Las cuatro ediciones de la Fonología española (1950-1965) de Emilio Alarcos

July 31, 2017 | Autor: Javier Perea Siller | Categoría: Historiography of Linguistics, Fonetica Y Fonologia Del Espanol
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Francisco Javier Perea Siller Universidad de Córdoba

Las cuatro ediciones de la Fonología española (1950–65) de Emilio Alarcos RESUMEN La Fonología española (1950-1965) de Emilio Alarcos Llorach fue la primera aplicación global de la Fonología de la Escuela de Praga a una lengua particular. Se trata de una obra que aún hoy se sitúa como referencia imprescindible en la descripción fonológica de la lengua española. Sin embargo, se ha prestado poca atención al hecho de que el libro que se publicó en 1950 fue ampliándose y modificándose a lo largo de tres ediciones más en 1954, 1961 y 1965. El objeto de este trabajo es analizar el proceso de construcción de la obra a lo largo de los quince años. Por una parte, consideramos los principales cambios en las distintas ediciones; por otra, analizamos la introducción del distribucionalismo norteamericano en el marco estructuralista praguense y revisamos la influencia de André Martinet en el desarrollo de la fonología diacrónica.

ABSTRACT Emilio Alarcos Llorach’s volume Fonología española (1950-1956) was the first global application of the Prague School Phonology to a specific language. It is a work that continues to be an essential reference in Spanish phonological description. However, little attention has been paid to the fact that the book, although initially published in 1950, has been gradually extended and modified over three following editions in 1954, 1961 and 1965. The aim of this paper is to analyse the constructing process of that work over these fifteen years. On the one hand, we consider the main changes in the four editions; on the other, we analyse the introduction of North American distributionalism in the framework of Prague Structuralism while reviewing André Martinet’s influence in the development of diachronic phonology.

1.

Acercamiento previo

La Fonología española de Alarcos tuvo cuatro ediciones con notables variaciones entre unas y otras. Sin embargo, en la bibliografía sobre materia fonológica se suele tomar este libro como una obra en cierto modo monolítica, citándose bien por la primera edición, de 1950, o, lo que es más normal, por la última, de 1965 o cualquiera de sus reimpresiones posteriores. Esta visión también se favorece por el hecho de utilizarse la Fonología española como manual una generación tras otra de estudiantes de Filología. En este trabajo vamos a considerar que precisamente uno de los aspectos __________________________________________________________________________________________ María Luisa Calero et al. (eds.): Métodos y resultados actuales en Historiografía de la Lingüística, 562–573 © Copyright 2014 by Nodus Publikationen, Münster. ISBN 978–3–89323–020–4

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más interesantes de la obra es su evolución a lo largo de los quince años que median entre la primera y la cuarta y última ediciones. Y lo vamos a hacer a través del análisis de dos influencias que se perciben en distinto grado a lo largo del tiempo: el distribucionalismo norteamericano, en el análisis sintagmático de los fonemas; y la obra de André Martinet, en la fonología diacrónica tanto general como aplicada al español. A través del análisis de estas influencias se perfilará mejor el procedimiento utilizado por Alarcos para adaptar su obra a los nuevos desarrollos de la fonología. Los fundamentos de esta obra de 1950 están sobre todo en los Grundzüge der Phonologie (1939) de Trubetzkoy, especialmente en cuanto a la fonología general.1 Alarcos había escrito dos artículos entre 1948 y 1949 que servirán de base de la fonología del español, tanto sincrónica como diacrónica (Alarcos 1949 y 1951). El libro que aparece en 1950 presenta una orientación decididamente paradigmática, en la que cobran máxima importancia los tipos de oposiciones que se establecen entre los fonemas y un peso no pequeño la teoría de los rasgos distintivos de Jakobson. Por esta orientación, el título original es Fonología española (según el método de la escuela de Praga). Posteriormente, aparecerán nuevas ediciones que, junto a un aumento progresivo de la fonología diacrónica, dan cabida a los desarrollos teóricos que va alcanzando la disciplina, por lo que desde la segunda edición, en 1954, Alarcos decide eliminar el subtítulo y abandonar así el marco estricto de la fonología praguense. El carácter ecléctico de la obra se señala tanto en la “Advertencia a la segunda edición” como en la de la tercera,2 junto a una declaración de su carácter de manual escrito para los estudiantes (1965: 7). En efecto, la segunda edición profundiza en dos líneas principales que siguen las ideas defendidas esos años por Roman Jakobson en cuanto al binarismo y por André Martinet en la fonología diacrónica.3 Será a partir de la tercera edición, en 1961 (aunque su redacción termina hacia 1959, ya que no incluye bibliografía posterior), cuando Alarcos se fije en mayor medida en el distribucionalismo norteamericano y, en consecuencia, cuando incorpore nuevos conceptos relevantes en el estudio, esta vez, del eje sintagmático, como son el de distribución complementaria y distribución defectiva. Junto con una defensa del eclecticismo en el libro, Alarcos señala en la Advertencia a la tercera edición la existencia de correcciones de algunos aspectos de la segunda edición y una mejora y ordenación más rigurosa de la sección diacrónica. 1

