La industria hollywoodense como herramienta de soft power en la política exterior de Estados Unidos y su impacto en la sociedad mexicana

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Descripción

La industria hollywoodense como herramienta de soft power en la política exterior de Estados Unidos y su impacto en la sociedad mexicana Guillermo Jesús López Pineda Palabras clave: soft power, México, Estados Unidos, Política Exterior, cine, poder, cultura. Resumen En el presente ensayo se abordará la forma en que Estados Unidos ha utilizado sus producciones cinematográficas como una táctica de posicionamiento de su cultura y su forma de pensar en el resto del mundo, pero abordando directamente su impacto en México. Para este objetivo se utilizarán, las reflexiones que el autor obtuvo del diplomado “Miradas sobre el cine”, que se llevó a cabo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM entre mayo y noviembre del año 2013; usando como sustento la teoría de soft power escrita por Joseph Nye en 1990, así como una reflexión sobre ciertos aspectos de la política exterior estadounidense para poder comprender de que manera utiliza al séptimo arte a manera de producto exportador de una forma de pensar, dominar y de vivir en el resto del mundo y como afecta a la sociedad mexicana. Introducción Actualmente, cuando cualquier mexicano se acerca a ver una película dentro de los principales consorcios que las exhiben en México, es decir, CINEMEX y CINEPOLIS1 ; podrá darse cuenta de que el 90% de los filmes que se encuentran exhibidos durante semanas (depende de su éxito en taquillas) o durante meses, son de procedencia estadounidense, por lo tanto, la visión que tiene una gran parte de la población mexicana (y el autor no duda que de otros países) sobre el mundo, el buen cine, el mal cine, lo divertido, lo aburrido, lo romántico, lo moral, lo inmoral, el terror, lo adecuado, lo inadecuado, lo correcto, lo incorrecto y por supuesto “quiénes son los salvadores y dueños del planeta Tierra”2, entre otras muchas cosas, claramente se ve influida por los cientos de películas “gringas” que cada año son exhibidas en las salas de este país.                                                                                                                         1

  Desde   la   perspectiva   del   autor,   considera   importante   comentar   que   estas   dos   empresas   se   han   posicionado   como   el   duopolio   de   las   salas   de   exhibición   de   material   cinematográfico   a   nivel   nacional,   coadyuvando   al   objetivo   que   el   soft   power   estadounidense   tiene   de   imponer   “sutilmente”   su   cultura,   forma   de  pensar  y  de  vivir,  además  de  su  papel  como  hegemón  en  el  plano  internacional.   2  El  autor  escribe  claramente  con  sarcasmo  esta  frase,  haciendo  referencia  a  los  cientos  de  películas  en  las   cuales   el   presidente   de   los   EEUU,   tiene   que   tomar   la   difícil   decisión   de   salvar   al   mundo   de   terroristas,   dictadores,  comunistas,  musulmanes,  extraterrestres,  meteoritos,  cambio  climático  (y  todas  las  calamidades   apocalípticas   que   trae   consigo),   ateos,   religiosos   y   cualquier   clase   de   ente,   quimera,   o   ser   natural   y   sobrenatural  que  atente  contra  la  vida  y  dignidad  del  ser  humano.  

