La Vivienda en Buenos Aires a fines del siglo XVIII

June 8, 2017 | Autor: Osvaldo Otero | Categoría: Cultural History, Historia Social, Historia de la Arquitectura, Historia De La Vivienda
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Descripción







La vivienda en el Buenos Aires de fines del siglo XVIII

Introducción
Al comenzar un curso el Instituto de Tecnología de Massachusetts, le preguntaron sus alumnos al físico Vicky Weisskops, ¿que temas vamos a tratar en este curso? Weisskops le respondió que esa no era pregunta, sino que la misma era ¿que vamos a descubrir en este curso? Es decir no importa tanto lo que yo diré, sino como les puedo ayudar a pensar por si mismos sobre el diseño arquitectónico, sobre la historia de la construcción, sobre los porqué de esa y no otra arquitectura en ese lugar y en ese momento histórico saliendo de los míticos análisis formales, para comprender los porqué de la respuestas en el funcionamiento, en la estética y en el valor e importancia que una vivienda tiene en la sensibilidad del hombre y de la sociedad sobre todo en tiempos del Ancien Régime.

Entonces permítanme compartir algunas ideas, trayendo a la discusión la arquitectura y la evolución de la ciudad Buenos Aires en el período tardo-colonial, siendo éste solo un ejercicio que nos ayude a pensar la arquitectura y la construcción en otros espacios y en otros momentos históricos. Me referiré entonces, a un agrupamiento humano y un hinterland económico periférico del mundo eurocéntrico de la época en la concepción geopolítica imperial hispana de los Habsburgo que trascendió los primeros tiempos de los Borbones, un espacio que cobró una marcada importancia en el ocaso del poder colonial.

Cabría preguntarse, ¿por qué estudiar objetos únicos e individuales, como la casa, insertos en un lugar y en un espacio geográfico? Al salir de los tradicionales estudios sobre la historia de la arquitectura donde solo se analizaron los palacios, las iglesias monumentales, los castillos, podemos comenzar a entender la otra arquitectura, la arquitectura del pueblo, la que trascendió a pesar de la invisibilidad a la que fue sometida por la historiografía tradicional arquitectónica.

Augusto Roa Bastos planteó que "…lo individual no es si no, lo universal que se manifiesta a través de un destino…" y Silvia Mallo sostiene que el ámbito privado es el medio donde se produce la mayor interacción de los individuos y donde "la vida cotidiana enfrenta y une los diferentes grupos raciales que conforman la sociedad americana".

¿Cuál es la razón de elegir la vivienda y hacer una historia de los espacios habitados por el hombre común? Al historiar la casa, penetramos en el hábitat del ser humano y ello nos ayuda a desentrañar las ideas, la arquitectura y la sensibilidad de las gentes, los porqué de las cosas, y como, los objetos de la cultura material, no solo fueron y son elementos de uso, sino que también fueron y son íconos simbólicos que transmiten hábitos culturales, afectos, sentimientos, valores económicos y legado tecnológico arquitectónico.

Entonces hablaré de la arquitectura doméstica en tiempos del ocaso colonial, un momento, donde los supuestos colectivos se marcaron en lo público, en oposición a la esfera de lo íntimo, que se plasmó en el espacio privado, el lugar donde se señalaban los comportamientos relacionados con el universo familiar. Cada sector social en su medida, se mostraba hacia el espacio público y hacia el interior de su grupo de pertenencia tendiendo a exhibir y ejercer "su" poder jerárquico. En ambos espacios tanto en el público como en el privado, podemos leer los objetos y las gentes, y en ellos ver como se plasmaron los deseos, la sentimientos, las ideas, la fraternidad, lo simbólico. La casa fue uno de los objetos icónicos que con mayor claridad puso en escena la ostentación, la magnificencia, la movilidad social y con ello, marcaron el status.

A fines del siglo XVIII, el mundo cambiaba, el mercado Atlántico mostraba la potencia económica y Buenos Aires, la ciudad puerto, era un polo de un gran hinterland interior que emergía de una economía arcaica. En la ciudad se diseminaron por sus calles las nuevas ideas de la modernidad, de la transformación.

En una economía inestable el objeto concreto, la casa era en el imaginario perenne, transmitía seguridad, mantenía y aún acrecentaba los valores simbólicos y monetarios permitiendo además obtener rentas seguras. En aquel cosmos, muchos de los mercaderes, la eliteporteña, invirtieron en propiedades inmuebles para rentas, diversificando sus inversiones, no solo por la seguridad, sino porque también sumaba status en el imaginario social, dado que la renta tenía en la sociedad colonial un contenido aristocratizante. Los comportamientos de los sectores poderosos de la sociedad fue recreada, en una menor escala, por las otras capas sociales, encontrándose propietarios rentistas a hombres que habiendo sido esclavos ya libertos edificaron una o varias casas o cuartos para ser alquilados.

