La Pléyade perdida

October 1, 2017 | Autor: Rafael Balaguer Rosa | Categoría: Archaeology, Iberian Studies, Archaeoastronomy, Arqueología, Mundo ibérico, Cultura ibérica
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Descripción

LA PLÉYADE PERDIDA

© 2008 Rafael Balaguer Rosa ([email protected])

El día 9 de enero de 2008 se divulga en Internet en el Foro de la Asociación Astronómica Hubble de Martos una petición de colaboración por parte del equipo de arqueólogos que trabaja en la excavación de Numancia (Soria): “Perdóname el retraso a la hora de enviarte la placa de Numancia con la posible representación de una constelación o lo que sea. Verás que la placa está dividida en dos escenas, aunque la mitad inferior está prácticamente perdida. En la parte superior, como ya comentamos el día de Navidad, se observa un caballo, que en el mundo celtibérico y celta tiene cualidades psicopompas, es decir, se considera que tenía la cualidad de portar las almas de los difuntos al Más Allá; y una escalera que lleva hasta esos cuerpos astrales que parecen ser una constelación, o parte de algo, en forma de carro. No sé si podrá identificarse, ya te comenté que a mi me parece que puede coincidir con algunas estrellas de Pegaso, por otra parte conocida por Celtas y Griegos (y que aparece mencionada en los calendarios astrales de Eleusis y de Sequani...); aunque si el tamaño de los cuerpos astrales representados tiene que ver con la intensidad del brillo de las estrellas, no se correspondería su posición con lo que he podido ver en Internet. De todas formas, yo no tengo mucha idea de lo que hay por ahí arriba, así que a ver a ti que te parece y si se puede relacionar con alguna cosa que conozcas. Un abrazo, y muchas gracias por todo.” Se adjunta el gráfico siguiente para su análisis y comentario por parte de los participantes en el Foro.

Figura 1

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El arqueólogo indica que la pieza tiene una antigüedad de unos 2000 años y en una primera impresión ya me llamó la atención el parecido que presenta el conjunto de círculos de la parte superior con el cúmulo abierto M45, las Pléyades. Pero de inmediato surge la cuestión de la no coincidencia exacta de esta representación con su aspecto real en el cielo. Para que la coincidencia sea mayor debemos girar la placa o, mejor todavía, invertirla:

Figura 2

Figura 3

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Ahora sí, si comparamos la pieza numantina con una imagen de las Pléyades el parecido es asombroso:

Figura 4. Gráfico obtenido con Starry Night Pro para la fecha 09/03/200 aC

Sin embargo resulta evidente que entre Maia y Electra hay una estrella “de más”. A no ser que se trate de Taygeta (desubicada por un error del artista) o de Celaeno (incrementada en tamaño/brillo por el autor), ver Figura 5.

