cada uno de los trozos curvos de madera que forman en círculo la rueda del carro'. Dentro de las hablas occidentales también proceden algunas palabras de Extremadura o de Salamanca: fusca ‘hojarasca y morgaño ‘araña’. Otro rasgo que toman de las hablas occidentales es el cambio de significado de los verbos caer y quedar que, de este modo, pasan a significar ‘tirar’ y ‘dejar’. Este caudal de vocabulario se deja notar sobre todo en Toledo y en Ciudad Real, especialmente al oeste de las mismas. El manchego también recibe numerosas palabras procedentes de las hablas orientales de la península. Del aragonés toma palabras como alborgas ‘zapatillas de esparto’, aguatero ‘aguador’, chulla ‘chuleta o corte equivalente de carne de ovino’, guizque ‘aguijón, pellizco’, zuclería ‘dulcería, confitería, pastelería’; del valenciano y del catalán: sardiné ‘escalón de la puerta’, terretremo ‘terremoto’. Algunas palabras son aragonesismos que llegan filtrados por las hablas murcianas: ablientar ‘aventar’, bajoca ‘jodía, alubia’, rustir ‘asar’ tabilla ‘vaina de legumbres’. Todas estos vocablos se documentan principalmente en Guadalajara, norte y este de Cuenca y este de Albacete, que recibe los términos murcianos, lógicamente, por el sur de la provincia. Otras palabras proceden de las hablas meridionales, pero no son las más numerosas debido

Todas las definiciones, excepto las de abisinio, asobinao y tunante, que están tomadas de la mencionada página web “El bien hablao”, están extraídas de “Sobre el habla regional de la Mancha”. 13

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a que la repoblación se llevó a cabo con personas que procedían del norte: aragoneses, leoneses, etc. A pesar de esto, encontramos palabras que vienen del sur como bierga ‘horquilla para aventar la mies’, entremanta ‘collera de lana, o manta’ y escobajo ‘raspa del racimo de uvas’. La mezcolanza de estos términos usados en Castilla-La Mancha, hacen que los límites dialectales sean complejos a la vez que interesantes. Para ello se estudiarán a continuación palabras aisladas. Hay que tener en cuenta que existe una palabra estándar de la lengua culta y una serie de variaciones y dialectalismos. Un ejemplo es el animal cerdo, que dependiendo de la zona recibe un nombre distinto, pero que cuenta con una palabra común no marcada. Se aprecia esto perfectamente en el siguiente mapa, del que se pueden sacar algunas conclusiones:

Mapa 914

Cerdo, la variante no marcada, se utiliza exclusivamente en Guadalajara, la franja central de Toledo y en el norte de Ciudad Real. En la mitad occidental de Toledo y de Ciudad Real se opta por el término guarro, compartido con las hablas extremeñas. Gorrino ocupa una amplia zona: Cuenca Albacete, este de Toledo y noreste de Ciudad Real. Por último, ocupa una pequeña zona del sureste de Ciudad Real el término cochino, que posiblemente surge del contacto con las hablas meridionales. Sin embargo, si observamos el Mapa 10, donde se sigue el rastro del Hernández Muñoz, Natividad, “Variación léxica y zonas dialectales de Castilla-La Mancha”, Revista de Filología Española, LXXXIX, 2º, 2009, p. 288. 14

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término zagal, se evidencia que no se pueden delimitar las mismas zonas con todos los conceptos:

Mapa 1015

La aparente unión en el mapa 9 de Albacete y Cuenca, en este caso no es tan clara. Parece que entre ambas zonas existe diferenciación con el uso de zagal y de rochano respectivamente. Lo mismo ocurre, con el extremo occidental de Castilla-La Mancha, donde ya no vemos un dialectalismo, que veíamos con la aparición de guarro. Sí coincide, por otra parte, la marcación de Guadalajara como una zona en la que se usa el término estándar: cerdo y zagal, respectivamente. Esta heterogeneidad de zonas creadas a partir del léxico se debe en muchos casos a consecuencias históricas o a geográficas sufridas por los habitantes de esas zonas. Se podría decir que estos mapas dialectales realizados atendiendo al léxico conforman un

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García Mouton, Pilar y Moreno Fernández, Francisco. op. cit., 1988, p. 1475.

