LAS ONG\'S APOYO O TRABA AL DESARROLLO COMUNAL

July 13, 2017 | Autor: Ricardo Vergara | Categoría: ONG
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Descripción

1 LAS ONG'S APOYO O TRABA AL DESARROLLO COMUNAL1 Ricardo Vergara

A fines del siglo pasado comenzó a ser de más en más evidente que la economía se había internacionalizado, que los productos que se consumían contenían insumos provenientes de practicamente todo el mundo y que las fronteras de los Estados-Nación resultaban estrechas para plantearse la solución de los problemas económicos. La dominación colonial de los países atrasados permitió de manera unilateral que las fronteras de los Estados se ampliaran produciendo una internacionalización segmentada de la cosa pública que, reproducía a escala ampliada los conflictos nacionales al mismo tiempo que excluía de la ciudadanía a los habitantes de los países colonizados. Luego de la segunda guerra mundial comenzó a surgir un nuevo orden político mundial caracterizado principalmente por la extinción de los imperios coloniales y la multiplicación de los Estados-Nación tercermundistas. Esta tendencia política pudo compatibilizarse con la intensificación de la internacionalización de la economía gracias a que fue construyéndose, no como parte de una propuesta política utópica sino como resultado de una serie de decisiones pragmáticas, un incipiente Estado supranacional. Apareció de más en más claro que a los escalones gubernamentales tradicionales-local, regional y nacional - se agregaba una cuestión pública internacional frente a la cual todos los habitantes del globo resultaban tener una base jurídica que tendía a otorgarles derechos y obligaciones. Los principales temas fueron en un principio la paz mundial y el desarrollo de las naciones atrasadas, más tarde se agregaron otros temas que por su naturaleza no podían afrontarse cabalmente al interior de las fronteras nacionales, la cuestión ecológica por ejemplo. Se cerró así un círculo que comenzó en la economía y terminó en la política. Si al principio el hecho de la internacionalización significó que muchos lugares de distintos países concurrían a la producción de un objeto cualquiera, al final comenzó a aparecer como cierto que la vida política de todas las localidades era relevante para los ciudadanos de todos los países. Que contaminaran el ambiente, extinguieran una especie, atropellaran los derechos humanos o fueran pobres dejó de ser una cuestión particular propia de cada Estado para convertirse en una cosa pública internacional y, apoyando la capacidad de intervención de los países centrales, la inmensa diferencia en la riqueza de las naciones ha permitido que la caridad 1

. Versión en español del artículo "NGOs: Help or hindrance for Community Development in Latin America" publicado en la revista Community Development Journal. Vol 29 No.4 Oct 1994, Oxford University Press.

1 internacional pueda convertirse en significativa inversión pública local de los países pobres. En efecto, la diferencia en la riqueza de las naciones ha llegado a ser de tal magnitud que las donaciones públicas e incluso las privadas provenientes de los países desarrollados pueden convertirse en una fuente de recursos que supera lo que los propios Estados pueden gastar en el desarrollo de sus propios localidades. El resultado inédito es que el espacio político local comienza a privatizarse y los pobladores en lugar de aspirar a convertirse en ciudadanos pretenden ser beneficiarios.

