La intrínseca relación entre la literatura occidental y Roma

June 24, 2017 | Autor: Melisa Sarmiento | Categoría: Roman History, Literatura, Literaturas Occidentales
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Descripción

Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.
Facultad de Historia, Geografía y Letras.
Departamento de Castellano



La intrínseca relación entre la literatura occidental y Roma

















Integrantes
Curín Fernanda
Fuentealba Damari
Sarmiento Melisa
Curso
Primero A
Asignatura
Literatura General II

La intrínseca relación entre la literatura occidental y Roma
Por Fernanda Curín, Dámari Fuentealba y Melisa Sarmiento







"Roma es como un libro de fábulas, en cada página te encuentras con un prodigio"
Hans Christian Andersen









Introducción

La literatura es el arte que emplea como medio de expresión una lengua, es un elemento común a toda la humanidad. Durante el desarrollo de este trabajo abordaremos la literatura pero mirada desde la arista de Roma, civilización que se considera como la base de nuestra cultura, enmarcada en el mundo occidental.
La civilización romana se considera como la base de la civilización occidental actual, fundamentalmente porque a través de ella logran conformar su propia identidad cultural respecto de las culturas y civilizaciones de oriente (Asia), que ha perdurado hasta nuestros días. Desde la visión especifica de Roma como civilización conquistadora logró expandirse por todo el borde del Mar Mediterráneo, formando un crisol de culturas que se unificaron en una sola civilización, que incluyo a la griega. Además el desarrollo y expansión del cristianismo es parte de la cultura romana y de la civilización occidental.
Nuestro trabajo parte de la hipótesis de que existe una relación fundamental, esencial entre la literatura occidental y Roma, solo así vamos a poder comprender desde la para poder así generar a una buena comprensión y, por ende, buen manejo de este concepto.








Literatura romana: Concepto y delimitación
Según lo propuesto por Ludwig Bieler, la literatura romana es toda aquella que surge bajo las condiciones propias de la ciudad de Roma, es decir, la mayor parte de las literaturas del Mediterráneo y sus zonas interiores. Comúnmente se tiende a confundir la literatura romana con la latina, pero ésta última surge cuando la literatura romana pierde su dominio además de su carácter social. La literatura latina se comprenderá, entonces, como aquella que está unificada principalmente por su lengua, es decir, el latín. También cabe señalar en apoyo a esto que la literatura romana en sus inicios no utilizó el latín, sino que la lengua griega.
La literatura romana se diferencia de la griega, y de las demás escritas en latín en que ella es una manifestación de tipo social; este carácter social se ve reflejado en el contenido de la expresión haciéndola así un elemento distintivo de ésta cultura. El carácter social se ve expresado en las instituciones presentes en las obras literarias. Algunos ejemplos de esto son: La Suegra de Terencio, la cual abarcaba la institución del matrimonio.
Posee también un carácter pragmático (crea una funcionalidad de la literatura hacia el imperio, ej: La Eneida) y agrario (basado en el apego a la tierra).
Se observa un carácter moralizante y didáctico.
Se le da un enfoque principalmente práctico, es decir, realista.
Tienen interés por la administración y la organización en beneficio del Estado (entorno al que incluso organizaron una religión).
La lírica se basó en tono intimista y realista, sobre temas domésticos (el campo, la casa, la familia).
Si bien esta literatura está permeada por los aspectos formales de la literatura griega a part presentes enir de los Ludi Romani en el 240 A.d.C., sus contenidos se corresponden totalmente a Roma y a su tradición. La literatura griega es mediatizada por la literatura romana.
La literatura ocupa un lugar muy peculiar entre las literaturas del mundodebido a que ninguna otra influenció tan amplia y permanentemente. Abarca un universo incalculable, tomando características de los griegos, etruscos, africanos, galos, pero es importante señalar que no es una copia de estas "toman sus formas estéticas de una literatura extranjera cuya altura tratan de alcanzar y aún de superar; pero se apropian lo extraño de tal manera que se convierte en una expresión peculiar de ellos"

