La proeza de la selección en el océano de la información digital. Una lectura desde Byung-Chul Han.

July 24, 2017 | Autor: Claudio Soltmann | Categoría: Media Studies, Walter Benjamin, Byung-Chul Han
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Descripción

La proeza de la selección en el océano de la información digital. Una lectura desde Byung-Chul Han. Claudio Soltmann

El internet es ahora un componente integral de la vida académica. Las facultades y los estudiantes son dependientes de la red para el establecimiento de comunicaciones interpersonales. Basta ver el claro ejemplo de cuan factible, efectivo e inmediato le resulta a un alumno enviar un ensayo o de hacer consultas a su profesor. Sin mencionar además el acceso institucional a las enormes bases de datos, compuestas de miles de recursos electrónicos. Christine L. Borgman, menciona que esto continuará evolucionando de manera gradual, hasta que en un par de años, iremos del "conectarse a" (logging on), con el propósito de hacer algunas tareas específicas, al estar "siempre conectado" (always on), donde la red será el canal comunicacional de primera mano en términos de disponibilidad absoluta1. Además la autora sostiene que al mismo tiempo que la red aumenta junto con ella su volumen de "información" contenida aumenta exponencialmente. Si bien es cierto, que muchas publicaciones en la web no son caracterizadas por ser "significativas o valiosas" en su contenido, ya que resultan ser publicaciones sin sustento empírico o que no están sostenidas mediante un trabajo de investigación "serio". Esto brinda quizás la idea de que la "selección" de información se vuelve más necesaria que nunca. La tecnología existente permite mejorar la actividad académica y el proceso de aprendizaje por medio de un "acceso online" a un número inmejorable de datos, información y servicios. La autora cita un estudio, donde se expone la idea de que existen voces en el campo académico que sostienen que la "alineación entre las metas técnicas y políticas" son vistas como una oportunidad inmejorable para que se transformen en los líderes de una verdadera revolución en las ciencias2. Un ejemplo también puede ser la

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Christine L. Borgman, Scholarship in the Digital Age. Information, Infrastructure, and the Internet. The MIT Press, Cambridge, 2007, pp. 2-3. 2 Ibid, p. 3. El informe que cita Christine L. Borgman es el siguiente: http://www.nsf.gov/cise/sci/reports/atkins.pdf

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disponibilidad "parcial" del enorme contenido presente en los libros digitalizados de Google3. Ahora bien, el medio digital nos presenta una situación donde evidenciamos su veneración por la acumulación y por la presencia inmediata de la información para poder consultar con la mayor rapidez posible. Ahora bien, esto, ¿puede constituir en un cambio a nuestra manera de crear conocimiento? Postulando, de antemano, que, en realidad, información no es lo mismo que conocimiento. ¿Se puede, de alguna manera, "seleccionar" de toda la información disponible al "click" y, con ello, "encontrar" el saber? Para intentar resolver este problema. Me basaré algunas reflexiones hechas por el filósofo coreano, de habla alemana, Byung-Chul Han. Han, en su pequeño ensayo "La agonía del Eros", expone las declaraciones del jefe de redacción de la revista estadounidense "Wired", el 16 de julio de 2012, donde en ellas establece que la cantidad inconcebiblemente grande de datos ahora disponibles hacen por completo "superfluos" los modelos de teoría:

"Hoy en día empresas como Google, que se han desarrollado en una época de datos masivamente abundantes, no tienen que asentarse en modelos sometidos a comprobación. En efecto, no tienen que asentarse en ningún modelo."4

Ideas similares se encuentran expuestas en el libro "Superficiales" de Nicholas Carr. Carr, menciona que la llegada de internet y sus bancos de datos, ilimitados y fáciles de consultar, trajeron un nuevo cambio en la manera de como vemos nuestra propia memoria. Carr también cita una declaración de la revista "Wired". Donde se menciona que el redactor de dicha revista, Clive Thompson, expresa: "Casi he dejado de esforzarme en recordar cualquier cosa, porque cualquier información se puede recabar online al instante"5. Es curioso que el redactor brinda la importancia de encontrar información al instante. No creo que los grandes tratados filosóficos, ejemplos de grandes obras del

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Sobre el plan de Google, se puede consultar, Robert Darnton, Las Razones del Libro. Futuro, Presente y Pasado. Editorial Trama, Madrid, 2010, pp. 19-35 4 Citado en Byung-Chul Han, La agonía del Eros. Herder, Barcelona, 2014, p.74 5 Citado en Nicholas Carr, Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?. Taurus, México D.F. 2011, p.219.