Figura 5, una “nueva estrella” entre Maia y Electra

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De hecho, a Celaeno se la conoce como la “Pléyade perdida”, ya que es difícil de observar a simple vista (magnitud 5.4). Si se tratara de Celaeno y los círculos concéntricos de la pieza indicaran cierta relación entre tamaño aparente y luminosidad, estaríamos ante una representación de un súbito incremento de brillo relacionado con un evento de nova o supernova. Sin embargo no se observa en las Pléyades ningún rastro de un evento catastrófico como estos, en forma de nebulosa planetaria en el caso de supernova, por ejemplo. Además, Celaeno sigue ahí, bien visible y brillante con cualquier instrumento óptico. Con respecto a la posibilidad de la nova, recientemente y gracias a técnicas de interferometría sabemos que Celaeno tiene una pequeña compañera orbitándola con una separación de 0.0062 segundos de arco a menos de 1 unidad astronómica (150 millones de kilómetros). Pero para que se produzca la explosión termonuclear que caracteriza las novas al acretar materia de una estrella sobre la superficie de la otra, las estrellas deben cumplir ciertas condiciones: la pareja estelar debe estar compuesta por una enana blanca y una gigante roja: mala suerte, la o las “Pléyades perdidas” no son ni lo uno ni lo otro. Así, si nuestra nueva estrella no es Celaeno, puede tratarse de Taygeta, desplazada por un error del artesano. Aunque, si no se tratara tampoco de Taygeta, ¿qué podría ser esta nueva estrella? Quizás un planeta. Los círculos concéntricos también pueden llevarnos a cierta confusión. En lo que se ha dado en interpretar como algunas antiguas representaciones del cielo, las estrellas pueden aparecer con círculos concéntricos y los planetas como puntos simples, sin anillos. Mi interpretación de esta manifestación artística es que los círculos representan las fluctuaciones de brillo que lucen las estrellas y que no presentan los planetas. Todos recordamos la norma de oro para identificar planetas a simple vista en el cielo nocturno: las estrellas titilan y los planetas no, las estrellas brillan con luz propia y los planetas reflejan la luz de una estrella. De manera que la nueva estrella entre Maia y Electra podría ser un planeta. Para buscarlo debemos retroceder en el tiempo y ver como era el cielo hace unos 2000 años. El movimiento relativo de las Pléyades es muy lento (del orden de 5 segundos de arco por siglo, cubren unos 0.5º o el tamaño de la Luna llena en 30.000 años) y, por tanto, casi no han cambiado de aspecto desde que el artista de Numancia elaboró la pieza hasta la actualidad. Así que de nuevo o se equivocó en el diseño o representó un evento celeste impactante. Como las Pléyades están muy cerca de la eclíptica es posible observar conjunciones muy interesantes entre este asterismo y diversos planetas y la Luna. Con el programa Starry Night Pro, por ejemplo, podemos simular el cielo de hace 2000 años y constataremos que, en efecto, se producen infinidad de conjunciones espectaculares entre las Pléyades y los planetas y la Luna. Reproduzco a continuación algunas de las obtenidas siempre para el día 09/03 de diversos años hacia hace unos 2000 años. La fecha exacta en realidad no es demasiado importante, es muy difícil poder establecer la fecha concreta sin asumir ciertos errores de representación del artista, de escala y quizás de concepto. Esta experiencia simplemente confirma que las conjunciones debieron ser observadas con asombro aunque sólo fuera por mera contemplación del espectáculo más hermoso que puede observar un ser humano: el firmamento... motivo suficiente pero no el único para representarlas. Algunas de las conjunciones que he observado con Starry Night son espectaculares y realmente guardan una relación evidente con la pieza estudiada, siendo el planeta Venus el más repetido con muchísima diferencia junto a las Pléyades en esa época. 4

Figura 6. Conjunción de las Pléyades, Venus y Marte, 09/03/96 aC, a las 20:37. Gráfico de Starry Night Pro

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Figura 7. Conjunción de las Pléyades, Venus, Marte, Júpiter y Urano. 09/03/491 aC, a las 20:23. En esta ocasión las Pléyades estarían representadas casi completamente en la estela. Gráfico de Starry Night Pro

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Figura 8. Conjunción de las Pléyades, Venus, Júpiter y Saturno. 09/03/443 aC, a las 20:24. En esta ocasión las Pléyades estarían representadas casi completamente en la estela. Gráfico de Starry Night Pro

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Figura 9. Conjunción de las Pléyades, Venus y la Luna. 09/03/371 aC, a las 20:25. En esta ocasión las Pléyades estarían representadas casi completamente en la estela. Gráfico de Starry Night Pro

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Como se puede observar en las figuras anteriores las conjunciones expuestas presentan semejanzas significativas con los motivos representados en la estela de Numancia. Pese a todo, algunas posiciones no son exactamente coincidentes, ni en posición ni en tamaño/brillo relativos suponiendo que realmente los círculos concéntricos quieran representar esas características de las estrellas. También hay que tener en cuenta los problemas de escala, habituales en el arte antiguo en el que lo verdaderamente importante de la representación no es la naturaleza última de lo representado, ni la fidelidad al modelo original, sino su significado para la comunidad que lo ha creado, implicando la existencia de una cultura avanzada con fuertes aspectos trascendentes, origen en parte de las religiones. Estoy de acuerdo en que el simbolismo del caballo tiene connotaciones de religiosidad y está relacionado con rituales de tránsito en las culturas célticas, pero no con la escalera y su interpretación como manera de ascender a otros planos de existencia o a mundos astrales más elevados. Me parecen más bien motivos decorativos o para realzar la simetría (y por tanto su belleza) de la pieza. Además, con la tabla invertida el caballo ya no es tan evidente, aunque sin duda puede serlo. Creo que la pieza podría ser una parte de una gran representación estelar y que podría ser observada/estudiada por varias personas a la vez, de manera que según el punto de vista de los observadores el caballo podría ser evidente o no. De igual modo a como ocurre con los grandes atlas medievales en los que muchos textos están aparentemente al revés. Sin embargo, las posiciones estelares serían fácilmente reconocibles una vez identificadas en el cielo. El caballo puede, en efecto, ser un caballo pero puede ser también un símbolo relacionado con la diosa madre de la fertilidad de la cultura celta de Irlanda.