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puzle muy heterogéneo donde cada palabra tiene su historia particular. Sin embargo, es posible encontrar en otros mapas las penetraciones de hablas aragonesas, como ocurre en el Mapa 11, correspondiente al término amapola, donde se aprecia como toda la ribera oriental de Guadalajara y Cuenca, continuando por el noroeste de Albacete, se hace uso de la palabra ababol. En el centro geográfico de la comunidad tenemos palabras de transición entre ambas formas como amapol.

Mapa 1116

Por otra parte, en el MAPA 49 del ALECMAN, se ve la penetración de las hablas orientales en el uso de coruja o corujada por las zonas de Toledo y Ciudad Real más cercanas a Extremadura. En el resto de la provincia se va pasando progresivamente de la forma cuja a totovía en la parte más oriental. Ambas franjas, occidental y oriental, constituyen las áreas léxicas más claras.

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García Mouton, Pilar y Moreno Fernández, Francisco. op. cit., 1988, p. 1474.

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4. Conclusiones: propuesta de límites dialectales Teniendo en cuenta todos estos datos, ya es posible establecer unas zonas dialectales para Castilla-La Mancha. Nos basaremos en el mapa que propone Francisco Moreno Fernández para la delimitación de estas áreas y discutiremos su adecuación a los fenómenos presentados a lo largo del trabajo.

Mapa 1217

Una de las zonas que hemos visto con más claridad desde el principio es el territorio que conforma Guadalajara y el norte de Cuenca: distinción y/ll, no aspiración de -s implosiva y resistencia a la desaparición de -d- intervocálica. Moreno Fernández distingue además el noroeste de Guadalajara, que recibe con menos fuerza el léxico correspondiente a las hablas orientales. Es cierto si tenemos en cuenta que el término ababol va más allá del centro geográfico de la península -tampoco lo traspasa en sentido contrario el neutro de materia-, pero como vimos, es peligroso delimitar zonas exclusivamente por sus propiedades léxicas. Lo que parece claro es que hay una continuidad de las hablas del noreste de Toledo por el cauce del río

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Alvar, Manuel. op. cit., p. 230.

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Tajo en el sudoeste de Guadalajara. Ambas zonas comparten, por ejemplo, el cierre del diptongo ai en ei y la neutralización de las líquidas en posición implosiva. En el mapa, por tanto debería extenderse la zona de cuadrados que solo ocupa el sur de Madrid, por una pequeña franja del norte de Toledo. Continuando con Toledo, parece clara la distinción del oriente de la provincia con respecto al occidente, que recibe una clara influencia de las hablas extremeñas con la sufijación del diminutivo en -ín, las aspiración acusada de las implosivas, el adelantamiento del punto de articulación de ll/y, caer y quedar con sujeto agente, imperativos en -i y la aparición de términos como corujo o guarro. Estos rasgos los comparte con el oeste de Ciudad Real, pero, ciertamente, en esta provincia no aparecen de manera tan acusada, por lo que sería apropiado, si tenemos en cuenta la fonética, retrasar un poco la isoglosa hacia el límite con Badajoz. Este retroceso debería ser aún más evidente en la frontera entre Toledo y Ciudad Real (obsérvese el Mapa 9). De forma simétrica, las franjas orientales de Cuenca y Albacete reciben el influjo de las hablas aragonesas y catalanas. Se determina con la pronunciación de la oclusiva sorda /t/ por la consonante final -d, la apertura de la vocal e o el cierra de o cuando estas se encuentran en sílabas átonas, pero sobre todo con el vocabulario propio del catalán y del valenciano (terretremo, zuclería). Sin embargo, cabe decir que toda la cornisa oriental recibe numerosos aragonesismos. El sur de Albacete es una continuación de las hablas murcianas. Hay que tener en cuenta la pertenencia histórica de la provincia de Albacete a las tierras de esta comunidad. Se caracteriza por la apertura de las vocales en el plural e incluso, como vimos, la aparición de una e ante la aspiración; la intensa neutralización de las líquidas y el rotacismo que llega a afectar al artículo determinado plural ([lor] por los). El resto de las zonas no mencionadas (sudeste de Toledo, mitad oriental de Ciudad Real, mitad occidental de Albacete y sudoeste de Cuenca) conforman una zona extensa conocida como La Mancha. En cuanto al vocabulario, se pude decir que hace uso normalmente de las palabras de la modalidad estándar, pero también se concentran allí las palabras exclusivas de Castilla-Mancha. Su fonética está marcada por cierto influjo de las hablas meridionales como queda patente en la aspiración del fonema /x/ y otras ya muy presentes en el resto de la península como el yeísmo.

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