Los adverbios en -mente orientados hacia el sujeto y la llamada función de predicativo en español

October 1, 2017 | Autor: Susana Azpiazu | Categoría: Spanish Linguistics
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Descripción

LOS ADVERBIOS EN -MENTE ORIENTADOS HACIA EL SUJETO Y LA LLAMADA FUNCIÓN DE PREDICATIVO EN ESPAÑOL 1 Susana Azpiazu Torres

O. Como se ha puesto de relieve en infinidad de ocasiones, el adjetivo y el adverbio son categorías emparentadas que en algunas lenguas comparten valores de significado y función y que se resisten a ser tratadas como entes separados. En el trabajo que proponemos a continuación intentaremos analizar este hecho desde sendas funciones que, en principio, son perfectamente delimitables en español: el adjetivo como complemento predicativo y los adverbios en -mente orientados hacia el sujeto como adjuntos o como operadores modales. Si, como decimos, en principio no hay mayor problema para diferenciarlos, entre otras cosas porque formalmente no es posible la confusión entre ambos', comprobaremos que se trata de funciones que en español se complementan semánticamente, manteniendo una vinculación tan íntima que justifica el que en otras lenguas y en determinadas posiciones (cfr. a este respecto el problema de los Adjektivadverbia del alemán) puedan llegar a equivaler. Así pues, nuestra comparación se mantendrá básicamente en el plano del contenido, porque consideramos que los elementos comparados modifican simultáneamente a los mismos elementos, aunque, eso sí, a distintos niveles sintácticos y con distintas implicaciones para el significado. En realidad, se intenta demostrar que entre ambas funciones se establece un reparto de valores semánticos que, como también veremos, es fruto de la propia evolución de las categorías en la lengua.

l. El complemento predicativo (CP) 1.1. Aunque no existe unanimidad terminológica para referirse a esta función, en nuestro trabajo adoptaremos el mismo nombre que emplea, por ejemplo, el Esbozo y que adopta la mayoría de los autores: complemento predicativo (CP) o simplemente, predicativo. Casellas (1981: 105) lo define como "aquel nombre o adjetivo con doble función: se refiere al verbo a guisa de circunstancial pero al mismo tiempo concierta, a modo de adjeti1

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Este trabajo se inserta en el seno de los estudios sobre los adverbios en -mente en español que me encuentro realizando y que constituye el tema de mi tesis doctoral actualmente en curso, financiada por una beca de investigación de la Junta de Castilla y León. De forma paralela, se incluye dentro del proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Educación y Cultura español Gramática de base léxica: el sintagma verbal en la gramática española (PB26-1277), que se está llevando a cabo en el Departamento de Lengua Española de la Universidad de Salamanca. No se tienen en cuenta en el trabajo los llamados adverbios cortos, formados a partir de la f~ación de las marcas flectivas en algunos adjetivos, con los que los adjetivos tienen muchas más semejanzas en el nivel formal. Y no se tienen en cuenta por varias razones: l. porque su número es realmente escaso (sólo un grupo pequeño de adjetivos los forman) y 2. porque, a diferencia de los adverbios en -mente orientados hacia el sujeto, no tienen ninguna relación lógica con el elemento nominal de la oración, no entran, por tanto, en ningún tipo de competencia semántica con los CPs.

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vo, con el sujeto o con el complemento directo de su oración". Aquí no insistiremos, o lo haremos en menor medida, en dos aspectos de esta definición: la doble naturaleza categorial del predicativo' (sólo nos centraremos en el adjetivo), y su doble posibilidad de concordar, bien con el sujeto, bien con el objeto directo (preferentemente nos ocuparemos de la del primer tipo) 4•

sibilidad de que un adjetivo cumpla funciones de predicativo al hecho de que incluya el rasgo [+perf.] en su estructura semántica7 • Así, una oración como

