La obra de arte como alucinación colectiva. Una conversación con 0100101110101101.org.
Descripción
La obra de arte como alucinación colectiva. Una conversación con 0100101110101101.ORG. Laura Baigorri. En Panorama 2004. Museo Comarcal de la Garrotxa, Olot (Girona). 2004
En la actualidad 0100101110101101.ORG son reconocidos internacionalmente como importantes net.artistas, no obstante, aunque su principal lugar de operaciones es la red, no son autores limitados por un único soporte; es decir, para ellos la tecnología no ha sido nunca un condicionante para su creatividad: sólo es un medio, no un fin en sí mismo. Sus proyectos están más cerca de la acción, de la performance, que de la creación de “objetos” artísticos, utilicen o no las nuevas tecnologías. Poseen la capacidad y la versatilidad de utilizar el soporte más adecuado para realizar cada uno de los trabajos que se proponen, y este cambio de soporte implica, asimismo, un cambio de disciplina y de estilo en función de la temática que abordan.
Todas sus propuestas son arriesgadas y críticas, y cuestionan un amplio espectro de intereses, tales como la capacidad de la red para adaptarse al tradicional mercado del arte (Art Teleportacia y Hell.com), las nociones de autoría y originalidad en el arte digital (FTP Permutations), el mito de la accesibilidad y la privacidad de la información (life_sharing y Vopos), o la influencia de las multinacionales en la vida social y política de los ciudadanos (Nike Ground).
Cabe remarcar que esta crítica sistemática hacia diferentes aspectos sociales que afectan nuestras vidas nunca ha perdido de vista el propio sistema del arte. Cada vez que alguien cuestiona vuestro trabajo, la respuesta se limita a una provocativa declaración: «Como parte de una organización que produce arte, mi única responsabilidad es ser irresponsable». Asimismo, se definen como “una organización internacional sostenida financieramente por el mundo del arte”.
LB - Evidentemente sois artistas, pero de vuestras declaraciones se desprende siempre un cierto escepticismo, cuando no un intento directo de instrumentalización. Me gustaría que me hablaseis de vuestra compleja relación con el mundo del arte. 01 - “Nuestra relación con el mundo del arte es muy sencilla: el sistema del arte nos financia, aunque a menudo sea involuntariamente, y por contrapartida nosotros alimentamos su necesidad de novedad. Ponemos en escena situaciones paradójicas y después nos sentamos en el sillón para observar las consecuencias. Un inexistente artista serbio, un golpe de estado virtual a la Santa Sede, un virus informático como obra de arte, una campaña publicitaria no solicitada. Estas historias se difunden a través de los periódicos, en la calle, en Internet o en la TV, te las cuenta tu vecino, se difunden a través de cualquier medio y se convierten en modernos mitos. Al final, entramos también en el museo y eso no representa ningún problema, todos estos canales no se 1
excluyen recíprocamente. Los objetos que vendemos no “son” la obra, sino que la representamos, conservamos la historia, el espíritu, y aseguramos que la verdadera y auténtica performance se conserve para el futuro, que es exactamente la especialidad del sistema del arte: conservar”. LB - Uno de vuestros lemas es “obtener la máxima visibilidad con el mínimo esfuerzo”. No sé si vuestro esfuerzo es mínimo, pero sí que conseguís siempre una gran visibilidad, y no sólo en la red. Por otra parte, sois los únicos artistas que conozco que, como yo, hablen de las obras de arte activistas en términos de “eficacia”: “Consideramos películas como Fight Club, de David Fincher, o Enemigo Público, de Tony Scott, mucho más eficaces a la hora de alterar la conciencia del público que tanto activismo aburrido y trasnochado que sólo es capaz de dirigirse a un público ya politizado”. ¿Cómo os planteáis la eficacia de vuestras propias obras y cómo calculáis su impacto social?, ¿en términos de visibilidad? 01 - “Estamos obsesionados con la visibilidad de lo que hacemos, pero no por motivos políticos. Sin público no es arte. Y nosotros preferimos implicar al público involuntariamente: rodearlo e involucrarlo. Esto es común al arte, sólo que nosotros lo hacemos de modo explícito. No nos contentamos con la gente que visita los museos y las galerías, queremos dirigirnos a un público más vasto. A un artista le resulta difícil admitir que quiere obtener notoriedad, porque a la gente le gusta pensar en los artistas como seres aislados, eremitas, introvertidos, pero la realidad es menos romántica. En lo que respecta al trabajo, nuestro arte es narrativo, creamos historias, mitos. Una buena historia se transforma en mito cuando se pierde el control, cuando se difunde de un modo incontrolado, cuando alguien, en un determinado momento, viene a contarte una leyenda urbana que tú mismo has creado años antes”.
