La pugna Oriente-Occidente, regreso de la cultura China

August 21, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Europa, Cultural HIstory of China, Primera Guerra Mundial
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La pugna Oriente-Occidente, regreso de la cultura China

Fernando Álvarez Simán*

LO QUE HAGAS, SERÁ INSIGNIFICANTE, PERO ES MUY IMPORTANTE QUE LO HAGAS.
Mahatma Gandhi

Numerosos análisis en materia geopolítica y estratégica apuntan hacia el liderazgo de China como la economía más grande del mundo; el total de de mil trescientos veintidós millones de habitantes lo hacen ser el país más poblado del planeta, además es el primer exportador del mundo y el tercer país más extenso del mundo, después de Canadá y Rusia.

Este crecimiento económico comienza en el año de 1979 cuando sus líderes lanzan una reforma que transforma el funcionamiento de la economía al dejar atrás su carácter socialista y enfocarse en las necesidades del mercado y la exportación. La reforma era denominada "modo de vida modestamente acomodado", proceso que sigue su curso de construcción hasta el año 2020 y tiene como objetivo duplicar el PIB del año 2000 y lograr la industrialización del campo, para procurar la solvencia económica de los más necesitados y consolidar el crecimiento urbano.

Hu Jintao, el máximo líder Chino ha señalado que la clave es acelerar en la transformación del modelo de desarrollo económico, denominado sistema de economía de mercado socialista.

De esta manera, de 1980 hasta el año de 2004 el PIB del gigante asiático creció en promedio 9.5%, apoyado sobre todo por el carácter exportador de su sistema económico y provocando un rol cada vez más protagonista de China en la economía mundial. Hoy el crecimiento del PIB se estima en 7 o 8 por ciento anual en promedio, lo que de cualquier manera, en el contexto de la crisis financiera y económica mundial resulta un crecimiento que muchos países desearían tener.

En la actualidad China es el mayor mercado mundial para la compra de automóviles, el país con mayor número de usuarios en Internet, pero también la primera nación que alcanzó los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, sacando de la pobreza a 400 millones de personas, que representaba en 1980 más de la mitad de la población en condiciones difíciles. En este punto cabe hacer notar que este país ha adoptado un enfoque gradual para el desarrollo a futuro, a diferencia de muchas partes del mundo donde a la población se le impone un "plan de choque" o medidas de políticas públicas impopulares por la carga impositiva.

Con el ascenso Chino a la supremacía económica mundial comienza a pensarse también en un cambio de paradigmas culturales. En otras palabras, el mundo dejará de tener una influencia y costumbres exclusivas de la llamada "cultura occidental" y abrazará también parte de la "cultura oriental" por la influencia y el empuje del desarrollo económico chino.

Un dato ilustra este fenómeno, de acuerdo a las tendencias actuales para el 2020 habrá 520 millones de chinos con ingresos equivalentes a los niveles de clase media mundial. Esto representará el mercado de bienes y servicios más grande del mundo, por lo que quienes hoy producen ropa, automóviles, alimentos, tecnología entre otras mercancías modificarán sus productos tarde o temprano para conquistar el gusto de los potenciales clientes chinos. De los ochocientos millones de celulares que hay en el mundo, cuatrocientos cincuenta millones son de algún chino.

Ahora bien, hemos tenido la costumbre desde hace mucho tiempo de dividir el mapa terráqueo es dos hemisferios claramente definidos: occidente y oriente. En ese sentido, la primera cultura nace con desde Mesopotamia y continua con los pueblos grecorromanos, la Edad Media, el Renacimiento, los descubrimientos colombinos, la revolución francesa y la revolución industrial. Es decir, de alguna manera quienes habitamos en Europa, América e incluso Australia, compartimos la misma historia, ideas y pensamientos que fueron formados por estos acontecimientos.

Por su parte, la cultura oriental está conformada sobre todo por las poblaciones árabes, de la India y china; las aportaciones al mundo de estas culturas definidas como orientales van desde la pólvora, el papel, los fuegos artificiales, la brújula, la seda y corrientes religiosas. El problema fue que esta división del mundo occidental y oriental fue distanciando en muchos casos a las culturas que lo integran, hasta llegar al punto en que mientras los imperios griegos y después romanos colapsaban, en China se consolidaba la unificación del imperio lo que convirtió al país oriental en el lugar más próspero del planeta durante más de mil años.

Es con el descubrimiento de América y sus vastas riquezas, el mundo occidental le arrebata la supremacía mundial al oriental, esto por una simple cuestión geográfica: el nuevo continente se encontraba más cerca de Europa y el océano pacífico representaba para los navegantes chinos un obstáculo muy grande para atravesarlo.