LO LOCAL Y EL SURGIMIENTO DE LA DEMOCRACIA POLITICA Los espacios políticos modernos y democráticos se formaron cuando las sociedades industriales lograron poner en funcionamiento órdenes institucionales al interior de los cuales la confrontación de los intereses privados daba origen a un interés general legítimo. Es decir, un interés general en cuyo proceso de formulación cada uno de los ciudadanos había sido efectivamente representado sin que razones estamentales o de cualquier otro tipo lo hubieran excluido en el momento de decidir. El proceso histórico que hizo posible el advenimiento de la democracia política tuvo su origen en la conformación de los espacios políticos locales. Antes que los habitantes de un país se plantearan decidir sobre los circuitos comerciales que conformaban las regiones, sobre las cuestiones militares o diplomáticas que sustentaban la existencia de los estados nacionales o sobre la igualdad de los hombres, los habitantes de las comunidades aprendieron a decidir sobre el destino de sus propias localidades. Los habitantes de los pueblos pudieron encarar primero que nada las decisiones correspondiente a las condiciones bajo las cuales producían o consumían. Aún bajo las condiciones de dominación señorial, que negaba la condición de iguales a los hombres y los obligaba a vivir en la condición de servidumbre, los espacios locales permitieron que las comunidades pudieran administrar una cosa pública por muy restringida que ella fuera. Y en cuanto la pequeña propiedad se iba desarrollando en los pueblos la cosa pública se expandía aceleradamente. Vivir en una localidad determinada es gozar de una cierta posibilidad de consumo colectivo que no depende de la propia economía sino que aparece como una externalidad económica generada por el esfuerzo de la comunidad en su conjunto. Igual si se trata de consumir productivamente que si se trata de consumir productos finales, las comunidades generan condiciones externas a la propia economía que resultaban de una decisión comunitaria generadora de ciudadanía. Por donde pasa un camino o un canal de irrigación, que obra se hace primero un dique o una escuela son buenos ejemplos de cuestiones que se deciden en nombre de todos afectando

1 asimétricamente los intereses particulares; por consecuencia, son buenos ejemplos también de como la vida comunitaria genera una vida política. No se requiere de la existencia de ideologías y partidos políticos para que surjan tramas políticas locales, basta con que los intereses privados puedan tener representación legítima al momento de decidir las acciones que generan externalidades para los habitantes de las localidades.

SOBRE LA MANERA EN LAS ONG'S DESPOLITIZAN LAS COMUNIDADES En muchos países del tercer mundo los Organismos No Gubernamentales de Desarrollo pretenden ser organismos que concientizan a los pobladores y contribuyen a generar espacios políticos locales democráticos formando, por consecuencia, ciudadanos conscientes de derechos y deberes. En la realidad, gran parte de estas organizaciones hacen todo lo contrario aunque les cueste mucho trabajo admitirlo. En una gran medida la confusión a este respecto nace del hecho que las Ong's confunden la difusión ideológica con la construcción de un espacio político o, si se prefiere, confunden formar militantes con formar ciudadanos. Para lo primero se requieren charlas políticas, para lo segundo es necesario atreverse a convertir los recursos de la cooperación en recursos públicos que pertenecen a la comunidad. Y para esto es necesario acabar con el mito de que la mejor alocación de los recursos puede ser hecha por los técnicos planificadores de la ONG, pretendidos hombres "justos y buenos" desprovistos de intereses privados y/o admitir que, aún si los pobladores escogen una alternativa menos rentable, ello habrá de ser finalmente mucho más valedero. Pensamos en el rol que jugó el interés privado en el desarrollo de los países capitalistas. Los países ricos no llegaron a serlo porque sustentaron la marcha de su desarrollo económico en el valor supremo del altruísmo sino porque lo sustentaron en el egoísmo. Es archiconocida la opinión de Adam Smith quien sostuvo que "no era de la benevolencia del carnicero, del comerciante de cerveza o del panadero que nosotros esperamos nuestra comida, sino de la consideración de su propio interés. No apelamos, continuaba diciendo, a su filantropía sino a su egoísmo y no les hablamos jamás de nuestras necesidades sino de sus ventajas" 2 Para entender esto conviene examinar, desde el tipo de relación económica que se establece, cuál es la diferencia que existe entre un ciudadano y un beneficiario. Primero, pensemos por un instante en la manera en que un productor concurre a una institución crediticia capitalista cuando necesita que le presten dinero para poner en marcha un negocio cualquiera. Antes que nada él deberá probar que es una persona solvente y confiable, poseedor de un proyecto o negocio rentable y, por tanto, alguien digno de confianza sobre cuyas posibilidades 2

SMITH, Adam. "Recherches sur la nature et les causes de la richesse des nations". Ed. Gallimard. 1976. pág 48.

