La supuesta “lucha contra el terrorismo” y los “daños colaterales”: La insoportable impunidad imperial

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Descripción

La supuesta "lucha contra el terrorismo" y los "daños colaterales": La
insoportable impunidad imperial
Por Pablo Bilsky

EE.UU. bombardeó un hospital de campaña de la asociación humanitaria
internacional Médicos sin Fronteras (MSF) en Kunduz, Afganistán. Fueron
asesinadas 22 personas: 12 trabajadores de la organización y 10 pacientes,
entre ellos tres niños. Pero no teman: gracias a la estricta censura de
EE.UU., la foto de los cuerpecitos sin vida no inundarán las redes
sociales. No habrá más Aylan Kurdis. Las almas nobles del ciberespacio se
quedarán con las ganas de sentirse buenas personas por un ratito con sólo
hacer click.

Barack Obama, presidente de EE.UU. y premio Nobel de la Paz 2009, es
comandante en jefe y responsable político de las fuerzas que bombardearon
el hospital de campaña de Médicos sin Fronteras (MSF), organización
humanitaria internacional que ganó el Premio Nobel de la Paz en 1999.

La masacre fue en Kunduz, Afganistán. Los aviones de EE.UU. asesinaron a 22
personas: 12 trabajadores de MSF, y 10 pacientes, entre ellos 3 niños. Pero
no teman. Gracias a la estricta censura de EE.UU., la foto de los
cuerpecitos sin vida no inundarán las redes sociales. No habrá más Aylan
Kurdis. Las almas nobles del ciberespacio se quedarán con las ganas de
sentirse buenas personas por un ratito con sólo hacer click.

Otro Premio Nobel de la Paz, el de 1972, Henry Kissinger, el mayor genocida
de la historia todavía con vida, seguro que lo disfrutó por TV (Se
recomienda el libro Christopher Hitchens "El juicio de Kissinger") ¿Y que
habría dicho de todo esto el mismísimo creador del premio, Alfred Nobel
(1833-1896)? No hay que tener mucha imaginación: el tipo era fabricante de
armas e inventó la dinamita. "¡Pum para todos!", diría el millonario. Una
afrenta para los que ganaron el premio y sí lo merecían.

Algunos médicos se convierten en mercaderes de la salud. Otros no.
Prefieren trabajar en la salud pública, o ejercer su vocación en las zonas
más pobres. Algunos, incluso, le ponen el cuerpo a los conflictos armados,
las epidemias y las catástrofes en cualquier punto del planeta. Este último
es el caso de la organización humanitaria internacional Médicos sin
Fronteras (MSF), que actúa para ayudar a las víctimas de desastres
naturales y de conflictos armados. Cuenta con más de 5 millones de socios y
miles de voluntarios trabajando en programas humanitarios en setenta
países. Pero para EE.UU. todo esto es poca cosa. Apenas un daño colateral
en su supuesta "lucha contra el terrorismo", esa patraña que hace que cada
vez haya más terrorista y que todos los días se masacren civiles, mujeres,
hombres y niños, en los países invadidos.

Esta vez le tocó a un hospital de campaña de MSF en Kunduz, Afganistán.
Fuerzas de EE.UU. lo bombardearon sin piedad. Murieron 22 personas. La
excusa fue que en ese centro asistencial "habría estado un talibán". Puro
cinismo. Pura impunidad. Según la Convención de Ginebra, en el supuesto
caso de que sea cierta la versión sobre la presencia de un combatiente
talibán en el centro asistencial, lo que no está confirmado, si está herido
deja de ser un combatiente y merece protección.

La organización MSF señaló que 12 de sus trabajadores y 10 pacientes, entre
ellos tres niños, fallecieron tras el ataque, mientras que otros 19
miembros del equipo de trabajo y 18 pacientes resultaron heridos.

Según informó la agencia Télam, la organización MSF anunció este jueves que
su hospital tuvo que cerrar sus puertas, y que todo el personal que
sobrevivió abandonó la ciudad de Kunduz.

Kunduz sigue asediada por los combates entre el ejército afgano, EE.UU. y
el movimiento insurgente talibán.

"El hospital de MSF en Kunduz ya no está operativo. Algunos miembros de
nuestro personal médico están trabajando en dos hospitales a los que fueron
trasladados algunos heridos fuera de Kunduz", explicó Kate Stegeman, vocera
de MSF en Afganistán, a través de su cuenta de Twitter, señaló Télam.

El hospital atacado por fuerzas de EE.UU., que calificó el hecho como "un
daño colateral" (eufemismo con el que se justifica la matanza impune de
civiles no combatientes), era el centro especializado en trauma más
importante del norte de Afganistán, y el único centro de salud que había
quedado operativo dentro de Kunduz desde el inicio de la última ofensiva
talibán contra esa ciudad, que comenzó el lunes 5 de octubre.

El movimiento insurgente islamista anunció que después de varios intentos
fallidos había logrado tomar el control de la ciudad de 300 mil habitantes
cercana a la frontera con Tayikistán. Se trató de su primera gran victoria
desde la invasión de EE.UU. en 2001 y, por eso, desató un masivo
contraataque del ejército afgano y sus aliados occidentales.