La comedia
La comedia en Roma se denomina Fabula Togata ya que los personajes usaban el manto típico de Roma, la toga. Esta no era más que una adaptación de la comedia nueva griega, a la que el gusto romano le añade el elemento musical y la adapta según su cosmovisión.
En este género destacan Plauto (245-184 A. de C.) y Terencio (190-159 A. de C.), el primero hizo muchas fábulas Palliata, en las que introdujo temas y personajes locales, más allá de la mera imitación, además de aparecer él mismo dentro de la obra e incluso interrumpirla para dirigirse al público. Sus obras retratan la clase medio ociosa, en la que podían distinguirse personajes de la actualidad, decadentes y despreciables, caracterizados por una verborrea inundada de chistes, juegos de palabras y expresiones callejeras que suponen una sarcástica crítica negativa. Sus obras más conocidas son El Anfitrión, Aulularia y La Olla.
El segundo de los autores citados, esclavo africano muy pronto iniciado en la literatura griega, de la que pretendía imitar el equilibrio escénico y la agudeza psicológica, se caracteriza por una mayor reflexividad y fineza en sus textos (él se encarga, en sus obras, de eliminar lo musical, las groserías y el juego de palabras), mas ciudadanos y sentimentales, de mayor profundidad psicológica y con un lenguaje más culto y refinado, acorde al tipo de público que pretendía dirigirse.
Obras: Hecycra, Heautotimoroumenos y Los Adelfos.

Tanto uno como otro autor fueron fuente inagotable de asuntos y estilos para autores europeos de todas las épocas como Shakespeare, Cervantes o Moliere, entre otros, además debe mencionarse la innegable influencia de Terencio en La Celestina.
Al terminar la Edad Antigua, la literatura romana se transforma en cristiana, siendo el cristianismo el mayor conservador de este tipo de literatura, cuyas mayores pérdidas se produjeron durante una edad denominada "Antigüedad Tardía" (transición entre la Antigüedad y la Edad Media) con la destrucción y disgregación de muchas bibliotecas en las continuas invasiones de los pueblos "bárbaros"; las obras que sobrevivieron al cristianismo nunca fueron olvidadas del todo, pues el florecimiento de la Patrística en el siglo IV y el cambio del uso del rollo de papiro al del códice de pergamino permitieron la revisión de los clásicos, siendo conservados los textos por su utilidad como manuales científicos o filosóficos.

La sátira y la prosa
También a esta época, llamada arcaica, pertenece la figura de Cayo Lucilio (180-103 a. de C.), quien dio forma definitiva al género satírico. En Lucilio la sátira se encaminó a la crítica de la sociedad y adoptó como molde métrico el tantas veces aludido hexámetro. De sus treinta libros de Sátiras sólo restan fragmentos en que se abordan cuestiones poéticas, morales y literarias. Horacio tildó su estilo de mediocre, pero en tiempos de Tácito mereció un mayor aprecio. Satirizó la institución familiar, la avaricia, la ostentación de la gente adinerada, las supersticiones y las costumbres femeninas.
Cicerón y Lactancio nos han transmitido textos definitorios de su estilo: el uno relativo a la exagerada pasión por todo lo griego y el otro a la definición de la virtud (en la que parece anteponer el bien de la patria al familiar y al propio).
En el campo de la prosa el escritor más relevante fue Catón el Mayor, ya anteriormente citado. Entre los historiadores cabe citar los nombres de Q. Fabio Pictor (nacido en 259 a. de C.), L. Cincio Alimento, Cornelio Escipión, Cayo Acilio y Postumio Albino, entre otros. Más que historiadores fueron todos ellos analistas y lo que escribieron lo escribieron generalmente en griego.
De los oradores, género en el que el más brillante fue también Catón el Mayor, merecen señalarse algunos de los que menciona Cicerón: sobre todo, los nombres de Marco Antonio y de Marco Licinio Craso, a los que él dio el papel de interlocutores en De oratore.
En otras actividades como la gramática y la crítica literaria incipientes descuellan Espurio Cervilio y L. Elio Preconiano Estilón, que se ocupó, según parece, del lenguaje de las comedias de Plauto.