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pensamiento humano, tengan como "virtud" la "rapidez instantánea" de como se han formulado. Según Byung-Chul Han, el concepto de teoría, expuesto por el redactor de "Wired", no debe ser visto como un modelo que deba "sustituirse" por un gran número de datos acumulados. Según Han, donde pone como ejemplo, la "teoría" expuesta en un libro escrito por G.W.F Hegel, "La Fenomenología del Espíritu", quien en este, existe, más bien un "pensar" y que no puede ser homologado, de ninguna manera, a una gigantesca base de datos6. El pensador coreano, sostiene que la masa de datos e informaciones, que crece sin límites hoy en día, crea el perjuicio de "alejar la ciencia de la teoría", y por sobre todo, del pensamiento humano. La "ciencia Google" estaría poniendo fin a la teoría, ya que se trata de una ciencia de carácter "acumulativo", "aditivo" y no de una ciencia "interpretativa", selectiva o hermenéutica. Pensemos el mundo antes de que llegará Google, en la emergencia de las ciencias positivas de la segunda mitad del siglo XIX. Con ello, podemos ir a una tensión similar que expuso el filósofo alemán Walter Benjamín, en su ensayo "El Narrador" ("Der Erzähler"). Benjamin expone la crisis de la narración de historias, una práctica que homologaba a la labor del alfarero, donde se trabajaba, se pensaba y se seleccionaba una historia para su posterior narración:

"La narración, tal como brota lentamente en el circulo del artesanado, es, de por sí, la forma similarmente artesanal de la comunicación. No se propone transmitir, como la haría la información (...), el "puro" asunto en sí. (...) Por lo tanto, la huella del narrador queda adherida a la narración, como las del alfarero a la superficie de su vasija de barro."7

El pensador alemán menciona que "la escasez en que ha caído el arte de narrar se explica por el papel decisivo jugador por la difusión de la información". Ya que "cada mañana nos instruye sobre las novedades del orbe. A pesar de ello somos pobres en

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Ibid, p.73. Walter Benjamin, "El Narrador", En: Walter Benjamin, Para una Crítica de la Violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV. Taurus, Madrid, 1998, p.119. 7

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historias memorables"8. En la antigüedad se tenía una enorme capacidad de retener un cuento mítico, conocer "de memoria" una historia que toma cientos de páginas de un libro, hoy en día, no podemos ni siquiera recordar un par de noticias dentro de un rango de un par de horas. Benjamin también añade que:

"la información cobra su nueva recompensa exclusivamente en el instante en que es nueva. Solo vive en ese instante, debe entregarse totalmente a él, y en él manifestarse. No así la narración, que es inagotable."9

Byung-Chul Han se toma de las ideas de Benjamin para establecer que una masiva cantidad de información disponible durante mucho tiempo no nos da un beneficio más bien nos produce una fatiga analítica, lo menciona como un síndrome, el IFS (Síndrome de la Fatiga de Información). Un "shock" de sobre-estimulación de datos en un tiempo prolongado elimina la posibilidad de "digerir" todo lo que tenemos que consumir. No es curioso que este tipo de problemas sean mencionados en la época del múltiple acceso a la red y como las actuales generaciones navegan por Internet. Basta que mencione simplemente lo "difícil" que se me hizo escribir este ensayo, solo con la cantidad de distracciones que tengo al alcance de un click. Era imprescindible, nuevamente, tener que hacer el trabajo de "seleccionar" y de omitir lo que no constituía importancia. Nicholas Carr expone conclusiones similares, donde "la afluencia de información en competencia mutua" que recibimos cuando "navegamos", no solo sobrecarga nuestra memoria de trabajo, sino que hace muy difícil que "nuestros lóbulos frontales concentren nuestra atención en una sola cosa".10 Según Han, la capacidad analítica, la de "seleccionar", constituye un acto mismo del pensamiento. El exceso de información hace que se atrofie el pensamiento. La capacidad analítica consiste en prescindir, en el material de la percepción, de todo lo que no pertenece esencialmente a la "cosa". En definitiva, es la capacidad de distinguir lo "esencial" de lo "no esencial". El diluvio de información al que hoy estamos expuestos disminuye, sin duda,