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La definición de Casellas nos proporciona la pista que nos permite acercamos a la naturaleza conflictiva de esta función: el hecho de que en ella confluyan a la vez dos estructuras, una predicativa y otra atributiva (Alarcos 1978: 120). Por ello mismo, algunos autores, como Navas Ruiz (1977: 78 ss.) estudian algunos casos del CP al tratar el tema de la atribución estableciendo tres grandes grupos de verbos que él llama "atributivos", esto es, que admiten una atribución al estilo de la de los verbos copulativos: (1) Verbos de estado y de movimiento; (2) Verbos de devenir, y (3) Verbos de apariencia (de percepción y opinión). En la presentación de estos grupos se aprecia una cierta gradación que va de los verbos más "atributivos", es decir, semánticamente más cercanos a los verbos copulativos, hasta los verbos más propiamente "predicativos", es decir, con una referencia plena a algún tipo de acción'. El listado que propone este autor dista mucho de ser exhaustivo y deja de lado algunos verbos de dificil clasificación en ninguno de los tres grupos, por ejemplo, reír. El análisis de la estructura del predicado y de la factibilidad del CP en dicha estructura es un problema interesante pero que nos llevaría demasiado lejos, así que lo descartamos de entrada. El objetivo de nuestro trabajo nos lleva a centramos en el estudio de la categoría típica del CP, esto es, el adjetivo. Adoptamos esta postura porque es más pertinente para el tema que proponemos, ya que puede aplicarse también a los adjetivos susceptibles de formar adverbios en -mente orientados hacia el sujeto, con los que los predicativos mantienen, sostenemos, una distribución semántica complementaria; pero también porque consideramos que, en última instancia, es la estructura léxica del adjetivo la que condiciona la posibilidad o no de un CP 6 •

1.2. Un esfuerzo por determinar las características de la categoría que actúa como CP es el que realiza Hemanz Carbó (1988), quien, muy acertadamente, condiciona lapo-

( 1) Pedro estudia contento es correcta, mientras que (2) *Pedro estudia inteligente no lo es. La explicación es que contento expresa un estado; en sentido general, admite la construcción atributiva junto al verbo estar ( ~ Pedro está contento), mientras que inteligente se refiere a una cualidad y sólo admite la interpretación imperfectiva como atributo de ser(~ Pedro es inteligente). Dicho de otra manera, la misión del CP es la de designar un estado temporal del sujeto (o de la persona referida en el OD) en el momento de llevar a cabo una acción o como resultado de dicha acción. Como veremos a continuación, este hecho es fundamental para entender la diferencia funcional entre la modificación que lleva a cabo el adjetivo y la del adverbio.

2. El adverbio en -mente orientado hacia el sujeto 2.1. No se nos escapa que enfrentar los CPs con los adverbios en -mente orientados hacia el sujeto significa confrontar dos magnitudes diferentes. Por un lado, estamos hablando de una función (CP, prototípicamente desempeñado por la categoría adjetivo), y por la otra, de una categoría (adverbios). Sin embargo, no podemos perder de vista que el CP es una función de incidencia directa sobre el verbo, y que ésta es la función típica del adverbio, además de que, por su parte, los adverbios en -mente se sustentan léxica y semánticamente sobre adjetivos 8• Es decir, ni la función ni la naturaleza de ambos elementos son realmente tan diferentes: la diferencia la aporta en realidad la presencia 1 ausencia de flexión y el tipo de adjetivos que funcionan en uno y otro lado; lo cual repercute de manera clara en la interpretación del enunciado. 2.2. En principio la diferencia de significado entre: (3) Juana duerme tranquila; y (4) Juana duerme tranquilamente