La última acción de los 0100101110101101.org en el 2003 fue el proyecto Nike Ground, realizado junto al grupo cultural Public Netbase de Viena. Y se inauguró mediáticamente con un sorprendente titular que lanzaron los periódicos austriacos en el mes de octubre: “Nike compra calles y plazas”. La noticia se produjo en una esquina de la principal plaza de Viena donde había aparecido un puesto de información patrocinado por Nike que anunciaba el cambio de nombre a los ciudadanos: “La Karlsplatz pasará a llamarse Nikeplatz”. La propuesta se completaba con el anuncio de la inminente colocación de un monumento que reproduciría el famoso logo de la marca (Swoosh) y con la web Nike Ground que proporcionaba información de todo el proyecto. Esta acción sólo ha sido la primera de una campaña cuyo objetivo es extenderse a varias ciudades del mundo. Dentro del puesto de información, una pareja vestida con ropa deportiva de la marca, anunciaba que Nike se iba a introducir en barrios, calles, parques y avenidas de las principales capitales bajo los nombres de Nikesquare, Nikestreet, Piazzanike, Plazanike o Nikestrasse.
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LB - Estos son los resultados, pero ¿cómo nació el proyecto Nike Ground? 01 - “Nike Ground nació en España. Una noche, en Valencia, comimos un pastel sin saber que estaba “relleno” de LSD. Durante todo un día nos sentimos completamente extraños, dábamos vueltas por las calles y veíamos como sería la ciudad en el futuro. La experiencia fue tan surrealista que pensamos que sería maravilloso hacérsela probar a una ciudad entera. Al principio no sabíamos cómo conseguirlo sin utilizar droga, sin meter un ácido en la red de suministro de agua. Casualmente, pusieron a nuestra disposición un conteiner hi-tech en la plaza principal de Viena, algo que obviamente no sucede todos los días, y entonces tuvimos la oportunidad de concretar nuestra visión. Para realizar esta obra queríamos utilizar una ciudad entera como palco para una enorme performance hiperreal: queríamos producir una alucinación colectiva para alterar la percepción de la ciudad de una forma total e inmersiva”. Los vieneses reaccionaron ante esta “alucinación colectiva” protestando contra ese intento de apropiación del espacio público y sus indignadas cartas, junto con los artículos de los periodistas, se reenviaron a Nike. La reacción de Nike -un tanto pospuesta para aprovechar el tirón publicitario- consistió en iniciar trámites legales contra ellos y Public Netbase. En una rueda de prensa,
0100101110101101.org
respondía:
«¿Dónde
está
el
espíritu
Nike?