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Así lo señaló Pottier (1951-1952: 262) en la breve reseña que dedicó a esta primera edición. Y así lo declara el propio autor en la Advertencia a la tercera edición (1965: 7). Escribe en la de la segunda edición: “Ahora hemos procurado tener en cuenta los progresos y las nuevas interpretaciones” (1954: 7). Y en la tercera: “Aunque se introducen modificaciones, la exposición pretende conservar su carácter relativamente ecléctico” (1965: 7). De hecho, se trata de aspectos que subraya en la Advertencia a la segunda edición. Nos fijamos en lo que escribe sobre la fonología diacrónica: “En un aspecto esta edición se aparta más de la primera: en los capítulos dedicados a la fonología diacrónica, campo al que principalmente A. Martinet ha dedicado trabajos de gran importancia. Consecuentemente se ha redactado de nuevo el último capítulo [sobre fonología diacrónica del español], utilizando más ampliamente nuestro primer esbozo de 1948 (aunque publicado en 1951) y poniendo a contribución estudios tan sugestivos como el de A. Martinet” (1954: 7). En cuanto a Jakobson, escribe: “Recogemos el último desarrollo de las ideas fonológicas debido especialmente a R. Jakobson” (1954: 7). Preparamos en la actualidad una revisión de la influencia de este autor en la fonología de Alarcos.

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Por último, en cuanto a la cuarta edición, en 1965, incorpora muy pocas modificaciones, que hacen de ella casi una reimpresión. Se aprecia, sin embargo, una puesta al día de la bibliografía. En este trabajo vamos a estudiar los cambios que va experimentando la obra de Alarcos a lo largo de los quince años que median entre la primera y la cuarta edición, centrándonos en el tratamiento de ciertos conceptos procedentes del distribucionalismo norteamericano y el influjo de Martinet en los capítulos de fonología diacrónica. Merece la pena comparar las cuatro ediciones desde un mero acercamiento material, para comprobar los cambios que el libro registra a lo largo del tiempo. Teniendo en cuenta que el formato del libro, en cuanto a la caja de escritura, es prácticamente el mismo en las cuatro ediciones, algo menor en la primera y segunda, Alarcos va ampliando la obra desde las 160 páginas iniciales a las 290 de la cuarta edición. Ahora bien, hay que comprobar en qué capítulos se amplía la materia en mayor medida. Veamos la siguiente gráfica:

Gráfica 1. Las cuatro ediciones en número de páginas.