Los seres humanos articulan en el espacio y en el tiempo, un sistema de vínculos y lugares, construido sobre interrelaciones de lo político y lo económico, lo religioso y lo profano, lo público y lo privado, las relaciones de las mujeres, los hombres y la familia, lo étnico y lo cultural, lo afectivo y lo meramente de trabajo o el esparcimiento. Estas relaciones construyeron y son fundamentales en el diseño de la arquitectura, de la concepción del barrio y de la ciudad. Entonces, los espacios del hombre son lugares que fluyen, lugares dinámicos que se hacen y deshacen, lugares que se caracterizaron por el uso o por quien lo utilizaba. En ellos se dirimieron los amores, los afectos, los conflictos, las contradicciones, las transgresiones, las solidaridades, etc. transmitiendo vivencias íntimas, que quedaron impresas en el diseño y la estética arquitectónica.

LOS MATERIALES

La geografía y la biota pautaron en el Buenos aires colonial los insumos y su organización espacial, pero el hombre tuvo su responsabilidad y dependió de su cultura, la conservación y repetición en el uso de los materiales, las relaciones de los espacios y las tipologías formales. Katinsky, asumió que la tecnología es la suma de las "técnicas constructiva y programas sociales" y a ello podemos agregar que los programas sociales son también programas formales.

La técnica y el material es independiente del uso, ya que con el mismo material y la misma mano de obra, el resultado final depende de la solución arquitectónica. Así "una hilada de ladrillos obedece a ciertas reglas en cada momento y lugar, independientemente de la pared..."

Siendo el material de construcción el mismo en una obra de los sectores de la elite y en otra de gente de la plebe, el resultado final arquitectónico, no necesariamente es igual, aún cuando el trabajador que realizara la obra lo implementara para sí.

En la hoy llamada pampa bonaerense, espacio físico donde se fundó la ciudad, no había piedra, los escasos árboles que formaban el ecosistema, tenían el limitado uso del combustible y solo se contaba con abundancia de tierra arcillosa y juncos. Buenos Aires no fue situada en un espacio con fuertes desniveles y en la ciudad que fundó Garay el elemento gravitacional no incidió en la concepción del trazado de la villa ni condicionó la respuesta arquitectónica de los espacios domésticos, fue y es una ciudad de llanura donde las soluciones arquitectónicas respondieron primariamente a la tectónica del material y a la tecnología disponible. El desarrollo económico implicó la evolución de la vivienda y en aquella transformación podemos encontrar la raíz de la incorporación de nuevas soluciones formales y tecnológicas.

Una salvedad que debe hacerse al tratar el tema de los insumos de construcción es que el análisis de los materiales que fueron empleados necesariamente muestra una cierta búsqueda de globalizar y "singularizar" lo más característico. No pretendo por lo tanto mostrar todo, sino solo algunos significantes que permitan reconstruir el modelo arquitectónico de las casas tardo-coloniales.

En el ocaso del poder colonial hispano, la llegada de productos extranjeros marcó la calidad de la obra, una relación jerárquica entre los lugares de la casa y entre las unidades de vivienda de los estamentos altos y las de los sectores bajos de la sociedad.

Enhebrar cada uno de los eslabones de la historia formal y social de las viviendas nos permite explicar la evolución del diseño y las transformaciones de la arquitectura de fines del siglo XVIII y principios del XIX, espacio temporal que se aborda en este estudio.

Al recorrer la lista de componentes usados en las obras civiles del Buenos Aires tardo-colonial, los insumos fabricados en el espacio porteño mayoritariamente correspondieron a la obra gruesa y la carpintería. La materia prima tecnológicamente avanzada, por ejemplo la quincallería fina fueron artículos importados, igual que el vidrio o la pintura.

Las importaciones de materiales constructivos siguieron los ciclos de inversión en obra habiendo en las épocas de mayor construcción un importante flujo de vidrio, hierro, madera y quincallería.

¿Cuáles eran los materiales significativamente importantes, tanto por el volumen de uso, como por lo que representaban en la obra?

Existen muchas tecnologías para la realización de muros de cerramiento o paredes portantes como por ejemplo los adobes y las piezas cerámicas cocidas siendo la primera es una etapa previa del ladrillo cocido y bien sabemos que éste era uno de los objetos de producción local cuyo uso se masificó sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVIII.

La cocción del ladrillo necesita combustible insumo muy caro en el Buenos Aires tardo-colonial. Los hornos de fabricación de ladrillos y tejas se concentraron próximos a los mataderos. Las piezas cerámicas por entonces fueron cocinadas con un importante aporte de huesos como combustible, rastro que hallamos en los ladrillos con la presencia de (P) fósforo. La temperatura que alcanza este combustible es menor que la leña y por lo tanto el cerámico no alcanza el nivel de dureza y resistencia necesaria, son porosos y fisurados, obligando que los alarifes a realizar las paredes portantes de gran espesor.

En las construcciones realizadas en épocas virreinales no se empleó la teja como cubierta dada que se consideraba a la obra lejana de la modernidad que imperaba en los nuevos diseño.

La mampostería portante y de cerramiento mayoritariamente usada en el ocaso del régimen hispano fue realizada ladrillos unidos con morteros cuya base aglomerante era el barro y un agregado inerte la arena, el polvo de ladrillo o la tierra blanca. Sin embargo hubo otros tipos de paramentos realizados con tierra cruda, utilizados por los sectores muy bajos y de la cual carecemos del registro arqueológico.

Respecto del yeso solo se hallan en unidades domésticas de personas pertenecientes a elite porteña, que brindó niveles de terminación superior en las habitaciones principales enlucidas con yeso en los paramentos, en los cielorrasos y con molduras.