Pero ¿es esto parte de un maquiavélico plan por parte del gobierno estadounidense para crear a nivel internacional una forma especial de pensar y de vivir?, ¿o simplemente son las elucubraciones y pensamientos negativos que algunas personas (entre ellas el autor de este ensayo) tienen respecto a EEUU (Estados Unidos)? Para poder responder a estas preguntas, a continuación se abordará brevemente la política interior y exterior estadounidense y posteriormente la teoría del soft power, para poder realizar finalmente una reflexión vinculando ambos elementos con el objetivo de este ensayo. La política exterior estadounidense y el uso del soft power Con el inicio de la última década del siglo XX y el famoso suceso conocido como “la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)”, EEUU tuvo que reacomodar sus intereses y forma de dirigirse hacia el mundo, ya no era parte de ese tan comentado bipolarismo en el cual se enfrentaba hacia la parte comunista oriental del mundo, pero tenía claro que no podía perder su posición, ni la oportunidad de colocarse como un hegemón internacional3,utilizando por supuesto las características básicas de su política interna y externa ,es decir, la expansión, dominación y de acuerdo a su conveniencia el aislacionismo; cuestiones de las que se ocupó de reafirmar durante la década de los noventa. Posteriormente con la llegada el S.XXI y habiendo logrado (con el apoyo de otras potencias internacionales) consolidar la ideología neoliberal implantada desde la década de los años ochenta del siglo pasado; los famosos atentados del 11-S en Nueva York, sirvieron para transformar y terminar de implantar una nueva ideología, basada en la securitización de la agenda internacional en la lucha contra el terrorismo, convirtiendo así a los árabes en el nuevo némesis que venía a ocupar el lugar de “los malos” que habían dejado en los años noventa los rusos soviéticos. Dejando de lado otros temas muchos más importantes y dañinos para la existencia de la raza humana como el hambre, la pobreza, las crisis o el agotamiento de los recursos naturales. Retomando la última década del S. XX, justamente en 1990 (un año antes de la caída formal de la URSS), Joseph Nye4 publicó una teoría que explicaba la                                                                                                                         3

  La   hegemonía   internacional   de   los   EEUU,   tiene   sus   bases   en   su   ideología   nacional,   como   por   ejemplo:   a   través  del  famoso  Destino  Manifiesto  (como  justificación  de  su  expansión  del  este  al  oeste  del  continente   americano)   o   la   Doctrina   Monroe   (con   su   famosa   frase   “América   para   los   americanos”);   ambas   doctrinas   respaldan  esa  visión  actual  en  la  que  los  EEUU  como  pueblo  elegido  por  Dios,  son  quienes  deben  de  dirigir,   no  solo  el  cuidado,  vigilancia  y  protección  de  América  si  no  también  del  mundo.  Para  fines  de  este  ensayo  es   pertinente  agregar  que  estas  ideas  expansionistas  e  impositivas  son  la  justificación  bajo  la  cual,  la  industria   cultural   estadounidense,   dentro   de   la   que   se   incluye   la   hollywoodense   exporta   un   modelo   de   vida   y   pensamiento.     4  Jospeh  Samuel  Nye  es  un  geopolitologo  nativo  de  EEUU  que  junto  con  Robert  Keoheane,  se  ha  encargado   de   estudiar   y   desarrollar   teorías   que   explican   la   historia   de   la   humanidad   en   una   realidad   más  

hegemonía de EEUU, la cual, estaba basada en el poder5 y lo explica como un todo que se compone de un hard y soft power (poder duro y poder blando que se complementan). El primero corresponde a incentivos o amenazas, es decir, acciones directas de un Estado a partir de sus capacidades militares y económicas; y el segundo (conocido como poder blando en español), hace referencia a la cultura y la ideología; en palabras del propio Nye: “es tan importante tener la vista puesta en la política mundial y atraer a terceros como obligar a otros a cambiar mediante amenazas o el uso de armas militares o económicas. Este aspecto del poder –lograr que otros ambicionen lo que uno ambiciona– es lo que yo llamo poder blando”6, es decir, crear una atracción hacia otros actores internacionales basado en cultura, imagen, discurso y valores políticos, con la finalidad que reaccionen de acuerdo al modelo que se quiere que sigan. Considerando lo expuesto en los párrafos anteriores, es necesario entonces asociar que la política exterior estadounidense (parte y complemento de su política interna) está respaldada por toda una ideología que comprende principios básicos, como el aislacionismo, el expansionismo y la dominación, mismos que son aplicados al interior y al exterior cercano y lejano con la intención de conseguir la prosecución de sus intereses nacionales, ¿pero qué tiene que ver toda este análisis teórico-histórico con el cine? A continuación se reflexionará al respecto. La industria hollywoodense como exportadora de cultura estadounidense    