Se comprueban las secciones que experimentan mayores ampliaciones a lo largo del tiempo, a saber:  En la fonología sincrónica general, se observa un aumento de 4 y 5 páginas respectivamente en las ediciones segunda y tercera.  La fonología diacrónica experimenta el mayor cambio entre la primera y la segunda edición (de 12 páginas a 25).  En cambio, la fonología sincrónica del español aumenta considerablemente (10 páginas) entre la segunda y la tercera edición.  Por último, la fonología diacrónica del español va incrementando el número de páginas en todas las ediciones, especialmente en las tres primeras: de las 8 páginas iniciales pasamos a 47 en la segunda edición, a 69 en la tercera y a 72 en la última. Estos datos nos ofrecen algunas claves del desarrollo de la obra a lo largo del tiempo. Y podríamos haber emprendido el estudio de la obra a partir de las secciones. Pero a los datos cuantitativos se les pueden escapar aspectos muy importantes, como ___________________________________________________________________________ – 564 –

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los cambios de opinión que pudieran aparecer de una edición a otra. Por tanto, hemos elegido otra forma de acercamiento de tipo cualitativo, por medio del análisis de ciertos aspectos que van modificándose entre las distintas ediciones.

2.

La influencia del distribucionalismo norteamericano

2.1 En las dos primeras ediciones de la Fonología española, la metodología por la que se establecen los contenidos de la fonología responde exclusivamente a los presupuestos de la Escuela de Praga. Los primeros epígrafes de la Fonología sincrónica se centran en la distinción entre fonemas y variantes fonéticas, mediante el procedimiento de la conmutación. Alarcos remite a la autoridad de Trubetzkoy y a Martinet (19501954: §21). En los epígrafes siguientes desarrolla la clasificación de las oposiciones fonológicas siguiendo fundamentalmente los Grundzüge del primero. De acuerdo con su teoría de las oposiciones, volcada sobre lo paradigmático, surgirán los conceptos de neutralización y archifonema. Frente a esta metodología, al otro lado del Atlántico el descriptivismo proveniente de Bloomfield orientaba sus esfuerzos hacia el eje sintagmático, hacia “la pura descripción de la disposición de los segmentos en la cadena fónica” (Estapà 1992: 43). Así, el temprano análisis de Swadesh (1934) señala que, tras el descubrimiento de los fonemas de una lengua, se debe proceder a su clasificación sintagmática. Desde la misma perspectiva, Trager (1939) publica el primer artículo sobre fonología del español. Presenta una clasificación articulatoria de los fonemas y alófonos (a partir de Navarro Tomás 1918) y una explicación distribucional en el entorno silábico. Más adelante, junto con Bernard Bloch, Trager escribe Outline of Linguistic Analysis (1942), en el que se desarrolla la metodología distribucional tanto en los alófonos como en los fonemas. En esta obra, al tratar la clasificación de los fonemas, después de presentar la que procede a partir de los rasgos de oposición paradigmática, presentarán una opción alternativa: But there is another method of grouping which proceeds on an altogether different principle and which is far more valuable in exhibiting the use to which the several phonemes are put in the internal economy of the language. This is a grouping of phonemes into structural sets on the basis of their occurrence in particular positions or combinations. A structural set is a group of all the phonemes which occur in a given phonetic environment and hence, in that position, directly contrast with each other (Bloch / Trager 1942: 45).

De acuerdo con esta concepción, Bloch y Trager tratan los conceptos de distribución complementaria, variación libre y distribución defectiva, que vienen a sustituir los conceptos praguenses de neutralización y archifonema. 2.2 Alarcos incorporará las nuevas ideas procedentes del distribucionalismo norteamericano a partir de la tercera edición (1961).4 Así se comprueba en el epígrafe 21 4

Alarcos incluye la referencia a este libro desde la primera edición, junto con otras de la misma escuela como el Language de Bloomfield (1933). En la edición de 1954 aumentan las referencias al mismo grupo

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de la obra, que sufre importantes modificaciones. Si a la pregunta “¿Cómo descubrir los fonemas entre las variantes que los simbolizan en el habla?” respondía en 1950 con la teoría de la conmutación, ahora añade el concepto de la distribución complementaria de las variantes,5 aunque señala que “la sola distribución no es siempre suficiente para la identificación”. El epígrafe reformado llega a una nueva síntesis: Para establecer el inventario de los fonemas de una lengua, y, por tanto, su sistema, hay dos momentos necesarios en el análisis: la conmutación, que nos permite separar los elementos distintivos, y luego la identificación de las variantes de un mismo fonema, teniendo en cuenta su distribución, su aparición en las diversas posiciones silábicas (centrales y marginales, ya prenucleares, ya postnucleares), y no olvidando nunca el criterio de la similitud fonética (1961: §21).