Roma y su retorno en el Renacimiento
España

La introducción del Renacimiento en España no fue para nada tardía, tenía influencias de la península italiana ya en el siglo XV, especialmente en torno a la corte napolitana de Alfonso V de Aragón y el magisterio de Lucio Marineo Sículo, Antonio Beccadelli y Lorenzo Valla, no fue hasta el segundo cuarto del siglo XVI que Garcilaso de la Vega y Juan Boscán comienzan, a sugerencia de Andrea Navagero, a adoptar los metros y maneras de la poesía italiana. Inmediatamente comenzó a emerger una pléyade de poetas (entre los que cabe citar a Gutierre de Cetina, Diego Hurtado de Mendoza o Hernando de Acuña) que siguieron el camino de Garcilazo.
En la segunda mitad del siglo XVI las corrientes poéticas toman dos direcciones divergentes. Una evoluciona hacia el manierismo, con Francisco de Aldana (que conoció directamente las sendas de la poesía italiana de este periodo) y Fernando de Herrera, que supuso el eslabón entre la poesía armoniosa de Garcilaso de la Vega y la barroquizante de Luis de Góngora, cuyas primeras obras datan de los años 1580. La otra mira hacia un espiritualismo cristiano, bien en la línea ascética de Fray Luis de León o en las vías místicas exploradas por San Juan de la Cruz.
En la prosa destaca el Lazarillo de Tormes. Inicia el género de la novela picaresca consolidado en una obra de transición, el Guzmán de Alfarache, cuya primera parte ve la luz en 1599. Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes ha sido considerada la primera novela moderna. Publicada en dos partes (1605 y 1615) como una parodia de los libros de caballerías, su alcance es mucho mayor, pues supone el resumen y el fin de los géneros renacentistas y el comienzo de una visión del mundo más compleja y conflictiva.
Portugal

Al igual que en España, también el Siglo de Oro comienza en las letras portuguesas a comienzos del siglo XVI. Quien introduce los modelos poéticos italianizantes es Francisco Saa de Miranda en la primera mitad del siglo. Él fue admirador y amigo de Garcilaso de la Vega, y en una de sus églogas el pastor Nemoroso llora la muerte del poeta toledano.
Sin embargo, el poeta nacional portugués por excelencia es Luis Vaz de Camoens, el cual escribió poesía lírica y épica, tanto en portugués como en español y destaca por la perfección de sus sonetos. Su obra cumbre es la epopeya Os Lusíadas ('los lusitanos'), esta se convirtió en la epopeya nacional y relata las aventuras de los marinos compatriotas, especialmente la de la expedición de Vasco de Gama a la India, con profusión de peripecias, riesgos, naufragios y batallas. En esta extensa narración épica se incluyen leyendas tradicionales portuguesas, como la historia de Inés de Castro o el paso por el Cabo de las Tormentas.
Francia

Francia tuvo su gran poeta renacentista en Pierre Ronsard, que encabezó el grupo literario de la Pléyade junto con Joachim du Bellay y formado por siete vates.
Du Bellay es el autor de una Defensa e ilustración de la lengua francesa, el manifiesto de la Pléyade, que aboga por una poesía continuadora de los modelos clásicos grecorromanos e italianos. En su obra lírica cabe mencionar Antigüedades de Roma, efusiones poéticas provocadas por la contemplación de las ruinas de la civilización romana y Lamentos (Regrets), colección de sonetos de tono íntimo dirigidos a los poetas de la Pléyade.
Ronsard cultivó la lírica clásica en sus Odas, que seguían al griego Píndaro y al romano Horacio. La amorosa en sus Amores, sonetos dedicados a la rica Casandra y a la joven campesina María que siguen el ejemplo del Cancionero de Petrarca. Himnos trata temas filosóficos, religiosos y políticos. También escribió un ambicioso poema épico nacional: la Francíada, que intenta emular la Eneida de Virgilio. Con los Sonetos a Elena vuelve los ojos a la poesía de amor en una obra de madurez.
Inglaterra

El renacimiento llega tardíamente a las islas británicas. Es en la segunda mitad del siglo XVI, con el periodo isabelino (llamado así por tener lugar bajo la monarquía de Isabel I de Inglaterra), cuando la influencia clásica e italiana alcanza su plenitud. Es el teatro el campo más destacado.
Las obras dramáticas de entretenimiento (opuestas al propósito moralizante) volvieron al escenario. William Shakespeare es el dramaturgo más notable, pero hubo muchos más, como Christopher Marlowe o Ben Jonson.
Del siglo XVI al XVIII los ejecutantes de la commedia dell'arte improvisaban en las calles de Italia y de Francia, pero algunas de las obras fueron escritas. Shakespeare partió del teatro popular y de la cultura grecolatina para crear nuevas comedias.