El S.XX vio el desarrollo y evolución del cine, y en EEUU (como en pocas partes del mundo) logró convertirse no solo en un entretenimiento o un medio de expresión, pues ya no solo se filmaban cosas para reflejar sucesos de la vida cotidiana, sino que también empezaban a plasmar ideas, sentimientos, situaciones, emociones, etc. Sin profundizar en la historia cinematográfica de este país norteamericano, solo será pertinente comentar que Hollywood rápidamente se fue desarrollando a nivel nacional como el lugar principal de producción de películas, pero a escala internacional se convirtió en el lugar donde se creaban “estrellas” y se cumplían “sueños”. De este lugar surgieron muchos íconos idolatrados hasta la actualidad; que ya forman parte de las referencias de millones de personas en todo el mundo como la exuberancia y voluptuosidad de la rubia más sexy (Marilyn Monroe); el                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           contemporánea,   por   ejemplo:   la   explicación   y   teoría   del   neoliberalismo,   el   poder   duro   y   blando,   o   la   interdependencia  compleja.   5  Entendiendo  el  concepto  de   poder  desde  una  perspectiva  un  tanto  weberiana  en  la  cual,  se  explica  a   este   último   como   “toda   oportunidad   de   hacer   triunfar,   en   el   seno   de   una   relación   social,   su   propia   voluntad,   incluso   contra   las   resistencias,   sin   importar   sobre   qué   repose   dicha   oportunidad”;   en:   Max,   Weber;    Leylavergne,  Jacques;  Parra  Andrea,  “La  cooperación:  ¿un  instrumento  de  Refuerzo  del  soft  power?”,  en   revista   “El   Agora”   Vol.   IX,   No.   1,   2009,   pp.   185,   disponible   en   línea   en:     http://web.usbmed.edu.co/usbmed/elagora/htm/v9nro1/pdf/cap7.pdf  (Consultada  el    22  de  noviembre  de  2013).   6   Joseph,   Nye,   ”The   Paradox   of   American   Power.   Why   the   World’s   Only   Superpower   Can’t   Go   it   Alone”,   Oxford   University   Press,   Nueva   York,   2002,   disponible   en:   http://books.google.com.mx/books?id=JWW5dYlH1P0C&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r &cad=0#v=onepage&q&f=false    (Consultada  el  22  de  noviembre  de  2013).  

estilo patán y rebelde de los galanes Marlon Brando y James Dean; la elegancia, inocencia y sofisticación de Audrey Hepburn, la inolvidable frialdad de Vivian Leigh, o aquellos inigualables ojos dignos de una faraona (Liz Taylor), por poner solo algunos ejemplos. Difícilmente habrá alguien que no se haya intrigado con los cientos de misterios vistos a través de la mirada de Alfred Hitchcoock7 como el asesinato de la hermosa Janeth Leigh en una regadera de un motel, o aquel caso en que Vera Miles vuelve de la muerte; ni quien no se haya conmovido por el romance no consumado de Casablanca; tampoco podrá olvidarse las andanzas de un drogo con bombín negro, bastón y una pestaña postiza de las que habló Kubrick; por supuesto y llegando a un cine más contemporáneo muchos habrán disfrutado de toda la violencia “Tarantina”; del mundo oscuro y a la vez tierno que siempre muestra Burton, y claro el autor de este ensayo no ha conocido a nadie que no haya visto aquel taquillero filme de 1997 “Titanic” (aunque le guste o no a la gente, simplemente “lo conocen”), o la famosa historia de la prosti-cenicienta “Pretty woman”. Después de todo este breviario, el punto al que se quiere llegar no es enunciar toda la filmografía del cine gringo, para eso serían necesarias cientos y cientos de cuartillas para abarcarlo, tampoco y aunque se hayan enunciado muchas de las películas que más le gustan al autor, se pretende decir que las producciones hollywoodenses son solo belleza, estética y mensajes profundos, pues también habría que mencionar todos aquellos filmes en los que los malvados orientales o musulmanes atacan y secuestran aviones, ponen bombas, están involucrados con la creación de monstruos raros y sobre todo atentan contra la paz mundial; eso sin contar el ver como cobran vida todos y cada uno de los singulares personajes de las historietas de Marvel, o aquellos maniáticos, psicópatas, monstruos feos y fantasmas de pesadilla que sin razón alguna tienen un afán por perseguir a los siempre esculturales y bellos jóvenes estadounidenses durante los sucesos importantes de su adolescencia y juventud como lo son sus graduaciones o idas a acampar. Retomando ideas del apartado anterior, el mencionar brevemente las referencias personales y de mucha gente cercana al autor de lo que se conoce como el cine estadounidense, es poder identificar que con todas esas películas no solo se han visto historias, sucesos y situaciones; si no que sutilmente, han contribuido a la exportación de su cultura8 y a un ataque “suave” y “sutil” de un american way of life, de una moral, de estándares de belleza y de inteligencia, del lugar que ocupa un país ante los demás, como actuar, lo que se debe consumir, lo que se debe leer, como se debe de pensar, a quien se debe de odiar y a quien se debe de obedecer. Y en toda esta situación México como su vecino sureño y uno de sus socios comerciales, es uno de los países destino y objetivo de este soft power.                                                                                                                         7