1 económicas tiene sentido apostar. Se trata de una relación en la cual más allá de las diferencias existentes en la riqueza personal de ambos personajes hay una mutua convicción de que el acuerdo comercial es hecho sobre la base de una mutua convivencia. Ahora pensemos en lo que pasa con un beneficiario. En lugar de exhibir sus potencialidades habrá de mostrar sus carencias; en otras palabras, deberá hacer todo lo contrario a lo planteado por Smith. En lugar de concurrir portando el orgullo de ser alguien por cuya empresa vale la pena apostar deberá pretender ser alguien desprovisto de presente y futuro. En lugar de logros deberá exhibir llagas y en vez de mostrar orgullo habrá de evidenciar agradecimiento. No le hablará de la probabilidad de que el prestamista obtenga beneficios sino de lo perentoria que es la necesidad que motiva su petición. No recibirá la ayuda comercial por lo que tenga sino por lo que no tiene. El resultado de esta lógica perversa es, por supuesto, que todos aparecerán como pobres desvalidos y los más ricos, que suelen ser los más informados, aparecerán como los más pobres entre los pobres obteniendo de esta manera los recursos por los cuales compiten con los otros pobladores. Pero el resultado obtenido no es el mismo aunque finalmente los más ricos obtengan igualmente un trato preferencial en la asignación de los recursos porque, en lugar de una comunidad donde los intereses privados se transparentan y las reglas de juego están formalizadas, el asignador de los recursos se ha erigido en un poder ajeno y discrecional que juzga moralmente (ideológicamente) los derechos económicos de los productores. Es obvio que en estas condiciones el proyecto de desarrollo no puede construir un espacio político-institucional donde los intereses privados se confronten para decidir en nombre del interés general la asignación de los recursos. En lugar de esto, el proyecto expropia la viabilidad del espacio político privatizándolo.

MEJORAR EL INGRESO VS CONSTRUIR UTOPIAS PRODUCTIVAS Después de varios años de práctica en labores de promoción del desarrollo en áreas económicamente deprimidas hemos constatado que, a contrapelo de la entrega desinteresada de los promotores y las instituciones comprometidas, los resultados obtenidos tanto por los organismos públicos como privados- tienden a ser bastante magros. El despotismo ilustrado de los promotores que podría ser, sin embargo, admitido si mostrara ser eficaz en la solución de los problemas cuando no de la pobreza pero, desgraciadamente, no es así. Las propuestas organizativas y empresariales, predominantemente autogestionarias, puestas en marcha por los proyectos de promoción, se desmoronan por lo general una vez que los equipos promotores parten. Incluso durante el período en que su permanencia garantiza el apoyo a la dirección de la empresa y la inyección permanente de subvenciones, los resultados

1 obtenidos tienden a ser insatisfactorios. Desgraciadamente, también en lo económico son pocos los intentos de asumir una actitud crítica frente a estos fracasos y se considera por principio que tal intento sólo puede corresponder a una intención "reaccionaria". La mayoría de las veces se piensa que la explicación de los fracasos es externa a los objetivos y los métodos de promoción: a veces son culpables las "políticas económicas" en curso; otras veces son las "determinaciones estructurales" -tales como el manido "intercambio desigual"- las que exculpan ingenuamente a muchos de los equipos de promoción, a sus instituciones, sus evaluadores y financiadores. Casi nadie se atreve a cuestionar las bases teóricas de la promoción del desarrollo en las áreas subdesarrolladas. Está mal visto cuestionar el romanticismo campesinista -mitificador de la comunidad campesina y defensor del minifundio-, el autoconsumo y la propiedad colectiva. Pocos quieren aceptar que el desarrollo de las localidades más atrasadas está firmemente asociado al desarrollo de la capital provincial, a la integración de los productores al mercado, al incremento de la división social de trabajo y las migraciones del campo a la ciudad y a la generación de una clase empresarial local. Viejos prejuicios ideológicos han consolidado una visión según la cual los empresarios locales, en lugar de ser considerados a la vanguardia de la modernización económica provincial, son convertidos en el eslabón final de la explotación centralista de los campesinos. Son percibidos como injustamente ricos y, por consecuencia, pasan a ser considerados como obstáculos del desarrollo y, por ende, adversarios -cuando no enemigos- del equipo de promoción. Los promotores, poseedores en muchos casos de ingresos superiores al de los denostados empresarios locales, se autoperciben como intrínsecamente buenos, sin darse cuenta que en la mayoría de los casos el denostado "plusvalor" supuestamente expoliado a los productores locales es inferior al costo que representa su presencia en la provincia. Enclavados en pequeños grupos, ajenos a las tentaciones del pequeño "mundo" local porque sus intereses económicos no se validan en la competencia del mercado provinciano sino en la aprobación ideológica de las financieras internacionales, los promotores reproducen sin darse cuenta la 3 ideología católica medieval que premiaba el aislamiento del mundo y evaluaba las obras 3