De esta manera con el descubrimiento del nuevo mundo aparece el intercambio comercial, la sociedad europea adquiere nuevas habilidades, riquezas y comienza a fomentar investigaciones científicas y filosóficas que posibilitaron la aparición del movimiento denominado de "la ilustración". Por eso el mundo occidental dio otro paso hacia delante dejando atrás a China con la revolución industrial. La mecanización de la producción logra hacer emerger a Gran Bretaña como la primera potencia occidental poderes que pierde después de la I Guerra Mundial con su otrora posesión colonial, Estados Unidos.

Mientras tanto, el gigante asiático se mantuvo aislado del resto del mundo sobre todo por factores geográficos y culturales, aunque ello no la libró de sufrir en dos ocasiones la llamada "guerra del opio" y el acoso e invasión japonesa durante la II Guerra Mundial. Estos hechos históricos significaron un golpe directo al corazón de los habitantes de una nación con históricas tendencias universalistas que ya en el siglo pasado, una vez que había logrado no sin dificultades su unificación y cohesión interior en lo político y cultural, trató de incrementar sus territorios y de extender su ámbito de influencia.

El péndulo de la historia se ha movido de nueva cuenta y hoy todo indica que el oriente dominará a occidente; sin embargo a pesar del aislamiento y del sometimiento, siempre existieron líneas de comunicación entre estos dos mundos opuestos. Recordemos por ejemplo los viajes de Marco Polo y la llamada ruta de la seda; una de las más grandes y antiguas vías comerciales que durante siglos sirvió de enlace entre ambas zonas geográficas.

Sin embargo, China no es la única nación llamada ser una nueva superpotencia, la India figura también como una nación emergente y además es un país que se encuentra en el continente asiático, sus indicadores hablan de que es una de las economías de crecimiento más rápido y, junto con China, ha contribuido con cerca de 30% al desarrollo económico mundial.

A pesar de que es evidente el debilitamiento como potencial mundial de Estados Unidos el futuro de China no se juega solo en la arena económica externa, pasa por muchos frentes, entre ellos los derechos humanos, el medio ambiente y la demografía o mejor dicho; ¿cómo puede combinar China la eficacia de una economía de mercado y la existencia de un espíritu emprendedor con la necesaria cohesión social que le dicta su sistema político? Es difícil olvidar que china tiene el mayor ejército de mundo con cerca de 3 millones de soldados, cuya tarea primordial es mantener a toda costa la estabilidad del gobierno y del país.

El objetivo a largo plazo del gobierno chino sigue siendo transformando la economía de China para reducir la dependencia excesiva en las exportaciones y la inversión. El bienestar de la sociedad requiere de un mayor enfoque en reformas de salud, educación, laboral y ambiental, así como creación de empleos para la creciente fuerza de trabajo.

Para los demás países, incluido México, la cada vez mayor apertura china a la economía mundial presenta oportunidades y retos, falta mucho todavía para que los orientales logren su completa integración al comercio mundial pero requieren socios que compren y vendan los bienes y servicios necesarios para continuar su crecimiento y se logre mantener por mucho tiempo un comercio internacional justo y competitivo. Las mayores empresas del mundo tienen filiales en china.

En conclusión, cuando la estafeta de la primera potencia mundial se trasladó de Europa hacia el continente americano, el proceso costó dos guerras mundiales y una etapa armamentística nuclear, lo cual significó un aspecto violento en la historia humana, en este sentido es obvio que a medida que avanza el siglo XXI, el poder y la riqueza se trasladarán de Estados Unidos a China, es decir de occidente a oriente.

Ahora bien, la crisis financiera global ha conducido a cambios mayores en la presente situación mundial, por lo que puede existir la posibilidad aunque remota, de que este cambio de liderazgo mundial se dirima con alguna guerra regional. El peligro es que esta sea utilizando armas nucleares o también pude darse el caso de que como sucedió en la guerra fría, la potencia decadente y la en ascenso diriman indirectamente sus diferencias.

Por lo pronto las primeras diferencias están ya a la vista con la famosa "guerra de divisas", fenómeno económico que ha enfrentado a Estados Unidos con China. De cualquier forma, el liderazgo internacional regresará inevitablemente a una milenaria nación que lo ha ejercido más tiempo que occidente y de cuya cultura tendremos que aprender más porque el intercambio cultural y comercial China se está acercando rápidamente.

Es mucho lo que occidente ha aportado al mundo, como también es innegable el legado oriental, solo resta evitar las políticas y las tentaciones aislacionistas y belicosas, además de procurar que nuestros pueblos logren futuros acuerdos comerciales justos y solidarios no importando su grado de desarrollo.

*Profesor-Investigador. Universidad Autónoma de Chiapas

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