Figura 10. Comparación del símbolo rúnico irlandés asociado a la fertilidad con el caballo de la pieza numantina

Este símbolo forma parte del alfabeto de la serie rúnica irlandesa del Naem-Ogam (el Sagrado Ogam), donde cada símbolo es una clave y una letra. Hay 24 caracteres muy similares a los del Futhark, o alfabeto rúnico. Debe su nombre a las seis primeras letras de este alfabeto F U TH A R K, empleado por las tribus germánicas y celtas y que guarda gran similitud con el alfabeto ibérico que, a su vez, resulta muy parecido al griego antiguo (ver figuras 11, 12 y 13). El símbolo de la diosa de la fertilidad es el número 14 y está asociado a la fertilidad y la Luna llena (ciclo menstrual, ciclo lunar de 28 días, día 14 Luna llena). Por tanto evidencia un culto lunar a la fertilidad que, unido a las Pléyades, refuerza la idea de resurgimiento y nueva vida. En muchas culturas las Pléyades están asimiladas a eventos relacionados con la agricultura y la naturaleza. Por ejemplo, los Maasai ven en ellas el principio de la prosperidad ya que cuando asoman por el horizonte llega la época de lluvias y con ellas la sabana recupera todo su esplendor. En casi todas las culturas del mundo este asterismo tiene connotaciones positivas. 9

Figura 11. Alfabeto rúnico

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Figura 13. Comparativa de diversos alfabetos

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Aunque el lenguaje ibérico todavía no está descifrado del todo hay ejemplos de traducciones que parecen coherentes a partir de asimilaciones con el griego antiguo y, aunque comparta caracteres con las runas celtas, el aislamiento geográfico de los pueblos celtibéricos respecto a los celtas del norte de Europa los hacía ciertamente diferentes culturalmente. Los celtíberos de hace unos 2000 años vivían en un entorno cultural romano, influenciados por romanos y griegos principalmente. Su conexión con los pueblos celtas de más allá de los Pirineos es más bien escasa.

Figura 14. Distribución de los pueblos celtíberos. Mapa de Emilio Gómez Fernández

Pese a todo, resistieron la ocupación romana con tesón y en su acervo cultural propio se mantuvieron ciertas costumbres comunes a los pueblos celtas del norte de Europa, como el panteón politeísta y tradiciones ligadas a la tierra y a la naturaleza. Debieron ser buenos observadores del cielo como parte integrante de la naturaleza y en el que, además, identificaban a sus divinidades principales, protagonistas de cultos astrales, como el del Sol o el de la Luna, o el de las Matres o Venus, deidades femeninas a veces asociadas también a la Luna y responsables de la fertilidad de la tierra y de las mujeres. El caballo puede ser también una variante de la runa céltica Uruz, asociada al buey salvaje o Aurochs, el uro primigenio, parecido al bisonte, ya extinto y que sobrevivió en los bosques de Polonia hasta el 1600 aproximadamente. En definitiva un toro, curiosamente (casualidad o no), asociado a la constelación de Taurus (las Pléyades están en Taurus) en una pieza celtibérica de hace 2000 años. Este símbolo también representa la buena salud y la fuerza física, indómita, arquetípica. En esta ocasión, sin embargo, está asociado a la virilidad masculina.