En su "Manifiesto a la nobleza cristiana de la nación alemana, respecto a la reforma de la cristiandad", en una frase que muy bien puede considerarse como un claro antecedente en la formación del concepto de ciudadanía, Lutero condenó que el Papa, los obispos y los sacerdotes se consideraran como pertenecientes al orden espiritual y que consideraran a los príncipes, artesanos y agricultores como pertenecientes al mundo. Citado por "Lutero" Albert Greiner. Ed. SARPE. pág. 79. Hoy condenaría, sin duda, que algunos promotores se consideren a sí mismos como pertenecientes al orden de la bondad ideológica.

1 según la intención que las motivaba 4. Lejos estamos todavía, aunque muchos presuman de socialistas o postmodernos, de la revolución luterana que consideró necesario obtener la salvación a través de la naturaleza de las obras efectivamente realizadas y no de la bondad de las intenciones que las motivaron. No es éste, sin embargo, el efecto más negativo de esta orientación ideológica en la promoción del desarrollo. Lo peor de todo es que la burocratización de los promotores, cuyos ingresos dependen del mantenimiento de las actividades subvencionadas, actúa persistentemente frenando la lógica natural del mercado que tiende normalmente a especializar a los productores exitosos sobre la base de su competitividad en el mercado. Por todas estas razones es que la nueva propuesta de promoción del desarrollo de las provincias atrasadas debe sustentarse en el protagonismo de los empresarios locales en lugar de las empresas comunales. Estamos convencidos de que la consolidación de las empresas privadas es un objetivo que trasciende largamente los intereses de los empresarios privados pues ellos son quienes de mejor manera -y lo que es más importante, de manera permanente- están asociados a la vanguardia del desarrollo provincial. Apoyar sus actividades productivas tiene inmensas ventajas cuando se le compara desidelogizadamente con los proyectos llamados alternativos. En primer lugar, ellos saben lo que hacen, lo han elegido libremente y no necesitan de ninguna tutela para hacerlo. En segundo lugar, el surgimiento espontáneo de sus empresas garantiza su eslabonamiento a la trama productiva provincial y, por consecuenciaa, la existencia de un importante efecto multiplicador. En tercer lugar, los empresarios constituyen una de las principales vertientes para la conformación de la élite social y política de las provincias. Finalmente, en la búsqueda de que esta nueva perspectiva culmine en la formulación de una estrategia de fomento a pequeñas inversiones, cabe señalar que la potenciación de los pequeños empresarios requiere de montos de inversión mucho menores que los que se necesitan normalmente para imponer un proyecto autogestionario "llave en mano", sin olvidar que la rentabilidad y seguridad de lo invertido es bastante mayor. Adicionalmente, la 4

En este sentido existe un paralelo muy nítido, aunque inconsciente, entre las evaluaciones de las financieras y la confesión católica. Esto explica, que desde "la ética de la intención" en estas evaluaciones se sobredimensionen la importancia de las motivaciones y la benevolencia con que se juzgan los resultados. Por esta razón, en muchos casos puede uno referirse al "gringo" evaluador con los mismos términos de Max Weber cuando describía al sacerdote medieval. En efecto, ambos personajes tienen el poder mágico", si se acude a ellos con humildad y arrepentimiento, para administrar penitencias, otorgar esperanzas de gracia y garantizar seguridad de perdón. Max Weber "la ética protestante y el espíritu del capitalismo". Tiempos Nuevos. Pág. 121.