  Quien   aunque   de   nacimiento   es   británico,   desarrolló   una   muy   importante   y   amplia   parte   de   su   carrera   como  director  cinematográfico  en  EEUU.   8   Como   se   comentó   en   la     sesión   del   diplomado   “Miradas   sobre   el   cine”   sobre   “comunicación   y   cine”,   la   cinematografía   de   EEUU,   buscar   mostrar   y   demostrar   su   grandeza,   sus   valores,   sus   principios   y   lo   orgullosos   que  se  sienten  del  país  donde  viven.  

El impacto del soft power gringo en la sociedad mexicana La reflexión que abre este ensayo ya abordó la situación de lo que los mexicanos ven en las salas de exhibición nacionales, sin afán de abordar la precaria situación del cine mexicano y de las distribuidoras villanas y cancerígenas que tiene, además de la nula libre competencia en el mercado que ofrece el servicio de entretenimiento que permite disfrutar de una película, si será necesario reflexionar sobre algunos de los resultados que ha tenido la aplicación del poder “suave” del cine estadounidense en la sociedad mexicana. Primero, y como se discutió a lo largo del diplomado, la industria hollywoodense ha acaparado las salas de exhibición del duopolio mexicano, lo cual, coadyuva a que las pocas producciones cinematográficas nacionales o de otros partes del mundo no tengan las mismas oportunidades de ser apreciadas en estos espacios, esto, analizado desde un sentido más económico, pero culturalmente, las inmensas producciones, la forma de contar historias y las características del cine gringo que hemos visto durante décadas en México, ha creado varios prejuicios sobre lo que los espectadores consideran un “el cine”, y que por tanto no le da oportunidad siquiera de existir a una posible industria mexicana o de ver el mundo desde una arista nacional o desde la perspectiva de otras partes del mundo. Segundo, esta cultura exportada coadyuva a aumentar el malinchismo y racismo hacia estractos sociales bajos, etnias, gustos, usos y costumbres, entre otras muchas cosas, provocando que millones de mujeres y hombres mexicanos no se acepten así mismo por no ser, actuar, tener o parecerse a lo que ven reflejado en la pantalla. Y tercero, sin pretender que toda la gente sea intelectual o que solo vean cine de arte o cine que quiera crear una conciencia, es necesario apuntalar que este poder suave, también determina como ya se mencionó previamente, lo que debe de pensar la población, pues en vez de abordar en muchas ocasiones temas importantes que permitan reflexionar y aportar algo a la sapiencia o a la cosmovisión del espectador; por el contrario (y se aclara, que no es una generalización por parte del autor sobre todas las películas estadounidenses exhibidas en México), llena las mentes del público de basura. El autor en este sentido, no comprende cómo es posible la afición de muchos mexicanos por ciertas cintas demasiado comerciales estadounidenses, cuando (por solo mencionar un ejemplo) un porcentaje importante de las mismas, en las cuales, se realizan alguna clase de referencia sobre el extranjero y sobre México, este último, comúnmente es visto aún como un país demasiado tercermundista, corrupto, lleno de inmigrantes, narcotraficantes y además con malos productos. Y probablemente tengan razón en muchas de sus afirmaciones y visiones, el punto es que difícilmente ellos mismos muestran que muchas de estas realidades también las viven con la misma intensidad en su propio sistema, por el contrario, difícilmente reconocerán que en muchos de esos problemas mexicanos ellos mismos están involucrados y siempre se preocuparán, si bien, sí por mostrar cosas positivas o negativas de su país dentro de sus películas, pero también por enaltecer su papel hegemónico mínimo a través de algún símbolo o mensaje en cada una de sus