Desde la zona vasca se importaron losas de piedra destinadas a solados como la piedra berroqueña. En el Río de la Plata se producían piezas pétreas de gran tamaño en las canteras ubicadas en la Banda Oriental, bloques de granito de unos 50 cm. de ancho, 1 metro de largo y 10 cm. de espesor aproximadamente, toscamente trabajados que los porteños utilizaron en las veredas y los fragmentos más pequeños fueron empleados en el empedrado de las calles.

El vidrio plano que integraban las ventanas era procedente de Europa con medidas a "tercias y quartas", es decir piezas pequeñas, con un espesor que no superaba los 2 a 3 mm.

Era América una geografía que dependía del flujo de hierro que venía de Europa, en forma de planchuela, planchas de hojas de lata, varilla cuadradillo o en barras redondas y también productos elaborados de distinta complejidad desde los más simples clavos o grapas o cerraduras o fallebas.

El análisis físico del hierro constituye "per se" un documento. El LEMIT-CIC ha analizado material proveniente de restos arqueológicos y obras de la ciudad de Buenos Aires, permitiendo ello avanzar en el conocimiento de las características del metal, habiendo sido el material que llegó a la ciudad un hierro denominado "pudelado", con el que se realizaron fundamentalmente rejas, barandas, y toscas cerraduras, fallebas, ménsulas, llaves, alcayatas etc. siendo los productos de quincallería de mejor calidad procedentes de Europa.

Katinsky plantea en sus escritos que los ingenieros portugueses realizaron pruebas con borra de aceite de ballena con el fin de evitar la humedad. Es interesante esta referencia, pues también encontramos que en Buenos Aires se utilizó similar sistema tecnológico en las construcciones del Fuerte donde se empleó grasa de lobo marino.

Otros materiales con los que se realizó la impermeabilización horizontal fueron la brea y el alquitrán, materias primas que se importaron en su totalidad. En el siglo XVIII dichos productos eran de origen francés y en los albores del siglo XIX aparece como nuevo proveedor, el puerto estadounidense de New York.

Si bien los registros de navíos consignan en sus cargamentos pintura elaborada, proveniente de puertos como Río de Janeiro o Europa, mayoritariamente hallamos elementos primarios para fabricar pintura, como el aceite de linaza, diluyentes como la trementina y colorantes como el carmín en pasta, bermellón de la china, negro de humo, etc. de origen mineral u orgánico que fueron comercializados en las farmacias. La tecnología para fabricar pintura y colorantes para teñir madera fue difundida por medios escritos en el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio.

Los muros y los cielorrasos de yeso o azotados con argamasa, mayoritariamente pintados "a la cal", mientras que las pinturas del tipo barniz y al óleo fueron empleadas para recubrir las maderas y los hierros. Sin embargo no podemos dejar de señalar que la decoración del paramento marcó la categoría del ambiente y el status del propietario. Un ejemplo de ello fueron sectores de la elite que privilegiaron la decoración de su vivienda y las habitaciones, tratando los paramentos con pintura al óleo, como también recubiertos con papel importado. Las barras de hierro elaboradas son un material que tiende a través del tiempo a volver a su estado original, es decir oxido de hierro. Por ello fueron tratadas con una pintura anti óxido que la resguardara llamada "minio". Hoy, doscientos años después de haber sido aplicada, se ha encontrado dicho recubrimiento en el tratamiento de base de los hierros correspondientes a las barandas de la casa Elorriaga.

Otro de los insumos que hacían a la estructura portante de cubierta fue la palma un material que responde a los esfuerzos de tracción habiendo sido empleada como vigas sobre las que se apoyaban los cabios de madera y arriba de ellos ladrillos en dos o tres capas cruzadas, tomándose la junta con argamasa de cal, para la construcción de los techos planos..

Dentro de los insumos que caracterizaron las construcciones de los espacios domésticos, es sin duda la madera uno de los que fueron empleados en múltiples facetas. Podemos hallarlo como elemento estructural, como plano decorativo en artesonados, en cenefas o como materia prima a partir de la cual también se construyeron los cerramientos, empleando maderas americanas como jacarandá, peteriby, cedro, nogal, lapacho, viraró, canela y de Europa pino de España, Portugal o Flandes utilizadas para cielorrasos y muy escasamente en carpintería o estructuras.

Las puertas y ventanas en Europa según Braudel eran estrechas en el siglo XVII y no dejaban el paso de más de una persona, siendo tardías las grandes puertas y hubo que esperar hasta bien entrado el siglo XVIII para que las ventanas con vidrios se instalaran y fueran aceptadas por lo menos, en las casas de los estamentos altos.

En el Buenos Aires tardo-colonial, las ventanas de las viviendas urbanas, fueron realizadas con un patrón de diseño marcado por el tamaño de los vidrios que se hallaban en plaza, empleándose entonces la hoja con "vidrio repartido", protegido su parte externa por postigos de madera. La colocación de las ventanas en el tercio exterior de la pared, dado el tamaño de éstas, permitió a los arquitectos colocar un asiento y las paredes laterales del vano fueron anguladas con el objeto de permitir una mayor penetración de luz. En el exterior las rejas que resguardaban la seguridad fueron voladas y apoyadas en una peana, un diseño "a la gaditana" con terminaciones de alfiz y molduras más o menos elaboradas según la jerarquía de la vivienda

Los revestimientos son elementos fuertemente significantes en la calidad de terminación de una vivienda y solo se emplearon en casas de categoría que poseían solados de mármol o madera. Los sectores menos pudientes cubrían en piso con ladrillos. Como decoración en los solados, solía colocarse en las casas de la aristocracia alfombras importadas o nacionales y también estera o pieles de animales.