1 administración del apoyo a sus actividades puede ser mucho más barata que la de las propuestas alternativas, que requieren de una supervisión cuando no de una subvención permanente. No bastaría, sin embargo, reformular la promoción únicamente en cuanto al sujeto económico que se busca promover si es que no se cambian los métodos empleados. La mayoría de los actuales equipos promotores, multidisciplinarios y permanentes, son altamente ineficaces. Cada uno de los especialistas que componen el equipo es en realidad un generalista que debe ocuparse de todos los asuntos de su rama profesional (de la agronomía, la educación, la economía o la sociología) y, en la práctica, está permanentemente preocupado por encontrar alternativas políticamente correctas que se venden como paquetes integrales a los productores, principalmente campesinos. La realidad nos muestra que muchos de estos modelos alternativos propuestos son solamente aceptados porque se ejecutan en contextos de un bajísimo nivel tecnológico y porque implican una posibilidad de recibir subvenciones. La ayuda a los productores debe partir de sus propios intereses y, por tanto, debe resolver sus problemas y no los de una propuesta abstracta que le es ajena. Los productores necesitan consultores que en el corto plazo les resuelvan problemas concretos a partir de un conocimiento especializado: cuestiones técnico-productivas, de administración, mercadeo, finanzas o contabilidad. Necesitan, además, asesoramiento para organizarse libremente, para que -sin poner en cuestión su calidad de empresarios privados- puedan conseguir externalidades económicas en aquellas cuestiones que no pueden afrontar individualmente. Este tipo de apoyo alienta el cambio en la naturaleza no solamente de las acciones emprendidas por las ONG's sino en su propia definición organizativa.

ALGUNAS COSAS QUE ENTRE OTRAS DEBEN CAMBIAR EN LAS ONG'S Lo primero que deben cambiar las ONG's es su percepción de la manera en que ellas se insertan en el mundo, deben verse como portadoras de intereses particulares y no como entidades ubicadas más allá del bien y el mal. Por consecuencia deben ser más humildes al momento de juzgar sus posibilidades y compararse con los otros actores públicos y privados presentes en el escenario que les toca compartir. Las ONG's no son instituciones capaces de elaborar el interés general de las comunidades en estado químicamente puro sino, más bien, son organismos que tienden a proyectar su interés particular suplantando en una gran cantidad de casos la voluntad general de las comunidades. En segundo lugar, las ONG's deben dejar de desenvolverse como instituciones políticamente irresponsables que no rinden cuenta ante las comunidades sino ante los evaluadores de las financieras. Ellas deben dejar de ser gobiernos locales privados para convertirse en empresas consultoras o ejecutoras de obras que los legítimos gobiernos locales les encarguen. Después de todo, alcaldes y concejales están obligados a confrontar su gestión con la opinión de los electores cada cierto número de años.

1 En tercer lugar, deben dejar de estar creando empresas comunales que sustituyen a los legítimos actores económicos privados, tanto en la comercialización como en la producción. No puede pretenderse una verdadera modernización que incorpore el elemento mercantil a las propuestas de desarrollo sino se acepta el interés privado de los productores. En cuarto lugar, las ONG's deben admitir que las cosas irían mucho mejor si, admitiendo que son empresa privada y no sucedáneos del gobierno local, reconocen que sus clientes debieran ser las comunidades de base y no las financieras. Quizá seria mucho más legítimo en este caso practicar el aforismo que asegura: el cliente tiene siempre la razón. Claro que para lograr que esto sea realidad será necesario que las financieras también cambien.

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