películas. Consiguiendo además que muchos mexicanos tengan una visión distorsionada o negativamente exagerada de sí mismos. Conclusiones Por supuesto la crítica realizada en el presente ensayo hacia el impacto del poder suave estadounidense en México, no solo ataca al gobierno estadounidense; el autor es consciente que “supuestamente” dentro de los principios de política exterior mexicanos, se encuentra la “no intromisión de intereses extranjeros dentro del país”, y sin duda, aquí es necesario hacer un fuerte énfasis, en la participación que el Estado mexicano como protector y promotor de la cultura y la educación nacional tiene, donde tristemente es un papel patético en el que, si políticamente se puede ver la inexistencia de un verdadero e integrado Plan Nacional de Desarrollo que pueda cubrir las necesidades básicas de la población, mucho menos se puede esperar que piensen en la protección de los valores mexicanos, en la promoción de la identidad nacional y hablando del cine, en la creación de una industria cinematográfica o simplemente en el apoyo y prioridad a los talentosos cineastas nacionales y a sus producciones. Finalmente, el autor desea señalar que no es su deseo acabar con la exhibición de películas estadounidenses en las salas mexicanas ni satanizarlas, ya que como ha comentado Jorge Ayala, es necesario conocer y ver toda clase de películas ya sean excelentes o excelentes porquerías y habrá muchos filmes gringos que valgan la pena. Es claro que no por concientizar a la población mexicana, se va a conseguir que EEUU deje de aplicar su “poder suave” sobre este país, ya que para fortuna o desgracia nacional, siempre será el vecino del norte y México estará considerado dentro de sus políticas de expansión y de dominación. Pero si sería muy agradable saber que la situación de los cineastas mexicanos así como sus producciones tengan más oportunidades de sobrevivir en el medio y que la sociedad mexicana se dé la oportunidad de conocer un poco más del trabajo nacional y además las producciones que se realizan en otras muchas partes del mundo; ya que a perspectiva personal, el cine además de contar historias, te permite aproximarte a distintas cosmovisiones y te invita a realizar nuevas reflexiones sobre todo tipo de cuestiones.

Fuentes de consulta Joseph,   Nye,   ”The   Paradox   of   American   Power.   Why   the   World’s   Only   Superpower   Can’t   Go   it   Alone”,   Oxford   University   Press,   Nueva   York,   2002,   disponible   en:   http://books.google.com.mx/books?id=JWW5dYlH1P0C&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r &cad=0#v=onepage&q&f=false    (Consultada  el  22  de  noviembre  de  2013).         Max,   Weber;     Leylavergne,   Jacques;   Parra   Andrea,   “La   cooperación:   ¿un   instrumento   de   Refuerzo   del   soft   power?”,   en   revista   “El   Agora”   Vol.   IX,   No.   1,   2009,   pp.   185,   disponible   en   línea   en:     http://web.usbmed.edu.co/usbmed/elagora/htm/v9nro1/pdf/cap7.pdf  (Consultada  el    22  de  noviembre  de  2013).       Russel,   Robert,   et.al.;   “Modelos   de   política   exterior   y   opciones   estratégicas.   El   caso   de   América   Latina   ante   Estados   Unidos”;   disponible   en   línea   en:  

http://www.jstor.org/discover/10.2307/40586393?uid=3738664&uid=2134&uid=2478094317&ui d=2478094307&uid=2&uid=70&uid=3&uid=60&sid=21103289891497;   (Consultada   el   24   de   noviembre  de  2014).  

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