Lo prolongado de la jornada hacía necesaria alguna fuente que brindara la mínima iluminación, por ello recurrieron a las velas colocadas sobre palmatorias o en arañas colgadas de vigas en el techo. El soporte del cirio, constituyó uno de los elementos de lujo y confort en las casas de Buenos Aires que lo señalan como uno de los objetos significativos dentro de la vivienda. Las arañas de cristal traídas por hombres de los estamentos altos fueron producidas en general fuera de España.

Las casas de los hombres de la plebe fueron iluminadas con palmatorias, elemento portátil, que también se usaba para los desplazamientos. Ello es otro indicador de los porqué los sectores bajos, sobre todo en verano, se sentaban a la puerta de su casa en la calle, para de esta forma tener no solo fresco, sino también la luz provista por los faroles ubicados en la vía pública y ahorrar en el consumo de velas.

Uno de los refinamientos de la vida y símbolos del lujo que marcó el status fue el nivel de confort brindado por la calefacción. Es claro que los estamentos altos fueros los primeros que adoptaron los signos de la modernidad traído por los inmigrantes ingleses que luego se diseminaron en otros sectores, aunque perduró en el tiempo el uso del brasero, una fuente de calor pequeña y altamente peligrosa.

El comportamiento de los precios de los insumos de construcción marca tendencias disímiles tanto a valor constante como a valor nominal.

Analicemos tres productos, la cal, la teja y el ladrillo de pared. Los tres componentes a lo largo del período colonial tuvieron fuertes oscilaciones. Mientras la cal que se importaba mayoritariamente de la Banda Oriental a valor nominal se comportó con una levísima tendencia al alza, a valor deflacionado mantuvo estable el precio.

La tendencia del precio nominal del ciento de tejas puestas en obra, mantuvo a lo largo del ciclo similares valores con algunos picos puntuales, pero se conservó estable la tendencia a lo largo de los años y si analizamos a valor constante observamos una levísima pérdida de cotización compatible con una menor demanda derivada de la nueva est tica arquitectónica con cubierta plana que dominaba en las construcciones de la época.

El ladrillo de pared, estuvo signado por un significativo aumento a lo largo del ciclo estudiado tanto a valor nominal como a valor constante, siendo el componente que tuvo mayor incidencia en el precio final de la mampostería cuyo valor fue casi estable en el tiempo, habiendo sido absorbida por la mano de obra la diferencia para mantener constante el costo de la pared doble de ladrillo asentada en barro. Ello se explica por una sobreexplotación de los esclavos y también de los obreros libres, señalada en los análisis de los salarios realizado por Lyman Johnson

Como síntesis podemos afirmar que el comportamiento de la tendencia de los precios de los tres insumos descriptos muestra divergencias en los precios a lo largo del período, mientras la teja que debido a su morfología debió seguir la tendencia de los precios del ladrillo, sin embargo por imperio de los diseños arquitectónicos tendió a la baja dado su menor uso. La fanega de cal, que a valor nominal mantuvo la relación con el ladrillo a valor constante tendió a la baja. El ladrillo mantuvo el precio en alza, hecho compatible con la morfología de los edificios y la tecnología empleada.

El conocimiento, la tecnología y la mano de obra

Así como hoy es imposible hablar de una única tipología de espacios doméstico, tampoco podemos hablar de formas homogéneas en tiempos coloniales, por ello solo trazamos algunos rasgos significantes de los edificios construidos.

El concepto de técnica y tecnología están asociados a un eje vertebral que es la ciencia. La incorporación del concepto tecnológico se interpreta solo y en tanto, se comprende como una construcción ideal de los conocimientos transmitidos por la experiencia, un aprendizaje de comprobación artesanal y un legado transferido por herencia, siendo limitado el saber técnico hasta muy entrado el período colonial tardío.

Las transformaciones que habían generado el poder político y la ampliación del comercio formaron una sociedad que se hallaba imbuida de las nuevas ideologías y demandaba una nueva "tecnología".

José Luís Moreno estableció que en el año 1778 un 27,87% de la población económicamente activa eran artesanos, un 6,24% obreros, un 10,56% peones destacándose que el grupo "blancos" no eran los que dominaban el sector de artesanos y los peones pertenecían a la población esclava.

La carencia de europeos jóvenes pobres, planteaba la falta de aprendices y las ciudades sufrían una constante escasez de bienes y servicios artesanales, por lo que la elite debió recurrir a la mano de obra esclavizada para suplir la demanda y mantener estable los costos. En ese marco conceptual los comerciantes, clérigos y burócratas invirtieron en esclavos que trabajaron en oficios calificados como "pertenecientes" a artesanos blancos.