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En realidad, como bien indica Hemanz Carbó (1988: 8), también otras unidades pueden cumplir la función de CP, por ejemplo, los sintagmas preposicionales (que, por otra parte, casi siempre pueden ocupar la posición típica del adjetivo): Llegaron de mal humor; Pedro llevaba los zapatos sin abrochar. Entre otras cosas, porque no se puede establecer una equivalencia en este sentido con los adverbios en -mente, debido, como veremos, a la propia naturaleza de los adverbios. Algunos de estos verbos son susceptibles de formar perífrasis verbales, de manera que se crean construcciones semejantes a las propiamente predicativas, pero donde se ha producido un claro proceso de gramaticalización. Este proceso se percibe con claridad en algunos casos que representan estados intermedios, en los que el verbo ha perdido parte o casi todo su significado pleno y se introduce en la construcción un matiz temporal aspectual. Repárese en la diferencia entre Seguimos entusiasmados al guía y Seguimos erifermos. Aunque esta idea es aún provisional, viene dada por la constatación de que no todos los predicados admiten todos los posibles adjetivos en función predicativa. Parece que no hay el mismo grado de aceptabilidad en Alberto me respondió enfadado que en Alberto me respondió triste. Para esta segunda oración emplearíamos quizá antes un sintagma preposicional: con tristeza o incluso echaríamos mano del adverbio en -mente, tristemente.

estriba en que en (3) tenemos un adjetivo que se refiere a la acción y que además describe el estado al que llega el sujeto a través de esa acción, mientras que en (4) el adverbio sólo describe el modo en que se lleva a cabo la acción expresada por el verbo, pero no hace

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La autora establece también una excepción a la regla, a la que no vamos a prestar especial interés aquí puesto que afecta a los CPs argumentales, es decir, aquellos que vienen exigidos por la estructura semántica del verbo (y nosotros estamos considerando al CP desde su naturaleza de función adjunta, esto es, contingente, para poder colocarlo en un nivel de igualdad sintáctica frente a los adverbios en mente, no argumentales). Se trata de construcciones con verbos como considerar, declarar, encontrar o notar. Obsérvese además que todos ellos son transitivos, es decir, que el CP lo es en estos casos siempre del OD y no del sujeto, claro que todos ellos pueden pronominalizarse y convertirse en intransitivos: considerarse, declararse, encontrarse, etc. Esta afirmación requiere, por supuesto, alguna matización, puesto que existen también adverbios en mente cuyo significado ha sufrido una suerte de "desplazamiento" respecto al del adjetivo de la base. Por ejemplo, solo y solamente, alto y altamente (en altamente contaminante), pobre y pobremente (en el documento estaba pobremente redactado), etc.

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ninguna alusión formal ni conceptual directa al estado en que se encuentra el sujeto. En este hecho reside la asimetría semántica de ambas oraciones.

Nos encontramos aquí ante oraciones prácticamente sinónimas, en las que las funciones que se comparan comparten el mismo adjetivo, orgulloso, caracterizado por el rasgo [+, -perf.]. Ni siquiera puede asegurarse que en (8) el adverbio esté seleccionando el rasgo imperfectivo del adj. (Andrés es orgulloso al hablar de su hijo) y no el perfectivo (Andrés está orgulloso al hablar de su hijo). Ambos son igualmente posibles y sólo el contexto nos permitiría destruir aquí la ambigüedad.