¿Cómo se detecta hoy la influencia de Roma?
Al afirmar que la literatura romana tiene una intrínseca relación con la occidental nos damos cuenta que las letras traspasan barreras y su influencia se ve en todos los demás aspectos. En primer lugar, la lengua romana, el latín, es la base no sólo del italiano sino también del francés, el castellano, el portugués y el rumano. También dejó fuertes huellas en idiomas no latinos como el inglés. Aun después de que el latín se convirtiera en lengua muerta, permaneció siendo el idioma de la erudición, la medicina y la ciencia. Fue el lenguaje unificador de la Iglesia católica romana, que para Roma y otros países europeos, antes del siglo dieciséis d.C., era simplemente la Iglesia: la única que. Después de la Reforma protestante, y hasta mediados del siglo veinte, la misa católica en todo el mundo se celebraba en latín.
Del Imperio Romano de Occidente no quedaba más que el nombre mucho antes de su desaparición oficial, en 476 d.C. (su parte oriental, el Imperio Bizantino, sobrevivió hasta 1453). Aunque Roma no era más una capital imperial, su nombre permaneció en la mente de los pueblos en forma tan amplia y duradera que evocaba el poder y una cierta aura de legitimidad. Por supuesto, la razón residía en parte en que la Iglesia seguía teniendo allí su sede, pero estaba allí justamente por lo que Roma había sido en su apogeo político: el centro del mundo occidental.
El Sacro Imperio Romano, confederación de principados y ducados euro­peos aparecida mucho más tarde, que modificó formas y lealtades du­rante siglos, debe su nombre al respeto que los europeos medievales tenían todavía por la noción del poder romano. Se inició el imperio men­cionado en 800 d.C., cuando el papa León III otorgó el título de emperador a Carlomagno, rey de los francos y primer gobernante en lograr la unidad de la mayor parte de Europa occidental, bajo una autoridad única, tras la caída del Imperio Romano.
El imperio de Carlomagno, con sede en lo que hoy es Francia, no le sobrevivió mucho tiempo, ya que el rey alemán Otón I fundó, en 962 d.C., el nuevo Sacro Imperio Romano Germánico, que resistió hasta el siglo diecinueve. Aparte de la bendición papal DE este imperio que se unificó Austria y Álemania menos en el papel, poco tenía que ver con Roma, pero el término romano poseía un dejo de legitimidad imperial.
Otros términos romanos perduraron, en especial aquéllos que se referían a cargos de autoridad. El título ruso zar, lo mismo que el alemán kaiser, provienen ambos de la palabra latina caesar, césar .Aun el nombre de una poderosa familia dinástica, los Romanov, que gobernaron Rusia de 1613 a 1917, se refería a la Roma imperial.







(Odense, Dinamarca, 2 de abril de 1805 –Copenhague, Dinamarca, 4 de agosto de 1875) fue un escritor y poeta danés, famoso por sus cuentos para niños, entre ellos El patito feo o La sirenita.
Definición de literatura, Diccionario de la lengua española (vigésima segunda edición), Real Academia Española, 2001.
Bieler , p.12,1971
Ibídem p.13
Fase en la historia de la organización y la teología cristiana que abarca desde el fin del cristianismo primitivo, con la consolidación del canon neotestamentario, hasta alrededor del siglo VIII. Además de la elucidación progresiva del dogma cristiano, la patrística se ocupó sobre todo de la apología o defensa del cristianismo frente a las religiones paganas primero y las sucesivas interpretaciones heterodoxas que darían lugar a las herejías luego.


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