El programa y el partido arquitectónico

En el Buenos Aires tardo-colonial, al calor de las relaciones económicas y los flujos humanos, llegaron también nuevas imágenes e ideas formales de los espacios que el hombre habitaba. La evolución hacia el neoclasicismo de los lugares utilizados, se plasmó en una "nueva arquitectura", que añadió un lenguaje de formas y símbolos, adaptando los materiales tradicionales con que se construía desde muchos años antes y estaban disponibles en plaza siendo muy lenta la evolución tecnológica. Las viviendas que se realizaban respondieron a un diseño de cubierta plana, la llamada azotea, forma que caracteriza de una tipología de construcción donde las pendientes de la terraza eran mínimas y que formalmente son claramente identificables por sus formas puras.

La nueva arquitectura estuvo pensada con regla, escuadra y plomada; tenía como ejes centrales de diseño las líneas puras, los ángulos rectos y la simbología de la fachada, un conjunto de valores estéticos que había llegado al mundo moderno desde los griegos. La incorporación de cal en las terminaciones de fachada y el yeso en los cielorrasos de las habitaciones más significativas, les permitió a los albañiles realizar revoques alisados, cantos vivos, frisos, arquitrabes, pilastras y molduras, una tectónica que le ayudaba la calidad del material y que marcó una sustancial diferencia con las antiguas viviendas con cubiertas de paja o teja y con paredes rebocadas a la "bolsa" con barro. Los vanos fueron cerrados con puertas de madera trabajada y las ventanas con vidrio en las residencias urbanas. Los insumos de construcción importados de Europa más significantes, fueron elementos decorativos, (pisos de mármol, arañas de cristal para la iluminación nocturna) materiales de seguridad, (cerraduras o fallebas) y básicamente algunos componentes primarios como el metal, los vidrios, la pintura. También el conocimiento aportó elementos característicos relacionados con el confort, como la chimenea que se incorporó al equipamiento de la vivienda en las postrimerías del ciclo colonial.

La fachada es la interface entre el propietario y la sociedad. El cambio simbólico que representa fundar la construcción sobre la línea de frente, señala claramente el límite de lo público/privado, y la forma de acceso con o sin transición marca las relaciones de intimidad. Al tratar los paramentos con alfiz, molduras, pilastras y tímpano, etc. cubriendo los vanos con puertas talladas y ventanas con rejas, trasuntaban no solo una estética de la vivienda sino también el poder económico del propietario. Es cierto que en otra escala, el tener una casa aunque fuera con paramentos planos era "más", que ser inquilino o vivir en una casa de techo de paja. De todos modos si se multiplicaban impresionantes construcciones a los ojos de los porteños, también existieron sectores sumergidos ubicadas en los arrabales que vivieron en forma miserable y de los cuales carecemos del registro escrito y arqueológico.

El hombre desea "algo" y ese "algo" es parte del proyecto, plasmado en una lista de funciones programadas donde se consignan los espacios necesarios, las relaciones funcionales, las condiciones de habitabilidad ligadas al confort, la seguridad, el clima, el sustrato donde se implantará la vivienda, etc. y por lo tanto, un programa será condicionante del partido arquitectónico. Puede pensarse entonces a éste último como algo estático e inmutable a lo largo de los siglos, sin embargo se halla íntimamente ligado a las transformaciones sociales y como tal, es similar a organismo vivo que se adapta a los cambios. Dentro de un panorama urbano, no podemos hablar de un único partido arquitectónico que responda a un único programa, como tampoco podríamos hablar de un único hombre. Los distintos proyectos nos llevan a pensar que no hubo un criterio estamental o funcional preestablecido en la relación de los lugares que se construyeron en la ciudad de Buenos Aires en el período tardo-colonial.

La instalación sanitaria era primitiva y solo contaba con un pozo conectado directamente con la boca de acceso, sin cierre hidráulico y al que se arrojaban el contenido de la bacinilla es decir, no era un lugar de uso individual. Hay múltiples ejemplos de letrinas colocados junto a la cocina, entonces ¿cómo convivían en aquellos lugares esa infinita gama de olores? y sobre todo en los ámbitos de los sectores sumergidos de la sociedad, donde las dimensiones eran mínimas e infinitamente mayor la densificación y el hacinamiento. Seguramente en las viviendas de los estamentos altos los aromas no invadieron los espacios de la elite y en el plan de necesidades el baño se lo marginaba a los lugares más distantes de la casa próximos las áreas utilizadas por el personal de servicio. Tal vez éste sea uno de los indicadores más claros de la distancia social. Es entendible pues, que los espacios de la miseria son distintos de los espacios de las elites.



Casa de Alquiler propiedad de don José Farías AGN Sala IX 11-1-1 F 235 27 de abril de 1787

Podemos recorrer el programa arquitectónico de dos casas para ser alquiladas que construyó don José Farías en la periferia de la ciudad "…tres cuadras de San Nicolás al Norte…". El proyectista planteó diseño de un conjunto de dos unidades y un zaguán de acceso al interior. Cada vivienda poseía una sala de entrada "a fauces" aposento, cocina, común (letrina) y patio. Esta tipología de vivienda con muy pequeñas variantes fue muy común en el Buenos Aires tardo-colonial.