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Sin embargo, los adverbios en -mente orientados hacia el sujeto se caracterizan porque el adjetivo de la base significa una cualidad o un comportamiento típicamente humano, de modo que la formación del adverbio correspondiente no sólo sirve para describir el modo en que se realiza algo, sino también para calificar al sujeto por su modo de actuar. Así, la conexión del adverbio con el elemento nominal no se establece ya a nivel gramatical formal, sino en el nivel lógico-semántico. Evidentemente, esto implica que este tipo de adverbios exigen predicados en los que pueda identificarse el agente, esto es, en los que haya una voluntad expresa de actuar por parte del sujeto, de manera que el adverbio pueda recoger los matices expresivos de esa "voluntariedad". Por otra parte, el adverbio en -mente orientado hacia el sujeto se caracteriza porque puede adoptar una posición periférica a la oración, normalmente también destacada entonativamente, en la cual adquiere un matiz modal valorativo que pone al descubierto la voz del hablante, pero en la que, evidentemente, abandona la función de complemento del verbo que hemos dicho que le es común con el CP y adopta todas las características sintácticas y de singnificación de los adverbios oracionales. Compárese a este respecto: (5) Pedro no ha querido conducir prudentemente. (6) Prudentemente, Pedro no ha querido conducir. Como veremos un poco más adelante, esta posibilidad semántica le es común con un tipo especial de CPs. Ya que no me interesa tanto incidir aquí sobre las posibilidades sintácticas y de posición de este tipo de adverbios, me remito a los trabajos de Jackendoff 1972, Bellert 1977, M0rdrup 1976 y Molinier 1985. 2.3. Si, como hemos postulado, entre los CPs y este tipo de adverbios se establece una distribución semántica complementaria, y los adjetivos en función predicativa se caracterizan por el rasgo aspectual [+perf.], cabría esperar que los adjetivos de la base de los adverbios en -mente hacia el sujeto estuvieran marcados por el rasgo contrario, es decir, [-perf.]. En efecto, esta parece ser la tendencia; baste para comprobarlo retomar (2) y añadir al adjetivo el sufijo -mente para obtener una nueva oración, esta vez correcta: (2 ') Pedro estudia inteligentemente. Por el contrario, no hay un equivalente en -mente para (1): (1 ') *Pedro estudia contentamente. Ante estos datos podría uno tender a pensar que la formación de adverbios en -mente queda bloqueada ante los adjetivos con el rasgo [+perf.]; o, inversamente, que los adjetivos que pueden aparecer en función de CP no lo pueden hacer en la base de un adverbio en -mente. Sin embargo, tanto una como otra idea son equivocadas. Para refutarlas pueden alegarse pares como (3) y (4), o como: (7) Andrés habla orgulloso de su hijo. (8) Andrés habla orgullos amente de su hijo.

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En otros casos, sin embargo, es el verbo el que discrimina un significado u otro. Puede suceder que, ante un adjetivo de doble aspectualidad el verbo sólo admita una lectura, por ejemplo: (9) (10) (11) (12)

Los niños escuchaban atentos las explicaciones. [+perf.] Los niños escuchaban atentamente las explicaciones. [+perf.] La duquesa nos recibió atentamente. [-perf.] *La duquesa nos recibió atenta. [-perf.]

La regla de distribución que separa a predicativos de adverbios sólo puede, en mi opinión, considerarse desde la interpretación semántica que ya ha sido esbozada antes. Los CPs designan "estados" y los adverbios en -mente hacia el sujeto se refieren a "cualidades" humanas, es decir, a rasgos definitorios del agente; por ello, los adjetivos de la base de estos adverbios apelan en última instancia a nociones abstractas: la prudencia, el orgullo, la inteligencia etc., que podemos considerar atributos humanos 10 • La propia naturaleza de la cualidad tiende hacia la interpretación imperfectiva-esencial: uno es y no está inteligente, audaz, cuidadoso, etc. De hecho, si el adjetivo de la base admite la doble lectura, perfectiva e imperfectiva (estar orgulloso, atento), sólo la imperfectiva puede considerarse orientada hacia el sujeto en el sentido en que lo hemos descrito aquí (cfr. (10) y (11)). Por ello mismo, ante casos de concurrencia semántica como (7) y (8), y si el contexto no lo desmiente, parece que hay una tendencia a interpretar el adverbio en mente en el sentido más imperfectivo (quizá para evitar la sinonimia con el adjetivo correspondiente). Por otra parte, es claro que los adjetivos que no admitan de ningún modo una lectura imperfectiva (tipo contento) quedan automáticamente excluídos de los adverbios en -mente 11 • Creemos que esto tiene que ver con la propia naturaleza de la función adverbial, destinada típicamente a definir los procesos o las acciones, pero no los resultados de la acción.

