La táctica de la guerra de guerrillas dentro del contexto de la Guerra de Independencia(1808-1814)

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Descripción

LA TÁCTICA DE LA GUERRA DE GUERRILLAS DENTRO DEL CONTEXTO DE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808-1814) THE TACTICS OF GUERRILLA WAR IN THE CONTEXT OF THE WAR OF INDEPENDENCE (1808-1814)

Oscar Corcoba Fernández (Estudiante de la Universidad Complutense de Madrid) 1 julio 2015

Resumen: El concepto de guerrilla, fue un elemento nuevo que surgió en el contexto de las guerras napoleónicas, apareciendo el uso de una táctica determinada que salió fuera de todos los marcos de la guerra establecidos en esa época. En la presente comunicación analizaremos, su significado su formación sus tácticas y su función social que más adelante, al concluir la guerra desempeñarán. Hemos también analizado su composición, el cómo vestían y quienes lo formaban y, por último, analizaremos el factor contrario como fue el caso de la contraguerrilla. Palabras clave: España Contemporánea. Guerras Napoleónicas. Guerrillas. Cuadrillas. Tácticas. Abstract: The concept of guerrilla, was a new element that emerged in the context of the Napoleonic wars, appearing to use a certain tactic that came out of all the frames of war established at that time. In this communication we, meaning their training tactics and their social function later, the war ended play. We have also analyzed its composition, how they dressed and those who were and, finally, we contrast factor as was the case of the counter. Key Words: Spain. Napoleonic Wars. Guerrillas. Crews. Tactics.

1. Significado de la palabra guerrilla Según la R.A.E1, entendemos por guerrilla “a aquella partida de partisanos, por lo común no muy numerosa, que al mando de un jefe particular y con poca o ninguna dependencia de los ejércitos, acosa y molesta al enemigo”. Para referirnos a la guerrilla dentro del fenómeno particular que denominamos guerra de independencia el concepto, según lo explica el profesor Enrique Martínez Ruiz, “fue empleado por primera vez por los franceses para referirse a aquellas pequeñas unidades destinadas a combatir a los brigans” (Martínez Ruiz, 1995), según continua explicando la traducción literal dio paso al concepto guerrilla y guerrillero, sin embargo no queda establecida esta denominación hasta el final de la guerra. Durante el desarrollo del conflicto fueron utilizadas denominaciones

como “partidas” o “cuadrillas”; comprendiendo a estas como la

formación de un reducido grupo de combatientes, como veremos más adelante compuesto por un conglomerado de clases sociales pero en su mayor parte nutrido por las populares, que no habiendo recibido instrucción militar, dedicaba sus acciones a conseguir objetivos militares secundarios y/o entorpecer el movimiento del enemigo. Jean René Aymes (Aymes, 2008), habla de una forma diferente de lucha achacándola a conceptos sociales, afirmando que es el mismo pueblo, que ignorando el concepto tradicional de guerra, quien inventa, inconscientemente, este concepto. La gran pregunta, que los historiadores se hacen, es como podría denominarse al fenómeno que se entiende popularmente como “guerra de independencia española, y en particular a lo referido a las guerrillas. Según Moliner Prada: Más que hablar de frentes, se tendría que hablar de una guerra irregular, defensiva y nacional, pues afectó directa o indirectamente a todos los españoles, añadiendo que se trató de una guerra total, porque todos los medios de lucha fueron válidos. (Moliner, 2004, pp.50) Tuvo un carácter popular, pues fue el pueblo quien asociado a los militares compuso estas cuadrillas o partidas, a su vez que el pueblo llano colaboró con las acciones de estos grupos. Por tanto entendiendo esta serie de factores podremos entender el concepto general del fenómeno que denominamos como lucha de guerrillas.