Figura 15. Runa céltica Uruz, el toro o buey salvaje

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Hay otra posible interpretación para el caballo, especialmente cuando ya hemos invertido el sentido original de la pieza planteado por el arqueólogo. Podría ser perfectamente una representación de un creciente lunar o del barco solar de la mitología nórdica. En este sentido es especialmente significativa la conjunción planteada en la figura 9, en la que aparecen en las posiciones adecuadas las Pléyades, Venus y la Luna creciente tanto en el firmamento como en la estela de Numancia. La verdad es que esta idea me resulta muy sugerente ya que Venus es, como todos sabemos, un referente sobre la fertilidad en muchas mitologías, especialmente para los griegos y romanos, ya sea como Venus o Afrodita. Incluso en mitologías africanas Venus está considerado (allí es masculino, se conoce como Kileken) como el protector del ganado, sagrado para pueblos como los Maasai del norte de Tanzania. Esta conjunción de Venus, la Luna creciente (símbolo por excelencia del renacimiento) y de las Pléyades, también asociadas como ya se ha dicho a la fertilidad, la nueva vida y la abundancia, me parecen un buen evento astronómico digno de ser consignado en una obra de arte, ya sea con finalidades religiosas o no. Un ejemplo de crecientes lunares junto a las Pléyades puede verse en el famoso disco de Nebra, descubierto en 1999 en Nebra (Alemania) y que muestra caracteres astronómicos en una representación del cielo de hace unos 3600 años.

Figura 16. El disco de Nebra

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Figura 17. El disco de Nebra

El disco prueba las relaciones comerciales y culturales entre las culturas europeas de la época y Babilonia, de donde adquirieron los conocimientos astronómicos. Sobre la inexactitud de la representación estelar de las Pléyades podemos observar detenidamente a este cúmulo abierto en el disco de Nebra: las Pléyades del disco de Nebra… ¿se parecen más a las Pléyades que todos podemos observar que las Pléyades de la estela de Numancia? Creo que no, se han asociado a las Pléyades porque son siete puntos en el disco, que podrían ser también los 7 días de la semana o una parte del ciclo lunar. Como conclusión y volviendo sobre el caballo, podemos interpretarlo siempre en clave céltica como un símbolo compuesto por dos runas Lagaz simétricas, que representan de nuevo a la mujer, a la fertilidad, y al conocimiento intuitivo y a la regeneración positiva. Es una runa también lunar y el símbolo para la Venus nórdica que preside los placeres, los deseos y la voluntad.

Figura 18. Comparación entre la runa Lagaz y la representación del caballo celta de la estela

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La repetición de runas, en posición simétrica o no, es muy frecuente en la iconografía céltica y su finalidad es reforzar el significado de la runa en cuestión. Como ejemplo moderno podemos observar como la Alemania nazi usó las runas en su delirio: las infames SS son en realidad dos runas “sigel”, el símbolo por excelencia de la victoria. Así, con dos runas se pretendía simbolizar la “victoria sobre la victoria”.

Figura 19. El cuerpo de elite del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial

De manera que tenemos una estela que, la miremos como la miremos está llena de simbología céltica sobre la vida y el resurgimiento y que puede representar conjunciones astronómicas muy significativas para gentes cuya existencia transcurría muy ligada a la naturaleza. Ya para los griegos antiguos las Pléyades servían para preparar el calendario agrícola. De nuevo, y recapitulando, podemos tener una estela que representa juntas a la Luna, Venus, las Pléyades y que además presenta una clara simbología trascendente, aunando astronomía y religión. Por supuesto, hay otras posibles coincidencias para esta estela con posiciones estelares. Se muestran dos de ellas a continuación, aunque en estas hay que considerar errores de escala y diseño del artista y no hay un grado tan elevado de afinidad como en las mostradas anteriormente.

Figura 20. Otras posibles representaciones estelares

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Con más datos quizás podríamos profundizar más en el análisis de la pieza. Por ejemplo resultaría muy útil conocer las dimensiones y material con el que está elaborada, así como la planimetría para conocer su ubicación y orientación en el yacimiento. Hay sin embargo quienes asocian los círculos y puntos que representan las estrellas a discos de difracción, como los que generamos al desenfocar un objeto brillante en nuestros telescopios para comprobar su correcta colimación. Anteriormente ya he comentado que los discos que aparecen en la estela probablemente indican el titilar de las estrellas. Sin instrumentos ópticos avanzados no creo que los celtas pudieran apreciar anillos de difracción al desenfocar estrellas. Además, en toda la iconografía celta es muy habitual este diseño de círculos concéntricos, que se han asociado a la esfera celeste que acoge en su interior a los 4 elementos tradicionales (aire, agua, tierra y fuego), que a su vez están asociados a los 4 puntos cardinales. Otro símbolo recurrente en la iconografía celta es la espiral, identificada con la eternidad o el paso o fluir del tiempo. Curioso paralelismo con la forma más habitual bajo la que se nos muestran las galaxias.