Más de 80 personas, locales e internacionales, trabajaban en el hospital de
MSF y desde el lunes 5 de octubre trataron unos 400 heridos, la mayoría por
los combates y los bombardeos. Al momento del ataque, había 150 pacientes
dentro del hospital.

"Además del fallecimiento de colegas y pacientes, este ataque cortó de
golpe el acceso a los servicios de traumatología de la población de Kunduz
justo cuando más lo necesitaban", aseguró la presidenta de MSF en Bélgica,
Meinie Nicolai, a través de un comunicado reproducido por Télam.

Las excusas y justificaciones del ejército de Afganistán, apenas un
apéndice dependiente de las fuerzas de ocupación de los EE.UU., que desde
la invasión de 2001 son amos y señores del territorio, suenan todavía más
cínicas que las de sus dominadores. "Fue terrible ver la pérdida de vidas
de médicos de MSF, pero lamentablemente los terroristas decidieron
ocultarse en el hospital", señaló el vocero del Ministerio del Interior
afgano, Seddiq Seddiqi, en conferencia de prensa en Kabul, recurriendo a
una vieja y gastada mentirijilla.

Siempre que se masacran civiles, niños, hombres y mujeres no combatientes,
se debe a que, en algún lugar cercano, están escondidos los chicos malos.

Según informó Télam, el gobernador de la provincia de Kunduz, Hamdullah
Danishi, aseguró que milicianos talibanes se habían instalado en el jardín
del hospital. "Toleramos que nos dispararan durante un tiempo", señaló,
acaso aspirando al premio Nobel de la Paz. Una aspiración no del todo
desmesurada, si se tiene en cuenta que el presidente del país que bombardeó
el hospital, Obama, ostenta ese galardón.

Pero desde MSF hicieron añicos todas estas excusas. La organización aseguró
que durante el bombardeo se llamó "frenéticamente" a las bases de EE.UU. y
la Organización del tratado del Atlántico Norte (OTAN) para pedir que lo
detengan. La respuesta fueron bombas y más bombas.

También desmintieron que hubiera talibanes escondidos en el centro de
salud. "Las puertas de las instalaciones estuvieron cerradas toda la noche,
por lo que en el momento del bombardeo no había nadie más en el hospital
además de los trabajadores y los pacientes", aseguró la organización en un
comunicado reproducido por Télam. "En ningún caso se puede justificar el
bombardeo de un hospital en funcionamiento", agregó el texto.

El director general de MSF, Christopher Stokes, calificó el ataque como "un
crimen de guerra" y pidió una investigación independiente internacional, y
no una auto-investigación de la fuerza ocupante. "Confiar sólo en una
investigación interna de una parte del conflicto sería completamente
insuficiente", sentenció Stokes en clara respuesta a la promesa de Obama de
una investigación del Departamento de Defensa estadounidense. Es sabido que
EE.UU. es uno de los países que se mueve al margen de las leyes, el derecho
internacional y los tratados sobre las guerras. Y por lo tanto resulta más
que probable que, una vez más, triunfe la impunidad.

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NOTA B: 1.932 caracteres con espacios

Volanta: Distintas varas, cinismo y bombardeo de mentiras

Título: La pregunta de Maduro y las disculpas del Premio Nobel de la Paz

En el marco de la Asamblea General de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, hizo un repaso de
las atrocidades que comete el imperio en distintos puntos del planeta, y se
refirió en ese marco, en forma puntual, a la situación de Afganistán: ¿Está
Afganistán ahora mejor que antes de la invasión, hay más paz, hay más
seguridad?, preguntó Maduro. Y los medios hegemónicos al servicio de los
poderes fácticos continuaron burlándose del mandatario, al que ningunean,
tergiversan y califican de tirano y dictador. Pocos días después, las
preguntas de Maduro quedaron claramente respondidas.

En cambio, el presidente de EE.UU., Barack Obama, goza de otro tratamiento
por parte de los medios hegemónicos que fustigan a Maduro y a todos los
presidentes que encabezan procesos posneoliberales en América latina.
Ninguno se atreve a calificarlo de dictador, ninguno hace referencia a las
masacres de civiles perpetradas por el Imperio, o bien las justifican
haciéndose eco de lo que dice el propio Imperio. Hay distintas varas.

"Cuando Estados Unidos comete un error, asumimos la responsabilidad y nos
disculpamos cuando es necesario", se disculpó Obama.

"En nombre del pueblo estadounidense, extiendo mis más profundas
condolencias a los profesionales médicos y otros civiles muertos y heridos
en el trágico incidente en un hospital de MSF en Kunduz", agregó el Premio
Nobel de la Paz que más veces ha tenido que pedir disculpas por masacres de
la que es directo responsable. Todo un récord.

Por su parte, el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, sumó al ataque al
hospital un nuevo bombardeo, esta vez de cínicos eufemismos y promesas
vanas. Dijo que EE.UU. se compromete a estudiar las "reformas" necesarias
para que estas "tragedias" sean "menos probables" en el futuro. He aquí un
claro caso de violencia simbólica que se suma, y sostiene, y justifica, la
brutal violencia de las armas.

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