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Entendemos pues por guerrilla a una organización espontánea de carácter no profesional, dirigida por un jefe, en muchos casos anónimos, muchos de ellos con sobrenombres “Caracol”, “Dos Pelos”, “El manco”; otros bien conocidos como es el caso de Los Mina; Juan Martín Díaz “El Empecinado”, Juan Díaz Porlier “El Marquesito”, etc. Y con una gran autonomía de movimientos. Hablamos también de la partida como un fenómeno social, por un lado cada cuadrilla estaba integrada, como ya hemos mencionado anteriormente, de distintos miembros de la sociedad estamental, no es de extrañar que mucho de los jefes tuvieran el sobrenombre como “El Médico” “El Carnicero” “El Fraile”, etc. Charles J. Esdaile, añade, que “muchos de estos comandantes militares, carentes de formación militar o educación formal, pasaron a integrar parte de los ejércitos profesionales, como forma de ascender socialmente”. (Esdaile, 2006) Concluyendo este apartado hablamos de una guerra nacional, social e ideológica; una lucha contra un ejército invasor y por la defensa de los valores tradicionales del Antiguo Régimen. 2. Composición de las guerrillas; cifras y datos Sería importante destacar las cifras reales de las cuales estaban compuestas estas guerrillas. Se trata de un trabajo muy difícil puesto que no consta en archivos oficiales, dada las circunstancias de partidas improvisadas que debían mantenerse en el completo anonimato, de nombres ni cuantificaciones; por ende los investigadores han realizado estimaciones, que intentando aproximarse ha originado una “lucha de cifras”. Según Rafael Abella y Javier Nart a partir de una lista de 22 partidas documentadas en 1811 dio un balance total de 38.520 hombres, traducido a la hora de hablar de la guerra en general de un balance total de cincuenta mil integrantes. Pero como hemos señalado anteriormente no se no podemos determinar un número exacto de aquellos que lucharon contra el invasor francés. Lo que sí sabemos es que a medida que se desarrollaba la guerra las partidas se desarrollaban y crecían cada vez más. No podemos olvidar el componente social que caracterizaba a estas partidas, compuestas tanto por clases medias o de profesiones liberales, soldados derrotados y retirados a la retaguardia, pequeños nobles, bandoleros, estos últimos pudieron desarrollar su actividad de pillaje bajo la justificación de librar la guerra patriótica, por otro lado tenemos a clérigos, antiguos seminaristas que lucharon en la “cruzada” contra el jacobinismo.

Analizando este hecho los autores anteriormente citados comentan de la anterior cifra 20,9 por ciento de los individuos formaban parte de los puestos principales dentro de la pirámide social del Antiguo Régimen, podríamos decir que englobamos dentro de este grupo a eclesiásticos 8,3 %; a militares con un 5,5 %, un 2,4 % pertenecientes a la administración; por otro lado tenemos a las clases populares correspondientes a ella damos una cifra de 4,7% a profesiones liberales; entre las que incluimos a estudiantes, rentistas y profesionales de clase media y, por último, el grueso de las partidas compuestas por el pueblo llano, los autores lo dividen a su vez en 12% del campesinado, 3,4 % de pastores, 1% de arrieros, carreros, etc. No es cierto achacar que las partidas estaban constituidas en su mayor parte por bandoleros y delincuentes en general pues solo constituían un 0,5 % del total de las partidas. El experto en historia del periodo napoleónico Charles J. Esdaile, a partir de una investigación con fuentes de todo tipo comenta, y centrado en el caso Navarro, que gran parte de las clases acomodadas de antes de la guerra estuvieron entusiasmadas en la lucha contra el francés; dicho sea de paso, les interesaba por su posición social resistirse al invasor; dando peso a su afirmación que 322 individuos, dentro del caso navarro, dejaron huella en los archivos, puesto que sus ocupaciones eran bien conocidas antes de la guerra; sin embargo añade: Tampoco ha de ponerse demasiado énfasis en estas cifras, pues es muy probable que a los miembros de la Iglesia, del ejército o de las clases acaudaladas, les sea más fácil dejar constancia de sus acciones en los archivos que el populacho (Charles J. Esdaile; 2006, PP. 161-162). Contrastando la tesis de Esdaile, D. Miguel Alonso Baquer, cita al militar Ramón Sánchez Díaz, que en un congreso impartido en 1969 en Moscú, da unas cifras de hasta trecientos grupos documentados, dando a entender que la mayor parte de estas estaba formado por paisanos y solo una ligera parte formada por militares y títulos nobiliarios, los clérigos y alcaldes y profesiones liberales también agrupaban un número importante dentro de las mismas.