3. Algunas cuestiones problemáticas 3.1. Una posibilidad de los CPs a la que no se ha prestado mucho interés, pero que creo que se relaciona íntimamente con el tema es la de poder figurar como elementos periféricos, con la estructura entonativa del inciso, es decir, entre pausas. Gutiérrez Ordóñez 10

Repárese en que la tranquilidad o el cansancio no se consideran "cualidades", además de que muchos adjetivos perfectivos admiten mal o no admiten en absoluto la sustantivación. (Vid. sobre ello Bosque

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Siguiendo con el razonamiento expuesto por Moignet ( 1963 ), para poder adverbializarse, un adjetivo debe poder describir un proceso, pero no puede implicarlo él mismo. Y un adjetivo perfectivo precisamente implica un proceso, pues al referir a un estado, sólo puede considerarse como el resultado de tal proceso. Por lo demás, Moignet afirma que los adjetivos que implican comportamientos propiamente humanos no pueden formar adverbios en -mente. Creo que en este trabajo queda claro que esto no es así: lo que no se puede formar es adverbios en base a adjetivos de comportamiento humano que sólo son capaces de describir estados pasajeros: contento, enfadado, sonriente.

1990: 185 s.) 9

Esta matización es importante, pues no se trata de definir al sujeto en términos absolutos sino única y exclusivamente en función del acto llevado a cabo según el verbo. Por esto mismo (entre otras cosas) es por lo que no consideramos adverbio orientado hacia el sujeto pesadamente en La piedra cae pesadamente. El adverbio es aquí sólo una manera de ser la acción, pero, por así decirlo, no da la vuelta hacia el sujeto, no define al sujeto a través del verbo. Una piedra puede o no ser pesada, pero no lo es en absoluto por el hecho de caer.

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(1989: 143 ss.), que dedica ciertamente algunas páginas a este fenómeno, lo denomina "atributo incidental o absoluto". Cita, entre otros, el siguiente pasaje de Juan Ramón Jiménez:

3.2. Este reparto de papeles semánticos que se ha presentado aquí debe entenderse como una realidad algo idealizada que, en cualquier caso, podría albergar algunas desviaciones del prototipo, especialmente si lo consideramos como el resultado de un proceso histórico, de cuyos estadios anteriores, diferentes a la norma aquí descrita, podrían encontrarse restos en textos de otras épocas. Tomemos a modo de ejemplos algunos pasajes del Quijote, obra que se incluye en un momento lingüístico importante, a medio paso de la lengua medieval y del uso moderno:

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(13) Del pozo sale, asustada y dulce, una golondrina. El autor dedica algunos párrafos a interpretar los variados matices semánticos que aporta la dislocación del CP incidental en distintas posiciones de la oración. En realidad, más que este detalle interesa aquí llamar la atención sobre el hecho de que, si como Gutiérrez, consideramos que este tipo de predicativos lo son de pleno derecho igual que los que no aparecen destacados, entonces tenemos que reconsiderar nuestra postura acerca del tipo de adjetivos que discrimina la función de predicativo, ya que la exclusión del rasgo [-perf.] ha dejado de actuar en estas construcciones. Tomemos, por ejemplo, la oración (13). En la posición en que se encuentra el sintagma es imposible prescindir de las pausas. Pero si trastocamos el orden y omitimos la pausa, el resultado es, cuando menos, anómalo:

( 17) El tal caballo ni come ni duerme ni gasta herraduras, y lleva un portante por los aires sin tener alas, que el que lleva encima puede llevar una taza llena de agua en la mano sin que se le derrame gota, según camina llano y reposado[ ... ]. (II, 40) Ambos adjetivos funcionan aquí como CPs y, sin embargo, no poseen la marca [+perf.], sino más bien parecen referirse a la esencia del sujeto. Hoy no emplearíamos adjetivos en esta posición, sino sendos adverbios en -mente: camina llana y reposadamente. Lo interesante es que Cervantes también empleaba a veces el adverbio en -mente correspondiente, con lo cual se producía una concurrencia con el adjetivo:

(14) *Una golondrina sale del pozo asustada y dulce. Nada nos hubiera impedido considerar gramatical esta misma oración sin el último adjetivo coordinado: (14 ') Una golondrina sale del pozo asustada. Lo que a todas luces resulta agramatical es la inclusión de dulce dentro del CP no incidental, pues este adjetivo, en este contexto, lleva la marca aspectual [-perf.]: (14 '') *Una golondrina sale del pozo dulce 12 •

(18) La que traía las toallas le limpió y le enjugó muy reposadamente[ ... ]. (II, 32) Un pasaje especialmente interesante es el siguiente, en el que aparecen sucesivamente ambas formas: el adjetivo en función predicativa y, a continuación, el adverbio en -mente correspondiente. De nuevo los encontramos en distribución no complementaria, es decir, en posiciones intercambiables:

En principio, y a falta de un estudio más pormenorizado de este fenómeno, da la impresión de que en una posición sintáctica periférica e incidental se neutraliza en parte la diferencia entre el CP y los adverbios en -mente hacia el sujeto, especialmente cuando estos últimos se encuentran también en posición periférica y, por tanto, se hace más evidente la vinculación semántica del adjetivo de la base al sujeto. Tómense a modo de ejemplo las siguientes dos oraciones:

(19) El segundo religioso[ ... ] comenzó a correr por aquella campaña, más ligero que el mismo viento. Sancho Panza, que vio en el suelo al fraile, apeándose ligeramente de su asno arremetió a él y le comenzó a quitar los hábitos. (I, 8) Lo significativo de este fenómeno no es tanto que se dé una concurrencia, ya que, como sabemos, esto también sucede hoy, sino que las condiciones en que se da esta concurrencia son diferentes a las actuales: en Cervantes el predicativo está abierto tanto a la perfectividad como a la imperfectividad. Con la aparición de adjetivos predicativos que no se refieren a un estado perfectivo en el sujeto, sino que, al estilo de los CPs incidentales, lo definen en función del desarrollo de la acción, nos presentan un estado de la repartición de funciones entre adjetivo y adverbio claramente distinto al actual. En un trabajo reciente dedicado a las apariciones de los adverbios en -mente en el Quijote, he llegado a la conclusión de que este tipo de formaciones adverbiales no era en época de Cervantes ni de lejos tan abundante como lo son en la actualidad. Esto afecta por supuesto también a los adverbios orientados hacia el sujeto que, además de ser muy escasos, ni siquiera pueden interpretarse siempre como realmente orientados hacia el sujeto y desde luego, nunca adoptan la posición periférica incidental.

(15) Ángel, inteligente, ha sabido callar a tiempo. (16) Ángel, inteligentemente, ha sabido callar a tiempo. La posición periférica del adjetivo CP lleva ciertamente a una diferente interpretación de la función. En esta posición ya no hay una incidencia tan directa sobre el verbo sino que el adjetivo concentra su significado en la modificación apositiva del elemento nominal. Pero además, al adoptar ese carácter de inciso en el desarrollo de la oración, parece introducir un elemento externo al propio enunciado: la valoración del hablante. Cabría entonces plantearse de nuevo la pregunta de si los "atributos incidentales" de Gutiérrez son realmente CPs propios. En efecto, estos predicativos presentan un comportamiento sintáctico algo diferente al de los predicativos que hemos visto anteriormente, y su valor semántico es también distinto, puesto que, al contrario de aquéllos, los incidentales no califican el estado o el resultado tras un proceso sino que valoran al sujeto en función de una actuación (y, secundariamente, quizá, califican también esa actuación) 13 • El efecto es, pues, muy similar al de los adverbios en -mente, sólo que a la inversa.

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A todo esto se le une un hecho importante que no debe perderse de vista, y es que la repat1ición de adjetivos con ser y con estar tampoco coincidía en época de Cervantes sólo predica acerca de la especificidad de una circunstancia dada en un contexto concreto, mientras que el incidental no se encuentra ligado en su significado al contexto verbal, y por ello se limita proponer una explicación del ser más general del núcelo nominal, esto es, tanto en su aspecto perfectivo corno en el imperfectivo. Por ello también, admite gran variedad de interpretaciones semánticas en el conjunto del enunciado.