Otro concepto importante procedente del distribucionalismo es el de distribución defectiva, cuya inclusión en la obra de Alarcos ilustra las nuevas lecturas que se reflejan en la obra. Si en la primera edición no se emplea, la justificación de incluir el nuevo concepto parece que es la necesidad de distinguir entre los procesos de neutralización y aquellos que no se ajustan propiamente a ella. En efecto, en la tercera edición distingue ambos fenómenos en el epígrafe 26, sobre la neutralización y el archifonema, aunque en lugar de definir lo que es la distribución defectiva, el concepto se explica por medio de un ejemplo. Alarcos se refiere a los contextos en los que no puede aparecer un determinado fonema. A partir de un pasaje muy parecido de Trubetzkoy (1973: 71) sobre la lengua alemana, el catedrático de Oviedo escribe: Hay que separar de la neutralización los casos de distribución defectiva de fonemas: por ejemplo, el hecho de haber en español grupos tr-, dr-, y de faltar tl-, dl-, no autoriza a decir que /r/ y /l/ se neutralizan tras /t/ y /d/ (1961: §26).

Más adelante, en el epígrafe 59, Alarcos apunta el problema entre los teóricos que supone adscribir los fenómenos de neutralización a casos de distribución defectiva. Se trata de dos pasajes que intercala en el texto original. Tomamos la cita original y ponemos en nota los añadidos de 1961: Junto con las reglas de la neutralización de los fonemas de una lengua dada, la determinación de los puestos en los que aparecen éstos y de las combinaciones que forman contribuyen a definir un sistema y a describirlo funcionalmente.6 Incluso algunos lingüistas consideran más importante la clasificación de los fonemas según su distribución en la secuencia fónica que su clasificación según las oposiciones fonológicas que forman (Alarcos 1950: §59).7

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(Bloch 1948) y más aún en la tercera (Hockett 1955). Ello significa el interés del autor por conocer este enfoque que se desarrolla en los Estados Unidos a lo largo de los años. Alarcos explica que son “variantes condicionadas por el contexto […]: unas aparecen en una posición, otras en otra” (1961: §21). Añade: “Además de la descripción constitucional, en rasgos pertinentes de los fonemas, puede hacerse la de su distribución.” Añade: “Para éstos, entonces, los conceptos de neutralización y archifonema son innecesarios, y las llamadas oposiciones neutralizables se explican como casos de distribución defectiva de determinados fonemas”. En el siguiente pasaje de Hockett se comprueba que el juicio de Alarcos es ajustado a la realidad: “It is important to recognize the difference between an environment in which a particular contrast is relevant and one in which it is not. The Americanist tradition does this in terms of phonemes and full or defective distri-

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En la primera edición, y sin duda teniendo en cuenta a Trager (1939),8 Alarcos (1950: §59) se refiere al enfoque distribucionalista que se emplea en Estados Unidos, y sitúa en dos enfoques descriptivos diferentes las reglas que afectan a la constitución de fonemas a partir de sus rasgos distintivos (en las que sitúa la neutralización), y las de su distribución en la sílaba (en las que se aborda la distribución defectiva). Este aspecto queda mejor explicado a partir de la ampliación que ofrece en la edición de 1961. Se trata, para Alarcos, de dos enfoques teóricos diferentes. Solo desde la influencia del estructuralismo norteamericano puede entenderse la inclusión en la obra de Alarcos de los conceptos de distribución complementaria y distribución defectiva. Se entiende la redacción original de epígrafes como el 21 y el 59 y las ampliaciones que experimentan en 1961, así como la aparición ex novo del epígrafe 126 (bis), titulado precisamente “Clasificación distribucional de los fonemas consonánticos”. Puede comprobarse que, con espíritu ecléctico, Alarcos incorpora las nuevas corrientes de la Fonología en el proyecto original. 2.3 A pesar de la incorporación del concepto de distribución defectiva a partir de la tercera edición, hay que señalar que Alarcos no se muestra convencido de esta categoría de la descripción fonológica. Y ello se muestra por el hecho de que, a pesar de diferenciar neutralización y distribución defectiva categorías teóricas, no incluye casos de la segunda en la fonología del español. Se trata de uno de los aspectos que más se han matizado por parte de los funcionalistas posteriores.9 Un ejemplo que ilustra este proceder de Alarcos es la siguiente afirmación: “En determinadas posiciones dentro de la palabra, no aparecen todos los fonemas de una lengua; hemos visto (§26) que ello se debe a la neutralización de los fonemas” (1950: §56). Hay que hacer notar que la redacción del pasaje no ha cambiado en las cuatro ediciones. Y más adelante, al tratar de la neutralización de las nasales y laterales, señala que “ante pausa, esto es, en fin de frase” no aparecen los fonemas /m/, //, //, y escribe: “aquí el representante fonético de la neutralización no varía, sino que son siempre el fonema /n/ y el fonema /l/” (§116). Se trataría de casos claros de distribución defectiva de tales fonemas, pero Alarcos los sitúa en el mismo marco de la neutralización. Se comprueba que a pesar de la claridad con que el autor establece la distinción entre neutralización y distribución defectiva en la tercera edición, el último concepto no llega a aplicarse en la descripción de la lengua española.