Grafico nº1 Composición por clase de las guerrillas

10%

campesinos

10%

Militares

5%

Iglesia

75%

clases medias

(Baquer, 2008)

Como ya hemos mencionado, se trató de una unión de diversas clases sociales, con un interés común. Dentro de cada partida se creó una jerarquía donde era el jefe de cada cuadrilla quien disponía de todas las acciones a cometer; de hecho serán estos los que aprovecharán su posición de guerrilleros que lucharon a favor de la idea de liberación de un ejército extranjero los que pasaron a formar parte del ejército y vieron su posición social más que mejorada. 3. La guerrilla en la guerra 3.1 Apoyo popular Una guerrilla no puede hacerse fuerte sin la ayuda del pueblo, tanto como para el abastecimiento como para el encuentro de un refugio. Salvo una pequeña parte de la sociedad conocida como los afrancesados, la mayor parte de la sociedad demostró una gran resistencia, tanto directa como indirectamente hacia lo que popularmente se denominó “El gobierno extranjero”. De hecho ya las juntas reconocieron este hecho como un ejemplo de resistencia contra el enemigo; no hay que olvidar que los panfletos y prensa dieron gran apoyo para alentar la moral de los distintos combatientes, tampoco podemos olvidar que la moral era de vital importancia si hablamos de pequeñas partidas a la hora de luchar contra un ejército que apenas conocía el terreno y que con cada pérdida su moral se veía mermada, este fenómeno dio paso a la conocida como literatura romántica, tema en el que no vamos a detenernos pues nos desviaría del tema de nuestra comunicación.

Por tanto no podemos entender esta forma de lucha sin un pueblo colaborador con sus paisanos, pues una guerra de guerrillas sin la colaboración popular es una lucha peligrosa a la vez que inútil; ejemplo de ello nos lo pone Jean-René Aymes haciendo referencia al sistema de comunicaciones dentro del caso Navarro, de relieve escarpado y difícil de atravesar, la información era trasmitida gracias a los y y recompensados según las leguas recorridas; poniendo otro ejemplo, siguiendo en el caso navarro, el abad de Ujué dirige un auténtico cuartel militar donde se centraliza la información militar, estando sus comisionados actuando en Aragón, en Bayona incluso hasta el mismo París; siendo esto un caso extremo de lo que llego a ser la colaboración de la población. Ciertas acciones de los guerrilleros conllevaron alguna repulsa por parte del pueblo, en el caso de hablar de la requisa de ganado, cosechas, caballos y, en algunas ocasiones, practican la táctica de la guerra quemada, como manera de desabastecer al enemigo afectando a los sectores sociales privilegiados; incluso muchos historiadores hablan de una lucha social en contra del orden del antiguo régimen, sin embargo no es del todo demostrable, en particular porque hablamos de una lucha con un conglomerado social diverso, sin divisiones internas, con apoyo de la Iglesia y con aspiraciones a ascender socialmente por parte de algunos de los jefes de las guerrillas. Es cierto, en parte, que ciertos jefes de partidas buscasen enriquecerse a costa de la situación, pero debemos decir, que se trata de casos aislados y correspondientes a ese pequeño porcentaje de jefes bandoleros y delincuentes de todo tipo. 3.2 Fases de la guerrilla Damos paso a analizar las distintas fases de la guerrilla, mucho de los autores investigados para realización de esta comunicación, destacan la evolución desde unas simples cuadrillas hasta verdaderos ejércitos profesionales. El auge del movimiento guerrillero—según afirmo Barquer—se alcanzó tras una suma de desconfianzas. Primer lugar una desconfianza hacia el estado que fue incapaz de frenar la llegada de Napoleón, en segundo lugar la desconfianza hacia los ejércitos reales, por la derrota en el campo de batalla, en tercer lugar la desconfianza hacia los ejércitos regulares que se habían alzado contra el rey intruso, en cuarto lugar la desconfianza hacia las milicias provinciales y, por último, la desconfianza hacia la liberación inmediata de las grandes comarcas españolas.