Plano de la ampliación de la casa de juan José Abalo AGN IX 10-10-8 F 244 12 de octubre de 1785 Calle del Cabildo que hace Esquina Norte y Oeste

Podemos recorrer el programa arquitectónico que Juan José Abalo que planteó un conjunto de viviendas para alquilar, en el frente de su propia vivienda, no dibujada en el plano, cuyo acceso se hallaba por los "saguanes". Cada unidad de vivienda con frente a la calle presenta igual planteo que la anterior descripta, salvo la esquina, lugar propio del comercio en el Buenos Aires tardo-colonial, que contaba con un cuarto más de forma cuadrada con acceso por ambas calles, el comercio.

En forma similar a la anterior y en un espacio periférico detrás de la iglesia de la Concepción, Don Antonio Norberto proyectó la ampliación de su vivienda con un diseño altamente significante, una casa de transición estética importante por sus dimensiones y por el tratamiento jerárquico de los espacios.


Plano de la ampliación de la casa de Don Antonio Norberto AGN IX 10-10-6 F 257 29 de enero de 1785 Barrio de la Concepción.

La interface entre lo público y lo privado es el frontis del edificio y una lectura del mismo permite concluir que el proyectista no respetó el eje de simetría y las contrapilastras fueron manifiestamente enfatizadas.

El frente se encontraba rematado por un pretil que seguía la modulación dada por las pilastras y éstas fueron coronadas en la parte superior con acroteras y un pináculo. Los vanos de la planta alta tenían un alfiz que las enmarcaba y las aberturas del nivel bajo se apoyaban sobre un alfeizar trabajado. Esta descripción del plano frontal de la vivienda distinguía el nivel de elaboración y la magnificencia que trasuntaba la misma.

El acceso lateralizado enfatizaba un eje de circulación quebrado, un diseño con reminiscencias en la arquitectura francesa de la época. La vivienda muestra así tres categorías de lugares, el primero con dos niveles y seguramente rodeado en el plano superior, la parte privada de la casa con una galería de circulación a la que se accedía mediante una escalera principal ubicada contigua al acceso; el segundo, un gran espacio donde casi no existen divisiones, que lleva a pensar que en él se desarrollaban tareas artesanales o reuniones y un tercer lugar mucho más abierto rodeado en tres lados por columnas, posiblemente una galería, espacio que tenía acceso al otro terreno del mismo propietario. No cabe duda que la fachada fue la manifestación formal de un poder económico que existía por detrás de ella y la calidad de ventilación de los espacios interiores supera a la otras muchas de la época.

EPÍLOGO

El lujo que se puede manifestar en las joyas o en el vestir, también se exterioriza con el mobiliario y la vivienda. En el Buenos Aires de aquella época sus pobladores no priorizaban principalmente los niveles de confort y dominaba en su imaginario la estética de la apariencia. Al calor del conocimiento y las transformaciones sociales se comenzó a incorporar "calidad de vida" a fines del período colonial.

El carácter estamental de la sociedad tuvo su reflejo en las construcciones, pero aunque importante, sería una exageración pensar que los cambios en el lenguaje arquitectónico solo se circunscribieron a lo formal externo. Sin duda hay muchas razones para pensar que la nueva estética, que abarcó el mobiliario, introdujo necesidades y produjo transformaciones en las programas arquitectónicos primero en los estamentos bajos y luego fue adoptado y recreado por los sectores más bajos de la sociedad. En las nuevas obras se agregó una mayor cantidad y diversificación de funciones de los lugares habitables, habitaciones que tomaron carácter propio no solo en lo dimensional, sino también en el equipamiento de uso y la decoración, solo se fundamentaban en deseos del propietario aislados de la sociedad.

La casa de los estamentos bajos se circunscribía a una sala a fauces, el aposento, la cocina, la letrina y el patio. La vivienda de los estamentos altos, contaba con el zaguán, la sala, el comedor, los aposentos, los dormitorios, las habitaciones de los sirvientes, la cocina, el baño y el patio a lo que podemos agregar en algunos casos el estudio, la despensa y las salas especiales de música, de hombres, etc. Es evidente pues que los programas y el volumen edificado, fueron absolutamente disímiles y por lo tanto, lo eran también las relaciones internas entre los habitantes.

Las casas porteñas fueron marcadas por otros patrones, y es significativo que en las tasaciones, incluso las correspondientes a propiedades de sectores menos pudientes, las ventanas tuvieran siempre vidrio, aunque debemos consignar que en muchos casos figuran rotos o "rompidos" por lo que se estima se tardaba en reponerlos tal vez por su precio o carencia del insumo en el mercado.

Así como alguna vez el hombre organizó su vida alrededor del fuego, en tiempos tardo-coloniales la ventana, proyectada como elemento que proveía luz y ventilación, se constituyó en un lugar significante que les permitía a los habitantes de la casa conocer las conductas de los vecinos.

A pesar que estas consideraciones nos han alejado del tema constructivo de la casa, sin embargo nos permiten reflexionar sobre la morfología arquitectónica y los modos culturales.

Si todas las casas porteñas hubiesen sido iguales, haría superfluo el análisis y todo habría permanecido inmanente y claro, pero la arquitectura y la ciudad de Buenos Aires fue una estructura dinámica, donde los espacios pertenecieron a los hombres y en ellos expresaron sus vivencias, sus necesidades, su mundo. Por ello, no se debe caracterizar a las casas o la ciudad su arquitectura, como carentes de valor solo porque el tratamiento del muro, de los materiales, o menor decoración interior en las viviendas, fueran diferentes a las casas que se hallaban en los países centrales.

