Las locas y los locos, la literatura Queer mexicana en el siglo XX: la cultura gay en México.

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Descripción

Universidad Autónoma de Chihuahua
Facultad de Filosofía y Letras
Lic. Letras Españolas
Literatura Mexicana
Dr. César Sotelo

Las locas y los locos, la literatura Queer mexicana en el siglo XX: la cultura gay en México.

Porque todos están en el secreto, y nada se ganaría con partirlo en mil pedazos, si, por el contrario, es tan dulce guardarlo
y compartirlo solo con la persona elegida. X.V. Nocturno de los Ángeles

Cuando en 1979 José Joaquín Blanco publicó su ensayo -Ojos que da pánico soñar-, daba a la luz una verdad innegable para la historia del país:
Los homosexuales existen como una normatividad alterna, y han sido, -si no los únicos-, los más asiduos difusores de la cultura en sus varias disciplinas.
Esa es mi hipótesis, demostrar cómo el intelectual homosexual mexicano del siglo XX ha sido un agente activo en el pensamiento crítico y en la evolución cultural del país a partir de desarrollar una propia cultura que enriquece la nacional.

Al hablar de cultura homosexual pretendo que el lector imagine esta situación: en un bar heterosexual con 100 concurrentes coinciden 30 homosexuales. 20 de los cuales están dentro de la llamada cultura gay que implica un refinamiento al vestir, un uso del lenguaje alterado en el cual a ciertas palabras se les re-significa
para poder cifrar al otro, al heterosexual de sus conversaciones además de un lenguaje corporal propio y distintivo. Los otros 10, aunque con tendencias homoeróticas (que no es otra cosa sino desear relacionarse de diversas formas no únicamente la sexual) con otros hombres no saben leer o decodificar en el otro los signos legibles de su homosexualidad.
Para el crítico francés Michel Foucault (homosexual) concibe a la homosexualidad como un constructo social al cual se somete aquello que atenta a la normatividad heterogénea, y por lo cual es condenable y hasta reprochable. Por la naturaleza social, no biológica.
Así pues, el homosexual desde la cristianización de la cultura occidental ha visto en los homosexuales un peligro y un altercado con lo normal. Así se entiende como por cientos de años se haya desarrollado en todos los países una única forma de legar el propio conocimiento que se adquiere bajo la experiencia marginal y excluida.
En nuestro país el panorama no ha sido distinto. Aunque podríamos hablar de una visibilidad de lo homosexual a partir del siglo XX con el denominado y célebre baile de los 41 en el que se vio inmiscuido Ignacio de la Torre y Mier, amante de Emiliano Zapata y yerno de Porfirio Díaz, lo que nos demuestra ya el peso político que habían adquirido los homosexuales en México a costa de mantenerse en una falsa idea del SECRETO. Misma que atendía a mantener el buen aspecto social, la apariencia heteronormativa. Lo cierto es que la historia de la homosexualidad en México puede rastrearse ya en la época Colonial como apunta Fernando Mino: La tarde del 15 de agosto de 1604, en pleno festejo de la Asunción de la Virgen María, Simpliciano Cuyne y Pedro Quini fueron sorprendidos teniendo sexo dentro de un temazcal.
Fue en pleno Valladolid, la capital de la provincia novohispana de Michoacán (La persecución de los perversos en el México Novohispano).
Entonces, si desde la colonia se ha practicado en el espacio privado la vida homosexual, aunque ocasionalmente siendo castigada y censurada, la vida homosexual en el espacio público no pudo ser sino hasta el siglo XX. Aun cuando todavía en el siglo pasado cuando el homoerotismo era visto como el pecado de la sodomía, el pecado nefando, el deseo carnal, el placer son
descartados y considerados como perversiones, expresiones aberrantes del comportamiento humano y atribuidos específicamente a los homosexuales quienes se volverán en el imaginario colectivo figuras decadentes y travestidas creando una distorsión en sí del homoerotismo y de la cultura homosexual.
Quizá el primer texto que aborde este tropos del conflicto de los nuevos erotismos emergentes, que no eran concebidos como tales sino llanamente llamados como putos. Dicha obra debe ser Los Cuarenta y Uno, novela crítico-social que fue escrita en 1906, apenas 5 años después del incidente del baile de los 41, y dicha novela fue escrita por Eduardo Castrejón. El narrador siempre se identifica más con " El ambiente social" de esa época, de una sociedad cerrada,
conservadora y homofóbica, de allí el calificativo de "novela crítico-social" y no una"novela crítico-literaria".
Los cuarenta y uno es un panfleto escrito circunstancialmente y, por si fuera poco, denigratorio y humillante, con ese propósito fue escrito. Al momento de ser escrito no se preocupo por narrar desde la experiencia, sino desde la visibilidad del otro hacia el homosexual.
Así pues, no hay ningún valor para el estudio de género, queda solamente en pre-configuracion al canon homoerotico.
Habrían de pasar casi 20 años para que ahora si los homosexuales mexicanos escribieran desde su experiencia marginal y de ella crear un texto que pueda comunicar tal adquisición social de datos. Durante la década de 1920- 30 el ahora conocido grupo de escritores de vanguardia mexicana, Los contemporáneos emprendieron una tarea titánica primero en favor de la universalización de la literatura mexicana, y 4 de ellos participaron en el proceso de transición de la poesía heteronormativa a la poesía homoerótica en donde se escribe cerradamente para celebrar el cuerpo masculino.
Me refiero por supuesto a Salvador Novo con su Nuevo Amor y la Estatua de Sal que es un documento imprescindible para conocer y entender el movimiento Lésbico gay bisexual travesti transgénero e intersexual que empezaba a gestarse en aquellos años. Por su parte Carlos Pellicer canto al cuerpo masculino, a la naturaleza abundante y a los jóvenes frutales. Uno de esos cantos al cuerpo masculino fue dedicado a Octavio Paz:

Toda tu lozanía
es el regalo de las frutas vivas
que en cerámica fuerza da tu vida.

En tu risa la piña paladea
un aire naranjal y en dos aromas
tu adolescencia tropical vocea

Toda la lozanía
que en octavos de tono –paz intensa–
cifro en sangre poema y poesía.

Para Pellicer también es importante la idea de -El Secreto- y Cifrar el poema amoroso a través de referencias frutales, de encarnadas pulpas y de cifrar el canto a su amante de juventud Octavio Paz Lozano a través de los juegos de palabras al incluirlos en el poema, cuerpo legible de la censura al homoerotismo.
El propio Octavio Paz en El Laberinto de la Soledad apuntaba que el homosexual cuando era pasivo, es decir, al rajarse, al abrirse, se volvía inferior al otro varón. Esta idea parte supongo yo, de la experiencia personal de Octavio Paz con Carlos Pellicer.
En concordancia en el tropo del secreto, Xavier Villaurrutia trata el tema del homoerotismo tanto en el teatro con la obra -El Solteron- en la cual da voz a un homosexual que perteneciente a la clase media y por ende circunscrito a su sistema de comportamiento, él representa para el personaje principal como un peso innecesario y incuestionable. Se sabe diferente, mas no entiende el porque le excluye la sociedad al ser homosexual, para no hacerlo, debe casarse.
Ser feliz viviendo en la sombra y en la clandestinidad o asumir el rol social de padre y esposo para pudrirse desde adentro, ese es el tema principal que expone Xavier Villaurrutia en 1935. Hará lo mismo en la poesía donde por ejemplo encontramos atisbos a esa complicidad que Villaurrutia debe ser encontrada sólo en el ser elegido:

Dichoso amor el nuestro, que nada y nadie nombra:
prisionero olvidado, sin luz y sin testigo.
Amor secreto que convierte en miel la sombra,
como la florescencia en la cárcel del higo.

Así pues, vemos como en Los Contemporáneos además de asumir una postura innovadora en el sentido estético aplicado a la literatura tanto en tema como en la estructura, también buscaron ampliar el panorama social que les era tan estrecho. De la clandestinidad a la renovación, la postura poética
y teatral tanto de Pellicer, de Novo o de Villaurrutia tratan de explorar y explicar en el sentido de su ser sexual.
El cuerpo para ellos se vuelve un mapa legible para el otro siempre y cuando el otro sea identificado como - El gemelo-, unicamente asi es reconocido como la otredad y en la otredad hay el reconocimiento de la homosexualidad
como un destino común que liga, hermana y crea una especie de subcultura, o de cultura como he venido demostrando.
Como plantea Foucault, el insistir en la prohibición de nombrar convierte el silencio en tema de incesante conversación: lo reprimido retorna de modo obsesivo.
En resumen, Pellicer disfruta del homoerotismo y lo convierte en imágenes frutales y tropicales. Villaurrutia insiste en el secreto como medio para conservar la integridad cultural propia, como homosexual. Mientras que Novo tanto en su poesía como en su autobiografía La Estatua de Sal. El valor de sus historias no radica sólo en plasmar su situación de vida, Salvador Novo es capaz de mostrarnos un mundo clandestino, subyugado, dentro de la creciente Ciudad de México; es pues esta autobiografía un documento más a su importante carrera como cronista de ese marginal estilo de vida..
De la clandestinidad a la visibilidad hay un momento: el que ocuparon los Contemporáneos pues además de producir grandes obras literarias también se inmiscuye en todos los sectores del poder: la política, el cine, el teatro, la música, la educación, la moda, etc.
Por primer vez en la historia de México, a pesar de algunos (de Cardenas, Huerta, y los estridentistas) los homosexuales se asumen con un sentido de orgullo e identidad característica de sus connacionales.
De la estatua de Sal, rescato lo que escribió Novo: Descubierto el mundo de quienes se entendían con una mirada, yo encontraba aquellas miradas con sólo caminar por la calle (La estatua de sal, 78).