La evolución pasará de partidas, dirigidas por pequeños caudillos y/o jefes sin mucha jerarquía dentro de cada grupo a una verdadera guerrilla, bien pertrechada e incluso uniformada y bajo el reconocimiento de las propias cortes de Cádiz, no es por tanto arriesgado decir que las guerrillas constituyeron el carácter militar de la guerra mientras que las cortes gaditanas constituyeron el carácter político; lejos de este análisis sigamos prestando atención a la evolución que dieron estas partidas hasta formar una guerrilla para más tarde alimentar el grueso de los ejércitos. El autor anteriormente mencionado, propone que la verdadera gestación del movimiento de resistencia se desarrolla a partir de la derrota en Gamonal y en el puerto de Somosierra. El verdadero auge del movimiento guerrillero, surge en el momento en que José I es puesto en el trono, antes de ello podemos hablar de partidas de pequeños grupos que hostigan a tropas francesas aisladas y de manera silenciosa, sin búsqueda a tomar un terreno o capturar una bandera. Agustín Ramón Rodriguez Gonzales habla de una evolución forzosa, debido a las circunstancias propias de la guerra, quitando importancia al factor del caudillismo; poniendo de ejemplo que el tamaño venía condicionado por una serie de factores, el número máximo de hombres a los que se puede armar y alimentar; un jefe que pudiera controlar a ese número de hombres , muchos de estos jefe ignoraban la estrategia militar y la dirección en el campo de batalla, y el máximo que pudiera refugiarse en pequeños pueblos de las comarcas donde la guerrilla actuaba. Esta “evolución forzosa” se debió a que el contingente francés para evitar el hostigamiento y proteger elementos importantes como vías de comunicación, sistemas de información o simples pasos estratégicos fue aumentando en número, con lo que ya no eran suficientes las partidas para poder atajarlas, lo que conllevo a la formación de las columnas, formada por unos pocos miles de hombres, agrupados en alguna medida por escuadrones y algunas divisiones, podían contar con caballos y con alguna pieza de artillería (siempre y cuando esta le permitiese moverse por el territorio), es en este elemento donde los españoles pudieron aprender a vencer a las tropas napoleónicas, citando nuevamente a Rodríguez las columnas formaron verdaderas escuelas no sólo para los guerrilleros pues la mayor parte del ejército regular español, sobre todo después de 1810 empezó a utilizar dichas tácticas.

3.3 Tácticas de Batalla El comentar cada una de las tácticas y estrategias realizadas por cada guerrilla resulta una tarea muy complicada de realizar, por lo que se tratará de hacer un resumen general del desarrollo de la actividad guerrillera. Hay que tener en cuenta una serie de factores para poder entender el éxito de las guerrillas, siendo el más importante de ellos el factor del terreno. España por su condición geográfica, a la vez que Portugal tiene un territorio idóneo para desarrollar una guerra de guerrillas. Sus regiones montañosas amplias y muy accidentadas, lo que se traduce que mucha de las carreteras tengan que pasar por abruptos pasos de montaña o recorrer desfiladeros entre una naturaleza desconocida para el ejército extranjero. Los numerosos pueblos de montaña, en algunos casos—y citando la investigación de Esdaile—eran accesibles únicamente a través de caminos abiertos en quebradas de kilómetros de longitud. Hay que recordar que la mayor parte de la península tiene un clima hostil y su vegetación, compuesta en su mayor parte por pinos, matorrales y encinas dificultaba todo avance; añadiendo esto tenemos el factor humano, en regiones como en la meseta manchega los asentamientos humanos estaban muy dispersados al igual que la zona andaluza. Si nos dirigimos al Norte la accidentada cordillera cantábrica de terreno muy accidentado que resultaba muy complicado mantener una conquista sin sufrir pérdidas pues mucha de las guerrillas, conocedoras del terreno, pudieron realizar sus acciones sin apenas dificultades, como es el caso de los Mina en Navarra. Una vez analizado el concepto del terreno, pasamos a desarrollar el cuerpo de nuestra investigación que concierne a las tácticas propias de la guerrilla en cuestión. los planteamientos clásicos de la guerra se verán profundamente trastocados en la realidad peninsular, mientras las tropas napoleónicas estaban acostumbradas a cuadros y maniobras calculadas, nunca consideraban el factor geográfico, cosa que supieron aprovechar muy bien las partidas de guerrilleros, frente a un campo de batalla donde se encontrarían en inferioridad numérica. Una vez comprobado que el modo tradicional de guerra era inútil para frenar el poderoso ejército napoleónico, el ejército real español no tiene otro remedio que dispersarse por todo el territorio; esta disgregación constituye el comienzo de la acción de la mayoría de los guerrilleros, por lo menos, de los más conocidos. La guerrilla ira adquiriendo fuerza, según Martínez Ruiz, desde el momento mismo en que los franceses desarticulan la primera oleada de patriotas que quieren suplir la derrota del ejército real creando, lo que él denomina como un segundo ejército, aniquilado por el ejército francés.

