La mujer colombiana: Entre el humor chileno y Miss Universo

Share Embed


Descripción

La mujer colombiana: Entre el humor chileno y Miss Universo Es indignante lo que Donald Tromp piensa, y es increíble (pero sintomática) la desfachatez para decirlo abiertamente y a los cuatro vientos; pero excelente también, porque él muestra que el dinero, la fortuna económica, la sagacidad para los negocios, o el poderío social por la riqueza, no hacen mejores a las personas, ni las hacen buenas, ni brillantes, ni „de bien‟, ni les dan mejores valores ni las fundamenta y/o habilita para ser los líderes de una sociedad. Como él, muchos, menos lenguaraces, menos descarados, pero millonarios y malas personas y poco convenientes para un mundo mejor. Agazapados hablan a través de sus empleados, de sus medios. Por ejemplo, si algo nos debe indignar también, y peor, no es la comediante chilena con sus burlas y chistes flojos contra las mujeres de Colombia, finalmente si está haciendo eso en televisión no es la mejor educada ni formada, ni la persona más brillantes de ese país, es solo una chilena promedio, malinformada, que explota el nicho de humor de gente como ella, que consume ese tipo de contenidos: chilenos promedio, malinformados y chabacanos. Y como ellos aquí en este país, los colombianos promedio, malinformados, maleducados, chabacanos, se enteran de que una chilena “los está insultando”, “les falta al respeto” y bla bla bla. Lo que nos debería indignar son nuestros propios Trump, los que exportan basura cultural. Es que en la mitad de esa chilena y sus espectadores allá, y de estos colombianos y su indignación acá, están los tipos ricos, a lo Donald Trump, pero criollos: los Santodomingo, Ardila Lülle y Sarmiento Angulo, quienes se lucran a costa de nuestra mala imagen e ignorancia. Sí, ellos, a los que les importa un bledo el tipo de construcción y exportación cultural que se realiza a través de la televisión de la que son dueños, de las telenovelas, y a quienes les importa poco que sus medios venda estereotipos lamentables y perjudiciales para Colombia. Ellos solo quieren billete, negocio, ganancia, riqueza y poder. A ellos el buen nombre o la imagen, o el tipo de patria que hacen sus medios les importa realmente un rábano podrido. La humorista chilena habla de lo que le cuentan Caracol y RCN al mundo a través de sus producciones desde hace 15 años por lo menos, de las narconovelas cundidas de figuras femeninas lamentables: internacionalizan contenidos que van desde la sin tetica hecha hembra sintética por arte y magia del amor traqueto, hasta la vendedora de rosas que vive y

sobrevive por y entre viciosos y narcos, pasando por las muñecas de los mafiosos con toda su parafernalia de silicona e histeria chismosa. Sí, es parte de lo que somos, pero es claro que no es todo lo que somos, ni siquiera es representativo. Porque aquí hay mujeres que desde la „Pola‟ (merecido homenaje ficcionado le hicieron), hasta Adriana Ocampo (quien desde el área de la geología planetaria ha aportado descubrimientos y conocimientos extraordinarios al mundo y ahora dirige el proyecto „Juno‟ en la NASA) hay decenas que son dignas de una novela, más ejemplos: la artista Beatriz González, o Josefina Valencia de Hubach quien fue la primera gobernadora y ministra de Educación de Colombia y gran impulsadora del voto femenino en el gobierno de Rojas Pinilla, y para novelón la de la paisa Rosita Turizo de Trujillo, quien para la época era la presidenta de la Asociación Profesional Femenina de Antioquia y tuvo que vencer a dos gobiernos conservadores y a su cultura para lograr en la práctica este derecho. O el recorrido vocacional de Emilia Pardo Umaña, bogotana, que en 1934, a los 27 años de edad ingresó como redactora de la página social del periódico El Espectador, mujer pionera en el periodismo. Y así, puedo hacer una larga lista de mujeres e historias que con una dosis de creatividad y voluntad darían para llamativas novelas. No necesitamos cátedras de historia en la televisión, lo tengo claro, eso no seduce al colombiano promedio, pero sí requerimos de buenos ejemplos. Entonces, deberíamos más bien estar indignados con CARACOL y RCN por usar nuestro nombre para hacer negocio a costa de nuestra dignidad y honra nacional, por desfigurar lo que son las colombianas, por exportar demasiada escoria y lavazas, y por venir después, a través de sus noticieros y medios (des)informativos a alebrestar la esquizofrénica autoestima del colombiano promedio con noticias de gente en otros países que habla sobre los colombianos basados en lo único, o que más, han visto de nosotros gracias a estos ‟embajadores‟ de la desgracia. A los „cacaos‟ multimillonarios de este país no les duele nuestra dignidad, la comercian y la mancillan si eso tiene buen retorno de inversión. Eso, eso SÍ que debería tenernos indignados. La humorista chilena, no pasa de ser una doña „jedionda‟ para darle tanta tinta. Volviendo sobre Donald Trump, a la Miss Universo, la niña costeña Diepa, es absurdo pedirle que renuncie por dignidad. Es decir, es la opinión pública la que se come el cuento de que esas mujeres están ahí por su país. Si es así, ella renunciará y yo me comeré mis

palabras y rectificaré y habré aprendido algo nuevo, y claro, no me perderé nunca más ese concurso ni ningún reinado. Pero creo firmemente que ese es un concurso de Trump y estás candidatas para hacer un gana-gana personal, publicitario. No es un concurso de talentos nacionales y culturales, es una competencia individual que ganó en este caso una colombiana, pero que no nos representa, y es tan así que ella no va a renunciar, porque ella no fue, ni llegó ni triunfo por este país, sino por ella y para ella. Así son los contratos que firmó. Que la gente se coma el cuento que los medios le montan para vender pauta, esa es otra historia.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.