Nosotros
esperábamos su espíritu deportivo, no una pandilla de aburridos abogados. Muchos artistas han trabajado con productos comerciales en el pasado (Andy Warhol y las Sopas Campbell). El arte contemporáneo no mantiene un rol predeterminado en nuestra sociedad; por el contrario, actúa en una esfera donde se pueden realizar manifestaciones que no son posibles en ningún otro contexto. El arte ha utilizado muchas veces como tema las poderosas imágenes que circulan en cada época. Nike invade nuestras vidas con sus productos y anuncios, pero nos prohíbe utilizarlas creativamente». De hecho, la acción contra Nike podría ser una acción exclusivamente política, sino fuera porque ha tenido lugar en el contexto legitimador del arte. A priori, las acciones que han sido creadas “en el nombre del arte” siempre han disfrutado de un estatus especial de inmunidad en la esfera de lo social. Pero en esta ocasión no ha sido así; quizás porque la economía ha entrado en un proceso tal de sinestesia con la esfera social y política que sus mutuas influencias resultan, ahora más que nunca, determinantes. LB - ¿Acaso los intereses económicos de Nike dependen de una forma tan directa de la opinión pública?, ¿o existen otras razones concretas? 01 - “Nike, como todas las modernas multinacionales, no es una industria, sino una idea. Una idea que es representada por su marca. Es una entidad inmaterial, un mensaje abstracto, una enorme máquina publicitaria que no produce nada, sino que se limita a “funcionar” y distribuir productos 3
creados en la otra parte del globo. Precisamente porque se trata de cosas inmateriales, la percepción que la gente tiene de Nike es todo lo que hay. Sus ganancias dependen de su popularidad, su éxito depende de la imagen que la gente tiene de ellos, no de la calidad de los productos que vende. Atacar esta credibilidad, esta aura que han creado en torno a su marca, significa golpear a una multinacional en su punto más débil. Una marca es un símbolo, y los símbolos son instrumentos peligrosos porque pueden transformarse en boomerangs: pensemos en la estrella de David, lo que representaba en 1910 y lo que representó después en 1940, el mismo símbolo con significados muy distintos. Nosotros reivindicamos el derecho de reutilizar estos símbolos porque son de la gente que los vive cada día, no de quien los impone desde arriba. Su Swoosh es seguramente el logo más “visto” en la faz de la tierra, más que cualquier otro símbolo religioso o político. En realidad, hace años que les hacemos publicidad con nuestro cuerpo cada vez que nos ponemos ropa firmada y ahora es precisamente el momento de reapropiarse de todo esto”.
LB - Entonces ¿cuál era vuestra postura concreta frente a Nike? 01 - “Nike no era el objetivo de nuestra performance, es sólo uno de los instrumentos que utilizamos para alcanzar nuestro objetivo. No tenemos nada contra ellos, pero han reaccionado de un modo precipitado e impropio, sin estilo. Al final ha sido un placer jugar con Nike ¡cuanto más grandes son, más ruido hacen cuando caen! LB - ¿Os ha apoyado la “comunidad” artística? 01 - “En Viena teníamos un equipo que podía haber vencido la Superball contra Nike. Muchos periodistas y críticos han escrito sobre la operación Nike Ground (teóricos como Timothy Druckrey o Massimiliano Fuksas, instituciones como The Thing y, obviamente, Public Netbase), artistas y activistas de todo el mundo nos han ofrecido su ayuda, prácticamente todos los media se han alineado de nuestra parte. A los pocos meses de su realización, Nike Ground ya se ha tratado en cuatro libros que aparecerán en el 2004, en numerosos diarios y revistas, en diversos espectáculos de radio y TV, en múltiples muestras de arte. ¡Lo último es que ha sido propuesto para convertirse en espectáculo teatral!” En un contexto que tradicionalmente ha sido tan poco “corporativista” -el mito de la individualidad del artista al que antes os referíais- estas reacciones tan positivas desvelan un nuevo cambio que el net.art, y más específicamente el artivismo, está introduciendo en el arte: la capacidad de ofrecer verdaderas respuestas colectivas. (Bueno, creo que sigue siendo imposible pensar en una “Huelga del Arte”, pero parece que ya queda menos. ;-))
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LB - Por último, me gustaría acabar con un final esperanzador que demuestra una vez más que David todavía puede vencer a Goliat. Por favor, explicadnos como habéis ganado a Nike. 01 - “Muy fácil, con un abogado mejor que el suyo: Michael Pilz. Hemos ganado la causa esencialmente porque Nike no estaba preparada para afrontar un proceso legal contra una obra de arte. Sus abogados están instruidos para tratar procesos sociales habituales o contra activistas políticos, pero nosotros no somos ni una cosa ni la otra. Nike lo sabía desde un principio pero quiso proceder legalmente y al final ha pagado las consecuencias: han encajado un duro golpe contra su imagen pagando un equipo de abogados que no ha conseguido obtener ninguna indemnización. La partida ha acabado: Nike ha lanzado la toalla”.
Laura Baigorri, 27 de febrero de 2004
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