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Ibid,. p.117. Ibid,. p.117. 10 Nicholas Carr, op.cit., p.235. 9

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la capacidad de reducir las cosas a lo esencial. Y, de hecho, pertenece esencialmente al pensamiento la negatividad de la distinción y la selección11. Con lo cual, podríamos concluir que el pensamiento siempre es un acto que "excluye". La mayor cantidad de datos, según Han, no conduce necesariamente al establecimiento de mejores decisiones. Hoy en día, se empieza a atrofiar la facultad superior del juicio debido a la creciente cantidad de información disponible, uno puede hacer el símil al dicho: "menos, es más". Byung-Chul Han, afirma que la omisión y el olvido de información no debe verse como una señal de improductividad, porque estas consisten como resultados del proceso natural del pensar. Pensar implica seleccionar una cosa, y por razones obvias, olvidar del resto, se trata de un proceso "productivo"12.´ El conjunto de información, por sí solo, no engendra ninguna verdad. Se debe seleccionar de todo ese cúmulo, lo que es significativo, y solo de aquello se podrá crear el verdadero saber. Si bien es cierto que no podríamos "seleccionar" si es que no hay bases de datos enormes para hacerlo. Con lo cual, este ensayo no es una crítica a la importante labor de colectar estas gigantescas bases de datos e información, o que simplemente tengamos que "prescindir" de lo que nos resulta inútil. El acto del pensamiento es, primero que todo, un acto subjetivo, cada persona de acuerdo con su bagaje intelectual considerará cada dato con un distinto grado de valoración, con lo cual no podemos prescindir "arbitrariamente" de lo que es "esencial" o no. Eso se tratará meramente de un acto individual de cada sujeto, es decir, de cada pensamiento. Pero eso sí, y esta vez de acuerdo con Han, el verdadero conocimiento debe implicar un "proceso de selección". Es interesante notar como Byung-Chul Han, hace la relación entre la atención contemplativa con el aburrimiento, y como el hecho de "no estar produciendo" produce el beneficio del pensar. Según Han, los logros culturales de mayor significación, especialmente en torno a las obras filosóficas, se deben a un largo trabajo de una atención profunda y contemplativa.

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Byung-Chul Han, En el enjambre. Herder, Barcelona, 2014, p.89 Ibid,. p.89.

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De acuerdo con el filósofo coreano, la creación de una cultura requiere de un "entorno en el sea posible una profunda atención". Algo, que en los tiempos de hoy resulta más complicado de obtener.13 Nuevamente apoyándose en Benjamin, Han cita la frase de Benjamin en que el aburrimiento es: "el pájaro de sueño que incuba el huevo de la experiencia"14. Según Benjamin, si el sueño constituye el punto máximo de la relajación corporal, el aburrimiento profundo corresponde al punto álgido de "la relajación espiritual". La pura agitación, es decir, la "hiper-atención" de un cazador frente a la masividad de datos que se nos vienen encima y que permite que solo "capturemos" una porción de ellos de una manera superficial, no genera nada nuevo. Solo reproduce y acelera lo ya existente15. Walter Benjamin, asocia el acto de aburrimiento con un acto de relajación. Ya que en la opinión de Benjamin, sin relajación se pierde el "don de la escucha", y la "comunidad que escucha" desaparece. A esta se le opone diametralmente nuestra comunidad activa. "El don de la escucha" se basa justo en la capacidad de una profunda y contemplativa atención, que además brinda el tiempo necesario para pensar, es decir, para seleccionar lo importante, a la cual el "ego hiper-activo", en palabras de Han, apurado por tener la información de carácter acumulativa (ya que no tiene tiempo para digerirla), ya no tiene acceso.16

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Byung-Chul Han, La sociedad del cansancio. Herder, Barcelona, 2012, p.35 Walter Benjamin, op.cit,. p.118. 15 Byung-Chul Han, La sociedad... p.35. 16 Ibid,. p.36. 14

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