España, ha sido un país, aunque muchas veces la historiografía ha exagerado, del fenómeno conocido como bandolerismo debido a la situación socioeconómica que vivía el país antes de la guerra; añadiendo a esto los innumerables aranceles internos desarrolló las bandas de contrabandistas, las autoridades borbónicas para palear esta clase de problemas, desplegaron unas unidades conocidas como el resguardo, como resultado de ello, ambos grupos desarrollaron en la técnica del asalto y la emboscada sus distintos ataques. Hubo zonas en que se constituyeron milicias populares, para frenar el continuo ataque de los bandoleros y las bandas contrabandistas especialmente conocidas son las formadas en Galicia, Vascongadas y Cataluña, que ya a la llegada del francés debieron agruparse bajo las órdenes de un líder carismático, véase el caso de algún sacerdote o un pequeño noble o de un jefe militar, por tanto no debemos extrañarnos que muchos autores ya comenten que España ya tuvo un desarrollo guerrillero antes de la guerra de independencia y será en la guerra cuando estalle esta forma de lucha. Esdaile nos proporciona los distintos nombres de estos cuerpos según la zona a la que nos referimos. En Galicia se conocían como alarmas, en el País Vasco migueletes y en Cataluña Somatenes. El ambiente idóneo, por tanto, para el desarrollo de estas cuadrillas y posteriormente guerrillas será el campo, puesto que las ciudades eran elementos más controlables y su población aceptaba con resignación la llegada del francés. La lucha en los caminos y en los pasos de ríos será más encarnizada, es por ello que gran parte de la población enrolada en la guerrilla pertenezca a las clases campesinas más que a las urbanas, salvo las excepciones de algún que otro jefe militar. La guerrilla por tanto responde a ideales religiosos y monárquicos—según palabras de Martínez Ruiz—propios de la época, entendiendo también las razones de “venganza” pues fueron los campesinos quienes sufrieron en su mayor parte los abusos de los soldados franceses, véase un ejemplo, a mediados de 1809 los españoles ya sabían que en cuanto algún destacamento francés fuese aniquilado en alguna aldea, esta sería saqueada e incendiada y su población sería asesinada, violada y torturada. La peor parte sin duda será para los franceses, que desconocedores del terreno y rodeados de una población hostil irán viendo como su moral se va minando poco a poco. La táctica de la guerrilla, es del todo conocida, basado en emboscadas, hostigamiento y desmoralización del enemigo. Los franceses, como anteriormente se ha comentado, no contaron con el factor sorpresa que desarrollaban las guerrillas, pese a carecer de

armamento de guerra, simples navajas o garrotes alguna pistola eran lo único que podían poseer a mano; incluso como comenta Aynes “la elección del arma blanca señala la insuficiencia del armamento mucho más que una constante del carácter (ferocidad, desprecio de la muerte) que algunos han atribuido al pueblo español”. Se ha llenado mucho de leyendas oscuras las tácticas de estas cuadrillas o guerrillas, Esdaile da varios ejemplos de ello que resultan un tanto curiosos, no por ello alejados de toda exageración y oscurantismo que se le dio al pueblo español, en parte por la historiografía francesa, pero sería interesante nombrar algunos ejemplos que este autor señaló en su investigación casos de hombres lapidados hasta la muerte, sumergidos en aceite hirviendo, aserrados de dos en dos o enterrados hasta el cuello en el suelo para que mueran de sed. No podemos hablar de batallas importantes puesto que una cuadrilla o guerrilla caracteriza su combate en emboscadas y ataques sorpresa siempre teniendo en cuenta el terreno, elemento que como hemos contado anteriormente el francés desconocía y no estaba acostumbrado a tener en cuenta y la astucia de un pueblo acostumbrado a “tirar al monte”, por tanto, sin ánimo a equivocarnos decimos que fue una guerra sin batallas, salvo algunas batallas importantes como la batalla de Ocaña y los Arapiles, donde sí se emplearon ejércitos profesionales y, salvo en las últimas batallas y con ayuda inglesa, la incorporación de las guerrillas en los ejércitos profesionales y, como defendemos, en un contexto de promoción social si hablamos del caso de los jefes guerrilleros. Podemos hablar de una manera de hacer la guerra de forma indirecta, entendiendo a la lucha del que reconociendo su debilidad, tanto numérica como en cuestión del aprovisionamiento, basada en la acción inmediata, de unos pocos hombres sobre guarniciones aisladas y confiadas de poca duración y con el objetivo de frustrar y minar poco a poco la moral del enemigo, romper sus vías de comunicaciones y debilitar su fuerza física; muchos de las autoridades francesas veían con angustia que pese a capturar a algunos líderes guerrilleros, las guerrillas no acababan sino que se multiplicaban y a cada paso de terreno que los franceses conquistaban una partida nacía. 3.4 Armamento y Uniformidad Vamos a analizar, no con mucho detalle, pero si como un elemento a tener en cuenta para nuestra comunicación, la uniformidad y las armas de cada una de las cuadrillas y guerrillas; en primer lugar vamos a hablar del armamento utilizado. Como ya hemos comentado anteriormente, las armas sobre todo en los primeros momentos de la guerra se