De la segunda mitad del siglo XX a la fecha ha sido más abundante la producción relacionada con el género y la sexualidad.
Jorge Ferretis, aún incapaz de ahondar en el pensamiento real de un homosexual retrata a una pareja de hombres reprimidos que acceden al deseo solo bajo el alcohol, el cuento lleva por nombre -Los Machos Cabríos-.
Otro escritor preocupado por mostrar el mundo homoerótico clandestino de México fue Emilio Carballido en su novela -El Norte-, donde una pareja de hombres huyen de Veracruz para poder materializar su pasión y deseo.
Las mujeres también escribieron sobre el tema de la homosexualidad y del lesbianismo. Inés Arredondo lo aborda en su cuento -Opus Dei-, Guadalupe Amor retrata en -El Pescado- la relación entre un joven poeta y un soldado. También escribió un cuento en donde las protagonistas se alían sexualmente sin desprenderse del prejuicio social.
-Raquel Rivadeneira-, nombre del cuento de Pita Amor, es el intento de explorar el lesboerotismo. Ambos cuentos fueron publicados en 1959 en el libro Galería de Títeres. Otro consagrado escritor que se ocupó en el tema fue Juan José Arreola que incluye la prescencia antagonista de -Los Otros- en La Feria..

Durante la década de los sesenta se realizan textos más interesantes como El Diario de José Toledo que en el tema muestra la homofobia preponderante en México y cuyo argumento se sustenta en la presión de la violencia social que termina en el suicidio del protagonista, esta novela de Miguel Barbachano Ponce ahonda más en la psiquis del homosexual y de la presión que sobre él se ejerce pues el protagonista ha superado la concepción de afeminado. El protagonista es un hombre -masculino y burócrata-.
También durante los sesenta se publica el cuento -Los Amigos- de Juan Vicente Melo y Carlos Fuentes plantea los nuevos erotismos masculinos en A la vibora de la mar.
Casi al finalizar la década de los sesenta, en 1969 la novela -Después de Todo- de José Ceballos indaga más sobre las representaciones sociales que se tiene del homosexual y sobre los espacios a los que está circunscrito a desarrollarse en un ambiente de prohibición y marginalidad.
Carlos Monsiváis en los setenta pública Amores Perdidos, ensayos que tratan sobre el carácter homoerótico de la poesía y el teatro de Los Contemporáneos. Un año después sería publicada El Vampiro de la Colonia Roma de Luis Zapata que ha sido un libro canónico para los estudiosos de la literatura Queer en México.
Adonis, símbolo y arquetipo de un homosexual ya consciente de su propia identidad y limitaciones socio-culturales va desenvolviéndose en el elemento de la clandestinidad que ya es visible en la ciudad y que como apuntaba J. J. Blanco se debía a que la ciudad brindaba la posibilidad de desaparecer en el anonimato de las masas en donde cada uno se ocupa de sus asuntos, dejando el prejuicio de la colonia que fue la temática de la producción Queer en el siglo pasado en México.
Durante los últimas tres décadas, es decir, los ochenta, noventa y dos mil, la producción que abarca la temática literaria o a través de una visión crítica mediante un ensayo pueden encontrarse los nombres del poeta sinaloense Abigael Bohórquez que en su producción poética elabora un discurso no vedado y directamente homnosexual. Aunque en su mayoría es una exaltación a la sensualidad y al deleite del cuerpo, en Poesida el tema de la homosexualidad es tratado desde la crudez de una voz poética desahuciada y decadente. Es una leída a la vida marginal que llevan y han llevado los homosexuales en nuestro país.
Una recopilación de ensayos sobre los homoerotismos y la literatura Queer es México se escribe con J, del Antologista Michael Schussler.
Así pues, espero que este esbozo de la producción Queer en México, a través de escritores heterosexuales y homosexuales sea útil a quien esté interesado en el tema.
Quiero terminar resaltando lo obvio, los homosexuales mexicanos que han transgredido a través de su vida u obra perduran por la notoriedad del pensamiento plasmado en un texto que es una forma de acercarse al Otro, ese desconocido y que es construido arbitrariamente por los constructos sociales. Con el trato con el Estado como Salvador Novo, o en la Marginalidad, como Abigael Bohórquez, el homosexual mexicano del siglo XX ha sido un agente activo en el pensamiento crítico y en la evolución cultural del país a partir de desarrollar una propia cultura que enriquece la nacional.






Bibliografia:
Luis Morales González, "Sodomía en la Nueva España: El proceso de 1657-1658", ponencia, III Encuentro Nacional de Escritores sobre Disidencia Sexual e Identidades Sexuales y Genéricas, UACM.



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