Donde dulce, evidentemente, debe referirse a la golondrina, no al pozo. Las diferencias de sentido entre ambos tipos de CP pueden explicarse también por el carácter apositivo de este tipo de incidentales. En efecto, dentro de la atribución, la aposición cumple siempre una función explicativa, frente a la especificadora de la no incidental. Esta matización tiene su importancia porque nos ayuda a entender la amplitud semántica del adjetivo en cada posición. El CP no incidental 1

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exactamente con la actual. Así, aunque lo normal es encontrar el estado de cosas que conocemos hoy, no deben extrañar formas como:

HERNANZ CARBÓ, M" L. (1988): "En tomo a la sintaxis y la semántica de los complllltfttll predicativos en español", en: Estudi General8, pp. 7-29. JACKENDOFF, R.S. (1972): Semantic Interpreta/ion in Generative Grammar, The Cambridge-Mass. LUJÁN, M. (1980): Sintaxis y semántica del adjetivo, Cátedra, Madrid. MOLINIER, C. (1985): "Remarques sur une sous-classe d'adverbes en -ment sujet et leurs adjectifs sources", en: Linguisticae Investigationes 9, pp. 321-341. MOIGNET, G. (1963): "L'incidence de l'adverbe et l'adverbialisation des adil!lctlf'l" Li 1, pp. 175-194. M0RDRUP, O. (1976): "Sur la classification des adverbes en -ment", en: Revue pp. 317-333. NAVAS RUIZ, R. (1977): Ser y Estar. El sistema atributivo del español, Almar, REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (1973): Esbozo de una nueva gramática de la ñola, Madrid, Espasa Calpe.

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(20) Yo soy muy contento de hacer lo que me pedís[ ... ]. (I, 9) (21) Y o me desmayo de ayuno cuando tú estás perezoso y desalentado de puro harto. (II, 68)

Este hecho explica por sí sólo algunos casos anómalos de CP como son: (22) Dejó las blandas plumas y nonada perezoso se vistió su acamuzado vestido. (II, 46)

En mi opinión, la observación de los adjetivos con función predicativa en Cervantes nos permite constatar un cambio dentro del sistema de modificación verbal del español. Así, el adjetivo tenía en Cervantes una fuerza "adverbial", de incidencia sobre el predicado mucho mayor que la actual, entre otras cosas, porque la orientación aspectual no estaba aún totalmente definida. Con el paso del tiempo la función predicativa se confinaria a una serie concreta de adjetivos marcados por el rasgo [+perf.], quedando el resto de los contextos para los adverbios en -mente, categoría que apenas sí presenta restricciones de formación, donde la base suele ser transparente e incluso permite establecer conexiones semánticas con el sujeto que son paralelas a las cone,xiones flexivas del adjetivo.

4. Conclusiones El problema de la distinción adjetivo 1 adverbio, que no se plantea para el español a nivel formal, debe plantearse en el nivel semántico, pues, cuando el adjetivo de la base de los adverbios en -mente orienta su significado hacia el sujeto, ambas funciones apuntan en la misma dirección. En nuestro trabajo hemos tenido en cuenta, además del aspecto, la relevancia que nociones semánticas tales como estado 1 cualidad tienen para la elección de una u otra función. Hemos comprobado que se ha producido una evolución en el reparto de estas funciones, pero hay que decir también que seguramente no se trate de un fenómeno concluido, pues aún hoy es posible encontrar casos de vacilación entre predicativo y adverbio en -mente (por ej. (7) y (8)), además de varias excepciones a nuestra regla; una muy llamativa es la del adjetivo listo, que siendo imperfectivo no adniite la formación de un correspondiente adverbio en -mente, y siendo perfectivo a duras penas consigue funcionar como CP. Pero esto es sin duda otra historia, y deberá ser contada en otro momento.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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