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butions. The Praguian tradition does it somewhat more neatly in some cases, in terms of phonemes, archiphonemes, and neutralization” (1955: 165). Alarcos cita a Trager (1939) como uno de los pocos precedentes en el estudio fonológico del español (Alarcos 1949: 265 y 1950: §90, n. 1). La diferencia entre neutralización y distribución defectiva está clara en la fonología funcionalista contemporánea (Martínez Celdrán 1989: 52; Estapà 1992). Como explica Akamatsu (1988: 157), los ámbitos respectivos en los que aparecen estos fenómenos dependen de dos tipos diferentes de relación entre fonemas de una lengua: a) una oposición puede ser operativa en todas las posiciones (oposición constante) o solo en algunas posiciones (oposición neutralizable); b) ciertos fonemas pueden aparecer en todas las posiciones (distribución completa) o solo en algunas (distribución defectiva). Explicamos detenidamente la teoría fonológica de la neutralización de Alarcos en Perea (2013).

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3.

La influencia de Martinet

3.1 El estudio de la fonología diacrónica, reclamado por Jakobson, Karcevsky y Trubetzkoy en el primer congreso de lingüistas de La Haya en 1928, fue emprendido por el primero de ellos (Jakobson 1929 y 1931). Jakobson aboga por un enfoque estructural del cambio lingüístico, como se resume en el siguiente pasaje: La fonología opone al método aislante de los neogramáticos un método integral; todo hecho fonológico es tratado como un todo parcial que se articula con otros conjuntos parciales de diversos grados superiores. Por eso, el primer principio de la fonología histórica será: toda modificación debe tratarse en función del sistema en el interior del cual tiene lugar. Un cambio fónico no puede fónico más que dilucidando su papel en el sistema de la lengua (1980 [1931]: 105).

Pero a pesar de la importancia de los dos trabajos diacrónicos de Jakobson, las contribuciones más importantes en este terreno se debieron a André Martinet, en trabajos que se remontan a 1938.10 Colaborador también con el Círculo Lingüístico de Praga, se puede afirmar por su evolución posterior que es, incluso más que Jakobson, el gran representante de la Fonología praguense a lo largo del siglo XX.11 3.2 Nos centramos ahora en el apartado de Fonología diacrónica general, que experimenta las mayores amplificaciones en la segunda edición.12 La obra de 1950 pertenece a una época del estructuralismo caracterizada por una “creencia excesiva en el determinismo del sistema” (Catalán 1974, t. 1: 280). En este sentido, Alarcos, en busca de las causas y los fines de los cambios fonológicos, señala que los sistemas tienen en su evolución una tendencia a la armonía, concepto que trae su origen en Trubetzkoy, y que se explica como una tendencia a la perfección del funcionamiento del sistema. Las referencias están cargadas de un sentido teleológico. Por otra parte, en esta primera edición Alarcos establece los tipos de modificaciones fonológicas que pueden suceder, esta vez tomados de Jakobson (1931). Destacan aquellos que desencadenan cambios en el sistema: la fonologización, la desfonologización y la transfonologización. Aparte de estas influencias, hay que señalar que Alarcos incorpora los conceptos principales propuestos por Martinet desde la primera edición, cinco años antes de que se publicara el gran tratado de fonología diacrónica que fue la Économie des changements phonétiques. Traité de phonologie diachronique (1955):