El lenguaje neoclásico plantea el problema de la estética que remite a los conceptos griegos reinterpretados en el renacimiento. Gombrich lo sintetiza cuando plantea "es la diversidad en la unidad" donde el diseñador responde a las interpretaciones de la sociedad. Sabemos que para Vitruvio Polión el estilo Dórico era severo y robusto, mientras que el Corintio era el estilo virginal. El análisis de las metáforas del lenguaje y los símbolos arquitectónicos ayudan al estudio de las relaciones sociales y ningún elemento de la cultura tangible puede ser comprendido aisladamente. La lectura cuidadosa de cada una de las formas y las relaciones espaciales son un retrato de la "sub-cultura" en la que se movía el proyectista y el comitente. No cabe pues interpretar la casualidad como generadora de los proyectos. Hasta la más simple unidad habitacional está motivada o pautada por el clima, los deseos, las posibilidades económicas, las tecnologías, etc. Las licencias, adaptaciones y extravagancias que los programas impusieron al proyectista, fue respondido con soluciones arquitectónicas diseñadas superando la rígidas normas impuestas sobre la estructura clásica y demostrando la flexibilidad del lenguaje, como también, la ductilidad de adaptación que tuvieron los diseñadores al gusto social.

Las transformaciones sociales generan necesidades, que se reflejan en los espacios domésticos de acuerdo a cada capa social. Katinsky lo señala para Brasil y afirma que las clases dirigentes, rurales o urbanas, tomaron aspectos de las tradiciones europeas. Silvia Mallo analizó el contexto porteño y reconoció los cambios de hábitos y necesidades espaciales que acompañaron las migraciones inglesas en el Río de la Plata.. En un espacio físico y social la interrelación entre las diferentes culturas hábitos y conductas, influencian en el comportamiento social, la estética, la culinaria, las fiestas, su sistema de valores e investigar los mismos ayudan a comprender los cambios y los inmanentes. El lujo se puede mostrar en el mobiliario, en las fiestas, en el vestir pero cualquiera de estas expresiones no son tan trascendentes ni permanecen inmóviles en el tiempo como la casa y aún la simple trasmite su cuota de "lujo" frente a otras más sencillas de sectores aún más sumergidos.

Los programas de necesidades respondieron a las ideas que, sobre "su" vivienda o sobre las que realizaba para alquiler, propuso el propietario y cada una de las pautas funcionales e incluso los gustos que marcan la adaptación de la función a un lenguaje plástico arquitectónico. La evolución de los cambios sociales llevó implícito a su vez la modificación del plan de necesidades, cambiando las proporciones y número de habitaciones, como también la incorporación de espacios para el equipamiento musical o la chimenea, refinamientos que señalan el contacto con los migrantes europeos.

Sincrónicamente con las construcciones realizadas por la elite, se desarrollaron con carácter rentístico una tipología de casa masivamente edificada con escasas variaciones de partido y un uso especulativo del suelo. Fue también el modelo de vivienda adoptado por los sectores de los estamentos inferiores con una clara definición funcional. En el caso de las unidades rentísticas, la implantación de la unidad en el terreno muestra un criterio especulativo y maximización del lucro. Claro está que si el modelo formal-funcional fue utilizado por los sectores pobres no quiere decir especulación, debemos leerlo en ese caso como la apropiación de una tipología conocida, que con el mínimo presupuesto obtenía las máximas posibilidades a lo que podía aspirar.

Los cambios en la morfología externa de los edificios, constituyó uno de los rasgos más visibles que fueron introducidos por la renovación constructiva, constituyéndose en el lenguaje arquitectónico de las nuevas políticas y configuró una estética que dominó el paisaje urbano con un estilo que hoy llamamos neoclásico, en el que cobró importancia el volumen edificado, la estética, la composición y el ornato clásico, todo un lenguaje que con distintos matices fue utilizado por los distintos estamentos, haciendo de la casa un objeto significante y símbolo del poder.


Repositorios Documentales

AGN Archivo General de la Nación, Buenos Aires
AHPBA Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, La Plata
AGI Archivo General de Indias España.
ANE Archivo Nacional de España.
DHA Facultad de Filosofía y Letras,: 1919 Censo y Padrón 1778/79 Documentos para la Historia Argentina Administración Edilicia de la Ciudad de Buenos Aires, T XI y XII