basaron en simples navajas, garrotes y alguna que otra pistola, las guerrillas se alimentaban de lo que el enemigo les disponía, normalmente robaban armas del francés y los uniformes, de estos hablaremos más en detalle. Aymes achaca el pobre armamento, a razones obvias ya que no hablamos de ejércitos profesionales mantenidos por un estado sino por las propias circunstancias y a la picardía española (robo de armas, de uniformes, etc.) también nos señala que estos antiguos pastores, contrabandistas o labradores no tienen un talento especial en el manejo de un puñal o de la bayoneta; comentando algo interesante, el despojar a los adversarios muertos no es una forma de satisfacer los instintos más bajos de los guerrilleros, sino como una forma de mostrar a sus paisanos su valentía y su experiencia en el campo de batalla, una especie de trofeos de guerra; incluso existía la posibilidad de ascenso dentro de una misma cuadrilla, como es el caso de poseer un caballo, de una escopeta, etc. Analizando la uniformidad de los guerrilleros se ha tratado mucho el tema y, según nuestro parecer no es algo secundario, también demuestra un carácter social, de promoción dentro de una sociedad cerrada en el antiguo régimen, el poseer un uniforme de categoría significaba pertenecer a un estamento más elevado del que un simple campesino estaba, de hecho muchos de ellos reclamaran sus derechos como futuros soldados dentro del ejército real. En un principio el atuendo daba el aspecto de simples bandoleros y/o campesinos el uso de la alpargata, el sombrero y la zamarra era algo habitual; en los grupos que mejor pertrechados estaban podemos encontrar una escopeta, algún caballo, un uniforme, recordemos que alguno de los jefes guerrilleros eran antiguos soldados que decidieron continuar luchando en la guerrilla. Agustín Rodríguez— escribe—“la conveniencia de un uniforme para el guerrillero, aunque sólo sea con el fin de obtener algún respeto del enemigo y elevar la propia moral, fue pronto tan evidente, que en cuanto tuviera ocasión, los hombres lo llevaron tan lujoso como fuera posible”. Sin embargo, ni aun así los guerrilleros tuvieron esa consideración social que tanto buscaban, en particular por los ejércitos franceses hacia los guerrilleros capturaros, calificándolos de simples bandidos; siguiendo con el análisis de Rodríguez el ejército y la guerrilla española fueron las fuerzas peor vestidas y equipadas, en principal medida, por la situación de crisis continua en la que se encontraba sumida el país. Sin embargo al final de la guerra, los guerrilleros y ejércitos españoles poco a poco fueron mejor pertrechados por las fuerzas aliadas en especial por Gran Bretaña, las prendas robadas al francés poco a poco son sustituidas con uniformes de fabricación inglesa; sin embargo