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Se trata de trabajos como Martinet (1938a, 1938b y 1939), citados desde la primera edición de la Fonología española. El propio Martinet (1955: 138, n. 5) reclama el artículo primero y tercero como primer desarrollo del papel de la economía lingüística en la fonología diacrónica. En este sentido, Alarcos lo cita a la misma altura de Trubetzkoy en la fonología sincrónica: “Para establecer el sistema fonológico de una lengua o dialecto, se han dado algunas reglas prácticas, con vistas a la distinción de un fonema entre sus variantes, y a la de un fonema y una combinación de fonemas. Véase para ello los trabajos de Trubetzkoy y Martinet citados adelante en la bibliografía” (1950: §21). Para una visión de conjunto sobre la fonología histórica de Alarcos, vid. Rodríguez Toro (2001). Con una perspectiva más historiográfica, es relevante Catalán (1974, t. 1), con la limitación de que no puede recoger los desarrollos posteriores de la producción de Alarcos.

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• Tendencia a la economía (1950: §76). • Teoría de las casillas vacías (1950: §77). • Rendimiento funcional de las oposiciones fonológicas (1950: §78). Estos conceptos subrayan los factores internos por los que cambian las lenguas, pero, en todo caso, se explican como tendencias de la lengua, y no como leyes inexorables, a la manera de los neogramáticos (1950: 82). En la segunda edición, el panorama de la fonología diacrónica cambia radicalmente gracias a nuevas publicaciones de Martinet en su etapa americana (1951/52, 1952a, 1952b), que abren la perspectiva de Alarcos hacia los factores externos del cambio lingüístico, a la vez que subrayan los cambios en cadena que suceden en los sistemas (Catalán 1974, t. 1: 281). Ahora, en la consideración de los factores internos que afectan al cambio fonológico, se presenta la tendencia a la armonía como teoría poco adecuada por su excesiva carga teleológica, en una línea que hará preponderante el principio de la economía (Martinet 1955: 138) (compárese el epígrafe 75 de la primera con las otras ediciones).13 En esta misma línea, se registran modificaciones en las ediciones tercera y cuarta, como la supresión del primer párrafo del epígrafe 74 de la segunda edición, o la sustitución de la palabra causa por otras como razón, condiciones, motivos o factores, sustituciones notadas por Catalán (1964: 179), en las que se puede percibir la huella de Coseriu en textos de los primeros años cincuenta. El texto de Alarcos se aleja progresivamente de cierto determinismo presente en la primera edición. Entre los cambios que opera Alarcos en la segunda edición, se reorganiza la explicación de manera en los mismos epígrafes que había antes aparecen nuevos conceptos. En el 81 se trata ahora del Proceso de mutación fonológica, que trata el hecho de que los cambios no suelen suceder aisladamente, sino que presentan efectos en todo el sistema.14 En cuanto a los factores externos que influyen en los cambios fonológicos, explica en los epígrafes 76 y 77 que son de dos tipos: “los factores inherentes a la naturaleza del hombre, usufructuario del lenguaje, y los factores independientes de ella y condicionados por el ambiente material o cultural” (1954-1965: §76). Esta última incorporación, presente en la teoría del sustrato de Martinet, libera a Alarcos de la rigidez de lo exclusivamente intrasistemático, a la vez que lo reconcilia con la tradición de Menéndez Pidal.15 Desde la edición de 1954, la relación entre los factores internos y externos del cambio fonológico se presenta como sigue:

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A partir de la segunda edición incrementará el contenido en la dirección que explica Martinet: “En algún caso, las modificaciones fónicas se ven favorecidas, para su triunfo, por el sistema mismo. Esto sucede en virtud de la tendencia económica del sistema, fuerza de estructura paralela a la ley del mínimo esfuerzo y de la inercia en el habla” (Alarcos 1954-1965: §79). Vid. Martinet (1955: 4.1). Propone como ejemplo el proceso ocurrido en latín vulgar occidental de simplificación de geminadas, la sonorización de sordas, y fricatización de sonoras en posición intervocálica: -pp--p--b--βRodríguez Toro (2001: 63) llega a preguntarse si esta incorporación no se deberá, de hecho, al “influjo de su admirado maestro Menéndez Pidal”. Creemos, en cambio, por el hecho de aparecer en la segunda edición, que se debe a la profundización de la influencia de Martinet.

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Francisco Javier Perea Siller ___________________________________________________________________________ [Los factores externos son] factores de desequilibrio, de perturbación. Por el contrario, los factores internos son siempre reacciones tendentes al restablecimiento del equilibrio del sistema (1954-1965: §76).

De estos factores externos, queremos destacar aquellos que se deben al traslado de una lengua a distinto ambiente geográfico o social. Se trata de una consideración que procede de la obra de Uriel Weinreich Languages in Contact (1953), que incorpora a la Fonología española desde la segunda edición. Se demuestra una vez más hasta qué punto Alarcos se preocupa por perfeccionar la obra que comenzó en 1950. 3.3 Del análisis anterior, se comprueba que el aparato teórico de la fonología diacrónica general depende en buena medida de Martinet. Pero su influencia también puede constatarse en la Fonología diacrónica del español, como se hace evidente desde la segunda edición. Para la amplificación de esta segunda edición, hay que recordar que Alarcos publica en 1951 un artículo que había redactado en 1948. Este artículo es la base de la nueva redacción del capítulo junto con otras fuentes como las de Martinet (1951/52, 1952a, 1953b), destacadas desde la “Advertencia a la segunda edición”. En lo que sigue vamos a centrarnos en ofrecer alguna muestra del papel de las obras de Martinet en esta sección, a lo largo de las cuatro ediciones. Comprobaremos que a pesar de la notable influencia que ejerce el lingüista francés en la interpretación de los cambios fonológicos del español, también se puede observar la desaparición de algunas citas en algunos lugares del capítulo y la matización de sus teorías en otros en la tercera y cuarta ediciones. 3.3.1 Menéndez Pidal (1926-1950: §41) había defendido la teoría del sustrato cantábrico para el paso de la f- latina a la aspiración y pérdida castellanas. Martinet (1951/52) extiende la misma hipótesis explicativa a la pérdida de la oposición entre /b/ y /v/, y a la pérdida de la correlación de sonoridad de las sibilantes en la época clásica. Alarcos se muestra partidario de la teoría del sustrato cantábrico (1954-1965: §153),16 y acepta la autoridad de Martinet para los tres fenómenos. Sobre estos cambios, escribe en la segunda edición: Causas extrínsecas, mas no por ello impertinentes, son, de un lado, acaso el sustrato cantábrico que actuaba desde antiguo confundiendo ciertas distinciones [Aquí la referencia a Martinet], de otro, el nuevo ámbito –geográfico, social, dialectal– en que se mueve el castellano (1954: §159).

En la tercera y cuarta ediciones, la referencia cambia de lugar, pero se mantiene en los siguientes términos: En la propagación del fenómeno tuvo, sin duda alguna, influencia el escaso rendimiento funcional de las antiguas oposiciones sorda/sonora […]. El origen del fenómeno, según Martinet, parece razonable achacarlo a la lenta acción de siglos del primitivo sistema “cantábrico”, nacido bajo el influjo del sustrato semejante al vasco, en el cual se ignoraban las sibilantes sonoras (1961-1965: §160).17 16 17

Alarcos todavía desarrollará esta opinión en 1990. Todavía en 1988 Alarcos reconoce esta explicación de Martinet, en un pasaje que recuerda Rodríguez Toro (2001: 63).