Bibliografía

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Otero, Osvaldo, La vivienda porteña en el período virreinal, La Plata, www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.182/te.182-0.pdf, 2004.
Se conceptualiza el vocable élite como grupo social exclusivo con alto poder económico.
Esta conducta también Fragoso y Fiorentino (2001: 231) la señalan para Río de Janeiro. En Buenos Aires podemos hallar muchos africanos y afroporteños propietarios de casas de alquiler . Ver Otero (2004).
Katinsky Júlio Roberto "Sistemas construtivos coloniais", en Vargas Milton História da tecnica e da tecnología no Brasil, Editor UNESP p. 67.
AGN Registro de Navíos 9 13 7 2, Legajo 66 exp. 2, 27/08/1785 ; AGN Registro de Navíos 9 45 8 1, Leg 77 Exp. 1, 31/10/1787.
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El Censor, 06/02/1818.
Tercera o cuarta parte de una vara.
Traversa Luís/ Pérez Raúl et al, "Estudios vinculados con la durabilidad de los Vidrios de Interés Arqueológico", en Arqueología Histórica Argentina, Buenos Aires, A, Editor Corregidor , 2002, p. 610.
Solo a manera de ejemplo mostramos 2 declaraciones AGN Registro de Navíos, 9 43 8 3 Leg 79 Exp. 1.
AGN Registro de Navíos, 9 43 2 2 Exp. 1.
AGN Fondo Colonial Casa del Convictorio 9 20 6 1 s/f 01/07/1767 ; AGN Registro de Navíos 9 45 5 2 F17, 03/09/1801, Navío San Juan, procedencia Río de Janeiro.
Katinsky Júlio Roberto, "Sistemas construtivos coloniais", en Vargas Milton, História da tecnica e da tecnología no Brasil, Editor UNESP,1995, se basa en los trabajos de Lima de Toledo; B ,O "Real Corpo de Engenheiros na Capitania de Sâo Paulo, Sâo Paulo, Joâo Fortes Engenheria, 1981, p. 72.
AGN Caja de Buenos Aires, 13 19 7 1, 09 de marzo 1772.
AGN Registro de Navíos 9 43 8 1 Leg. 77 exp. 4 - 12/09/1787 ; AGN Real Aduana 9 10 5 1 s/f - 22/03/1805
AGN Aduana Correspondencia y Varios, 9 10 1 8 S/F 08/12/1807; AGN Cabildo Correspondencia 9 10 1 8 s/f - 20/03/1809- Bergantin Beltran. Ver también el Documento de la Farmacia que se halla en el AGN Escribanías Registro 6 14/03/1804 F. 173. Otro ejemplo de la compra de pintura en la botica lo da el expediente AGN Cuenta de Gastos Paseo de la Alameda, 1805, 9 20 2 5 S/F.
Semanario de Agricultura, Industria, y Comercio ,15/06/1806.
AGN Judicial Protomedicato, 14/06/1797, Leg 3867, ff 1-3.
AGN Registro de Navios 9 43 8 3 Leg 79 Exp 6 Fecha 30/01/1788; AGN Registro de Navios 9 45 8 1 Leg 77 Exp 2 Año 1792.
Tetróxido de plomo
Sarutti José L/ Otero Osvaldo, Estudio Metalográfico e Histórico de las Barandas de la Casa Elorriaga, LEMIT, La Plata, 2002.
En los documentos suele hallarse en dos o tres órdenes considerándose órdenes a cada una de las capas. AGN Aduanas Interiores 13 14 6 1 F 63 17/03/1785.
AGN Real Aduana, 9 10 5 1, F1 23/10/180 ; AGN Aduanas Interiores 13 14 6 1 F 107vta 22/02/1785 ; AGN Aduanas Interiores 13 14 6 1 F 113vta. ; AGN Aduanas Interiores 13 14 6 1 F28vta 20/12/1784 ; AGN Aduanas Interiores 13 14 6 1 F149 AGN 20/08/1785 ; AGN Aduanas Interiores 13 14 6 1 F 35 19/11/1784 ; AGN Real Aduana, 9 10 5 3 s/f, 07/04/1802 ; AGN Registro de Navíos 9 43 8 1, Leg. 77 Exp. 4, 12/09/1787 ; AGN Registro de Navíos 9 43 8 1, Leg. 77 Exp. 4, 12/09/1787 ; AGN Registro de Navíos 9 43 8 1, F 1 20/01/1792.
Obsérvese el detalle inferior de la "ventana balcón" en la imagen de la fachada de la Casa Elorriaga.
TM Telégrafo Mercantil 22/04/1801 ; AGN Aduana Buenos Aires, 13 14 6 1 f 54vta 04/04/1785 ; AGN Sucesiones 8187, Año 1793 S/F Doña Rosa Agustina San Jose y Delgado ; AGN Reg 3 / 1826 Escribano D.n J Castellote ff 384-389 Domingo Bazo.
Una ampliación de las series de precios y costos de mano de obra ver Otero, Osvaldo, Espacios privados, Lugares Públicos, LEMIT-CIC, La Plata, 2014.
Ver Estructura Tecnológica de la presente Tesis
Johnson, Lyman, "Artesanos" en Hoberman Louisa / Socolow Susan Ciudad y Sociedad en Latinoamérica Colonial, Buenos Aires, Editor Fondo de Cultura Económica,1992, p. 273.
Moreno, José L, "La estructura social y demográfica de la ciudad de Buenos Aires en 1778" en Sánchez-Albornoz Nicolás América Colonial, Población y Economía, Anuario de Investigaciones Históricas, Nº 8, Universidad Nacional del Litoral, Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias del Hombre, Rosario , cuadro 1, p. 157.
AGN Real Aduana 9 10 4 7 Carta del 13/08/1803 escrita por Jose Proyet Administrador de la Real Aduana de Montevideo
"Partido" o "partido arquitectónico" Idea base con la que se articulan los distintos sectores de una obra y se visualiza en la planta arquitectónica como idea "madre" y eje directriz que relaciona los espacios en el proyecto.
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NdT: in Argentina, the Spanish term porteño refers to the people living in Buenos Aires port city.

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