Figura 21. Discos de difracción

Las escaleras y el marco de la pieza también resultan muy enigmáticos. En efecto, las escaleras no creo que representen una manera efectiva de subir al cielo, especialmente si las almas deben hacerlo acompañadas por el caballo psicopompo. Resulta difícil visualizar a un caballo subiendo por ellas, aunque hay que contar con el valor simbólico y metafórico de la representación. Como ya menciono anteriormente si la pieza es una parte de una composición mayor, como una carta estelar, las escaleras pueden servir como marcas de orientación y encaje con el resto de estelas y las que enmarcan la pieza, son quizá simplemente eso, el marco. Si orientamos la pieza con las Pléyades “correctas”, las líneas (escaleras) que las dividen pueden representar direcciones hacia los puntos cardinales, aunque no coinciden con los principales. En cambio se observa una alienación SW-NE para la que las divide literalmente. Quizás puedan representar direcciones de orto y ocaso en diferentes épocas del año. Esto sería especialmente útil para establecer un sistema de calendario agrícola al modo de los griegos arcaicos. También deberíamos contar detalladamente el número de divisiones a lo largo de todo el marco y de las mismas escaleras para comprobar si pueden establecerse equivalencias con algún sistema de calendario. Creo que esta pieza en concreto puede interpretarse claramente con una explicación arqueoastronómica coherente y además enmarcada en un horizonte cultural muy concreto también. Así, mi opinión es sólo eso, una explicación arqueoastronómicamente plausible para una obra de arte antigua. Pero, por supuesto, quizás se trate sólo de puntos. Por ejemplo, también podemos decir que un menhir es simplemente una piedra solitaria y erecta en el campo, sin preguntarnos por su significado real para las gentes que la erigieron. Cada uno puede ver en la estela lo que su imaginación e intuición le sugiera. 16

Así, también podría tratarse incluso de un juego de mesa, similar al “alquerque”, palabra de origen árabe (“al-qariq”) y que significa “sitio plano”. Se trataría de un tablero de juego similar a muchos encontrados en la Península Ibérica y que proceden del Norte de África. Incluso hay algunas evidencias que sitúan el origen de estos petroglifos de tradición lúdica en el Neolítico. Las interpretaciones esotéricas de estos tableros los describen como representaciones del “triple recinto”, un “mapa” que nos orienta en un viaje iniciático hacia nuestro propio yo acercándonos a la divinidad, a veces identificada con el Sol. En algunos incluso es visible una esvástica inscrita en el centro. Esta runa representa al Sol en algunas culturas. Algunos investigadores creen que estas líneas representan posiciones de ortos y ocasos solares en los solsticios para el lugar concreto en donde se graban. Estos juegos eran muy populares en el mundo romano y se basaban en desplazar piezas o pequeñas piedras sobre el tablero de manera similar a nuestro “tres en raya”.

Figura 22. Petroglifos. Juego de mesa de alquerque o representación del “triple recinto”, nótese la esvástica en el centro

Por supuesto, podría tratarse también de parte de una obra de arte ibérico similar a los famosos “ídolos placa”.

Figura 23. Izquierda, ídolo grabado sobre esquisto de la Granja de Céspedes. Derecha, ídolo fálico, nótense las líneas y puntos de la parte superior Fotografías de José-Manuel Benito Álvarez

Podemos optar por la interpretación que más coherente nos parezca. De momento creo que hemos expuesto aquí suficientes indicios como para defender la viabilidad del significado arqueoastronómico de esta pieza y seguir profundizando en el siempre apasionante tema de cómo nuestros antepasados veían el cielo, independientemente de si alguna Pléyade se nos pierde o no en el intrincado camino del conocimiento… 17

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