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Otras explicaciones de la evolución del castellano reconocen su deuda con Martinet (1952a), como la explicación de ciertas palatizaciones ocasionadas por la yod (1954: §149) o, en el mismo marco, las evoluciones de los hiatos latinos (Alarcos 1961: §148 y Martinet 1955: 5.23).

3.3.2 En otros casos, las hipótesis de Martinet se matizarán en el paso de la segunda a la tercera edición. Ocurre al tratar el proceso de simplificación de geminadas, sonorización y eliminación de consonantes intervocálicas (-pp--p--b--β-Ø), que es explicado en la segunda edición según el artículo de Martinet (1952b) sobre la lenición celta:18 “El factor externo que origina los cambios informadores de este fenómeno parece ser el sustrato celta del occidente” (1954: §150). Sin embargo en la tercera edición se separa de esta opinión: “algunos autores atribuyen su desarrollo en romance al sustrato celta. Pero el fenómeno romance se extiende por zonas donde nunca hubo celtas” (1961-1965: §150). Después de varios argumentos en los que sigue la opinión opuesta de Harald Weinrich (1958), concluye que “el celtismo del fenómeno occidental es muy relativo” (ídem).19 3.3.3 Finalmente, desaparecen en la tercera edición algunas referencias al lingüista francés que había en la segunda. Así, por ejemplo, elimina las referencias a la asimetría de los órganos del habla y su papel en los cambios lingüísticos que había defendido Martinet en 1938a y 1939.20 El acercamiento de Alarcos a la realidad fonética hace que desaparezcan otras notas demasiado teorizantes que aparecían en la segunda edición, como la referencia a Martinet (1952a), y el pasaje en que figura al final del epígrafe 158. 3.4 En conclusión a este apartado, se constata la impronta que los estudios de Martinet dejan en el capítulo sobre la diacronía de Alarcos, tanto en los planteamientos generales como en su aplicación a la lengua española. Sin embargo, en este punto, hay que señalar que la actitud del catedrático de Oviedo, lejos del servilismo, registra una importante evolución en la edición de 1961, en la que algunas de las opiniones de Martinet se ponen en duda y algunas de sus referencias desaparecen. Parece un indicio más de la autonomía que va adquiriendo el texto de Alarcos respecto a sus inspiradores iniciales.

4.

Conclusiones

Hemos elegido dos influencias significativas para entender los cambios de la Fonología española de Emilio Alarcos desde la primera edición, en 1950, hasta la cuarta, en 1965. La perspectiva historiográfica revela la aparición de nuevos tópicos a lo largo del tiempo, el diferente tratamiento de algunos aspectos e, incluso, la modificación de 18 19 20

Opinión que había defendido Tovar (1948) y que había asumido Menéndez Pidal (1950: §§45-6). Sobre la teoría del celtismo, vid. el comentario de Catalán (1974, t. 1: 154-7). El artículo de Martinet será utilizado como fuente para explicar la igualación de l- inicial y -ll- intervocálicas, y de r- inicial y -rrintervocálicas (1954: §151), con una explicación más amplia en la tercera edición. Esta característica de los órganos del habla se invocaba en la segunda edición (1954: §143) al tratar la diptongación de las vocales latinas e y o breves tónicas en su paso al castellano.

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los puntos de vista del autor a lo largo de las cuatro ediciones. Por una parte, se profundiza en el grado de incorporación del distribucionalismo en la tercera edición, cuando aparecen los conceptos de distribución complementaria y distribución defectiva (este último con cierto conflicto con concepción alarquiana de la neutralización). Por otra parte, se muestra la valoración constante de la obra de André Martinet en lo relativo a la fonología diacrónica, que no es óbice para que en la tercera edición se contradigan o eliminen algunos aspectos de las teorías del autor francés. Se hace patente el esfuerzo de Alarcos por mejorar su obra, y el sentido del eclecticismo que preside los cambios a lo largo del tiempo. Queda pendiente, en todo caso, estudiar otros tópicos que los aquí tratados y la influencia de otros autores en la principal obra de fonología funcionalista española del siglo XX. Pero ello queda para otros trabajos.

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Las cuatro ediciones de la Fonología española de Emilio Alarcos ___________________________________________________________________________

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