estos uniformes trajeron como desventaja que redujeron su movilidad y obligaban a la lucha en campo abierto. 3.5 La contraguerrilla Pasamos hablar, del elemento contrario a las guerrillas patrióticas, refiriéndonos a la existencia de las contraguerrillas, aliadas con el francés. En enero de 1811 se decreta por orden de José I la formación de cazadores de Montaña, una unidad de contraguerrilla en el cual: “Considerando que la imprudente temeridad de los que han fomentado la revolución de España ha dejado sin freno las pasiones de las heces del populacho, y aumentado el número de malhechores; Y queriendo en cuanto las circunstancias actuales lo permitan restituir su rigor y autoridad á las leyes y a los magistrados; Visto el informe de nuestro ministro de la Guerra, hemos decretado y decretamos lo que sigue: Artículo I. Se establecerá en todas las provincias una fuerza que reprima los desórdenes públicos, proteja las comunicaciones de personas y bienes, y asegure las propiedades y la quietud de todos. Art. III. Estas compañías tendrán la denominación de cazadores de montaña de infantería ó caballería, según la clase que se adopte. Art. VII. Atendida la importancia del servicio á que se destina esta tropa, sus oficiales percibirán de sobresueldo una cuarta parte el capitán, una tercera parte el subalterno, y una mitad de sargento inclusive abajo.”2 Analizando este documento, las partidas contraguerrilleras no buscaban la defensa de una idea de defensa de los valores que traían los franceses, sino la promoción social, lo mismo que buscaban los patriotas, el recibo de un sueldo, un uniforme, comida diaria y un refugio. Es de entender, que muchos españoles pasaran a formar parte de estos cuerpos entendiendo la situación en la cual estaba atravesando el país de una crisis económica y una continua guerra que estaba produciendo una crisis, valga la redundancia, de subsistencia continua. Por poner un ejemplo tenemos el caso andaluz donde los distintos periódicos afrancesados pidieron la recluta de hombres que trabajasen en el ejército josefino, bajo las órdenes del mariscal Soult. Según Rafael Abella y Javier Nart, quienes investigaron este caso, se reclutaron alrededor de unos dos mil quinientos hombres, los

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ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL ES.28079.AHN/1.1.17//ESTADO,41,C

cuales pasarían al ejército del mariscal en calidad de guías, escopeteros y compañías auxiliares. Como he comentado antes, el resultado era el disfrute de ventajas materiales de diverso tipo. Pero tuvieron que demostrar su lealtad, mediante la orden que debían ser los que formasen los pelotones de fusilamiento contra sus paisanos del bando patriótico; lo que denominan como una guerra civil a pequeña escala dentro del conflicto internacional. 4. Conclusiones finales Para finalizar nuestra comunicación, podemos decir como tesis final que el elemento guerrillero más que un elemento patriótico y de defensa de las ideas tradicionales del antiguo régimen se basó en un fenómeno social, de prestigio posterior y como forma de subir en el escalafón social de un orden inamovible y semi feudal que era la sociedad española. Muchos de los líderes guerrilleros pasaron a formar parte del ejército y su posición social fue favorecida por su acción dentro de la guerrilla. Por otro lado, este fenómeno como se ha defendido en la comunicación no apareció de súbito en el conflicto, sino que era un elemento ya geminado desde tiempo atrás, tomando el caso del bandolerismo y las pequeñas milicias que protegían a los pueblos. Otros autores achacan al fenómeno al concepto de individualidad del español, que busca actuar por su cuenta, de hecho algunas de las primeras acciones fueron realizadas por pequeñas partidas. Sin ánimo de extendernos más concluimos lo siguiente: la guerrilla fue una nueva forma que entro dentro del arte de la guerra y nació dentro de un contexto que permitió su formación, como es el caso de la sociedad española, fue un elemento rural más que urbano puesto que el terreno fue un factor fundamental dentro del conflicto y por último fue un fenómeno de promoción social.

Bibliografía Artola Gallego, Miguel (2008). “La Guerra de la Independencia”. Espasa Calpe. Aymes, J.R (2008). “La guerra de la independencia en España”. Madrid. Ed: siglo XXI. Esdaile, Charles J (2006). “España contra Napoleón: Guerrillas, bandoleros y el mito del pueblo español en armas”. Barcelona, Ed: Ensayo El edhasa. Abella, R; Nart, J. (2007) “Guerrilleros: el pueblo español en armas contra Napoleón”. Madrid. Ed: temas de hoy. Martínez Ruiz, E. (1995) La guerrilla y la guerra de independencia “Militaría. Revista de cultura militar”, nº7, PP. 69-81 "Memorias del general Espoz y Mina", (1962), BAE, CXLV, Madrid. Rodríguez González, A. (1995) Las guerrillas de la Guerra de la independencia: de partidas a divisiones (1808-1814) “Militaria. Revista de cultura militar”, nº7, PP. 345356. Baquer. MA (2008) “El movimiento guerrillero en la guerra de independencia”, Conferencia del día 29 de Mayo 2008 en el INSTITUTO DE INGENIERÍA DE ESPAÑA

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